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Yo pecador
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa,
por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles,
a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro
Señor. Amén.
Gloria
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
MISTERIOS DOLOROSOS
Primer Misterio (África) La oración en el Huerto
Primera infancia.
Pidamos por África, para que pueda superar el sufrimiento provocado por el
hambre, la pobreza, las continuas guerras y las desigualdades raciales.
Por los niños que sufren el terror de la guerra, el miedo a perder a sus familias,
las persecuciones, que viven llenos de dolor, miedo, angustia y desesperación.
Dales paz Señor.
A continuación, se reza:
1 Padrenuestro
10 Avemarías
1 Gloria
Jaculatoria: María, Reina de las Misiones / Ruega por nosotros y el mundo
entero.
A continuación, se reza:
1 Padrenuestro
10 Avemarías
1 Gloria
Jaculatoria: María, Reina de las Misiones / Ruega por nosotros y el mundo
entero.
Cuarto Misterio (Oceanía)
Jesús con la cruz a cuestas
Grados octavo y noveno
Pidamos por todos los hombres y mujeres de Oceanía, para que escuchando la
Palabra de Dios, se dejen transformar por ella.
Pidamos también por los adolescentes y jóvenes de todos los rincones del
mundo. Que amen cada vez más la Palabra de Dios, siguiéndola siempre en
todos sus caminos
A continuación, se reza:
1 Padrenuestro
10 Avemarías
1 Gloria
Jaculatoria: María, Reina de las Misiones / Ruega por nosotros y el mundo
entero.
-Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del
parto, en tus manos ponemos nuestra fe para que la ilumines. Llena eres de
gracia, el Señor está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito
es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María…
¡Madre mía! No conocen a Jesús, tu Hijo divino. No saben que, por salvarlos,
derramó toda su sangre redentora. No saben que, por mejor esperarlos, sigue
allí clavado, extendidos sus brazos divinos, abierto el costado y sangrando el
Corazón, mientras les dice: “¡Vengan a mi Corazón todos!”.
¡Reina y Madre mía! Intercede por ellos ante tu divino Hijo, y alcanza con tu
inmenso poder que la luz del Evangelio se derrame por el mundo entero. Que
no haya religión, ni pueblo, ni hogar, ni siquiera un corazón que no adore a
Cristo, fruto bendito de tus purísimas entrañas, y que no le honre como a su
Rey y Señor.
Mírame, Madre amada, Reina de las Misiones, postrado ante tus benditas
plantas. Y no te olvides también de mí. Miserable soy y pequeño, y no tengo
otro refugio ni otra ayuda que la tuya. Amén
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de
alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.