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15-SCTN-6-007
Tema VI: Los Incentivos
Un incentivo se puede definir como todo aquello que impulsa a una persona a mejorar en
ciertos aspectos o tareas. También se puede considerar como un premio o un beneficio
después de conseguir algo; es decir, es algo que motiva a la persona a hacer mejor o más rápido
una determinada acción.
Los incentivos se pueden utilizar en diferentes campos y disciplinas (educación, psicología,
terapia); sin embargo, aquí hablaremos de los incentivos que se aplican en el ámbito laboral. En
este ámbito también son ampliamente utilizados, especialmente para conseguir un aumento en
el rendimiento de la persona, así como en su productividad.
Su origen
El primer autor que empezó a hablar de los incentivos laborales fue Frederick W. Taylor,
ingeniero industrial y economista estadounidense, cuando inició el movimiento de la
Organización Científica del Trabajo a mitad del siglo XIX. Taylor sostuvo que el esfuerzo de los
trabajadores aumentaba cuando éstos recibían incentivos en función de su productividad.
Por otro lado, la Organización Científica del Trabajo que crea Taylor junto a sus colaboradores,
hace alusión a un sistema de organización del trabajo consistente en dividir las tareas de los
procesos de producción.
Este sistema, en realidad, era propio de las organizaciones industriales (se entiende al ser
Taylor ingeniero), y el objetivo del mismo era aumentar la productividad de los trabajadores.
Así, como ya hemos adelantado, Taylor acabó viendo, después de aplicar y estudiar su sistema
en diferentes condiciones, que los incentivos hacían que los trabajadores se esforzaran más y
que, por ende, la productividad también aumentara.
Objetivos
Los incentivos laborales pueden ser de diferentes tipos, como veremos más adelante. Sin
embargo, todos comparten los mismos objetivos: mejorar el rendimiento y la productividad de
los trabajadores, así como su satisfacción personal dentro de la empresa.
Esta satisfacción se traducirá en un aumento en su motivación y hará que venga a trabajar feliz;
todo esto a la empresa le interesa, porque, por un lado, está mirando por el bienestar de sus
trabajadores, y por el otro, está mirando por el negocio. Es decir, que las dos partes salen
ganando.
Por otro lado, no todos los incentivos sirven de la misma forma para todos los trabajadores; es
decir, que depende de para qué trabajador, un incentivo será eficaz y otro no. Así, mientras que
un trabajador puede estar satisfecho con un aumento de sueldo como incentivo, otro lo estará
con más días de vacaciones, y otro con más beneficios sociales, etc.
Es decir, que a cada persona le servirán unos u otros incentivos para motivarse y aumentar su
productividad en el trabajo. Es por ello que el empresario o el profesional de Recursos
Humanos deberá saber detectar esas diferentes necesidades y motivaciones en su plantilla, a
fin de poder destinar a cada trabajador el tipo de incentivos que más eficaces sean en cada
caso.
Tipos
Los incentivos laborales pueden ser de diferentes tipos. Existen diferentes clasificaciones, pero
la más genérica y aceptada es la que los divide en incentivos económicos y no económicos:
- Incentivos económicos
Se trata de los incentivos que conllevan una retribución económica o monetaria. Ejemplos de
ellos son los aumentos de sueldo, las pagas extra, las comisiones, los bonos. Es decir, todo
aquello que implica una mejora salarial o un dinero extra. Se trata de los incentivos más
clásicamente utilizados.
Pueden tener un impacto importante en el trabajador, así como en su productividad,
especialmente si su economía no es especialmente buena. Sin embargo, como hemos visto, no
todos los incentivos sirven igual para todos los trabajadores.
- Incentivos no económicos
Los incentivos no económicos incluyen todas aquellas medidas que mejoran las condiciones
laborales del trabajador.
Este tipo de incentivos son mucho más variados que los anteriores, e incluyen una gran
variedad de ejemplos (tangibles e intangibles), tales como: tickets restaurante, aportaciones a
planes de pensiones, seguros de vida, flexibilidad horaria, seguro médico, ayuda al transporte,
servicios de comedor o de guardería para los hijos, ayudas para seguir estudiando (formación),
días de fruta en la oficina, etc.
Los incentivos no económicos son cada vez más utilizados por las empresas, y ofrecen un
atractivo extra a las condiciones laborales de la posición.
1. Potenciar la productividad
La principal finalidad de los incentivos, como hemos ido remarcando, es potenciar la
productividad, a través del aumento de la motivación del trabajador.
La Motivación
Son los estímulos que mueven a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas
para su culminación. Las distintas escuelas de psicología tienen diversas teorías sobre cómo se
origina la motivación y su efecto en la conducta observable.
Motivación, en pocas palabras, es la voluntad para hacer un esfuerzo, por alcanzar las metas de
la organización, condicionado por la capacidad del esfuerzo para satisfacer alguna necesidad
personal.
Necesidades y Satisfacción
La necesidad se define simplemente como la carencia de algo. Esta carencia puede ser de tipo
material, espiritual u otro, pero cualquiera sea su origen, las personas buscan su satisfacción.
Se concentra en lo que requieren las personas para llevar vidas gratificantes, en particular con
relación a su trabajo.
SOCIALES O DE PERTINENCIA: Necesidades relacionadas con la compañía del ser humano, con
su aspecto afectivo y su participación social. Dentro de estas necesidades tenemos la de
comunicarse con otras personas, la de establecer amistad con ellas, la de manifestar y recibir
afecto, la de vivir en comunidad, la de pertenecer a un grupo y sentirse aceptado dentro de él,
entre otras.
John W. Atkínson propone en su teoría que las personas motivadas tienen tres impulsos:
La necesidad del Logro
La necesidad del Poder
La necesidad de Afiliación
El equilibrio de estos impulsos varía de una persona a otra.
Según las investigaciones de David C. McClelland la necesidad de logro tiene cierta relación con
el grado de motivación que poseen las personas para ejecutar sus tareas laborales.
La necesidad de aplicación es aquella en la cual las personas buscan una estrecha asociación
con los demás.
La necesidad de poder se refiere al grado de control que la persona quiere tener sobre su
situación. Esta de alguna manera guarda relación con la forma en que las personas manejan
tanto el éxito como el fracaso.
Pueden encontrarse a veces personas que temen al fracaso y junto con la erosión del poder
particular, puede resultar un motivador de suma importancia.
En cambio, para otras personas, el temor al éxito puede ser un factor motivante.
Teoría de la Equidad
El factor central para la motivación en el trabajo es la evaluación individual en cuanto a la
equidad y la justicia de la recompensa recibida. El término equidad se define como la porción
que guarda los insumos laborales del individuo y las recompensas laborales. Según esta teoría
las personas están motivadas cuando experimentan satisfacción con lo que reciben de acuerdo
con el esfuerzo realizado. Las personas juzgan la equidad de sus recompensas comparándolas
con las recompensas que otros reciben.
Referencias bibliográficas:
Gil Rodríguez, F. y Alcover, C. (2003). Introducción a la psicología de las organizaciones. Alianza: Madrid.