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COMENTARIO SOBRE LOS DIFERENTES APARTADOS DEL

SENADOCONSULTO.

EL TITULUS DE LA COPIA A.

Fuera del texto propiamente dicho del s.c. aparece en la copia A1 del documento
un título desarrollado a lo largo de toda la plancha de bronce y por encima de las cuatro
columnas del texto. En caracteres claramente destacados por su tamaño se lee en la
copia A: “S.c. de Cn. Pisone patre propositum N. Vibio Sereno procos.”; mientras que
en la copia B2 no aparece. Por tanto, desde el comienzo en la copia A se alude al texto
de una resolución senatorial de la que se destaca el castigo que se impuso a Cn.
Calpurnio Pisón.
A tenor del propio texto del titulus, éste de ninguna manera pudo haber formado
parte de la publicación oficial que hizo el procónsul en la Bética. Al menos propositum
N. Vibio Sereno procos. fue un aditamento, consecuencia de la publicación por el
gobernador, de la comunidad de la comunidad de Irni. También es difícil que la primera
parte, s.c. de Cn. Pisone patre, pudiera haber estado incorporada como título al ejemplar
publicado por el procónsul. Para ello no había ningún motivo, puesto que al s.c.
precedió un edicto de Vibius Serenus, como hay que deducir del inmediato propositum
y como nos muestran numerosos ejemplos similares. En este edicto se incorporarían
presumiblemente indicaciones sobre el contenido, así como la reacción que se esperaba
de los provinciales. A éste se adjuntaría el s.c. de forma inmediata, sin título aclarador.
En casi todos los casos en los que se ha conservado publicado en una inscripción
el comienzo de un s.c., empieza el texto epigráfico inmediatamente con la expresión
textual de éste, como también sucede en la copia B del documento llegada a nosotros.
No sólo a partir de los ejemplos de senatus consulta con un título referente al contenido
citados con antelación, sino también según otros documentos públicos que poseen una
línea con la mención del título, parece haber dispuesto tal título aquél que dio la orden
para la publicación de la inscripción que se nos ha conservado, y no quien compuso el
texto. Con ello, en el caso de este s.c., la comunidad de Irni tuvo que haber dado esta
instrucción, mientras que la comunidad de la que procede la copia B, no encontró
necesario añadir una línea con el título.
En el caso del s.c. de Cn. Pisone patre no queda claro a quién hay que atribuir en
definitiva la formulación y la restricción del contenido únicamente a Cn. Pisón.

LA PRAESCRIPTIO

La datación
La primera columna del texto comienza con la praescriptio, iniciada con la
datación: a. d. IIII eid. Dec., por lo que conocemos la fecha exacta en que se formuló el
senado consulto, el 10 de diciembre del año 20 según la titulatura del emperador. Éste
es, por tanto, el día en que se cerró el proceso contra Pisón y los demás implicados.
No se indica aquí el año a través de la mención de los cónsules, como tampoco
sucede en el caso de la mayoría de los otros senatus consulta cuyo texto original ha
llegado hasta nosotros. Quizás no fuera necesaria la mención regular de los cónsules,
1
Según todos los datos que obran en nuestro poder, el ejemplar prácticamente completo que nos permite
conocer la totalidad del texto del s.c., que se denomina copia A, verosímilmente pudo proceder del mismo
lugar en el que fueron halladas las diferentes tablas que componen la Lex Irnitana. Se trata del lugar
conocido como “Las Herrizas”. El emplazamiento pertenece al término municipal de El Saucejo, y se
encuentra al sur de la provincia de Sevilla.
2
Posible localización en los alrededores de Lora de Estepa (Sevilla).
puesto que todas las decisiones tomadas por el Senado durante un año debían ser
ordenadas por los cónsules de dicho año. En nuestra inscripción únicamente se
menciona a los cónsules del año 20 en la subscriptio de Tiberio.

El lugar de reunión del Senado


A continuación viene la mención del lugar de reunión del Senado: “in Palatio, in
porticu quae est ad Apollinis”, que hay que identificar de forma precisa con la
biblioteca latina existente junto al propio templo de Apolo en su conjunto templario del
Palatino. Desde los últimos tiempos de Augusto era evidentemente este pórtico el lugar
preferido por el Senado para reunirse. En el pórtico mencionado debieron haberse
fijado, según la decisión senatorial de diciembre del año 19, los acuerdos que fueron
tomados en el Senado sobre los honores que habían de rendirse a Germánico tras su
muerte, así como debían colocarse clipei con los bustos de Germánico, de Druso, su
padre, y de Tiberio supra capita columnarum.

La comisión de la redacción
Desde el final de la línea primera al comienzo de la cuarta se citan los nombres
de los senadores que debían certificar la adecuada redacción del texto. La fórmula de
introducción de la mención de la lista de los miembros de esta comisión es: “scribendo
adfuerunt”. Los testigos son mencionados a continuación, según su antigüedad, en
número de cinco, además de los dos quaestores; por lo que se puede afirmar que esta
cifra era ya por entonces una norma, remontando a las reformas procedimentales del 9
a.C.
En el s.c. de Cn. Pisone patre parece presentarse el único caso en que, por una
parte, conocemos el grupo completo de los testigos y, por otra, también al menos una
parte de las personas que tomaron parte activa en las deliberaciones del Senado, ya que
Tácito nos informa detalladamente sobre ello.

EL PAPEL DEL EMPERADOR Y SU RELATIO.

Tiberio presidió todas las sesiones senatoriales en las que se trató y se decidió
sobre Pisón y todas las cuestiones relacionadas con él. Como consecuencia de ello, lo
que resulta normal para los senatus consulta, se adjuntó su relatio a la praescriptio. Así,
tras la lista de los asistentes al proceso de redacción definitiva del senado consulto, la
tabula pasa directamente al enunciado de esta relatio, iniciada con el “quod”, fórmula
habitual para ello en los s.c.: quod Ti. Caesar, diui Aug. f., Aug., / pontifex Maximus,
tribunicia potestate XXII, cos. III, designatus IIII, ad Senatum rettulit.
En ningún caso se nos había conservado hasta este momento una relatio imperial
de este tipo en el lugar correspondiente en un s.c. Ahora el s.c. ofrece una muy
abreviada relación de lo que Tiberio presentó al Senado en diferentes momentos del
proceso. En primer lugar Tiberio expuso al Senado, con ocasión de la apertura de las
actuaciones, el estado de la cuestión desde su punto de vista. El contenido de esta oratio
fue reproducido por Tácito en sus Annales 3, 12. En aquella ocasión el princeps
manifestó los asuntos fundamentales que tenían que ser dilucidados, al menos en
relación con el acusado principal, Cn. Piso pater. Lo que se informa en el s.c. sobre el
contenido de la relatio no puede referirse únicamente a esta primera exposición de
Tiberio, puesto que se incluye también el suicidio de Pisón y se pregunta por las
consecuencias que se derivarán para la determinación de la sentencia. De la misma
manera las cuestiones formuladas acerca de Marco Pisón y Plancina ponen de
manifiesto que Tiberio había abogado ya en otro momento a favor del hijo y la mujer
del acusado. Pues de otra manera no podría haberse expresado uti precum suarum pro
adolescente memor is ordo esset. Aún mejor se evidencia esto en el caso de Plancina,
cuando de forma expresa se refiere a los argumentos indicados antea. Éstos serían
evidentemente los argumentos que Tiberio expuso al Senado tras la muerte de Pisón y
sobre los que nos informa Tácito en sus Annales 3, 17, 1. Como, por otra parte, las
cuestiones precisas a debatir sobre cada uno de los personajes pudieron haber sido
formuladas por primera vez, bien tras la conclusión de la acusación, de la proposición
de los testigos, o de las piezas probatorias, las dos intervenciones reconocibles de
Tiberio sobre estas cuestiones podrían haber sido las que siguieron a la muerte de Piso
pater y antes del dictado de la sentencia. Por lo tanto tendría que ser la oratio, Quam
recitaste princeps noster, mencionada en la línea 173, el discurso inaugural de Tiberio,
que debía ser publicado en Roma a la cabeza de todos los senatus consulta particulares.
Las posteriores intervenciones del princeps no fueron publicadas textualmente, sino
incluidas en el s.c. en la breve formulación de la relatio. No obstante, no debería existir
en lo esencial del contenido ninguna discrepancia entre la oratio y el sumario de la
relatio que aquí se contiene.

1. Sobre la causa de Cn. Pisón padre. En relación con él habría que decidir
también si el suicidio había sido la adecuada respuesta al proceso contra él establecido,
esto es, si Pisón se había inferido a si mismo el castigo que había que esperar. La
respuesta a estas cuestiones se encuentra en la sentencia, a la que acompaña a
continuación, en las líneas 73-90 y 105-108, la consecuencia de la decisión fundamental
del Senado.
2. Sobre la causa de Marco Pisón, por el que Tiberio se había interesado de
forma especial. Esta primera intervención del princeps tuvo lugar tras la muerte de Cn.
Piso pater. El emperador exhortó con énfasis a los senadores para que en la decisión
final no olvidaran sus ruegos en favor de Marco. Habría que poner en relación esta
formulación con la noticia aparecida en Tácito de que el cónsul Aurelius Cotta, que
había presentado la prima sententia, había solicitado que Marco Pisón debía perder su
dignitas y ser enviado al exilio por diez años con la asignación de cinco millones de
sestercios de los bienes paternos. Como, en todo caso, según Tácito, el emperador ya
había absuelto previamente al hijo menor de la acusación de haber participado en la
preparación de una guerra civil, parece que el cónsul no había entendido la verdadera
intención de Tiberio: la absolución de Marco. La nueva intervención de Tiberio remite,
con una clara formulación, a los argumentos expuestos con antelación. La respuesta a la
cuestión se halla en las líneas 100-103. No obstante, se cita la decisión sobre la
impunitas, que constituía el núcleo de la cuestión, sólo como condición para la
devolución de los bienes.
3. Sobre la causa de Plancina. También en esta ocasión se debe mencionar la
anterior intervención de Tiberio y luego, especialmente, el motivo que llevó al
emperador a intervenir. Seguramente es esta intervención la que también menciona
Tácito, en Ann. 3, 17, 1. Al menos una parte de los argumentos expuestos con este
motivo por Tiberio se repetirán de nuevo en las líneas 109-120, al final de las cuales se
formula también la exención del castigo para Plancina.
4. Finalmente se solicita del Senado un juicio sobre los dos comites de Cn. Piso
pater, Visellius Karus y Sempronius Bassus.

Al final de la relatio sigue la fórmula d(e) i(is) r(ebus) i(ta) c(ensuerunt).


Normalmente aparece en este lugar la fórmula d(e) e(a) r(e), lo que nos pone en
antecedentes de que se solicita que el Senado decida sobre un único asunto. Pero, dado
que en este texto compuesto se han incorporado diferentes actuaciones particulares
dentro del procedimiento, a lo que corresponde también la formulación conjunta en una
relatio de distintas cuestiones, como consecuencia la fórmula fue modificada para
expresarla en plural.

AGRADECIMIENTO DEL SENADO A LOS DIOSES Y A TIBERIO.

En un s.c. de los habituales en el Imperio se habría comenzado inmediatamente


tras la fórmula de la decisión senatorial, con la que termina la línea 11, con la
exposición de los hechos. Aquí, tras la introducción a la sententia, el texto, en estilo
indirecto como es habitual, no continúa con el articulado de la resolución senatorial
sobre los asuntos de los que se pide la opinión de la Asamblea; sino que previamente se
incorporan dos apartados muy significativos, de los que carecen otros senadoconsulta
de la época. Se ha intercalado así en esta ocasión un texto de once líneas, que manifiesta
un profundo contenido ideológico y en el que, por un lado, se dan las gracias a los
dioses y, por otro, a Tiberio. La distribución del agradecimiento, las líneas 12 a 15 para
los dioses y las líneas 15 a 22 para Tiberio, muestra quien era el verdadero destinatario
de esta gratiarum actio: precisamente el princeps.
El motivo que justifica el agradecimiento a los dioses es el mantenimiento de la
situación inalterada del Estado, descrita como tan óptima, que mejor no podría ser
deseada. Y esto verdaderamente, como el Senado subraya, se debe a Tiberio por una
doble razón: por un lado porque Tiberio había concedido al Senado la posibilidad de
investigar las circunstancias relacionadas con la muerte de Germánico y con los
acontecimientos de Siria.
La segunda razón para el agradecimiento a Tiberio se basaba en su aequitas y
patientia. Estas dos virtudes se deben a la circunstanciasen las que había permitido una
investigación. Pues los scelera de Pisón habrían sido manifiestos; con lo que había que
entender que el asunto podría haberse llevado de otra manera, sin una cognitio pública.
Al menos éste era el caso tras el suicidio de Pisón, ya que entonces hubiera sido
comprensible que el proceso se suspendiese. Pero también el propio Tiberio tuvo que
manifestar que quería lograr un total esclarecimiento de los hechos, y precisamente en
un proceso como era debido. Esto se manifiesta en el párrafo que viene inmediatamente
a continuación, y que en un principio podría sonar extraño. Pues en las líneas 20 a 22 se
pone de relieve que Tiberio había hecho llamar a los hijos de Pisón y los había
exhortado a defender a su padre. Sin duda esta indicación venía condicionada por el
hecho de que ya con antelación se había hecho hincapié en la aequitas de Tiberio, su
imparcialidad en el proceso.

DESCRIPCIÓN DE LAS CIRCUNSTANCIAS QUE SE APORTARON PARA EL


ENJUICIAMIENTO Y LA ACTUACIÓN DE CN. PISÓN PADRE.

El informe sobre las circunstancias que se aportaron para la acusación contra


Cn. Piso pater, y que finalmente condujeron a su condena, abarca las líneas 23 a 70. Es
por lo tanto el apartado más extenso de todo el s.c.; pues la sentencia condenatoria, que
comprende las líneas 71 a 123, está sin embargo dividida en tres partes separadas. No
obstante, el informe de las líneas 23 a 70 contiene solamente los puntos de la acusación
que se refiere directamente a Piso pater; las otras personas, sobre las que más adelante
se tomará asimismo una decisión –M. Piso, Plancina y los dos comites- no son citadas
directamente aquí.
El informe ni resulta exacto desde el punto de vista cronológico, ni está
adecuadamente ordenado. No obstante se expresa claramente en qué se basaba: en las
declaraciones de los acusadores, en las del mismo Piso pater, en las epistulae y los
codicilli que Germánico había enviado a Pisón, así como testigos de diversa
cualificación social. Al mismo tiempo, como característica principal, se coloca, frente a
la moderatio y a la patientia de Germánico, la feritas morum de Pisón; con el que son
contrastados, el uno frente al otro, dos tipos diferentes de personalidad. Aquí, de manera
muy hábil, se recoge el punto de partida central de todo el proceso: la acusación de que
Pisón había asesinado a Germánico. Pero el que Pisón hubiera sido el causante de la
muerte de Germánico aparece sólo como una confesión de este último, al añadirse que
no se habían logrado presentar pruebas irrefutables para esa afirmación.
El s.c. describe a continuación la misión que Pisón tenía encomendada en Siria:
la de ser adiutor de Germánico. Por su parte éste mismo había sido enviado a las
provinciae transmarinae por el princeps en virtud de una decisión senatorial y al objeto
de imponer el necesario orden. La situación había llegado a ser tan delicada que se había
hecho necesaria la presencia de Tiberio o de alguno de sus dos hijos. A pesar de estas
circunstancias Pisón, ni había mostrado respeto a la consideración que merecía la
domus Augusta, ni había observado el derecho público, en lo referente a una
reglamentación sobre Germánico como procónsul. Según ésta y por medio de un
plebiscito se le había atribuido un imperium, que sería mayor que el de cualquier otro
procónsul pero no mayor que el del propio Tiberio.
Con la línea 37 comienzan los puntos más relevantes y jurídicamente punibles
de la acusación:

1. La conducta de Pisón en la solución de los problemas con los armenios y el


reino de los partos. Según reza el s.c., Pisón, de acuerdo con los mandata que
había recibido de Tiberio y con las cartas que Germánico le había escrito,
debería haber buscado a Vonones, preso político en Siria después de que no
se hubiera podido mantener como rey de Armenia, un nuevo lugar de
residencia lejos del reino de los partos. Para ello debiera haberse evitado que
huyera del arresto, pero precisamente esto es lo que había sucedido.
Posteriormente Pisón había permitido que Vonones fraguara planes de alta
traición con algunos armenios para derribar o asesinar al recién nombrado
por Germánico rey de Armenia, Zenón.
2. Pisón había intentado desencadenar una guerra civil, por medio de la cual,
tras la muerte de Germánico, había querido recuperar de nuevo Siria, que
había abandonado cuando aquél aún vivía. A causa de ello los soldados
romanos se habían visto impelidos a enfrentarse entre sí.
3. Pisón había destruido la disciplina militar, tanto al socavar la antigua
estructura de mando, como mediante el pago de donativos en su propio
nombre a los soldados, utilizando para ello medios financieros procedentes
del fiscus del emperador. Había sido para él motivo de alegría el que unos
soldados fuesen llamados pisoniani y otros caesariani.
4. Tras la muerte de Germánico había osado Pisón dirigir un escrito a Tiberio
con acusaciones contra Germánico. Para ello no había tenido en cuenta el
principio de no mantener el odio más allá de la muerte. Pisón había
celebrado sacrificios en acción de gracias por la muerte de Germánico, sus
barcos habían sido adornados, y había reabierto los templos que debieran
haber estado cerrados a causa del iustitium. Sus sentimientos se pusieron de
manifiesto cuando entregó una recompensa a quien le había anunciado la
muerte de Germánico. Además se había demostrado que ofreció banquetes
en los días tras la muerte de Germánico.
5. Pisón había cometido un crimen contra el numen del divus Augustus.
Se deduce finalmente que el proceso había sido llevado a cabo sobre la base
legal de la lex Iulia maiestatis de las instrucciones del Senado de que fuese el praetor,
qui lege maiestatis quaereret, quien llevase a cabo el castigo de los comites de Cn.
Pisón, implicados conjuntamente con él.

DECISIÓN DEL SENADO SOBRE LOS CUATRO PUNTOS DE LA RELATIO DE


TIBERIO.

La línea 71, marcada por una sangría en la copia A y un vacat en la B, inicia la


decisión del Senado sobre los puntos expuestos por Tiberio, siguiendo el orden en que
fueron presentados por él. Sólo se desvía al incluir la decisión sobre Marco Pisón en la
sentencia sobre su padre, cuando en la relatio el caso del hijo iba tras el de Cneo Pisón.
Después de la confiscación de bienes se ordena inmediatamente su devolución a los
hijos y la libertad de Marco Pisón.
La relación del contenido de la condena incluye la resolución sobre la memoria
de Cn. Calpurnio Pisón, al haberse éste sustraído a la pena por el suicidio: que no se
guardase luto por su muerte; que sus estatuas, dondequiera se encontrasen, fuesen
retiradas; que su efigie no fuese llevada en procesión con ocasión de algún funeral
familiar; que su nombre fuese borrado del titulus bajo la estatua que los sodales
Augustales habían erigido a Germánico; que sus bienes fuesen confiscados, excepto la
dehesa del Ilírico, regalo de Augusto, que retornaría a la casa imperial; y que los
curatores locorum publicorum iudicandorum derribasen edificaciones de Pisón.
Aunque el texto no lo manifieste directamente, la condena debió suponer una
damnatio memoriae general. Evidentemente la retirada de las estatuas debió llevar
emparejada la de las correspondientes inscripciones adjuntas. Así resulta ser éste uno de
los textos en que de forma más completa y precisa se describen los contenidos
específicos que acompañarían esta pena. En este mismo sentido de una amplia
damnatio parece expresarse el propio Tácito, cuando relata el deseo de Tiberio, que se
quiere expresar como muestra de su magnanimidad, de que el nombre de Pisón no fuese
borrado de los fasti. El carácter de excepcionalidad queda patente al no extenderse esta
medida al resto de documentos, sobre los que nada se afirma.
Al hijo primogénito de Cn. Calpurnio Pisón, también con el praenomen
Cn(aeus), del que se dice expresamente que había sido quaestor Augusti, se le concedió
la mitad de los bienes que habían sido confiscados al padre, siendo pertinente que
cambiase de nombre, como había propuesto el cónsul Cotta. Cneo asumió la propuesta,
por lo que con posterioridad será llamado L(ucius). La otra mitad iría a parar a manos de
M(arcus), eximido de la fuerte pena que para él había solicitado el mismo cónsul M.
Aurelius Cotta. Del patrimonio de Cn. Calpurnius Piso, confiscado y luego restituido a
los hijos, se reservó una cantidad exactamente estipulada como dote y otra como
peculio a Calpurnia, personaje, como otros mencionados en el texto, desconocidos
hasta ahora.
También, en un largo y no convincente discurso, se eximió de todo castigo a
Plancina, la mujer de Pisón, por la intercesión de Tiberio y especialmente de su madre
Livia, Iulia Augusta en el texto.
Por el contrario Viselio Caro y Sempronio Baso, descritos como comites Cn.
Pisonis patris, se vieron condenados a la interdictio aquae et ignis, que llevaría a cabo
el pretor que entendía de las cuestiones de la lex maiestatis, así como a que sus bienes
se integrasen al erario.
Tácito sólo nos ha dejado noticia de aquello que a él le parecía importante de la
sententia del cónsul. Hay que subrayar las propuestas de modificación de Tiberio; según
Tácito, Ann. 3, 18, 1: multa ex ea sententia mitigata sunt a príncipe. En las líneas 73-
123 tenemos el resultado definitivo de la discusión en el Senado tras la votación de cada
punto individual. Las diferencias con Tácito son evidentes, pues el documento no habla
del procedimiento de votación de cada punto.
Es muy posible que tales formalidades se suprimieran en un texto dirigido a las
provincias y al ejército. La observación del texto sobre la votación y su forma en la
línea 173 se refiere únicamente a la redacción de hoc s.c.
Según Tácito, era uno de los cónsules el encargado de la primera sententia, si el
princeps era el autor de la moción. Cosa que en cualquier caso habría tenido que ser así,
aunque el princeps no hubiera sido el relator del proceso, ya que era habitual preguntar
a los consules designati su opinión o propuesta en primer lugar, dándose la
circunstancia de que en diciembre del año 20 eran consules designati para el año
siguiente precisamente Tiberio y Druso, a los que naturalmente no se les podía
preguntar. La pretensión de imparcialidad de Tiberio habría forzado un abandono de la
norma.

AGRADECIMIENTOS DEL SENADO.

El s.c. no acababa con la condena ni con las disposiciones sobre los miembros de
la familia Calpurnia, sino que a continuación expone una gratiarum actio a los que
colaboraron en el proceso o en los sucesos que desembocaron en él: de un lado los
miembros de la domus Augusta, al estar relacionados con Germánico; de otro, el ordo
equester, la plebs urbana y los soldados, especialmente los de Siria. Pero también, y
aquí se muestra el carácter político del s.c., aparecen todos aquellos que, junto al
Senado, jugaban un papel activo en política o eran importantes para la estabilidad del
sistema.
No es nuevo el agradecimiento al princeps en cuestiones sobre las que el Senado
tenía que decidir: para el caso de Pisón ya lo conocíamos por Tácito, que también lo
comenta para el año 33 con motivo de la muerte de Agripina. Sin embargo no se
conocía documento alguno en el que una gratiarum actio apareciera en conexión con un
s.c. No hay que sorprenderse, ya que tales elogios al princeps o a su familia se solían
formular en un s.c. aparte. Y al publicarse una decisión senatorial solían eliminarse los
aspectos que no se ceñían al tema tratado. En el caso que nos ocupa, tanto la gratiarum
actio como los senatus consulta individuales se introdujeron en el texto, por lo que se
nos ha conservado. Además esta parte tenía una función precisa: actuar contra los
rumores y acusaciones sobre miembros de la domus Augusta a raíz de la muerte de
Germánico. Un motivo similar subyace bajo el agradecimiento a los tres grandes grupos
sociales: equester ordo, plebs urbana y milites.
El contenido de una gratiarum actio tal no tiene por qué limitarse al
agradecimiento en sentido estrico; puede incluir exhortaciones a Tiberio (líneas 123-
132) y al ejército (líneas 159-165). Las palabras con las que se expresa el
reconocimiento son laudare y probare, en las que no se aprecia ninguna diferencia
semántica.

a) Agradecimiento a los miembros de la domus Augusta (ll. 123-151).


El agradecimiento del Senado empieza por la casa gobernante. Las amplísimas
consideraciones referentes al homenaje que debía concederse a los miembros de la
familia imperial, como resultado de la propuesta de Valerio Mesalino y sus
correspondientes reformas, ocupan una parte muy sustancial del texto. Se trata de un
apartado interesante para conocer el papel desempeñado por la domus Augusta en la
marcha de los acontecimientos políticos y la imagen que de ésta se quería difundir por
las provincias y ante el ejército. Los nombrados, bien individualmente o, por lo general,
en grupo, son:
Tiberio.
Druso, hijo de Tiberio, y Julia Augusta.
Agripina, mujer de Germánico, Antonia, su madre, y Livia, su hermana.
Los hijos de Germánico, especialmente Nerón, y Ti. Claudio Germánico,
hermano del fallecido.
Todos ellos tenían un parentesco inmediato con Germánico, como padre y
hermano adoptivo, abuela, esposa, madre, hermana, hijos y hermano. Tal parentesco es
el motivo por el que el Senado los incluye en la gratiarum actio.
La alabanza del s.c. a la casa gobernante no es en este caso un mero asunto de
rutina, antes bien, se manifiesta como una respuesta a los rumores y suspicacias que
surgieron tanto en los preliminares del proceso como a lo largo del mismo, según puede
leerse en Tácito.
La sententia a la que aluden las líneas 123-151 la formuló Valerio Mesalino, y es
posible que las líneas 152-165 tengan el mismo origen. Este personaje debe ser el
cónsul del año 3 a.C., y no su hijo homónimo, cos. ord. en el año del proceso. Ovidio,
en una carta a Valerio Mesalino padre el año 13, habla de su pietas in totum nomen Iuli.
Como integrantes de la domus Augusta menciona Ovidio individualmente, junto a
Augusto, Livia y Tiberio, a los nietos de Augusto, Germánico y Druso, así como a sus
esposas (Agripina y Livia) e hijos.

El verdadero agradecimiento a Tiberio por su proceder a lo largo del proceso


tuvo lugar ya en las líneas 13 ss.; ahora se tratan otros aspectos.
El Senado presenta a Tiberio como el mayor ejemplo de pietas de todos los
“implicados” en el proceso. Su dolor conmovió al mismo Senado, que le rogó que
dedicase su atención a su otro hijo, Druso, del mismo modo que antes se había ocupado
de ambos. El Senado confiaba en que los dioses coincidieran con él en que había que
ocuparse más que nunca de Druso, quien se perfilaba claramente como cabeza visible de
la res publica, y pedían a Tiberio que diese fin a su duelo. No sólo debía ponerse a
disposición de la patria en su fuero interno, sino también expresarlo públicamente,
como correspondía a la publica felicitas, que en la línea 13 s. se describía como status
… quo melior optari non pote.
El pasaje trata de mostrar que fue Tiberio el más afectado por la muerte de
Germánico y el Senado fue testigo de ello a todo lo largo del proceso. Tiberio habría
quedado tan afectado que casi olvidó a su otro hijo, y fue el Senado el que le requirió
para que se ocupase de él.
Se trata evidentemente de la respuesta senatorial a las críticas y sospechas
levantadas contra Tiberio a raíz de la muerte de Germánico. Según Tácito, Ann. 3, 2, 3,
a la vuelta de Agripina de Oriente, todos sabían en Roma que laetam Tiberio Germanici
mortem male disimulari, esto es, que no mostraba precisamente los signos del duelo. El
hecho de que ni Tiberio ni Livia tomasen parte en los acontecimientos públicos durante
el período de luto por el fallecido, contribuyó a formar esa impresión. Tampoco
Antonia, la madre de Germánico, había hecho de manera oficial aparición pública
alguna. Tácito achaca la conducta materna a la influencia de Tiberio y Livia, cuyo
objetivo habría sido ut par maeror et matris exemplo avia quoque et patruus attineri
viderentur. Igualmente, el discurso de Tiberio a comienzos del proceso, en el cual se
declaró contrario a condenar a Pisón de antemano, inclinó a muchos a pensar que
Tiberio no lamentó la muerte de Germánico.
La imagen que da el Senado de un Tiberio destrozado por el dolor y afectado
como nadie es la que se opone a las suposiciones y rumores. Se trataba de presentar a
Tiberio movido por un profundo sentimiento de pietas.

A Tiberio siguen su madre Livia y su hijo Druso, en un orden que no


corresponde al papel oficial en la res publica, sino a la posición de cada uno en la
domus.
Se comienza por subrayar la moderatio de ambos, imitando el sentido de la
justicia del princeps. Con ello se pretende demostrar su imparcialidad a todo lo largo del
proceso, manifestada en su atención a lo público y no a una virtud del ámbito privado
como era la pietas. Ya en las líneas 15-22 del s.c. se elogiaba esa actitud en Tiberio,
cuya aequitas permitió al Senado investigar la verdad del caso imparcialmente, y que
incluso exhortó a los hijos de Cn. Pisón a defender a su padre y a su madre en el
Senado. Igualmente, ya en los preliminares del proceso, insistió en tratar a Marco, hijo
de Pisón padre, quo integrum iudicium ostentaret. La misma expresión encontramos en
el caso de Livia y Druso: in servandis integris iudicis suis. Tal observación la hallamos
sólo en ellos y no en los siguientes parientes de Germánico, ya que sólo ellos se
implicaron en el proceso: Druso como miembro del Senado y Livia indirectamente al
influir a favor de Plancina. A pesar de ello el Senado calificó esta conducta de
imparcial, lo que pudo acarrear a Livia el resentimiento de algunos senadores.
El modo en que el Senado presenta la actitud de Livia y Druso es su respuesta a
la crítica que levantaron, sobre todo la primera, en la opinión pública e incluso en
algunos círculos del Senado. Livia y Druso habían tratado de demostrar la misma
imparcialidad que Tiberio, pero la impresión que causaron fue negativa. El Senado
intentó sustraerlos a la crítica al aceptar su actitud y unirla a la del princeps a través de
valores como la moderatio, la pietas o la aequitas.

El Senado incluyó a las tres mujeres en un grupo separado del resto de parientes
de Germánico. Aunque a cada una se la caracteriza individualmente, todas lo son por
una misma razón: su dolor por la muerte de Germánico, tal como exigía la fides, pero al
mismo tiempo su moderación a la hora de exteriorizarlo (líneas 145 s.). Ello contradice
el testimonio de Tácito, al menos en el caso de Agripina, cuyo desgarrado luto debió ser
visible. Por otra parte, de Antonia se subraya el hecho de que no destacase en el
entierro; en las acta diurna no se la menciona. Según Tácito, adoptó el mismo
comedimiento en el luto que Tiberio y Livia, un comedimiento que públicamente
parecía excesivo. Tácito no menciona nada de Livia, hermana de Germánico.
Podemos suponer que en este contexto las palabras se escogiesen
cuidadosamente, de modo que el similar juicio del Senado sobre las tres mujeres debía
perseguir un determinado efecto. Posiblemente podría haber consistido en la inclusión
de Agripina en la disciplina de la domus Augusta, puesto que en su caso la moderatio no
puede ser considerada por muchos conceptos como una actitud pública, al menos con el
punto de vista de Tiberio. La domus Augusta tenía que presentarse públicamente como
una unidad y, por ello, el reconocimiento del Senado es similar para las tres: aeq(ue) …
probare (línea 145 s.).
Los últimos miembros de la domus Augusta en ser mencionados son los hijos de
Germánico y su hermano (el futuro emperador Claudio), en ese orden. Aquellos
aparecían ya en la mención de Mesalino, mientras que a éste se le incluyó tras la
intervención de Nonius Asprenas. La tabula Siarensis (I 19 ss.) presenta sin embargo el
siguiente orden: Ti. Germanici eius et filiorum et f[iliarum eius]. Según Tácito, Ann. 3,
2, 3, Druso fue al encuentro de la comitiva fúnebre que traía las cenizas de Germánico a
Terracina cum Claudio fatre liberisque Germanici. Desde un punto de vista
sociopolítico, tal orden era el más natural, no obstante lo cual no se varió en el s.c.
Los hijos de Germánico son descritos en su dolor de diverso modo. Mientras los
dos menores (que no son nombrados), Druso César –nacido el año 7/8- y Calígula –el
31 de Agosto del año 12-, son tratados de pueri, Nerón, el mayor –nacido circa 6 d.C.-
es descrito como iuvenis. Realmente seis meses antes del proceso (el 7 de junio del año
20) había recibido la toga virilis, al tiempo que obtuvo la cuestura cinco años antes de la
edad legal gracias a Tiberio. Algo similar había hecho Augusto para Gayo y Lucio
César, sólo que para el consulado.
Se destaca a Nerón por ser el mayor de los nietos de Tiberio y el más próximo en
la línea sucesoria, eventual sustituto de Druso para el Principado. Ocupaba, pues, el
puesto que había ocupado su padre a raíz de su adopción por Tiberio el año 4 d.C., y su
privilegiada promoción a un cargo lo sancionaba legalmente. El Senado reconocía su
posición mencionándolo expresamente por su nombre en el s.c.
Si del dolor de los hijos se dice que es puerilis o iuvenis (iuvenilis) y se
menciona la pérdida del padre (línea 147), de Claudio no se menciona más que el
nombre, a pesar de su parentesco. La falta de reconocimiento senatorial es un signo
claro de la escasa significación política de Claudio en aquel momento. Pero también es
significativo el hecho de que fuera nombrado: bastaba que fuera hermano de
Germánico, que perteneciese a los contingentes Germanicum Caesarem necessitudine
(línea 136 s.), para hacerlo interesante a los ojos de algunos senadores y permitirles
realizar una jugada política al incluirlo entre los miembros de la domus Augusta
nombrados en la gratiarum actio del s.c.
Se debía a la disciplina de Tiberio, avus y patruus, y a Julia Augusta el hecho de
que su duelo fuese contenido. No es casual que ellos, y no Agripina, sean presentados
como modelo.
Los parientes de Germánico estaban todos unidos, tanto en el dolor como en el
dominio de sus sentimientos (moderatio, disciplina), sin fisuras entre ellos. Al menos
esa era la versión del Senado en respuesta al escepticismo de la opinión pública.

b) Apelación del Senado a los équites, a la plebs y a los milites (ll. 151-165).
Constituye una sorpresa que en este apartado se incluyan amplias referencias
tanto a la fidelidad y moderación del orden ecuestre en apoyo al régimen, como a la
plebe, que en algunos momentos se había dispuesto a tomarse la justicia por su mano, y
el ejército. Son una muestra palpable de lo comprometido de la situación y de la
necesidad en que se vio el emperador de apelar a todas las instancias a su alcance,
vinculando estrechamente y sin que hubiera duda al respecto, su persona con el destino
del Imperio.

Tras nombrar a los parientes de Germánico, el Senado reconoce la cura et


industria del equester ordo, al haber sabido reconocer la gravedad del asunto y
frecuentemente mostrado con aclamaciones su afecto y su tristeza.
El pasaje no está claramente formulado, o al menos así le puede parecer a un
lector moderno, aunque es muy posible que en su día fuese más comprensible, ya que
hemos perdido familiaridad con una serie de connotaciones que tuvieron en su momento
determinados conceptos. En cualquier caso, de las frequentes acclamationes se deduce
que tuvo que haberse tratado de una conducta organizada del orden ecuestre, porque de
otra manera no se le hubieran podido atribuir reconocibles aclamaciones. Según la
restante documentación que se nos ha conservado, aparece en otras ocasiones
mencionado el orden ecuestre en conexión con la muerte de Germánico.

El Senado incluyó a la plebe urbana en el capítulo de reconocimientos tras el


proceso, tal como hizo en el acuerdo de diciembre del 19, en el que honraba a
Germánico. El significado político estribaba en el estrecho lazo que unía a la plebe
urbana con Germánico. Tácito y Suetonio nos describen inusuales manifestaciones de
dolor, muy por encima de lo que era normal. Tuvo lugar un iustitium de facto antes de
ser anunciado oficialmente, el luto se extendió más allá de las Saturnalias y del entierro
de las cenizas de Germánico, por lo que finalmente Tiberio tuvo que presentar un edicto
a finales de marzo del año 20 para que se pusiese fin al luto. El duelo hizo que la plebe
decidiese erigir estatuas a Germánico para cuidar de su memoria. Al integrar el Senado
las resoluciones de la plebe en la suya propia a fines de diciembre del 19 y manifestar
de esta manera su coincidencia, se las pretendía privar de su espontánea intensidad, sólo
dirigida a Germánico. Las manifestaciones espontáneas serían así integradas en el
conjunto del Estado.
La misma tendencia se aprecia en las líneas 155 s. del s.c., donde se habla de
consenso entre la plebe y el orden ecuestre. Tal identidad estuvo ampliamente
difundida, como vemos por ejemplo en la inscripción funeraria de Q. Veranio,
posiblemente en la dedicatoria de una estatua: [equester o]rdo et populus romanus
consentiente senatu. Lo que se pretende es demostrar la pietas hacia el princeps y
reforzar a un tiempo el recuerdo de Germánico, pero no como contradicción, sino dentro
de un mismo impulso. Tácito, en cambio, refiere las muestras de fervor hacia
Germánico como dirigidas contra el princeps. Algo similar sucedió en el año 29, cuando
se presentó una acusación contra Agripina en el Senado y el pueblo la apoyó a ella.
Mientras que las líneas 155 s. se refieren a lo sucedido antes del proceso, las
líneas 156-158 relatan lo sucedido mientras éste se celebraba. A pesar de que la plebe
pretendió tomarse la justicia por su mano y castigar a Cn. Pisón, finalmente se dejó
guiar por el ejemplo del princeps y del orden ecuestre. El s.c. no ignora las tensiones,
aunque las minimiza. No se destaca lo sucedido en un principio, sino el resultado final,
esto es, que el pueblo (regi … a príncipe nostro se passa sit) acabó acatando el
dictamen del Senado. No se menciona la intervención militar, aunque ésta, con toda
seguridad, debió ser necesaria.
Llama la atención el énfasis en declarar que la plebe se habría inflamado por sus
effusissuma studia. Su comportamiento se achaca a una enajenación colectiva y a la
emoción. Sin embargo había partidarios incondicionales de Germánico, y sabemos que,
a raíz del proceso, Agripina pudo aparecer como aglutinante de movimientos contra
Tiberio, de modo que posiblemente el Senado tratara de esconder algo, al tiempo que
sospechaba que la plebe pudiese haber sido soliviantada.

Los soldados, a quienes el Senado refiere su reconocimiento en último lugar, no


habían jugado papel alguno en el proceso ni en la ciudad de Roma. En realidad el
reconocimiento no se refería básicamente a los acontecimientos pasados, sino más bien
a lo que se esperaba del ejército en el futuro.
Primero se elogia la fidelidad de los soldados (en particular los de Siria) por no
adherirse a Cn. Pisón y, a continuación, se dirige el Senado a todos los soldados bajo las
órdenes del princeps, de quienes espera el mantenimiento de la fidelidad a la domus
Augusta, soporte y guarda del dominio romano. Para ello debía cuidarse de que los jefes
del ejército fuesen de una probada lealtad a la Casa imperial. Para el Senado la mejor
cualidad de los soldados es su fides y pietas hacia la domus Augusta (línea 161) y la de
sus jefes la fidelissima pietas con la que honraban el nomen Caesarum (línea 164 s.).
Por lo demás no se hacen distinciones entre la conducta de soldados y jefes: lo
importante en ambos es la lealtad hacia el princeps y la domus Augusta, que es el punto
de referencia. La imagen opuesta es la de Pisón, que había dañado la maiestas domus
Augustae (línea 32 s.) y el numen divi Augusti (línea 68), y que se había situado a sí
mismo por encima del princeps y de su hijo.
Está claro por qué incluyó el Senado en su gratiarum actio. Durante el proceso
se desveló, a iniciativa de los partidarios de Germánico, el grado de implicación de las
tropas de Siria en las tensiones entre Germánico y su bando, de un lado, y Pisón de otro:
los que en las acusaciones aparecen como Caesariani y Pisoniani. La capacidad de un
comandante para seducir al ejército parece manifiesta, y su potencial de amenaza
corrobora la acusación de intento de provocar una guerra civil. Ello sacudía los
fundamentos del poder de Tiberio. Teniendo en cuenta los motines de las legiones de
Germania e Iliria en otoño del año 14 no sorprende que el Senado enviara un mensaje a
los de Siria y, genéricamente, al resto del imperio. Al amparo de lo expresado en este
apartado del texto se dirige la decisión senatorial de que el s.c. fuese publicado en los
cuarteles de invierno de cada legión.

LA DECISIÓN SOBRE LA PUBLICACIÓN, LA INSTRUCCIÓN SOBRE LA


DIFUSIÓN DEL DOCUMENTO EN LAS PROVINCIAS Y LOS HIBERNA Y LAS
FÓRMULAS FINALES.

La mayoría de las decisiones senatoriales no sería nunca publicada, al menos en


el sentido de que el mismo Senado tuviese interés en su publicación y diese de forma
regular las correspondientes instrucciones para ello. Para su validez no sería necesario
que se hiciesen públicas, ya que, no solamente en el sentido formal, sino también en
cuanto al contenido, los senatus consulta a menudo no serían sino instrucciones sobre la
actuación que debían seguir uno o más magistrados, especialmente aquellos que habían
provocado una decisión senatorial. Esto se aprecia claramente en las decisiones tomadas
sobre los ludi saeculares augusteos, que sin duda fueron publicadas, pero no
inmediatamente, ni para que surtiesen efecto práctico. Por el contrario, sólo tras la
conclusión de los juegos seculares tuvo lugar la publicación, como exposición duradera
ad conservandam memoriam.
Tan pronto como los particulares o las comunidades de Italia o de las provincias
hubiesen logrado que el Senado promulgase una determinada decisión, obviamente
podrían publicar la correspondiente resolución. Así habría sucedido con la decisión
tomada a favor de Lucius Africanus, permitiéndole establecer un mercado en el saltus
Beguensis en África, o la referente a Cyzico, en Asia, aprobando la constitución de un
corpus iuvenum. Se trataba en ambos casos de privilegios de carácter permanente.
Es cierto que en algunas ocasiones el Senado manifestó su voluntad de publicar
sus decisiones, bien cuando, por el asunto tratado, ello era preciso para obtener
determinados efectos inmediatos, o cuando por motivos políticos parecía procedente. En
el primero de estos supuestos no siempre era necesario poner tales decisiones a la
disposición pública en soporte duradero, puesto que, por lo general, debían lograrse
unos efectos inmediatos, no manteniéndose en el futuro el mismo interés. El Senado
intervendría activamente publicando aquellos senatus consulta que se refiriesen al
princeps y a su familia. Normalmente en tales ocasiones también se preocuparía de que
el soporte epigráfico fuese de material noble, que, para que pudiese soportar el paso del
tiempo, a menudo consistía en una plancha de bronce. De esta manera fue publicada en
la misma Roma la resolución senatorial del año 19 en honor de Germánico, de la que se
ha conservado un fragmento. Algo semejante sucedió en el caso de Druso, el hijo de
Tiberio. También en Heba y en Siarum, en la Bética, fueron expuestas tablas de bronce
con la descripción de los honores debidos a Germánico, aunque el Senado no había
ordenado directamente su publicación en las colonias y municipios, sino sólo que la
decisión fuese conocida. Los gobernadores únicamente se debían de preocupar de que
una copia de la decisión senatorial quam celebérrimo loco figeretur. Evidentemente
Heba y Siarum habrían considerado la instrucción que el Senado dio para Roma
también como modelo para sí mismas.
En el caso del s.c. al que nos referimos, el Senado debió actuar en parte de forma
similar, pero también parcialmente de forma distinta a como hizo a fines del año 19, con
ocasión de las decisiones honoríficas tomadas a favor de Germánico con motivo de su
muerte. Se ocupó, no sólo de su amplia difusión en Roma y las provincias, sino que
determinó también el tipo de soporte, tabulae aeneae. Con ello, por el compuesto
metálico utilizado para su grabado, se lograría la perdurabilidad y se subrayaría la
importancia de los acontecimientos. Únicamente para el ejército no se especificó el
material que serviría de soporte.
En el texto aparece claramente la orden de poner hoc s.c. al alcance de todos en
la urbs celebérrima de cada provincia, así como junto a los signa de cada legión. La
fórmula hoc s.c. se incluye de nuevo en la línea 173 con la frase hoc s.c. factum est per
relationem solum y finalmente en la subscriptio de Tiberio en la línea 174. En Roma el
Senado dio la orden para la publicación de varios senatus consulta.
En el texto hay una sola decisión senatorial, tal como había sido ordenado para
las provincias. Pero en absoluto se encuentra una oratio principis, al menos
textualmente no se manifiesta como tal, y el texto se limita a recoger una relatio de
Tiberio resumida en cuatro cuestiones apenas formuladas. La verdadera oratio debió
contener una sólida argumentación en relación tanto a Marco Pisón como con Plancina.
La oratio publicada en Roma seguramente sería idéntica, en lo que respecta a cuestiones
básicas y estructura, a la relatio de Tiberio contenida en el s.c.
En el s.c. de Cn. Pisone patre que se nos ha conservado nos encontramos que
toda la información se contiene en un único s.c. Evidentemente, para la publicación
tanto en las provincias como para el ejército, no les pareció conveniente al Senado y a
Tiberio presentar una larga serie de senatus consulta con todas sus fórmulas de
introducción y conclusión; sino que, por el contrario, les pareció mucho más idóneo
presentar una clara y reconocible síntesis, un texto legible, que expresara claramente la
unidad de la materia tratada. Por ello se confeccionó formalmente un único senatus
consultum, que respondía a la par a varias de las preguntas dirigidas al Senado, lo que
sin embargo no había sucedido en la realidad.
Por lo que respecta a la forma externa esta particularidad tuvo como
consecuencia que la fórmula resolutoria de la línea 11, de forma diferente a lo que era
habitual, rezara: d(e) i(is) r(ebus) i(ta) c(ensuerunt), mientras que, de ordinario, casi
siempre se habla sólo d(e) e(a) r(e).
El texto aquí compuesto se diferencia de los senatus consulta publicados en
Roma al menos por dos extremos. Por una parte porque se omitieron las fórmulas de
introducción y conclusión de cada decisión particular. Por otra, porque después de que,
por medio de un s.c. particular, era seguro que M. Piso saldría libre de condena, se trató
conjuntamente de todo el complejo de cuestiones referentes a los bienes. A la
confiscación de todos los bona de Cn. Piso siguió inmediatamente su devolución,
regulada al detalle, a los descendientes. Sin duda que esto habría sido dispuesto
originariamente por una decisión específica. La garantía de la impunidad sobre M. Piso,
esto es, la respuesta del Senado a la segunda cuestión formulada por Tiberio en su
relatio, tendría que haber tenido lugar previamente por una decisión particular.
El texto que se nos presenta nos permite reconocer la mayoría de las veces las
decisiones particulares, porque siempre estuvo especificada cada parte de la
argumentación sobre la que se apoyó la decisión, esto es, la parte de un s.c. que
normalmente sería introducida en la sententia del proponente con quod. Para Cn. Piso
pater son éstas las líneas 23-70, para la decisión acerca de la devolución de los bienes a
Cn. Piso filus las líneas 90-100, a M. Piso y Calpurnia las líneas 100-105, para Plancina
las líneas 109-120. Por otra parte es particularmente corta la propia resolución tanto en
el caso de Cn. Piso filius como en el de Plancina, mientras que el fundamento de la
resolución ocupa la mayor parte de los correspondientes apartados. En el caso de M.
Piso la restitución sólo fue brevemente fundamentada y, al mismo tiempo, la resolución
sobre la impunitas, que debería haber sido votada separadamente, sólo fue mencionada
como requisito previo. Tampoco se proporciona ninguna detallada argumentación en el
caso de los dos comites.
Por tanto se podría suponer la existencia de en total al menos cinco senatus
consulta particulares, en los que se tendría que haber decidido sobre las cuatro
cuestiones planteadas por Tiberio, así como sobre la restitución del patrimonio.
Acto seguido se habría compuesto asimismo al menos un ulterior s.c. para la
expresión del agradecimiento a los miembros de la domus Augusta, sin que se pueda
excluir que formalmente se haya tratado en este caso de varias resoluciones.
De la misma manera pudieron haber tenido lugar también senatus consulta
particulares para el equester ordo, la plebs y los milites, si no se concibe incluso la
laudatio entera como un s.c. cerrado.
A ello se añade un s.c. específico sobre las diferentes formas de la publicación,
para lo que las líneas 165-168 aportan la correspondiente fundamentación, evidenciada
a través del placere de la línea 168. Finalmente tuvo lugar una resolución particular en
relación con el texto del s.c. que se nos ha conservado. Esto se expresa en la línea 173,
tras la fórmula regular de conclusión de un s.c.: Censuerunt. In senatu fuerunt CCCI,
con la expresión complementaria: hoc s.c. factum est per relationem solum.
El motivo de la publicación de la oratio principis y del s.c. fue preservar todo el
asunto para la posteridad, que debía saber como el Senado había juzgado sobre la
singular prudencia de Germánico y los crímenes de Cn. Pisón. Más allá de un simple
recuerdo del asunto, se trataba de dar una determinada visión de los acontecimientos; de
ahí el agudo contraste entre la singularis moderatio de Germánico y los scelera de
Pisón expresados en el s.c. Además de la correcta exposición del asunto es importante el
dictamen del Senado. Era necesario dar una versión autorizada para evitar todo
falseamiento partidista del asunto, ya que incluso durante las deliberaciones en el
Senado hubo muy diversas interpretaciones sobre el proceder de Germánico y sus
partidarios en Oriente. El s.c. pretende combatir el efecto de tales interpretaciones, tan
distintas de la oficial. La publicación no tenía por objeto un elogio de Germánico –esto
ya se había hecho a fines del año 19- sino la correcta exposición de lo sucedido en Siria
y de la adecuada reacción del Senado.
El Senado indica claramente cómo debía llevarse a cabo la publicación: en
Roma y en las capitales de provincia se haría en bronce, extremo que no se especifica en
el caso de las legiones. Mientras que para la celebérrima urbs y los hiberna se emplea el
término figere, que supone la fijación de las placas de bronce a un soporte, en el caso de
Roma el Senado emplea ponere, lo que implica que se mantenía en pie por sí misma y
no era una simple placa.

LA SVBSCRIPTIO MANUSCRITA DE TIBERIO.

En las líneas finales se hace presente de forma directa la voluntad imperial:


(A174) “Tiberio César Augusto, con potestad tribunicia por vigesimosegunda vez, por
mi propia mano he escrito: quiero que este senadoconsulto, que se ha hecho el día
cuarto anterior a los idus de diciembre -10.12.20 p.C.-, siendo cónsules Cota y Mesala,
siendo yo el referente, escrito por mano de Aulo, mi cuestor, en catorce tablillas, sea
traslado a los registros públicos”.
El final de la inscripción está constituido por tres líneas que no corresponden
propiamente al senatus consultum y que con toda probabilidad no estaban ni siquiera
destinadas a ser publicadas. Formalmente se trata de una subscriptio, que depende
estrechamente de las obligaciones o los derechos del relator en el Senado.
Habitualmente estaba el relator directamente interesado en que el s.c. fijado por escrito
correspondiese a lo que él había presentado para su votación al Senado y a lo que
finalmente se hubiese decidido. Es poco probable, incluso aunque fuese por razones de
tiempo, que el príncipe mismo se hubiese encargado de esto en cada caso concreto en
que se hubiese tomado un acuerdo.
Evidentemente Tiberio no habría estado presente en el proceso de fijación por
escrito de este s.c., pues en caso contrario no sería concebible por qué tendría que serle
presentado aún el texto por escrito. Esta versión por escrito fue preparada de su puño y
letra por uno de los cuestores imperiales, y, como menciona Tiberio en su subscriptio,
ocupaba un total de catorce tabellae3. En su conjunto la versión escrita habría sido
aceptada en esta forma por Tiberio y autorizada para su depósito en el archivo. Sólo tras
el visto bueno de Tiberio podían prepararse también las copias para los gobernadores de
las distintas provincias.
Puesto que se nos ha conservado la subscriptio de Tiberio, precisamente tendrían
que haber sido las catorce tabellae presentadas a Tiberio el modelo para las copias que
habrían de enviarse a las provincias.

3
Puesto que el s.c. contaba con aproximadamente unas 11.000 letras (incluidas las interpunciones), tenía
que haber figurado en cada una de las tabellae un texto de aproximadamente unas 790 letras. Para
establecer una comparación se puede aducir que la parte exterior de un diploma militar del año 65, que
tiene 18,1 cm de alto por 14,2 de ancho (RMD II 79), contenía algo más de 800 letras, por lo tanto
aproximadamente el mismo número que una de las tabellae del cuestor. No obstante resulta adecuado
considerar que esta redacción manuscrita estaría escrita con signos de mayor tamaño que los diplomas,
cuidadosamente grabados, por lo que es de presumir que el formato de estas tabellae debió ser mayor
que el de los diplomas.

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