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CAPÍTULO 1

PRINCIPIOS DE CAPTACIÓN DE IMÁGENES

1.1 Consideraciones Generales

La teledetección espacial se ha definido como la disciplina científica que reagrupa el


conjunto de conocimientos y técnicas utilizadas para la observación, la interpretación y el
análisis de la superficie terrestre, a partir de imágenes obtenidas desde plataformas espaciales.
La teledetección integra los desarrollos de la investigación espacial, de la física, de la
estadística y de la informática, y en consecuencia, depende estrechamente de los avances
tecnológicos más recientes. En sentido amplio, no sólo engloba los procesos que permiten
captar imágenes desde el espacio, sino también, el tratamiento posterior de dichas imágenes a
los fines de determinadas aplicaciones.
La adquisición de imágenes de la superficie terrestre desde sensores instalados en
plataformas espaciales, se basa en la captación de la reflexión de la energía solar o de un haz
energético artificial, que luego se transmite a estaciones terrestres en las que la señal detectada
puede almacenarse a los fines de su interpretación para una aplicación determinada.
Figura 1.1: Principios de captación de imágenes satelitales

TELEDETECCIÓN ESPACIAL
SENSOR DE ENERGÍA
FUENTE DE ENERGÍA

RECEPTOR
DE DATOS

REFLEXIÓN

ABSORCIÓN
TRANSMISIÓN
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Así, un sistema de teledetección espacial se compone de los siguientes elementos:


• La cubierta a estudiar: atmósfera o superficie terrestre, las que irradian o reflejan
energía en función de sus características físicas.
• El sistema sensor: constituido por los equipos para captación de la energía emitida o
reflejada por las cubiertas y por la plataforma o satélite que los contiene.
• La fuente de energía: o radiación electromagnética que detecta el sensor. La principal
fuente de energía utilizada en teledetección es el Sol.
• La estación de recepción: que toma la información enviada por el sistema sensor en
órbita. Procesa, corrige y almacena la información en soportes adecuados, para luego
distribuirla a los usuarios.
• Intérprete: analiza en forma visual o digital la información proporcionada a través de la
estación de recepción, a los fines de la evaluación de un problema relativo a su propio
campo profesional (agrimensura, geografía, agronomía, geología, biología, etc).
Dado que los sistemas de teledetección espacial se basan en la captación de la radiación
proveniente de la superficie terrestre, resulta necesario considerar los principios físicos de la
radiación electromagnética.

1.2 Radiación electromagnética

En el enfoque de la teoría ondulatoria, la propagación de la energía electromagnética


se efectúa a la velocidad de la luz en un movimiento armónico contenido en dos campos
ortogonales: el campo eléctrico “E” y el campo magnético “B”.

Figura 1.2: Propagación de energía electromagnética

f
Fuente: adaptado de V.Haar. Introducción a la Teledetección. 1994.

Así, la propagación se explica en función de las componentes normales del


movimiento armónico: longitud de onda λ y frecuencia f, magnitudes que se pueden
relacionar con la velocidad de la luz c, en la siguiente ecuación:
c= λf
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Como la luz tiene un carácter dual, es decir, algunos fenómenos pueden explicarse
desde la teoría ondulatoria y otros fenómenos desde la teoría cuántica, ha sido posible
relacionar ambas teorías con la siguiente expresión:

Q = h (c / λ)
Donde Q es la energía radiante de un fotón en julios y h es la constante de Planck (h =
6,6 x 10-34 Julios).
La ley de Planck constituye una de las ecuaciones básicas de la radiación y establece
que para una longitud de onda λ, la energía radiante de un cuerpo a temperatura T está dada
por:

Donde C1 y C2 son constantes que asumen los siguientes valores:

C1 = 3,74 x 10-16 ( W m-2 ) y C2 = 1,44 x 10-2 (K m)


Todo cuerpo que cumple la ley de Planck es un cuerpo negro, y la radiancia M de un
cuerpo negro es independiente de la dirección de emisión.
La Ley de Stefan-Boltzmann, por otra parte, establece que el total de energía que un
cuerpo negro radia por unidad de superficie es proporcional a la cuarta potencia de su
temperatura absoluta:

Mn = σ T 4
Donde σ es la Constante de Stefan-Boltzmann:

σ = 5,6703 x 10 –8 W / m2 K4 .

Sin embargo, no todos los cuerpos se comportan como cuerpos negros, por lo que
resulta necesario introducir la corrección por emisividad ε, de acuerdo con la Ley de Kirchoff:

M = ε Mn
Así, la emisividad de un cuerpo o emitancia, a una temperatura T, se define como el
cociente entre la radiación emitida a una longitud de onda dada y la que emitiría si fuera un
cuerpo negro. La emisividad de un cuerpo mide hasta qué punto el cuerpo se comporta como
negro, y su valor varía entre 0 y 1, correspondiendo el valor 1 para el caso de un cuerpo
negro.
Entonces, el total de energía que un cuerpo radia es proporcional a su emisividad, al
área del cuerpo y a la cuarta potencia de su temperatura absoluta:

M = ε σ Ao T 4
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Siendo M la potencia radiada en vatios, A el área del cuerpo, ε la emisividad del


cuerpo, T la temperatura absoluta del cuerpo, y σ la Constante de Stefan-Boltzmann.
Como se ha señalado, la emisividad depende del objeto, variando ε entre 0 y 1. Los
objetos claros, por ejemplo, reflejan la mayor parte de la radiación comprendida entre 0,4 y
0,7 µm, mientras que los objetos oscuros absorben la mayor parte de esa radiación.
De modo similar, el total de la radiación que un cuerpo absorbe está dada por:

M = ε σ Ao To 4, siendo To la temperatura absoluta del entorno


En consecuencia, si el objeto emite más radiación que la que absorbe, entonces el
entorno se calienta al absorber esa radiación, mientras el objeto se enfría. El cuerpo estará en
equilibrio con su entorno cuando T = T o , es decir, cuando emita al igual que absorba.
La potencia radiada por un cuerpo neto a la temperatura T, hacia su entorno a la
temperatura T o , está dada por:

M = ε σ Ao (T 4 - To 4)
Un cuerpo que absorbe toda la radiación que en él incide, tiene emisividad ε = 1 y se
comporta como un cuerpo negro, el que por otra parte, es también un radiador ideal. La Ley
de Wien establece que la longitud de onda para la cual la cantidad de energía que emite un
cuerpo negro es un máximo, varía inversamente con la temperatura:

λmáx = 2897,9 µm K / T
Para longitudes de ondas largas -asociadas a las temperaturas de emisión de la tierra y
la atmósfera-, la ecuación de Planck llega a ser tal que la energía emitida en una longitud de
onda λ, resulta proporcional a la temperatura T del cuerpo radiante. Esto queda expresado en
la ecuación de Rayleigh-Jeans que es, en sí misma, una aproximación de la función de Planck,
y por eso se denomina “aproximación de Rayleigh-Jeans”. Establece que

Mλ = 2 π c k T / λ4
Donde k es la Constante de Boltzmann: k = 1,38 x 10-23 W s2 / K, mientras c es la velocidad
de la luz: c = 299.792.458,108 m/s.

Figura 1.3: Disociación de la energía incidente


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Atendiendo al principio de conservación de la energía, la radiación incidente sobre un


cuerpo se divide en tres partes: una es reflejada, otra es transmitida y una tercera parte es
absorbida:
Ri = Rr + Rt + Ra

Si se divide en la radiación incidente original, se tiene una expresión más sencilla de


manejar, que enuncia un conjunto de propiedades de la materia a través de los coeficientes de
reflexión, de transmisión y de absorción, los que no son constantes con las longitudes de
onda:
Ri / Ri = (Rr / Ri) + (Rt / Ri) + (Ra/ Ri)

1 = r λ + t λ + aλ
Los coeficientes varían de acuerdo con los distintos elementos que están presentes en
la superficie terrestre, es decir, las cubiertas reflejan, transmiten y absorben energía en
distintas proporciones. Por otra parte, los coeficientes también varían para una determinada
cubierta según la longitud de onda que se esté considerando, lo que permite caracterizar su
comportamiento espectral.
Por último, si un cuerpo se encuentra en equilibrio termodinámico a una temperatura
dada, T, se tiene que la cantidad de energía emitida es igual a la absorbida, por lo que el
coeficiente de absorción es igual al de emisión (Ley de Kirchoff).

ελ = aλ
Y de acuerdo con la ley de Kirchoff, las sustancias que son pobres emisoras son
también pobres absorbentes en esas mismas longitudes de ondas.

1.3 El espectro electromagnético

Como es sabido, todo tipo de energía radiante puede describirse como un haz
ondulatorio armónico y continuo, caracterizado a través de la frecuencia (f = número de veces
que un ciclo pasa por un punto determinado) y la longitud de onda ( λ = distancia entre dos
puntos sucesivos de la onda).
Las distintas longitudes de onda se han agrupado en bandas contiguas de radiación con
comportamiento similar, cuyo conjunto se denomina espectro electromagnético. En otras
palabras, el espectro electromagnético es el rango completo de longitudes de onda de
radiación electromagnética (Figura 1.6).
La luz solar es una forma de radiación electromagnética, como las ondas de radio o las
ondas térmicas. La luz solar que incide sobre la superficie terrestre incluye radiaciones
electromagnéticas en longitudes de onda comprendidas entre 0,4 y 2,5 µm, mientras la luz
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visible incluye longitudes de onda comprendidas entre 0,4 y 0,7 µm, significando sólo un
pequeño rango del espectro solar.

1.4 Radiación solar

La energía que recibe una superficie perpendicular a un rayo de sol es de


aproximadamente 2 cal/ cm2 /minuto y se denomina constante solar.
La tierra intercepta apenas la dos mil millonésima parte de la cantidad total de energía
que el Sol emite al espacio. La pequeña proporción que recibe la tierra, queda de manifiesto
en la diferencia existente entre las temperaturas superficiales del Sol y la Tierra, ya que la
temperatura en la superficie del Sol es de aproximadamente unos 6000° K, mientras la
temperatura media de la atmósfera terrestre alcanza unos 250° K (es decir, -23° C) y la de la
superficie es sólo de 283° K (10° C). La figura muestra el intervalo de longitudes de onda de
la energía emitida por el Sol (la mayor parte de la cual es de onda corta), así como las
longitudes de onda más larga de la energía radiada por la Tierra y su atmósfera. Estas curvas
han sido trazadas suponiendo que el Sol y la Tierra se comportan como cuerpos negros, es
decir, que absorben toda la energía que incide sobre ellos y a su vez emiten energía
proporcionalmente a la cuarta potencia de su temperatura absoluta (Ley de Stefan-
Boltzmann). A una temperatura dada, la emisión de un cuerpo negro correspondiente a cada
longitud de onda es la máxima posible.

Figura 1.4: Representación logarítmica de la distribución espectral de la radiación solar y terrestre

Fuente: adaptado de Barry y Chorley (1972)


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La mayor parte de los sólidos y líquidos se comportan como cuerpos negros, pero no
ocurre así con los gases. La longitud de onda de emisión máxima es inversamente
proporcional a la temperatura absoluta del cuerpo emisor (Ley de Wien). Por lo tanto, la
radiación solar es muy intensa y de onda corta en su mayor parte, presentando un máximo a
los 0,5 µm, mientras que la radiación terrestre, mucho más débil, tiene un máximo de
intensidad a unos 10 µm y su longitud de onda oscila entre 4 y 100 µm.

1.5 Bases para la captación de imágenes

Desde el punto de vista físico, una imagen de la superficie terrestre consiste en una
distribución bidimensional de energía electromagnética captada en función de una fuente
radiante que incide sobre dicha superficie, y cuya reflectancia tiene dependencia espacial.
El color de un objeto depende de las longitudes de onda que refleja su superficie: cada
objeto refleja determinadas longitudes de onda y absorbe las restantes, razón por la cual,
nuestros ojos perciben el color del objeto de acuerdo a las longitudes de luz visible que el
mismo refleja. Así, los objetos blancos reflejan fuertemente todas las longitudes de onda del
espectro visible, mientras los objetos negros son los que las absorben. Esta propiedad de
reflexión de la luz, constituye la base de la teledetección, ya que se utiliza para identificar los
distintos elementos de la superficie terrestre.

Figura 1.5: Patrones espectrales para el color blanco

No obstante, el flujo de energía que capta el sensor no sólo depende de la reflectancia


de la propia cubierta, sino además de ciertos factores, como las condiciones de captación y las
condiciones atmosféricas.
Las condiciones de captación de energía están dadas por el ángulo del sensor y la
interrelación existente entre el ángulo de elevación solar, las condiciones de iluminación, el
efecto de la latitud, topografía y elevación de las cubiertas sobre el nivel del mar, entre otros
aspectos.
El ángulo formado por los rayos solares y la tangente a la Tierra en el punto de
observación, es decir, la altura del sol, afecta la cantidad de insolación que recibe la superficie
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terrestre, dependiendo de la latitud del lugar, la hora del día y la estación del año. Cuanto
mayor es la altura del sol, más concentrada es la intensidad de radiación por unidad de área en
la superficie terrestre. Por otra parte, la proporción de radiación que refleja la superficie
terrestre varía considerablemente con la altura solar, especialmente en el caso de una
superficie de agua.
La longitud del día afecta la cantidad de insolación recibida. De hecho, cuanto
mayor es el tiempo de exposición, mayor es la cantidad de radiación que podrá recibir la
superficie terrestre. Las regiones polares reciben la cantidad máxima de insolación durante los
solsticios de verano, mientras que la cantidad de insolación recibida durante el solsticio de
diciembre en el hemisferio sur es mayor que la recibida por el hemisferio norte en el solsticio
de junio a causa de la órbita elíptica que la Tierra describe en su movimiento de traslación
alrededor del Sol, ya que la mayor proximidad Tierra-Sol se produce en el perihelio del 3 de
Enero. Las zonas ecuatoriales, en cambio, presentan dos máximos de insolación en los
equinoccios y dos mínimos en los solsticios, a causa del paso aparente del Sol durante su
doble movimiento anual entre los hemisferios norte y sur.
La latitud ejerce un control muy importante sobre la insolación porque la ubicación
geográfica de una región determina la duración del día y también la distancia que deben
recorrer los rayos oblicuos del Sol a través de la atmósfera.
Otro importante control de la radiación solar que llega a la Tierra proviene del distinto
comportamiento que presentan continentes y mares para aprovechar el calor: mientras el agua
tiende a almacenarlo, la tierra lo devuelve rápidamente a la atmósfera. Así, una gran
proporción de la insolación es reflejada hacia la atmósfera sin que produzca ningún
calentamiento de la superficie terrestre. La proporción reflejada denominada albedo o
coeficiente de reflexión, depende del tipo de superficie. Para las superficies de tierra, el
albedo oscila generalmente entre 8 y 40% de la radiación recibida. La cifra que corresponde a
los bosques es del 9 al 18%, según el tipo de árbol y la densidad del follaje; para la hierba es
aproximadamente del 25%; para las ciudades del 14 al 18% y para la arena del desierto entre
el 30 y el 40%. La nieve fresca y llana puede reflejar hasta un 85% de la radiación solar,
mientras que la superficie del mar refleja muy poco, a menos que el ángulo de incidencia de
los rayos solares sea pequeño. El albedo de una superficie de agua en calma es sólo del 2 al
3% para un ángulo de elevación solar que exceda los 60°, pero es más del 50% cuando el
ángulo es de 15°1.
El efecto de la elevación y la topografía implican que ciertas vertientes están más
expuestas a la radiación solar que otras, y que las grandes elevaciones, al tener una masa de
aire por encima de ellas mucho menor, reciben una cantidad de insolación considerablemente
mayor que las localidades situadas a nivel del mar. En las latitudes medias, la intensidad de
radiación solar incidente aumenta en promedio de un 5 a un 15% por cada 1000 metros en la

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BARRY y CHORLEY: Atmósfera, Tiempo y Clima. Ediciones Omega.
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troposfera inferior. Sin embargo, la pérdida neta de calor por radiación terrestre, es también
mucho mayor en las grandes elevaciones.
El relieve influye también en la cantidad de insolación y en el tiempo de exposición a
la radiación solar directa, ya que las montañas constituyen barreras que impiden en
determinados momentos el paso de la luz solar a ciertas ubicaciones en valles y laderas. En
muchos valles del Noroeste Argentino puede observarse una menor presencia de humedad en
las laderas orientadas al norte (ladera soleada), en relación con las laderas orientadas al sur
(ladera sombría).
Los aspectos señalados ilustran la complejidad que entraña la relación reflectancia de
energía y tipo de cubierta, y la necesidad de tener en cuenta la interacción de múltiples
factores.
Como se ha dicho, la reflectancia o albedo, es el porcentaje de la luz que incide sobre
una superficie y luego es reflejada por dicha superficie, es decir, que no ha sido absorbida por
ésta ni transmitida a través de la misma. Los gráficos que muestran la reflectancia de una
superficie dentro de un determinado rango de longitudes de onda, se denominan espectros de
reflectancia y se obtienen a partir de las mediciones realizadas con espectrómetros en
laboratorio o en el campo. Los sensores de satélites, en cambio, obtienen niveles de radiancia
promedio correspondientes a distintas fracciones de terreno y en determinadas longitudes de
onda, generalmente dentro del rango correspondiente a la luz solar (radiación solar). Así, los
sensores de imágenes más corrientes miden los niveles de radiancia en el rango de longitudes
de onda comprendidas entre 0,4 y 2,5 µm. Algunos sensores también miden longitudes de
onda más largas, como las térmicas y microondas.
Es necesario considerar que la radiación electromagnética resulta afectada por distintos
componentes de la atmósfera que dispersan o absorben la radiación solar en función del
tamaño de las partículas y de las distintas longitudes de onda, creando ciertas dificultades a
los fines de la observación remota de la superficie terrestre.

1.6 Absorción atmosférica

La absorción se ha definido como una transformación termodinámica de energía


radiante en calor. Alrededor del 20% de la radiación solar es absorbida en la atmósfera. Los
gases atmosféricos son absorbentes selectivos, es decir, presentan distinto comportamiento
dependiendo de la longitud de onda de la radiación incidente. El nitrógeno es un pobre
absorbente de la radiación solar, mientras que el oxígeno, el ozono y el vapor de agua son
considerados absorbentes eficientes. La suma de las contribuciones de estos tres últimos,
prácticamente completan el 20% de absorción de la radiación solar en la atmósfera.
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Figura 1.6: El espectro electromagnético


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Figura 1.7: Espectro visible y ventanas atmosféricas

LA LUZ VISIBLE

0,4 0,5 0,6 0,7 µm)


AZUL VERDE ROJO


UV IR
CERCANO

VENTANAS ATMOSFÉRICAS

REGIONES DEL LONGITUD PRINCIPAL


ESPECTRO DE ONDA APLICACIÓN
Espectro Visible 0,4 – 0,7 µm Vegetación, suelos,
agua
IR Próximo 0,7 – 1,3 µm Estado de vegeta
ción y humedad
IR Medio 1,5 - 1,8 µm Focos de alta temp.
2 - 2,5 µm Tipos de nieve

IR Térmico 10 – 12,5 µmEnergía que emiten


los objetos
Microondas Mayores de 1mm En cubiertas
nubosas
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La absorción debida al ozono es bastante fuerte debajo de 0,29 µm; el vapor de agua
aumenta la absorción en las bandas del infrarrojo, entre 0,6 y 2 µm y cerca de los 6 µm y el
dióxido de carbono absorbe las radiaciones entre 2,5 y 4,5 µm.
Entre los 8 y 11 µm la radiación terrestre escapa fácilmente de la troposfera hacia el
espacio exterior, debido a que ni el vapor de agua ni el dióxido de carbono, entre otros gases,
tienen bandas de absorción en esa zona. Este intervalo del espectro se denomina ventana
atmosférica.
La teledetección espacial, cuyos principios se sustentan en la captación desde satélites
de la energía electromagnética reflejada por los distintos objetos, ha debido tener en cuenta
que algunas ondas atraviesan mejor la atmósfera que otras, y en consecuencia, se ha
restringido el rango a determinadas porciones o bandas espectrales para evitar el efecto de
absorción atmosférica. Así, las regiones del espectro electromagnético para las cuales la
transmisividad de la atmósfera es alta, se denominan ventanas atmosféricas, y de acuerdo con
Chuvieco2, presentan las siguientes características:

• Espectro visible: con longitudes de onda comprendidas entre 0,4 y 0,7 µm, es la única
radiación electromagnética que puede captar el ojo humano, distinguiéndose tres bandas
espectrales en correspondencia con los colores básicos: azul (entre 0,4 y 0,5 µm), verde
(entre 0,5 y 0,6 µm) y rojo (entre 0,6 y 0,7 µm).

• Infrarrojo próximo o cercano: entre 0,7 y 1,3 µm, se aplica en la observación del estado de
la vegetación y de concentraciones de humedad.

• Infrarrojo medio: las dos ventanas principales corresponden a longitudes de onda entre 1,5
y 1,8 µm, y entre 2 y 2,5 µm, aplicándose en detección de focos de altas temperaturas,
estudios de humedad del suelo y en discriminación de tipos de hielo y nieve.

• Infrarrojo lejano o térmico: entre 10 y 12,5 µm, se aplica en detección de procesos de


transferencia de calor, para observar la energía que emiten los objetos y no la que reflejan
de la luz solar.

• Micro-ondas: comprende las longitudes de onda que superan el milímetro, resultando


prácticamente transparente a la cubierta nubosa y por lo tanto aplicable al estudio de áreas
con altos índices de nubosidad casi permanentes.

1.7 Dispersión atmosférica

La luz se propaga en línea recta con intensidad constante hasta que encuentra un
obstáculo a partir del cual, resulta absorbida o dispersada. En el primer caso, la intensidad

2CHUVIECO, Emilio: Teledetección y S.I.G. para la conservación del medio ambiente. Universidad Nacional
de Cuyo. pp. 3-4. Mendoza. 1995.
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deja de ser constante, mientras que en el segundo, la dispersión implica un cambio de


dirección.
Básicamente, se distinguen dos procesos de dispersión atmosférica: la dispersión
selectiva (dispersión de Rayleigh y dispersión de Mie) y la dispersión no selectiva. En la
dispersión atmosférica selectiva, las longitudes de onda relativamente cortas correspondientes
a las longitudes de onda del ultravioleta y el azul, son dispersadas más fuertemente en
comparación con las longitudes de onda mayores correspondientes a las longitudes de onda
del rojo y el infrarrojo, debido a la presencia de vapor de agua, ozono y dióxido de carbono.
Así, en la aproximación de Rayleigh las partículas o moléculas son más pequeñas que la
longitud de onda y el grado de dispersión es inversamente proporcional a la cuarta potencia de
la longitud de onda.
La dispersión selectiva de las longitudes de onda de la región azul del espectro visible,
es justamente la causa del color celeste del cielo. Por otra parte, en las salidas y puestas de sol,
la luz pasa casi horizontalmente por la atmósfera, que dispersa las longitudes de onda
correspondientes al azul y verde, dejando pasar sólo las longitudes de onda correspondientes
al color rojo, y constituyendo la causa del color rojizo que percibimos al observar el cielo en
la dirección del sol.
Cuando el tamaño de las partículas difusoras es del mismo orden que la longitud de
onda, la dispersión de Rayleigh deja de cumplirse y hay que seguir la de Mie, quien en el año
1908 presentó la solución al problema de la dispersión originada por un conjunto de
dispersores de Rayleigh actuando de forma simultánea, en base a una complicada suma de
funciones de Bessel y potenciales de Hertz.
La dispersión de Mie actúa sobre las capas más bajas de la atmósfera, donde son más
abundantes las partículas más grandes.
En la dispersión no selectiva, en cambio, producida por partículas de diámetros
mayores a las longitudes de onda de luz –fundamentalmente aerosoles y polvo atmosférico-,
todas las longitudes de onda son dispersadas en igual intensidad. La dispersión se describe por
las leyes de Snell para la reflexión y la refracción, aplicándose los coeficientes de Fresnel para
las amplitudes de la onda dispersada.
Las partículas del tamaño de las gotitas de agua de las nubes pueden generar
dispersión no selectiva, afectando a las longitudes de onda del visible y del infrarrojo
cercano. El color blanco de las nubes, por ejemplo, se debe en gran parte a este fenómeno.
Los procesos de dispersión son sumamente complejos. Como primera aproximación –
y sólo en el caso de dispersión simple-, si la luz encuentra en su propagación un obstáculo de
dimensiones mucho mayores que λ, el problema se plantea en lo que se conoce como el límite
de la óptica geométrica; si el obstáculo es mucho menor que λ, el problema se plantea en el
límite de Rayleigh; y en el caso intermedio, se considera el régimen de dispersión de Mie.
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En el enfoque de la teledetección, los fenómenos de absorción y dispersión


atmosférica, provocan atenuación y mezcla de distintas fuentes en la radiancia que detecta el
sensor, incorporando un componente difuso para la discriminación de cubiertas, como la
adición de radiancia proveniente de elementos distintos, a la radiancia captada por el sensor
con respecto a una determinada superficie, lo que obliga a considerar la introducción de
correcciones atmosféricas para minimizar sus efectos.

Figura 1.8: Efectos de dispersión atmosférica

Fuente: Adaptado de Research Systems, Inc. – Hyperspectral Image Analysis en ENVI (2001)

1.8 La signatura espectral

Al estudiarse las intensidades de reflectancia que presentan las distintas cubiertas


terrestres, según diferentes longitudes de onda -es decir, en diferentes porciones del espectro
electromagnético-, particularmente en las longitudes de onda correspondientes al visible y al
infrarrojo, ha sido posible establecer comportamientos típicos que se denominan firma
espectral o signatura espectral. No obstante, y como ya se ha señalado, el comportamiento
típico no implica que sea único y constante.

Figura 1.9: Signatura espectral de algunas cubiertas

Así, por ejemplo, se reconoce que muchas técnicas de procesamiento de imágenes


multiespectrales e hiperespectrales han sido desarrolladas primero por geólogos e ingenieros
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mineros a los fines de exploración, con el objetivo de identificar determinados minerales de


fuerte impacto económico.

Tabla 1.1: Longitudes de onda de rasgos distintivos de absorción para moléculas comunes de minerales

MOLÉCULA LONGITUD DE ONDA


Fe 3+
0,4 a 0,6 µm, 0,66 µm, 0,85 a 0,95 µm
OH 1,4 µm
Al-OH 2,15 a 2,22 µm
Mg-OH 2,3 a 2,39 µm
Fe-OH 2,24 a 2,27 µm
Si-OH 2,25 µm
H2O 1,4 a 1,9 µm
CO3 2,30 a 2,35 µm
NH4 2,0 a 2,13 µm
Fuente: Research Systems, Inc. – Hyperspectral Image Analysis en ENVI (2001)

Los minerales, en general, son más fáciles de identificar que otros tipos de materiales
de la superficie terrestre porque sus signaturas espectrales tienden a presentar muchos rasgos
distintivos de absorción. Por otra parte, sus espectros de reflectancia no son sensibles a
variaciones en la geometría observada, por lo que un gran número de investigadores han
venido documentando las propiedades espectrales de diferentes minerales.
Las librerías de signaturas espectrales permiten analizar el comportamiento de
reflectancia en un rango del espectro, como en el caso del gráfico siguiente, correspondiente a
una muestra de cuarzo (SiO2):

Figura 1.10: Espectro de reflectancia de cuarzo obtenida desde la librería http://speclab.cr.usgs.gov/


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En el caso de los suelos, los espectros de reflectancia varían según el contenido de


humedad, puesto que la humedad modifica el espectro completo. Por otra parte, el contenido
de materia orgánica tiende a disminuir los rasgos distintivos de absorción de energía
electromagnética, mientras el tamaño más grande de partículas produce rasgos más fuertes de
absorción. Además, el óxido de hierro origina rasgos claros de absorción a 1,9 micrones.
En el caso de la vegetación, el color verde obedece a la mayor energía que reflejan las
hojas en las longitudes de onda comprendidas entre 0,5 y 0,6 µm -porción verde del espectro-
que en las restantes porciones del espectro visible, mientras en el espectro no visible, la
reflexión es elevada en el infrarrojo cercano y tiende a reducirse ligeramente en el infrarrojo
medio, características que constituyen su firma espectral. No obstante, dentro de este
comportamiento típico, la intensidad de reflexión presenta pequeñas variaciones en
correspondencia con el diferente vigor vegetal, estado fenológico y grado de cobertura del
suelo, entre otros aspectos.
Debe considerarse que la mayor parte de la vegetación posee los mismos
componentes, y en consecuencia, la signatura espectral también resulta similar.
Las signaturas espectrales varían no sólo por los aspectos señalados, sino además, por
la densidad de hojas, la geometría de iluminación y los componentes denominados
espectralmente activos, como clorofila, celulosa, almidón, azúcar, ácidos, agua, proteínas,
nitrógeno y cera. En el siguiente gráfico puede observarse una signatura espectral típica de
vegetación, donde se han señalado las características más importantes que inciden en los
distintos rangos del espectro de reflectancia:

Figura 1.11: Signatura espectral típica de vegetación

Absorción Dispersión Contenido de agua


de pigmentos celular en las hojas

LONGITUD DE ONDA

Fuente: Research Systems, Inc. – Hyperspectral Image Analysis en ENVI (2002)

En la signatura espectral de la vegetación se destacan los siguientes rangos:

- Visible a infrarrojo cercano (0,35 – 0,7 µm): clorofila y otros pigmentos.


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- Infrarrojo cercano (0,7 – 1,0 µm): estructura celular.


- Infrarrojo (0,8 – 2,5 µm): presencia de agua, almidón, celulosa, azúcar y proteínas.

A partir de la signatura espectral de cubiertas vegetales no resulta sencillo identificar


las especies, puesto que muchos factores inciden en la forma del espectro. Por otra parte, la
signatura espectral depende estrechamente de la escala en que se observa, aspecto al que se
hará especial referencia al abordar la temática de imágenes hiperespectrales.
En el caso de los materiales hechos por el hombre, se ha señalado que en su mayoría
carecen de fuertes y definidos rasgos de absorción. Las signaturas de los metales, por ejemplo,
resultan típicamente oscuros y sin rasgos característicos, mientras las de los camuflajes
fabricados con fibras textiles resultan similares a la signatura de la vegetación (la principal
diferencia radica en el contenido de agua).

Figura 1.12: Signatura espectral de un techo de fibra de vidrio obtenida de la librería http://speclab.cr.usgs.gov/

En el gráfico 1.12 se observa el comportamiento espectral de la fibra de vidrio, cuya


fórmula del compuesto está dada por CH4.

1.9 Imágenes que proporciona la teledetección espacial

La imagen transmitida desde la estación espacial es una imagen digital -no una
fotografía- y su proceso de adquisición es sensiblemente diferente del empleado por las
cámaras convencionales, ya que el sensor a bordo del satélite detecta una faja de la superficie
terrestre por debajo de su órbita, registrando la radiancia sobre este corredor, línea por línea, y
obteniendo una imagen continua del terreno.
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Atendiendo a lo señalado en la descripción de la radiación electromagnética y el papel


que desempeña la atmósfera en la transmisión de energía, debe tenerse en cuenta que la
radiancia se define como el total de energía radiada por unidad de área y por ángulo sólido
de medida, mientras que la radiancia espectral se refiere a ese total de energía radiada en una
determinada longitud de onda3.
La energía detectada por el sensor, se convierte a un código numérico entero, según un
rango de valores habitualmente comprendido entre 0 y 255, que corresponde a uno de los 256
tonos de gris empleados para describir la intensidad reflejada, escala según la cual, el valor
cero se asigna al negro y el valor 255 al blanco.

Figura 1.13: Captación de imágenes satelitales

IMÁGENES DE SATÉLITE

PIXEL

1.10 Imágenes Multiespectrales

Los sensores de exploración electrónica registran la radiancia proveniente de la


superficie a intervalos regulares que dependen de la resolución del sensor, es decir, los
sensores detectan valores medios de la energía reflejada por pequeñas superficies de terreno.
Por ejemplo, a bordo del programa Landsat, el sensor TM recoge la radiancia en un intervalo
de 30 x 30 metros, mientras que el sensor MSS lo hace sobre una superficie de 79 x 79
metros. Para cada una de estas áreas se registra un valor numérico que es la codificación
digital de la energía recibida -en realidad, tantos valores numéricos como bandas detecta el

3
CHUVIECO, Emilio: Fundamentos de Teledetección Espacial. Ediciones Rialp SA. 2° Edición. pp. 51-52.
Madrid. 1995
25

sensor-, con lo que cada número que conforma la imagen resulta ser una medida de la
radiancia que recibe el sensor de una superficie concreta del terreno y en determinada banda
espectral. Al visualizar la imagen, ese valor numérico se expresa como un valor de gris
aplicado a un sector cuadrado denominado píxel y cuyo tamaño está dado por la resolución
del sensor.
El valor numérico que codifica la radiancia detectada para cada píxel se denomina,
según la distinta literatura, nivel digital, nivel de radiancia, o simplemente valor de píxel,
dependiendo el rango para cada píxel de la resolución radiométrica del sensor, es decir, de su
sensibilidad para distinguir variaciones de radiancia recibida, que como se ha señalado, está
situada en general, entre 0 y 255. Entonces, una imagen de satélite es una matriz digital de
tres dimensiones -o estructura grilla-celda en la bibliografía anglosajona-, formada por la
localización espacial de cada píxel (línea, columna) y el nivel de radiancia de su
correspondiente banda espectral.

Figura 1.14: Codificación del nivel de radiancia

ASIGNACIÓN DE ENERGÍA DETECTADA


A UN CÓDIGO NUMÉRICO ENTERO

0 1 2 3 253 254 255

...

INTENSIDAD QUE REFLEJA CADA PIXEL:


0 = NEGRO
ESCALA DE 256 VALORES
255 = BLANCO

La imagen de satélite es un conjunto de números enteros y como tal, permite a través


del tratamiento digital, la aplicación de diversas operaciones matemáticas a efectos de lograr,
entre muchas otras capacidades, la agrupación de niveles digitales en conjuntos homogéneos
para obtener una clasificación.

1.11 Los sensores pasivos y la región de las microondas

Tradicionalmente, los sensores se han clasificado en activos y pasivos. Los sensores


pasivos son aquellos que detectan la energía electromagnética que reflejan o emiten las
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cubiertas, en función de la radiación solar incidente o de la propia temperatura. Los sensores


pasivos son los que se utilizan para la obtención de imágenes multiespectrales, y aunque el
énfasis de esta obra está dirigida justamente al análisis y tratamiento de imágenes
multiespectrales, es conveniente tener en cuenta -al menos- algunos aspectos básicos
relacionados con los sensores activos.

Figura 1.15: Clasificación de sensores

Los sensores activos, denominados RADAR (Radio Detecting and Ranging), emiten
un haz energético en la región de las microondas para posteriormente captar su reflexión
sobre la superficie terrestre. Estos sistemas fueron utilizados inicialmente con fines militares
durante la Segunda Guerra Mundial y recién a partir de la década del 70 sus aplicaciones
fueron liberadas para fines civiles.
La creciente utilización del uso de imágenes de la región de microondas obedece a las
características propias de estos sistemas de captación, ya que dicha región espectral de
operación permite independencia de la luz solar y buena penetrabilidad en la atmósfera
incluso con elevada nubosidad.

Figura 1.16: Transmisión porcentual de la región de microondas a través de la atmósfera

Fuente: Adaptado de A.Giradles: Uso del SAR en estudios de dinámica oceánica. CONAE. Argentina.
27

Un sistema radar consiste básicamente en:


- Un transmisor, que genera un pulso de gran potencia en longitudes de onda
comprendidas entre 1 y 100 cm.
- El sensor activo, que envía pulsos a la antena y retorna el eco al receptor.
- Una antena, que envía el pulso transmitido a la zona de estudio y recoge los
ecos devueltos.
- Un receptor, que convierte el eco devuelto a código digital numérico.
- Un grabador de datos, que almacena la imagen dato para ser procesada y
visualizada.
De cada punto del terreno se obtienen retrodispersiones, dependiendo el retorno de la
señal de la siguiente expresión4:

Donde Pr es la potencia retrodispersada; Pt es la potencia emitida por el radar; G es


el factor de ganancia de la antena; λ es la longitud de onda; σ es la sección eficaz de
retrodispersión que depende de la rugosidad de la cubierta, de la geometría del terreno, del
ángulo de incidencia del flujo de energía, y de la polarización; mientras R, por su parte, es la
distancia entre el sensor y la cubierta.
La rugosidad de la cubierta no sólo involucra la estructura que presenta la cubierta,
sino además, la longitud de onda de la observación, puesto que una superficie que se
comporta como lisa en longitudes de ondas largas, puede presentarse como rugosa en
longitudes de ondas más cortas. De acuerdo con el criterio de Rayleigh, si la desviación típica
de la altura Sh > (λ / 8 cos α), la superficie se considera rugosa (λ = longitud de onda; α =
ángulo de incidencia de la señal). Así, cuando la superficie es lisa no hay retorno de la señal –
como en espejos de agua, por ejemplo-, mientras que en superficies rugosas el retorno de la
señal es intenso.

Figura 1.17: Ángulo de incidencia de la señal de radar

4
BOROZUKI, M.G.: Procesamiento Digital de Imágenes Satelitarias. Centro de Capacitación en Ciencias
Geográficas. Instituto Geográfico Militar. Buenos Aires. 2005.
28

La polarización, en cambio, se refiere a la forma en que la señal del radar es


transmitida y recibida, es decir, si mantienen los mismos planos de propagación, puesto que el
eco del radar es selectivo en la dirección de propagación.
Finalmente, la Tabla 1.2 resume las características de las bandas de frecuencia más
utilizadas en equipos radar:

Tabla 1.2: Bandas de frecuencia en equipos radar

Denominación Ancho (cm) Frecuencia


Ka 0.75 1.10 26,5 a 40 GHz
K 1.1. 1.67 18 a 26,5 GHz
Ku 1.67 2.40 12,5 a 18 GHz
X 2.40 3.75 8 a 12,5 GHz
C 3.75 7.50 4 a 8 GHz
S 7.50 15.0 2 a 4 GHz
L 15.0 30.0 1 a 2 GHz
P 30.0 100.0 200 a 300 MHz

Fuente: Fuente: Haar, V.H.- Introducción a la Teledetección. 1994.

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