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Resp.: Conforme a esta definición, se puede decir que el contenido del Derecho
Procesal Constitucional está dada por una tesis amplísima; englobando contenidos
básicos como magistratura constitucional, procesos constitucionales, sistemas de
designación de magistrados, conflictos hipotéticos de competencia, pero así también el
sistema procesal debe responder a la supremacía de la norma constitucional y a la
defensa integral de la constitución. Abarca también, la incorporación de la jurisdicción
transnacional, e incluso permite una perspectiva de incorporación de los procesos cuasi-
jurisdiccionales.
Desde esta perspectiva, el DPC debe partir de una descriptiva dogmática y sustancial,
que comprende la teorización del concepto, su naturaleza jurídica, el control de
constitucionalidad, la organización de la jurisdicción constitucional, la tipificación del
acceso a la justicia, el relevante tema del control de convencionalidad que conlleva la
idea de la interpretación y aplicación de la jurisprudencia transnacional, un desarrollo de
las garantías constitucionales y el modelo del debido proceso constitucional.
Resp.: El juicio político, pues dicho proceso se encuentra previsto en la CN. Sin
embargo, no cuenta con un procedimiento bien establecido o reglamentado. Del mismo
modo, no es ejercido por el Poder Judicial y si por el Poder Legislativo, siendo la
Cámara de Diputados, el órgano encargado de iniciar el proceso en calidad de órgano
acusador (similar a la función del Ministerio Público), presentando el libelo acusatorio
en el cual se detallan todos los hechos ilícitos o de mal ejercicio de las funciones que
son imputados al enjuiciado. Por su parte, el Senado es el órgano encargado del
juzgamiento, ejerciendo el rol Jurisdiccional de los Magistrados.
En la práctica conocida y de hechos recientes, se sabe que los sujetos sometidos al juicio
político, no tuvieron un plazo razonable para ejercer adecuadamente su defensa, aunque
tal vez la defensa no tendría efecto en la decisión final, ya que lo único que se necesitan
son los votos necesarios para destituir al enjuiciado políticamente; y, no se consideraron
los argumentos presentados por la defensa.
Si se analiza la forma de control del citado procedimiento, como por ejemplo, recurrir a
la resolución emanada de un órgano no jurisdiccional, considerando que no está prevista
la herramienta impugnativa, por lo que la única vía posible en nuestra legislación, sería
recurrir a la Acción de Inconstitucionalidad ante la Sala Constitucional de la C.S.J. Sin
embargo, como son cuestiones no justiciables, escapan a la esfera de esa protección.
Por ende, si bien el Poder Legislativo posee competencia en materia de juicio político,
no puede apartarse de las disposiciones constitucionales; y en especial, de las normas
del debido proceso. Todo ésto, derivado del control de constitucionalidad y
convencionalidad, aplicando el supuesto previsto en el art. 145 de la C.N.
Nos adherimos al criterio del Profesor Pablo Darío Villalba, de que “tenemos, por un
lado que el juicio político en pureza jurídica no sería parte del Derecho Procesal
Constitucional como tal, pero sí sería integrante de esta disciplina el control
constitucional a efectuarse de lo actuado en el impeachment, lo que denota una
característica sui generis”.
1
Corte IDH, caso Tribunal Constitucional vs Perú, Sentencia 31 de Enero 2001, párr. 73 y 75; también en Argüelles y
otros vs Argentina, Sentencia 20 Noviembre de 2014, párr. 147.
El derecho a un juez o tribunal imparcial
208. En el presente caso han sido sometidas a la consideración de la Corte alegaciones sobre la supuesta
falta de imparcialidad personal de los jueces o tribunales que dictaron las sentencias condenatorias. Al
respecto, este Tribunal ha establecido que la imparcialidad exige que el juez que interviene en una contienda
particular se aproxime a los hechos de la causa careciendo, de una manera subjetiva, de todo prejuicio y,
asimismo, ofreciendo garantías suficientes de índole objetiva que permitan desterrar toda duda que el
justiciable o la comunidad puedan albergar respecto de la ausencia de imparcialidad. La Corte ha destacado
que la imparcialidad personal se presume a menos que exista prueba en contrario, consistente por ejemplo en
la demostración de que algún miembro de un tribunal o juez guarda prejuicios o parcialidades de índole
personal contra los litigantes. El juez debe aparecer como actuando sin estar sujeto a influencia, aliciente,
presión, amenaza o intromisión, directa o indirecta, sino única y exclusivamente conforme a –y movido por-
el Derecho.
Matices de la independencia
15. Respecto a la faceta institucional, la Corte ha señalado que para lograr la independencia e
imparcialidad de los jueces es necesario que los mismos cuenten con garantías institucionales. Entre esas
garantías se encuentran la inamovilidad del cargo, una remuneración intangible, el modo y forma de
nombramientos y de cese en sus funciones. De la misma forma, se debe señalar que la independencia
judicial es consustancial al principio de división de poderes consagrado en el artículo 3° de la Carta
Democrática Interamericana. De ahí que la separación e independencia de los poderes públicos, sea un
elemento fundamental en todo estado de derecho.
16. La Corte ha establecido que “uno de los objetivos principales que tiene la separación de los poderes
públicos es la garantía de la independencia de los jueces”. Dicho ejercicio autónomo debe ser garantizado
por el Estado tanto en la ya mencionada faceta institucional, esto es, en relación con el Poder Judicial
como sistema, como también en conexión con su vertiente individual, es decir, con relación a la persona
del juez específico. El objetivo de la protección radica en evitar que el sistema judicial en general y sus
integrantes en particular se vean sometidos a posibles restricciones indebidas en el ejercicio de su función
por parte de órganos ajenos al Poder Judicial o incluso por parte de aquellos magistrados que ejercen
funciones de revisión o apelación.2
2
Corte IDH, caso Norín Catrimán y otros (Dirigentes, miembros y activistas del pueblo Indígena Mapuche) vs Chile,
Sentencia 29 de Mayo de 2014, Voto Razonado de Ventura Robles y Ferrer Mac Gregor, párr. 16; también Acosta y
otros vs Nicaragua, Sentencia 25 de Marzo 2017, párr. 171.
3
Corte IDH, caso Norín Catrimán y otros (Dirigentes, miembros y activistas del pueblo Indigena Mapuche) vs Chile,
Sentencia 29 de Mayo de 2014, Voto Razonado de Ventura Robles y Ferrer Mac Gregor, párr. 17; también en López
Lone vs Venezuela (2015), párr. 233, Acosta y otros vs Nicaragua (2017), supra, párr. 171.
Resp.: De acuerdo al fallo estudiado, podemos resaltar que la relevancia dada por el
Sistema Interamericano de Derechos Humanos, consiste en que la Independencia e
Imparcialidad son pilares fundamentales para la correcta aplicación de la Justicia.
Entendemos que, sin la Independencia de los Magistrados es imposible que exista
imparcialidad, por ello la Independencia e Imparcialidad son dos elementos de la
Justicia que no se pueden separar, es por eso que la Corte Interamericana hace hincapié
en que los Gobiernos deberían arbitrar los medios necesarios para que la Judicatura sea
completamente independiente, y no esté sometida a otros poderes, para la toma de
decisiones sobre un eventual caso o juicio.
Resp.:
Sistemas de designación de los magistrados;
Inamovilidad del Cargo
Remuneración Intangible
Procedimientos para la remoción y el cese en sus funciones
Separación de los poderes públicos, garantizado por el Estado
Imparcialidad Subjetiva: Que el Juez que impartirá justicia esté libre de prejuicios
personales, evitando cualquier parcialidad en contra o a favor de uno de los litigantes.
Garantiza que el juez no haya mantenido relaciones indebidas con las partes y que se
someta exclusivamente al ordenamiento jurídico como criterio de juicio. Asegurando
que la pretensión, sea decidida por un tercero ajeno a las partes y a los intereses del
litigio.