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Introducción
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En este módulo nos dedicaremos a dos temas que han sido centrales en la antropología, especialmente en
los últimos cincuenta años. Por un lado, trabajaremos sobre el concepto de cultura, concepto clave de la
disciplina, y cómo este se reactualiza a partir de la década de 1950 mediante políticas estatales de
promoción del multiculturalismo. Estos procesos se acelerarán a partir del fenómeno que conocemos como
globalización. En la segunda parte nos dedicaremos a abordar este fenómeno desde una perspectiva
antropológica y ver qué aportes han hecho diversos autores.
Nota. Irisarri Victoria (2019)
Esta foto es un retrato de la obra del artista chino Wei Wei. La pieza se llama Ley de viaje. Denuncia sobre el
drama de los refugiados. ¿Qué genera esta obra? ¿Qué intenta comunicar el artista?
Lección 2 de 8
Introducción a la unidad
Contenidos de la unidad
Desde sus orígenes la principal preocupación de la antropología ha sido el encuentro con el Otro. El paso
decisivo en la reflexión es en el momento en que se reconoce al Otro totalmente extraño como de la misma
especie.
E. Krotz plantea que la pregunta por el Otro no existe per se y de manera abstracta, siempre ha estado
condicionada por los encuentros determinados en “momentos histórico – culturales siempre únicos” (Krotz,
2002, pág 56); es el intento de explicitar el contacto entre diferentes culturas, de reflexionar sobre él, de
resolverlo simbólicamente. Sin embargo, dar cuenta de esa diferencia no es suficiente para resolver la
pregunta antropológica, siempre sesgada por el momento histórico y geográfico del observador. La otredad
tiene que ver con la experiencia de la extrañeza. “Por eso, lo extraño siempre está cargado de una tensión
intranquilizadora” (Krotz, 2002, pág.57).
A mediados del siglo XX estas preguntas se reactualizan, pero a partir de los debates del multiculturalismo
étnico que comienza a darse a partir de los procesos migratorios cada vez más acelerados entre países, y a
su vez por la posibilidad de contacto con este Otro a través de los medios de comunicación masiva.
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Lección 3 de 8
La discusión en torno al multiculturalismo se centrará por una parte en la discusión dicotómica que plantea
el debate de una homogenización cultural a partir de la aceptación de las diferencias y apropiación de las
mismas por parte de los diferentes actores sociales o la heterogeneidad en donde
- (Segato, 2002. p 2)
La celebración del multiculturalismo como forma de visibilizar aquellos pueblos que hasta ahora habían sido
ignorados ha sido un incentivo para teóricos y actores de movimientos sociales en búsqueda de su
reconocimiento identitario. Sin embargo, Rita Segato plantea que de internacionalización de derechos que
tornen visible la emergencia de determinados pueblos
“se trata, considero, de un proceso ambiguo e inestable, capaz, por un lado, de afirmar los derechos de las
minorías pero también, por otro, de homogeneizar las culturas, achatando sus léxicos y valores, de manera
que puedan entrar en la disputa generalizada por recursos, pero dejando fuera del horizonte de la política una
reflexión más profunda sobre la naturaleza misma de esos recursos, y la pluralidad de sus formas de
producción y utilización”
- (Segato, 2002. p 3)
Las disputas en torno a la apropiación étnica que plantea el debate multicultural de los diferentes campos,
tanto el material como el simbólico, está planteada pensando en el rol que juegan los Estados-nación, y
también el papel que tienen las sociedades nacionales. Segato plantea que la primera frontera a trazar es
aquella que se da entre los que denomina “ellos y nosotros”, por un lado “los que, por su fuerza económica,
tecnológica y bélica, tienen mayor poder de conducción sobre el curso de los flujos propios del proceso de
globalización y los que simplemente acompañan este proceso” (Segato, 2002. p 7). Esta división señala la
división que se establece entre aquellos países que son dadores de modernidad y aquellos que son
receptores, marcando los sistemas de circulación de poder y jerarquías.
Los Estados-nación han jugado un rol importante en la construcción de etnicidades mediante diferentes
artefactos culturales (Anderson, 2000:21). Estas construcciones varían según los países, en algunos casos
a partir de la construcción del concepto de “raza” como es el caso de Estados Unidos, y en otros mediante el
proyecto de homogenización de las diferencias como es el caso de Argentina. Wallerstein y Balibar (1991. p
150) se preguntan cómo se produce etnicidad en una nación y se le da un carácter natural a la misma dentro
de ese territorio. Los autores establecen que a medida que un grupo de personas se nacionalizan, “…éstas
quedan representadas en el pasado o futuro como si formaran una comunidad natural…” (Wallerstein y
Balibar, 1991. p 149). Esta etnicidad ficticia es construida fundamentalmente a través de dos vías: la lengua
y la raza, ambas enuncian el carácter nacional que es presentado como inmanente a un pueblo, y que tendrá
consecuencias políticas. La visibilización o invisibilización de determinados rasgos en la construcción de la
etnicidad afectarán a ciertos grupos que, aunque heterogéneos al interior de un territorio, han sido
homogeneizados en el concepto de nación. El concepto de etnicidad ficticia aplica, según Rita Segato, a la
construcción de la nación argentina. Al igual que en el ejemplo brindado por Wallestein y Balibar para la
construcción de la nación francesa, en el caso de Argentina la escuela también ha jugado un rol clave como
formadores de etnicidad (Wallenstein, Balibar, 1991. p 159; Segato, 2002. p 11). Las instituciones estatales,
como es en este caso la escuela, funcionan como formadoras de etnicidad a través de representaciones
ideales que conforman un universal.
Por otro lado, la construcción de la etnicidad en el caso de Estados Unidos se presenta de modo diferente, la
unidad nacional dependió de la administración de la convivencia de diferentes grupos étnicos. Segato
establece que “si en Argentina la sociedad nacional fue el resultado del “terror étnico”, del pánico de la
diversidad y éste fue, en verdad, el berretín argentino, y la vigilancia cultural pasó por mecanismos
institucionales, oficiales, desde ir al colegio todos de blanco, prohibir el quechua y el guaraní donde todavía
se hablan, y por estrategias informales de vigilancia: la burla del acento, por ejemplo, aterrorizando a
generaciones enteras de italianos y gallegos, que tuvieron que refrenarse y vigilarse para no hablar “mal”; en
Estados Unidos se exacerbaron señales diacríticas de la afiliación étnica” (Segato, 2002. p 12).
Uno de los ejemplos históricos más claros y fuertes de la construcción de la nación norteamericana en base
a la diferencia es el movimiento que fue liderado por Martin Luther King con el objetivo de lograr derechos de
igualdad cívica. Una de las estrategias utilizadas por el movimiento SCLC (Southern Christian Leadership
Conference) en sus campañas fue a través de lo que McAdam (1991. p 482) llama la dramaturgia
estratégica, mensajes y acciones que se manifestaban mediante símbolos potentes, generando impacto en
los adversarios. Dos de las movilizaciones se presentan como hitos del movimiento: la primera es la
movilización en Birmingham, en dónde el alcalde de la ciudad era una persona abiertamente racista y King
llevó a cabo su manifestación ahí. Los miembros del movimiento fueron reprimidos bajo la orden del alcalde,
y el movimiento de King se mantuvo bajo términos pacíficos, obteniendo una gran cobertura mediática en
donde se clasificaban al movimiento como bueno y al sistema como malo. La segunda es Selma, una
movilización con una gran convocatoria en donde nuevamente fueron reprimidos. En gran medida el éxito del
movimiento no se debió a la política de alteración del orden público o la cobertura de los medios de
comunicación sino al papel que jugaron los opositores al movimiento en el sur. Estas manifestaciones
lograron sus objetivos que eran reestructurar la política pro-derechos civiles, en 1964 se aprobó la Civil
Rights Act y en 1965 la Voting Rights Act, abriendo un camino de lucha por los derechos para lo que se ha
denominado minorías, es decir aquellos grupos que no forman parte de la hegemonía nacional, pero al
mismo tiempo conforman esa nación.
Sin embargo, Rita Segato discutirá este esquema de construcción de una nación multicultural, si bien no es
homogeneizador, es difícil la ambigüedad de los sujetos en el mapa social.
“En Estados Unidos, quien no habla desde un lugar predeterminado en ese esquema, quien no habla en
términos étnicos, no tiene voz. No existe el lugar para la ambigüedad; cualquier situación de ambigüedad
desestabiliza o desestructura. Nadie puede decir: soy esto y también soy aquello”
A partir del concepto de identidades y culturas fronterizas de McLaren, la autora desarrolla una propuesta en
donde la identidad tenga la posibilidad de transcender el propio paradigma y pueda ser negociable, una
experiencia étnica relacional en donde el mestizaje no sería simplemente una doctrina cultural basada en un
bricolage, sino “una práctica crítica de negociación cultural y traducción que intenta trascender las
contradicciones del pensamiento dualista occidental” (Segato, 2002. p 13). Sin embargo, en términos de la
propia autora todavía esta propuesta es una fórmula poco acabada a la que la matriz social se muestra
resistente.
En una línea similar Susan Wright en el texto The politicization of culture platea que en las últimas décadas
el desafío de pensar el Estado-nación toma un nuevo giro al haber una mayor expansión de políticas
multiculturales que hasta ahora no se habían manifestado tan intensamente. Después de la segunda guerra
mundial, en la década del 50’, el desarrollo tecnológico en telecomunicaciones ha establecido nuevos
parámetros de intercambio a nivel macrosocial, Estados-naciones, y a nivel micro, individuos, generando
nuevas redes sociales de intercambio. En este nuevo contexto, el término cultura toma una relevancia con
múltiples significantes reactualizando preguntas sobre la misma: ¿cuáles son los usos de la dimensión
cultura?, y ¿cuáles son sus disonancias?
Su debate está centrado en el uso que en diferentes ámbitos y momentos históricos se ha hecho del
término cultura. La autora discute cuáles son los efectos que las diferentes acepciones del término cultura
ha tenido en la diagramación de diversas políticas en múltiples ámbitos en los últimos quince años. Lejos de
utilizar un concepto fijo y cerrado de cultura, Wright trabaja a partir de las ideas desarrolladas por Stuart Hall
y David Morley, quiénes plantean que la cultura no es una categoría singular si no que debemos hablar de
culturas, y lejos de ser o haber sido estancas, son “dinámicas, fluidas y construidas en situaciones
específicas en un tiempo y espacio particular”, es decir una construcción móvil y ligada a un contexto
determinado (Wright, 1998. p 9). Wright trabaja a partir del concepto de “contact zone” desarrollado por
Merry, en donde los símbolos e ideas nunca son cerrado e íntegramente coherentes en sus significados,
sino fluidos, polivalentes e híbridos (1998. p 9). El concepto de cultura es dinámico, siempre factible de
negociación, disputa y transformación (1998. p 10).
Desde una postura crítica Slavov Zizek aborda el tema del multiculturalismo y las políticas de los Estados-
nación y plantea que la coexistencia híbrida de mundos culturalmente diversos da cuenta de una
problemática de homogenización sin precedentes en el mundo contemporáneo que genera un nuevo tipo de
racismo. El respeto por el Otro es una forma de racismo negado o invertido que marca distancia con el Otro,
envuelta bajo la forma del respeto y la aceptación. “El racismo posmoderno es el síntoma del capitalismo
tardío contemporáneo, echa luz sobre la contradicción propia del proyecto ideológico liberal-democrático. La
“tolerancia” liberal excusa al Otro folclórico, privado de su sustancia (como la multiplicidad de “comidas
étnicas” en una megalópolis contemporánea), pero denuncia a cualquier Otro “real” por su
“fundamentalismo”, dado que el núcleo de la Otredad está en la regulación de su goce: el “Otro real” es por
definición “patriarcal”, “violento”, jamás es el Otro de la sabiduría etérea y de las costumbres encantadoras.
Uno se ve tentado aquí a reactualizar la vieja noción marcuseana de “tolerancia represiva”, considerándola
ahora como la tolerancia del Otro en su forma aséptica, benigna, lo que incluye la dimensión de lo Real del
goce del Otro” (Zizek, 2001. p 157).
Para el autor las políticas multiculturalistas, especialmente aquellas que son desarrolladas y estimuladas no
son más que la demostración de supremacía de los países y/o sectores hegemónicos globales que marca
su jerarquía frente al Otro, “…en el multiculturalismo existe una distancia eurocentrista condescendiente y/o
respetuosa para con las culturas locales, sin echar raíces en ninguna en particular. En otras palabras, el
multiculturalismo es una forma de racismo negada, invertida, autorreferencial, un “racismo con distancia”:
“respeta” la identidad del Otro, concibiendo a éste como una comunidad “auténtica” cerrada, hacia la cual él,
el multiculturalista mantiene una distancia que se hace posible gracias a su posición universal privilegiada”
(Zizek, 2001. p 172). La postura de Zizek frente al multiculturalismo se presenta de manera radical, en donde
la ambigüedad frente a la experiencia de hibridación cultural tendría una sola posibilidad de respuesta.
Homi Bhabha desde los estudios poscoloniales abre una nueva línea de discusión. El autor no adhiere al
discurso del multiculturalismo en el cual la hibridación cultural puede ser pensada como una conciliación de
opuestos, sino que propone pensar desde un lugar de ambivalencia, y claramente más inquietante. Bhabha
plantea que es “en la emergencia de los intersticios (el solapamiento y el desplazamiento de los dominios de
la diferencia) donde se negocian las experiencias intersubjetivas y colectivas de nacionalidad, interés
comunitario o valor cultural (Bhabha, 2002. p 18). El modo en que piensa la nación está atravesado por la
alteridad que le permite polemizar con las estructuras dicotómicas.
Lección 4 de 8
Cierre de la unidad
Desde sus orígenes la principal preocupación de la antropología ha sido el encuentro con el Otro. El paso
decisivo en la reflexión es en el momento en que se reconoce al Otro totalmente extraño como de la misma
especie.
A mediados del siglo XX estas preguntas se reactualizan, pero a partir de los debates del multiculturalismo
étnico que comienza a darse a partir de los procesos migratorios cada vez más acelerados entre países, y a
su vez por la posibilidad de contacto con este otro a través de los medios de comunicación masiva.
Conclusión
En esta línea el teórico también poscolonial Partha Chatterjee propone un movimiento para pensar la
articulación de los diferentes grupos y su lucha de intereses, cambiando el concepto de sociedad civil hacia
sociedad política. Para el autor el desafío radica en poder pensar y estudiar las diferentes formas que
constituyen una nación. Para ello propone una política de la heterogeneidad que no es esencialista, sino que
se basa en estrategias contextuales, históricas y móviles. La sociedad política nunca se presenta de modo
unificado, son grupos fragmentados con intereses particulares y que a su vez son interpelados de manera
fragmentaria.
“¿pueden las reivindicaciones particulares, muchas veces más allá del marco de la ley, articuladas por
grupos de población marginales, ser consistentes con los valores cívicos y anhelos de una ciudadanía
igualitaria”
Y de ser posible mediante mediadores que faciliten el diálogo, ¿quiénes pueden mediar? El cambio que
propone el autor no es totalizador, es parcial, fragmentado y negociado, como el concepto de sociedad
política que propone.
Bibliografía
de referencia
–
Balibar, E. (1991). Race, Nation, Class. Ambiguous Identities. Editorial Verso. New York
Bhabha, H. (2007). El lugar de la cultura. Ediciones Manantial. Buenos Aires.
Krotz, E. (2002). La otredad cultural entre utopía y ciencia. Un estudio sobre le origen, el desarrollo y la
reorientación de la antropología. Casa Abierta al Tiempo-FCE. México.
Segato, R. (2002). Identidades políticas y alteridades históricas: Una crítica a las certezas del
pluralismo global. Nueva Sociedad. Buenos Aires.
de lectura obligatoria
–
Introducción a la unidad
Contenidos de la unidad
1 Antropología y globalización
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Lección 6 de 8
El antropólogo Arjun Appadurai es un referente indispensable para abordar esta temática. Appadurai
identificó dos fenómenos que según él dan cuerpo y fuerza a la globalización:
En el momento en el que escribe su trabajo y emerge la globalización tanto como fenómeno social como
objeto de estudio antropológico, es un momento de crisis de los grandes relatos de las identidades. Si hasta
hace poco tiempo los relatos políticos nacionales configuraban las identidades de las personas, la
globalización pone en tensión la veracidad de esos grandes relatos. Dos relatos que empiezan a
resquebrajarse:
Para construir una nación es necesario el desarrollo de un lazo territorial y sanguíneo. Como ya vimos, la
nación es un producto cultural. Toda identidad no sólo define la membresía, sino también quienes quedan
afuera. El proceso de globalización pondría en tensión la estabilidad de estas identidades. Las identidades
políticas que configuraron el mundo en el Siglo XX parecerían entrar en crisis a partir de la caída de la URSS.
(Appadurai, 2011)
Simultáneamente emergen un conjunto de identidades culturales cuya capacidad o proyecto de
trascendencia es nulo o menor. Esas identidades emergentes son las que le van a permitir a Néstor García
Canclini hablar de la interculturalidad. Identidades emergentes que muestran una dinámica mucho mayor
que la estabilidad que antecede al proceso globalizador. (Appadurai, 2011)
Cabe señalar las diferencias entre Interculturalidad y multiculturalidad, ya que no son categorías
intercambiables.
Multiculturalidad
–
Supone la diferenciación de diversos grupos y la coexistencia que se reconoce por un conjunto de rasgos.
Multiculturalismo es una forma de mirar cierta coexistencia de diferentes rasgos. Teoría que no posee una
teoría del conflicto, supone relaciones armónicas.
Interculturalidad
–
Las identidades sociales son producto del conflicto.
Multi: identificación de la diversidad. Inter: procesos conflictivos de la diversidad
¿Cómo pensamos las identidades hoy? Si no podemos pensarlas a través de los grandes relatos, cómo
pensar las subjetividades colectivas. Las identidades nacionales ya no estarían atadas a un territorio, sino
que suponen una circulación global. Este supuesto puede llevar a pensar en una homogenización cultural.
(Appadurai, 2011)
Appadurai es un antropólogo indio que desarrolla su carrera en Estados Unidos. Está interesado por el
proceso de globalización y también por los estudios de territorio. Tiene un interés en la modernidad, en la
modernización como hecho observable y como teoría. Su enfoque es a partir de las teorías de la ruptura, no
está mirando las continuidades sociales, sino aquellos momentos de giros en los que se establecen
rupturas del orden social, por ejemplo: el pasaje del feudalismo a la modernidad, y ahora a la globalización.
Su argumentación es de tipo relacional, busca correrse todo el tiempo de las definiciones esencialistas. Hay
una preocupación en todo el texto por no caer en un concepto de cultura esencialista. ¿Cómo se define la
argumentación relacional? A través del método comparativo. (Appadurai, 2011)
Señala que hay dos procesos que ponen en crisis las diferencias clásicas de la modernidad:
las migraciones
Los medios electrónicos habilitan lo que él llama esferas públicas diaspóricas. Esta categoría marca un
cortocircuito con las teorías del Estado-nación que implican continuidades. No es necesario un territorio y
una población estable para poder construir una esfera pública. Appadurai trabaja con el concepto trabajo de
la imaginación, esto es, medios de comunicación que combinan imágenes, audiencias, espacios que no
encajan necesariamente. Generan una imaginación de que no necesariamente va a coincidir con la del
mismo lugar en el que uno nació. (Appadurai, 2011)
Hará una diferenciación de diásporas dependiendo del tipo de migración: diáspora de la esperanza, del terror
o de la desesperación.
¿Qué diferencias encuentra entre la migración actual y la del pasado? Los medios de comunicación
construyen imágenes, modelos, narraciones, guiones. Esto antes no existía. Los medios de comunicación
juegan un papel importante para mediar esos procesos. De todos modos, le interesan los modos en que las
personas de forma activa se apropian de la cultura de masas. (Appadurai, 2011)
Además, marca una diferencia entre la Imaginación colectiva y la individual. Incorpora un concepto que es el
de comunidad de sentimientos, que es cuando un grupo comienza a sentir e imaginar cosas conjuntas,
como grupo. Este concepto remite a uno que vimos en unidades anteriores que es el de comunidad
imaginada de Benedict Anderson. Appadurai propone pasar de las comunidades imaginadas a las
comunidades de sentimiento. La circulación de imágenes que produce esa comunidad de sentimientos.
¿Qué ejemplos podemos pensar para esto? En el texto Appadurai trabaja con el caso del escritor indio
Salman Rushdie, quien fue sentenciado a muerte por grupos islámicos extremistas por sus escritos
literarios. Ese caso, Appadurai lo toma como un ejemplo de una comunidad de sentimientos que se generó a
nivel global en defensa del escritor. (Appadurai, 2011)
Así, es necesario diferenciar cultura de etnicidad, a una cultura no le corresponde una etnia, y viceversa.
Appadurai plantea un enfoque adjetival de lo cultural, cultura como diferencia, cultura como el proceso de
movilizar una serie de diferencias para articular una identidad de grupo. (Appadurai, 2011)
¿Qué diferencia hay entre cultura y culturalismo? La movilización consciente de las diferencias culturales al
servicio de una política a mayor escala. Podemos pensar como ejemplo luchas de reconocimiento de los
Estados-nación. Propone un enfoque adjetival de lo cultural. Una idea de la cultura como diferencia, sobre
todo diferencia en el terreno de las identidades de grupo. Las identidades de grupo basadas en la diferencia,
proceso de naturalizar un subconjunto de diferencias para articular una identidad. El culturalismo responde a
una forma consciente de movilizar diferencias culturales para un objetivo mayor. Búsqueda de un
determinado estatus, por ejemplo: refugiado, indígena, etc. (Appadurai, 2011)
Paisaje étnico
Paisaje mediático
Paisaje tecnológico
Paisaje financiero
Paisaje ideológico
¿A qué se refiere con paisaje? Alude a una forma fluida e irregular de estas dimensiones. La idea central a
ser debatida es que la globalización de la cultura no significa homogenización, pero incluye la utilización de
una variedad de instrumentos de homogenización (armas, técnicas publicitarias, hegemonías lingüísticas,
modas y estilos de ropa) que son absorbidas en las economías políticas y culturales locales, sólo para ser
repatriadas en la forma de diálogos heterogéneos en torno a la soberanía nacional, la libre empresa y el
fundamentalismo, en el que el Estado juega un papel cada vez más delicado. (Appadurai, 2011)
Cierre de la unidad
Si hasta hace poco tiempo los relatos político-nacionales configuraban las identidades de las personas, la
globalización pone en tensión la veracidad de esos grandes relatos. ¿Cómo pensamos las identidades hoy si
no las podemos pensar a través de los grandes relatos? ¿Cómo analizamos las subjetividades colectivas?
La teoría antropológica nos brinda algunas herramientas teórico-metodológicas para abordar estos temas.
Conclusión
Estos primeros estudios sobre la globalización desde una perspectiva antropológica fueron centrales para
abrir el debate sobre el tema y a la vez movilizar categorías antes trabajadas como identidad, Estado-nación
y etnicidad. Estos debates a lo largo de las décadas se actualizaron y discutieron con la preocupación por
las posibilidades políticas de disputar la hegemonía actual.
Bibliografía
de referencia
–
de lectura obligatoria
–