Desde el principio de los tiempos el hombre ha querido estar a la altura de su Dios, ese Dios que habita en el cielo. De infinidad de maneras siempre ha intentado estar cerca de Dios, ya en el antiguo testamento se habla de la Construcción de La Torre de Babel. Los egipcios construyeron pirámides gigantes que llegan hasta el cielo. Tras ser expulsados de Egipto los hebreos y peregrinar por el desierto, Moisés subió a la montaña de donde recibió de la mano de Dios las tablas de los diez mandamientos. Todo ello sin olvidar los Zigurat, que es un templo de la antigua Mesopotamia que tiene la forma de pirámide. Ya en el Nuevo Testamento el mismo Jesús sube a orar al Monte Tabor produciéndose la Transfiguración. En la actualidad el hombre ha intentado siempre estar en lo más alto, de ahí que se dice que: El primero que llega sube a lo más alto del cajón. De esta lucha por estar en lo más alto nos encontramos con la ilusión de muchos deportistas escaladores por conquistar el techo del mundo, es decir subir al Monte Everest. El Monte Everest es el pico más alto del mundo (8.848), en el continente asiático, marca la frontera entre China y Nepal. Es conocido por primera vez en un mapa elaborado por 1733 por el cartógrafo francés Jean Baptiste Bourguignon d'Anville. La primera expedición que subió al Everest fue la británica de 1953, Tenzing Norgay y Edmund Hillary lograron el primer ascenso oficial usando la ruta de la arista Sureste. Araceli Segarra fue la primera mujer española que logró coronar el Everest, el 23 de mayo de 1996. En la actualidad esta bonita montaña se está convirtiendo en el vertedero de basura más alto del mundo, dado que la cantidad de visitantes genera una inmensidad de desperdicios, a tal efecto ya se han puesto en marcha varios proyectos para limpiarlo y proteger su entorno. Hoy en día con las nuevas tecnologías se puede visitar infinidad de monumentos, paisajes etc, sin llegar ni siquiera a pisarlos. Todos éstos son un legado muy importante que nos han dejado nuestros antepasados y que nosotros debemos conservar para que nuestras generaciones venideras puedan disfrutar de ello como nosotros estamos disfrutando.