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VALORES PARA LA ACCIÓN EDUCATIVA

LICENCIADA:
MAESTRO ERNESTO CÓRDOVA
MORALES

NOMBRE DEL ESTUDIANTE:


ALEJANDRO ORTIZ VERA

CARRERA:
LICENCIATURA EN CIENCIAS DE LA
EDUCACIÓN

INSTITUTO BONAMPAK PLANTEL


TLALPAN

CATORCEAVO BIMESTRE

ASIGNATURA:
TÉCNICAS DE MODIFICACIÓN
DE LA CONDUCTA

TEMA DEL TRABAJO:


ENSAYO SOBRE EL NUEVO
MUNDO DE LA ESCUELA FECHA DE ENTREGA:
02 DE NOVIEMBRE DE 2021

Técnicas de Modificación de la Conducta Maestro: Ernesto Córdova Morales Alumno: Alejandro Ortiz Vera
VALORES PARA LA ACCIÓN EDUCATIVA

INTRODUCCIÓN.

En el presente ensayo abordaremos El mundo de la Escuela o mejor dicho El Nuevo mundo de


la Escuela, partiendo de la visión que se tenía hasta el 2015. Concretamente en el Informe de
la Cumbre para la Innovación de la Educación, celebrado en Qatar los días 4, 5 y 6 de noviembre
de ese año y de cómo veían que pudiera ser la escuela en el año 2030.

Las proyecciones que en ese entonces se tenían bajo la óptica de una visión netamente
tecnocrática, producto del empuje y el dominio de la concepción neoliberal en todos y cada uno
de los ámbitos económicos, sociales y políticos a nivel mundial.

Abundaremos en la llegada de la pandemia en el 2019 que vino a trastocar la versión idílica de


los postulados hechos en el Congreso de Qatar, con aspectos que si bien no son erróneos, pero
que a la vez demostraron la terrible brecha existente entre los países, ricos y pobres, que impide
que esos postulados idílicos puedan concretarse sin antes darle un sentido de equidad a la
educación. Vemos aquí como todos los trabajos tendientes a direccionar la conducta del
proceso educativo se vieron tamizados ante una realidad que en mucho sobrepaso nuestras
capacidades y que hoy requieren un nuevo enfoque conductual de como habremos de enseñar
en lo futuro.

Con las experiencias obtenidas durante la pandemia y tomando aspectos que pudieran
coadyuvar de manera efectiva ante un regreso a clases trompicado, cuyo aspecto más
importante a destacar sería el aspecto socio emocional de toda la comunidad educativa como
base para retomar conductas que permitan que los aprendizajes ofrecidos por los docentes,
recibidos por los alumnos y considerados por los padres de familia y que junto a la perspectiva
de la autoridad educativa respondan a las necesidades concretas que se presentan de manera
cruda en los diferentes niveles educativos, pero sobre todo en aquellas zonas marginadas, de
escasos recursos que lamentablemente representan a la mayoría de los países.

Espero poder contribuir con este escrito, en la construcción de una visión que no descarte por
anticipado ninguna visión, ningún planteamiento, pero que también nos ayude a todos quienes
nos interesa el proceso educativo, a considerar y tener siempre presente que la evolución
educativa en lo futuro y los cambios en la conducta en particular de todos los involucrados en
este proceso deben de darse bajo una perspectiva humana y realista, sin dejar a nadie afuera

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y procurando en todo momento generar la equidad y la igualdad para los estudiantes de las
futuras generaciones.

DESARROLLO.
En el informe de la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación, se consideraban algunos
aspectos, que, si bien son dignos de alabanza, seis años después vendrían a ponerse en tela
de juicio ante el surgimiento del Covid-19.

La visión de las escuelas para el año 2030 incluía entre otros:

• Que la clase magistral como tal desaparecería. Dado que los docentes pasarían a ser
guías de los alumnos.
• Las habilidades, principalmente tecnológicas, se sobrepondrían sobre los saberes
académicos. Para quienes emitieron estos lineamientos las certificaciones tendrían
mayor valor que los títulos académicos.
• Se visualizaba al internet como la principal fuente de saberes, a través de lo que se
conoce como la revolución tecnológica, una vez logrado esto los entornos interactivos
generarían el cambio tanto para docentes como estudiantes y padres de familia.
• Adicionalmente se consideraba que el inglés sería la lengua mayoritaria a través de la
cual se ejercería el proceso de enseñanza aprendizaje a nivel global.
• En cuanto al currículo, se planteaba una personalización para cada estudiante y en este
se le daba mayor peso a las habilidades prácticas que a los contenidos.
• Obviamente todo esto haría que la educación fuera más cara y adicionalmente se
consideraba como un proceso para toda la vida y no se circunscribiría sólo a la etapa de
la formación académica formal, de los 6 a los 20 años.
• Las escuelas eran vistas como redes donde los alumnos interactuarían entre ellos y con
sus docentes realizando un aprendizaje colaborativo.

Ante todos estos postulados, era evidente que los roles de quienes intervenimos en la educación
se modificarían en consonancia.

Los profesores, se les veía como facilitadores u orientadores, se basarían más en contenidos
on line como fuente principal de enseñanza, este aspecto se esbozó en el año y medio de
suspensión de clases, pero no se le dio continuidad al regresar a aulas presenciales.

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Adicionalmente se argumentaba la necesidad de que los alumnos desarrollaron la habilidad de


no creer en todo lo que dice el internet y ser muy críticos, acudir a fuentes fiables de información,
cosa que esta aun muy lejos de lograrse, la infodemia y las noticias falsas es un mal difícil de
erradicar; y que los propios alumnos desarrollarían sus clases en casa y las expusieran en clase
pues cada alumno llevaría su ritmo y obviamente también habría un cambio en el perfil de los
alumnos. Aquí encontramos que no todos los alumnos tuvieron el acceso necesario para
cumplimentar este objetivo, este hecho acrecentó la brecha ya existente entre ricos y pobres.

Los alumnos, eran vistos con mayor acceso a fuentes de conocimiento, con una mentalidad
más universal, siendo ellos mismos los protagonistas de su aprendizaje y en una palabra
haciéndose ciudadanos globales, esto no fue del todo así. Ello generaría un replanteamiento
entre quien enseña y quien aprende ya que se concebía a los estudiantes más exigentes y con
mayores expectativas educativas, aspecto que se logró solo de manera tangencial. La
perspectiva neoliberal veía a los alumnos como clientes y al aprendizaje ya no se circunscribía
a horarios o lugares concretos, los horarios serían más libres e individuales con alumnos más
documentados más informados y compartidores de los conocimientos entre sus pares lo cual
los haría más interactivos, ¿será? En este sentido incluso se hablaba de un cambio en las
relaciones sociales, pues desaparecerían los grupos de amigos, las pandillas de amigos para
pasar a elementos más solitarios en su quehacer cotidiano con una vida social más limitada,
este hecho es trascendental pues tal parece que no se tuvieron en cuenta las implicaciones
sociales de ello y hoy por hoy se refleja como un problema monumental la falta de socialización,
sin anexar los problemas colaterales que acarreo el confinamiento en los hogares.

En cuanto al currículo, las contradicciones se evidenciaron ya que por un lado había quienes
planteaban la supremacía de las habilidades sobre los conocimientos, lo cual obvia decirlo
formaría una gran cantidad de tecnócratas. En contraparte, había quienes sostenían también la
importancia de los títulos académicos previo a cualquier tipo de certificación.

El aprendizaje en sí se veía como un proceso que duraría toda la vida, hecho que no tiene
discusión, más allá incluso de la etapa de formación obligatoria y un aspecto más era que la
educación paulatinamente se iba a ir privatizando (el gran deseo neoliberal del mercado) y
suprimiendo a la educación pública lo cual encarecería notablemente los costos de la
educación.

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Finalmente, las aulas también serían revolucionadas, en ellas se tendrían las facilidades para
el manejo óptimo de las tecnologías de la información sin la necesidad sustantiva de las redes
escolares, la pandemia refleja que aún estamos muy lejos de esto al menos en el sector público
que atiende a la gran mayoría de los educandos.

Este mundo idóneo postula aspectos que pueden verse como limitativos para ciertas clases
sociales, ciertos sectores económicos e incluso países que tienen poco o nulo acceso a internet
o que no cuentan con los equipos necesarios para desarrollar las actividades a que nos hemos
referido.

La pandemia, sin embargo, vino a demostrarnos que existen brechas innegables y que antes
de lograr esta visión tan demandante se debe de crear una base que permita a todos por igual
tener los elementos básicos para ejercer la educación de este nuevo siglo, queda mucho por
hacer.

Al presentarse la pandemia, desde el momento mismo de su inicio automáticamente 861.7


millones de alumnos de 119 países se vieron afectados ante el cierre de escuelas como medida
sanitaria.

Se hicieron evidentes los diferentes roles que juega la escuela. Se patentizó también que existe
un 70% de niños a nivel global con bajos recursos que no encuentra cómo conectarse o que no
tienen una conexión adecuada. Este aspecto planteó el primer desafío de la equidad educativa,
pero hubo otros más, por ejemplo:

• Falta de acceso a internet. considerando que sólo el 60% a nivel mundial lo tiene.
• Falta de experiencia virtual completa tanto de alumnos, docentes y padres de familia.
• Carencia de equipos electrónicos de los alumnos.
• Falta de experiencia docente en clases en línea.
• Falta de Cultura tecnológica.

Estos aspectos dieron pie a soluciones provisionales pero la brecha digital siguió su expansión,
por un lado, existía la estructura controlada en los planteles que de repente se vieron sometidos
al trabajo en línea, cambio brutal que aun hoy no se termina se sortear.

Otro aspecto que no puede dejarse de lado es el de que muchas madres solteras requieren del
espacio áulico como medio de apoyo mientras ellas se dedican a trabajar.

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En el caso de los migrantes la situación se agravó ya que no encontraron lugar para que sus
hijos pudieran tener al menos el mínimo acceso a la educación y en algunos casos esta
educación les llegaba en un idioma diferente.

Hay incluso familias, de las llamadas escuelas con ingesta, que dependen precisamente de la
escuela para poder garantizar la manutención alimenticia de sus pequeños.

Todo esto no fue privativo de los niveles básicos de educación ya que incluso se dio a nivel
universitario y en escuelas de renombre, por cierto de países poderosos como Estados Unidos
de América.

Pero lo más grave y acuciante se vivió para quienes viven en zonas rurales quienes se
encuentran totalmente sin acceso a internet.

En el caso de algunos trabajadores sobre todo del sector privado se vieron sometidos a la
reducción de sus horas, la reducción de sus salarios, a tomar licencias laborales sin
remuneración o definitivamente al despido.

Algo positivo se encontró en todo esto, pues a pesar de todo hubo el desarrollo de nuevas
habilidades en tiempos de crisis, para quienes tuvieron información esta les sirvió para la toma
de decisiones, fue mucha la creatividad que se desarrolló para la resolución de los problemas
que la crisis nos legó, no hay que olvidar la adaptabilidad y la resiliencia que muchos sectores
ofrecieron ante este reto.

Hasta aquí parecería ser que todo es un muro de lamentaciones sin oportunidad alguna para
salir adelante, la situación ha sido crítica pero hoy por hoy, pese a todos los pronósticos se
están retomando las clases presenciales, lo cual amén de impulsar la economía nacional
conlleva el objetivo principal de la socialización, no sólo de los alumnos, sino también de todos
aquellos que directa o indirectamente dependemos de este sector, que dicho sea de paso
mueve al mundo.

Este regreso a clases requiere, sin embargo, de un Bienestar Social, que incluya:

• La resignificación de la propia actividad educativa.


• La recuperación y por ende la reconstrucción de los aprendizajes, que, dicho sea de
paso, quedaron bastante mermados ante la escaza o nula inactividad.

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En palabras de la Dra. Cimenna Chao, coordinadora de la Especialidad en Educación


Socioemocional de la IBERO, preguntarnos “cómo nos queremos sentir ahora que hemos
regresado a clase”. (Chao, 2021) Es evidente que existen diversos rasgos y emociones
divergentes entre nosotros. Por un lado, la visión positiva, de entusiasmo por regresar y
encontrar lo que viene; por el otro, una visión negativa que incluye la confusión, el nerviosismo,
el estrés y el miedo natural ante lo desconocido.

Esta misma autora proponen 3 cuestiones que deberían ser prioritarias en estos momentos, a
saber:

• Cómo procurar bienestar socio emocional a los estudiantes.


• Cómo cuidar y apoyar a los docentes.
• Cómo recuperar y reconstruir los aprendizajes curriculares.

Estos tres ámbitos nos podrían ayudar a generar una estructura de apoyo que logre estabilidad,
con acciones de cuidado y autocuidado emocional y ajustando estrategias de enseñanza.

Destaca la importancia de una estructura de apoyo para saber cómo se encuentra la comunidad
en general, generar los diagnósticos necesarios y continuos que ayuden a atender el clima
emocional y saber cómo van los aprendizajes, considerando contar con una cartografía de
emociones y vivencias, llegando incluso a generar acciones de atención diferenciada con el
objetivo de nivelar los aprendizajes.

Es importantísimo desarrollar el bienestar emocional, desarrollar las habilidades


socioemocionales en una comunidad educativa con comunicación afectiva para, de esta
manera, crear una resiliencia colectiva.

Fomentar en todos los participantes el cuidado y el autocuidado, movilizar emociones positivas,


actitudes productivas, proactivas y creativas que ayuden a dar un sentido de progreso a la clase
para ellos las actividades de arte y de actividad física juegan un papel trascendental, en mi
plantel esto se está realizando pese a visiones contrarias de la propia supervisión de zona.

Reconocer fortalezas en los aprendizajes de los estudiantes y de los docentes, pero teniendo
una mirada objetiva, estando informados y dando seguimiento a cada acción que se realice.
Fomentar una misma visión, estar en sintonía y evitar la violencia el resentimiento y el enojo
incluso la evasión, todo ello a través del involucramiento y la participación de todos nosotros.

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Identificar cómo me siento yo, como docente frente a un grupo, cómo se siente mi grupo, cómo
está el clima emocional en la escuela, cómo se encuentran las familias, cómo están mis
emociones.

El cuidado colectivo se hace trascendental para saber cómo queremos convivir en estos nuevos
contextos de post pandemia, generando nuevos acuerdos de convivencia, gestando aquello
que nos gustaría aprender, identificando aprendizajes rezagados para retomarlos, ser asequible
las inquietudes de estudiantes y padres para que así los estudiantes recuperen la tensión y el
temple.

La actividad física y la metacognición podrían ayudarnos a regular este estado emocional,


recuperando vivencias y resignificándolas.

La comunicación afectiva, estar atentos a lo que nos dicen, atentos a lo que decimos, escuchar
profundamente y de forma empática, no juzgar o intuir, interesarnos en el otro, desarrollar
textos, generar ambientes de tranquilidad, saber qué quieren los estudiantes en estos
momentos, conocer cuáles son sus retos y sus intereses de aprendizaje, saber dónde necesitan
ayuda y que necesitan cambiar, conocer qué no les permite concentrarse, dividir las actividades
durante el día, que no todo sea trabajo, que haya tiempo para que inviertan en sí, fomentar los
momentos de creatividad, juegos, ocio o descanso total.

Tener una perspectiva con una mirada objetiva e informada, de que este etapa es transitoria,
hacer entender a los estudiantes a los docentes a los directivos y a las propias autoridades que
el progreso no se ha roto que sólo tomó una pausa, no caer en la frustración, entender que el
currículo es una sugerencia no una obligación ya que es evidente que ante las medidas de
partición en segmentos de la escuela no habrá tiempo para cubrir todos los aprendizajes, en sí
se trata de ver a la escuela como un punto de esperanza de motivación.

CONCLUSIÓN.
En mi caso estos aspectos son los que mueven la realidad en el plantel donde me desempeño,
la cercanía con la directora, soy el secretario de correspondencia y trabajó con ella todo el día,
me permite ver de qué manera han enfrentado los docentes el regreso a clases, he escuchado,
vivido y percibido todo un caleidoscopio de diferentes formas de enfrentar esta nueva realidad.
Para el desarrollo de esta asignatura este será el punto de partida de mi trabajo final. Conocer

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la perspectiva docente del regreso a clases presenciales y cómo superar esta etapa de crisis.
La visión del 2030 con todo y su carga ideológica focaliza determinadas tareas para el trabajo
con las nuevas formas de aprender y que si bien los alumnos no son clientes ni son mercancías
ni productos que deban tener sólo determinados saberes para enfrentarse a otros niveles
educativos o a la propia actividad económica, sí sería importante, visualizar de manera
prospectiva el qué hacer de quienes intervenimos en el proceso educativo para los años futuros.
Esperando que a nivel político económico desde las altas esferas y hasta el salón de clases, se
tomen las medidas para terminar con las brechas digitales, dando oportunidad a que exista la
equidad tecnológica en cada uno de los sectores en los que nos desarrollamos.

Ofrecer a la mayor parte de nuestros alumnos la oportunidad de lograr todo eso que se
planteaba para el 2030, sea una realidad independientemente del sector social, económico,
político y de las ideologías de quienes manejan las riendas de cada nación, el sistema educativo
en general y los alumnos en particular deben ser el centro rector de toda la actividad en el
proceso educativo de este siglo, ofrezcámosles un Nuevo Mundo Escolar, asequible para todos.

BIBLIOGRAFÍA

https://observatorio.tec.mx/edu-news/educacion-en-tiempos-de-pandemia-covid19

https://ibero.mx/prensa/al-regresar-clases-necesario-cuidar-bienestar-socioemocional-experta

https://www.elmundo.es/espana/2014/10/21/54455b9f22601d22738b458e.html

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