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Diario de un Campesino.

Día 1.
Tengo hambre, pero no tengo dinero. Mi esposa tiene mucho apetito, y ella necesita energía para amamantar a mis hijos.

Nuestras cosechas son prósperas, sin embargo, nuestro salario fue recortado. No me alcanza para nada, pero el trabajo

aumentó bastante.

Los campesinos trabajan mucho; sin descanso y nos pagan una miseria. Los terratenientes son bárbaros y criminales, quitan lo

más sagrado que tenemos los agraristas: el pan y la vida. En nuestro país no hay derechos fundamentales para los mexicanos,

solamente hay estatutos para proteger el privilegio atroz de los burgueses o capitalistas.

Los campesinos nos morimos de hambre, no tenemos educación y ni siquiera condiciones formidables para vivir. En una

sociedad capitalista, tener hijos de campesinos es mortal. Los hombres de campo no deben de tener familia, — ¿Para qué? —.

Los campesinos deben dedicarse a servir y a lamer las sucias patas de los burgueses.

Hay mucha necesidad en las familias campesinas, no hay un gobierno con carácter que pueda desafiar las trincheras de los

burgueses gringos y europeos. A lo largo de los años, hemos tenido gobiernos inútiles, su única acción es esconderse en sus

madrigueras cuando viene su patrón yanqui.

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