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yi CONFLICTOS Vv EN DEMOCRACIA la vida politica argentina entre dos siglos y 1862-1943, lilia ana bertoni luciano de privitellio compitadores siglo veintiuno: editores ‘ig vairtune ecitores Gantemala 4224 feagemau), Buenos Ares, Arpention siglo veriune editores 28. de 63. ‘Garro delAgun 948, Delogacidn Capoacin (0430), DE, Mésito petetees ts — ‘Goalie en eemocraria vida poutionangentna ctse dow alos ‘iy i94 //compilado por Lila Ana BestoniyLaciano de Privtetta- ta ech Buenos Aire Siglo Ventiune Editoves £000, fqn ps tut) em, -¢Hisoriay cular: 41 / i Lats Alberto Romero) ISN 97 gHy-Fan-ao-0 1, Hisoria Politica Argentina, I De Pritaio, Laciano, comp. 1 Mein, Lilia Ana, comp. DD yooh soiseagte 1© 2000, Sgt Yeitiuno Raion S.A. Disco de colecein: chon kanst isi de eibierta: Peter Thebes rans opty r620-080-0 Impreso en Antes-Grificas Delmar / Ale: Soler 480, “Avellaneda nes de agosto de 2009 Hecho el depénito que marca la ley 1739, Impresoen Argentina // Mae in Argentina Lilka: Ana Bertoni y Luciano de Privitetio 1. El puclo “une © indivisible”. Practicas politicas del liberalismo portesio Hilda Sabato 2, Estado confesional o estado Iaico? La disputa entre lbrepensadores y catélicos en el cambio del siglo XIX a XX. b Lilia Ana Bertoni :dlglesias de trasplante? Iglesias de injerto? ‘Las iglesias protestantes en la Argentina ‘entre 1870 y 1910 Pavia Seiguer 4. La Reforma y las reformas: la cuestién electoral ‘en el Gongreso (1912-1990) Ana Virginia Perello ateiana de Privitalio ‘roja que tan mal le sienta,” Gonflicios gremiales ‘en el mundo del teatro portento, 1919-1921 Carolina Conse Velgsto “Pierrot ha dejado su traje, y enarbola la bandera, 425 25 4 nm 88 CONMLICTOS EX PEMOCRACIA visible en el caso del trabajo de Villalpando, Lalive DEpinay y Epps, La iglesias dt nasplante donde buena parte de las conctusio- nes se basin en cuestionarios hechos por los investigadores a las iglesias en cuestién. No se registra quiénes fueron los que contes ‘aon Tas preguntas ni se asume Ia posibilidad de respuestas erré- ‘eas, omisiones u opiniones divergentes 4. La Reforma y las reformas: Ja cuestién electoral en el Congreso (1912-1930) ‘Ana Vinita Rena done de Pitti Por otra parte, si consieramos las iglesias como lugares de cruce de identidades complejas y fuctuantes, donde encuentran cabids nociones diversas sobre la perteneneia nacional, el deber ser reli {g1080, las obligaciones de los fieles eon respeeto a la sociedad en {que viven, la misiGn fundamental de la institucion, el sentido de ser protestante en tn pais calico, ec, es decir, si podlemos postular- las como constitutivamente heteragéneas, redescubriremos Ia im pportancia de la temdtica del poser en su imtertor: Por diferentes motivos, que vale la pena investigar, os sectores dominantes de cada iglesia, aquellos eon la capacidad de cons- tur el discurso oficial, presentaron 2 x1 institaciGn como misio~ nera.o.como dedicada a una colectividad cerrada. Esta represen- tacién results plausible en la medida en que hacia referencia a quello que muchos (o la mayoria) de sus fetes poelfan requerir dela prietica eclesial. Mis ai, esta definieion de las tareas de la ‘iglesia puede haberse welto cada vex mas plausible al conibuir a ‘dar forma 2 sus practicas. Pero, en todos los casos, trat6 de una selecciGn que ignoré otras ideas, opiniones y prictiens, sin que por ello éstas hayan sido necesariamente expulsadas o conden das pucrtas adentro. De hecho, tanto la iglesia anglicana como la ue incluye también el novedoso uso de la picana eléctrica camo ‘metodista fueron para algunos de sus fieles iglesias de trasplante y made torturar a sus rivales internos. Para el miemmbro de un también de injerto. tido que habia asumido como propia una de las versiones mas nas del regeneracioniamo, con su exigencia de moral y ver- | electoral, este diagnéstico configuraba, ademas, la expresiin, tun deseneanto profundo, Aun para algumos de sus defensorcs, electoral de “la causa” no parecia cliferir demasiado de jelel “regimen”. A pesar de que la mirada te la historiografia sobre el periodo sido tan insstente como indulgente y superficial, desde 1912 ta 1930 se alternan elecciones reputadas como limpias con mas dudosas y que, por esa razén, som objeto de todo tipo de Sel pate de lot goblernoe adicaos ba de oe el que areca yan padece la provincia de Cordeba, ideelara con a tranqueza que me caracterza que ne ‘alls entonces la pena que fosdramossquiers ta plier sel nhs intpdicante da on cuadanon agents! :Pero qué digo roearla epidermis! Ni tampoco turbar el seflo de losis, con el ido de aa WENCEStAO CaRRANzA, radical rojo por Cordoba. ‘Clanats Dips, 33 de nko de 1907 Ni siquiera un afio habla pasado desde la espectacular dde Hipélito Yrigoyen a fa presidencia cuando, conic re- fade de un conflicto entre Jos propios radicales, el diputado Iarranza proclamaba un diagndstico de la realidad electoral que podria haber sido més negativo. No fue ésa la tinica acusacién, (90 CONMLICTOS KN DEMOCRACIA denuncias. Si ésta es la temprana evaluacin de ue radical, 1a opo- sicién ser atin mds dura. For esta raz6n, no lama laatencidn que durante este lapio el tema electoral forme parte del dchate pol tico mis acuciante a la-Ver que, en consonancia con estas pol micas, se leven al Parlamento tn conjunto de propucetas de re- forma de la ley electoral de 1912 © se offezean a la opiniGn pica para su discusién. Provenientes de todos los grupos polit os, la mayor parte de estax propuestas se hacian cargo de un diagnéstico que, aunque atacara situaciones diferentes, tambien aseguraba que fa reforma no habia alcanzado sino muy pocos dle sus propédios 1 objetivo de este texto es reconstruir algunos de Tos elementos destacados de este universo de significaciones que atraviesan la Cuestin electoral entre Tos aitos reformist al comenzas ¢l nuevo sigio vel quichre institucional de septiembre de 1980. Menciona- remos s6lo algunos elementos porque el Ambito de problemas de estos lebates es demasiado amplio para los limites de este trabajo. ‘Ademés, porque en este caso hemos preferido limitarnos a etu- dlar las voces presentes en el Parlamento, dejando de tado a wos aactores que intervienen de manera activa en estos debates, como diario, publicistas,revistas, partidos, ete. Sin embargo, este re corte es ampliamente legitimo, ya que el Parlamento es el lugar donde buena parte de estas ideas se hacen presemtes en. un ca- imino de ida y yuelta: por un Tado, porque all se retoman aquellos tépicos que estin presentes en otros espacios de opinién; por tro, porque en ex0s afios cl Parlamento Funeienaba como una caja de resonancia ala que se le prestabs una gran ateneidn. Por ‘estas razones la discusi6n parlamentaria ofrece un punto de vista privilegiada sobre e! modo y el énimo con los que se percibia cl tema dentro de la dase politica, un grupo cada vex mas especiali- zado dentro de la saciedad argentina, {Por qué estudiar espectBeamente ls propuiestas de eyes elector raleg Fstasleyes entablecets los crterios para determinar euntos y _quiénes pueden elegir y ser eleidos, es decir delimitan el cuerpo ‘electoral y pautan en queé forma las decisione:s indicus se tse ducen en cargos y baneas. Estricturan un sistema de reglas que, cotno tiles, posbilitan o consuien las prictias politica, yu san- {UA REYORDA ¥ LAS REFOBMAS! LA CUESTION ELECTORAL 1 | Permanencia.o modificacién se inscriben en relaciones de der. Aunque ésia sea una aproximacién valida, resulta en parte a frente a un problema que, en cambio, involucra cuestio- profundas que las reglas de jucgo de um réyimen politico Jas reglas no son newirales. No sdle debida a que los inte- ps en Ia norma harsn lo, posible para beneliciarse con ella ‘esto sea indudablemente cierto, dicha certeza también se been un horizonte de entendlimiento sobre lo que seria mas fe para cada uno y, entonces, nos adentramos cn um te- ¢ menos simple y sencillo, $i por un momento accptamos que 6 que mueve al legislader es el dixefio de un marco electo- gunar la eleceién y promaver Ia mayor eantidad de repre tes, a propia idea de lo que seria comveniente debe set ex- € iluminada: as, es preciso dar cuenta de un conjunto mis de convicciones, diagndsticos ¢ imaginarios que no se imi- fila aplicacion de uma mera wenica supuestamente abstract efecto: no es.extraiio que los debates sabre siseinas elector esse presenten como discusiones tGenicas destinaclas 4 lograr mejor y mas transparente representacién de la sociedad , Imente, una dlistribucion mas justa de los lugares de poder Jos colectivos politicos en pugna, Pero esta visiin abandona preguntas justo all donde deben comenrar a formularse: qué fica “mas transparente"? ;Qué es lo “mis justo"? Las leyes orales(y los eebates que llevan 2 ellas) condensan en sus ter- inos visioncs profundas accrea de la politica, tanto que, en la definen: no se trata siinplemente de organizar mejor 9 ya dado y sobre lo, cual no se discule, sino que, aunque no pre se entienda 0 se sostenga de manera explicia, e trata al "mismo tiempo de determinar la naturaleza y los limites cle aquello “que dicen estar onganizando mejor. Las leyes eleetorales son uno “le Jos elementos clave a raves de los cuales las saciedades definen Toque consideran la politica. Pero, al defini la politica, al mismo tiompo se excede dicha de “finicién, ya que al enfrentar a este campo con una sociedad a la _ qe se esti poniendo en relacion com él, la definicion desbords lo “estrictamente politico para conyertirse en un imaginario glabal We la colectividad. Pata idea reproduce Ia distincin que Pieire 92 GONFLICTOS we DEMOCRACIA Rosanvallon realiza entre “la politica", definida en sentido exes cho como aquello que se atribuye a una actividad especifica den tuo de la polis, y“lo politico”, un campo amplio de significaciones sociales ya la ver un trabajo de conformacidn de una comunidad: ‘(a polis) a partir de una determinada poblacién.! ‘Asi, por ejemplo, una parte importante de los proyectos de le= gisiaci6n electoral apuntan a discutir la cuestion de ta represen a ‘dn transparente pero, al hacerlo, se adentran en un problema ‘mucho mas complejo que ta simple transparencia, dado que all mismo tiempo se interrogan y ofrecen respuestas a preguntas Jes;comio cul es y cémo es eta sociedad a Ia que se dice represen tar “de forma mis transparente”: desde el mundo de tos indivé- ‘duos abstractos hasta los gremios corporativos, el abanico «te respuestas cs sumamente amplio, Sin embargo, y ése ¢ un punto que consicieramos crucial, nose trata de una diseustén sociol6gica que antecede al criterio de la representacign politica: por el con- trario, se trata de un problema intrinseco de la propia politica moderna una ver que se ha postulado cl imperio de tna siempre abstracta voluntad papular yaparece, en comsecuencia, el impera tivo de su encarnacién. El acto de la encarnacioin es ef deta crea ‘ign de una entidad en buena medida inexistente fuera de ella. For otra parte, tampoco son evidentes Ins formas en ie las le yes ylos debates imaginan a Jos actores politicos llamadtos areal zar este acto de encarnacién, como tampoco lo son los sistemas le~ sjtimos de relaciones legitimas entre ellos. Si bien es cierto que toda ley electoral cristaiza o ayuda a crear, segtin los casos, rela- clones de poder, éstas se inscriben, de nuievo, en un sistema de imagenes y convicciones que no sélo les otorga legitimidad sino que, ademds, ls hace inteligibles. Esto esaiin mas cierto amedila que, en el transito de! sigo XIX al XX, el sufragio va ocupando un ugar de privilegio como lave maestra de la politica cansiderada legitima, y desplaza ~aungue nunca del todo a otras herramien- tas, como 1a violencia, la revoluiciin o Ia opinion paiblica * Ep resumen: la leyes y os debates cleciorales no s6lo conden san un sistema de reglas ce jugo sino ques de wn mods mas pro- fund, ayudan a constr el expacio propio de la polite, tax interacciones dentro de ella, y ls relaciones entre la polities yla TA MEFOIMA Y LAS RRYORMLAS: LA CUESTICNN ELECTORAL... 93 Por esta raron, descartamos aqui cualquier visiGn que tun desarrollo lineal de modelos que siguen una estrecha yologia institucional y proponen la ampliacion graclual de una fachania originalmente restringida. La historia que intentamos gnuir no ¢s lineal, implica marchas y contramarchas y, sobre no supone wn “perfeccionamiento” del régimen representa sdado que una mirada de este estilo implica la adhesién pre- 1 un modelo que se presuime ideal 0 perfecto, tentacién que nos. Por otra parte, la cuestign de la representacién nose ta en fas elecciones y los partidos, sino que recanoce otros cir- més © menos instiuacionaticaclos.* (0S, ENTRE LOS INTERESES V LAS ALMAS. ose ha reiterade en numerosas ocasiones, la reforma de 1912 fue una apuesta mis que wna consagracién, pogque novenia nte a expresar Un plik optimssmo del seetor reformista Jaelite politica que veia en dicha ley la evolucién tranquila y de un periodo de crecimiento y modernizacién hacia una moeracia supuestamente “vereladera” Sila verdad eel sufragio habia convertide en un imperative tan fuerte, era ademas por- ‘él diagndstico optimista interactuaba con otro que no lo era to que, en pocas palabras, sostenia que entre Ia sociedad y Ia glitica se habia abierto un hiato cuyas consecuencias eran del sdeplorables. Esta mirada era compartida aun por quienes.no fan especial entusiasme por el moclo especifico que adquiria -reforma pero, sin embargo, fa juzgahan igualmente inevitable? Aunque las criticas al sistema electoral argentine no- eran una “ novedadl, y tampoco lo era esta forma de cuestionamiento que ‘asumfa la existencia cle! mencionado abismo, desde finales del si- | glo XIX esta visién se mutrid con las novedades y el estilo militante Iniroducidos por cl regeneracionisme, Ast, si el hiato que dividéa "a la sociedad de la politica era un hecho indiscutible, a su ver era _Tacausa de Ia existencia de una vida potitiea irremediablemente _CORTupra. Mas atin: no s6lo era corrupta, sino también artificiosa 94 CONPEACEOS FN DEMDERACIA ¢ irreal: sus conflictos superficiales, sin sentide, respondian en esencia a intereses puramente personales. La consecuencia més ‘evidente era el gran mal que aquejaba a li politica: el persona: Fismo -encarnada en su vértice por la figura del presidente elec- tor-. que usurpaba el lugar que le correspondia a la sociedad, La reforma electoral, al implantar la verdacl del sufragio, tenia por aabjetivo timo volver a conectar sociedad! y politica con la convic- cin de que las virtudes de la primera redimirian pot su sola. pre- sencia ala segunda y,dde manera aitomatica, harian desaparecer males como el personalise. En esta linea, por ejemplo, se expresata un. editorial de La Prensa del 1 de enero de 1904, En ese momento-el diario se opo- hia abiertamente al oficialismo roquista y. si bien considerabsa ne- cesaria una inmediata reforma en clave regemeracionista, atacaba sin piedad la ley electoral aprobada en 1902, ya que ésta se. mos. traba impotente para detener las maniobras de Roca destinadas a controlar su sucesidn, Decfa el editorial: Feta prepotencla personal, tolerada, consentida y hasta cortejaca, implica la supresion de la libertad, el desplazae ‘miento de la razén publica, el abatimiente deta dignk- ‘dad nacional. Es el especticulo de la degra: trema de un pucbio. El pais esta porlide, repite todo el mundo, De manera, pues. que para que ef presidente Roca adquiera la posicin electoral esbozada, ha sido-nc- ‘cesaria la prostinueién politica de la NaciOn [.}- El general Roca, por lo tanto, puede afirmar que ba re ‘ducido al paisa un esiado de completa impotencia para ‘ejercer su derecho de legis, y que no hay mis elector que él. En esto comsiste el poster politico que posee (1. 1 pais 6s impotente para elegit, ¢s cierto: en el campo de la potitica militante el ciudadano-es una canticad ne- gativa: la colectividad se recoge en una abstenci6n deli- berada, dejando el terreno libre a las huestes electorales oficiales, EI elemento activo se doblegay quem incienso al idolo. La fibra civiea no vibra en fa atena de la con- tienda eleccionaria, £1 cuadro €s de un achatamiente, LA REFORSA VAS REFORMAS! EA CUESTHON PLECTORAL ‘que alarma y avergienza. Pero hay una fuerza viva, que ssutura 1 ambiente con su aiento, que detiene en su de~ sarrollo a aquel poder, que impide el libre giro del eapi- fal electoral que lo constituye, que veta sus ambiciones dde dominacion absoluta. Esa entidad no aparece ei a ‘demanda, como los veer de carne y hues, pero su exis tencia es innegable y su influencia es real y efciente. Obmo se llama? ;Conciencia, moral, raztn, cultura de Ta sociabiliiad argentinal Si: hay centenares, algunos millares de hombres cont minados por el halito de la corrupeiém de las eastum- bres paiblicas, que inmolan sus personalidades, que con- fian wu suerte a los favores de la usurpacicn oficial del -sufragio: pero el alma nacional eonserva ss virnudes, No se ha corrompido, Las grandes mayorias no hichan, pero siemten y piensan, mantenienda viva la protesta cont la torpe subversi6n del régimen institucional [1] El sentimiento opositor indomable, dominanie en ¢l pas, atestigua la impopularidad det sistema oficialista, Io que vale deeir que no lo acepia, que lo xechara, que el ‘alma nacional no se ha degradado. ita, que podria ser atribuida sin inconveniences a Sienz ha 0 al propio Yrigoyen, permite observar las claves de esta de pensamiento tam difundida durante la primera década | siglo: una “sociabilidad argentina” moral, culta y razonable ‘corresponde una elite politica que ex la negueign de esas virtua -ys6lo logra mantenerse en el poder forzando su distancia‘con Bel resto de la nacion, La clave esencial de esa erisis profanda- moral eel falseamiento del sifragio; la reforms es, entom- es 1a llave maestra de la regeneracién | Por cierto, interesa poco determinar hasta démde esta imagen “escierta. Hoy sabemos que Roca no logré-exactamente imponer a “au candiddato ni en 1886 ni menos atin en 1904, Es la eficacia de “este diagndstico lo que, en eambio, esta fuera de discusion, Para “esta vsi6n de la politica en sentido regencracionista, los cabileleos “y confictos de los restos desarticulsdes de! Partide Autonomisia 96 CONMLICTOS IN DEMOCRACIA Nacional (PAN) son detalles menares. Importa, en cambio, la ae: ci6n corruptora de este offcialismo, que se transmite a una parte de la sociedad, pero, y ésta es la buena noticia de los rexeneracior nists, no ha llegado a infectar a la mayoria del cuerpo social. La sociabilidadl argentina es el reservoria de la conciencia, de a mo- ral y de la razon, Se wata de una mayoria tan indiscutible que, uti- lizando un giro. que sera repetide hasta el hartaego por Sdenz Petia e Yrigoyen, se asocia de modo univoco con et “alma nacio- nal” que s6lo espera la verdad del sufragio para expresarse en un sentido inevitablemente positive, Es éstc el tono comin a partir del cual deten entenderse, cada unaa'su manera, las reformas de 19027 1912. Si bien el editorial de La Prensa identifieaba en Roca el origen de todos los mates, el raquismo tenia en su seno a tributarios de una yersi6n regeneradora de la politica: la reforma impulsada por ‘1 ministre del Interior Joaquin V, Gonzalez y aprobada en 1902 no se proponia sino purificar la politica introducienda en ella ala sociedad. El hecho de que la concepeién de esa politica depurada y de la sociedad que debia encarar esa tanea se vinculara con ele ‘mentos muy diferentes alos que luego imaginarfa Saenz Peha nos importa menos que la coincideneia mencionada. Es que ambas re formas expresin y dan respuesta de manera diferente @ un pro- blema esencial que reaparceerd de manera recurrente a lo largo: del siglo XX: sila sociedad esahora-cl agente que debe regenerar Ja politica, se plantea entonces la pregunta sobre cual es y como ces esa sociedad Hamada-a cumplir tan insigne tarea. Se trata de tn problema que Rosanvallon lama “de figuraciom’, es deci, de con: cepcidin, en clave sociolégica, moral o espiritual segin los casos, de aquella sociedad que momenténeamente se desarrolla en una radical exterioridad con respecto a la politica ya la que, por es ‘mismo, se apela como su salvadora.? Gonaélez crey6 encontrar la forma correcta através det sister uninominal por circunscripeién: la dristica redueckén de la scala espacial de produccién de la representacién politica garantizaria li asociaeion entre los representantes y los intereses de la socie dad. Esta conviccidn se sostenia en dos presupuestox: la corres. ponciencia entre circunscripeiéin y-comunidad, ¥ el conoeimiento UA REFOWMA ¥ LAS REJONMAS: LA.CURSTION ELUCTORAL... 7 incluso personal entre representados y represcntante ificar la circunscripeién con una comunidad real, a Gon- o le parecia aventurado sostener que dicha comunidad se ba a partir de un interés socioeconémico predominante y, cit 4 uno el nimero de representantes elegibles, tambien ‘natural que este representante estuviera vineulade con “Aquello que se presentaba como la soccdad se corres fia con la sumatoria de intereses socioecondmicos plurales y 9s (inchuyendo a los trabajadores, cuya visbilidad, a comien- glo, era por dems notoria) y, por esa razém, el ancamiaje del sutragio debia dar cuenta de esta situaciGn, A su: ¥ed, la al Parlamento de nuevas figuras ~oslideres del inte- ante de la circunseripdién— garantizaria la apariei ‘nueva elite politica, vercadera ave maestra de esta te- ‘No se trata simplemente =como se ha dicho en reiteradhas ones de promover notabies identificados ademas con aque- ya cstaban sentados en el Congreso, sino de proyectar va clase gobernante compuesta por agricultores, comer nes, indusiriales y trabajadores, menos afecta a los juegos vio- de la politica de los abogados y mis preacupads por el or Ja administracién y e! progreso, las grandes obsesiones dc! cmo desde su articulacién a fines de la década de 1870. En mibio, los partides politicos, apenas mencionados en una sinica ‘casidn en todos los extensos discursos de Gonzilez, no nningén lugar significative en este esquema regenera: por él contrario, se las atacaba por su condici6n de instancia ia cntre represemtantc y representad, ¥ por bloquear asi nismo de la representacidn transparente.* snormativa electoral de la Argentina rara'vez retomaria de un dio tan dristico este argumento sociolGgico basado en el inte- La presencia reiterada de quienes defienden de una uw otra este criterio de representaci6n dificilmente pucde opacar Fhecho de que, al menosalo largo del siglo XX, estos argumen- se prescntaron mas bien como una critica que podia dar agar Jalgiin proyecto de ley, o como una forma de desconocimiento los résultacios clectorales o del régimen republicano, o como acon cle vias alternativas te representaciGn de la sociedad, 98 contr ‘ene éstadlo, pero nunca fueron convertidas en norma electoral” En efecto: los mecanismos electorales de representacion transit: on camings muy diferentes a los de la repreventacién de intere: ses y de sectores sociales, mis ald de que este imperativo haya ‘quedado arraigado en las eonviceiones de muchos actores politi «os: Esto nos Mev entonces, a la segunda y mas conocida re forma! En contraste con la ley de 1902, os reformisas de 1912 n0 com -cibierom a la sociedad como un conglomerado de intereses econ’ micos; mas bien, al igual que el citado editorial de La Prensa, la ‘consideraban sn conjunto de ideas y principios acerea del pre- ‘gente y del destino del pais, La sociedad es un “alma’, cuya expre- sin poco tiene que ver con los intereses econdmicos egoistas de los grupos que la integran. Esta perspectiva esti implicita en la apuesta de Sienz Peiia en favor de los denominados partidos or ganicos, cuyo principal atributo deta ser precisamente su adhe- sién clara ¢ inequivoca a un s6lide conjunto de principios genera- les y no a intereses sociales especificos. Va para entences, por Gierto, la atencién hacia los partidos politicos no necessriamente se oponia a la representacién de intereses Por elcontrario, publi. cistas como Rivarola y partidos como el socialista sostenian que «aula partido debia representar aun sector de la sociedad, enter ddido en este caso no ya como un grupo corporativo sino come una clase sacial. Sin embargo, tampoco esta forma de pensar ba re presentaciéin partidaria alean26 demasiado éxito entre los part dos de Ia Argentina, ni siquiera en el propio socialisino, que a 10 largo de Ia década de 1920 fue reforzando cada vex mas una v- sidn ala vex umanista y abstracta de la sociedad (vinculada a va lores como el progteso a la razin), por encima de-aquella artis: luda partir de las “eases”! Pera si para este reformismo a figuracion de lo social ba a cir. cular por carries identificadis con ideas, almas o principios mas ‘que-con intereses sociales, queda entonces pendiente entender la naturalera de esos principios, A simple vista, a implantacién ee! sistema de mayoria y minoria podria hacer pensar que los refor adores imaginaban que en la Argentina existia un conflicto 0 al ‘menos un contraste entre principios iversos, tos cuales serian, de 1A REFORMA Y LAS REFORSLAS: LA CLESTION ELECTORAL 0) ts manera, cantalizados cle manera oxgénica, Dado que, por ota en muchos casoseste sistema aparecia vinculado con la For nde un régimen bipartidista de oficalisino y oposicion, po- finalmente concluirse que esta controversia era contemplada 0 un dilogo de al: menos sos actores, Em varias ocasiones, nociin habria sido expresada por el propio Sienz Peia, 4 menudo aseguraba no temer a la lucha de ideas p embargo, las cosas no siempre eran tan claras. Asi como de aque no le temfa a ta lucha, Saenz Pefia tampoco dudaba de lainica ilea que verdaderamente idemificaba el alma de la era aquella de ta cual él mismo y sus amigos politicos eran No es novedosa esta contradiccién, s6lo aparente, entre ‘imperative de deliberacién y 1a existencia de una verdad For ef contrario, es una postura predominante durante el XIX. cuyo origen remite a tos fisidcratas franceses.'® La deli- cin 5 una condliciOn necesaria para arribar a una verdad fde todos modos, es jinica ¢ incontrasiable y la precede. ‘weremos, a lo largo del siglo XX el principioideliherativo siempre seria esgrimido con tanta pasion como ta idea de la dtinica; muchas veces esta versiGn expiritual de la represen Hegaria de la mano de la excencia en yorcros también tini- y privilegiados, “Fue el dipwiade José Fonrouge, informante del despacho de la de la Comision de Negocios Constitucionates y principal dior ydefensor del proyecto de Sent Peita.en la comision y nla Camara, quien se airevi6 a revelar esta version de la relaciin, ure ideas y politica que, a nuestro entender, est lejos de ser ex: sivamente de él y que. por el contrario, informa sobre la con- mis profunda del suengpetiismo al respecto: Por otra parte, el sistema de lista incompteta reane una gran veniaja, que no debemos perder de vista. Es-nece- ‘sario propender, no a la disolucién, sino a la formacién de partidas: y no digo de partidos de principios, por- que quizis sea una feliciclad que no Jos tengamos en la Republica. Los partidos de prineipios se crean en vir tud de necesidades, Si aqui ne hay las necesidadies que

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