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Apuntes 14
Ningún fiel desea ver a quien considera su Dios, vulnerable y expuesto a la humillación. La imagen de
Cristo en la cruz tiene un retraso de trescientos años, respecto de la aparición de las primeras imágenes
de Cristo.
Observando la primera iconografía, lo que se muestra mayormente es a Cristo Pantocrátor, Señor del
mundo, empoderado en el trono celestial. La imagen antagónica a un Cristo agónico clavado a una cruz.
En sí, la crucifixión para la mirada cristiana, es el sacrificio de Dios mismo por nuestros pecados, por
nuestros errores. Con esta acción -y desde una perspectiva teológica-, es la revelación de Dios en
hombre, sujeto al sacrificio.
Por ello, y en forma de posibilidad, es la superación de la culpa que implica el alejamiento del llamado de
Dios, a través del acto sacrificial de Cristo.
El texto bíblico es explícito en la total dimensión humana en el momento culmine del sacrificio:
Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es:
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama éste.
(Mt. 27, 46-47).
Pocas líneas del Evangelio son más dramáticas que las relatadas por San Mateo, porque en ellas es
Jesús quien interpela -como tantas veces en la vida del hombre- a Dios.
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Cristo y Buda en el Arte
ARO 121T, Formación General
Dr. Efraín Telias
Escuela de Arte
Se puede interpretar también como un llamado que clama desde la duda – porque la frase contiene la
suposición del abandono-…
(pero, ¿quién duda?... , ¿Dios de sí mismo?...)
Con esta frase Jesús proclama su total identificación con la fragilidad de la condición humana: “Dios,
porque me has desamparado”; sin embargo, en los instantes siguientes, otro Evangelio nos muestra a
Cristo entregando su espíritu en completa aceptación de Dios.