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Introducción

Este cuadernillo expone información básica dirigida a familias y/o


cuidadores de personas afectadas por el Alzheimer. Resulta aconsejable que
quienes se enfrentan a este diagnóstico conozcan aspectos generales que
afectarán al enfermo y a su entorno, que conozcan como, cuando de los
cambios que se producirán y la mejor manera de enfrentarse a ellos.

El Alzheimer produce un deterioro gradual a través del tiempo, tanto en las


capacidades psíquicas como físicas provocando en fases finales una dependencia
total. Lo que implicará la ayuda de otras personas para realizar las actividades
básicas de la vida diaria, como por ejemplo; comer, vestirse, movilizarse.

Al final de este cuadernillo o de cualquier otro de la colección “Alzheimer en


la familia” podrá hacer una consulta personal vía whatsapp si el enfermo no reside
en Zaragoza o concertar una visita en el domicilio si se haya en Zaragoza Capital.
Como empieza todo

Ver vídeo

Este video pertenece a una entrevista realizada por el programa Redes al


neurólogo José Luis Molinuevo donde explica lo que es el Alzheimer, y como se está
estudiando la posibilidad de diagnosticar la enfermedad en etapas tempranas cuando
aún no hay una demencia.
¿Qué se entiende por demencia?

En ocasiones el desconocimiento del significado de las demencias provoca que


se le asocie a aquellas antiguas imágenes de personas enajenadas, encerradas en
condiciones infra humanas. Demencia según la Real Academia de la lengua española
es el “Deterioro progresivo e irreversible de las facultades mentales que causa
graves trastornos de conducta”

La palabra demencia abarca una larga lista de enfermedades degenerativas


(degenerativo significa crónico, que va empeorando con el paso del tiempo y que no
tiene cura)

Dentro del grupo de las demencias más conocidas están:

• Enfermedad de Alzheimer

• Enfermedad de Pick
• Enfermedad de Parkinson
Diagnóstico de las demencias

La forma de demencia más habitual en los adultos es la enfermedad de


Alzheimer (denominada en muchos textos con las siglas EA) A pesar que este tipo de
demencia se desarrolla más frecuentemente a partir de los ochenta anõ s también
puede hacerlo en personas con edades comprendidas entre los sesenta y setenta y
cinco anõ s y su diagnóstico dependerá de un exhaustivo examen y valoración
neurológica.

Aunque se sigue investigando aún no se dispone de una prueba eficaz para su


detección precoz y no está claramente demostrado que las intervenciones disponibles
modifiquen la evolución de la enfermedad a largo plazo.

La enfermedad suele manifestarse con sı́ntomas tan discretos que no se les


atiende lo que dificulta su detección, ya sea por la familia o por lo médicos de
atención primaria. La consulta suele hacerse cuando ya existen trastornos
conductuales y afectivos, es decir, cuando se ha iniciado un cuadro de demencia
leve.

Si tanto médicos de atención primaria, como la propia familia advirtieran los


síntomas primarios, como episodios de pérdida de memoria, sería posible intervenir
farmacológicamente modificando el curso natural de la enfermedad.
Lamentablemente la mayoría de estos síntomas pasan inadvertidos, la mayoría son
achacados a la edad, a un mal día, a problemas de carácter cuando se trata de
alteración de conducta. Un diagnóstico a tiempo ayudaría a retardar la evolución de
la enfermedad y orientar adecuadamente las expectativas del enfermo y la familia.
¿Qué es el Alzheimer?

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad degenerativa de evolución


lenta y por ahora sin cura, que afecta al cerebro en su totalidad, dañándose
principalmente las zonas que alojan las funciones intelectuales como; el pensamiento
abstracto (el pensamiento abstracto es la capacidad de deducir, sintetizar,
interpretar, analizar los fenómenos que nos afectan) razonamiento lógico, cálculo,
respuesta emocional (se refiere a la capacidad de mostrar sentimientos acordes con
distintas situaciones; como alegría, tristeza) lenguaje, etc. Viéndose afectada también
la vida social, laboral y cotidiana de la persona así como sus relaciones personales
y familiares. La “dependencia” será el hecho común que marcará la complejidad de
las necesidades y demandas al tiempo que la gravedad clı́nica (se refiere a
sintomatología de diversas enfermedades, hipertensión, problemas cardiacos,
circulatorios, etc.)
¿Cuales son los primeros síntomas?

Es prácticamente imposible determinar el momento exacto en que una persona


enferma de Alzheimer, pero existen una serie de síntomas que harían sospechar que
estamos en presencia de esta enfermedad. El ejemplo más frecuente es la alteración
progresiva del recuerdo, de los acontecimientos vividos día a día y la aparición de
sutiles alteraciones en capacidades como el razonamiento, el juicio, la planificación
o la resolución de dificultades.

Estos trastornos se hacen cada vez más graves, de forma que se van borrando de
la memoria, la biografía y la propia identidad de la persona. En las fases finales las
capacidades mentales están muy reducidas, manteniéndose los afectos y los
sentimientos. Hay que diferenciar entre aquellos síntomas que son propios de la edad
y aquellos que indican la presencia de una enfermedad.

Con el envejecimiento se produce un declive de las funciones intelectuales,


especialmente de la memoria y de la capacidad de respuesta a tareas complejas que
se corresponde a un fenómeno natural y que no constituyen enfermedad. Por el
contrario el deterioro cognitivo engloba la afectación de varias funciones cerebrales
en un grado superior al esperado para la edad, nivel de salud general y nivel cultural
de la persona.

El deterioro progresivo de las capacidades mentales especialmente en la


enfermedad de Alzheimer, es heterogéneo. Dicho de otro modo, se afectan más unas
capacidades que otras. En una persona determinada pueden por ejemplo predominar
los trastornos del lenguaje, mientras que en otras pueden predominar los trastornos
en la manipulación de los objetos o en la visión.
Signos de alerta

Hay una serie de trastornos que indican la presencia de la presencia de una


demencia tipo Alzheimer: Alteraciones de la memoria, Afasias (alteraciones del
lenguaje) Apraxias (incapacidad a la hora de realizar tareas como peinarse, vestirse)
Agnosias (incapacidad de reconocer o identificar objetos) Alteraciones del
funcionamiento ejecutivo, Alteraciones viso-espaciales (desorientación)
Alteraciones de la conducta.

La alteración de tres o más de las facultades anteriores, u otras funciones


intelectuales durante un período superior a los seis meses, constituye el cuadro
clínico de deterioro cognitivo relacionado con una demencia.
¿Qué cambios produce una demencia?

1.- Alteraciones de la memoria:


• No puede retener información nueva.
• Pierde cosas o las esconde en lugares poco usuales.
• No recuerda algunas cosas aprendidas hace tiempo.

2.- Alteraciones del lenguaje:


• Repetición frecuente de frases.
• Dificultad para recordar el nombre de las palabras adecuadas utilizando
palabras cortas como cosa, esto, eso.
• Falta de iniciativa para hablar y lentitud para responder.

3.- Alteraciones del funcionamiento ejecutivo:


En las alteraciones del funcionamiento ejecutivo se incluyen el deterioro del
pensamiento abstracto, que es la capacidad de deducir, sintetizar, interpretar,
analizar los fenómenos que nos afectan:

• Se altera la capacidad para iniciar, planificar, autocorregir, ejecutar una


actividad y mantener la atención sobre ella.
• Pierde capacidad para desarrollar actividades como el trabajo habitual, planear
diversiones o proyectos, manejar el presupuesto familiar.
• Evita situaciones nuevas que requieran de comprensión y entendimiento de
nueva información.
• Pierde la capacidad de juicio.

4.- Alteraciones viso-espaciales:


• No reconoce donde está o se pierde en sitios conocidos.
• No sabe en qué tiempo está.
• Se desorienta en la calle.
• Se pierde en su propia casa, no sabe donde está el baño o el dormitorio.
• No puede leer la hora, confunde el minutero con el horario.

5.- Alteraciones de la conducta:


En las primeras etapas de la enfermedad se pueden observar cambios
cognitivos como los señalados anteriormente y que habitualmente permanecen
ocultos porque el enfermo sigue manteniendo la capacidad de relacionarse más o
menos intacta. Sin embargo, cuando la enfermedad avanza las alteraciones de
conducta son muchísimo más llamativas:

• Vaga por la casa incesantemente.


• Realiza actividades sin sentido, abre y cierra cajones, busca, revuelve armarios.
• Cambia el ritmo de sueño, vagabundea por la noche, duerme durante el día.
• Se irrita violentamente si se le obstruye su actividad.
• Pierde sus hábitos higiénicos (no se baña, no se cambia ropa, se pone una ropa
encima de otra)
• Los hábitos alimenticios se deterioran (olvida comer, pierde el apetito, no
puede usar los utensilios)
• Pérdida de concentración y de interés, apatía, pasividad.
• Actitud indiferente ante cosas que antes le preocupaban.
• Pérdida de espontaneidad y alta demanda de atención.
No todas las alteraciones descritas anteriormente ocurrirán a todos los
enfermos por igual, ni en la misma intensidad. A continuación se señala con claridad
las alteraciones que se producirán en cada fase de la enfermedad.
Fase inicial

• Los olvidos son más frecuentes de lo que sería normal para su edad, presentan
dificultad para recordar, olvidan algunas cosas como dónde dejaron algún
objeto, fechas de cumpleaños, etc. En esta fase la persona todavía es consciente
de sus olvidos y suele angustiarse por ello.
• Pérdida de la concentración e interés por hacer cosas, salir, pasear, hacer vida
social.
• Confusión en la utilización del lenguaje, aparecen defectos en la articulación de
las palabras y tienen una ligera reducción del vocabulario, surge dificultad para
componer frases coherentes.
• Tienen dificultad para identificar la fecha y el día en el que se encuentran,
pierden la orientación temporo-espacial, no saben cómo llegar a casa y les
asusta salir porque temen perderse.
• Cambios de humor, tendencia a la depresión.
• Puede aparecer "Gnosia" se podría definir más claramente como el “saber
reconocer” por ejemplo: colores, diferenciar entre duro y blando, suave o
áspero, reconocimiento de colores, ruidos.
• En otros casos la persona afectada se hace más introvertida e insegura, piensa
que le roban, no quiere reconocer su falta de memoria, se siente infravalorada.
Fase Moderada

• La memoria reciente se ve más afectada, no recuerda a sus familiares, sólo


cosas muy antiguas, su etapa de la juventud, tararea algunas canciones pero no
recuerda la letra.
• Trastornos severos del lenguaje, el vocabulario se vuelve pobre, sólo utiliza
palabras muy básicas.
• Desorientación de tiempo y espacio, pierde la orientación tiempo-espacio casi
por completo.
• Muestra incapacidad parcial para realizar gestos rutinarios, no recuerda como
atarse los zapatos, abrocharse los pantalones, etc.
• Aumenta el grado de Gnosis, no aprecia el peligro de fuego, escaleras, tráfico.
etc.
• Sigue con cambios frecuentes de humor, se encierra sobre sí mismo, se produce
pérdida de autocrítica y lenguaje, se pueden producir actos obscenos y
antisociales, alucinaciones, mioclonos (sacudidas bruscas) y distonías
(adquiere postura inclinada)
• Se puede perder la coordinación y el equilibrio.
• Trastornos del sueño.
• Dificultad para mantener la higiene personal.
• Problemas de incontinencia urinaria y fecal.
Fase final

• Desorientación total en tiempo y espacio.


• Ausencia de memoria, pierde totalmente la memoria reciente y la de evocación
(de recuerdo)
• El vocabulario se reduce sólo a un par de palabras escasas y se suelen decir sin
coherencia.
• Pérdida de la identidad personal.
• Pérdida de autonomía e incapacidad absoluta para realizar gestos rutinarios y
mantener coordinación en los movimientos, precisan de ayuda para asearse,
comer y desplazarse.
• Existe un alto grado de apatía, y también se puede presentar estupor y estado
comatoso.
Una vez conocido el diagnóstico

El diagnóstico de una enfermedad crónica y degenerativa como el Alzheimer


provoca tanto en el propio afectado como en la familia un golpe emocional, que al
inicio se traducirá en sentimientos de pesar, tristeza y desconcierto sobretodo
provocado por la poca información que tienen las familias sobre la enfermedad y las
inexistentes posibilidades de mejora o curación.

Afortunadamente se sigue trabajando con objeto de detectar precozmente la


enfermedad, aunque aún no se tiene demasiado claro, ya no tan sólo como curarla,
sino la forma de detener su evolución. Hasta ahora la mayoría de los casos se
detectan tardíamente, cuando ya hay una demencia, que a corto o largo plazo causará
una discapacidad que afectará el comportamiento, las capacidades físicas y
psicológicas del enfermo, llegando a alterar a todo el grupo familiar.

Al principio se puede llevar una vida bastante normal incluso en etapas más
avanzadas si el enfermo logra mantener cierto grado de autonomía y conserva las
habilidades necesarias para hacerlo. Es en etapas más avanzadas cuando es
recomendable que la familia busque ayuda para a pesar de las limitaciones de la
enfermedad, que tanto el enfermo como su entorno sigan haciendo una vida lo más
normal posible.

Sin embargo resultaría recomendable: Informarse sobre la enfermedad, Aceptar


la enfermedad, Organizar el cuidado, etc.
Informarse sobre la enfermedad

Seguramente todos en algún momento de sus vidas, han oído hablar o han
sabido de alguien cercano que haya padecido de Alzheimer o algún tipo de
discapacidad. Lo cierto es que pocas personas están lo suficientemente informadas
acerca de que hacer una vez enfrentados a ella. Mucha de esta falta de información
ayuda a aumentar el estrés tanto del enfermo como del entorno familiar.

Lo primero que debería hacer la familia ante un diagnóstico de Alzheimer es


informarse sobre la enfermedad, valiéndose primero de los datos que proporcione el
médico de cabecera como el especialista, neurólogo.

Existe bastante información sobre el Alzheimer y otros tipos de enfermedades


degenerativas. Así es que para no marearse lo más recomendable es acudir a la
ayuda que entregan instituciones especializadas en cada país.
Dónde pedir información

Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) de la ciudad que


corresponda:

www.imserso.es

Federación de Parkinson España:

www.fedesparkinson.org

Confederación Española de Asociaciones de Familiares de enfermos de


Alzheimer y otras demencias:

www.ceafa.es

Para cualquier otra información es posible consultar el Portal de la


Dependencia del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO)

http://bit.ly/exdP8k
Aceptar la enfermedad

Perder la memoria, la autonomía, dejar de ser como se era no resulta fácil de


asumir ni para el enfermo, ni para la familia. Aceptar que nuestro cónyuge o nuestros
padres enferman sin remedio conlleva un proceso largo donde se entremezclan
sentimientos y actitudes negativas como por ejemplo, negar u ocultar la enfermedad.
Muchas veces evitamos hablar de ella como medio para controlar el miedo y la
ansiedad que nos produce la incertidumbre de no saber a qué nos enfrentamos.

Aparecerán los cuestionamientos, preguntarse el ¿por qué a nosotros? el


cónyuge pensará que se han truncado los proyectos que tenían para los últimos años,
los planes que se habían hecho. Los hijos, que debieron ser más cariñosos o estar
más cerca de sus padres.

Hay que tener claro que nada de lo que está pasando tiene que ver con que se
haya sido buena o mala persona, buenos o malos hijos. Se debe intentar actuar con
objetividad, ser pacientes y comprender que como en todas las situaciones difíciles
que nos ocurren en la vida hay un tiempo para sufrirlo, sentirlo y asimilarlo.

Sin lugar a dudas es una situación que nadie espera y que cambiará la vida de
todos, pero será de mayor utilidad pensar que esa nueva vida no será peor ni mejor;
sino distinta y que estará en manos de toda la familia, incluso del enfermo,
enfrentarla con optimismo.
Organizar el cuidado

Una vez se haya decidido donde se cuidará, es importante que la familia


designe a los cuidadores, el trabajo que harán y cuando. Lo más adecuado es que
haya un cuidador principal (habitualmente esta labor la realiza el pariente que vive
con el enfermo) y otros de relevo para que acudan con el enfermo al médico,
colaboren en las horas de comer o sustituyan al cuidador principal.

La tarea de cuidar debe hacerse entre todos, nunca debe ser responsabilidad
sólo de una persona, ni un único cuidador debe atribuirse para sí todo el trabajo.
Para organizar mejor los horarios se puede recurrir a una agenda de turnos flexibles,
que se revise una vez al mes en función de los trabajos y responsabilidades de cada
uno.

Es muy posible que al principio el enfermo esté estable y no requiera de gran


cuidado. Aún así, por lo menos, debe existir una persona que ejerza de apoyo a quien
vive con el enfermo (cónyuge, hijo, hija)
Favorecer la independencia del enfermo

Conocer las tareas que debe realizar el cuidador, cuando y como dependerán
del grado de incapacidad del enfermo, en todo caso será muy beneficioso que éste
mantenga su independencia todo el tiempo que le sea posible, estimulándole a
realizar por su cuenta todas las actividades que pueda, aunque tarde más tiempo que
antes en hacerlas y sobretodo evitar hacer por él lo que pueda hacer por si mismo,
como por ejemplo, coger un vaso, peinarse, lavarse las manos, etc. Así se favorecerá
el retraso de la dependencia y la necesidad de una persona para que le ayude,
además de mantener alta su autoestima.
Ayuda al enfermo

Cuidar implica muchas y variadas actividades de prestación de ayuda. Aunque


las áreas en las que se prestan cuidados son comunes a la mayoría de las situaciones
de cuidado no todos los casos son iguales, ni los cuidadores perciben la sobrecarga
de trabajo de igual manera.

Como se ha comentado antes, todo dependerá del grado de dependencia del


enfermo y de como esté constituido su entorno de ayuda. Algunos ejemplos de las
áreas donde el cuidador debería prestar ayuda:

• Actividades de la casa (cocinar, planchar, hacer la compra, lavar, etc.)


• Acompañarle al médico.
• Higiene personal (peinarse, bañarse)
• Administración del dinero y bienes.
• Supervisión en la toma de medicamentos.
• Tareas de enfermería.
• Resolver situaciones conflictivas derivadas del cuidado (por ejemplo, cambios
de humor o de comportamiento)
• Comunicación con los demás cuando existen dificultades para expresarse y
muchas "pequeñas cosas" (por ejemplo, llevarle un vaso de agua, acercar la
radio, etc.)
Necesidad de un cuidador

La necesidad de alguien que ayude o dedique parte de su tiempo y esfuerzo a


apoyar a otro se origina cuando existe una discapacidad, generalmente en etapas
avanzadas de la enfermedad. ¿Quién cuidará y dónde? son las primeras preguntas
que se plantea la familia ante una persona que requiere de ayuda para realizar las
ABVD (actividades básicas de la vida diaria) Habitualmente los cuidadores surgen
dentro del hogar, esposa, hijas (solteras. casadas) nueras. son las que acaban
asumiendo este papel.

La sociedad suele entender que la mujer es mejor cuidadora que los hombres
debido a una serie de creencias sexistas y erróneas que han provocado a lo largo de
la historia que sea ella la que soporte la carga de trabajo que supondrá el cuidar de
otra persona.

Si la familia decide no ingresar a la persona en un centro, es recomendable que


el cuidado sea asumido por todo el grupo familiar.

Mientras su salud se lo permita, el enfermo siempre estará mejor en su casa que


en cualquier otro lugar; ya que, los servicios que ofrecen las residencias para
mayores están muy lejos de ser lo que venden; la atención suele ser deficiente debido
habitualmente a la falta de personal y a malas políticas económicas de las empresas
que administran los centros. En muchos casos la dejación llega a límites
insospechados, falta de aseo, atención personalizada inexistente (aunque la venden),
precios astronómicos por servicios esenciales. Siempre hay que señalar que como en
todo hay excepciones, aunque por experiencia puedo decir que son muy pocos.
El cuidador

Cuando nos dan a conocer el diagnóstico de una enfermedad crónica y


degenerativa como el Alzheimer, nos embargan una gran cantidad de sentimientos
negativos; inseguridad, culpabilidad, tristeza, angustia, que durante un período de
tiempo no nos dejarán ver el sentido práctico que vamos a necesitar para enfrentar la
“nueva vida” que nos obligará a tomar infinidad de decisiones que afectarán la vida
del cuidador y su entorno.

El esfuerzo por adaptarse continuamente a las nuevas situaciones que se van a ir


presentando puede provocar, si el cuidador no descansa de manera apropiada,
situaciones de agotamiento físico y psíquico.

No todos los miembros de la familia del enfermo van a reaccionar de la misma


manera, siempre hay alguien más fuerte que los demás y será quien vea la situación
con más objetividad que el resto.

Para que el o los cuidadores puedan descansar conviene que programen


descansos periódicos, realicen alguna actividad con amigos o familiares y que
puedan contar con familia, amigos, o profesionales para que compartan con ellos la
atención del enfermo.

A medida que pasa el tiempo y el cuidador es más consciente de los obstáculos


que van surgiendo con el enfermo como por ejemplo, comunicarse, recordar lo que
le decimos, etc. le surgirán otro tipo de sentimientos, ira, enfado, frustración. De
manera subconsciente se cree que sintiéndose mal se es más solidario con el familiar
enfermo.

Es por lo tanto muy importante aprender a racionalizar (tomar conciencia) de lo


que se está sintiendo y en qué momento.

Sería muy beneficioso para el cuidador y para la familia poder reunirse


habitualmente y hablar de todo lo que pase con el enfermo y de los sentimientos de la
persona que cuida. Si es posible, contar con un apoyo externo a la familia, que verá
todo con mayor objetividad, los sentimientos negativos, las actitudes incorrectas y
ayudará tanto al cuidador como a la familia a que encuentren las herramientas
correctas para sobreponerse a las distintas etapas que irán surgiendo.

Es inevitable y a la vez inadecuado que la vida del cuidador poco a poco


empiece a girar en torno a “cuidar de otro” y aunque pudiera parecer cruel decirlo,
hay que crear momentos en los que no se relacione nada con el trabajo que
realizamos habitualmente.
El cuidador debe salvaguardar un espacio para sí mismo. Evitar el aislamiento
compartiendo con amistades (no hablar del enfermo) salir de casa, mantener
aficiones e intereses, hacer deporte, si no es así con el paso del tiempo el cuidador
se transformará en un enfermo más. No son pocos los casos en que el cuidador es el
que acaba poniendo en peligro su salud física y psicológica.

Poco a poco y a medida que el cuidador conozca más sobre la enfermedad, el


comportamiento del enfermo y sus propios sentimientos, se irá haciendo de
herramientas suficientes para mantener el control de su vida.
Ayuda externa

Independientemente de cómo se haya organizado el cuidado. Sería adecuado


sobretodo en fases más avanzadas, contar con un servicio de ayuda especializado
con objeto de aliviar el trabajo en aquellas áreas donde no lleguen los cuidadores
habituales. En España hay empresas y fundaciones dedicadas a prestar los llamados
“Servicios de Ayuda a Domicilio” o SAD. Éstas en general funcionan
adecuadamente, la mayoría cuentan con personal cualificado. Realizan tareas de
apoyo como; baño, vestir, comer, movilización del enfermo etc. Si la persona vive
sola también se le ayuda en la limpieza de la casa, la preparación de la comida,
supervisar la medicina, etc.

Estos servicios se prestan en horarios de mañana y de tarde, de lunes a sábado


o incluso también los domingos, aunque estos casos son pocos.

En cuanto a saber cual es el más cualificado para cada caso lo mejor es pedir
información a organismos oficiales como el Instituto de Servicios Sociales que
corresponda al lugar de residencia del enfermo.

Es fundamental que el cuidador tenga un apoyo tanto en las tareas de atención al


enfermo como psicológica, donde pueda expresar sus sentimientos y encontrar la
forma correcta de actuar frente a ellos. En muchas ocasiones las mujeres cuidadoras
son las que más se resisten a buscar y recibir ayuda de otros familiares, amigos,
vecinos e incluso, de organismos oficiales. Por esta razón a menudo, acaban
cuidando y sobrecargándose de trabajo más de lo que su salud y condiciones se lo
permiten.
Estimulación Cognitiva Neuroplasticidad del cerebro

La neuroplasticidad se define como “la respuesta que da el cerebro para


adaptarse a las nuevas situaciones y restablecer el equilibrio alterado, después de
una lesión”. A partir de una serie de estudios se puede afirmar que en el cerebro
anciano existe neuroplasticidad, incluso en el enfermo de Alzheimer, aunque en estos
casos la neuroplasticidad es de menor intensidad, aún más en las etapas de gran
deterioro cognoscitivo donde la neuroplasticidad será nula debido a la gran pérdida
de masa neuronal.
En una persona que padece de Alzheimer se puede intervenir (efectuar
acciones) de manera farmacológica (utilizando medicinas) y/o de manera terapéutica
(a través de la estimulación cognitiva) esto es la estimulación del cerebro gracias a
su capacidad plástica, conocida como neuroplasticidad.

Otro concepto básico en la psicoestimulación es el trabajo individualizado con


cada persona, con ejercicios adecuados a las capacidades que conserve y que le
permitan su ejercicio y el “despertar” de aquellos “olvidos” abandonados.

Las personas con demencia mantienen cierta capacidad de neuroplasticidad, un


potencial de plasticidad cognitiva (del cerebro) de aprendizaje o capacidades de
reserva que pueden ser desarrollados y estimulados con el fin de modificar y
optimizar su adaptación al medio, especialmente en los estadios leve y moderado,
donde el proceso neurodegenerativo (pérdida de funciones) no está tan avanzado. En
este perı́odo de deterioro existe una capacidad de aprendizaje manifiesta en los
cambios de conducta, adecuación a nuevos estı́mulos y ambientes, mejora de
habilidades instrumentales, abandonadas por el desuso, y en la adquisición de
esquemas y estrategias.

Ası́ pues, el objetivo básico de los tratamientos de psicoestimulación es el de


favorecer la neuroplasticidad mediante la presentación de estı́mulos, debidamente
estudiados, que estimulen las capacidades intelectuales, emocionales, relacionales y
fı́sicas de forma integral.
Deterioro Cognitivo

En las demencias como el Alzheimer habitualmente se habla de “deterioro


cognitivo” Se entiende por tal la alteración de las facultades intelectuales de la
persona entre las que destaca el deterioro de la orientación, de la memoria reciente
(se refiere a la capacidad de recordar hechos ocurridos a corto plazo), del
razonamiento, del cálculo, del lenguaje, de la capacidad de realizar tareas
complejas, y de la capacidad de programación entre otras.

El deterioro cognitivo por tanto es un estado clínico que se sitúa en un punto


intermedio que va desde la normalidad hasta la pérdida completa de las funciones
intelectuales, tal y como ocurre en las fases avanzadas de las demencias.
Estimulación Cognitiva personalizada

Es importante tener en cuenta que el trabajo que se realiza a través del estimulo
de aquellas áreas del cerebro que no han sido afectadas por la enfermedad es
fundamental a la hora de conseguir mantener al enfermo durante más tiempo
independiente. Considerando, como se ha dicho en este libro, que ningún enfermo es
igual a otro y que tampoco la enfermedad evoluciona de la misma manera para todos,
es necesario que este trabajo se realice en forma individualizada. Habitualmente la
atención se realiza en el domicilio del enfermo con objeto de que pueda trabajar en
un medio que no le resulte hostil, ni desconocido.

Antes de trabajar con cada persona se le evalúa por medio de una serie de test
para determinar en que fase de deterioro se encuentra, de acuerdo a esto se elaboran
una serie de ejercicios que deberá desarrollar siempre bajo supervisión de una
persona cualificada.

Las sesiones suelen ser de una hora y habitualmente se realizan todos los días o
tres veces por semana.
Autora

Soy auxiliar de enfermería especializada en geriatría y estudiante de Psicología


de la UNED. Trabajo en la atención de enfermos de Alzheimer específicamente con
dos grupos de personas; aquellas que siendo mayores y teniendo olvidos o falta de
memoria están sanos, es decir, no sufren una patología degenerativa y un segundo
grupo de personas que sí manifiestan deterioros producto de una enfermedad.

El objetivo principal de la estimulación cognitiva y de mi trabajo es mantener


activas aquellas capacidades que el enfermo no ha perdido. A través de una variedad
de ejercicios se trabaja con ellos para mantenerlos activos, retardar la dependencia,
junto con aumentar su autoestima haciéndoles ver que a pesar de la enfermedad son
capaces de hacer muchas más cosas de las que creen.

La estimulación cognitiva se inicia con una valoración a través de tests que


servirán para medir el deterioro cognitivo y la capacidad funcional del enfermo. En
base a esta información se trabajan áreas como:

• Atención y concentración (atención auditiva, olfativa, gustativa, táctil)


• Percepción visual
• Ejercicios de cálculo
• Razonamiento abstracto
• Lenguaje y comprensión
• Praxias
• Memoria
• Orientación espacial
• Imaginación
Es importante destacar que un enfermo de Alzheimer no sólo requiere de ayuda
terapéutica sino que además debe seguir un control médico adecuado, debe controlar
la alimentación, el descanso, el tiempo de ocio y que detrás de todo esto debe existir
sin lugar a dudas el apoyo familiar.
Contacto

Si usted necesita hacer una consulta respecto del contenido de esta publicación o
referido a su caso en particular. O si necesita una atención en domicilio (sólo para
enfermos residentes en Zaragoza) puede hacerlo a través de Whatsapp en el número
+34 679 320 890 y para residentes del resto de España a través del email o twitter
@VozALZHEIMER

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