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Marina Ramos Luque

​ Introducció a la ciència política

RELACIÓN ENTRE ÉTICA Y POLÍTICA

En mi opinión, es muy importante que la ética y la política guarden una relación estrecha en tanto que
se conserven los objetivos principales por los que existe esta última. Han sido varias las reflexiones
que me han llevado a enunciar esta conclusión y son las que anunciaré a continuación.

Para empezar, si entendemos la política como una actividad para resolver los problemas de la
convivencia colectiva y así mejorarla, se nos hace prácticamente necesaria la presencia de un orden de
comportamiento y consigo de unas normas que aseguren este orden. Es precisamente en este punto en
el que creo que entra la ética. Además de regular nuestra convivencia, también nos ayuda a ser críticos
con lo que nos rodea y cuestionar nuestro propio comportamiento respecto al resto de la sociedad.

Un punto clave que me ha sugerido lo esencial que es esta relación entre política y ética es la
condición humana implícita en ambas. Siento que en la práctica de la política a veces se olvida el
objetivo primordial humanista de esta. El artículo de Iñigo Sáenz Ugarte “El mártir, el inocente y el
valiente: las dimisiones llegan a la política española” refleja muy bien como, lejos de los objetivos que
persigue, la política en España se está convirtiendo en una mera lucha electoralista (Sáenz 2018:3 ).
Es la ética la que nos alerta del proceso deshumanizante que vivimos en casos como este, en los que la
política empieza a ser un medio de triunfos personales para algunos. Por ejemplo, cuando Soria
celebra la derrota de Saénz de Santamaría como una victoria personal al considerarla responsable de
su dimisión (Sáenz 2018: 3) está haciendo de la política un juego, obviando tanto los criterios para
escoger un buen candidato como la honestidad hacia la ciudadanía sobre su antiguo cargo y sus
responsabilidades. Todo esto es lo que la ética regula (o por lo menos cuestiona). El desapego a esta
sólo nos conduce a una crisis social de la que derivará una pérdida de credibilidad política. Así lo
fomentan también las reiteradas dimisiones y la forma en la que estos representantes públicos
abandonan el cargo.

Hasta ahora he basado mi argumentación sobre el marco de la actuación política pero la ética también
interfiere en la validez del discurso político. Resulta evidente que participar en el proceso de
compra-venta de bombas que atentan contra personas va en contra de los Derechos Humanos y es
condenable para la mayoría de la gente. ¿Empieza a ser más aceptable si la persona que nos lo explica
omite o menosprecia la procedencia de dichas bombas, las consecuencias (directas e indirectas) que
Marina Ramos Luque
​ Introducció a la ciència política

tendrán y la opinión de la ONU? (Anguita 2018: 1). Personalmente, creo que es un “atajo político”
deshonesto y, una vez más, deshumanizante. Es curioso observar como el patrón se repite y se intenta
dotar a la política de una independencia total de un código ético. Creo que esto no deja de ser una
herramienta (ilegítima desde el punto de vista ético) para usar a la sociedad como un medio más para
alcanzar unos objetivos en vez de posicionar a la sociedad como el objetivo en sí.
En definitiva, creo que para no perder de vista la esencia de la política tenemos que practicarla y
estudiarla siempre con una perspectiva ética. En mi opinión se debe establecer una relación de
simbiosis entre ambas, por lo que se necesitan mutuamente para manifestarse en sociedad.

FUENTES
Anguita, Julio (2018); "Ética, Política y Derechos Humanos", elEconomista.es
Alonso, Jose Mari (2018); “Prohíben a los 100.000 funcionarios vascos criticar las posturas políticas
de su gobierno”, en El Confidencial
Sáenz, Iñigo (2018); “El mártir, el inocente y el valiente: las dimisiones llegan a la política española”,
eldiario.es

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