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Cuentos
Cuentos
-Estas flores no sirven para nada -decían unos-. Las he comprado, las he
colocado en el mejor lugar de la casa, y el amor sigue sin llamar a mi
puerta.
-Tú no puedes hablar de amor, pues no eres más que una niña.
Muchas
veces fue gente a protestar, y muchas veces tuvo que salir la niña a
contar la misma historia.
-Abuela, ¿no sería más fácil que se lo explicaras tú a la gente cuando les
vendes las flores? -le preguntó un día la niña a la mujer.
Doña Josefa tenía que recoger todos los días la caca del perro del señor
José para no pisarla y meter la caca en casa.
Un día, harta de las cacas del perro del señor José, doña Josefa decidió
darle una lección. Y esto fue lo que hizo.
Doña Josefa compró una vaca y se la llevó a casa. Allí le arregló el patio
para que pudiera estar cómoda. Todos los días doña Josefa sacaba de
paseo a su vaca, a la misma hora que el señor José sacaba a su perro. Y
mientras el perro del señor José hacía caca en la puerta de doña Josefa,
la vaca de doña Josefa hacía caca en la puerta de la casa del señor
José.
Al día siguiente, ocurrió lo mismo. Y así, día tras día. Hasta que un día,
el señor José decidió no sacar a su perro para ver quién le plantaba
aquel regalo en la puerta. Cuando vio a doña Josefa con la vaca salió
muy enfadado a pedir explicaciones.
Pero el señor José estaba tan enfadado que decidió buscar venganza.
Pero no les dio tiempo. Dos policías los habían seguido y se acercaban
para multarlos por dejar excrementos sin recoger en la vía pública.
-Si esto
se vuelve a repetir les meteremos en el calabozo y les quitaremos a sus
mascotas -les dijo el policía.
Texto: Proverbios 17:5 El que se mofa del pobre afrenta a su Hacedor; el que
se regocija de la desgracia no quedará sin castigo.
La humildad
El león y el ratón. Fábula sobre el valor
El ratón, que estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo temblando:
- ¡Ja, ja, ja! – se rió el león mirándole - Un ser tan diminuto como tú, ¿de qué
forma va a ayudarme? ¡No me hagas reír!.
Pero el ratón insistió una y otra vez, hasta que el león, conmovido por su
tamaño y su valentía, le dejó marchar.
Unos días después, mientras el ratón paseaba por el bosque, oyó unos
terribles rugidos que hacían temblar las hojas de los árboles.
- No te preocupes, yo te salvaré.
El león no tuvo palabras para agradecer al pequeño ratón. Desde este día, los
dos fueron amigos para siempre.
Texto: Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino
háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben.
Romanos 12:16
La amabilidad
Daniel y las palabras mágicas, un cuento infantil sobre la
amabilidad
Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más
quiere. Es muy divertido ver la cara de mamá cuando descubre por la
mañana un buenos días, preciosa debajo de la almohada; o cuando papá
encuentra en su coche un te quiero de color azul.
Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir
bien: gracias, te quiero, buenos días, por favor, lo siento, me gustas.
Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver
la cara de felicidad de la gente cuando las oye. Sabe bien que las palabras
amables son mágicas, son como llaves que te abren la puerta de los demás.
Texto: Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: —Si alguno
quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.
Marcos 9:35