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Capítulo I
Capítulo I
CAPÍTULO 1
TELEDETECCIÓN ESPACIAL
SENSOR DE ENERGÍA
FUENTE DE ENERGÍA
RECEPTOR
DE DATOS
REFLEXIÓN
ABSORCIÓN
TRANSMISIÓN
8
f
Fuente: adaptado de V.Haar. Introducción a la Teledetección. 1994.
Como la luz tiene un carácter dual, es decir, algunos fenómenos pueden explicarse
desde la teoría ondulatoria y otros fenómenos desde la teoría cuántica, ha sido posible
relacionar ambas teorías con la siguiente expresión:
Q = h (c / λ)
Donde Q es la energía radiante de un fotón en julios y h es la constante de Planck (h =
6,6 x 10-34 Julios).
La ley de Planck constituye una de las ecuaciones básicas de la radiación y establece
que para una longitud de onda λ, la energía radiante de un cuerpo a temperatura T está dada
por:
Mn = σ T 4
Donde σ es la Constante de Stefan-Boltzmann:
σ = 5,6703 x 10 –8 W / m2 K4 .
Sin embargo, no todos los cuerpos se comportan como cuerpos negros, por lo que
resulta necesario introducir la corrección por emisividad ε, de acuerdo con la Ley de Kirchoff:
M = ε Mn
Así, la emisividad de un cuerpo o emitancia, a una temperatura T, se define como el
cociente entre la radiación emitida a una longitud de onda dada y la que emitiría si fuera un
cuerpo negro. La emisividad de un cuerpo mide hasta qué punto el cuerpo se comporta como
negro, y su valor varía entre 0 y 1, correspondiendo el valor 1 para el caso de un cuerpo
negro.
Entonces, el total de energía que un cuerpo radia es proporcional a su emisividad, al
área del cuerpo y a la cuarta potencia de su temperatura absoluta:
M = ε σ Ao T 4
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M = ε σ Ao (T 4 - To 4)
Un cuerpo que absorbe toda la radiación que en él incide, tiene emisividad ε = 1 y se
comporta como un cuerpo negro, el que por otra parte, es también un radiador ideal. La Ley
de Wien establece que la longitud de onda para la cual la cantidad de energía que emite un
cuerpo negro es un máximo, varía inversamente con la temperatura:
λmáx = 2897,9 µm K / T
Para longitudes de ondas largas -asociadas a las temperaturas de emisión de la tierra y
la atmósfera-, la ecuación de Planck llega a ser tal que la energía emitida en una longitud de
onda λ, resulta proporcional a la temperatura T del cuerpo radiante. Esto queda expresado en
la ecuación de Rayleigh-Jeans que es, en sí misma, una aproximación de la función de Planck,
y por eso se denomina “aproximación de Rayleigh-Jeans”. Establece que
Mλ = 2 π c k T / λ4
Donde k es la Constante de Boltzmann: k = 1,38 x 10-23 W s2 / K, mientras c es la velocidad
de la luz: c = 299.792.458,108 m/s.
1 = r λ + t λ + aλ
Los coeficientes varían de acuerdo con los distintos elementos que están presentes en
la superficie terrestre, es decir, las cubiertas reflejan, transmiten y absorben energía en
distintas proporciones. Por otra parte, los coeficientes también varían para una determinada
cubierta según la longitud de onda que se esté considerando, lo que permite caracterizar su
comportamiento espectral.
Por último, si un cuerpo se encuentra en equilibrio termodinámico a una temperatura
dada, T, se tiene que la cantidad de energía emitida es igual a la absorbida, por lo que el
coeficiente de absorción es igual al de emisión (Ley de Kirchoff).
ελ = aλ
Y de acuerdo con la ley de Kirchoff, las sustancias que son pobres emisoras son
también pobres absorbentes en esas mismas longitudes de ondas.
Como es sabido, todo tipo de energía radiante puede describirse como un haz
ondulatorio armónico y continuo, caracterizado a través de la frecuencia (f = número de veces
que un ciclo pasa por un punto determinado) y la longitud de onda ( λ = distancia entre dos
puntos sucesivos de la onda).
Las distintas longitudes de onda se han agrupado en bandas contiguas de radiación con
comportamiento similar, cuyo conjunto se denomina espectro electromagnético. En otras
palabras, el espectro electromagnético es el rango completo de longitudes de onda de
radiación electromagnética (Figura 1.6).
La luz solar es una forma de radiación electromagnética, como las ondas de radio o las
ondas térmicas. La luz solar que incide sobre la superficie terrestre incluye radiaciones
electromagnéticas en longitudes de onda comprendidas entre 0,4 y 2,5 µm, mientras la luz
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visible incluye longitudes de onda comprendidas entre 0,4 y 0,7 µm, significando sólo un
pequeño rango del espectro solar.
La mayor parte de los sólidos y líquidos se comportan como cuerpos negros, pero no
ocurre así con los gases. La longitud de onda de emisión máxima es inversamente
proporcional a la temperatura absoluta del cuerpo emisor (Ley de Wien). Por lo tanto, la
radiación solar es muy intensa y de onda corta en su mayor parte, presentando un máximo a
los 0,5 µm, mientras que la radiación terrestre, mucho más débil, tiene un máximo de
intensidad a unos 10 µm y su longitud de onda oscila entre 4 y 100 µm.
Desde el punto de vista físico, una imagen de la superficie terrestre consiste en una
distribución bidimensional de energía electromagnética captada en función de una fuente
radiante que incide sobre dicha superficie, y cuya reflectancia tiene dependencia espacial.
El color de un objeto depende de las longitudes de onda que refleja su superficie: cada
objeto refleja determinadas longitudes de onda y absorbe las restantes, razón por la cual,
nuestros ojos perciben el color del objeto de acuerdo a las longitudes de luz visible que el
mismo refleja. Así, los objetos blancos reflejan fuertemente todas las longitudes de onda del
espectro visible, mientras los objetos negros son los que las absorben. Esta propiedad de
reflexión de la luz, constituye la base de la teledetección, ya que se utiliza para identificar los
distintos elementos de la superficie terrestre.
terrestre, dependiendo de la latitud del lugar, la hora del día y la estación del año. Cuanto
mayor es la altura del sol, más concentrada es la intensidad de radiación por unidad de área en
la superficie terrestre. Por otra parte, la proporción de radiación que refleja la superficie
terrestre varía considerablemente con la altura solar, especialmente en el caso de una
superficie de agua.
La longitud del día afecta la cantidad de insolación recibida. De hecho, cuanto
mayor es el tiempo de exposición, mayor es la cantidad de radiación que podrá recibir la
superficie terrestre. Las regiones polares reciben la cantidad máxima de insolación durante los
solsticios de verano, mientras que la cantidad de insolación recibida durante el solsticio de
diciembre en el hemisferio sur es mayor que la recibida por el hemisferio norte en el solsticio
de junio a causa de la órbita elíptica que la Tierra describe en su movimiento de traslación
alrededor del Sol, ya que la mayor proximidad Tierra-Sol se produce en el perihelio del 3 de
Enero. Las zonas ecuatoriales, en cambio, presentan dos máximos de insolación en los
equinoccios y dos mínimos en los solsticios, a causa del paso aparente del Sol durante su
doble movimiento anual entre los hemisferios norte y sur.
La latitud ejerce un control muy importante sobre la insolación porque la ubicación
geográfica de una región determina la duración del día y también la distancia que deben
recorrer los rayos oblicuos del Sol a través de la atmósfera.
Otro importante control de la radiación solar que llega a la Tierra proviene del distinto
comportamiento que presentan continentes y mares para aprovechar el calor: mientras el agua
tiende a almacenarlo, la tierra lo devuelve rápidamente a la atmósfera. Así, una gran
proporción de la insolación es reflejada hacia la atmósfera sin que produzca ningún
calentamiento de la superficie terrestre. La proporción reflejada denominada albedo o
coeficiente de reflexión, depende del tipo de superficie. Para las superficies de tierra, el
albedo oscila generalmente entre 8 y 40% de la radiación recibida. La cifra que corresponde a
los bosques es del 9 al 18%, según el tipo de árbol y la densidad del follaje; para la hierba es
aproximadamente del 25%; para las ciudades del 14 al 18% y para la arena del desierto entre
el 30 y el 40%. La nieve fresca y llana puede reflejar hasta un 85% de la radiación solar,
mientras que la superficie del mar refleja muy poco, a menos que el ángulo de incidencia de
los rayos solares sea pequeño. El albedo de una superficie de agua en calma es sólo del 2 al
3% para un ángulo de elevación solar que exceda los 60°, pero es más del 50% cuando el
ángulo es de 15°1.
El efecto de la elevación y la topografía implican que ciertas vertientes están más
expuestas a la radiación solar que otras, y que las grandes elevaciones, al tener una masa de
aire por encima de ellas mucho menor, reciben una cantidad de insolación considerablemente
mayor que las localidades situadas a nivel del mar. En las latitudes medias, la intensidad de
radiación solar incidente aumenta en promedio de un 5 a un 15% por cada 1000 metros en la
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BARRY y CHORLEY: Atmósfera, Tiempo y Clima. Ediciones Omega.
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troposfera inferior. Sin embargo, la pérdida neta de calor por radiación terrestre, es también
mucho mayor en las grandes elevaciones.
El relieve influye también en la cantidad de insolación y en el tiempo de exposición a
la radiación solar directa, ya que las montañas constituyen barreras que impiden en
determinados momentos el paso de la luz solar a ciertas ubicaciones en valles y laderas. En
muchos valles del Noroeste Argentino puede observarse una menor presencia de humedad en
las laderas orientadas al norte (ladera soleada), en relación con las laderas orientadas al sur
(ladera sombría).
Los aspectos señalados ilustran la complejidad que entraña la relación reflectancia de
energía y tipo de cubierta, y la necesidad de tener en cuenta la interacción de múltiples
factores.
Como se ha dicho, la reflectancia o albedo, es el porcentaje de la luz que incide sobre
una superficie y luego es reflejada por dicha superficie, es decir, que no ha sido absorbida por
ésta ni transmitida a través de la misma. Los gráficos que muestran la reflectancia de una
superficie dentro de un determinado rango de longitudes de onda, se denominan espectros de
reflectancia y se obtienen a partir de las mediciones realizadas con espectrómetros en
laboratorio o en el campo. Los sensores de satélites, en cambio, obtienen niveles de radiancia
promedio correspondientes a distintas fracciones de terreno y en determinadas longitudes de
onda, generalmente dentro del rango correspondiente a la luz solar (radiación solar). Así, los
sensores de imágenes más corrientes miden los niveles de radiancia en el rango de longitudes
de onda comprendidas entre 0,4 y 2,5 µm. Algunos sensores también miden longitudes de
onda más largas, como las térmicas y microondas.
Es necesario considerar que la radiación electromagnética resulta afectada por distintos
componentes de la atmósfera que dispersan o absorben la radiación solar en función del
tamaño de las partículas y de las distintas longitudes de onda, creando ciertas dificultades a
los fines de la observación remota de la superficie terrestre.
LA LUZ VISIBLE
VENTANAS ATMOSFÉRICAS
La absorción debida al ozono es bastante fuerte debajo de 0,29 µm; el vapor de agua
aumenta la absorción en las bandas del infrarrojo, entre 0,6 y 2 µm y cerca de los 6 µm y el
dióxido de carbono absorbe las radiaciones entre 2,5 y 4,5 µm.
Entre los 8 y 11 µm la radiación terrestre escapa fácilmente de la troposfera hacia el
espacio exterior, debido a que ni el vapor de agua ni el dióxido de carbono, entre otros gases,
tienen bandas de absorción en esa zona. Este intervalo del espectro se denomina ventana
atmosférica.
La teledetección espacial, cuyos principios se sustentan en la captación desde satélites
de la energía electromagnética reflejada por los distintos objetos, ha debido tener en cuenta
que algunas ondas atraviesan mejor la atmósfera que otras, y en consecuencia, se ha
restringido el rango a determinadas porciones o bandas espectrales para evitar el efecto de
absorción atmosférica. Así, las regiones del espectro electromagnético para las cuales la
transmisividad de la atmósfera es alta, se denominan ventanas atmosféricas, y de acuerdo con
Chuvieco2, presentan las siguientes características:
• Espectro visible: con longitudes de onda comprendidas entre 0,4 y 0,7 µm, es la única
radiación electromagnética que puede captar el ojo humano, distinguiéndose tres bandas
espectrales en correspondencia con los colores básicos: azul (entre 0,4 y 0,5 µm), verde
(entre 0,5 y 0,6 µm) y rojo (entre 0,6 y 0,7 µm).
• Infrarrojo próximo o cercano: entre 0,7 y 1,3 µm, se aplica en la observación del estado de
la vegetación y de concentraciones de humedad.
• Infrarrojo medio: las dos ventanas principales corresponden a longitudes de onda entre 1,5
y 1,8 µm, y entre 2 y 2,5 µm, aplicándose en detección de focos de altas temperaturas,
estudios de humedad del suelo y en discriminación de tipos de hielo y nieve.
La luz se propaga en línea recta con intensidad constante hasta que encuentra un
obstáculo a partir del cual, resulta absorbida o dispersada. En el primer caso, la intensidad
2CHUVIECO, Emilio: Teledetección y S.I.G. para la conservación del medio ambiente. Universidad Nacional
de Cuyo. pp. 3-4. Mendoza. 1995.
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Fuente: Adaptado de Research Systems, Inc. – Hyperspectral Image Analysis en ENVI (2001)
Tabla 1.1: Longitudes de onda de rasgos distintivos de absorción para moléculas comunes de minerales
Los minerales, en general, son más fáciles de identificar que otros tipos de materiales
de la superficie terrestre porque sus signaturas espectrales tienden a presentar muchos rasgos
distintivos de absorción. Por otra parte, sus espectros de reflectancia no son sensibles a
variaciones en la geometría observada, por lo que un gran número de investigadores han
venido documentando las propiedades espectrales de diferentes minerales.
Las librerías de signaturas espectrales permiten analizar el comportamiento de
reflectancia en un rango del espectro, como en el caso del gráfico siguiente, correspondiente a
una muestra de cuarzo (SiO2):
LONGITUD DE ONDA
Figura 1.12: Signatura espectral de un techo de fibra de vidrio obtenida de la librería http://speclab.cr.usgs.gov/
La imagen transmitida desde la estación espacial es una imagen digital -no una
fotografía- y su proceso de adquisición es sensiblemente diferente del empleado por las
cámaras convencionales, ya que el sensor a bordo del satélite detecta una faja de la superficie
terrestre por debajo de su órbita, registrando la radiancia sobre este corredor, línea por línea, y
obteniendo una imagen continua del terreno.
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IMÁGENES DE SATÉLITE
PIXEL
3
CHUVIECO, Emilio: Fundamentos de Teledetección Espacial. Ediciones Rialp SA. 2° Edición. pp. 51-52.
Madrid. 1995
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sensor-, con lo que cada número que conforma la imagen resulta ser una medida de la
radiancia que recibe el sensor de una superficie concreta del terreno y en determinada banda
espectral. Al visualizar la imagen, ese valor numérico se expresa como un valor de gris
aplicado a un sector cuadrado denominado píxel y cuyo tamaño está dado por la resolución
del sensor.
El valor numérico que codifica la radiancia detectada para cada píxel se denomina,
según la distinta literatura, nivel digital, nivel de radiancia, o simplemente valor de píxel,
dependiendo el rango para cada píxel de la resolución radiométrica del sensor, es decir, de su
sensibilidad para distinguir variaciones de radiancia recibida, que como se ha señalado, está
situada en general, entre 0 y 255. Entonces, una imagen de satélite es una matriz digital de
tres dimensiones -o estructura grilla-celda en la bibliografía anglosajona-, formada por la
localización espacial de cada píxel (línea, columna) y el nivel de radiancia de su
correspondiente banda espectral.
...
Los sensores activos, denominados RADAR (Radio Detecting and Ranging), emiten
un haz energético en la región de las microondas para posteriormente captar su reflexión
sobre la superficie terrestre. Estos sistemas fueron utilizados inicialmente con fines militares
durante la Segunda Guerra Mundial y recién a partir de la década del 70 sus aplicaciones
fueron liberadas para fines civiles.
La creciente utilización del uso de imágenes de la región de microondas obedece a las
características propias de estos sistemas de captación, ya que dicha región espectral de
operación permite independencia de la luz solar y buena penetrabilidad en la atmósfera
incluso con elevada nubosidad.
Fuente: Adaptado de A.Giradles: Uso del SAR en estudios de dinámica oceánica. CONAE. Argentina.
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BOROZUKI, M.G.: Procesamiento Digital de Imágenes Satelitarias. Centro de Capacitación en Ciencias
Geográficas. Instituto Geográfico Militar. Buenos Aires. 2005.
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