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PUNTO PREVIO
Que, los bienes extramatrimoniales traídos por Caracciola F.R. de Navarro a la unión conyugal,
al ser de su exclusiva propiedad y provenir de la herencia de sus padres, a su fallecimiento, se
distribuirán, conforme a como fueron declarados, es decir, el 100%, en partes iguales entre
quien era su cónyuge supérstite y los tres (3) hijos nacidos de la unión matrimonial, o lo que es
lo mismo, un 25% para cada quien, quedando entendido, que por el fallecimiento del cónyuge
supérstite P.S.N.Á., sus derechos del 25%, se dividirán entre sus cuatro (4) hijos, con el
resultado esperado en la sentencia definitivamente firme, que anule el testamento que han
impugnado.
Que, queda entendido que las porciones de 25% que corresponden a cada hijo y que derivan
de los bienes propios de su madre, no pueden ser incluidos en la globalidad de la herencia
como pretende el testador, en razón de haber sido, al momento de fallecer la causante
Caracciola Rojas de Navarro, declarada y asignada a sus herederos forzosos, es decir, sus tres
(3) hijos legítimos 25% a cada uno, más el 25 % de su cónyuge.
es menester indicar que en atención al derecho de legítima contemplado en los artículos 883 y
884 de la norma sustantiva civil se evidencia que el de cujus satisfizo tal obligación y del 50%
de su sucesión en el entendido que el otro 50% forma parte de la comunidad conyugal y por lo
tanto no ingresa en el causal hereditario, la ciudadana M.R.R.D.G. madre de los co-
demandantes y co-demandados se hizo propietaria de un 25% en razón de ser única
beneficiaria del testamento de su esposo y adicionalmente del 25% restante el cual se divide
por el número de hijos más el cónyuge, la ciudadana M.R. posee un 3,5% el cual le pertenece
por derecho de legítima conforme lo estatuido en los artículos 824, 883 y 884 del Código Civil
de Venezuela, en virtud de ello, la misma poseía un total de 28,5% que adicionado al 50% de
su propiedad conyugal da un total de 78,5% que fue de lo que la ut supra dispuso mediante
testamento, en consecuencia, mal podría partirse la herencia como lo solicita la parte actora en
su libelo de demanda por las razones aquí señaladas. Y así se establece.
823 c.c