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Vivimos tiempos difíciles , el miedo es moneda corriente, la sociedad moderna, poderosa ,

progresista , individualista y autosuficiente sucumbe ante el miedo a la muerte .

El poder del estado recobra fuerzas , las medidas sanitarias, la presión mediática , la sobre
información , la incertidumbre vuelven a ser una cortina para que el otro desaparezca frente
al yo .

Siempre se ha temido a un yo empoderado , autosuficiente e indiferente pero lo más feroz es


un Yo que no puede salir del miedo .

Un virus tan real y letal , como una gripe, un cancer o un accidente de tránsito se transforme
de manera global como el gran enemigo de la vida , no tendría tanta fuerza si a ello no le
agregamos la incertidumbre que genera la hiperinformacion manipulada.

El gran intento por mantener el individualismo como único recurso es el miedo , pero ya no a
estar solo , si no a estar con un otro que se convierte en una amenaza .

La muerte el nuevo producto de esta sociedad consumista para doblegar todo intento de
libertad .

Nuevamente acudimos a un nuevo feudalismo del siglo XXI , pero esta vez ya no contra la
violencia del otro , si no contra la presencia de un otro que puede portar la muerte.

La única salvación ante el poder es un otro , el virus termina por destruir esa oportunidad
quedándome solo ante la decisión de alguien que no sabe ni quiere saber de mi .

Principio de siglo XXI marcado por el miedo y la incertidumbre, en un país qu se queda sin
esperanzas , sumido en un agotamiento que es peor que la muerte del virus mismo .

Lo decisivo es saber cómo llegamos a este miedo para superarlo y eso requiere silencio en
tiempos de tanto aturdimiento .

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