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Al igual que en otras partes del mundo, en Cuba la religión es objeto de estudios
especializados. En muchos países existen instituciones estatales o privadas, laicas o
religiosas que abordan la temática religiosa desde los diversos ángulos y vertientes del
pensamiento humano. A lo largo de su historia, la humanidad ha dedicado espacio a
conocer, explicar, interpretar y examinar la religión en sus relaciones dentro de la
sociedad. Las investigaciones sociorreligiosas cubanas comenzaron a desarrollarse con
mayor sistematicidad desde los inicios de la década de los 80, justamente cuando se
les imprimió un impulso a las Ciencias Sociales. Entonces se creó el Departamento de
Estudios Sociorreligiosos en el Instituto de Ciencias Sociales, que poco después pasó
al Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas donde sigue ubicado.
Antes hubo estudios individuales, y Fernando Ortiz es sin dudas la figura más
descollante. El Instituto de Etnología y Folklore de la Academia de Ciencias de Cuba
continuó esta línea por varios años y en La UH, por un corto tiempo, funcionó un equipo
dedicado al estudio de la religión. Actualmente, además del referido departamento,
existen grupos y personas dedicados a esta especialidad en centros universitarios,
culturales y religiosos. En las condiciones de un reavivamiento religioso en los 90, la
temática ha cobrado un particular interés.
Con frecuencia, sin embargo, en la experiencia investigativa se tropieza con
cuestionamientos acerca de la pertinencia de tales estudios a partir del criterio de que la
religión es un asunto muy privado e íntimo. El primer problema, por tanto consiste en:
1
Fernando Ortiz, "Las fases de la evolución religiosa", Conferencia pronunciada en el Teatro Payret el 7 de abril de
1914, Tipografía Moderna, La Habana, 1919.
Pero los estudios sociorreligiosos tienen también funciones prácticas. Entre ellas, que
pueden contribuir a una convivencia socialmente constructiva. En diferentes
circunstancias se han levantado prejuicios entre creyentes y no creyentes. Desde una
óptica estrecha, se ha considerado, por teorías religiosas, que posiciones no religiosas
como la ética laica, son inferiores al presuponer que se desconoce la dimensión
trascendental, mientras desde las visiones laicas también estrechas, se han calificado a
los creyentes como portadores de rezagos. A veces, de una parte y otra, se ha llegado
a valorar a los otros como ciudadanos no confiables, por ser amorales o subversivos, o
por ser necesariamente retrógrados y reaccionarios. La historia tiene muchos ejemplos
de ello. En Cuba, actitudes de esta naturaleza son hoy menos frecuentes e influyentes
que en décadas pasadas, pero subsisten.
Además, siguen manifestándose pugnas, más que competencias, entre diferentes
religiones, cada una considerando a la otra como imperfecta o desposeída de la verdad.
Históricamente estas contradicciones y discriminaciones entre grupos religiosos han
llevado incluso, a persecuciones violentas y guerras interreligiosas. La actualidad
mundial no está exenta de manifestaciones de este tipo, y entre creyentes cubanos se
siguen produciendo subvaloraciones y actitudes despectivas de creyentes de una
determinada expresión religiosa hacia las otras.
La base de los prejuicios sociales - intereses políticos aparte- está principalmente en el
desconocimiento. En cuanto a fijar relaciones de colaboración y respeto mutuo desde
una comprensión activa, más que una simple tolerancia, las investigaciones
sociorreligiosas pueden aportar elementos dando a conocer las proyecciones,
aspiraciones y características de cada una de las partes con objetividad, sin adscribirse
a alguna de ellas, sin una fundamentación religiosa pero tampoco antirreligiosa.
Cumplen de esta manera una función práctica pedagógica.
Estructura de la religión.
Como todo fenómeno social, la religión se estructura en un conjunto de elementos. Al
respecto, hay las más disímiles maneras de concebir estructuraciones, según cada
estudioso. En nuestro criterio,8 los elementos fundamentales de la religión - o sea, lo
que está en el fundamento dl fenómeno y lo acompaña en sus diferentes variedades, no
en la forma común de identificarlo como principal - son tres: la conciencia religiosa, las
actividades religiosas y el elemento organizativo. En una vinculación directa, interactúan
entre sí y con otros elementos y sistemas, y en esa relación el fenómeno se modifica, y
se producen determinaciones.
La conciencia religiosa, es el conjunto de ideas, representaciones, juicios,, símbolos,
sentimientos y estados de ánimo que tienen un referente sobrenatural. Incluye aspectos
cognitivos, valorativos y psicológicos. Estos últimos son importantes para comprender
las peculiaridades del fenómeno, en el cual las emociones ocupan un lugar significativo.
No todo en la religión es racional; es más, por vías racionales es muy difícil - imposible
podría decirse - que un no creyente convenza a un creyente, y a la inversa.
La conciencia religiosa, adquiere variados grados de elaboración, desde conjuntos de
representaciones y sistemas complejos, hasta ideas aisladas poco estructuradas. Por
tanto, se pueden definir dos niveles principales: uno altamente organizado, en un
complejo sistema de abstracciones que pudiéramos denominar ideología religiosa - por
supuesto, entendiendo por ideología construcciones ideales sistematizadas, un reflejo
sistematizado de la realidad, y no sólo la ideología política, como es usual -
generalmente elaborada por teóricos especializados; y otro de menor elaboración, más
apegado a la empiria, denominable conciencia religiosa cotidiana o común,
corrientemente construida en procesos espontáneos.
Las formas de conciencia se interrelacionan, y así se intercambian ideas, de manera
que la región adquiere nociones filosóficas, políticas, éticas, jurídicas, etc. Entonces se
comprende que en algunas religiones se conformen sistemas doctrinales de contenido
político - filosófico - religioso, por ejemplo la Doctrina Social Cristiana. Por su parte la
religión influye sobre las restantes formas de conciencia, y estas asumen elementos
religiosos. Es así en teorías políticas, como la experiencia indica. Se incorporan
concepciones religiosas. Pero es importante subrayar que las ideas religiosas en sí
mismas no son políticas, pese a que algunos textos se opinen lo contrario. Eso no
quiere decir que la religión o las organizaciones religiosas no se asocien a la política en
determinadas coyunturas.
En la práctica, se constata que la conciencia religiosa sistematizada, a su vez se
expresa en distintos niveles de elaboración. Hay teologías muy complejas, como las
cristianas, pero aún dentro de ellas se observan diferencias entre las de más alta
elaboración como la católica, episcopal o presbiteriana, entre otras, mientras las
pentecostales se mueven más en el plano de la experimentación.
Por otra parte, algunos sistemas religiosos, como en las expresiones de origen africano,
y vertientes cubanizadas del espiritismo,9 organizan sus teorías sobre bases
vivenciales y próximas a la cotidianeidad. En modo alguno esto quiere decir que sean
religiones carentes de sistemas teóricos, lo que respondería a visiones prejuiciadas
advertibles tanto entre no creyentes como en cristianos y en antropólogos que parten
de concepciones desde un etnocentrismo occidentalizante. En Cuba, - lo que
tendremos oportunidad de examinar más adelante - prevalece una religiosidad que se
mueve con independencia de sistemas teóricos religiosos, en los marcos de la práctica
terrenal.
El segundo elemento, la práctica religiosa, consiste en el conjunto de acciones que se
realizan sobre la base de la aceptación de lo sobrenatural. En ellas se diferencian las
actividades de culto y las fuera del culto. Las primeras son aquellas dirigidas a poner al
creyente o grupo de creyentes en contacto con lo sobrenatural. Pueden ser individuales
o colectivas. También recorren una gama amplia, desde las más complejas y formales,
como las misas católicas hasta las que dejan un mayor espacio a la espontaneidad,
entre las que pueden estar, con sus diferencias, cultos pentecostales, de la santería,
del espiritismo y otras. La menor formalidad se da en actos espontáneos de creyentes
que no se adscriben a una expresión religiosa determinada. los rituales recorren lo
mismo actividades ceremoniosas cargadas de regulaciones que las de formas festivas
con música movida, danzas, bebidas. El gesto y el trance abundan en los cultos
cubanos.
Rezos individuales, que entre creyentes cubanos son corrientes - provengan de
sistemas organizados o de autores desconocidos u oraciones espontáneas -, muchas
veces en forma dialogada, que no siempre se realizan en locales religiosos, son
también actividades cultuales.
Las actividades fuera del culto, tienen un sentido más bien de preparación de
ceremonias, adoctrinamiento, captación, instrucción, etc. Son igualmente muy variadas,
sin responder necesariamente a alguna agrupación o forma religiosa específica.
El tercer elemento de la estructura religiosa es el organizativo. Al igual que el anterior,
es este una exteriorización de la conciencia religiosa. Pero esta no se exterioriza de
cualquier manera, si no organizadamente. Aquí, por tanto se incluyen normas,
regulaciones, prohibiciones, tabúes,. En unos casos regulan la conducta del creyente,
dentro del grupo religioso: obligación de sostener el culto,, ceremonias que realizar y su
periodicidad, vestimenta dentro del local del culto, y muchas más. En otros casos
regulan las relaciones y conductas en la vid personal, familiar y en la sociedad. Desde
normas morales hasta opciones políticas.
En Cuba no existen actualmente regulaciones asociadas al factor étnico, excepto en el
judaísmo, religión nacional de los hebreos y descendientes.10 Los lazos étnicos
funcionales durante la etapa colonial, se rompieron con el surgimiento de la cubanía, y
la religión lo refleja así.
El componente organizativo más importante es el grupal aún cuando éste no esté
siempre presente. En la sociedad cubana existen modelos eclesiales, algunos
estructurados internacionalmente, otros con alcance nacional o territorial, además de
grupos, dentro de una misma expresión religiosa independientes entre sí como en la
santería - donde hay, cuando más, criterios asociativos sobre la base de lo que se
considera una familia religiosa con un ancestro común -, y en otras religiones de origen
africano, exceptuando las sociedades Abakuá que recientemente creó una estructura
central, así como en el espiritismo que que se agrupa normalmente en centros y
sociedades, ahora sin nexos de dependencia, aunque hubo un órgano nacional hace
unos años.
Un hecho significativo en la religiosidad del cubano es que el número mayor de
creyentes no se organiza en grupos. Por tanto, no se corresponde con la realidad el
ubicar en campo religioso solo a las instituciones eclesiales u otras organizaciones.
En las relaciones entre estos tres elementos estructurales de la religión, un papel
determinante le corresponde a la conciencia religiosa. Ella es previa, por cuanto las
ideas preceden a las acciones y a las normas y organizaciones. De hecho, en l medida
en que las ideas religiosas tengan uno u otro contenido y se sistematicen en mayor o
menor grado, así serán los cultos, las demás actividades y las formas de organización.
Funciones de la religión.
La experiencia indica que todo fenómeno social cumple determinadas funciones, en
satisfacción de ciertas necesidades, y existe en tanto cumpla esas funciones. Cuando
las necesidades originales desaparecen o se encuentran alternativas más poderosas
para satisfacerlas, el fenómeno consecuente desaparece si no se logra una suficiente
adaptación. esta norma, muchas veces repetida en la historia de la humanidad,
lógicamente alcanza también a la religión, y sobre su perdurabilidad en el tiempo, a
partir de sus funciones, se han hecho pronunciamientos contradictorios.
El racionalismo pronosticó la desaparición de la religión como consecuencia del
desarrollo que suponía alcanzaría la sociedad en la modernidad. Marx, heredero de su
época y del racionalismo , aún cuando los superó en muchos aspectos, como
específicamente en el análisis de la religión, sobre todo al desestimar las explicaciones
iluministas y encontrar sus raíces sociales, ubicó la desaparición del reflejo religioso en
un estadio mucho más lejano que sus supuestos seguidores, quienes construyeron el
"ateísmo científico" y concibieron, en el socialismo, la sociedad del ateísmo masivo.
Para el fundador del marxismo en un cierto nivel de desarrollo, no solo de la sociedad,
si no también del individuo, ese reflejo dejaría de tener razón de existencia.11
Con independencia de esta compleja temática, que por ahora no es de interés primario,
lo cierto es que la religión no solo continuó existiendo, si no que además da muestra de
recuperación en la actual crisis de modernidad. No obstante, el proceso de
secularización iniciado del capitalismo redujo el nivel de significación sociopolítica de la
religión, y desalojó, en lo fundamental, a la iglesia del poder político directo. Sobre estas
cuestiones volveremos nuevamente.
Acerca de las funciones de la religión, se han expuesto diversas propuestas. En ciertos
manuales se asumen criterios que consideramos la esquematizan, al definir con mucha
rigidez las funciones sociales, pasar muy rápidamente por las grupales, y de hecho,
desconocer las individuales, las que son en verdad sumamente complejas al incidir
factores psicológicos. De todos modos, no deja de ser cierto que en las funciones
sociales de la religión se pueden considerar la cosmovisiva, cognoscitiva,
compensatoria, comunicativa, integradora, legitimadora y otras que apuntan a
necesidades humanas.
No obstante, las necesidades humanas son muy variables, al cambiar las condiciones
sociales en las que estas surgen. Por ello no siempre se generan las mismas funciones.
Aunque algunas son de cierta estabilidad, hay momentos que hacen innecesarias a
otras. es muy difícil aceptar que durante las profundas contradicciones de la etapa
colonial cubana, por ejemplo, la religión cumpliera una función social integradora. El
catolicismo posiblemente lo hiciera respecto los partidarios del régimen, pero era
imposible para el común de los esclavos, para los que, por otra parte, las religiones
africanas y sus derivaciones cubanas era un elemento de identidad. Aunque requirieron
de un sincretismo entre ellas para borrar iniciales diferencias étnicas, a las que
estuvieron asociadas, en ningún caso sirvieron como factor de integración al
colonialismo y menos todavía a la esclavitud.
Desde otro ángulo, hay que tener en cent que la religión puede cumplir una función en
determinadas circunstancias y una función contraria en otros momentos. Es cierto que
llega a ser enajenante y cumplir una función aquietadora, de opio, pero también puede
constituir un estímulo y desempeñar un papel de protesta.12 Históricamente ha sido lo
mismo legitimadora de un sistema o régimen que opositora en una proyección de
denuncia, "profética" en la terminología religiosa.
La frase de Marx" la religión es el opio de los pueblos", se hizo controvertida por la
manipulación ateísta. Fue extraída del contexto para argumentar la idea de que la
religión siempre realiza un papel negativo, de oposición al progreso, alienante.
Realmente se asumió una posición metafísica negando la concepción dialéctica, con la
que Marx fue consecuente. En el mismo párrafo donde la califica de opio, antes de decir
esto, Marx habla de la protesta religiosa, Angers y él valoraron de revolucionarios al
cristianismo en su fase inicial, a la Reforma Protestante en tanto versión religiosa de
una nueva época, y a la utopía político religiosa de Tomás Munzer, durante las guerras
campesinas en Alemania.
En la historia, y actualmente, hay muchos ejemplos de desempeño, por la religión de
una función socialmente descomprometedora, evasiva, pero también otros muchos de
promoción de cambios y de compromisos a favor de transformaciones sociales. No es
posible valorar de enajenados a tantos y tantos hombres y mujeres que han participado
en las distintas luchas sociales desarrolladas a lo largo de la historia cubana sin
renunciar a sus convicciones religiosas o incluso impulsados por ellas. La religión, es un
fenómeno contradictorio, tanto como lo son las demás formas de la conciencia social.
NOTAS
1. Fernando Ortiz, "Las fases de la evolución religiosa", Conferencia pronunciada en el
Teatro Payret el 7 de abril de 1914, Tipografía Moderna, La Habana, 1919.
2. Francois Houtart, "Sociología de la religión", Ediciones Nicarao y CEA, Managua y La
Habana, 1992.
3. Colectivo del DESR, "La religión en la cultura", Editorial Academia, La Habana, 1990.
4. E. Masferrer, "Nuevos movimientos y tendencias religiosas en América Latina",
Religiones Latinoamericanas, n. 1, México D.F., enero- junio de 1991,pp. 43 - 56.
5. Federico Engels, "Anti - During" (extracto), en Sobre la Religión, DOR, La Habana,
1976, p. 128.
6. Ibídem.
7. Francois Houtart, ob.cit.
8. Colectivo del DESR, ob. cit.
9. Ileana Hodge y M. Rodríguez, "El espiritismo en Cuba. Percepción y
exteriorización", Colección Religión y Sociedad, Editorial Academia, La Habana; 1997.
10. Colectivo del DESR, La religión.- Estudios de especialistas cubanos sobre la
temática. Departamento de Estudios Sociorreligiosos. Editora Política, La Habana,
1997.
11. Carlos Marx, "El Capital", Libro I, extractos, en Sobre la Religión, DOR, La Habana,
1976, pp.117 - 22.
12. Frey Betto, "Fidel y la Religión", Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La
Habana, 1985, p. 33.
13. Francois Houtart, ob. cit.
14. Jorge Ramírez Calzadilla, "Religión y Cultura. Las investigaciones Sociorreligiosas",
Temas, No. 1, La Habana, enero - marzo de 1995, pp. 57 - 68.
15. M. Daysi Fariñas, La religión en las Antillas, Editorial Academia, La Habana, 1995.
16. A. Argüelles e Ileana Hodge, Los llamados cultos sincréticos y el espiritismo,
Editorial Academia, La Habana, 1991.
17. A. C. Perera, "El sistema de valores en la Regla de Ocha", Departamento de
Estudios Sociorreligiosos, La Habana (Inédito)
18. Juana Berges, "El protestantismo histórico en Cuba", en Colectivo del DESR, La
religión en la Cultura, ob. cit.
19. Rafael Cepeda, "Análisis de los juicios de los misioneros sobre Cuba (1894 - 1925),
en Varios, La herencia misionera en Cuba; DEI, San José de Costa Rica, 1980.
20. Colectivo del DESR, La conciencia religiosa. Características y formas de
manifestarse en la sociedad cubana contemporánea, Departamento de Estudios
Sociorreligiosos, CIPS - ACC; La Habana (impresión ligera), 1993.
21. Ello puede estar indicando cierta diferencia en la religiosidad rural respecto a la
urbana según los datos que más adelante se recogen en una muestra nacional.
22. A. D. Sujov, Las raíces de la Religión, DOR, La Habana, 1976.
23. Jorge Ramírez Calzadilla religión y relaciones Sociales. Un estudio sobre la
significación sociopolítica de la religión en Cuba; DESR, La Habana, 1994 (en edición)
24. Carlos Marx, ob. cit. p. 118.
25. Francois Houtart, Religión y modos de producción precapitalistas, Editions de L
Universite de Bruxelles, Editorial IEPALA, Madrid, 1989.
26. Jorge Ramírez Calzadilla, Religión y relaciones sociales..., ob. cit. cap. II
27. Julio Le Riverend. Historia Económica de Cuba, Pueblo y Educación, La Habana,
1971; José Luis Rodríguez, "La economía neocolonial cubana", Cuba Socialista, año IX
No. 37, La Habana, enero - febrero de 1989, pp. 105 - 23; Francisco López Segrera;
Cuba, capitalismo dependiente y subdesarrollo (1510 - 1959), Colección Premio Casa
de las Américas; Premio Ensayo, La Habana, 1972.
28. Jorge Ramírez Calzadilla, religión y relaciones sociales... ob. cit. cap. III.
29. A. Argüelles e Ileana Hodge, ob. cit.
30. Colectivo del DESR, La religión en la cultura, ob. cit.
31. Miguel Limia, "Las contradicciones esenciales del desarrollo de la sociedad
contemporánea", in forme final de investigación, resultado presentado por un equipo de
investigación dirigido por el autor, Instituto de Filosofía ACC, La Habana, 1991. (inédito)
32. María Isabel Domínguez y María Elena Ferrer, Efectos del Período especial sobre
los jóvenes, CIPS - ACC, La Habana (inédito)
33. José Luis Rodríguez, ob. cit.
34. Juana Berges, René Cárdenas y Elizabeth Carrillo, "Le pastoral du protestantisme
historique a Cuba: ses approches socio- religeuses et la nouvelle theologie cubaine",
Social Compass, vol. 41, no. 2. Lovaina - London, 1994, pp. 273 - 92.
35. ARA, Análisis de la realidad, no. 1, Centro de Estudios del Consejo de Iglesias de
Cuba, La Habana, 1996.
36. Frey Betto "Mística y socialismo", Casa de las Américas, no. 185, La Habana,
octubre - diciembre de 1991; Leonardo Boff, "Religión, justicia societaria y
renacimiento", Pasos No. 45, San José de Costa Rica, enero - febrero de 1993, pp. 1 -
10.