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Curso Acreditado en:

Constelaciones Familiares
4. Anclajes negativos inconscientes

Tal como lo hemos mencionado anteriormente, una Constelación Familiar


es un proceso terapéutico que se realiza en grupo y que trabaja sobre la
toma de conciencia de los elementos cognitivos, emocionales y
conductuales heredados de nuestra familia.

Este enfoque plantea que las personas poseemos ciertos anclajes


negativos inconscientes, que nos transmiten sentimientos dolorosos y de
los cuales a veces no sabemos desprendernos. Esto se va transmitiendo
de generación en generación y en nosotros está la decisión de detener
dicha transmisión negativa.

Estos anclajes nos conducen a menudo a reproducir determinados


comportamientos o vivir ciertas situaciones negativas de forma repetida,
sin que sepamos muy bien cómo solucionarlo.

Por medio de las Constelaciones Familiares podemos romper estos


patrones para que podamos vivir de una forma más consciente, saludable,
optimista y feliz. Los resultados pueden ser un
verdadero cambio de vida.

Un anclaje es cualquier elemento que sirva para


fijar algo, sean esas cosas, materiales o
inmateriales.

En el primer caso, se debe contar con elementos


o piezas fuertes, frecuentemente construidas
con acero, que en general son utilizadas en
formas de barras con abrazaderas para fijar al suelo estanterías o
maquinarias.

En psicología, un anclaje es un proceso mediante el cual un estímulo


externo produce un estado interno y se mantiene allí, bien fuerte como un
ancla de acero.

Pueden estar relacionados con cualquier sentido: oído, tacto, gusto, vista,
olfato. Por ejemplo: Cuando recordamos un momento especial en nuestras
vidas a partir de un sonido, un olor, una imagen o un sabor (estímulos).

La mente almacena los recuerdos, y estos se despiertan de pronto cuando


son activados por un
estímulo. Por ejemplo,
cada vez que sientes el
olor a carne asada en la
parrilla, recuerdas un
encuentro familiar de
celebración de un
cumpleaños en casa.

Estas reacciones se
llaman anclas, y la mente está diseñada para realizar estas anclas a lo
largo de nuestra vida.

El anclaje en constelaciones familiares es utilizado para recrear un


estímulo positivo.
Los anclajes están pensados para trasladarnos a un estado estable de
nuestras emociones, y así canalizar mejor una situación o un problema al
que se quiera dar solución.

Sin embargo hay anclajes inconscientes negativos que nos causan una
mala sensación o nos obligan a realizar algo que no queremos, actos
repetitivos como malos hábitos. Y los anclajes positivos nos traen una
buena sensación o nos ayudan a realizar alguna tarea, son buenos
hábitos.

Por ejemplo: estas escuchando la radio y suena una canción triste que te
trae a la mente el momento cuando sufriste la pérdida de un familiar, esto
es un anclaje de tipo negativo.

Cuando un anclaje nos limita, generando tristeza, duda, angustia,


frustración y nos paraliza, es negativo. Nuestra emoción es capaz de
cegarnos y de actuar de manera imprudente, reaccionamos a un estímulo
de manera emocional.

Por ejemplo: cuando


escuchas unos truenos en el
cielo, recuerdas el día que
siendo niño hubo un
hundimiento de casas donde
vivías. Esto te genera
angustia, paralización y
miedos profundos de que
vuelva a ocurrir.
Cuando algún miembro de la familia se enferma, los demás integrantes
reaccionan con llantos, nerviosismo, depresión, caminan de un lado a otro,
etc…; son anclajes negativos ante una enfermedad lo cual hace que se
agrave aún más la situación. Esto era lo que experimentaban en la infancia
cuando enfermaba algún familiar: todos angustiados y ansiosos.

Estas reacciones se van repitiendo de generación en generación de


manera inconsciente como anclajes negativos, lo cual afecta a la hora de
tomar decisiones dirigidas a la búsqueda de la salud, que implica la salud
familiar ante las adversidades que permitan generar una atmosfera de
esperanza y optimismo, en lugar de fatalidad y negativismo.

Este tipo de anclajes nos van encerrando en nosotros mismos, se crea un


círculo de miedos que nos limitan a avanzar y se forjan creencias que van
llenando nuestro propio libro de mandatos con “verdades” inamovibles y
rígidas.

Estos anclajes nos atan, no nos dejan seguir avanzando y vienen


acompañados de emociones negativas para caer en revivir una y otra vez
situaciones pasadas, nuestra mente las vuelve a vivir en todas sus
dimensiones y con la misma carga
emocional.

Por ejemplo cuando cometemos un


error. ¿Cuántas veces pagamos por
un mismo error? La respuesta es: miles de veces. El ser humano es el
único animal sobre la tierra que paga miles de veces por el mismo error.
Los demás animales pagan sólo una vez por cada error.

Pero nosotros no. Tenemos una gran memoria. Cometemos una


equivocación, nos juzgamos a nosotros mismos, nos declaramos culpables
y nos castigamos.

Si fuese una cuestión de justicia, con eso bastaría; no necesitamos


repetirlo. Pero cada vez que lo recordamos, nos juzgamos de nuevo,
volvemos a considerarnos culpables y nos volvemos a castigar, una y otra
vez, y otra, y otra más.

Si estamos casados, también nuestra mujer o nuestro marido nos recuerda


el error, y así volvemos a juzgarnos de nuevo, nos castigamos otra vez y
nos volvemos a sentir culpables. ¿Podríamos darnos cuenta que el único
error en que estamos anclados por el mismo estímulo negativo?

Podemos neutralizar anclajes negativos por medio de la creación de


anclajes positivos. Existen ejercicios que sirven para eliminar la carga
emocional de un anclaje, y por ende la reacción o conducta ante él, la cual
yo decido y controlo, evito la reacción.

Por ejemplo, en el caso de la canción que nos recuerda a algún familiar


fallecido, para salir de ese estado utilizando anclaje positivo, basta que te
dispongas, por ejemplo, a preparar una comida deliciosa que le gustaba a
dicho familiar, y que te trae a la mente los más hermosos recuerdos a su
lado.
Enseguida notas el cambio, ya no te quedas con un anclaje de sentimiento
de pérdida, sino decides asumir la situación y recordar a la persona desde
el amor y la felicidad que te causó.

Los anclajes funcionan como canalizador de situaciones emocionales


concretas, que responde a necesidades particulares para cada persona.
Por ello, es importante recordar que existen por lo menos dos tipos de
anclajes, unos positivos y otros negativos, como se mencionó
anteriormente.

Dentro de estos dos grandes grupos de anclas, nos encontraremos con


algunos más duraderos en el tiempo (símbolos, como el de la paz o el de
reciclaje), otros que se instalan de forma inconsciente (mensajes
subliminales), y otros que manifiestan la utilidad de las cosas (el sonido del
tren, imágenes publicitarias, el olor del café en la mañana).

Todos ellos están situados en la memoria y forman parte de las estructuras


mentales. Sin embargo, el buen funcionamiento de cualquier anclaje
dependerá de nosotros mismos.

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