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APRA RA ARORA AR AREA ANARN AANA EUGENIO BULYGIN DANIEL MENDONCA. NORMAS Y SISTEMAS NORMATIVOS Marcial Pons, Ediciones Juridicas y Sociales, S. A. 2005 Barcelona Madrid La coleccién Filosofia y Derecho publica aquellos trabajos que han superado una _valuncionandnima realizad por especalistas en la materia, con srreglo los estin- Sgres usualesen la comunidad académica internacional Los autores ineresados en publicar en esta coleccin, deberin enviar sus manscritos en documento Word sla direction de coreo eletronico edciones@maialpans.e. ef tos personales del autor deben ser aportados en documento apartey el manus- kari debe contener ningun referencia, directa oindreeta, que penmitaidentificar Se Px 00326100 gae™ pibloteca de Ciéncias Juridicas-Direito Lisraria Cultura SIA yee Normas y Sistemas Normativos Terme. sg9r2014 Regiscro 531688 12§ 35,55 oaiuerz014 DISPENSA DE LiCITAGAO nna, te po Bor p eC ELL ‘Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacion escrita de los ttulares del ‘eCopyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes. la reproduccién total 0 Fal de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografia, “dl tratamiento informético, y la distibucin de ejemplares de ella mediante alquiler 3 préstamo pablicos. © Eugenio Bulygin y Daniel Mendonca © MARCIAL PONS EDICIONES JURIDICAS Y SOCIALES. S. A. ‘San Sotero, 6 - 28037 MADRID ‘B91 304.3303 ISBN: 84.9768-260-2 Depésito legal: M-41942-2005 Fotocomposicién: Esperanza Garcia Serrano DiseBio de tac Manuel Estrada, Disefio Grifico Impresin: Etect, INpustmia Grarica, S. L. Poligono El Nogal Rio Tiétar 24, 28110 Algete (Madrid) MADRID, 2605 A la memoria de Georg Henrik von Wright yde Carlos E. Aichourron, cuyas ideas inspiraron gran parte de este libro. SOOO TOO YY OOOOH OOVTOOT PVT OYTOVTIVVVIL MOOREA A FARAAAAD 4294499999999 99% INDICE 1 INTRODUCCION. M1. NORMAS 1, NORMAS : ee PROPOSICIONES NORMATIVAS .... Ul LOG ‘A DE NORMAS EL SISTEMA CLASICO DE LOGICA DEONTICA. EL DILEMA DE JORGENSEN ee INTERPRETACIONES DE LA LOGICA DEONTICA IV. NORMAS Y SISTEMAS NORMATIVOS SISTEMA JURIDICO Y ORDEN JURIDICO. REGLA DE IDENTIFICACION NORMAS DE COMPETENCIA .... EXISTENCIA Y PERTENENCIA PERTENENCIA Y APLICABILIDAD PERTENENCIA Y OBLIGATORIEDAD.... BIBLIOGRAFIA Pi. ul 15 1s 19 25 25 27 28 4 4 49 58 62 09 84 OL INTRODUCCION Deacuerdo con una concepcién muy difundida entre los juristas y los filésofos, el derecho es concebido como un conjunto de normas. El concepto de norma juridica ocupa, por tal motivo, un lugar central enla ciencia y en la filosoffa del derecho. Aunque los autores no siem- pre estin de acuerdo acerca de c6mo caracterizar esas normas ni acer- ca de cémo explicar el rasgo de juridicidad que se les atribuye, coin- iden en que el concepto de norma constituye una base adecuada para la caracterizacin y descripcién del derecho '. Sobre csa base, cabe preguntarse si existe alguna caracteristica especifica de las normas juridicas que permita distinguirlas de otros tipos ce normas, tales como normas morales, religiosas o convencio- nales. Los juristas han realizado no pocos esfuerzos para identificar esa caracteristica distintiva, aunque esos esfuerzos no pueden considerarse, en general, como exitosos. En ese sentido, son especialmente instructivos los intentos de KeLsen (1945, 1960). Siguiendo una tradicién venerable, en Ketsen (1945) se caracteriza el derecho como el conjunto de aquellas normas que regulan el uso de la "No faltan, sin embargo, corrientes teéricas que niegan esta tess y pretenden reconsttuir el derecho en términos de una unidad de anilisis diferente, como hechos sociales (Ouivecrowa, 1971) 0 razones para Ia accién (Raz, 1975). SRO AAR EAA AA AANA AAI NN NNN OO 2 EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA fuerza en 1a sociedad, lo cual parece ser muy razonable. Pero luego intenta rasladar esta caracterizacién del derecho a cada una de sus normas y define la norma juridica como aquella que establece una Ssancién COercitiva, Io cual es ya mucho menos razonable, pues con- duce a una distorsién enorme, dado que son muy pocas las normas juridicas que cumplen la condicién estipulada. Bl caso tfpico lo cons~ tituyen las normas de la parte especial del Cédigo Penal; el resto de Jas normas. en cambio, salvo raras excepciones, no establecen sancio- nes, Esto Condujo a Keisen a declararlas normas incompletas, con la consecuentia, seguramente no deseada y ciertamente no deseable, de {que resulta casi imposible encontrar un ejemplo de norma completa usando el Criterio propuesto. Admitiendo técitamente la insuficiencia de esta te0ria, Ketsen propuso (1960), la teorfa de la norma no inde- pendiente. Segiin la cual las normas que no establecen sanciones no son partes de otras normas, sino normas completas, pero su cardcter jjuridico depende del hecho de que se hallan en conexién esencial con hormas Sancionadoras (KetseN 1960: 56-59). No resulta claro, sin embargo. ¢n qué consiste esa conexién. pero la interpretaci6n més sensata parece ser la siguiente: el derecho regula el ejercicio de la fuerza en la sociedad y, por lo tanto, debe contener algunas normas que establecen sanciones. Las demas normas son juridicas en la medi- dda en que Pertenecen al sistema juridico, sean 0 no normas sanciona- doras. Ese fue, justamente, el camino seguido por Hart a partir de su teoria sobre la regla de reconocimiento. Segin Hart, es la regla de reconocimiento la que especifica alguna caracteristica o caracteristi- cas cvya Posesién por una regla (0 norma) determinada es considera- da como Una indicacién indiscutible de que se trata de una regla del grupo (Hakr 1961: 117). En concreto, afirma Harr que «decir que tuna determinada regla es valida es reconocer que ella satisface todos Ios requisitos establecidos en la regla de reconocimiento y, por lo tan- to, que€s tna regla del sistema» (Hanr 1961: 129). Es, pues, la regla de reconocimiento la que suministra los criterios de validez. o perte- nencia de las normas al sistema jurfdico considerado. Exie estudio est dedicado, precisamente, a analizar esa relaci6n de pertenencia de normas a sistemas juridicos y a mostrar algunas de las consécuencias que se siguen de ella. A partir de una caracteriza- ccign general de las normas (capitulo II) y de una exposicién resumida INTRODUCCION B de los rasgos fundamentales de la l6gica de normas (capitulo III), con- sideramos en detalle los criterios de pertenencia de normas a sistemas juridicos, asf como las principales derivaciones de la nocién de perte- nencia sugerida, sobre todo en funcién de las nociones conexas de existencia, aplicabilidad y obligatoriedad (capitulo IV). I NORMAS 1. NORMAS 1. Eneste estudio, entenderemos por «norma» una prescripeién emitida por un agente humano, denominado «autoridad normativan, dirigida a uno o varios agentes humanos, denominados «sujetos nor. mativos», que obliga, prohibe o permite determinadas acciones 0 estados de cosas. Ordenes o mandatos estén incluidos en esta nocién de norma. La formulacién de la norma por medio de oraciones deén- ticas (oraciones con términos como «obligatorion, «prohibidon 0 «permitido») u oraciones en modo imperativo y aun indicativo puede variar de un caso a otro. Lo decisivo es el uso prescriptivo de las pala~ bras u otros simbolos. Debe quedar claro, sin embargo, que la restric- cién impuesta respecto del alcance que daremos al término «norma», como equivalente a «prescripcién», no implica que el derecho esté compuesto exclusivamente de prescripciones, pues, ademas de nor- mas prescriptivas, el sistema juridico puede contener elementos de ‘otros tipos (0, si se prefiere, otros tipos de normas, como normas defi- nitorias o normas constitutivas). Este es el caso, por ejemplo, de las definiciones, las ficciones y las disposiciones derogatorias. Una de las finalidades principales que persigue la autoridad nor- mativa al dictar normas es motivar ciertas conductas sociales. Para POCO OU SHOOT TSOOSIPIDIPSISIOIPIOVVIINL SORA ARRAN AAMAAARANARNANAD MOO EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA 16 lograr esa finalidad es esencial comunicar la norma a aquellos en cuya Brita se pretende influir, los sujetos normativos. Los sujetos nor- condueta Se fen ser personas determinadas, como acurre con las nor- a vos piduales, © solamente determinables, como ocurre con las imas ihe generales dirigidas a una clase de personas. En este ultimo oto s las personas que pertenecen o legan a pertenecer con el cag esa clase son los destinatarios de la norma. Aun en el caso iene ace oar naman eee ane ‘al para que la norma tenga interés practico que exista la posi Ge ope esa clase tenga miembros en el Futuro. Una norma que no ten- fg ningan destinatario, ni siquiera potencial,careceria de relevancia préctica, pues nunca seria aplicable. : La comunicacién de la norma supone, pues, el uso de un lenguaje ‘compartido tanto por la autoridad normativa como por los sujetos = tativos entendendo por slenguaj> too sistema de sibs quest ve parla comunicacin (vr. gesos, luce, banderas, bujs, pala bras). En consecuencia, dictar normas supone la exitencia do ona comunidad lingiistica a la que pertenecen todos los involucr ars ‘getividad normativa. Sin embargo, aunque toda norma se formula © puede ser formulada en un lenguaj, ta norma no es un conjunto de sig~ nos lingtisticos, sino el sentido (o significado) que esos sipnos pre. an, Debemos distinguir, pues, entre la formulacién de la norma y norma, La formulacion de norma es una entidad lingiistica. la norma, ten cambio, €s el sentido expresado por la formulacién. Ast la misma norma puede ser expresada por dos o mas formulaciones i ferentes ¥ también val la inversa, pues fa misma formulacién puede exp des 0 mas normas distintas, si tene mas de un sentido. Lo para la identidad de la norma es, pues, la identidad de sent Lacaacin del sentido de la formulacion normativa por parte del destinatario es condicién necesaria para que la norma pues eumplir el papel ue le asigna la atoridad: a de motivar determinadas con- dues, Sel destnatario no capt ese sentido, no pode ser motivado por a arma y no podré obedecerla ni aplicaria,Incluso si por alg motivo distinto realiza efectivamente la conducta exigida por a nr. ma, no cabra hablar de obediencia, sino a lo sumo de mera coinciden- ‘ia entre la conducta prescrita y la conducta ejecutada, Seria ingenuo, sin embargo, creer que a cada palabra le corres- ponde una entidad tinica que es su sentido y que nosotros podemos NORMAS, 0 aprehender esa entidad por medio de algun tipo de intuicién intelec- tual. El sentido, en verdad, depende del uso que se les da a las pala- bras, y como éste puede variar de grupo a grupo y de momento a momento, seria ilusorio buscar el sentido de una palabra o expresién. Esto no supone, sin embargo, que una palabra no pueda tener un sen- tido mas o menos determinado, o al menos determinable, en un cierto lenguaje. Aunque la determinacién del sentido es una tarea a veces ificil, en principio es posible identificar con mayor o menor pre~ cision el sentido de una expresién dada, en un contexto determinado. Laactividad que consiste en la identificacién o determinacién del sen tido de una formulacién normativa se denomina comiinmente «inter- pretaciény. 2. Dentro de las normas de conducta, cabe di stinguir varios tipos, segin diferentes criterios (ALCHOURRON y BULYGIN, 1996: 138-140). Consideremos algunos de ellos. Una distincién muy importante para el derecho es la distincién entre Normas generales y normas individuales. Como ha mostrado von Waicer, esta clasificacién no es univoca (von Wriciir 1963: 95-99), Una norma puede ser individual o general respecto del sujeto normati vo, segin que el destinatario de la norma sea uno o sean varios sujetos individualizados o una clase de sujetos, o individual o general respecto de la ocasién, segin que la norma se refiera a una o varias ocasiones concretas 0 a una clase de ocasiones. Los dos criterios son indepen- dientes y, por consiguiente, una norma puede ser general en un sentido ¢ individual en otro. Si la norma es general, tanto respecto del sujeto como respecto de la ocasiGn, es una norma eminentemente general. Tradicionalmente se ha considerado al derecho como un conjunto de normas generales, aunque no esta claro si se trata de normas eminente- mente generales o simplemente generales respecto del sujeto. Otra distincién importante es la distincién entre normas categéri- cas y normas condicionales. Una norma es condicional cuando la obligacién, prohibicién o permisién que establece esta sujeta a una condicién como, por ejemplo, la norma que dispone, «si p, entonces es obligatorio qv. Si la obligacién, prohibicién o permisién prescrita por la norma no estd sujeta a condicién alguna, por ejemplo «obligato- tio p», la norma es categorica. Este es un punto particulamente intere- sante en el que nos detendremos para una breve digresién. Casi todos los tedricos estén de acuerdo en que las normas (como «obliga 18 EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA torio p») pueden ser analizadas en dos componentes: un componente normativo («obligatorion) y un componente descriptivo («p»). Y bien es cierto que no existe un completo acuerdo acerca de la cuestion de cémo caracterizar el componente descriptivo, para la mayoria de los autores se trata de la descripcién de un estado de cosas o de una accién. No hay mayores discrepancias sobre este punto, a pesar de las diferencias terminoldgicas (vgr. frdstico, contenido, radical senten- cial, topico). Problemas més serios surgen, sin embargo, tan pronto como volvemos nuestra atencién hacia el componente normativo, pues a este respecto pueden distinguirse dos puntos de vista conflicti vos que, tal como fueron explicados en ALCHOURRON y BULYGIN (1981), dan lugar a dos concepciones antagénicas respecto de las nor- mas: la concepcién hilética y la concepcién expresiva. Para la con- cepcién hilética, el componente normative forma parte del contenido conceptual de la norma. Se trata de un operador que, incidiendo sobre la oracién descriptiva, hace surgir una oracién normativa. La norma es el significado de esta nueva oracién normativa. Lo pecualiar de las foraciones normativas es que tienen un significado prescriptivo: no dicen que algo es, sino que algo debe (0 puede) ser. Sin embargo, muchos fil6sofos son renuentes a aceptar la idea misma de un signifi- cado prescriptivo y tienden, incluso, a considerarla como una contra~ diccién en sus términos. En consecuencia, ofrecen una explicacién alternativa para el componente normativo, no en términos de signifi- cados de las expresiones lingtlisticas, sino en términos de lo que se hace con las expresiones linglisticas. Para esta concepcién, la con- cepcién expresiva, las normas no son significados de un tipo especial de oraciones, sino el resultado de un cierto tipo de accién llevada a cabo por el hablante: la accién de prescribir (ol mitir). Por consiguiente, el componente prescriptivo no es un opera- dor, sino un indicador de la fuerza pragmitica que tiene la expresion, esto es, de la accién realizada por el agente que usa la expresién en cuestién. Siguiendo la convencién adoptada en ALCHOURRON y BULY- iv (1981), podrian usarse «Op» y «!p» como expresiones simbdlicas de las normas en la concepcién hilética y en la concepcién expresiva, respectivamente. En este estudio adoptaremos la concepcién hilética y su representacién correspondiente. Una de las razones principales de esta decisién radica en los graves problemas que plantea la con- ‘cepcion expresiva para el desarrollo de una légica de normas, sobre todo para una reconstruccién satisfactoria de las normas condiciona- NORMAS 19 les. En cualquier caso, la representacién de las normas condicionales ¢s siempre problematica y particularmente importante, pues la gran mayoria de las normas juridicas son normas condicionales (ALcHOURRON 1988; 1993; 1994; 1996a y 1996b). __ Una distincién més, también relevante para el derecho, es la dis- tincién entre normas positivas y normas no positivas (0 naturales). Las normas positivas, a diferencia de las no positivas, son el producto de la actividad humana. Segiin que ésta consista en un acto conscien- te de creacién por parte de una actividad normativa o en conductas y actitudes convergentes de un grupo social, cabe distinguir entre nor- mas legisladas y normas consuetudinarias. La distincién entre normas positivas y no positivas aparece en el campo de la teoria del derecho bajo la forma de la antigua polémica entre el positivismo y el iusnatu- ralismo. Como es sabido, el positivismo sostiene que todo derecho es derecho positivo, es decir, esta compuesto por normas positivas, mientras que el iusnaturalismo se caracteriza por sostener que ademas de derecho positivo, existe un derecho natural, compuesto por normas no positivas. En este estudio nos ocuparemos sélo de normas positivas legisladas. 2. PROPOSICIONES NORMATIVAS, 1. Las oraciones que contienen palabras tipicamente normativas, como «obligatorion, «prohibido» o «permitido», son sistematicamente ambiguas, pues pueden ser usadas para expresar tanto normas, como proposiciones normativas, es decir, proposiciones acerca de normas. Cuando alguien dice «prohibido fumar» caben al menos dos posibil dades para interpretar lo que ha hecho. Si su intencién ha sido prohibir que se fue y la expresiGn «prohibido fumar» fue usada prescriptiva- ‘mente, sus palabras expresan una norma, Pero si su intencién ha sido informar sobre (la existencia de) una prohibicién dictada por otro, la expresién «prohibido fumar» ha sido usada descriptivamente y, en consecuencia, expresa una proposicin normativa. Aunque tanto una ‘como la otra pueden ser expresadas mediante las mismas palabras, sus propiedades son claramente diferentes. Las normas no son ni verdade- ras ni falsas, aunque pueden, en cambio, ser obedecidas 0 desobedeci- das (validas o invalidas, justas 0 injustas, etc.). Las proposiciones nor- mativas, en cambio, son verdaderas o falsas pero no pueden ser SOCCTTTOWWOWWOWTOWUWVWVNUEVUWTUWTIUWYIWVE a ORR IRR RI FP I FI I EIR RAN) MENDONCA EUGENIO BULYGIN Y DANI 2» obedecidas ni desobedecidas (ni validas 0 invalidas, ni justas a tas), Para la verdad dela proposicion normativa es totalmente ire vante la persona que la formula, puesto que su verdad depende sélo del hecho aque hace referencia (por ejemplo el hecho de que la norma en cuestién existe, es valida o esta vigente). Por el contrario, la validez de la norma puede depender de la persona que formula la norma, puesto que generalmente consideramos que su autor (autoridad normativa) tiene que reunir ciertas condiciones relativas a la competencia para que la norma resultante de su formulacién sea considerada valida. Puede haber distintos tipos de proposiciones normativas, dado que ‘cualquier predicacién acerca de una norma da lugar a una proposicién tal. Asi, puede haber proposiciones normativas que prediquen existen- cia, validez, obligatoriedad, aplicabilidad, eficacia 0 vigencia de nor- mas (MeNboca 2000: 32-37). Pero hay un tipo de proposiciones rnormativas particularmente importante: son proposiciones que aparen- temente no se refieren a normas, sino a conductas (acciones, activida- des 0 estados de cosas resultantes de conductas) y que afirman que una conducta tiene la propiedad de ser obligatoria (prohibida, permitida). Sin embargo, no se trata de propiedades que las conductas puedan tener con independencia de las normas: una conducta tiene la propie- dad de ser obligatoria (prohibida, permitida) sélo si hay una norma que la califica como obligatoria (prohibida, permitida). Por lo tanto, este tipo de proposiciones normatvas (que han de ser distinguidas con especial cuidado de las normas, ya que su expresién verbal suele ser muy semejante 0 idéntica) pueden ser analizadas como proposiciones acerea de normas: decir que «p» es obligatorio (prohibido, permitido) ‘equivale a afirmar que hay una norma 0 un conjunto de normas que ordena (prohibe, permite) «p». De manera que estas proposiciones normativas deben ser relativizadas respecto de una norma o un sistema de normas '. Volveremos sobre este punto mas adelante. transposed mode of speech) a ' Caanar denominé «modo de discurso indirecton (transposed. ech exe wo ic del lenge Par mod de duo det eniendeos un dcr Sone que, con el finde afrmar algo sabre un objeto a, eafrma algo sobre un obje to b, que maneneeirarelacin eon el objeto a» (Canna. 1959: 308). Desde eta perapectiva, una proposcionnormativa de este ip indica qe (en un sistema normat- ‘o determinada) hay una norma que obliga (prohibe permite) cirta accion. Ash, por ‘Jempl, pra deci que enn sistema nomativodeterminado hay una norma (bjeioa) ue obliga avealza la aciin wpm, decimos que la accin wpe (el objeto D) es obl- gator BIBLIOTECA ne NORMAS, DE CIENCIAS JURINICAS 2. La ambigtedad ce las oraciones dedmticas no pasé inadverti- da a los teéricos del derecho, pero transcurrié bastante tiempo antes de que se Hegara a una clara formulacién del problema, al punto que, ain hoy, no existe consenso sobre el estatus logico de los enuncisdos Juridicos (eft. Butvam, 1981 y 1982), En la teoria general del derecho contemporanea rece tratada en Ket sen (1960) bajo la distincién en cas (Rechtsnormen) y enunciados juridicos (Rechtssditze). Uno de los ropésitos centrales de la teoria de KeLseN consiste en sefialar que el objeto de la ciencia del derecho lo constituyen las normas juridicas y, en la medida en que se encuentra determinada por las normas juridi. cas, la conducta humana (Ke.seN, 1960: 83). En lo sustancial, la cien- cia del derecho describe las normas juridicas producidas por actos humanos, asi como las nermas que, mediante esos actos, son aplica~ das y acatadas (Kesey, 1960: 84). Los enunciados con los que la iencia del derecho formula sus descripciones, en cuanto enunciados Juridicos, deben ser claramente distinguidos de las normas juridicas ue constituyen su objeto. Los enunciados juridicos son proposicio- nes que expresan que, conforme a cierto orden juridico, deben produ- cirse ciertas consecuenciss, bajo determinadas condiciones que ese ismo orden establece (Ketsen, 1960: 84). Por lo demas, las normas juri in, prohiben o facultan y no constituyen, consiguiente- ‘mente, proposiciones, esto es, enunciados declarativos sobre un obje- to dado al conocimiento (KetseN, 1960: 84). La diferencia central entre enunciados y normas radica en que los enunciados no obligan, prohiben o facultan a nada ni a nadie, pero pueden ser verdaderos 0 falsos, mientras que, a la inversa, las normas obligan, prohiben o facultan, pero no pueden ser verdaderas o falsas, sino validas o invé- das, aunque, para KeLseN, los enunciados juridicos son también enunciados «de deber» («Sollsditze»), si bien se trata de un «deber des- criptivo» (Ketsen, 1960: 85, 88). Una clara formulacién de la distincién fue efectuada por los filéso- fos escandinavos. Hepenius (1941) propuso la distincién entre oracio- nes juridicas «genuinas» y «espurias», que corresponde a la distincién entre normas y proposiciones normativas. Unos afios después, la mis- ‘ma distincién fue cuidadosamente elaborada en Ross (1958). Las nor- 5 la cuestién apa- tre normas juri + "Mucho antes, Bexriam se ocupé del tema en su obra clisica On Laws in Gene. ral (1782), n EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA idicas son, segin Ross, directivas, esto es, «expresiones sin sig- ame Re a ne influencian (Ross, 1958: 8), mientras que las proposiciones de la cien- cia del derecho son aserciones, esto es, expresiones con significado representativo, De ahi que las normas no sean ni verdaderas ni falsas, a diferencia de las proposiciones normativas. En el anilisis de Ross, las proposiciones se refieren a «hipotéticas decisiones futuras [de los tri- bunales) bajo ciertas condiciones» (Ross, 1958: 41). Este andlisis pre~ dictivo de las proposiciones juridicas es absolutamente independiente de la distincién entre normas y proposiciones normativas, pero, en la prictica, el rechazo del andlisis predictivo de las proposiciones juridi- cas por numerosos filésofos del derecho, que no comparten el realismo jjuridico de Ross, oscurecié la importancia de la otra distinci En Harr (1961) encontramos una distincién paralela a la que Ross propone entre normas juridicas y aserciones sobre el derecho: es la distincién entre enunciados internos y externos. Dice Harr al respec to: «Cuando un grupo social tiene ciertas reglas de conducta, este hecho abre la posibilidad de tipos de asercién estrechamente relacio- nados entre si, aunque diferentes; porque es posible ocuparse de las reglas como un mero observador que no las acepta, o como un miem- bro del grupo que las acepta y que las usa como guias de conducta». (Haar, 1961: 110-111). Harr distingue también entre diferentes cla- ses de enunciados extemnos: 1) los que se limitan a registrar las regu- laridades de conducta de aquellos que cumplen con las reglas; 2) los que registran, ademas, la reaccién hostil regular frente a las desvia- ciones del patrén usual de conducta, y 3) los que registran, ademés, el hecho de que los miembros de la sociedad aceptan ciertas reglas como pautas o criterios de conducta y que la conducta y las reacciones observables son consideradas por ellos como exigidas o justificadas por las reglas (Harr, 1961: 308-309). Los tres tipos de enunciados externos son enunciados facticos, pero ellos difieren entre si porque las clases de hechos que describen son diferentes. Los primeros dos tipos describen ciertas acciones, pero el tercero describe hechos socia- es mucho mas complejos, a saber, el hecho de que una cierta regla es aceptada por el grupo social. 3. En el émbito de la logica, la distincién entre normas y propo- siciones normativas no recibié la misma atencién que en la filosofia del derecho. El nacimiento de la logica deéntica en la época modema NoRMas. = ¥ su estudio sistemético por los légicos comenz6 con la publicacién de! Clisico ensayo de von Waicht «Deontic Logic» (1951). Este naci- miento tuvo lugar en un momento en que era opinién generalizada que las normas, siendo imperativos disfrazados, carecen de valores de ver- dad y que, por lo tanto, no guardan relaciones légicas entre si (cfr. Dupistav 1937; Jorcensen, 1937-1938 y Ross, 1941). Extraiamente, ¢en los primeros sistemas de logica deéntica poco o nada se dice acerca de la cuestion de cémo han de entenderse sus expresiones: como nor- ‘mas 0 como proposiciones normativas. La mayoria de los logicos que han escrito sobre estos temas en los afios cincuenta y al comienzo de los sesenta no parecen percatarse del problema. En términos generales, todo indica que la idea fue elaborar una légica de normas, pero las fér- mulas fueron tratadas a menudo como si expresaran proposiciones ver- daderas 0 falsas. Esto es lo que ocurre en particular con el primer articulo de von Wricitt sobre este tema. Algunos afios después, en vow Waicttt (1957), se afirma: «Desde el punto de vista filoséfico encuen- tro este articulo muy insatisfactorio. En primer lugar, porque trata las normas como un tipo de proposiciones que pueden ser verdaderas o falsas. Esto, creo, es un error. La logica dedntica recibe parte de su importancia filoséfica del hecho de que las normas y las valoraciones, aunque alejadas del campo de la verdad, estan sujeias, sin embargo, a las leyes logicas. Esto muestra que la légica abarca, por asi decir, un mbito més amplio que la verdad» (vo Wricxt, 1957: vii). Probablemente seria un error tratar las normas como una clase de proposiciones verdaderas o falsas, pero esto no excluye la posibilidad de interpretar las oraciones deénticas como proposiciones acerca de normas, esto es, como proposiciones normativas. La observacién de von Writ parece indicar que él no se habia percatado de esta posi- bilidad en aquella época (probablemente porque no advirtié la ambigliedad antes sefialada) y acept6 como algo natural que la légica deéntica debia reconstruir las relaciones légicas entre normas. Sin embargo, su tesis de que la logica tiene un ambito més amplio que el de la verdad necesita, ciertamente, una justificacién, teniendo en ‘cuenta que nociones tales como consecuencia légica y coherencia son normalmente definidas en términos de verdad. Un anélisis detallado del problema de la ambigiiedad de las ora- ciones deénticas se encuentra en von Wricit (1963; w WricHt for- ‘mula alli una clara distincién entre normas y proposiciones norma POCO UWWYOW OOO WOWOEOTOVHYYWUWYHYYHVTUUWUL DARA ARAAARARARARADANARANAAAANAM AME 4 EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA vas y enfatiza la ambigiiedad de las oraciones deénticas: la misma oracién puede ser usada para expresar unas y otras. Pero en lugar de eliminar esta ambigiiedad del lenguaje ordinario, von ‘Waicut decide mantenerla en su lenguaje simbdlico. De esta manera construye un ‘simbolismo en lugar de dos, pero su cdlculo admite dos interpretacio- hes: una interpretacién prescriptiva, en la que las oraciones deénticas expresan normas, y una interpretacion descriptiva, en la que las ora- ciones deénticas expresan proposiciones normativas. Al respecto afir~ ma von WaicHt: «Un sistema totalmente desarrollado de Légica Deéntica es una teoria de las expresiones interpretadas descriptiva- mente, Pero las leyes (principios, reglas) que son peculiares de esta logica atafien a las propiedades légicas de las normas mismas, que luego son reflejadas en las propiedades logicas de las proposiciones normativas. Asi, pues, en cierto sentido, la “base” de la Logica Deén- tica es una teoria légica de las expresiones O y P interpretadas pres criptivamenten (von Wrictt, 1963: 133-134). Consideraremos este punto mas detenidamente en el proximo capitulo. I LOGICA DE NORMAS 1. EL SISTEMA CLASICO DE LOGICA DEONTICA. Hemos anticipado que la légica deéntica tiene una fecha de nac miento muy precisa: 1951, afio en que aparece el famoso articulo de Von Waicit «Deontic Logic», sin perjuicio de que se puedan encon- ‘rar numerosos antecedentes, por lo menos desde el siglo xiv (ctf. Knuurmita, 1981; Foutespat y Hitpinen, 1971). Entre los precursores cabe mencionar a Bentitam, Leteniz y MALLY. Elimpulso inmediato para la creacién de una légica deontica fue la observacién hecha ya por Letsniz y luego, independientemente, por von Wricir sobre una serie de analogias sugestivas entre el compor- tamiento légico de los conceptos modales aléticos (posible, imposi ble, necesario) y los conceptos dednticos 0 normativos (permitido, prohibido y obligatorio). Tomando uno de esos conceptos como pri- mitivo, se puede definir los otros dos de una manera estructuralmente similar. En efecto, si tomamos como primitivo los conceptos de po: ble (M) y permitido (P), los otros dos pueden ser definidos con la ayu- da de ia negacién. Colocando I por imposible, N por necesario, V por prohibido y O por obligatorio, usando el simbolo habitual para la negacién (~) y una proposicién (p), obtenemos el siguiente cuadro: % EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA Ip=-Mp Vp=-Pp Np=-M-p(=I-p) Op=-P-p(=V-p) Naturalmente se puede tomar como primitivo cualquiera de los otros dos conceptos, por ejemplo, N (0) y definir los otros en funcién de éste: Pp=-O-p Vp=0-p Mp=-N-p Ip=N-p El otro aspecto similar esté dado por las leyes de distribucién: tan- 10 los conceptos modales, como los deénticos se distribuyen de igual manera respecto de la disyuncién y la conjuncién, Mipvq)=+MpvMq_——_—P(pvq)- PpvPq I(pvq) + Ip&lq V(pvq) + Vp&Vq Nipaea)—=Np&Nq ——_O(P&q) + OPKOq Hay, sin embargo, una diferencia significativa entre el comporta~ miento légico de las modalidades aléticas y las correspondientes modalidades deénticas: mientras que en todos los sistemas de légica ‘modal las formulas «p— Mp» y «Np— p» son validas, las correspon- dientes formulas deénticas «p—+Pp» y «Op p» no pueden serlo. Cla- ramente del hecho de que algo sea (verdad) no se sigue que esté per- mitido y no todas las obligaciones se cumplen de hecho. En el primer sistema de von Wricht (1951) se acepta que toda tau- tologia de la légica proposicional es una formula valida del sistema cuando las variables proposicionales son reemplazadas por formulas deénticas, es decir, formulas en las que un operador deéntico es segui do por una expresién de la légica proposicional. Ademés, se aceptan las definiciones de prohibido y obligatorio en términos de permision (que figura como término primitivo), conforme al esquema dado mas arriba. Finalmente, se aceptan como axiomas la ley de distribucion P(pvq)+PpvPq y el llamado principio de permisién: PpvP-p (que equivale a Op Pp). A este sistema lo llamaremos el «sistema clasico». El mismo von WaiGt presenta este sistema en for- ma axiomatizada (1968) '. * Por razones de simplicidad pasaremos por alto una complicacién: en su presen- tacin orginara vow Wate sabe, en lugar de variables proposiconaes, eras LOGICA DE NoRMAS, 2” No es nuestro propésito analizar aqui el desarrollo de la légica deéntica a partir de la primera obra de von WricHt. Dejaremos de lado también los problemas de aplicacion de la ldgica dedntica con ‘sus conocidas paradojas, asi como muchos temas que han preocupado a los légicos deénticos en estos tiltimos cuarenta afios. Nos concen- traremos, en cambio, en el problema de la interpretacién de las for- mulas dednticas, que presenta interesantes facetas filoséficas. 2. EL DILEMA DE JORGENSEN El tema de la interpretacién de la légica deéntica esté en buena medida influenciado por el problema que en los afios treinta fue for- mutado por el filésofo danés J. JoRGeNseN y que desde entonces es ratura como «el dilema de Jorgensen» (JORGENSEN. 1937-1938). El dilema se apoya en las cuatro tesis siguient 1) Enel lenguaje corriente se usan en contextos normativos los. términos logicos tipicos tales como «no», «yn,co»,«si - entonces», etc., de la misma manera o al menos de una manera muy similar como en el lenguaje descriptivo, lo que sugiere la idea de considerarlos ‘como conectivas proposicicnales. Ademas, se hacen inferencias en las que las normas figuran como premisas y como conclusiones y tales inferencias tienen todo #l aspecto de ser idgicamente validas. Por lo tanto, hay una ldgica de normas que subyace al lenguaje corriente. 2) _Enlattradicién légica desde Aristoteles hasta nuestros dias las relaciones légicas de implicacién (consecuencia I6gica) y contradic- cién se definen en términos de verdad. Lo mismo ocurre con las conectivas proposicionales. En consecuencia, slo expresiones verda- deras 0 falsas pueden ser objeto del estudio de la logica. 3) Las normas carecen de valores de verdad. 4) No hay relaciones logicas entre normas y, por consiguiente, no hay una Iégica de normas. La tesis 4), que se infierede 2) y 3), contradice la tesis 1), que pue- de ser consideiada como expresién de un hecho preanalitico. Si se quiere evitar la tesis 4) hay que abandonar la tesis 2), o bien la tesis 3). Si, en cambio, se acepta la tesis 4), hay que desarrollar una teoria sus- maytisculas (A, B, etc), interpretadas como nombres de actos. Sélo con posterioridad ‘comenzé a usar las variables proposicionales, siguiendo una propuesta de Prion. SOOT OCYVYOUWWWOWNETIOWYKTWVYTTWUUNUNUVUNUUL POU eUUUEUWwHEWUYUWUYVeEWwWUYWWYNYWwWWwIWY 8 EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA titutiva capaz de reemplazar la légica de normas para dar cuenta del hecho expresado en 1). Buena parte del desarrollo de la logica deénti- ca desde la publicacién del primer articulo de vox Wari hasta nues- tros dias puede ser considerado como una discusién del dilema de Jon. GENSEN, En von Waicttt (1951) la légica deéntica es concebida como una logica de normas y las normas son tratadas —sin ofrecer mayor fun- damentacién— como entidades verdaderas 0 falsas. Pocos afios des- pués, en vox Waictit (1957), el autor calificé su primer ensayo como «dfilos6ficamente poco satisfactorion justamente por haber atribuido a las normas valores de verdad y expresé la idea de que la importancia de la logica deéntica residia precisamente en el hecho de que las nor- ‘mas, aunque alejadas del ambito de la verdad, estan sin embargo sometidas a leyes ldgicas. Esta observacién sugiere la ampliacién del concepto de légica y, por lo tanto, el rechazo de la tesis 2) (von Waicir, 1991 y 1996). Algunos légicos y filésofos del derecho han intentado escapar al dilema de JonGeNseN mediante el rechazo de la tesis 3), ya sea atribu- yendo valores de verdad a las normas, ya sea postulando valores and- logos a ta verdad y falsedad, como por ejemplo validez e invalidez (cabe mencionar en este contexto a Katinowski, KLUG y ROviG). Pero ninguno de estos autores ha llevado a cabo un desarrolio satisfactorio de esta idea. 3. INTERPRETACIONES DE LA LOGICA DEONTICA 1. _Aquellos autores que en los afios cincuenta y en los comien- 208 de los afios sesenta trabajaron en el campo de la logica dedntica (Priok, ANDERSON, LEMMON) atribuyeron a las expresiones dednticas valores de verdad, sin preocuparse de la cuestién de si éstas expresa- ban normas o proposiciones acerca de las normas. Es tan s6lo en el transcurso de los afios sesenta que esta distincién entre normas y pro- posiciones normativas fue formulada con claridad, sobre todo en vox: Waiaur (1963), si bien ya se encuentra considerada en obras anterio- res (por ejemplo, en BentHam, KeLseN, Hepentws y Ross). Esa distin- cién, que parte del hecho de que las oraciones del lenguaje corriente en las que figuran términos tipicamente dednticos (como «obligato- rio», «prohibido», «permitido») son sistematicamente ambiguas, LOGICA DE NORMAS 29 pues pueden ser interpretadas tanto prescriptivamente (como expre- siones de normas), como descriptivamente (como expresiones de proposiciones acerca de normas), abre el camino para la construccién de una légica deéntica (inobjetable desde el punto de vista de la con- cepcién tradicional de la légica) como una Iégica de las proposicio- nes normativas. Este camino fue recorrido en von WricT (1963) al concebir la ldgica desarrollada en ese libro como una ldgica de las expresiones dednticas interpretadas descriptivamente. Pero su idea fue que la peculiaridad de esa légica de las proposiciones normativas consiste en que en ella se reflejan las propiedades de las normas mis- mas. En consecuencia, como ya hemos seftalado antes, von Wricitr propuso en lugar de dos simbolismos diferentes (uno para la logica de normas y otro para la légica de las proposiciones normativas) desarrollar un s6lo simbolismo que admita dos interpretaciones dife- rentes, una prescriptiva y otra descriptiva. Esto result6 ser un serio error, pues muchos l6gicos, creyendo que se trata tan s6lo de un pro- blema de interpretacién, han caido en la tentacién de interpretar los sistemas clasicos de légica deéntica como una légica de las proposiciones normativas. Pero, en realidad, los operadores deénti- cos (obligatorio, prohibido, permitido) tienen propiedades logicas muy diferentes cuando son usados prescriptiva o descriptivamente, es decir, cuando figuran en las normas 0 en las proposiciones norma- tivas, Por esta razén es imprescindible usar diferentes simbolos. Usa- remos los simbolos habituales «O» y «P» para los operadores pres criptivas: en consecuencia la formula «Op» expresara una norma que ordena p; «O-p» expresaré una norma que prohibe p y «Pp», una norma que permite p. Una orden (esto es, una norma que ordena 0 hace obligatorio p) exige que se dé p; una prohibicién (esto es, una norma que prohibe p) exige que no se dé p, y una norma permisiva autoriza que se dé p. Los operadores deénticos descriptivos enuncian qué estatus deén- 0 tienen determinados estados de cosas o acciones. Este estatus deéntico lo confieren las normas: cuando una norma N prescribe que p debe ser o se debe hacer (Op), decimos que p es obligatorio en rela- cién con la norma N; cuando una norma N prescribe que p no debe ser ‘© no se debe hacer (O-p), decimos que p estd prohibido en relacién con la norma N; cuando una norma N prescribe que p puede ser o se puede hacer (Pp), decimos que p esté permitido en relacién con la nor- maN. 30 EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA Podemos también plantear la cuestién acerca de bajo qué condi- ciones una accién o estado de cosas p es obligatorio, permitido 0 prohibido en relacién con un conjunto de normas ©. La respuesta es: pes obligatorio en relacién con asi, y sélo si, una norma que prescri- be que p debe ser, es decir, una norma de la forma «Op» pertenece a las consecuencias de at. Y p esta prohibido en relacién con a, si y s6lo si, una norma que prohibe p (es decir, una norma de la forma «O-p») pertenece a las consecuencias de ct. Lasituacién es bastante mas complicada en el caso de la permisién. La oracién descriptiva «p esta permitido en oo es ambigua; a veces lo que se quiere decir con esta oracién es que una norma que permite p (es decir, una norma de la forma «Pp») pertenece a las consecuencias de 0, pero otras veces la misma oracidn es usada en un sentido diferente, a saber, en el sentido de que p no esté prohibido en a, esto es, que una norma de la forma «O—p» no pertenece a a. Esto significa que nos tenemos que ver aqui con dos conceptos de permisién diferentes; los dos operadores permisivos descriptivos serén denominados en lo suce- sivo «permisién positiva» y «permisién negativay?, Las proposiciones normativas son siempre relativas a una norma o .un conjunto de normas, esto es, a un sistema normativo; por eso vamos a usar los siguientes simbolos para los operadores deénticos descriptivos: «Ogp», «P’ap» y «Pap», que se len ap es obligatorio en », «p esta positivamente permitido en a» y «p esta negativamen- te permitido en oo», respectivamente. Las definiciones correspondientes son: DI. Ogp=ver, «Op» € Cr(at) D2. Og-P=der (O-p» € Cn(ox) D3. P*yp= sec «Pp» € Cn(ct) D4. Pap= gz «O-pn € Cra) Como ya se ha mencionado, la distincién entre normas y propos ciones normativas ha hecho posible interpretar las expresiones deén- En ALcuournon (1969) y AucHourRon y BuLyans (1971-1984a) fueron usadas, endo Ia terminologia de von Wauoutr, las expresiones «permision fuerte» y «per- misién débily, Esa terminologia tiene, sin embargo, la desventaja de sugerit la idea de ‘que la permisién fuerte implica la permisién débil, razén por la cual resulta objetable. LOGICA DE NORMAS 3 ticas como proposiciones acerca de las normas y con ello construir tuna légica deéntica en forma inobjetable desde el punto de vista de la concepcién tradicional de la l6gica (tesis 2). Esta l6gica de las propo- siciones normativas fue interpretada como una teoria sustitutiva para la ldgica de normas. Pero la caracterizacion de los operadores deonti- cos descriptivos dada més arriba, muestra claramente que no es sufi- ciente interpretar descriptivamente el simbolismo de los sistemas cla sicos de la logica deéntica; la légica de las proposiciones normativas exige un simbolismo propio, porque se distingue en aspectos muy esenciales de la logica de normas. Las notas distintivas més importantes son las siguientes: 1) Las expresiones de la légica de las proposiciones normativas son siempre relativas a un sistema, por eso aparecen los suscritos a. La misma accién p puede naturalmente estar prohibida (permitida, obligatoria) en un sistema normativo y al mismo tiempo no estar prohibida (permitida, obligatoria) en otro. Por eso la proposicién nor- mativa «p esta prohibido» no es completa: mientras no se indique de qué sistema normativo se trata, esta oracién carece de valor de verdad. En cambio, las expresiones de la légica de normas no estan referidas aun sistema normativo; se trata de conceptos absolutos, no relativos (cfr. Carnap, 1942: 41 ss. y 89 ss). 2) Enel ambito del lenguaje prescriptivo no hay nada anilogo a la distincién entre la permisién positiva y negativa. Sélo hay un con- cepto de permision. 3) Los operadores prescriptivos «Ox y «Pm» son interdefinibles: OP=aec—P-P— Pp=aee-O-P — O-P=yer—Pp PP ye ~Op Contrariamente a la opinién de algunos autores, como WeiNacr. Ger y Weinorrcer (1979), esta interdefinibilidad no presupone en modo alguno que el sistema normativo en cuestién sea completo y coherente (WeINBeRceR y WeINaERGER, 1979: 105), pues los operado- res prescriptivos no estan referidos a un sistema determinado, esto es, tienen el mismo significado con independencia del sistema en que figuran. En cambio, los operadores deénticos descriptivos no son interde- les sin més, justamente porque hay dos operadores permisivos fini Peeve wEUUUVEUwUYUUYUUEwVTUWTUYWVIWIIWY 2 EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA distintos. Sélo la permisién negativa es interdefinible con la prohibi- cidn: P"sp=def.—O,-p, pero no la permisién positiva. 4) La definicién de los operadores deénticos descriptivos presu- pone ya la existencia de las relaciones logicas entre normas: las con- secuencias légicas de aes la clase de todas las normas que se siguen logicamente de ct. Por lo tanto, la logica de las proposiciones norma- tivas es una extensién de la légica de normas y los operadores des- criptivos se definen en términos de operadores prescriptivos. Sobre este tema volveremos més adelante. 5) Finalmente, la negacién de los operadores deénticos descrip- tivos es considerablemente més complicada que la de los prescripti- vos. Esto serd analizado mas detenidamente en la préxima seccién. 2. El papel de la negacién en el mbito de las normas es distinto del de la negacién en el ambito de las proposiciones normativas, por de pronto porque hay dos tipos de negacién de las proposiciones nor- mativas: la externa y la interna, En el lenguaje corriente la negacién de la proposicién normativa «p esta permitido en am, es decir, «p no sta permitido en oo» es ambigua: puede significar que a contiene una norma que prohibe p 0 que © no contiene una norma que permite p. Por lo tanto, resulta conveniente introducir dos signos de negacién: «=» para la negacién externa y «|» para la interna, cuyas definiciones son las siguientes: Negacién externa: ~P*ap=def. «Pp» € Cn(a) -P",p=def. «Pp» € Cn(a) ~O,p=def. «Op» € Cn(qt)= Negacién interna: Tp*,p=def. «Pp» € Cn(a) 1P-p=def: «Pp» ¢ Cn(a) ‘JO,p=def. «Op» € Cn(a)=def. «P-p» € Cn(a) De estas definiciones surge que la negacién externa de la permi n negativa equivale a la negacién interna de la permisién positiva LOGICA DE NORMAS u Y, en forma similar, la negacién interna de la permisién negativa es equivalente a la negacién externa de la permision positiva. Por lo ta to, s6lo hay dos formas de negacién de la proposicién «p esté permi- tido en oo» (y no cuatro, como se podria creer). Y también hay dos for- mas de negacién de la proposicién «p es obligatorio en cm: la negacién externa significa que la norma que ordena p no pertenece a o. y la negacién interna significa que una norma que permite ~p, es deci tuna norma de la forma «Op» (o «P—p») pertenece a c.. En otras pala- bras: la negacién externa niega la pertenencia de la norma al sistema, mientras que la negacién interna afecta a la norma misma. Si se considera a la norma «P—p» como norma-negacién de «Op» (y correspondientemente, la norma «Pp» como norma-negacién de «O-p») (cfr. von Waicht, 1983: 133-134), entonces resulta que la negacién interna es una operacién que lleva de la proposicién norma- tiva que afirma la existencia de una norma a la proposicién normativa que afirma la existencia de su norma-negacién, Pero la negacion interna no cumple —a diferencia de la negacién externa— los requi sitos habituales que se espera debe cumplir una negacién. Estos requi- sitos pueden ser expresados mediante los siguientes cinco postulados (von Wricitr, 1983: 138). 1) Lanegacién de una proposicién ha de ser una proposicién. 2) Tiene que haber una y sélo una negacién de una proposicién. 3) La negacion tiene que ser reciproca, esto es, si una proposi cidn es negacién de otra proposicién, entonces la segunda proposicién ha de ser la negacién de la primera. 4) Una proposicién y su negacién tienen que ser mutuamente cexcluyentes, es decir, no pueden ser verdaderas las dos. 5) Una proposicién y su negacién tienen que ser conjuntamente exhaustivas, es decir, no pueden ser falsas las dos. Claramente s6lo la negacién externa satisface estos cinco postula- dos; la negacién intema no satisface los postulados 4) y 5), pues tanto la proposicién normativa como su negacién interna pueden ser ambas verdaderas y también ambas falsas. Son ambas verdaderas cuando el sistema normativo en cuestidn es incoherente (contradictorio) y son ambas falsas cuando el sistema es incompleto. Es justamente la posi- bilidad de sistemas normativos incoherentes ¢ incompletos la que hace tan importante la distincién entre operadores dednticos prescrip- tivos y descriptivos, pues cuando a: es un sistema coherente y com- u EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA pleto las distinciones entre la permisién positiva y negativa y entre negacién externa e interna se desvanecen. Es interesante investigar el papel de la negacién en el émbito de! Ienguaje prescriptivo. En los primeros tres postulados es suficiente reemplazar el término «proposicién» por el de «norma» para poder aplicarlos a las normas, pues las normas satisfacen claramente estos tres postulados: la negacién de una norma es también una norma (por ejemplo, «Op» y «P-p»); para cada norma sélo hay una norma-nega~ cién; una norma y su norma-negacién son reciprocas (si «Op» es la negacion de «P-pn, «P—po es la negacién de «Op»).. Los dos tltimos postulados, es decir, los postulados 4) y 5) sélo pueden valer para las normas en un sentido analégico, pues las nor- mas carecen de los valores de verdad. Sin embargo, cabe afirmar que tuna norma como «Pp» («Op») y su norma-negacién «Pp» («Op») son mutuamente excluyentes y que las dos normas son conjuntamen- te exhaustivas, pues las formulas «Pp v ~Pp» y «(Pp & ~Pp)» son validas en la légica de normas, tal como ésta ha sido desarrollada en Ai.ciourROn (1969). Pero es importante darse cuenta de cual es exac- tamente su significado. Cuando se dice que «Pp» y «-Pp», es decir, una norma permisiva y una norma prohibitiva de p se excluyen mutuamente, esto no significa que un sistema normative no pueda contener estas dos normas. Sélo significa que estas dos normas son incompatibles (porque la satisfaccién de la prohibicién hace imposi- ble hacer uso de la permision y viceversa, el hacer uso de la permision de hacer p hace imposible la satisfaccién de la prohibicién). La légica de normas establece criterios para la coherencia, pero nada dice res- pecto de la existencia de las normas (ALCHOURRON y BULYGIN. 1989: 684-685). Por razones similares, cuando se afirma que las normas «Pp» y «Pp» son conjuntamente exhaustivas, esto no significa que todo sis- tema normativo necesariamente contiene una permisién o una pro! bion de p. Sélo significa que toda regulacién de la accién p imp! necesariamente la permision o la prohibicién de p. Seria un error pr tender inferir de alli que toda accién esté siempre regulada en todo sis- tema normativo (y que, por lo tanto, todos los sistemas normativos sean completos y no puedan tener lagunas), justamente porque la logi- ca de normas nada puede decir sobre los hechos (existencia de nor- mas). En consecuencia, la aceptacién de «Pp v -Pp» y «(Pp & Pp)» LOGICA DE NORMAS 35 como formulas validas de la légica de normas no implica en modo alguno que todos los sistemas normativos sean por razones légicas completos y consistentes, como lo han afirmado. algunos filésofos del derecho. Esas formulas sélo establecen dos condiciones que las nor- mas han de satisfacer: 1) una condicién minima que toda formulacién normativa ha de satisfacer para expresar una norma (cuando una for- ‘mulacién normativa no permite ni prohibe la accién p, no expresa nin- guna norma respecto de p), y 2) una condicién para la consistencia, es decir, una condicién que toda norma ha de satisfacer para ser cohe- rente (una norma que permite y a la vez prohibe p es incoherente res- pecto de p). Hemos analizado con algtin detalle el problema de la negacién en la Logica de normas y en la ldgica de las proposiciones normativas, porque suele haber no poca confusién respecto de este problema, inclusive entre los ldgicos que se ocupan de la légica deéntica °. 3. La importancia de la légica de las proposiciones normativas —aue, como surge de las consideraciones anteriores, acusa diferen- ignificativas respecto de la ldgica de las normas— reside en que puede ser entendida como una légica de los sistemas normativos en el mismo sentido en que la légica normativa es una ldgica de las normas. Las proposiciones normativas son afirmaciones acerca de un sistema normativo —en nuestro simbolismo acerca de Cn (a)— que dicen que determinadas normas pertenecen 0 no pertenecen a un sistema normativo dado. Una norma pertenece a un sistema normativo cuan- do o bien ha sido promulgada por alguna autoridad competente de! sistema o bien puede ser derivada (es consecuencia légica) de otras ormas que forman parte del sistema. Estas dltimas son las normas derivadas. (Para simplificar, omitiremos toda referencia a las normas consuetudinarias). Volveremos sobre este punto mas adelante para introducir mayor precision. Las proposiciones normativas se formulan en un lenguaje que es un metalenguaje con respecto al lenguaje en el cual estén formuladas las normas. Por lo tanto, las oraciones de esta logica son expresiones metalingiisticas acerca de los sisiemas normativos. Es indispensable 2 Por ejemplo, en Weissencee y Weanaencer (1979) encontramos una nocién de ‘negacién normativa que no satisface ninguno de los cinco postulados: la negacién de luna norma no ¢s una norma, la reiteracin de la negacién no es admisible y la formula «Pp v-Pp» no es valida (Weinuencer y WeinseRcex, 1979:121-122). SAAR AAA EE AR ARERR ARRAN AMARA AANA RANE POO OY OOO OT OTOH TOV OOOOH OWTVOVHITYOUVIIL 36 EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA introducir simbolos especiales para esas expresiones, porque algunas propiedades sumamente importantes de los sistemas normativos, tales como la completitud y la consistencia no pueden ser expresadas ade- ‘cuadamente en la logica deéntica tradicional, tanto en su interpretacién prescriptiva, como en la descriptiva. En este sentido, es interesante ‘comparar los teoremas de los sistemas clasicos de légica de normas (LN) con los de la légica de las proposiciones normativas (LPN). Las tesis siguientes son caracteristicas del sistema LN: TI. ~(Op & O-p) (Op—-O-p) 12. Ppe+-O-p 13. O(p & q)-+Op & Og Td. P(pvq)e+Pp v Pq TS. Op—Pp 16. PpvP-p Estas tesis reflejan las propiedades logicas de los operadores nor- mativos O y P. Si se los compara con los operadores deénticos des- cripivos Og, P’a.y P", obtenemos el siguiente cuadro: 1) TI no es valida en LPN, pues la formula «-(O,p & O,-p)» puede ser falsa, ya que Cn(c) puede contener tanto «Op», como «Q-p» (cuando esto ocurre ot es incoherente). 2) Hay una formula andloga a T2, pero sélo para la permisién negativa: P-4p > -O,-P. 3) El principio de distribucién T3 vale en LPN para Og. 4) El principio de distribucién T4 sélo vale para la permisién negativa P“,, 5) TS vale en cambio sélo para la permisién positiva: «gp P* gp» es una fétmula valida. Pero la formula ¢O,p-+ P-gp» no es valida. 6) La formula andloga a T6 no vale, ni para la permisién positi- va,ni para la negativa: «P’gp v P*,p» no es valida en LPN porque el sistema normativo puede tener lagunas, esto es, puede ser incomple- LOGICA DE NoRMAS 37 to, De 1) se sigue que la formula «P".p v P-,-p» tampoco es valida, Porque el sistema puede ser incoherente. Esto ocurre cuando 0. con: tiene tanto la prohibicién de p, como la prohibicién de -p, es decir, cuando la accién p es, a la vez, obligatoria y prohibida en el sistema Cn(q). La incoherencia consiste en que las dos normas no pueden ser ambas obedecidas por razones légicas. Cuando una accién es a la vez prohibida y permitida positivamente el sistema normativo correspon- diente también es incoherente. Cabe mostrar que este iitimo caso es tun caso especial y no un tipo diferente de incoherencia (aqui las dos. normas son inconsistentes porque es légicamente imposible hacer uso de la permisién sin violar la norma prohibitiva). Un estado de cosas p est normativamente determinado en un sis tema normativo @ si, y sélo si, p estd o bien permitido positivamente © bien prohibido en at, esto es, cuando la formula «P*gp V Op» es verdadera. El concepto de determinacién normativa puede servir para {a caracterizacién de los conceptos de laguna y de completitud de los. sistemas normativos. Un sistema normativo Cn(@) tiene una laguna o es incompleto cuando un estado de cosas p no esta normativamente determinado en a. Sélo cuando todos los estados de cosas (de una cierta clase) estan determinados, decimos que Cn(a) es completo (con relacién a esa clase). Puesto que las normas (y muy en especial las normas juridicas) no sélo pueden ser creadas, sino también anuladas o derogadas, nece- sitamos un aparato conceptual capaz de dar cuenta del cardcter dina mico del orden normativo. La ldgica de las proposiciones normativas es adecuada para ello. Un orden juridico puede concebirse como una secuencia temporal de sistemas normativos que cambian o se modifi- can con el transcurso del tiempo (ALCHOURRON y BULYGI, 1981). Sobre este tema volveremos mas adelante. 4, Hemos tratado de mostrar que no se puede escapar al dilema dde Joncensen recurriendo simplemente a la interpretacién descriptiva de las formulas de la légica deéntica. La légica de las proposiciones normativas tiene sus propias leyes, que son muy diferentes de las del sistema estandar. La légica LPN es una herramienta importante para el andlisis logico de los sistemas normativos, pero no sirve sin mas como ura teoria sustituta de la légica de normas, en particular, para la justificacién de las inferencias normativas. Ademés ella (al menos en la forma en que ha sido expuesta aqui) presupone ya una logica de 38 EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA normas, pues sus conceptos fueron definidos en términos de conse~ cuencia l6gica y esto implica ya que existen relaciones logicas entre normas (de lo contrario las normas no tendrian consecuencias légi- cas). Por lo tanto, si pensamos que las relaciones logicas s6lo pueden ser definidas en términos de verdad (tesis 2) y que las normas carecen de valores veritativos (tesis 3), estamos de nuevo frente al mismo dile- ma: o bien abandonamos la tesis 2 0 tenemos que desarrollar una teoria sustitutiva para dar cuenta de las relaciones légicas entre nor- mas. Este ultimo camino fue elegido en ALCHOURRON y BULYGIN (1981) bajo la forma de la concepcién expresiva de las normas. Esta teoria tiene su punto de partida en la comprobacién de que muchos autores, especialmente los filésofos del derecho, conciben las normas ‘no como una categoria seméntica, sino como una categoria pragmati- ca: lo especificamente normativo estaria dado en el momento pragma- ico del uso del lenguaje. En ALCHOURRON y BuLYaIN (1981) se intent investigar esta concepcién para determinar su alcance. En esta con- cepcién las relaciones légicas no se dan entre las normas (que son actos de ordenar), sino entre sus contenidos, esto es, entre las propo- siciones ordenadas. Esto conduce a una légica de las proposiciones normativas inobjetable desde el punto de vista de la tradicién logica. Hoy este intento no parece totalmente satisfactorio. No tanto por- que esta logica wexpresivan de las proposiciones normativas se apoya ‘en una légica de normas encubierta, como fue sefialado por WeINseR- Ger (1984a), ni tampoco porque la concepcién expresiva no haya podido hasta ahora ofrecer una teoria satisfactoria de las normas con- dicionales, sino basicamente porque la justificacién de una sentencia judicial —que tiene carécter normativo— requiere premisas normati: vas. Esto significa que el juez ha de derivar su decisién de las normas mismas y no de meras proposiciones acerca de las normas. Por eso tuna légica de normas es imprescindible. El aspecto que ha de tener una genuina légica de normas es algo que fue seftalado ya en ALCHOURKON (1969). Mas tarde, ese anélisis, fue utilizado en ALCHOURRON y BULYGIN (1971), donde fueron cons- truidos dos sistemas ldgicos, ino para la ldgica de normas y otro para la légica de proposiciones normativas. Esto puso de manifiesto un hecho interesante, a saber, que el sistema estandar de logica deéntica resulté ser una reconstruccién basicamente correcta de las propieda- des logicas de los operadores normativos O y P. Pero es fundamental LOGICA DE NORMAS » que esta légica de normas sea complementada con una ldgica de las proposiciones normativas. Sin embargo, ni en ALCHOURRON (1969), ni en ALCHOURRON y Butyctw (1971) se encuentra una fundamentacién satisfactoria de la logica de normas. Se trabaja alli con conectivas proposicionales y se habla de relaciones légicas entre normas, sin explicar de qué manera esto es compatible con el hecho de que las normas carecen de valores de verdad. Y es significativo que en los iltimos afios justamente vox Wricuir, uno de los fundadores de la légica deéntica, se haya vuelto escéptico respecto de su posibilidad. Si se acepta que las normas carecen de valores de verdad, no cabe duda de que una logica de normas genuina sélo es posible si se amplia el concepto de légica de tal manera que las conectivas proposicionales y los conceptos de implicacién (consecuencia) ligica y de coherencia puedan ser definidos sin hacer referencia a la nocién de verdad. Una propuesta en tal sentido fue formulada recientemente en ALCHOURRON y Martino (1990). Estos autores proponen definir la nocién de conse- ‘cuencia légica sobre la base del concepto abstracto de consecuencia, caracterizado en Tarski (1956), que se usa como concepto primitivo y que no es sintéctico ni semantico. Las conectivas proposicionales definen luego a la manera de Gentzen mediante reglas de introduccién y eliminacién. Para eludir los peligros sefialados en Prior (1960), tales Teglas se introducen en el sentido de BeLNaP (1962) en un contexto de deduccién caracterizado axiomaticamente. Esta propuesta consiste fundamentalmente en justificar la idea, ya expresada en von WriGH (1957), de que el campo de la légica es mas amplio que el de la verdad. Esa idea no sera objeto de analisis en este estudio, pero es claro que, si tal propuesta resultara viable, se conseguiria un terreno firme para fun- damentar una auténtica légica de normas. En cualquier caso, estamos en condiciones de considerar con mayor cuidado los criterios de pertenencia de normas a sistemas, asi como algunas de las consecuencias de dicha relacién, en términos de existencia, aplicabilidad y obligatoriedad de normas. ON RRR EIDE A A OO CUY OOO POT PTHWITOTPOIIISIVVIVIIIIIY Iv NORMAS Y SISTEMAS NORMATIVOS 1. SISTEMA JURIDICO Y ORDEN JURIDICO. 1. La idea de que el derecho no es un mero conglomerado de normas, sino que constituye un conjunto sistematico, se halla muy difundida entre los juristas, por lo menos desde la época de la [lustra- cién, y muy especialmente a partir del siglo xix. Sin embargo, aunque Jos juristas hablan hace tiempo de sistemas juridicos, poco o nada habian hecho para esclarecer este concepto clave hasta muy avanzado el siglo xx. Consiguientemente, por esta raz6n, durante mucho tiem- po fue dificil saber en qué sentido el derecho podia ser considerado un sistema. La primera teoria en toro a los sistemas se debe nada menos que a Aristételes. Para él un conjunto de enunciados forman un sistema cuando —ademas de otros requisitos que no es el caso considerar en este estudio— todos ellos (aunque su nimero sea infinito) pueden deducirse légicamente de un conjunto finito (y preferentemente redu- cido) de enunciados, llamados «axiomas» o «base axiomatican del stema. Si bien para Aristételes el sistema axiomatico es un ideal valido para todas las ciencias, no resulté facil convertirlo en realidad. El primer sistema elaborado segiin los cénones aristotélicos fue el de la geometria de Euclides, el cual, por cierto, durante mucho tiempo 2 EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA, fue el unico sistema conocido. La sistematizacién del conocimiento cientifico quedé reducida en la practica, casi hasta nuestros dias, a la matemitica, la légica y partes de la fisica, Siel sistema es definido en términos de deduccién, para saber qué enunciados se deducen de un conjunto de enunciados dados, resulta necesaria una légica, es decir, un conjunto de reglas que permita determinar con exactitud cuando un enunciado dado se deduce (es consecuencia de) otros enunciados. No en vano fue precisamente Aristételes el autor del primer tratado de légica, lo que autoriza a con- siderarlo con razén como el padre de esa disciplina. Sin embargo, la légica aristotélica (y en particular su teoria del silogismo) es de una aplicacién sumamente restringida y no permite justificar siquiera las inferencias deductivas de la geometria euclidea y mucho menos las complejas deducciones de la matematica superior. El reconocimiento de este hecho dio origen a la elaboracién, a partir de la segunda mitad del siglo pasado, de la moderna logica matematica 0 légica simbélica, Este Ultimo nombre parece més apropiado, pues si bien la légica moderna nacié en el seno de la matemética, ha rebasado muy pronto €se marco para convertirse en una teoria general del razonamiento deductivo. Si aun los sistemas matematicos, como el de la geometria de Euclides, carecian de rigor formal antes de la elaboracién de la logica simbélica, toda referencia al sistema en el campo del derecho no pasa- ba de mera metéfora. Asi como en la geometria los teoremas se infie- ren de unos pocos axiomas, los juristas pretendian deducir las solu- ciones juridicas para todos los casos a partir de un nimero reducido (y ‘en todo caso finito) de normas, ya sea de las normas del derecho natu- ral (como los racionalistas de los siglos xvu y xvi), ya sea de las nor- mas legisladas (como intentaba la dogmatica juridica del siglo xix). Pero al no existir una ldgica que permitiera controlar las inferencias entre normas, todo estaba librado a la intuicién de los juristas, muchas veces acertada pero expuesta al error. Tan sélo en las iltimas décadas comenzé a elaborarse la logica dedntica, la cual, como hemos visto antes, se ocupa en forma sistematica de las inferencias normativas y permite, por lo tanto, definir con rigor la nocién de sistema normativo ¥y replantear muchos de los problemas que acosan a los juristas. 2. Por otro lado, es un lugar comin del pensamiento juridi las normas juridicas que integran el derecho de un pais constituyen un NORMAS Y SISTEMAS NORMATIVOS a conjunto unitario al que cabe atribuir caracter de sistema, Correspon- dea la filosofia juridica elucidar el concepto o los conceptos de siste- ma que usan los juristas. No debe extrafiar, pues, que muchos de los filésofos del derecho, desde BentHam y Austin hasta KELseN y Hart, hayan dedicado gran parte de sus esfuerzos a este tema, que consti ye uno de los problemas centrales de la filosofia moderna. No obstan- te los esfuerzos realizados, quedan todavia muchos puntos oscuros y no pocos problemas sin resolver. En este capitulo nos proponemos analizar algunos aspectos de esta problemética. En Auchourron y BuLyaIx (1971) fue construido un modelo analitico de sistema como instrumento conceptual operativo para dar cuenta de algunos aspectos de la ciencia juridica. Utilizando la nocién de sistema deductivo elaborada por Tarski (1956), el sistema juridico fue definido como un conjunto de enunciados juridicos (que constitu- yen la base axiomética del sistema) que contienen todas sus conse- ‘cuencias I6gicas. Para que un sistema tal sea normativo, los enuncia- dos de la base deben contener por lo menos algunos enunciados que correlacionan ciertas circunstancias facticas (casos) con determinadas consecuencias normativas (soluciones). Pero no es necesario que todos los enunciados de la base sean normativos: de hecho, en los tex- tos juridicos (cédigos, leyes, etc.) se encuentran a menudo, al lado de enunciados normativos, enunciados de otro tipo, por ejemplo, defini ciones (cfr. ALCHOURRON y BuLYcin, 1983; MeNoonca. 2000). Con esta reserva, hablaremos en lo sucesivo, por razones de brevedad, de normas. Buena parte del trabajo de la ciencia juridica (especialmente de la llamada dogmatica juridica) consiste en desplegar la base axiomatica elegida, determinando qué soluciones corresponden a los distintos casos, lo que presupone la determinacién previa del conjunto de todas las circunstancias facticas 0 casos posibles (Universo de Casos) y del ‘conjunto de todas las soluciones admisibles (Universo de Solucio- nes). De esta manera puede determinarse si el sistema es completo, en el sentido de que en ningiin caso hay ausencia de solucién correlacio- nada, es decir, lagunas normativas. También puede establecerse si el sistema es coherente, en el sentido de que en ningiin caso hay solu- ciones incompatibles correlacionadas, es decir, antinomias; y también si el sistema es independiente, en el sentido de que en ningiin caso contiene soluciones redundantes correlacionadas. De este modo, el SAAR AAR EEE RET AAA AAI AO PewrwwewuweveVvwwwwYyeTVeOUYUUYUUUVYWWEUY “4 EUGENIO BULYGIN Y DANIEL MENDONCA modelo permite definir con precisién ciertas propiedades estructura- les de los sistemas juridicos (completitud, coherencia e independen- cia) y, por consiguiente, dar cuenta de algunos aspectos importantes de la actividad tipica de los juristas. Es importante tener presente que os problemas estructurales de los sistemas juridicos (incompletitud, incoherencia y redundancia) sélo pueden ser planteados al nivel de las normas, es decir, de las formulaciones normativas interpretadas y, por lo tanto, dotadas de un significado definido. Esto ocurre porque esos problemas suponen la existencia de relaciones l6gicas entre los ele- mentos de un sistema juridico, y tales relaciones no se dan entre formulaciones normativas, las que, cuando son susceptibles de diferentes interpretaciones (cosa que ocurre con frecuencia), pueden expresar diversas normas. Esta definicién de «sistema juridico» no prejuzga sobre el nimero y el origen de las normas que se elijan como base axiomatica; puede tra- tarse de normas legisladas 0 consuetudinarias, extraidas de sentencias judiciales 0 de escritos doctrinarios y puede tomarse como base del sis- tema cualquier conjunto de normas: algunos articulos de un cédigo o de tuna ley, todas las normas referentes a una determinada materia e inclu- 0 todas las normas pertenecientes al derecho de un pais. Dado que el sistema esta definido como un conjunto de normas, éstas permanecen fijas en el modelo: cualquier cambio de la base axiomatica de! sistema nos llevaria a otro sistema, distinto del ante- rior. En este sentido, el concepto de sistema elaborado en ‘ALcHOURRON y BuLYGIN (1971) corresponde a un sistema estatico. Pareceria, por cierto, que esta nocién de un sistema estatico recons- truye con bastante fidelidad lo que Ke.seN entiende por tales sistemas. Pero cuando los juristas hablan de sistema juridico quieren dar cucn- ta, a menudo, del fendmeno de! cambio: las normas juridicas suelen ‘cambiar con cl transcurso del tiempo; algunas normas son promulga- das, otras derogadas y otras modificadas. La posibilidad de tales cam- bios temporales determina el cardcter dinamico del derecho. Para dar cuenta de este cardcter es menester elaborar un concepto de sistema indmico. Ese fue, precisamente, el tema analizado en estudios como AtcHournon y BULYGmN (1976 y 1979). Dos de las mas importantes conclusiones de esos estudios son las siguientes: 1) Lo que se suma al conjunto 0. como consecuencia de la pro- mulgacién de un conjunto de normas B no es solamente B, sino tam- NORMAS Y SISTEMAS NORMATIVOS, 4s bién todas sus consecuencias légicas (para abreviar, «Cn») y, ademas, todas aquellas normas que sin ser consecuencias de a y tampoco con- secuencias de B son, sin embargo, consecuencias del conjunto forma- do por ay B. Dicho en otros términos: si a un conjunto & agregamos tun conjunto de normas B, el sistema resultante no sera Cn(a)+Cni(B), sino Cn(a+B). En la mayor parte de los casos este ultimo conjunto resultaré considerablemente mayor que el primero, de modo tal que Cn (a+B)2Cn(a)+Cn(B). 2) De forma andloga a lo que ocurre con la promulgacién de normas, el sistema resultante de un acto derogatorio no es equivalen- te a Cn(az)—Cn(B), donde ces el conjunto inicial y B el conjunto dero- gado, sino a Cn(oc—B), y el conjunto Cn(0.—B) es (casi siempre) sensi blemente menor que el conjunto Cn(a)—Cn(B), porque puede haber rnormas que no son consecuencias de b y que, sin embargo, quedan eli- minadas, porque B es necesaria para su derivaci6n, y una vez eli do B dejan de pertenecer al sistema como normas derivadas. Por tan- to, Cn(a.—-B)SCn(ct)-CnvB). Ejemplos ilustrativos de estas operaciones pueden verse en ALCHOURRON y BULYGIN (1976 y 1979) y Menponca (2000). 3. Siel sistema juridico se concibe como un conjunto de objetos de ciento tipo (por ejemplo, un conjunto de normas 0 de enunciados juridicos) y el conjunto es definido extensionalmente, entonces el sis- tema tiene que estar referido a un punto temporal determinado, pues con todo cambio provocado por los actos de promulgacién o de dero- gacién de normas, el conjunto deja de ser el mismo y se convierte en otro distinto, con fo cual volvemos a tener un concepto estatico de sis- tema. Por lo tanto, un sistema dindmico no puede ser un conjunto de normas, sino una familia de conjuntos de normas 0, mas precisamen- te, una secuencia temporal de conjuntos de normas. Esto ha Ilevado a proponer en ALCHOURKON y BULYGIN (1976) una distincién terminolé- gica entre «sistema juridicon como conjunto de normas y «orden jut dico» como secuencia de sistemas juridicos. Desde entonces esta ter- minologia parece haber adquirido carta de ciudadania en la literatura especializada (cfr. Caraccio.o, 1988; Moreso y Navarro, 1993; ViLAIOsANa, 1997, y Moxso y ViLAsosana, 2004). Los términos «sistema « y «orden» apuntan a la conceptual de «sistema momentineo» y «sistema juridico» introdu- cida por Raz (1970). Sin embargo, Raz parece entender por «sistema a

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