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Su majestad la competencia

 07/08/2014 04:00 
 Publicado por Jaime Ornelas Delgado
http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2014/08/07/su-majestad-la-competencia/

Según los promotores de las reformas neoliberales, emprendidas con tanta enjundia por
los diputados y senadores del PRI, el PAN, el Verde y los de Nueva Alianza, el mal
desempeño de la economía mexicana, y sus sectores, se debe a la falta de competencia
económica. Especialmente, la saña del discurso del libre mercado se ha dirigido contra la
presencia en el sector energético de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, cuyo
monopolio es mera ficción, una especie de leyenda urbana sostenida, al parecer, con el fin
de justificar la apertura descarada del sector al capital privado.

El discurso neoliberal insiste en que es necesario introducir más empresas –“aunque sea
extranjeras”– y minar el monopolio, por ejemplo de Pemex, como condición indispensable
para hacer de México una potencia económica moderna y competitiva, claro en  2050. Así,
desde la agrupaciones empresariales hasta los partidos políticos –incluso los de
izquierda–, pasando por los comentaristas del, ese sí intocable, duopolio televisivo y por
todos los etcétera que se imagine uno, hablan de la competencia como la condición
requerida para la expansión de la actividad económica y romper el estancamiento actual
de la producción, mejorar los precios y la calidad de los bienes y servicios al alcance de los
consumidores.

El problema de los arrogantes “reformadores”, es que ese postulado resulta falaz debido a
su debilidad teórica en tanto no surge de la realidad concreta del capitalismo. El caso es
que la propia competencia es el origen de los monopolios, ya que las economías de escala
están al alcance solamente de las grandes empresas que, por su magnitud y
productividad, terminan por arrojar del mercado a las empresas de menor tamaño que no
sobreviven a la competencia con las grandes empresas, así de simple: los monopolios no
son un poder impuesto desde fuera de la economía capitalista, sino resultado de su propio
funcionamiento.

¿Qué es entonces hoy la competencia proclamada por quienes administran el poder? Es la


libertad del capital monopólico. Las reformas no han hecho sino eliminar las pocas trabas
que aún obstaculizaban la marcha del capital, no hicieron esas reformas, más que
concederle a los monopolios plena libertad de acción. En el sector energético, por ejemplo,
no habrá ninguna pequeña o mediana empresa que pueda disputarle a las grandes
empresas monopólicas la apropiación de la renta petrolera. La disputa será ente los
monopolios extranjeros.

Los impulsores de las reformas, particularmente la energética, pero también la referida a


las telecomunicaciones e incluso la laboral, han permitido al capital monopolista
desembarazarse de cualquier traba que se opusiera a su voraz expansión y al aumento de
la explotación de los trabajadores. El hecho se ha querido vestir con la insistencia en el
“libre mercado” y la “libre competencia”, pero, ¿cuál libertad? ¿Libertad de quién? No se
trata de la libertad de un individuo respeto de otro, se trata simple y llanamente de la
libertad del capital para explotar a los trabajadores y apropiarse de los recursos naturales
que pertenecen a los mexicanos, hoy despojados de su patrimonio entregado al capital
privado por quienes juraron cumplir y hacer cumplir la Constitución que, primero,
destrozaron y luego la adaptaron para intentar protegerse y quedar impunes de sus
fechorías.

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