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UNIVERSIDAD JUÁREZ AUTÓNOMA DE TABASCO

DIVISIÓN ACADÉMICA DE INFORMÁTICA Y SISTEMAS

FILOSOFIA

2° E

Vida y pensamiento de Jean-Paul Sartre


Y los Existencialistas

Que presentan como trabajo final de curso:


JORGE LUIS AGÜEROS VILLAMIL

ISAI ANGULO JIMÉNEZ

LUIS ANGEL CAMARILLO BECERRA

BENJAMÍN HERNANDEZ TORREZ

Maestro
Arturo Ulín Salazar

Cunduacán, Tabasco 31 marzo de 2011


Bibliografía:.........................................................................10
Conclusión.............................................................................9
Dostoyevski...........................................................................3
Heidegger.............................................................................3
Historia personal.....................................................................5
Introducción...........................................................................2
Jean-Paul Sartre.....................................................................4
Kierkegaard...........................................................................2
La existencia precede a la esencia..................................................6
Novelas y relatos.....................................................................8
Obras filosóficas.....................................................................8
Obras teatrales.......................................................................8
Ortega y Gasset......................................................................4
Otras obras...........................................................................9
Psicología existencial.................................................................7
Sartre después de la literatura.....................................................7
Sartre y el comunismo...............................................................6
Sartre y la literatura................................................................7
Trabajos...............................................................................8
Introducción

La vida, el ser, la existencia humana, el sentido de la vida y la muerte son temas a los cuales la
filosofía ha dedicado mucha atención a través de su historia; aunque algunos autores hacen mayor
énfasis en ello. Éste es el caso del existencialismo o filosofía de la existencia.

Algunos consideran que el existencialismo, tiene sus bases en Kierkegaard, debido a su preocupación
por los problemas de la vida y la existencia humana; otros, que en Nietzsche e incluso en San Agustín.
Lo que es un hecho, es que el existencialismo moderno surge en la primera década del siglo XX.

El tema de la existencia humana también ha sido tratado por muchas otras disciplinas, desde tiempos
ancestrales, pues el mismo de tener vida, de existir, origina asombro, curiosidad, fantasía e
inspiración.

Kierkegaard

El antecedente más importante del existencialismo fue el filósofo danés Søren Kierkegaard (1813-


1855). Kierkegaard es considerado por muchos como el primer filósofo existencialista en la historia
de la filosofía. De hecho, él inventó el término “existencialista” (aunque parece no haberlo usado para
referirse a sí mismo). Hay tres rasgos que hacen que lo podamos considerar como un filósofo
existencialista: 1) su individualismo moral; 2) su subjetivismo moral; 3) su idea de angustia.
En contra de la tradición filosófica, que sostiene que el bien ético más alto es el mismo para todos,
Kierkegaard afirmaba que el bien más alto para el individuo es encontrar su propia vocación. Él decía:
“Debo encontrar una verdad que sea verdadera para mí... la idea por la que pueda vivir o morir”. La
idea que está detrás es que uno debe escoger su propio camino sin la ayuda de normas o criterios
universales u objetivos. Se ha llamado a esta posición individualismo moral. En contra de la posición
tradicional de que el juicio moral involucra (o debe involucrar) una norma objetiva de corrección o
incorrección, Kierkegaard sostiene que no se puede encontrar una base objetiva o racional en las
decisiones morales. La única base de una filosofía con significado es el “individuo existente”
(“situado”, podríamos añadir); la filosofía no tiene que ver con una contemplación imparcial (objetiva)
del mundo ni de descifrar la “verdad”. Para él, verdad y experiencia están ligadas y hay que
abandonar la idea de que la filosofía es una especie de ciencia exacta.
Posteriormente, los existencialistas seguirían a Kierkegaard al enfatizar la importancia de la acción
individual al decidir sobre asuntos de moralidad y de verdad. La experiencia personal y actuar de
acuerdo con convicciones propias es esencial para llegar a la verdad. El entendimiento que de una
situación tiene el agente involucrado es superior al de un observador desinteresado. Los
existencialistas pondrán énfasis en la perspectiva subjetiva (lo que permite que podamos llamarlos,
en cierto sentido, subjetivistas). Esto hace que sean filósofos asistemáticos. Se oponen a la
existencia de principios racionales, objetivos y universalmente válidos (como los que proponía Kant).
En cierto sentido, los existencialistas, a partir de Kierkegaard, son “irracionalistas”: no porque
nieguen el papel del pensamiento racional, sino porque creen que las cosas más importantes de la vida
no son accesibles a la razón o a la ciencia.

Dostoyevski
Uno de los antecedentes importantes del existencialismo es el novelista ruso Fyodor Dostoyevski. En
muchas de sus llamadas “novelas de ideas”, Dostoyevski nos presenta imágenes de gente en
situaciones extremas, en un mundo carente de valores y en el que esta gente tiene que decidir cómo
actuar sin más guía que su propia conciencia. Tal vez una de sus obras más emblemáticas en este
sentido sean lasMemorias del subsuelo. Ahí, Dostoyevski es escéptico acerca del poder de la razón
para guiarnos en la vida, su posición es de rebelión en contra del racionalismo.
En novelas como Crimen y castigo, Los endemoniados, Los hermanos Karamázov y El idiota. Algunos
temas recurrentes en las obras de Dostoievski incluyen el suicidio, la destrucción de los valores
familiares, el renacimiento espiritual a través del sufrimiento (siendo uno de los puntos capitales), el
rechazo a Occidente y la afirmación de la ortodoxia rusa y el zarismo.

Heidegger
El alemán Heidegger rechazó que su pensamiento fuera catalogado como existencialista. El equívoco
provendría, según los estudiosos, de la lectura e interpretación del primer gran tratado del
filósofo, "Ser y tiempo". En verdad, allí se plantea que el objetivo de la obra es la búsqueda
del "sentido del ser" -olvidado por la filosofía desde sus inicios-, ya desde los primeros parágrafos, lo
cual con propiedad no permitiría entender el trabajo -como expresa el autor- como "existencialista";
pero Heidegger, luego de esa especie de anuncio programático entiende que es previa a la
buscada ontología o dilucidación del ser, una "ontología fundamental" y al consagrarse a ella con
método fenomenológico, se dedica a un análisis descriptivo pormenorizado y excluyente de
la "existencia humana" o "Dasein", con una hondura y una originalidad, inéditas en la historia del
pensamiento occidental, siguiendo el método fenomenológico de quien fuera su maestro: Edmund
Husserl. Con posterioridad, el resto de su obra, que seguirá al primer tratado mencionado, publicado
en 1927, se ocupará de otros asuntos en los que ya no se transparenta la temática "existencial". Esta
aparente ruptura con el hilo conductor de su pensar primero, será un hiato en su discurso que el
filósofo no aceptará nunca como tal... Pero muchos críticos la denominarán: "el segundo Heidegger" y
da como toda respuesta filosófica final (literalmente) "el silencio".
La característica principal del existencialismo es la atención que presta a la existencia concreta,
individual y única del hombre, por lo tanto, en el rechazo de la mera especulación abstracta y
universal.
El tema central de su reflexión es precisamente la existencia del ser humano, en términos de estar
fuera ( a saber, en el mundo), de vivencia, y en especial de pathos o temple de ánimo. En expresión de
Heidegger: «el-ser-en-el-mundo».
Heidegger, en efecto, se caracteriza, según algunos, por su firme pesimismo: considera al ser humano
como yecto (arrojado) en el mundo; el Dasein se encuentra arrojado a una existencia que le ha sido
impuesta, abandonado a la angustia que le revela su mundanidad, el hecho de que puede ser en el
mundo y que por consiguiente, ha de morir. Sartre, siguiendo a Heidegger, también dista de
caracterizarse por un estilo y discurso optimistas; plantea, al igual que Heidegger, al ser humano no
tan sólo como yecto, sino como pro-yecto: un proyecto en situación. No obstante, estas posturas no
tienen que comprenderse necesariamente como pesimistas; para Sartre la angustia de un alma
consciente de encontrarse condenada a ser libre, significa tener en cada instante de la vida, la
absoluta responsabilidad de renovarse; y de este punto parte Gabriel Marcel para sustentar una
perspectiva optimista, que le lleva a superar cualquier oposición entre el hombre y Dios, en
contradicción con la concepción atea de Sartre.

Ortega y Gasset
José Ortega y Gasset influido, como Heidegger, por Husserl, resumió su filosofía en la tesis Yo soy
yo y mi circunstancia; consideró que vida es la realidad radical, la relación entre el Yo y las
circunstancias, el ámbito en el que se hace presente todo, es el experimentar la realidad, un conjunto
de vivencias, en las que cada uno se relaciona con el mundo; la intuición es la vivencia en la que está
presente la evidencia y es sobre las evidencias que descansa nuestro conocimiento. "La vida es una
actividad que se ejecuta hacia adelante, y el presente o el pasado se descubren después, en relación
con ese futuro. La vida es futurición, es lo que aún no es”.

Jean-Paul Sartre

Jean-Paul Charles Aymard Sartre (París, 21 de junio de 1905 – París, 15 de abril de 1980), conocido
comúnmente como Jean-Paul Sartre, fue un filósofo, escritor y dramaturgo francés, exponente del
existencialismo y del marxismo humanista. Fue el décimo escritor francés seleccionado como Premio
Nobel de Literatura, pero lo rechazó explicando en una carta a la Academia Sueca que él tenía por
regla declinar todo reconocimiento o distinción y que los lazos entre el hombre y la cultura debían
desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones. Fue pareja de la también filósofa Simone
de Beauvoir.

Fue el más famoso de los existencialistas. Se cuenta que arrastraba públicos enormes a sus
conferencias y que las mujeres se desmayaban, como si se tratara de una cantante popular.
A Sartre se le conoce como el filósofo de la libertad. Opositor de cualquier concepción teleológica
del hombre, es decir, de tesis que afirman la existencia de un fin determinado y fijo del ser humano.
Sartre, en su lugar, sustento la falta de sentido; y, paradójicamente, en esto consiste la libertad
humana.
Al no tener un camino que seguir, al carecer de toda guía sobre el bien y el mal, cada ser humano
debe trazar su propio sentido y hacerse cargo de su vida en todos los órdenes, incluido el moral.
La filosofía d la existencia establece una estrecha relación entre ética y ontología. La tesis central
de la famosa conferencia “el existencialismo es un humanismo” es que la existencia procede a la
esencia. Nada hay determinado en el ser humano, por eso es libre de irse construyendo de una
esencia, un ser, con su vida, con sus decisiones, con sus actos. La vida es un constante inventarse a si
mismo. La única determinación de la libertad es no poder escapar de ella, por eso “estamos
condenados a ser libres”.
Otra característica de este ser humano libre es su responsabilidad, que versa sobre su actuar en el
mundo, sobre su capacidad transformadora, por lo cual debe hacerse cargo de si mismo y de los
demás. Esto significa que adquiere un compromiso, pues cada decisión que toma implica el resto de la
humanidad. Quien no asume esta responsabilidad actúa de mala fe.

En el ser y la nada Sartre distingue dos formas ontológicas: el ser en si (en soi) y el ser para sí (pour
soi). El ser en si es concreto, no puede cambiar lo que es y carece de conciencia. Una roca siempre
será una roca y no sabrá de si. El ser humano es ser para si, es decir es consciente. Sin embargo,
como no tiene una esencia determinada, tiene que construirla a partir de la nada, lo cual logra
mediante sus actos. Así, el ser humano se convierte en su propio objeto, como el artista, es creador
de su propio ser.
Para Sartre el ser del hombre surge de la nada, de su propia nada, de su existencia vacía de
contenido. Pero no ve esto como algo negativo, sino como la autentica libertad que posibilita ser los
autores de nuestro ser. Por tanto, la experiencia del mundo es desde la propia subjetividad, desde
donde se juzga la verdad o falsedad.

Historia personal

Los padres de Sartre fueron Jean-Baptiste Sartre, un oficial naval, y Anne-Marie Schweitzer,
hermana de Albert Schweitzer. Su padre murió de fiebre cuando él tenía apenas quince meses, y
Anne-Marie lo crió con ayuda de su abuelo, Charles Schweitzer, quien enseñaría matemáticas a Jean-
Paul y le introduciría desde muy joven a la literatura clásica.
La filosofía le atrajo desde su adolescencia en los años veinte, cuando leyó Essai sur les données
immédiates de la conscience, de Henri Bergson. Estudió en París en la elitista École Normale
Supérieure, donde conoció en 1929 a Simone de Beauvoir y a Raymond Aron. Sartre y de Beauvoir se
volvieron compañeros inseparables durante el resto de sus vidas, en una relación no monógama.
Juntos combatieron las suposiciones y expectativas de la formación burguesa. El conflicto entre la
opresiva y destructiva conformidad espiritual (mala fe) y un «auténtico» estado de existencia, se
convirtió en el tema central del trabajo de Sartre, un tema desarrollado en su principal trabajo
filosófico El ser y la nada (1944).
La introducción más conocida a la filosofía de Sartre es su trabajo El existencialismo es un
humanismo (1946). En este trabajo, Sartre defiende el existencialismo de sus críticos, que al final
requieren la falsificación de sus ideas.
Se graduó de la École Normale Supérieure en 1929 con un doctorado en filosofía y sirvió como
conscripto en el Ejército Francés de 1929 a 1931. En 1964 rehusó el Premio Nobel de Literatura,
alegando que su aceptación implicaría perder su identidad de filósofo.

Su vida se caracterizó por una actitud militante de la filosofía. Se solidarizó con los más importantes
acontecimientos de su época, como el Mayo Francés, la Revolución Cultural china —en su etapa de
acercamiento a los maoístas, al final de su vida— y con la Revolución Cubana. Es el paradigma del
intelectual comprometido del siglo XX. El escritor y filósofo falleció el 15 de abril de 1980, a los 74
años de edad, en el hospital de Brouss ais tras una enfermedad, que de hecho le apartó de la
dirección de Libération años antes. Fue enterrado el 20 de abril, rodeado de una inmensa multitud.
Más de 20.000 personas acompañaron el féretro hasta el cementerio de Montparnasse, en París,
donde descansan sus restos.

La existencia precede a la esencia

Sartre considera que el ser humano está "condenado a ser libre", es decir, arrojado a la acción y
responsable plenamente de la misma, y sin excusas.
A su vez, Sartre concibe la existencia humana como existencia consciente. El ser del hombre se
distingue del ser de la cosa por ser consciente. La existencia humana es un fenómeno subjetivo, en el
sentido de que es conciencia del mundo y conciencia de sí. Se observa aquí la influencia que ejerce
sobre Sartre el racionalismo cartesiano. En este punto se diferencia de Heidegger, quien deja fuera
de juego a la conciencia.
Sartre se forma en la fenomenología de Husserl y en la filosofía de Heidegger, discípulo éste de
aquél. En plena guerra mundial, cuando forma parte del Ejército Francés como meteorólogo, Sartre
es hecho prisionero, y en el largo periodo de ser cautivo del nazismo reformula muchas de sus ideas y
elabora otras. Escribe constantemente e incluso representa obras de teatro en pleno campo de
prisioneros. Si en Heidegger el Da-sein es un «ser-ahí», arrojado al mundo, «e-yecto», para Sartre,
el humano, en cuanto «ser-para-sí», es un «pro-yecto», un ser que debe «hacer-se».
El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se
concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el
hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo.

Sartre escribe que en el ser humano «la existencia precede a la esencia», contrariamente a lo que se
había creído en la filosofía precedente. ¿Qué quiere decir esto? Sartre da un famoso ejemplo: si un
artesano quiere realizar una obra, primero «la» piensa, la construye en su cabeza: esa prefiguración
será la esencia de lo que se construirá, que luego tendrá existencia. Pero nosotros, los seres
humanos, no fuimos diseñados por alguien, y no tenemos dentro nuestro algo que nos haga «malos por
naturaleza», o «tendientes al bien» —como diversas corrientes filosóficas y políticas han creído, y
siguen sosteniendo—. «Nuestra esencia, aquello que nos definirá, es lo que construiremos nosotros
mismos mediante nuestros actos», que son ineludibles: no actuar es un acto en sí mismo, puesto que
nuestra libertad no es algo que pueda ser dejado de lado: ser es ser libres en situación, ser es ser-
para, ser como proyecto.

Sartre y el comunismo

El periodo inicial de la carrera de Sartre, definida por El ser y la nada (1943), fue seguido por un
segundo periodo de activismo político e intelectual. En particular, su trabajo de 1948 Manos sucias
examinaba el problema de ser un intelectual y participar en la política al mismo tiempo. Se afilió al
Partido Comunista Francés (PCF), aunque apenas fue miembro durante algunas semanas, y desempeñó
un papel prominente en la lucha contra el colonialismo francés en Argelia. Se podría decir que fue el
simpatizante más notable de la guerra de liberación de Argelia. Tenía una ayudante doméstica
argelina, Arlette Elkaïm, a quien hizo hija adoptiva en 1965. Se opuso a la Guerra de Vietnam, y junto
a Bertrand Russell y otras luminarias organizó un tribunal con el propósito de exhibir los crímenes de
guerra de los Estados Unidos. El tribunal se llamaba «Tribunal Russell».
Agudamente crítico del estalinismo, su pensamiento político atravesó varias etapas: desde los
momentos de Socialismo y Libertad, agrupación política de la resistencia francesa a la ocupación nazi,
cuando escribe un programa basado en Saint-Simon, Proudhon y demás, cuando consideraba que el
socialismo de Estado era contradictorio a la libertad del individuo, hasta su brevísima adhesión al
Partido Comunista Francés, y su posterior acercamiento a los maoístas. Su principal trabajo en el
intento de comunión entre el existencialismo y el marxismo fue Crítica de la razón dialéctica,
publicado en 1960.
El énfasis de Sartre en los valores humanistas de Marx y su resultante énfasis en el joven Marx lo
llevaron al famoso debate con el principal intelectual comunista en Francia de los años sesenta, Louis
Althusser, en el que éste trató de redefinir el trabajo de Marx en un periodo pre-marxista, con
generalizaciones esencialistas sobre la humanidad, y un periodo auténticamente marxista, más
maduro y científico (a partir del Grundrisse y El capital). Algunos dicen que éste es el único debate
público que Sartre perdió en su vida, pero hasta la fecha sigue siendo un evento controvertido en
algunos círculos filosóficos de Francia.

Sartre y la literatura

Durante las décadas de 1940 y 1950, las ideas de Sartre eran muy populares, y el existencialismo fue
la filosofía preferida de la generación beatnik en Europa y Estados Unidos. En 1948, la Iglesia
Católica listó todos los libros de Sartre en el Index Librorum Prohibitorum. La mayoría de sus obras
de teatro están llenas de símbolos que sirven de instrumento para difundir su filosofía. La más
famosa, Huis Clos (A puerta cerrada), contiene la famosa línea:
«L'enfer, c'est l´Autre» («El infierno es el Otro»). El Otro —en francés tiene un alcance universal y
casi metafísico— como otredad, como alteridad radical. Además del impacto de La náusea, la mayor
contribución literaria de Sartre fue su trilogía Los caminos de la libertad, que traza el impacto de los
eventos de la pre-guerra en sus ideas. Se trata de una aproximación más práctica y menos teórica al
existencialismo. Sobresale también su famoso ensayo sobre Gustave Flaubert: El idiota de la familia.
Es un minucioso y voluminoso texto relativo al autor de Madame Bovary, donde Sartre examina cómo
brota el deseo de escribir.

Sartre después de la literatura

En 1964 Sartre escribió una autobiografía denominada Les mots (Las palabras). Ese mismo año se le
concedió el Premio Nobel de Literatura, pero lo declinó tajantemente. A pesar de su abrumadora
fama mundial, Sartre mantuvo su vida sencilla, con pocas posesiones materiales y activamente
comprometidas a varias causas hasta el final de su vida, tal como la revuelta estudiantil del Mayo
Francés de 1968.

Psicología existencial

Sartre rechazó durante décadas la noción del Unbewußtsein («lo inconsciente»), particularmente la
planteada por Freud. Sartre argumentaba que lo inconsciente era un criterio « característico del
irracionalismo alemán», y por tal motivo se oponía a una psicología que se basara en un
«irracionalismo». De este modo es que Sartre intentó un «psicoanálisis racionalista», al cual llamó
«psicoanálisis existencial».
Las paralogías de Sartre en esta cuestión son de perspicaz argumentación: « Un ser humano adulto no
puede ni debe estar defendiendo sus defectos en hechos ocurridos durante su infancia, eso es mala
fe y falta de madurez».
Es así como Sartre intentó crear un psicoanálisis basado en una total autocrítica del sujeto, una
«profundización» que eliminara la «mala fe». En el discurso de tal intento, Sartre llegó a valiosas
observaciones, particularmente las atinentes a la imaginación y a lo imaginario, o a opiniones tales
como «el infierno es la mirada del otro »; el mismo concepto de «mala fe» es interesante para los
psicólogos y filósofos. En cuanto la mala fe, explica Sartre, es un autoengaño (basado principalmente
en racionalizaciones) por el cual el sujeto pretende tranquilizarse y, al tratarse precisamente de
«fe», el individuo cree ciegamente en estas «razones».

Trabajos

Novelas y relatos
• La náusea (La nausée, 1938)
• El muro (Le mur, 1939)
• El muro (Le mur)
• La cámara (La chambre)
• Eróstrato (Érostrate)
• Intimidad (Intimité)
• La infancia de un jefe (L'enfance d'un chef)
• Los caminos de la libertad (Les chemins de la liberté, 1945–1949):
• I: La edad de la razón (L'âge de raison, 1945)
• II: El aplazamiento (Le sursis)
• III: La muerte en el alma (La mort dans l'âme, 1949)
• La suerte está echada (Les jeux sont faits) (1947)

Obras teatrales
• Barioná, el hijo del trueno (Bariona, ou le fils du tonnerre , 1940)
• Las moscas (Les mouches, 1943)
• A puerta cerrada (Huis clos, 1944)
• Muertos sin sepultura (Morts sans sépulture, 1946)
• La puta respetuosa (La putain respectueuse, 1946)
• Las manos sucias (Les mains sales, 1948)
• El diablo y Dios (Le diable et le bon Dieu, 1951)
• Kean (1954)
• Nekrasov (1955)
• Los secuestrados de Altona (Le Sequestres d'Altona, 1959)
Obras filosóficas
• La imaginación (1936)
• La transcendencia del ego (1938)
• Bosquejo de una teoría de las emociones (1939)
•Lo imaginario. Psicología fenomenológica de la imaginación (L'imaginaire. Psychologie
phénoménologique de l'imagination, 1940)
• El ser y la nada (L´être et le néant, 1943)
• El existencialismo es un humanismo (1945 y 1949)
• Crítica de la razón dialéctica (Critique de la raison dialectique, 1960)

Otras obras
• Reflexiones sobre la cuestión judía (1946)
• El engranaje (L'Engrenage, 1948)
• Las palabras (Les mots, 1964, autobiografía de su infancia)

Conclusión

Así Jean-Paul Sartre, el más famoso de los existencialistas, arrastraba públicos enormes a sus
conferencias y las mujeres desmayaban ante él como si fuera un cantante del pueblo.

Es conocido como el filósofo de la libertad. En contra de cualquier concepción teleológica (Con un fin,
propósito) del hombre, es decir, de tesis que afirman la existencia de un fin predeterminado y fijo
del ser humano. En su lugar, Sartre sustentó la falta de sentido; y es en esto en lo que consiste la
libertad humana. Al no tener un camino que seguir, al carecer de toda guía sobre el bien y el mal,
cada ser humano debe trazar su propio sentido y hacerse cargo de su vida en todos los órdenes,
incluyendo el moral.

La filosofía de la existencia establece una estrecha relación entre ética y ontología. El


existencialismo es humanismo es que la existencia precede a la esencia. No hay nada determinado en
el ser humano, por eso es libre de irse construyendo una esencia, un ser, con su vida, con sus
decisiones, con sus actos. La vida es un constante inventarse a sí mismo. La única determinación de la
libertad es no poder escapar de ella. Es por eso que estamos “condenados a ser libres”.
Su responsabilidad es otra característica del ser humano libre, que versa sobre su actuar en el
mundo, sobre su capacidad transformadora, por la cual debe hacerse cargo de sí mismo y de los
demás.

En el ser y la nada Sartre distingue dos formas ontológicas: ser en si y ser para sí; el primero,
concreto; el segundo, consciente.

E l ser del hombre surge de la nada, de su propia nada, de su existencia vacía de contenido, de su
propia nada, de su existencia vacía de contenido. Por lo tanto, la experiencia del mundo es desde la
propia subjetividad, desde donde se juzga verdad o falsedad.

La “necesidad de ser” por la carencia, que nunca será totalmente satisfecha, es la “ipseidad”, náusea,
angustia, malestar.

Bibliografía:

http://es.wikipedia.org/wiki/Existencialismo
http://es.wikipedia.org/wiki/jean-paul_sartre
http://www.hottopos.com/convenit4/sartre.htm

-Angulo Parra, Yolanda. Filosofía, Santillana, México, 2007.


-Sartre, Jean-Paul. El existencialismo es un humanismo, Sur, Buenos Aires, 1973.

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