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COMBATIR
La salación es uno de los rituales de brujería más temidos, desde la antigüedad. Este
procedimiento funesto, utiliza la sal como principal ingrediente para provocar la
mala suerte en una persona.
Debido al uso del elemento sal, la salación generalmente se relaciona con el plano
económico y las propiedades (bienes) de la víctima. El individuo “salado” pierde su
poder adquisitivo, contactos y recursos.
Puede afirmarse que la salación es un ritual de la denominada magia negra, aunque
clasificar la magia como blanca o negra, es simplificar demasiado los distintos
aspectos que encierra.
Por ejemplo, es ampliamente conocido el poder de la sal como elemento energético
purificador y protector (positivo); sin embargo, puede ser empleado para actividades
de bajo nivel vibracional, como la salación.
En estos casos, la culpa no es del ingrediente utilizado (sal, velas) sino de la persona
que manipula la energía, y decide (por voluntad propia) enfocarla hacia emociones y
situaciones negativas.
Retomando el tema de la salación, este ritual de connotaciones oscuras suele
emplear otros elementos como huevos y aceite, que son arrojados en las
propiedades de la víctima (casa, carro), para acarrear accidentes e infortunio.
Los ingredientes del hechizo pueden ser encontrados a simple vista (en el patio o
frente a la puerta principal de la vivienda), pero en otras ocasiones, es posible que
pasen desapercibidos (en una maceta, en el caucho de un vehículo).
SÍNTOMAS DE LA SALACIÓN
Los curanderos y sanadores populares practican una serie de rituales (que incluyen
sal, aceite, huevos y plantas) para determinar si un individuo ha sido víctima de una
salación o está sugestionado por su propia negatividad.
Los síntomas de la salación descritos por chamanes y “curiosos” comprenden:
• alejamiento de los seres queridos;
NOTA
También puedes utilizar bolsas de papel o tela para recoger el huevo, las ramas y el
velón, pero debe tratarse de un saco de color oscuro, que no permita ver en su
interior, y que puedas cerrar con facilidad.
Toma las bolsas y deséchalas en un contenedor de desperdicios, ubicado lo más lejos
posible de tu hogar. Al regresar a casa, toma un baño con los productos habituales de
aseo personal.
Después, sin salir de la ducha, toma un poco de sal marina gruesa y guárdala en tu
puño cerrado. Pasa tu puño por tu cuerpo como si se tratara de una esponja (la sal no
debe tocar el cuerpo).
Finalizado, el recorrido suelta la sal sobre el drenaje de la ducha, para que sea
arrastrada por el agua. Luego, toma miel en tus manos y úntala en tu cuerpo para
atraer energías armonizadoras.
Deja que la miel permanezca unos minutos sobre tu cuerpo (no más de 5 minutos), y
procede a aclararla con agua. Sécate suavemente, con una toalla de algodón, de
preferencia de colores claros.
De forma opcional (no obligatoria), puedes encender una vela blanca en
agradecimiento a tus guías y protectores, por acompañarte en el ritual y ofrecerte su
ayuda para eliminar la salación.