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EFECTOS DE LA ECONOMÍA COLOMBIANA EN LOS MERCADOS

INTERNACIONALES

Tatiana Laverde Beltrán


Julieth Paola Mayorga Colorado
Doris Mosquera Granja
Cristian Ignacio Orjuela Gamba
Mayo 18 de 2018

SENA

Tecnólogo en Negocios Internacionales


Ficha 1667869
GAES 4
Tecnólogo en Negociación Internacional, identificar las oportunidades de mercado a
nivel nacional, mediante el análisis de los sectores y subsectores de la economía
colombiana con una visión exportadora; a través del desarrollo de los contenidos,
también debe prepararse para ser capaz de leer en los hechos económicos y políticos,
las nacientes tendencias de consumo y el comportamiento de los ciudadanos.
La economía colombiana reúne una serie de condiciones que hacen que sea más
atractivo para muchos productores nacionales concentrarse en el mercado doméstico
que buscar oportunidades en otros países, lo que puede hacer nugatoria
(Que burla la esperanza concebida o el juicio que se había hecho.) la estrategia de
acceso a mercados ya mencionada. Entre esas condiciones sobresale la existencia de
unos aranceles demasiado altos, así como de un régimen arancelario especial para
una parte importante del sector agropecuario.

Entre 1999 y 2011, Colombia perdió su grado de inversión; es decir, el rótulo que les
ponen las calificadoras de riesgo a los países donde es confiable invertir. Desde
entonces dicha evaluación ha venido mejorando, pero las alarmas están
encendidas. Las preocupaciones están por el lado de las finanzas públicas, pues
se teme que, en medio de un año electoral y con un lento crecimiento, en 2018 el
país no pueda cumplir con las metas de la regla fiscal, las cuales imponen un
recorte del déficit presupuestario de un estimado de 3,6% del PIB este año a 2,2%
para 2019. Si bien el gasto público se viene recortado, con una caída de 3% real en el
presupuesto general de la Nación de 2018 frente al de 2017, no se sabe si será
suficiente para cumplir la regla fiscal. Además, existen dudas sobre la recuperación del
crecimiento. Las calificadoras ya han manifestado sus temores ante propuestas de
algunos candidatos presidenciales con respecto a flexibilizar la regla fiscal.

Otros factores que influirán en el bajo crecimiento económico serán: la persistencia de


los efectos de la devaluación sobre la inversión y los adicionales recortes de inversión
de capital de las empresas del sector minero-energético; un menor crecimiento del
gasto público debido a que los ingresos petroleros serán aún menores que en 2015, y a
la baja ejecución asociada al primer año de gobierno de las nuevas administraciones
regionales y locales; una mayor desaceleración del gasto de los hogares debido al
aumento de la inflación y al deterioro del mercado laboral; unas tasas de interés más
altas debido a los esfuerzos del Banco de la República por contener las presiones
inflacionarias y por reducir el déficit de las cuentas externas; la incertidumbre
asociada a la presentación de una nueva reforma tributaria y sus posibles efectos
sobre la actividad económica en caso de que se aumente la tarifa del IVA, y la
debilidad de la demanda externa y la volatilidad de los mercados financieros
internacionales, pero especialmente enfocada en los países emergentes.

El manejo de las cuentas fiscales estará especialmente en la mira de los mercados


financieros y de las agencias calificadoras, pues los ingresos del Gobierno se verán
mucho más afectados que en 2015, tanto por el menor crecimiento de la economía
como por un mayor impacto rezagado de los menores precios del petróleo en 2015
comparados con los de 2014.
Para cumplir con el déficit fiscal que permite la Regla Fiscal se requerirán mayores
esfuerzos en recortes de gasto público y en generación de ingresos tributarios. No
obstante, es una buena noticia que el Gobierno se haya comprometido a cumplir en
2016 con el nivel de déficit fiscal que se consignó en el marco fiscal de mediano plazo
(3,6% del PIB), incluso si la Regla Fiscal permitiera un espacio adicional. En efecto, el
Gobierno anunció nuevos recortes presupuestales a finales de diciembre y la
presentación de una nueva reforma tributaria en marzo de 2016, que alcanzaría a
cubrir algunos faltantes de ingresos fiscales, incluso a partir del segundo semestre.
Desde hace más de un año habíamos advertido sobre la urgencia de hacer una
reforma tributaria no más allá de 2016, aunque dependiendo de su alcance, podría
faltar otra en 2018.

Vista Puerto de Buenaventura.

¿Cómo le irá a la economía colombiana en 2018?

El país completó en 2017 su cuarto año de desaceleración.


La expectativa es que, en 2018, el aparato productivo muestre una senda de
recuperación sostenida.

La economía mundial y la colombiana vuelven a enfrentar grandes retos en 2016 ante


los persistentes precios bajos de las materias primas, el mediocre crecimiento
económico de los países desarrollados, la desaceleración de los emergentes y la
incertidumbre sobre el proceso de normalización de la política monetaria en EE. UU., a
la vez que Europa y Japón se aprestan a otorgar más estímulo de este tipo.
En particular, vemos un riesgo no despreciable de un desplome adicional de los
precios del petróleo o de un error de cálculo de las autoridades chinas que acentúe la
desaceleración de esa economía, lo cual podría conducir a un escenario de recesión
global. Esperamos que la economía colombiana crezca 2,8% en 2016, frente a 3% en
2015, principalmente debido a la continuación del ajuste asociado a los bajos precios
del petróleo y su impacto adverso sobre el ingreso nacional y la demanda interna.
Mientras sea más costoso llevar las mercancías de las fábricas a los puertos del
país que de ellos a los mercados de destino, será inútil cualquier esfuerzo por avanzar
en la internacionalización de la economía colombiana. El sector de infraestructura vial
es uno de los que más oportunidades de crecimiento tiene en el país, teniendo en
cuenta el acelerado dinamismo de la economía colombiana en los últimos años, y es
inaudito que sea una de las áreas en las que mayor retraso hay en el Estado
colombiano.
Se propone una estructura con tres niveles básicos, con criterios orientados a elevar la
competitividad de la economía: 2% para los bienes de capital, 5% para las materias
primas y 10% para los bienes de consumo. Esta reforma no debe tener un costo fiscal
importante, teniendo en cuenta que el recaudo actual por concepto de aranceles ronda
el 5% del valor de las importaciones.

Eliminar el sistema de franjas de precios y evitar la implementación de cualquier otro


instrumento de política comercial que genere una protección especial y excesiva para
sectores agropecuarios que no tienen buenas posibilidades de competir en los
mercados mundiales.
Año de la recuperación
Al reaccionar a las cifras de crecimiento del tercer trimestre de 2017, se dijo que la
economía había empezado una senda de recuperación definitiva.
Eso es lo que se deberá constatar en 2018. Son muchas las dudas al respecto, pues
nadie sabe con certeza de qué sectores vendrá el impulso sostenido para llevar a
la economía a crecimientos por encima de 4%. El agro, el turismo, el sector
financiero y los servicios sociales han mostrado buenas cifras.
Sin embargo, otros sectores clave, como la industria, la construcción y las
exportaciones siguen defraudando. Se espera que las vías de 4G, la reducción
de tasas de interés del Banco de la República y el sector exportador despierten pronto
para que la economía encuentre su rumbo hacia el mayor crecimiento.
Otra duda que queda en el ambiente sobre el futuro económico es cómo va a
cerrar Colombia su déficit de cuenta corriente, si los sectores exportadores
apenas están tomando impulso, a pesar de que llevamos casi tres años de una
devaluación importante en el tipo de cambio.

Los choques de oferta sacaron la inflación del rango objetivo del Banco de la Republica
(2% - 4% anual) desde 2015. Sin embargo, los impactos por la devaluación de la tasa
de cambio, el Fenómeno de El Niño y el paro de los camioneros se han ido diluyendo
en 2017. En consecuencia, la inflación y las expectativas aceleraron la
convergencia a ese rango en el segundo semestre del año. Por eso, el promedio
de los pronósticos de los analistas para el final del año es 3,95%, ya dentro del
rango meta.

Para 2018 se espera una convergencia más rápida, en la medida en que los efectos del
aumento de la tarifa general del IVA a 19%, de la indexación de los precios y del
incremento del salario mínimo de 2017 se desvanezcan. Por estas razones, en
promedio los analistas esperan que la inflación termine en 3,49% en 2018.

El agro colombiano ha mostrado un importante repunte en los últimos meses. Las cifras
de crecimiento de la economía así lo ratifican, pues es uno de los sectores que más ha
crecido. Productos tradicionales como café, banano y flores se han visto favorecidos
por las nuevas condiciones de tasa de cambio y las buenas cosechas en varios
cultivos. A esto se le suma la aparición de productos clave como el aguacate, la piña y
otros frutos que ya están, inclusive, ganando terreno en los mercados internacionales.
Sin embargo, son muchos los interrogantes que siguen vigentes sobre la situación
actual y futura de este importante segmento de la economía nacional.
BIBLIOGRAFIAS
https://www.caf.com/media/3784/ComercioExterior.pdf
publicaciones.eafit.edu.co/index.php/ecos-economia/article/download/330/335/0

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