La calidad de la leche que llega a la planta es fundamental para garantizar la
calidad de los productos que se elaboran en la industria. Es indispensable contar con herramientas de evaluación de la leche cruda que permitan establecer su recepción mediante pruebas de plataforma y su destino en el procesamiento.
El pago de proveedores se hace teniendo en cuenta los parámetros de calidad
que se establecen dependiendo de la compañía y normatividad vigente, en Colombia aplica el decreto 616 de 2006 el cual establece los parámetros de calidad que cumple la leche, la determinación del valor de la calidad de la leche se hace con el fin de establecer la calidad de los sólidos totales de la leche, las leches con densidad por debajo de los valores normales puede indicar adicion de agua o descremado de la leche; las densidades altas pueden indicar una posible adulteración con féculas o almidones.
Para la prueba de densidad se utiliza un lactodensímetro que viene calibrado a
20°c que indica que debemos tener la muestra a 20°c.
Para la prueba de estabilidad térmica o prueba de alcohol se adicionan en un tubo
de ensayo un volumen determinado de leche y alcohol; el volumen debe ser el mismo para la leche y el alcohol, se enrosca y agita. y si al agitarlo no se forman grumos en la pared del tubo de ensayo la prueba da negativa en caso contrario la prueba daría positiva. La adulteración de un alimento es un acto para degradar la calidad. Los solutos se diluyen y se reduce su valor nutricional cuando se le adiciona agua a la leche. La adición de sólidos como féculas (almidones), sacarosa y cloruros es una práctica para restablecer algunos parámetros fisicoquímicos y enmascarar la adición de agua. Las leches tienen un balance iónico cercano a la neutralidad. La leche de vaca tiene una relación débilmente ácida, con un pH comprendido entre 6.6 y 6.8, como consecuencia de la presencia de caseína y de los iones fosfórico y cítrico principalmente. La presencia de adulterantes en leches crudas destinadas al consumo humano constituyen un riesgo para la salud pública e involucran aspectos éticos y culturales por parte de los productores, quienes tienen la responsabilidad social de producir alimentos de calidad e inocuos. Así mismo, los comercializadores e intermediarios deben asegurarse de controlar la calidad y las buenas prácticas desde el origen hasta la mesa del consumidor final.