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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN ANTONIO ABAD DEL CUSCO

FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS

ESCUELA PROFESIONAL DE AGRONOMÍA

ACREDITADA

Tema:   CRÉDITO, TRANSPORTE, TECNOLOGÍA AGRARIA, EXTENSIÓN


Y CAPACITACIÓN, ORGANIZACIÓN DE PRODUCTORES, POLÍTICAS
AGRARIAS, MANEJO Y CONSERVACIÓN DE LOS RECURSOS
NATURALES Y PRODUCTIVOS 

Curso: Optimización de sistemas agropecuarios

Docente: Dr. Domingo Gonzales Gallegos

Estudiante: Alanya Quispe Christian

Código: 160622

Semestre: 2021-II

Fecha: 26/11/2021

Kayra-2021
CRÉDITO
Según el último Censo Nacional Agropecuario (Cenagro) existen 2,2 millones de
productores agropecuarios que utilizan 7,1 millones de hectáreas a nivel nacional. Los
terrenos para uso exclusivamente agrícola suman cerca de 5,8 millones de hectáreas,
de las cuales solo 35.2% se encuentran bajo riego. Según la FAO, el Perú es uno de
los países de América Latina que tiene menor tierra de cultivo en relación con su
superficie territorial total (3,5%) y menor relación de hectárea por habitante (0,15).
En adición, el sector agropecuario representa casi el 8% del PBI y tiene una
productividad 4,3 veces menor que el resto de sectores productivos, aunque el
moderno sector agroexportador sí destaca por su mejor tecnología y mayor producción
(el año 2017 se consolidó como la segunda actividad económica, generadora de
mayores divisas para el país, llegando a los 6,3 mil millones de dólares).
Pero también existe un fuerte vínculo entre el sector rural, la población dedicada a la
producción de alimentos y los niveles de pobreza, evidenciando una diferencia muy
marcada entre un sector moderno y pujante de la agricultura y otro sector atrasado y
en retroceso. La realidad nos muestra que aquellos productores que tienen menos de
5 hectáreas, y que representan el 82% de las unidades agropecuarias son
dependientes exclusivamente de la agricultura, destinando el 60% de su producción
para autoconsumo. El 68% de estas unidades agropecuarias se ubican en la sierra
peruana, donde es muy difícil introducir tecnología mecanizada y mantienen bajos
niveles de productividad. Por otra parte, el sector agropecuario presenta, según
Comex, una brecha de infraestructura cercana a los 7000 millones de soles,
básicamente en infraestructura hídrica, y una ausencia de investigación agrícola que
implicaría dotar de mayor presupuesto al Instituto Nacional de Innovación Agraria
(INIA).
Visto este panorama es fácilmente entendible que se requiere seguir apoyando el
crecimiento de las unidades agrícolas dedicadas a la agroexportación (que pasaron de
exportar 240 millones de dólares en 1993 a exportar 6.3 mil millones de dólares en
2017), y, también, se requiere apoyar el desarrollo de las unidades agrícolas con
menor nivel de productividad. En ambos casos el crédito agrícola es un elemento clave
para llevar a cabo esas políticas. Según el Cenagro, cerca del 68% del total de
productores agrarios del Perú requieren algún tipo de crédito, para diferentes etapas
de sus cadenas productivas. Sin embargo, el acceso del crédito para los agricultores
de menores recursos es bastante limitado.
No es un problema exclusivamente de Perú; en el contexto mundial solo el 1% de los
préstamos bancarios se destinan al sector agropecuario. En nuestro país, el sistema
financiero destina un porcentaje ligeramente mayor pero evidentemente insuficiente.
Los datos porcentuales de préstamos al sector agropecuario del total de préstamos de
cada entidad, a marzo de 2018, son los siguientes: Banca Múltiple (2,66%), Empresas
Financieras (4,85%), Cajas Municipales (5,13), Cajas Rurales (9,22%), Edpymes
(1,85%). Las Cooperativas, que salen de este sistema, destinan el 8,4% a créditos
agropecuarios.
Otras fuentes de financiamiento en el sector agropecuario, y que no están reguladas
por la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS), son los Organismos No
Gubernamentales (ONG) que disponen de fondos internacionales, y el Estado peruano
a través del ente rector del sector: Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), y sus
entes adscritos: Autoridad Nacional del Agua (ANA), Servicio Nacional de Sanidad
Agraria (Senasa), INIA, Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), Sierra
y Selva Exportadora (SSE); y los Programas que dependen del despacho
viceministerial de desarrollo e infraestructura agraria y riego: Programa de Desarrollo
Productivo Agrario Rural (Agro Rural), Programa Subsectorial de Irrigaciones (PSI),
Programa de Compensación para la Competitividad (Agroideas). También el Estado
dispone de una banca de fomento: Banco Agropecuario (Agrobanco), que siempre se
encuentra en permanente reestructuración.
Adicionalmente, se cuenta con una banca de “segundo piso”, básicamente a través de
la Corporación Financiera de Desarrollo (Cofide) con sus programas de inversión:
MicroGlobal, Probid/Propem, Programa inclusivo de desarrollo empresarial rural
(Prider), Fimex/FIEX, Ccofigas, Capital de Trabajo a Corto y Mediano Plazo, Fondemi,
Programa Crédito Subordinados (Apoyo a la ampliación del financiamiento a las
Mypes), entre otros. Para terminar con la lista de la descoordinada y desconcentrada
(no descentraliazada) lista de intervención pública, tenemos al Fondo de Cooperación
para el Desarrollo Social (Foncodes), Programa Nacional de apoyo a los más pobres
(Juntos), Mi Chacra Productiva, y Proyecto CAT (Minagri/SBS/Munich RE. Todos con
fondos públicos, actuando de manera ineficiente y superpuesta a la actuación de los
gobiernos regionales y locales.
La agricultura moderna (agroexportación) muchas veces accede a los créditos por su
mayor rentabilidad, eficiente estructura empresarial, calidad de sus activos y menor
exposición al riesgo; el gran problema de acceso al crédito es para los pequeños y
medianos agricultores, generalmente vinculados a la agricultura tradicional. Aquí es
importante indicar cuáles son los criterios que toman en cuenta los oferentes de
crédito en el mercado financiero formal para que los productores se adecuen a ellos y
Estado pueda establecer sus políticas de crédito en este sector.
Diversas investigaciones sugieren que las principales variables para el otorgamiento
de un crédito son las siguientes: porcentaje de tierras bajo riego, rentabilidad de la
actividad productiva, uso de tractor o tecnología mecanizada, disponibilidad de
insumos que implique sostenibilidad de la producción, tipo de capacitación
permanente, nivel de educación del productor, tamaño de la familia, entendiendo que
si es mayor existirá más apoyo a la producción, nivel de asociación entre de los
productores de la zona, entre otras más. Lo que resulta curioso en los diferentes
estudios es que la variable título de propiedad de la tierra no es tan relevante, dado
que las entidades financieras entienden que su negocio no es el mercado de tierras en
el caso tengan que ejecutar la garantía.
De esta manera podemos concluir que para cerrar la brecha existente entre la
agricultura moderna y la agricultura tradicional debemos buscar la forma de
incrementar el crédito a los productores, y en esta tarea todos los actores involucrados
tienen una cuota de responsabilidad.
El Estado como representante de la sociedad debe ser más eficiente para no
desperdiciar los escasos recursos públicos que tenemos, el sistema financiero debe
revisar su esquema de evaluación de riesgo del sector agrícola, y los agricultores
deben adquirir prácticas eficientes de producción y, como dijo Fernando Cillóniz en el
Siagro 2018, desarrollado del 8 al 10 en la UDEP, retomar valores personales básicos
en toda actividad humana.

TRANSPORTE
El transporte de carga en el rubro agropecuario es tal vez el más importante de su tipo,
pues hace posible la distribución de productos fundamentales para la canasta básica
alimenticia y se asegura que lleguen sanos y salvos desde el campo hasta las
ciudades.  
Sin embargo, el rubro no está exento de problemas y accidentes que pueden
entorpecer su flujo de trabajo. Debido a esto, las empresas del giro del transporte
agropecuario se dedican a buscar, día con día, maneras efectivas de optimizar sus
procesos y minimizar el margen de error en las rutas recorridas por sus flotas de
camiones. 
Las nuevas tecnologías, específicamente la llamada telemetría, pueden ayudar con
esto.
Telemetría para la industria del transporte agropecuario
Los principales productos manejados por el transporte de carga en el rubro
agropecuario son aquellos considerados “básicos” para la supervivencia. Algunos
provienen de la agricultura: maíz, arroz, trigo y vino; otros, son de origen animal: como
la carne de vaca, cerdo y pollo. 
Gran parte de los problemas que se presentan al transportar estos productos a través
del territorio nacional se deben a errores puramente humanos. La telemetría es la
mejor aliada para lograr que cosas sobre las que antes no se tenía control, tales como
malos manejos del transporte, desvíos en la ruta, robos internos e imprudencias de los
conductores, se corrijan y prevengan. 
La telemetría permite monitorear variables imprescindibles para evaluar el
comportamiento del vehículo, su carga y conductor: 
- Monitoreo de apertura y cerrado de puertas
- Consumo de gasolina y velocidad 
- Sensores de fluidos para conocer si hay filtraciones
- Acelerómetros para saber si el vehículo o su carga se encuentran volcados o en
posición correcta y balanceada 
- Control de peso, temperatura y otros aspectos relacionados con la carga
En el momento que se detecta una falla o parámetro fuera de lo normal, el encargado
de operaciones y logística podrá indagar en las causas y tomar las medidas
inmediatas.
La telemetría está posicionada como una de las mejores herramientas para la industria
del transporte. Es seguro que el sector agropecuario se verá beneficiado con su
inclusión en el manejo de las flotas de camiones. 

TECNOLOGÍA AGRARIA
En los últimos años el Perú se ha posicionado como un referente agrícola a nivel
mundial, lo que ha incrementado la disponibilidad en el mercado local de una amplia
gama de productos relacionados con la mejora de las explotaciones agrarias.
El boom agroexportador ha dado lugar al desarrollo y ampliación de nuevas zonas
agrícolas, principalmente en la costa norte del país y en la sierra, donde se está
potenciando el cultivo de hortalizas, frutas tropicales, paltas (aguacates), uvas,
arándanos, cacao y café. En este sentido, el Ejecutivo peruano está apoyando el
desarrollo de las explotaciones que tienen un mayor crecimiento exponencial – los
cultivos de uva, palta, arándano y espárrago –, pues los beneficios que se derivan con
la exportación de dichos productos suponen un incentivo para continuar aumentando
la superficie dedicada al cultivo y para seguir usando equipamientos de alta
tecnología, como es el caso de los invernaderos con control tecnificado.
Como elemento vertebrador de su plan de crecimiento en Sudamérica, IEP
Invernaderos está presente en el mercado peruano trabajando con algunos de los
principales productores del país para dotarlos de los últimos avances en materia de
desarrollo tecnológico, tanto a nivel de la instalación de riegos como de la construcción
de estructuras tipo Umbráculo (Casa Sombra o Malla Sombra), con el objetivo de que
puedan mejorar el rendimiento de sus producciones en las Regiones de Lambayeque
y La Libertad.

EXTENSIÓN Y CAPACITACIÓN
Aunque en todas las zonas agrícolas se pueden encontrar agentes de extensión
dedicados y brillantes, la mediocridad de los sistemas es común en el mundo en
desarrollo: mensajes poco pertinentes, agentes de extensión con insuficiente
experiencia en las labores agrícolas para ser considerados creíbles por los
agricultores, ausencia de mecanismos para transmitir los principales problemas de los
agricultores a los investigadores agrícolas, vinculaciones escasas entre investigación y
extensión, agentes mal pagados y motivados, presupuestos insuficientes y agentes
frecuentemente sentados en las oficinas de las ciudades por falta de transporte.
Farrington expone más ampliamente el tema:
Pueden ser citados numerosos ejemplos de éxito de la extensión agrícola pública...
Sin embargo, en muchas circunstancias esta presenta un cuadro de recursos
demasiado dispersos para ser eficaces, inflexibilidad e incapacidad para responder a
contextos institucionales e infraestructuras cambiantes[949].
Si bien las crisis fiscales predominantes en años recientes se destacan entre las
razones de los problemas mencionados, existen otras causas importantes en la
administración y la estructura de los sistemas de extensión, incluyendo los incentivos
para el rendimiento y los criterios de contratación del personal. En esta etapa, es claro
que los anteriores sistemas centralizados ya no son viables y que se necesitan nuevos
enfoques.
En el apartado 8.3 se mencionó que el marco de la extensión agrícola ha cambiado
drásticamente en los últimos años. Los principales cambios al respecto, mencionados
por varios expertos, además del mal desempeño de muchos sistemas, incluyen las
restricciones fiscales; la creciente participación del sector privado, las asociaciones de
agricultores, grupos comunitarios y ONG; los efectos de la globalización sobre la
agricultura, y las cambiantes prioridades de los donantes. Por las razones
mencionadas, los sistemas de extensión han sido evaluados y sometidos a intensas
reformas a nivel mundial. Además, se ha venido prestando atención a los medios
alternativos de mejoramiento y transmisión de conocimientos acerca de las
tecnologías agrícolas.

ALTERNATIVAS PARA LOS SISTEMAS DE EXTENSIÓN AGRÍCOLA

El Grupo de Neuchatel ha enunciado seis principios orientadores para el desarrollo de


los nuevos enfoques para la extensión agrícola, aplicables a cualquier región del
mundo:[950]
Es indispensable una política agrícola congruente.
La extensión consiste en facilitar tecnologías, tanto o más que en trasferir
tecnologías. Frecuentemente, la extensión es considerada simplemente como un
vehículo para difundir el progreso técnico y científico y transferir tecnología. Esa es
una definición estrecha e insatisfactoria. La difusión del conocimiento no es un camino
de una sola vía; de científicos a productores. Los conocimientos de los agricultores
deben ser recogidos, analizados, capitalizados y diseminados. Los productores
necesitan algo más que información técnica. Rara vez hay una solución a los
problemas agrícolas que "le quede bien a todos", ya que comprenden aspectos
técnicos, económicos, comerciales, sociales y ambientales.... los propios productores
deben ser capaces de analizar las restricciones, buscar y probar soluciones, y elegir
opciones entre las ofrecidas por el conjunto de proveedores de servicios.
La esencia de la extensión agrícola es facilitar la interacción y reforzar las sinergias
dentro de un sistema de información que comprende a la investigación y educación
agrícola y a un vasto complejo de empresas proveedoras de información.
Por lo tanto, la actividad de extensión agrícola facilita:
- Los intercambios directos entre los productores, como un medio para diagnosticar
problemas, aprovechar el conocimiento existente, intercambiar experiencias, difundir
mejoras probadas e incluso elaborar proyectos comunes.
- Las relaciones entre productores y proveedores de servicios, incluyendo los de la
extensión pública. La extensión es asesoría; no es obligatoria. Por lo tanto, los
trabajadores de extensión son "actores en" y no "instrumentos de" la extensión. Se
debe establecer una relación de confianza entre los clientes-pequeños agricultores y el
asesor. De todos modos es esencial la pericia técnica, pero las capacidades de los
trabajadores de extensión deben ir más allá. Actualmente, los extensionistas deben
ser expertos en técnicas participativas y capaces de recurrir a una mezcla de métodos
de comunicación y tecnologías. Ellos deben pensar en términos de oportunidades de
mercado, incremento en los ingresos de los productores y administración del conjunto
de la finca.
Lo productores son clientes, patrocinadores y partes interesadas, más que
beneficiarios de la extensión. Las actividades de extensión son más efectivas cuando
los agricultores están directamente involucrados en definirlas, administrarlas y
adoptarlas. Cuando los agricultores financian o compran servicios de capacitación, el
impacto es significativamente mejor que cuando la reciben enteramente diseñada y
financiada por otros. Esa situación se presenta cuando:
- Las organizaciones de agricultores administran sus propios servicios técnicos.
- Los grupos de productores y los servicios privados... o públicos... trabajan juntos con
base en contratos.
- Los productores pueden dirigir la financiación hacia la resolución de problemas
originados en sus necesidades específicas.
Las demandas de mercado impulsan cambios en la relación entre agricultores y
proveedores privados de bienes y servicios. Un tema de gran importancia en el
desarrollo agrícola es el de la transición gradual desde una agricultura de subsistencia
con baja productividad a otra especializada basada en ventajas comparativas.... Los
pequeños agricultores deben tener producciones competitivas en precios, cantidad y
calidad. Este movimiento desde una agricultura de subsistencia hacia una comercial
es impulsado por el consumidor más que por el productor.
A causa de que los abastecedores de insumos y los compradores de productos son
empresarios, deben estar al tanto de la demanda y ofrecer productos y servicios
adecuados. Sin insumos o mercados, las recomendaciones de los servicios de
extensión son letra muerta.... La información comercial y técnica imparcial y sin sesgos
es esencial, si los productores quieren ser capaces de responder a las condiciones de
los mercados. Una actividad de extensión que entrega asesoramiento y facilita la
existencia de relaciones equilibradas entre los productores y las empresas privadas es
una fuente promotora de desarrollo, ya que otorga seguridad a los productores.
Son necesarias nuevas perspectivas con respecto a la financiación pública y a los
actores privados. Si bien la financiación pública de la extensión es esencial, esto no
significa que las instituciones públicas deban realizar los servicios.... Los gobiernos
pueden contratar alguno o todos los servicios con instituciones no gubernamentales
(organizaciones de agricultores, consultores especializados, ONG).... Para hacerlo
eficazmente, los gobiernos deben desarrollar la capacidad de vigilancia y evaluación
de las actividades que financian.... La cofinanciación de la extensión por parte de los
productores y actores del sector privado, individualmente o a través de sus
organizaciones profesionales, puede resultar en ahorros y en un uso más eficiente de
los recursos públicos.
El pluralismo y la descentralización de actividades requieren la coordinación y el
diálogo entre los actores. Los sistemas nacionales de extensión centralizados y
estandarizados no producen resultados satisfactorios. Ningún enfoque u organización
individual es apta para todo.... Para ser eficaz, la extensión debe ser capaz de
enfrentarse al cambio. Los sistemas de extensión deben ser muy flexibles para
responder a nuevas situaciones (oportunidades o crisis). Esto puede ser facilitado por
la descentralización de los organismos que proveen directrices y adoptan decisiones....
Los productores deben disponer de una selección o un abanico de proveedores en
términos de métodos, calidad del servicio y costo.... Sin embargo, la multiplicidad de
actores combinada con la descentralización conduce a que sea esencial la
coordinación y la consulta nacional. Los foros nacionales y locales para el diálogo y la
coordinación entre los agricultores y otras partes interesadas... requieren:
-establecer metas comunes y políticas marco;
- armonizar métodos e instrumentos de trabajo;
- aprovechar las experiencias y los intercambios de información;
- realizar seguimientos y evaluaciones;
- promover las actividades y la imparcialidad de los grupos objetivo;
- utilizar eficientemente los recursos públicos;
- utilizar en común las instalaciones de capacitación e investigación.
ORGANIZACIÓN DE PRODUCTORES
Las organizaciones de agricultores y productores son importantes instituciones que
prestan servicios a sus miembros, facilitan su acceso a los mercados, y ofrecen a los
pequeños agricultores los medios para participar en el diálogo sobre políticas.
Desempeñan un papel fundamental a la hora de garantizar la transformación rural
inclusiva y sostenible a nivel local, nacional e internacional.
Las organizaciones de agricultores necesitan apoyo para poder aprovechar su
potencial al máximo. Por ello el FIDA colabora con ellas. Hace que los productores
rurales y sus organizaciones participen en el diseño y la ejecución de las estrategias
nacionales y los proyectos.
Para aumentar el impacto de esta colaboración, las asociaciones del FIDA con las
organizaciones de agricultores se desarrollan y ejecutan a diferentes niveles
geográficos, de diferentes maneras y por medio de diferentes herramientas.
Cómo colaboramos:
A nivel mundial, el Foro Campesino es el marco general de la colaboración entre el
FIDA y las organizaciones administradas por pequeños agricultores. Establecido en
2005, el Foro facilita un proceso permanente de consultas entre las organizaciones de
agricultores del FIDA y los gobiernos, centrándose en el desarrollo rural y la
disminución de la pobreza. Adicionalmente, esto permite un dialogo continuo entre las
organizaciones de agricultores de todo el mundo, nuestros Estados Miembros y el
FIDA. El Fondo y las organizaciones de agricultores también trabajan con otros socios
globales como el Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar. Esto
implica mejorar el desarrollo de las organizaciones de agricultores de posiciones
conjuntas de promoción y políticas sobre agricultura sostenible.
A nivel regional, el FIDA apoya a las redes nacionales y regionales de las
organizaciones de agricultores para desarrollar sus instituciones, los servicios
económicos de sus miembros y los compromisos políticos. Los programas regionales
incluyen el Programa de apoyo a las organizaciones campesinas en África y
el Programa de cooperación a medio plazo con las organizaciones de agricultores en
Asia y el Pacifico.
A nivel nacional, el FIDA centra su atención en mejorar la participación de las
organizaciones de agricultores en el proceso de diseño de las estrategias en los
países (COSOP) y los proyectos, y en la ejecución de los proyectos respaldados por el
Fondo.  
En el contexto de las plataformas de políticas, el FIDA apoya la participación de las
organizaciones de agricultores. Trabajamos juntos para mejorar y garantizar que las
organizaciones de agricultores desarrollen posiciones comunes sólidas para defender
los puntos de referencia de políticas en los temas clase para la agricultura familiar
sostenible. En los últimos 15 años, el FIDA ha apoyado el programa REAF del
MERCOSUR, que promueve el dialogo sobre políticas inclusivas en América del Sur.
El apoyo del FIDA a la Federación de Agricultores de África Oriental (EAFF) contribuye
al desarrollo de la Ley de sociedades cooperativas de la Comunidad del África Orienta,
la cual ha hecho posible la ampliación de la legislación regional sobre cooperativas. La
principal herramienta para monitorear el progreso de nuestra colaboración con las
organizaciones de productores y agricultores rurales es el informe de
las “Asociaciones en marcha”, preparado por el FIDA en cada reunión del Foro
Campesino en todo el mundo.
Con quién colaboramos:

El FIDA trabaja con cientos de organizaciones de agricultores a nivel local y nacional.


Son organizaciones profesionales autónomas y asociativas, estructuradas en torno a
un producto o sobre una base territorial. Sus miembros incluyen pequeños
agricultores, agricultores familiares y productores rurales que también pueden ser
pastores, pescadores artesanales, campesinos sin tierra o pueblos indígenas. Pueden
tomar la forma de asociaciones de productores, cooperativas, sindicatos o
federaciones.
A nivel regional, el FIDA se asocia con redes de organizaciones de agricultores, como
la Organización Panafricana de Agricultores y sus organizaciones miembros, la la
Federación de Agricultores de África Oriental (EAFF), la Plataforma Regional de
Organizaciones Campesinas de África Central (PROPAC),la Red de Organizaciones
Campesinas y Productores Agrícolas del África Occidental (ROPPA), la Confederación
de Sindicatos Agrícolas del África Meridional (SACAU) y la Unión de Agricultores del
Magreb y África del Norte (UMNAGRI). Otros socios regionales importantes son
la Asociación de Agricultores de Asia para el Desarrollo Rural Sostenible (AFA) y
la Confederación de Organizaciones de Productores Familiares del en América Latina.
A nivel global, nuestros socios incluyen La Via Campesina, la Organización Mundial de
Agricultores, el Foro Mundial de Pescadores y Trabajadores de la Pesca (WFF),
el Foro Mundial de Comunidades de Pescadores (WFFP) y la Red Intercontinental de
Organizaciones de Productores Ecológicos (INOFO).  
En la última década, el FIDA se ha aliado con la  Unión Europea, la Agencia Suiza
para el Desarrollo y la Cooperación y la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) para
crear programas regionales para fortalecer las redes de organizaciones de
agricultores.
Asimismo, para proporcionar asistencia técnica a las organizaciones de agricultores,
hemos colaborado con AgriCord. Esta asociación ha sido fundamental para desarrollar
las capacidades de las organizaciones de agricultores, en particular a nivel local y
nacional.

POLÍTICAS AGRARIAS
La política nacional agraria en el Perú tiene por finalidad apoyar el desarrollo agrícola
sostenible, competitivo, democrático e inclusivo que beneficie a los agricultores y
mejore la calidad de vida y la de sus respectivas comunidades. El objetivo de la
investigación es determinar la efectividad de la política nacional agraria en el Perú.
Para ello se siguió el paradigma interpretativo, de enfoque cualitativo, empleando
revisión y análisis documental. Los resultados están enmarcados a una incipiente
atención de proyectos a los agricultores no organizados por parte del estado, lo que
refleja el 1.61%. a nivel nacional, por lo que se concluye que existe una incipiente
producción rural, desigualdad en la agricultura y que las estrategias implementadas en
las políticas públicas agrarias en Perú no han sido efectivas al no haber logrado los
objetivos establecidos referidos a derechos humanos, territorio, género,
interculturalidad, desarrollo sostenible y de inclusión.

n el mundo globalizado y en especial en América Latina los cambios no son ajenos a


la dinámica que se vive en dichas realidades, por lo que se vienen experimentando
transformaciones significativas, que marchan desde un paradigma burocrático
ineficiente, a uno postburocratico, a fin de incorporar procesos de racionalidad
mediante prácticas propias de la empresa privada (Valdez, 2019).
Ante esta situación Perú, desde la gestión pública que le compete, define políticas
públicas destinadas a fortalecer la agricultura y las labores de campo en dicho país. En
función de esto, y basados en el desarrollo sustentable de la agricultura, desde
instancias gubernamentales, se proponen los enfoques con la finalidad de evaluar la
calidad de vida de comunidades rurales.
Ante estas situaciones el Ministerio de Agricultura y Riego, impulsa nuevos retos y
define políticas agrarias en mejora de la agricultura rural y en general las comunidades
rurales que la desarrollan. En este sentido, se encaminan esfuerzo para propiciar el
auge del desarrollo mediante la incorporación y respeto de los derechos humanos, la
territorialidad, el género, la interculturalidad, el desarrollo sostenible y la inclusión
social (MINAGRI, Política Nacional Agraria, 2016).
Se definen enfoques de políticas agrarias, con la finalidad de estudiar la problemática
rural agraria, conectando con los Objetivos del Desarrollo Sostenible: hambre cero y
fin de la pobreza, buscando equilibrar y mejorar la atención, por parte del gobierno
para con estas comunidades rurales. En este sentido, desde la Organización de las
Naciones Unidas (2018: 19), se han definido como parte de la Agenda 2030, diecisiete
Objetivos de Desarrollo
Sostenible – ODS. Estos fueron establecidos y aprobados por sus 193 Estados
miembros, constituyéndose en una hoja de ruta para la región de América Latina y el
Caribe. Incluye temas prioritarios como la erradicación de la pobreza extrema y
reducción de las brechas en todas sus dimensiones, mediante un crecimiento
económico inclusivo con trabajo decente para todos los ciudadanos, ciudades
sostenibles y cambio climático.
En esta línea, el ODS 2, denominado “hambre cero”, planteó como objetivo “poner fin
al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la
agricultura sostenible”. Por lo que, en las últimas tres décadas la atención mundial se
ha centrado en la alimentación y agricultura (FAO, 2018); de tal forma que muchos
países del mundo subsisten gracias a la agricultura. En este sentido la (ONU, 2018: 7)
manifestó que “si se hace bien la agricultura […], esta puede suministrar comida
nutritiva para todos y generar ingresos decentes, mientras se apoya el desarrollo de
las gentes del campo y la protección del medio ambiente”.
Las políticas nacionales agrarias determinadas por el gobierno de Perú, benefician a
los agricultores y potencian su la calidad de vida y la de sus respectivas comunidades
y poblaciones rurales. Para ello, se indaga sobre los derechos humanos y su
vinculación con la política nacional agraria; el estado de la territorialidad en la política
nacional agraria, la política de género y la interculturalidad como elemento importante
que forma parte de la política nacional agraria; lo anterior orientado a responder a los
objetivos de desarrollo sostenible vigentes y al trabajo definido en el marco de la
agenda 2020.
Desde el plano metodológico, la investigación es de orden cualitativa (Simons, 2011),
se apoya en un tipo de estudio bibliográfico y deductivo, y en documentos de interés
relativos a las políticas nacionales agrarias vigentes en el Perú, centrando la atención
en los enfoques que se han definido y asumido desde instancias gubernamentales.
2. Política nacional agraria en Perú
Las Políticas del sector agrario en el Perú, permite a través de los objetivo lograr
iincrementar de manera sostenida los ingresos y calidad de vida de los agricultores
principalmente de la agricultura familiar, mejorando su productividad, a través de la
inclusión social y mejoras económicas en la población rural. (Ministerio de Agricultura
– Minagri, 2016).
El Acuerdo Nacional (2014:19) planteó políticas de Estado consensuadas entre los
partidos políticos más representativos del Perú, donde definieron el rumbo hacia el
desarrollo sostenible. Coincidieron en señalar que el sector agrario tiene una gran
importancia, dado su rol “en la mejora de las condiciones de vida de la población rural,
así como en la reducción de la pobreza y brechas sociales, contribuyendo a la
seguridad alimentaria, en el marco de un manejo sostenible de los recursos naturales,
agua, suelo y los recursos forestales y de fauna silvestre”.
La agricultura en el Perú, al igual que en muchos países del mundo, tiene gran
importancia en la economía, dado que es la segunda fuente generadora de divisas y
de empleo formal; uno de cada cuatro empleos es generado por la agricultura
(Chirinos, 2019).
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2019), en el Perú
existen 6 millones 593 mil peruanos viviendo en pobreza; esto representa el 20.5% de
la población total; el 70.5% de los pobres se encuentran en la Sierra, el 22.2% en la
selva y el 7.3% en la Costa.
Pero, de otro lado el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2016)
presentó datos que permiten afirmar que el índice de pobreza disminuyó en 2019 de
1.2 puntos porcentuales comparadas con otros países de la región entre los años 2016
– 2015.
En el Perú existen más de dos millones (2’199,243) productores agropecuarios, que
representa el 7.1% de la población nacional (30’814,175), que se encuentran en las
regiones de Cajamarca (329,099), Puno (210,511), Cuzco (177,711) y Ancash
(167,162), todas ellas de la región Sierra; mientras que la población de productores
agropecuarios comparado al total de población por cada región se tiene: Cajamarca
(21,6%), Apurímac (17,7%), Amazonas (16,3%) y Ayacucho (16,3%) (MINAGRI,
2016).
Otro de los problemas que afronta el agro, es la priorización que se da a la exportación
de productos agrícolas a mercados internacionales, denominado agroexportación de
productos tales como: algodón fibra, alcachofa, palta, arándanos, mandarina, plátano,
aceituna, café y cacao, dejando en segundo lugar a producción de la agricultura
familiar que se destina al consumo y venta local como, ciertas frutas, hortalizas,
tubérculos, granos secos, maíz, trigo, ají y pimientos.
Al darle mayor importancia a la primera, se ha generado pérdidas del cultivo, debido a
la ausencia en la planificación y carencia de proyectos productivos lo que trae como
consecuencia incremento de la pobreza, desigualdad, mortalidad y desplazamientos
de la población a lugares de mejores condiciones de vida (INEI, 2019).
Para (Baysse-Lainé & Perrin, 2018) el aprovisionamiento de alimentos se centra en la
producción agrícola, disponibilidad de la tierra y el abastecimiento de alimentos. Lo
que permite lograr una sostenibilidad de recursos a las zonas de incidencia en la
agricultura basados en la equidad y justicia.
Ante ello, Castillo, Carhuancho & Moreno (2020) sostienen que la agricultura familiar
no cuenta con financiamiento para la producción y carecen de garantías para las
actividades productivas que realizan, desarrollando sus labores con recursos propios e
insuficientes en pequeña escala, logrando realizar diversidad de actividades para su
subsistencia.

MANEJO Y CONSERVACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES Y


PRODUCTIVOS
En los territorios confluyen dinámicas económicas, ambientales, institucionales,
sociales, culturales y normativas-políticas que influyen en las formas de manejo y
aprovechamiento de los recursos naturales1 . Los actores del territorio presentan una
serie de intereses, percepciones y planteamientos diversos vinculados al
aprovechamiento y la conservación de los recursos naturales los que se reflejan en
políticas, normas, planes y prácticas, incluyendo el accionar mismo de diversas
entidades que gestionan los recursos naturales de manera específica, sea en el tema
de bosques, agua, suelo, u otros. Los ecosistemas presentes en estos paisajes están
expuestos a diferentes agentes tensionantes que afectan su estructura, composición y
función y por tanto la capacidad de brindar los servicios ecosistémicos de los cuales
depende el territorio como la pérdida de diversidad biológica, por degradación a partir
de la conversión de las tierras, la deforestación, la intensificación y expansión de
monocultivos agrícolas; el drenaje y conversión de humedales; la urbanización e
instalación de infraestructuras en zonas no adecuadas, manejo inadecuado de los
residuos sólidos, la extracción no sostenible e ilegal de recursos naturales; la
afectación de la calidad del agua en ecosistemas terrestres, costeros, y de agua dulce,
la pérdida de conocimientos, usos y costumbres tradicionales, incluyendo los
elementos de la cultura de pueblos originarios, por ejemplo los asociados a la
agrobiodiversidad y prácticas de manejo de fauna y flora silvestre, mantenidos por las
poblaciones indígenas y otras locales que se distribuyen a través de las regiones
costeñas, andinas y amazónicas del territorio nacional2 . Se prevé que el cambio
climático será, en los próximos años, uno de los principales factores impulsores del
aumento de la degradación de la mayoría de los ecosistemas terrestres, costeros y de
agua dulce3 . En la última década, las emergencias por peligros naturales se
incrementaron hasta en seis veces, siendo el 72% de origen climático4 . Considerando
que la gobernanza ambiental es necesaria para la gestión de los territorios y los
recursos naturales, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE) en su estudio Territorial Review sobre el Perú señala que: “Los roles y las
responsabilidades no están claros y los gobiernos subnacionales carecen de
habilidades y capacidades para llevarlas a cabo de manera efectiva. El proceso de
descentralización, que se inició en 2002, se basó en la división de responsabilidades
entre niveles de gobierno mediante el principio de subsidiariedad. Sin embargo, en la
práctica hay una superposición de roles y responsabilidades entre los niveles de
gobierno”5 . En ese contexto, el diseño y desarrollo de estrategias para la gestión
integrada de los recursos naturales evidencia la necesidad de una gestión territorial y
se concibe como un proceso que busca fortalecer la gobernanza ambiental multiactor
y multinivel, articulada a la gestión del territorio y a los procesos de planificación
orientados al desarrollo. Para avanzar en este propósito, se requiere contar con una
nueva mirada para la gestión efectiva de prioridades nacionales, pasar de una
economía lineal a una economía circular, que propone un modelo de desarrollo
sostenible que permite atender la amenaza de la degradación de los ecosistemas y la
reducción en la disponibilidad de los recursos que estos nos proveen, sin afectar el
crecimiento económico, aportando a la conservación productiva en beneficio de las
personas, que contribuya a reducir la presión sobre los recursos naturales, la
minimización y gestión de residuos sólidos y reúso de los efluentes líquidos, y la
reducción la emisión de gases de efecto invernadero, sin afectar el crecimiento
económico nacional.

Con este propósito, se presentan los “Lineamientos de la Gestión Integrada de los


Recursos Naturales”, basado en enfoques y procesos metodológicos, que contribuyen
a resolver de manera operativa y eficiente las necesidades o problemas de la gestión
de los recursos naturales y su aprovechamiento sostenible, disminuyendo las
condiciones de vulnerabilidad y riesgo frente a los efectos del cambio climático, y
contribuyendo con la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero y
conservación de la biodiversidad.

Bibliografía
- https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/1476333/ANEXO
%20RM.%20257-2020-MINAM%20-%20LINEAMIENTOS%20PARA
%20LA%20GESTION%20INTEGRADA%20DE%20LOS
%20RECURSOS%20NATURALES.pdf.pdf
- http://www.inverelpilar.com/es/actualidad/1-el-peru-emplea-
tecnologia-agraria-del-mas-alto-nivel
- https://www.ifad.org/es/producer-organizations

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