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Trabajo Epigrafía
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SENADOCONSULTO.
EL TITULUS DE LA COPIA A.
Fuera del texto propiamente dicho del s.c. aparece en la copia A1 del documento
un título desarrollado a lo largo de toda la plancha de bronce y por encima de las cuatro
columnas del texto. En caracteres claramente destacados por su tamaño se lee en la
copia A: “S.c. de Cn. Pisone patre propositum N. Vibio Sereno procos.”; mientras que
en la copia B2 no aparece. Por tanto, desde el comienzo en la copia A se alude al texto
de una resolución senatorial de la que se destaca el castigo que se impuso a Cn.
Calpurnio Pisón.
A tenor del propio texto del titulus, éste de ninguna manera pudo haber formado
parte de la publicación oficial que hizo el procónsul en la Bética. Al menos propositum
N. Vibio Sereno procos. fue un aditamento, consecuencia de la publicación por el
gobernador, de la comunidad de la comunidad de Irni. También es difícil que la primera
parte, s.c. de Cn. Pisone patre, pudiera haber estado incorporada como título al ejemplar
publicado por el procónsul. Para ello no había ningún motivo, puesto que al s.c.
precedió un edicto de Vibius Serenus, como hay que deducir del inmediato propositum
y como nos muestran numerosos ejemplos similares. En este edicto se incorporarían
presumiblemente indicaciones sobre el contenido, así como la reacción que se esperaba
de los provinciales. A éste se adjuntaría el s.c. de forma inmediata, sin título aclarador.
En casi todos los casos en los que se ha conservado publicado en una inscripción
el comienzo de un s.c., empieza el texto epigráfico inmediatamente con la expresión
textual de éste, como también sucede en la copia B del documento llegada a nosotros.
No sólo a partir de los ejemplos de senatus consulta con un título referente al contenido
citados con antelación, sino también según otros documentos públicos que poseen una
línea con la mención del título, parece haber dispuesto tal título aquél que dio la orden
para la publicación de la inscripción que se nos ha conservado, y no quien compuso el
texto. Con ello, en el caso de este s.c., la comunidad de Irni tuvo que haber dado esta
instrucción, mientras que la comunidad de la que procede la copia B, no encontró
necesario añadir una línea con el título.
En el caso del s.c. de Cn. Pisone patre no queda claro a quién hay que atribuir en
definitiva la formulación y la restricción del contenido únicamente a Cn. Pisón.
LA PRAESCRIPTIO
La datación
La primera columna del texto comienza con la praescriptio, iniciada con la
datación: a. d. IIII eid. Dec., por lo que conocemos la fecha exacta en que se formuló el
senado consulto, el 10 de diciembre del año 20 según la titulatura del emperador. Éste
es, por tanto, el día en que se cerró el proceso contra Pisón y los demás implicados.
No se indica aquí el año a través de la mención de los cónsules, como tampoco
sucede en el caso de la mayoría de los otros senatus consulta cuyo texto original ha
llegado hasta nosotros. Quizás no fuera necesaria la mención regular de los cónsules,
1
Según todos los datos que obran en nuestro poder, el ejemplar prácticamente completo que nos permite
conocer la totalidad del texto del s.c., que se denomina copia A, verosímilmente pudo proceder del mismo
lugar en el que fueron halladas las diferentes tablas que componen la Lex Irnitana. Se trata del lugar
conocido como “Las Herrizas”. El emplazamiento pertenece al término municipal de El Saucejo, y se
encuentra al sur de la provincia de Sevilla.
2
Posible localización en los alrededores de Lora de Estepa (Sevilla).
puesto que todas las decisiones tomadas por el Senado durante un año debían ser
ordenadas por los cónsules de dicho año. En nuestra inscripción únicamente se
menciona a los cónsules del año 20 en la subscriptio de Tiberio.
La comisión de la redacción
Desde el final de la línea primera al comienzo de la cuarta se citan los nombres
de los senadores que debían certificar la adecuada redacción del texto. La fórmula de
introducción de la mención de la lista de los miembros de esta comisión es: “scribendo
adfuerunt”. Los testigos son mencionados a continuación, según su antigüedad, en
número de cinco, además de los dos quaestores; por lo que se puede afirmar que esta
cifra era ya por entonces una norma, remontando a las reformas procedimentales del 9
a.C.
En el s.c. de Cn. Pisone patre parece presentarse el único caso en que, por una
parte, conocemos el grupo completo de los testigos y, por otra, también al menos una
parte de las personas que tomaron parte activa en las deliberaciones del Senado, ya que
Tácito nos informa detalladamente sobre ello.
Tiberio presidió todas las sesiones senatoriales en las que se trató y se decidió
sobre Pisón y todas las cuestiones relacionadas con él. Como consecuencia de ello, lo
que resulta normal para los senatus consulta, se adjuntó su relatio a la praescriptio. Así,
tras la lista de los asistentes al proceso de redacción definitiva del senado consulto, la
tabula pasa directamente al enunciado de esta relatio, iniciada con el “quod”, fórmula
habitual para ello en los s.c.: quod Ti. Caesar, diui Aug. f., Aug., / pontifex Maximus,
tribunicia potestate XXII, cos. III, designatus IIII, ad Senatum rettulit.
En ningún caso se nos había conservado hasta este momento una relatio imperial
de este tipo en el lugar correspondiente en un s.c. Ahora el s.c. ofrece una muy
abreviada relación de lo que Tiberio presentó al Senado en diferentes momentos del
proceso. En primer lugar Tiberio expuso al Senado, con ocasión de la apertura de las
actuaciones, el estado de la cuestión desde su punto de vista. El contenido de esta oratio
fue reproducido por Tácito en sus Annales 3, 12. En aquella ocasión el princeps
manifestó los asuntos fundamentales que tenían que ser dilucidados, al menos en
relación con el acusado principal, Cn. Piso pater. Lo que se informa en el s.c. sobre el
contenido de la relatio no puede referirse únicamente a esta primera exposición de
Tiberio, puesto que se incluye también el suicidio de Pisón y se pregunta por las
consecuencias que se derivarán para la determinación de la sentencia. De la misma
manera las cuestiones formuladas acerca de Marco Pisón y Plancina ponen de
manifiesto que Tiberio había abogado ya en otro momento a favor del hijo y la mujer
del acusado. Pues de otra manera no podría haberse expresado uti precum suarum pro
adolescente memor is ordo esset. Aún mejor se evidencia esto en el caso de Plancina,
cuando de forma expresa se refiere a los argumentos indicados antea. Éstos serían
evidentemente los argumentos que Tiberio expuso al Senado tras la muerte de Pisón y
sobre los que nos informa Tácito en sus Annales 3, 17, 1. Como, por otra parte, las
cuestiones precisas a debatir sobre cada uno de los personajes pudieron haber sido
formuladas por primera vez, bien tras la conclusión de la acusación, de la proposición
de los testigos, o de las piezas probatorias, las dos intervenciones reconocibles de
Tiberio sobre estas cuestiones podrían haber sido las que siguieron a la muerte de Piso
pater y antes del dictado de la sentencia. Por lo tanto tendría que ser la oratio, Quam
recitaste princeps noster, mencionada en la línea 173, el discurso inaugural de Tiberio,
que debía ser publicado en Roma a la cabeza de todos los senatus consulta particulares.
Las posteriores intervenciones del princeps no fueron publicadas textualmente, sino
incluidas en el s.c. en la breve formulación de la relatio. No obstante, no debería existir
en lo esencial del contenido ninguna discrepancia entre la oratio y el sumario de la
relatio que aquí se contiene.
1. Sobre la causa de Cn. Pisón padre. En relación con él habría que decidir
también si el suicidio había sido la adecuada respuesta al proceso contra él establecido,
esto es, si Pisón se había inferido a si mismo el castigo que había que esperar. La
respuesta a estas cuestiones se encuentra en la sentencia, a la que acompaña a
continuación, en las líneas 73-90 y 105-108, la consecuencia de la decisión fundamental
del Senado.
2. Sobre la causa de Marco Pisón, por el que Tiberio se había interesado de
forma especial. Esta primera intervención del princeps tuvo lugar tras la muerte de Cn.
Piso pater. El emperador exhortó con énfasis a los senadores para que en la decisión
final no olvidaran sus ruegos en favor de Marco. Habría que poner en relación esta
formulación con la noticia aparecida en Tácito de que el cónsul Aurelius Cotta, que
había presentado la prima sententia, había solicitado que Marco Pisón debía perder su
dignitas y ser enviado al exilio por diez años con la asignación de cinco millones de
sestercios de los bienes paternos. Como, en todo caso, según Tácito, el emperador ya
había absuelto previamente al hijo menor de la acusación de haber participado en la
preparación de una guerra civil, parece que el cónsul no había entendido la verdadera
intención de Tiberio: la absolución de Marco. La nueva intervención de Tiberio remite,
con una clara formulación, a los argumentos expuestos con antelación. La respuesta a la
cuestión se halla en las líneas 100-103. No obstante, se cita la decisión sobre la
impunitas, que constituía el núcleo de la cuestión, sólo como condición para la
devolución de los bienes.
3. Sobre la causa de Plancina. También en esta ocasión se debe mencionar la
anterior intervención de Tiberio y luego, especialmente, el motivo que llevó al
emperador a intervenir. Seguramente es esta intervención la que también menciona
Tácito, en Ann. 3, 17, 1. Al menos una parte de los argumentos expuestos con este
motivo por Tiberio se repetirán de nuevo en las líneas 109-120, al final de las cuales se
formula también la exención del castigo para Plancina.
4. Finalmente se solicita del Senado un juicio sobre los dos comites de Cn. Piso
pater, Visellius Karus y Sempronius Bassus.
El s.c. no acababa con la condena ni con las disposiciones sobre los miembros de
la familia Calpurnia, sino que a continuación expone una gratiarum actio a los que
colaboraron en el proceso o en los sucesos que desembocaron en él: de un lado los
miembros de la domus Augusta, al estar relacionados con Germánico; de otro, el ordo
equester, la plebs urbana y los soldados, especialmente los de Siria. Pero también, y
aquí se muestra el carácter político del s.c., aparecen todos aquellos que, junto al
Senado, jugaban un papel activo en política o eran importantes para la estabilidad del
sistema.
No es nuevo el agradecimiento al princeps en cuestiones sobre las que el Senado
tenía que decidir: para el caso de Pisón ya lo conocíamos por Tácito, que también lo
comenta para el año 33 con motivo de la muerte de Agripina. Sin embargo no se
conocía documento alguno en el que una gratiarum actio apareciera en conexión con un
s.c. No hay que sorprenderse, ya que tales elogios al princeps o a su familia se solían
formular en un s.c. aparte. Y al publicarse una decisión senatorial solían eliminarse los
aspectos que no se ceñían al tema tratado. En el caso que nos ocupa, tanto la gratiarum
actio como los senatus consulta individuales se introdujeron en el texto, por lo que se
nos ha conservado. Además esta parte tenía una función precisa: actuar contra los
rumores y acusaciones sobre miembros de la domus Augusta a raíz de la muerte de
Germánico. Un motivo similar subyace bajo el agradecimiento a los tres grandes grupos
sociales: equester ordo, plebs urbana y milites.
El contenido de una gratiarum actio tal no tiene por qué limitarse al
agradecimiento en sentido estrico; puede incluir exhortaciones a Tiberio (líneas 123-
132) y al ejército (líneas 159-165). Las palabras con las que se expresa el
reconocimiento son laudare y probare, en las que no se aprecia ninguna diferencia
semántica.
El Senado incluyó a las tres mujeres en un grupo separado del resto de parientes
de Germánico. Aunque a cada una se la caracteriza individualmente, todas lo son por
una misma razón: su dolor por la muerte de Germánico, tal como exigía la fides, pero al
mismo tiempo su moderación a la hora de exteriorizarlo (líneas 145 s.). Ello contradice
el testimonio de Tácito, al menos en el caso de Agripina, cuyo desgarrado luto debió ser
visible. Por otra parte, de Antonia se subraya el hecho de que no destacase en el
entierro; en las acta diurna no se la menciona. Según Tácito, adoptó el mismo
comedimiento en el luto que Tiberio y Livia, un comedimiento que públicamente
parecía excesivo. Tácito no menciona nada de Livia, hermana de Germánico.
Podemos suponer que en este contexto las palabras se escogiesen
cuidadosamente, de modo que el similar juicio del Senado sobre las tres mujeres debía
perseguir un determinado efecto. Posiblemente podría haber consistido en la inclusión
de Agripina en la disciplina de la domus Augusta, puesto que en su caso la moderatio no
puede ser considerada por muchos conceptos como una actitud pública, al menos con el
punto de vista de Tiberio. La domus Augusta tenía que presentarse públicamente como
una unidad y, por ello, el reconocimiento del Senado es similar para las tres: aeq(ue) …
probare (línea 145 s.).
Los últimos miembros de la domus Augusta en ser mencionados son los hijos de
Germánico y su hermano (el futuro emperador Claudio), en ese orden. Aquellos
aparecían ya en la mención de Mesalino, mientras que a éste se le incluyó tras la
intervención de Nonius Asprenas. La tabula Siarensis (I 19 ss.) presenta sin embargo el
siguiente orden: Ti. Germanici eius et filiorum et f[iliarum eius]. Según Tácito, Ann. 3,
2, 3, Druso fue al encuentro de la comitiva fúnebre que traía las cenizas de Germánico a
Terracina cum Claudio fatre liberisque Germanici. Desde un punto de vista
sociopolítico, tal orden era el más natural, no obstante lo cual no se varió en el s.c.
Los hijos de Germánico son descritos en su dolor de diverso modo. Mientras los
dos menores (que no son nombrados), Druso César –nacido el año 7/8- y Calígula –el
31 de Agosto del año 12-, son tratados de pueri, Nerón, el mayor –nacido circa 6 d.C.-
es descrito como iuvenis. Realmente seis meses antes del proceso (el 7 de junio del año
20) había recibido la toga virilis, al tiempo que obtuvo la cuestura cinco años antes de la
edad legal gracias a Tiberio. Algo similar había hecho Augusto para Gayo y Lucio
César, sólo que para el consulado.
Se destaca a Nerón por ser el mayor de los nietos de Tiberio y el más próximo en
la línea sucesoria, eventual sustituto de Druso para el Principado. Ocupaba, pues, el
puesto que había ocupado su padre a raíz de su adopción por Tiberio el año 4 d.C., y su
privilegiada promoción a un cargo lo sancionaba legalmente. El Senado reconocía su
posición mencionándolo expresamente por su nombre en el s.c.
Si del dolor de los hijos se dice que es puerilis o iuvenis (iuvenilis) y se
menciona la pérdida del padre (línea 147), de Claudio no se menciona más que el
nombre, a pesar de su parentesco. La falta de reconocimiento senatorial es un signo
claro de la escasa significación política de Claudio en aquel momento. Pero también es
significativo el hecho de que fuera nombrado: bastaba que fuera hermano de
Germánico, que perteneciese a los contingentes Germanicum Caesarem necessitudine
(línea 136 s.), para hacerlo interesante a los ojos de algunos senadores y permitirles
realizar una jugada política al incluirlo entre los miembros de la domus Augusta
nombrados en la gratiarum actio del s.c.
Se debía a la disciplina de Tiberio, avus y patruus, y a Julia Augusta el hecho de
que su duelo fuese contenido. No es casual que ellos, y no Agripina, sean presentados
como modelo.
Los parientes de Germánico estaban todos unidos, tanto en el dolor como en el
dominio de sus sentimientos (moderatio, disciplina), sin fisuras entre ellos. Al menos
esa era la versión del Senado en respuesta al escepticismo de la opinión pública.
b) Apelación del Senado a los équites, a la plebs y a los milites (ll. 151-165).
Constituye una sorpresa que en este apartado se incluyan amplias referencias
tanto a la fidelidad y moderación del orden ecuestre en apoyo al régimen, como a la
plebe, que en algunos momentos se había dispuesto a tomarse la justicia por su mano, y
el ejército. Son una muestra palpable de lo comprometido de la situación y de la
necesidad en que se vio el emperador de apelar a todas las instancias a su alcance,
vinculando estrechamente y sin que hubiera duda al respecto, su persona con el destino
del Imperio.
3
Puesto que el s.c. contaba con aproximadamente unas 11.000 letras (incluidas las interpunciones), tenía
que haber figurado en cada una de las tabellae un texto de aproximadamente unas 790 letras. Para
establecer una comparación se puede aducir que la parte exterior de un diploma militar del año 65, que
tiene 18,1 cm de alto por 14,2 de ancho (RMD II 79), contenía algo más de 800 letras, por lo tanto
aproximadamente el mismo número que una de las tabellae del cuestor. No obstante resulta adecuado
considerar que esta redacción manuscrita estaría escrita con signos de mayor tamaño que los diplomas,
cuidadosamente grabados, por lo que es de presumir que el formato de estas tabellae debió ser mayor
que el de los diplomas.