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Gerd Theissen La redaccién de los evangelios y la politica eclesial Un enfoque socio-retérico Traduccién: José Pedro Tosaus Abadia E pn reno DIVINO mplc 4 lona, S120 PSTELTA (No rra) Editorial Verbo Divino Avenida de Pamplona, 41 31200 Estella (Navarra), Espafia Teléfono: 948 55 65 11 Fax: 948 55 45 06 Internet: htep://www.verbodivino.es E-mail: evd@verbodivino.es © Theology Division, Chung Chi College, The Chinese University of Hong Kong, 2000. © Editorial Verbo Divino, 2001. Es propiedad. Printed in Spain. Impresién: Gréficas Lizarra, Villatuerta (Navarra). Depdsito legal: NA. 2.317-2002 ISBN: 84 8169 508 4 Prefacio Fue un gran privilegio ser invitado a dictar las Conferencias del Memorial Chuen King en el Chung Chi College de la Universidad China de Hong Kong el afio 2000. Dichas conferencias aparecen ahora impresas. Compendian mi investigacién sobre los cuatro evangelios. Su objetivo es demostrar la funcién social de los evange- lios en su contexto histérico. Los evangelios no sélo cuentan y des- criben la vida y ensefianza de Jestis; también pretenden influir sobre sus destinatarios para configurar la vida cristiana dentro de las comunidades cristianas. El arte de influir sobre un auditorio por medio de las palabras se llama retérica. Por tanto, esta interpretaci6n de los evangelios es una interpretacién socio-retérica. El auditorio son grupos: las comunidades cristianas primitivas del Imperio romano que vivian en un contexto hist6rico concreto. Dicho contexto his- térico incluye la politica de aquel tiempo, la relacién de las nuevas comunidades cristianas con el Imperio romano. E incluye también la «politica» eclesial interna, es decir, el origen de autoridades den- tro de dichas comunidades. Mi tesis es que los evangelios fueron escritos por cristianos que guiaron a sus comunidades escribiendo la historia de Jesus de Nazaret. Crearon textos basicos para la vida de su Iglesia. Este enfoque ofrece una mejor comprensién de la indole canénica de estos escritos. Si entendemos por «canon» escritos que contienen las creencias, normas y rituales basicos de un grupo reli- gioso, podemos decir que, cuando se escribieron los evangelios, intervinieron factores canénicos. Aun cuando los evangelios no per- tenecieran a un catdlogo de escritos canénicos, puesto que tales catd- logos no existian en los inicios del cristianismo primitivo, tuvieron desde cl principio indole candénica. Espero que, mediante la demos- 6 LA REDACCION DE LOS EVANGELIOS Y LA POLITICA ECLESIAL tracién de que los evangelios tenfan una funcidn eclesial en su con- texto original, estas conferencias contribuyan a la comprensién de la funcién pastoral de los evangelios en nuestros tiempos. Estas conferencias tienen una prehistoria: la primera versién fue pronunciada en la Academia Luterana de Budapest en 1993; una segunda versién fueron las Conferencias James Reid en el West- minster College (Cambridge, 1994). La invitacién a darlas en Hong Kong me sirvié de acicate para reelaborarlas a fondo. La versién oral de las Conferencias del Memorial Chuen King fue una versién abre- viada. Habia preparado demasiado material para tres conferencias, especialmente teniendo en cuenta que éstas se debfan traducir frase por frase. Estoy muy contento, por tanto, de que las conferencias aparezcan ahora en su versién larga. Se afiadieron notas. Estoy en deuda con numerosos colegas y estudiantes que me brindaron sus comentarios y reacciones a mis conferencias y me ayudaron a mejo- rar su version escrita. Es el més agradable de los deberes expresar mi gratitud al fun- dador de este ciclo de conferencias, el sefior Wong Bing-lai, quien hizo esta fundacién en conmemoracién de su padre. También estoy agradecido al doctor Lung-kwong Lo, Director del Departamento de Teologia del Chung Chi College, y al doctor Kun-chun Wong, que preparé mi visita y nos acompafié a m{ y a mi esposa durante nuestra estancia en Hong Kong. Mi gratitud a cuantos ayudaron a comprobar las citas' y a leer los manuscritos, sobre todo a Maike Neumann y Carmen Lamsfus. Fue un trabajo duro corregir mi inglés. Rose Jones, estudiante esta- dounidense de literatura alemana, Gabriele Kiel, estudiante alemana de traducci6n, y el padre Bernard Shields, un tedlogo irlandés al que conoci en Hong Kong: todos ellos mejoraron el lenguaje y el estilo, haciendo asf legible el manuscrito. Heidelberg, julio del 2000 Gerd Theissen ‘Las citas de la Biblia siguen habitualmente la versién de La Biblia de la Casa de la Biblia, 1992, AGAJU ASNU AThANT BHTh BThSt BWANT EKK EvTh EWNT FRLANT GNT GTA HNT HTbR HUCA ICC JBL JSNTS JTTbSt KEK MoBi MSSNTS NTD NTOA NIS OTBK Abreviaturas Arbeiten zur Geschichte des antiken Judentums und des Ur- christentums Acta seminarii neotestamentici upsaliensis Abhandlungen zur Theologie des Alten und Neuen Testa- ments Beitrage zur historischen Theologie Biblisch-theologische Studien Beitrage zur Wissenschaft vom Alten und Neuen Testament Evangelisch-katholischer Kommentar zum Neuen Testament Evangelische Theologie H. Balz — G. Schneider (eds.), Exegetisches Worterbuch zum Neuen Testament Forschungen zur Religion und Literatur des Alten und Neuen ‘Testaments Grundrisse zum Neuen Testament Géttinger theologische Arbeiten Handbuch zum Neuen ‘Testament Harvard Theological Review Hebrew Union College Annual International Critical Commentary Journal of Biblical Literature Journal for the Study of the New Testament Supplement Series Journal of Theological Studies Kritisch-exegetischer Kommentar (iiber das Neue Testament) Le Monde de la Bible Monograph series (Society for New Testament Studies) Das Neue Testament Deutsch Novum Testamentum et Orbis Antiquus New Testament Studies Okumenischer ‘Taschenbuchkommentar zum Neuen Testament RAC SBS SES! SPB TANZ ThB ThViat ThWNT ThZ TRE UB WdF Wud WUNT ZDMG ZKG ZThK ZNW LA REDACCION DE LOS EVANGELIOS Y LA POLITICA ECLESIAL Reallexikon fiir Antike und Christentum Stuttgarter Bibelstudien Suomen Eksegeettisen Seuran julkaisuja Studia Postbiblica Texte und Arbeiten zum neutestamentlichen Zeitalter Theologische Beitrige Theologia Viatorum G. Kittel — G. Friedrich (eds.), Theologisches Worterbuch zum Neuen Testament Theologische Zeitschrift Theologische Realenzyklopadie Urban-Taschenbiicher Wege der Forschung Wort und Dienst Wissenschaftliche Untersuchungen zum Neuen ‘Testament Zeitschrift der deutschen morgenlindischen Gesellschaft Zeitschrift fiir Kirchengeschichte Zeitschrift fir Theologie und Kirche Zeitschrift fir die Neutestamentliche Wissenschaft und die Kunde der Alteren Kirche Introduccién La interpretacién socio-retérica de los evangelios El estudio de los evangelios pasé por dos fases en el siglo XX. La primera quedé marcada por la critica de las formas y la historia de la tradicién, que surgieron a comicnzos de ese siglo'. Ambas consi- deraban los evangelios como recopilaciones de tradiciones comuni- tarias andnimas que habjan recibido tan sélo un grado insignificante de elaboracién. Los evangelistas eran tenidos por recopiladores y portadores de la tradicién, Desde mediados de siglo, durante una segunda fase, la critica de las formas y la historia de las tradiciones se vieron corregidas primero por la critica de la redaccidén’, y luego ' El enfoque de la critica de las formas fue iniciado por M. Dibelius, Die Formgeschichte des Evangeliums, Mohr, Tubinga 1919 = trad. ingl.: From Tradition to Gospel, Nueva York 1935, reimpr. 1965 (trad. esp.: Historia de las formas evan- gélicas, Comercial Editora de Publicaciones, C. B., Valencia 1984); y R. Bult- mann, Geschichte der synoptischen Tradition, FRLANT 29 (= NF 12), Vanden- hoeck, Gotinga 1921 = trad. ingl.: The History of the Synoptic Tradition, Oxford 1969 (trad. esp.: Historia de la tradicién sinéptica, Sigueme, Salamanca 2000). Los titulos de sus libros subrayan el aspecto estético de la historia de las formas (el and- lisis de formas y géneros) y el aspecto histérico (la pre-historia de fos textos en la tradicién oral). Un tercer aspecto es el socioldgico, la busqueda del Sitz im Leben (0 contexto social de las tradiciones). Estos tres aspectos de la historia de las for- mas evolucionaron hasta convertirse en nuevos métodos: el primero dio lugar a la critica literaria; el segundo, a la crftica de la redaccién; el tercero, a los enfoques socio-histéricos. Oftezco una visién de conjunto sobre la evolucién de la historia de las formas en Gerd Theissen, «Die Erforschung der synoptischen Tradition seit R. Bultmann, Ein Uberblick iiber die formgeschichtliche Arbeit im 20. Jahrhun- dert», apéndice a la décima edicién de R. Bultmann, Die Geschichte der synoptis- chen Tradition, "1995, pp. 409-452. "La critica de la redacci6n empezé con: G, Bornkamm, «Die Sturmstillung, im Matthius Evangelium», Wal NF 1, 1948, pp. 49-54 = G. Bornkamm — G. 10 LA REDACCION DE LOS EVANGELIOS Y LA POLITICA ECLESIAL por la critica literaria*. Los evangelistas eran reconocidos como autores y tedlogos independientes que habian adaptado profunda- mente las tradiciones andénimas de sus comunidades mediante su propia comprensién teolégica y que habian dado forma a una his- toria coherente de Jestis que se debfa leer como un todo literario. Ninguno de esos dos enfoques —la critica de las formas y la historia de la tradicién, por un lado, y la critica de la redaccién y literaria, por otro— [legé a encontrar nunca un equilibrio. Cuando se sostiene el enfoque de la critica de las formas, son muchas las contradiccio- nes, faltas de coherencia y «motivos oscuros» de los evangelios; todo ello indica que numerosos textos fueron puestos por escrito siguiendo de cerca textos y tradiciones dados. Cuando se sostiene el enfoque de la critica de la redaccién y literaria, se percibe la clara intencién de los evangelios de hacer una presentacién coherente de Jess y de transmitir un mensaje. Quieren llevar en una determinada direccién. Ni la habil composicién del evangelio de Marcos, ni la adaptacién de material marcano en Mateo y Lucas, se pueden entender sin tener en cuenta esta intencidn. Asi, la exégesis ha estado oscilando entre dos visiones de los evangelistas: la que los considera como tedlogos creativos en toda regla y la que los tiene por editores de talante conservador. Barth — H. J. Held, Uberlieferung und Auslegung im Matthéusevangelium, WMANT 1, Neukirchener, Neukirchen-Vluyn 1960, pp. 48-53 = trad. ingl.: G. Bornkamm et al., Tradition and Interpretation in Matthew, Londres — Filadelfia 1985. Una aportacién fundamental al evangelio de Marcos la proporcioné W. Marxsen, Der Evangelist Markus. Studien zur Redaktionsgeschichte des Evangeliums, FRLANT 67 (= NF 49), Vandenhoeck, Gotinga 1956 = trad. ingl.: Mark the Evangelist: Studies on the Redaction History of the Gospel, Nashville 1969 (trad. esp.: Fl evangelista Marcos, Sigueme, Salamanca 1981); a Lucas: H. Conzelmann, Die Mitte der Zeit. Studien zur Theologie des Lukas, BHTh 17, Mohr, Tubinga 1954 = trad. ingl.; The Theology of St. Luke, Londres 1960, Filadelfia 1982 (trad. esp.: Fl centro del tiempo: la teologta de Lucas, Fax, Madrid 1974). * El libro fundamental para la critica literaria es D. M. Rhoads — D. Michie, Mark as Story: an Introduction to the Narrative of a Gospel, Fortress Press, Filadelfia 1982. Mientras que la critica de la redaccién muestra la intencién del autor distin- guiendo diacrénicamente entre tradicién y redaccién —es decir, la reelaboracién de una tradicién por parte del autor-, la critica literaria y narrativa considera el evan- gelio como un todo sincrénico sin separar estratos diferentes dentro del texto. Una valoracién equilibrada de este nuevo enfoque es P. Merenlahti, Poetics for the Gospels. Rethinking narrative criticism, tesis en Teologia, Helsinki 2000: un programa para una poctica hist’ a los estudios evangélicos, porque las neciones de forma y valor li y evolucionan de un tiempo y una cultura a otros. INTRODUCCION 11 Un enfoque socio-retérico de los evangelios podria ofrecer una sintesis de esas dos posturas: los evangelistas no escribieron ni como recopiladores y portadores de Ia tradicién, ni como tedlogos creati- vos de tipo independiente, sino como dirigentes de sus comunida- des 0 como individuos activamente implicados en el tratamiento de los asuntos comunitarios. Con sus evangelios querian crear una base textual para la vida comunitaria cotidiana de las primeras comuni- dades cristianas del siglo I‘. En este caso, las contradicciones se pue- den aceptar como cosa normal porque la vida misma esta llena de contradicciones. Por lo que se refiere a la vida, practico es precisa- mente aquello que hace posible vivir con estas contradicciones. Al mismo tiempo cabe esperar que la transmisién de un mensaje tenga una intencién retérica clara: quien quiera guiar a un grupo debe proporcionarle un sentido claro de la direccién, de manera que pueda hacer frente a las dificultades de cualquier situacién dada. La visién socio-retérica de la redaccién de los evangelios es una sintesis de la critica de las formas y la historia de la tradicién, por un lado, y de Ia critica de la redaccién y literaria, por otro. Con este enfoque, los evangelios no se consideran, ni como recopilaciones comunitarias, ni como obras de tedlogos individuales que actuaban como autores independientes. Mas bien son expresién de la interac- cién entre evangelista y comunidad: eso que yo llamo «politica ecle- sial» (Kirchenpolitik)’. “CE V. K. Robbins, Exploring the Texture of Texts: A Guide to Socio-Rhetori- cal Interpretation, Trinity Press, Valley Forge 1996. Si etiquetamos este enfoque como «socio-retérico», acentuamos el efecto de los textos sobre sus receptores y la relacién entre los evangelistas y sus comunidades. Si etiquetamos este mismo enfoque como «socio-redaccional», acentuamos mucho més la aportacién del autor y la relacién entre éste y las tradiciones. La expresién «critica socio-redac- cional» fue acufiada por P. F. Esler, Community and Gospel in Luke-Acts. The Social and Political Motivations of Lucan Theology, MSSNTS 57, University Press, Cam- bridge 1987, pp. Iss. * La expresidn «politica eclesial» es una paradoja. Se basa en dos suposiciones. La primeta es que dentro de la Iglesia hubo desde el principio estructuras de poder, pese al hecho de que, segtin las propias normas de fa Iglesia, la vida ecle- sial debja ser mas bien una contraimagen de la politica (cf Mc 10,42-44). ;Pero siempre hubo dirigentes eclesidsticos que influfan en la gente por su autoridad carismatica 0 institucional! La segunda es que no se puede orientar la vida interna de la Iglesia sin abordar la cuestién de las estructuras de poder presentes en el entorno «secular de las comunidades. Mas atin debemos subrayar el hecho de que, en el ct ismo primitivo, los dirigentes eclesidsticos no disponian del recurso a la violencia para dar forma a sus comunidades. Todo su poder era no 12 LA REDACCION DE LOS EVANGELIOS Y LA POLITICA ECLESIAL Voy a esbozar cinco tareas relacionadas con la «politica eclesial» y, de ese modo, cinco principios bdsicos de mi visién de los evangelios. 1. Todo dirigente debe compartir las convicciones de su grupo. Sélo tiene autoridad quien est4 enraizado en el grupo y representa el consenso dentro del grupo. Esto significa que los evangelistas, como dirigentes de comunidades, tuvieron que crear una imagen de Jestis que concordara con las convicciones y tradiciones de la comu- nidad. En este aspecto, fueron recopiladores, portadores de la tradi- cién y editores de talante conservador que nunca podian apartarse demasiado de las creencias tradicionales de sus comunidades. Para llevar a cabo su tarea, a menudo tenfan que conseguir armonizar opiniones diferentes, precisamente cuando las tradiciones de su comunidad sobre Jestis se contradecfan entre si. Los evangelios Ile- varon con frecuencia a cabo esta tarea combinando dichas tradicio- nes. No podjan contentarse, sin embargo, con repetirlas; ademds, tuvieron que desarrollarlas y reelaborarlas y defender la legitimidad de esta nueva opinién como acorde con la verdadera tradicién. Cuanto més se apartaban de la tradicién, mds necesitado de auto- legitimacién estaba su evangelio. Pero, cuanto mds arraigados esta- ban en la tradicién, menos tenfan que justificar su propia obra, lo cual les permitfa centrarse en la verdad de sus tradiciones. Esta es la raz6n por la cual el evangelio de Juan, con su imagen nueva y diver- gente de Jestis, contiene mucha més auto-legitimacién que los demds evangelios. Todos los evangelistas, sin embargo, tenian como primera responsabilidad crear y legitimar un consenso basado en las tradiciones®. 2. Al mismo tiempo, todo dirigente tiene que ofrecer a su grupo alguna orientacidn dentro del mundo que los rodea. Tiene que crear una imagen del mundo circundante capaz de ofrecer orientacién para actuar. De hecho, los evangelios ofrecen a los cristianos muchas indicaciones para interpretar su entorno no cristiano y reaccionar ante él. Reaccionan con sensibilidad ante los cambios producidos en violento. Y ésta es una diferencia importante con respecto a la politica que se hacia en la sociedad tomada como un todo. ° Esto resulta evidente en el caso de Mateo y Lucas, cada uno de los cuales es una sintesis del evangelio de Marcos y de la fuente de dichos. Ambos tienen que conciliar la mentalidad de un escrito gentil-cristiano y la de otro judeo-cristiano. Ademis, Lucas tenia que integrar una piedad de la pobreza, y Mateo una piedad judeo-cristiana estricta, como pone de manifiesto el material especial de cada uno. INTRODUCCION 13 el mundo que les rodea. El evangelio de Marcos, por ejemplo, es una respuesta a una gran crisis politica que sobrevino en torno al afio 70 d.C. Otros dos evangelistas, Mateo y Lucas, que escribieron para tiempos més pacificos posteriores a esa crisis, adaptaron el evangelio de Marcos. No es el secreto mesidnico de Marcos lo que subrayan, sino mds bien las declaraciones ptiblicas, mesidnicas, de Jestis, ani- mando de ese modo el testimonio publico de los cristianos. Com- parado con estos escritos, el evangelio de Juan parece mds pesimista: el mundo no acepta el mensaje cristiano; ni siquiera el testimonio indirecto del amor cristiano puede vencer la hostilidad del mundo. Precisamente en estos modos diferentes de interpretar el mundo y de motivar la conducta cristiana dentro de él vemos en accién un aspecto de la «politica eclesial» ”. 3. Una tercera tarea que la practica de [a «polftica eclesial» lleva consigo es definir los {mites del cristianismo con relacién a la reb- gion de origen*. El cristianismo primitivo surgid como un movi- miento intrajudio de renovacidén. Quien quisiera dirigir las primeras comunidades cristianas tenfa que dar una explicacién convincente del hecho de que, aun cuando sus rafces se encontraran en el judaismo, se habian separado de él. La redaccién de los evangelios fue un paso importante dentro de ese movimiento tendente a inde- pendizar del judaismo a las comunidades. En estos escritos, el cris- tianismo primitivo expresa su propia historia bdsica y se despide de la «Erzdéhlgemetnschaft» (comunidad narradora) del judaismo’. No 7 Las introducciones al Nuevo Testamento sittian y fechan los evangelios. Nuestra tarea no se limita a eso. Tenemos que encontrar, més allé de la situacién histérica «objetiva», la imagen «subjetiva» de dicha situacién que determina las acciones y reacciones del lector. Buscamos, més alld de la situacién histérica «real», la «implicita», diferenciacién que corresponde a la diferencia que la critica litera- tia establece entre el «autor real» y el «implicito». Sin embargo, hemos de darnos cuenta de que muchas cosas que en un principio resultaban evidentes para el lec- tor, hoy en dia tenemos que reconstruirlas con la ayuda de todas las fuentes dis- ponibles que nos hablan de su verdadera situacién. * Una presentacién global de la relacién entre judafsmo y cristianismo en los primeros tiempos es B. Wander, Trennungsprozesse zwischen Frithem Christentum und Judentum im 1. Jh. n. Chr. Datierbare Abfolgen zwischen der Hinrichtung Jesu und der Zerstorung des Jerusalemer Tempels, YANZ 16, Francke, Tubinga ~ Basilea 1994, ” Los géneros neotestamentarios fundamentales ~el evangelio y las cartas— no se encuentran en el Antiguo Testamento. Los evangelios son una variante de la «Bios» Ja vida de una persona importante. No hay «Bios» alguna en los primi 14 LA REDACCION DE LOS EVANGELIOS Y LA POLITICA ECLESIAL es, por tanto, una coincidencia que todos los evangelios reflejen la relacién entre judfos y cristianos. 4. Una cuarta tarea consiste en resolver Jos conflictos internos de la comunidad. Todo dirigente es responsable de asegurar la cohesién de su grupo. Esta responsabilidad eva consigo dos cosas: el cum- plimiento de normas, especificas de ese grupo”, y tolerancia res- pecto a la coexistencia de tendencias contradictorias dentro del grupo. Esto resulta necesario porque los grupos se desintegran en facciones rivales en cuanto las normas concretas se manejan de manera demasiado estricta. En ese caso, un espiritu sectario ame- naza con dividir al grupo. En todos los evangelios, por tanto, encon- tramos un esfuerzo por unificar grupos diferentes. El evangelio de Marcos se ocupa de los carisméticos itinerantes y los cristianos nor- males; Mateo, de los cristianos judfos y gentiles; Lucas, de los pobres y los ricos; y Juan, de los simplices (es decir, los cristianos corrientes) y los representantes del cristianismo pneumatico. Puesto que todos los evangelistas quieren posibilitar la coexistencia de grupos diferen- tes dentro de la comunidad, reflejan las contradicciones presentes en la vida real de la comunidad y de ese modo desempefian Ja funcién de dar a la vida comunitaria cristiana una base prdctica para vivir. vos escritos judios, salvo la vita Mosis de Filén de Alejandria. La concentracién sobre una persona individual en un solo libro es extrafia a la primitiva literatura judia. En el judaismo primitivo tan sdlo existen unas pocas analogias de las cartas encaminadas a guiar Iglesias (cf. 1. Taatz, Frithjudische Briefe. Die paulinischen Briefe im Rahmen der offiziellen religiosen Briefe des Frithjudentums, NTOA 16, Universitatsverlag - Vandenhoeck, Friburgo [Suiza] - Gotinga 1991). Sdlo dos géneros del Nuevo Testamento estén ya presentes en el Antiguo Testamento: la fuente Q de dichos, en cuanto libro profético o sapiencial (cf. M. Sato, Q und Prophetie. Studien zur Gattungs- und Traditionsgeschichte der Quelle Q, WUNT II, 29, Mohr, Tubinga 1988; J. M. Robinson, «LOGOI SOPHON-Zur Gattung der Spruchquelle Q» [1964], en J. M. Robinson ~ H. Koster, Entwicklungslinien durch die Welt des frithen Christentums, Mohr, Tubinga 1971, pp. 67-106; Ch. Tuckett, Q and the History of Early Christianity, T. & T. Clark, Edimburgo 1996) y el Apocalipsis, en cuanto libro apocaliptico comparable al libro de Daniel. La resolucién de conflictos incluye la lucha conera la «herejia». Pero debemos resistirnos a hablar en estos primeros tiempos de «ortodoxia» y «herejia». Est4n por decidir los criterios de la verdadera y la falsa fe cristiana. Al principio existe una plu- talidad asombrosa, pero algunas corrientes que mds tarde podrian haber sido denominadas «herejfa» fueron al principio el cristianismo «normal» en ciertas regio- nes. Hl cristianismo procede del cristianismo judio. Pero un siglo més tarde, los cris- tianos judios, origen de todas las demas corrientes del cristianismo primitive, se ven deniprados cn Lenco (Ade, haer 1,26,2) como ta herejia de los cbionitas. INTRODUCCION 1 5 5. Todo dirigente tiene que dar forma a la estructura de autori- dad dentro de su grupo, no sélo para si, sino también para sus suce- sores. Los evangelios son testigos de un profundo cambio en la estructura de autoridad dentro del cristianismo primitivo. En los comienzos de éste, sus grandes autoridades eran carismaticos itine- rantes sin hogar: seguidores de Jestis, apéstoles, profetas y misione- ros. Tenian autoridad porque «administraban» partes importantes de la tradicién de Jestis. Jestis les dijo: «Quien os escucha a vosotros, a mi me escucha» (Le 10,16). Los evangelios provocaron una sepa- racién respecto a estas autoridades. Les quitaron de las manos la tra- dicién de Jesuis a sus portadores originales y la adaptaron en forma escrita convirtiéndola en la base de la vida de la comunidad local. El Sitz im Leben de algunas partes de la tradicién de Jestis se desplaza, de los carismdticos itinerantes, a las comunidades locales. Pero los evangelios tienen respuestas diferentes acerca de cémo se ha de guiar a dichas comunidades locales. A veces incluso nos encontramos en ellos con un suefio segiin el cual Jestis en persona debja ser la inica autoridad. En comparacién con él, todas las demas autoridades resultan insignificantes"' Segtin esto, los evangelios son una expresién de politica eclesial en cinco dmbitos. Formulan un consenso sobre la base de las tradi- ciones de Jestis ya existentes y dan legitimidad a dicho consenso. Pero también Ilevan més alld de tal consenso: dan instrucciones para la conducta, en relacién con el mundo politico y social circundante; definen la identidad propia de la comunidad cristiana, en relacién con su religién de origen; y realizan un esfuerzo para resolver conflic- tos internos de la comunidad y dar forma a una estructura de auto- ridad en sus Ambitos superiores. Este interés por construir un con- senso, orientar las relaciones exteriores, definir la identidad propia, resolver los conflictos y configurar la estructura de autoridad demuestra que los escritores que pusieron manos a la obra estaban interesados por la vida de la comunidad. Quienes daban forma a la vida comunitaria (Gemeindepraktiker) practicaban la politica eclesial "CEG, Theissen, «The Wandering Radicals. Light Shed by the Sociology of Literature and the Early Transmission of Jesus Sayings» (1973), en G. Theissen, Social Reality and the Early Christians. Theology, Ethics and the World of the New Testament, ¥ s, Minneapolis 1992 = T. & T. Clark, Edimburgo 1993, pp. 33- 3 idl., The Gospels in Context. Social and Political History in the Synoptic Tradi- tion V&V, Clark, Fdimburgo 1992. 16 LA REDACCION DE LOS EVANGELIOS Y LA POLITICA ECLESIAL con la ayuda de sus evangelios. Lo hicieron por medio de sus pala- bras y de su modo de contar la historia de Jestis. Por tanto, podemos llamar a este enfoque de los evangelios enfoque socio-retérico. Los evangelistas eran predicadores cuando pusieron por escrito sus evan- gelios. Deseaban influir en su auditorio. Tenfan objetivos retéricos. Por tanto, no debemos contentarnos con considerarlos como redac- tores que afiadieron o suprimieron algunos pasajes de sus materiales (un proceso que estarfa detrds de los textos propiamente dichos), ni como escritores literarios que dieron forma a un texto coherente (una estructura dentro del texto). Debemos investigar también los efectos situados «delante de los textos», lo que pretendfan con sus escritos. A dichos efectos podemos calificarlos de «retéricos» en sen- tido amplio. Los evangelistas elaboraron sus textos a la manera reté- rica. No desempefiaban necesariamente cargo oficial alguno dentro de la comunidad, pero querian ejercer una influencia sobre sus comunidades, posiblemente en competencia con autoridades y car- gos existentes dentro de la comunidad. Una wltima observacién con respecto a este programa: esta visién de los orfgenes de los evangelios les atribuye una trascenden- cia social comparable a la de las primeras cartas cristianas. Las car- tas paulinas, los documentos literarios mds antiguos del cristia- nismo, surgieron como intentos de guiar e influenciar a las comu- nidades cristianas. Llevaron a cabo intervenciones directas en la vida comunitaria. Las motivaciones que subyacen a los evangelios son semejantes. Los evangelistas crearon los evangelios con el fin de guiar a sus comunidades —no de manera directa, como las cartas paulinas, sino de manera indirecta— escribiendo la historia de Jestis. En la configuracién de las dos formas o géneros literarios bdsicos del Nuevo Testamento, las cartas y los evangelios, intervinieron las mis- mas motivaciones histéricas. 1 Politica eclesial en el evangelio de Marcos Este breve evangelio estuvo durante largo tiempo a la sombra de los demds. Seguin las tradiciones de la Iglesia antigua, era sdlo un tes- timonio indirecto de un testigo ocular. Se dice que fue escrito por Juan Marcos, compajiero e intérprete de Pedro, quien puso por escrito lo que Pedro decfa segtin él lo recordaba (Papias en Eusebio, Hist. eccl. 3,39,15). El contenido de este evangelio parecfa ser menos importante. No habia en él ninguna gran nocién cristolé- gica, ninguna narracién del nacimiento virginal de Jestis, nada sobre la preexistencia del Logos. Los evangelios favoritos del cristianismo eran, asi, aquellos dos evangelios que fueron escritos por un apéstol y testigo ocular: el evangelio de Mateo y el evangelio de Juan. Se crefa que el primero de ellos era el mds antiguo; el segundo, el mds tardfo de los evangelios candnicos (Ireneo, Adv. haer., 3,1,2). Agus- tin y, segiin él, la tradicién eclesial precritica crefan que el autor del evangelio de Marcos se limité a resumir a Mateo y dependia del evangelio de éste. Fue la investigacién histérico-critica la que hizo que el evange- lio de Marcos pasara a ocupar un puesto destacado en la Iglesia y la teologfa. Desde que, a lo largo del siglo XIX, fue aceptada la teo- ria de las dos fuentes, el evangelio de Marcos fue considerado como el mds antiguo de los que han llegado hasta nosotros y, junto con Q, como la fuente mds importante acerca del Jestis histérico. Fue ésta una revalorizacién histérica notable de ese pequefio evan- gelio, que entre los tedlogos contaba tan sélo con una modesta reputacién. Aunque este nuevo aprecio histérico estaba limitado por el conocimiento de que el evangelio de Marcos Ilevaba ya la impronta de la fe de los primeros cristianos, y de que la luz pas- 18 LA REDACCION DE LOS EVANGELIOS Y LA POLITICA ECLESIAL cual domina en Marcos la historia entera del Jestis terreno’, este evan- gelio sigue siendo considerado hoy en dia el mds antiguo —escrito por un tal Marcos, que tal vez fuera Juan Marcos, pero que también pudiera ser otra persona llamada Marcos, que tecopild tradiciones, no sdlo procedentes de Pedro, sino de la entera tradicién de Jestis—. A lo largo del siglo XX, esta nueva evaluacién hist6rica se vio complementada por una revalorizacién teoldgica: el evangelio cuenta la historia de una revelacién misteriosa. Este tema fascind a los ted- logos después de Karl Barth y la teologia dialéctica, que supuso una renovacién de la teologfa de la revelacién. En el evangelio de Mar- cos, aparece un revelador rodeado de misterio. Al principio, sdlo Dios y los demonios (es decir, personas sobrenaturales) conocen su verdadera condicién de «Hijo de Dios» (Mc 1,11.24.34; 3,11; 5,7). Los seres humanos son incapaces de comprenderle. Incluso los dis- cfpulos estan ciegos, pese al hecho de que han visto todos los mila- gros. Jesuis les critica porque tienen los corazones endurecidos y los ojos ciegos (Mc 8,17s). Sélo en virtud de un milagro, simbolizado por la curacidn del ciego en Mc 8,22-26, llega Pedro, como repre- sentante de los discipulos, a saber quién es Jestis: el Mesfas (8,29). Conoce ya su dignidad, pero malinterpreta su mesianismo de manera terrena, probablemente pensando que Jestis habrfa de con- vertirse en el rey victorioso de los judfos que liberaria a éstos de sus enemigos (8,32s). Pero Pedro tiene mucho que aprender: entender plenamente a Jestis sdlo es posible cuando todos los discfpulos siguen a Jestis en su camino hacia la cruz (8,34ss). Jestis no es un rey victo- rioso, sino el Mesias crucificado que resucitard de entre los muertos. El anuncia su sufrimiento muchas veces (8,31; 9,12.31; 10,33s.45). Su ultimo anuncio revela por vez primera el sentido de su pasién. El Hijo del hombre «ha venido... a servir y a dar su vida en rescate por todos» (10,45). En este aspecto, Jestis es un modelo para los disci- pulos, que deben estar dispuestos a servirse unos a otros. Inmediata- mente después, Jestis cura por segunda vez a un ciego, que es la tinica persona curada que «le siguié por el camino» (10,52), es decir, por el camino hacia su cruz. Marcos indica de este modo que es un mila- gro que la gente esté dispuesta a seguir a Jestis y sea capaz de hacerlo. "CE W. Wrede, Das Messiasgeheimnis in den Evangelien. Zugleich ein Beitrag zum Verstindnis des Markuserangeliums, Vandenhoeck, Gotinga 1901, 11969 = trad. ingl: The Messiante Secret, |. Clarke, Cambridge — Londres 1971. POLITICA ECLESIAL EN EL EVANGELIO DE MARCOS 19 El camino de Jestis hacia Jerusalén es, en efecto, el camino hacia una entronizacién paraddjica. El centurién romano llama al crucificado «Hijo de Dios». El representante del poder mundano no sabe toda- via que Jestis no sélo «era» Hijo de Dios, sino que iba a resucitar de entre los muertos: el mensaje de los dngeles en la tumba corrige su confesién previa y es la cima de la revelacién misteriosa: «Ha resuci- tado; no est4 aqui. Mirad el lugar donde lo pusieron» (16,6). En las ultimas décadas del siglo XX, el evangelio de Marcos experimenté también, ademas de su revalorizacién histérica y teo- légica, una rehabilitacién literaria. La critica de la redaccién y la critica literaria subrayaban que Marcos no fue un mero recopila- dor de tradiciones, tradiciones que ademas no consiguié integrar de manera coherente en su obra. Por el contrario, fue un narrador ingenioso que conté una historia llena de suspense narrativo. Gra- dualmente, una revelacién misteriosa que primero es testimoniada sdlo por personajes sobrenaturales, y luego recibida por unos pocos discfpulos, impregnaré el mundo entero. Los cielos se abren en tres escenas de epifania: el bautismo de Jestis (Mc 1,9-11), su transfiguracién (9,2-10) y el mensaje transmitido por los angeles (16,1-8). Todas estas epifanfas estan preparadas por prediccianes 0 confesiones humanas. Dichas confesiones quedan confirmadas y superadas por las voces procedentes del cielo. Los seres humanos tienen un presentimiento de lo que sucede en la auténtica revela- cién, pero dicha revelacién supera sus previsiones. La estructura literaria de Marcos se puede esbozar, por tanto, de la manera en que se muestra en el cuadro de la pagina siguiente. EI evangelio de Marcos es un documento con una profunda espiritualidad. Desarrolla de manera narrativa una teologfa de la revelacién. Surgid en conexién con la guerra judia (poco antes 0 después del 70 d.C.)’, Una antigua tradicién eclesial sitvia su origen en Roma, aunque los indicios internos apuntan més bien a Siria’. ? Considero més probable que Marcos apareciera poco después de la destruc- cién del templo en el 70 d.C., dado que en Mc 13,2 modifica la prediccién de la destruccién del templo (en comparacién con la versién mds original) de una manera que se puede interpretar como vaticinium ex eventu. Analizaremos cudndo tuvo su origen Marcos en la segunda parte del presente capftulo. ‘La ubicacidn tradicional en Roma, en el centro del Imperio mundial, enca- jarfa muy bien con la interpretacién del evangelio de Marcos como anti-evange- lio conuia los Flavios. La mejor argumentacién en favor de Roma es M. Hengel,

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