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MI FIEL AMIGO
1.2. Importancia.
Es importante, porque hoy vivimos en un periodo en el que la obra del Espíritu Santo
es más destacada que la de los otros dos miembros de la Trinidad.
Es importante porque la obra del Espíritu Santo está directamente relacionada con la
experiencia cristiana. Sin la obra del Espíritu no hay nuevo nacimiento, santificación,
fructificación, instrucción, dirección, capacitación, iluminación, oración, ni garantías
de salvación para el cristiano.
II. LA PERSONALIDAD DEL ESPIRITU SANTO.
2.1. El Espíritu Santo tiene los atributos que corresponden a la personalidad.
a) Intelecto. El Espíritu conoce y escudriña las cosas de Dios (1 Co. 2: 10-11; cp. Is.
11:2; Ef. 1: 17). Se afirma que tiene mente (Ro. 8:27, VM) y que tiene la facultad
de enseñar a los hombres (1 Co. 2: 13).
Se atribuyen al Espíritu Santo acciones que no podrían atribuirse a una mera cosa,
influencia, poder o emanación. Tales acciones, por tanto, tienen que ser las de una
persona, lo cual demuestra que el Espíritu tiene personalidad.
f) El Espíritu manda y dirige a los hombres. "Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y
júntate a ese carro" (Hch. 8:29).
g) El Espíritu realiza milagros. "Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor
arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió su camino gozoso" (Hch.
8:39).
i) El Espíritu envía para el servicio cristiana. "Ellos, entonces, enviados por el Espíritu
Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre" (Hch.13:4).
Estas son acciones que no podrían ser realizadas por un algo impersonal, sino que
tienen que ser realizadas justamente por un ser personal.
IV. EJEMPLO DE VIDAS USADAS POR EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO
EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.
4.1. Bezaleel y Aholiab: Dios ha dado inteligencia y capacidad para que puedan diseñar
toda obra de arte para el tabernáculo y para diseñar los vestidos de los sacerdotes:
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Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2 Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel
hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; 3 y lo he llenado del Espíritu de
Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, 4 para inventar
diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, 5 y en artificio de piedras para
engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor. 6 Y he
aquí que yo he puesto con él a Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y
he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo
que te he mandado; 7 el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, el
propiciatorio que está sobre ella, y todos los utensilios del tabernáculo, 8 la mesa
y sus utensilios, el candelero limpio y todos sus utensilios, el altar del incienso,
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el altar del holocausto y todos sus utensilios, la fuente y su base, 10 los vestidos
del servicio, las vestiduras santas para Aarón el sacerdote, las vestiduras de
sus hijos para que ejerzan el sacerdocio, 11 el aceite de la unción, y el incienso
aromático para el santuario; harán conforme a todo lo que te he mandado (Éxodo
35:1-11)
De la misma manera, Dios nos puede dar sabiduría para que podamos ser creativas,
decoremos nuestro hogar, mantengamos el higiene, trabajar en obra de arte en la iglesia
para tejer chalinas, artesanías, etc. Todo esto lo puede dar solo el Espíritu Santo.
4.2. María, Hermana de Moisés: María fue una mujer profetiza, fue una mujer que
ayudó a Moisés en el liderazgo. Esta mujer canto alabanzas proféticas cuando Dios
Abrió el mar rojo y todo el ejército de Faraón fue destruido.
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Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y
todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas (Éxodo 15:20).
Dios usó a María como profetiza, Dios nos use a nosotras también para profetizar la
victoria. Nunca salga de nuestra boca palabras de derrota, sino palabras de fe, palabras
de victoria. El esposo tal vez por los afanes y preocupaciones puede venir a casa
desanimado, derrotado por que no hay trabajo, las deudas, etc. Pero como mujeres
llenas del Espíritu Santo, animemos, cambiemos el tono, dice la biblia: “La mujer
sabia edifica su casa; más la necia con sus manos la derriba” (Proverbios 14:1).
4.3. Débora: Débora fue una mujer que Dios levantó como Juez y profetiza en Israel,
“4 Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de
Lapidot” (Jueces 4:4). Ella se levantó como madre en Israel cuando todo Israel se
acobardaba, cuando la gente se apartaba del camino de Dios, pero ella con el poder del
Espíritu Santo asumió el liderazgo para dirigir a su pueblo y tuvo victoria.
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En los días de Samgar hijo de Anat, En los días de Jael, quedaron abandonados
los caminos, Y los que andaban por las sendas se apartaban por senderos
torcidos. 7 Las aldeas quedaron abandonadas en Israel, habían decaído, Hasta que
yo Débora me levanté, Me levanté como madre en Israel. 8 Cuando escogían
nuevos dioses, La guerra estaba a las puertas; ¿Se veía escudo o lanza Entre
cuarenta mil en Israel? (Jueces 5:6-8).
De la misma manera, Dios nos ha dado El poder del Espíritu Santo para que
profeticemos, para que declaremos en el nombre de Jesucristo y liderar en el ministerio
que Dios nos ha puesto.
Si su esposo no se levanta para orar, usted levántese para orar, si su esposo no quiere
predicar, pero usted levántese en el Nombre de Jesucristo. Hay hombres que no quieren
ayunar y ya no quieren estar en el ministerio, pero usted levántese con la ayuda del
Espíritu Santo.
4.4. Otoniel: Otoniel fue el primer Juez en Israel, en su tiempo Israel pecó contra Dios,
pero Dios levantó enemigos para que lo oprimiesen, entonces Israel volvió a clamar a
Dios, y como respuesta a su oración, Dios levantó un libertador como Otoniel, Dios uso
a Otoniel para dar victoria a Israel.
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Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a
Jehová su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera. 8 Y la ira de
Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey
de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años.
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Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un libertador a
los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor
de Caleb. 10 Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a
batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció
su mano contra Cusan-risataim. 11 Y reposó la tierra cuarenta años; y murió
Otoniel hijo de Cenaz (Jueces 3:7-11).
En estos últimos tiempos nos encontramos en una batalla espiritual, hay gente que se
está apartando del camino de Dios, los hijos ya no quieren ir a la iglesia, el esposo de
vez en cuando va a la iglesia. Dios tiene que traer salvación y victoria a través de
nosotras, y lo hará solo cuando clamemos a Dios y nos capacite con el poder del
Espíritu Santo.
4.5. Jefté: Jefté fue hijo de una prostituta, sus hermanos le odiaron y le botaron de su
casa, él se fue al desierto y fue caudillo de gente ociosa.
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Y el Espíritu de Jehová vino sobre Jefté; y pasó por Galaad y Manasés, y de
allí pasó a Mizpa de Galaad, y de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Amón…
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Y fue Jefté hacia los hijos de Amón para pelear contra ellos; y Jehová los
entregó en su mano (Jueces 11:29,32).
Dios puede usar a los marginados, a los desamparados, a los pobres, a los analfabetos,
no hay acepción de personas para Dios. El Espíritu Santo puede usar a las personas
despreciadas, delante de él nos hacemos útiles e instrumentos poderosos para obtener
victorias en Cristo.
4.6. Gedeón: La biblia dice también que Gedeón derrotó a un ejército numeroso con
solo 300 hombres. La clave de la victoria es el poder del Espíritu Santo.
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Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y cuando éste tocó el
cuerno, los abiezeritas se reunieron con él (Jueces 6:34).
Dios ha dado una victoria segura, una vez mas podemos ver como Dios entrena en
destrezas militares para ganar la guerra.
4.7. Sansón: La biblia narra cómo en diferente ocasiones vino el Espíritu de Dios sobre
Sansón para salir venciendo sobre sus adversarios.
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Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como
quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no declaró ni a su
padre ni a su madre lo que había hecho (Jueces 14:6)
4.8. Saúl: También el Espíritu Santo vino sobre Saúl, En la vida de Saúl, el Espíritu
Santo le cambio en una nueva persona. De la misma manera Dios puede cambiarnos en
nuevas personas, puede cambiar nuestro carácter, nuestro temperamento.
Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y
serás mudado en otro hombre (1Samuel 10:6)
5. EL ESPÍRITU SANTO EN EL MINISTERIO DEL NUEVO TESTAMENTO.
5.1. El creyente es nacido de nuevo del Espíritu Santo.
Esta experiencia es lograda mediante el Espíritu Santo. Jesús dijo a Nicodemo, “El que
no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es
nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Jn. 3:5, 6).
Cuando uno nace naturalmente, vida natural le es impartida. Pero la vida nueva es
impartida por el Espíritu santo.
Esta nueva vida espiritual es impartida al creyente mediante el Espíritu Santo que mora
en él, que es la marca de un cristiano nuevo testamentario. “Mas vosotros no vivís
según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y
si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Rom. 8:9).
5.2. El Espíritu Santo da testimonio al creyente de ser hijo.
“El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo…” (I Jn. 5:10). “El
Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios” (Rom.
8:16). “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo,
el cual clama: ¡Abba, Padre!” (Gál. 4:6). Es importante notar que en cada uno de estos
versículos el Espíritu es el que toma la iniciativa. Él es el que da testimonio dentro del
corazón del creyente. Esto no es sólo un sentimiento interior. Es el testigo divino de una
nueva relación llevada a cabo por el Espíritu Santo; y cuando es lograda, Él es quien
testifica de su realidad.
5.3. El creyente es santificado por el Espíritu Santo.
“Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para
obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo…” (1P.1:2; vea también 2Tes.
2:13). Al tratar la doctrina de la santificación observamos que la santificación tiene dos
fases: la primera consiste en ser separados para el Señor, y la segunda consiste en
limpieza necesaria y continúa.
El mundo, la carne y el Diablo están siempre presentes en el diario andar del cristiano.
Solo con la fuera diaria impartida por el Espíritu Santo el cristiano puede obtener
victoria ante estos tres enemigos mortales.
Es el Espíritu Santo quien nos capacita para humillar, hacer morir a la carne y vivir
victoriosamente en el Espíritu. Hacemos morir las obras de la carne al reconocer al viejo
hombre crucificado con Cristo (Rom. 6:11), y al elegir el andar bajo la guía y el poder
del Espíritu Santo.
5.5. El Espíritu Santo bautiza y llena a los creyentes, dándoles poder para servirle.
Las palabras familiares de la gran comisión en Marcos 16:15, “Id por todo el mundo y
predicad el evangelio a toda criatura” son seguidas y afinadas en Lucas 24:49 por otro
mandamiento del Señor: “…pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén hasta que
seáis investidos de poder desde lo alto.”
Este bautismo con el Espíritu Santo y fuego (Lucas 3:16) y la unción peculiar de poder
como su resultado, vendría a ser una nueva etapa en la obra del Espíritu Santo. Jesús
había prometido “He aquí yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero
quedaos vosotros en Jerusalén hasta que seáis investidos de poder de lo alto” (Lc.
24:49). Nuevamente, antes de su ascensión, Él amplió esta promesa diciendo a sus
discípulos:
Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
testigos en Jerusalén, en todo Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hch.
1:8).
Este poderoso ministerio del Espíritu Santo no debe ser confundido con sus otras
actividades en relación con los hijos del Señor. El bautismo con el Espíritu Santo es
distinto de, y posterior a, su obra regeneradora en los corazones de los inconversos. Este
bautismo es especialmente para que los creyentes tengan el poder espiritual necesario
para llevar a cabo el ministerio que les ha sido entregado.