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1.- ¿Qué es un género?

El concepto de género está relacionado con la disciplina del saber en que se desarrolla,
de tal manera, que cada disciplina desarrolla distintos géneros o moldes expresivos que le
permiten recoger o expresar de la manera más adecuada los distintos conocimientos que en
ellas se estudian. En el caso de la Literatura nos encontramos con los géneros literarios. Sin
embargo, el deslinde entre los géneros propios de nuestra área de conocimiento y de otras áreas
como la Filosofía o la Historia no es siempre sencillo ni claro. De esta manera, manifestaciones
como el ensayo, el artículo periodístico, la epístola, etc. a pesar de desarrollarse dentro de áreas
como las antes mencionadas, cuentan a veces con unas características compositivas o
expresivas que las acercan a los géneros literarios. Así, clasificar algunas de estas producciones
dependerá en gran medida, de cuál sea considerada la función comunicativa principal.
Los géneros literarios constituyen un sistema de clasificación de las obras literarias que
responde a esquemas de composición. La opinión más extendida a este respecto es que
existen tres grandes géneros literarios (también llamados por algunos autores “archigéneros” o
“géneros naturales”) que son la lírica, la épica y el teatro o genero dramático. Algunos críticos
también incluyen un cuarto género, el didáctico-ensayístico.
La clasificación de las obras en los distintos géneros y subgéneros permite relacionar
una obra con creaciones anteriores, facilcita su comparación con otras composiciones que
emplean el mismo esquema y ayuda al estudio del fenómeno literario. Estos esquemas de
composición que son los géneros, sirven a autores y lectores como horizonte de referencias y
expectativas a la hora de crear e interpretar una obra.
En la actualidad, los géneros no se conciben como categorías cerradas, sino que se
entienden como formas en constante evolución a través de las aportaciones de los distintos
autores a lo largo de la historia. Además, un texto literario adscrito a uno de los géneros puede
participar de algunas de las características de los otros.

LOS GENEROS LITERARIOS


1.1.- El género lírico.
La lírica tiene su origen la Grecia clásica, en las composiciones de tipo sentimental
destinadas a ser cantadas con el acompañamiento de la lira.
Las obras líricas se caracterizan por mostrar, generalmente, una perspectiva subjetiva.
Por ello, junto con la función estética, la función expresiva está muy presente en este género.
Además, en el género lírico las acciones y el discurrir del tiempo no tienen un papel prioritario
como en la narrativa o la dramaturgia. De esta manera, en la lírica suele predominar la
descripción como variedad del discurso.
La lírica suele prestar atención a la musicalidad del lenguaje, y para ello se vale de
recursos con el ritmo, la rima, las estrofas, la repetición de sonidos, etc. Por ello el uso del verso
suele ser habitual en el género lírico, aunque también podemos encontrar textos líricos en prosa.
Otra de las características del género lírico es la brevedad y, junto a ella, la
condensación (la intensidad) de sentimientos, de emociones, de ideas… en definitiva, de
cualquier cosa que se desee transmitir.
Los subgéneros líricos pueden dividirse en dos grandes grupos:
- las formas clásicas: como la oda, la elegía, la égloga, el epigrama…
- las formas tradicionales: como la canción, el romance, la letrilla, el villancico, el
zéjel…

1.1.1. Características técnicas de la lírica: el análisis métrico.


Como ya hemos avanzado supra, los textos del género lírico se caracterizan por la
presencia del ritmo, es decir, por aparecer en la base de su composición ciertas regularidades
métricas. El análisis de estas regularidades se conoce como análisis métrico. Veamos algunos
de los factores que comprende dicho análisis:
- la medida de los versos, es decir, el número de sílabas métricas que contiene cada
uno. Para hacer esta medición es necesario tener en cuenta diferentes parámetros y
fenómenos métricos como el acento de la última palabra (aguda: suba 1 sílaba; llana: no
afecta al cómputo, y esdrújula: resta una sílaba), la sinalefa (unión en una sílaba de dos
o más vocales pertenecientes a sílabas diferentes cuando una palabra termina en vocal
y la siguiente empieza por vocal), diéresis (ruptura de un diptongo: ej. gloria: glo-ri-a),
sinéresis (unión en un diptongo de dos vocales que no lo forman: ej. poe-sí-a), etc.
- La rima es la repetición de los sonidos finales de un verso a partir de la última vocal
tónica. Puede ser de dos tipos: asonante (sólo coinciden las vocales) y consonante
(coinciden también los sonidos consonánticos).
- El ritmo acentual está determinado por la disposición de los acentos en los versos.
Dicha disposición forma esquemas de acentuación que se repiten en períodos en cada
verso y a lo largo de la composición lírica.
- Las pausas. Las hay de dos tipos: obligatorias (se producen en el acento final de verso;
los versos mayores de doce sílabas requieren además de una pausa medial o cesura) y
no obligatorias (que se producen en el interior de los versos cuando hay signos de
puntuación).

1.1.2. El verso libre y la lírica en prosa.


Si el poema carece de una medida regular y de rima (versos blancos), se trata de una
composición en verso libre. También podemos encontrar casos de de textos líricos en prosa
(Espacio de Juan Ramón Jiménez). Lo que distingue el verso libre del poema en prosa es la
disposición en versos del primero frente la redacción corrida del segundo. En ambos casos, el
ritmo se consigue mediante mecanismos de repetición como las reiteraciones de esquemas
sintácticos, las reiteraciones léxicas, etc.

1.2. El género dramático.


El origen de este género también se encuentra en la antigua Grecia. De hecho, la
palabra “drama” viene del griego drao (acción). Los primeros textos dramáticos datan del siglo
VI a. C. y pertenecen al subgénero de la tragedia.
El texto dramático es una parte de la obra dramática en sí. Por lo tanto, es en la
representación donde este texto adquiere su sentido completo. Los textos dramáticos están
escritos pensando en la representación.
La base del fenómeno teatral es el texto; en él se presenta una acción que avanza
mediante los diálogos y las acciones de los personajes. Debido a esto, la variedad textual que
predomina en el teatro es el diálogo.
El crítico Kurt Spang ha señalado siete características para este género:
- Inseparabilidad del texto y la representación. El texto se escribe con la intención de
ser representado.
- Plurimedialidad del drama, ya que en la representación aparecen varios códigos
tanto verbales como no verbales: luminotecnia, decorados, vesturario, maquillaje,
gestos, efectos sonoros, etc.
- Colectividad de producción y recepción. Tanto el emisor como el receptor son
colectivos. En la producción interviene todo un equipo de profesionales de distinta
índole, desde el propio escritor pasando por el escenógrafo, el técnico de luces y
sonido, los actores, el attrezzista, el sastre, el maquillador, el peluquero, el director,
etc. Desde el otro lado del escenario está el público que asiste a cada
representación y que está formado por una diversidad de personas.
- Doble sistema de comunicación, ya que, por una parte, los personajes se comunican
entre ellos dentro de la obra, mientras que, de forma simultánea, la obra se va
narrando al público.
- Diálogo dramático, ya que ésta es la única forma que tiene el drama de contarse a sí
mismo, es decir, la obra se va contando a través del diálogo entre los personajes.
- Ficción del drama y de la representación. Esto supone que los actores actúan como
si de verdad ellos fueran las personas a las que representan. De la misma manera,
el espacio escénico representa al espacio “real” en el que se supone que están
teniendo lugar los hechos.
- Autarquía del drama. La representación de una obra crea la ilusión en sus
espectadores de que esa acción tiene vida e independencia por sí misma. De esta
manera, cuando asistimos a una representación olvidamos que se trata de una
historia creada por un autor y la recibimos como algo “real”, que tiene entidad e
independencia por sí mismo. Los actores actúan como si nadie les hubiera dictado lo
que deben decir y como si no existiera el público, de esta manera, la obra cobra vida
al margen de lo que la rodea.

Otras características del teatro son:


- No existe punto de vista ya que la acción se desarrolla directamente ante los ojos del
público a través de los personajes.
- La acción y el tiempo suele estar muy concentrada ya que hay que ajustarla a la
duración de la representación.

Las unidades de estructura del texto dramático son, básicamente, los actos (que
corresponden a núcleos temáticos de acción) y las escenas (unidades menores originadas por
las entradas y salidas de los personajes). Además de esto, en cualquier texto dramático
podemos distinguir dos partes diferenciadas: el diálogo en sí mismo (o “texto A” según la
nomenclatura utilizada por Bobes Naves), y las acotaciones (o “texto B” según la misma autora).
En las acotaciones se recogen recomendaciones de cualquier índole realizadas por el autor del
texto y referidas a elementos no lingüísticos como los gestos y la postura de los personajes, el
atrezzo, el decorado, la luz, etc.

Entre las técnicas dramáticas cabe destacar:


- el diálogo,
- el monólogo, que se utiliza fundamentalmente para mostrar el pensamiento y los
sentimientos (su interioridad) de los personajes.
- El aparte, que se produce cuando un personaje se dirige directamente al público y lo
demás fingen no escudarlo. Su empleo rompe por un momento lo que antes
llamamos la ficción de la representación. Se usa para anticipar eventos, como
elemento humorístico y para mostrar la opinión de uno de los personajes en un
momento dado.
- El coro. Se trata de una voz colectiva. Se da cuando varios personajes actúan
(hablan) como uno solo en determinados momentos o durante toda la obra.
- La voz de fondo, que es originada desde fuera del escenario por personajes
ausentes o que se suponen que están en un lugar cercano y distinto del lugar del
escenario.

Los textos dramáticos pueden formularse tanto en verso como en prosa, o incluso
combinar ambos procedimientos.

Los géneros dramáticos se dividen en:


- Subgéneros mayores, que son, fundamentalmente, la tragedia y la comedia.
Tragedia: protagonizada por personajes de elevada condición que se enfrentan
a un destino trágico (fatum) y del cual no pueden escapar. De esta lucha, el
héroe sale dignificado por la grandiosidad de su hazaña, pero suele acabar con
la vida de éste, de alguno de sus seres queridos o con una gran tragedia. Según
Aristóteles, la tragedia producía la catarsis (el desahogo de las pasiones y la
elevación del alma) en sus espectadores.
Comedia: obra de tono amable, asunto ligero y final feliz que está protagonizada
por personajes normales. Suele incluir elementos humorísticos.
Tragicomedia (o drama a partir del s. XVII): presenta de manera simultánea
características de la tragedia y la comedia.
-Subgéneros menores: piezas breves de carácter popular y cuya representación tiene
lugar a veces en los entreactos de obras de los subgéneros mayores.
Entremés o paso: pieza breve de carácter cómico y personajes populares que
se representaba en los descansos de las comedias de los siglos XVI y XVII.
Sainete: pieza breve y cómica que se puede representar de manera
independiente. Suele contener una crítica social en clave humorística.
Auto sacramental: obras de contenido religioso en la que se representa algún
misterio de la liturgia. Sus personajes suelen ser entidades abstractas, ideas (el
pecado, el Espíritu Santo, etc.).
Otros: jácara, loa, mojiganga…

1.3.- El género narrativo.


En las obras pertenecientes a este género, un narrador presenta una acción o sucesión
de hechos en la que participan una serie de personajes que se sitúan en un espacio y en un
tiempo. Todos estos elementos constituyen los elementos de la narración.
La narración literaria se caracteriza por recrear un mundo de ficción con reglas
propias, aunque también es cierto que ciertas obras narrativas se han escrito basándose en
acontecimientos reales. Sin embargo, aún en estos casos, el autor reelabora los sucesos, y por
el simple hecho de trasladarlos al papel, ya se produce una modificación de la situación real a la
que hacen referencia, ya que un relato no puede reflejar, aunque así lo quisiera, toda la realidad.
Por tanto, narrar es siempre crear siempre un mundo posible, que puede basarse en el real o
tener muchas similitudes con él, pero que nunca será el mundo real, sino uno alternativo y
distinto. De la misma manera, por imaginarios y distintos que sean los hechos literarios narrados,
estos deben insertarse en una estructura verosímil o, al menos, coherente y que se ajuste a los
esquemas de conocimiento que los seres humanos tenemos del mundo.
En el género narrativo predomina una visión externa de la materia tratada. El autor se
interesa por las relaciones del hombre con todo lo que le rodea, pero eso generalmente, el
ambiente y las relaciones entre los personajes son fundamentales en la narrativa.
La variedad de discurso que predomina en este género es la narrativa, que
actualmente da nombre al género.
El género narrativo ha sufrido una evolución a lo largo de la Historia en sus formas. Su
origen histórico está en la Épica (relatos en verso de acciones de carácter heroico: cantares de
gesta, epopeyas, poemas épicos, etc.). A finales de la Edad Media empieza a evolucionar como
género en prosa, hasta que a finales del siglo XVI se desarrolla la novela, que se convertirá en el
género narrativo pos excelencia, cuya época de mayor apogeo se dará en los siglos XIX y XX.
Los subgéneros narrativos pueden dividirse en verso o prosa.
-Subgéneros narrativos en verso:
Epopeya: poema épico de gran extensión que narra acciones extraordinarias de
héroes (legendarios o históricos) asociados con los orígenes y destinos de sus
respectivos pueblos. Sus primeros exponentes se remontan a los orígenes
mismos de las literaturas tanto occidental (La Ilíada y La Odisea), como orienta
(Mahabharata o Ramayana).
Cantar de gesta: poema épico medieval de carácter popular y anónimo,
compuesto para exaltar las hazañas (gestas) y la figura de un personaje histórico,
que se convierte así, en un héroe legendario. En la mayoría de los casos, eran
transmitidas oralmente por los juglares. El tema del honor suele ocupar un puesto
central. Existen en la mayoría de las literaturas nacionales europeas: El Poema del
Mío Cid, la Chanson de Roland, Los Nibelungos…
Romance narrativo: poema más breve que los anteriores cuyo origen puede estar
en la fragmentación de los cantares de gesta. Mucho de los motivos de los
romances eran son también hecho heroicos, aunque más adelante tratará diversos
temas.
Poema épico: son propios del Renacimiento. Están escritos por autores cultos a
imitación de los modelos clásicos. Su temática suele ser histórica o fabulosa.
Aparecen también en casi todas las literaturas nacionales europeas: Orlando
furioso, La Araucana…

-Subgéneros narrativos en prosa:


Géneros breves: como el cuento, la leyenda, etc. Lo hay de origen popular y
también compuestos por autores cultos.
Novela: narración literaria extensa. Es el género narrativo por excelencia. El
nacimiento de la novela moderna coincide con la publicación de la primera parte
de El Quijote en 1605. La novela de caracteriza por ser un género polimórfico, es
decir, que presenta una gran variedad de tipos, tanto en su temática, como en sus
aspectos técnicos y estructurales (admite toda clase de tramas, estructuras,
personajes, tipos de narrador, puede demorarse en el tiempo, variar de espacios
con total libertad, etc.). Es además un género capaz de integrar textos de distinta
naturaleza: documentos administrativos, diálogos coloquiales, recetas de cocina…
El origen de la palabra novela se encuentra en el término italiano novella, que
significaba relato corto. Con esta acepción pasó al principio en nuestras letras, y
con este sentido lo utilizó Cervantes para bautizar sus Novelas ejemplares.
Evolución de la novela: en los siglos XVI y XVII aparecen multitud de tendencias
tanto realistas (novela picaresca) como idealista (novela sentimental, de
caballerías, morisca, pastoril…). En el Romanticismo se desarrolla la novela
histórica ambientada habitualmente en una Edad Media idealizada. En la segunda
mitad del siglo XIX, durante el período realista, la novela alcanza un gran
protagonismo y su cultivo incrementa. Se desarrollan tipos nuevos como la novela
de tesis, la novela realista, la novela naturalista, etc. Pero será en el siglo XX
cuando la novela experimente su mayor desarrollo. Se exploran nuevas vías
creativas para la expresión narrativa y se produce una renovación técnica sin
precedentes que afecta a todos loe elementos narrativos.

1.3.1. Los elementos de la narración.


A) Los personajes. Son los que desencadenan las acciones e intervienen en los
sucesos. Sus características se transmiten a través de sus actuaciones, de los diálogos y de las
descripciones. Según su importancia en el desarrollo de la acción principal, pueden ser
principales, secundarios, episódicos... Entre los personajes principales destaca el protagonista,
que es el que lleva el peso de la acción. El antagonista es el que se opone a él.
B) La trama narrativa o acción es el conjunto de acontecimientos que se desarrollan en
la narración. Estos acontecimientos se disponen en una estructura.
C) La estructura se puede examinar desde dos puntos de vista: externo, cuyas unidades
serán los capítulos (generalmente distinguidos con un número o letra junto a un título
identificativo) y las secuencias (separadas por espacios en blanco). Desde el punto de vista
interno la estructura tendrá que ver con el tratamiento que se dé a elementos narrativos como el
tiempo o el narrador.
D) El espacio es el lugar donde se enmarca el relato. Generalmente suele incidir en la
caracterización de los personajes y nos ayuda a comprender su forma de ser y su manera de
pensar y entender el mundo. En ocasiones, el espacio se convierte en testigo de los hechos y
confidente de los personajes; otras veces es un trasunto del estado de ánimo de éstos.
E) El tiempo afecta a todos los demás elementos de la narración. Consideraremos el
estudio del tiempo desde tres perspectivas: el tiempo histórico, la dimensión temporal del
narrador y el tiempo interno del relato.
• El tiempo histórico es la época en la que se sitúan los acontecimientos, que puede
venir especificada o no.
• La dimensión temporal del narrador está determinada por la posición en el eje
temporal del narrador respecto a la acción narrada. Pueden darse cuatro
posibilidades:
- Posterior: la narración se produce después de que hayan acontecido
los hechos.
- Anterior: la narración se produce antes de que los hechos sucedan.
Se da en relatos de tipo proféticos.
- Simultánea a los hechos. Se trata entonces de un relato en presente
que tiene lugar al tiempo en que acaecen los acontecimientos. Ej, Una
retransmisión deportiva.
- Intercalada: la narración se produce de manera intercalada, de forma
que se van alternado historia y narración. Esto es lo que sucede por
ejemplo en los relatos epistolares.
• El tiempo interno es la relación entre el tiempo de la historia (el tiempo en que
suceden los hechos) y el tiempo del discurso (la organización temporal del relato
de estos hechos). Esta relación puede medirse en torno a tres ejes: orden, duración
y frecuencia.
- Hay dos tipos de orden, el orden lógico o cronológico (en el cual los
hechos se ordenan tal y como se sucedieron, de forma lineal) y la
anacronía. Ésta se da cuando los hechos aparecen en un orden distinto
al natural con saltos hacia atrás -analepsis o flash-back – o hacia
delante –prolepsis o flash forward).
- La duración: se trata de comparar el tiempo que dura la narración y el
que recoge el relato. De esta manera, pueden darse los siguientes
fenómenos: elipsis (es la supresión de ciertos fragmentos de la historia;
dicha omisión puede estar indicada o no, y su extensión puede variar:
pueden ser minutos, horas, días, etc.), resumen (condensación en el
discurso de un amplio período de historia: “En todo aquel verano, no
volvió a verla”), escena (se da cuando coinciden el tiempo de la historia
con el del discurso. Se da sobre todo en los diálogos) y pausa
descriptiva (se da cuando el autor de detiene en describir algún
aspecto de la historia o de sus elementos).
- La frecuencia se basa en la comparación del número de veces que un
hecho ocurre en el relato y aparece representado en el discurso. Puede
ser de varios tipos: singulativa (un acontecimientos ocurre una vez y
aparece una vez), repetitiva (un acontecimiento ocurre una vez y
aparece varias veces en el discurso) e iterativa (un acontecimiento
ocurre varias veces en la historia y sólo aparece representado una vez
en el discurso).

F) El narrador es la voz que nos relata la historia. No debe asimilarse al autor, ya que el
narrador pertenece al discurso, a la ficción; mientras que el autor pertenece al mundo real.
La forma en que este narrador se manifiesta en la historia y la perspectiva desde la que
ve los acontecimientos es lo que constituye el punto de vista o focalización. Pueden distinguirse
tres tipos de focalización (Genette):
• Focalización cero: se da cuando el narrador tiene una visión ilimitada, es decir, que
se trata de un narrador omnisciente. El narrador se sitúa fuera de la historia en una
posición que le permite conocer todos los datos. Esta omnisciencia le permite saber
todo cuanto pasa y ha pasado, e incluso los sentimientos, sensaciones,
pensamientos y opiniones de los personajes.
• Focalización externa: el narrador se limita a contarnos lo que hacen y dicen los
personajes, y a describir los lugares donde se desarrolla la acción, pero desconoce
el pasado y el interior de dichos personajes. Sus conocimientos se limitan a todo
aquello que se puede ver y oír.
• Focalización interna: el narrador coincide con uno de los personajes (narrador-
personaje) y por tanto, su conocimiento de los hechos debe restringirse a los
conocimientos que dicho personaje pueda tener. Por ejemplo, puede conocer sus
propios sentimientos, pero no los de otro personaje. La focalización interna suele
darse con narraciones en primera persona, independientemente de que dicho
narrador sea (en el caso de El Lazarillo de Tormes) o no (en el caso de Crónica de
una muerte anunciada) el protagonista del relato.
Así mismo, es necesario apuntar que dentro de un mismo relato el punto de vista puede
ir variando, de manera la focalización puede ser fija (si dicho punto de vista no varia durante
todo el relato), variable (cuando se dan distintos tipos de focalización) o múltiple (cuando
aparecen focalizaciones internas de distintos personajes del relato: por ejemplo, en una historia
donde aparezca la visión que varios personajes tienen de un mismo hecho).

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