Está en la página 1de 4

4

Sigo presionando el “Escape”


pero, ¡aún sigo aquí!
Traducido por Monikgv
Corregido por Chachii

La clase estalló en un coro de Oh Dios míos. “Oh Dios mío, ¿quién pudo
hacer algo así?” “Oh Dios mío, mis abuelos viven en Nueva Jersey.” “Oh Dios
mío, ¿van a venir a Los Ángeles después?” Oh Dios mío. Los escuchaba como a
través de un túnel, sus voces se disolvían en un murmullo. Sabía los detalles
del bombardeo que estaba a punto de desarrollarse, y sabía que estaba a
punto de enloquecer. Mi cuerpo de alguna manera me sacó de la clase, hacia
mi auto, y luego a casa. Corrí a mi habitación y cerré de golpe la puerta como
si alguien me estuviera persiguiendo. Tenía la sospecha de que tal vez me
estaba volviendo loca, que tal vez esta vida falsa que he estado tratando de
vivir había hecho a mi mente girar de una forma en la que no podría
recuperarme. ¿Y a quién le iba a decir? “Uh, ¿hola? ¿FBI? Escuchen justo
cuando Kayla estaba desabotonando la camisa de Brendan en la primera
escena de mi programa favorito, noté unos números, y, bueno, creo que se
cómo se están comunicando los terroristas. Disculpen que no llame antes…”
No, eso no iba a pasar. Y toda la cosa pudo haber sido sólo una
coincidencia. A pesar de que en el fondo sabía que no era así. Cuanto más sé
de las matemáticas, orden, y caos, menos creo en las coincidencias. Todo lo
que miro en el pasado de mi vida que pensaba que era una coincidencia ahora
parece que debió haber sido diseñado. Lo que realmente quería era que
alguien me dijera que mi matemática estaba mal.
Sólo había una persona con quien podría hablar, así que volví a mi auto
y manejé un poco demasiado rápido hacia la UCLA 1. Me estacioné ilegalmente
frente a una de las casas de fraternidad e ignoré al chico súper lindo sin
camisa que estaba sentado en el balcón gritándome que moviera mi auto.
Mientras corría, me preguntaba: ¿Podría ese chico ser inteligente? ¿Es difícil
entrar a la UCLA? ¿Tal vez él es de afuera del estado? ¿No es realmente difícil
entrar a la UCLA desde fuera del estado? Hice una nota mental de averiguar
esto tan pronto como me liberara de la carga de tener que salvar al mundo de
los chicos malos.

1
Universidad de California, Los Ángeles
Encontré a mi papá en su oficina, reunido con un grupo de profesores.
Bueno por “encontré” en realidad me refiero a “irrumpí y derribé a dos”. ¿No
se supone que sabes que no debes estar de pie frente a una puerta cerrada?
De todos modos, los ayudé a levantarse, me disculpé, y me presenté en un
solo aliento. Mi papá me miró con horror, pero rápidamente se dio cuenta de
que algo pasaba y era más importante que esta reunión.
—Mi esposa ha estado entrenando a Farrah para hacer una gran entrada
desde que tenía dos años. Ella estará muy satisfecha cuando escuche sobre
esto. —Risas corteses alrededor.
Papá sugirió que continuaran su reunión después del almuerzo, y los
profesores felizmente accedieron, algunos de ellos salieron de la habitación
en una especie de manera de no-me-lastimes.
—Entonces, ¿qué tienes? —me preguntó papá mientras se estiraba en su
silla.
—Terroristas. Vi el código que estaban enviando en la televisión, y era
obviamente una señal de que habría un ataque en el JFK. —Papá no estaba
exactamente poniéndose en acción—. ¿Has oído hablar de ello? Papá, hubo un
ataque terrorista. —Eso era lo primero que papá había escuchado sobre el
terrorista suicida. Estaba horrorizado y sin duda alguna estaba prestando
atención ahora. Abrió su portátil y fue directamente hasta CNN. Verlo era aún
mucho más intenso que escuchar sobre ello. El video mostraba la Terminal 8
cubierta de humo, camionetas incendiadas estacionadas en el carril de
Llegadas donde los taxis que esperan debían estar. La gente corriendo del
reclamo de equipaje con las manos vacías.
—Mi Dios, cariño. Siete personas. Cinco pasajeros, un piloto y el
copiloto. Más el terrorista. —Mi papá estaba temblando un poco y se sentó
hacia atrás en su silla de escritorio. Se quitó los lentes y se frotó los ojos. Me
preguntó si estaba tratando de quitarse la imagen de su mente o si estaba
ocultando una lágrima. Volvió a la noticia—. Esto es horrible. Era un hombre
de negocios de Connecticut, su esposa, y sus tres hijos. Pudo haber sido
mucho peor si el terrorista hubiera estado dentro de la terminal. Dice aquí
que los aeropuertos han cerrado en caso de que haya más ataques. Horrible,
simplemente horrible.
Me senté en el sofá frente a su escritorio. No sé mucho sobre la
conmoción, pero imaginé que esto es lo que era. La única esperanza a la que
estaba aferrada era que mi papá me diría que mi matemática estaba mal, que
yo estaba exagerando, tal vez volviéndome un poco loca, y que no había nada
que yo pude haber hecho para prevenir la escena que acabo de ver.
—Cariño, ¿es por esto que estás aquí? ¿Te dejaron salir temprano de la
escuela por el ataque? ¿Quieres que te lleve a casa? ¿Y qué tiene que ver esto
con el programa de televisión?
Traté de sacudir mi cabeza para aclararla, caminé hasta su escritorio, y
escribí las series de números. —Durante tres semanas vi estos números
parpadear al comienzo de un programa de televisión. Cuando los alineas, esto
es lo que obtienes. —Él los miró durante mucho tiempo, y yo comenzaba a
impacientarme—. ¿Nada?
—No veo nada, cariño. —Papá me miró con confusión. Lo miré a los ojos
con un poco de esperanza.
—Está bien, déjame explicártelo; tal vez lo tengo todo mal. —Incluso
decirlo me hacía sentir más ligera. ¿Quién creía yo que era? ¡Ja!
Probablemente era alguna información de derechos de autor, y yo iba a
necesitar un par de semanas más en hipnoterapia. Así que trabajé a través de
los números, los revertí, llegué a lo de 11/9, y luego lo busqué en Google para
él. Reducí la velocidad cuando me estaba acercando al final de mi caso, el
miedo en la boca de mi estómago regresando. Yo sabía que tenía razón.
Mi papá se inclinó hacia atrás en su silla, con las manos cruzadas sobre
el regazo, y sonrió esa sonrisa de te-amo-no-importa-que-tan-tonta-eres con
la que yo siempre contaba. —Ya veo, cariño, pero es un poco exagerado. Creo
que la verdad es que estás estresada socialmente y aburrida académicamente.
Tal vez deberíamos trabajar en algunas cosas de nivel universitario en casa,
no todo el tiempo, pero sólo lo suficiente para mantener a tu imaginación
ocupada y, bueno, productiva.
—¿Mi imaginación? No me estoy volviendo loca. Bueno, está bien, tal
vez me estoy volviendo loca, pero no es porque estoy aburrida y necesito ver
códigos donde no los hay. Me estoy volviendo loca porque tenía esto casi
resuelto a las ocho de la mañana, y esto pasó a las diez. Papá, ocho personas
fueron explotadas. —Comencé a llorar.
Papá puso sus brazos alrededor de mí. —Cariño, esto no tiene nada que
ver contigo. Esto pasó a casi cinco mil kilómetros de distancia a personas que
nunca ibas a conocer. Piénsalo. ¿De verdad crees que el gobierno de los
Estados Unidos, el FBI, y Seguridad Nacional no fueran capaces de detener
este horrible ataque, pero tú si podías hacerlo? Es, bueno, un poco ridículo,
francamente.
Fui aplastada. Él era la única persona en mi vida en la que podía contar para
que me tomara en serio. —Papá, nada me haría más feliz que estar alucinando
todo esto. Tal vez pasar un par de semanas en una camisa de fuerza o
cubierta con los cristales de mamá y luego simplemente seguir adelante. Pero
tengo la peor sensación de que tengo razón.
—Esto no va a terminar aquí, ¿verdad?
Negué con la cabeza.
—Si quieres que investiguen la estación de cable que transmite ese
programa, no va a ser por nosotros, así que no te hagas ilusiones, Nancy
Drew2. Te llevaré al FBI o a Seguridad Nacional, pero no puedo obligarlos a
que te tomen en serio. Esta teoría es un poco delgada.
Un ochenta y cinco por ciento de mí quería creerle a mi papá, lavarme
las manos de esto, y mirar la tragedia desarrollándose en las noticias a poca

2
Nancy Drew es una detective aficionada que ha sido protagonista de varias series de novelas
de misterio para niños y adolescentes, que fueron escritas por varios autores fantasmas y
lanzadas a la venta bajo la firma colectiva «Carolyn Keene».
distancia. Algunas veces realmente quisiera ser sólo un ochenta y cinco por
ciento de mí.

También podría gustarte