Coincido con el futuro de mis prácticas con Martino y Vázquez (2014) cuando dice que es

posible definir las prácticas directivas, no solo y exclusivamente como un lugar investido
de poder de función, sino, y principalmente, como prácticas estructurantes y organizantes
de las de otros: cuando nos “movemos” al cargo directivo nuestro “hacer” cambia porque
cambia el lugar desde donde miramos también, con nuevas construcciones y
subjetivaciones sobre mandatos y aspiraciones que demanda el nuevo lugar de trabajo es
que nos dispondremos a ponernos en acto para preguntarnos acerca de las tramas,
relaciones, prácticas y discursos de los cuales somos partes con otros. Y será allí en ese
encuentro con el otro desde donde estaremos desafiados a encontrar los caminos que nos
conduzcan a seguir creciendo en un contexto en el cual deberemos producir un modelo de
gestión que no posibilite la escuela que queremos hacer y tener.

Bernardo Blejmar (2009)por su parte, afirma:

Quien gestiona hace. Pero su hacer fundamental es hacer para que con los otros se haga del
modo más potente posible.