Está en la página 1de 9

CORONA DE ADVIENTO 2020

¡Venga tu Reino!

Adviento en Familia:

Dios se hace presente en la vida de cada ser humano y de muchas maneras


le hace sentir su amor y deseo de salvarlo. La palabra ADVIENTO quiere decir
VENIDA. Es el tiempo de preparación y reflexión en que los católicos nos
preparamos para la venida de Jesucristo. Este tiempo abarca cuatro semanas antes
de Navidad.
Una costumbre que nos ayuda a simbolizar la alegría en este tiempo de espera
es la Corona de Adviento, la usamos como medio para esperar a Cristo rogándole
que infunda luz en nuestras almas.
La Corona de Adviento se hace de hojas de pino u de otro árbol con cuatro velas.
La forma circular nos recuerda que Dios no tiene principio ni fin, nos refleja su unidad
y eternidad. Nos concientiza que de Dios venimos y a Él vamos a regresar. El follaje
verde representa que Cristo está vivo entre nosotros, nos recuerda la vida de gracia,
el crecimiento espiritual y la esperanza. Las cuatro velas representan los 4
domingos de Adviento.
La luz de las velas simboliza la luz de Cristo que desde pequeños buscamos y que
ilumina nuestro camino en esta vida. El hecho de irlas prendiendo poco a poco, nos
recuerda como conforme se acerca la luz, las tinieblas se van disipando, de la
misma forma que a medida que se acerca la llegada de Jesucristo que es luz para
nuestra vida, se debe ir esfumando el reinado del pecado sobre la Tierra.
Cada año vemos acercarse la conmemoración del Misterio de Belén. Sólo una vez
en la historia se ha derramado al mundo la gracia de la Salvación, pero cada año la
liturgia nos hace posible recibirla, no sólo en tiempo presente, sino según las
necesidades actuales de cada uno de nosotros.
El Misterio del Dios hecho Hombre nos permite conservar la esperanza porque
siempre nos habla de vida, de la verdadera Vida que iniciamos aquí y poseeremos
en plenitud al retornar al Padre de todos, así nuestra historia personal se llena de la
presencia de Dios. Ante tan gran acontecimiento iniciemos la preparación de
nuestro corazón de modo que la gracia divina pueda hacer morada en Él.
LECTURAS EN FAMILIA PARA LA CORONA DE ADVIENTO

Cada domingo de Adviento, la familia se reúne alrededor de la Corona y, tras


encender las velas correspondientes, se reza la oración inicial, se lee un pasaje de
la Biblia, se reza la oración correspondiente a ese domingo, se hace una petición y
se termina cantando aguinaldos.

ORACIÓN PARA BENDECIR LA CORONA DE ADVIENTO:

La tierra se alegra en estos días por la venida del Hijo de Dios: Te pedimos Señor,
que como familia que somos, nos ilumines con tu luz y nos guíes con tu amor, para
que nosotros, al igual que esta corona, podamos ser velas encendidas y que, por
medio de nuestras acciones, actitudes y servicios, iluminemos a todas las personas
que nos rodean y al mismo tiempo que nos llenemos de la luz que ellas irradian. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.

TODOS: Amén.

PRIMER DOMINGO (29 de noviembre)


La corona sin ninguna vela encendida. Crear un ambiente recogido, con poca luz.
Es recomendable colocar una imagen de la Virgen al lado de la corona, con un cirio
a sus pies. De este cirio se puede tomar la llama para encender la primera vela de
la corona.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

GUÍA: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

TODOS: Que hizo el cielo y la tierra.

GUÍA: Comenzamos un nuevo año litúrgico con el tiempo de Adviento, tiempo de


preparación y espera. Encender, semana tras semana, los cuatro cirios de esta
corona debe ser un reflejo de nuestra gradual preparación para recibir al Señor
Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerdan que Él es la Luz del
mundo que ha venido a disipar las tinieblas. El color verde de la corona simboliza la
vida y la esperanza que nos ha venido a traer.

LECTOR: Lectura del Santo Evangelio de San Marcos (13, 33-37):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Velen y estén preparados, porque no
saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su
casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté
velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el
dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la
madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que
les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta”.

GUÍA: Quien dirige la oración, dice:


Nos recogemos unos instantes en silencio, e inclinando nuestras cabezas, vamos a
pensar qué nos quiere decir Jesús con estas palabras.

OREMOS

La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo,
el Señor Jesús, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que
yacemos en las tinieblas, de la ignorancia, del dolor y del pecado.

Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos


del bosque y la ha adornado con luces.

Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu


Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta
corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de Aquel que,
por ser la Luz del mundo, iluminará todas las oscuridades.

Te lo pedimos por Él mismo que vive y reina por los siglos de los siglos.

TODOS: Amén.

GUÍA: Vamos a encender ahora la primera vela de nuestra corona mientras


cantamos la primera estrofa del aguinaldo.
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO. (6 de diciembre)

Al iniciar la liturgia debe estar encendida la primera vela.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

GUÍA: Vamos a encender la segunda vela de nuestra corona. El Señor está cada
vez más cerca de nosotros y debemos prepararnos para recibirlo.

LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Marcos (Mc 1, 1-8):

Éste es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta
Isaías está escrito:

He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti,


a preparar tu camino.
Voz del que clama en el desierto:
“Preparen el camino del Señor,
enderecen sus senderos”.

En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un


bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda
la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y
él los bautizaba en el Jordán.

Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se


alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno
que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para
desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero
él los bautizará con el Espíritu Santo”.

GUÍA: Debemos preparar el camino del Señor y esto nos exige estar listos
interiormente para la venida del Señor Jesús, para que lo recibamos con un corazón
reconciliado, cada vez más convertido y transformado, capaz de amar y entregarse
a los demás. Hagamos un compromiso concreto para esta semana que nos ayude
a disponernos cada vez mejor para su venida. (Se deja un momento de silencio).

GUÍA: Mientras encendemos la segunda vela de nuestra corona cantemos.


GUÍA: Elevemos ahora nuestras peticiones a Dios Padre y respondamos a cada
una de ella: ¡VEN SEÑOR JESÚS!

LECTOR:

❖ Te pedimos, Padre, por nuestra Santa Iglesia Católica que se prepara para
la venida de tu Hijo, para que siempre tengamos fijos los ojos en aquel que
nos trae la reconciliación. ¡VEN SEÑOR JESÚS!

❖ Te rogamos por la paz en el mundo, para que en este tiempo de Adviento se


viva con mayor intensidad el amor y la solidaridad. ¡VEN SEÑOR JESÚS!

❖ Te pedimos, Padre, por cada uno de nosotros, para que hagamos esfuerzos
por caminar al encuentro del Señor Jesús, que es la "Luz del Mundo". ¡VEN
SEÑOR JESÚS!

❖ Te rogamos también por nuestra familia, para que a ejemplo de la familia de


Nazareth vivamos el amor mutuo y nos preparemos para la venida de tu Hijo.
¡VEN SEÑOR JESÚS!

❖ Te pedimos Señor por nuestro país Venezuela para que derrames tu luz
sobre todos sus habitantes y nos ayudes a alcanzar la paz que tanto
deseamos. ¡VEN SEÑOR JESÚS!

❖ Te pedimos que Santa María aliente nuestros pasos en este Adviento, y


nos enseñe a crecer en confianza y esperanza en la venida del
Reconciliador. ¡VEN SEÑOR JESÚS!

❖ Te pedimos para que derramas tu luz en todo el mundo y permitas que


cese la pandemia. Dale paz y consuelo a todas las personas que han
perdido un familiar. ¡VEN SEÑOR JESÚS!

GUÍA: Acudamos a nuestra Madre para que nos conceda abundantes gracias que
nos ayuden a prepararnos, de la misma manera como Ella lo hizo, para recibir al
Señor Jesús. Recemos juntos un Ave María. Terminemos este momento de oración
cantando.
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO. (13 de diciembre)
Al iniciar la liturgia deben estar encendidas la primera y la segunda vela de la corona.
Crear un ambiente recogido, con poca luz. Es recomendable colocar una imagen de
la Virgen al lado de la corona, con un cirio a sus pies. De este cirio se puede tomar
la llama para encender la tercera vela de la corona.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

GUÍA: Estamos ya en la tercera semana de Adviento: aumenta nuestra alegría y


nuestro júbilo por la venida del Señor Jesús, que está cada vez más cerca de
nosotros.

GUÍA: Vamos a encender la tercera vela de nuestra corona de Adviento. El Señor


está más cerca de nosotros y nos ilumina cada vez más. Abramos nuestro corazón,
que muchas veces está en tinieblas, a la luz admirable de su amor.

LECTOR: Lectura tomada del Santo Evangelio según San Juan (Jn 1, 6-8. 19-28):

Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo,
para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la
luz, sino testigo de la luz.

Éste es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron desde
Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?” Él
reconoció y no negó quién era. Él afirmó: “Yo no soy el Mesías”. De nuevo le
preguntaron: “¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?” Él les respondió: “No lo soy”.
“¿Eres el profeta?” Respondió: “No”. Le dijeron: “Entonces dinos quién eres, para
poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?” Juan
les contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’,
como anunció el profeta Isaías”.

Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: “Entonces


¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?” Juan les respondió:
“Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no
conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las
correas de sus sandalias”.

Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba.

GUÍA: Vamos a encender la tercera vela de nuestra corona. Cantemos.


CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO. (20 de diciembre).

Al iniciar la liturgia deben estar encendidas las anteriores velas de la corona. Crear
un ambiente recogido, con poca luz. Es recomendable colocar una imagen de la
Virgen al lado de la corona, con un cirio a sus pies. De este cirio se puede tomar la
llama para encender la tercera vela de la corona.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

GUÍA: Alegrémonos porque el Señor está cerca de nosotros y viene a traernos la


reconciliación. Encenderemos la cuarta y última vela de nuestra corona. Que este
símbolo nos recuerde la proximidad de la venida del Señor Jesús, que viene a
traernos alegría y esperanza. Iniciemos la oración de esta semana cantando.

LECTOR: Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (Lc 1, 26-38):

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David,
llamado José. La virgen se llamaba María.

Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría
decir semejante saludo.

El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a
concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será
llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él
reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.

María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco
virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será
llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha
concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay
nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase
en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
GUÍA: La presencia del Señor Jesús entre nosotros nos llena de gozo y alegría. Es
su Madre quien nos lo hace cercano, quien permite que esa Luz llegue a nosotros
e ilumine nuestra vida. En compañía de Santa María encendamos la última vela de
nuestra corona de Adviento mientras decimos: POR INTERCESIÓN DE TU
MADRE, ¡ESCÚCHANOS, SEÑOR!

GUÍA: Oremos: Oh Dios, que has iluminado esta Noche Santa con el nacimiento de
Cristo, la luz verdadera; concédenos gozar en el cielo del esplendor de su gloria a
los que hemos experimentado la claridad de su presencia en la tierra. Concédenos
el don de saber perdonar de corazón, ayúdanos a vivir con profundidad una vida
llena de amor, que sepamos esperar confiadamente la llegada de tu Hijo, Nuestro
Redentor. Que seamos capaces de llevar la paz a todos los lugares y personas que
estén en nuestro camino y que lleguemos a conocer y a amar cada día más a tu
Hijo, que vive y reina en unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.

TODOS: Amén.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

¡SEÑOR, DESPUÉS DE PREPARAR NUESTRA ALMA, TE PEDIMOS QUE


NAZCAS EN NUESTRO CORAZONES Y NOS HAGAS CRECER EN TU AMOR!

También podría gustarte