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I. The Movement
La poesía inglesa de posguerra también se ha caracterizado por la ausencia de una línea
clara de evolución. Los poetas de los años '20 y '30 siguen escribiendo durante y después de la
segunda guerra mundial. W. H. Auden publica su largo y ambicioso The Age of Anxiety en 1948
y en su título resume la tónica del sentir de los '50: ansiedad, desorientación y personalismo en
la interpretación. Con la muerte de Dylan Thomas en 1953 podemos hablar ya de una forma
nueva de entender la poesía en Inglaterra. Aunque aún de forma confusa, existe ya una cierta
concienciación del momento histórico por parte de una generación joven que va a ir ligada a
varios movimientos. Durante los primeros años '50 algunos poetas jóvenes que habían
comenzado a publicar tras el final de la guerra reaccionaron contra la complejidad de la poesía
anterior.
Un primer grupo, a los que se ha englobado bajo el nombre genérico de The Movement
se dio a conocer con la antología titulada New Lines, publicada en 1956. Se trata de una
agrupación en torno al grupo oxoniano formado por Philip Larkin, Kingsley Amis y John Wain,
al que se unieron Donald Davie, Elizabeth Jennings, D. J. Enright y Thom Gunn. En realidad,
no se dan las características necesarias como para considerarlos un grupo muy homogéneo pero
comparten algunos aspectos comunes: son rebeldes, se muestran muy críticos con las élites
modernistas precedentes, se enorgullecen de sus señas de identidad de clase media y se
distancian de las pretensiones culturales y bohemias de los nombres míticos ya establecidos. A
pesar de la educación oxoniana de algunos de ellos reclaman para sí mismos y para el país un
cierto igualitarismo, aún a riesgo de ser acusados de papanatismo cultural y provincianismo.
Muchos críticos encuentran que la poesía publicada tanto en New Lines (1956) como en New
Lines II (1963) es una poesía menor: inteligente, bien ordenada, de dicción clara, sin
ambigüedades, huyendo de la liturgia del mito y del experimento modernista y, sobre todo,
sensible a la problemática del momento. Pero nunca comparable al nivel que alcanzó la poesía
en décadas anteriores. Evelyn Waugh pintaba en 1955 el, en su opinión, sombrío panorama con
las siguientes palabras:
a new wave of philistinism with which we are threatened by these grim young people coming off
the assembly lines in their hundreds every year and finding employment as critics, even as poets
and novelists1
Evelyn Waugh les niega madurez suficiente como para recibir el testigo. Su denuncia
no va del todo desencaminada pero sin duda es demasiado exagerada. Los jóvenes de los '50 no
aguantan el reto de los grandes nombres que le precedieron pero abren nuevos campos de
reflexión sobre la función del poeta y del lenguaje poético. Sus planteamientos estéticos urgen
la búsqueda de posturas intermedias entre la poesía social de los años '30 y el neorromanticismo
de Dylan Thomas, entre los versos sofisticados de los modernistas y la balada popular para ser
declamada en reuniones informales. En su opinión, hay sitio entre los dos extremos para una
poesía diferente, que represente con dignidad las exigencias de una nueva sociedad:
The new poetry, then, had to steer between the rocks of political and religious commitment on
the one hand and the gulping quicksands of neo-romantic extravagance and inflation of feeling
on the other2
En primer lugar, pues, no intentan construir grandes sistemas teóricos, puesto que,
consecuentes con la actitud de la época, ninguno de estos poetas profesa una creencia política o
religiosa determinante en su ideología. En segundo lugar, la razón de esta renovación poética es
de orden primordialmente literario: puede afirmarse que si la poesía de los años cincuenta es
superior en claridad a la producida diez años antes, es debido a la insistencia en la importancia
del papel que la inteligencia juega en la creación poética. En última instancia, su postura radica
en una reacción contra la complejidad de la poesía anterior especialmente la deudora del
simbolismo francés (W. B. Yeats/Dylan Thomas) y en la búsqueda de una obra más inteligible
y, en consecuencia, más comunicativa desde el punto de vista emocional, un poco al estilo de
W. H. Auden.
En el aspecto temático, el grupo denominado The Movement basa su inspiración en las
experiencias de la realidad cotidiana, plegándose a lo concreto y personal; limitándose a lo
experimentado y conocido. Presentan una actitud empírica ante el hombre y los
acontecimientos, en consonancia con esa filosofía práctica, alejada de lo trascendente, que
preside la vida y las relaciones sociales a partir de finales de los '50 en Gran Bretaña. El
resultado es una poesía de problemática urbana, temperamento escéptico, agnóstica en materia
religiosa y en continuos coqueteos con el mundo y el lenguaje de la contra-cultura. Son muy
críticos con la poesía romántica por no adaptarse a los gustos estéticos del mundo actual; en
cambio defienden una poesía cercana a los hechos, negando aquélla que esté concebida como un
ente irracional. Robert Conquest, editor de la primera antología del grupo, entiende que la
poesía de los '50
submits to no great systems of theoretical constructs nor mystical and logical compulsions and
-like modern philosophy- is empirical in its attitude to all that comes. This reverence for the real
person or events is indeed, a part of the general intellectual ambience (in so far as it is not blind
or retrogressive) of our time...3
1
Véase A. Sanders, The Oxford History of English Literature, Oxford: OUP, p.601
2
Véase Kenneth Allott, The Penguin Book of Contemporary Verse, Harmondsworth: Penguin, 1980, p. 36.
3
Véase David Daiches, A Critical History of English Literature, London: Secker & Warburg, 1979, p. 1149.
Esta postura les lleva a redescubrir la poesía tradicional inglesa. Pero conviene precisar que,
mientras los poetas modernistas -sobre todo T.S. Eliot- profesaban una gran admiración por los
metaphysical poets del siglo XVII, especialmente John Donne, la poesía más representativa de
The Movement guarda gran afinidad con otros nombres también preclaros del siglo XVIII.
Muchos de sus poemas tienen cierto tono declarativo, ensayístico. De ella van a tomar algunos
de los ideales estéticos:
the unemphatic naturalness of diction, the wakeful and half-humorous sense of social context ...
the implication that romantic feelings usually contain an element of wishful exaggeration ... an
insistence on the role of the intelligence in the poetic process 4
Esta búsqueda de naturalidad que preconiza un ideal de precisión y claridad les obliga,
por un lado a evitar la experimentación, por otro a rechazar las fórmulas retóricas, el cultivo de
la metáfora y un lenguaje demasiado figurativo, así como a rehabilitar el lenguaje coloquial con
objeto de conseguir una mayor inteligibilidad. Pero desechar la nota emotiva o la imagen
imprecisa puede implicar una falta de disponibilidad para la intuición, y una autolimitación de
las propias posibilidades. Donald Davie manifestaba ya en 1955 que la nueva poesía se le
antojaba "rather unambitious, too limited in its scope, insufficiently various and adventurous" 5.
El crítico Kenneth Allott sostiene al respecto que los poetas representados en la antología New
Lines estaban más unidos por aquello que les desagradaba de la poesía anterior que por unos
principios temáticos, ideológicos o estilísticos claramente compartidos. Tal vez sea esta la
explicación de la dispar evolución posterior de estos poetas.
Philip Larkin (1922-1985) es el poeta más característico del grupo, puesto que su
poesía deja entrever las dos influencias fundamentales que condicionan The Movement: el
acercamiento objetivo a la realidad y el interés por lo cotidiano, por el día a día. Nace en
Coventry, se educa en Oxford y pasa unos cuantos años como Bibliotecario en la Universidad
de Hull (Yorkshire) donde, además de escribir poesía, escribe novela y participa como crítico en
algunos periódicos. Publica su primera colección de poemas aún muy joven (tiene sólo 23 años)
y paga la edición de su propio bolsillo. Se trata de The North Ship (1945) donde rastreamos
influencias claras de W.B. Yeats y Thomas Hardy pero consigue rápidamente darse a conocer
como un poeta con personalidad y con garra, el que mejor aglutina el progresivo sentimiento
antirromántico que tendrá su eclosión en Inglaterra a finales de los '50.
Larkin concibe la poesía como un método de análisis personal, como un arma contra el
olvido y el paso del tiempo. Esta idea personalista del quehacer poético se ve matizada por la
necesidad de que el artista no sea totalmente consciente del proceso creador. De esta forma, sus
obras se acercan de algún modo a la confesión, convirtiéndose casi en un diario en verso.
Desprecia las meditaciones filosóficas en los poemas, afirmando que la poesía no debe tener
demasiadas pretensiones de profundidad. No obstante, aparecen con frecuencia reflexiones
rápidas sobre el tiempo, la existencia y las relaciones humanas y sobre todo ello se pronuncia
con desilusión y pesimismo. Es necesario destacar su tratamiento realista del material poético.
Frente al lenguaje metafórico y altamente figurativo de los neorrománticos, Larkin nos ofrece
una poesía descriptiva, tratando los temas con una objetividad tal que sus versos se acercan
mucho a la prosa. No es, pues, un poeta intelectual ni un poeta lírico; es un mero observador que
materializa sus observaciones en verso de forma clara y franca. Persigue una vuelta a las formas
métricas tradicionales y un lenguaje preciso y sin adornos. Gusta de introducir en sus poemas
palabras y expresiones no muy del gusto de los puristas poéticos.
Son estas dotes de observador las que condicionan la temática de su poesía,
convirtiéndose ésta en un proceso de auto-reflexión donde prima la sinceridad consigo mismo.
Ni la historia ni la experiencia humana ofrecen, en su opinión, aspectos positivos de los que
alegrarse. Pero Larkin es ante todo un poeta de lo cotidiano, de lo provisional, de ahí el interés
por los momentos "epifánicos", de resolución rápida, en un intento de restar auténtico valor
poético a escenarios y motivos "exóticos" para el autor:
4
Véase The Penguin Book of Contemporary Verse, ed. cit. p. 33.
5
Ibidem, p. 323.
to me the whole of the ancient world, the whole of classical and biblical mythology means very
little, and I think that using them today not only fills poems full of dead spots but dodges the
writer's duty to be original.6
6
Véase Boris Ford (ed.), The Pelican Guide to English Literature, vol 7º, Harmondsworth: Penguin, 1954-61, p. 472.
sus estudios para participar en la segunda guerra mundial y no termina hasta 1949. Ejerce
después como Profesor en varias universidades en Gran Bretaña y EE.UU.
Demuestra una personalidad polifacética, ejerciendo como novelista, poeta, crítico y
profesor. Aunque el éxito lo encuentra esencialmente en sus novelas, no obstante, su labor
poética no es nada desdeñable. Sus versos en New Lines son distantes, sin grandes pretensiones,
incluso humorísticos, pero pronto se dará cuenta de que los rasgos de humor no suelen encajar
con facilidad en el mensaje poético. Asimismo es el colaborador más antirromántico del grupo,
mantiene una postura decididamente contraria a la poesía sobre "grandes temas". En varias
ocasiones se manifestó en contra de un mensaje poético de grandes presupuestos, de
meditaciones trascendentales; se encontraba más a gusto con los temas cotidianos, con el
provincianismo complaciente. He aquí unos versos de su conocido poema "Against
Romanticism" donde define claramente esta postura:
Over all, a grand meaning feels the scene,
And sets the brain raging with prophecy,
Raging to discard real time and place,
Raging to build a better time and place
Than the ones which gives prophecy its field...
Better, of course, if images were plain,
Warnings clearly said, shapes put down quite still
Within the fingers' reach, or else nowhere.
Donald Davie (1922-1995) es el poeta más experimental del grupo, así como su
principal teórico, y el que concede una mayor importancia a la función racionalizadora de la
inteligencia en la creación poética, por cuanto "It (the mind) relates ideas far more readily than
it relates experiences"7. Esta declaración de intenciones permite extraer dos conclusiones. En
primer lugar, aunque no profesa ninguna creencia religiosa concreta, el poeta busca un nuevo
orden moral apoyándose en la poesía como medio. De ahí que, en muchos momentos, vuelva
sus ojos a la Edad Media. La mayoría de las alusiones religiosas que encontramos en sus
poemas se refieren a la cerrazón dogmática del catolicismo latino en comparación con el
protestantismo del Norte que favorece posturas más abiertas, susceptibles de originar el actual
estado de caos moral y ético.
En segundo lugar, Davie es el poeta de su generación que con mayor fuerza ha reaccionado
contra el creciente provincianismo y la simplicidad de la poesía de Larkin y otros escritores.
Davie se propone una poesía arropada con más crítica social y más compleja, con más carga
experimental y donde quepa un tratamiento analítico de aspectos de convivencia e incluso de
problemática política.
Pero Donald Davie es también el miembro de The Movement que ha mostrado una mayor
predilección por la nitidez de la poesía del siglo XVIII y por restablecer las disciplinas
tradicionales: pureza de dicción y precisión métrica. Sus libros sobre crítica literaria, Purity of
Diction in English Verse (1952) y Articulate Energy: An Enquiry into the Syntax of English
Poetry (1957), guardan estrecha relación con las simpatías que todos los poetas del grupo
sienten por la poesía inglesa del XVIII, por su sencillez y claridad, y por la economía y justeza
de su lenguaje poético. En ellos propugna el estudio de la sintaxis de la poesía inglesa, estudio
que el interés por la metáfora y la imagen había relegado injustamente desde hacía largo tiempo.
En consecuencia, afirma la necesidad de mantener la sintaxis de la prosa en la obra poética.
7
Véase The Pelican Guide to English Literature, ed. cit., p. 481.
Frente a la opinión de Northrop Frye de que la literatura es una forma total de expresión
que se recrea en miniatura con cada nuevo poema, Davie niega que la poesía sea "pure and
self-sufficient" por el mero hecho de no hacer referencia a una realidad concreta. Así, frente a la
defensa de la "poesía pura", Donald Davie se reafirma en su opinión de que el rasgo esencial de
la poesía es su "perfil humano". Davie se ha distinguido como poeta, critico y profesor en varias
universidades como Cambridge, Trinity College o Stanford University en USA. Tanto sus
escritos como sus ensayos y conferencias han causado un gran impacto en la crítica literaria
moderna.
8
Véase The Penguin Book of Contemporary Verse, ed. cit., p. 365.
experiencia como única fuente válida de inspiración. Geoffrey Hill afirma que "the poetry
makes its world from the known world"9.
Del mismo modo que Thom Gunn mostraba su desenfado y su escepticismo, Charles
Tomlinson hace suyas las palabras de Walter Pater, padre del esteticismo inglés: "To the
modern spirit nothing is, or can be, rightly known, except relatively and under conditions... The
faculty for truth is recognized as a power of distinguishing and fixing delicate and fugitive
detail. The moral world is ever in contact with the physical" 10. Pero de cualquier forma, es
evidente que Charles Tomlinson, Ted Hughes y Geoffrey Hill, aunque coincidentes en algunos
aspectos, no continúan la línea iniciada por los poetas de The Movement.
10
Ibidem, p. 363.
11
Ibidem, p. 361-2.
extravagancia. Hughes contorsiona sus temas, retuerce las referencias mitológicas y bíblicas
hasta hacerlas parecer tragicómicas presentándolas, a veces, con un cierto tono humorístico. Sus
grotescas revisiones del mito tradicional exploran el horror y la aflicción, guardando ciertas
similitudes temáticas y formales con el verso expresionista de su mujer, Sylvia Plath, con quien
contrae matrimonio en 1956. Ambos investigan nuestro mundo de sensaciones con una crudeza
inusual; el uno desde el pedestal del depredador, la otra desde el refugio de la víctima.
Su peculiar imaginería poética marcará claras distancias con respecto al grupo The
Movement. Probablemente recoja mejor que ningún otro ese sentimiento destructivo que parece
haberse adueñado de este mundo en que vivimos. El recurso temático más frecuente de Hughes
es el mundo animal, casi siempre relacionado con la idea de la muerte. El propio Charles
Tomlinson señala a propósito de esto que la poesía de Hughes está condicionada por dos
hechos: los mitos de la primera guerra mundial (sobre todo el sentimiento de "dislocation" que
originó en la conciencia europea) y el conocimiento de la naturaleza. Como puede verse, se trata
de dos mundos, hombres y animales, cuya relación no siempre es clara. En unas ocasiones, la
irracionalidad del animal es la prolongación del estado de ánimo del ser humano, mientras que,
en otras, el poeta parece fascinado por el hombre privado de su capacidad reflexiva. De esta
forma, enlaza con la obra de D. H. Lawrence, considerando los aspectos "primitivos e
instintivos" del ser humano como la única fuerza vital válida y con capacidad creativa.
En sus dos primeras colecciones The Hawk in the Rain (1957) y Lupercal (1960)
evidencia una peculiar admiración por la energía y la libertad de los animales que intenta
comparar con la fuerza instintual y el ansia de libertad del ser humano. Poco a poco se irá
alejando del realismo de estas primeras colecciones para adentrarse en un mundo contorsionado
y despiadado. Son ya proverbiales las imágenes que ha logrado crear del zorro, del halcón o del
cuervo. En su colección Crow: From the Life and Songs of the Crow (1970, 1972) consigue un
retrato apasionante acompañado de reflexiones tragicómicas sobre la figura de este carroñero
avispado que sobrevive a costa de los demás. La rapacidad, la violencia y la altanería del cuervo
que, entre otras cosas, se niega a aprender el significado de la palabra "love" permiten al poeta
especular con la idea de un Dios-Creador que, por omisión, se convierte a su vez en el Dios-
Destructor. Esa cadena implacable e imparable de sucesivos actos creación-destrucción revela al
poeta la faceta brutal de nuestra naturaleza donde no hay sitio para el sentimiento ni la
compasión. Nuestra impotencia para aceptarlo o cambiarlo ha generado esa peculiar
interpretación del mito: Edipo, Hamlet, Saturno, Leda, etc. Pero en sus últimas colecciones:
Moortown (1979), Remains of Elmet (1979), River (1983) y Flowers and Insects (1989) ha
demostrado que puede contemplar el mundo natural con ojos de comprensión y con una
madurez y una delicadeza muy alejadas de la brutalidad que le caracterizó en algunos
momentos.
Escritor de reconocido prestigio, poeta laureado después de John Betjeman en 1985,
debe, en parte, su reconocimiento internacional al hecho de haber estado casado con Sylvia
Plath, poetisa norteamericana afincada en Inglaterra, con un estilo y una personalidad muy
características.
La poesía de Sylvia Plath (1932-1963) se sitúa también fuera de los postulados de
The Movement. El estilo y los temas difieren notablemente; la temática es muy suya, muy
especial, plagada de situaciones autobiográficas, de ahí que sus creaciones poéticas se
confundan con su propia vida. Sus poemas más interesantes, recogidos en el libro póstumo Ariel
(1965), y su novela The Bell Jar (1963), giran en torno al suicidio y la locura, aspectos que la
propia autora sufrió en vida. De hecho, su poesía y su obra narrativa son un reflejo de lo que
apuntábamos al comienzo de este estudio: la ruptura entre el individuo y la sociedad, entre los
anhelos de uno y las posibilidades ofrecidas por la otra, una relación tensa que en el caso
personal de Sylvia Plath acabó en suicidio, poco después de haberse separado de Ted Hughes.
Este intento de dar forma artística a su vida, supone, pues, una catarsis de su propia tensión
interna en un momento en el que el pasado oscurecía de nuevo su existencia.
Tanto The Bell Jar como Ariel presentan la crisis existencial de la autora, una crisis de
identidad que la acercan a la esquizofrenia. Se produce así un evidente conflicto en la
personalidad de la poetisa. Este choque tiene lugar en dos frentes. En primer lugar, varios
poemas presentan la propia inseguridad de Sylvia Plath acerca de sí misma, su propio
desconocimiento; busca así su personalidad auténtica como ser humano, más allá de sus
múltiples facetas peculiares (mujer-poeta, estudiante brillante, esposa de Ted Hughes, etc.)
What is this, behind this veil, is it ugly, is it beautiful?
Is it shimmering, has it breasts, has it edges?
I am sure it is unique, I am sure it is just what I want.12
12
Sylvia Plath, Ariel, London: Faber, 1965, p. 48.
amenaza de la muerte; porque la muerte es precisamente la liberación final de este drama
interno:
Dying
Is an art, like everything else.
I do exceptionally well.
Acorde con su visión negativa del mundo, el lenguaje poético de Sylvia Plath
distorsiona la realidad, por lo que su obra ha sido considerada como expresionista. El
vocabulario es prolijo en palabras duras e incisivas: "trash", "death-gowns", "blood mouthfuls",
"bastard", etc. Particular relevancia tiene la utilización de palabras alemanas, tanto por el tono
árido de su pronunciación como por el contenido semántico, siempre referido al nazismo:
Meinkampf, Auschwitz, Swastika, etc.
Una segunda característica formal de su poesía es el ritmo quebrado. El desarrollo de
los motivos temáticos carece de la coherencia de los poetas anteriores. Los encabalgamientos
son numerosos: raras veces una frase se completa dentro de un único verso. Asimismo son
escasas las ocasiones en las que el final de la estrofa coincide con la conclusión del motivo.
Estos responden principalmente a una sensación de los sentidos, configurándose así una
poesía de carácter eminentemente experimental. Entre las impresiones que la poetisa obtiene del
mundo exterior destacan las visuales, pero muy diferentes de las descripciones "realistas" de
Philip Larkin, por ejemplo. Estas sensaciones visuales no se refieren tanto a objetos o
personajes concretos, cuanto a diferentes grados de luminosidad: palabras como "gleam",
"nakedness", "glaze", alternan con otras como "darkness", "frost", "shadow", rasgo claramente
indicativo del universo mental en que se mueve la poetisa.
La estructuración de los poemas se realiza de forma disciplinada. Sin embargo, las
excepciones a esta norma, aunque no numerosas, son significativas. Así, la inclusión de versos
cortos en medio de otros mayores obedece a la necesidad de subrayar ciertas palabras clave para
la interpretación del poema: "dying" "bastard", "if it were death ".
El recurso estilístico que diferencia claramente la poesía de Sylvia Plath de la de los
poetas ingleses de los años cincuenta es la utilización continua de la primera persona. Como ya
indicamos antes, el "yo lírico" de cada uno de sus poemas es la propia Sylvia Plath. Así pues,
Ariel deja de ser un libro de poemas descriptivos de una realidad exterior a la autora, y se
convierte en el análisis de su propia personalidad, de sus contradicciones internas y, en
consecuencia, con una gran carga autobiográfica.
Geoffrey Hill (1932- ) tampoco comparte los principios de los poetas pertenecientes
a The Movement. Aunque no está orientado por una determinada filosofía se sirve a menudo de
la temática cristiana para revestir de simbolismo su pensamiento poético, como en su poema
"Genesis". Pero conviene matizar esta afirmación, añadiendo que las alusiones religiosas son un
punto de apoyo, pues lo que en realidad pretende es actualizar la historia, enlazar el pasado y el
presente inglés en un ambiente de perennidad. Charles Tomlinson lo define como
a poet who has reflected on men's awareness of divinity and its reverberation in history... Hill
reflects on Coleridge's attachment to what he called 'the moral copula', by which he meant the
action of the humanizing intellect as against the merely prudential or circunstantial reasoning of
those who judge history by what is termed results14
Al igual que Hughes y Tomlinson, Geoffrey Hill está más próximo a la poesía
vanguardista de los años veinte que a la de la posguerra ya que prefiere no renunciar a la
ambigüedad propia de aquel período por considerarla casi obligatoria para la verdad poética. El
propio Hill ratifica este acercamiento cuando afirma: "I want the poem to have this dubious end;
13
Sylvia Plath, "Lady Lazarus", Ariel, ed. cit., p. 17.
14
Véase The Pelican Guide to English Literature, ed. cit., p.493.
because I feel dubious; and the whole business is dubious" 15. Sus versos son duros y violentos
como los de Hughes pero no tan trágicos. Su fascinación por la Edad Media y las exploraciones
arqueológicas de aquel período suavizan el tono de sus poemas y los reviste con matices
entrañables y muy humanos. En sus colecciones más significativas como For the Unfallen
(1959), King Log (1968) y Mercian Hymns (1971) prima la temática sobre Inglaterra y su
gloriosa historia. No obstante, en sus colecciones más recientes como Tenebrae (1978) y The
Mystery of the Charity of Charles Péguy (1983) se aleja de los temas ingleses y explora
aspectos más universales como el dolor o la muerte.
John Betjeman (1906-1984) es otro de los poetas admirados por sus propios
compañeros y por el público en general. Larkin especialmente le mostró su admiración en varios
de sus escritos. Nace en Cornwall y se educa primero en Londres donde tiene el privilegio de
contar con T.S. Eliot como profesor y después en Oxford. Poeta laureado desde 1972, utilizó la
tradición y la religión como fuentes primarias de su inspiración, cuidadosamente recubiertas por
una agradable sensación de melancolía. Su primera colección se titula Mount Sion (1933) y le
siguen otras tres de menor éxito antes de sus famosos Collected Poems (1958) con los que
consiguió tal popularidad que llegó a vender 90.000 ejemplares en dos años. El secreto del éxito
estaba en la oferta de un producto bien cuidado, con una rima y un ritmo fácil y una campaña
publicitaria bien orquestada. Consigue además llegar al gran público insertando en su mensaje
alusiones continuas a la Inglaterra tranquila y próspera, a un pasado de gloria que ya no volverá
jamás pero que agrada al oído del inglés medio. No buscaba la sorpresa ni la originalidad, ni
mucho menos la experimentación. Se limitaba a conectar con el sentimiento religioso y
patriótico todavía vigente en la sociedad británica de la época. Esta es la tónica también de
algunas de sus otras colecciones menos conocidas tales como A Few Late Chrysanthemums
(1954), High and Low (1966), A Nip in the Air (1974) y Church Poems (1981).
15
Véase The Penguin Book of Contemporary Verse, ed. cit.,393
D(ennis) J(oseph) Enright (1920-2002). Nace en Leamington, Warwickshire, y
estudia en Cambridge. Una vez abandonada la Universidad con un título de Master inicia una
provechosa peregrinación académica por varias universidades: Alejandría en Egipto, Konan en
Japón, Berlín en Alemania, Chulalongkorn en Bangkok, etc. para regresar a su propia tierra, la
Universidad de Warwick, en 1975. Profesor, novelista y poeta fue además un crítico prestigioso
que colaboró en revistas de renombre como Encounter. Como no podía ser de otra manera, sus
viajes y sus prolongadas estancias en el extranjero van a marcar su obra y le servirán de
inspiración poética. En 1991 se le concede la OBE (“Order of the British Empire”). Entre sus
colecciones más significativas habría que destacar las siguientes: Selected Poems (1969),
Paradise Illustrated (1975) y A Faust Book (1979). Fue asimismo editor de la antología The
Oxford Book of Contemporary Verse 1948-1980 (1980), de The Faber Book of Fevers and
Frets (1989) y de The Oxford Book of the Supernatural (1994). En 1998 se publica la mayor
parte de su poesía en una colección titulada Collected Poems: 1948-1998.
John Silkin (1930-1997) es uno de los nombres que con menos frecuencia aparece en
antologías y manuales. De origen judío fue evacuado durante la guerra a Gales. Alejado de los
centros selectos de Oxford y Cambridge, acude a la Universidad de Leeds donde adquiere su
titulación en inglés y donde más tarde se especializa en los poetas de la primera guerra mundial.
Fruto de esa investigación será un excelente trabajo que publica bajo el título Out of Battle: The
Poetry of the Great War (1972). Ligado al mundo de la crítica, ha dirigido desde 1952 una
modesta pero entrañable publicación periódica titulada Stand. Su primera colección de poemas
The Peaceable Kingdom aparece en 1954. En 1989, edita junto a John Glover The Penguin
Book of First World War Prose y en 1997 The Life of Metrical & Free Verse in Twentieth-
Century Poetry.
En sus primeras publicaciones poéticas prima el verso duro y violento, sin
ambigüedades, consiguiendo meditaciones serias sobre la relación hombre-naturaleza. Estas
reflexiones se van haciendo cada vez más complejas con el tiempo y la inicial simplicidad que
presidía esa relación se va enturbiando a medida que se introduce en niveles superiores de
concienciación social y psicológica.
En la últimas décadas del siglo hubo intentos poco exitosos de formar grupos como
“The Martians” o los “Poeclectics” pero realmente hay que hablar de una gran heterogeneidad
con estilos muy diferentes, registros variados y temas muy diversos. Es necesario asimismo
reconocer un interés especial por la poesía escrita por mujeres y por grupos étnicos distintos. En
este sentido la poesía inglesa de los últimos años del milenio refleja perfectamente la
heterogeneidad social que responde a la gran transformación sufrida por Gran Bretaña en las
últimas décadas del siglo pasado.
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