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Latribu que nunca existié Portada de National Geographic, agosto 1972 DELA ANTROPOLOGIA ESPOREA En 1966 un cazador némada de la tribu de los Ma- ‘nubo Blit llamado Dafal se encontraba colocando tram- ‘pas para ciervos en el corazén de la selva virgen que cubrialas quebradas montaiias de South Cotabato, al sur de Mindanao, la isla mds meridional del archipiélago de Jas Filipinas. De repente descubrié a tres individuos de ‘unattibu que desconoeia, os cuales huyeron asustados al advertir sa presencia. Corrié tras ellos mientras intenta- baa gritos hacerles entender que no debian temer nada: finalmente los res hombres se detuvieron y balbucieron ‘unas palabras en un lenguaje no demasiado diferente al suyo. Dafal habia descubierto alos tasaday, los “hom bresdelaselva”, unos nativos que vivian en el nivel deei- vilizacién de la edad de piedra La noticia llegé pronto aoidos del antropélogo Ma inuel Elizalde J., quien comenzé una tarea de aproxima- cidn y observacién discreta, hasta llegar a localizar el habitat de los tasaday. De hecho se trtaba de una peque- fia comunidad compuesta por algo més de una veintena de individuos, que vivian en el interior de grutas rodes- das dela jungla mis salvaje e inaccesible, con deboles de hasta sesenta metros de altura. Totalmente endogsmi- cos, no tenfan contactoalgunocon los pueblos vecinos, pesar de que su origen habria enido lugar probablemen: tea raizde una escisién de esta tribus circundantes ocu- 116 Joss Fontcuberta John Launois, El milagr del eg, Del reportae publiealo en National Geograph, ase 1972, La eribu que nunca exist uw rrida cuatro 0 cinco siglos antes. Los tasaday no cono cian los metales,tampoco cazaban ni cultivaban la tierra, su dicta se redueia a rafces y frutos, ranas, cangrejos, y unas apetitosas larvas gigantes que anidaban dentro de troncos podridos. Encendianel fuego frotando unarama dentro de una madera agujereada, No realizaban cerdmi- ca ni ningun tipo de artesania; sus dnicos utenslios eran de bambi, Desconocfan las palabras “armas” y “gue ra”, Carecfan de cantos y no practicaban ninguna reli gidn. Eran mondgamosa pesar de que en latribu slo ha- bia cinco mujeres, y, como tina vestimenta, se tapaban puidicamente los genitales con hojas de plitano. La primera mencidn piblica de la existencia de los tasaday aparecié en el Daily Mirror el 8 de julio de 1971 ero el gran impacto llegaracon la publicacién de un ex tenso reportaje en el National Geographic de agosto de 1972; un poco antes, en diciembre de 1971, el grupo edi torial de esta misma revista ya habia producido un docu- mental, emitido por television. La conmocidn que se produjo en la comunidad cientifica fue mayasculay los, ‘medios de comunicacibn se encargaron de contagiar el en- tusiasmo al gran piblico, Esta vez no se trataba de solda- dos japoneses,no se sabe si grandes mentecatos o grandes héroes, que ignorando la rendicin de su pas se hablan pasado tres décadas scondidosen laselva, y queun buen, da, en el limite de su resistencia o de la casualidad, aban donaron su escondite para convertirse en curiosidades medifticas. Esta vez era mucho més espectacular: se po da decir que se habfan encontrado aborigenesequivalen- tes.al hombre de Cromagnon. Los historiadores, antro pologos, arquedlogos, socidlogos, et. se frotaban las us Joan Fontcuberes manos de satisfaccibn: ya no serfa necesario interpretar vestigios y aventurar explicaciones especulativas sobre la vida de nuestros ancestros; bastaba con visita alos tasa day, observar y eventwalmente pregunta Bajo la amenaza de un previsible alud de investi- sgadores y con la misién de preservar aquella riqueza etnogrifca viviente, se ereé el Panamin, una agencia gu- bbernamental dedicada ala proteccién de las minorias nicas, cuya direccidn fue asumida por Elizalde. Ademés, se obtuvo por parte del presidente del pais, Ferdinand ‘Marcos, la declaracién de una zona de unas veinte mil hhectdreas como reserva protegida para uso exclusivo de los tasaday. El acceso al parque natural estaba absoluta- ‘mente restringido y s6lo se permitia el paso en contadas excepeionesa pequefios equipos de periodistas yestudio- s0s, que tenfan que ser transportados en helicdpteros y desembarcados sobre fnfimas plataformas construidas sobre las copas de los Arboles. Poco a poco las cadenas de televisién y las revistasilustradas fueron difundiendo imgenes de laidlica vida de los tasaday. El mundo occi- dental, en plena efervescencia de los hippies y al albor de Jos movimientos ecologista, cristalizaba en los tasaday 1a utopia del retorno ala naturalezay de armonia con el entorno que tanto habfan alabado Ralph Waldo Emer- son, Henzy David Thoreau y Wale Whitman, de los que National Geographic se consideraba heredera espiritual En los sucesivos reportajes ofrecidos por esta publica: cién apreciamos imigenes llenas de esta exaltacién ro- iméntica dela naturaleza salvaje; en la portada del mes de agosto de 1972 se nos presentaba un muchacho que te- paba porunafiana como un mono: uncrome genuinode Lawrie que munce exis 119 El libro de la seloa, el jven Mowgli en una desmostra- cidn de destreza.. Los tasaday se convirtieron en una atraccién a ese: la planetariay las peregrinaciones a sus grutas empeza- ‘on a incluir gente famosa aguijoneada porla curiosidad, como laactriz Gina Lollobrigida. Pero tarde otemprano todas las atracciones pierden su actualidad y, al cabo de losafos la gente también se fue olvidando de la existen- ciade aquellos hombres de las cavernas. La pérdida de vi sgencia del tema, asf como lastensiones politcas que vivia elpais-en febrerode 1986 Cory Aquino, viuda del asesi- nado lider demécrata Ninoy Aquino, tomabacl poder, y “Marcos se vela forzado al exilio-, hicieron que el Pana- ‘min bajara la guardia. De esta manera en marzo de 1986 el periodistafilipino Jory Lozano y el antropélogo suizo Dr. Oswald Iten consiguieron penetrar en la reserva sin cl permiso de rigor. Y, qué encontraron? Pues encontra- ron alos miembros de la tribu viviendo tranquilamente cenunacast alejadaapenasurtkilémetro de las cuevas, vis tindo camisas y pantalones convencionales. Sonrio ma- liciosamente pensando que hubiera sido fantéstico ““pescarlos” in fragantibebiendo Coca-Cola yescuchan- do el ltimo hit de Michael Jackson. Recuperados de la sorpresa de aquella vista ilegal e imprevista, los falsos aborigenesreconocieron que todo habia sido un montaje ¥y que fue Flizalde quien les habia obligado a actuar. Cates eran las razones que impulsaron a esta ex- traordinaria imposcura? Probablemente se trataba de tuna operacién de propaganda dirigida al opinin pibli- rincipio que estadisticamente funciona, y precisamente por esocontribuye crear una rutin delectur delarea- lidad, o al menos, un espiritu ingenuo y desprevenido, también convendremos que lo més interesante son las cexcepciones, es decir, los casos en que las expectativas basadas en ls apariencias han quedado frustradas. Por ejemplo, hablamos de Jacques Vaueanson, uno de los mds famosos constructores de autSmatas, que ides inge- nios mecSnicos auténomos que hacian de criados y laca- sy ponian la mesa y servian a los invitados con bandeja Toe manjresy con deliads ristalerias ls bbs. ao 1738 Vaucanson exhibid todos sus autémacas en un gran acto pibico; de todos ellos sobresalié le camand, un pato que imitaba la vida orginica, los latidos y los movi- rmientos de las alas, Las erdnicas explican que el efecto m Joan Fontcuberta ilusorio era tan grande que a cierta distancia el pibico, reacio a aceptar que estaba frente ala presencia de un si- mulaero de pato, tenfan que pellizcarse para cerciorarse de estar bien despiertos. Es obvio que se debe entender el episodio de los ta- saday como un caso de flagrante manipulacién. Pero, qué significa exactamente “manipular”, més allé de su sentido etimolégico de “operar con las manos”. El dic- cionario da diversas acepciones y la que nos interesa apa- rece slo en iltima posiciéns “Obrar sobre alguien oal- guna cosa con mangjos fraudulentos, subrepticios, etc.” Esta acepcién del érmino cobré vigencia a partir de los aios 60, con lairrupein de los movimientos estudianti- lesy de contestacién al poder. Tanto los viejos marxistas, como los ideres de la nueva izquierd, los ilésofos y los estudiosos de la comunicacién de masas, desarrollaron un diseurso eritico que conten(a un nuevo muestrario de conceptos claves, y el de manipulacién ocupaba un lugar privilegiado. Pero resulta evidente que nos movemos en el terreno de laética, de la valoracién de unos propésitos que consideramos reprobatorios. La accién de manipu- lar arrastra unas connotaciones peyorativas: consistiria en actuar en beneficio propio y en perjuicio de otros y, ademis, en hacerlo con deliberacién y alevosia, LAMANIPULACION COMO ESTILO ‘Mis alld del pargmetro de ancién moral, alo largo de la historia de la fotograia la idea de manipulacién se La trib que muon exists 123 hhautilizado de una manera mds emparentada con laesté- tica. A menudo la ertica especializada ha contrapuesto las categorias de “fotografia directa” versus “fotografia ‘manipulada”. En realidad se refer‘aa programas operati- vyos que daban respuestas pricticas las dos doctrinas del viejo contencioso histérico purismo/pictoralismo. La “fotografia directa” implicabacel acatamiento de unas eplas de juego dentro de los limites de lo que se consideraba la técnica forogritica ortodoxa, el conjunto de procedi- ‘mientos conceptualizados como genuinamente forogré- ficos. Por ejemplo, salir ala calle, encontrarse con un tema interesante, encuadrar y disparar. Implicaba por lo tanto, por un lado, la espontancidad y la imprevisibili- dad de laaccién, y, por el otro, el respetoa lavisibn épti: covmecdnica del medio. La “fotografia manipulada”, en cambio, suponiala inclusidn de electos plisticos prac- ticados por otras disciplinas (el dibujo, la pinuura, las téenicas de estampacién, etc) y legitimaba cualquier re ccurso que el fordgrafo quisiera introducir. Donde una privilegiaba o fortuitoy lainticién, la otralo haciacon laplanificacién y el control del resultado. Ambascatego- rfas, ademas, encauzarfan, por afladidura, dos corrientes, forogréfieas generalmente enfrentadas, las précticas documentales” y as précticas‘‘artisticas”términossu- mamente equivocos que en el fondo dirimfan estrictas cuestiones de estilo abe afadirimmediatamente que si bien estas opo- siciones han convenido en algun momento por su caréc- ter clarificador y pedagégico, se trata de conceptos cuya ambigiiedad imposibilita una clasifcacién rigurosa. En efecto, la fotografia direct” sefundamentaen un modelo 4 Joan Fontcuberte de imagen fotogréfica que se basa en el eumplimiento de tun cddigo semiético realista, Sus limites son imprecisos y-nos abocan a un territorio totalmente vago. Segin dicha interpretacién, la esencialidad de la fotografia de- penderia de criterios ideoldgicos y de teorias de repre- sentacién, por lo tanto, contingentes y en constante cuestionamiento. Desde el daguerrotipo ala cimaradigi- tal el medio forogréfico ha evolucionado de forma con- tundente. Pero, aparte de la génesis teenoldgica de un producto a que seguimos llamando “fotogréfico”, tam- bign las funciones sociales han cambiado, decantindo: se la definicidn hacia uno u otro lugar. Los forogramas abstractos de Liszl6 Moholy-Nagy encajaban cuando fueron realizados en la casilla de la “fotografia manipu- Jada” hoy en cambio nos parecen el paradigma dea “fo tografia directa”, la quintaesencia de lacreacién forogré- fica més pura: sélo un objeto, luz y papel fotogritico, nada en medio, nada que se interponga ‘“manipulado- ramente”. Por otro lado, la fotografia manipulada se convierte en “manipulada” géespués de cudntas “mani: ulaciones"? -MANIPULACION COMO CREACION En un libro escrito en co-autoria con Joan Costa, Foto-Diseio (Ediciones CEAC, Barcelona, 1987), en un

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