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Nuestra provincia eclesiástica de Nicaragua está viviendo algo histórico, celebramos 200
años de independencia y de ser un país libre y soberano que nos compromete a construir una
nación con valores y principios fundamentales como son la justicia y la paz los cuales nunca
deben ser pisoteados ni violentados, sino que cada día deben ser fortalecidos. Es por ello, la
comisión Nacional de Liturgia de la Conferencia Episcopal, ha preparado un mes patrio, que
vamos a celebrarlo en un ambiente de oración y reflexión a la luz de la Palabra y del Magisterio
de la Iglesia.
Queremos retomar las palabras de nuestros obispos, “es un tiempo de prueba y elección.
Donde todos debemos exigir con los medios disponibles el respeto del voto del pueblo para
que, como resultado de elecciones libres y transparentes, surja un gobierno elegido por el
pueblo soberano, en conciencia debemos optar para elegir representantes que respeten la
dignidad de la persona, los derechos humanos, la libertad, la vida desde la fecundación en el
vientre materno hasta su muerte natural y familia natural y tradicional como Dios la creó (cf. Gn
1, 26.28; Gn 2, 23-24)” (mensaje de la CEN 11 de junio del 2021).
Teniendo en cuenta esta realidad necesitamos fortalecer nuestra vida de oración y
dejarnos interpelar por la Palabra Dios viviendo este mes en un ambiente de oración. Así mismo
queremos animar a todos nuestros fieles y hombres de buena voluntad a intensificar nuestra
vida de oración, para que en medio de tanto sufrimiento fortalezcamos nuestra fe, nuestra
esperanza y hagamos posible una vida llena de caridad practicando el mandamiento del amor
“que se amen unos a otros como yo los he amado (Jn 13,34)”.
En segundo lugar, se han elaborado siete catequesis sobre San José, aprovechando que
estamos viviendo este año santo promulgado por el papa Francisco, desde el pasado 8 de
diciembre de 2020, en la Carta apostólica Patris corde (Corazón de Padre), en el marco del 150
aniversario de la declaración de este santo como patrono de la Iglesia Universal. Esto nos
permitirá conocer la vida y el testimonio del Patriarca San José y nos acojamos a su poderosa
intercesión. Su ejemplo y su entrega nos comprometen a vivir una vida de entrega y fidelidad a
Dios y la Iglesia.
En tercer lugar, se han elaborado dos catequesis sobre la Familia Cristiana, amenazada
por tantos conceptos e ideología que atacan y quieren desvirtuar sus valores y principios, es
por ello que ponemos ante ustedes dos reflexiones a la luz del magisterio de la Iglesia para que
velemos y cuidamos el valor de la Familia.
En cuarto lugar, les presentamos una catequesis del cuidado de la casa Común, a la luz
del magisterio del Papa Francisco, donde nos interpela a unir esfuerzo para cuidar la creación
que Dios nos ha regalado y que por lo tanto tenemos que cuidar todo lo que Dios nos ha
regalado como nación.
En quinto lugar, les presentamos cuatro catequesis sobre la encíclica Fratelli Tutti del
Papa Francisco, hoy más que nunca las palabras del Santo Padre nos iluminan y nos presenta
un camino para fortalecer la doctrina Social de la Iglesia y poder dar respuesta como Iglesia a
los grandes retos y desafíos que tenemos, que como nación estamos llamados a dejarnos
interpelar y juntos construyamos una patria donde reine la justicia, el bien común, la libertad de
prensa, la vida desde su concepción hasta su muerte.
_______________________________________________
+ Mons. Jorge Solórzano Pérez
Obispo de la Diócesis de Granada y
Presidente de la comisión Nacional de Liturgia
ORIENTACIONES PARA LA CELEBRACIÓN DEL MES PATRIO
El mes patrio se iniciará el 15 de agosto en la Solemnidad de la Asunción de María, con la
consagración al inmaculado corazón de María en todas las Parroquias de nuestra provincia
eclesiástica.
2) Del 24 al 31 de agosto: se impartirán las catequesis sobre San José. El día Domingo se
organizaría en las diócesis, encuentros virtuales y jornada de oración por la patria, con
los movimientos laicales.
Eucaristía de Apertura pidiendo a la Virgen María, para que nos consiga la gracia que más
necesitemos en este momento de nuestra vida, como miembros de esta nación.
Rezo del Rosario a San José ya que el miércoles es dedicado a él y en especial en este año
(Es precioso pensar que a través de este rosario es el mismo José quien lleva nuestras
oraciones a los pies de María, nuestra Madre, para que interceda por nosotros. ¡Es como ver a
un devoto esposo llevar el más hermoso ramo de rosas a su amada!
Puede ser coordinado por: catequesis y rezan con niños o grupos marianos por ser día de la
Virgen
2. Jueves 9
TEMA: Caminos de reencuentros. Su Eminencia Leopoldo Brenes
Ejercicio Piadoso en Honor del Sagrado Corazón de Jesús: Meditación de sus promesas
4. Sábado 11
Tema: Padre de la Valentía Creativa. Mons. René Sándigo
5. Domingo 12
TEMA: El Evangelio de la familia hoy Mons. Marcial Guzmán
Especie de pequeña vigilia/ catequesis que sea organizada por la Pastoral Familiar y Pastoral
Juvenil
Tema puede ir por este horizonte; La familia es donde se construye realmente la nación y la
patria (valor educativo del núcleo familiar fundado en el amor" .S. Juan Pablo o buscar en Amoris
Laetitia) aprovechando también el año de la familia
6. Lunes 13
TEMA: valor de la Solidaridad. Mons. Jorge Solórzano
Meditación de los dolores de la Virgen y oración por la patria ante nuestra Señora.
Capitulo # I: Ciclo de Catequesis sobre la historia de la Iglesia en
Nicaragua - CEN.
Objetivo General:
Objetivos específicos:
Propuesta metodológica:
La memoria histórica ayuda a los pueblos a conocer y re-conocer los caminos andados,
caminos realizados entre luces y sombras, alegrías y tristezas que, deberían convertirse a pesar
de estos contrastes en fuente de esperanza en la construcción de la identidad como pueblo o
nación.
Nota:
Legos: religiosos sirvientes, encargados del trabajo de casa que se ocupan de los
asuntos no propios de la contemplación y oración de un monasterio.
Lectura compartida: La lectura del texto “Encuentro y Desencuentro entre dos Culturas
(1524-1531)” podemos realizarla de manera alterna (un párrafo por persona) para escuchar
con diferentes matices y modulaciones de voz lo que se nos quiere contar.
Ante la negativa del rey Juan II de Portugal, de apoyar la expedición que descubriría
nuevas rutas y tierras, el Almirante Cristóbal Colón (1451-1506) dejó Lisboa lo más secreto que
pudo y se fue por mar al puerto de Palos de la Frontera, desde donde se dirigió al convento
franciscano de la Rábida (Huelva). Era el año de 1485, y ahí se encuentra con fray Antonio de
Marchena, un buen religioso y gran científico. Su fama había trascendido los muros del
convento: más tarde, los reyes católicos, en las “Instrucciones” para el viaje, aconsejarían a
Colón que se lo llevara consigo, porque era “buen astrólogo, y siempre nos pareció que se
conformaba con vuestro parecer”. Colón había hablado largamente con él y con fray Juan Pérez,
confesor de la reina, transmitiéndoles su entusiasmo y su seguridad de que más allá del “Mar
de Tinieblas” estaban Asia Oriental y Japón, fantásticos territorios abundantes en especies:
canela, clavo de olor, etc. que en aquel tiempo en Europa alcanzaban altísimos precios.
El Almirante, pues, fue comisionado por la reina Isabel I de Castilla (1451-1504) para
buscar una ruta hacia el oriente, y descubrió unas islas que pensó pertenecían a Cipango, o a
la India, por lo que llamaron “Indias” a las nuevas tierras e “indios” a sus pobladores.
Los primeros contactos entre las dos culturas fueron realizados por religiosos, en
especial por los mendicantes mercedarios, dominicos y franciscanos, de quienes nacieron los
primeros intentos de organización eclesiástica.
“Deseamos que los indios se conviertan a nuestra santa fe católica, y sus almas se
salven, porque este es el mayor bien que les podemos desear, para lo cual es necesario que
sean informados de las cosas de nuestra fe; para que vengan a conocimiento de ella; tengan
mucho cuidado procurar, sin hacerles fuerza alguna, como los religiosos que allá están, los
informen para ello con mucho amor, de manera que lo más pronto que se pueda se conviertan;
y para ello den todo el favor y ayuda que sea necesario”.
Fue hasta la primera década del 1500 que se comprendió que, en realidad, se había
descubierto todo un nuevo continente con vastas tierras, mucho oro, e incontables nativos;
estallaron entonces los sueños y ambiciones.
El Cuarto viaje del Almirante (realizado entre el 13 de abril y el 15 de junio de 1502) partió
desde la isla La Española con el objetivo de emprender una expedición exploratoria por el istmo
del Mar Caribe pasando por las costas de las futuras Honduras, Nicaragua, Costa Rica y
Panamá. Esta expedición trajo como consecuencia que Centroamérica entrara a formar parte
de la Historia moderna del Reino de España y del mundo occidental.
Los primeros encuentros con aborígenes fueron tímidos, los nativos asombrados y
temerosos, y los europeos curiosos e inquisitivos. Ambos observándose intensamente,
intentando entenderse a señas, y aventurándose a intercambiar algunos objetos. Los
misioneros escudriñaban a los naturales con ojos de teólogos: ¿Tendrían alma? Los soldados
europeos por su parte con ojos de conquistadores: ¿Cuántos indios habría? ¿Qué tan grande
sería aquella tierra? ¿Cuánto oro había?
Los frailes vieron abrirse ante sus ojos un horizonte de evangelización sin límites, había
que ganar para Cristo y su iglesia una nueva raza de indios no alcanzados aún por el mensaje
de Jesucristo, sometidos a cultos aborígenes. Los reyes de España, por su lado, verían la
emergencia de un imperio magnífico y católico, donde no se ponía el sol y cuyos metales
preciosos podrían financiar el flaco tesoro público; millares de peninsulares, soldados,
campesinos, hidalgos, pillos y aventureros, veían la posibilidad del súbito enriquecimiento.
Los españoles no sólo aspiraban a conquistar territorios para la Corona, sino también
para Dios. El desorbitado instinto de codicia que los poseía iba a la par de un ardiente fervor
religioso. Aunque parezca incompatible, al mismo tiempo se consideraban con sinceridad
servidores y acrecentadores de Cristo y del Emperador. Para iniciar la transformación cultural
de los indígenas, tenían antes que convertirlos al cristianismo. La orden de los Reyes católicos
a Colón seguía siendo válida para los conquistadores: "Que procuraran la conversión de los
indios a la fe". Culturización e hispanización eran, en esta época, sinónimos de cristianización.
El 11 de abril de 1514 el rey Fernando organiza una flota de 22 naves, hacia Santa María
del Darién (Panamá), al frente de la cual iba Pedrarias Dávila, recién nombrado gobernador de
Castilla del Oro. Con él venía fray Francisco de Bobadilla, provincial de la orden de La Merced,
quien era además cuñado del nuevo gobernador, por ser hermano de Isabel de Bobadilla.
b. El cruel encuentro.
Con ese telón de fondo, comenzó la Conquista de Nicaragua en el siglo XVI. Mientras
Hernán Cortés (1485-1547), conquistador del imperio Azteca, se preparaba para invadir
Centroamérica desde el norte, en España el piloto Andrés Niño (1475-1525) y el Capitán Gil
González de Ávila (1480-1526) habían firmado un contrato con la Corona para explorar y buscar
oro, en una extensión de mil leguas a lo largo de las costas occidentales del istmo de la actual
Centroamérica.
A inicios del año 1523, Gil González penetró por el golfo de San Lúcar hasta el pueblo
chorotega de Nicoya. Después de leer el Requerimiento, documento oficial cuya lectura se
había prescrito para todas las entradas de conquista con la finalidad de justificar moralmente la
guerra contra los indígenas, en boca de los traductores nativos, el cacique aceptó el bautismo
junto a seis mil de los suyos, le entregó piezas de oro por un valor de trece mil pesos castellanos
y lo encaminó hacia las tierras de sus ancestrales enemigos, los nicaraos del istmo de Rivas.
En Quaucapolca, Capital de los nicaraos “cerca de la actual Rivas”, el cacique Nicaragua
interrogó a Gil González durante varios días en torno a las creencias cristianas, antes de presidir
la conversión de sus súbditos. El mismo González Dávila cuenta que en un solo día se
bautizaron "1.017 personas niños y adultos" con tanta voluntad y atención que vi llorar algunos
compañeros". Los indígenas mostraban una especial deferencia hacia el sacerdote que
acompañaba a los conquistadores, y le permitieron colocar cruces en sus vestiduras. Además,
el cacique regaló a los barbados visitantes piezas de oro por un valor de quince mil pesos, a
cambio de la camisa de seda del capitán español y otros artículos europeos.
Luego de penetrar el territorio nacional, Gil González regresó a Panamá en junio de 1523
con una gran cantidad de oro, acumulada durante el año y medio que recorrió las costas
occidentales de Panamá, Costa Rica y Nicaragua. Celoso ante el éxito de Gil González,
Pedrarias Dávila lo persiguió y obligó a huir hacia Santo Domingo, y después organizó su propia
empresa de conquista que salió de Panamá a mediados de octubre al mando del capitán
Francisco Hernández de Córdoba (1475 –asesinado 1526).
Los esfuerzos evangelizadores contrastaban con los atropellos contra los indígenas. La
gran demanda de mano de obra en las despobladas Antillas, así como la urgencia de
cargadores o auxiliares para la conquista del Perú, habían creado un lucrativo mercado para
los traficantes de esclavos. Entre 1524 y 1525, cinco naves cargadas de oro e indios partieron
hacia Panamá, dando inicio a un brutal comercio con seres humanos, una verdadera trata de
indígenas.
Tal como se esperaba, los indios permanecían dentro de sus creencias. El cacique
Misesboy, uno de los entrevistados, se creía cristiano sólo porque le habían echado agua sobre
la cabeza y ni siquiera se acordaba de su nombre.
El cronista Oviedo recogió el informe de Bobadilla y opinaba que los indios eran
incapaces de ser cristianos. "Yo pienso —decía— que, por culpa de los cristianos, o por
incapacidad de los indios... muy raros y poquísimos son los indios que se pueden decir
cristianos de los que toman el bautismo en la edad adolescente".
Bobadilla, por su lado, quemó "infinito número de ídolos... todo junto en una gran hoguera
de la plaza... y les adoctrinó... acordándoles lo que debían de hacer para salud de sus almas".
Los templos indígenas se transformaban en cristianos y la cruz y símbolos cristianos sustituían
a las ancestrales imágenes sagradas.
Bobadilla bautizó sólo en el antiguo señorío de las nicaraguas (hoy Rivas) durante unos
nueve días a 29.063 indios y, en total al pasar el tiempo, a 52.558.
La conversión al cristianismo de los naturales fue en gran parte impuesta y estuvo acompañada
del irrespeto a sus culturas y tradiciones religiosas. La preparación al bautismo fue escasísima
o casi nula, pues algunos tan solo imitaban la conducta de sus jefes. El proceso del mestizaje
en la colonia hizo necesario la profundización en la doctrina cristiana, por lo que el proceso de
evangelización se prolongó durante varios siglos. La conquista, sin embargo, produjo por lo
menos una cristianización inicial, desarrollada por los misioneros por medio de la enseñanza de
la doctrina, la predicación, la administración de los sacramentos, las ceremonias litúrgicas y la
influencia personal. Así los indígenas, o muchos de ellos, fueron acogiendo poco a poco el
anuncio del Evangelio y lo abrazaron de corazón. Esto explica que al poco tiempo haya habido
indios que no querían que se les llamase indios, sino cristianos, otros ponían cruces sobre las
sepulturas de sus muertos y otros llevaban a la Iglesia a sus recién nacidos.
En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con
el encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con él cuánto antes.
Pues eso que veneran sin conocerlo les anuncio yo. “El Dios que hizo el mundo y todo lo
que contiene”, siendo como es Señor de cielo y tierra, no habita en templos construidos por
manos humanas, ni lo sirven manos humanas, como si necesitara de alguien, él que a todos da
la vida y el aliento, y todo.
De uno solo creó el género humano para que habitara la tierra entera, determinando
fijamente los tiempos y las fronteras de los lugares que habían de habitar, con el fin de que lo
buscaran a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de
nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo han dicho incluso algunos de
vuestros poetas: “Somos estirpe suya”… Así salió Pablo de en medio de ellos. Algunos se le
juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos
más con ellos.
Palabra de Dios…
Luego de haber realizado la lectura del texto bíblico realizamos una plenaria grupal,
tomando como referencia las siguientes interrogantes:
¿Qué huellas de esa historia y de la predicación de San Pablo llegan hasta el presente?
¿Qué entiendes por conversión? ¿Qué significa hoy “convertir a la fe” a tantos bautizados?
Comente esta frase: “En tiempos de los apóstoles se bautizaba a los convertidos; hoy en
cambio debemos convertir a muchos bautizados”. ¿Por qué?
Resignificamos los símbolos que le habíamos dado un significado inicial. Luego de haber
compartido esta catequesis, escogemos uno de los elementos en el círculo, decimos el nombre
y expresamos un compromiso que asumirá la comunidad presente.
Ejemplo:
1. Ver: Orientamos sobre el significado misional de los símbolos desde las siguientes ideas:
Los orígenes de nuestra Iglesia nos remontan a una “Iglesia en salida”, una “Iglesia
Misionera” que iba en búsqueda de su pueblo para continuar con la labor de
predicación, catequesis y evangelización permanente en los lugares más recónditos de
Nicaragua. Bautizarse no significaba un fin del anuncio, era el inicio de una formación
que comprometiera y adhiriera a los bautizados a las nuevas etapas de promoción del
cristianismo, el cual, desembocará en el testimonio personal y comunitario de los
primeros pueblos que habían sido conformados.
Una Diócesis es una porción del pueblo de Dios, por lo tanto, la preocupación misional
para reunir en grupos y fundar pueblos era una prioridad para el momento de nuestra
historia que leeremos posteriormente. El simbolismo sencillo de lo que vemos (nombrar
los símbolos presentes) nos ayudan a entender que el despojo radical pone de
manifiesto quién es el que lleva a término la tarea. El Señor es el que envía, quiere
contar con la colaboración de los discípulos, les da poder para realizar la misión de dos
en dos, pero, a su vez, les deja experimentar que la fuerza viene de Él y no de
estrategias y prepotencias humanas, ni de equipamientos sofisticados, si no de estos
simples utensilios que usaron religiosos y sacerdotes en aquel momento.
Valga mencionar que esta primera sede eclesiástica fue destruida entre el 2 y 16 de
enero de 1610, a causa de un fuerte terremoto provocado por una erupción del volcán
Momotombo, que destruyó la ciudad por completo y obligó al traslado de la ciudad a un nuevo
sitio, junto al poblado indígena de Subtiava. De ahí la introducción en nuestra toponimia nacional
del nombre de León viejo.
La nueva diócesis de León era sufragánea del Arzobispado de Sevilla, España, que sirvió
como madre jurídico-eclesiástica de todas las nuevas diócesis de América latina. Así la iglesia
del Viejo Mundo daba a luz la iglesia del Nuevo Mundo.
Dicha diócesis fue confirmada el veintiséis de septiembre de 1534 por el Papa Pablo III
(Alessandro Farnese, 1534-1549) y abarcó las actuales repúblicas de Nicaragua y Costa Rica,
conservando la misma sede eclesiástica.
Entre 1531 y 1575, la diócesis tuvo nueve obispos:
En el año 1546, el Papa Pablo III erigió los tres primeros arzobispados en el Nuevo
mundo: México, Santo Domingo (actual República Dominicana) y Lima (Perú). A partir de este
año las diócesis de Hispanoamérica dejaron de ser sufragáneas del arzobispado de Sevilla y,
en consecuencia, la diócesis de León pasó a ser sufragánea del arzobispado de Lima.
En el siglo XVI, la diócesis contaba con una veintena de clérigos que aumentarían al
medio centenar. En la primera mitad del siglo XVII se podían contabilizar unos veinticinco
curatos administrados, en más de una tercera parte, por el clero secular. La presencia y
proporción del clero secular en la administración de los curatos fue mayor que en el resto del
Reino de Guatemala.
En cuanto a las órdenes religiosas se contó con la presencia misionera de las órdenes
mendicantes: frailes dominicos o predicadores, frailes franciscanos (que se instalaron en la
ciudad de Granada y León) y los frailes de Nuestra Señora de La Merced. Estas dos últimas
serían las dos grandes Órdenes religiosas que acompañarían la naciente iglesia diocesana,
desde la conquista española hasta la fecha de su expulsión por el gobierno federal de la
república centroamericana en 1830.
En 1531 en la ciudad de León, según testimonio del Cabildo seglar, había tres grandes
conventos, uno franciscano, otro dominico y otro mercedario. Cabe mencionar que la Orden
franciscana fue la única en tener una Provincia religiosa debidamente constituida en el territorio
nicaragüense: la Provincia franciscana de San Jorge.
Fray Julián Garcés, primer obispo de la diócesis de Tlaxcala, en carta al Sumo Pontífice,
narra que el P. Bernardino Minaya en su visita a Nicaragua encontró a los indios dóciles y
entusiasmados y que le pedían el bautismo.
El primer Obispo D. Diego Alvarez de Osorio, fue uno de los primeros empeñados con
eficacia a la conversión de los naturales, y por eso inició su acercamiento a los naturales por
medio de Luis Ximénez, intérprete muy hábil para informar a los caciques e indios en las cosas
de la fe.
Los religiosos y los clérigos seculares fueron los principales agentes de la pastoral.
También hay que considerar la labor realizada por los indios como catequistas de sus
semejantes, que en muchos casos constituían la única voz cristiana permanente en sus
poblados. De manera que los obispos debían contar con ellos para implantar la iglesia, asegurar
la evangelización y dar continuidad a la administración de los sacramentos. Disponer de buenos
sacerdotes y catequistas era fundamental y constituyó uno de los principales objetivos de los
obispos. Pero los clérigos seculares escaseaban y algunos se desviaban de su responsabilidad,
y los frailes, muchas veces rebeldes para los obispos, caían en la prepotencia.
Evangelizar en la lengua de los naturales fue uno de los primeros objetivos que se
propusieron los misioneros. En el inicio de la evangelización, ante la imposibilidad de
comunicarse con los indios, se valieron de señas e intérpretes al mismo tiempo que aprendían
las lenguas locales. Las plegarias y los conceptos doctrinales generalmente se enseñaron en
latín o en castellano para evitar posibles errores o inexactitudes teológicas. La catequesis o
exposición del mensaje cristiano en los primeros contactos se abordaba en la lengua de los
nativos; en un segundo momento se emplearía la lengua castellana, después que los naturales
hubieran adquirido el conocimiento de ésta. Siempre se consideró conveniente que los pastores
conocieran la lengua de los nativos y constituyó un requisito básico para hacerse cargo de una
doctrina o parroquia de indios. Para facilitar el conocimiento y aprendizaje de las distintas
lenguas se elaboraron gramáticas y vocabularios, y se establecieron aulas y maestros para
enseñarla.
Las crónicas sobre las misiones franciscanas en las remotas regiones por donde cursan
los ríos Patuca y Coco y sus respectivos afluentes, conocidas en el siglo XVII como las
provincias de Taguzgalpa y Talagalpa, constituyen las primeras informaciones escritas sobre
las diversas tribus nómadas como los Xicaques y Raguacas (sumus) que habitaban la parte
oriental de Honduras y Nicaragua, provincias caracterizadas por sus intrincadas montañas y
espesas selvas, quienes ofrecieron tenaz resistencia a la penetración extranjera, llegando a
martirizar a 105 misioneros, entre ellos los célebres frailes Verdelete y Monteagudo, que
murieron en el río Coco a manos de los temibles Taguacas.
A finales del siglo dieciséis y después del Concilio de Trento, la iglesia en Nicaragua poco
a poco iba dejando atrás a una iglesia misional y se asomaba a una iglesia diocesana. Esta
situación exigía un esfuerzo de acomodo de las estructuras diocesanas, y así, se precisaba un
clero secular que atendiera en las parroquias las nuevas exigencias de la labor eclesial. Sobre
tres puntos delicados debió la iglesia en su estructura diocesana manifestar su acción
apostólica, misionera y pastoral: la administración de las parroquias y doctrinas; las visitas de
“vida y costumbre” de los pastores y la lenta sustitución de los religiosos por sacerdotes
seculares en dichas doctrinas o parroquias de indios.
Los clérigos seculares formaban el núcleo más amplio de la pastoral diocesana y sobre
ellos se debía asentar la implantación de la iglesia y la administración de los sacramentos.
Lógicamente, constituyeron un centro de especial atención para los obispos, que, conscientes
de la importancia que tenían estos ministros, procuraron ofrecerles una estabilidad material y
reclamarles una vida coherente con el Evangelio. Los prelados, en el primer caso, pusieron su
empeño en facilitarles los medios económicos suficientes y para ello insistieron en dotarlos con
los pueblos y doctrinas de indios que en buena parte estaba en manos de los religiosos. En el
segundo, intentaron que los clérigos fueran personas de calidad, hombres escogidos,
intachables en su conducta e interesados en su responsabilidad pastoral. A fin de lograr este
objetivo extremaron la vigilancia, hicieron un seguimiento personal de cada uno y castigaron a
los indeseables.
La primera evangelización, con sus claro-oscuros, desafíos y logros, nos enseña a los
cristianos católicos de hoy, que “la fe no se impone, sino que se propone”. Propongamos y
emprendamos pues no un nuevo concepto, sino una nueva evangelización, que en frase de
San Juan Pablo II tendrá que ser “nueva en su método, en su expresión y en su ardor”.
En buena medida, estos cambios fueron impulsados por Fr. Bartolomé de las Casas OP,
que se estableció en León en 1532 como superior del convento de los dominicos. La destrucción
de la provincia estremeció tanto la sensibilidad del misionero español, que lo llevó a dirigir
numerosas cartas a los miembros del Consejo de Indias (1524-1812).
En 1544, llegó a Nicaragua el fraile dominico Fr. Antonio de Valdivieso, investido de los
cargos de Obispo y Protector de los Indios. Valdivieso era discípulo de Las Casas y no tardó en
enfrentar al gobernador Contreras, a quien acusó de trasladar numerosas encomiendas a sus
familiares, e incluso a sus bastardos mestizos, para evadir la obligación de colocarlas bajo la
autoridad de la Corona.
Por otro lado, Valdivieso lamentaba la falta de recursos económicos y humanos para
llevar a cabo su labor evangelizadora; el gobernador le escatimaba el pago de los diezmos y
muchos de los párrocos se comportaban igual que los codiciosos conquistadores. El propio
obispo Marroquín, de Guatemala, era dueño de infinito número de esclavos y encomiendas por
lo que estaba del lado de los gobernadores.
En sus cartas a la Corona, tanto Las Casas como Valdivieso insistirían en la necesidad
de hacer efectivas las Nuevas Leyes para sustraer a los indígenas del control de los
gobernadores y sus allegados, de lo contrario – advertían – los arrogantes encomenderos
acabarían rechazando la soberanía real en el Nuevo Mundo, tal como había ocurrido en Perú,
donde la rebelión encabezada por Gonzalo Pizarro había desembocado en una guerra civil y la
muerte del virrey.
En 1550 los hijos de Rodrigo de Contreras, Pedro y Hernando Contreras, privados ya del
poder y sus privilegios, decidieron tomar venganza y mandaron asesinar al obispo y a saquear
de las arcas reales. Poco después, encontrarían la muerte al pretender tomar por asalto la
ciudad de Panamá, en compañía de algunos soldados de la fracasada sublevación de Pizarro.
La sangre del obispo Valdivieso significó un bautismo de sangre para la joven diócesis.
El miércoles de ceniza de febrero de 1550 el obispo se encontraba en su casa cuando, cerca
del mediodía, llegó una turba que lo asesinó a puñaladas, le robaron sus insignias episcopales
(anillo y cruz pectoral) y lo abandonaron en un charco de sangre. Providencialmente, el obispo
logró confesarse y después de rezar el credo, por segunda vez, murió a los cincuenta y cinco
años en los brazos de su madre Doña Catalina Álvarez de Valdivieso.
Este escenario de contrastes marcó una clara diferencia e identidad entre el ministerio
episcopal europeo y latinoamericano: su carácter de Protector de los indios, que se traducía en
la protección y defensa de la vida de los indígenas. Esta nueva identidad eclesial llevó a la
comprensión pastoral que la Vida del indígena era el mayor don de Dios a defender, la Verdad
más sagrada para proclamar y el Camino más profético a seguir.
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles
autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y
nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una
túnica de repuesto. Y añadió: "Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel
sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para
probar su culpa." Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían
con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Luego de haber realizado la lectura del texto bíblico realizamos una plenaria grupal, tomando
como referencia las siguientes interrogantes:
La labor misionera tiene implicaciones costosas, incluso “dar la vida” como le fue
arrebatada al Obispo Valdivieso en la joven diócesis de León ¿Qué otras implicaciones
existen al pretender anunciar a Jesús en una sociedad marcada por la violencia?
¿Encontramos en este periodo histórico situaciones parecidas a otras que hemos vivido?
¿Cuáles?
Considerando nuestra situación actual con la Nicaragua del siglo XVI, ¿qué prácticas
pastorales permanecen y cuáles se han perdido a nivel de Iglesia?
3.1.- Celebrar:
Somos bautizados y estamos llamados a ser misioneros, por lo cual, cantamos:
Id amigos…
Coro…
Motivación: Buscamos un lugar abierto, colocamos sillas de manera circular para compartir y
degustar la tercera catequesis sobre la construcción y defensa de la identidad cristiana.
Colocamos un cartel con las siguientes palabras “MADRE Y MAESTRA”.
En la etapa que estamos desarrollando se notan los conflictos entre la Iglesia misionera
y la monarquía hispánica, que quería retener a toda costa el control sobre la Iglesia a través del
Patronato, por el cual el Rey nombraba y tenía facultad sobre los obispos. Las necesidades de
la evangelización se oponían a los privilegios del Patronato. Los que sufren son las órdenes
mendicantes que eran los principales protagonistas de la misión. Es importante saber que en
1622 se crea en Roma la Congregación de Propaganda Fide, la cual limita al Patronato español
y portugués, haciéndose cargo ella misma de las misiones. Sabemos que, por la distancia y
aspectos económicos, no se llevaba el control preciso de los misioneros y dependía de cada
gobernador y cabildo de la ciudad, el trato que se le daba a las órdenes religiosas. A pesar de
todos los problemas que enfrentaron los misioneros, continuaron trabajando en la
evangelización de los indios. Los franciscanos, al fin del siglo XVII, poseían 80 conventos en la
región de México, 54 en Michoacán, 22 en Guatemala, 22 en Yucatán, 12 en Nicaragua.
Un hecho importante fue el fin del reinado de Carlos II (1665-1700), rey de España que
pertenecía a los Habsburgos de la casa de Austria; tras su muerte, se desata la Guerra de
Sucesión entre Habsburgos y Borbones para la elección del nuevo rey de España, conflicto que
afectó a la Iglesia hispanoamericana. Las relaciones del nuevo rey Felipe V de Borbón (1700-
1746) con Roma fueron tensas desde un principio. Dado que el papa Clemente XI había
reconocido al Archiduque Carlos de Austria durante la guerra, en 1709 el nuevo monarca
Borbón rompió relaciones con Roma, cerró la Nunciatura, y al mismo tiempo, endureció su
postura, instruyendo a las autoridades religiosas que las causas eclesiásticas y otras materias
de justicia quedaban sujetas a la jurisdicción del Estado. Lo que Felipe V quería era que se
aplicase en España el régimen de Patronato que disfrutaba para las Indias. Y consideraba el
Patronato no como una concesión del papa a la monarquía española, sino como un derecho
propio.
Ante estas dificultades, Roma exhortaba a los obispos a defender la libertad de la Iglesia
y resistir a las presiones de la Corona. En 1737 se consiguió firmar un concordato que, de
hecho, no satisfizo a ninguna de las partes y remitía a la situación previa a la ruptura. Fue hasta
1753 que se firmó un nuevo concordato con el cual se inició un nuevo período para la Iglesia
de América, en el sentido de la distensión entre Roma y España. La decadencia hispánica
significó la falta de nuevos misioneros.
Por el tratado de Utrecht (1713) España y Portugal no poseen ya el poder sobre los
mares. Poco a poco Holanda e Inglaterra reemplazan el poder hispánico. Por tanto, a falta de
misioneros, los laicos tanto españoles como criollos, tuvieron una activa participación, siempre
dentro del molde del régimen de cristiandad. Debemos recordar las cofradías, congregaciones
y terceras órdenes.
Otro obispo importante fue fray Alonso Bravo de Laguna, que en una carta dirigida a la
reina Mariana de Austria, en 1673, cuenta que se había dedicado a visitar y confirmar gran
cantidad de personas; reparó muchos templos y colocó numerosos altares. Comunica que
estaba listo para visitar la provincia de Costa Rica, que estaba bajo su jurisdicción, donde murió
un año después. Le pide que se establezca la cátedra de gramática y lenguas indígenas, para
que los evangelizadores puedan dirigirse a ellos.
La clase dirigente de nuestro período continúa con su pretensión de estar escudada por
la Conquista y ser representante de su Majestad Católica. Desde el punto de vista organizativo,
la población española que dominaba en Nicaragua seguía el modelo del reino ibérico, pero
claramente con mucha diferencia en el funcionamiento, ya que, en la península, desde el
ejercicio del poder centralizado, se controlaban todos los aspectos de la sociedad y en todos
los niveles de la jerarquía militar, política y religiosa.
En el plano económico existía una diferencia abismal entre el español y el indio, ya que
el indio, por los diezmos y tributos que pesaban sobre él, apenas si sobrevivía y estaba inserto
en una economía colectiva.
En cambio, los españoles eran dados al comercio y buscaban ganancias en todas sus
transacciones. Éstos se fueron a establecer junto al pueblo indígena de Subtiava. Los indios,
molestos por este nuevo asentamiento, se lamentaron ante el rey del despojo de sus tierras, sin
lograr ningún resultado. El 1 de diciembre de 1670 el obispo de León, fray Alonso Bravo de
Laguna, se dirigió al rey diciéndole: “Los vecinos que se trasladaron hicieron pie en tierras de
los naturales con violencia, y aunque los indios lo resistieron, favorecidos los españoles de
quien gobernaba esta provincia, se perpetuaron”. En este tiempo la parroquia estaba inserida
en la estructura de dominación colonial a través del diezmo, que era pesado para los indígenas.
A pesar de su aporte a la economía, los indígenas no gozaban de sus beneficios, prácticamente
no poseían nada.
La ciudad de Granada, como hemos dicho, en este período tuvo un gran apogeo, debido
a su ubicación que la ponía en comunicación con Portobelo y Cartagena, gracias al río San
Juan y al Gran lago. En Granada se daba el intercambio entre lo que se producía en Nicaragua,
es decir, cacao, añil, cochinilla, tabaco, telas, maíz, cuero, y los productos y vinos de Europa.
Claro que esta riqueza atrajo la llegada de los piratas y por tanto la decadencia de la ciudad.
El 30 de junio de 1665, la ciudad de Granada fue asaltada por piratas al mando de John
Davis, quien limitó su acción a un pillaje sistemático. “Acelerados – afirma Alexandre
Esquemeling, cronista de piratas – robaron con la mayor prisa que pudieron, todo el dinero que
hallaron; no perdonando las iglesias, que profanaron, sin respeto”. También se dice que ese
mismo año hubo otro ataque de parte del corsario Morgan. Nuevamente en agosto de 1670
Granada fue asaltada por el pirata Gallardillo. Ante los miedos causados por los asaltos de los
piratas, el obispo Alonso Bravo y Laguna escribió al rey el 15 de marzo de 1671, y al virrey de
Nueva España (México) el 25 del mismo mes, para que se defendiera la entrada por la boca del
río San Juan. El obispo fue escuchado y en 1672 se firmó la ordenanza para la construcción del
Castillo de la Inmaculada Concepción, que fue concluido en 1675.
Entre el 8 y el 10 de abril de 1685 de nuevo los piratas, esta vez al mando de William
Dampier, atacaron Granada, que quedó incendiada y llena de trincheras para defenderse de los
saqueos. Muchos de los habitantes de la ciudad tuvieron que huir, dejando la ciudad desolada.
El obispo Navas y Quevedo escribirá al rey para que ordene el regreso de todos los habitantes
que habían huido a las montañas. Otra fecha dolorosa para la historia de Nicaragua fue el 21
de agosto de 1685, cuando otra invasión de piratas ingleses quemó el Archivo de la Catedral
de León. En Nicaragua no hubo una tropa española fuerte como para defender las ciudades
ante dichos ataques, solamente milicias locales.
En diciembre de 1677 fue propuesto como obispo de Nicaragua Fray Andrés de las
Navas y Quevedo, llegando a León el 23 de febrero de 1679. Le esperaba un duro trabajo como
pastor de su grey y como profeta denunciador de las graves injusticias que se cometían contra
los indios. Le tocó luchar para corregir la corrupción del clero, de manera especial, contra el
Deán Ginés Ruiz.
Fray Andrés también nos habla de las invasiones de los piratas ante los cuales los indios
estaban indefensos. No omite denunciar los pecados de los malvados, criminales y tiranos,
diciendo que en esta tierra se miente mucho, reina la ambición y la codicia en todos los
corazones, generando pleitos, discordias y embustes. Otra gran cosa que realizó fue la
fundación del Colegio Seminario de San Ramón (15 de diciembre de 1680), primer centro de
educación de cierta categoría en nuestro país, el cual posteriormente daría origen a la
Universidad de León.
Sin embargo, en 1752 el obispo Morel de Santa Cruz hace este triste balance: “El Colegio
solamente lo ha sido en el nombre y por este motivo ha rendido poca utilidad a la Catedral, a la
República y a la Juventud”. La educación era muy precaria; se necesitaba viajar a Guatemala
a la Universidad de San Carlos, fundada en 1675, para realizar los estudios superiores y
claramente no todos tenían las posibilidades económicas para hacerlo, por este motivo se
explica el retraso en el campo de la educación. Los franciscanos, por ejemplo, aceptaron
candidatos nicaragüenses hasta en 1673 y eran enviados a formarse en Guatemala. Fray
Andrés atestigua que la gran mayoría del clero vivía en pobreza. Resumió así su labor
episcopal: “Cinco años he servido al obispado de Nicaragua y siempre he vivido en continua
peregrinación, de pueblo en pueblo, cumpliendo con mi oficio pastoral, celando y velando el
buen tratamiento de los indios, amándoles como a hijos y pobres desdichados, teniendo su
desnudez dentro de mi alma, desnudándome yo para vestirles a ellos”. Un siglo después la
situación no sería muy distinta.
En 1752 el obispo Pedro Agustín Morel de Santa Cruz denunció ante el rey atropellos
contra los indios: “Estos miserables (indios) se ven precisados a asistir a los curas y
corregidores con sus personas y sus bienes, por sermones. No sé qué haya ni pueda haber
razón para que los desnudos y los hambrientos hayan de servir y mantener a los que viven en
la abundancia y el regalo”. En 1687 el visitador de la Orden Franciscana dice que en la Provincia
de San Jorge existían dieciocho conventos y actuaban cincuenta frailes; afirma que, tanto entre
sus religiosos como en el clero diocesano, había “pobreza, doctrina y lucidez”. Los franciscanos
ejercían entonces funciones parroquiales y realizaban misiones entre los indios.
En 1702 fue elegido obispo de Nicaragua el trinitario calzado Fray Diego Morcillo Rubio,
quien llegó a Nicaragua en 1704 y sobresalió también por la defensa de los indios. Luchó contra
las autoridades civiles y militares, así como contra algunos religiosos que, so pretexto de
brujerías y hechicerías, maltrataban a los indios.
En la parte del pacífico nicaragüense se vivía de la granja, del cultivo de la tierra, con rica
naturaleza, gran variedad de fauna y flora, con ríos, lagos y lagunas. La parte caribeña estaba
separada por una gran franja de montañas que siempre estaban húmedas y cubiertas de selvas
impenetrables. Esta separación entre el pacífico y el atlántico permitió que, en 1687, Gran
Bretaña regularizara su presencia en la Costa Caribe y estableciera un protectorado, apoyando
a la dinastía de reyes Zambos Miskitu, que estaría en el poder por 207 años. No hay base
documental sobre los misquitos al principio de la conquista, al parecer surgen a mediados del
siglo XVII.
La noticia más antigua acerca de los misquitos proviene del bucanero Exquemelin, quien
en 1672 observó que ellos formaban una pequeña nación entre 1.600 y 1.700 personas dividida
en dos provincias. En 1711, el obispo de Nicaragua, Fray Benito Garret y Arloví, describió el
origen de los zambo-misquitos como sigue:
“Año 1641 se perdió un navío cargado de negros en la costa del mar del norte y en la
parte desde la boca del río San Juan, provincia de Nicaragua, hasta la ciudad de Trujillo,
provincia de Honduras… recogióse la tercera parte de los negros y los demás se retiraron y
guarecieron entre las malezas de aquellas montañas ocupadas de indios caribes que celosos y
recelosos de aquellos nuevos huéspedes, les movieron guerra y por algunos años la tuvieron
entre sí muy cruda vencieron los negros con el tiempo a los caribes, retiráronse estos la
montaña adentro hacia las tierras de la Segovia y Chontales quienes hoy en día tiene fiera con
ellas… y con las mujeres de los vencidos, se fueron multiplicando los vencedores y porque ya
murieron aquellos primeros huéspedes se llaman hoy sus descendientes zambos por ser hijos
de negros y de indias”.
En conclusión, nuestro período es una época de muchos cambios, marcada por el celo de
la Iglesia en anunciar a Jesucristo y enseñar la doctrina cristiana; por la lucha contra las
injusticias que se cometían contra los indios, y por la defensa ante las invasiones de los piratas.
La evangelización de todos los tiempos debe ir al origen del problema del hombre que está en
el corazón: “Porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios,
fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias” (Mt 15,19). Cambiando el corazón del hombre
a través del kerigma y los sacramentos, se cambian las estructuras injustas, porque el hombre
ya no buscará su propio interés, viviendo en el egoísmo, sino que será capaz de amar.
2. Juzgar: Iluminamos lo leído desde la palabra que compartiremos, para encontrar detalles
que puedan seguir consolidando la labor profética y maternal de la Iglesia en una sociedad
que sigue construyendo su historia, y reparando hilos rotos a causa de constantes asedios
y nuevas formas de saqueo. Hoy, al igual que ayer, estamos llamados a ser anuncio y
testimonio de lo que hemos visto, oído y escuchado durante estos años de ministerio de
enseñanza de nuestra madre “La Iglesia”, como Jeremías “¡No tengamos miedo!” y que las
palabras que nos transmite la historia repercutan en el mañana de nuestra Nicaragua.
Yo repuse: «¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.»
El Señor me contestó: «No digas: "Soy un muchacho", que adonde yo te envíe, irás, y lo
que yo te mande, lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del
Señor.
El Señor extendió la mano y me tocó la boca; y me dijo: «Mira: yo pongo mis palabras en
tu boca, hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, para destruir y
demoler, para edificar y plantar.»
Palabra de Dios…
Luego de haber realizado la lectura del texto bíblico realizamos una plenaria grupal,
tomando como referencia las siguientes interrogantes:
Conociendo la historia de Nicaragua de este período, ¿Cuál crees tú que sea la misión
actual de la Iglesia?
En medio de las injusticias de nuestra sociedad, ¿Cuál es tu respuesta que das como
cristiano?
3. Actuar:
3.1. Celebrar: Somos hijos de una madre que es “Maestra”, estamos llamados a ser profetas y
maestros, haciendo nuestras las palabras de la siguiente composición musical, cantamos:
“El Profeta”
3.2. Compromiso
a. Raíces de la Independencia
La ocasión para que se desarrollara este movimiento vino cuando Napoleón invadió
España e hizo abdicar a Carlos IV y su hijo Fernando VII en favor de José Bonaparte, su
hermano. Estalló así la Guerra de Independencia española (1808-1814). Se conformó la Junta
Central del Reino, en septiembre de 1808, como órgano que ejerció los poderes ejecutivo y
legislativo durante la ocupación. El 19 de noviembre de 1809 las tropas imperiales francesas
derrotaron al ejército español de la Junta Central en Ocaña. La Junta se retiró a Cádiz y
convocaron a las Cortes para desconocer el gobierno impuesto sobre España. Participaron
diputados de toda América incluidos seis del Reino de Guatemala.
En ese contexto, el murciano fray Nicolás García Jerez, dominico, fue elegido obispo de
León en 1810, bajo el derecho de patronato —régimen legal que concedía a los reyes la facultad
de asignar cargos eclesiásticos—. Los obispos profesaban profunda fidelidad a su rey y, aun
en medio de la crisis que atravesaba el imperio español, el obispo García Jerez no iba a ser la
excepción.
Lejos de lograr todo aquel progreso que se esperaba, la independencia iba a traer
décadas de caos en la región. Liberales y conservadores se verán enfrentados en permanentes
guerras en las que se entrelazaban también motivaciones localistas. Tampoco se alcanzó el
anhelo de muchos de consolidar una conciencia de nación en el antiguo reino de Guatemala, la
cual era tan débil que no podía competir con las identidades locales o comunales. El pueblo se
sentía más nicaragüense u hondureña que centroamericana; se sentía mucho más granadina
o leonesa, que parte de la Capitanía General de Guatemala.
Algunos de los primeros edictos redujeron en gran parte el respaldo externo a la Iglesia:
se decretaron altísimos impuestos al clero (05/07/1823); se abolió la Inquisición (09/05/1820);
no se podía promulgar ninguna bula papal sin previa aprobación del gobierno central; y no se
permitía que ningún superior local de órdenes religiosas tuviera relación con sus superiores en
España (02/07/1823). Las vocaciones clericales se vieron enormemente afectadas con un
decreto que prohibía la admisión en conventos de menores de veintitrés años de edad, ni que
profesaran los menores de treinta y cinco años.
Debido a la influencia de las órdenes religiosas, el Estado naciente se opuso a ellas hasta
el punto de expulsar al arzobispo de Guatemala y a 289 frailes dominicos, franciscanos y
recoletos, bajo sospecha de oponerse a la Independencia.
Las dificultades que vivió la Iglesia en este período no acabaron, ni mucho menos, con
sus tradiciones. Consumada la Independencia, aunque ya no se celebraban las grandes fiestas
con el boato de la época colonial (caracterizado por la presencia de las autoridades locales),
las procesiones y demás tradiciones continuaron.
2. Juzgar:
“Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres (y mujeres) de
nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas,
tristezas y angustias de los discípulos de Cristo.” (Gaudium et Spes 1)
Como hemos visto, al igual que en el resto de países de América, el proceso de
independencia de Centroamérica fue motivado por ideas libertarias e ideas jurídicas de
soberanía popular desarrolladas por la ilustración europea, especialmente de la Revolución
Francesa (1789-1799) que proclamaba los valores de libertad, igualdad y fraternidad.
La Iglesia tanto en su jerarquía como en los fieles acompaña estos procesos sociales.
Junto con Gaudium et Spes podemos afirmar que “los gozos y las esperanzas, las tristezas y
las angustias de los hombres (y mujeres) de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de
cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de
Cristo.”
Por otro lado, constatamos las pugnas entre quienes después de la independencia pretendían
instaurar dos tipos de Estado: uno liberal y laico y otro, sustentado en la alianza de gran parte
de la Iglesia católica con el Partido Conservador.
En la Iglesia el ejercicio del poder en sus múltiples formas se entiende como servicio, de
Jesucristo recibimos esta clave de interpretación del poder, no solo porque lo haya predicado
sino ante todo, porque su vida entera fue servicio. “Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen
bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también
deben lavarse los pies unos a otros.” (Juan 13, 13-14).
¿Qué utilidad puede tener hoy la Piedad Popular que en su momento ayudó a la Iglesia Católica
a atravesar los momentos críticos de la época de la independencia, pero sobre todo como
acompañamiento de aquellos deseos de libertad presente en algunos?
3. Actuar:
a) Si tienes red social (Facebook, twitter, Instagram, Tik Tok): te proponemos que durante
el día publiques alguna foto tuya en el que apareces participando de algún momento de oración
en comunidad o de forma individual en un acto de Piedad Popular (procesión, viacrucis, novena,
etc.) con el hashtag #YoOroComoIglesiaPorque y escribas un breve comentario a ese hashtag.
Tal medida significó la expulsión de nuestro territorio de los frailes misioneros; a partir de
ahí, la población rural no contó más con su apoyo evangelizador. Su único sustento fue la
religiosidad popular, transmitida durante generaciones en medio de las familias. En aquella
sociedad sin medios de comunicación de masas, la fe transmitida de padres a hijos funcionó
eficazmente, pero se vio desprovista del apoyo de los sacramentos y la formación cristiana. El
único sacramento generalizado fue el bautismo.
Por otra parte, el clero diocesano -que no fue afectado por la expulsión- se mantuvo
concentrado en las zonas urbanas de León, Granada, Chinandega, Managua y Masaya, alejado
de las zonas remotas de Chontales, Nueva Segovia o Matagalpa. Era muy difícil para ellos
obtener su sustento en poblaciones carentes de recursos, sobre todo por la imposibilidad de
encontrar alternativas para enfrentar esa problemática debido al empobrecimiento de la Iglesia.
Desde 1825 el diezmo estaba en manos del poder temporal y si bien, la abolición del diezmo
decretada por Francisco Morazán en 1832 fue derogada en 1839, siguió estando en poder del
Estado y administrado en forma desordenada. Sólo con el Concordato de 1861 se ordenó la
situación económica de la Iglesia, aboliendo el diezmo, pero sustituyéndolo con partidas que el
Estado entregaba a la Iglesia y que incluían cantidades destinadas a la manutención del clero
sin beneficios para los recién ordenados.
b. Limitaciones pastorales
Durante todo el siglo diecinueve los católicos nicaragüenses no conocieron la Biblia. Las
lecturas bíblicas de la misa se hacían en latín y el pueblo no las entendía. Un lugar central en
la instrucción religiosa del pueblo la ocupó en cambio el catecismo; el clero también favoreció
las devociones populares.
La participación de los laicos en la vida eclesial se dio sobre todo a través de las
Cofradías y las fiestas de la religiosidad popular. Las Cofradías promovían el culto eucarístico
y servicios de caridad. Se encargaban también de la economía parroquial, pues poseían tierras,
ganados y casas. Los laicos ofrecían voluntariamente su trabajo y las ganancias se destinaban
a la reparación de templos y celebraciones patronales. Las Cofradías llegaron a poseer tan
grandes extensiones de terreno, que el gobierno liberal de José Santos Zelaya las expropió en
1899 para apoderarse de sus recursos.
Las principales fiestas religiosas del pueblo fueron las solemnes procesiones de Semana
Santa y Corpus Christi, así como la Purísima y Navidad. Existían también muchas asociaciones
piadosas alentadas desde las parroquias.
c. El Concordato de 1861
De 1882 a 1912 fue Rector del Seminario San Ramón de León el presbítero José Antonio
Lezcano, quien contribuyó a implementar las reformas del Concilio de Trento en la formación
del clero diocesano y a profundizar su formación.
Con el ascenso al poder del general José Santos Zelaya, que gobernaría el país de 1893
a 1909, se impuso el liberalismo en Nicaragua. Anteriormente había triunfado en El Salvador
(1859-1863), Guatemala (1871), Honduras (1880) y Costa Rica (1884). Zelaya introdujo de
nuevo leyes promulgadas por Francisco Morazán en 1830, pero esta vez de forma permanente:
estableció la separación entre Iglesia y Estado, lo cual significó que el catolicismo dejaba de ser
religión oficial y única; abrió las puertas a la libre enseñanza, la presencia evangélica y la libertad
de expresión. Se introdujeron leyes a favor del divorcio y el matrimonio civil; los cementerios
pasaron a manos del Estado.
Zelaya además se mostró abusivo e intransigente: el 14 de mayo de 1899 pasó una ley
desvinculando de la Iglesia católica a las Cofradías y traspasando sus bienes a los pueblos y
las municipalidades. La Iglesia resintió tal medida como un despojo, pues esta era su principal
fuente de ingresos económicos. Ante la vehemente protesta del obispo de Nicaragua Mons.
Simeón Pereira y Castellón, el gobierno lo mandó a apresar y lo desterró el 4 de noviembre de
1899. Pero poco después le permitió regresar en diciembre. Zelaya volvió a la carga a inicios
del nuevo siglo, prohibiendo los actos religiosos públicos. Se dio así un choque frontal entre el
obispo de Nicaragua Monseñor Pereira y Castellón y el gobierno de Zelaya. En 1904 el gobierno
prohibió a los sacerdotes el uso de la sotana; un sacerdote que no acató la prohibición fue
golpeado por la fuerza pública y entonces el obispo excomulgó al presidente. Como respuesta,
Zelaya desterró al obispo junto con veintisiete sacerdotes -incluyendo todo el profesorado del
Seminario Mayor- el 6 de enero de 1905, lo que generó disturbios y protestas en León.
“¿Por qué ese odio de los radicales en contra del Clero, cuya influencia la emplea
solamente para el orden y la moralización del pueblo? ¿A qué conducen esos ultrajes a la
religiosidad de un pueblo que pacíficamente celebra sus cultos en lo interior de un templo?”, se
preguntaba Mons. Pereira y Castellón, en carta dirigida al presidente Zelaya el 16 de diciembre
de 1904.
Destaca en este período por su heroico amor al prójimo y ferviente compromiso cristiano
Elena Arellano (1836-1911), conocida como Mama Elena, laica católica granadina que promovió
a la mujer y la juventud con proyectos sociales y educativos. A instancias suyas vino a
Nicaragua santa Francisca Javier Cabrini para fundar en 1891 el Colegio de señoritas La
Inmaculada. Gracias a sus gestiones se fundaron también el Colegio Francés (1903) y el
Colegio San Juan Bosco (1912) para la educación de jóvenes varones. Durante la epidemia de
viruela de 1892 se consagró a la atención a los enfermos. Su mayor preocupación fue la
educación cristiana de la juventud.
Hasta 1912 Nicaragua entera formaba la única diócesis de León. A partir de 1913 el Papa
Pío X creó además la diócesis de Granada, la Arquidiócesis de Managua y el Vicariato
Apostólico de Bluefields. Cubriendo un territorio menor, el clero y los obispos tuvieron así la
posibilidad de cultivar mayor cercanía y de ofrecer una más sólida atención pastoral al pueblo
católico.
2. Juzgar:
"Bienaventurados serán cuando los injurien, y los persigan y digan con mentira toda clase
de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será
grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes."
(Mateo 5, 11-12)
¿Encontramos en este período que hemos visto situaciones parecidas a otras que
nosotros mismos hemos vivido? ¿Cuáles? ¿Qué consecuencias de lo entonces vivido en
nuestra historia llegan hasta nosotros? Comparando nuestra situación actual con la del siglo
diecinueve, ¿qué avances notamos en los procesos de evangelización y acompañamiento
cercano a nuestro pueblo? ¿Qué debilidades de nuestra Iglesia del siglo diecinueve
contribuyeron al rápido avance de las denominaciones evangélicas durante el siglo veinte?
3. Actuar:
a) Si tienes red social (Facebook, twitter, Instagram, Tik Tok): proponemos realizar un
marco para foto de perfil que lleve como diseño la bandera de Nicaragua y la del Vaticano (o
bien otro diseño a propósito de la Asamblea eclesial de América Latina y el Caribe) con la frase:
“Soy discípulo misionero para que Nicaragua en Jesucristo tenga vida.”
b) Si no tienes red social: Invitamos a todos los fieles a visibilizar la presencia de la Iglesia en
la vida diaria, para ello proponemos colocar una bandera blanca o cintas blancas en
automóviles, negocios personales o privados, casas. También como signo de nuestro deseo de
paz.
Sexta catequesis
ORACIÓN: Mira, Señor, con bondad a tu pueblo que te aclama, y que con fe transforma la
historia en escenario donde Tú eres el actor principal. Haz que, motivados por el ejemplo de
quienes con un arraigado compromiso cristiano nos han precedido, estemos dispuestos a ser
sal y luz para nuestra sociedad nicaragüense. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
1. Ver:
En 1921 el obispo de León, Mons. Pereira Castellón, alzó su voz contra la intervención
norteamericana, dirigiéndose al influyente Arzobispo de Baltimore, Cardenal Jaime Gibbons:
«¡Intervención! ̶ exclamaba ̶ [...] Vos no imagináis, eminentísimo señor, lo duro de esta palabra.
Vos vivís en un pueblo poderoso y libre. Vos no habéis sufrido los hondos quebrantos que han
lacerado el alma de nuestros hermanos... Vos no habéis sentido el dolor del obispo y del
ciudadano al oír el eco de forradas botas resonar bajo las naves de nuestros templos. [...]
Vosotros no habéis visto convertido el santuario en cuartel y el ara en donde se reparte el pan
eucarístico, en mesa de distribución del rancho de soldados!»
En las primeras décadas del siglo XX asistimos no solo al retorno de las antiguas órdenes
religiosas expulsadas y al numeroso arribo de nuevas congregaciones religiosas al país, sino
también a un florecimiento de la educación católica femenina y masculina que alcanzó a todas
las clases sociales de nuestra sociedad y tuvo un impacto cultural muy significativo en la nación.
Los Hermanos de La Salle abrieron un centro en Bluefields. Una salesiana granadina, Sor María
Romero que sirvió como religiosa en San José, Costa Rica, fue declarada beata por su vida de
santidad y su extraordinaria labor educativa y de caridad cristiana. Los jesuitas y los escolapios,
por su parte, formaron laicos decisivos para la vida cultural y política de la nación.
Bajo la intervención de EE.UU. se lleva a cabo el pacto bajo el Espino Negro (Tipitapa, 4
mayo 1927) entre el general José María Moncada (†1945) y los interventores, que le ofrecen la
presidencia por deponer las armas y renunciar a instaurar como presidente a Juan Bautista
Sacasa. Moncada llega así a la presidencia en las elecciones del 4 de noviembre de 1928. Los
generales Sequeira y Sandino (†1934), el llamado “General de los hombres libres”, fueron los
únicos liberales que se opusieron. Se internaron con sus compañeros en las montañas
segovianas en forma de guerrillas, reclamando el cese de la intervención.
d. Preocupaciones pastorales
Somoza García sucumbe a un atentado en 1956, que genera una oleada de represión y
es sucedido en el poder por sus hijos Luis y Anastasio. En 1959 se da la masacre estudiantil
en León y surge en 1961 el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), inspirado en la
lucha de Sandino y la revolución cubana de 1959, con el fin de alcanzar el poder por la vía
armada.
En junio de 1961, cercanas las elecciones generales y en medio de una grave crisis
política, los obispos fomentaron un diálogo entre los jefes de los partidos tradicionales, Luis
Somoza Debayle y Fernando Agüero Rocha, tratando de servir como mediadores en la
promoción de la paz y la democratización del país. Tras alcanzarse algunos acuerdos, estos se
rompieron cuando el conservadurismo exigió la salida de la GN del general Anastasio Somoza
Debayle, hermano del presidente.
Mons. Madrigal promovió la Acción Católica en su parroquia de Ocotal, así como también los
frailes franciscanos en el norte del país y el jesuita José Rossi en Managua.
2. Juzgar:
El análisis de este tramo de nuestra historia nos invita a escuchar el mensaje del Papa
Francisco en el numeral 98 de Evangelii Gaudium: “El mundo está lacerado por las guerras y la
violencia, o herido por un difuso individualismo que divide a los seres humanos y los enfrenta
unos contra otros en pos del propio bienestar. En diversos países resurgen enfrentamientos y
viejas divisiones que se creían en parte superadas. A los cristianos de todas las comunidades
del mundo, quiero pediros especialmente un testimonio de comunión fraterna que se vuelva
atractivo y resplandeciente. Que todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os
dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis” Con estas palabras el Papa nos hace ver que
muchos de estos episodios de nuestra reciente historia siguen abiertos y siguen haciendo daño
a nuestra sociedad. Por ello, el compromiso será siempre mantener una mirada evangélica en
el análisis de la historia y de la realidad actual, de tal modo que nuestra actitud profética busque
siempre estar de acuerdo con los valores promovidos por Jesús en el Evangelio.
Por otro lado, es necesario que, así como lo hicieron nuestros hermanos que nos han
precedido, nosotros también tengamos una mirada crítica frente a los nuevos contextos que
vivimos, y que estemos dispuestos a denunciar todas aquellas acciones que atentan contra la
dignidad de la persona, tanto de manera individual como colectiva. Sabemos que estas
acciones traen consigo persecuciones, pero Jesús nos respalda, recordándonos que nuestra
misión es anunciar con fe y convicción un mensaje de amor, justicia y paz.
a. ¿Cómo podemos nosotros, como Iglesia en la actualidad, ayudar a que los nicaragüenses
adoptemos una mirada de fe y esperanza en medio de los nuevos problemas que aquejan a
nuestro pueblo?
b. ¿De qué manera podemos nosotros, pueblo católico nicaragüense, convertirnos en voz
profética que lleve el mensaje evangélico de amor, justicia y paz, superando las barreras que
dividen a la sociedad nicaragüense en la actualidad?
c. ¿Debe el pueblo católico denunciar con convicción las injusticias que se cometen en contra
de hombres y mujeres de bien? ¿Cuál será la vía más adecuada? ¿Por qué?
3. Actuar:
Acciones personales:
Acciones comunitarias:
Motivación inicial:
Hemos llegado al final de esta serie de catequesis sobre historia de la Iglesia. Ahora
conoceremos las experiencias vividas por nuestras comunidades cristianas durante las décadas
posteriores al Concilio Vaticano II, una época igualmente sufrida para nuestro país, pero
también con muchas luces e impulsos de muchos hermanos nuestros que fueron testimonio de
un Dios presente en la historia, vitalizando el mensaje evangélico y fortaleciendo las iniciativas
misioneras para nuestra Nicaragua. Oremos con el siguiente canto para dar inicio a nuestro
momento de catequesis:
* Si se cuenta con la posibilidad de poner audio y con conectividad a internet se puede utilizar
el siguiente enlace: Alma misionera – Obras Misionales Pontificias:
https://www.youtube.com/watch?v=2gstmaBm-hE
También se puede hacer cantada, con ayuda de algún instrumento musical (si se cuenta con
ello):
Alma Misionera
Te doy mi corazón sincero
Señor, toma mi vida nueva Para gritar sin miedo
Antes de que la espera Lo hermoso que es Tu amor
Desgaste años en mí Señor, tengo alma misionera
Estoy dispuesto a lo que quieras Condúceme a la tierra
No importa lo que sea Que tenga sed de Dios
Tú llámame a servir
Coro…
Coro: Llévame donde los hombres
Necesiten Tus palabras Y así, en marcha iré cantando
Necesiten Tus ganas de vivir Por pueblos predicando
Donde falte la esperanza Tu grandeza, Señor
Donde falte la alegría Tendré Mis brazos sin cansancio
Simplemente Tu historia entre mis labios
Por no saber de ti Y fuerza en la oración
Coro…
ORACIÓN:
Reaviva en nosotros, Señor, el impulso misionero que despertaste en los cristianos del
Concilio Vaticano II, danos el don de tu Santo Espíritu para llevar el Evangelio a nuestro pueblo
y predicarlo con un corazón atento al contexto que vivimos, haciendo vida en nuestras
comunidades tu Mensaje. Ayúdanos a sentir la presencia amorosa de nuestra Madre, que con
amor acompaña el caminar de cuantos pedimos su intercesión. Señor, envíanos a ser
instrumentos tuyos.
Amén.
1. Ver:
Cuando el papa Juan XIII convocó el Concilio Vaticano II, la guerra fría veía enfrentado
el globo en dos grandes bloques: el bloque socialista bajo el liderazgo de la URSS y el bloque
capitalista auspiciado por USA. Nicaragua, como el resto de las naciones del istmo, estaba
alineada con el bloque norteamericano. La nación se encontraba bajo el sistema dictatorial de
la familia Somoza, que se mantuvo en el poder desde 1936 hasta 1979.
La respuesta vino del Concilio mismo que optó por una decidida promoción del laicado,
ampliando su participación en la vida y la misión de la Iglesia. En 1966, un año después del
Concilio, los capuchinos norteamericanos de la Costa promovieron el movimiento de los
Delegados de la Palabra, inspirados en la experiencia de la Diócesis de Choluteca, dándoles
formación bíblica. Allá donde no lograba llegar el sacerdote, llegaban estos laicos y se ponían
al frente de las comunidades en pueblos y comarcas. Esta experiencia pasará a Matagalpa y
después a todo el resto del país, fortaleciendo en gran manera la pastoral rural. La formación
bíblica y pastoral que reciben los Delegados de la Palabra, inspirada en el movimiento bíblico
que el Concilio Vaticano II consagró con la Constitución Dei Verbum, los preparaba para su
misión como líderes comunitarios integrales.
Esa nueva sensibilidad bíblica se extendió por todo el país, sobre todo en las ciudades,
por medio de nuevos movimientos eclesiales tales como Cursillos de Cristiandad, Renovación
Carismática Católica, el Neocatecumenado, la Ciudad de Dios y otros más, los cuales se
caracterizan por la predicación kerigmática.
La Misa, que antes del Concilio se celebraba en latín con la música sacra acompañada
únicamente por el órgano y el sacerdote de espaldas al pueblo, dio paso a una liturgia más
participativa que incorporó la guitarra y otros instrumentos autóctonos, con melodías populares.
Los laicos empezaron a asumir el ministerio del lector y aparecieron ministros extraordinarios
de la comunión, reactivándose otros ministerios como el de visitadores de enfermos, atención
carcelaria o promoción social. La presencia de las mujeres, significativamente superior en
número a la de los hombres, destacó también por su compromiso eclesial y su espíritu de
servicio en la pastoral urbana.
Por lo que se refiere a las vocaciones sacerdotales y religiosas, hubo en cambio que
esperar hasta la década de los noventa para ver multiplicarse el número de vocaciones nativas.
Será entonces que los sacerdotes nativos pasarán de ser una minoría a representar la gran
mayoría del clero que trabaja en las diócesis.
En 1968, tres años después de la clausura del Concilio, los obispos latinoamericanos se
reunieron en Medellín (Colombia) para reflexionar sobre cómo se debía orientar y aplicar esa
renovación en sus respectivas diócesis. Los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua,
influidos por el espíritu de esta segunda conferencia del episcopado latinoamericano,
empezaron a asumir la tarea profética de ser voz de los sin voz. Señalaron las contradicciones
entre el somocismo y la fe cristiana, cuestionaron las elecciones de 1974, denunciaron la
represión después de 1977 y terminaron por declarar —en junio de 1979— que la lucha
revolucionaria cumplía con el escenario de la ética cristiana para ser declarada derecho legítimo
del pueblo a la insurrección. En esta década y la siguiente, el arzobispo de Managua, Mons.
Miguel Obando Bravo jugó un papel de liderazgo dentro de la Conferencia Episcopal.
Inspirados por la Revolución Cubana de 1959, dos años más tarde, el FSLN fue fundado
en 1961 como una organización político-militar para luchar, con las armas, contra la dictadura
militar de los Somoza. El 19 de julio de 1979 llegaba al poder venciendo militarmente a Somoza.
Ahora Nicaragua pasaba a formar parte de la órbita de la URSS.
El papa Juan Pablo II nombró cardenal en 1985 a Mons. Miguel Obando Bravo. El
arzobispo que, en la década de los setenta había servido como mediador con ocasión de los
asaltos del FSLN a la casa del funcionario somocista José María Castillo (1974) y del Palacio
Nacional (1978), volvió a asumir este rol en los diálogos entre el Gobierno y la Resistencia
durante la guerra civil de los años ochenta y fue pieza primordial en la pacificación del país.
Los historiadores consideran que la caída del Muro de Berlín (9 de noviembre de 1989)
simboliza también el fin de la Guerra Fría. Ambas potencias estuvieron compitiendo durante
décadas, pero el enfrentamiento nunca llegó a estallar en una guerra. A los pocos meses de
este acontecimiento, en Nicaragua, Violeta Barrios de Chamorro asumía la presidencia, tras
derrotar en unas históricas elecciones a Daniel Ortega.
En la década de los noventa, la Iglesia Universal se preparó para la celebración del
Jubileo del año 2000. Terminada la guerra, se intentó reordenar la labor pastoral con la
celebración del II Concilio Provincial en 1993, seguido de sínodos diocesanos que marcaron la
pauta pastoral. Se promovieron en las diócesis comisiones para impulsar las diversas áreas de
pastoral: catequesis, liturgia, social, educativa, sanitaria, medios de comunicación, universitaria
y otras.
Daniel Ortega pidió perdón el 7 de julio del 2004 por los atropellos que la revolución
sandinista cometió contra los obispos de la Iglesia Católica en el marco de los 25 años del
triunfo de la revolución. Con su reelección en 2006, Daniel Ortega volvió a ocupar el poder
perdido en 1990, luego de haber sido derrotado en tres intentos anteriores.
La Asamblea Nacional reformó el Código Penal vigente para penalizar el mal llamado
aborto terapéutico, una figura legal que en Nicaragua tenía más de 100 años, en respuesta a
las demandas de una multitudinaria Marcha-Peregrinación en favor de la vida, convocada por
la Conferencia Episcopal y a la que se sumaron los evangélicos.
Este Papa que continuamente nos llama a ser una “Iglesia en Salida” que va a las
periferias geográficas y existenciales, puso sus ojos en el arzobispo de Managua, Mons.
Leopoldo Brenes Solórzano, dando cabida por segunda vez en el colegio cardenalicio al
representante de la poco conocida Arquidiócesis de Managua.
2. Juzgar:
El impulso evangelizador del Concilio Vaticano II también tuvo eco en nuestro pueblo
nicaragüense. Esta renovación que permitió hacer más cercano el anuncio y la celebración del
Evangelio para nuestra cultura, despertó en las comunidades el protagonismo que hasta
nuestros días vemos en muchos laicos, hombres y mujeres, que de la mano con los sacerdotes
y obispos, trabajan por la evangelización.
Podemos expresar como el profeta Isaías: “Qué hermoso es ver sobre los montes los pies del
mensajero que anuncia la paz, que trae buenas noticias, que anuncia salvación” (Is 54, 7),
observando el auge de los ministerios laicales de los que muchos de nosotros somos partícipes.
Esta época histórica, aunque sufrida, debe hacernos ver que también somos protagonistas de
la misión profética de la Iglesia.
Al igual que en la catequesis anterior, este tramo que hemos conocido, nos muestra un
pueblo que ha tenido que sobrellevar la cruz de las crisis sociales, guerras, pobreza y
persecución. Sin embargo, también hemos visto testimonios de obispos, sacerdotes, religiosos
y laicos que fueron “voz de los sin voz”, que denunciaron con convicción las injusticias y fueron
agentes de renovación social. Esta actitud profética nos debe llevar a tomar conciencia de la
importancia que tiene para nosotros la iniciativa fraterna de protegernos como hermanos, de
acuerparnos y liberar juntos la lucha por una sociedad más humana, justa y basada en el amor.
Por otro lado, un hecho de relevancia en este trayecto es la aparición de nuestra Madre
María en Cuapa, un hecho que, sin duda, nos anima a tener esperanza de que ella camine
siempre de la mano con nosotros, abogando por la paz y la fraternidad entre sus hijos.
Procuremos afrontar siempre con esperanza el peregrinar cristiano por la vida, conscientes de
la belleza de un Dios que no nos deja solos y de nuestra madre que también nos acompaña.
Seamos sal y luz para el mundo, vivamos nuestra vocación cristiana con entrega y generosidad,
para dejar un legado histórico de comunidades cristianas unidas, comprometidas y fraternas
para las nuevas generaciones. Hagamos de nuestra Iglesia en Nicaragua un semillero de
santidad.
3. Actuar:
Acciones personales:
Estamos invitados a realizar un altar con una imagen de la Virgen de Cuapa en nuestras
casas, puede ser también con otra imagen de advocación mariana. Colocamos una bandera de
Nicaragua y encendemos una vela. Realizamos una oración mariana, se sugiere que sea el
rosario, pero si no podemos hacerlo, rezamos un Ave María y pedimos desde nuestro corazón
por la Iglesia y el pueblo nicaragüense.
Si utilizas alguna red social, tomamos una foto de tu altar y la compartimos, utilizando los
hashtags #YoRezoPorLaCEN #OraciónPorNicaragua #CatólicosEnAcción.
Acciones comunitarias:
Estamos invitados a destinar un momento comunitario en el que se realice un Rosario
por Nicaragua. Podemos decorar un altar para la Virgen María que esté acompañado de la
bandera de nuestro país. Incluir en las intenciones del rosario comunitario el contexto de
Nicaragua y las elecciones, para que se desarrollen en paz.
Todas las acciones, tanto como personales como comunitarias no se deben limitar a
momentos efímeros, sino a la adopción de actitudes y compromisos verdaderos para la vida
cotidiana.
Capitulo # II: Año de San José a la luz de la Carta Apostólica
PATRIS CORDE del Santo padre Francisco
Invocación a San José
{Para Iniciar las Catequesis del Año de San José}
Amén
Oración final
{Para cerrar las Catequesis del Año de San José}
Oh san José, cuya protección es tan grande, tan fuerte y tan inmediata ante el trono de Dios, a
ti confío todas mis intenciones y deseos. Ayúdame, san José, con tu poderosa intercesión, a
obtener todas las bendiciones espirituales por intercesión de tu Hijo adoptivo, Jesucristo
Nuestro Señor, de modo que, al confiarme, aquí en la tierra, a tu poder celestial, Te tribute mi
agradecimiento y homenaje.
Oh san José, yo nunca me canso de contemplarte con Jesús adormecido en tus brazos. No me
atrevo a acercarme cuando Él descansa junto a tu corazón. Abrázale en mi nombre, besa por
mí su delicado rostro y pídele que me devuelva ese beso cuando yo exhale mi último suspiro.
¡San José, patrono de las almas que parten, ruega por mí!
Amén.
Tema 1:
San José, padre amado
La grandeza de San José consiste en el hecho de que fue el esposo de María y el padre
de Jesús (P.C. 1) San Pablo VI observa que su paternidad se manifestó concretamente «al
haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación y a la misión
redentora que le está unida; al haber utilizado la autoridad legal, que le correspondía en la
Sagrada Familia, para hacer de ella un don total de sí mismo, de su vida, de su trabajo; al haber
convertido su vocación humana de amor doméstico en la oblación sobrehumana de sí mismo,
de su corazón y de toda capacidad en el amor puesto al servicio del Mesías nacido en su casa»
(P.C. 1)
San José es uno de los santos más amados del pueblo cristiano, por su fidelidad a la
misión de Dios, por su total entrega y consagración a Nuestra Santísima Madre, la siempre
Virgen María y su amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que los cuido con todo su ser. Tal
confianza se resume en la expresión “Ite ad Ioseph” referencia al hijo de Jacob (P.C. 1), lo cual
encarna la verdadera protección que hace el patriarca por la sagrada familia y todos aquellos
que recurren a él.
La justicia y la prudencia con la que recibe y actúa ante la noticia del embarazo de su
prometida, le consagran como el padre amado, para su Hijo y para la humanidad entera, pues
quiere siempre cuidar a toda costa la dignidad de la persona. En su paternidad se encuentra la
gracia, para la salvación del matrimonio y la unidad de la familia, recordándonos que de Dios
nos viene la salvación, si tan sólo hacemos su voluntad.
Por el amor que nos tiene San José, nos pide que amemos a Dios con todo el corazón,
nos pide que en nuestro corazón sólo habite el Padre Celestial; teniendo como única y entera
preocupación darnos al Hijo del Altísimo. El pueblo le ama como una respuesta del amor con
que él le cuida.
Oración de consagración
Señor Jesús, venimos a solicitar la ayuda y la protección de San José, para confiar su
solicitud paternal sobre nuestra Iglesia, sus sacerdotes, sus diáconos, sus consagrados, todas
las familias y todos sus miembros.
San José, casto esposo de la Virgen María, ayuda a las parejas a reencontrar el fervor
de su primer amor y la gracia del sacramento con el que se donaron mutuamente. Asístelos
para superar los conflictos, ábrelos al perdón recíproco. Confiamos a tu paternal solicitud a las
parejas estériles. Protege a los prometidos en su deseo de darse uno al otro, en el respeto de
cada uno y en toda libertad. Que su corazón se abra ampliamente a acoger a los niños que
nacerán de su amor.
San José, padre adoptivo de Jesús en Belén, enséñanos a defender la vida humana
desde la concepción. Te confiamos a todos los seres que han sido asesinados en el seno de
sus madres, la angustia de las mamás, la inconsciencia trágica de quienes han practicado un
aborto. Tú que has protegido a Jesús de la masacre de los Santos Inocentes, haz que nosotros
y nuestras autoridades seamos protectores de la vida humana. Protege a los huérfanos y a los
niños ante los comportamientos violentos y torcidos de los adultos.
San José, Patrono de la buena muerte, haz que nos dispongamos a encontrar con toda
tranquilidad al Señor el día que nos llame a dejar esta tierra. Libera a nuestra sociedad de la
tentación mortífera de practicar o promover la eutanasia y el suicidio.
1
Anitua, Santiago. Reflexiones sobre la Virgen María, libro fe 2ª edición, San José-Costa Rica, 1989, pág. 172
Te pedimos que podamos enseñar la fe a nuestros niños comenzando por nuestra manera de
vivir. Por la oración de San José, Señor, bendice a todas las familias de la tierra, bendice a
todas las comunidades, bendice y protege a nuestro país.
San José, en el tiempo de la prueba, recordamos que tú encontraste al Niño Jesús tras
varios días de haberlo buscado angustiosamente. A la hora de la duda y en medio del
desaliento, ven en nuestro auxilio para buscar a Cristo sin cesar y encontrarlo. Confiamos a tu
intercesión la situación de los cristianos perseguidos, en particular los de Medio Oriente,
protégelos de todas las formas de terrorismo, la violencia y la guerra civil en Siria.
San José, servidor prudente de Jesús y María en las rutas del éxodo, haz que seamos
cercanos a los excluidos, a los errantes, a los extranjeros. Ayúdanos a comprender que el amor
no tiene fronteras y que cada uno de nosotros es responsable de nuestros hermanos y
hermanas. San José, humilde artesano de Galilea, te confiamos nuestra profesión, con la cual,
y para la cual trabajamos, también te confiamos a los que no tienen empleo ni recursos.
Enséñanos a santificarnos y a santificar al Señor mediante nuestro trabajo. Ayúdanos a
compartir sus frutos. Y a ti que cubriste las necesidades materiales de la Sagrada Familia,
ponemos bajo tu mirada la vida temporal de nuestras familias, de nuestras comunidades y de
nuestras diócesis.
Amén.
Reflexionemos:
d. Medita en este mes la novena de San José con tu familia y comprométete a imitar una
de sus virtudes.
Tema 2:
San José, padre en la ternura
José vio a Jesús progresar día tras día “en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios
y los hombres”
(Lc 2,52)
El Papa Francisco destaca siete cualidades de este gran santo. En la cual hemos venido
profundizando y en este apartado reflexionaremos en la persona de San José bajo el nombre
de “Padre en la ternura”, meditamos cómo la ternura de José sigue viva a través de aquel Hijo
que creció bajo su techo, aprendió su labor como carpintero, se confió a su cuidado de padre y
qué tanto se le parece en su entrega y obediencia total al plan de salvación.
El mayor anhelo de todo padre es preparar a sus hijos para el futuro incierto que les
espera. Y en la etapa formativa no limitan las medidas de enseñanzas sin olvidar el gran amor
que les motiva a emprender tal tarea; Tener un corazón de padre es todo un arte que conlleva
dedicación y perseverancia, pero es muy necesario hacer coincidir la exigencia con el cariño,
como bien lo dice el autor sagrado: "Yo a los que amo, los reprendo y corrijo” 2
2
Apocalipsis 3,19.
San José tuvo afecto de Padre, solicitud de Padre y autoridad de padre es por ello que
la iglesia le ha llamado padre legal de Jesús, putativo, adoptivo, virginal; vicario y hasta
representante del Eterno Padre.
Ternura
Cuan se habla de ternura de un padre vienen a mí las palabras del salmista que dice:
“como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por los que le quieren”
3. San José fue escogido por Dios para ser ese padre amoroso del supremo redentor de la
humanidad, un humilde carpintero, un hombre justo, un hombre valiente que salió de Nazaret
hasta Belén para ver nacer a su hijo, Jesús.
Para que un hijo aprenda a querer, a adquirir virtudes y a discernir principios y valores
morales y espirituales debe ser quienes le forman, sus padres, los verdaderos transmisores de
esas bases fundamentales para la buena relación social con los demás.
Y es que a nuestra sociedad le falta mirar con “ternura”, hemos ido perdiendo poco a
poco nuestra capacidad de admiración por las sanas virtudes. José le enseñó a caminar, lo
tomaba entre sus brazos, le protegía y sin duda también le corregía. Cuando un padre ve a su
hijo, siente ternura y sin duda también José se conmovía al ver al niño Jesús tan indefenso e
inocente. José al ver a Jesús recién nacido lo amó; pero lo amó tanto como es capaz de amarle
un puro mortal. Es que es propio del hombre maravillarse con la obra del Señor.
“La salvación, que pasa a través de la humanidad de Jesús, se realiza en los gestos que
forman parte diariamente de la vida familiar" 4. No nos debemos de asustar ni mucho menos
sorprender al ver con tanta naturalidad las expresiones de amor de la sagrada Familia de
Nazaret. Expresiones que hoy necesitamos a nivel de familia y a nivel de sociedad.
A tal punto ha llegado nuestra humanidad que esa capacidad de ternura sea
monopolizada de tal manera que hoy incluso a nuestros bebes se les considere material
humano con el cual se puede experimentar, hacer negocios e incluso descartar sin el más
mínimo remordimiento de haber asesinado a un ser indefenso.
Hoy más que nunca nuestra Iglesia a través de nuestros Pastores eleva la voz de madre
y padre que con ternura defiende a sus hijos incluso al más débil. Al que no cuenta. Al que aún
no alza la voz. Al que se menosprecia y al cual se pretende enlistar como un objeto y no como
lo que es; Hijo de Dios.
“Muchas veces pensamos que Dios se basa solo en la parte buena y vencedora de
nosotros, cuando en realidad la mayoría de sus designios se realizan a través y a pesar de
nuestras debilidades” 5 nunca debemos de perder de vista que la ternura de un padre se vuelve
fuerte cuando atraviesa dificultades, pruebas, crisis e incluso dudas; es como un elástico que
3
Salmo 103, 13.
4
Juan Pablo II, Redemptor Custo, p. 27.
5
Carta Apostólica Patris Corde, del Santo Padre Francisco, N. 12
nos mueve a buscar soluciones a los problemas, verle el lado positivo, mirar la mano de Dios
en mi historia y preguntarnos qué quiere Dios de nuestra vida.
Y fue sin duda alguna el caso del esposo justo, san José, quien tuvo que enfrentarse a
cosas muy complicadas: persecución del rey, la frustración de no encontrar donde pasar la
noche e incluso huir como inmigrante a un país vecino. Hoy como Iglesia también somos
perseguidos, calumniados, tratados como retrogradas por el simple hecho de mirar con ternura
a nuestros hijos e hijas cada vez que exigimos que se les respeten los derechos más
fundamentales de todo ser humano como es el derecho a la vida, a una buena educación, a
una sana recreación, etc.
“El maligno nos hace mirar nuestra fragilidad con un juicio negativo, mientras que el
Espíritu la saca a la luz con ternura” 6. En estos tiempos tan difíciles que atraviesa nuestro
planeta y más palpable nuestra Nicaragua a causa de este virus tan mortífero que ha enlutado
a tantas familias de nuestra nación en las cuales no harán falta las necesidades básicas, el
desempleo, los desánimos, las frustraciones; Dios nos regala nuevamente un espacio para
estar en familia, para promover una nueva cultura del encuentro, conociéndonos,
colaborándonos, queriéndonos, soñando juntos que el futuro será mejor, porque el ser humano
será mejor después de esta crisis sanitaria.
Paternidad y ternura
Necesitamos de la paternidad en nuestra provincia nicaragüense, y no solo de la
paternidad de Dios para con sus hijos que somos nosotros, sino que necesitamos que esa
paternidad de Dios esté reflejada en los padres cristianos que desde el Bautismo se han
comprometido a educar y llevar a sus hijos a la luz de la salvación.
San José es presentado como protector de los padres cristianos, para que eduquen a
sus hijos en el amor de Dios. Los nicaragüenses somos un pueblo de expresiones y devociones
sencillas, pero con un profundo sentir de la fe. Debemos trastocar con esa misma fe nuestras
diversas realidades humanas carentes de ternura, misma que es producto del amor y el respeto
que siento por el otro.
Es por ello que nuestros obispos en un intento por acercarnos al modelo de “padre
amoroso” en el pensamiento de salvación del género humano, nos han encomendado a san
José, a su patrocinio y protección por ser el mejor ejemplo de padre amoroso, santo y fuerte 7.
No desaprovechemos la ocasión de experimentar la ternura de Dios que nos abraza
amorosamente cada vez que le pedimos perdón por nuestras ofensas. Busquemos llenarnos
de esa ternura dejándonos misericordia por Dios en nuestra vivencia diaria con nuestras
familias. Pidamos la intercesión de san José que el con su ternura de padre tenga compasión
de sus hijos que peregrinamos aun por los senderos de la vida.
6
Carta Apostólica Patris Corde, del Santo Padre Francisco, N. 13
7
Homilía Monseñor Jorge Solórzano en su 11 Aniversario de toma de posesión como obispo de Granada y Consagración a
San José el 11-04-2021
Reflexionemos:
Obediencia
El papa Francisco comienza a profundizar esta virtud de san José haciendo una
semejanza con la actitud que tiene, ante la voz de Dios, la santísima Virgen María. Es por ello
que afirma: “así como Dios hizo con María cuando le manifestó el plan de salvación, también a
José le revelo sus designios y lo hizo a través de sueños”8.
La vida oculta de Nazaret, bajo la guía de José, Jesús aprendió a hacer la voluntad del
Padre. Dicha voluntad se transformó en su alimento diario como lo dice el vidente de Patmos
en su evangelio en el cap. 4,34. Incluso en el momento más difícil de su vida cuando todo estaba
perdido humanamente Jesús decide seguir adelante confiando en la voluntad de su padre.
Los evangelistas no nos han dejado constancia de ninguna de las palabras pronunciadas
por el Santo Patriarca, pero sí conocemos sus acciones, que son fruto de la obediencia a Dios,
de aquella escucha inteligente y de ese diálogo en la intimidad de su alma. Entre muchas otras
cualidades, destacan la obediencia y el amor con que José cumplió su papel de padre de
Jesucristo; que no era tan fácil la misión, porque a través de esa obediencia y docilidad
constantes, se dio inicio a la historia de la salvación del género humano.
8
Carta Apostólica Patris Corde, del Santo Padre Francisco, N. 13
Basta con los sueños en los que Dios se le manifiesta para poder decirle si al plan de
salvación. No duda, se levanta y emprende la misión encomendada incluso sin medir las
consecuencias de la decisión de vida que ha tomado. Simplemente confía en el poder de aquel
que lo ha llamado. La fe de José no vacila, su obediencia es siempre estricta y rápida.
Para comprender mejor esta lección que nos da aquí san José, es bueno que
consideremos que su fe es activa; es decir que no espera que los ángeles le asistan, no se
queda como espetar e incluso toma a María a su cuidado, y que su docilidad no presenta la
actitud de la obediencia de quien se deja arrastrar por los acontecimientos. Es un hombre
instruido en la ley y conoce perfectamente la manera de proceder del Dios del pueblo de Israel
del cual es descendiente.
Compromiso
La fe cristiana es lo más opuesto al conformismo pasivo, o a la falta de actividad y de
energía interior que me lleven a emprender el camino de salvación para mi alma y la de mis
hermanos. San José sabía que obedecer a Dios es el camino más seguro para obtener la
verdadera libertad. José tiene claro que quiere vivir siempre siendo fiel a Dios, él está dispuesto
a decirle sí a todo lo que le pueda pedir. Incluso si esto implica ser perseguido, calumniado y
hasta menos preciado por su misma sociedad y familia.
Como leíamos antes en este pasaje de “Patris Corde” numeral 13, en la vida oculta de
Nazaret, bajo la guía de san José, Jesús aprendió a hacer la voluntad del Padre.
Porque tenía ese ejemplo, porque san José lo había hecho, y lo había hecho desde el
inicio de su vida. Y seguramente le supuso un sinnúmero de obstáculos, pero así lo hizo.
San José nos da ejemplo de cómo vivir las dificultades que se nos presentan en la vida.
Ante las dificultades, las pruebas, los desalientos no tengamos miedo, las tenemos que saber
aceptar, tenemos que encontrar en ellas la presencia de aquel que regala luz, fuerza y sobre
todo crecimiento ante la prueba. Nuestro pueblo azotado por la pandemia tiene que sacar de
ella lo bueno y ser dóciles a la voluntad de aquel que la ha permitido por nuestro bien, para que
aprendamos a ser introspectivos y a valorar lo que día a día se nos vuelve tan común que ni
siquiera lo valoramos; el don de la vida, el amor, amistad, la familia, etc.
Hoy muchos de nuestros fieles reniegan por lo difícil que es caminar por la senda que
Dios ha permitido en nuestra sociedad. Hay reproches por tanta injusticia, tanta hambre, tanta
corrupción, tanto mal en el mundo. Pero olvidamos que en medio de todo Dios tiene misericordia
con nosotros manifestada desde la Encarnación hasta el fin de los tiempos que por medio de
su iglesia se hace presente entre nosotros. Cristo en una donación total de sí mismo se ha
hecho comida para nuestra salvación.
La desesperación y la desesperanza no debe ser nuestro estandarte sino el amor, la
confianza y la obediencia filial a la voluntad del Padre, así como el justo esposo lo tubo a pesar
de no entender muchas veces el porqué de las situaciones por la que atravesaban él y su
familia.
José era un hombre bueno, la persona que vive en la bondad siempre se ve capaz de
superar toda dificultad, puesto que el amor que vive dentro de él es más fuerte que cualquier
mal.
Renuncia al yo
En san José aprendemos que dentro del grupo de los creyentes no hay lugar para el
egoísta que siguen el propio yo, que no hablan con Dios, que no le obedece, que no enseña a
los demás como debemos de proceder ante la inminente invasión de soledad que abarca el
mundo, donde el hombre día a día va perdiendo su libertad; ni cristianos débiles, cristianos que
no tienen voluntad, cristianos tele comandados por aparatos digitales o por ideologías erróneas
que buscan siempre conectarse con la voluntad de otros que no son libres. Hoy en día hay
muchas propuestas para alcanzar el éxito. Pero estoy plenamente seguro que ninguna propone
la obediencia como un camino hacia el éxito, ni siquiera es un tema de discusión hoy en
nuestros círculos de diálogos religiosos o no religiosos. Es en pocas palabras una expresión
descartada de nuestro diccionario.
Hoy nuestra iglesia necesita cristianos capaces de ser creativos con la fe y obedientes a
la vocación y misión que cristo nos ha encomendado. En san José encontramos ese modelo de
hombre justo, obediente y entregado hasta el fin a la misión que Dios le encomendó.
San José de este modo coopera en la plenitud de los tiempos en el gran misterio de la
redención y es verdaderamente ministro de la salvación9.
Debemos de luchar como provincia eclesiástica de Nicaragua a vivir una vida en Cristo
y por Cristo. Y así como Jesús, María y José, también nosotros hoy y siempre podamos decirle
con firmeza de convicción, que queremos decir sí al Señor en todos los momentos de nuestra
vida y vocación. Con el Señor podremos afrontar las pruebas con fortaleza llevar sobre nuestros
hombros la carga pesada, de ser siempre la voz de Dios en el mundo. Él con su amor infinito
nos da la auténtica libertad, porque es en la obediencia filial a la voz de nuestro creador y
salvador en donde nuestra vida tiene verdadero sentido.
Deseemos ser instrumentos del Señor para hacer crecer más y más en toda la tierra el
reino de Dios, un reino de amor y de paz, bajo el patrocinio y la intercesión de nuestro querido
San José y la de su bienaventurada esposa la siempre virgen María y su santísimo hijo nuestro
señor Jesucristo.
Reflexionemos:
9
Carta Apostólica Patris Corde, del Santo Padre Francisco, N. 17.
Tema 4:
San José, padre en la acogida
Acoger en la gracia
Acoger es siempre un acto de amor, es una virtud y valor humano de incuestionable
importancia. Se puede nacer más o menos acogedor, pero también es un valor que se cultiva
cada día y que abre las puertas tanto en el que recibe, como en el que es recibido. (La acogida,
misión evangelizadora) Llamamos a San José Padre de la acogida porque precisamente él
manifestó este valor en su persona, signo de su fe y su apertura al plan que Dios le mostraba,
recibiendo a María y al niño Jesús en su casa y compañía.
Muchos de nosotros no somos capaces de cultivar esta virtud de San José, de diversas
maneras y formas Dios quiere actuar y obrar en nuestra historia, en nuestro tiempo, pero a
como paso en los contemporáneos de Jesús, la luz vino al mundo, pero el mundo prefirió la
oscuridad, Cristo fue a su tierra, y no pudo hacer muchos signos, debido a la falta de acogida y
de fe de parte de los suyos. El ser humano a veces se cierra y no acoge lo que Dios tiene
preparado para él, y es por eso que cuando el sembrador lanza la semilla, no produce fruto
abundante, porque los corazones de los hombres, están infértiles e incapaces de recibir la
semilla de la esperanza en sus corazones.
El amor de Dios Padre se nos ha revelado en la encarnación de su Hijo Jesucristo que
vino al mundo para salvarnos y liberarnos del pecado, (Juan 3, 16) pero previo a la redención
de Cristo, Dios quiso por su libre voluntad que su Hijo viniera al mundo en la carne, que se
hiciera semejante a los hombres menos en el pecado, y cuando se cumplió la plenitud de los
tiempos envió Dios a su Salvador nacido de una mujer, nacido bajo la ley. (Gal 4,4).
De este modo Jesús, la segunda Persona de la Santísima Trinidad tuvo un padre y una
madre como los demás seres humanos en esta vida terrena, nació de María la Virgen y se hizo
Hombre, pero para esto tuvo que contar Dios con una pareja, dos grandes santos que fueron
los formadores del Redentor, de María su Madre, y de un hombre santo y justo que le diera a
María y al niño la seguridad y la protección necesaria que un papá da al hogar, y fue así como
San José se convirtió por designio divino en la figura paterna y verdadera de Jesús en la familia
de Nazaret.
José acogió a María sin poner condiciones previas.
La nobleza de su corazón le hace supeditar a la caridad lo
aprendido por ley. En este mundo donde la violencia psicológica,
verbal y física sobre la mujer es patente debemos de poner de
relieve la figura de José. Vale más la dignidad de la persona su ser,
no sus terrores, sus problemas, su situación o condicione de
pecado, social o personal.
Nosotros atravesamos por situaciones que muchas veces no
entendemos y ante ello decidimos rebelarnos o decepcionarnos por
lo que nos está ocurriendo. Aprender a reconciliarnos con la historia que nos toca enfrentar,
una historia que muchas veces no entendemos por más que busquemos tomar un sentido lógico
y razonable. Es necesario tomar la actitud de lo que acontece y por más misterio que le parezca,
lo acoge, asume la responsabilidad. La vida espiritual de José no muestra una vía que explica
sino una vía que nos acoge.
José es un protagonista
La acogida es muestra del don de la fortaleza que viene del Espíritu Santo. Solo el Señor
nos da la fuerza para acoger la vida tal como es, con sus altibajos, sus propios afanes, sus
problemas e incomodidades. Esa fuerza que viene de lo alto permite que demos lugar a esa
parte, contradictoria, inesperada y decepcionante de la existencia.
Reflexionemos: ¿Cómo puedo acoger a aquel hermano que tanto daño me ha hecho, a
aquel hermano herido y lastimado por las ideologías que dañan y perjudican mi relación
fraterna? San José aprendió a acoger a María a pesar por su estado de embarazo. Hay que
aprender a confiar.
¿Qué actitud tomo ante las injusticias sociales, las enfermedades, los problemas
familiares, las disputas partidarias, la explotación laboral y el desempleo? ¿Una actitud rebelde,
o una actitud de acogida? Así como Job “si aceptamos de Dios los bienes” ¿Cómo no aceptar
los males? (Jb 2,10.)
La venida de Jesús en medio de nosotros
Es un regalo del Padre, para que cada uno pueda reconciliarse con la carne de su propia
historia, aunque no la comprenda del todo. No, tengan miedo. Tenemos que dejar de lado
nuestra ira y decepción, y hacer espacio sin ninguna resignación mundana y con una fortaleza
llena de esperanza. Acoger la vida de esta manera nos introduce en un significado oculto.
El realismo cristiano, que no rechaza nada de lo que existe. La realidad es portadora de
un sentido de la existencia con sus luces y sombras. La fe da sentido a cada acontecimiento
feliz o triste.
La fe que Cristo, nos enseño es la que vemos en San José, que no busco atajos, sino
que afronto con los ojos abiertos lo que le acontecía, asumiendo la responsabilidad en primera
persona.
La acogida de San José nos invita a acoger a los demás sin exclusiones, sin ver en el
otro un enemigo, un partidario político, un tirano, un asesino, un ultrajador de la justicia un
corrupto; es ver al otro tal como es; teniendo siempre como preferencia a los más débiles, los
desprotegidos, los lacerados por las injusticias, los oprimidos por las clases sociales más altas,
los explotados laboral, los que sufren persecución a causa de defender la vida y la dignidad de
la persona humana. Ser “padre de los huérfanos y defensor de las viudas. (Sal 68,6)
La Iglesia ha visto que la Sagrada Familia de Nazaret ha sido y sigue siendo el modelo
de las familias cristianas, y de la sociedad humana, pues en ella encontramos esa apertura y
acogida a la acción de Dios, sin importar esas situaciones, circunstancias y dificultades que
también ellos experimentaron en su tiempo, “temor, incomprensiones, juicios humanos,
persecuciones, cansancio” pero que mediante una fe sólida y una confianza total en Dios
pudieron afrontar y salir adelante.
La fe como don de acogida
La fe no ha sido un don de Dios puesta como garantía de que todo irá bien, de que
desaparecerán los problemas, de que no habrá sufrimiento ni esfuerzo en el camino de la vida,
a como muchos cristianos piensan e ideologías pretenden pregonar.
La fe es más bien ese don donde Dios nos capacita para no tener miedo a emprender
nuestro camino, como lo hizo Abrahán (Gen 11;12) nos capacita para aceptar el plan que Dios
tiene para cada uno de nosotros, nos hace hombres y mujeres de esperanza, de docilidad al
Espíritu Santo, fortaleza y ante todo personas de humildad y confianza, aquella humildad y
confianza que caracterizaron a la Virgen María y a San José cuando el Señor les mostró el plan
que tenía para ellos, aun ellos teniendo ya un plan de vida para sí, le respondieron aceptando
la voluntad y el designio de Dios en sus vidas renunciando a sus propios planes.
Es momento de que fijemos nuestra mirada en nuestros santos modelos, María y José
que permanecieron siempre dóciles y firmes a la acción del Espíritu Santo y en su sí a Dios,
aun en las muchas dificultades que pasaron, pero que a como dice el apóstol Pablo, “No habrá
nada ni nadie que nos separe del amor de Dios porque en todo esto vencemos por Aquel que
nos ha amado” María y José vencieron porque Dios les amó primero y ellos correspondieron a
este amor acogiendo al autor de la Vida en sus vidas y corazones.
Reflexionemos
a-) En este momento de la vida, y de nuestra historia personal, en el que tal vez podemos estar
inmersos en la desesperanza, desanimo, desalientos, incertidumbres, en nuestros temores y
fragilidades, en nuestros bajones de fe producto de los males que aquejan actualmente la
humanidad, nuestra sociedad, familia etc.
b-) ¿Me muestro en medio de mis problemas y preocupaciones abierto y disponible a lo que
Dios me está pidiendo según mi estado de vida? ¿Que estoy haciendo para ayudar a mis
hermanos que están inmersos en situaciones difíciles, y con una actitud cerrada al plan de Dios?
c-) ¿Cómo está mi fe y mi confianza en el Señor, soy capaz de aceptar la voluntad de Dios en
mi vida?
d-) ¿Pongo por encima mis planes e interés personales a los de Dios?
e-) La felicidad de San José fue vivir y acoger cada momento de su vida para contemplar la
obra de Dios en él, para contemplar el rostro de María y de aquel niño divino Jesús que haría
posible y real la liberación que muchos de ellos esperaban, su mayor honra y alegría fue haber
sido instrumento dócil en las manos del Señor y sobre todo haber cumplido su misión no como
una imposición, sino con su corazón.
Tema 5:
San José, padre de la valentía creativa
Valentía y entrega
Surge cuando encontramos dificultades cuando se nos presenta un problema podemos
tener dos opciones uno, detenernos y bajar los brazos o dos, ingeniárnosla de alguna manera.
En muchas ocasiones las dificultades nos ayudan a sacar a relucir la fuerza y valentía que
llevamos dentro. Ante el estado de amenaza frente al asesino sale mi valentía de preservar la
vida. El enfrentar los problemas nos ayudan a levantar la voz contra las injusticias nos hacen
ser profetas que anuncian y denuncian los modos de obrar de los demás no como una persona
que juzga o señala con el dedo al otro hermano; sino como alguien que busca que se haga
justicia ante las incomprensiones, ante las anomalías que podemos atravesar, en las
comunidades eclesiales podemos encontrar cúmulo de injusticias; Hacen que nos sintamos
fraccionados internamente, pero en medio de esos problemas así como José que ante el peligro
inminente de Herodes, que quería matar al niño, José fue alertado en sueño para protegerlo y
en medio de la noche organiza la huida a Egipto cf. Mt 2,13-14.
De una lectura superficial de estos relatos se tiene siempre la impresión de que el mundo
este a merced de los fuertes y poderosos, pero la “buena noticia” del evangelio consiste en
mostrar como a pesar de la arrogancia y la violencia de los gobernantes terrenales, Dios
siempre encuentra un camino para encontrar su plan de salvación. No nos abandona a pesar
de que creamos que todo está perdido que ya no hay esperanza que pudo más el mal, que la
justicia nunca brillará a pesar de todo los tormentos que hemos vivido; Dios siempre logra salvar
lo que es importante.
No te desesperes la luz brilla en medio de las tinieblas, debemos tener la misma valentía
creativa del carpintero de Nazaret, que sabía transformar un problema en una oportunidad, ante
poniendo siempre la confianza en la providencia.
Somos capaces de salir adelante en medio de las tribulaciones, las opresiones, las
injusticias porque Dios confía en nosotros, confía en lo que podemos plantear, invitar
encontrarlo.
La valentía creativa hace de nosotros seres audaces que obstinan hasta conseguir lo
que queremos, nos hace perseverar a pesar de la dificultad; ella elimina y disipa toda clase de
obstáculos; Cuando la aplicamos somos como los amigos del paralitico Lc 5,17-26, que lo
bajaron del techo para presentarlo a Jesús, están convencidos que Jesús puede curar al
enfermo; nos cura de nuestras inmundicias, de nuestros egoísmos, de nuestro proselitismo que
puede estar por encima de la dignidad de la persona, nos cura de convertirnos en tiranos que
humillan y explotan al otro como si fuera su esclavo, cosificándolo o peor aun siendo utilitaristas
que solo le sacó provecho y luego lo desecho; Jesús al ver la fe de ellos dijo al paralitico;
“¡Hombre tus pecados quedan perdonados!”Vv.19-20.
Siguiendo los caminos de la fe con valentía
Jesús ve la fe creativa de aquellos hombres que no hubo obstáculos para presentar a su
amigo enfermo ante él. La valentía creativa mueve al hombre a ser capaz de superar cualquier
barrera.
Al igual que la sagrada familia de Nazaret nos encontramos hoy también con una
variedad de familias que sufren el peso de la migración y de esta situación podemos enumerar
las diversas causas que llevan a tomar esta dura realidad a los más desprotegidos; muchas
veces la presión económica es la fuente de que ,como María, José y el niño, familias enteras
salgan en busca de mejoras económicas a otros países esto trae consigo riesgos que exponen
la vida de los que emprenden un nuevo camino ( un éxodo), pero no solo el factor económico
mueve a la mayoría de los hermanos; también la persecución, el miedo, el despotismo, el odio
de los que rigen los pueblos. Migran para salvaguardar la vida. El hermano migra para poder
vivir.
Así como José defendió, cuido y crio al niño Jesús, así también lo hace con la Iglesia, y
la iglesia siguiendo su ejemplo de vida, custodia a toda su grey por eso se ha manifestado toda
la importancia, a como dice el papa Francisco en su séptima catequesis sobre la pandemia
debemos “Cuidarse y Cuidarnos” valorar la vida del otro; eso hace que el hombre sea más
consciente de que su semejante no es un objeto, sino una persona y comienza a darle valor
como tal viviendo siempre en fraternidad una fraternidad que no es egoísta, que no lastima, que
no ofende, es fraternidad comprensiva, que sirve, que tolera al otro a pesar de su distinción
política, de su modo de pensar muchas veces diversos, a pesar de que el otro llegue a enajenar
la dignidad su hermano; es una fraternidad que va acompañada de Amor. Y porque ama
exhorta “Les aseguro que siempre que lo hicieron con uno de estos mis hermanos más
pequeños, conmigo lo hicieron”. Mt 25,40.
Así cada persona necesitada, cada pobre, cada persona que sufre, cada moribundo cada
extranjero, cada prisionero, cada enfermo, son el niño que José sigue custodiando; por eso se
invoca a San José como protector de los indigentes, los necesitados, los exiliados, los afligidos,
los pobres, los moribundos.
Por eso la Iglesia no puede dejar de amar a los más pequeños, porque Jesús ha puesto
en ellos su preferencia, se identifica personalmente con ellos. De José debemos a aprender el
mismo cuidado y responsabilidad: amar al niño y a su madre. Amar los sacramentos y la caridad;
amar a la Iglesia y a los pobres. En cada una de estas realidades siempre el niño y su madre.
San José ejemplo de obediencia en las dificultades
La misión de San José en la vida de Cristo es una misión valiente, querida por Dios,
necesaria por la cultura de Israel, noble y de gran importancia para cada uno de nosotros, en la
que todos los hombres estamos llamados a participar en nuestro tiempo.
San José fue verdadero custodio del amor y de la vida, se entregó a esta tarea que Dios
le encomendó a través del sueño del ángel con toda su voluntad y con su amor hasta el final de
su existencia terrena. José fue un verdadero padre del Niño Jesús, custodio digno de nuestra
salvación. San José al darle seguridad y protección a su esposa la virgen María y al niño Jesús
su Hijo adoptivo se convierte en custodio y patrono de la Iglesia Universal, ejemplo y modelo de
todo padre y jefe de familia tanto así, que en los evangelios se conoce a Jesús como el “hijo de
José el carpintero” medio por el cual José sustentaba a su familia, y profesión que sin duda su
hijo Jesús aprendió de su padre adoptivo para mostrarle el valor y la dignidad del trabajo (Jn 6.
42, Mt. 13,55)
“El hijo de María es también hijo de José, por el vínculo matrimonial que les une merecen
ser llamados padres de Cristo, no solo aquella madre, sino también aquel padre, del mismo
modo que era esposo de la madre ambos por medio de la mente no de la carne” (Redemtoris
custos 7;12)
San José cumplió fielmente su misión, el Hijo de Dios estaba listo para manifestarse, lo
que conocemos y vemos de Jesús es la manifestación clara de los valores y aprendizajes que
adquirió durante ese proceso humano de formación que se desarrolla en el seno de la familia,
detrás de la persona de Jesús, hay dos personajes silenciosos José su padre, y María su madre,
que contribuyeron valientemente a educar, custodiar, y preparar a su Hijo para la misión por la
cual vino al mundo. La vida de San José y de María fue una oblación a Dios, una entrega total
de sus corazones, una consagración hermosa al servicio del redentor y de su obra.
San José custodio de la vida con fe y valentía
Una de las problemáticas actuales donde satanás ha intervenido en contra de la familia,
de la vida y del amor es sin duda el asesinato de inocentes, el mal llamado aborto terapéutico,
en el satanás se camufla para destruir el don más grande de Dios, la vida humana y, también
para acabar con la institución del amor, la familia. En estos últimos 25 años más de 50 países
en el mundo han sancionado leyes para acceder a la aprobación del aborto como un derecho.
El aborto es lo contrario a lo que San José y María nos enseñan con su ejemplo, pues
ellos se abrieron y protegieron valientemente ese don que Dios les encomendó, cuidando,
amando y protegiendo la vida del niño Salvador tras los intentos del mal por destruirlo.
Ante la persecución del rey Herodes, y la matanza de los niños inocentes, José tras el
aviso del Ángel toma al niño y a la madre y huyen a Egipto poniéndolos a salvo del inicuo tirano
que por su soberbia y ambición dio muerte esa noche a aquellos inocentes que dieron su vida
por el Salvador. (Mateo 2,16)
Mientras José custodia la vida, la humanidad y algunas sociedades la anulan con el
horror del aborto exigiendo un supuesto derecho que solo a Dios le compete tener, y otras
medidas que tienen por objeto acabar con la vida humana. Mientras Dios nos llama a ser
también valientes custodios de estos dones como San José lo fue de Cristo, muchos eligen ser
partidarios de la cultura de la muerte, abandonar, comerciar, y anular la vida que les ha sido
confiada.
La carne tras el pecado culpa al inocente, lo triste de este pecado y de esta problemática
es que no son extraños o personas ajenas quienes deciden acabar con la vida de los niños,
sino sus propios progenitores, el padre y la madre son los que acaban con sus propios hijos
cuando ni siquiera ellos han pedido nacer, de este modo satanás desvirtúa y anula el propósito
de Dios en cada padre y madre de familia de ser imagen de José y María en la vida de sus
hijos.
No es de extrañarse que la institución más atacada por el demonio en estos tiempos es
la familia tal y como Dios la instituyó. A través de nuevas ideologías como la de género que
intenta desvirtuar y reducir lo que es verdaderamente una familia compuesta por un hombre y
una mujer, se ha desacralizado el sacramento del matrimonio, son muchos los matrimonios que
cada vez se terminan, se ha degenerado la sexualidad hasta el punto de ver a las mujeres como
objetos sexuales, hombres y mujeres han olvidado su misión y su responsabilidad de custodiar
los dones que Dios ha puesto en sus manos, sobre todo el de la vida.
José al enterarse de que María su esposa estaba embarazada, y que no había sido él
quien había engendrado ese Hijo, antes de que le fuese revelado el designio de Dios, pudo
haberse desesperado, y entrado en dudas que era lo más natural, y como judío que era, pudo
haberla denunciado públicamente de que María le había sido infiel, lo cual hubiese significado
la muerte de la madre y del niño según las leyes judías, sin embargo el amor que le tenía a la
virgen le hizo pensar repudiarla en secreto para que la culpa recayese en él, habiéndoles
salvado de la muerte esto es signo del gran corazón bondadoso y lleno de amor de nuestro
patriarca José, de ese amor profundo y sincero que Dios había puesto en su corazón desde el
principio para con la virgen María.
En medio de esta crisis, estamos llamados a ser luces en las sombras, a luchar para ser
capaces de salvaguardar los valores y los derechos naturales que Dios ha puesto en los
corazones de los hombres, a defender la vida humana desde su concepción hasta el fin natural,
a proclamar y a construir una civilización donde reine el amor y la misericordia, a salvar aquellos
que se encuentran inmersos en la cultura de la muerte.
La paternidad de San José es una vocación de amor y de servicio a la que en cierto modo
Dios nos hace participar a todos, unos como padres biológicos y otros como padres espirituales,
teniendo ambos una misma finalidad, respondiendo valientemente a lo que Dios nos pide según
nuestra vocación o estado de vida, poniendo nuestra entrega, nuestro sí, donándonos y
haciendo de nuestros sacrificios y luchas una ofrenda al Señor que sea capaz de transformar
la humanidad de hoy, abriendo paso al amor y a la solidaridad entre hermanos, que construyan
una sociedad mejor.
Actividades
b) ¿Qué otras corrientes, ideologías o métodos actuales consideras que son contrarios al
plan de Dios en la misión de custodiar valientemente la vida humana a como lo hizo san
José?
d) ¿Qué harías si te das cuenta de que una joven quiere abortar, o intenta hacerlo?
Aspectos
característicos de San José
Aspectos muy importantes caracterizan la vida de “SAN JOSE”, conocido como el
personaje más silencioso en los Evangelios. José, no era hombre de articular muchas palabras,
más bien, es aquel que cumplió el designio divino del profeta antiguo que decía: “sean pocas
tus palabras” (Eclesiastés 5:2).
José mostró en la práctica que era un dignísimo esposo y con su fidelidad no solo
representa ser uno de los mejores instrumentos del eterno Padre en la tierra, sino que con su
testimonio aun en nuestro tiempo sigue siendo uno de los mejores ejemplos de obediencia filial
al plan de salvación.
En este pequeño apartado reflexionaremos en un verbo aplicado a san José, verbo que
implica no solo una acción como tal, sino que implica la vida misma. Ya que por medio del
trabajo no solamente ganamos el pan de cada día, sino que a través de él nos vamos integrando
a una sociedad encaminada muchas veces a las garras del consumismo y del descarte.
No podemos profundizar sin antes mencionar como dato histórico que la devoción a San
José con este título empezó destacándose en la época de la primera Encíclica social, la Rerum
Novarum de León XIII, cuando se comienza a relacionar con el trabajo.
En ella se resalta que José era un trabajador que como muchos de nosotros busca en el
trabajo de la carpintería el sustento de su familia. Cultivó ante Jesús las funciones y derechos
que le atañen como padre y, consiguientemente, se ejercitó en las ocupaciones de esposo con
María.
Y es que, en la tarea primorosa encomendada concurriría un corazón contrito y
humillado, entregado y afanoso, capaz de donarse a Dios como hijo y a la Madre de Dios como
esposo; tomando más adelante bajo su protección a la Iglesia de la que Jesús es cabeza visible
y María la Madre que nos conforta.
Para nuestra provincia eclesiástica que peregrina en Nicaragua no es tan lejana la
imagen de un padre que como José se desgasta por su familia. Ningún trabajo debidamente
ordenado a la voluntad de Dios es vergonzoso ni mucho menos debería ser motivo de
discriminación de parte de aquellos que gozando de una vida económica más estable que a
veces se muestran indiferente ante la necesidad de aquellos que incluso llegan a buscar en la
basura para poder llevar un pedazo de pan a la mesa de sus hijos.
Como bien lo dice el Papa Francisco en nuestra época actual, en la que el trabajo parece
haber vuelto a representar una urgente cuestión social y el desempleo alcanza a veces niveles
impresionantes, aun en aquellas naciones en las que durante décadas se ha experimentado un
cierto bienestar, es necesario, con una conciencia renovada, comprender el significado del
trabajo que da dignidad y del que nuestro santo es un patrono ejemplar. No es el trabajo quien
dignifica al hombre, sino que es el hombre el centro de la dignificación de todo trabajo. No es
medible la persona de acuerdo a sus numerosas entradas económicas o posiciones sociales
elevadas. Sino que su dignidad radica en ser hijo de Dios y miembro del cuerpo místico de
Cristo.
De esta manera podemos comprender que las personas que trabajan, cualquiera que
sea su tarea, colaboran con Dios mismo, se convierte un poco en creador del mundo que lo
rodea. Esto no significa que nos volvemos dueños capaces de corromper lo bello que ha puesto
Dios en nuestras manos, sino que nos volvemos colaboradores y administradores que estamos
obligados por nuestro mismo bien a cuidar y hacer crecer todo lo bello y bueno que nos rodea.
Hoy el despale indiscriminado de nuestras reservas naturales y la elevada contaminación de
nuestros ríos se ven justificadas con el avance de grandes constructoras generadoras de
empleos, empleos que muchas veces olvidan a la persona y solo piensan a corto plazo en las
ganancias y negocios que las fuentes naturales generaran. Exponiendo de esta manera no solo
la vida de unos pocos sino la existencia de la humanidad.
La obra de san José nos recuerda que el mismo Dios hecho hombre no desdeñó el
trabajo. Sino que lo santifico por medio de su hijo. Las cualidades que nuestro santo tuvo al
trabajar fueron la honestidad, la dignidad, la entrega total y la alegría de esforzarse en el trabajo
para su realización personal y para el sustento familiar. Son cualidades a la que todos estamos
llamados a poner en práctica o por lo menos pedirlas recurrentemente. Cualidades que mucha
falta hacen en nuestra sociedad debido a la constante manipulación y deterioro de nuestros
sistemas laborales y de emprendimientos.
Compromiso de vida a la luz de la vida de San José
Estas virtudes de san José son las mismas que todo cristiano debe de ejercitar en pro de
un crecimiento equitativo con el desarrollo social, científico, cultural y ético de toda sociedad.
Deben llevarnos a ser personas que actúen rectamente, cumpliendo su deber y de
acuerdo con la moral, especialmente en lo referente al respeto por la propiedad ajena, la
transparencia en los negocios, la verdadera retribución justa al trabajo realizado, etc.
Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor... “Servid a Cristo
Señor" (Col 3, 23 s.). En todo trabajo es posible servir a Cristo, cumpliendo la recomendación
de San Pablo e imitando el ejemplo de San José, custodio y servidor del Hijo de Dios. Es un
hombre que hace la voluntad de Dios que se le revela en sueños. San José es el prototipo de
la persona humilde que ayuda al plan de Dios de manera discreta y anónima. Por eso es que
su figura es para nosotros los cristianos de hoy un profundo modelo de fe. José es maestro de
vida interior sigilosa vivida en el trabajo y la cotidianidad. Es el ideal del hombre que acepta
completamente el querer de Dios porque confía y ama; es el justo que orienta su vida según
Dios y busca siempre el comportamiento correcto en cada momento de la vida.
En nuestra situación actual la pérdida de trabajo que afecta a tantos hermanos y
hermanas, y que ha aumentado en los últimos tiempos debido a la pandemia de covid-19, debe
ser un llamado a revisar nuestras prioridades (Patris Corde, carta apostólica del Papa
Francisco). Ante todo, lo primero es hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas, poniendo todos
nuestros sentidos en la escucha de su palabra.
No se puede emprender un trabajo pensado en el beneficio de unos pocos ni mucho
menos en la satisfacción de grupos cerrados, es por ello que parafraseando a su santidad el
papa francisco debemos de tener como principio fundamental que todo trabajo se convierte en
participación en la obra misma de la salvación, en un espacio privilegiado para potencializar
nuestras cualidades con el objetivo de anteponer a cualquier tipo de desarrollo a la persona
humana quien es la que se dignifica con el trabajo, dignifica con el trabajo y vuelve digno el
trabajo.
2- ¿Cuáles fueron las características que más te impactaron de la persona de san José como
hombre trabajador?
Tema 7:
San José, padre en la sombra
Descubriendo la sombra
Regularmente cuando hablamos de una sombra imaginamos algo que tiene que ver con
una característica oscura de un hecho o de una persona, esta percepción es muy pobre, incluso
el significado real de la palabra parece no develar todas sus características. Si analizamos mejor
podremos descubrir que la sombra es la proyección de un objeto o una persona que es
producida por los efectos de la luz. El resplandor del sol, por ejemplo, hace que todas las cosas
proyecten una sombra que incluso está en movimiento con relación al objeto o la persona a la
que pertenece. Este punto de vista es el que deseamos destacar para descubrir la personalidad
de San José como “Padre en la Sombra”, mejor dicho, como sombra del Padre, primera persona
de la Santísima Trinidad.
Debemos recordar que Dios, al igual que familia, es una comunidad de amor. El Espíritu
Santo es el amor del Padre y del hijo, y procede de ambos, así como los hijos proceden del
Padre y la madre y son frutos de su amor. En este sentido la familia es la imagen de Dios Trino
porque lo refleja en esa comunidad de amor.
Ahora comparemos estos dos significados importantes: sombra e imagen. La imagen,
aunque a veces plasma maravillosamente el parecido con algo o con alguien (un paisaje, un
objeto o una persona) muy pocas veces tiene movilidad, en cambio la sombra parece
movilizarse con relación a la luz y a la persona que proyecta, por eso hablaremos de la sombra
como la proyección de Dios Padre en el padre terrenal de Jesús, San José. Otra característica
importante de la sombra es que nos servimos de ella, pero pocas veces le damos su valor (por
ejemplo, cuando nos refugiamos en la sombra de los árboles, su sombra nos protege, pero no
le damos su valor). En este sentido iremos descubriendo que San José (Padre en la Sombra),
aunque junto a María Santísima se responsabilizó por la paternidad de Jesús, poco lo
percibimos.
Como dice el proverbio nicaragüense: “Para todo hay que tener gracia”. Para ser la sombra
de Dios Padre no solo fue necesaria la gracia, sino una gracia especial que se describe muy
silenciosamente en la sagrada escritura y en la tradición oral de la Iglesia.
Fue testigo de la adoración de los pastores (cf. Lc 2,8-20) y de los Magos (cf. Mt 2,1-
12), que representaban respectivamente el pueblo de Israel y los pueblos paganos.
(Patris Corde)
San Pablo VI observa que su paternidad se manifestó concretamente «al haber hecho de
su vida un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación y a la misión redentora que le está
unida; al haber utilizado la autoridad legal, que le correspondía en la Sagrada Familia, para
hacer de ella un don total de sí mismo, de su vida, de su trabajo; al haber convertido su vocación
humana de amor doméstico en la oblación sobrehumana de sí mismo, de su corazón y de toda
capacidad en el amor puesto al servicio del Mesías nacido en su casa»[8]. (Patris Corde).
No podemos dejar de pensar en las necesidades que tuvo que enfrentar como todo
migrante en un país extranjero: conseguir un trabajo, un techo donde pasar la noche, aprender
a convivir con nuevas personas, enfrentar el rechazo por ser de otra raza, el menosprecio y la
explotación de su trabajo, en resumen, la cruda INDIFERENCIA de aquellos que ven entrar a
un extraño en su tierra. En nuestro país estos males se han convertido en parte de nuestra
cultura, y aunque los nicaragüenses en otras épocas nos hemos caracterizado por no ser
indiferentes a las necesidades del otro, esa realidad parece haber cambiado. Hoy en día cada
nicaragüense que migra es otro José aquí en la tierra.
Volvamos a meditar sobre el pasaje en Lc 2,49, pero agreguemos el versículo 50. “Pero
ellos no comprendieron la respuesta que les dio.” Ciertamente menciona la encíclica Patris
Corde: “Nadie nace padre, sino que se hace”. Esta tarea de ser padre también es un camino de
aprendizaje junto con los hijos. El pasaje anterior parece ser comprendido perfectamente por
María tiempo después cuando en las bodas de Canaán dice: “hagan lo que Él les diga”. Juan
2,5. ¿Quién podría hacer ese milagro de multiplicar el agua en vino? Solamente Dios. En la
película María de Nazaret hay una hermosa escena en la que el escritor se imagina que María
conversa con José en su lecho de muerte, en esta conversación José también parece haber
aclarado sus dudas respecto de las palabras del niño Jesús en el templo, por eso le dice a
María: “Dile que yo no merecía criar a un hijo como Él”, a esta afirmación de José María
responde: ¿Quién podría merecerlo? Ambos reconocen haber criado al mismo Dios.
Al igual que José, lo común es que aprendamos los unos de los otros; los laicos de los
sacerdotes, los sacerdotes de los laicos, los hijos de los padres y los padres de los hijos, el rico
del pobre y el pobre del rico, el pueblo del gobierno y el gobierno del pueblo, esta debería ser
la forma común y humilde de aprender. Cuántos problemas nos evitaríamos como sociedad si
aprendiéramos unos de otros.
En la sociedad de nuestro tiempo, los niños a menudo parecen no tener padre. También
la Iglesia de hoy en día necesita padres. La amonestación dirigida por san Pablo a los Corintios
es siempre oportuna: «Podrán tener diez mil instructores, pero padres no tienen muchos» (1 Co
4,15); y cada sacerdote u obispo debería poder decir como el Apóstol: «Fui yo quien los
engendré para Cristo al anunciarles el Evangelio» (ibíd.). Y a los Gálatas les dice: «Hijos míos,
por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes» (4,19).
(Patris Corde)
Finalmente conviene recalcar sobre el lugar especial que Dios Padre quiso para José:
Como descendiente de David (cf. Mt 1,16.20), de cuya raíz debía brotar Jesús según la promesa
hecha a David por el profeta Natán (cf. 2 Sam 7), y como esposo de María de Nazaret, san José
es la pieza que une el Antiguo y el Nuevo Testamento. La oración final de la encíclica Patris
Corde nos lleva a Jesús recordando lo que el Faraón ordenaba a los hambrientos en (Gn 41,55).
«Vayan donde José y hagan lo que él les diga»
Preguntas de reflexión
Tema 1:
La Comunión familiar
COMUNICACIÓN PARA LA COMUNIÓN FAMILIAR
Al valorar más la comunicación personal entre los esposos,
se contribuye a humanizar toda la convivencia familiar
(Amoris Laetitia 31)
Escuchando muchos matrimonios, muchas familias, padres e hijos, descubro que la sana
comunicación permite la edificación de un hogar en comunión, o, la falta de comunicación da
lugar a pequeñas heridas que pueden terminar destruyendo las relaciones intrafamiliares.
¿Cuántas familias comienzan a fracturarse e incluso a derrumbarse por falta de
comunicación? Lo que inicia que una chispa termina convirtiéndose en un incendio.
Ilustremos la enseñanza con una historia, que puede ser tu propia experiencia:
Francisco y Florencia estaban en la playa. Era un día de mucho frío. Francisco buscaba
caracoles en el agua helada del mar. Florencia, también buscaba caracoles, pero en la arena
seca, sin mojarse los pies. Al principio era muy divertido. A cada rato, se preguntaban
mutuamente:
- ¿Este te gusta?
- Y si, está lindo. Le contestaba el otro, sin nada de entusiasmo. Y así, mientras seguían
preguntándose, cada vez uno más se enojaba con el otro, por las respuestas indiferentes que
recibían. Hasta que llegó un punto del camino donde los dos se pararon y se dijeron:
Y así se dieron cuenta que los dos se habían embarcado en la gran aventura de juntar
caracoles, pero no se habían puesto de acuerdo previamente. No habían hablado acerca de
qué caracolitos tenía en mente cada uno. Dieron por sentado que estaban buscando lo mismo,
pero no lo chequearon, y eso generó la confusión.
Ahora bien, conviene tener presente que la cultura moderna está regida por las tiranías
del hedonismo, que es el deseo del estado de confort personal por encima del bienestar de los
demás, y del materialismo, que es el deseo desordenado del llenarse de cosas materiales sin
importar el modo de obtenerlas. Esto afecta directamente a la familia, ya que ambos obstáculos
ponen el interés personal por encima del bien del otro o el de los demás.
Recordemos a San Juan Pablo II que nos señaló en la Familiaris Consortio sobre la
preocupante degradación de algunos de los valores fundamentales del matrimonio y la familia,
y que se manifiestan, por ejemplo, en una equivocada concepción teórica y práctica de la
independencia de los cónyuges entre sí; las graves ambigüedades acerca de la relación de
autoridad entre padres e hijos; las dificultades concretas que con frecuencia experimenta la
familia en la transmisión de los valores; el número cada vez mayor de divorcios, y otros (Cfr. FC
6).
Podríamos decir que, la familia se ve cada vez más herida en su constitución natural, ya
que ella es ante todo “una comunidad de relaciones interpersonales particularmente intensas:
entre esposos, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas, entre parientes y familiares”
(Cfr. FC 18; Carta a las Familias #15). Estas relaciones interpersonales se ven claramente
afectadas por la supremacía del “yo” sobre el bienestar del “otro”. Cuando esto sucede se afecta
directamente aquello que nutre las relaciones interpersonales: la comunicación.
Por otra parte, hay que tener presente que toda persona humana tiene necesidad de ser
amado (Sigmund Freud), necesidad de sentirse aceptado o importante (Alfred Adler), necesidad
de sentirse seguro (Carl Gustav Jung). Y así sentirse cada uno en la familia plenamente
realizado, al encontrarse amado, aceptado y seguro como persona humana, en un ambiente de
comunicación abierta con reglas claras que permite a todos los miembros expresarse
emocionalmente con toda libertad con la confianza de que obtendrá una respuesta empática.
“Cuando se puede amar a alguien, o cuando nos sentimos amados por él, logramos entender
mejor lo que quiere expresar y hacernos entender. Superar la fragilidad que nos lleva a tenerle
miedo al otro, como si fuera un «competidor». Es muy importante fundar la propia seguridad en
opciones profundas, convicciones o valores, y no en ganar una discusión o en que nos den la
razón” (AL 140)
Para lograr una buena comunicación en la familia es importante: “Darse tiempo, tiempo
de calidad, que consiste en escuchar con paciencia y atención, hasta que el otro haya
expresado todo lo que necesitaba. Esto requiere la ascesis de no empezar a hablar antes del
momento adecuado. En lugar de comenzar a dar opiniones o consejos, hay que asegurarse de
haber escuchado todo lo que el otro necesita decir. Esto implica hacer un silencio interior para
escuchar sin ruidos en el corazón o en la mente: despojarse de toda prisa, dejar a un lado las
propias necesidades y urgencias, hacer espacio. Muchas veces uno de los cónyuges no
necesita una solución a sus problemas, sino ser escuchado. Tiene que sentir que se ha
percibido su pena, su desilusión, su miedo, su ira, su esperanza, su sueño. Pero son frecuentes
lamentos como estos: «No me escucha. Cuando parece que lo está haciendo, en realidad está
pensando en otra cosa». «Hablo y siento que está esperando que termine de una vez».
«Cuando hablo intenta cambiar de tema, o me da respuestas rápidas para cerrar la
conversación” (AL 137)
Aunque Francisco y Florencia buscaban caracoles para agradar al otro les falto claridad
en la comunicación, por eso, para lograr una buena y sana comunicación en la familia es
importante:
Dios Altísimo, Creador del universo, que extiendes tu preocupación paternal sobre cada
criatura y derramas amor y paz sobre nosotros vengo adorarte y me postro ante ti pues Tu eres
quien me da fuerza y eres mi escudo ante la adversidad, mi corazón en ti confía y sé que de ti
recibo toda ayuda.
Padre rico en misericordia, tú eres quien nunca me dejará ni desamparará, hoy necesito
tu ayuda, por ello acudo ante ti pidiendo auxilio en mi vida sentimental, en mi pareja.
Protege este amor que hay entre nosotros, no permitas que ninguna persona pueda
interferir en el. Hemos llegado hasta aquí con esfuerzo, dedicación y somos una pareja estable
y bien fundamentada, hemos luchado por nuestro amor y no quiero que las envidias, las
traiciones, los celos, las infidelidades y el abandono nos alejen, no quiero que malos deseos,
las malas intenciones, o las malas personas nos separen.
No quiero que nada ni nadie rompa esta pareja, esta relación que tanto nos hemos
esforzado por crear, por aumentar y estabilizar día a día.
Por ello te suplico tu protección y custodia para que no recibamos ningún daño y nuestra
unión se fortalezca y crezca día a día. Que se alejen los prejuicios, los rencores, las envidias y
los falsos amigos de nuestra vida, aleja la ira, la soberbia, los malos pensamientos, dulcifica los
sentimientos de las personas que no quieren que estemos juntos y haz que acepten nuestra
relación y nos comprendan.
Tú que eres bueno, grande y poderoso proporciónanos ese sosiego que buscamos, que
la paz y estabilidad que ahora tenemos no sea disuelta por nadie, en especial ayúdanos a
solucionar nuestras tribulaciones.
Nuestro amor es sólido y no perjudica a nadie, por ello te ruego que nos concedas paz y
felicidad, que continuemos viviendo este amor que es verdadero, sincero y nos llena a los dos.
Que tu Señor seas nuestro centro y que nadie pueda alejarnos ni separarnos jamás.
Que nuestra familia sea bendecida con más y más amor y siempre tengamos tu ayuda.
Confío con todo mi corazón en ti Señor, Dios mío.
Condúcenos, guíanos por los buenos senderos no dejes que nos apartemos de tus
Mandamientos, y danos un corazón que te ame con todas nuestras fuerzas, nuestra alma y
nuestra mente, te lo pedimos en el nombre de Jesús.
Amen.
Tema 2:
El Evangelio de la familia hoy
Numerales 200 - 222 de la CARTA ENCÍCLICA AMORIS LAETITIA
Objetivo:
Recordar a las familias su misión predilecta y única la de ser espacio donde el evangelio es
comunicada, vivida y encarnada, para enraizar a cada uno de sus integrantes en los valores
humana y cristiana
Oración Inicial:
Un santuario de la vida la familia quiere ser donde se respete al hombre desde antes de
nacer.
Y no hay vida sin trabajo, sin salud ni educación Nuestra vida ha de ser digna porque así nos
hizo Dios
La cultura de la muerte nos golpea sin cesar: vemos jóvenes sin rumbo, vemos niños sin
hogar
Hoy queremos ser obreros de una nueva sociedad Y rezar “Venga tu Reino” que es justicia,
paz, verdad.
“Después los sacó fuera y les preguntó: «Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?» Le
respondieron: «Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia.» Así que le anunciaron la
Palabra del Señor a él y a todos los de su casa, y él, sin más demora, les lavó las heridas y se
bautizó con toda su familia a aquella hora de la noche. Los había llevado a su casa; allí preparó
la mesa e hicieron fiesta con todos los suyos por haber creído en Dios.”
(Palabra de Dios…)
Desarrollo del tema
“La misión privilegiada y única de las familias es la de ser un espacio donde el evangelio
es transmitido de un modo único y desde donde, este se irradia una familia así, se hace
evangelizadores de otras familias” (EN 71)
Durante los siglos la fe ha ido pasando de padres a hijos sin que cayéramos en la cuenta
de la importancia que tenía esa transmisión en la vida familiar y eclesial, ahora, que ese proceso
se ha perdido en muchas familias comenzamos a echarlo de menos y valorarlo en lo que
verdaderamente vale
¿Quién nos ha enseñado que el domingo es día del Señor y hay que guardar y participar
en la misa?
“Les dijo: Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia a toda criatura. Ellos
salieron a predicar por todas partes, el Señor los asistía y confirmaba la palabra acompañándola
con señales”.
El mandato de Jesús a sus discípulos y a cada uno de nosotros los bautizados es salir,
ir a llevar esta buena noticia, salir a predicar por todas partes este Evangelio de vida y salvación.
La manera ordinaria como la familia anuncia el Evangelio del matrimonio es cuando los
esposos viven con alegría el amor entre ellos, con los demás miembros de la familia y con las
demás familias, cumpliendo el mandato de Jesús que dice: “Vayan por todo el mundo y predique
el Evangelio a toda creatura” (Mc. 16, 15).
Ante los diferentes ataques que sufre esta institución, es necesario iniciar una campaña
misionera a favor del matrimonio, la familia y la vida, mostrando la conversión misionera con
actitudes, acciones y la convicción de que el futuro de nuestros pueblos está en la familia: “Ella
es “patrimonio de la humanidad” constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos
latinoamericanos y caribeños. Ella ha sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y
cívicos, hogar en que la vida humana nace y se acoge generosa responsablemente… La familia
es insustituible para la serenidad personal y para la educación de sus hijos”. Benedicto XVI (DA
114).
La conversión misionera nos exige despertar nuestras conciencias para anunciar el
Evangelio de la familia hoy. Hay que dejar la comodidad y la indiferencia. Hay que anunciar con
toda la fuerza y valentía el papel insustituible del matrimonio y de la familia en la construcción
de una sociedad sana.
Necesitamos tener familias que van al encuentro de otras familias para acompañarlos en su
camino de vida siendo testigos del Evangelio del matrimonio y de la familia. En las siguientes
etapas humanas hay que acompañar: (AL 205-258).
A los novios que se preparan al matrimonio para acompañarlos en la madurez del amor
que se tienen;
A los recién casados para ayudarles a consolidar su proyecto de amor hasta el fin de sus
vidas;
Salir al encuentro de, los matrimonio golpeados por las crisis y los golpes de la vida para
ayudarles a sanar sus heridas;
Es difícil pensar y creer que haya comunidades que vivan hoy así, como las primeras
comunidades. A veces, ese estilo de vida, no se vive ni dentro de las propias familias. El
individualismo ha ido poco a poco rompiendo el sentido de solidaridad que existía años atrás.
Y es que los medios de comunicación han sido demasiado poderosos para ir “cambiando
nuestra cultura judeo cristiana”, para irnos convirtiendo en papel carbón de culturas extranjeras.
Y es nuestra propia familia la que debe ser nuestra primera comunidad de vida basada en la fe
y en el amor. “Vivir el Evangelio, implica crear un clima en el hogar en el que se lleva a la práctica
el principal mandamiento de la caridad.
El amor debe de ser el criterio para todo y para todos. Para lo que hace y para lo que
uno deja de hacer. Por eso la misma caridad debe de llevar al católico a mortificar los apetitos
de la carne, a controlar las propias pasiones, a huir de aquellos estilos de vida que nos atan al
mundo, que nos llevan al egoísmo y a alejarnos de Dios y del prójimo. Un cristiano necesita ver
a todos “con los ojos de Cristo”. (Encíclica “Deus Caritas Est”, de Benedicto XVI) Porque no
“hay amor más grande que el de dar la vida los unos por los otros”. (1Jn 3, 16)
Trabajo en grupo
¿Cómo puede la parroquia ayudar a tu familia para que reciben formación y anuncien el
Evangelio de la familia y los comprometa como cristianos en el ámbito cultural y
sociopolítico?
¿Qué formación necesita nuestra familia para poder acoger a los novios en su
preparación al matrimonio, y ser el nexo de unión de estos con la parroquia una vez
casados?
Tema:
Cuidar la casa común
Catequesis basada en la encíclica Laudato Si´
Cada día vemos el deterioro de nuestra casa común de nuestra Patria Nicaragua. Por
distintas circunstancias que van agravando el deterioro de nuestra fauna y flora y el sistema
climático. Al llegar a 200 años de la independencia de nuestra nación. Vale la pena reflexionar
que estamos haciendo por el bien de nuestro País. Es por eso, que a la luz de la encíclica de
Laudo si del Papa Francisco es importante que tememos conciencia y trabajemos unidos sin
intereses egoístas o partidarios.
La encíclica Laudato si, segunda Encíclica del pontificado del Papa Francisco, fue
firmada, por él, en Roma, el Domingo 24 de mayo de 2015, durante la solemnidad de
Pentecostés. Esta carta papal fue publicada el 18 de Junio de 2015. El documento se refiere al
cuidado del medio ambiente y al desarrollo sostenible, desde una mirada ética cristiana, y se
ha dirigido a toda la humanidad.
Es imprescindible entender que la “defensa y la promoción integral de la dignidad de la
persona humana son el centro y la finalidad misma de la Doctrina Social de la Iglesia”
(BRANDINELLI y GALÁN, 1998: 34-35). A partir de esta comprensión se nos puede hacer más
clara la exhortación del Papa Francisco. Ello implica que la mirada sobre la naturaleza, desde
la Iglesia, será siempre una mirada integral, como integral es la mirada sobre el hombre.
La Encíclica nos presenta seis capítulos y una presentación a modo de llamado para atender la
importancia de esta preocupación por el medio ambiente. Hemos optado por presentar esta
encíclica ordenando sus capítulos, contenidos y comprensiones en torno a los tres momentos
de la metodología de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI): Ver, juzgar y actuar, recogiendo las
ideas que nos permitan una mirada concreta y sintética del documento en relación a nuestra
realidad lastimada.
Tomando en cuenta estos puntos que el Santo padre nos señala podemos recalcar lo siguiente:
4. Reconoce que existe una “deuda ecológica” entre países del norte y del sur “relacionada
con desequilibrios comerciales con consecuencias en el ámbito ecológico, así como con
el uso desproporcionado de los recursos naturales llevado a cabo históricamente por
algunos países.” (§51) » Llama la atención la debilidad de la reacción política
internacional. Hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés
económico llega a prevalecer sobre el bien común y a manipular la información para no
ver afectados sus proyectos. (§54)
Ante esta realidad el Papa nos responde a la luz de la sagrada Escritura, cual ha sido el
proyecto de Dios y finalidad de la creación. Donde queda en evidencia del abuso desmedido
del hombre con los bienes recibidos y por ello ahora sufrimos las consecuencias del manejo de
la creación misma.
2. Todos los seres humanos son creados únicos y llamados a ejercer un gobierno
responsable sobre la creación en nombre del Creador. (§67- 68)
5. “El destino de toda creación está ligado con el misterio de Cristo” (§99) Quizás lo más
fundamental, el Papa subraya que el daño al medio ambiente es causado por el pecado
entendido como relaciones rotas “con Dios, con el prójimo y con la misma tierra” (§66).
Estas relaciones se rompen en parte, porque los seres humanos “presumen tomar el
lugar de Dios y se niegan a reconocer nuestras limitaciones como creaturas” - una
dinámica que nos lleva a confundir el mandato de Dios para los seres humanos de “tener
dominio” sobre la creación (Génesis 1:28) como una licencia de explotación en vez de
una vocación para “cultivar y cuidar de” el regalo de la creación de Dios (Génesis 2:15;
Ibid.)
Para asumir estos grandes desafíos el Papa Llama a realizar una Educación y Espiritualidad
Ecológica:
Se trata de asumir y cuidar el don preciado que se ha puesto a nuestra custodia y, como
entendió Francisco, admitir nuestra condición de hermanos mayores cuidando a la hermana
creación. Pero ello implica, más allá de políticas internacionales, grandes leyes o campañas,
cambiar cada uno de nosotros mismos en nuestra propia forma de vida de manera personal y
comunitaria. Reconciliarnos con nosotros mismos y con el mundo. No hay más novedad o
misterio que ello.
1. «Toda pretensión de cuidar y mejorar el mundo supone cambios profundos en « los estilos de vida,
los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la
sociedad »
2. La conversión eco¬lógica que se requiere para crear un dinamismo de cambio duradero es también
una conversión comunitaria.(219)
3. « Para realizar esta re¬conciliación debemos examinar nuestras vidas y reconocer de qué modo
ofendemos a la creación de Dios con nuestras acciones y nuestra incapacidad de actuar. Debemos
hacer la experiencia de una conversión, de un cambio del corazón ».(218)
Finalmente, para nosotros los nicaragüenses, tras el desastre, pero también para cualquier
habitante de la humanidad, se requiere: Regulación (respeto y legislación), educación e
imaginación, para restaurar y cuidar. Pero sobre todo cambiar, tomando el inigualable modelo
del Maestro:
Se trata, en suma, de desarrollar una ecología integral, como integral es el hombre para
poder dialogar con (y en) el mundo. Es hacer íntima y espiritual nuestra relación con él. En eso
tenemos mucho que aprender de las culturas originarias y despojarnos de nuestro afán
ambicioso siempre por el desarrollo. Tenemos que ser capaces de aligerar la carga de nuestra
obsesión por el tener, como lo hizo aquel hermano de Asís hace más de ocho siglos, y sentir al
mundo, orar por él y con él:
Acciones concretas que podemos hacer:
Cultivemos el bien común para nuestro hogar común.” El programa de este año ayudará a
responder al llamado del Papa Francisco para un dialogo constructivo sobre nuestro lugar
en la creación de Dios y los impactos medio ambientales en las comunidades pobres.
Capitulo # V: Catequesis a la luz de la Carta Encíclica FRATELLI
TUTTI del santo padre Francisco sobre la fraternidad y la amistad
social
Tema 1:
Libertad, igualdad, y fraternidad
Objetivo general:
Iluminar al pueblo fiel de la provincia eclesiástica de Nicaragua con la presente catequesis
tomada desde los numerales 103-105 de la Carta Encíclica Fratelli tutti, el valor de la
Fraternidad, igualdad y libertad, haciendo una reflexión que ayude a buscar camino de
encuentro, basado en la realidad del país.
Objetivo específico:
Actividad:
Mas en cuanto al amor fraternal, no tenéis necesidad de que nadie os escriba, porque
vosotros mismos habéis sido enseñados por Dios a amaros unos a otros; porque en verdad lo
practicáis con todos los hermanos que están en toda Macedonia. Pero os instamos, hermanos,
a que abundéis en ello más y más (1 Tes 4,9-10).
La Carta Encíclica "Fratelli tutti" (FT) está dedicada a la fraternidad y a la amistad social,
que el Santo Padre tiene entre sus constantes preocupaciones. El estrecho vínculo entre estos
temas y las cuestiones relacionadas con los migrantes, los refugiados, los desplazados y las
víctimas de la trata se pone de relieve en las palabras introductorias del documento, que
explican cómo el Papa Francisco quiso inspirarse en el ejemplo del Pobrecillo de Asís. En
efecto, San Francisco se comprometió a caminar " cerca de los pobres, de los abandonados,
de los enfermos, de los descartados, de los últimos” (FT, 2), entre los que, el Papa deja claro
en los siguientes puntos, hay que contar a los sujetos más vulnerables de la movilidad humana.
Francisco de Asís, además, demostró un "corazón sin confines, capaz de ir más allá de las
distancias de procedencia, nacionalidad, color o religión" (FT, 3).
El Santo Padre destacó “la estima de la Iglesia Católica por el compromiso político
cuando éste está motivado por la voluntad de crear las condiciones favorables para vivir juntos
respetando las diferencias, permaneciendo pendientes de las situaciones de precariedad, y
pendientes de las personas más frágiles”.
“En vuestros territorios, como en otros muchos lugares, afrontáis problemas que
constituye para vosotros, en el ejercicio de vuestra misión, numerosos desafíos”. Entonces,
recordó una frase de la encíclica Laudato si’: “En efecto, ‘la grandeza política se muestra
cuando, en los momentos de dificultad, se trabaja sobre la base de grandes principios, y
pensando en el bien común a largo plazo”.
El papa explico a los políticos que “los cristianos están llamados a participar con los
creyentes de todas las religiones, y con todos los hombres de buena voluntad, a desarrollar una
cultura del encuentro”. “En este sentido, vuestro deseo de servir al bien común pude llevar a
hacer todo lo posible por construir puentes entre las personas que se encuentran en diferentes
condiciones sociales, económicas, culturales y religiosas, al igual que entre diversas
generaciones”.
El Pontífice invitó a los políticos “a ser también creadores de vínculos entre los espacios urbanos
y los rurales, entre el mundo del estudio y de los profesionales, con el fin de que el dinamismo
de vuestros territorios se enriquezca siempre por las diferentes especificidades”.
Para contribuir a la construcción de una sociedad más justa, más humana y fraterna, “es
necesario perseverar en la búsqueda de medios compatibles con el bien de todos, para
acogerlos, protegerlos, promover su desarrollo humano integral e integrarlos, evitando el
síndrome del descarte.
El Papa Francisco nos señala: “Reconocer a cada ser humano como un hermano, buscar
una amistad social que integre a todos, no son meras utopías. Exigen la decisión y la capacidad
para encontrar los caminos eficaces que las hagan realmente posibles.
104. Tampoco la igualdad se logra definiendo en abstracto que “todos los seres humanos son
iguales”, sino que es el resultado del cultivo consciente y pedagógico de la fraternidad. Los que
únicamente son capaces de ser socios crean mundos cerrados. ¿Qué sentido puede tener en
este esquema esa persona que no pertenece al círculo de los socios y llega soñando con una
vida mejor para sí y para su familia?
105. El individualismo no nos hace más libres, más iguales, más hermanos. La mera suma de
los intereses individuales no es capaz de generar un mundo mejor para toda la humanidad. Ni
siquiera puede preservarnos de tantos males que cada vez se vuelven más globales. Pero el
individualismo radical es el virus más difícil de vencer. Engaña. Nos hace creer que todo
consiste en dar rienda suelta a las propias ambiciones, como si acumulando ambiciones y
seguridades individuales pudiéramos construir el bien común.
Hablemos de conceptos
LIBERTAD
Es como el alma de cada ser humano para poder desarrollar su potencial, su singularidad
y originalidad desde un pensamiento que aborrezca la mentira y apueste por la verdad. De ahí
la importancia de la educación y la cultura para tal propósito. La libertad es la plataforma de la
construcción de una verdadera sociedad, un pueblo que no tiene libertad es un pueblo esclavo,
se puede decir que es una sociedad que ha perdido la educación, ha caído en el individualismo.
“Cuando se vive en la libertad, se vive en dignidad” (SS. Juan Pablo II), Es allí la raíz del
desarrollo, del progreso y el bien común para todos.
Debemos vencer nuestro miedo del futuro. Pero no podemos vencerlo del todo si no es
juntos como nicaragüense. La respuesta a aquel miedo no es la coacción, ni la represión o la
imposición de un único modelo social. Pues solo a través de una autentica fraternidad fundada
en los valores universales de la solidaridad, de la justicia y de la libertad, podremos construir la
paz.
No debemos tener miedo del futuro. No debemos tener miedo del hombre. Cada persona ha
sido creada a imagen y semejanza de Aquél que es el origen de todo lo que existe. Tenemos
en nosotros la capacidad de sabiduría y de virtud. Con estos dones, con la ayuda de la gracia
de Dios, podemos construir en este siglo una civilización digna de la persona humana, una
verdadera cultura de la libertad. ¡Podemos y debemos hacerlo! Y, haciéndolo, podremos darnos
cuenta de que las lágrimas de muchas personas que sufren han preparado el terreno para una
nueva primavera de nuestra sociedad.
LA FRATERNIDAD
La fraternidad es un valor que no se resume solo a los hombres sino un valor universal y
transversal a todos los seres humanos de considerarnos todos hermanos. De esta manera el
valor de la fraternidad nos lleva a ser solidarios, respetuosos y empáticos unos con los otros.
Diálogo en grupos / Reflexión personal
Oración Inicial:
Crea en mí un Amor cada vez más abierto
De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un
samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó
sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó
a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y
dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te
parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la
misericordia con él». Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo».
Reflexión:
El ejemplo del buen samaritano nos revela que nuestra más profunda realización se
encuentra en el don de nosotros mismos al prójimo, al estilo de una donación libre y gratuita
(87). Como señala el Papa Francisco, cada acto de amor hacia el prójimo es un movimiento
hacia el exterior de la gracia de Dios en el mundo que nos une y nos mueve a fomentar un
verdadero sentido de amistad social, que valora a cada persona humana (93). Esta efusión de
amor permite una comprensión más universal de la comunidad que abraza a cada “hermano o
hermana necesitado” para que nadie sea ignorado.
Cuando no reconocemos a cada uno como hermano o hermana, incluso los “nacidos en
el mismo país” pueden convertirse en “un forastero existencial” (97) o en un “exiliado oculto”
(98). Debemos reconocer cómo estas actitudes están influenciadas por el racismo, “un virus
que muta fácilmente…y está siempre al acecho” (97).
Otros "exiliados ocultos" son los discapacitados; debe fomentarse su “participación activa
en la comunidad civil y eclesial” (98). La verdadera amistad social exige el pleno reconocimiento
de la dignidad y el valor de cada persona humana, sin importar su capacidad, valor, origen
étnico, raza o género.
Nuestro compromiso con la dignidad de cada persona y con el bien común debe orientar
nuestras relaciones, instituciones civiles y sistemas económicos para que todas las personas
tengan la oportunidad de “desarrollarse integralmente” (108). Una sociedad genuinamente
“humana y fraterna” trabajará para asegurar que cada miembro pueda prosperar en cada
momento de la vida (110). Esto es lo que significa “fomentar un desarrollo humano integral” que
promueva el bien común y nos permita “avanzar juntos hacia un crecimiento auténtico e integral”
(113).
El Papa Francisco explica que la solidaridad está en el corazón de lo que significa cultivar
la amistad social: “Solidaridad es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la
desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y
laborales.
Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero. […] La solidaridad, entendida en
su sentido más hondo, es un modo de hacer historia” (116). La solidaridad nos desafía a
anteponer el bien común a nuestros deseos individuales. El Papa Francisco señala que, en la
enseñanza católica, “el derecho a la propiedad privada” no es absoluto; es secundario al
“principio del uso común de los bienes creados para todos” (120). La comunidad mundial debe
poner la capacidad de cada persona humana para prosperar sobre los objetivos de riqueza y
conquista, “Porque la paz real y duradera sólo es posible «desde una ética global de solidaridad
y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad
entre toda la familia humana” (127).
Leemos; por tanto, que la solidaridad “es mucho más que algunos actos esporádicos de
generosidad. ¡Es más! Supone crear una nueva mentalidad que piense en términos de
comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de
algunos» (Evangelii Gaudium, 188).
Esto significa solidaridad. No es solo cuestión de ayudar a los otros —esto está bien
hacerlo, pero, es más—: se trata de justicia (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 1938-1940).
La interdependencia, para ser solidario y fructífero, necesita raíces fuertes en la humanidad y
en la naturaleza creada por Dios, necesita respeto por los rostros y la tierra” (Catequesis 02 de
septiembre 2020).
La solidaridad es el camino para recorrer hacia un mundo post-pandemia, hacia la
sanación de nuestras enfermedades interpersonales y sociales. No hay otra. O vamos adelante
con el camino de la solidaridad o las cosas serán peores. Y la solidaridad es precisamente un
camino para salir de la crisis, mejor de lo que estábamos antes, no con cambios superficiales o
maquillados, sino reales y concretos.
En medio de la crisis, una solidaridad guiada por la fe nos permite traducir el amor de Dios en
nuestra cultura globalizada, no construyendo torres o muros, sino tejiendo comunidad y
apoyando procesos de crecimiento verdaderamente humano y solidario. Y para esto ayuda la
solidaridad.
Preguntémonos:
Oración final
Amén.
Tema 3:
La política que se necesita
Fratelli tutti, en su capítulo quinto nos presenta el pensamiento del Papa Francisco
respecto a su propuesta de “una nueva política” para la creación de la fraternidad humana y de
la amistad social. En las páginas siguientes planteamos este proyecto del Santo Padre como
reto para la evangelización de los jóvenes. Partimos del desencanto de la actual concepción de
política al desafío de la implementación de la “nueva política”.
La política, hoy por hoy, es un tema neurálgico en nuestra sociedad. Ante ello hay dos
reacciones: por una parte, no querer saber nada de ella pues política es sinónimo de corrupción
y político de corruptos, “la política hoy con frecuencia suele asumir formas que dificultan la
marcha hacia un mundo distinto” (FT 154); por otra parte, se está constantemente opinando
sobre la crisis sociopolítica económica, social y sanitaria, es decir, se “está haciendo” política,
es el plato del día.
El Papa Francisco habla de una “sana política” que no esté sometida a los poderes, ni
ideológicos ni económicos sino que tenga por fin a la persona, en dónde el centro sea la persona
misma. «Tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se
construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos” (FT 168). Es todo un desafío
implementar la propuesta del santo Padre, ésta responde a la naturaleza del ser humano y a la
esencia misma de la política.
Frente al desencanto político está la “sana política”, ¿parece ser utópica?; no, no es así,
en clave del papa Francisco, se trata de una mística – mística política, e decir: vivir en la caridad
política para construir una fraternidad universal y una amistad social. Justo ahí está el reto de
la evangelización de los jóvenes en la dimensión social.
Dos grandes corrientes marcan el desencanto político del ser y quehacer político en la
actual sociedad y especialmente en los jóvenes, habidos de verdad, justicia y libertad: el
populismo y el liberalismo.
El liderazgo como forma de inmediatismo. La tecnocracia, el papá estado que sabe dar
caramelos para endulzar las “amarguras” de crisis profundas, “pan y circo” es el lema. El
inmediatismo que no da lugar a proyectos de nación a mediano y largo plazo. Se responde a
exigencias populares en orden a garantizarse votos o aprobación, pero sin avanzar en una tarea
ardua y constante que genere a las personas los recursos para su propio desarrollo, para que
puedan sostener su vida con su esfuerzo y su creatividad (FT 161)
Reacción de los jóvenes
Igualmente se percibe la preocupación por el bien común. Éste aflora como uno de los
mayores valores de los jóvenes y genera en ellos una cultura ciudadana y democrática10; no es
ajeno a ellos “ponerse la camiseta” en las causas consideradas nobles y justas, poseen una
capacidad de sacrificio ante lo que les fascina, motiva y convence. Hoy son los jóvenes,
deseosos de democracia, los que “han puesto el pecho” ante la crisis sociopolítica económica
que vivimos.
10
Cf. SEJ-CELAM, XVI Encuentro de Responsables Nacionales de Pastoral Juvenil Latinoamericana, “Conclusiones de la
Etapa de la Escucha del Proyecto de Revitalización de la Pastoral Juvenil Latinoamericana” Cochabamba, Bolivia 2009,
material no publicado
b) Escepticismo. Otra actitud que se percibe es un cierto pesimismo frente a las posibilidades
de compromiso social, frente a los agentes de la praxis social y política. No es la indiferencia lo
que prima en su visión del activismo social sino una cierta postura desesperanzada derivada de
una visión negativa de su lectura de la realidad: se sienten distanciados de la acción social -
política porque no acaban de ver cómo participar en ella y porque se sienten incrédulos de las
propuestas que se les ofrecen; a ello se suma la desacreditación de instituciones sociales,
políticas e incluso eclesial.
c) “De partido”. Algunos jóvenes poseen una ciega defensa de todo aquello que traduce el
ejercicio de lo social y la política institucional partidaria. El sistema no se critica se defiende; se
acepta como válida la estructura de la organización política, desaprueba todo lo que sea
contrario a su ideología. Con sus aberraciones, manifiestan un evidente interés por la
participación y tratan de ejercitarla de manera activa.
La Iglesia, en sus agentes de pastoral, debe formar para la libertad: “una educación que
posibilite al hombre para la discusión valiente de su problemática, de su inserción en esta
problemática que lo advierta de los peligros de su tiempo para que, consciente de ellos, gane
la fuerza y el valor para luchar, en lugar de ser arrastrado a la pérdida de su propio “yo”,
sometido a las prescripciones ajenas. Educación que lo coloque en diálogo constante con el
otro, que lo predisponga a constante revisiones, a análisis críticos de sus “descubrimientos”, a
una cierta rebeldía, en el sentido más humano de la expresión… Una educación que haga del
hombre un ser cada vez más consciente de su transitividad, críticamente, o cada vez más
racional”12.
Los agentes de Pastoral se deben formar para la autonomía. Un principio que no se debe
obviar en el acompañamiento de la formación es que “enseñar no es trasferir conocimiento, sino
crear las posibilidades para su propia producción o construcción”13; de ahí que, “en las
condiciones del verdadero aprendizaje los educandos se van transformando en sujetos reales
de la construcción y la reconstrucción del saber enseñado, al lado del educador, igualmente
sujeto del proceso”14. “Se es cristiano no por imperativos morales sino por la asimilación
existencial de valores de una persona, Cristo” (Benedicto XVI, DCE n°1, 2005).
11
Revista Medellín Vol XXIV – n° 94 / junio 1998, p. 349
12
Paulo Freire, La educación como práctica de la libertad, Siglo XXI, México, 2009, p. 85
13
Paulo Freire, pedagogía de la autonomía, Siglo XXI, México, 2009, p. 47
14
Idem, p.28
Una oración para vivir “Fratelli Tutti” (Cameron Bellm)
Amén.
Tema 4:
Caminos de reencuentro
Catequesis basada en el capítulo VII de la encíclica Fratelli Tutti
Oración de inicio
Ayúdanos a construir comunidades con la visión de Dios de justicia.
Espíritu Santo,
¡Te alabamos y te agradecemos!
Amen.
Reflexión:
En nuestra Nicaragua, tristemente polarizada, inmersa desde hace varios años en una
crisis sociopolítica, institucional y económica este documento del Papa es una bocanada de
esperanza. Esta encíclica y en particular este capítulo VII debe ser leído, meditado, compartido
y vivido por todos los nicaragüenses, sin importar su raza, credo o color político. Nos urge un
proyecto de nación.
2) No es regresar al momento anterior al conflicto. Hacer como que nada ha pasado (226).
4) No deben ser arreglos entre grupos políticos o económicos (231). Un arreglo de cúpulas
solo será pactos entre poderosos, nunca un proyecto de nación.
7) Usar la fuerza para imponerse a los demás es algo que Jesús condenó abiertamente:
(Mt 20,25-26) (n. 238). Ya en el numeral 217 El Papa había señalado “Tampoco consiste
en una paz que surge acallando las reivindicaciones sociales o evitando que hagan lío,
ya que no es «un consenso de escritorio o una efímera paz para una minoría feliz»”
10) Los silencios se pueden volver cómplices de graves errores y pecados (244). A veces se
calla para evitar problemas, entonces tenemos el peligro de caer en la indiferencia o en
el lamento silencioso inoperante.
11) No es apostar por un sincretismo ni por la absorción de uno en el otro sino la resolución
en un plano superior que conserva las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna
(245). Aquí el Papa pone el dedo en el vicio que unidad es “unirse a mi” que los demás
se hagan de mi grupo, entonces se cae en la absorción de un grupo en otro.
12) El perdón no es una imposición. Nadie debe imponer el perdón al conjunto de una
sociedad. No se puede pretender cerrar por decreto las heridas o cubrir las injusticias
con un manto de olvido (246). Nicaragua tiene experiencia histórica con las amnistías
que se convierten en una espiral de violaciones y por los mismos actores. No pocas
veces es solo fomentar la injusticia y el delito.
13) No olvidar las cosas malas que han sucedido pero también es muy sano hacer memoria
del bien (n. 248).
14) Cuando hubo injusticias mutuas cabe reconocer que pueden no haber tenido la misma
gravedad o que no sean comparables. La violencia ejercida desde las estructuras y el
poder del estado no está en el mismo nivel de la violencia ejercida por grupos particulares
(253). Muchos confunden la violencia de grupo con la violencia de Estado, el Estado no
es una parte social en conflicto, está llamado a ser instrumento de unidad y no una parte
en conflicto porque el estado es de todos.
15) La guerra, la pena de muerte y la cadena perpetua (que es una forma de pena de muerte
oculta) no son instrumentos válidos para resolver conflictos o contruir una sociedad
mejor. No se debe ceder ante ningún tipo de violencia (270).
Ahora veremos lo que el Papa nos sugiere para hacer el camino de la reconciliación y la paz,
son directrices valiosas a tener en cuenta por todos:
1. Recomenzar desde la verdad. Se debe ser capaz de asumir el pasado para liberar el
futuro. Solo desde la verdad histórica de los hechos podrán hacerse el esfuerzo
perseverante y largo de comprenderse mutuamente y de intentar una nueva síntesis para
el bien de todos. El pueblo tiene derecho a saber qué pasó (226). En la mentira no se
construye ninguna relación personal o social exitosa, la verdad debe ser conocida y
asumida.
2. Superar la mera negociación (231). En el numeral 202 el Papa hace la distinción entre el
diálogo y la negociación. El diálogo busca el bien común, mientras que la negociación
busca rasguñar todo el poder y los mayores beneficios posibles para cada grupo.
3. En Nicaragua quizás nunca hemos conocido un diálogo a este nivel, nos hemos quedado
en las meras negociaciones, repartición de prevendas entre los grupos de poder, quizás
ya sea hora que lo tengamos.
5. Es necesario tratar de identificar bien los problemas que atraviesa una sociedad para
aceptar que existen diferentes maneras de mirar las dificultades y de resolverlas.
Siempre se debe reconocer que el otro puede aportar una perspectiva legítima, al menos
en parte, aunque se haya equivocado o actuado mal (228).
6. La negación delos problemas es un mal del que cuesta salir, se ve como adversario a
quien señala lo que está mal en el país, en un grupo social o familiar.
9. Se debe persistir en la lucha por favorecer la cultura del encuentro que exige colocar en
el centro de todo acción política, social y económica a la persona humana, su altísima
dignidad y el respeto por el bien común (233).
10. La opción por los pobres debe conducirnos a la amistad con los pobres. No es una ayuda
lastimera sino a saberlos involucrar en un proceso de desarrollo. Si hay que volver a
pensar siempre será desde los últimos.
11. Las ideologías usan la causan de los pobres para enriquecerse en nombre de ellos por
eso el Papa advierte de sus peligros.
12. Jesucristo condenó abiertamente el uso de la fuerza para imponerse a los demás (Mt
20,25-26) sin embargo, cuando reflexionamos acerca del perdón, de la paz y de la
concordia social nos encontramos con una expresión de Jesús que nos sorprende: “No
piensen que vine a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz sino la espada” (Mt
10,34-36). El cristiano no busca el conflicto pero soporta el conflicto inevitable, para que
el respeto humano no lleve a faltar a la fidelidad en pos de una supuesta paz familiar o
social (240).
13. Estamos llamados a amar a todos, sin excepción, pero amar a un opresor no es consentir
que siga siendo así, tampoco es hacerle pensar que lo que él hace es aceptable, al
contrario amarlo bien es buscar de distintas maneras que deje de oprimir, quitarle ese
poder que no sabe utilizar y que lo desfigura como ser humano.
14. Quien sufre la injusticia tiene que defender con fuerza sus derechos y los de su familia
porque debe precisar su dignidad que se le ha dado, una dignidad que Dios ama.
15. Si un delincuente me ha hecho daño a mi o a un ser querido nadie me prohíbe que exija
justicia y que me preocupe para que esa persona -o cualquier otra- no vuelva a dañarme
ni haga lo mismo a otros. El perdón no solo no anula esa necesidad, sino que la reclama
(241).
17. Hay silencios que pueden volverse cómplices de graves errores y pecados. La verdadera
reconciliación no escapa del conflicto sino que se logra en el conflicto, superándolo a
través del diálogo y la negociación transparente, sincera y paciente.
19. Se debe conservar la memoria de las atrocidades hechas contra la dignidad humana.
Necesitamos mantener viva la llama de la conciencia colectiva testificando a las
generaciones venideras el horror de lo que sucedió (249).
20. El perdón libre y sincero es una grandeza que refleja la inmensidad del perdón divino. Si
el perdón es gratuito, entonces puede perdonarse aun a quien se resiste al
arrepentimiento y es incapaz de pedir perdón.
21. El perdón permite buscar la justicia sin caer en el círculo vicioso de la venganza ni en la
injusticia del olvido.
22. En las circunstancias actuales es muy difícil sostener los criterios racionales madurados
en otros siglos para hablar de una posible “guerra justa” tipificado en el catecismo de la
Iglesia Católica (n. 2309). El Papa dice: ¡Nunca más la guerra! Prácticamente deroga así
este numeral del Catecismo (258).
23. Toda guerra deja al mundo peor que como lo había encontrado. La guerra es un fracaso
de la política y de la humanidad, una claudicación vergonzosa, una derrota frente a las
fuerzas del mal (261).
25. Además de la pena de muerte, particular gravedad tienen las así llamadas ejecuciones
extrajudiciales o extra legales que son homicidios deliberados cometidos por algunos
estados o por sus agentes, que a menudo se hace pasar como enfrentamientos con
delincuentes (267).
26. La pena de muerte y otros atropellos son usados por los regímenes totalitarios y
dicatoriales como instrumento de supresión de la disidencia política o de persecución de
minorías religiosas o culturales, todas victimas que para sus respectivas legislaciones
son delincuentes.
28. A los cristianos que dudan y se sienten tentados a ceder ante cualquier forma de
violencia, los invito a recordar las palabras de Isaías “con sus espadas forjarán arados”
(2,4). Y Jesús que dice a un discípulo cebado por la violencia “¡Vuelve tu espada a su
lugar!, pues todos los que empuñan espada, a espada morirán” (Mt 26,52). Era un eco
de aquella antigua advertencia: “Pediré cuentas al ser humano por la vida de su hermano.
Quien derrame sangre humana, su sangre será derramada por otro ser humano” (Gn
9,5-6).
He procurado en esta catequesis sacar lo que a mi juicio es más relevante en los puntos
que señala el Papa. Insisto, que estas catequesis a pesar que están pensadas para conflictos
sociales nos sirven mucho en nuestros conflictos personales y eclesiales. Ojalá podamos
nosotros esos héroes que dice el Papa, los capaces de dialogar, los capaces de salir del
egoísmo y los intereses personales para buscar el bien común.
Diálogo en grupos / Reflexión personal
1) Cultivar solidaridad con nuestros hermanos y hermanas requiere de dedicación para trabajar
por la paz, para empezar a sanar esas “heridas abiertas” (N.225). Un ejemplo de una “herida
abierta” en nuestra sociedad es la persistencia del racismo en muchas de nuestras
comunidades. ¿Dónde ha visto racismo en acción en nuestra sociedad? ¿Cómo puede usted
trabajar por una justicia que empieza por sanar la herida de racismo en su comunidad?
Oración final
Dios nuestro, Trinidad de amor, para verlo crucificado en las angustias de los
desde la fuerza comunitaria de tu intimidad abandonados y olvidados de este mundo
divina derrama en nosotros el río del amor y resucitado en cada hermano que se
fraterno. levanta.
Danos ese amor que se reflejaba en los Ven, Espíritu Santo, muéstranos tu
gestos de Jesús, en su familia de Nazaret y hermosura reflejada en todos los pueblos de
en la primera comunidad cristiana. la tierra, para descubrir que todos son
importantes, que todos son necesarios, que
Concede a los cristianos que vivamos el son rostros diferentes de la misma
Evangelio y podamos reconocer a Cristo en humanidad que amas.
cada ser humano,
Amén.
ADORACIÓN EUCARÍSTICA
Veis la llaga del costado Veis la fuente que parece, que llorando ya
del amor celeste puerta se aleja;
de agua y sangre es fuente más ternura hay en la queja, del amante
abierta el sagrado Corazón Corazón.
I.- Jesús, realmente eres tú el Mesías libertador que había de venir a nosotros, te aplicas la
profecía de Isaías que habla del Mesías: eres el «enviado para anunciar la redención a los
cautivos».
Todas las profecías del Antiguo Testamento se cumplen en Ti: desde el lugar de tu nacimiento,
Belén, hasta tu muerte en manos de los jefes judíos.
Todo había sido anunciado siglos antes de que ocurriera. Por eso, las profecías son un apoyo
para nuestra fe. Otro apoyo son los milagros, especialmente la Resurrección.
Por eso te exigen más pruebas: «cuanto hemos oído que has hecho en Cafarnaúm, hazlo
también aquí en tu patria».
Padre nuestro…
Dios te salva María…
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
V. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado,
R. el corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
---
V. Jesús, manso y humilde de corazón,
R. haz nuestro corazón semejante al vuestro.
---
V. Patriarca San José,
R. ruega por nosotros.
CANTO:
UN AMADO TENGO YO
Un amado tengo yo
tan fino y enamorado
que porque le amara yo,
se quedó sacramentado. (bis)
Si me preguntan a mí:
¿Por qué vivo tan confiado?
Porque pienso noche y día
en Jesús Sacramentado. (bis)
II.- Amado Jesús, hoy nos recuerdas que «No eres un «milagrero». Me dijiste que te sobran
milagros en el Santo Evangelio para asegurar fuertemente mi fe. Pero me dan pena esos
cristianos incluso piadosos, que se sonríen cuando oyen hablar de caminos extraordinarios, de
sucesos sobrenaturales. Siento deseos de decirles: sí, ahora hay también milagros: ¡nosotros
los haríamos si tuviéramos fe»
Jesús, he de huir de dos extremos: ser «milagrero» ver milagros por todas partes, y ser
escéptico.
Tú trabajaste duro con José para mantener la familia, sin utilizar los milagros para resolver
problemas personales.
Sin embargo, dan pena los escépticos, porque también ahora sigues haciendo milagros
a través de hombres y mujeres de fe que luchan por construir la Civilización de amor.
«Y si no vieren lo que ahora hay, no lo echen a los tiempos; que para hacer Dios grandes
mercedes a quien de veras le sirve, siempre es tiempo» (Santa Teresa).
Jesús, ante cualquier problema, he de poner todos los medios humanos como si no
existieran los sobrenaturales; y, además, todos los sobrenaturales -oración y sacrificio-
sabiendo que, entonces, Tú me escucharás y me darás lo que más me convenga.
Si tengo fe, veré muchos milagros en mi vida y en las vidas de los que me rodean.
Padre nuestro…
Dios te salva María…
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
V. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado,
R. el corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
---
V. Jesús, manso y humilde de corazón,
R. haz nuestro corazón semejante al vuestro.
---
V. Patriarca San José,
R. ruega por nosotros.
CANTO: /desciende a mí, hasta mi pecho ven. (2)
Oh buen Jesús
Pequé Señor, ingrato te he vendido;
¡Oh, buen Jesús! Yo creo firmemente infiel te fui, confieso mi maldad;
que por mi bien estás en el altar, contrito ya, perdón, Señor, te pido,
que das tu cuerpo y sangre juntamente /eres mi Dios, apelo a tu bondad. (2)
al alma fiel en celestial manjar,
al alma fiel en celestial manjar. Espero en Ti, piadoso Jesús mío;
oigo tu voz que dice "ven a mí",
Indigno soy, confieso avergonzado, porque eres fiel, por eso en Ti confío;
de recibir la santa Comunión; /todo, Señor, lo espero yo de Ti. (2)
Jesús que ves mi nada y mi pecado,
/prepara Tú mi pobre corazón. (2) ¡Oh, buen Jesús, pastor fino y amante!
mi corazón se abraza en santo ardor,
Dulce maná y celestial comida, si te olvidé, te juro que constante
gozo y salud de quien te come bien; /he de vivir tan sólo de tu amor. (2)
ven sin tardar, mi Dios, mi luz, mi vida,
Padre nuestro…
Dios te salva María…
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
V. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado,
R. el corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
---
V. Jesús, manso y humilde de corazón,
R. haz nuestro corazón semejante al vuestro.
---
V. Patriarca San José,
R. ruega por nosotros.
CANTO:
TÚ REINARÁS. Padre François-Xavier
Moreau
Tú reinarás, dichosa era
Tu reinarás, este es el grito que ardiente dichoso el pueblo de tal Rey.
exhala nuestra fe. Tú reinarás. Oh Rey Será tu Cruz la gran bandera
bendito tu amor será la única ley.
pues Tú dijiste: "Reinaré".
Tú reinarás en este suelo,
Reine Jesús por siempre, reine su corazón. te prometemos nuestro amor;
/En nuestra patria, en nuestro suelo oh buen Jesús, danos consuelo,
que es de María la nación. (bis) en este valle de dolor.
Que sientan tu presencia especialmente los más necesitados y los más desprotegidos
ante la indiferencia de los que se creen más seguros por su situación económica, social o
política.
Danos a todos un corazón más sensible que nos haga sentirnos realmente hermanos de
todos ellos y nos lleve a actuar como tales. Y no nos olvidemos nunca de lo que nos dijo tu hijo
Jesús:
“En esto conocerán que son mis discípulos: si se aman los unos a los otros”
Amén.
Bendición Eucarística