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Facultad de Ciencias Veterinarias

-UNCPBA-

Importancia de la alimentación forzada en gatos


domésticos con anorexia prolongada

Vignola, Rocío B; Paludi, Alejandro E; Gutiérrez, M. verónica.

Mayo 2018

Tandil
Importancia de la alimentación forzada en gatos domésticos con
anorexia prolongada

Tesina de la orientación sanidad animal, presentada como parte de los requisitos


para optar al grado de veterinario del estudiante: Vignola Rocío Belén.

Tutor: Médico Veterinario, Paludi Alejandro Esteban.

Director: Médico Veterinario, Gutiérrez María Verónica.

Evaluador: Landa, Roberto


Dedicatorias

A Dios, en primer lugar por darme la vida y permitirme el haber llegado hasta este
momento tan importante de mi formación profesional, dándome las fuerzas para
seguir adelante.

A mis padres, por su amor, trabajo y sacrificio durante todos estos años, pilares
fundamentales por quienes he logrado llegar hasta aquí. Mis valores, principios, y
la perseverancia son el reflejo de lo que ellos me han enseñado.

A mi familia, cada uno me ha brindado su apoyo, acompañándome en cada etapa


en la que me he encontrado, sus fuerzas, sus palabras y el amor fueron un motor.

A mis amigos, los que me llevo de la facultad, el premio extra de los años
transitados. A mi amiga y hermana que me dio la vida, siempre confiando en mí y
su cariño incondicional.

A todos los profesores, que aunque no ha sido sencillo el proceso, es gracias a la


ganas de transmitirme sus conocimientos y dedicación, que he logrado este
importante objetivo.
Resumen

Este trabajo pretende desarrollar y demostrar la importancia de la alimentación


forzada en felinos. Explicar cuáles son los cambios metabólicos que se producen a
causa de una anorexia prolongada (considerándose 3 o 4 días en adultos y 2 días
en cachorros), los cuales podrían desencadenar en una lipidosis hepática,
particularmente en esta especie. Además, intenta proponer diferentes técnicas de
alimentación forzada que se pueden utilizar de acuerdo a la patología que le dio
origen a la anorexia; y de este modo, adquirir un criterio adecuado de cuando
estamos en la necesidad de establecer una alimentación forzada, teniendo
conocimiento sobre los elementos nutricionales y calóricos más adecuados para
esta especie. Entendemos que forzar la alimentación es una experiencia muy
estresante para el gato y para la persona que la realiza, y puede resultar en
aversiones al alimento, lesiones graves del manipulador y neumonía por
aspiración. Para realizar la nutrición enteral se pueden utilizar sondas
nasoesofágicas, de esofagostomía, de gastrostomía o de yeyunostomía Las
complicaciones como la obstrucción de la sonda, retirada prematura o
desplazamiento, son frecuentes en la nutrición enteral. El riesgo de obstrucción de
la sonda puede reducirse al mínimo mediante dilución y homogeneización
adecuada del alimento previa a su administración Es evidente que no hay que
esperar a que el gato decida comer por sí mismo (y que pierda masa corporal)
antes de instaurar el soporte nutricional. El gato en situación crítica presenta unas
alteraciones que no sólo afectan al metabolismo nutricional, sino que también
aumentan la morbilidad y la mortalidad. Uno de los pasos esenciales a la hora de
implantar el soporte nutricional es reconocer precozmente a los pacientes que
necesitan dicho soporte, administrarles las calorías y nutrientes correspondientes
a su situación metabólica y realizar un seguimiento continuo que permita optimizar
la prescripción y reducir al mínimo el riesgo de complicaciones. El soporte
nutricional adecuado mejora las posibilidades de supervivencia del gato y favorece
su recuperación. El objetivo de este trabajo es informar acerca de la importancia
de la alimentación forzada en un felino doméstico, el cual presento una esofagitis
como consecuencia de la administración de doxiciclina (Doxilina®, Mayors) por
presentar una infección con Mycoplasma Haemofelis, requiriendo la colocación de
una sonda de gastrostomía como parte de su tratamiento, para evitar una posible
lipidosis hepática como consecuencia a la anorexia.

Palabras clave: lipidosis hepática, alimentación forzada, anorexia prolongada.


Índice

Introducción……………………………………………………………………………... 1

Lipidosis hepática……………………………………………………………………….. 4

Métodos de alimentación forzada…………………………………………………...… 8

Descripción del caso…………………………………………………………………… 13

Discusión……………………………………………………………………………….. 18

Conclusión……………………………………………………………………………… 20

Referencias bibliográficas …………………………………………..……………..…. 21


Introducción
La alimentación forzada en gatos es un tema recurrente y bien conocido en la
clínica de pequeños animales. Es importante tener en cuenta que las diversas
patologías, sumadas a las diferentes circunstancias que se presenten, hacen
necesario adquirir criterios unificados con respecto a la alimentación en esta
especie así como la implementación de la técnica adecuada para su resolución
(Paludi, A, comunicación personal, 2016).

No hay que confundir la nutrición de un gato con la de un perro, ya que sus


requerimientos son totalmente diferentes.

 Requerimientos proteicos: El gato es carnívoro por naturaleza, y tiene por tanto


altas necesidades de proteínas y bajas necesidades de hidratos de carbono.
En comparación con los omnívoros, el gato adulto necesita de 2 a 3 veces más
cantidad de proteínas, y necesita un aporte más elevado de aminoácidos
esenciales. En el gato el aporte de proteínas debe ser superior al de la mayoría
de otras especies debido a las elevadas necesidades proteicas y a la
incapacidad para conservar o sintetizar ciertos aminoácidos (Goy-Thollot y
Elliott, 2016). Tanto la aspargina como la taurina pueden ser sintetizadas por el
gato, pero no en cantidad suficiente como para cubrir todas sus necesidades.
La metionina y la lisina son aminoácidos críticos, su ausencia en la dieta hace
que los cachorros en crecimiento no se desarrollen adecuadamente (Hutter,
1991). Se ha demostrado que la deficiencia de taurina provoca cardiomiopatía
dilatada, trastornos de la reproducción y degeneración de la retina. La arginina
juega un importante papel en la eliminación del nitrógeno y en el ciclo de la
urea. La metionina y la cisteína son los principales donantes del radical metilo,
esencial para la producción de numerosos metabolitos como el glutatión, que
es también un antioxidante importante que neutraliza los radicales libres. La
glutamina se ha descrito como un “aminoácido condicionalmente esencial”, la
deficiencia de glutamina puede inducir una disfunción reticuloendotelial y una
disminución de la producción de anticuerpos, aumentando así el riesgo de

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septicemia y de fallo multiorgánico. La glutamina desempeña igualmente un
papel importante en el equilibrio acido básico (Goy – Thollot y Elliott, 2016).
 Requerimientos de hidratos de carbono: El gato necesita cantidades mínimas
de hidratos de carbono. El gato presenta diversas adaptaciones fisiológicas
que reflejan sus reducidas necesidades de hidratos de carbono. No posee
amilasa salival, que es la enzima que inicia la digestión del almidón. Además,
la actividad de la amilasa intestinal y pancreática es baja, al igual que la
actividad de las disacaridasas, que digieren los carbohidratos en el intestino
delgado. Estas particularidades enzimáticas no implican que el gato no sea
capaz de digerir el almidón. De hecho, los hidratos de carbono digestibles se
metabolizan eficazmente (Goy – Thollot y Elliott, 2016). Pero la presencia de
hidratos de carbono en las dietas no es imprescindible, cuando los niveles de
proteínas y grasas son suficientes para aportar calorías necesarias (Hutter,
1991).
 Requerimientos lipídicos: Las grasas son la principal fuente de energía. Los
ácidos grasos esenciales en el gato incluyen el ácido linoleico, ácido linolénico,
ácido araquidónico, ácido eicosapentaenoico y ácido docosahexaenoico. La
mayoría de las especies pueden convertir el ácido linoleico en ácido
araquidónico que es necesario para el mantenimiento de las membranas
celulares e integridad de los tejidos y se encuentra en grasas de origen animal.
El gato no posee la capacidad de sintetizar los derivados del ácido
araquidónico, por consiguiente, es un nutriente esencial de su dieta (Goy –
Thollot y Elliott, 2016).
 Requerimientos calóricos: se calculan 250 Kcal/ Kg de peso vivo para
cachorros pos destete, 130 Kcal/ kg peso vivo para cachorros de 5 meses y 70
Kcal/ kg de peso vivo para gatos adultos de actividad moderada, teniendo en
cuenta que al final de la gestación y en la lactancia los valores se multiplican
1,5 y de 3 a 4 veces respectivamente (Case et al., 1997).
 Requerimientos de agua: la ingesta voluntaria de agua depende de varios
factores. La ingesta hídrica aumentará en respuesta a cualquier cambio que
cause aumento de las perdidas hídricas del cuerpo, como ser un aumento de la

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temperatura ambiental o corporal, aumento de la actividad física, cambios en la
capacidad renal de concentrar orina o en el inicio de la lactación. Además la
cantidad de agua presente en el alimento puede alterar de forma significativa el
consumo voluntario de agua. Las recomendaciones de ingesta hídrica en el
gato son las siguientes (Minovich y Paludi, 2002):
- En base al peso corporal 55 a 70 ml/kg/ día.
- En base a la ingesta energética 1 ml/ Kcal de energía metabolizable.
 Requerimiento de minerales: Los minerales que actúan en el equilibrio
hidroelectrolítico no ofrecen particularidades en el gato, referidas a la nutrición.
Los que intervienen en las funciones estructurales, tales como el calcio y el
fósforo, tienen suma importancia ya que resultan elementos esenciales para el
crecimiento óseo, y deben estar presentes en una relación 1 y 1,5. Los
requerimientos de potasio aumentan cuando la concentración de proteínas de
la ración es alta. La carencia se traduce en trastornos del crecimiento, letargo,
debilidad muscular entre otras. También es necesario garantizar un aporte
mínimo de magnesio (Goy – Thollot y Elliott, 2016). Los felinos sufren muy
poco la carencia de hierro y cobre, ya que pueden obtenerlos mucho más
fácilmente que los perros, a partir de la carne (Hutter, 1991).
 Requerimiento de vitaminas: En comparación con otras especies, el gato
necesita aportes más elevados de diversas vitaminas hidrosolubles del grupo
B, como la niacina, tiamina y piridoxina. En caso de ayuno prolongado, sus
reservas se agotan rápidamente (Wills y Simpson, 1995). El gato no puede
convertir el β- caroteno en vitamina A activa (retinol). Carece de las enzimas
intestinales (dioxigenasas) que dividen la molécula de β- caroteno para dar
lugar al aldehído de la vitamina A. Por este motivo, es imprescindible que la
dieta del gato contenga vitamina A (Goy – Thollot y Elliott, 2007).

La necesidad de instaurar una alimentación forzada está basada en la


particularidad metabólica que tiene esta especie para obtener energía
metabolizable a partir de la grasa de depósito. Este mecanismo se produce, en
general, cuando los gatos presentan una anorexia prolongada la cual puede o no
ser patológica. La remoción de grasas produce una movilización lipídica, que por

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cuestiones de mecanismos particulares del gato que detallaremos más adelante,
producen un acúmulo excesivo de triacilgliceridos (TAG) en los hepatocitos. Estos
aumentan de tres a cinco veces su tamaño, y esa distensión celular inhibe la
circulación intercelular biliar. Este proceso degenerativo culmina en una patología
bien conocida como es la “lipidosis hepática” (LH) (Paludi, A, comunicación
personal, 2016).

LIPIDOSIS HEPÁTICA O SÍNDROME DE HÍGADO GRASO

La Lipidosis Hepática (LH) es la patología metabólica hepática más frecuente en el


gato. Básicamente es una acumulación excesiva de tri-acil-glicéridos (TAG) en el
hepatocito. Por un trastorno mórbido del metabolismo intrínseco, el hepatocito
pierde la capacidad de función normal desbalanceando el equilibrio entre la
captación y dispersión de los triglicéridos, acumulándose éstos dentro del
hepatocito (Minovich y Paludi, 2004).

En un hepatocito normal los lípidos existentes son el colesterol, las lipoproteínas,


los fosfolípidos y TAG. La suma de estas sustancias conforma el 5% del total del
peso del órgano. El aumento hepatocelular por acumulación de triglicéridos hace
aumentar el peso del órgano hasta dos o tres veces su tamaño original (Minovich y
Paludi, 2004).

La mayoría de los gatos afectados son de mediana edad, pero pueden ser de
cualquier edad y sexo y no hay predilección por raza. La LH felina puede ser
primaria o secundaria a otra enfermedad, pero en ambos casos se asocia a una
elevada mortalidad a menos que el gato sea alimentado intensamente. En el
primer caso, los gatos son obesos, viven dentro de las casas y han sufrido una
situación estresante (p. ej., la llegada de una nueva mascota al hogar o cambios
bruscos en la dieta) o han tenido una enfermedad que les provoca anorexia y
rápida pérdida de peso. La LH secundaria puede afectar a gatos con pesos
normales o delgados, así también como a animales obesos, y los signos clínicos

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se ven complicados por los signos de la enfermedad concomitante (Nelson y
Couto, 2010).

La LH felina primaria o idiopática afecta generalmente a los gatos obesos. La


patogénesis sigue sin entenderse del todo, pero parece implicar una combinación
de movilización excesiva de lípidos periféricos hacia el hígado, una deficiencia de
proteínas y otros nutrientes de la dieta que suelen permitir el metabolismo de las
grasas y su transporte fuera del hígado, y alteraciones concurrentes primarias en
el apetito. La movilización excesiva de grasa periférica se produce, sobre todo, en
periodos de anorexia o estrés en gatos que anteriormente habían tenido problema
de sobrepeso. Al mismo tiempo la anorexia se traduce en deficiencias en la
ingesta de proteínas y otros nutrientes; los gatos son especialmente susceptibles a
estos cambios debido a sus altos requerimientos dietéticos (Nelson y Couto,
2010). La formación de lipoproteínas de muy baja densidad (LMBD) es uno de los
principales mecanismos por medio del cual el hígado moviliza TAG hacia la
circulación. El proceso de anorexia ocasiona una disminución en la cantidad de
proteínas y lipotropos importantes para la síntesis de apoproteínas necesarias
para la formación de LMBD, lo que resulta en una disminución en el transporte de
TAG hacia fuera del hígado, pues normalmente las grasas son transportadas
hacia la circulación por medio de estas apoproteínas, las cuales se adhieren a los
lípidos para formar lipoproteínas y de esta forma ser excretadas del hígado, al no
existir la suficiente cantidad de apoproteínas, el hígado acumula TAG (Tella et al.,
2001).

La LH felina secundaria también es frecuente en los gatos; su patogénesis es


similar a la enfermedad primaria, pero más compleja debido a la notable respuesta
neuroendocrina al estrés (Nelson y Couto, 2010). Durante el estrés crónico, los
niveles de glucosa descienden y causan disminución concomitante de la secreción
de insulina, así como aumento en la producción de glucagón. Estos dos procesos
inducen lipólisis y liberación de ácidos grasos libres en la circulación sanguínea,
los cuales llegan finalmente al hígado donde son almacenados en forma de TAG.
Cuando el estrés es severo o prolongado, la acumulación de TAG en el hígado

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aumenta en forma exagerada hasta causar una lipidosis hepática (Tella et al.,
2001). Por lo tanto puede observarse lipidosis secundaria en gatos delgados o con
peso normal. Por ello, cualquier gato que presente anorexia con enfermedad
concurrente, debe ser considerado como de alto riesgo de tener LH y se debe
instaurar una alimentación y un tratamiento adecuado lo antes posible. La LH
secundaria puede ocurrir asociada con cualquier enfermedad que cause anorexia
en los gatos, pero se ha observado con más frecuencia en gatos con pancreatitis,
diabetes mellitus, otros trastornos hepáticos, enfermedad inflamatoria intestinal y
neoplasias (Nelson y Couto, 2010).

La variedad de los signos clínicos es amplia. Pueden incluir disminución del


apetito, decaimiento, pelo hirsuto, vómitos, diarrea e ictericia. En general los
propietarios comentan que el gato era gordo y que en poco tiempo sufrió un
adelgazamiento notorio (Minovich y Paludi, 2004).

Los signos clínicos son típicos de una perdida de función aguda (reversible) de los
hepatocitos y de hinchazón de los mismos con coléstasis intrahepática resultante.
Los gatos suelen tener ictericia y presentan vómitos intermitentes y
deshidratación. También pueden tener diarrea o estreñimiento (Nelson y Couto,
2010). Si bien, la ictericia es el signo característico, pueden llegar pacientes con
las mucosas extremadamente pálidas pero con una LH en progreso. Esto hace
que sea indispensable la determinación de bilirrubinuria, haciéndose evidente por
el método de héller en el urianálisis, con un importante halo característico de color
amarronado. La presencia de bilirrubina en orina es siempre signo patológico en
esta especie (Minovich y Paludi, 2004). Generalmente hay hepatomegalia palpable
en la exploración física (Nelson y Couto, 2010).

Un signo poco descripto pero observado por los autores (sobre todo en
enfermedades consuntivas y no exclusivo para la LH), es el dobles en la punta de
las orejas hacia lateral, al cual se ha denominado ‘‘signo del terrier’’ o del flap
(Foto 1), (Minovich y Paludi, 2004).

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Foto 1. Gato con signo del terrier o del flap (Minovich y Paludi, 2004).

Esta enfermedad es de curso afebríl, y en ocasiones, puede cursar con


hipotermia. Cuando la enfermedad progresa a niveles críticos, es posible que se
presenten signos de encefalopatía hepática causados por un aumento de amonio
sérico, siendo tóxicos para el sistema nervioso central (Minovich y Paludi, 2004),
se manifiesta en la mayoría de los casos, como depresión y salivación (Nelson y
Couto, 2010), letargia, decaimiento, cambios de conducta y convulsiones
(Minovich y Paludi, 2004).

El único método de diagnóstico definitivo y fiable para diagnosticar e identificar


posibles alteraciones concomitantes y causantes de la condición es la realización
de un estudio histopatológico de una biopsia hepática en cuña obtenida por
laparotomía o laparoscopia o (menos fiable) mediante aguja de biopsia TRU-CUT
bajo guía ecográfica. Sin embargo, todos estos procedimientos requieren de
anestesia general, y la mayoría de los gatos con LH están demasiado enfermos
para poder ser anestesiados de forma segura. Por tanto, una citología mediante
punción – aspiración con aguja fina del hígado, obtenida a ciegas o bajo control
ecográfico, pueden dar un diagnóstico preliminar. La LH clínicamente relevante
suele ser fácilmente reconocible mediante una tinción de giemsa o una tinción de
Diff – Quick o mediante tinción hematoxilina y eosina (Nelson y Couto, 2010).

Los hallazgos patológicos en el examen macroscópico presentan, en la mayoría


de los gatos, las mucosas y la grasa de color amarillo por ictericia. El hígado se
torna amarillo pálido con consistencia grasosa y friable, además de aumentar de

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tamaño y mostrar bordes redondeados. En el examen microscópico, el hígado con
lipidosis muestra típicamente hepatocitos con vacuolización del citoplasma. Las
aéreas rojas que se pueden apreciar macroscópicamente en el hígado con
lipidosis, corresponden microscópicamente a hepatocitos normales; mientras que
las aéreas amarillentas corresponden a hepatocitos con vacuolas lipídicas. En
muchos casos se llega a presentar coléstasis canalicular, ósea canalículos biliares
distendidos con bilis. En casos avanzados de LH, el patrón se vuelve difuso, la
cantidad y tamaño de las vacuolas por hepatocito aumenta de tal forma que llegan
a desplazar el núcleo a la periferia de la célula (Tella et al., 2001).

A CONTINUACIÓN SE DETALLAN LOS DIFERENTES MÉTODOS DE


ALIMENTACIÓN FORZADA:

I. ORAL FORZADA CON JERINGA

La alimentación oral forzada con jeringa, es un método que puede ser empleado
solo en cierto tipo de pacientes, los cuales deberían ser lo suficientemente dóciles
para permitir esta maniobra. Existe una amplia variedad de productos comerciales
que se pueden utilizar. Pueden ser de presentación liquida, semilíquida o en
pasta, teniendo todos ellos, características hipercalóricas. Este método resulta
ideal para aquellos gatos que se encuentran en estado convaleciente o con
determinadas patologías que conducen a la anorexia prolongada, (como por
ejemplo LH, colangiohepatitis, insuficiencia renal aguda y crónica, ciertas
intoxicaciones o peritonitis infecciosa felina). Es la práctica de elección para
realizar tratamientos ambulatorios (Foto 2). Al ser esta técnica no invasiva, está
indicada en aquellos gatos en los cuales no se pueden realizar la colocación de
sonda. El apoyo nutricional se realiza administrando la comida por jeringa es
cantidades pequeñas, oralmente, tres a cinco veces por día (Paludi, A,
comunicación personal, 2016)

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Foto 2 Gato alimentado con jeringa con un alimento líquido.
(Fotografía tomada durante la residencia).

En aquellos casos donde el tratamiento con alimentación forzada deba llevarse


adelante por un tiempo prolongado, se deberá considerar la posibilidad de elegir
otro método de alimentación.

Como toda técnica, presenta sus ventajas y desventajas. El método de


alimentación forzada con jeringa permite que se pueda realizar en el domicilio de
la mascota y por sus propietarios, lo cual resulta favorable ya que el vínculo
afectivo y el ambiente son indispensables para una pronta mejoría. Dentro de las
desventajas se puede mencionar que muchos gatos rechazan el alimento y no se
sabe a veces con certeza el volumen administrado, sumado a que los gatos
agresivos y difíciles de manejar, muerden y arañan en el momento de la
administración del alimento, para lo cual se requiere de mucha paciencia. Además,
forzar a un gato a comer incrementa el riesgo de neumonía por aspiración y de
aversión al alimento (Paludi, A, comunicación personal, 2016).

SONDA NASOESOFÁGICA

La colocación de la sonda nasogástrica es el método más indicado para gatos


enfermos que necesitan apoyo nutricional por un período inferior a una semana.
Los nutrientes se administran en la porción distal del esófago (Paludi, A,
comunicación personal, 2016).

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Las ventajas de ésta técnica son el bajo costo, la comodidad, simplicidad en
realizar la técnica administrando volúmenes precisos, la aceptación del paciente y
que no requiere de prácticas quirúrgicas evitando así la anestesia general (Paludi,
A, comunicación personal, 2016).

Las complicaciones asociadas al uso de la sonda nasoesofágica son: su


obstrucción, la remoción por el propio animal, atraso en el vaciado gástrico,
aspiración, molestias nasales y faríngeas relacionadas con una permanencia
prolongada, (Minovich y Paludi, 2004) vómitos y diarrea por la administración de
un gran bolo alimenticio, que resulta en una sobredistensión estomacal en el
primer caso y el vaciamiento gástrico acelerado de la dieta líquida hacia el
intestino en el segundo (August, 2007).

El riesgo de obstrucción de la sonda puede reducirse al mínimo mediante dilución


y homogenización del alimento previa a su administración La limpieza de la sonda
después del alimento es necesaria y puede hacerse con la inyección de 2 a 5 ml
de agua tibia o suero fisiológico. El uso de collar isabelino es necesario para evitar
que el paciente se quite la sonda. Es aconsejable la permanencia de la sonda por
solamente dos semanas, cuando debe cambiarse hacia el otro orificio nasal. La
sonda siempre deberá ser fijada en la piel con adhesivo instantáneo o con un
punto de sutura (Paludi, A, comunicación personal, 2016).

II. ESOFAGOSTOMÍA

La técnica de colocación de la sonda a través de la esofagostomía es una


maniobra sencilla de realizar y cómoda para el animal como método de
alimentación. Pueden colocarse sondas de mayor calibre por lo que se pueden
emplear alimentos en forma de papilla diluida.

Está técnica está contraindicada en casos de estenosis, obstrucciones y heridas


en el esófago (como esofagitis, persistencia del arco aórtico y vómitos recurrentes)
(Paludi, A, comunicación personal, 2016).

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Dentro de las ventajas de ésta técnica se puede señalar que la misma requiere
solo anestesia a corto plazo o en un plano anestésico superficial. Es de colocación
rápida. Se pueden utilizar alimentos líquidos o enlatados batidos y presenta buena
tolerancia durante periodos prolongados (August, 2007).

Las complicaciones asociadas a la técnica de esofagostomía, resultan en la


infección del campo operatorio, esofagitis (Paludi, A, comunicación personal,
2016), desplazamiento de la sonda, y su manipulación con la lengua y/o
masticación, edema de la cara por la presión ejercida por el vendaje, aspiración de
la comida, gastritis, vómito con salida de la sonda a través de la cavidad oral, así
como las obstrucciones de las vías aéreas y disfagia (Wills y Simpson, 1995).

La técnica de esofagostomía no se puede emplear en gatos comatosos, en


decúbito o disforicos, ya que se encuentran en riesgo de aspiración. Tampoco
debería ser utilizada en gatos con esofagitis o disfunción esofágica grave (August,
2007).

IV. GASTROSTOMÍA

La gastrostomía es una técnica que se utiliza en animales que requieren soporte


nutricional durante largo plazo o con alteraciones esofágicas. Las sondas de
alimentación por gastrostomía están indicadas para pacientes con vómitos
intermitentes, siempre que estos no estén asociados a la alimentación y que el
píloro no esté obstruido (Paludi, A, comunicación personal, 2016).

Existes dos técnicas para realizar la colocación de la sonda de gastrostomía. La


primera, requiere de una laparotomía, siendo ésta técnica la recomendada, pero la
más peligrosa y complicada. La segunda, es una gastrostomía no invasiva, y
puede considerarse en aquellos casos en donde la cirugía convencional tiene
muchos riesgos de realizarse y se encuentra el esófago permeable. La práctica de
la misma es la que hace confiable a esta técnica. La realización estará limitada
más que nada a la fabricación de los elementos adecuados, ya que no es
realizada con materiales convencionales (Paludi, A, comunicación personal,
2016).

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Esta técnica tiene como ventaja que se pueden utilizar alimentos líquidos o
enlatados batidos. Posee buena tolerancia durante períodos prolongados de
tiempo y es el mejor método para la nutrición a largo plazo. Como desventaja se
puede citar que la misma requiere para su inserción de un período anestésico más
prolongado. Además demanda cierto equipamiento especial y pericia (August,
2007).

V. YEYUNOSTOMÍA

Este método está indicado ante dos situaciones: Cuando la patología se encuentra
en el estómago, y los vómitos son incoercibles; o cuando se requiere realizar by
pass pancreático, por ejemplo ante casos de pancreatitis (Paludi, A, comunicación
personal, 2016). Foto 3.

Foto 3. Gato con sonda de yeyunostomía colocada. Fotografía personal de Paludi,


A
La ventaja de realizar esta técnica es que es un excelente medio para suministrar
nutrición enteral en pacientes internados con vómitos profusos, enfermedad
gástrica o pancreatitis. Dentro de las desventajas, se puede mencionar, que se
requiere de un equipamiento especial, entrenamiento quirúrgico y que se deben
emplear dietas liquidas (August, 2007).

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Descripción del caso clínico:

 Datos demográficos:

El presente caso clínico tuvo lugar en la clínica veterinaria CeVeMed en la ciudad


autónoma de Buenos Aires.

 Reseña:

-Nombre: Serafín

-Especie: felino

-Raza: sagrado de Birmania

-Sexo: macho

-Edad: 6 meses

-Peso: 2.500 kg

 Motivo de la consulta

Los dueños comentan que Serafín comenzó a tener episodios de regurgitación


pero que mantiene el apetito. Agregan que además lo ven más ‘flaco’ y que
también ‘babea’.

 Anamnesis

Dos semanas atrás, Serafín fue atendido en otra veterinaria en la cual le


diagnosticaron Anemia Infecciosa Felina (Mycoplasma haemofelis) y comienzan
tratamiento con doxiciclina 50 mg (Doxilina®, Mayors) a una dosis 10 mg/kg cada
24 h vía oral, por 20 días.

El felino se encuentra con el plan sanitario al día. No convive con otras mascotas,
y es alimentado con alimento balanceado de buena calidad.

 Examen clínico general

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-Estado general del paciente: regular.

- score corporal: 2 indica delgado (escala de 1 a 5)

-Pelaje: despeinado y con poco aseo

-Temperatura: 38,5 ° C

-Mucosas conjuntival y gingival: se observa una leve ictericia

-Tiempo de llenado capilar: <2”

-Auscultación torácica: Sonidos cardiacos normales, sin anormalidades aparentes

-Pulso femoral: Normal

-Frecuencia respiratoria: 40 RPM

-Frecuencia cardiaca: 160 LPM

-Linfonódulos palpables: tamaño y consistencia normales

-Exploración de la cavidad bucal: Se observa un cierre normal, sin presentar


cuerpos extraños ni heridas.

 Diagnóstico presuntivo

El diagnóstico se orienta hacia una Esofagitis, teniendo en cuenta los


antecedentes del tratamiento con doxiciclina y sus posteriores signos que se
observan luego de su administración. Con lo cual se decide derivar para realizar
una endoscopía digestiva alta.

 Estudios complementarios

-Radiografía de cabeza, cuello y tórax. Latero-lateral derecha y ventro-dorsal. Sin


aportar datos significativos.

-Endoscopía: Estenosis benigna. Anillo circular blanquecino que disminuye la luz


esofágica. Confirma el diagnóstico presuntivo: Esofagitis.

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 Objetivos terapéuticos

Mantener la nutrición del paciente por medio de la alimentación con sonda,


colocada por gastrostomía, evitando así una posible lipidosis hepática, ya que el
paciente al cabo de los días comenzó con estado de anorexia.

 Tratamiento

Colocación de sonda por gastrostomía

MATERIALES

Bisturí n°4, hoja n°24

Tijera Metzembaum

Pinzas Halsted, de Allis o de Babcock

Pinza de mano izquierda

Catéter de Foley

Suturas de nylon

La colocación de la sonda se realiza bajo anestesia general con el animal en


decúbito lateral derecho. Se rasura y se prepara asépticamente una zona de piel
en situación caudal con respecto al arco costal izquierdo. Se hace una incisión de
3-5 centímetros en posición inmediatamente caudal y paralela a la última costilla.
Se incide la fascia subyacente y se hace un túnel a través de los músculos
oblicuos del abdomen diseccionando en dirección paralela a la longitud de sus
fibras. Se inciden el musculo oblicuo del abdomen, la fascia transversa y el
peritoneo. Se localiza con los dedos la pared del estómago y a través de la
incisión se retrae usando las pinzas Allis o Babcock. Para insertar la sonda se
elige un sitio en la cara lateral izquierda del cuerpo del estómago o en la cara
caudal de esta víscera. Se realiza una incisión en el lugar elegido y se introduce la
sonda, se fija con suturas, posteriormente se procede a cerrar la parte de la herida
que no ocupa la sonda. El extremo libre se exterioriza por medio de una incisión

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que se realiza en piel y músculos del flanco. Se prueba la impermeabilidad al
colocar solución fisiológica por el extremo libre del catéter. Luego se lo fija desde
el exterior a la piel y se procede a cerrar los planos musculares y piel (Wills y
Simpson, 1995).

Secuencia en fotos para la colocación de la sonda de gastrostomía. Imágenes


personales de Paludi, A.

 Pronóstico:

El pronóstico es bueno, ya que la gastrostomía permitiría el restablecimiento de la


mucosa esofágica al evitar seguir irritándola con la alimentación, sumado a la
dilatación de la luz del esófago realizada con la endoscopia. Además, se corrige el
estado de anorexia por medio de la sonda.

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 Seguimiento:

A los 10 días se realiza endoscopia nuevamente, pudiendo observar una mucosa


de apariencia normal, y se decide comenzar la alimentación totalmente por vía
oral. No hay evidencia de ictericia en mucosa conjuntival y gingival.

A los 15 días de la última visita, se realiza un nuevo control y no se observa


ninguna anormalidad. Serafín toleraba muy bien la alimentación por vía oral. Con
lo cual se decide extraer el catéter Foley de gastrostomía.

17
Discusión
La anamnesis alimentaria del paciente indican el número de días de ayuno, los
animales privados de alimentación se encuentran en estado de catabolismo que
suele revertirse con la realimentación, si las pérdidas de proteínas corporales aun
no excedieron el 25 a 30 %. En general, los animales que no comen durante más
de 48 horas o los que consumen menos del 50 % de la ingesta normal durante
más de 3 días deben plantear preocupación y se considera que tienen una forma
de anorexia (Hand, M. et al., 2000).

Aunque existen varios métodos para alimentar gatos con anorexia, como la forma
oral, la sonda nasogástrica o esofagostomía, la mayoría de los autores coinciden
en que la mejor manera de ayudar al animal, es mediante la implantación de una
sonda gástrica (Tella et al., 2001). El uso de esta última supone el ingreso
quirúrgico directo a la luz. Este procedimiento permite la entrega constante y
precisa de nutrientes y no interfiere con la capacidad del gato para deglutir.
Aunque las complicaciones quirúrgicas son un riesgo, la mayoría de los gatos
toleran las sondas de gastrostomía y esofagostomía mejor que las nasogástricas
(Case et al., 1997).

Aunque la causa subyacente de LH no se comprende del todo, su inicio es casi


siempre precedido por un periodo de anorexia y la mayoría de los gatos que la
desarrollan, pero no todos, tienen sobrepeso o son obesos (Case et al., 1997).

Las LH secundarias son más complejas que las LH primarias debido a una notable
respuesta neuroendocrina al estrés. Por tanto pueden observarse lipidosis
secundaria en gatos que son menos obesos que los que presentan la enfermedad
primaria, e incluso en gatos delgados o con peso normal (Nelson y Couto, 2010).
En nuestro caso clínico, el paciente presenta una patología que le impide una
alimentación normal por lo que se genera una anorexia, que lleva 4 días de
progreso. Nelson y Couto, 2010, señalan que cualquier gato que presente
anorexia prolongada con enfermedad concurrente debe ser considerado como de
alto riesgo a tener LH, y se debe instaurar una alimentación y un tratamiento
adecuado lo antes posible.
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Hay que tener en cuenta que en el caso clínico presentado, la esofagitis fue por
causa de la administración de doxiciclina, que produjo una irritación de la mucosa,
como tratamiento a la micoplasmosis, y lleva 15 días aproximadamente de
tratamiento por lo que debe continuarse al menos 5 días más. Las gastrostomía
fue indicada en este caso ya que ni la alimentación con jeringa, ni por sonda
nasogástrica, ni por sonda de esofagostomía eran posibles debido a la lesión del
esófago, además que permite la administración de grandes volúmenes que las
anteriores, tener en cuenta que al ser un cachorro sus requerimientos son
mayores.

Es importante considerar que el pronóstico de recuperación de gatos con LH es


razonablemente bueno, siempre y cuando se instaure el protocolo de alimentación
con rapidez y eficacia (Nelson y Couto, 2010). Las posibilidades de supervivencia
están próximas al 90% en los gatos que reciben un soporte nutricional adaptado y
precoz, en tanto que se reducen al 10 – 15% en el caso contrario (Goy-Thollot y
Elliott, 2016).

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Conclusión
El soporte nutricional es un aspecto vital del manejo medico de muchos, sino de
todos, los pacientes felinos con enfermedad riesgosa o trauma grave. Cualquier
gato con una enfermedad que promueve pérdida ponderal significativa,
incapacidad para comer o requerimientos dietéticos especiales, deberá requerir
soporte nutricional. Debido a las particulares necesidades nutricionales de esta
especie, el rol del soporte nutricional en el manejo de muchas enfermedades
felinas, incluso se vuelve más esencial. Uno de los tópicos más importantes que
debe confrontar el clínico veterinario al tratar condiciones crónicas en el gato, es
conseguir el mantenimiento del peso corporal y la calidad de vida durante el
tratamiento.

Con el presente trabajo se pone de manifiesto que al realizar la alimentación


forzada en felinos domésticos con anorexia, se logró reducir la presentación de
lipidosis hepática, contrariamente a aquellos pacientes en los cuales no se la
instauró. Además, se observó como la implementación del soporte nutricional, fue
beneficioso en la recuperación de la patología de base, la cicatrización de heridas
y el tiempo de supervivencia. Resulta importante también, la elección de la mejor
vía para el soporte nutricional, que depende en primer lugar, del estado del
paciente y en menor medida, de las consideraciones prácticas de los diferentes
métodos. Asimismo, debemos tener en cuenta los requerimientos diarios de
energía y proteínas. Puesto que el gato requiere proteínas y es incapaz de
refrenar su utilización en los momentos de estrés o de ingesta reducida, el soporte
nutricional debe iniciarse en todos los pacientes que no han comido en 3 a 5 días.
Por último, con todas las variantes de soporte nutricional, debe chequearse en
forma constante la respuesta a la terapia, estableciendo los ajustes (en cantidad,
frecuencia y tipo de alimento) según se requiera. El fin último del soporte
nutricional consiste en aportar una cantidad suficiente de calorías y nutrientes para
poder mantener el metabolismo, hasta que el paciente sea capaz de ingerir
alimento por sí mismo

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