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EXPANSIONISMO ITALIANO

ANÁLISIS DE FUENTES

Apellidos y Nombres

Fuente A: Radicalización del fascismo. Tomado del texto Historia del mundo
contemporáneo de María Dolores Béjar, 2014. pp. 115-116

La crisis económica mundial también en Italia dio paso al aumento de la desocupación, aunque no
en forma tan dramática como en otros países, por ejemplo, Alemania. Los nuevos desafíos
condujeron a que el régimen se definiera decididamente a favor de la autarquía. En el ámbito
agrario esta tendencia se puso en marcha a través de la “batalla del trigo”, que multiplicó por dos
la producción de este cereal mediante el aprovechamiento de zonas pantanosas, pero también
dedicando al trigo tierras que antes se utilizaban para olivos, ganado o frutales con un rendimiento
mucho más elevado.
En 1933 se aprobó la creación del Instituto para la Reconstrucción Italiana (IRI), que hizo del
Estado el principal inversor industrial. El IRI nacionalizó, mediante la compra de acciones, muchas
de las grandes empresas industriales al borde de la quiebra. En 1939 este organismo controlaba
tres de las grandes siderurgias del país, algunos de los mejores astilleros, la telefónica, la
distribución de la gasolina, las principales empresas de electricidad, las más importantes líneas
marítimas y las incipientes líneas aéreas. Las industrias de tejidos, automóviles y productos
químicos permanecieron –casi en su totalidad– en manos de los empresarios.

Como resultado de la depresión, los industriales no podían alegar que el sector privado de la
economía era autosuficiente y tuvieron que aceptar la expansión de una economía combinada, en
la que las empresas públicas y privadas se entrelazaban. Por su parte, la dirigencia fascista utilizó
su creciente poder económico para concretar sus objetivos políticos. El IRI quedó habilitado a
controlar las empresas de propiedad privada siempre que fuese en interés de la “defensa
nacional, la autarquía y la expansión del Imperio”.

En el escenario internacional, la Italia fascista inicialmente se posicionó junto a Gran Bretaña y


Francia, y jugó un papel estabilizador. Dado el protagonismo que alcanzaría el nazismo, se suele
olvidar que, en sus inicios, el fascismo italiano ejerció una enorme atracción entre los
nacionalsocialistas y que, en su momento de gloria, Mussolini observó a Hitler como un personaje
de segundo orden. Fue la ocupación de Etiopía por las tropas italianas en 1935 la que dio un
drástico giro a esta situación. Cuando Roma fue sancionada por la Sociedad de Naciones, aunque
de modo tibio e ineficaz, a raíz de la queja elevada por el emperador etíope Haile Selassie,
Mussolini estrechó sus lazos con Hitler. Hasta ese momento había frenado el avance de los
alemanes hacia Austria y manifestado su preocupación por el rearme del Tercer Reich. El giro no
dejó de generar temores entre los grupos dominantes.

Todas las medidas más importantes de la política exterior italiana –la guerra contra Etiopía, la
constitución del Eje Berlín-Roma, la intervención en la Guerra Civil española y el ingreso en la
Segunda Guerra Mundial– fueron aprobadas por Mussolini y sus consejeros más próximos.
Aunque los industriales no intervinieron directamente, se beneficiaron con la política de rearme y
de expansión territorial. No obstante, los preocupaban las repercusiones del nuevo rumbo: la
desvinculación comercial de las potencias occidentales, la creciente intervención del gobierno en
sus actividades y, sobre todo, temían al poder económico de la industria alemana. Después de la
anexión de Austria aprobada por Hitler en 1938, Alemania se apropió de materias primas que
antes habían ido a Italia, y colocó a los exportadores alemanes en una situación privilegiada. Con
el nuevo aliado, Italia podía quedar relegada al papel de productora agrícola. Cuando Mussolini
entró en la Segunda Guerra, recién en 1940, lo hizo impulsado por su afán de gloria y creyendo
que el triunfo del Eje posibilitaría la creación de un imperio italiano con base en los Balcanes y
África del norte.
Fuente B: Caricatura de David Low de 1935, donde se muestra a un prepotente
Mussolini desconociendo a la Sociedad de Naciones.

Fuente C: Cartel de propaganda para la batalla por el grano. Tomado de "Bolchevisme


vs fascisme (cartel de propaganda)"
Resuelve las siguientes preguntas:

1. Según la Fuente A ¿Qué caracterizó la política económica y exterior del régimen


fascista? (3 p)

2. Con referencia al origen, propósito y contenido, juzgue el valor y limitaciones de


la Fuente A para los historiadores que estudien el expansionismo italiano (4 p)

3. ¿Qué sugiere la Fuente B en relación a la política exterior de Mussolini? (3 p)

4. ¿Qué sugiere la Fuente C sobre la política económica planteada por Benito


Mussolini? (3 p)

5. Tomando en cuenta lo explicado en la Fuente A y tus propios conocimientos


responde ¿En qué medida las cuestiones económicas de Italia y Alemania fueron las
principales causas de la II guerra mundial? (7 p)

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