Fl didlogo en la ensefianza
‘Teoria y practica
Nicholas C. Burbules
Amorrortu editores«on otro, constantemente ingresamas en el mundo del pen
‘samiento de Ia otra persona; la comprometemos y ella aos
compromete. Asi que nos adaptamos el une al oto en forma
proliminar hasta que el juegode dar y tamar—el verdadero
Aidlogo— se iniia. No puede nogarse queen un didlogo real
de esta clase ests presente algo que tiene el enrdcter del
Accidente, e favor ¥ la sorpresa —s, finalmente, de la ani-
‘macion; en realidad, de la elevacion-~ que pertenece a la
naturaleza del juogo. Y, por cierto, n0 so experimentaré la
clovacién del didlogo como una pérdida de Ia posesion de sf,
sino més bien como un enriqueeimento de nuesteo 0...)
‘Ahora sostengo que la eonstitucian basa del juego, de
colmarse eon su espiritu —el espiritu de animacién, liber
tad y placer del aderto—y de colmarlo al que est jugando,
se rolaciona estructuralmente con la constitucisn del da:
Jogo donde el lenguaj es uma realidad (pags. 56-7, 68)
El gozoy la satisfaccin dl jugar un juego, y de ugaslo
bien, indica alge que esta en el earazén del cardcter hus
‘mano; de abt la frase de Huizinga: Homo ludens. He inten
tado mostrar que eza sensbilidad esté también en la base
de muestras experiencins de didlogo, y que Ia adopeisn de
tuna actitud Nica hacia el dilogo no solamente nas ayuda
‘ comprenderlo, sino también a conducirnos en el esprit
correct, el expiritu de animacién, de libertad, y el owe del
aciertor de que habla Gadamer. El didlogo suele versar
acorea de temas serios y hasta desdichados; pero si bien es
‘as, nos vemos Tlevados al proceso mismo del dialogo pore
constituye un ruedo en el que nos vinculamos alos tras en
uni relaciin de aprecio, desafo estimalo reciproons
102
4, Las reglas del juego del didlogo
En el capitulo 3 propuse ver el dislogo como uns Forma,
de juego: una prictica interaetiva guiada por certaa reglas
‘goncrales, motivada por diversas formas de satisfacelin
intrinseca asf como por un propésito dirigido aun fin. Ua,
{juego puode sor,y dcbiera sr, lien, eapontaneo y creative,
Pero, para que avance, debe incluir varias acusrdos expi-
citos o implicitas entre los participaates a fin de que estos
coordinon sus actividades de manera més 0 menos ordena-
da y previsible. Si tienen interés en que el jogo se desen-
vuelva, todas se conduciran semi esos acuerdos basieos
Para que un recién Hegado entienda lo que sucede en el
Juego y aprenda a parlicipar correctamente en él, tendré
‘que averiguar, al monos por via de hipstesis, as oglas que
dofinon y explican los patrones relevantes de actividad 5,
por tanto, le pormiten zealiaar en le prética esne mismos|
patrones. Tambien he intentado mostrar que Ia adquisicin
‘deesns regins es una activided social, que se las aprende en
interacciones con los demas partieipantas.
‘Tedas estas eonsidoraciones generales acorca de las fun.
ciones de las regas en los juegos so aplican al dislogo. En el
presente capitulo examinaré eon cierto detalle las funciones
‘generales que las reglas desompefian en el lenguaje y en la
comuniescion, y despues, esperificamente, su papel en el
dislogo. Todas las reglas gonerales do la eomunieaciin se
apliean, desde luogo, al dogo, pero el dilogo tiene alg
‘nae regias complementarins, ere, qe lo distinguen como
dominio mas 0 menos separado de interaecion verbal. Pero
también os interesante considerar que el dislogo =cristal
zy» algunos de los clomentos bésens de la comunicacién on
general; se lo puede ver entonees bajo el aspecto de ser un
«Jemplo de algunos de nuestros patranes més elevadoa para,
Duestra dbligada eonducta cuando nos hablamosy escucha
‘mos reciprocamente.
108Deivo dct al comencar, alo aerea de Ia palabra ere.
sla. Empleo el término con ceria ambivalenia,y a me
Ido utilizaré on au haga otros mines, como ptr,
brinepio olineamieno, Para muchas personas, cl Yrnine
“regia denota wn enjuto rigid de mandates que dint
tan patrones explias de conductaobligatoria,y no creo
aque haya en el lenge muchas rglas en ese serio, Las
‘Beas de Wittgenrtin examinadas en el capiale 3 sn,
sete sentido, an coreetivo especialmente ti. Sen soe
tendré as reglas do Ia comunizacin son pragmtieny,
tbedecerlas en la eanversacién trae consi la interpre
Gil sien la aplincinuions, cas particles, de
Giertaslineaiontos generale, lo que ineuye eaber eu
«quebrantar» una regla con vistas a un propdsito comunica-
‘Nomads general (un ejemplo eel emplen de metaforas ode
ctrvstros qu, en eu sentido era, pueden formar en
ciao flss, pero que no enndenamos como ment) Con
‘odo, pienso que, en Ia medida en que podarnsearacerint
cos nenmientas de manera rlativamente clara y gener,
€ltéraino eregla- no ser inapropiado. Par volver sexi
‘on del capitulo digas quo les rglas aydan a definir
$aborar on anspor gn dterinade momen,
juego prevalece ys transforma en el proyecto oimara,
roenite para seriralas elas, sino ala invers, Esto vale
cexpedalmente par el juego del didloge
Las funciones de las reglas
Las reglas proporcionan una forma de organizaci6n con-
fiable alas actividades de un juogo, porque los participantes
pueden unticipar sus accinnes y referelas a las de los otros,
{ast el juego se mantiene vivo. Las teglns, entonces, ctor.
‘gan coherencia, predictibilidad y entinvidad; pero lo hacen
de tal forma que también queda amplio espacio para la es-
pontancdad, a creatividad y la sorpresa. Estos dos aspoe-
{as de las regias no son paraddiicos porque auc ser la exis-
tencia misma de regias —que loe partiipantes usan para
ddesempatar— lo que da ecasién para la sorpresa y l dis-
ge. Lo que resultaria paradéjico es ima
sinar una situaeién on la que los participantes procurasen
104
‘espontaneidad, eeatividad y sorpresa en tn contexto en ol
4que no hubiera patrones comunos: un ejemplo famoco do
elles Is seudo conversacién entre Alicia y Humpty Dumpty,
en Through the looking glass (Carell, 1916), donde los poo,
sonaies claramente operan buena parte del tiempo sequin
patrones lingtistins diferentes, de lo cual resultan abear,
os malentendidos (Maxcondes, 1985),
‘Un anilisis clasio de la funcién de las regias en este
contexto es el que presenta John Searle (1962) en su lioro
‘Speech acis. La tesis fondamental de esta obra, dice su ave
tor, os que “hablar un fenguyje es entrar en una forma de
‘ondueta gobernada por reglas» (pig. 41). Searle se inecribe
cn Ia escuela filoséfica de la «teoria de los actos de hablar,
tradicién cuyos origenes so remontan a Wittgenstein, quien
buseaba expliear nuestros usos del lenguaje por los muy
vvariados propésitos que tienon en los contextos dela prc
a humana (promoter, rogar, peguntar, bromear,feliitar,
te). Sogtn la expresiga de John Austin (1963), chacemns
cosas con palabras»: reslizamos aeriones en virtud de las
palabras que decimos. La earacteristien singular de torias
e los actos de habla como la de Searle es que procuran
explicar problemas flosificostradicionsles ooncernientes al
lenguaje —los problemas del significado, la referencia, 1a
verdad, ete — por los actos de habla en que suceden esas
actividades: expresar un significado, haver una referwncia,
‘firmar la verdad. De ahi que, para Searle, las regis que
sobiernan el uso acertado del Ienguaje son aquellas que go-
biernan los actos de habla: eso eusndo sv est babilitade
‘ara realizaros, cles son las condiciones nocesarias y
suficientes para su cumplimiento, ete. Bs ese el contuaty
donde se plantea el andlisis de las reglas.
Searle sefiala dos funciones generales de las reglas
‘Unas regias son reguladoras, dice; confieren orden y eatruc
‘ura a actividades humanaa que tienen existencin fuera de
las reglas mismas. Asi, por ejeraplo, podemos tener reas
espetifias que gobiernan la conducla correcta en la mesa,
pero Ia humanidad ha eomido durante siglos sin esas re,
alas, y podria soguir hacigndolo. Otras reglas, dice, son
‘constitutivas; definen ciortas actividades que no podrian
exist sin ellas;en realidad, su comntido es dein In activi.
dad, como ese aso, por ejemplo, del juego de ajedrex Sear
Teloresume as: «Las roglas roguladoras regulan una activ.
105
rrdad preexistente, una actividad cuya existencia es logiea-
mente independinte de las roylas. Las regs consttutivas
constituyen (y también ragulan) una actividad cuya exie.
tencia dependelogicamente do las reglas (pg. 34). La tess
central del libro de Searle es que los problemas del signii-
cdo, la referencia y la verdad enellenguaje (problemas que
‘podrian llamarse «seménticos») pueden expliearse acabada
mente si reconocemos en ollos ejemplos de dotorminadas
especies de actos do habla, acts defnidos y gobernados por
ddotorminadas reglas constitutivas que el autor analiza en
detalle en su libro,
Hay una serie de conexiones analticas entre la noc &
actos de habla, lo que ol hablante significa, lo que la sen
tencia (u otro clemento linghstico) enunelada signe, Io
«que el hablante quiere decir, lo que el ayente entiende, x lo
due son las roglas que gobiernan los elementos lings
0s (..) La estructura semantica del lenguaje se puede
entender como una realizacién convencional de una serie
de conjuntos do roglas bisiens constitutivas, y 1 actes de
hhnbla se gjeeutardn en general por medio de expresiones|
fenunciativas que estén de acuerdo con esos conjuntas de
reglas eonstitativase (pigs. 21,37)
“He entrado en algunos detalles de la exposieién de Sear
le sobre Jos actos de habla no porque crea que las reglas
partieulares que expone (pags. 66-7) convienen a una expli-
‘acién del dialogo (entre otras cosas, son demasiado forma-
les yrigidas para lo que me propongo) sino porque las cues
tones que este autor planteainteresan a cualquier otra ex
plieaciin quo lo intente. Espectfcamente, uandlisi de las
funeionos constitutivas y reguladoras de las reglas enmarca
tun proyecto eam el que sigo en este capitulo identificar
principios que no meramente guien o dirjan la conducta
dialdgica, sino que realmento ayuden a deslindar un eon-
junto mas o menos diferenciado de actividades a las que
(quepa considerarwdidlogo> y no una oasa distinta, Ademds
{de eso la elaboracion de Searle ha ejereido tina poderosa in-
ffuencia en otoa, en particular en Habermas, en euya obra
me basaré aqui de manera mis directa,
Par qué necesitamos de reglas parse diloge? Como he
serialado antes, las reglas permit dar eonsistencia, pre
106
dictibilidad y continuidad a toda prctica. Como el dilogo
8 una actividad comunieativa en la que eorremos ciertos
riesgo y pedimas a otras quo los corran junto eon nosotros,
Tevaremos adelante esa actividad més confindos i desean=
ssamos en respuestas previsbles de nuestros interlocutor,
Antes mencioné algunos vinculos emocionales — interés
‘mutuo,confianza, respoto, aprecio y afecto— que permiten
establecer una atmésfera donde el didlogo «so sienta se-
jguro>y parozca valioco, Y es por entero conclighe con este
nivel de sentimiento la idea de que existen comprensiones
implicitas y explicitas en los interlocutores acerea de lo que
pueden esperar racionalmente unos do otros en eu préctiea
comunicativa; asi ¢] amigo mas ntimo puede tener que ne-
sgociar en ciertas circunstaneias un compromise formal en
leontoxto de un desacuerdo basco, y esto no perjudica Ia
‘amistad y aun quiz4 la preserva por el mismo hecho de es-
tablocer acuerdos de una manera mas explicita. A veces es
la existencia de reglas o de acuordos un poen mas formales
Jo que colabora a sostener una relaci duradera
Otro Lema diseutido antes fue el de las wirtudes com
nicativas» que adquirimos a medida que aprendemos a hac
blarnes y # escucharnes los unos alos otros; indiqué que se
‘ratab de isposiciones y componentes del earécter profun-
‘damonte arraigados que se habfan coltivado en las formas
de relacién comunicativa en las que nos intreiusimos des-
dela nifiez hasta lavida adulta, Virtudes como la paciencia,
la disposicin a escuchar con atencién, ya toleraneia a pun
tosde vista dstintos del nuestro ne son, segin he wedalado,
‘mera consecnencia de Ia internalizacion de «reglas- 0 de
normas. Mas bien san aspectos esenciales de nuestro modo
de ser en otros; actuamos asi parque hemos llegado a ser
clogido ser esta persona, Las virtudes son, en general, parte
de lo que somos, asi que es inexacto decir que lus si usted tiene cuatro herman),
Sea breve (por ejemplo, sise le pregunta eimoha sido
su maiiana, no comience el relato en 1974)
‘Sea ordenado (por ejemplo, sl usted expane sus condi
ciones para un empleo, no entre en digeesiones eobre
‘temas tangenciales
Grice reconoce que shay muchas otras y variadas méxi-
sass, pero cree haber recogido aqulaeseneia dea comani-
a
SS‘acién, por a que entiende el «intereambio de informacion de validezs) que cualquiera de los interlocutores de una
de ln mas grande effeacae. Las maxima de Grice ejemplifc conversacion puede invocar (Habermas, 1976, 1984),
can los patrones comunieatives impliitos en nuestras con
versaciones ctidianas. Poro son notoriamente insuficientes Comiprensibitidad. Pormular el enuneiado de manera
stun para caractorizar una comumicnciin basada en la infor: ‘gramatial, clara y eomprensible.
‘aclén; por ejemplo, son demasiado cortantes en cucstio. Verdad, Selecionar el contenido proposicionsl para que
nes como la relevancia, Ia oscuriiad o la brovedad, cuando represente fielmente una experiencia o un hecho.
desde luego en muchos contextas préctions resulta dificil
hhacer sas evaluaciones. Aparte de oso, separan la oom
fe todo marvo relacional de sentimiento ointimidad
fn algunas relaciones de amistad puede ser que uno deba
decir cosas que no son estrictamente ciertas. Es asi eoino
Grice se limita a ia comunicaeidn asada en la informacion
yexcluye de manera oxpliita las eonsideraciones que llama
cestéticas, morales o sociales, Puede decinse, en particular
‘ala luz de nuestros presontes propésitos, que las méximas
{de Grice omiten recoger factores que son esenciales én la
‘ensefianza, como la presentacin de ideas, la formulacién
de preguntas ola elaboracién do métados de indagacién die
reclamente ditigidos a las necesidadesy a les enpatdad
de un alumno o un grupo de alumnos en particular Las més
xmas de Grice porteneeen al terreno del decir més que al
‘del ensenar. Carecen de toda estructura dialigica.
De estos aspectos da mejor cuenta wa eonjunto diferen
te de patrones comunicativos, a saber, los prosentados
por Jurgen Habermas (1976, 1984), quien durante muchos
afios ha trabajado en Ia elaboracisn de una teoria global de
Jn comunicacin. Una de laa distinciones basieas en su obra
sla existonte entre las formas vestratégicass de comuniea
cin, donde se trata de utiliza” el languaje para ejereer de:
‘erminados efectos sobre otras personas por empl, lograr
‘que haan ciurtas easas 0 que na las hagan, de acuerdo con
Jos deseos propios,y la veomunicacién orientada hacia la
‘comprensién», donde el propésite fundamental de los ha-
blantes es transmitirse los unos alos otruslos sentidosy las
{ntenciones en la forma més clara posible, La comnicacion
estratégies considera los actos de hubla en una forma utili
Sinceridad. Expresar las intenciones de manera que la
‘exprosi6n fingusticarellgjefielmente lo que se quiere
deciz,
Correccién, Llevar a cabo un acto de habla de manera
‘que satisfaga normaa reconocidas oimsgenes aceptadas,
Este compromiso implicito indica quo las pretonsiones de
validez, cuando se las invoca, deben ser reseatadas> como
tun pagaré (1976), lo eual leva a un intereambio dialégico
que busca resolver Ia diferencia 0 el malentendido. Por
«jemplo, uno de os interlocutores puede preguntar al ott)
{qué quiere significar con lo que acaba de decir, qué pruebas
tiene de ello, sien ofeeto creo en lo que dice, os ha ining
dodeterminadas normas al decilo; implictarsente e otro
estd de acuerdo en dar una respuesta; ino, la comprensiéa
{ntarsubjetiva no puede ser su propésito fundamental. Esas
pretensiones de validez pueden referise a distintos aspoc-
ts del mismo enunciado: si uno de los interloeutores dice al
otro quo su vestido no os atractivo, el segundo puede dar
tuna de las siguientes respuostas, 0 todas: 1) ,Qué quiere
‘decir eon eno es atractivos? 2) Qué lo hace no atractive?
Usted no sabe de qué habla. 3) No we refiere mi vestido,
{no es cierto? Usted intenta herir mis sentitaientas por lo
‘que dlije aver. 4) Como se atreve? Yo soy sa eolaboradora
profesional; usted no tiene por qué haver comentarios acer
cea de mi vestido 0 de mi aparieneia
Un contexio en el que esas protensiones de valider se
pueden invocar y rescatar abiertamente, y en e] que los
participates procuran resolver desacuordos acerca de esas
pretensiones modiante una diseusion razonada, earacteri2a
tari, cas ealeuladora, afin de lograr lo que se desea de las flo que Habermas Tama la eeituacin ideal de hablan En
situaciones sociales (véase, por eemple, la obra de Erving este punio, Habermas ha sido erréneamente entendido (se
Gollan, 1967, 1969, 1974, 1983), | hallarén anélisis complementarios de esta idea en Benba
El rasgo esencial de la comunieacim eomprensiva es sa Dib, 1986, pags. 287-8; McCarthy, 1978, pgs. 306-7; R.
‘ompromiso implicito con ceréns patrones (0 ~pretensiones ‘Young, 1990, pags. 71) La situacin ideal de habla nunca
na uaso da on realidad, ni podria dare: su reaizacién plena se
gponen demasiadas barreras précticas. So trata mas bien
de uns hipétosis contrafictica acerea de lo que kdealmente
_presupanemos cuando nos empesamos en hablar él no con
lotro; asf, por ejemplo, cuando afirmamos uma ereencia
{que sostenemos,formularaos también la promesa implicita,
de suministrar por lo menos algunas de las pruebas'y de las
razones en las que se apoya esa ereenes, en caso de que nas
las pdan. Puede que no nos las pidan; puede que no seamos
capaces de exponer del todo esas razones;y puede, aun, que
‘no convenzamos & los otra si lo hacemos: pera con nuestro
aserto tomamos sobre nosotros esa abligacién més ampli,
‘Ala vez, aduciendo esas razones ponemos de manifesto
una fo implicta en una relacién comunicativa ideal donde
lag razones se toman en serio y se da crédito ala autoridad
de lus razones persunsivas 0 justificaciones (el hechode que
‘muchas situaciones del mundo real no se acerquen a este
ideal no modifea tal compromiso). Si no supusiéramos algo
asi, no ofrecerfamos razones ni justifiaciones, ni experaria
_mos que tuvieran suefeco silo hieléramos. Por eonsiguien
‘ela situacién ideal de habla no es ni una descripeidn de la
‘manera en quela comunieacién se produce en la realidad ni
‘un modelo que le prescriba un ser. Ks «ideal» en el sentido
de que representa certas normas implicilas que de hecho
ni reciben un reconocimiento cansistonte ni aleanzan a ser
cumplidas. Como los factores ideoldgieas e insttucionales
mpiden que se aleance la situacin ideal de habla, ese ideal
proporeiona una lente enti con Ia cual se pueden identi
car y erticar las distorsiones de la comunicacin.
En su mayoria, ls criterias de Grice eorresponden alas
dos primoras exigencias do valiez de Habermas, es deci, Ia
comprensibildad y In verdad, Lo que Habermas agrega a
nuvstro ontendimienta de In eomunieacin es que una rear
cidn eomunicativa necesita up Tazo de confianza: nuestra
convieeidn de que los enuneiados de! hablante representa
con fidelidad sus intenciones y sus propésitas en Ia relaciin
(sineoridad); y que Ia forma del intereambio comunieativo
responde a vastas estructuras normativas que eomciernen,
‘a relaciones sociales y abligaciones personales apropiadas
(correccin). A diferencia de Grice, Habermas desea situar
estos patrones no fuera de una funcién «nuclear» dela co-
‘municaein (para Grice, intereambio de infarmacisn), sino
m4
dontro de la propia relacién comonicativa. De ab que un
enunciado pueda ser verdadero, pero insincer; y decir que
‘un enunciado os insincero representa, para Habermas; una
xaz6n para cuestionarlo, tan profunda como la seria cuestio-
nar su verdad. Por gjomplo, las figuras paitionssuclen citar
estadisticas o datos eleetorales quo, en rigor, son verdade
+708, pero que se inveean de manera distorsionada e intere-
sada; las exigencins de sinceridad y de correceéa dain una
base para cuestionarlas aunque los hechos sean eorrectnse
Habermas devuolve la comunicacién a wn contexto re
lacional. Lo atractivo en su exposieénes que no funda nues-
tras normas y nuestros patrones en certidumbres metas
eas 0 en razanas trasoendentes, sino en procesos euuversa
a
Jas personas, cuando eriticamos el carécter «ideo» de
doterminados aspectas del curriculum o cuando condens-
‘mos la tendencia de ciertos grupos (0 de ciertas personas) a
“silenciar- las vooos de los otros, es importante reconocer
aque tales aspectos se pueden juzgursélo sabre la base de un
conjunto implicto de creencias eoncernientos a la manera
fen que la comunicacién debiera desarrollarse. El marco
hhabermasiano de a eomonicacion es solo uno entre muchos,
pero tione el mérito que muy pooos de los demas eandidatos
ostenta: la disposiién, en principio, a someter cada una de
sus afirmaciones al euestionamiento , por tanto, ana inte-
sridad reflexiva respecto de sus propioe prinepios
us
‘Tres reglas del dislogo
El dogo es una forma do comunicacién y, como tal, st"
sujeto todas las oglas generales o patrones normatives de
comunicacién (ejemplo: In veracidad). De hecho, se ha sas
tenido, desde un punto de vista habermasiano entre otros,
que en el dilogo vemos la eristalizacin de esos patrones.
La avcién comunicativa es intrinsecamente dialéigica.
punto de partida do un an‘lisis de I pragmaatica del habla
sla situacion de un hablante y un oyeate que se orentan a
[e-comain comprensién muta un hablante y un oyente que
tienen la eapacidad de adoptar una postura afirmativa 0
‘nogativa cuando se cuestiona una pretensién de valider=
(R-Bernstein, 1985, pag. 18)
Sin embargo, no podemos dejar Ia cuestién ast poraue,
‘ademas, en muchos sentido ol didlogo no es tipi de Ia co
‘monicacin on general. Introduje esta perspectiva en el ea-
pitlo 1, donde defing el dislogo como forma particular de
relacién comunieativa pedagégen, y expliqué que cada uno
Ge los aspectos de esa caracterizacin plantea condiciones
especiales a loque se puede considerar didloge y alo que no,
La pregunta a la que este enpitulo nos ha estado Tlevando
es; geules sor las roglas ols prinipios que caracterizan al
dlilogo eomo forma particular de convunicaciGn? -
Recicntoments se han hetho varios intentos de definicl,
‘con grados diversos de sistematicidad y procisién (Alexy,
1990; Carlson, 1983; Haroutunian-Gordon, 1991; Hintiea,
1982; Mukarovsky, en Mecke, 1990), Por‘una parte, algunas
versiones exageran el formalismo de sus anisis, al punto
de que el didlogo so convierteen un inert objeto de dis
in; se disponen sus partes sobre la mesa, poo el paciente,
desdichadamente, ha muerto, Por otra parte en sit deseo de
reservar el carictor creative y espontanen del encwenteo
educative, algunos andlisis dol dilogo se-niegan a formu
Jar cualquier patrén,en el que hasta ven una limitaci del
libre juogo de los netores comminicatives, Pero, come he sos-
‘enido antes, la existencia de reglas no es por sf un factor
‘que inhibs al espfritu lien; por ol contraro, la. reflexién
muestra que, en un nivel maa profundo, hacen fata regias
de algun tipo para que cl juogo pueda avanzar; ademas, In
19 respoeto de normas o expectativas bien
definidas. El desafio es, pues, identifiear reglas que sean
‘verosimiles en el plano conceptual 0 expliativo, poro tam-
bign lo bastante flexibles para admitir un dominio de for.
‘as distintas de satisfacerlas; como dice Witigenstein, esas
F reglas son como sofialos eaminoras quo indiean una dirce.
‘ign general; Ia manera de marchar en esa dircecién ext
_abierta a una pluraldad de enfoques div
“Hay, en eorrespondencia eon ls tres eomponentes de la
‘earacterizacin del dislogo como relaciin eomunicativa pe-
dagégica tos clases de regas.
1a regla deta partcpacion
7 _ Para que el éilog sea pedesiico require Ia parti
_pacin activa de todos ls intrtoeatoes, La partiepacion
‘etiva pu asumir una varedad de forms pero, puesto
| que el propésito dal dlogo es la edifcacién, debe heber
‘ortunidad para el compromic, para ol eucstonament,
| para someter a prucba las aevas ideas y para cseuchar
punts de vista diversos. La principal arioraza nse fin,
‘emo tan bow ha mostrado Freire, es el mondo la pe
Senacién de un nice y autoritare punto de vista que mo
‘mite cucstionanientos ni tlea la paticipeién en con
deel curso de una investigacin. Mo he rterio ym ls
/ estdis que demuestran que el aprendizaje requiere una
{ngoraci entre el aluman ya neva infrmacin;y ela
existenci de dversos ets para asin esa informacion
nuova da sustento a una pedagoyiabasada en os interoses
\ yl peropectivas de diferentes alumnus. Poro mis alla
“fon prescindencia de estas consideraciones pedagtpicas,
exist deals sociales y morales que nos levan a preferse
tna partiipaién ampla. Ahora bien, sostengo aqui que el
Ihe miko de aspirar a educa implies emiiones eter
‘minadas aun sin consderar aso deals
‘a primera regia del dialog puede caracterizarse, pes,
como la rea de la porticpacén: entrar en nn relaion
comunicativa de esta clase debe ser alo voluntaroysbier
{hala interencion atva do ios partipsates, Un crea”
evidente de este principio seria que ls formas de participa
320
cin que elijan cierto interlocutores no pueden ser tales
(que inevitablemente excluyan 0 decalionton la participa,
cn de otras. Bn la préetia, esto quiere desie que todos Tos
interlocutores tienen que estar habilitades para introduclr
femas, formular preguntas, poner en discusion otros puntos
de vista o iniciar cualquiera de las demés actividades que
dofinen la relaciém dialégien,
La regla del compromiso
Como es domunizativo el didlogo busca una compren-
sidn intersuljetiva, quo puede conducir a un acuerdo 0 no
‘onducir a él, Segin se seialé antes, puede ser exagerado
‘esperar tn acuerdo general en situacionas donde las dife-
rencias oles desacuerdas son profundes. Pero por lo comin
ro 8 exagerado esperar cierto grado de comprensién reci-
‘roca de los puntos devia, y de las ideas, los aentimientos
{Ylasexporiencias que se hailan en su base. Tome o no este
‘oeso Ia forma habermasiana del reseate de pretensiones
Ge valider el eardeter comunicativo del diloge compeomete
los participates en cierto grado de apertura en sus posi-
cones y la manera en que llegan a sostanerlas,y, ademas,
‘en elerto grado de generosidad en sus intenciones dentro de
J propia relaciin dialdgica. Las principalos arsonazas para
ese fin on la manipulaciin y la maa fe: procurar el uso del
compromise comunicativo para propésitor que no se esta
‘ispuesto a admitir, ni mucho menos a explicar 0 a defen
der ante ls interlocutares. Pera como amenaza al dilogo
abierto no les va muy en zaga la incapacidad o la falta de
tlisposicisn para ver que el proceso acaba en alguna enncl
sin sgnifcativa: no nocesariamente el aeuerdo ola unani-
riidad, pero, al menas, In comprensién y el respeto de Ins
diferencias. Como por lo comiin el logro de los propésitos
pedaggicos del dialogo requiere tiempo, resulta esoncia,
para obtener un buen resultado, la disposiciin a persevernt
encel proceso aunque sus resultados sean incertos ono sean,
claro.
‘La segunda regla del dislogo puede earacterizarse, co
mo la regla del compromise: entrar en una relacién cota
nieativa de esta clase tiene que garantizar un fujo de con-
versacién persistente y amplio, que erace preocupaciones
1a