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MÁSCARAS MEXICANAS

LA FEMINIDAD

La máscara de la feminidad esta asociada a la masculinidad, siendo esta cualidad


femenina valores inferiores a las masculinas, convirtiéndose en un reflejo de todo
aquello que el hombre desea, pero no puede ser. La máscara de la mujer, aquella que
la sociedad mexicana le ha impuesto, es un acto machista, considerándolas el sexo
débil de esta pirámide patriarcal, donde se le cuestiona a la mujer por como se expresa,
por sus sentimientos, mujeres sin voluntad, sin voz ni voto, siempre a la espera que el
hombre diga que hacer.

El hombre utiliza a la mujer como objeto, volviéndose ya no un fin para si misma, sino
para un fin del propio hombre, catalogándola, así como un modelo genérico, una mujer
donde solo puede ser una prostituta, una sufrida, una señora del hogar, todo menos
ser ellas mismas porque ese es el valor que se le ha asignado.

Desde mi punto de vista, las mascaras sociales que se han ido construyendo en base a
la necesidad de encajar resulta ser un acto antipático donde la concepción de lo que
es ser hombre y mujer raya en lo absurdo, porque todas estas características solo son
positivas para el hombre y negativas para la mujer. La máscara de la feminidad al final
del día resulta ser un disfraz de burla para la mujer.

Hoy más que nunca, este estigma que ha llevado a la mujer a ser un objeto para el
hombre ha cambiado, ya la feminidad no solo es lo que el hombre quiere o desea, sino
lo que la mujer quiere, desea y es. Es cierto que aún en estos tiempos de
deconstrucción, la mujer sigue siendo una máscara, ya no lo es tanto y con el pasar del
tiempo, esa máscara dejara de ser obsoleta.

Paz, Octavio. El laberinto de la soledad. (El peregrino en su patria. Historia y política de México), en OC, v. III, (segunda reimpresión de la segunda edición), Círculo de Lectores/Fondo de
Cultura Económica, México, 1996, p. 10-17.

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