Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A través del Salmo 19, hemos seguido el recorrido de una vida totalmente
entregada a Dios. Empezamos hablando de la inspiración que la creación
produce en nosotros, y terminamos hablando de nuestro deseo por obedecer a
Dios en todo, y de no hacer nada que le desagrade, ni siquiera por ignorancia.
El rey David concluye este salmo diciendo: “Sean gratos los dichos de mi boca y
la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor
mío” (Salmo 19:14).
Este es uno de mis pasajes favoritos de las Escrituras. ¡Muestra una apertura tan
grande de corazón hacia Dios! Ese deseo de ser agradable a Dios aún en el más
mínimo detalle es sencillamente precioso.
La boca y la mente son dos de las áreas que más nos cuesta controlar a las
personas, y en las que más frecuentemente caemos. Es fácil dar rienda suelta a
nuestra lengua y a nuestros pensamientos, sin darnos cuenta de que podemos
estar dañando a otras personas, y desagradando a Dios.
Te llevo en mi corazón,