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Este modelo social de la discapacidad considera que las causas que originan la
discapacidad no son religiosas ni científicas, sino que son, en gran medida, sociales.
En efecto este nuevo paradigma social sobre la discapacidad, que se enmarca en
los principios generales declarados por los derechos humanos, se origina en la
segunda mitad del siglo pasado. Este movimiento multidimensional nace dentro de
la disciplina de las ciencias sociales, el análisis de las políticas sociales y la lucha
por los derechos civiles; específicamente aquellos relacionados con los derechos
de las personas con discapacidad. En sus diferentes estructuras y contenidos, esta
nueva propuesta encaminada tanto hacia la investigación social, la actualización de
las políticas públicas, como a la consolidación de los derechos humanos de las
personas con discapacidad, se conoce como el modelo social de la discapacidad.
En este nuevo paradigma, al considerar que las causas que están en el origen de
la discapacidad son sociales, pierde parte de sentido la intervención puramente
médica o clínica. Las soluciones no deben tener cariz individual respecto de cada
persona concreta afectada, sino que más bien deben dirigirse a la sociedad.
Según los defensores de este modelo, no son las limitaciones individuales las raíces
del problema, sino las limitaciones de la propia sociedad para prestar los servicios
apropiados y para asegurar adecuadamente que las necesidades de las personas
con discapacidad sean tenidas en cuenta dentro de la organización social.
Precisamente, desde este modelo se insiste en que las personas con discapacidad
pueden aportar a la sociedad en igual medida que el resto de personas —sin
discapacidad—, pero siempre desde la valoración y el respeto de la diferencia. Este
modelo se encuentra íntimamente relacionado con la asunción de ciertos valores
intrínsecos a los derechos humanos y aspira a potenciar el respeto por la dignidad
humana, la igualdad y la libertad personal, propiciando la inclusión social, y
sentándose sobre la base de determinados principios: autonomía personal, no
discriminación, accesibilidad universal, normalización del entorno, diálogo civil,
entre otros. Parte de la premisa de que la discapacidad es una construcción y un
modo de opresión social y resultado de una sociedad que no considera ni tiene
presente a las personas con discapacidad. De igual manera, apunta a la autonomía
personal de la persona con discapacidad para decidir respecto de su propio
proyecto de vida. Para ello, se propone la eliminación de cualquier tipo de barrera,
así como brindar una real igualdad de oportunidades.
Abriendo un pequeño paréntesis, es preciso mencionar que, en igualdad de
oportunidades o igualdad en el punto de partida, el reparto definitivo de los bienes
sociales depende de los méritos y el esfuerzo de cada persona. De tal manera, que
las acciones del Estado se dirigen básicamente al ámbito educativo, el equilibrio de
las cargas familiares y la concientización social. John Rawls precisa la idea de
igualdad de oportunidades en el sentido de que los que poseen el mismo nivel de
talento y habilidad y la misma disposición a hacer uso de esos dones, deberían tener
las mismas perspectivas de éxito independientemente de su clase social de origen...
En todas las partes de la sociedad debe haber aproximadamente las mismas
perspectivas de cultura y logro para los que están similarmente motivados y
dotados.
Esta forma de pensar ha llevado a que las organizaciones sociales que representan
los intereses e ideales de las personas con discapacidad, argumenten que la
discapacidad ha sido considerada un elemento político del sector social marginado
que reclama la falta de igualdad e inclusión real en el sector laboral, vivienda y
transporte. La falta de igualdad de oportunidades no es consecuencia real de la
condición médica en sí misma, sino en gran medida de las actitudes de la
marginación social y la discriminación, con la creación de estereotipos que
implícitamente niegan o rechazan las habilidades y necesidades de las personas
con discapacidad. Puede concluirse entonces que el modelo social de la
discapacidad visualiza y ubica el problema de la discapacidad dentro de la misma
sociedad. El esfuerzo por lograr una plena integración de las personas con
discapacidad debe orientarse hacia la eliminación, o al menos a la continua
disminución de las barreras ambientales, físicas e ideológicas que limitan la
participación e integración de las personas con discapacidad dentro de la sociedad.
La vida de una persona con discapacidad tiene el mismo sentido que la vida de una
persona sin discapacidad. En esta línea, las personas con discapacidad remarcan
que ellas tienen mucho que aportar a la sociedad, pero para ello deben ser
aceptadas tal y cual son, ya que su contribución se encuentra supeditada y
asimismo muy relacionada con la inclusión y la aceptación de la diferencia. El
objetivo que se encuentra reflejado en este paradigma es rescatar las capacidades
en vez de acentuar las discapacidades. En definitiva, puede forjarse un poderoso
vínculo entre el modelo social de la discapacidad y la perspectiva de la discapacidad
basada en los derechos humanos. La sociedad no ha tenido en cuenta o ha excluido
la diferencia implícita en la discapacidad a la hora de regular las condiciones de
acceso y de participación en el contexto social. El objeto último desde la perspectiva
del modelo de derechos humanos es construir sociedades que sean auténticamente
integradoras, sociedades que valoren la diferencia y respeten la dignidad, la
igualdad de todos los seres humanos con independencia de sus diferencias y
discapacidades. Ello porque se considera que la discapacidad no es simplemente
un atributo de la persona, sin un complejo conjunto de condiciones, muchas de las
cuales son creadas por el contexto social. En consecuencia, el manejo del tema
requiere la realización de todas las modificaciones y adaptaciones necesarias, cuyo
fin sea alcanzar la participación plena de las personas con discapacidad en la
totalidad de las áreas de la vida en comunidad. Por lo tanto, se requiere de la
introducción de una serie de cambios sociales, muchos de ellos —tal vez todos—
relacionados con los derechos humanos; lo importante será centrar nuestra
reflexión en aquellas discapacidades que ubican a un sujeto en una situación de
desventaja en el ámbito de la participación en la vida social; por lo tanto, se requiere
de la búsqueda de soluciones a partir del respeto a los principios y valores
esenciales que fundamentan los derechos humanos.
En definitiva, decir que la discapacidad es un problema social implica además: a)
que la problemática debe ser entendida en un contexto social, cultural, histórico y
geográfico; b) que la deficiencia o daño de la persona afectada implica sólo una
parte de la situación de discapacidad; c) que la resolución del problema implica tanto
una adecuada rehabilitación como contar con una sociedad accesible; d) que una
sociedad es accesible cuando depone barreras de todo tipo; e) que las barreras
culturales constituyen la base donde se formulan las tangibles y las de tipo físico.
Una sociedad es accesible cuando practica la tolerancia y el respeto hacia la
diferencia, valorándola como algo positivo, única forma de construir una democracia
verdadera. En conclusión, detrás de la cuestión de la discapacidad se encuentra el
análisis más profundo aún, sobre el tipo de democracia que se pretende construir.
Por ello, para el profesor Santiago Martín, la actividad del jurista y del legislador no
debe necesariamente focalizarse en las personas con discapacidad, y a veces ni
siquiera en la discapacidad misma, sino en la sociedad y sus comportamientos para
con ellos. Es la sociedad quien sufre discapacidades para valorar lo diferente, para
entender las necesidades de quienes sufren impedimentos físicos, y para incluir a
éstos en la vida comunitaria.