Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
No obstante, el campo y el agro colombiano ha sido el sector más duramente golpeado por la
violencia, la presencia paramilitar y el desalojo y desplazamiento de millones de campesinos
colombianos, Toro (2014) afirma que a medida que es mayor el desarrollo empresarial
agropecuario, mayores son los beneficios obtenidos en términos de calidad de vida, seguridad
alimentaria y equidad del sector rural, mediante la generación de empleo, ingresos, innovación,
capacidades, sostenibilidad económica y justicia, ya que permite al empresariado empoderarse y
convertirse en agentes de su propio desarrollo contribuyendo a la cohesión social.
Se debe agregar que, en las comunidades rurales, donde las empresas representan su base
económica, se manifiestan mayores niveles de bienestar, prosperidad social, económica y política,
comparado con comunidades donde la economía está concentrada en pocas empresas grandes
(Lyson, 2004). Por lo cual, se debe considerar la formulación de políticas públicas que presten
especial atención a los pequeños productores, fomentando, fortaleciendo la labor rural y el
trabajo agrícola familiar, con un enfoque empresarial (Sancho, 2010).
Es aquí donde la Ley 088 pone su foco de atención, puesto que la propuesta de creación del
FONDO ESPECIAL DE FINANCIAMIENTO AGRÍCOLA, FEFA, diseñado como un fondo para garantizar
la estabilidad productiva de los productores agropecuarios cuyo proyecto productivo
agropecuario, forestal, piscícola, acuícola o agroindustrial técnica, financiera, ambiental y
socialmente viable, se encuentre en etapa de inicio, incentivará proyectos productivos de tipo
asociativo que generen cadenas de valor al interior de asociaciones productivas que busquen
mejorar sus ingresos y organizar los mecanismos de producción.
Para el caso colombiano, teniendo en cuenta que cerca de 9 millones de colombianos dependen
de la economía rural, este sector en temas de producción está conformado por el potencial
agropecuario que se aproxima al 36,2% del territorio, comprendido por los sistemas tradicionales,
en donde a la agricultura le corresponde el 19,3%, a la ganadería el 13,3% y a la combinación de
cultivos agrícolas y forestales el 3,55%. De tal manera, se podría decir que existe la capacidad
productiva que lograría satisfacer la demanda de alimentos del país (Perfetti, Balcázar, Hernández
y Leibovich, 2013).
Ahora bien, el país también ha sido reconocido a nivel mundial por los altos índices de corrupción
que se presentan, sin embargo, el proyecto de Ley 088 garantiza a través de los mecanismos de de
supervisión incluidos en el artículo 3, una adecuada asignación y ejecución de los recursos del
Fondo. El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, o quien este delegue, serán los encargados
de evaluar la viabilidad técnica, financiera, ambiental y social de los proyectos productivos
agropecuarios, forestales, piscícolas, acuícolas o agroindustriales que obtengan recursos y/o
incentivos del FEFA.
Colombia, al igual que la gran mayoría de los países latinoamericanos y en general en las regiones
del Tercer Mundo, con la apertura económica de los 90’s, las especializaciones correspondientes a
los productos de exportaciones de las economías emergentes como la nuestra, se han
concentrado en productos relacionados con la minería y derivados de petróleo. Ha sido común
que el problema inicial para estos países es que el portafolio de exportaciones carece de mayores
valores agregados, mismos que puedan impulsar las demandas internas de las economías, habida
cuenta, los sectores agrícolas han reducido su participación en el total de producción anual
(producto interno bruto anual PIB).
En el caso de Colombia, esa contribución del sector agrícola al PIB era de 68 por ciento en 1965,
para pasar luego a un 24 por ciento una década más tarde, en 1975. Para 1990, año en que se dio
inicio al gran proyecto de la apertura de la economía, la contribución agrícola ascendía a 18 por
ciento. Para 2018 ese porcentaje de contribución se calculó en tan sólo 6%.
El mayor valor agregado del proyecto de Ley es quizás la reducción de la brecha económica, en
cuanto al ingreso y las condiciones de pobreza que se viven en campo en la mayor parte del país,
basado en un marco de consolidación estratégica de financiamiento especial por méritos. La
urgente necesidad de recuperar el campo, desde lo social y lo económico, enfatiza en la
importancia de combinar tecnología, talento, cultura y recursos financieros para lograr el
crecimiento económico y la transformación social que el campo requiere.
Procolombia (2017). La oferta del sector agrícola colombiano. [on line]. Ministerio de Industria
yTurismo. [Fecha de consulta: 28 de agosto del 2019]. Disponible en:
http://www.procolombia.co/compradores/es/explore-oportunidades/oferta-del-sector-agr-cola
Lyson, T. (2004). Civic Agriculture. Medford, Massachusets: Tufts University Press. Martínez, M. A.
(2014). El Financiero. Obtenido de http://www.elfinanciero.com.mx/mis-finanzas/economia-para-
iniciadospensamiento-preclasico.html
Pérez, E. (2001). Hacia una nueva visión de lo rural. En N. Giarracca, ¿Una nueva ruralidad en
América Latina? (págs. 18-33). Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
Perfetti, J. J., Balcázar, Á., Hernández, A., & Leibovich, J. (2013). Políticas para el desarrollo de la
agricultura en Colombia. Bogotá: Fedesarrollo, Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC),
Incoder, Finagro, Banco Agrario.