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Donc La légica de la cura Los cursos psicoanaliticos de Jacques-Alain Miller JACQUES-ALAIN MILLER Donc La légica de la cura TEXTO ESTABLECIDO POR GRACIELA BRODSKY ® PAIDOS Buenos Aires Barcelona México Traduccién: Gerardo Arenas Establecimiento del texto: Graciela Brodsky Cubierta: Gustavo Macti Disefio de coleccién: Estudio Roberto Garcia Balza Miller, Jacques-Alain Dor légica de la cura.- 1° ed.- Buenos Aires: Paidés, 2011. 488 p.; 22x15 cm.- (Los Cursos Psicoanaliticos de J.-A. Miller) Traducido por: Gerardo Arenas ISBN 978-950-12-8860-5 1. Psicoanilisis. |. Arenas, Gerardo, trad. DD 150.195 I° edicién, 2011 Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacion escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccién parcial o total de esta obra por cualquier medio 0 procedimiento, incluidos la reprografia y el tratamiento informitico. © 2011, Jacques-Alain Miller © 2011 de todas las ediciones en castellano, Editorial Paidés SAICF Independencia 1682/1686, Buenos Aires — Argentina E-mail: difusion@areapaidos.com.ar www.paidosargentina.com.ar ‘Queda hecho el depésito que previene la Ley 11.723 Impreso en la Argentina ~ Printed in Argentina Impreso en Artesud, Concepeién Arenal 4562, Ciudad de Buenos Aires, en febrero de 2011 Tirada: 4.500 ejemplares ISBN 978-950-12-8860-5 Indice |. La conclusién de la cura IL. La logica como preparacién para el psicoandlisis.. Ill. El pase, ghecho o ficcién? .. IV. El curso del andlisis. V. Reglas singulares y arbitrarias. VL. La estructura general del desconocimiento VIL. La asuncién de la muerte ... VIII, La pulsién en el campo del lenguaje. IX. La resoluci6n curativa de Juanito X. El concepto de deseo XI. El deseo en lo simbélico XII. Signos de amor... XIII. Una genealogia de la perversion XIV. Metabolismo del goce . XV. Cémo se inician los andlisis XVI El problema de Lacan . XVII. El inconsciente y la libid XVIIL Significaci6n y satisfaccién XIX. La l6gica del fantasma. XX. El postulado del psicoandlisis XXI. La inconsistencia del inconscient XXII. El acto analitico XXII. El ser del analista . 113 Referencias bibliograficas de los textos citados... I La conclusién de la cura Entonces, retomo. Retomo, entonces. Donc! [Entonces] es la palabra de la que hago el titulo y el punto de partida para discurrir este afio. Habria podido decir ;Ding donc!, para sefialar que el donc repiquetea, 0 incluso, para los eruditos, que el donc tendria que ver con el Ding, el Ding freudiano. Pero no digo ;Ding donci, sino donc, simplemente donc. Entonces para empezar. Pese a que entonces significa o sefiala que estamos por terminar, que vamos a concluir. Entonces, admirable enton- ces, no es la tiltima palabra. Es la palabra que introduce la tiltima pala- bra, que sefiala que el momento de concluir ha llegado. Entonces es entonces el vocablo légico por excelencia. Y puede decirse que exhibe el armazén racional del discurso, especialmente cuando est al comienzo de una frase, donde se hace sonar bien la con- sonante final: donc. (Littré sefiala, y hay otros rastros, que al comienzo del siglo xx donc, en el interior de una frase, debia pronunciarse don(c), con la elisién fonética de la c final. No estoy seguro de que este senti- miento lingiiistico siga siendo el nuestro.) Entonces, al introducir una frase, destaca el cardcter lgico de la proposicién. {Qué quiere decir Entonces? Quiere decir No hablo al azar. ¢Quién dice Entonces? Hay que ser endiabladamente engrefdo para decir 1, Done se usa como conjuncién ilation (expresa consecuencia l6gica o prosecuci6n del argumento), adverbio (retoma la ilacién interrumpida) o particula expresiva (refuerzo, inci- tacién, reprobacién). Solo en este tiltimo caso es ocasionalmente imposible traducirlo por enionces. [N. del T.] JACQUES-ALAIN MILLER Entonces. ,Quién dice Entonces? jEs la verdad quien habla? Si es ella, no es la verdad que dice Yo [Je]. No es esa verdad que Erasmo hizo subir a escena disfrazéndola de locura, y que Lacan desnud6. La ver- dad que dice Entonces no es la que dice ¥, sino més bien la que dice Se [on], este se que a fin de cuentas se hace oir en entonces. La verdad del entonces no es la verdad en traje de Eva, no es la verdad que corre, que revolotea, que se esconde, que sorprende, que miente sin parar, que les gasta bromas, que se marcha. La verdad que dice Entonces es la verdad armada, es decir la verdad con armadura, como avanza Juana de Arco. {0 es acaso la verdad encadenada, la verdad con grilletes en los pies? «en suma, la verdad légica. Esta es una buena ocasiOn de sefialar que hay cierto abuso en el término ldgica, que se apropia del légos; el l6gos no se reduce a la légica. Este entonces armado, dije, no es empero tan simple. Consideremos minimamente la lengua, la que aqui hablamos. Este enfonces no es tan simple, no es un taxema elemental, si puedo decirlo. Hay entonces dis- tintos del entonces que condensa la fuerza légica, entonces distintos del entonces de la obligacién de pensar, de la obligacién de deducir. Estd el entonces que anuncia, tras una digresi6n, que retomamos la continuacién del relato principal: Decia entonces... Es ese entonces del que Littré dice que es “de simple transicién para volver al tema”: iVe- yamos al grano! Es un entonces campesino. Esté el entonces del asombro, de la incredulidad, el entonces del de- saffo: jPues mira tii! [Tiens donc!], ;Vamos! [Allons donc!], z¥ por qu 2 [Pourquoi donc?]. Pero la polisemia de entonces no es tal que no poda- mos seguir el mismo hilo de punta a punta. Y justamente donde hay entonces, hay hilo, el hilo del discurso. El entonces de transicién indica que retomamos este hilo del discurso; el entonces de sorpresa, que el hilo, eventualmente implicito, se ha roto, pero esta alli, y que hay que reacomodarlo, adaptarse a lo imprevisto. El entonces sefiala que, incluso en la sorpresa, el hecho estd alli, y que en lo sucesivo habré que incluirlo entre los datos que serdn las premisas de la continua- cién del discurso, motivo de un encadenamiento nuevo. El entonces de incredulidad: ;Vaya historia! [En voila donc une histoire!|, quiere decir que el hilo del discurso resiste a lo que quiere romperlo, subra- ya la antinomia entre el hecho o alegato y la cadena del discurso. ;Quia! [Fi donc!] -ya no se dice mucho eso, pero atin lo encontramos 10 LA CONCLUSION DE LA CURA Fa peas Toque restaura el hilo del discurso: Te desafio a no recu- No es de hoy que me gusta el entonces. No les daré por prueba més que Mais ott est donc Ornicar?? Esta frase mnemotécnica permite recor- dar la lista de las conjunciones de coordinaci6n en francés, conjuncio- nes de coordinacién que Damourette y Pichon clasifican en la serie de los struments. Ellos, que crearon su vocabulario para hablar especial- mente de la lengua francesa, construyeron el término strument a partir de struo (en latin, “construyo”) para designar los términos que forman parte del material propiamente constructivo del lenguaje. Y este donc es exactamente un affonctif strumental, pues para ellos el término que representa una modalidad de agenciamiento de términos lingilisticos es affonctif. Es una categoria més amplia que la de las conjunciones de coordinacién, ya que engloba tanto adverbios como preposiciones. _Entonces puede ser singularmente una frase completa, sila presento bajo la forma interrogativa ~forma que no se manifestaré mas que en la entonacién-, Ustedes enuncian algo y yo les digo ¢Entonces? Asi les comunico que en su discurso falta la conclusién y los invito a dara o, si segtin su criterio ustedes la dieron, los invito a explicitarla, a desa- rrollar su conclusién, a llegar hasta el final de su pensamiento. Me parece que puede decirse que este entonces interrogativo dirigido al otro (cEntonces?) es un zeugma, es decir que en este término entonces estd implicado todo un contexto antecedente, que es precisamente lo que ustedes tuvieron a bien decirme. Se lama zeugma. “Pedro fue al teatro y Pablo al cine”. “Pablo al cine” es un zeugma porque implica que se toma de la primera proposici6n el “fue” para transferirlo oe “Pablo al cine” que carece de verbo en s{ mismo. “Pablo al cine” es un zeugma porque remite a un contexto previo. También se encuentran zeugmas en el otro sentido, pero son a menudo més dificiles de desci- frar, al menos en el lenguaje hablado. De este ;Entonces? puede decirse que es zeugma, que esté en posicién zeugmética en relacién con lo que ustedes enunciaron anteriormente. 2. Mais oit est donc Ornicar? (literalmente ;Pero dér mnces Ornicar?) es una 2 donde estd entonces Ornic frase usada para memorizar las conjunciones de coo1 : conjunciones i is ta pa i rdinacién en francés: mais, ou, et, 11 JACQUES-ALAIN MILLER Dije “ustedes enunciaron”, pero no puedo evitar pensar que quiz4 yo siempre sostuve aqui un discurso bajo la égida del entonces, incluso bajo el latigo del entonces, si me permiten, ese “verdugo despiadado”, para rescatar un verso de Baudelaire que no se refiere al entonces, sino al placer. Debo decir que al comienzo de un afio siempre me pregunté: gEntonces? Supongo que tengo un supery6 que dice: ¢Entonces? La logica y el tiempo Entonces, entonces tiene sus t{tulos nobiliarios. Alli estd ese “Pienso, Iuego [donc] existo”. :Pero esté ahi en su lugar? No lo esta si la eviden- cia del cogito es puntual y vacfa, instanténea. No hay entonces en su lugar si el “existo” se confunde con el “pienso”. De hecho, se puso en cuestién la pertinencia del luego, del entonces en el “Pienso, Inego exis- to”. También se han encontrado versiones cartesianas donde ese luego no figura en la proposicién. Porque si el “existo” no se confunde con el “pienso”, sino que se deduce de él, ;pues dura!, dura un poquito, el tiempo requerido para pasar de uno al otro por el puentecito del enton- ces. Entonces siempre est ahi para significar que deducir requiere tiem- po. ¥ en este entonces esta propiamente el nudo entre la l6gica y el tiempo. : 4Cémo ignorar el factor tiempo en la deducci6n, en la consecuencia l6gica, cuando ahora se nos presenta objetivado bajo la forma de la computadora, cuando la reduccién del factor tiempo en el célculo es la meta misma de la innovacién tecnolégica, cuando el factor tiempo en el cdlculo se traduce en términos de costo y beneficio, de rendimiento operatorio y financiero, y cuando incluso es objeto de investigaciones te6ricas? No se lo deja librado a la practica de las cosas, ya que hay una investigacién propiamente te6rica de la longitud de las pruebas ten- diente a reducirlas a fin de ahorrar tiempo de computadora. Hace ya unos afios se hablé largo rato sobre la demostracién del teorema de los cuatro colores, facilitada simplemente por el agotamien- to de cierto ntimero exorbitante de posibilidades mediante la compu- tadora y por la reduccién del tiempo de calculo, e incluso se plantearon cuestiones acerca de si los resultados asi obtenidos son admisibles 0 no en el cuerpo de los teoremas demostrados. 12 LA CONCLUSION DE LA CURA Entonces, el entonces tiene titulos nobiliarios. No debo dejar de saludar aqui a Mallarmé y su Igitur,? que son unas hojas de un poema en prosa de su juventud, encontradas y edita- das como se pudo bajo el titulo que Ilevaba la carpeta. Igitur, conside- rado indescifrable, con aires de Villiers de I’Isle-Adam, si puedo decir- lo: un castillo por la noche, un héroe solitario que termina en la tumba... Ese famoso Igitur es la epopeya del entonces! En todo caso es asf como se deja leer, me parece. El entonces puesto en escena como un héroe de novela gotica -no se trata de novelas de la época de la arqui- tectura gética, sino de novelas de terror del siglo xux inglés-. Entonces, Igitur, este héroe que cree extinguir el tiempo, si bien “Ciertamente subsiste una presencia de Medianoche” (es la primera frase del poema en prosa). “Medianoche”, dice Mallarmé, “la nica hora que él ha creado” y cuya esencia constituye “el presente absoluto de las cosas”. Extinguir el tiempo. Y al mismo tiempo este Igitur dice, profiere: “Siempre vivi con mi alma pegada al reloj”. Es como para pre- guntarse si, visto de cerca, este Igitur no tiene algo de Cogito, y si no hay que verificar, en todos los instantes del tiempo, la validez de la deduccién del Cogito. Igitur tropieza répidamente con el azar son solo cuatro folios-, y los estudios literarios han convenido en sefialar que asi Igitur prepara, anuncia, anticipa Un golpe de dados. ;Y por qué Igitur tropieza con el azar, si no es porque entonces pretende ser necesario? La verdad del entonces se presenta como una verdad necesaria; los obliga a deducir. No hay lugar para jugar, no hay lugar para el azar cuando esté el entonces. Aeste respecto la trayectoria de Mallarmé va de la fascinacién por la meditacién de la necesidad del entonces a la aceptacién del azar. Entonces -la afirmacién de la necesidad- es la negacién del azar, como dijo Mallarmé con todas las letras -se lo descifra muy bien. As‘, Igitur “concibe que hay sin duda locura en admitir” esta negacién del azar, dice Mallarmé, pero al mismo tiempo puede decir que debido a esta locura, al haber sido negado el azar, esta locura era necesaria. :Para qué? “Nadie lo sabe, él lo lamenta por la humanidad”. 3, El adverbio latino igitur admite la traducci6n “entonces”. [N. del T] 13 JACQUES-ALAIN MILLER Qué nombra Igitur? Exactamente esa locura, la locura de negar el azar. Y él supone, sospecha, que quizds esa locura sea necesaria, sin que por ello sepa para qué. Esta locura figura por lo demés en lo que se ha puesto como subtitulo de Igitur: se lo lama Igitur, 0 La locura de Elbehnon, la locura del entonces. La locura del entonces es la locura de lo necesario, la negacién del azar; es encadenar el discurso mediante la necesidad. Y ahora captamos por qué el entonces exige el golpe de dados mallarmeano, es decir el acto por el cual Igitur, el héroe, entra en la tumba. En el fondo, Igitur muere por asumir el acto de arrojar los dados, muere -es lo que propongo como lectura~ porque no puede deducirse lo que va a aparecer, no puede decirse jEntonces, doble seis! Bah, uno puede decirlo, pero no est seguro de verlo aparecer, y si lo ve aparecer, jahf siente mucho miedo, evidentemente! En relaci6n con esto me parece que no es excesivo decir que lo que obsesioné a Mallarmé es el futuro contingente. Es justamente lo que plantea su axioma: Un golpe de dados jamds abolird el azar. zY en qué po- drfa un golpe de dados abolir el azar? Podriamos imaginar que un golpe de dados abolié el azar si el futuro que se transform6 en pasado ~al haber devenido acontecimiento pasado el acontecimiento futuro— result6 por ende necesario. Ahora bien, lo que dice muy precisamente el axioma de Mallarmé es que incluso una vez que tuvo lugar el golpe de dados, una vez que est inscrito en el pasado, que no est por venir en el momento en que ustedes agitan los dados en su cubilete suplican- doa los dioses para que caigan bien, sino cuando el golpe de dados ya estd registrado como habiendo tenido lugar, no es menos contingente que cuando atin estaba por venir. Con el golpe de dados es dificil ser profeta aprés-coup. Es dificil demostrar que no hubiera podido ser de ‘otro modo, como hacen los doctores de la Historia. La cuestién del futuro contingente -esto fue recordado en otro Ambito por mi colega Franz Kaltenbeck- es el lugar mismo donde se torna extrema la tensidn entre el saber y el tiempo. Ocupé a espiritus sagaces en la Antigiiedad, y durante el Alto Medioevo se debatis extensamente en qué medida era compatible con la omnisciencia divi- na, y qué permitfa conservar de la libertad que debfa dejarse al pe- cador, segtin crefan, para castigarlo. No recorrf todas las soluciones propuestas -debo decir incluso que no fue sino muy recientemente cuando capté en verdad de qué se trataba en el Igitur-, pero tenemos 14 LA CONCLUSION DE LA CURA por ejemplo la solucién tomista, la de Santo Tomés de Aquino, que es la de suponer que todas las cosas pasadas, presentes y futuras estén eternamente presentes en Dios: sacrificar el tiempo para salvar el saber. No hay problema con que Dios conozca el futuro, ya que este futuro es para E] tan presente como lo es el pasado. Duns Escoto, por el contra- rio, hace objetiva la diferencia entre el pasado y el futuro, y piensa que esta diferencia existe para Dios como para nosotros. Pero eso supone -tal vez volvamos a él- una escisién entre la voluntad y el entendi- miento de Dios. Es decir que el entendimiento de Dios acerca de lo que sucederd no sabe nada antes del acto de la voluntad de Dios. Més proximo a nuestro Mallarmé se encuentra Pierre d’ Ailly, para quien no hay entre pasado y futuro una diferencia tal que uno serfa contingente y el otro no. Tanto es asi que se dedica a minimizar el esta- tuto modal del pasado y del futuro. Considera que la contingencia del futuro es simplemente crefda, transformada en objeto de una creencia, y que la necesidad, el cardcter necesario del pasado, no es més que pro- bable y no evidente. Mallarmé, a quien introduzco en este debate del Medioevo, es més claro. El resultado del golpe de dados jamas deviene necesario. Asociacién libre Hagamos entrar ahora a aquel a quien todos ustedes esperan: Freud, la locura freudiana, el psicoandlisis. He aqui a quién estaba acaso destinada a servir la locura del igitur. En primera aproximacién, sin duda el entonces, en la practica del psicoandlisis, es seriamente relajado en sus exigencias. Digo “en la practica del psicoandlisis”, y creo que no es un secreto para nadie que, en su teorfa -las elaboraciones teéricas de los psicoanalistas-, el enton- ces, la exigencia ldgica, para una gran mayoria esté muy pero muy debilitada. No Ilegaré al punto de clasificar la cosa, como lo hacia Lacan, bajo la riibrica de la literatura delirante, pero sin duda no es excesivo decir que el psicoandlisis tiene algunos problemitas con el entonces. No pretendo ser aqui el caballero del entonces! En el debate entre Freud y el entonces, intento también defender los colores de Freud. Pero, en fin, no es excesivo decir que la asociacién libre, como 15

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