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La Orden de los franciscanos

Los franciscanos fueron de los primeros en evangelizar en el Nuevo Mundo y tuvieron una clara
vinculación con los descubrimientos antillanos. En 1505 habían establecido en La Española la provincia
de Santa Cruz de las Indias Occidentales. La expansión de la conquista requirió de nuevos misioneros
que, al igual que los conquistadores, dejaron La Española para pasar a Tierra Firme y posteriormente a
Nueva España. Pedro de Gante y otros dos franciscanos flamencos constituyeron el núcleo evangelizado
de la conquista de México y en 1524, desembarcaron los «doce apostóles», dirigidos por fray Martín de
Valencia. La orden franciscana fue la más numerosa de cuantas pasaron a América y en 1527 contaba
con varias provincias en Indias: las Antillas, México, Guatemala y el Perú. Fue la única orden en organizar
un comisariato general con sede en la corte, según las recomendaciones de Felipe II y en todo lo
referente a la propagación de la fe terminaron adaptándose a las normas de la Congregación de la
Propaganda. Las capuchinas, rama franciscana de estricta observancia, se establecieron en México en y
luego se extendieron por Guatemala y Lima. Las clarisas, la primitiva rama femenina franciscana,
desembarcaron en Querétaro en 1607 y luego fundaron conventos en Perú y Nueva España. Las clarisas,
como todas las órdenes femeninas establecidas en América, desarrollaron una labor básicamente
contemplativa y monástica, sin contenidos educativos o evangelizadores y era frecuente ver sus
conventos de clausura poblados de hijas de las oligarquías locales. En 1789 los franciscanos tenían en
América y Filipinas 241 conventos, 163 reducciones misioneras y 139 curatos y vicariatos de indios, con
casi 4.200 religiosos.

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