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especialmente en las tres últimas décadas (Ver Figura 3.6 y Tabla 3.4) con pérdidas de 3%
a 5% de cobertura por año y retroceso del frente glaciar de 20 a 25 metros por año. De
persistir el calentamiento atmosférico y con estas tendencias actuales de derretimiento, es
probable que en tres o cuatro décadas estén extintos los nevados colombianos o exista una
muy pequeña masa glaciar en los picos más altos.
Actualmente el límite inferior glaciar se encuentra entre los 4700 y 4800 metros de altitud
dependiendo de las características topográficas y climáticas locales.
Páramos: Los ecosistemas de la alta montaña son determinantes y estratégicos por su gran
potencial de almacenamiento y regulación hídrica, recarga de acuíferos y nacimiento de los
principales sistemas hídricos de abastecimiento de la población. De acuerdo con los
estimativos realizados a partir del balance hídrico, el ecosistema de alta montaña tiene un
área de 4’686.751 ha y cuenta con un volumen 66,5 km3/año, que corresponde a un caudal
de 2109 m3/seg. En la alta montaña y en particular la franja entre los 3000 y 4000 msnm, se
encuentran los 34 ecosistemas de páramo del país, que cubren un área total de 1’933.000
Has, y cuya función hidrológica se centra en la captación, recepción, almacenamiento y
regulación del agua. (Páramos y Ecosistema Alto Andino de Colombia, IDEAM, 2002.).
3. La demanda
De acuerdo con los cálculos realizados por el IDEAM y como se representa en el mapa de
demanda total de agua por municipio (Figura 3.8), las ciudades con mayor demanda de
agua doméstica son Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y Cartagena. Con respecto a la
demanda para uso agrícola (mayor usuario del recurso hídrico), que además de la
precipitación requiere 4,05 Km3 para el riego de los cultivos (IDEAM 2004), ésta se
concentra principalmente en los departamentos de Tolima, Boyacá, Cauca, Cundinamarca,
Huila, La Guajira, Nariño, Norte de Santander, Santander y Valle del Cauca. La mayor
demanda requerida por la industria se concentra en los centros industriales como Bogotá,
Medellín, Barranquilla y Cali.
Entre los años 2005 a 2008 se realizó un seguimiento a la calidad del recurso hídrico
superficial8 por medio de 1880 muestreos con datos completos para permitir el cálculo del
índice de calidad del agua para corrientes superficiales (ICACOSU) mediante variables
básicas que dan cuenta de diferentes orígenes de contaminación como son: porcentaje de
saturación de oxígeno disuelto (OD), sólidos totales en suspensión, demanda química de
oxígeno, conductividad eléctrica y pH, en 140 corrientes, 90 de las cuales pertenecen a la
red básica del IDEAM (Ver Figura 3.10)
De otro lado, según INVEMAR (2009), el índice de calidad del agua que refiere a la
función de preservación de flora y fauna (ICAMPFF), entendido éste como el conjunto de
características físicas, químicas y microbiológicas de las áreas donde se protege el hábitat
de una especie o una comunidad de flora o fauna, así como las formaciones naturales de
interés científico y paisajístico, ha mostrado un descenso desde el 2001 hacia el 2008, con
un claro patrón estacional donde predominan los valores bajos en época lluviosa,
especialmente en aguas estuarinas influidas por una alta variación de los datos en esa
temporada (Figura 3.11).
La información de los diagnósticos realizados evidencia que en la mayoría de municipios,
principalmente de la zona andina, se vierte directamente las aguas residuales a los cuerpos
de agua ubicados dentro del perímetro urbano (ver Figura 3.15).
Datos más recientes obtenidos por el censo del Departamento Administrativo Nacional de
Estadística -DANE correspondientes al año 2005, muestran que de los 9’742.928 hogares
que hay en el país, 8’125.908 (83,4%) cuenta con el servicio de acueducto. Con respecto al
alcantarillado, 7’117.781 hogares cuentan con el servicio (73,05%) (Ver Tabla 3.8).
Los hogares que no cuentan con sistemas adecuados de abastecimiento o tratamiento de las
aguas recurren a los servicios de abastecimiento de agua potable alternativos como son
fuentes públicas, pozos individuales, camiones cisternas, conexiones ilegales a la red
pública o directamente a los ríos, lagos u otros cuerpos de agua sin tratamiento. La mayoría
de estas soluciones representan altos costos para los usuarios y no garantizan la calidad del
agua, poniendo en riesgo la salud de la población, especialmente de los niños y adultos
mayores.
En este contexto es conveniente indicar que si bien hay un número importante de sistemas
de tratamiento de aguas residuales implementado o en proceso de ello, la operación y
mantenimiento de estos sistemas se convierte en otros de los grandes retos, pues solo el
51% de ellos presenta un funcionamiento bueno o regular (Ver Tabla 3.9).
El riesgo en la gestión integral del recurso hídrico está relacionado con el manejo y gestión
del déficit y del exceso de agua, asociado a la gestión de las cuencas hidrográficas
deterioradas, a la pertinencia de los proyectos hidráulicos con el conocimiento de la
variabilidad climática e hidrológica del país, al crecimiento no planificado de la demanda
sobre una oferta neta limitada, a conflictos por el uso del agua y, a las deficientes e
inadecuadas acciones para la gestión del riesgo por eventos socio-naturales que aumentan la
vulnerabilidad del recurso.
Variabilidad climática: De acuerdo con el IDEAM en su Estudio Nacional del Agua (2008),
en el país existen regiones con alta variabilidad temporal del recurso hídrico y otras con
baja variabilidad temporal. En general, el promedio del coeficiente de variación para el país
es de orden medio a bajo. Asimismo, el ENA 2008 menciona que en Colombia se presentan
dos tipos de regímenes hidrológicos opuestos que están relacionados con el coeficiente de
asimetría (Inundaciones: coeficiente positivo y Sequía: coeficiente negativo), la región
interandina, la región Caribe y Orinoquia presentan regímenes hidrológicos de inundación,
mientras que la región sur del Pacifico y Amazonia presentan regímenes hidrológicos de
sequía.