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Paul Valéry De Poe a Mallarmé Ensayos de poética y estética Seleccién y traduccién de Silvio Mattoni Valérg, Paul De Poe a Mallarmé. Ensayo de poética y estétic = Buenos Aires ~ El ewenco de plats, 2010. 286 pgs. - 21x14 cm. - (Teodia y ensayo} ‘Traducido por: Silvio Mattoni ISBN 978.987-1228-83-6 1, Ensayo Litraros, 2. Estética, Matton, Silvio, trad. 11, Titulo cp 844 Varigté © Gallimaed 1924, 1930, 1936, 1938, 1944 tomes I Il, IV, V) © 2010. El euenco de plata Biceenen da pats Diector: Edgardo Russo DDiveto 7 produecién: Pablo Herndndes swrvoleucneodeplata.com ar infoWelcuencodeplata.com-at ‘Cet ouvrage, pubié dans le cadre du Programme d'Ade le Publication Vietoria Ocampo, béagficie du soutien du Ministére des Affaires Enrangbves td Service Culturel de PAmibassade de France en Argentine. Fa bes, benfcada on la ayuda del Minisode Asus Exranieros de Franca y del Service Cultural de a Embajada de Banca en la Amgenina, se ‘oka en mac del programa de ayuda bs poblicascn Vicovia Ocampo, Hecho l depésito que indica la ley 11.723. Impresa en febrero de 2010. Probibida la venta en Exp Prot le eprodccis pari 9 tu de te ie sn ls eoriselén prey det doe Nota del selectory traductor Las péginas que llevan el titulo de Variedad en la edicion de las Obras de Valéry est La Plgiade son més de 1100, com la apre- tada tipografia y el papel biblia que son tradicionales en dicha coleccién. Por supuesto, esas mil y una hojas de ensayos variados no fue en principio un solo libro, ni siquiera varios libros, sino diversas y sucesivas compilaciones de textos que provienen en su ‘mayoria del incansable trabajo critico de Valéry como prologuista, conferencista y colaborador de revistas, tareas que le imponian temas sobre los cuales variaba, por asi decir su pensamiento. Asf, enel primer libro que leva el titulo de Variedad, se advierte: “De Jos ensayos que se van a leer no hay uno que no sea producto de __ tuna circunstancia 0 que el autor hubiese escrito por su propia iniciativa. Sus objetos no le pertenecen, e incluso a veces su ex tensién le fue inclicada. Casi siempre sorprendido, al comenzar su trabajo, por hallarse inmerso en un orden de ideas desacos- tumbrado y situado bruscamente en tun estado mental inespera~ cdo, tuvo que recobrar necesariamente en cada caso la naturaleza iento, Toda la unidad de esta Variedad no consiste Escritos de circunstancia, pues, que sin embargo, por la mis- ‘ma resistencia del pensamiento que los hace volver sobre éste liltimo, revelan la unidad que le seria propia. De modo que Va- riedad, el mas amplio conjunto de toda la obra de Valéry ~salvo que se considerasen los mais de doscientos Cieademnos de proble- matica clasificacién con los que el autor despejaba su cabeza cada mafiana y donde anotaba de todo un poco, podria ser el DEFOEAMALLARME-ENEAVOSDEFOETICA YESTETICA titulo de su escritura tal cual se piensa, como obsticulo y pensa- imiento que lo salva, como resistencia del cuerpo y danza, como encanto verbal ¥ proyecto formal, ete. Orros tieulos, en obras mas “creativas”, como Mélange, aslo indican. En principio, Valéry publicé cinco libros con dicho titulo entre 1924 y 1944, designados con mimeros romanos, a los que de- ben stimarse dos compilaciones o selecciones de los mismos tex- +08, con algunos que no figuran en los cinco citados, que el autor hiciera para una edicién de Obras completas y que se titulan Variedad, primer volumen y Variedad, segundo volsamen. A esta masa critica, el editor de La Pléiade, Jean Hyties, afiade ensayos no incluidos en libros y que por sus temas podrian relacionarse con Variedad. 2¥ qué no podria? El mismo Hytier asume un ‘ordenamiento temtico y no cronol6gico que Valéry habia deja- do planteado en un indice general tentativo que aparece en Var riedad V,en 1944, Tal orden se componia de seis subconjuntos: “Estudios literarios”, “Estudios filoséficos”, “Ensayos cuasi politicos”, “Teoria poética y estética”, “Ensefianza” y “Memo- rias del poeta”. Nuestra seleccién, obligadamente limitada aunque arbitra~ iamente planeada alrededor de una veintena de textos, ¢s una muestra no de la variedad de los temas que se enfrentaron al movimiento reflexivo del autor, sino de su unidad poético-filo- séfica. De alli que pensairamos en primer lugar en wna coleccion coantologia de ensayos sobre literatura y sobre teoria de la litera- tura, pero que luego, dado que en algunos de los mas brillantes eseritos de Valéry la poética se descubre por un rodeo a través de ‘otras artes, porla estética, y también, en otros casos, por efectos de una reflexion sobre la materia del mundo, el misterio de los objetos que obsesionan a la ciencia y a la filosofia, el conjunto Iegase a adquirie su inevitable “‘variedad”. Este punto de parti- dda, que arranca de los ensayos de critica literaria, hizo que se incluyeran ocho textos de la seccién “Estudios literarios”, que analizan principalmente las obras fundamentales de la genera- ‘i6n anterior a Valéry, donde encuentra sus antecedentes, sobre todo en Mallarmé. De la seccién de “Estudios filos6ficos”, los cinco ensayos elegidos no se refieren tanto a las cosas del mundo un caparazén marino, el cuerpo humano- que mds bien sirven de pretexto para pensar la funcidn del pensamiento, sino que sobre todo reflexionan sobre aquellas entidades que contienen tun germen de literatura: el suefio, el mito, el todo ~esto siltimo ‘en su configuracién poética, delirante de alguna manera, que aparece en Eureka de Poe. De la seccién de “Ensayos cuasi poli- ticos”, descartamos la actualidad, y optamos por dos manifesta- ciones de la vocaciéa literaria de Valéry: un relato de infancia, donde el descubsimiento del mar se transforma en un resoro de imagenes, de obsesiones para el poeta que se esté formando y aque ya entonces lucha contra las facilidades de esa formacin; y tuna breve respuesta casi periodistica donde se plantea la relacién. centre literatuea y politica, alli donde Ia fideidad a la forma au- ténoma de la obra, al nom serviam que cualquier verso gratuito parece dirigirle a la esfera de lo stil y de la moral, se vuelve un esto ético. Acaso en esta actirud de soberania de la literatura, ‘mas que en el gesto racionalizador y antirroméntico, haya que ver a “Valéry como simbolo”, segtin el titulo de Borges que le cendilga el demoledor elogio de ser un protector de la razén en contra del mito, la raza y la sangre. Quiads la seccién de “Teoria poética y estética” hubiese mere- cido mas espacio que el de los cuatro ensayos aqui reunidos. Peco las ideas generales de Valéry sobre la poesia no cambian demasiado y a veces, en sus conferencias, suelerepeti certos jem plos para diversos puiblicos, y prefer’ evitar tales redundancias ~ ante todo para poder incluir ensayos de una originalidad sor prendente, que lo seria mds sino prefigurase casi todas las teorias lirerarias de la segunda mitad del siglo XX. En e305 textos mas “teéricos”, por asi deci, la poesta seria Ja herofna cuyas aventu~ ras seguimos mientras se enfrenta a variados obstéculos “la ma- yoria de los cuales terminan siendo elementos de la misma poe- sia que no se habian reconocido anteriormente, asi: a flosofia del arte, el pensamiento abstracto, la invencién, la convencién, Ja misica, el concepto, etc. Por iltimo, figura un ensayo de la [DEFOE A MALLARME-ENSAYOSDEFOETICA VESTETICA seccién “Ensefianza”, precisamente un discurso que intenta jus tificar la inclusidn de la “poética” en el espacio académico del Collage de France, donde Valéry esboza una vez més su politica del saber: la mejor ciencia es creativa, poética, y la mejor poesia es la que piensa, la que descubre y describe su origen y su funcio- namiento. “Ya habré advertido el lector que no hay textos de la seceién *Memorias del poeta”, ensayos refetidos a la propia obra poética de Valéry, que valen como glosas, a veces mds geniales que los poemas glosados, pero que no agregan mucho a sus teorfas ya su ‘manera de leet. De todos modos, no habré excusas para todo lo ‘excluido de este libro, que el autor no hizo, pero en cuya variedad se hubiera reconocido, asi como en el movimiento de retorno a si ‘mismo, a las citcunvoluciones de un cerebro y su fantstica, indes- criptiblesimetria, como la caricatuca de un “Seftor Cabeza” podia sugeric La ironia, por otra parte, no suele estar lejos del estilo de ‘Valéry. ¥ aun cuando le atsibuye la maxima importancia perso- ral a la literatura, munca deja de sefialar la insignificancia de la ‘que goza y el caractee ambiguo det lenguaje, hecho para pensar ‘pero también para perderse a tal punto que ni esté hecho ni es un hecho. ‘Como ya dijimos, el ordenamiento de los ensayos ¢s tematico +y sigue el de La Pléiade. Para la cronologia de los textos, al final del libro hay una noticia que indica las fechas de la primera publicacién y el tomo de Variedad en que se incluyeron (cuando ‘ste dato no aparece, se trata de inéditos en libro que Jean Hytier inserté en su edici6n). SoM. De Poe a Mallarmé Ensayos de postica y estética etd ak a VILLON Y VERLAINE Nada mas facil, ni que anteriormente haya parecido mas na- tural, que emparentar los nombres de Francois Villon y de Paul Verlaine. No es sino un juego para el aficionado a las simetrias hisebricas, es decir, imaginarias, demostrar que esas dos figuras literarias son semejantes. Ambos, poetas admirables; ambos, chi- cos malos; ambos, al mezclar en sus obras la expresion de los sentimientos més piadosos con las descripciones y las afirmacio~ nes més libres, pasan de uno a otro tono con facilidad extraordi- narias ambos, verdaderos maestros de su arte y de la lengua de sus épocas, que usan como hombres que adjudican a la cultura el sentido inmediato del lenguaje vivo, de la vor misma del pueblo que los rodea, y que crea, altera, combina a su modo las palabras yylas formas. Ambos saben bastante latin y mucho argot, segiin su humor, frecuentan las iglesias 0 las tabernas; y los dos, por razones muy diferentes, se ven forzados a amargas estadias de encierro, donde no se enmendaron tanto de sus faltas sino que destlacon alli la esencia pottica del arrepentimiento, fa queja y el miedo. Ambos caen, se arrepienten, vuelven a caer y se levan tan como grandes poetas. El paralelismo se propone y se desplie- ‘ga bastante bien. Pero lo que se relaciona y se superpone tan cémoda y especiosamente se podria dividir y disociar sin mayor esfuerzo. No hay que atribuirle mucha importancia, Villon y Verlaine se corresponden sin duda muy gratamente en un edificio de fanta~ sia de Ia Literatura francesa, donde a uno le divertitia ubicar simétricamente a nuestros grandes hombres, bien escogidos y bien DE-POEAMALLARME: ENSAVOS DE FOETICA YESTETICA acompafiados, ya sea por sus supuestos contrastes: Comeille y Racine, Bossuet y Fénelon, Hugo y Lamartine; ya sea por sus semejanzas, como aquellos de los que estamos hablando. Resul- ta grato a la vista, mientras se espera el momento de la reflexiGn, pero denota la poca consistencia y la escasa consecuencia de esas bellas disposiciones. Por otra parte, no hago esta observacion sino para poner en guardia contra la tentacion y el peligro de ‘confundir un procedimiento de retérica, decorativo, con un método verdaderamente critico, que pueda conducir a algiin re- sultado positive. Afiado que el sistema Villon-Verlaine, la vinculacién aparen- te y seductora de dos seres excepcionales, sobre los cuales debo tratar, aunque se sostiene bastante bien y se fortalece con ciertos asgos biogriicos, se debilita o se disloca en cambio cuando pretendemos relacionar las obras como si fuesen los hombres, ‘como expondré mas adelante, En suma, la idea de reunirlos surgi6 de las semejanzas parcia- les de sus vidas y me lleva a realizar en este caso algo que en general critico bastante. Considero ~es una de mis paradojas- ue el conocimiento de la biografia de los poetas es un conoci- miento initil, cuando no perjudicial, para el uso que debemos hhacer dle sus obras, y que consisteo bien en el goce, o bien en las censefianzas y los problemas del arte que extraemos de ellas. Qué me importan los amores de Racine. Fs Fedea la que me importa Qué importa la materia prima, que esta casi en todas partes. Fs cl talento, es la capacidad de transformacién lo que me afecta y me da envidia. Toda la pasién det mundo, todos los incidentes, aun los mas conmovedores, de una existencia son incapaces del mis minimo verso bueno. Aun en los casos més favorables, no es el hecho de que los autores sean hombres lo que les otorga valor y perduraciGn, sino en la medida en que son algo mas que hom- bres. Y si digo que la curiosidad biografica puede ser perjudicial es porque demasiado a menudo proporciona la ocasién, el pre- texto, el medio para no afrontar el estudio preciso y orginico de luna poesia. Uno se cree libre de esa sospecha cuando no ha he- cho, en cambio, més que huir, echazar el contacto y, por medio 2 de la biisqueda de los antepasados, los amigos, los aburrimien- tos o la profesion de un autor, cambiar una cosa por otra, esqui- var lo principal para seguir lo accesorio, No sabemos nada de Homero. La Odisea no pierde con ello nada de su belleza mati- navn. gQué sabemos de los poetas de la Biblia, del autor del Eclesiastés, del autor del Cantar de los Cantares? Esos textos venerables no pierden por eso nada de su belleza. ¢Y qué sabe- mos de Shakespeare? Ni siquiera si escribié Hamlet. Pero en esta ocasi6n el problema biogeifico resulta inevita- ble. Se impone y debo hacer fo que acabo de denunciar. Sucede que el doble caso Verlaine-Villon es un caso singular Nos ofrece tn rasgo raro y notable. Una parte muy importante de sus respectivas obras se refiere a sus biografias, y sin duda que son autobiogrificas en mas de un punto. Ambos nos hacen pre- cisas confesiones. No estamos seguros de que tales confesiones sean siempre exactas. Cuand® enunciam la verdad, no dicen toda la verdad, y no dicen solamente la verdad. Un artista clige, aun ‘cuando se confiesa. Y quizas sobre todo cuando se confiesa. Aliviana, ageava, aqut y alld... Dije que el caso era raco. La mayorfa de los poetas, por cierto, hablan abundantemente de si mismos. E incluso los liricos no hhablan més que de si mismos. 2¥ de quién o de qué podrfan hhablat? El lirismo es la voz del yo, lanzada en el tono mas puro, sino el més alto, Pero esos poetas hablan de si mismos como lo hhacen los miisicos, es decir, fandiendo las emociones de todos los acontecimientos precisos de sus vidas en tna sustancia intima de ‘experiencia tniversal. Para entenderlos, basta con haber gozado de la tuz det feliz, y sobre todo infeliz, haber deseado, poseido, perdido y lamentado ~haber experimentado las pocas y muy simples sensaciones existenciales, comunes a to- DEFOE 4 MALLARNEENSAYOS DE FOETICAYEstETICA das los hombres, a cada una de las cuales le corresponde una de las cuerdas de la lira... Eso basta en general, pero no basta para Villon. Algo que fue notado desde hace mucho tiempo, hace mas de cuatrocientos aos, puesto que Clément Marot ya decia que para “conocer y entender” una parte impoctante de esa obra, “habria que haber estado en su época en Paris, haber conocido los lugares, las cosas y los hombres de los que habla; y cuya memoria cuanto mas tiempo pase tanto menos se conocerd, al igual que la fabricacién de sus asi llamados legados. Por tal motivo, quien quiera hacer tuna obra de larga perduracién, que no tome su tema de rales ‘cosas bajas y particulares”. Hace falta pues, necesariamente, prcocuparse por la vida y las aventncas de Francois Villon, ¢intentar reconsteuirlas por medio de las precisiones que brinda, o descifrar las alusiones que hace a cada momento. Cita nombres propios de personas que feliz 0 inoporrunamente se mezclaron en su accidentada carrera; les agra- dece a unos, ridiculiza o maldice a los otros; indica las tabernas que frecuent6 y describe en pocas palabras, siempre maravillosa- mente escogidas, los lugares y los aspectos de la ciudad. Todo lo cual esté intimamente incorporado en su poesfa, indivisible de ella, y a menudo la torna poco inteligible para quien no se ima- gine el Paris de la época, su pintoresquismo y su lado siniestro. Creo que una lectura de algunas capitulos de Notre-Dame de Paris no es una mala introduecién a la lectura de Villon. Hugo me parece que percibié bien ~inventé bien-, a su manera potente ¥ precisa dentro de lo fantistico, el Paris de fines del siglo XV. Pero los remito sobre todo a la admirable obra de Pierre ‘Champion, donde encontraran todo lo que se sabe sobre Villon y sobre el Paris de su tiempo. Las dificultades que nos plantean los textos de Villon no se eben solamente a la diferencia de épocas y Ia desaparicion de ‘cosas, sino que obedecen también al carscter particular del autot. 4 se parisino espiitual es un individuo temible. No es un escolar ni un burgués que hace versos y algunas extravagancias, y que a so limita sus riesgos, como $i limitara sus imptesiones con las ‘que puede conocer un hombre de su tiempo y de su clase. Fl maestro Villon es un ser excepeional ~porque es excepcional en nuestro gremio (aunque muy aventurero en las ideas) que un poeta sea una especie de bandido, un criminal empedernido, muy sospechado de vagancia en particulary, afiliado a espantosas com pains, que vive de la capita, ladrén de cofres, asesino ocasional, siempre al acecho, y que siente la soga al cuello aun escribiendo vversos magnificos. De donde se deriva que ese poeta acorralado, sa presa potencial (que todavia ignoramos cémo tetmind y po- demos temer saberlo}, introduzca en sus versos muchas expresio- nes ycantidad de términos que pertenecfan a la lengua fugitiva y confidencial del pais de mala fama. A veces compone piezas en- teras que nos resulran casi impenetrables. El pueblo del pais don- de se habla esa lengua ¢s un pueblo que prefiere Ia noche al dia, y hasta su lenguaje, que organiza a su manera, entre gallos y medianoche, quiero decir entre el lenguaje usual, cuya sintaxis ‘conserva, y un vocabulario misterioso que se transmite por ini ciacién y se renueva muy répidamente. Ese vocabulario, a veces repulsivo, y que suena vilmente, resulta a veces terriblemente ‘exptesive. Aun cuando su significacion se nos escapa, adivina-~ ‘mos, bajo Ia fisonomia brutal 0 caricaturesca de los términos, hallazgos e imagenes fuertemente sugeridos por la forma misma de las palabras. Se trata de una verdadera ereacién pottica de tipo primitivo, porque la primera y la més notable de las creaciones poéticas es cl lenguaje. Aunque insertado en el habla de la gente popular, el argot, la jerga o la boberia, es una formacién original incesante- ‘mente elaborada y reformada en los tugurios, en las cérceles, en Jas sombeas més espesas de la gran ciudad, por todo un mundo enemigo del mundo, temeroso y terrible, violento y miserable, ‘cuyas preocupaciones se dividen entre la preparacion de fechorias, la necesidad de desenfreno o la sed de venganza, y la vision de la tortura y de los suplicios inevitables (con tanta frecuencia atro- DEFORAMALLARME. ENSAvOR DE OkTICAYESTETICA ‘ces en aquella época) que no deja de estar presente o cercana en tun pensamiento siempre inquieto, que se mueve como una fiera enjaulada, entre crimen y castigo. La vida de Frangois Villon, como su obra, es bastante tene- bbrosa en todos los sentidos del término, Hay grandes oscurida- des tanto en una como en la otra, y también en su personaje Todo Jo que sabemos sobre él no nos explica demasiado bien su verdadera naturaleza, porque todo, 0 casi todo, nos llega de sus versos o de la Justicia ~dos fuentes que concuerdan bastante acerea de los hechos y cuya combinacién nos hace concebir un hombre malvado, vengativo, capaz. de los peotes delitos, pero que nos sorprende por completo con un acento piadoso o tierno como el que aparece en la célebre y admirable pieza donde se deja ofr la oracién de su madre, la pobre mujer que hacia el aio 1435 pusiera un dia a ese hijo destinado al ‘mal, a la gloria, a las ‘cadenas y ala poesfa, Francois de Montcorbier, en manos de Maestre Guillaume de Villon, capellén de la capilla de Saint- Jean, en la iglesia de Saint-Benoit-le-Bétourné. Lo que nos recuerda esta balada, una joya de la poesta fran- cosa: ‘Mujer soy pobrecita yancians, no sé nada; manca lei una letra. Veo en la iglesia donde soy parroquiana pintado el paraiso con arpas y aides... A pesar de algunos técminos levemente alterados, esa lengua sigue siendo la nuestra*; pronto hari quinientos afios que estos vers0s fueron escritos, y todavia podemos disfrutarlos y emocio~ ‘narnos con ellos. También podemos asombrarnos por el arte que produjo esa obra maestra de forma lograda, esa construccion de + Blea de Villon esté escrito con la ortograia francesa antigua [T) 16 Jn estrofa, a la ver clara y musicalmente perfecta, donde una sintaxis notablemente variada, una plenitud muy natural en la suicesién de las figuras se amolda facilmente a su espacio de diez versos de diez silabas, con cuatro rimas. Admiro la perduracién dese valor ereado bajo Lis XL. Veo en l un testimonio vivo de |n continuidad de nuestra literatura y de lo esencial de nuestra lengua a través de las épocas. Casi no hay en Europa ottos paises que Francia e Inglaterra que puedan enorgullecerse de semejante continuidad; desde el siglo XV, esas dos naciones no dejaron de producir obras y escritores de primer orden, de generacién en fgeneracién. En suma, ahorcado o no, Villon vive; vive a la par de los escritores que podemos ver; vive porque entendemos su poesia, ‘que acttia sobre nosotros ~y tanto mas en la medida en que s0- porta cualquier comparacién con lo mas potente y lo mas per {ecto que aportaron cuatro siglos de grandes poetas que vinieron después. Es porque la forma vale oro. Pero vuelvo de la carrera de la obra a la del hombre. Les dije que solo la conociamos por fragmentos. Es un Rembrandt, en {gran parte inundado de sombras, de donde emergen determina- ddas secciones con una precision extraordinaria y deralles de una terrible nitidez. ~ Tales detalles, como verdn, nos son revelados por piezas de proceso criminal, y debemos el conocimiento de esas piezas, que ‘enciersan el total de nuestra informacion certera sobre Villon, al magnifico trabajo de tres o cuatro hombres, eruditos de primer nivel, Fs el momento de rendirles homenaje a Longnon, a Marcel Schwob, a Pierre Champion, antes de los cuales no se sabia nada ‘queno fuera muy dudaso sobre nuestro poeta, Ellos exploraron sucesivamente los Archivos nacionales, encontraron los docu- ‘mentos esenciales en los legajos y los expedientes del Parlamento. de Paris. No conoci a Auguste Longnon, pero conosi bien a Marcel Schwob, y recuerdo con emocidn muestras largas conversaciones al atardecer, cuando ese espiritu extrafiamente inteligente y apa- 1adamente perspicaz me informaba de sus investigaciones, sus DEFOEAMALLARME-ENsAYOS DE ROETICA VesnEICA presentimientos, sus hallazgos, signiendo la pista de la presa que ‘era la verdad del caso Villon. Aportaba la imaginaci6n inductiva de un Edgar Poe y la sagacidad minuciosa de un fildlogo aveza- do en el anilisis de los textos, al mismo tiempo que un gusto singular por los seres excepcionales, vidas irreductibles a la vida ordinaria, que le hizo descubsir muchos libros y crear muchos valores literarios. Siguiendo el ejemplo de Longnon -y como actita también en la practica la policfa~ para capturar y apresar a Villon empleaba el método de la redada. Arrojaba la red sobre el probable entor- ro del delincuente, al que pensaba capturar arrestando, es deci, identificando a toda la banda. Me hacia admirar cudn detalla- damente eran seguidos en aquella época los casos criminales. Una noche me contaba las funestasaventuras de un grupo de malhe- ‘chores que fueron socios de nuestto Villon. Schwob los encon- traba en Dijon, donde comerian mil delitos. A punto de ser apre- sados, hufan y se dispersaban. Pero el procurador del Parlamen- t0 de Dijon no los pierde de vista. Le envia a uno de sus colegas tun informe que nos refiere con la mayor precisién el destino de los fugitivas. Tees de ellos, que transportaban el botin, se inter- nan en un bosque cualquiera. Alli, dos de los tres que se habian confabulado despachan a su compafero a sablazos en la espal- da, se reparten Jo que éste tenia y se sepatan. Uno terminara colgado en Orléans, creo} el otro es quemado vivo en Montargis, por emitir moneda falsa, ‘Se ve que la justicia de entonces, sin telégrafo, ni teléfono, ni fotografia, ni huellas, ni medidas antropométricas, sabfa trabajar bastante bien! ‘Villon esté fuertemente sospechado de haber pertenecido a la banda llamada “Compaiieros de la Céscara” 0 “Cascarudos”*. Su vida deplorable y fecunda fue sin duda bastante corta, y re- sulta dudoso que haya alcanzado la edad de cuarenta afios. Yo la resumirfa en pocas palabras, o més bien resumiré lo que pu- dieron establecer los eruditos que cité y que es preciso lee, tanto 5 Enel orignal, coguil (*cdscara;concha;caza de las espadas”)y could, ‘que eeadujimoslieralmente, peo que en general sigificaba “mendigos” [L) 8 WuLON ¥ VERLARIE ppara leer mejor los poemas de este gran poeta como para admi- rar la obra de resurreccién hist6rica precisa que se ha efecruado, y también para comprender que hay un genio para investigar, asi como hay un genio para descubrir, y un genio para leer asi como hay un genio para escribir. Villon, que en un principio se llamé Francois de Monteorbier, nacié en Parisen 1431, Sumadre, que era demasiado pobre como para educarlo, lo puso en’ manos de un docto sacerdote, Guillaume de Villon, que pertenecia a la comunidad de Saine- Benoit-le-Bétourné donde residia. Fue alli que Frangois Villon ‘reci6 y recibié la instrucci6n elemental. Su padre adoptivo pare~ «ce haber sido siempre benévolo e incluso tierno con él. A los dieciocho afios, el joven se recibié de bachille. A los veintitin afios, en el verano de 1452, se le otorgé el grado de licenciado. £Qué sabia? Sin duda lo que se sabia por haber seguido mis o menos de cerca los cursos de la Facultad de artes: la gramstica (latina), la légica formal, la retérica (ambas segtin Arist6tcles, tal como se lo conocfa e interpretaba en aquella época); mas adelante venian algo de metafisiea y un panorama de las ciencias morales, fisicas y naturales de la época. Pero el término de licencia tiene doble sentido, Apenas reci- bi6 su titulo, Villon empez6 a llevar una vida cada ver. mas libre y pronto peligrosa. El ambiente de los clérigos era extrafiamente confuso. La calidad de clérigo era muy buscada por todos aque- los que se sentian expuestos a rendir cuentas algin dia ante la justicia. Ser clérigo significaba poder reclamar ser juzgado por el jnez eclesiéstico y escapar asi de la juridisccién ordinaria, cuya mano era mucho mas dura. Numerosos clérigos eran personas de costumbtes derestables. Muchos pobres diablos se mezclaban con los clérigos, se hacian pasar por tales; y a veces en las prisio- nes se daban singulares lecciones de latin destinadas a permitir que algiin inculpado fingicra ser clésigo para poder cambiar de juer, DEROW A MALLARME. EXSAYOS>DE POETICA VESTETICA En ese mundo desordenado, Villon trabé amistades de la peor calaiia. Aunque alli las damas no carecfan de encantos, sin duda. Y como es natural, cumplieron un papel destacado en los pensamientos y las aventuras del poeta. Pero ninguna hu- beta pensado que ese muchacho les daria una determinada parte de inmortalidad. Ni Blanche la Zapatera, ni la Gorda Margot, nila hermosa Guantera, ni Jehanneton la Tapicera, ni Katherine la Bolsera. Observen todos estos nombres corporativos... Se ditfa que todos los gremios de oficios habrian debido sacrificar sus ccuerpos a a diosa, y que el artesanado de la Edad Media con- ducia ineluctablemente a las desgracias conyugales. ero resulta que el desenfreno y el libertinaje desembocan en violencia. El 5 de junio del aio 1455, Villon mata. El caso nos resulta bastante conocido, ya que esta relatado en el acta de per- don otorgado por Carlos VII a “maestre Frangois des Loges, Hamado Villon, de veintiséis afios de edad, aproximadamente, que estando el dia de la fiesta de Nuestro Sefior sentado en una piedra situada bajo el cuadrante del reloj de Saint-Benott-le-Bien- Tourné, en la gran calle Saint-Jacques de nuestra ciudad de Paris, yeestaban con el un tal Gilles, sacerdote y una tal Ysabeau, y era casi la hora novena, aproximadamente”. Llegan entonces un tal Philippe Sermoise, o Chermoye, cura, ycel maestre Jehan le Mardi. Segiin el acta, que signe el relato de Villon sin ponerlo en duda, el cura Sermoise le busca pelea al poeta, quien primero responde amablemente, se levanta para dejar lugar. Pero Sermoise saca de abajo de su ropa una gran daga y hhiere a Villon en la cara “con gran efusidn de sangre; el citado Villon, por el sereno, estaba vestido con una eapa y en su cinto ‘enfacolgando una daga debajo de ella”, la saca y hiere a Sermoise cen la ingle “no pensanda en herirlo”. (Esta excusa es muy sospe- chosa.) Como el otro, al parecer, no tiene suficiente y lo sigue ppersiguiendo, lo golpea con una piedra en pleno rostto. Todos los testigos huyeron. Villon corre a hacerse curar por un barbero. El barbero, que debe hacer su informe, le pregunta al cliente su nombre. Villon da el nombre falso de Michel Mouton. En cuanto a Sermoise, trasladado primero a un claustro, luego al hospital, muere alli a los dos dias, “por falta de buen cuidado”. El asesino considera prudente escapar. Unos meses después, la carta de perdén, algunos de cuyos tér- Iminos he transcripto, le es concedida. Resulta notable que esa medida expresa de clemencia se base solamente en los dichos y argumentos del sefior Villon. Nada de investigaci6n, La exeusa de In legitima defensa es aceptada sin discusién. La afirmacién del interesado acerea de que su conducta, luego de ese inoportuno incidente, ha sido irreprochable, es creida s6lo por sus palabras. Pero uno no puede evitar juzgar como bastante sospechoso ese relat; la agresién del cura Sermoise no se explica, el falso nombre dado por Villon al barbero Fouguet, su fuga, la desaparicién de los testigos otros tantos elementos inquietantes en este caso. Muchos otros fueron enviados la horca con menos pruebas. Peto «n fin, no seamios més severos que el rey, quien “deseando preferit |a misericordia al rigor” exonera y perdona el hecho y el cas0—-y “sobre esto—dice el texto imponemos perpetuo silencio a nuestto procurador”. Silencio que pronto debié ser roto, Sobre el segundo crimen conocido de Villon no queda ningu- fia duda, y todas las calificaciones posibles que describe el cbdigo ‘penal se inscriben alli. No falta nada: se trata de un robo, come- tido de noche, en un lugar habitado, con escalamiento, forza~ mmiento, uso de Haves falsas, todo un arsenal de asalto, Villon, informante, acompaiiado por ladrones profesionales otros cémplices, se apodera ast de quinientos escudos de oro pertenecientes al colegio de Navarra y contenidos en un cofre depositado en la sacristia de la capilla del colegio. El robo fue descubierto recién dos meses después. Nada més curioso que los, devalles de la pesquisa levada a cabo por los investigadores del rey en el tribunal, Sélo citaré uno. DEFOE AAALIARME.-ENSAVOSDE POFTICA VESTETICA Los investigadores convocaron, a tinilo de expertos, a nueve cerrajeros, que prestaron un juramento especial, y cuyos nom- bres y direcciones han sido conservados en el expediente del pro- ceso. Fstos reconstruyeron con gran exactitud los procedimien- tos de los ladrones, que de todos modos ya habfan escapado. Desgraciadamente para ellos, fueron descubiertos por las pala- bras imprudentes de un charlatén, cémplice suyo, al que un cura habia oido en alguna taberna hablando del caso del colegio de Navarra, Ese cura, que parece haber tenido menos vocaci6n para el sacerdocio que para el servicio de informaciones generales de Ja prefectura, inicié una investigacién notablemente proseguida que condujo directamente a Frangois Villon. Villon se apresuré a marchatse al interior del pais. iDios sabe qué vida habré llevado durante ese periodo!... Se Jo encuentra unas veces en prisién, otras veces en relaciones con el principe poeta Charles d’Orléans, y sin dudas que aqui y all dcbi6 partitipar en las operaciones de los Cascarudos. En todo caso, parece que Hleg6 a probar la durisima prisién episcopal de ‘Meung-sur-Loire, quizés a consecuencia de un robo de calices en ‘una sacristia, El obispo de Orléans, Thibaud d’Auxigny, lo trat6 con un rigor que le dej6 un cruel recuerdo a Villon, sometido al tormento del agua y encadenado en un calabozo. Luis XI lo libera y vuelve a Paris, aunque por desgracia no para vivir alli de ‘manera normal, Se encuentra con viejos conocidos, y entabla nuevas relaciones, para nada edificantes, cuya frecuentacién lo arroja en el més penoso asunto de su vida, Como consecuencia de una rifia, durante la cual fue herido un notario pontificio, Villon es condenado por el tribunal a ser colgado y estrangulado en el patibulo de Paris. A juzgar por la alegria que manifesté cuando el Parlamento, en. respuesta a la apelacién. que interpu- siera a dicha sentencia, conmuté por diez aftos de destierro de Paris la pena que siempre habia temido, en la que pensaba con ‘espanto y que tan crudamente cantata, debié vivir dias de gran angustia entre la tortura y la terrible imagen de su cuerpo col- zgando de la horca. El alivio que siente al saber que habfa salvado la vida le hace escribir de golpe dos poemas: uno disigido al ‘carcelero para felictarse por haber apelado, y el otro a lacorte, a ‘modo de agradecimiento. Incluye todos sus sentidos, todos sus | miembros y sus drganos: Higado, pulmén y bazo que respira, para celebrar las alabanzas de la corte. ‘Abandona entonces Paris, feliz por haberse librado tan bien del asunto. Y después... Peto después no sabemos més nada. Cuando, como terminé Villon? sDiganme dénde, en qué pais? No sabemos absolutamente nada. Esa vida, donde no faltan las sombras, se desvanece en las, | tinieblas. Pero desde l siglo XVTla obra del criminal se imprimes 1 vagabundo, el ladrén, el condenado a muerte ocupa un lugar centre los poetas franceses en tun rango que nadie fe ha arrebata- do, Nuestra poesia, después de él, vuelve a lo antiguo, se estable- ce en un estilo noble e imperativamente exquisito. Los salones le resultan més gratos que los tugurios y las encrucijadas, Sin em- ‘argo, Villon sigue siendo lefdo, aun por Boileau. Actualmente su gloria es mayor que nunca; y si su infamia, demostrada 0 corroborada por documentos auténticos, aparece mas laramen- te que antes, hay que admitir que incrementa el interés por st ‘obra mas de lo que serfa conveniente. La observacién de la litera- tura y de los espectéculos en todas las épocas muestra que el ‘rimen tiene gran atraccién y que el vicio no deja de interesara la {gente vieruosa, 0 alos semivirtuosos. En el caso de Villon, quien habla es un culpable, y habla como poeta de primer orden. Y estamos frente a un problema que llamaria psicolégico, si supie- se.con precision lo que significa esta palabra. DEPOEA MALLARMUE.ENSAVOSDE POETICA YESTETICA 2Cémo pueden coexistir en una cabeza la concepcién de fechorias, su planificacién, la voluntad comprobada de cometer- las, con la sensibilidad que demuestran ciertas piezas, que el arte ‘mismo exige, con la fuerte concieicia de si que no solamente se manifiesta, sino que se declara y se expresa con tanta precision en el célebre Debate del Corazin y del Cuerpo? {Como este ‘malandrin que tiembla por ser ahorcado tiene el valor para hacer ‘cantar en versos admirables alos infelices fantoches que el viento ‘mece y sacude al inal de la soga? Su terror no le impide buscar Jas rimas, su visi6n terrible es utilizada para la poesia: sirve para algo, que no es en absoluto lo que espera la justicia, cuando la justicia se justifica a si misma y a sus rigores mediante lo que denomina la ejemplaridad de las penas. Pero por mas que haga colgar a unos, descuartizara otros o hacerlos quemar,sucede que ‘un criminal bastante grande, aunque un poeta atin mas grande, combina sus malos actos, sus vicios, sus temores, sus arrepenti- micntos y sus aflicciones, y de esa mezcla detestable y penosa extrae las obras maestras que conocemos. El estado de poeta ~si ¢s que fuera un estado~ puede conci- liarse sin dudas con una existencia social muy normal. La mayo- ria, la inmensa mayoria, lo aseguro, fueron o son los mas hono- rables hombres del mundo, y a veces los més honrados. Y sin embargo... Una reflexién que se detenga un poco en el poeta y que se dedique 2 encontrarle un justo lugar en el mundo, pronto se incomoda con esa especie indefinible. Imaginemos una sociedad bien organizada es decir, una sociedad donde cada miembro recibe el equivalente de lo que aporta. Esa perfecta justicia elimi- na a todos los seres cuyo aporte no es calculable. El aporte del poeta o del artista no lo es. Es nulo para algunos, enorme para otros. No hay equivalencias posibles. Tales seres no pueden sub- sistir entonces sino en un sistema social bastante mal constituido ‘como para que las ms bellas cosas que el hombre haya hecho, y quea cambio lo hacen verdaderamente hombre, puedan ser pro- ducidas. Tal sociedad admite la inexactitud de los intercambios, Jas pensiones, la limosna y todo aquello por lo cual alguien como 4 Verlaine pudo vivie sin recurrir, como nuestro Villon, a los divi- dendos repartidos por las asociaciones de malhechores, tras ha- ber sido sustraidos de noche, por medio del escalamiento y la fuerza, de los cofres de las ricas sacristias. No me extenderé sobre la vida de Verlaine: esté demasiado ‘eerca de nosotros, y no volveré a abrir aqui el expediente que desde la secretaria del tribunal de Mons fue a parar (no sin alga- 1108 sobresaltos) a Ia Biblioteca Real de Bruselas, asf como el de Villon pas6 de los armarios del Parlamento a los de los Archivos nacionales. Villon esté bastante lejos de nosotros: podemos ha- bilar de él como de un personaje legendario. ;Verlaine!.. Cudntas veces lo vi pasar delante de mi puerta, furioso, riéndose, jurando, jjolpeando el suelo con un grueso bastén de invalido o de men~ digo amenazante. ¢Cémo imaginar que ese vagabundo, a veces tan beural de aspecto y de palabra, sérdido, a la vez inquietante « inspirador de compasién, fuese sin embargo el autor de las Anisicas poéticas més delicadas, de las melodias verbales mas ‘nuevas y mas conmovedoras que haya en nuestra lengua? Todo l vicio posible habfa respetado, y quizés sembrado 0 desarrolla- “Yo en Gi, esa porencia de invencién suave, esa expresin de dul- ‘aura, de fervor, de tierno recogimiento, que nadie ha plasmado ‘como él, porque nadie supo como él disimular o fundir los recur 406 de un arte consumado, dominado con todas las satilezas de los poetas més habiles, en obras de apariencia facil, de tono inge- ‘nuo, casi infantil. Recordemos: Calmas ela medialuz ‘que las ramas altas dan. A veces, sus versos hacen pensar en un recitado de plegarias susurradas y ritmadas en el catecismo; a veces, son de un sorpren- dente deseuido y eseritos en el lenguaje més familiar Hace a veces ‘experimentos prosédicos, como en la extraita pieza Crimenamoris, DEFOE AMALLARUE EASMasDEroénica vEstEnCA sino como poeta, pareciera 0 al menos a mime s6lo es mi propia impresién-, (ocabulario aparte) en ciertos arece, porque ue Villon sorpresivamente seria interrumpe ante ella. La confesi6n se ttansforma et oda {io Hl apéstrof, usual en Vion, se vuelve meio lncos ie forma interrogativa, tin frecuente en él f * Gamo ssi, os verso més usados enfant some de dace dies do el cart po deo fs drone 7 += Easton mo sintricn en das mead ns Ps ose ditingen ina fem, qu can task qu eina scan atc SN S5 ela me secs 9 femora eta oblate ene cs Pero dénde estén las nieves de antatio? gDejarin abi al pobre Villon? ‘sDiganme dénde, en qué pai En qué se comirtis esa frente trsa, Jos cabellos rubios y arqueadas cejasi.. 1c» Se torna por la repeticién, y sobre todo por el tono, un ‘elemento de potencia patética. Es el tinico poeta francés que supo_ ‘extraer del refrdn efectos potentes y de potencia reciente. En cuanto a Verlaine, al decirles (por mi cuenta y riesgo) que ‘me parece menos literario que Villon, no quiero decir més inge- ‘uo; no son més ingenuos uno que el otro, no mas ingenuos que La Fontaine; los poetas no son ingenuios sino cuando no existen. ‘Quiero decit que la poesia particular de Verlaine, la de La buena cancion, de Sabiduria y lo que sigue, supone a primera vista menos Jiteracura acumulada que la de Villon, lo que por otra parte sélo es una apariencia; podemos explicar esa impresién con esta ob- servacion: que uno se sittia al comienzo de una época nueva de ‘nuestra poesia y al final del arte poética de la Edad Media, el de Jas alegorias, las fabulas morales, las novelas o relatos piadosos, ‘Villon de alguna manera esté orientado hacia la época muy cer- cana en que la produccidn se desarrollara con plena conciencia de simisma y para sf misma. El Renacimiento ¢s nacimiento del arte por el arte. Verlaine es todo lo contrario: viene, sale, se esca- pa del Pamaso, est, 0 cree esta, al final de un paganismo estéi- co. Reacciona contra Hugo, contra Leconte de Lisle, contra Banville; esté en buenos términos con Mallarmé, pero Mallarmé y él son dos extremos que no se acercaron sino por el hecho de tener casi los mismos adeptos y casi los mismos adversarios, Pues bien, esa reaccién de Verlaine lo impulsa a crearse una forma totalmente opuesta a aquella cuyas perfecciones se le han tornado fastidiosas... A veces, se ditia que tantea entre las silabas y las rimas y que busca la expresién mas musical del instante. Pero sabe muy bien lo que hace, e incluso lo proclama: decreta un arte poética, “la miisica antes que nada”, y por eso prefiere la libertad... Ese decrero es significativo, Este ingenuo es un primitivo organizado, un primitive como. no lo hubo nunea y que procede de un artista muy habil y muy consciente. Entre los primitivos auténticos, nadie se parece a Verlaine. Quizas lo clasificaran més exactamente cuando lo tra- taron, hacia 1885, de “poeta decadente”. Nunca hubo un arte és sutil que ese arte, que supone que se escape de otro pero no que se lo preceda. Verlaine, como Villon, nos fuerzan finalmente a confesar que Jas desviaciones de la conlucta, la lucha con la vida dura e incier- ta, el estado de precariedad, las estadias en prisi6n y en hospita- les, la borrachera habitual, la frecuentacién de los bajos fondos, aun el crimen, no son del todo incompatibles con las més exqui sitas delicadezas de la produccién poética. Si fuera a filosofar sobre este punto, habria que seialar aqui que el poeta no es un ser particularmente social. En la medida en que ¢s poeta, no ingresa en ninguna organizacién utilitaria. El respeto a las leyes civiles expira en el umbral del antro donde se forman sus versos. Los més grandes, Shakespeare al igual que Hlugo, imaginaron y dieron vida preferentemente a seres irregulares, rebeldes a toda autoridad, amantes adiileros, que convirtieron en héroes y en ersonajes simpaticos, Se sienten mucho menos cémodos cuan- do pretenden exaltar la vietud: los virtuosos, desgraciadamente, son malos temas. El desprecio por el burgués, que instauraron los romanticos y que no dejé de provocar ciertas consecuencias politicas, se reduce en el fondo al desprecio por la vida normal. El poeta tiene pues cierta mala conciencia. Pero cl instinto de moralidad va a alojarse siempre en algin sitio. Vemos en los peores truhanes, en los ambientes mis tétricos, que reaparecen las reglas y se decretan leyes de la jungla. Entre los poeras, el cédigo s6lo contiene un articulo, que sera mi tltima palabra: “Bajo pena de muerte poética, dice nuestra ley, tengan talen- 10, € incluso... un poco mds.” VARIAGIONES SOBRE UN PENSAMIENTO. TEXTO Ex suoicio EreRNO.. =:Qué sonidos saves y porentes “le pregunta Eustacio a Pikigoras- y qué armonias de extrafiapureza me parece of na suistancia de la noche que nos rocea? Mi alma, con la punta del ‘oido, recibe con sorpresa lejanas modulaciones. Se tiende, seme- jt la esperanza, hasta ls limites de mis sensidos para captat tos temblores de cristal y ese mugido de majestuosa lenttud {que me asombran. ¢Cual es entonces el misterioso instrument elites? Se isa ci respondié Pitigoras-. Percibes lo que en- ceanta a los dioses. No existe silencio en el universo. Un concierto ide voces etemas 6s inseparable del movimiento de los cuerpos ce- lestes. Cada una de las esellas mviles hace vibra el er seins Velocidad y comunica a la extensin el vnido que coresponde a propio mimero, Las ms ljanas, que son necesaiamente ls is pdas,suinistran al conjano los tonos mis agudos. Las islets son més graves, son las ms cereanas a nosotros tira inmeévl es muda. Dado que las esferasobedeeen aural los sonidos que generan se componen en ese acorde suave y duc ‘mente variable, que es el de los celos con los celos. El puro orden dl mando encanta us ods, La inten la just el amor y Ins demi pefeeciones que renan en la parte rime del univeso se vuelven perceptible y el embeleso que sientes n0 sino el efec- to de una divina y rigurosa analogia.. DEPOEA MALLARME-ENSAYOSDE PORTICA VESTELICA He aqui lo que atribuia alos abismos de la ° do deseo de los antiguos griegos. er En cuanto a ls judios, no hablan de los cielos sino que cele- bran su elocuencia. Las noches biblicas resuenan con alabanzas al Seftor. Allia veces las estrellas parecen confundirse con los hijos de Dios, que son los angeles, y la innumerable tribu de espiritus y de astros le hace ofr a toda la tierra una inmensa aclamacién, “Los cielos anuncian la gloria de Dios y la obra de sus manos s proclamada por el firmamento.” EL autor de los Salmos no encuentra términos lo bastante enérgicos como para expresar toda la potencia de esa voz ex- ‘traordinaria; “El dia le lanza al dia la palabra divina, y la noche ‘exhibe la noche. No son parloteos ni de esas frases que pueden escaparsele al ofdo, sino que su resonancia se prolonga en los cextremos de a terra... Non sunt loquelae neque sermons quorum ‘non audiarttur voces eorum. In omnem terramsexivit somus eorum et in finis obris terrae verba eorun”, Yel mismo Jehova le dice a Job: “Las estrellas de la mafiana estallan en cantos de alegria”. Pascal no recibe de los espacios infinitos més que el silencio. Se dice “espantado”. Se queja amargamente por estar abando- nado en el mundo, No descubre alla Aquel que declaraba por medio de Jeremias: Caehem et terram ego impleo. Y este extraiio cristiano no encuentra a su Padre en los Cielos.. Sino por el contrario, “mirando todo el uniyerso mudo”, siente espanto, segiin dice, “como un hombre al que hubiesen llevado dormido una isla desiertay aterradora,,.” Espanto, espantado, aterrador; silencio eterno; universo mudo, asi habla de aquello que lo rodea una de las més fuertes inteli encias que hayan existido, Se siente, se describe y se lamenta como un animal acorrala- do; pero que ademas se acorrala a si mismo, y estimula los ‘gran- des recursos que tiene, los poderes de su lgica, las virtudes admi- ables de su lenguaje para corsomper todo lo visible que no sea 30 ‘VARUACIONSS SOBRE UN ENSAMENTO “diewolaclor. Pretende ser fragil y completamente amenazado, en ‘toxins partes rodeado de peligros ysoledad, y por todas las causas ile terror y desesperacién. No puede soportar haber cafdo en las “fees del tiempo, del ntimero y de las dimensiones, ni haber sido Jupresadlo en la trampa del sistema del mundo. No hay cosa ctea~ “tly que no le recuerde su terrible condicién, unas fo lastiman, “oiras lo engafian, todas lo asustan, de ral modo que la contei jon munca deja de hacerlo aullar a la muerte. Me hace pensar jtablemente en el ladrido insoportable que los perros dirigen la luna; pero este desesperado, que es capaz de medir la luna, “winbién lanzaria su gemido contra sus cdlculos. "Noes solamente lo que pasa en los cielos, sino cualquier cosa, ¥ no solamente toda cosa en si misma, sino hasta la inocente ‘epresentacién de las cosas, lo que io irrita y se le toma odioso: “Qué vanidad la pintura,. Para \as imagenes que persiguen las "utes, alberga una clase de desdén de segundo grado. No puedo evitar pensar que hay un sistema y un trabajo en " actitud perfectamente triste y en ese rechazo absoluro. Una "frase bien compuesta excluye la renuncia total. Un desamparo que escribe bien no es tan consumado como para no haber salvado del naufragio cierta libertad mental, cier- _ “Wa percepcién del nimero, cierta logica y cirta simbélica que lo ontradicen. Hay también algo turbio y algo facil en dedicarse a Ja especialidad de los motivos tragicos y los objetos impresio- ‘fantes. 2Qué les ensefiamos a los otros hombres repitiéndoles ‘que no son nada, que Ia vida es vana, la naturaleza enemiga, el | eonocimiento ilusorio? ¢De qué sirve aturdir con la nada que 0n o reiterarles lo que saben? ‘No me siento cémodo con esa mezcla del arte y la naturaleza, ‘Cuando veo que el escritor recupera y domina la verdadera sen- sacién del hombre, aftadiéndole fuerzas buscadas, y queriendo ‘no obstante que se tome su industria por su emocién, considero ‘que es algo impuro y ambiguo. Tal confusién de lo verdadero y Jo falso en una obra se vuelve muy chocante cuando sospecha- ‘mos que pretende arrastrar nuestra conviccién o imprimirnos DEPORAMALLARME. EXSAVOSDEPOETICA YEsTEICA tuna tendencia. Si quieres seducirme o sorprenderme, ten cuidado que no vea tu mano mas claramente que aquello que traza. ‘Veo demasiado Ia mano de Pascal. Por otra parte, aun cuando las intenciones fuesen puras, la simple preocupacién por escribir y el cuidado que se pone en ha- cerlo tienen el mismo efecto narural que una doble intencién. Es inevitable agudizar lo que era moderado, y volver denso lo que era raro, mis completo lo que estaba dividido, y patético lo que era animado... Las falsas ventanas se dibujan por si mismas. El artista no puede actuar sin aumentar la intensidad de su impresién obser- vacla, y vuelve simétticos los desarrollos de su idea primera, casi como actia el sistema nervioso cuando generaliza y extiende a todo el ser una modificaci6n local. No es una objecién contra el artista, sino una advertencia para no confundir nunca al verdadero ‘hombre que hace la obra con el hombre que la obra hace suponer. “Tal confusion es la cegla para Pascal. Se ha eserito tanto sobre 4, lo han imaginado tanto y considerado tan apasionadamente «que se ha convertido en un personaje trégico, un actor singular y casi un “papel” en la comedia del conocimiento. Algunos inter- pretan a Pascal. El uso hizo de él una modalidad de Hamlet francés y jansenista, que sopesa su propio eréneo, un créneo de gran geémetra; y que tiembla y piensa en una terraza que da al tuniverso, Es arrebatado por el aspero viento del infinito, se ha~ bla a si mismo en ef margen de la nada donde aparece exacta- ‘mente como en el borde de un teatro, y razona frente a todo el mundo con el espectro de si mismo. Sin embargo, resulta bastante notable que la mayoria de las religiones haya ubicado en la extrema altitud la sede de la Om- nipotencia, asi como encontraron su marca y las pruebas de su existencia en el orden sideral, que por otra parte les dio a los hombres la idea, el modelo primitivo y las primeras verificacio- nes de las leyes naturales. Es hacia el Cielo hacia donde las manos se tienden; en él los ‘ojos se refugian o se pierden; es adonde apunta el dedo de un YABUAGIONES SouRE UN PENSAMIENTOD profeta o de un encusiasta; desde lo alto han caido ciertas pala- bas y se han hecho ofr cieztos sonidos de trompeta Y sin duda que ni la Causa Primeca, ni el Acto puro, ni el Espiritu tienen un lugar, asi como tampoco tienen figura ni par- ‘es; pero un instinto que acaso obedece a nuestra estructura ver tical, quiad la sensaciOn de que nuestros destinos dependen de fendmenos muy lejanos y que toda vida terrestre depende de ello, toma inevitablemente a los hombres incémodos o afligidos © arormentados mentalmente por sus preguntas abusivas, hacia el cenit del lugar, hacia lo alto. Elevar [“exhausser") y conceder [“exaucer”] som la misma palabra, El mismo Kant, cédiendo a un secreto rapto de misticismo ingenuo, unié la especie de inspiracion que tuvo de una ley mo- ral universal con la sensacién que le causaba el especticulo del cielo estrellado. Hie intentado observar a veces en mi mismo y seguir hasta las ideas el efecto misterioso que producen generalmente en loshom- bres una noche limpia y la presencia de los astros. Resulta entonces que no percibimos més que objetos que no, tienen ninguna relacién con nuestro cuerpo. Somos extraflamente simplificados. Todo lo que es cercano es invisible; todo lo sensi- ble es intangible, Flotamos lejos de nosotros, Nuestra mirada se handona a la visién en un campo de eventos luminosos que no Puede evitar unit entre si mediante sus movimientos esponté- feos, como si estuvieran en el mismo tiempo; trazando lineas, formando figuras que le pertenecen a nuestra mirada, que ella ‘nos impone y que introduce en el espectéculo real. No obstante la distribucin de todos esos puntos se nos esca- a. Nos sentimos abrumados, vapuleados, envueltos, desdefia- os por ese centelleo numeroso. Podemos contar las estrellas, pero no podemos creer que exis- ‘timos para ellas. No hay ninguna reciprocidad entre ellas y no- sotros. DEPOEAMALLARME:ENSAVOSDEFOENCAYESTETICA Sentimos algo que nos exige una palabra, y otra cosa que la, rechaza. Lo que vemos en el cielo y lo que encontramos en el fondo de nosotros mismos estén igualmente sustrafdos de nuestra ac- ciGn, lo uno brillando mas alli de nuestros proyectos, lo otro ‘que vive més ac de nuestras expresiones, y se establece enton- ces una especie de relaci6n entre la atencién que le ponemos a lo mis lejano y nuestra atencién mas intima. Son como los ‘extremos de nuestra expectativa, que se corresponden, y que se ‘parecen por la esperanza de alguna novedad decisiva, en el cie- Joo en el corazén. Ase ntimero de estrellas que es asombroso para nosotros, l fondo del ser le opone un sentimiento perdido de ser uno mis- mo, de ser tinico -y sin embargo estar solo. Soy todo, ¢ incom- pleto. Soy todo y parte, La oscuridad que nos rodea nos hace un alma desnuda, sa oscuridad est4 enteramente sembrada de claridades inac- cesibles. Dificilmente se puede evitar pensar en moradas donde se esta en vela. Poblamos vagamente la sombra con seres vivos Juminosos e incognoscibles. La misma sombra que suprime los alrededores de nuestro ‘cuerpo, en consecuencia rebaja el sonido de nuestra voz y la te- duce a un habla interior, porque tenemos una tendencia a no hablar de verdad sino a seres algo distantes. Sentimos una tranquilidad y un malestar singulares. Entre cl “yo” y el “no-yo”, ya no hay pasaje, A plena luz, existia un encadenamiento de nuestros pensamientos con las cosas pot medio de nuestros actos. Intercambiabamos sensaciones por pen- samientos y pensamientos por sensaciones; y nuestros actos ser- vian como intermediarios, nuestro tiempo servia como moneda. Pero ahora ya no hay intercambios, ya no estd el hombre que actia y es medida de las cosas. No hay mas que dos presencias distintas y dos nacuralezas inconmensurables. No hay mas que dos adversarios que se contemplan ¥ no se comprenden. El in- ‘menso aumento de nuestras perspectivas, la reduccién de nues- tro poder se confrontan, Perdemos durante un tiempo la ifusién 4 \ARUACIONES SORE LN PENSANAENTO familiar de que las cosas nos corresponden. Una mosca que no puede atravesar un vidrio es nuestra imagen. No podemos permanecer en ese punto muerto. La sensibil dad desconoce el equilibrio. Incluso podriamos definirla como luna funcién cuyo papel es romper en los vivos todo equilibrio ‘ontre sus capacidades, Bs preciso pues que nuestro espiritu se esti- ‘mule para deshacerse de su estupor y recuperarse de esa solemne © inmovil sorpresa que le causan el sentimiento de ser todo y la evidencia de no ser nada. ‘Vemos entonces al solitario por esencia, el espiritu, defen- dliéndose por medio de sus pensamientos. Nuestro cuerpo se de- fiende contra el mundo mediante sus reflejos y sus diversas secreciones; y unas veces las produce como al azar y como para hucer apresuradamente algo; y otras veces, son movimientos ‘oportunos y humores eficaces que opone exactamente a aquello que lo oprime o que lo irrita, El alma no acnia de otro modo contra la inhumanidad de ta noche. Se defiende mediante sus creaciones, algunas de las cuales son ingenuas-eirrsistibles como feflejoss otras son meditadas, demoradas, combinadas, articula- ddas y adaptadas al conocimiento que se puede tener de nuestra sinuacién. Hiallaremos pues en nosotros dos clases de respuestas a a sea- siacién que he descripto, y que nos provocan la visién del cielo y Ji imaginacién del universo, Unas serén esponténeas, las otras waboradas, Son muy diferentes, aunque puedan mezclarse y.com- binarse en la misma cabezas pero hay que separaclas para definir- Jas, Se las distingue a menudo atribuyendo unas al corazén, las ‘otras al espérite. Términos que resultan bastante cmodos. Elcorazén termina casi siempre, en su lucha contra la figura ‘espantosa del mundo, suscitando a fuerza de deseo la idea de un Ser lo bastante poderoso como para contenes, haber construido ‘0 emanar ese monstruo de extensién y de irradiaciones que nos pprodce, que nos alimenta, que nos encierra, que nos amenaza, ‘que nos fascina, que nos intriga y nos devora, ¥ dicho Ser inclu- so serd una Persona, es decie que habra alguna semejanza entre él Y nosotros, y quizd la esperanza de un entendimiento indefini- DEPOEAMALLARME-ENSAVOSDI POETICA VESTEICA ble, Esto es lo que el corazén encttentra. Tiende a responderse mediante un dios. Sabemos bien, por otra parte, por la experiencia del amor, que lo tinico necesita de lo nico y que el ser vivo quiere lo vivo. ‘Veamos ahora qué otro tipo de pensamicntos se nos pueden ocurrir si diferimos nuestro sentimiento ¢ intentamos oponerle a la enorme presién de todas las cosas una paciencia infinita y un inmenso interés. El espiritu busca. Flespiritu no se apresurard a imaginat lo que le hace falta para sostener la consideracién del universo. Examinar4; sin atender al tiempo, ni a la duracién de una vida particular. Hay un contraste notable entre la prontitud, a impaciencia, la inquietud del cona- 26n, yesalentieud hecha de critica y expectativa. Esa demora, que puede ser ilimitada, tiene por efecto transformar el problema. El problema transformado podré transformar al investigadot Observaremos que no podemos pensar en nuestro universo salvo concibiéndolo como un objeto claramente separable de no- sotros y distintamente opuesto a nuestra conciencia. Podremos ‘entonces compararlo con los pequefias sistemas que sabemos des- cribis, definis, medi, experimentat, Trataremos el todo como una parte, Seremos llevados a adjudicarle una logica cuyas operaciones ‘nos permitan predecir sus cambios, o limitar su dominio. (Comparatemos, por ejemplo, el conjunto de las estrellas con tuna nube gascosa, probaremos en un enjambre sideral las defini- ciones y las lees halladas estudiando el gas en el laboratorio, nos hharemos una idea estadistica del universo, pensaremos en su erier- ‘8a interna, en su temperatura etc.) ‘Nuestro trabajo consistira, en suma, en relacionar lo que era tan asomibroso y conmovedor con lo que resulta familiar para nuestros sentidos, accesible a nuestea accién, y que se adecuia bastante cercanamente a nuestros razonamientos, Pero de ese trabajo ilimitado resulta, necesariamente debe re sultara la larga, una determinada variaci6n (ya perceptible) de lo familiar, de lo posible, de lo razonable, que constivuyen a cada instante las condiciones de nuestra tranquilidad. Tal como los ‘AMIACIONES SOBRE UW PENGAETO hombres aceptaron las antipodas, se acostumbrarda a la curdatu- radel wniverso y a muchas otxas rarezas. No es imposible incluso es bastante probable- que dicho acostumbramiento transforme poco a poco no sélo nuestras ideas, sino también algunas de nues- tras reaccianes inmediatas, Lo que podria denominarse la reaccién de Pascal puede vol- verse una rareza yun objeto de curiosidad para los psicdlogos. Pascal habia “encontrado”, pero sin duda porque ya no bus- ceaba més. El cese de la biisqueda, y la forma de ese cese, pueden dar la sensacién del hallazgo. Pero nunca tuvo fe en Ja bisqueda en tanto que ésta aguarda cn lo imprevisto. Exarajo de si mismo silencio eterno, que ni los hombres verdaderamente religiosos ni los hombres verdaderamente pro- fundos han observado nunca en el universo, Exageré terriblemente, groseramente, la oposicién entre el ‘onocimiento y la salvacién, puesto que en el mismo siglo se veia 8 personas sabias que no estimaban menos su salvacién que él la Suya, supongo, pero que no por ello hacfan sufrir a las ciencias, Estaba Cavalieri, que se dedicaba alos indivisible; estaba Saccheri, que sospechaba, sin admitirlo, lo convencional que habia en Euclides y entreabria una puerta a muchas audacias fururas de la geometria, Es cierto que no eran més que jesuitas. NOTAS Elsilencio eterno de esos espacios infnitos ME ESPANTA. Esta frase, a la cual la fuerza de lo que quiere imponer en las ‘entes y Ia magnificencia de su forma la hicieron tna de las frases ‘mis famosas que alguna vez. se hayan articulado, es un Poem, Y para nada un Pensamiento, Porque Etemo ¢ Infinito son simbolos de no-pensamiento. Su valor «totalmente afectivo. No actiian sino sobre una determinada sensi= bilidad. Provocan: la sensaci6ns particular de la intpotencia de imaginar

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