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Inmersos en lo concerniente al proceso presupuestal colombiano, el cual se

fundamenta en preceptos obtenidos con la prolongada y activa historia


constitucionalista y legalista que el país ha experimentado, encontramos que tanto
la Constitución como la normatividad pertinente, tienen injerencia directa, detallada
y específica sobre la mayor parte de los aspectos del ámbito nacional, económico
y fiscal, en donde el Estado tiene como función imprescindible: garantizar a todos
los ciudadanos el acceso a un empleo digno, a la educación, la salud, la
protección social y los servicios públicos, función que entre otras, se fundamenta
en lo estipulado en el artículo 334 de la C.P: el Estado se reserva para sí la
dirección general de la economía, para ayudar a la distribución del ingreso, el
aumento del empleo, el medio ambiente y aumentar el desarrollo.

De manera que, el Estado ayuda con la distribución del ingreso a los ciudadanos,
priorizando los gastos sociales que contribuyen con su bienestar social,
asegurando así la prestación de servicios como la salud, la educación y los
servicios públicos; dicha prestación se encuentra respaldada por la elaboración de
prepuestos y planes de desarrollo, los cuales tienen en cuenta el gasto social 1.
En ese orden de ideas, es preciso preguntarnos por el repercutimiento del incremento del
gasto, puesto que por una parte nos encontramos con que el déficit fiscal es grande y
promete ser aún mayor si no se disminuyen los gastos del Gobierno y las formas de
financiar este déficit son todas nocivas para la economía, pues supone un mayor
endeudamiento externo o acudir a los prestamos internos,
lo cual disminuye la disponibilidad de dinero y compite con la inversión que podría hacer
el sector privado (con la cual no estamos completamente de acuerdo) y por otro lado
tenemos, .
Es importante destacar que los sectores que han encabezaron el crecimiento del gasto
público social son la educación, la seguridad social y, en menor medida, la salud. En el
caso de la educación, parte del incremento observado en algunos países reflejó a la
demanda de mayores recursos para la implementación de procesos de reforma. A su vez,
el aumento del gasto en seguridad social ha sido el resultado de diversos factores, entre
los que figura la introducción de mecanismos para reajustar las pensiones de jubilación, el
reconocimiento de obligaciones acumuladas con los beneficiarios del sistema y, en otros
casos, la extensión de la cobertura del sector. 

En términos generales, estos pueden ser algunos de los efectos que puede tener el gasto
público en Colombia. Como se puede ver, algunos efectos son negativos y otros positivos,
por lo que se puede concluir que el gasto público es una herramienta muy importante a la
hora de implementar ciertas políticas macroeconómicas.
Según el gasto publico su clasificación en el desarrollo económico social, desde su punto
de vista distinguen tres tipos de gasto público: desarrollo social, económico, y gobierno,
1
Artículo 366 C.P. “El bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población son finalidades sociales del
Estado. Será objetivo fundamental de su actividad la solución de las necesidades insatisfechas de salud, de educación, de
saneamiento ambiental y de agua potable”.
así también como la determinación del carácter social, entendido por lo antes leído y
redactado que serian:
educación, salud, seguridad social, urbanización, vivienda, desarrollo regional, agua
potable y alcantarillado, asistencia social, y superación de la pobreza.
Estos se pueden considerar como un gasto público real o de consumo.
También podemos decir que el gasto público se puede clasificar en dos clases que son,
Ordinarios y Extraordinarios:
Esta clasificación tenía, como propósito principal, establecer una correlación con la
análoga clasificación de los recursos en ordinarios y extraordinarios.
Se sostenía, al respecto, que mientras los gastos ordinarios (corrientes, periódicos,
nacidos de la normal producción de los servicios públicos) debían ser financiados con
recursos ordinarios (tributos, tarifas de empresas públicas o productos de monopolios
fiscales), los gastos extraordinarios (como los originados por guerras, calamidades o
catástrofes naturales) debían financiarse con recursos del crédito o con gravámenes de
emergencia, como el impuesto al capital.

De ahí se caracteriza lo Gastos Productivos y de Transferencia que según esta


clasificación son gastos productivos los que corresponden a la adquisición de bienes
intermedios y factores para la producción de los bienes y servicios públicos. Tales gastos
producen un aumento de la renta nacional.
Son, en cambio, gastos de transferencia los que consisten en el gago de una suma a
determinadas personas, sin ninguna retribución al Estado y no generan un aumento de
la renta nacional sino solo una diferente distribución de la misma.
No podía faltar que La causa más importante del aumento aparente de los gastos públicos
es la desvalorización de la moneda de papel en régimen de curso forzoso. Como los
gastos públicos representan, en gran medida, adquisiciones de bienes y servicios en
el mercado, la desvalorización del dinero implica el aumento de los gastos públicos en
su valor nominal.
Para deslindar lo que es aumento aparente, atribuible al factor monetario, de un posible
aumento real, es necesario deflacionaria el monto nominal de los gastos.
El aumento del territorio, de la población y de la renta nacional produce, obviamente, un
aumento absoluto de los gastos públicos. Pero es oportuno examinar si también ha
habido un aumento relativo de dichos gastos, comparando no sólo los guarismos de los
gastos públicos, sino los de los gastos públicos por unidad de superficie territorial, los de
los gastos públicos por habitante y los de los gastos públicos por unidad de renta
nacional.

El gasto público está sujeto a diversos controles: los principales son el control político a
cargo del Congreso; control administrativo ejercido por el Ejecutivo, concretamente por el
Ministerio de Hacienda y el Departamento Nacional de Planeación; y control fiscal y
numérico legal, que corresponde a la Contraloría.
lo entendido anteriormente fue que el Gasto Publico no es más que las erogaciones que
efectúa el Estado para adquirir bienes instrumentales o intermedios y factores para
producir bienes y servicios públicos o para adquirir bienes de consumo a distribuir
gratuitamente o contra el pago de una retribución directamente a los consumidores o bien
para transferir el dinero recaudado con los recursos a individuos o empresas, sin
ningún proceso de producción de bienes o servicios.
Finalmente, se ha elaborado en la teoría económica el efecto amplificador, que
consiste en la amplificación de la demanda global a través de las variaciones en
las existencias de materias primas o de productos terminados. Las variaciones en
la demanda de bienes de consumo tienen como efecto, las variaciones en las
existencias y éstas, a su vez, sobre la demanda de bienes de inversión,
constituyendo así un fenómeno intermedio entre el multiplicador y el acelerador.
Pero igual estamos aún lejos de alcanzar resultados concretos.

en la valorización del gasto pueden surgir tres tipos de problemas. En primer


término y por el lado de la oferta, en la imputación del gasto no se considera la
"calidad" de los bienes y servicios prestados por el Estado, aspecto de importancia
para la evaluación de los gastos sociales. La segunda cuestión es que el costo de
producción puede ocultar una subvaloración del valor real cuando el Estado
genera economías de escala en su producción, o a la inversa, una sobrevaloración
cuando se generan ineficiencias. En éste último caso, el valor de producción de
las prestaciones del Estado no guarda relación con los bienes y servicios
percibidos realmente por los beneficiarios. En tercer término y por el lado de la
demanda, los usuarios pueden considerar el bien o servicio recibido como poco
útil, aunque el costo sea elevado y/o representar un alto valor en el ingreso familiar
por ese concepto.
A su vez, los gastos sociales están conformados por dos tipos de erogaciones: por
un lado, por aquellas que constituyen el costo de producción de bienes y servicios
provistos públicamente (ej. educación y salud) y, por otro, las transferencias
monetarias (ej. jubilaciones, subsidio de desempleo).
El gasto público social no constituye un concepto simple de analizar ya que
engloba diversos tipos de programas, su ejecución está a cargo de los distintos
entes descentralizados y responde a objetivos de eficiencia, equidad, etc. Muchas
de sus funciones son obligaciones que emanan de la Constitución Nacional
mientras que otras han sido incorporadas a la órbita natural de la acción estatal.
Es importante destacar que históricamente, la decisión sobre la magnitud del
gasto público social se tomó en gran parte fuera del ámbito de los sectores
sociales. Esto es así debido a que se determina conjuntamente con el resto de los
gastos, en correspondencia con la disponibilidad de ingresos fiscales y según el
déficit o superávit presupuestario que adopte la política fiscal. Resulta entonces
claro que el nivel del gasto público social está fuertemente condicionado por dicha
política.
La cuestión de los objetivos que persigue el Estado al gastar en sectores sociales
está íntimamente relacionada con la discusión sobre el rol que a éste le cabe en
las actividades socio-económicas. Así las prescripciones sobre el gasto social
diferirán completamente entre quienes sustenten una posición de un simple
"Estado Guardián" y los que tengan una visión socialista; entre quienes sustenten
posiciones paternalistas, o entre quienes prioricen la cuestión de la eficiencia por
sobre la equidad y viceversa. La cuestión del "rol del Estado" ha sido y es una de
las cuestiones centrales de debate en las ciencias sociales y en la política en
general.
Básicamente distinguimos dos grandes objetivos económicos que el Estado
persigue al gastar en sectores sociales: la eficiencia y la equidad. La primera se
refiere a una asignación (socialmente) "correcta" de los recursos productivos entre
los distintos bienes y la segunda a una asignación (desde un punto de vista social)
"correcta" del ingreso y la riqueza existente entre las personas que componen una
sociedad. La eficiencia y la equidad deben estar referidos a todas las dimensiones
de la prestación de un servicio, y específicamente deben incluir la
variable calidad. El acceso universal a un servicio no garantiza un trato igualitario
si la calidad del servicio es distinta entre grupos de individuos.

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