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Las barreras descritas han servido para estimular la investigación y el desarrollo de

herramientas de ayuda para la decisión de los pacientes (9) que permiten mejorar la


interacción en el encuentro clínico, promoviendo una práctica más horizontal y
participativa en el cuidado de su salud y en las decisiones que atañen a este
cuidado (10), así como entender y asumir el riesgo o beneficio de una intervención
superando las gradientes de información entre médicos y pacientes, mejorando de este
modo la confianza de ambas partes con relación a la decisión, superando así, los
modelos tradicionales de una práctica médica vertical y paternalista, optando por
modelos de respeto a la persona, pero como un ser con el que se puede interactuar de
manera horizontal (11).

La TDC y la investigación en torno al encuentro clínico, en el contexto de aumento


explosivo de pacientes con enfermedades crónicas no transmisibles, permitió deliberar
temas como la importancia de la adherencia al tratamiento, elemento imprescindible
para un adecuado control (11). En dicha evaluación se evidenció que la adherencia era
pésima, incluso en sistemas de salud que proveían medicamentos en forma gratuita;
esto permitió valorar lo que representa ser paciente, en particular cuando se es
portador de una o más de éstas enfermedades.

El sistema sanitario público peruano es particularmente oneroso en términos de


desgaste de tiempo, por ejemplo para un paciente portador de diabetes mellitus (12). A
lo dificultoso de lidiar con tomar medicamentos a la hora indicada, monitorear la
glucosa, evaluar los pies antes de colocar el calzado, mantener una dieta saludable,
mantener o reducir el peso, realizar ejercicio físico, el paciente debe soportar tiempos
de espera prolongados para sacar las citas o realizar trámites impuestos por la
ineficiencia y burocracia del sistema. En la Tabla 1 se resumen los datos de un estudio
realizado en un hospital público limeño aún no publicado que estudió el tiempo
promedio empleado para obtener y completar una cita.
En el Perú se ha dado una transición epidemiológica en la cual las enfermedades
crónicas son causa de una alta morbimortalidad y generan una importante carga
social, económica y de discapacidad. El paciente con enfermedades crónicas enfrenta
un sistema de salud con falencias, con inequidad en las prestaciones de servicios, falta
de infraestructura, falta de personal, sin una oferta de intervenciones de prevención,
diagnóstico o tratamiento oportunos ni adecuados, lo que lo motiva a acudir a servicios
de emergencia para tratar su enfermedad (12), ambiente inapropiado para lograr una
interacción adecuada que permita una decisión compartida.

Son precisamente los pacientes con enfermedades crónicas quienes se beneficiarían


con el modelo de TDC. Su aplicación iría en pos de una decisión que incluya un
intercambio bidireccional de información, en donde el médico respalde la decisión
sobre la base de una conversación empática, con la ayuda de herramientas que
permitan compartir y explicar de manera clara la evidencia científica disponible acerca
de las opciones diagnósticas o terapéuticas (13) y el paciente comparta sus
expectativas, objetivos de salud y vida, su perspectiva dentro de su contexto laboral,
interacciones sociales y experiencias personales. De esta manera, médico y el paciente
deliberarán sobre las posibles alternativas con el fin de llegar juntos a un acuerdo de
acción o no acción (13,14).

La interacción entre la MBE y la TDC es necesaria para el desarrollo e implementación


de GPC en las enfermedades crónicas no transmisibles. Una buena proporción de GPC
no considera las preferencias del paciente al formular recomendaciones; algunas
aconsejan que los médicos conversen con los pacientes las opciones de tratamiento,
pero no dicen cómo hacerlo ni tampoco orientan sobre formas de comunicar los
resultados de pruebas realizadas de manera entendible (7).

También puede aconsejarse el uso de TDC en la redacción de GPC cuando las opciones
terapéuticas presenten similar proporción de ventajas y desventajas, cuando la
evidencia no es concluyente y dificulta la elección de una alternativa claramente
superior a las otras, o cuando el equilibrio de beneficios y riesgos depende de la
voluntad del paciente, como en el caso la adherencia a la medicación o dieta (15).

Así, la TDC convierte a la conversación en una herramienta dirigida a mejorar el


cuidado individual basado en recomendaciones emanandas de ensayos clínicos o
recomendaciones contenidas en GPC de buena calidad metodológica (15) pero adaptadas
a las necesidades de cada persona, además, considerando al paciente como un ser
emancipado que participa en las decisiones concernientes al cuidado de su salud; este
enfoque debe (16):

• Clarificar la situación clínica.

• Identificar la situación sobre la que se requiere intervenir.

• Establecer nítidamente que existe más de una opción o curso de acción, incluida la
opción expectante.

• Informar al paciente sobre las ventajas y desventajas de la decisión.

• Explorar y entender los valores y preferencias de la persona.

Medicina basada en la evidencia y la búsqueda de una medicina mínimamente


disruptiva (MBE.3)

La TDC ha promovido el desarrollo de una corriente llamada Medicina mínimamente


disruptiva (MMD). Desde este enfoque se reconoce que ser paciente no solo conlleva
lidiar con el cuidado de la enfermedad (Tabla 1), sino también con sistemas de salud
poco amigables (12) que imponen cargas adicionales que deben ser sobrellevadas a la
par que las responsabilidades usuales (trabajo, economía familiar, responsabilidades
sociales, carga familiar) y reconoce que esta serie de situaciones deben estar
equilibradas con su capacidad económica, social, física, personal y ambiental (13).

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