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¡Venga tu Reino!
Adviento en Familia:
La tierra se alegra en estos días por la venida del Hijo de Dios: Te pedimos Señor,
que como familia que somos, nos ilumines con tu luz y nos guíes con tu amor, para
que nosotros, al igual que esta corona, podamos ser velas encendidas y que, por
medio de nuestras acciones, actitudes y servicios, iluminemos a todas las personas
que nos rodean y al mismo tiempo que nos llenemos de la luz que ellas irradian. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
TODOS: Amén.
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Velen y estén preparados, porque no
saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su
casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté
velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el
dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la
madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que
les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta”.
OREMOS
La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo,
el Señor Jesús, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que
yacemos en las tinieblas, de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Te lo pedimos por Él mismo que vive y reina por los siglos de los siglos.
TODOS: Amén.
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
GUÍA: Vamos a encender la segunda vela de nuestra corona. El Señor está cada
vez más cerca de nosotros y debemos prepararnos para recibirlo.
LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Marcos (Mc 1, 1-8):
Éste es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta
Isaías está escrito:
GUÍA: Debemos preparar el camino del Señor y esto nos exige estar listos
interiormente para la venida del Señor Jesús, para que lo recibamos con un corazón
reconciliado, cada vez más convertido y transformado, capaz de amar y entregarse
a los demás. Hagamos un compromiso concreto para esta semana que nos ayude
a disponernos cada vez mejor para su venida. (Se deja un momento de silencio).
LECTOR:
❖ Te pedimos, Padre, por nuestra Santa Iglesia Católica que se prepara para
la venida de tu Hijo, para que siempre tengamos fijos los ojos en aquel que
nos trae la reconciliación. ¡VEN SEÑOR JESÚS!
❖ Te pedimos, Padre, por cada uno de nosotros, para que hagamos esfuerzos
por caminar al encuentro del Señor Jesús, que es la "Luz del Mundo". ¡VEN
SEÑOR JESÚS!
❖ Te pedimos Señor por nuestro país Venezuela para que derrames tu luz
sobre todos sus habitantes y nos ayudes a alcanzar la paz que tanto
deseamos. ¡VEN SEÑOR JESÚS!
GUÍA: Acudamos a nuestra Madre para que nos conceda abundantes gracias que
nos ayuden a prepararnos, de la misma manera como Ella lo hizo, para recibir al
Señor Jesús. Recemos juntos un Ave María. Terminemos este momento de oración
cantando.
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO. (13 de diciembre)
Al iniciar la liturgia deben estar encendidas la primera y la segunda vela de la corona.
Crear un ambiente recogido, con poca luz. Es recomendable colocar una imagen de
la Virgen al lado de la corona, con un cirio a sus pies. De este cirio se puede tomar
la llama para encender la tercera vela de la corona.
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
LECTOR: Lectura tomada del Santo Evangelio según San Juan (Jn 1, 6-8. 19-28):
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo,
para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la
luz, sino testigo de la luz.
Éste es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron desde
Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?” Él
reconoció y no negó quién era. Él afirmó: “Yo no soy el Mesías”. De nuevo le
preguntaron: “¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?” Él les respondió: “No lo soy”.
“¿Eres el profeta?” Respondió: “No”. Le dijeron: “Entonces dinos quién eres, para
poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?” Juan
les contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’,
como anunció el profeta Isaías”.
Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba.
Al iniciar la liturgia deben estar encendidas las anteriores velas de la corona. Crear
un ambiente recogido, con poca luz. Es recomendable colocar una imagen de la
Virgen al lado de la corona, con un cirio a sus pies. De este cirio se puede tomar la
llama para encender la tercera vela de la corona.
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
LECTOR: Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (Lc 1, 26-38):
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David,
llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría
decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a
concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será
llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él
reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco
virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será
llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha
concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay
nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase
en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
GUÍA: La presencia del Señor Jesús entre nosotros nos llena de gozo y alegría. Es
su Madre quien nos lo hace cercano, quien permite que esa Luz llegue a nosotros
e ilumine nuestra vida. En compañía de Santa María encendamos la última vela de
nuestra corona de Adviento mientras decimos: POR INTERCESIÓN DE TU
MADRE, ¡ESCÚCHANOS, SEÑOR!
GUÍA: Oremos: Oh Dios, que has iluminado esta Noche Santa con el nacimiento de
Cristo, la luz verdadera; concédenos gozar en el cielo del esplendor de su gloria a
los que hemos experimentado la claridad de su presencia en la tierra. Concédenos
el don de saber perdonar de corazón, ayúdanos a vivir con profundidad una vida
llena de amor, que sepamos esperar confiadamente la llegada de tu Hijo, Nuestro
Redentor. Que seamos capaces de llevar la paz a todos los lugares y personas que
estén en nuestro camino y que lleguemos a conocer y a amar cada día más a tu
Hijo, que vive y reina en unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.
TODOS: Amén.
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén