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Cristo y Buda en el Arte

ARO 121T, Formación General


Dr. Efraín Telias
Escuela de Arte

Apuntes 14

Sobre la imagen de Jesús crucificado

1. Incorporación de la imagen de Cristo en la cruz

Ningún fiel desea ver a quien considera su Dios, vulnerable y expuesto a la humillación. La imagen de
Cristo en la cruz tiene un retraso de trescientos años, respecto de la aparición de las primeras imágenes
de Cristo.

Observando la primera iconografía, lo que se muestra mayormente es a Cristo Pantocrátor, Señor del
mundo, empoderado en el trono celestial. La imagen antagónica a un Cristo agónico clavado a una cruz.

La conjunción de la hermenéutica teológica, y la reiteración de la instancia sacrificial en las tradiciones de


creencias pre cristianas, sirvieron de fundamento para importancia creciente de la crucifixión como
modelo iconográfico. El concepto de expiación a través del sacrificio es una práctica presente en la mayor
parte de las culturas de la humanidad. El evento del juicio y posterior ejecución de Jesús, incorporados en
los evangelios, recoge una práctica ancestral.

Luego de su irrupción, su importancia aumentó gradualmente, y su preponderancia se consolidó sólo a


fines de la edad media y comienzos del gótico, con la importancia adjudicada al modelo del Cristo
sufriente. Una dimensión de Jesús que sintonizaba con el espíritu renunciante de las órdenes de los
siglos XII y XIII.

2. Sobre el significado de la crucifixión.


(contenidos simbólicos desde una dimensión teológica)

Lo primero es advertir que el sentido de la crucifixión sólo se completa en el contexto de los


acontecimientos de la vida de Cristo: su encarnación, revelación, pasión y resurrección.

En sí, la crucifixión para la mirada cristiana, es el sacrificio de Dios mismo por nuestros pecados, por
nuestros errores. Con esta acción -y desde una perspectiva teológica-, es la revelación de Dios en
hombre, sujeto al sacrificio.

Pero es un acto unilateral, porque en la encarnación, y su correspondiente condición mortal, sujeta al


tiempo y las vicisitudes, Dios se hace hombre para el ser humano, porque Dios en sí es anterior y
posterior al tiempo. Con esta acción (la pasión), establece la expiación del pecado del ser humano. La
pasión es explícitamente, a través de su simbología, una interpelación al ser humano. Exige su
respuesta.

Por ello, y en forma de posibilidad, es la superación de la culpa que implica el alejamiento del llamado de
Dios, a través del acto sacrificial de Cristo.

El texto bíblico es explícito en la total dimensión humana en el momento culmine del sacrificio:
Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es:
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama éste.
(Mt. 27, 46-47).

Pocas líneas del Evangelio son más dramáticas que las relatadas por San Mateo, porque en ellas es
Jesús quien interpela -como tantas veces en la vida del hombre- a Dios.

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Cristo y Buda en el Arte
ARO 121T, Formación General
Dr. Efraín Telias
Escuela de Arte

Se puede interpretar también como un llamado que clama desde la duda – porque la frase contiene la
suposición del abandono-…
(pero, ¿quién duda?... , ¿Dios de sí mismo?...)
Con esta frase Jesús proclama su total identificación con la fragilidad de la condición humana: “Dios,
porque me has desamparado”; sin embargo, en los instantes siguientes, otro Evangelio nos muestra a
Cristo entregando su espíritu en completa aceptación de Dios.

Así la crucifixión, también es el lugar de la muerte en comunión con Dios:

Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad.


Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y
habiendo dicho esto, expiró.
Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este
hombre era justo.
(Lc 23,45-47)

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