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ALYXANDRA HARVEY–OUT FOR BLOOD DARK PATIENCE & LUX DI LUNE 1
ALYXANDRA HARVEY
Traducido por Glad
H
unter Will es la más joven de una larga línea de
cazadores de vampiros de elite, un legado que es una
bendición, así como también una maldición en la
secreta Academia de los Helios-Ra, donde ella sobresale en casi
todo.
Gracias a su amistad con Kieran Black, Hunter recibe una

invitación especial para asistir a la coronación de Helena Drake, y
por primera vez, ella ve la diferencia que hay entre los vampiros—
que deben ser cazados—y los vampiros que pueden llegar a ser
amistosos—o incluso más.
Cuando los estudiantes de la academia son víctimas de una

misteriosa enfermedad, Hunter sospecha que están siendo
atacados desde el interior. Ella necesitará a alguien en quien
confiar para que le ayude a salvar el futuro de los Helios-Ra. . .
ayuda que sorprendentemente viene en la forma de Quinn Drake,
un muerto-vampiro maravilloso. ¿Quién dijo que el último año iba
a ser mucho más fácil?
HUNTER
Traducido por Liberi
Martes por la tarde
S
hakespeare dijo, "¿Qué hay en un nombre?"
Bueno, mi nombre es Hunter1 Wild2, entonces digo: mucho.
Por ejemplo, puedes decir por mi nombre que nuestra familia lleva
nuestro estatus como cazadores de vampiros muy enserio. Menos
mal que fui hija única – si yo hubiera tenido hermanos o hermanas, ellos podrían
haberse llamado Slayer3 o Killer4. Nosotros sonaríamos como una banda de heavy
metal5.
Lo increíble, en realidad, es que somos una de las familias más antiguas y

más estimadas en los Helios-Ra. Cuando naces en la familia Wild, nadie te
pregunta lo que quieres ser cuando crezcas. La respuesta es obvia: un cazador de
vampiros.
1
Hunter: En ingles es Cazador
2
Wild: En ingles es Salvaje y es un apellido.
3
Slayer: En ingles es Asesino.
4
Killer: También es Asesino pero la diferencia es que Slayer es asesino “Profesional” o que mata
violentamente por así decirlo en cambio Killer es más para un “novato” que solo ha matado por
equivocación.
5
Heavy metal: Es un tipo de música derivada del rock y que incorpora elementos inspirados en el blues rock,
el rock acido y de la música clásica junto con el hard rock con el que comparte rasgos esenciales.
Tiempo.
Ningún si, y si, o peros. Sin desviaciones de ningún tipo.
Una talla para todos.
"Odio estos estúpidos pantalones cargo," mi compañera de habitación Chloe

murmura, como ella hacia al principio de cada año escolar. Las clases no
iniciaran hasta la otra semana, pero la mayoría de nosotros se salió de sus
dormitorios temprano así podríamos pasar el tiempo extra trabajando fuera y
preparándonos. Chloe y yo hemos sido amigas desde nuestro primer día en la
academia, cuando ambas estábamos aterrorizadas. Ahora tenemos dieciocho
años, comenzamos nuestro último año, y, francamente, es aterrador. Pero al
menos finalmente conseguimos ser compañeras de habitación. Sólo tienes que
solicitar tu compañero de habitación en el duodécimo grado, de otra manera
ellos te meten con la gente más mal emparejada que ellos pueden encontrar,
sólo para ver como lidias con el estrés.
¿He mencionado que estoy realmente contenta de que este sea nuestro
último año? Incluso si la habitación probablemente olerá a barniz de uñas y
perfume de vainilla todo el año. Chloe ya tenía sus pies descalzos apoyados en su
escritorio, aplicando una segunda capa de brillo de plata sobre el esmalte
púrpura en sus uñas del dedo del pie. Ella estaba, más decidida, en no llevar sus
cargos regulares.
Yo lo estaba, pero sólo porque mi abuelo me dejó esta mañana, y él no es

nada si no de la vieja escuela. Todavía refunfuña sobre nuestro amigo Spencer,
que tiene el pelo rubio largo y lleva collares de cáñamo con cuentas turquesas. El
abuelo no puede comprender como a Spencer se le permite salirse con la suya,
por qué eso es una novedosa (su palabra) división de lo paranormal, o por qué un
niño no quiere un corte de pelo. La cierto es, que Spencer es un genio cuando se
trata de historias ocultas, los profesores están absolutamente dispuestos a
hacerse de la vista gorda.
Además, los cargos regulares técnicamente se llevan sólo para instruirnos y

entrenar y trabajar en terreno real. Y el Abuelo todavía no entiende por qué no
cortaré mi pelo como cualquier otro guerrero merece tener.
Me gané este pelo largo totalmente.

Tuve que pasar varias pruebas de combate sin que nadie haya sido capaz de
agarrarlos para usarlos en mí contra. Nada más para tener la promesa del Abuelo
de que no afeitaría mi cabeza cuando duerma.
Pienso que olvida que no soy un G.I. Joe.
O que me gusta parecerme a una chica normal a veces, con el pelo largo
rubio y labios pintados, y no solo una cazadora que mata a vampiros cada noche.
Bajo mis steels6 – mis uñas en las botas de combate son rosas. Pero nunca le diría
eso. Le daría un infarto.
Él todavía estaría ahí en patrullas si los doctores de los Helios-Ra no le

hubieran prohibido cumplir con su deber el año pasado debido a la artritis en su
cuello y hombro. Podría tener la estructura como la de un toro pero solo que no
tiene la misma flexibilidad y la fuerza que solía tener.
Él es, sin embargo, absolutamente capaz de ser un invitado experto en

lucha en la academia – en las clases de entrenamiento. Solo le gusta azotar a
chicos de–dieciséis–años que piensan que son más rápidos y mejores que él. Nada
lo hace más feliz, no incluso mí muy – casi honrados As del año pasado. La
primera vez que Spencer lo conoció, me dijo que el Abuelo era Wild–West–el
terrorífico pistolero. Esta es una descripción bastante buena en realidad – él
incluso tiene la misma puntería para tirar de lejos – con armas de rayos UV y
ballestas. Y las recientes negociaciones con ciertas antiguas familias de vampiros
le dan palpitaciones. En su día, blah blah blah. Él todavía no sabe que Kieran me
llevo a las cuevas reales la semana pasada para conocer a la nueva familia
gobernante de vampiros, los Drakes. Y me niego totalmente a decirle hasta que
tenga que hacerlo.
El abuelo podrá ser de la vieja escuela, pero yo no.
Me gusta el tiro con arco y las artes marciales, no me tomen a mal, y

definitivamente me siento bien al luchar contra los Hel-Blar. Ellos son los peores
de la peor especie de vampiros: estúpidos, salvajes, y siempre en busca de
sangre. El más violento obtiene lo mejor. Ellos son ligeramente azules, lo cual es
más espeluznante de lo que suena, y huelen como hongos podridos.
De más está decir, que los hongos no se sirven demasiado en la cafetería.
Pero me gusta toda la historia también, y la investigación y trabajo con

familias de vampiros. No creo que esto debería ser una matanza – en el centro
6
Steels: Son unos tipos de botas. Son botas con tope de acero o protección de acero.
comercial – y – sabe – Dios – la clase – de estos – fuera de control. Amo al Abuelo –

cuido de mí cuando mis dos padres murieron durante una pelea de jerarquía de
los Hel-Blar – pero a veces suena como un fanático. Puede ser un poco
embarazoso. Los vampiros son vampiros para él. Si averigua que Kieran estaba en
una cita con una chica – de dieciséis – años hija vampiresa de los Drake, él
enloquecería. Él piensa en Kieran como un nieto honorario y nos casaría
totalmente uno con el otro si mostráramos la más leve inclinación. Infiernos, él
trata de emparejarnos de todos modos, y es tan sutil como un ladrillo. Kieran es
como un hermano para mí sin embargo, y sé que se siente de la misma forma por
mí. Podría estar dispuesta a sacrificar mucho por los Helios-Ra, pero con quien
tenga una cita no es una de aquellas cosas.
Lamentablemente el Abuelo no es exactamente conocido por rendirse. La

cosa es, que tampoco yo. Lo triste es que lo obstinado corre fuerte en cada Wild,
y no soy la excepción.
"¿Podrías por favor cambiarlos a algo decente? Solo mira aquellas cargos me
dan urticaria." Chloe hizo una mueca de dolor hacia mí antes de regresar a soplar
sobre su mojado esmalte de uñas. Llevaba unos shorts de playa con cordón – con
sandalias y pendientes que se balanceaban hacia abajo prácticamente tocando
sus hombros. Su pelo negro era una masa salvaje de rizos como siempre, sus ojos
castaños cuidadosamente delineados con púrpura para combinar con su ropa. Ella
ya había desempacado cada parte de su guardarropa y lo había colgado todo muy
bien en nuestro minúsculo armario. Este era el único punto de pulcritud que yo
vería en todo el año. Me saca de quicio sus cosas por todas partes, y se reiría de
mí por hacer mi cama cada mañana. No podía esperar. La había echado de menos
a lo largo del verano.
Los correos electrónicos y textos no son lo mismo, no importa lo que diga.
"No me preocupan los cargos," le dije, encogiéndome de hombros.
"Por favor, he visto la poca ropa que tienes y todas son bonitas y de
encaje."
"No muchas llevan camisolas de cordón en entrenamientos de supervivencia

y ejercicios," indiqué.
"Bien, ya que no tengo la intención de poner un pie en aquel viejo gimnasia

maloliente hasta que sea absolutamente necesario, exijo que lleves algo lindo."
Ella me sonrió abiertamente. "Te lleve a cenar, ¿No?"

"Fuimos a la cafetería por macarrones con queso," disparé de vuelta,

también sonriendo abiertamente.
"Y no eres mi tipo."
"Por favor, tendrías mucha suerte."
Un golpe en la puerta nos interrumpió. Spencer empujó su cabeza dentro.

Su cabello era aún más largo y más rubio, casi blanco.
Él había pasado la mayor parte del verano en la playa, como siempre. "Estoy
muy feliz de estar finalmente en la planta baja," dijo a modo de saludo.
"Nunca subiré aquellas escaleras de nuevo."
"Cuéntame," coincidió Chloe.
El dormitorio era una antigua mansión Victoriana de cinco pisos. En Noveno

grado vivimos en el ático convertido y teniendo que subir las estrechas escaleras,
subiéndolas varias veces por día. Cada año fuimos promovidos, bajando un piso.
Nuestra ventana ahora están es vecina del estanque detrás de la casa y el único
cisne irritable que vive allí.
"Aquel pájaro me mira otra vez," dije. Él casi me había arrancado un dedo
en mi primer día en la academia cuando traté de alimentarlo con el panecillo
que había salvado del almuerzo.
Spencer se sentó sobre el borde de mi cama, haciendo rodar sus ojos. "Esta
oscuro fuera, genio."
"Sé que él está ahí," insistí. "Solo esperándome."
"Puedes controlar a un vampiro, así que puedes controlar a un hermoso

pájaro blanco."
"Supongo. No sabes cuán sospechosos son aquellos cisnes." Arrugue mi nariz

y me senté en el extremo de la cama, apoyándome en la almohada. "Pero
hablando de vampiros–"
"¿No lo hacemos siempre?" Chloe dijo. "Solo una vez me gustaría hablar de
muchachos y moda y los abdominales Hugh Jackman."
"¿Hola? ¿Alguna vez hablas de algo más?" Spencer gimió. "Necesito más
amigos chicos."
Le di un golpe con mi bota. "Los chicos nunca habrían sido capaces de

hablar cosas buenas de ti con Francesca el año pasado," le dije.
"Sí, pero ella rompió mi corazón."
"Dame un respiro. La abandonaste tú."
"Porque sólo hay espacio en mi corazón para ustedes dos lunáticas."
Le lancé una almohada en su cabeza.
"Lo que ella dijo," estuvo de acuerdo Chloe, ya que no podía alcanzar su
propia almohada.
"Y de todos modos, si salieras eructando y rascándote con otros tipos no

oirías sobre mi visita a las cuevas de vampiro de la realeza la semana pasada."
"No eructamos y nos rascamos," se dio la vuelta para mirarme

siniestramente.
"¿Y qué?"
Incluso Chloe dejo su esmalte de uñas. "¿En serio?"
"Kieran me llevo," dije, un poco con aire de suficiencia. Era raro que yo
fuera la de la historia para contar. Por lo general estaba demasiado ocupada
tratando de que Chloe y Spencer estuvieran fuera de problemas para entrar en
cualquiera de mis propios problemas.
"Amigo," Spencer silbó apreciativamente. "¿Cómo conseguiste que te lo

pasara tu abuelo?"
"Exactamente no le dije," admití. "Dije que saldría por créditos extras."
"Finalmente." Chloe fingió quitarse una lágrima de orgullo. "Ella anda a

escondidas y dice mentiras. Nuestra pequeña niña."
Spencer y yo la ignoramos.
"¿Entonces como es?" preguntó él con impaciencia. "Dime todo. ¿Algún

ritual? ¿Magia secreta de vampiros?"
"Lo siento, nada para tu tesis," le dije. "Pero una princesa de la tribu de los
Hounds estaba allí."
"Fuera de aquí," Spencer me miró. "Eres la más afortunado. ¿Cómo era ella?"
"Tranquila, intensa, francesa." Como los otros Hounds, tenía dos juegos de
colmillos. "Tenía amuletos alrededor de su cuello."
"¿Podrías dibujarlos para mí?" preguntó inmediatamente.
"Podría intentarlo."
"Ustedes dos son aburridos." Chloe resopló con un suspiro. "Dejen de

estudiar – ni siquiera hemos comenzado las clases todavía. Cuéntame sobre los
hermanos Drake. ¿Son tan deliciosos como todo el mundo dice?"
"Totalmente." Ni siquiera había pensado en eso. "Era como estar en una

habitación llena de Johnny Depps. Uno de ellos incluso iba medio vestido como
un pirata."
Chloe se estremeció, suspirando reverentemente. Entonces entrecerró sus

ojos hacia mí. "No te atrevas a dejarme atrás la próxima vez."
"Creo que fue una cosa de una sola vez. Hart estaba allí y todo."
Hart era el nuevo líder de los Helios-Ra y el tío de Kieran.
"Fue sobre todo hablar del tratado. Todavía no sé por qué me invitaron."
"Porque eres buena en esas cosas," declaró Chloe lealmente.
"Idiota," ella añadió, menos lealmente.
No me había sentido particularmente experta, más bien me sentí como una

adolescente torpe en una mesa llena de adultos. Había tenido que recordarme a
mi misma más de una vez que me habían invitado, que no era obviamente inútil
o una extraña.
Especialmente cuando Quinn Drake sonrió hacia mí.
Todos los hermanos Drake eran ridículamente magníficos, pero él tenía

aquel latente encanto de una obra de arte. La clase que sólo lees en los libros.
Siempre pensaba que sería molesto en la vida real.
No tanto.
Aunque el hecho de que él me llamó "Buffy" toda la noche fue menos

divertido.
"Tienes una mirada divertida en tu cara," dijo Chloe.

"No la tengo." Tiré mis pensamientos errantes lejos de Quinn. "Es solamente
mi cara."
"Por favor, nunca has tenido aquel color. Te ruborizaste, Hunter Wild."
"No lo hice." Quinn no era mi tipo de todos modos. No es que supiera cual
era mi tipo. Aun. Estaba segura que los lindos chicos que sabían que eran lindos
no lo eran.
Me salve de sus insistencias y empujones cuando las luces de repente se

apagaron. La luz de emergencia de fondo azul por la puerta y bajo la ventana
parpadeó. Spencer y yo saltamos sobre nuestros pies. Las ventanas se cerraron
automáticamente. Barras de hierro bajaron y sonaron cerrándose.
"¡No! ¡Ahora no!" Chloe exclamó, soplando más fuerte sobre sus dedos del
pie.
"Ellos van a mancharse."
"¿No es demasiado pronto para un simulacro?" Fruncí el ceño, tratando de

ver hacia el estanque y los campos que conducen al bosque que nos rodea. Era
bastante oscuro que sólo la luz tenue del agua se veía y la medio luna sobre la
casa principal donde la Directora Bellwood vivía.
"Quiero decir, la mitad los estudiantes ni siquiera están aquí todavía."
"Chloe es quien se supone sabe de estas cosas," dijo Spencer

intencionadamente.
"¡No he tenido tiempo! ¡Acabo de llegar!" Ella balanceó sus pies en el piso y
se equilibró sobre sus talones, maneando sus dedos del pie. Por lo general hackea
las listas y averigua cuando los simulacros pasarían entonces nosotros tendríamos
alguna advertencia. Estaba disgustada, frunciendo el ceño con ferocidad. "Esto es
una mierda."
"¿Tal vez no es un simulacro?" preguntó Spencer. "¿Tal vez es real?"
"Es totalmente un simulacro. Y registrare una queja," se quejó Chloe,

lanzando su mochila sobre su hombro. No iba a ninguna parte sin su ordenador
portátil o algún tipo de dispositivo de alta tecnología. "Todavía estoy en
vacaciones de verano, maldita sea. Esto es tan injusto."
"Me alegro de no haberme cambiado estos," le dije, sacando una linterna de

uno de los muchos bolsillos de mis pantalones cargo.
"Si recitas algún 'estar preparado' mierda lema de la escuela, te daré una
patada."
"Arriesgando tu esmalte de uñas," dije con un resoplido, empujando la

puerta abierta. "Solo vamos."
HUNTER
Traducido por Mekare
H abía estudiantes en el pasillo, refunfuñando mientras probaban la

puerta principal.
"Cerrado". Suspiró Jason, volviéndose hacia nosotros. Él había estado

enamorado de Spencer durante dos años, pero Spencer estaba enamorado de
Francesca. O lo había estado, de todos modos, yo seriamente dudaba de que él
hubiera cambiado de equipo, por completo.
"Todo está cerrado," dijo Jason. Llevaba pantalones de franela de pijama y

una camiseta blanca. Chloe casi le ronroneó a pesar de que era una causa
pérdida.
"Luz azul por aquí", alguien gritó desde el otro lado de la sala común.
Spencer se quejó. "¿Así que esto es una prueba de velocidad?"
"Parece que si," estuve de acuerdo.
Seguimos al resto de los estudiantes bajando por el pasillo hasta la puerta

del sótano. Menos mal que no era una prueba de sigilo, ya que todos sonábamos
como una manada de elefantes corriendo, mientras íbamos por las escaleras.
"No me gusta este agujero", dijo Chloe cuando llegamos al húmedo sótano.
Ella sacudió su teléfono. "Nada funciona aquí abajo."
"Creo que ese es el punto."

"Ok, es estúpido. Toda esta escuela es estúpida‖.
Spencer y yo rodamos nuestros ojos el uno al otro. Privar a Chloe de su

acceso a Internet siempre la ponía de mal humor. Era su punto fuerte, después
de todo, y ella odiaba siempre iba en primer lugar en las carreras.
La escotilla que conducía al túnel secreto ya estaba abierta. Había sonidos

de lucha por delante y muy poca luz. El objetivo era atravesar túnel, subir una
escalera, y llegar al césped. Nadie se daba de codazos ni se tropezaba entre sí,
era demasiado pronto en el año. Aún faltaban los parciales y los exámenes
finales, entonces, ahí sería cuando habrían insurrecciones y motines aquí abajo.
Oí un chirrido detrás de nosotros y me volví hacia el sonido, cogiendo la

estaca en mi cinturón. Siempre había una estaca en mi cinturón. Mi abuelo nunca
me hizo las preguntas habituales mientras crecía, como: ‗¿Te lavaste los
dientes?‘ y ‗¿Has comido hoy tus verduras?‘. Para él siempre era, ‗¿Tienes tu
estaca?‘.
Pero esta vez, no se trataba de un vampiro o un maniquí de entrenamiento.

Era sólo una estudiante de noveno grado quien estaba presionada contra la
pared, llorando. Aparentaba tener alrededor de trece años y había sangre en su
nariz.
"Hunter, ¿vienes o qué?" Spencer preguntó.
"Ya los alcanzaré‖, les hice un gesto con la mano, para que siguieran y
rápidamente me agache debido a que un amañado muñeco que colgaba del
techo, cayó chillando. La chica lloró con más fuerza, temblando.
"Oye, está bien", le dije y ella me miró. "Soy Hunter. ¿Cuál es tu nombre?‖
"L-Lia‖ tartamudeó. Sus anteojos estaban empañados por la combinación de

lágrimas y la humedad del aire subterráneo.
"¿Es este tu primer día?"
Ella asintió en silencio.
"Bueno, no te preocupes, Lia, se pone mejor. ¿Dónde está tu monitor de

piso?" Le pregunté. Ella era demasiado joven para hacer frente a esto. No me
podía creer que su monitor de piso no se había molestado de mantener un ojo
sobre ella. Cuando averiguará quien era, iba regañarle.
"No lo sé." Su estaca estaba tirada, inservible, a sus pies. "Quiero irme a
casa."
―Lo sé. Salgamos de aquí primero, ¿de acuerdo?"
"Está bien." Ella se alejo de la pared y luego dio saltó cuando un grito
espeluznante ululo por el pasillo, seguido por un silbido inquietante.
"No te preocupes eso," le dije. "Le agregan todos esos efectos de sonido
para enseñarte a no distraerte. Leíste al respecto de todo eso, en el manual,
¿no?"
Tragó saliva. ―Sí. Es peor de lo que pensaba‖.
"Uno se acostumbra a ello. Mira, tenemos que correr por el pasillo hacia la
escalera y subir para salir al césped. Habrá maniquíes abalanzándose hacia ti
con luces rojas en sus corazones. Basta con apuntar tu estaca a la luz roja, ¿de
acuerdo? Piensa en todo esto como algún juego en una de esas casas embrujadas
de Halloween‖.
"No me gustan las casa embrujadas‖, dijo, pero ahora sonaba molesta, no
tan asustada. Recogió su estaca, sosteniéndola con tanta fuerza que sus nudillos
lucían como si se estuvieran haciendo daño.
"¿Lista?"
Ella asintió.
"¡Vamos!"
Tomé la delantera para que así ella no entrara en pánico de nuevo. El

primer ‗vampiro vino hacia mí desde la izquierda y apunté hacia la luz roja. El
segundo vino desde la derecha; el tercero y el cuarto cayeron del techo, juntos.
Dejé escapar a uno para darle a Lia la oportunidad de apuñalarlo. No era nada
más que una excelente manera de liberar la frustración. Este la cogió en el
hombro, pero ella se las arregló para golpear la luz roja.
"¡Le di a uno!" Ella gritó. "¿Viste?"
"Detrás de ti", le grité, lanzando mi estaca para atrapar a uno que estaba
balanceándose detrás de ella. La luz roja parpadeó apagándose y el maniquí se
detuvo en una parada repentina, a unas pulgadas de distancia de la nariz—ya
adolorida—de Lia.
"Bueno, eso fue genial", chilló ella, al parecer superando su pequeña crisis.
La adrenalina estaba haciendo su trabajo, podía verlo en el temblor de sus dedos
y el pequeño brillo maníaco en sus ojos. Eso era mejor que el pánico.
"Ya casi estamos," le grite por encima de otro chillido grabado saliendo de
una rejilla. "¡Vamos, vamos, vamos!". Corrimos tan rápido como pudimos. "Evade
ese" Salté por encima de un maniquí que salía de una trampilla. El túnel estaba
vacío de otros estudiantes, pero pude ver una tenue luz más adelante. "Ya
estamos cerca‖.
Cuando llegamos a la escalera, la empujé por encima de mí. Ella trepó

como un mono. No tenía armonía en sus movimientos, pero si equilibrio. Fui la
última en salir. Dos profesores y todos los otros estudiantes nos esperaban en un
grupo, mirándonos. La cara de Lia estaba manchada con la suciedad, las lágrimas
secas y el labio hinchado, pero al menos estaba sonriendo.
"Bien, bien, Señorita Wild." El Sr. York sostuvo frente a mí su cronómetro

con el desprecio más condescendiente que pudo reunir. "Al parecer, usted se ha
oxidado en el verano. ¿Qué va a decir su abuelo al escuchar que una Wild llego
en último lugar?". Él estaba disfrutando de esto demasiado. No era ningún
secreto que el señor York odiaba a mi familia, y en particular a mi abuelo. Había
estado tras mis pasos, desde mi primer día en la academia. Chloe hizo una
horrible mueca a sus espaldas.
"Es mi c-culpa, señor‖ balbuceó Lia. "Hunter se detuvo para ayudarme."
"¿Ella lo hizo?, ¿ahora? Bien, admirable, pero esa prueba se trataba de

velocidad‖. Y mientras decía eso, hizo una marca en su portapapeles.
Tenía muchas ganas de estacar ese portapapeles.
"No creo Hunter deba ser sancionada por mostrar lealtad al grupo," la Sra.
Dailey interrumpió. "Les estamos enseñando lealtad y coraje, ¿cierto? Eso es tan
bueno como la velocidad—"
"Como sea, en esta prueba sólo medimos el tiempo. Las reglas son las
reglas‖.
"Su monitor de piso debería de haber estado vigilándola‖, murmuré.
"¿Qué fue eso, señorita Wild?", Preguntó el Sr. York.
"Nada, señor."
"Oí claramente algo, señorita Wild. Estudiantes, silencio por favor. La

señorita Wild está teniendo problemas para ser escuchada‖.
Dios, era un dolor en el culo.

―Sólo me estaba preguntando donde es que su monitor de piso estaba‖. Era

el primer día y yo estaba recibiendo mierda por ayudar a alguien. Eso apestaba.
Él frunció el ceño hacia su portapapeles. ―Courtney Jones‖.
Tuve que reprimir un gemido. Por supuesto que tenía que ser Courtney.
Habíamos sido compañeras de habitación en el décimo grado y, francamente,
creo que ninguna de las dos lo habíamos superado, todavía. Decir que no nos
llevábamos bien y no teníamos nada en común era subestimar las cosas. Ella
pertenecía a la misma liga que el sucio Sr. York.
Courtney se adelantó con una sonrisa triunfante. ―¿Sí, señor York?‖
Lame-culos.
"¿Está ésta estudiante en tu piso?‖
―Sí, señor York‖.
―¿Y la dejaste atrás?‖
―No, señor York‖. Ella parecía aturdida y entristecida profundamente. El Sr.

York, por supuesto, cayó totalmente en su trampa. Por lo menos la Sra. Dailey
frunció los labios. Esa era una pequeña victoria pero la única que probablemente
iba a conseguir. ―Lia estaba justo detrás de mí, señor. Ella me dijo que estaba
bien‖.
Lia parpadeaba como un pez que de repente sacaron de un lago. ―Yo…‖
―Ya veo‖ dijo el señor York, tocando sus labios con la pluma como si
estuviera absorto en sus pensamientos. Cambie mi peso de un pie a otro. Spencer
me lanzó una mueca de compadecimiento.
Me estremecí de nuevo.
―Viendo que estás tan preocupada por el bienestar de los estudiantes de

noveno grado, serás la asistente de Courtney. Puedes estar a cargo de todos los
asuntos delicados y asegurarte de que ellos finalicen sus ejercicios‖. Lo cual,
traducido libremente, significaba que Courtney obtendría su gran habitación
única en el cuarto piso y un gran ‗monitor de piso‘ en su expediente, mientras yo
haría todo el trabajo real. Además de ser quien ‗mande‘ alrededor. Ella sonrió
hacia mí. ―¿Tiene un problema con eso, señorita Wild?‖ Replicó el señor York.
―No, señor‖. Suspiré. Me negué a deprimirme, a pesar de que realmente

quería. No iba a dejarle ver lo mucho que había arruinado mi último año. Yo no
sabía nada sobre el cuidado de los de noveno grado-o Niners, como los
llamábamos. Y mi carga académica ya estaba aproximadamente del tamaño de
una pirámide egipcia. De la más grande.
―Bien. ¡Dispérsense!‖, les gritó a todo el mundo antes de echarse a caminar

a través del césped hacia el apartamento de maestros. La Sra. Dailey me dio unas
palmaditas en el hombro antes de seguirle. Courtney se burló de mí y se esfumó.
"Lo siento, Hunter", dijo Lia, luciendo como si estuviera a punto de estallar
en lágrimas de nuevo.
"No te preocupes por eso," le dije.
"Yo no quise meterme en problemas", dijo. "Pero estoy muy contenta de que
seas una de nuestros monitoras de piso ahora." Ella bajó la voz. "Courtney es una
perra."
Me reí a pesar de mí misma. ―Sí. Sí, lo es. "
Chloe y Spencer se acercaron, todos hinchados con justa indignación por mi

parte. Chloe negó con la cabeza. "Supongo que York todavía la tiene contigo.
Idiota."
"Eso fue totalmente injusto", acordó Spencer. ―Deberías de ir a ver a la

directora.‖
"De ninguna manera," le dije. El único maestro peor que el Sr. York era la
Directora Bellwood. "Ella sólo me dirá que estoy siendo una quejumbrosa‖.
―Ya lo creo. Ella no es exactamente alguien buena y amigable‖. Chloe

enredó su brazo con el mío. "¡Vamos!, vamos a beber chocolate caliente y a ver
algunos episodios viejos de Supernatural en DVD. Dean Winchester7 siempre te
anima‖.
―Creía que nuestro último año iba a ser divertido‖, le dije, pateando
algunos dientes de león mientras bordeábamos el jardín hacia la ahora abierta
puerta de entrada.
Desde la laguna, el cisne graznó burlonamente.
7
Comentario tonto de Glad: ¡Uhhh! ¿Y a quién no? Dean Winchester…siempre me ha subido el ánimos tb :D
Nadie se sentía con ánimos como para quedarse hasta muy tarde, después
de todo lo que había pasado. Vimos un par de episodios y luego nos fuimos a
nuestras habitaciones. Los pasillos estaban tranquilos. Chloe se alejó a su
escritorio y encendió su computadora con un determinado clic colocando su
portátil junto a ella. Las pantallas parpadearon a la vida, agrupando la pálida luz
sobre la alfombra.
―Pensé que estabas cansada‖, le dije.
―Estoy retrasada‖, dijo. ―Nos agarraron por sorpresa. Y York me sonrió

cómo si supiera que voy retrasada. Voy a hacerlo pagar por eso. Y por estar tras
de ti todo el tiempo‖. Hizo crujir sus nudillos. "Y comenzaré ahora‖.
―Fuiste la primera en quejarse de que era demasiado pronto para

estudiar‖.
―He cambiado de parecer. Voy a lucirme este año, y lo haré frente a sus
narices‖. El Sr. York, además de ser el dolor en mi trasero, era también uno de
los maestros de combate. Chloe era rápida y feroz en una computadora pero no
era tan buena en las peleas mano a mano. Apenas la había aprobado el año
pasado‖.
La dejé preocupándose por sus problemas. Además yo no quería hablar de

York. Eso solo me hacía rechinar los dientes. Yo no sabía nada acerca de ser un
monitor de piso. Mi mandíbula se presionó. Si quería relajarme del todo,
necesitaba lo que había en la caja de debajo de mi cama. Ver la TV había
ayudado a mejorar un poco mi estado de ánimo, así como también lo había
logrado el alijo de chocolates de Chloe, pero esto requería la artillería pesada.
No importaba lo mucho que Chloe iba a burlarse de mí. Lo saqué, esperando que
ella estuviese muy ocupada en su trabajo.
No hubo suerte.
―¿Son esas novelas románticas? ―
Le lanzó una mirada a través de mi pelo, que caía sobre mi cara. ―Sí. Y
cállate‖.
―No sabía que tu leías novelas románticas."
―Cállate‖.
Ella se giró en su silla de escritorio con ruedecillas pequeñas. ―El año

pasado me dijiste que allí mantenías tus estacas y otras cosas‖.
Extraje un libro, preguntándome si debería incluso molestarme en tratar de

ocultar la portada romanticona. Chloe era un pitbull. ―También le dije a mi
abuelo que mantenía aquí mis tampones‖.
―Realmente, recién estoy descubriendo este nuevo lado de ti‖
Puesto que ella no estaba burlándose de mí como yo había pensado, me

detuve con el ceño fruncido. "Sé que es una tontería, pero me gustan. No me
hacen pensar demasiado y siempre hay un final feliz‖.
―Préstame una‖.
―¿En serio?‖, Le pregunté.
―Totalmente. Dame esa con la navaja y el tipo con músculos‖.
Yo resoplé ―Eso es todo de ellos. El pelo es bastante lamentable‖.
"¿Qué tal esa?"
―No te puede ir mal con un duque‖. Se lo arrojé a ella.
―¿Hay partes sucias?‖
―No en esa‖.
Ella la arrojó de vuelta. Me reí y le entregué una nueva. Eran quinientas

páginas de intriga histórica victoriana. Ella lo miró. ―Esta es más grande que la
mitad de las cosas en nuestro programa de clases‖.
―Probablemente mejor investigado también‖.
Ella lo puso al lado de su computadora portátil y volvió a las cosas

misteriosas que hacía en Internet. Yo podría revisar mi correo electrónico y
navegar por algunos sitios básicos de blogs pero eso era todo. Ella probablemente
podría introducirse en las páginas del gobierno si le diéramos el tiempo
suficiente.
Leí, hasta que ella finalmente se fue a dormir y mi celular vibró. Eran las
dos de la mañana. Lo abrí y leí el mensaje de texto que me esperaba de Kieran.
Vístete y reúnete conmigo fuera.

QUINN
Traducido por Carmen
C
onnor no se molestó en tocar, abrió la puerta y asomó su cabeza
dentro de mi habitación. Estaba pálido, y no porque pasaba la mayor
parte del tiempo en su computadora. Los vampiros no se bronceaban
bien y los Drakes no eran la excepción. ―Quinn, es hora.‖
Limpié la sangre de mi labio inferior y lancé la botella de vidrio en la caja

azul de reciclaje situada debajo de un póster de Megan Fox. Connor y yo fuimos
convertidos tres años atrás en nuestro decimosexto cumpleaños. Como gemelos,
compartimos los mismos ojos azules, cabello café oscuro y la misma extraña
habilidad de saber lo que el otro pensaba. También habíamos compartido la
enfermedad, la lucha por sobrevivir, y el abrasador deseo de matar cuando
despertamos ese primer día como vampiros.
Ahora compartimos el mismo deseo de matar cada vez que el sol se oculta,
pero estaba comenzando a mejorar para lo dos, como Papá nos había prometido
que sucedería. Ya no cerraba la puerta de mi dormitorio, nunca más 8.
―Mejor te apresuras, Papá tiene esa mirada en su cara,‖ Connor me advirtió

mientras bajábamos las escaleras del último piso de la casa que compartimos con
nuestros otros cinco hermanos. Nuestra hermana, Solange, tenía una habitación
en el segundo piso, el cual estaba más que definitivamente enllavado —desde el
interior y también del exterior—cuando se iba a dormir cada mañana. Ella se
había convertido hace un par de semanas y nuestra quisquillosa, y serena
8
Recordemos que cuando son ‘convertidos’ los padres de los Drakes creen que lo mejor es cerrar, bloquear
la puerta de sus hijos, para evitar que vayan a atacar a alguien más. Por eso menciona lo de su puerta.
hermana recién nacida se convertía en alguien salvaje en el último rayo de sol.

Su mejor amiga, Lucy, permanecía en uno de los cuartos de huéspedes, tan
alejada del dormitorio de Solange como era físicamente posible. Le hicimos
prometer que mantendría puesto el cerrojo, y Mamá le encargo a dos de los
perros de la granja de protegerla todas las noches al atardecer. Por si acaso.
Ella no debería de vivir en nuestra casa mientras Solange era tan volátil. Era
peligroso y, francamente, estúpido. Todos nosotros podíamos oler la acometida
dulce y caliente de la sangre en sus venas. Era como vivir dentro de una
panadería, constantemente rodeado de pasteles tentadores y tortas de chocolate
glaseadas con azúcar. Nicholas tenía una voluntad de hierro. No sé cómo es que
lo hacía, resistiendo la carne sensible en su cuello cada vez que ella lo abraza o
que él olía su cabello. Mis colmillos sobresalían un poco cada vez que ella estaba
cerca.
No era muy hábil a resistirme a las chicas.
Sin embargo, Lucy prácticamente había crecido aquí, y ya que salía con mi
hermano ella estaba completamente prohibida. Y estaba ineludiblemente
comprometida con nosotros con al menos otra semana ya que sus padres estaban
fuera de la ciudad, aun cuando la política vampírica—la cual era un desastre en
el mejor de los casos—era un desastre en estos momento, ella simplemente
estaba a nuestro alrededor.
―Mamá se merece un poco de pompa por las circunstancias, ¿no crees?‖ le

pregunté, manteniendo mi voz en un susurro mientras pasamos el cuarto de la
Tía Hyacinth. Me pregunté si ella finalmente se aventuraría a salir de casa para
la coronación. ―Digo, no todos los días un vampiro es coronada como reina.‖
―Sabes que Mamá prefiere ser discreta. De cualquier manera, me gusta

pensar que somos muy listos para intentar realizar una complicada tercera
ceremonia.‖
Connor estaba en lo correcto. Mamá fue declarada reina después de matar a

la última reina autoproclamada Lady Natasha—para impedir que matara a
Solange basada en una antigua profecía antigua que predecía el nacimiento de
Solange e indicaba su subida al trono. Ahora todo el mundo estaba tratando de
matar a Mamá y a Solange. No era exactamente una mejora. Nadie guardaba
tanto rencor como los vampiros centenarios. Uno pensaría que aprenderían a
perdonar eventualmente.
―El infierno esta lleno de muchos ingratos quejándose por un trabajo,‖ dije.
―Controlar a las tribus vampíricas es como mantener a gatos apiñados en una
bañera, con los ojos vendados.‖ Quité el cabello de mis hombros y le guiñé un
ojo a Solange, quien estaba sentada sobre la grada más baja, viéndose miserable.
―Tal vez sólo necesitamos a un rey. Alguien fascinante y bien parecido como yo.‖
Ella me transmitió una gran sonrisa. ―Tu cabeza es demasiado grande para
una corona.‖
Connor bufó y continuó por del vestíbulo hacia la sala de estar. Me senté
junto a Solange. ―¿Qué pasa? Estar sentada a solas en la oscuridad es demasiado
bárbaro para ti. Déjale esa clase de cosas a Logan.‖
―Sólo odio todo este estúpido asunto,‖ ella masculló. ―Si alguien más
intenta matar a alguien que amo por esa maldita profecía, juro que me volveré
demente.‖
Coloqué un brazo sobre su hombro. ―Estarás bien. Montmartre está muerto.

Y sabes que te protegeremos.‖
Ella me traspasó con un fulgor que pudo haber derretido el cabello de mi

cabeza ―Eso es, Quinn Drake, exactamente a lo que me refiero. Protégete a ti
mismo, no a mi.‖
Puse mis ojos en blanco. ―¿Hola? Hermano mayor. Riesgo ocupacional.‖
―Bien, olvídalo,‖ se quejó. ―Seriamente no puedo tomar mucho más. No

tendré su sangre en mis manos. Es bastante malo que Tía Hyacinth casi
muriese…‖
―Pero ella no murió. Los Drake son más difíciles de matar que eso.‖ Ella
había sido quemada gravemente con agua bendita por los Helios Ra, y este
carcomió su cara como ácido. Y ahora ella se rehusaba a quitarse los pesados
velos negros que llevaba puesto en lugar de sus pequeños sombreros victorianos.
―¿Por qué no estás allí con los demás?‖
Ella se encogió de hombros. ―Por ninguna razón.‖
―Mentirosa.‖ Ella se encogió de hombros otra vez. Fruncí el ceño.

―Escúpelo, Solange.‖
―Estoy bien, Quinn.‖ Ella me dio una irónica sonrisa. ―Puedo protegerme
también, lo sabes. Es fastidioso, ¿verdad?‖
―Mucho.‖
Ella me abrazó brevemente. ―No tengo la intención de sonar ingrata. Solo

estoy preocupada.‖
Noté las sombras oscuras bajo sus ojos. Sus colmillos estaban fuera y sus
encías se veían un poco en carne viva, como si ella hubiera estado apretando
fuertemente la mandíbula. ―Y tienes hambre,‖ en un susurro.
Ella apartó la mirada. ―Estoy bien.‖
―Solange, ¿bebes los suficiente? Te ves un poco flaca.‖
―Bebo lo suficiente. Acabo de despertarme y estoy… ‖ Ella tragó, apretando

los puños. ―¿Cómo te acostumbraste? Es como una picazón arrastrándose dentro
de mí y no hay manera de rascarla. Ustedes hicieron que esto pareciera fácil.
Creo que es peor que el cambio. Por lo menos yo estaba inconsciente la mayor
parte. Pero ahora las luces duelen, todo el mundo parece que grita. Y Lucy…‖
Ella se vio como que estaba a punto de llorar.
―¿Qué sucede con ella?‖
―Lucy huele como comida.‖ Ella casi se atragantó al decirlo.
Conservé mi sonrisa brillante y no le dejé ver nada excepto a su temerario

hermano mayor que amaba una buena pelea y a una muchacha bonita, no
necesariamente en ese orden. ―Sol, todo eso es normal. Lucy olía bien antes de
que yo cambiara y ahora ella huele aun mejor. Pero no he intentado comer su
cara y tampoco tú.‖
―Ella no está a salvo en esta casa.‖
―Es más seguro que allí afuera,‖ discutí, si bien estaba de acuerdo con ella.
―Mira, tú solías comer hamburguesas.‖
Ella parpadeó, confundida. ―¿Y?‖
―Entonces, ¿pasaste alguna vez en medio de una de las granjas en el campo

y repentinamente intentaste comerte a una vaca?‖
―Um, no.‖ Su risa era acuosa pero era mejor que nada. ―Y, ew.‖
―Exactamente. Tú puedes desear ardientemente sangre y no comerte a tu

mejor amiga.‖
―Tú lo haces sonar como algo normal. Y realmente le contaré a Lucy que la
comparaste con una vaca.‖ Ella pasó una mano por su pelo. ―Entre Lucy y Kieran
me siento…. peligrosa.‖
Me encogí de hombros, intentando no fruncir el ceño al pensar en Kieran y

mi hermana pequeña. ―Deberías de hablar con Nicholas. Él ahora mismo, te

entiende mejor que nadie. Squigee9‖
―¿Squigee? ¿Soy una squigee?‖ Ella me pinchó con uno de sus dedos. ―No sé
lo que es eso pero estoy preparada para sentirme insultada.‖
―Nah, ninguna necesidad de sentirte insultada. Tú tienes los pómulos Drake

como yo. Te salva todo el tiempo.‖
―Bien, no más lloriqueo,‖ anunció decisivamente, fingiendo una sonrisa

brillante. ―Me altera los nervios. Vayamos a hacer a Mamá una reina.‖
―Sí, porque con su autoestima tan frágil. Ella necesita el estímulo de una
corona.‖
―Oí eso, Quinn Drake.‖
Respingué. Las madres vampíricas tenían ventajas injustas. ―¡Te amo,

Mamá!‖
Ella estaba acechándonos desde fuera de la sala de estar arrastrando al

resto de la familia como la cola de un vestido. Su cabello estaba trenzado
severamente como siempre, su expresión severa. Pero sus ojos estaban
brillantes. ―Así es cómo solías intentar salir de un apuro cuando eras pequeño.‖
Sonreí abiertamente. ―¿Aún funciona?‖ Ella suspiró, dándome una sonrisa.

Le guiñé el ojo a Solange. ―¿Ves? No menosprecies los pómulos.‖
―Vamos.‖ Bruno, cabeza de seguridad de los Drake, abrió la puerta

principal. La luz del porche hizo que sus tatuajes del cuello se vieran
descoloridos. Él llevaba tantas armas escondidas debajo de su abrigo que era
admirable que pudiera moverse.
Papá estaba muy cerca de Mamá, atisbando a cada uno de nosotros. ―Vamos
por el camino largo. El resto de ustedes vayan hacia el este y rodéenlo nos
encontraremos allí. Protege a tu hermana.‖
Solange se puso roja. Lucy apretó su mano con simpatía. Solange tragó
saliva y dio un paso atrás. Lucy frunció el ceño, viéndose confundida y lastimada.
La puerta se cerró detrás de nuestros padres, el Tío Geoffrey, y Bruno.
―¿Dónde está la Tía Hyacinth?‖ pregunté.
9
Squigee: No tiene traducción literal, pero encontré que en una manera urbana Squigee, se le llama a algo
de suma confianza.
―Ella no está en su habitación,‖ dijo Lucy. ―Toqué. Quise pedirle prestado

uno de sus chales de encaje.‖
―Ella estará allí,‖ Isabeau respondió con su grave acento francés. Ella era la
princesa de los Hounds y la razón por la que Logan llevaba una levita nueva de
terciopelo. Él no podía apartarle la mirada, como si temiese que ella pudiese
distanciarse. Había cicatrices en sus brazos y tenía a su perro con ella como de
costumbre. Él era un enorme lobo irlandés, la parte superior de su cabeza hirsuta
llegaba casi a su cintura.
―¿Todo el mundo listo?‖ preguntó Sebastian serenamente. Él era el mayor y

usualmente viajaba con nuestros padres. Era la demostración de que cuanto les
preocupaba por lo que él estaba con nosotros. Nos pusimos en formación,
rodeando a Solange y a Lucy, guiándolas hacia afuera y a través del camino de
acceso a los campos que llevaba al bosque.
―Tengo la impresión de que estoy en el programa de protección a testigos,‖

Lucy susurró. ―Ustedes necesitan smokings y anteojos oscuros.‖
―No me pondré un smoking ni por ti, cariño,‖ susurré en respuesta.
―No eres divertido.‖
Mientras el silencio se alargaba incómodamente, ella comenzó a canturrear

el tema musical para de Misión Imposible en voz baja. Solange sofocó una risa
asustada. ―¿Estás chiflada?‖
―Tus hermanos necesitan meditar. Todos están estresados y su chi esta

elevado. Eso no puede ser muy cómodo.‖
―Ni siquiera sé lo que eso significa,‖ Nicholas le siseó. ―Pero esto afecta al
sigilo con el que nos movemos. No nos ayudas.‖ Lucy le sonrió a Solange. ―Él es
tan lindo cuando intenta ser el macho Alpha.‖
―Esto es serio, Lucy.‖
Ella lo alcanzó y le jaló un mechón de cabello. ―Lo sé. Pero apenas nos
encontramos en la calzada.‖
―Si no dejas de hablar esconderé todo tu chocolate,‖ Nicholas le prometió.
Lucy le sacó la lengua pero dejó de charlar.
El bosque era denso con sonidos de los animales corriendo aprisa, insectos
moviéndose en los árboles y el viento siempre presente escabulléndose a través

de las ramas de los pinos. Cruzamos el estrecho río, usando el tronco caído de un
roble cubierto de musgo. Todo el mundo menos Lucy nos movíamos tan
rápidamente que parecíamos un poco borrosos en los bordes. Ella jadeaba para
recuperar el aliento, para cuando nos detuvimos en un prado. ―Voy a necesitar
hacer footing o algo por el estilo‖ se quejó sin aliento. ―Solo por eso, los odio.‖
La dejamos descansar por algunos minutos y luego continuamos hacia el

lugar de la reunión. No esperábamos problemas ya que la ceremonia sólo había
sido anunciada a unos muy pocos individuos selectos al poco tiempo de la puesta
de sol. Ningún aviso previo, lo hizo más difícil para nuestros enemigos de
encontrarnos y desestabilizar la ceremonia. Isabeau encontró la marca
orientadora en un árbol y señaló a su izquierda. La seguimos hacia otro prado,
rodeado por pinos. Los grillos dejaron de cantar.
Fuimos los primeros en llegar. Tomó otra media hora antes de que los otros
miembros del concejo apareciesen con sus asistentes. El concejo Raktapa era
sigiloso en extremo y ellos no viajaban con poco equipaje, ni siquiera para una
coronación clandestina. Había guardaespaldas y estandartes familiares y una
buena cantidad de resplandores reales sospechosos. La familia de Amrita prefería
los caftanes 10y los saris11. Los Joiik eran descendientes de algún vampiro vikingo
antiguo y eran rubios, pálidos como la luz del sol, metidos en una armadura. Y a
menudo parecían vestidos como alguna bizarra fiesta de disfraces victoriana. De
todos los presentes allí esa noche, sólo mis hermanos, Solange y yo llevamos
puestas ropas de este siglo. Menos Logan, por supuesto. Él llevaba puesta su
usual levita del siglo dieciocho. Y Lucy parecía una viajera del tiempo
confundida, como siempre. O como una niñita que acababa de ponerse la parte
superior del vestido de su madre.
Mamá y Papá estarían pronto aquí. Hart no estaba muy lejos; podía oír el
retumbar de su motocicleta al otro lado de la arboleda. Era sin precedentes para
el líder de los Helios-Ra ser invitado a una coronación vampírica. Hacíamos
historia, de muchas formas esta noche. La mejor parte era que la Tía Hyacinth se
había unido a nosotros. Ella salió de entre los pinos, aún envueltas con los velos
negros de encaje, pero al menos estaba aquí.
Lucy se apoyó en Nicholas, sujetando su mano. Logan e Isabeau guardaron

silencio pero estaban muy cerca. Mis hermanos tenían la idea correcta.
Habíamos tenido tiempo para matar, pero también podríamos tener

también un poco de diversión.
10
Túnica de seda sin cuello, abierta por delante, con mangas cortas, que cubre el cuerpo hasta la mitad de la
pierna y es usada en países musulmanes.
11
Túnica de seda sin cuello, abierta por delante, con mangas cortas, que cubre el cuerpo hasta la mitad de la
pierna y es usada en países musulmanes
Me llamó la atención una chica vampiro de la comitiva de Joiik. Ella tenía

un largo cabello rojizo y me sonrió, dirigiéndome un vislumbre provocativo de sus
colmillos. Y un gran escote. Sonreí ampliamente.
―Llámame cuando todo esté a punto de empezar,‖ le dije a Connor, yendo

tras ella hacia el bosque.
HUNTER
Traducido por Sofys
Corregido por Glad
Martes por la noche
K
ieran me estaba esperando detrás del roble al otro lado del
camino.
―¿Qué está pasando?‖, Le pregunté, bostezando. Había tirado de

mi pelo, en una coleta desordenada y me había vuelto a poner mis
pantalones cargo, y una camiseta sobre el top con el que me había
dormido.
"Vamos en un viaje de campo", dijo con aire de suficiencia.
Parpadeé. "¿Qué, ahora?"
"Sí, así que date prisa." La casa principal de los maestros estaba a oscuras
excepto por una de las habitaciones superiores. El comedor estaba desierto. La
casa de la directora Bellwood estaba más adelante en el camino de entrada y a
oscuras también. "Es una larga caminata."
"¿Por qué no podemos tomar una de las motos? Hay decenas de ellas en el
garaje." El bosque era tan espeso y había tantos arboles que las motos eran el
modo más fácil de transporte la mayor parte del tiempo. Sobre nuestros propios
pies, nunca escaparíamos de un vampiro en un millón de años. Las motos nos
daban una oportunidad.
"Será un poco difícil con esto", él levantó su brazo, el que estaba envuelto
en un suave yeso. Se había herido la semana pasada ayudando a acabar con la
antigua reina de los vampiros, Lady Natasha. Él tenía mucha diversión. ―Y sabes
que vigilan los indicadores de combustible en esas cosas‖.
Levanté las cejas. ―Así que los profesores no saben sobre este pequeño
viaje extraoficial 12.‖
"No"
"Kieran, ya estoy en problemas".
Él soltó un bufido. "Nunca estas en problemas."
"York".
Él hizo una mueca. "Charlatán. Bueno, olvídalo. Hart mismo dio su permiso
para que pudiera llevarte allí.‖
"¿En serio?"
"Sí, así que vamos a ir, ya", dijo con impaciencia. "Es por lo menos una hora
de caminata desde aquí."
"¿A dónde diablos vamos?" murmuré mientras cortábamos a través del

campo y el bosque. Los mosquitos se nos abalanzaron casi al instante. Los golpee
alejándolos. Esto debía valer la pena.
"Coronación Vampiro", respondió.
Valia la pena totalmente.
"¿Qué? ¿En serio? ¿Cómo obtuve la autorización?"
"Hart preguntó por ti. No suenes tan conmocionada, estabas en la reunión la

semana pasada. Lo hiciste bien, niña."
"¿Niña? Eres apenas un año mayor que yo."
"Pero yo soy sabio, pequeña hermana."
12
En ingles Side trip: una breve excursión fuera de la ruta principal de un itinerario, para visitar a
una persona o lugar en particular.
"Sólo llévanos ahí, Obi-Wan13."
La luna derramaba luz suficiente como para hacer la hierba plateada. Los
mosquitos se agravaban cuanto más caminábamos y no me importaba en lo más
mínimo. Íbamos a una coronación vampiro. El abuelo se habría horrorizado.
Yo estaba muy emocionada.
No había habido una en más de cien años. La última ‗reina‘, Lady Natasha,
había sido tolerada, no oficialmente coronada. Cuando su amante, Montmartre,
la descartó y puso su mirada en Solange Drake, Lady Natasha se había vuelto loca
y trató de matar a Solange. Todo el mundo sabía que ella era la primera niña
nacida en la familia Drake en más de 800 años y se había profetizado de que ella
seria la próxima reina. Sólo que ella no quería ser reina—aunque eso era apenas
suficiente para detener a Montmartre. Él había tratado de secuestrarla y casarse
con ella para tomar su poder, pero había sido frustrado por los Drake e Isabeau
St. Croix, la princesa Hound que yo había conocido en las conversaciones del
tratado. Y Kieran, por supuesto, que era el novio de Solange, y ahora llevaba el
brazo roto con orgullo. Con Montmartre finalmente muerto, los Host, los esbirros
que habían actuado como su ejército personal, se habían dispersado. Esto dio a
los Helios-Ra una ventaja.
Los cientos de Hel-Blar que Greyhaven, teniente de Montmartre, había

creado y dejado para correr salvaje se llevaron esa ventaja.
Había tantos de ellos que estaban comenzando a acercarse a Violet Hill y

otros pequeños pueblos de la zona. La escuela ahora requería que los estudiantes
de duodécimo grado ayudaran a las patrullas hasta que el problema fuese
tratado.
Caminamos durante casi una hora hasta que llegamos a un claro con varias
motocicletas estacionadas, todas negras. Agentes Helios-Ra. Hart y su grupo
debían de haber llegado ya.
"¿Llegamos tarde?" Yo deseaba llevar la ropa adecuada. Lucía

completamente arrugada. No estaba segura de lo que se debía de llevar en una
coronación de vampiros, pero tenia la sensación de que cargos y una camiseta sin
mangas no lo eran. Yo ni siquiera tenía mi chaqueta con los viales de Hypnos en
las mangas.
13
Obi-Wan: Personaje de Star-Wars.
Hypnos era una droga relativamente nueva que llevábamos en forma de

polvo en unos pequeños dispositivos con forma de lápiz. Cualquier persona que
fuera a inhalarla, vampiros incluidos, caía hipnotizado por un corto tiempo para
hacer lo que le digan. Esto ayudaba a equilibrar las cuotas desde que los
humanos eran susceptibles al glamour de los vampiros. La madre de Chloe era
bioquímica y había ayudado a desarrollar la nueva versión de Hypnos.
De los cuales, yo no tenia ninguno esta noche.
"No estoy preparada." Le mostré mis muñecas desnudas. No Hypnos, no

puñales, nada.
"No necesitas nada", me aseguró. "Además, sé que es un hecho que no

tienes menos de tres estacas sobre ti misma, en este momento, y esas botas
tienen hojas en las plantas."
"Aún así".
"No tenemos tiempo de volver." Él me empujó suavemente en un trote,

abriendo de un tirón su teléfono celular para usar el GPS. "No estamos lejos. Las
coordenadas llegaron justo antes de que fuera por ti."
"¿No será en las cuevas con toda la pompa y la ceremonia?"
"De ninguna manera. Después de dos intentos de asesinato fallido en una

sola semana, los Drake se decidieron por una coronación secreta.‖
―Eso es genial." Y yo todavía no podía creer que había sido invitada. "¿El
consejo estará allí?"
"Representantes de cada familia antigua, sí."
El Consejo Raktapa estaba formado por las tres familias de vampiros más
antiguas y poderosas. Los Helios-Ra tenían un consejo similar.
"¿Quiénes más? ¿Los Hounds?"
"Sí, Isabeau, la princesa que conociste la semana pasada."
"Eso es genial." Estuve a punto de dar saltitos de alegria. "Gracias por ir a

buscarme."
"Simplemente no le digas a Caleb que fui yo."
"Como si yo fuera a decirle algo sobre esto al abuelo".

"Buen plan."
El concepto de ver tratados de paz entre familias de vampiros, los Helios-

Ra, y los Hounds era emocionante para mí. Tan emocionante como las armas de
fuego y sorpresivos golpes-de-artes-marciales14 eran para el abuelo. Y habíamos
estado a punto de perder la oportunidad de una alianza por completo cuando
Hope, una de los de arriba15, había enviado a su unidad de delincuentes para
atacar a los Drake. Ella había estado a punto de derribar toda la sociedad junto a
ella, poniendo la futura esperanza de diplomacia en grave peligro. Yo realmente
admiraba a Hart y todo lo que estaba tratando de hacer. Especialmente desde
que Hope había matado a su hermano y socio, el padre de Kieran, con el fin de
gobernar con Hart. El abuelo, por supuesto, no estaba exactamente lleno de
admiración por el tratado. Gran sorpresa.
Odiaba desobedecerle, aun cuando yo sabía que él estaba equivocado. Así

que si él no sabía nada de esto, no podía impedirme ser parte de ella y yo no
tendría que mentir y hacerlo de todos modos.
"¿No podemos ir más rápido?" insté, casi arrancando el GPS de la mano de

Kieran. Esto era mejor que el baile de promoción.
Él me dio un manotazo alejandome. "Ya basta".
"¿Puedes creer que estamos haciendo esto?" Yo negué con la cabeza. "Pensé
que estabas por lo general del lado del abuelo con estas cosas."
"Sí, luego conocí a una chica."
Yo sonreí. "Amo totalmente eso."
"Sí, sí. También me ayudó a comprender que los vampiros no mataron a mi

padre."
Salimos alrededor de un bosquecillo de olmos y nos encontramos cara a cara

con un vampiro, armado con colmillos puntiagudos. El instinto me hizo ir por mi
estaca. Era un luchador enorme y pálido como el hueso.
―Nosotros recibimos la llamada‖, dijo Kieran, parándose delante de mí. Él

pisó muy fuerte mi pie mientras estaba en ello. Me caí hacia atrás, pero sólo un
poco. Puede ser que estuviera encantada de estar aquí, pero yo todavía estaba
14
surprise nest-takedowns
15
Referencia a un puesto de mando.
en formación. No les sonreía graciosamente a los vampiros en medio de la noche,

ni en medio del bosque. No era Caperucita Roja.
"¿Contraseña?"
Kieran echó un vistazo a la pantalla de su teléfono, leyó una palabra en un

idioma que yo nunca había escuchado antes. Sonaba antiguo.
El guardia asintió con la cabeza. "Siga adelante. Gire a la derecha en los

cedros y vaya directamente a través del bosque de pinos".
"Gracias."
Se sentía extraño darle la espalda a un vampiro. Debía de tener más del

abuelo en mí de lo que pensaba.
Los pinos rojos se elevaban por encima de nosotros, el suelo era una
alfombra de agujas de pinos caídas y no mucho más. En el centro, Helena Drake y
su marido, Liam, esperaban, junto con la mayoría de sus hijos, Isabeau, Lucy, y
un calvo guardaespaldas humano. Hart estaba a la izquierda de Liam, con tres
cazadores más. Las familias Raktapa estaban allí, cada una con un guardia que
sostenía una bandera pintada con las insignias de la familia. La bandera de los
Drake era un dragón entrelazado con hiedra y palabras en latín que no podía
leer. Habían otros vampiros también, casi una docena de ellos.
No vi a Quinn.
No es que yo lo estuviese buscando.
Y no es como si su gemelo, Connor, no estuviera de pie junto a Solange,

viéndose exactamente como él. Excepto que el pelo de Connor era más corto.
Aún así.
Seguí a Kieran al lado de Hart. Él se mantuvo enviandole a Solange miradas

de soslayo. Ella sonrió, pálida como una perla. Sus colmillos eran muy afilados,
pero delicados.
Los tratados estaban todos bien y buenos en teoría, pero era totalmente
otra cosa cuando un vampiro destellaba sus colmillos a alguien que tu consideras
como tu hermano. Me preguntaba si debería de preocuparme por él.
"Hunter". sonrió Hart hacia mí. "Me alegro de que pudieras venir."
‖Gracias, señor" Traté de no agitarme y tirar por la borda la postura oficial

de cadete. Él era la cabeza de toda la sociedad, sabía mi nombre y había
preguntado por mí en particular.
―Ponte cómoda‖, dijo, "Estás aquí para presenciar la historia, no dar

batalla", añadió.
"Sí, señor."
"Estamos casi listos‖ llamó Liam puntualmente.
Quinn se paseó fuera del bosque, una muchacha vampiro colgada de su

brazo. Los dos estaban sonriendo y era totalmente evidente lo que habían estado
haciendo. Él era tan guapo como yo recordaba, su pelo largo cayendo casi hasta
sus hombros, sus ojos tan azules que no parecían reales. La muchacha se rió.
Me negué a mirar. En su mayoría.
No era culpa mía si todavía podía ver fuera de mi visión periférica. Era el
deber de un cazador ser consciente de su entorno. Incluso si los alrededores
incluían a un vampiro hermoso, con una encantadora sonrisa que le gustaba
coquetear con todo lo que tenía tetas.
Excepto yo, al parecer.
Yo no acababa de pensar eso.
Afortunadamente, la ceremonia se inició antes de que me avergonzara a mí

misma por completo. También estaba sumamente agradecida por que los
vampiros no pudieran leer la mente.
Quinn sólo estaba sonriendo hacia mí, porque él le sonreía a todo el mundo.
Elena se adelantó, flanqueada en un semicírculo por Liam y Hart por un lado, los
representantes del Consejo y Isabeau por el otro. El resto de nosotros un paso
atrás formábamos un grupo informal de espectadores que se miraban con
cautela. Todos nosotros habíamos perdido miembros de la familia en algún
momento de nuestra historia. No olvidas eso automáticamente.
"Las armas abajo ", dijo Helena con gravedad.
La reacción fue igualmente grave. Nadie quería ser el primero en renunciar

a cualquier arma, no en esta multitud. Miradas parpadearon de un lado a otro,
bocas apretadas, las manos enrolladas en puños. Nadie se movió.
Hasta que Solange levantó la barbilla y sacó tres palos de su cintura,

sosteniéndolos hacia arriba para que todos pudieran ver. Luego los dejó caer en
la hierba. Silencio. Del tipo que sólo se puedes obtener cuando estás rodeada de
vampiros. Hizo que mis hombros se tensaran.
Helena fue la siguiente en desarmarse. Ella tenía un pequeño arsenal en el

suelo en el momento en que acabó. Todos los demás siguieron su ejemplo hasta
que estuvimos en un círculo de descartadas estacas, espadas, dagas, ballestas y
armas UV de los Helios-Ra.
La coronación fue sencilla y rápida; había demasiados Hel-Blar en la zona y

demasiada lealtad no probada. Me imaginaba que la versión más tradicional era
más larga y llena de grandes discursos y trajes. Esta era tan impresionante en su
propia manera. Por lo menos, eso pensé. Los pinos eran solemnes, silenciosos
testigos, y el viento estaba caliente y olía a tierra mojada, sacudiendo las ramas
a un lado permitiéndonos vislumbrar las estrellas. Un lobo aulló en la distancia.
Luciérnagas brillaron a nuestro alrededor.
La voz de Liam era caliente como el whisky, así como justa y fuerte.
"¿Reconocen a Helena Drake como la reina de las tribus de vampiros por derecho
de conquista?"
Uno a uno los representantes se arrodillaron, diciendo ‗Sí‘. Los miembros

del consejo llevaban vestidos y trajes elaborados. Isabeau no se arrodillo, pero
ella inclinó la cabeza respetuosamente. Los Hounds habían ofrecido lealtad a
nadie más que su Shamanka. Spencer habría dado su brazo izquierdo por conocer
a esa Shamanka pero ella no estaba aquí. Al parecer nunca salía de su cueva.
Hart asintió con la cabeza también.
Traté de no verme tan asombrada como me sentía. Helena dio un paso

adelante. Llevaba el pelo recogido en una larga trenza negra por la espalda y
llevaba un vestido negro sin mangas con un cinturón ancho del que normalmente
colgaban dagas y estacas. Sus botas me hicieron babear. Yo estaba segura de que
podría haber ocultado al menos cuatro tipos diferentes de cuchillos en ellas.
Tenía que conseguirme un par.
"Me comprometo a estar entre las tribus y el peligro, para fomentar la

autonomía y el respeto entre las familias, los consejos, y la sociedad. Me
comprometo a ser su reina, hasta que mi hija pueda elegir a relevarme."
―Oh mamá, no tú también.‖, oí claramente murmurar a Solange. Kieran se

alargó por su mano. Ella se inclinó hacia él. Algunos de los vampiros los miraron
fijamente.
Alguien siseó y fue codeado en silencio.
Helena cayó sobre una rodilla después de que todo el mundo se había
levantado de nuevo.
"Yo sirvo a las tribus."
Liam desenvolvió un paquete de terciopelo, sacando un círculo de plata

delgado. Estaba creada con tres rubíes grandes y pequeñas perlas. Liam coronó a
su esposa, viéndose orgulloso. Isabeau inclinó la cabeza ligeramente, frunciendo
el ceño, pensativa hacia la corona. Hubo una ronda de aplausos y colgantes de
plata fueron entregados al grupo reunido. Parecían una especie de medallones de
santos católicos, sólo que estos estaban impresos con la insignia de Drake en un
lado y el símbolo real en el otro-un rubí con incrustaciones de una corona y la
espada. Me puse la mía en el bolsillo. No podía esperar para volver a la
residencia donde adecuadamente podría admirarla.
La forma en que otra vampiro, una chica diferente esta vez, admiraba a
Quinn. No cabía duda que era un conquistador, y no había duda de que a ninguna
de sus novias le importaba. Me di la vuelta, esperando que Kieran y Solange
terminaran su discreto acurrucamiento.
El consejo ya estaba yéndose para difundir la palabra de la coronación. Me

estremecí ligeramente cuando la noche se enfrió.
"Hey, Buffy."
Me quedé helada.
Quinn.
Me volví lentamente sobre mis talones. "Mi nombre es Hunter."
―Ya lo sé." Sonrió. Llevaba su medallón alrededor de su cuello en una

cadena de plata. "Pero tienes toda la cosa de Buffy. Aunque creo que podrías ser
más linda."
Yo no iba a reír tontamente. No era esa clase de chica. Y los cazadores no

se reían tontamente con los vampiros. Se trataba de una regla no escrita.
―Tienes frío‖, murmuró, mientras la piel en mis brazos se ponía de gallina.

Yo estaba muy contenta de tener frío y no tenia tiempo de preguntarme si su
presencia me hacía temblorosa y ridícula. Se acercó a mí, bloqueando el viento.
Más o menos bloqueando todo.
"¿Mejor?", preguntó casualmente, en la forma en la que Spencer solía

hablarme. Con todo, él estaba muy cerca.
"Oh, Dios mío, Quinn," Lucy interrumpió, haciéndonos saltar. "¿Podrías dejar
de coquetear durante tres segundos e irnos?"
HUNTER
Traducido por Roza B
Miércoles en la mañana
C
hloe estaba demasiado alegre.
―No lo estoy,‖ insistió, mientras tomaba un trago de su cerveza sin

alcohol con un popote lo más ruidoso posible, solo para
fastidiarme. ―Tú solo estás de gruñona.‖
Era posible que ella estuviera en lo correcto. Ni siquiera me había dado

cuenta que había hablado en voz alta.
No había regresado a la escuela hasta las cuatro de la mañana, y ahora

mismo eran solo las ocho treinta. Ni siquiera teníamos que levantarnos así de
temprano cuando teníamos clases, porque empezaban de 1:00 a 4:00 P.M y
después de 8:00 P.M hasta la media noche. En nuestro trabajo teníamos que
acostumbrarnos a horas nocturnas. Y normalmente Chloe era la última en pararse
de la cama, siempre gruñendo. No sabía ni cómo, ni por qué se había vuelto una
persona madrugadora en el verano, pero sospechaba que era solo para
molestarme.
Puse mi almohada sobre mi cabeza. ―Demasiado temprano.‖

―Solo me estoy tomando mis vitaminas,‖ ella dijo.
―Tú no tomas vitaminas.‖

―Ahora lo hago. Mamá me las dio después de que vio mi última boleta. Y
unos asquerosos licuados de proteína, que convenientemente se me olvidó
empacar.‖ Sorbió más de su cerveza sin alcohol. Ruidosamente.
―No me hagas estacarte.‖ Destapé solo uno de mis ojos para mirarla
amenazadoramente.
Me sonrió. ―Buenos días también a ti, solecito. ¿Quieres una vitamina?‖
―¿Quién eres, malvada impostora, y qué has hecho con Chloe?‖ Estaba
demasiado cansada siquiera para bostezar. Parecía que mis ojos los habían
cerrado con pegamento. Me acurruqué en mis cálidas cobijas. Chloe finalmente
se terminó su cerveza sin alcohol y regresó a sus computadoras. El golpeteo del
teclado me arrullo hasta quedarme dormida.
Por cinco minutos. Cuando sonó el teléfono.
Le lancé una estaca.
El aparato cayó al suelo y Chloe dio un salto, tirando al mismo tiempo su

silla. Volteo a verme apuntando con su dedo acusadoramente. ―Maldita sea, me
asustaste.‖
No estaba demasiado cansada para sonreír. ―Lo lamento.‖
―Sí que lo harás, Wild.‖ Puso el auricular de vuelta en su base. La academia

era demasiado corriente como para poder comprar teléfonos inalámbricos a
diferencia de cualquier otra moderna institución en el planeta. Mi celular
empezó a sonar, vibrando en mi buró. Lo tomé, frunciendo al ver la pantalla.
Inmediatamente me senté en la cama. Maldiciendo.
―¿Quién es?‖ Chloe preguntó.

―Bellwood.‖
Chloe entrecerró los ojos. ―¿Por lo de anoche? York ya te pilló por ser una
buena persona.‖
Pasé saliva mientras contestaba el celular.
―¿Hola?‖ Incluso a mis propios oídos mi voz sonaba nerviosa.
―¿Señorita Wild?‖
―Sí.‖
―Habla la directora Bellwood. Tiene que venir a mi oficina por favor.‖
―Yo… ¿acerca de qué se trata esto?‖

―No juegue conmigo señorita Wild, no tengo el tiempo. Anoche se escapó de

la escuela después del ejercicio.‖
―Uhh…‖ Me quedé mirando a Chloe con cara de desesperación, mientras la

directora seguía regañándome con su voz seria y seca.
―La espero en cinco minutos.‖

―Sí señora.‖
Colgué el teléfono y cerré mis ojos. Mi abuelo me iba a matar.
―¿Qué pasó? Chloe preguntó.
―Me quiere ver.‖

―Eso nunca es bueno.‖
―Dímelo a mí.‖ A patadas me salí de las cobijas, agarré mi pantalón y mi

playera con el logotipo de la Academia Helios-Ra estampado en el frente.
―¿No pueden castigarte tan duro por ayudar a una novata? Y ¿Antes de que
empiece la escuela?‖
―No. Es por escaparme del campus anoche.‖
―Por escaparte-¿qué? Hunter Wild, ¿te fuiste a divertir sin mí?‖ Ella sonaba
tanto impresionada como dolida.
―Por supuesto que no.‖ Rápidamente me sujeté el cabello. ―Te diré todo al
rato. Me tengo que ir.‖
―Tú te escapaste.‖ Sacudió su cabeza mientras yo salía del cuarto. ―¿Y yo

soy la impostora?‖
Corrí al edificio principal donde las clases se llevaban a cabo. La oficina de

la directora Bellwood estaba en la planta baja con vista a un jardín de rosas en el
que raramente se detenía para disfrutarlo. La escuela se sentía vacía y
sobrecogedora sin el ruido de zapatos o de las puertas de los casilleros siendo
azotadas.
Y casi igual de espeluznante era la directora, quién parecía pertenecer a

una novela gótica Victoriana, asustando niños en un orfanato. Su cabello estaba
recogido apretadamente, sin un solo mechón que se atreviera a caer. Traía
puesto el mismo traje negro que siempre utilizaba y los mismos aretes de perlas.
Si trajera puestos sus lentes me estaría mirando por encima del armazón. Por lo
menos yo traía puesto el uniforme de la escuela, pero no me había dado tiempo
de cepillarme los dientes o lavarme la cara.
―Señorita Wild, tome asiento,‖ me dijo cuando vio que me quede parada en
la entrada.
Tragué y pase a su oficina, que estaba escrupulosamente limpia, como lo

esperaba. No había adornitos en su escritorio de madera, ni fotografías—a pesar
de que ella tenía dos hijas.
Pero si tenía a York ahí, lo que desacomodaba su oficina.
Estaba parado en la esquina de la oficina, entre la ventana y un archivero,

sin duda escondiéndose, para tomarme por sorpresa. Me paré en medio del
cuarto, poniendo atención a todo. Principalmente para no caer en la tentación
de lanzarle algo a su cabeza.
―La directora te pidió que te sentaras,‖ él dijo.
Me senté.
Ella puso su pluma en el escritorio y me miró, abandonando el papeleo que

estaba haciendo. ―Le tengo que decir, señorita Wild, que durante el verano,
hemos instalado nuevas cámaras de vigilancia por todo el campus.‖
Me habían atrapado.
Y había valido la pena. Había ido a una coronación de vampiros. Por

supuesto que valía un regaño y alguna detención. Modifiqué mi expresión para
que pareciera que tenía cara de regañada. Si York pensaba por un solo segundo
que no había sufrido lo suficiente, trataría más duro de que me regañaran.
―La encontraron en un video escapándose de la escuela a la mitad de la

noche. Difícilmente tengo que mencionarle que este comportamiento es
inapropiado. ¿Qué tiene que decir a su favor?‖
―Uh…‖ ¿Hart quien técnicamente es su jefe, me invitó a ir al bosque a ver a

Helena Drake ser coronada? La directora Bellwood jamás me creería. Y yo no
estaba totalmente segura si había sido una asignación clandestina. No se me
ocurrió preguntar, y nadie me dijo nada. Tendría que llamar a Kieran. ―Yo—‖
―No me va a decir que estuvo corriendo en la pista o practicando ejercicios.

¿Verdad? Me interrumpió secamente. ―Porque la puedo asegurar, que no hay
ninguna excusa que me dé, que no haya escuchado anteriormente o que la
pudiera salvar del castigo.‖
Maldición, y sí que tenía una excusa.
―Sí, señora.‖
―Señorita Wild, estoy muy decepcionada de usted. Ha sido una estudiante

estrella estos últimos tres años. Odiaría que eso cambiara,‖ añadió sin rodeos. Si
su tono de voz fuera un arma, sería un estoque de esgrima que sacaría sangre
con un simple rasguño. La de York hubiera sido un garrote.
―Sí, señora.‖ Traté de no retorcerme o moverme.
Se recargo en su silla. ―Dos meses de detención, un mes de trabajo en la

cocina, y tres deméritos.‖
Mierda.
―¿Tres?‖ La miré boquiabierta. Solo se nos permitía tener cinco deméritos,

al sexto nos expulsaban. Yo nunca había tenido ninguno. York se veía muy
satisfecho.
―Y tendremos que llamar a tu abuelo, por supuesto,‖ él añadió.
Doble mierda.
―Pero…‖ No tenía idea de cómo me iba a zafar de ésta. No estaba

preparada. Otra regla rota. Yo siempre estaba preparada.
No era justo.
―Te puedes ir.‖
Me levanté y me dirigí hacia la puerta, evitando voltear a ver a York. Eso

solo haría que me enojara más al verlo tan complacido. Él en verdad me odiaba.
¿No se supone que los maestros debían de querer a todo el mundo? ¿O por lo
menos aparentarlo?
―Oh, señorita Wild,‖ La directora me detuvo en la puerta, un paso antes de

mi libertad.
―¿Si, señora?
―No quiero volver a verla aquí.‖
―No, señora.‖
Marqué al celular de Kieran en el minuto en que estuve fuera. Lo último del

calor de Agosto se pegaba a mí alrededor. Para cuando llegué al granero, el cual
lo habían convertido en el gimnasio, ya estaba sudando. Entró el buzón de voz.
Maldije por un largo minuto y añadí, ―¿Lo de ayer en la noche era una operación
en cubierto? Porqué quiero que me quiten esos deméritos. Y no sirves como
agente de operación en cubierta. ¿No sabías que había cámaras nuevas?‖ Y
después maldije un poco más.
Entré al vestidor dando pisotones, sacando mi ropa de ejercicio con

suficiente fuerza como para estirar la tela de más. La puerta del casillero dio un
fuerte y satisfactorio azotón cuando la pateé al cerrar. Iba a sacar todo el

relleno de mi saco de arena favorito. Dos veces.
Solo que Chloe lo estaba utilizando.
―Okay, ahora me estás asustando,‖ dije, deteniéndome a ver su patada con

giro. Estaba un poco mal, le faltaba fuerza. Sus rizos estaban húmedos y
sujetados en un chongo. Sus shorts y sus tenis estaban nuevos.
―Si estás en el radar de York, entonces yo también,‖ ella gruñó. ―Y si este

año repruebo su clase, mi mamá me va a matar. Una y otra vez.‖
Fui a la bolsa de boxeo que estaba al lado de la suya. Hice estiramiento por
unos minutos, y puse cinta adhesiva en mis manos.
―Así que, ¿vas a hacer tiempo?‖ me preguntó, mientras intentaba lanzar un

gancho. El saco se columpió de regreso y casi la lanza al otro lado de la
habitación.
―Tengo dos meses de detención, limpieza de cocina y deméritos.‖
Ella se detuvo. ―¿Te dieron deméritos?‖ El saco volvió a columpiarse, esta

vez golpeándola en la cadera y en el hombro. Se tambaleó. ―Nunca te habían
puesto un demérito.‖
―Lo sé,‖ dije sombríamente. ―Si dejas que tu cadera pivote un poco cuando
haces ese golpe, te saldrá con más fuerza. Y usa tus primeros dos nudillos para
proteger tu mandíbula.‖
Con la punta de mi tenis prendí el antiguo estéreo que se encontraba en la

esquina del gimnasio, y subí el volumen hasta que las ventanas vibraran un poco.
Estuvimos ahí, lado a lado, golpeando y pateando los sacos de arena por una
media hora, sin siquiera hablar. Cuando por fin me detuve, me ardían los
pulmones y sentía mi cara roja y sudada. Chloe estaba doblada por en medio
jadeando y ahogándose, Le pasé una botella de agua.
―Gracias,‖ dijo con voz ronca.
―Te estás sobrepasando,‖ le contesté con la voz igual que la de ella. ―Nunca
te había visto entrenar así de duro.‖ Se limpió su cara con una toalla y encogió
los hombros. ―Supongo que ya era hora. No puedo reprobar este año, Hunter.‖
―No vas a reprobar,‖ le aseguré. Nunca la había escuchado tan preocupada.

Le iba tan bien en todas sus clases de computación y ya estaba asignada al
departamento de tecnología. Sus habilidades de combate no la detendrían de
nada de lo anterior.
Suspiró. ―Tú sabes que yo no soy buena en estas cosas.‖

Me terminé mi agua y lancé la botella al bote de reciclaje. ―Pues yo lo soy,

así que no te preocupes. Escucha, podemos practicar juntas. Todo saldrá bien.‖
―¿De verdad?‖ me preguntó esperanzada.
―Claro.‖
Me sonrió, y se veía menos asustada. De repente le dio hipo e hizo una

mueca. ―Que bien, porque ese polvo de proteína sabe a mierda. Mamá me mando
otro tubito.‖ Frunció el ceño. ―Y si me hace engordar, le voy a borrar su disco
duro.‖
QUINN
Traducido por Crystal
Corregido por Glad
Jueves por la tarde.
―
Dios, Quinn ¿Cuántos números de chicas tienes en esta cosa?‖ Connor
negó con su cabeza, mientras se deslizaba por la agenda de mi celular.
Me encogí de hombros, sonriendo ―No puedo evitarlo si soy irresistible‖

Sentado en el borde su cama, me recosté contra la pared. La luz de la luna se
filtró por la ventana abierta. El aire sabía a agujas de pino y humo. ―Conseguirías
más chicas si alguna vez en verdad fueras a alejarte del ordenador‖
Él ni siquiera levantó la mirada. ―Si no pasara tanto tiempo en este

ordenador, nunca tendrías tu teléfono funcionando de nuevo. O tu laptop.
Siempre te repito que no abras archivos adjuntos de correos de gente que no
conoces‖.
―Ella realmente era muy sexi.‖
―Y ahora tu computadora esta muerta.‖
Hice una mueca. ―Y mi teléfono. ¿También tiene un virus?‖

―No, genio. Esto esta tan repleta de mensajes de textos de chicas que te
envían caras sonrientes y de Xces ó Oes16. Que esta atorado y con un bicho‖.
―¿Puedes des-bicharla?‖
Ahora él me mira, como todo un aficionado a la tecnología ofendido. ―Por

supuesto que puede depurarle. La pregunta es, ¿puedes dejar de conseguir
números de teléfonos de otras chicas?‖
―Diablos, no. ¿Y por qué iba yo a querer algo como eso?‖
Él hizo lo que sea que sabia hacer, golpeo algunos botones, murmurando
maldiciones, tomando a las entrañas de cualquier aplicación tecnológica como
algo personal hasta que esta se sometía a su voluntad.
Y luego sonrió con aire de suficiencia, tratando de llegar a una de las

botellas de sangre en la nevera junto a su cama. Abrió una para sí mismo y luego
me lanzó una, junto con mi teléfono.
―Toma. Ya funciona pero no va a estar del todo bien hasta que borres a
algunos de esos contactos‖
Me deslicé por algunos de los nombres con pesar ―Eres cruel, hombre‖
―Prefiero ‗Genio Malvado‘‖ Volvió a su computadora.
―Deberías de tener más diversión, gemelo mío‖ sugerí
―O tu deberías de tener menos y dejar algo para el resto de nosotros‖
―No hay tal cosa‖ Lo dejé con sus maquinarias y baje las escaleras, tratando
de recordar quién era Karin y porque me había enviado un soneto acerca de mi
pelo. Las luces estaban apagadas, y los ronquidos de los perros venían desde el
vestíbulo. La puerta principal se abrió y Logan e Isabeau entraron, el enorme
perro-lobo de Isabeau estaba a su lado.
16
Xces ó Oes: Lo usual cuando envías un mensaje de texto a alguien sueles poner XXOO (que significan:
abrazo, abrazo, beso, beso ó a la inversa).
Les saludé con la mano, pero no me detuve. Podía escuchar los latidos del
corazón de alguien en la esquina trasera de la biblioteca, desde la esquina donde
se unía a la sala de estar y a la cocina. Iba un poco demasiado rápido para mi
gusto.
Fui directamente a la sala, entrecerrando los ojos hacia la espalda de

Solange. Tenía los brazos entrelazados alrededor del cuello de Kieran. Las manos
de él eran un poco demasiado inteligentes.
―Black, no me hagas matarte‖, le dije amablemente. Él dio un salto y

retrocedió, mientras que los bordes de sus orejas se ponían rojas. Solange
suspiró.
―Gracias, Quinn‖, dijo. ―Por tu manera de arruinar este momento.‖
―Me gusta intentarlo‖, le dije, sin arrepentimiento.
―Algún día, en verdad, voy a llegar a darte un beso sin que uno de mis
curiosos hermanos molestos irrumpan‖ le susurró a Kieran.
―No cuentes con ello‖, dijo Logan, mientras él y Isabeau entraban a mis
espaldas. El teléfono de Kieran sonó dentro de su chaqueta. Parecía aliviado por
responderle.
―Tu besas a las chicas todo el tiempo‖, señaló Solange hacia mí.
Últimamente la única chica a la que Logan besaba era Isabeau.
―La adulación no te llevará a ninguna parte.‖ Dije mucho más cómodo.
―No te vas a ir, ¿verdad?‖
―No‖.
Solange se cruzó de brazos. ―Lucy y Nicholas están teniendo éxito en el

solarium. Ve a fastidiarlos‖.
―Pero me gusta fastidiarte.‖
―Quinn‖.
―Solange, mira tus ojos‖ dije suavemente, demasiado suave como para que
Kieran no me escuchara. Ella frunció el ceño, luego se miró en el espejo de estilo
Art Nouveau en uno de los estantes.
Una mujer de bronce en un vestido afluente se reflejó, las pupilas de

Solange, estaban rodeadas en rojo. Entonces las oscuras pupilas se tragaron sus
irises generalmente azules.
Se quedó paralizada, dirigiéndome una mirada horrorizada. Sus dedos

temblaban un poco cuando llegaron hasta tocar las puntas de sus colmillos. Los
cuales estaban extendidos por completo, en modo hambre.
Ella inclinó su cabeza y se metió entre las sombras.
―Tengo que irme‖, le dijo a Kieran abruptamente, para luego escapar por
las escaleras antes de que él pudiera responder. Él se apartó un momento de su
teléfono y frunció el ceño hacia mí.
―¿Está bien?‖
―Ella va a estar bien.‖ Ella sólo necesitaba más sangre y menos tentación
humana. El hambre no es fácil de explicar, ni fácil de controlas. Kieran lo sabia,
como un cazador de vampiros. Pero como su novio, a veces creía que se le solía
olvidar. Él dio un paso, como si estuviera a punto de seguirla. ―Déjala ser,‖ le
aconsejé en voz baja mientras Isabeau subió las escaleras, rápidamente como el
humo.
Él no parecía convencido, pero asintió con la cabeza una vez. ―Tengo que
irme de todos modos. El deber me llama‖.
―¿Sí? ¿A quién hay que estacar?‖ Sólo había un borde leve de sarcasmo en mi
voz. Él era un cazador de vampiros, después de todo. Y yo era un vampiro.
―Hel-Blar‖, respondió, dirigiéndose hacia la puerta principal. ―Tengo una

alarma de llamada general. Hay un montón de ellos demasiado cerca de la
ciudad, esta noche‖.
―¿Sí?‖ Agarre mi abrigo, a pesar de que rara vez solía sentir el frío. Tenía
estacas y diferentes suministros en el bolsillo interior. Había una daga atada
alrededor de mi tobillo, en el fondo de mis pantalones vaqueros rasgados. ―Suena
divertido‖, le dije, mostrando los colmillos. ―Vamos‖.
Estábamos en los bosques cuando el olor me golpeó: hongos, moho y

humedad, y antigua descomposición.
Hel-Blar
―Vienen‖ le advertí a Kieran. Él sacó un arma de UV fuera de la funda

oculta. Yo llené mis manos con estacas, mis fosas nasales dilatadas mientras
trataba de definir claramente la dirección por la que el hedor venía. Era tan
espeso y pesado, que parecía que venia de todas partes. Kieran rápidamente se
puso un par de tapones para la nariz. Yo sabía lo que eso significaba y no tenía
nada que ver con el olor de putrefacción, y los hongos de agua de estancada.
―Si me das con algo de ese Hypnos, te mataré‖ dije sombríamente.
El no tuvo tiempo de responder.
Estábamos rodeados.
Yo no sabía qué aspecto ellos tenían a los ojos humanos de Kieran, pero
para mí, incluso en la oscuridad, eran de color azul y llenos de negras manchas
gangrenadas, totalmente antinaturales. Sus dientes eran colmillos, toda su saliva
era contagiosa, y su hambre era salvaje. Ellos incluso se alimentaban de otros
vampiros, lo cual, nosotros los vampiros nunca hacíamos eso. No era tan nutritivo
como la sangre humana o animal. Y ellos solo mataban, no les importaba la
alimentación.
Y también, eran fuertes.
Golpee al primero después de que este bajará de un árbol y derribara a

Kieran. Él aulló, sacudiendo su brazo herido. Los demás Hel-Blar entraron
violentamente en una nube de polvo azulado que nos hizo respirar con dificultad.
Kieran rodo poniéndose de pie. Mientras yo brincaba a por otro Hel-Blar.
Había cuatro más que podía ver, y oír, escabulléndose entre la maleza.
Hubo un estallido de la pistola de Kieran y la cápsula de bala de agua UV se
inyecto en el pecho de un Hel-Blar para luego explotar. En un gritó, ahumado,
como si hubiera fuego ardiente quemándole desde adentro hacia afuera, y luego
se desintegró.
Evadí una estaca, y después, un puño. Le di una patada en la barbilla, tiré

una estaca con precisión ganada duramente en los entrenamientos. Habíamos
entrenado durante años para poder hacer eso. Yo sonreía mientras me daba una
voltereta relámpago. Estaba cubierto de cenizas—que incluso tuve que sacudir mi
pelo. Y el aire apestaba, positivamente podrido con putrefacción.
Pero al menos esto había sido sencillo.
Yo sabía que esos vampiros eran malos y sabía también como matarles.
Todo esto, no se trataba de política, ni de secuestros ni de intentos de
asesinatos.
En resumen, era la mejor noche que había tenido después de todo aquel
asunto del mes sangriento. La lucha fue breve y brutal. Uno de ellos escapó, pero
ya que ni Kieran ni yo fuimos mordidos o muertos, contó todo como un éxito.
Kieran acunó su brazo lesionado con cautela. ―Bastardo casi me la rompió

otra vez‖, dijo.
―Bastardo también el que esta debajo de mis botas ahora‖, le dije

alegremente. Yo había aprendido hace mucho tiempo que tenía que bloquear la
punta de remordimientos que le seguía al baño de adrenalina después de una
pelea. De lo contrario el bucle de pensamientos podía hundirte. ¿Acabas de
matar a alguien? ¿O era un monstruo, así de simple? ¿Eso te hacia a ti también un
monstruo? ¿Fue un asesinato si solo estabas defendiéndote? ¿Esto era una guerra
y nosotros solo éramos soldados tratando de sobrevivir? Yo prefería la adrenalina.
Kieran frunció el ceño, mirando a su alrededor. Luego comprobó el GPS de

su teléfono. ―Estamos cerca de la escuela.‖
―¿Sí?‖ Yo estaba más que agradecido por la distracción. ―¿Debo suponer que
usan uniformes? ¿Mini faldas escocesas? ¿Calcetines hasta la rodilla?‖
Kieran medio sonrió. ―¿Sólo piensas en eso?‖

―Si tengo suerte‖, respondí con gravedad a medida que comenzábamos a

caminar. El viento de las montañas estaba frío y fresco, limpiaba el hedor de los
Hel-Blar de mi nariz. Inhalé profundamente. Sin respirar exactamente. Mi cuerpo
no lo requería, pero era un hábito arraigado. Y la inhalación nos ayudaba a
reconocer olores y catalogarlos. Todavía no estaba seguro de cómo todo el
vampirismo funcionaba. Tío Geoffrey lo llamaba la biología, Isabeau lo llamaba
magia. Yo solo sabía que era más rápido, más fuerte, y prácticamente inmortal.
No apestaba. Bueno, por así decirlo.
Entonces pude sentir el olor y el calor de muchos cuerpos humanos

reuniéndose en lugares cerrados, esto era algo más, aquí había gato encerrado.
El primero, era seductor y de hecho hizo que mi estómago gruñera. De la

manera en que los humanos solían sentir después de oler un sándwich de queso
derretido. El segundo olor hizo que mi cabeza girara.
Sangre.
Mucha sangre, mis colmillos se alargaron más allá de su habitual longitud.

Mis encías me dolían. Mi garganta me dolía. Mis venas me dolían. El hambre se
deslizó a través de mí, me debilitaba como un veneno. Y sólo había un antídoto.
Sangre.
Kieran hizo una mueca ―¿Hueles eso?‖
Asentí y traté de no babearme. Tuve que aclararme la voz antes de poder

hablar adecuadamente. ―Animal‖ dije ―Y… algo más‖
―Que, ¿Cómo cazadores?‖
Seguí el aroma, relamiendo mis labios solo un poco.
Luego los vimos.
―No exactamente‖ dije, con el hambre desvaneciéndose. La sed de sangre

aún tenía a las ventanas de mi nariz parpadeando, pero yo ya no estaba
pensando en una cena líquida.
Los animales colgados de los árboles yacían en un charco de coagulación de

sangre en el borde del bosque, su olor se filtraba en el campo. Había tres
conejos, un tejón, dos mapaches, y un pequeño montón de ratones.
―¿Pero qué demonios?‖ preguntó Kieran, disgustado y confuso. ―¿Quién hizo

esto? ¿Y por qué? Ellos no están drenados‖
―No se trata de un vampiro entonces‖ dije con mis dientes apretados

―Nosotros no desperdiciamos sangre‖ Porque nunca sabes cuándo será tu próxima
comida ―Dame esos tapones para la nariz‖
Me entregó un par más. Les empujé y esperé a que la neblina roja se

detuviera de lamer todos mis sentidos.
―Quienquiera que haya hecho esto añadió sangre humana a la mezcla‖ Las
luces de la escuela eran doradas, centelleando como la miel. ―Lo que quiere
decir que habrá más Hel-Blar por aquí antes de que lo esperes‖
Kieran se puso pálido, más pálido que un vampiro.
―Tengo que revisar como esta Hunter‖ dijo, echando a correr.
No quise admitir lo frio que me puse, o como de rápido le seguí, hasta que
los arboles eran una mancha verde y lo dejé atrás.
HUNTER
Traducido por Chloe
J
enna me encontró después de la cena. Estaba atravesando el jardín,
preguntándome dónde estaba Chloe. No había estado en el comedor y
ya se había levantado y salido para la hora en que desperté. A su vez,
había estado despierta hasta mucho más tarde que yo, tipeando en sus
computadoras. Estaba determinada a hackear los códigos de la página de la
escuela que controlaban los cronogramas, los archivos privados y las cámaras de
vigilancia. De hecho, lo último puede que era de utilidad. Pero también quería
ser una experta en artes marciales, una eximia francotiradora y la reina del
kickboxing.
―¡Wild! ¡Hey, Wild!‖
Me giré para ver a Jenna trotando en mi dirección, acortando camino desde

la senda a través del césped. Su cabellera colorada estaba más deslumbrante que
nunca, como si estuviera a punto de prenderse fuego. Habíamos sido amigas
desde la práctica de ballesta en el décimo grado.
―Hey,‖ dije. ―¿Tuviste un buen verano?‖
―Seh, bastante bueno.‖ Me sonrió. ―Escuché que ya te atraparon.‖
―York.‖ Aunque a York le gustaba ella, así que ella no tenía los mismos
inconvenientes que yo.
―Y te escabulliste,‖ continuó. ―Estoy tan orgullosa.‖

―¿Por qué todo el mundo sigue diciendo eso?‖ me pregunté en voz alta.
―Porque eres injustamente hermosa, rubia, inteligente, atlética, y una

estudiante de puros 10.‖ Sonrió. ―Espera. Otra vez, ¿por qué soy tu amiga?‖
―Dame un respiro,‖ le dije, luego sonreí. ―Y por cierto, todos mis deméritos
fueron eliminados.‖ No pude evitar presumir sólo un poco, incluso si no podía
concebir que el mismísimo Hart hubiera llamado a la directora para que me
absuelva. ―York quedó mudo por tres minutos completos y luego lucía como si
hubiese mordido un huevo podrido.‖
―Hombre, desearía haber visto eso.‖ Puede que York la tratara bien, pero
aún así era una amiga leal y no le gustaba la manera en que él se la agarraba
conmigo todo el tiempo.
―Fue fabuloso,‖ admití. ―Debería de haber tomado una foto.‖ Tenía una
cámara en miniatura localizada en el broche escolar de mi falda. Todos los
estudiantes del último año las tenían. En realidad, incluso los del noveno las
tenían, pero se esperaba que ellos las obtuvieran por su cuenta, usualmente a
través del robo descarado. Supongo que no era técnicamente una ladrona dado
que los maestros las escondían por ahí. En nuestro último año, nos entregaban las
cámaras más nuevas y de la mejor calidad en nuestro paquete de orientación.
―Hablando de tu belleza y atletismo,‖ dijo Jenna.
Me pausé, alcé mis cejas. ―Qué, ¿ya?‖
―Vamos,‖ me dio un codazo, las pecas sobre su nariz y mejillas

incongruentes contra el sediento destello en sus ojos. ―No puedes decirme que
no lo has extrañado.‖
Me encogí de hombros. ―Tal vez un poco. ¿Pero por qué siempre soy la
carnada?‖
―Por todas esas asquerosas buenas cualidades tuyas que acabo de enlistar.‖
―Ajap.‖
―Es verdad,‖ insistió.
―Por favor, tú podrías ser la carnada.‖ Ella era tan buena estudiante de
combate como yo.
―¿Y denegarte la posibilidad de que vistas algo bonito?‖

No podía negar que era un incentivo. El abuelo alentaba la ropa de civiles

sólo para razones prácticas de ‗no seas tan obvia’, pero no aprobaba el uso de
lindos vestidos y sandalias de tiras. Y yo era mejor en el combate mano a mano.
La especialidad de Jenna estaba en su puntería, tanto con ballesta como con
armas de mano. No usábamos balas comunes, por supuesto, dado que no servían
de mucho contra un vampiro. Usábamos viales con la forma de balas, con lo que
llamábamos agua bendita que era básicamente balas infundidas con UV.
―¿Cuando?‖ pregunté, cediendo tal como ella sabía que lo haría.
―Sábado en la noche, nos encontramos en la van a las once.‖
―Espera,‖ la detuve antes de que se fuera trotando. Era casi inhumano

cuánto amaba trotar. ―¿Lo notificaste? York se muere por una excusa para
atraparme de nuevo.‖
―Seh, conseguí la firma de Dailey.‖ Saludó con la mano y cogió ritmo,

dirigiéndose nuevamente hacia el sendero. Continué atravesando los jardines
hacia los dormitorios. Puede que Hart me haya salvado de la detención y
deméritos, pero había una cosa de la que no podía salvarme.
De las tareas de monitoreo de piso. Y de ser la asistente de Courtney.
Creo que preferiría los deméritos.
No podía posponerlo por más tiempo. Bueno, sólo un poco más pero sólo
porque quería ir para mi habitación y agarrar una bandita elástica. Estaba tan
húmeda y calurosa, que mi cabello se me estaba pegoteando contra la nuca.
Cuando abrí la puerta, un balón de goma repleto de brillo rosa se precipitó

hacia mi cabeza.
Me agaché, y le erró a mi nariz, aunque no por mucho.
―Chloe, ¿Qué demonios?‖ dije al tiempo que ella gritó, ―¡¡Lárgate!!‖
Alzó la vista desde su computadora, se detuvo. ―Ups. No sabía que eras tú.‖
―¿Quién más podría ser?‖ Pateé la pelota nuevamente adentro. Rodó hacia
ella, rebotando contra su pie. Tomé una bandita elástica de mi escritorio y
sujeté mi cabello.
―Tus pequeños de noveno han estado viniendo toda la mañana,‖ dijo con
seriedad.
Hice una mueca. ―¿De verdad?‖
―Si.‖ Me clavó la mirada. ―Es molesto. No me gustaban los de noveno

cuando yo era una. Son necesitados, o machistas o ambos.‖
―Lo arreglaré,‖ le prometí, levantando una mano para reducir una larga
perorata. Tenía esa mirada en su cara. Había sacado el carácter de su padre,
quien era uno de esos chefs temperamentales que tiraba toda la pasta y pollo
cuando una comida no salía como lo había planeado. Sus asistentes renunciaban
a diario. Había visto viejos cazadores de vampiros con menos cicatrices de
batalla.
―Estacaré a la próxima cara granulienta del siguiente pendejo de trece años

que golpee a esa puerta,‖ me dijo.
―Iré ya mismo,‖ dije. ―Tomate otra vitamina.‖
―Ja-ja,‖ refunfuñó, retornando su atención a su teclado. Me apresuré a salir

antes de que recordara que estaba allí.
Spencer estaba saliendo de la pequeña cocina, una taza de café en mano.

Llevaba una gran roca turquesa en un colgante trenzado.
―¿Te tiró cosas?‖ preguntó, señalando hacia mi puerta.
―Un balón de goma. ¿A ti?‖
―Una muñeca de Xena.‖
―Eso nunca es una buena señal.‖
―Lo sé. Ella ama a esa cosa.‖ Frunció el ceño. ―Está toda estresada. Nunca
la había visto así.‖
―Se calmará. York la asustó con ese ejercicio. Teme que vaya a reprobar el
año.‖
―Como si no pudiera irrumpir en su computadora y cambiar sus notas si lo

quisiera.‖
―Seh, pero su mamá está sobre su caso también.‖
―Esa mujer es terroríficamente eficiente. Me gusta más tu abuelo, aún si

tiene la capacidad de romper mi cuello sin transpirar una gota.‖
―Seh, es el mejor,‖ dije orgullosa.
Spencer bufó sin emitir comentario, luego tiró su brazo sobre mi torso para
detenerme tan abruptamente que tropecé.
―Ooof. ¿Qué te pasa?‖
―Lo siento,‖ dijo tímidamente.
―¿Y por qué estás mirando mis pechos, pervertido?‖
―¿Es ese el medallón del que nos hablaste? El de la Coronación.‖ Eché un

vistazo abajo. El pendiente de plata en su larga cadena había caído fuera de mi
camisa. Spencer lucía sin lugar a dudas codicioso. ―¿Puedo verlo?‖
Por alguna razón no quería sacármelo. Lo extendí pero lo mantuve

alrededor de mi cuello. ―No es mágico, Spencer, sólo un símbolo.‖
―Eso es la mitad de lo que la magia es,‖ dijo. ―Simbología.‖ Recorrió con su

dedo sobre la insignia. ―Me encantaría hacer algunas pruebas sobre esto.‖
Le aparté la mano. ―Olvídalo. Volverá derretido u oliendo a queso.‖
―Una sola vez,‖ murmuró. ―Una sola vez erré la lectura de un hechizo y
nunca lo dejaron pasar.‖
―Oliste a queso por un mes.‖
―Créeme, lo recuerdo. Todavía no puedo comer sándwiches de queso

grillados.‖
Satisfecha de haberle distraído de intentar robar mi collar, miré hacia la

larga escalera y acomodé mis hombros. ―Aquí viene la nada.‖
―Te irá bien.‖ bufó. ―Y casi que no importa lo que hagas, lo harás mejor
que Courtney.‖
Eso era reconfortante al menos.
Aún así, parecía haber menos escalones de lo usual. Llegué al piso de arriba
penosamente rápido. Olía a palomitas de maíz. La sala comunitaria parecía la
misma, pero había plantas en las ventanas. Eso era nuevo. Hogareño.
―Courtney puso ese allí,‖ dijo Lia, cuando me vio observándolas. Parecía
más contenta hoy, un poco más alejada de tener un ataque de pánico. Aunque
aún lucía realmente joven. ―Hola.‖
―Hola,‖ dije. ―¿Estás bien?‖
Se la veía avergonzada. ―Sí. Acerca de eso, perdona. Perdí el control ayer.‖
―Nos sucede a todos,‖ le aseguré.
―Apuesto a que nunca te sucedió a ti‖
Estaba en lo cierto. Pero eso era sólo porque había tenido cinco años
cuando el abuelo inició mi entrenamiento. Cuando pensé que había monstruos
debajo de mi cama, él me enseñó cómo hacer un barrido adecuado para
deshacerme de ellos.
―Así que, ¿te has acomodado?‖ pregunté, cambiando de tema.
―Bastante.‖
―¿Y sabes que no debes de usar la última ducha del fondo?‖
Sus ojos se ampliaron. ―¿Por qué no? Es la más limpia.‖
―Déjame ponerlo de esta manera: magia precaria sumada a un fantasma

fastidioso la convierten en agua helada. O en ocasiones, sangre en lugar de
agua.‖
―Bien. Asqueroso.‖
―Seh, es por eso que nadie la utiliza. Pero ellos nunca ponen eso en el
manual de orientación.‖
Ella se estremeció.
―No dejes que te afecte.‖ Sonreí. ―A estas alturas el mes próximo te

conocerás cada rincón de este lugar.‖ Fui hacia la pizarra de anuncios, sonriendo
a las dos chicas despatarradas sobre el sofá mirando televisión. ―Además, no
comas el pastel de carne.‖
―Tengo trece, no soy una idiota.‖
Me reí. ―Muy bien, entonces.‖ Garabatee una nota sobre un pedazo de

papel y la pinché en la pizarra. ―¿Me podrías hacer un favor y hacer correr la voz
por mi? pídele a las chicas que no molesten a mi compañera de cuarto o de lo

contrario ella les enviará virus a sus computadoras.‖
Lia palideció. ―¿Puede hacer eso?‖
―Sip.‖
―Genial.‖
―Aunque es igual de probable que ella te tire algo. De todas formas, vendré
aquí una vez por semana....digamos...los jueves después de la cena, por si
alguien necesita charlar conmigo.‖ No que esperara que lo hicieran, dado que
tenían a Courtney, quien se suponía que debía estar haciendo esto, ¿y qué sabía
yo de estas cosas?
―¿Eres la nueva monitora?‖ preguntó una de las chicas.
Asentí. ―Supongo que sí.‖
―Ella es mi asistente.‖ Courtney se burló desde la entrada de su habitación,

la cual estaba decorada de piso a techo en color púrpura. Su cabellera le llegaba
en perfectas ondas castaño-avellana hasta los hombros, sus ojos expertamente
delineados y difuminados con sombra para ojos plateada. Su vestido era
realmente bello, con encaje sobre seda. Lo codicié al instante.
Lo cual simplemente me ponía de mal humor.
―Courtney,‖ dije llanamente, contando hasta diez.
―Tú no eres quien monitorea este piso,‖ dijo ella a la defensiva. ―Eres mi
lacayo. Tu trabajo es hacer lo que yo te diga que hagas.‖
―No necesitarías de una asistente si hicieras bien tu trabajo para empezar,‖

le retruqué. Ni de broma que le iba a dejar convertirme en su siervo.
Entrecerró sus ojos. ―Perdóname, pero no es mi culpa que una de ellos

fuera taaaan lenta. Tuvo que pasar los exámenes de ingreso como todo el resto.
Debería haber estado bien.‖
―Tiene trece,‖ dije bajito, dado que sabía que todos a nuestro alrededor
estaban espiando.
Courtney parpadeó. ―¿En serio?‖ Frunció el ceño y echó el cabello sobre su

hombro. ―Como sea,‖ agregó, sus mejillas sonrojadas. ―York dice que estoy a
cargo.‖
―Lo haría,‖ susurré.
―Y si no haces tu trabajo, se supone que debo decírselo a él.‖
―Bien,‖ dije entre-dientes. ―Ya notifiqué mis horarios así que ya relájate.‖
―Mi familia es tan buena como la tuya,‖ soltó de golpe.
Era mi turno de parpadear. ―Bueno.‖ No sabía que más decir a eso.
―Lo digo en serio.‖
―Estoy segura que lo haces.‖
Estaba tan feliz de que ya no fuéramos compañeras de habitación. Prefería

cualquier día, tener a Chloe tirándome cosas en la cabeza. Escuché una de las
puertas abrirse. ―¡Tú, en el cuarto 403!‖ espeté. ―Siempre verifica si las bisagras
son chirriantes antes de intentar escuchar a hurtadillas a alguien. Te delata al
instante.‖ Hubo un grito de asombro y la puerta se cerró de un portazo, seguida
por risas sofocadas. Hice rodar mis ojos. ―Así que, eso es todo,‖ mascullé.
―Mira, no necesito de tu ayuda,‖ insistió Courtney acaloradamente.
―Necesitas alguna clase de ayuda,‖ dije, volteandome sobre mis talones y

regresando escaleras abajo. Estaba en el descanso cuando mi teléfono vibró en
mi bolsillo y apareció un mensaje.
Ataque de los Hel-Blar. Todos los estudiantes del 12vo grado
Agruparse para reunión en la frontera.
Pasé el resto de los escalones al vuelo.
Spencer ya estaba en mi habitación cuando llegué allí. Chloe estaba

metiendo una estaca a través de una de las horquillas del cinturón. Lucía
emocionada. Ella nunca lucía entusiasmada con los ejercicios y corridas al tope.
―¿Recibiste el mensaje?‖ Spencer me echó un vistazo.
Asentí, alcanzando mi chaqueta. Aseguré la lapicera tira gases, alterada

para contener el polvo Hypnos, en mis puños. ―¿Hel-Blar en las afueras de la
ciudad otra vez?‖ pregunté. ―Ya van dos veces en una semana.‖
―Y suficiente cantidad de ellos esta vez como para llamarnos a todos,‖

Spencer agregó seriamente mientras nos apresurábamos por el corredor. La
puerta principal ya se encontraba abierta. Un grupo de los de noveno se hallaba
parado sobre las escaleras observando los dormitorios de los del doceavo año
vaciarse, con los estudiantes armados hasta los dientes.
Courtney los pasó a los empujones, las estacas alineadas en su cinturón de

cuero de diseñador. ―Hunter,‖ me sonrió. ―Alguien tiene que quedarse atrás para
cuidar a las chicas, como tú amablemente señalaste.‖
No me gustaba hacia dónde se dirigía esto.
―Entonces tú quédate,‖ respondí secamente. ―Tú eres la monitora de piso.‖
―Tú eres mi asistente,‖ me pasó corriendo. ―De modo que asiste.‖
La tomé de su codo. ―Tú dijiste que no necesitabas ayuda, ¿lo recuerdas?‖
Se encogió de hombros. ―Suelta. Tú eras la que estaba toda preocupada por

ellos.‖ Tiró su cabeza hacia la fila, visible a través de la puerta abierta. ―Allí va
York. ¿Deberíamos preguntarle?‖
Rayos.
―¿Por qué tienes que ser tan perra, Courtney?‖ soltó Chloe. ―¿Es tu
superpoder o algo?‖
―Cállate.‖ Se fue, apresurándose para alcanzar a York.
―Apesta‖ dijo Spencer. ―¿Quieres que me quede?‖
Sacudí mi cabeza. ―Parece que te necesitan.‖ Mis dientes estaban tan

apretados que era difícil hablar.
Chloe hizo una mueca. ―Lo siento,‖ dijo, cerrando la puerta tras ellos.
Fui abandonada en el recibidor debajo de una polvorienta lámpara, repleta

de estacas, con visores nocturnos puestos sobre mi cabeza como una bincha.
Hablando de estar toda arreglada sin un lugar al cual ir.
Los de noveno estaban susurrando entre ellos entusiasmados, unos pocos

corajudos bajaron para pegar sus narices a los ventanales. Jason, quien era el
monitor de los niños de noveno, se volteó hacia mí con compasión. ―Flor de año
que estás teniendo hasta el momento, ¿no?‖
No me quedó más que sonreír, aunque sea levemente. ―Tal vez debería
pedirle a Spencer que me revise en busca de maldiciones.‖
―No estaría de más,‖ dijo antes de girarse hacia los nerviosos estudiantes.
―Todo el mundo de regreso arriba. Ahora.‖
Fueron con reticencia, pero fueron.
―¿Les dijiste que su sala comunitaria tiene la mejor vista de las vans
saliendo del campus?‖ pregunté, recordando cómo solíamos escabullirnos fuera
de la cama y subirnos a los asientos de los ventanales, compitiendo por la mejor
posición para observar las salidas oficiales y los ejercicios de medianoche en el
bosque.
―¡De ninguna manera!,‖ dijo Jason. ―Podría perder mi lugar.‖ Apoyó su

brazo sobre mis hombros. ―Vamos, Wild, vayamos a ver las repeticiones
de Warriors en el History Channel y esperar como viejecitas apartadas de toda la
diversión.‖
Le dejé que me llevara por la ruidosa vieja escalera, arrastrando un poquito

los pies.
―No puedo creer que me esté perdiendo la primer refrenta verdadera de

vampiros del semestre,‖ dije con tristeza.
La raña osciló una vez y todas las luces se apagaron.
Giré justo a tiempo para ver pasar una sombra por uno de los ventanales del
frente.
―O no‖, reparé.
HUNTER
Traducido por Daniela
J
ason ya estaba arriba cuando el primer Hel-Blar se estrelló contra el
vestíbulo, destrozando el cristal. Yo todavía estaba en el rellano y era
la única bien armada.
―¡Vete!‖ le grite a Jason. ―Activa las alarmas.‖
Él dudo.
―¡Solo vete!‖ insistí antes de saltar del rellano. Cogí la lámpara de araña y
la usé para balancearme hacia adelante, ganando suficiente impulso para coger
al Hel-Blar por el pecho con mis talones. Él cayó al suelo justo cuando la cadena
de la lámpara de araña se rompió y me lanzó al centro del vestíbulo. Los pedazos
de cristal nos llovieron encima, mezclándose con el vidrio roto de la ventana. El
olor a hongos y humedad era abrumador. Él chasqueó sus dientes hacia mí, todos
puntiagudos y afilados como agujas. Atravesé una estaca en su pecho y él se
derrumbó entre cenizas, dejando atrás una pila vacía de ropa.
No tuve exactamente tiempo como para felicitarme.
Muchos más Hel-Blar llegaron corriendo desde el bosque, como escarabajos

azules.
Hubo golpes en el techo y alguien grito una maldición. Ellos debían estar en
el techo también. Los alumnos de décimo y once ya debían estar atrincherados
en sus habitaciones, o haberse ido por los pasadizos secretos que llevaban al
exterior cuando Jason encendió las alarmas silenciosas. Debería regresar arriba y
ayudarlo a acorralar a los de noveno. Sacudí las cenizas de mis botas y subí las
escaleras de a dos a la vez, poniéndome un par de tapones para la nariz.
No tenía sentido. Los vampiros no atacaban la academia por regla, por lo

menos no en las últimas décadas, y los Hel-Blar nunca lo habían hecho antes;
¿por qué se molestarían en hacerlo ahora? Ellos no tenían un líder o fines
políticos, solo un hambre abrumador que normalmente escogía el camino más
fácil y de menor resistencia.
Otra bestia entro a través de la ventana rota y corrió por las escaleras por
detrás de mí. Apenas si lo oí, solo sentí la presión del aire lleno de vegetación
podrida y cobre. Había sangre en su barbilla.
Me agaché porque él esperaba que yo saltara y me apartara de su camino.

En vez de eso, me lancé al piso y lo barrí con mi pierna, cogiéndolo por los
tobillos con la punta de acero de mis botas. Activé la pluma de gas lacrimógeno
en mi manga porque él se estaba moviendo demasiado rápido como para que la
cuchilla en mi bota fuera útil. El Hypnos flotó en una nube de polvo blanco, como
el azúcar glaseado. Él ya se estaba inclinando sobre mí, su saliva salpico en mi
hombro, pero pude ladrar una orden y estar relativamente segura de que había
suficiente Hypnos en su cara para que esta funcionara.
―¡Al suelo!‖
Él colapsó sobre mí como una carga de ladrillos.
Me moví de debajo de él antes de que sus dientes pudieran rasgar mi cuello

accidentalmente. No había nada más contagioso que el beso de un Hel-Blar, no
importa lo dopado que pudiera estar. Sus pupilas estaban dilatadas, rodeadas de
una pequeña franja gris pálida. Su piel estaba tatuada de azul y moteada.
El abuelo me habría dicho que lo estacara ahí y ahora. Después de todo, él

era un Hel-Blar, lo más cruel entre lo cruel. Pero yo simplemente no podía
acabar con un oponente privado de su voluntad y sin armas, aún si él era
peligroso, aunque fuera prácticamente correcto. Simplemente se sentía mal.
Lo arrastré a un lado, asegurándome de usar la fuerza suficiente para

fracturar algunas costillas. Yo podría tener más escrúpulos que mi abuelo, pero
no era débil. Y no quería que él se quedara ahí para regresar a la pelea cuando el
Hypnos se agotara.
―Regresa a tu guarida,‖ espeté. ―Y quédate ahí. No hieras a nadie en el

camino.‖
―Te mataré, niñita…‖
―Y cállate,‖ agregué.
Él se tambaleó por las escaleras, haciendo extraños gruñidos en la parte de

atrás de la garganta.
Supe el momento preciso en el que Jason alcanzó el interruptor de la

alarma principal. Las luces UV puestas alrededor de todo el dormitorio, desde los
bordes de las ventanas hasta las luces del jardín, iluminaron la oscuridad. Era
una potente luz ultra violeta con el mismo efecto tóxico en los vampiros que la
luz del sol. No los haría estallar en llamas como a los vampiros de las películas, lo
que habría sido una gran ventaja táctica. Pero por lo menos los debilitaría
considerablemente. Y debería convencer a los otros vampiros que venían en esta
dirección de dar la vuelta.
Me encontré con Jason en el tercer piso, dirigiendo a los estudiantes por la

puerta hacia el pasadizo secreto.
―¿Estas bien?‖
Asentí. ―Dos fuera.‖
―Esto es increíble.‖ Gruño. ―Están bajando por el techo también. Hay por lo
menos tres arriba.‖
―Vi a muchos entrar por detrás,‖ dijo una chica de once, todavía en su
pijama rosada. ―Desde los jardines.‖
―¿Qué diablos está pasando?‖ peine mi pelo otra vez en una cola de caballo.
―Si parece ser algo demasiado sofisticado para los Hel-Blar,‖ murmuró
Jason mientras rodeábamos la esquina y nos enfrentamos a la puerta de panel de
madera. ―Vamos,‖ les dijo a los estudiantes. ―Vayamos allí.‖
―Pero ellos están afuera también,‖ dijo uno de los niños de noveno.
―No podemos quedarnos aquí,‖ le dije. ―De todas formas, el túnel lleva lo
suficientemente lejos, cerca de la carretera y la van esta parqueada bajo los
sauces.‖
―¿Esa cosa vieja, rota y oxidada?‖
―Solo parece rota,‖ dije sombríamente. ―Y hay dos vans más escondidas
más profundamente en el bosque. Ahora muévete.‖
―No discutas, Joshua,‖ dijo Lia, arrastrándolo para que empezara a

caminar. Sus manos estaban temblando y el borde de su frente estaba empapado
en sudor, pero ella estaba manteniendo el control. Les di la espalda, buscando
Hel-Blar. Podíamos escuchar sus pisadas crujiendo por el techo. Las tabletas de
madera del piso fueron puestas para que fueran crujientes de esa forma, para
enseñarnos a movernos silenciosamente y que nos diera aviso de si alguien estaba
espiando por ahí.
La luz que se colaba por las ventanas era casi cegadora. Debería
debilitarlos, pero si estaban en un delirio de batalla todavía podían causar una
considerable cantidad de daño antes de que se dieran cuenta de que deberían
retirarse. La puerta del pasadizo secreto se abrió de golpe. Yo todavía estaba
vigilando la retaguardia, entonces tuve que mirar sobre mi hombro cuando oí la
brusca voz de Kieran.
―La salida está bloqueada,‖ dijo.
―Maldición,‖ murmuré, ―Sophie, toma mi posición,‖ dije, girándome para

mirar a Kieran. Él estaba usando los cargos regulares, una tira de estacas sobre
su hombro sano.
―¿Qué estás haciendo aquí?‖
―Hablamos después.‖
―Ya lo creo,‖ murmuré. ―¿Y qué quieres decir con que la salida está
bloqueada?‖
―Callejón cerrado, Buffy,‖ dijo Quinn, saliendo del pasadizo detrás de

Kieran. Él se veía tan sexy como siempre, aún cubierto con polvo. Su pelo estaba
suelto, y sus ojos azules como el fuego.
Lo miré boquiabierta. ―¿Qué diablos estás haciendo aquí?‖

―Vinimos a rescatarlos.‖ Él me sonrió como si estuviéramos cenando a la luz

de las velas, sus colmillos brillando como dagas de marfil.
―Te das cuenta que estás en una escuela de cazadores de vampiros,

¿cierto?‖
―¡Él es un vampiro! El monitor de los de onceavo grado le lanzó una estaca

a Quinn. Quinn gruñó, inclinándose hacia la derecha hasta que su torso estuvo
prácticamente paralelo al piso. La estaca se clavó en la pared.
―¡Deténganse!‖ grité mientras Kieran daba un paso en frente de Quinn. ―¡Él

es un Drake! Y un aliado.‖
Hubo una pausa llena de asombro, después gruñidos y frenéticos susurros.
―¿Lo conoces?‖ Jason me miró fijamente como si me hubiera crecido una

cabeza extra.
―Kieran, ¿estás fraternizando con el enemigo ahora?‖ espetó Sophie.
―Él es un vampiro,‖ murmuró Simón. Él estaba en grado once ahora y ya

estaba cubierto de cicatrices. Y tenía la constitución de un gran Vikingo rubio.
―¿Qué estamos esperando?‖
―Él es un Drake,‖ repetí. ―Y Hart firmó una acuerdo con ellos entonces
mantente tranquilo, o voy a golpearte. Lo prometo.‖
―Solo estoy diciendo que no está bien, eso es todo. En caso de que ustedes
dos no lo hayan notado, nosotros matamos vampiros. Y estamos algo así como
bajo ataque ahora.‖
Kieran resopló. ―No voy a dejar que mates al hermano de mi novia,

entonces supéralo.‖
―¿De verdad estás saliendo con un vampiro?‖ Sophie lo miró con los ojos
desorbitados. ―Genial‖
Me pare muy puntualmente al lado de Kieran, bloqueando a Quinn. Él

estaba lo suficientemente cerca como para que yo pudiera sentir el frío de su
cuerpo, y la notable ausencia de su respiración en mi nuca. Debería haberme
atemorizado. Estaba un poco sorprendida de que no lo hiciera.
―Miren, ¿podemos debatir los prejuicios de esta organización en otro

momento?‖ me mordí el labio. ―Quinn no es nuestro problema ahora. Como lo
señaló Simón, los Hel-Blar si lo son.‖ Levanté mi barbilla y miré a todos hacia
abajo. ―Y Kieran nos supera a todos en rango, entonces cállense ya y sigan
órdenes, o empezaré a repartir deméritos.‖
―¿Tu ya puedes hacer eso?‖ me susurró Kieran.
―No tengo idea.‖ Le siseé como respuesta.
―Bueno, escuchen todos.‖ Kieran alzó la voz para que fuera toda ronca e
impresionante. Yo no estaba particularmente impresionada ya que habíamos
crecido juntos y yo lo había hecho comer pasteles de lodo cuando éramos
pequeños, pero parecía funcionar con todos los demás. Lia realmente suspiró.
Solo una cazadora de vampiros de trece años se enamoraría en medio de un
ataque de vampiros. En realidad, estaba un poco orgullosa de ella.
―La salida del túnel no está bien,‖ continuó Kieran. ―Tuvimos que taponarla
detrás de nosotros y encender fuegos para evitar que los Hel-Blar lo usen.
Alguien los alertó sobre eso. Ese no es nuestro problema ahora. Nuestra única
meta es acabar con todos los que podamos y sobrevivir en el proceso. No se
crean héroes o haré que Hunter los acabe. Habiendo dicho eso, las luces
deberían de mantener apartados a lo peor de ellos. Mientras tanto, quiero a
todos atrincherados en la sala común de décimo. Es la más fácil de defender y las
ventanas están atrancadas.‖ Eso no tenía que ver con protección sino más con
una broma que Kieran y sus amigos aparentemente habían hecho cuando estaban
en décimo.
―¿Qué están esperando?‖ gritó Kieran mientras los Hel-Blar bajaban por las
escaleras. ―¡Vayan! Los monitores en el perímetro,‖ agregó, aunque ellos
estaban lo suficientemente bien entrenados como para hacerlo de todas formas.
Yo me quedé donde estaba.
―Hunter, ve,‖ dijo Kieran, sacando una estaca.
―Por favor,‖ saqué mi propia estaca y me aparté a un lado solo lo suficiente

para mantener a Quinn fuera de mi camino y viceversa. ―Tu brazo está herido.
Me necesitas.‖
Kieran no tuvo tiempo para discutir conmigo. No podría haberme hecho

cambiar de opinión de todas formas. Él era lo más cercano que yo tenía a un
hermano, y no iba a dejarlo atrás. No cuando los otros estudiantes estaban
bastante bien protegidos ahora.
Y aunque yo confiaba en que Quinn era un buen luchador, él era

peligrosamente demasiado engreído también.
Tres Hel-Blar llegaron desde el piso de arriba y otros dos desde nuestra
derecha. Quinn se rió antes de lanzarse a sí mismo contra ellos. Él de verdad se
rió.
―¿Está loco?‖ pregunté, arrojando una estaca a uno de los Hel-Blar de la

derecha.
―Bastante. ¡Agáchate!‖
Me agaché. La estaca de Kieran pasó zumbando sobre mi cabeza y clavó al

segundo vampiro contra la pared. Otra estaca acabó con él. Contuve la
respiración hasta que las cenizas se hubieran asentado. Respirar las cenizas de un
vampiro muerto es simplemente tan asqueroso como suena.
Los habíamos despachado a todos cuando Quinn se giró hacia nosotros,

sonriendo. ―Eso fue divertido.‖
―Tú estás…‖ me interrumpí a mí misma mientras la sombra de una pequeña

y más astutamente escondida Hel-Blar cayó desde el borde del techo. Ella cayó
justo detrás de Quinn, exponiendo los colmillos. ―¡Quinn, abajo!‖
Quinn se dejó caer en un sofá, revelando una estaca en cada mano. Antes
de que pudiera girar y atacar con sus armas, tiré una bomba de pimienta. Él la
miro parpadeando con la clase de asombro que habría sido gracioso en cualquier
otra circunstancia. El contenedor negro con forma de huevo era delgado y hecho
para que se reventara con el impacto. Cuando chocó a la última Hel-Blar en la
cara, salpicó una combinación de vidrio esmerilado, pimienta de cayena, e
Hypnos en su cara. Ella retrocedió chillando y cogiéndose los llorosos ojos rojos.
Una de las estaca de Quinn terminó el trabajo.
Acompañamos a Kieran al siguiente piso y nos quedamos ahí por un largo

momento. El único sonido éramos Kieran y yo jadeando. La casa estaba en
silencio.
―Creo que esos fueron los últimos de ellos,‖ dijo Kieran finalmente. ―Subiré
y daré una barrida. Ustedes vigilen las puertas delanteras y traseras.‖
Guié a Quinn abajo al final de la escalera. Me quedé parada en el último

escalón, pudiendo ver no solo la puerta principal sino también a través de las
ventanas rotas hacia el césped.
Él se quedó a mi lado en el suelo, encarando la otra dirección, hacia la

puerta trasera. Mi escalón de ventaja nos hacía casi de la misma estatura.
Nuestros hombros se tocaban, la barandilla entre nuestros cuerpos. La adrenalina
todavía corría a través de mí, haciéndome sentir inexplicablemente como riendo.
―¿Ustedes tiran huevos ahora?‖ preguntó Quinn, alzando una ceja. ―¿De qué
diablos se trata eso?‖
―Es una cosa ninja,‖ encogí los hombros. ―Solo lo empezamos a usar hasta
hace poco. Uno de nuestros profesores de historia le gustan esas cosas.‖
―Das un poco de miedo, Buffy.‖ Guiñó un ojo, y entonces se vio

repentinamente pensativo.
―¿Qué?‖ pregunté.
―Solo me estaba preguntando si considerarías enseñarle a Lucy algunos

movimientos.‖
―¿Lucy? ¿La mejor amiga de tu hermana?‖
Él asintió. ―Ella necesita algunos trucos extra bajo la manga. Nuestra

familia está demostrando ser un poco riesgosa, y ella es solo una humana.‖ Me
dio una mirada de reojo. ―Sin ofender.‖
―No me ofendo,‖ repuse secamente.
―Sabes a qué me refiero. Ella es vulnerable. Y sus padres regresarán pronto

y ella se irá a casa. Simplemente estamos un poco preocupados.‖
Él olía como a humo e incienso. Probablemente no debería estar notando

eso. ¿Qué me estaba pasando? Generalmente no era del tipo de las que se ponen
todas nerviosas por un chigo bien parecido. Ni siquiera con uno muy sexy que más
o menos se parecía a Orlando Bloom. Además, el me veía como un compañero
soldado. He estado luchando a lado de chicos lo suficiente como para conocer la
mirada. Traté de no suspirar. Habría sido una reacción completamente
inapropiada. Yo era una cazadora. Se suponía que debía estar calmada bajo
presión.
―Entonces, ¿Lo harás?‖ me preguntó otra vez.
―¿Qué?‖ me di una sacudida mental a mí misma. ―Creo que estaría bien, si

la directora lo aprueba.‖
―¿Siempre haces todo lo que te dicen?‖ dijo, arrastrando las palabras.
Bufé. Nerviosa o no, yo seguía siendo yo. ―Eso es lo que los villanos de los
cuentos siempre le dicen a las chicas para hacer que hagan algo estúpido.‖
Hubo una pausa antes de que él se riera entre dientes, como si el sonido le
sorprendiera. ―Simplemente lo tomaré como un sí.‖
―Estoy segura de que normalmente lo haces.‖
Su sonrisa se ensanchó y me empujó el hombro amigablemente. ―Me caes

bien, chica.‖
Traté de no gemir en voz alta. Era tan mala como Lia. Había desarrollado
por completo un enamoramiento durante una redada de vampiros. Y él me veía
de la misma forma que Kieran me veía, como una hermana pequeña.
No tuve tiempo exactamente para analizar el hecho de que me estaba

enamorando de un vampiro. Además, cualquiera con ojos en la cara se
enamoraría de Quinn Drake.
Justo en ese momento estaba demasiado ocupada corriendo escaleras arriba

hacia el grito. Quinn me pisaba los talones, maldiciendo. ―Hunter, espera.
Déjame ir adelante.‖
―Ni lo pienses.‖ Corrí más rápido. Él era más rápido, claro, siendo un
vampiro y todo eso. De hecho, él era prácticamente una mancha borrosa de
colores pasando por mi lado. No parecía justo. Trabajé demasiado duro para ser
tan rápida como pudiera, yo corría, prácticamente vivía en el gimnasio la
mayoría de las mañanas, y tenía que aguantarme a York. Todo lo que Quinn tuvo
que hacer fue morirse.
No era una opción exactamente viable para mí.

QUINN
Traducido por Carlos
C
uando llegué a la sala común, donde el griterío se había originado,
estaba en silencio otra vez. Esperé a que Hunter me alcanzara.
―Eso no fue justo,‖ ella masculló, jadeando por aire.
Kieran entró en el pasillo, con la boca sombría. ―Hombre abajo. Bueno,

chico, como sea.‖
―¿Es malo? ¿Qué pasó?‖ Hunter pasó rozándolo para verlo por sí misma.
El cuarto estaba brillante considerando que toda la luz se reflectaba a

través de las ventanas. Se estaba calentando, también. La desventaja definitiva
para esas bombillas UV; los estudiantes podrían estar quemados por el sol por la
mañana. Ellos no dudarían en intercambiar una nariz pelada y con ampollas de
calor sobre ser comida por un Hel-Blar, yo, sin embargo, me estaba sintiendo
como si pudiera ser cocinado. La luz del sol no era buena para nosotros. No
estallaría en llamas o en algo tan dramático como eso, pero me debilitaría y me
desmayaría.
En una escuela llena de cazadores de vampiros.
No gracias.
Me puse mis anteojos oscuros y levanté el cuello de mi camisa. La parte

trasera de mi cuello ya se sentía sensible. En el centro del cuarto, los estudiantes
estaban amontonados alrededor de un sofá donde un estudiante muy flaco estaba
gimiendo. Había sangre empapando su camiseta blanca. Traté de no lamerme los

labios. No creía que fuera bien visto.
―Will,‖ Hunter dijo. ―Mierda. ¿Fue…?‖ Ella se interrumpió, haciendo una

mueca. El hombro de él lucía mal, su camisa rota.
―Él no fue mordido,‖ Kieran fue a pararse al lado de ella.
Permanecí por la puerta, observando las sombras en el pasillo e intentando

no ser distraído por el olor de tantos humanos en un cuarto. Si mi estómago
gruñese probablemente me estacarían antes de que pudiera explicar que era una
reacción involuntaria. Ellos deseaban donas, yo deseaba sangre. Era una de esas
cosas.
―El griterío provino de la chica que lo encontró. La sangre de cuando él

tropezó y cayó sobre su propio cuchillo.‖
Bufé. Ahora ellos se estaban colocando como carne en palito para nosotros.
También se pueden ofrecer en bandejas de plata. Hunter me lanzó una mirada,
como si supiera lo que estaba pensando. Le devolví una sonrisa torcida.
Probablemente ella no pedía disculpas por equiparse con estacas y yo no iba a
disculparme por mis colmillos.
―Los Hel-Blar intentaron beber de él,‖ Kieran continuó secamente.

―Aparentemente le dieron un bocado antes de que Will escapara.‖
Los ojos de ella se ampliaron. ―Mierda. ¿Se transformará? ¿Hay marcas?‖
―Creo que no. Pero nadie me puede decir a ciencia cierta si hubo algo de
saliva o intercambio de sangre. Fue solo una alimentación por conveniencia.‖
―Entonces él necesita la enfermería,‖ Hunter dijo.
―Hay algunos profesores en el campus,‖ Kieran nos aseguró. ―Pero ellos

tienen las manos ocupadas.‖
―Yo lo llevaré,‖ ella ofreció de inmediato.
Kieran frunció el ceño. ―Hunter, el campus está plagado de Hel-Blar.‖
―Duh. Y tú tienes que permanecer aquí. Tú eres el que tiene el rango real;
el resto de nosotros somos solo estudiantes. Además, tú solo tienes un brazo
bueno.‖
―Mierda,‖ él refunfuño. Él sabía que ella tenía razón. ―No me gusta. Es

peligroso.‖
A mí tampoco me gustaba.
―Blah, blah, blah,‖ Hunter lo cortó. ―¿Vas a sujetar mi mano cada vez que
estamos en el campo?‖
―No hay gratitud en ti,‖ Kieran dijo.
Ella besó su mejilla. Curiosamente me alegré de que pareciera la clase de

beso que Solange podría darme. De una hermana a un hermano. ―Te quiero,
estúpido.‖
―Yo también, idiota.‖
―Entonces sal ya de mi camino.‖ Ella tuvo que apartarlo de un empujón.

―Denle algo de espacio,‖ ella dijo a los demás, tratando de pasar a través de la
aglomeración de estudiantes horrorizados. ―Estarás bien, Will.‖
―Hay mucha sangre,‖ alguien dijo dudosamente.
―Lo cual es el por qué me lo llevo a la enfermería.‖ Ella enganchó su brazo

bajo el hombro de él y lo ayudó a subir. Él estaba pegajoso y pálido y parecía
sorprendentemente pesado para alguien tan larguirucho. Y era más o menos un
pie más alto que ella, lo que no facilitaba las cosas.
―Lo tengo,‖ murmuré, llegando para apoyar su otro lado. Will apartó sus
furiosos ojos, y luego amordazó un sonido de dolor cuando su hombro sangró más
profusamente con el movimiento repentino.
―Tranquilo,‖ Hunter dijo amablemente. ―Él solo está ayudando.‖
No podía dejar de morder mis colmillos a través de mis encías. Mantuve mis
labios juntos. Estaba contento de que mis ojos estuvieran escondidos detrás de
anteojos oscuros. Sabía que parecerían demasiado azules y demasiado pálidos en
esta luz extraña.
―Vampiro,‖ Will graznó.
―¿Quieres perder tu brazo?‖ Hunter le preguntó cortantemente. Él sacudió

la cabeza, tragando saliva. ―Entonces cállate y déjalo ayudarte.‖
―Sí, señora.‖ él apenas saludó.

Kieran se hizo a un lado para dejarnos pasar por la puerta. ―Vigila su

espalda,‖ me dijo.
Bufé. ―Te dejo toquetear a mi hermanita y aún no he roto tu otro brazo por
eso. Puedes confiarme a tu hermanita.‖
Hunter hizo una pausa. Ella atravesó a cada uno de nosotros con una
mirada. Alguien en el cuarto comenzó a sudar, ella era tan buena. Podría haberla
besado allí mismo.
―Primero, ew. Segundo, puedo valerme por mí misma. Si ustedes quieren

hacer esa cosa del caballero-machista-armadura-brillante, háganlo en su propio
tiempo. Y encuéntrense ustedes mismos otra damisela en peligro, porque yo no
lo soy.‖
Intercambiamos una mirada, luego la miramos. Kieran suspiró.

―Simplemente ten cuidado, Hunter.‖
―Siempre tengo cuidado.‖
―Ajá.‖
Ella tropezó un poco. ―Mira, Will está dejando un charco de sangre en el

piso y no se está poniendo más ligero. Deja de preocuparte y déjanos hacer esto
ya.‖
En ese momento el teléfono de la sala de común, todos los teléfonos en el

dormitorio, y cada teléfono celular en cada bolsillo, timbraron.
El sonido fue repentino y lo suficientemente chillón como para hacer que

todos dieran un salto. Me tambaleé ligeramente hacia atrás mientras eso
perforaba mi sensible audición. Hunter casi dejó caer a Will. Lo atrapé y lo
levanté fácilmente sobre mi hombro en un agarre de bombero.
―¿Qué diablos es eso?‖ Chasqueé mientras Hunter comprobaba su teléfono.

Los íconos de mensaje y buzón de voz parpadeaban.
―Es el primer cese de alarma,‖ Hunter aclaró mientras leía el mensaje.

―Estamos todavía en clausura pero el ataque inmediato debería haber
terminado.‖
Kieran asintió. ―Ve, pues. Y trata de no estacar accidentalmente a un profe

haciendo las rondas.‖
Ella hizo una mueca. Fue linda como el infierno. ―¿Cómo iba yo a saber que
ella no era un vampiro? Y eso fue hace cuatro años. Apenas había estado aquí un
mes,‖ ella se quejó.
Llevé a Will por las escaleras. Hunter siguió adelante. Ella abrió la puerta
principal y salió de primera para asegurarse de que era seguro. Le pude haber
dicho que no se molestara. No podía oler ninguna fresca brisa de moho y hongos
así que yo sabía que no había Hel-Blars por los alrededores.
Las luces perfilaban todo en amarillo pálido, como el efecto especial de una
película. Cada hoja estaba delineada, cada brizna de hierba. Al borde del jardín
había una negrura tranquilizadora para mis ojos. De hecho, estaban llorando bajo
el poder de tantas bombillas UV.
Ella me dirigió por el pasillo del dormitorio de uno de los edificios

principales. El piso inferior era la enfermería—podía decirlo por el total poder
enceguecedor de la pintura blanca en las paredes y el débil olor subyacente de
desinfectante.
Will gimió otra vez.
―Casi llegamos,‖ Hunter prometió. ―Theo te curará inmediatamente. Sabes

que él es realmente bueno con las puntadas.‖
―Esa perra Hel-Blar apestaba. Y tenía el cabello blanco en puntas. N-No

quiero transformarme en eso,‖ él tartamudeó. ―Gran me… me mataría.‖
Intercambiamos una mirada sombría sobre su cabeza. Era difícil saber si él

había estado hablando metafóricamente o no. Nunca podría decirlo en las
familias de cazadores. O a las familias del vampiro según sea el caso.
―No lo harás,‖ Hunter dijo con una confianza que podría decir ella
realmente no sentía. ―Ellos ahora tienen medicinas, para detener el cambio. Si la
cogen a tiempo, tienes una tasa de éxito bastante buena.‖
―¿Qué tan buenas?‖ Pregunté suavemente.
―Cincuenta y seis por ciento de tasa de éxito, según la archivo Chloe a la

que se hizo tajos en el año pasado,‖ ella contestó, apenas en un susurro. No la
habría oído del todo si no fuese por mi excelente audición.
―Más píldoras,‖ Will balbuceó, delirando con dolor y miedo. ―Esas vitaminas
nuevas saben a culo.‖
Hunter río. ―Eso es lo que dice Chloe. Deben estar tomando la misma
clase.‖
Él no contestó, habiéndose desmayado en nosotros. Afortunadamente

estábamos en el pasillo ante la puerta de la enfermería. Un enfermero nos
encontró a medio pasillo. Sus ojos negros eran curiosos y preocupados y no se
alteraron, ni siquiera cuando se posaron sobre mis colmillos. Quedé
impresionado.
―Uh… ¿vampiro?‖ Él preguntó.
Hunter asintió. ―Él es un Drake.‖
―Bueno, no voy a inclinarme ante Su Colmillosidad, si eso es lo que está

insinuando.‖ Sus uniformes eran del color del alga y los vestía como armadura.
―Como si fueras tan estúpido, Theo,‖ Hunter dijo, medio sonriendo. Theo
era obviamente alguien que a ella le gustaba. Decidí que no estaba celoso. No
me pongo celoso, no con las chicas.
―Will necesita puntadas y antibióticos o lo que sea,‖ dijo mientras luchaban

con Will a través de la puerta y sobre el catre más cercano. Las luces
fluorescentes me hicieron entrecerrar los ojos.
Theo le dio una mirada a Will y se olvidó de mí completamente. Él abrió los

párpados de Will y brilló una luz en ellos, mirando ceñudamente a la herida
sucia.
―¿Cuchillo?‖ Él preguntó.
―Sí,‖ Hunter contestó.
―¿Ustedes se apuñalan a sí mismos bastante?‖ Pregunté.
La boca de Theo se curvó. ―Te sorprenderías.‖
“Una Hel-Blar también lo tomó,‖ Hunter agregó.
Theo no detuvo su exanimación, ni por un momento. Pero oí su corazón

acelerarse. ―Explica.‖
―Él tenía la herida antes de que una Hel-Blar lo encontrase pero

aparentemente lamió la sangre.‖
―Mierda. Eso no es bueno.‖ Él llamó a otra enfermera. ―¿También lo

mordió?‖ Él buscó marcas de dientes.
Hunter se encogió de hombros a manera de disculpas. ―Nadie está seguro.‖
―Bien, déjennos hacer nuestro trabajo,‖ él se volteó, gritando órdenes a sus

asistentes incluso mientras cortaba el resto de la camisa de Will. Las agujas se
deslizaron bajo la piel. Hunter apartó la mirada, tragando.
―No me diga que la sangre te pone nauseabunda,‖ dije, divertido. Me moví

más cerca, preparado para atraparla si se desmayaba.
―La sangre no,‖ ella se estremeció. ―Las agujas.‖
―Entonces, ¿por qué no salimos de aquí?‖ Sugerí. ―No puedes hacer algo más
por él pero Kieran probablemente te podría utilizar. Y me siento un poco
expuesto aquí con todas estas luces.‖
Ella asintió, siguiéndome al exterior. ―Me pregunto cómo lo están haciendo

los demás en la ciudad.‖
―Montmartre y Greyhaven seguramente dejaron un desorden,‖ concordé.

―Bastardos.‖
―¿Quién es Greyhaven?‖ Hunter preguntó.
―Uno de los lacayos de Montmartre. Su teniente primero, de hecho. Él creó

sus propios Hel-Blar a escondidas, tratando de crear su propio personal militar,
como los Host de Montmartre.‖
―Oh, genial, porque eso es justo lo que necesitamos,‖ ella dijo secamente.
―Uno de los Hounds lo estacó,‖ le aseguré. ―Uno de los amigos de Isabeau.‖
Los Hounds eran una tribu supersticiosa y solitaria de vampiros, muchos de

ellos habían sido transformados por Montmartre pero rescatados de la tumba
antes de que él les pudiera reclutar. Ellos tenían magia antigua que el resto del
mundo había olvidado hace siglos.
Caminamos en un fácil silencio amigable, aunque ella todavía sujetaba una

estaca en su mano y yo todavía tenía mis colmillos afuera. Fui el primero en
escuchar el débil siseo. Me detuve de repente, volteando mi cabeza lentamente.
―Allí,‖ murmuré antes de saltar a los arbustos de lila bordeando el camino

de tierra. Hunter me alcanzó justo mientras yo estaba gruñendo sobre un bulto
en la hierba del otro lado de los arbustos. El Hel-Blar era hembra, yacía sobre su
espalda, siseando débilmente. Había sangre en su boca, y sus ojos sanguinolentos
eran salvajes. Su piel era azul moteado, casi gris. Su cabello estaba cortado en
puntas blancas.
―¡Ella es la que ataco a Will!‖ Hunter exclamó. Ella dio un paso más cerca,
con la estaca levantada.
La Hel-Blar comenzó a convulsionar, con la sangre y la saliva espumosa en

la esquina de sus labios. Ella se agitaba y siseaba. Di un paso por delante de
Hunter. Ambos la miramos, mudos, cuando chilló y luego se desintegró.
No dijimos nada por un largo momento.
―¿Qué demonios fue eso?‖ Finalmente rompí el silencio.
―No tengo idea,‖ ella contestó. ―¡Ni siquiera la toqué!‖
―Los vampiros simplemente no se desintegran así—no sin un palo puntiagudo

o mucha luz del sol.‖ Y no habíamos estado lo suficientemente cerca como para
lastimarla. Si yo no lo supiera mejor, habría jurado que ella había estado
enferma de algún modo, o envenenada.
Pero eso era imposible.
Antes de que pudiéramos decidir qué hacer, las luces de las linternas
revolotearon sobre nosotros. Los cazadores y dos profesores corrieron hacia
nosotros desde cada dirección.
―Deténganse,‖ uno de ellos ordenó. ―Lo tomaremos desde aquí.‖
―Ella se ha ido.‖ Hunter parpadeó mientras uno de ellos se agachaba para

recoger las cenizas. ―No la tocamos. Ella solo… se deshizo. Como si estuviese
enferma o algo.‖ Ella sacudió su cabeza. ―Sé que eso suena loco.‖
No dije nada pero doblé mis rodillas ligeramente, en caso de que necesitara
brincar fuera de la trayectoria de una flecha o una estaca. Nunca podría decirlo
con los cazadores. Algunos de ellos estaban nerviosos.
―Regresa a tu cuarto, Wild,‖ una de los profes espetó hacia Hunter. ―Y

Agente Black está esperando para escoltarlo fuera del establecimiento, Sr.
Drake,‖ ella me lo dijo a mí, claramente no estaba complacida ni siquiera en
admitir mi presencia. Podía oler el miedo sobre su piel, como un perfume.
―Él nos ayudó,‖ Hunter señaló, frunciendo el ceño, ―mientras el resto de

ustedes estaba en otra parte.‖
Admito que disfruté verla defendiéndome. No había esperado eso. Kieran

me había dicho bastante sobre su familia que francamente estaba sorprendido de
que ni siquiera hubiese tratado de estacarme, por principios.
La profesora se levantó para bloquear nuestra vista de lo que ellos estaban

haciendo. ―Ahora, Señorita Wild. Eso es una orden.‖
Hunter lucía como si quisiera replicar pero ella simplemente asintió

bruscamente, se giró sobre su talón, y se marchó, tirando de mi mano para que
la siguiera.
―Algo no está bien,‖ dije cuándo estábamos fuera del alcance del oído.
―Lo sé,‖ ella acordó desagradablemente mientras caminábamos sobre un

césped animado con estudiantes, maestros, y el ocasional cazador en plena
marcha. El depredador en mí salió a la superficie. Fue un esfuerzo no gruñir en
voz alta. Kieran vino a agarrarme, asintiendo hacia Hunter para moverse hacia el
dormitorio antes de que ella pudiera decir algo más.
―¿Qué demonios, Kieran?‖ Ladré.
―No aquí,‖ él ladró en respuesta.

HUNTER
Traducido por Glad
Viernes por la tarde.
N
adie nos dijo nada, incluso al día siguiente.
La mayor parte de información que pude haber conseguido fue de

Theo, y él sólo me decía que Will estaba muy crítico, pero que aún no había
cambiado o muerto, hasta el momento. No era mucho.
Y no me ayudó el hecho de que Chloe no paraba de quejarse.
―No es justo‖, ella dijo de nuevo, mientras me limpiaba el sudor de mi cara

y empecé a hacer mis estiramientos de enfriamiento. Estábamos en el gimnasio,
el cual estaba casi lleno. Los ataques de la noche anterior, hicieron que todos los
estudiantes estuvieran ansiosos por entrenar de nuevo, a pesar de que los que
nos habíamos quedado en la escuela habíamos tenido más acción. ¿Qué es lo que
tenia a Chloe en un estado de agitación?. Su cara estaba casi púrpura.
―Tómalo con calma‖, le dije. ―Vas a causarte un ataque al corazón si sigues

entrenando de esa manera‖.
Bebió de su botella de agua y se limpió la boca. ―Me siento bien, y tuve mi

chequeo médico ayer para probarlo. Así que, aquí estoy‖. Los estudiantes tenían
que hacerse un examen físico al principio de cada año escolar.
"Bien, tienes el color favorecedor de una hamburguesa cruda," le corregí.

"No luces muy bien".
"Sólo necesito tomar otra vitamina," ella jadeó, sacudiendo lo que parecía
ser una píldora amarilla en un contenedor, que saco de su bolso. Tenia en él, el
nombre de su madre impreso en letras imprentas: Dra. Cheng.
―¿Ya no las aborreces?‖ Le pregunté.
Ella se encogió de hombros. "Te acostumbras. No es como si tu las

necesitaras".
"No esto otra vez".
"Ok, pero es verdad," ella insistió. "Eres un atleta natural. Y obtienes

fácilmente las A‘s".
"¡Tu también lo haces!‖
"Apesto en combate".
"Tu no apestas," dije, sacando el elástico de mi pelo. Me estaba cansando

defenderme cuando yo no había hecho nada malo. Ella estaba muy molesta este
año. No podía imaginar como de estresada Chloe iba a estar cuando las clases en
verdad iniciaran. Estaba comportándose como el tipo de chica con la que no
compartiría un cuarto. "Y estas poniéndome nerviosa‖.
"No todos recibimos elogios por salvar vidas," ella dijo. Sonaba
suspicazmente como si fuera a llorar. "Pateaste algunos culos anoche, mientras
que yo, todo lo que vi fue la espalda de un Hel-Blar mientras se convertía en
cenizas. Y ni siquiera fui yo quien lo estaco".
"¿Estas haciendo pucheros porque no conseguiste matar nada?‖ Le pregunté,

asombrada. "¿En serio?‖
"No lo entiendes‖.
"Explícamelo".
Ella metió de un empujón sus cosas en su bolso. "Todo es fácil para ti".
Parpadee sorprendida hacia ella. "¿Estás drogada? ¿No haz estado prestando
atención por los últimos dos días?‖
"Siempre hueles a las rosas todo el tiempo".

―¿Y eso es algo malo?‖ No me lo podía creer. "Mierda, Chloe. ¿Qué te pasa?
Eres mi amiga. Deberías de alegrarte que no quedara fuera de la escuela debido
a todos esos deméritos que York intentó darme".
"Me alegro”.
"No, no lo haces. Estas echándome la bronca por el hecho de que fui

atacada por vampiros y tu no".
"Solo estoy cansada. Dios".
"Entonces duerme un poco," le replique, molesta. "y consigue un freno".
"No eres perfecta, sabes".
Clavé los ojos en ella. "¿Cuándo dije que lo era?‖
Ella frunció el ceño. "Actúas de esa manera".
"No lo hago".
"Sí, lo haces. Eres hábil en todo".
"Estas loca‖. Lancé mi bolsa de gimnasio por sobre mi hombro y me aleje de

ella antes de que dijera algo que no podría devolver. No podía creer la manera
en la que ella estaba hablando de mí, la manera en la que me miraba—como si yo
hiciera su vida miserable. Nunca la había visto mirarme de esa manera. Ella
seguía murmurando para si misma cuando cerré la puerta de un portazo detrás
de mí. Ni siquiera me molesté en cambiarme, simplemente salí afuera en mis
pantalones cortos y mi top de gimnasio. No quería estar junto a ella por un
segundo más. Nunca antes habíamos peleado, de esta manera. Discutíamos sobre
cosas estúpidas durante los exámenes, como lo hacia todo el mundo. Esto se
trataba de otra cosa. Sabia que su madre era incluso más dura con ella de lo
usual, ¿por qué eso era mi culpa?
"¡Hunter! ¿Quieres—? ¡Wow!‖. Jenna levantó sus cejas cuando me gire hacia
ella. Ella venía desde la cafetería con una canasta junto a Spencer y Jasón tras
ella. "Tu cara da miedo".
"Lo siento". Suspiré, intentando de alejar mi mal estado de ánimo. No era

justo desquitarme con ellos, especialmente después de haberme disgustado con
Chloe por hacer la misma cosa conmigo.
"¿Estas bien?‖ Spencer preguntó.

"Estoy bien," me quejé. "Sin embargo Chloe necesita terapia".
Él bufó. "Dime algo que no sepa".
Jenna elevo su canasta. "Tiempo de picnic. ¿Estas dentro?‖
"Siempre," contesté, después de alejarme de ellos hacia uno de los campos

de atrás que bordeaban el bosque. Hacíamos esto cada vez que necesitábamos un
poco de privacidad lejos de todas las cámaras de vigilancia posibles, los
micrófonos ocultos, y los maestros en general. No era fácil esconderse en una
escuela que te entrenaba en maniobras de espionaje y combate. El campus
estaba lleno de micrófonos y cámaras ocultas. Sentarse en medio del campo era
nuestra forma favorita para intercambiar información. Tampoco, es como si la
ensalada de patatas fuera un mal incentivo.
Extendimos una manta y pusimos la comida de inmediato. Nos sentamos

hombro con hombro, en un ángulo que nos permitía ver en todas las direcciones
para que nadie pudiera acercársenos sigilosamente.
"¿Cuál es la primicia?‖ Pregunté, limpiando el sudor de mi labio superior.

"¿alguna palabra de Will—?‖
"Nada nuevo," dijo Jasón. "Esta lo suficientemente estable, pero aún están
esperando en que dirección va".
"Fue extraño". Fruncí el ceño. "Realmente extraño, la manera en que ese

Hel-Blar se desintegro".
"Algo esta sucediendo," Jenna acordó, con su pelo rojo atrapado a sus
espaldas en una trenza desordenada. Sus zapatillas tenían estrellitas por todo
lado.
"Los Niner están susurrando acerca de una especie de píldora que los hará
más fuertes," Jasón dijo, negando con la cabeza. "No es como si quisiera sonar
como un adicto a las pastillas, pero, hombre, veré si puedo averiguar de dónde
es que las consiguen‖.
Me quede fría.
"Espera. ¿Qué?‖
"Están diciendo que es algún tipo de vitamina que los hace más fuertes‖.
"Will mencionó algo de que tomaba vitaminas," dije en un susurro. Miré a

Spencer con mordacidad. "Y Chloe toma todas esas vitaminas y proteínas en
polvo".
Él frunció el ceño. "Pero fue su madre quien le dio esas vitaminas. Ella es
una doctora y una bioquímica".
"Cierto".
Jenna inclinó su cabeza. "Si realmente son vitaminas, ¿a quien le importa?

Quiero decir, ahora mismo estoy tomando vitamina C. Mi compañero de cuarto
tiene gripe y verdaderamente no le quiero coger. Si eso les hace creer que los
hace mejores combatientes, ¿dónde esta el daño? No es como si estuvieran
tomando esteroides".
"Supongo". No estaba segura de por qué, pero yo no estaba convencida.
"Pero todos estamos de acuerdo con que necesitamos averiguar qué esta
pasando, ¿verdad?‖ Jasón preguntó. "¿Me refiero a, los Hel-Blar y todo el
secretismo en torno a esto y el hecho de que algunos de los maestros se están
portando muy extraño?"
Spencer se recostó, tomando el sol y abandonando su reloj. Nadie de

nosotros estaba prestando atención de cualquier manera. Era un día demasiado
agradable.
"Lo averiguaremos," él dijo bostezando. Sus temores se propagaron a su

alrededor como serpientes pálidas en la miel. "Siempre lo hacemos".
No vi a Chloe por el resto del día. Pero cuando volví a nuestra habitación el
viernes por la noche después de la cena, había una nota en mi almohada. Estaba
escrita a mano y decía, Lo Siento. Creo que tengo un caso drástico de SPM 17. Me
17
SPM: Siglas de ‘Síndrome Pre Menstrual’. Según los chicos en los días previos a la menstruación de las
chicas. Estas se ponen irritantes. ¿será cierto? xD
había dejado una barra de chocolate y una nueva novela romántica como una
oferta de paz. Ya no estaba disgustada, pero eso hizo que me preocupara aun
más.
Así que hice lo que cualquier cazador de vampiro haría.
Fisgoneé.
Me sentí mal revisando sus cosas pero no podía detenerme. Era inútil asaltar
su computadora y revisar sus archivos; algunas de esas cosas estaban cifradas en
un código que bien podría ser de la antigua babilonia por lo que tenia entendido.
Su bolsa de gimnasio estaba al lado de su cama sin embargo, la cremallera a
medio abrirse. Podía ver la blanca tapa plástica de su botella con la etiqueta de
la receta asomando. La extraje de la bolsa, junto a la segunda botella que me di
cuenta estaba debajo de ella. Aquélla era una marca popular de proteínas en
polvo. Miré dentro y olí pero parecía lo suficientemente innocuo. No es como si
realmente yo supiera lo que andaba buscando.
La segunda etiqueta describía el contenido de un complejo multi-vitaminico

y tenia el nombre de la madre de Chloe en él. Este lucia normal e incluso tenía el
normal olor de una vitamina.
Debía de parar. Era ridículo.
Pero eso no me impidió meterme en el bolsillo una de esas vitaminas en

caso que necesitara analizarla más adelante. Probablemente solo estaba siendo
paranoica. Eso le sucedía veces a los cazadores.
Y el SPM podría ser la razón de los bruscos y extraños cambios de ánimo de

Chloe y su repentina obsesión con el combate y las practicas. Pero aún así, seguí
buscando.
Aunque, no encontré nada, solo su normal surtido de esmaltes de uñas y

datos y partes de una computadora, y una secreta botella de aguardiente color
durazno detrás de su armario en su bota izquierda de lluvia. Ella escondía una
botella allí cada año.
Estaba siendo una idiota paranoica.
Cerré la puerta del armario con una presión determinada. Tenia suficiente
con preocuparme de Courtney, los Niners y Will, como para rebuscar entre las
cosas de mi amiga.
Así como el hecho de que Quinn me esperaba en el claro del bosque ahora
mismo.
El sol se había puesto completamente mientras había estado registrando las

cosas de Chloe, lo cual significaba que Quinn estaba allí afuera con Kieran y
Lucy. Kieran había conseguido el permiso para que yo pudiera entrenar a Lucy,
siempre y cuando lo mantuviéramos fuera de la vista de la escuela y ella
guardara el secreto. No era un precedente que quisieran establecer, y creían que
podría influir en nuestra seguridad. O lo que sea. Yo no quería una audiencia. Me
sentía lo suficientemente cohibida al saber que Quinn estaría allí.
Tomé la bolsa de suministros que había empacado más temprano y salí del
dormitorio colectivo, atravesando los jardines hacia el bosque. Evité las plazas
de luz que caían sobre el pasto del sanatorio. El bosque estaba tranquilo y
cálido, grueso con el olor de los pinos y los lirios amarillos del borde del
estanque. Seguí el resplandor de luz del otro lado del bosque de pinos donde
sabia que Kieran ya había establecido un perímetro de linternas.
Hice una pausa ante el sonido de ruido de pasos detrás de mí. "Se supone
que no deberían de estar aquí".
"Tu no eres mi jefe," Spencer me replico de buen humor. "y no puedo

perderme otra noche de diversión sigilosa".
Chloe estaba a su lado, sonriendo tímidamente. "¿Estas bien?‖
Arrugué mi nariz. "Muy bien. Siempre que pueda patear el culo de alguien
en nombre del entrenamiento‖.
"Perfecto," Chloe enrosco su brazo con el mío. "Quiero echarle una mirada a
uno de esos famosos hermanos Drake". Ella susurro. "En realidad siento haberte
atacado así‖.
"Lo sé". Y yo siento haber revisado tu cosas, pensé. Pero no lo dije.
Quinn, Lucy, y Kieran nos estaban esperando en el prado. Quinn estaba

apoyado contra un árbol, luciendo peligroso y ardiente.
"Yummy18," murmuro Chloe hacia mí. Quinn nos dedico una sonrisa abierta.
Y luche fervientemente contra un sonrojo delator.
"Oídos vampíricos, ¿recuerdas?‖ Le murmure de regreso.
Ella se encogió de hombros, sonriendo de regreso. Intenté no sentir celos de

la forma en la que él le guiñó el ojo. Desvié mi atención deliberadamente hacia
18
Yummy: expresión informal de: ¡Oh Dios! Que apatecible.
Lucy. Ella llevaba puesto una camiseta campesina bordada con pantalones cortos
de jean y botas Doc Marten19. Su pelo era lacio, sus anteojos oscuros.
"Voy a aprender a patear tu culo". Ella le sonrió burlonamente a Quinn. "y el

de tus hermanos‖.
―¿Dónde está Nicholas?‖ Kieran preguntó.
"Esta encerrado en un armario," Lucy dijo con satisfacción sombría.
Luego de un momento de silencio aturdido, Quinn resoplo una carcajada.
"¿Encerraste a tu novio en un armario?‖ Le pregunté.
―Cool‖, Chloe aprobó. Los diamantes falsos en sus pendientes atraparon la

luz azul de una linterna.
Lucy se encogió de hombros. "Se lo merece. Él me cerró allí la semana

pasada".
Kieran puso sus ojos en blanco. "Él estaba tratando de salvarte la vida‖.
"Lo que sea. No me hagas encerrarte allí dentro también". Se frotó las
manos con entusiasmo. "Vamos, Hunter. Muéstrame algunas cosas".
"Sí, Buffy," Quinn sonrió cordialmente hacia mí, alejándose del árbol contra
el que estaba apoyado y dando un paso más cerca al claro. "Muéstranos tus
movimientos‖.
Lucy lo empujo suavemente hacia mí. "Úsale como tu muñeco vampiro".
―¡Hey!".
"Ésta fue tu idea," ella le dijo. "Tu eres el que me quería ver armada y
peligrosa".
"¿En qué diablos estaba yo pensando?‖
Ella besó su mejilla, como si fuera en realidad su hermano mayor, entonces

se giro hacia mí impacientemente.
"Primero, necesito ver tu estilo," le dije.

19
Doc Marten: Marca tradicional de zapatos de mujer en Inglaterra. Esta marca es muy popular por sus
bajos precios, y la variedad que presenta. Zapatos, botas, sandalias. Tiene sucursales en todo el mundo, e
incluso tiene tienda online.
"Arrollador," Kieran dijo insípidamente.
Ella entrecerró sus ojos hacia él. "¿Puedo practicar con él?‖
Arrastre mi brazo dándole una invitación, con una sonrisa. "Se mi invitado".
Ella bailó de un lado hacia el otro como un boxeador, era toda gracia pero
poca técnica.
"Simplemente lánzate contra él," sugerí.
Ella agachó su cabeza y envistió como un enloquecido toro. Kieran esperó

hasta el último segundo posible antes de apartarse de su camino, sonriendo
burlonamente.
Lucy se detuvo, pero sólo apenas. Otro paso más y ella se habría golpeado
el cráneo contra un árbol. Ella se giro rápidamente. "¡Maldíta sea!‖ Ella señaló a
Kieran y Quinn. "No se atrevan a reírse".
Quinn presionó sus labios cerrados con cautela exagerada.
"Está bien," dije. "Lánzale un puñetazo ahora".
Kieran retrocedió rápidamente que casi tropezó con sus propios pies. "De
ninguna manera. Ella ya me dio puñetazos en la cara una vez".
"A mi también," Quinn dijo. "Realmente sabe como golpear".
"Bien. Puedo trabajar con eso," contesté. "Kieran, finge atacarla‖.
Él lucia dubitativo pero accedió. Cuando él agarró el hombro de Lucy, ella

se convirtió en un gato montés. Estallo, pateó, mordió. Estaba bastante segura
de que incluso la oí rechiflar. Luego de algunos minutos, Kieran estaba arañado,
golpeado y ella jadeaba con el rostro encendido.
"No esta mal," le dije. "Pero te mueves demasiado antes de hacer cualquier
daño real".
Ella golpeó su pecho. "creo que estoy empezando a conseguirlo," resoplo.

"pero creo que mi corazón acaba de estallar".
"Probablemente deberíamos de continuar con el sigilo y el escape. Puedo

mostrarte cómo infligir el máximo de daño con la fuerza mínima, lo cual te dará
tiempo para correr".
Quinn inmovilizó a Lucy con una mirada feroz y cognoscitiva. "Pero

realmente tienes que correr, pequeña‖.
Ella frunció la cara. "Sí, sí".
"Muéstrame lo que puedes hacer". Le entregué tres rocas y le señalé un

delgado abedul. Ella se echó el pelo hacia atrás alejándolo de su cara, aspiró
profundamente, y los lanzó. Estos golpearon el centro exacto del tronco en todo
momento. Spencer silbó entre dientes, impresionado. Chloe lucia como si
estuviera lista para comenzar a tomar apuntes.
―¿Es cierto que Hope intentó reclutarte?‖ Ella preguntó.
"Sí," Lucy contestó. "Como si yo quisiera pertenecer a algún tipo de liga-de-

cómic parecida al queso". Ella hizo una pausa, respingado. "¡Uy. Lo siento!".
Me encogí de hombros. "Hope no era una verdadera Helios-Ra". No

importaba si mi Abuelo apoyaba sus objetivos finales. Desde que Lucy había
probado que podía darle a su meta, la conversación hizo que todo el mundo se
sintiera incómodo, entonces, le mostré nuestros huevos alterados-ninja.
Ella pestañeó. "¿Le lanzare estas tontas-esferitas a los vampiros?‖
Cuando le expliqué lo que había en ellos, sus ojos brillaron.
"Bueno, oficialmente amo estas cositas". Ella probó lanzándolos a su meta

mientras hacia malabares, terminando con una reverencia.
―Veamos lo que puedes hacer con eso, 00720‖, Kieran bromeo.
"Deberías de conseguirte un poco de Hypnos," le sugerí. "No puedo darte

nada porque está en contra de las reglas de la escuela. Pero si consigues una
cierta cantidad, puedo darte un poco de gas lacrimógeno para que puedas
llenarlos y llevarlos en tus mangas. Tengo un montón de huevos sin Hypnos".
"El tío Geoffrey probablemente tiene un alijo de esas cosas," Quinn le dijo a
ella. "No es que yo lo apruebe," él me dijo a mí.
No es como si yo fuera a sentir pena por él. "Tu tienes feromonas, nosotros
tenemos Hypnos. Es un empate".
20
N. del T: Hace referencia a James Bond, que se le conoce como el Agente 007-
"Nosotros no vendemos nuestras arma en el mercado negro y tomamos

ventaja desleal. Sólo usamos nuestro glamour para protegernos".
"En primer lugar, no lo vendemos‖. Arqueé la ceja. "y segundo, ¿Estas

tratando de decirme que nunca has usado tus feromonas para robar un beso?‖
"Robarlos es algo pasado de moda" él dijo. "Yo solo uso mi encanto".
"Lucy, ve por esa gran cabeza suya, y lánzale los huevos," le dije.
"Usualmente lo hago". Ella sonrió abiertamente.
"También deberías de conseguir una vara o un bastón, algo a lo que puedas

adjuntar una hoja afilada a su punta. Mantendrá a tu atacante alejado como para
darte una mordida".
Quinn pateó una larga vara con su bota, hacia mí.
"Muéstrame," él dijo mientras yo lo atrapaba. Lo hice girar una vez. Tengo

que admitir que estaba luciéndome un poco. Si él insistía en verme como un
chico y un soldado, iba, sin duda alguna a sacar al soldado de él.
"Vamos, Buffy," él urgió, abriendo y cerrando los ojos.
"En cualquier momento, Lestat21," le respondí.
Giramos en torno del uno al otro, en un baile lento, depredador. Era fácil
olvidar que teníamos una audiencia. Sus ojos azules eran agudos y calientes,
como el corazón de una llama ardiente. Estos podían calentarme o quemarme
por completo.
"Nada de Hypnos," él murmuró.
"No feromonas," contesté, aunque yo no sabia mucho de su control real

sobre ese tipo de cosas.
Él era rápido, por supuesto. Los vampiros siempre lo eran. Pero se nos había
adiestrado para enfocar nuestra atención en ese borrón de movimientos, en el
desplazamiento del aire, en los detalles meticulosos y diminutos que sólo podrían
salvar nuestras vidas.
Cuando él se abalanzó sobre mí, tuve que convencer a mis reflejos que no
tenía permiso para estacarle. La primera parte que vi de él, fueron lo
21
Lestat: Nombre de uno de los famosos vampiros de las novelas de Anne Rice.
suficientemente cercanos como para confundirme—sus colmillos. Eran

hipnotizantes, pero no lo suficiente como para no alejarme y darle en el
esternón con la punta de mi vara. Me di cuenta por el resplandor de su sonrisa
que él había sentido el impacto. Nunca antes había conocido a alguien que
disfrutara de una escaramuza tanto como él. Incluso mi Abuelo veía eso como un
deber antes que el placer. Con Quinn, era casi como si él estuviera coqueteando
conmigo.
No pude estar segura de si él iba a acercarse a mí para arrancarme la

yugular o besarme.
En lugar de eso, él estiro uno de sus pies e hizo que me tropezara, pero
cuando caí hacia atrás su mano estaba muy rápidamente en mi espalda como
para atraparme. Mi brazo izquierdo se cruzo entre nosotros, con el puño
presionado sobre su corazón como para probar mi punto. Podría haberle estacado
justo en ese momento, si la situación fuera diferente.
Pero no habría estado viva para hacerlo.
Sus colmillos descansaban tiernamente en el interior de mi garganta.

Nuestros cuerpos presionados el uno al lado del otro. Sentí el frescor de su piel y
me pregunté si el calor del mío se sentía como una quemadura para él. Era la
primera vez que realmente podía comprender la seducción y el atractivo de
dejar al descubierto la garganta para un depredador. Siempre me había parecido
una locura, o creía que era el resultado de leer demasiadas novelas. Aun lo
hacia. Pero allí estaba el balanceo más elemental de mi cuerpo en dirección a él.
Su pelo cayó como una cortina sobre nuestras caras. Había algo en su
expresión que no pude descifrar del todo. Entonces él dio un paso atrás
abruptamente, su sonrisa familiar borro ese calor misterioso que había
vislumbrado.
Chloe fue la primera en romper el silencio. Y dejo escapar un suspiro

tembloroso. "¿Es que repentinamente hace mucho calor aquí afuera, o qué?‖
HUNTER
Corregido por Glad
Sábado por la mañana.
C uando me levanté a la siguiente mañana, Chloe aun estaba sentada en

su escritorio frunciendo el ceño hacia su computadora. No podía
imaginarme como no había cogido un dolor de cabeza. Sus hombros
estaban encorvados, el brillante resplandor del monitor era molesto. Y ahí
estaban tres latas vacías de bebida energética azucarada cerca a su silla. Su
usual cabello perfecto estaba decididamente rizado, recogido por una horquilla
en la cima de su cabeza. Esta no era la Chloe a la que estaba acostumbrada,
perfectamente acicalada y enfundada en su pijama de diseñador.
También estaba golpeando su pie sin cesar, como un pájaro carpintero

demasiado frenético para darse cuenta de que estaba bateando metal, no
madera.
Me levanté, parpadeando difusamente. La luz era pálida desde la ventana,

apenas estaba aclarando. El bosque estaba aun oscuro parecía como si estuviera
dormido mientras Chloe estaba despierto. ―¿Chloe?‖
―Solo un minuto‖ Sus dedos eran ruidosos contra el teclado. Ni siquiera

levantó la mirada. Algo acerca en su forma de ser, la frenética energía o la forma
en que estaba un poco maníaca mordiéndose el labio, hizo que mi estómago se
retuerza nervioso. Cuando de repente se apartó de su escritorio, maldiciendo,
salté.
―Maldita sea‖ entoldó ―Realmente creí que ya lo habría logrado para esta
hora‖ Ella me miró, junto a la ventana ―¿Qué hora es?‖
Me volví hacia el radio reloj para ver lo que sus números brillantes
sentenciaban y resplandecían en rojo. ―05:34‖.
―EW‖.
Ahora se parecía más a la Chloe que conocía.
―¿Por qué haz perdido toda tu noche?‖ Le pregunté, tratando de no parecer

preocupada. ―No es como si tuvieras tarea. La escuela no ha comenzado aún. Y
es demasiado pronto para las clases de todos modos. O para los seres humanos
normales y su funcionamiento.‖
―No fue mi intención. Acabo de tener un rollo con los códigos de seguridad.
Bueno, yo pensaba que eran un rollo, de todos modos. Tenía que estar allí‖. Ella
se frotó los enrojecidos ojos. ―Me siento como una mierda.‖
―Ellos ya tienen una nueva cura para eso‖, le dije secamente. ―Se llama
sueño.‖
―Ja, ja.‖
―¿Vas a quebrarte ahora o qué?‖ Insistí. Podría tirar del enchufe de su

ordenador, pero probablemente me sacaría los ojos. Y era demasiado pronto
para una pelea. Ella bostezó y se metió en su cama. Estaba dormida antes de que
siquiera me contestara.
Decidí aprovechar la primera hora y el dormitorio para mí. Era tan rara la
calma y hoy era sábado. Todos los estudiantes que no estaban ya aquí
empezarían a llegar después del desayuno. Courtney ciertamente, iba a
obligarme a tomar algunas de sus funciones menos glamorosas, y esta noche
iríamos a la ciudad para ‗la noche del cebo vampiro‘.
Así que si yo iba a seguir adelante con la idea posiblemente ilegal que había
tenido ayer por la noche antes de dormir, ahora era mi mejor oportunidad.
Cogí la mochila y metí los suministros antes de que Chloe empezara a roncar. No
me molestó en cambiarme de pijama puesto que planeaba ir a directamente a
dormir, de nuevo, tan pronto como sea humanamente posible, pero pase por el
cuarto de baño. No había suficiente luz llegando desde las ventanas así que la
sala era gris en lugar de negra. Me quedé en el borde de las escaleras para que
estas no crujieran, saltando la tercera y undécimo en total.
Por mucho que mi abuelo era un estricto y orgulloso cazador, quien me

había regalado un equipo de vigilancia y armas—cuando cumplí la mayoría de
edad—ballestas, y otras cosas impresionantes, como micrófonos. Era lo último lo
que tenía la intención de poner a buen uso.
No tenía el ‗don‘ de Chloe, y no podía pedir su ayuda. Después de que la

mujer Hel-Blar muriera y Will mencionara las vitaminas, yo sabía que algo estaba
pasando, pero no tenía idea de qué. Necesitabamos más información acerca de
esta vitamina, pero yo no conocía a nadie en el departamento de ciencias en
quien confiara lo suficiente como para decirle que haga pruebas en las pastillas
que yo había robado. La Madre de Chloe ayudaba a diseñar el Hypnos, y al
parecer tenía que ver con las vitaminas también, pero esa clase de química o
biología o lo que fuera, estaba más allá de mi alcance.
Pero yo, sí conocía a alguien que pudiera ayudarme.
Quinn.
Si Kieran confiaba en él, entonces yo también podía.
Incluso si él era un vampiro.
Y yo era una cazadora.
¿Cuando la vida se había vuelto tan malditamente complicada?
Pero, en la parte de este lío en el que se acusaba esencialmente a los de

arriba en toda la organización y a la madre de mi amiga, estaba por mi cuenta.
Sola. Ni siquiera podía decírselo a Kieran. Él ya estaba caminando por una
delgada línea en la organización por su relación con Solange y su alianza con los
Drake. No sólo lo tenían bajo algún tipo de vigilancia, pero estaba segura que el
no necesitaba, ahora mismo, un estrés extra con mis teorías no comprobadas.
Y de todos modos, era mucho más probable que si la vitamina hacía que Chloe
actuara raro, era porque lo estaba tomando con demasiada frecuencia. Tal vez
ella era alérgica a ella.
Había demasiadas preguntas que no tenían sentido y no había respuestas

suficientes.
Así que, ahí estaba, entrando en la sala común del undécimo grado.
Además, iba a tener que robar una muestra de sangre de Will de la enfermería.
No tenía idea alguna de si ese tipo de cosas podía causar mi expulsión o si
podrían declararse como un crédito adicional. Tenía la esperanza de que nunca
fuera a averiguarlo. Valía la pena el riesgo, sin embargo.
Sólo tenía tres micrófonos y una de esos tenia un sensor de movimiento. Me

escondí tras un sofá, y vislumbre dos lugares donde colocarles, dos detrás de la
franja fea de color marrón y en masa bruta de goma que nadie nunca más querría
tocar. Entonces vislumbre otro lugar en el interior del cajón de mango
desmontable en la parte inferior izquierda de la cómoda, en el tablón de
anuncios. Me imaginé que estos eran los dos lugares más probables, en los que
los estudiantes se reunían para hablar. No había nada cerca del teléfono
comunitario, ya que sólo lo utilizaban para llamar a casa cuando ya no tenían
saldo en sus teléfonos celulares.
Pude oír los débiles sonidos de alguien por el pasillo quien se dirigía hacia el
baño. Tuve el tiempo justo para agacharme detrás del perchero, el estudiante
paso despreocupadamente, rascándose una parte de su anatomía que no
necesitan saber.
Aflojé la perilla del estante dejó caer el micrófono en el poste.

Afortunadamente, el micrófono era del tipo antiguo de la Segunda Guerra
Mundial y encajaba en una carcasa de bolígrafo. Por desgracia, lo deje caer
directamente a la parte inferior, donde nunca podría llegar a sacarle otra vez.
No podía arriesgarme a tratar de sacarlo tampoco. Maldiciendo, corrí todo el
camino de regreso a mi habitación.
Me metí bajo las sábanas, la bochornosa mañana de agosto ya era

demasiado húmeda como para usar las mantas. Chloe seguía roncando. Me froté
la medalla de la coronación que llevaba alrededor de mi cuello y espere a saber
lo qué demonios estaba pasando.
Esto tenía todos los indicios de ir muy mal.
Me quedé allí, mirando al techo, y me pregunté qué exactamente iba a

decirle a Quinn.
―Llegas tarde‖ Courtney me regañó mas tarde por la mañana.
―No llego tarde porque no tengo una designación‖ contesté. Y estaba

llegando tarde porque había estado en la enfermería, robando un tubo de sangre.
Theo no me había dejado entrar a visitar a Will, pero me dejó sola en la sala de
espera después de empujar el carro de muestras de sangre en una de las salas de

examen a la espera de ser recogidas. Todo lo que había tenido que hacer era
llegar cerca de la cortina. La única parte difícil fue asegurarme de que era la
muestra correcta. Al parecer, había una gran cantidad de estudiantes con la rara
gripe, ya que había una gran cantidad de tubos en la bandeja. La idea de ver
agujas, hizo que me encogiera.
Lo mismo hizo el hecho de saber que había robado un frasco de sangre de

Chloe también. Aún faltaba llegar a la letra de mi apellido, para los chequeos
anuales, así que estaba visto que tendría que enfrentarme a las agujas a la
siguiente semana, por lo menos.
―Ellos ya están aquí.‖ Ella realmente chasqueó los dedos y señaló a sus
espaldas.
La miré fijamente. Estaba contenta de haberme puesto mi top de color rosa

y mi fragancia favorita. Ella les había codiciado desde que solíamos compartir
una habitación, el año pasado. Venganzas pequeñas, era todo lo que podía
conseguir.
Como si quisiera ponerme un centenar de deméritos con sus ojos ella seguía
mirándome como si yo fuera una sustancia desagradable que había salido de la
nada. Me olfateo y me ignoró. Bien por mí.
La escalera estaba llena de estudiantes con los ojos abiertos y padres

cargando maletas. El dormitorio lucia como una colmena, vibrando con el sonido
y la energía.
Habría picaduras al final del día, sin duda. Lia se movía en la sala común,
tratando de conseguir una mirada de su compañero de habitación antes de tener
que ser presentados. Courtney le sonrió a todos los padres y se presentó
amablemente. Estaba segura que iba a limpiarse las manos con alcohol
desinfectante después de cada mano que sacudió. Otro estudiante estaba siendo
retirado a la enfermería con fiebre alta. Saque mi teléfono celular de mi bolsillo
y envié un mensaje de texto a Kieran para obtener el número de teléfono de
Quinn. Le envié mensajes de texto de forma rápida y traté de no obsesionarme
con cada palabra.
Necesito pedirte un favor. ¿Puedes venir por la

escuela el domingo por la noche? Por favor,
medianoche. No le digas a Kieran. Hunter.
No es que le estuviera pidiendo salir ni nada. Solo le estaba preguntando

por cortesía profesional. No debía preocuparme si sonaba demasiado formal o
cortante o si él podría pensar que yo estaba enamorada de él.
Ya que no lo estaba.
En su mayoría.
Era natural sentir curiosidad por Quinn. Él era un vampiro, por el amor de
Dios, y un Drake. Se estaba convirtiendo en amigo de Kieran también, así que eso
lo hacia amigo mío, también.
¿Y qué si era guapo?
Muchos de los chicos eran guapos.
Por supuesto, él era el primero que me hacia ruborizarme cuando pensaba

en su nombre. Al igual que en este momento. Maldita sea.
―Oh, hola, Hunter.‖ Sonrió uno de los amigos de mi abuelo, efectivamente

eso me distrajo de mi momento vergonzoso.
―Sr. Sagasaki‖. Sonreí de vuelta. Su cabello tenía mucho más blanco en él

que la última vez que lo había visto. No lo había visto desde nuestra barbacoa
familia este año, que es cuando por lo general solía verle vio y a su hijo también,
quien estaba de pie junto a él, un pie más alto que el año pasado.
―Oh, llámame Louis, cariño. Eres prácticamente de la familia‖. Sonrió el Sr.

Sagasaki. ―Yo solía cambiar tus pañales, después de todo.‖
Ante el sonido de su nombre, varios jefes se giraron. Los ojos de Courtney

se agrandaron y se paro recta, alisándose el pelo hacia atrás. Louis era un
cazador con el tipo de reputación que tardaban décadas en construirse. Tenía un
registro de setenta y dos vampiros muertos y de haber ido hacia un nido de Hel-
Blar por sí mismo, con solo dos varas que astillo de una puerta de un recital. Yo
no estaba muy segura de esa parte del rumor, pero sabía que él era bueno. Tenía
las cicatrices y los tatuajes que estaban desvaneciéndose en la parte superior de
su brazo para demostrarlo.
―Sr. Sagasaki. Es un placer conocerle‖, Courtney estiro su mano. ―Mi

nombre es Courtney y yo soy la monitora de las chicas del piso de noveno grado.‖
Él negó con la mano. ―Este de aquí es mi hijo, Martín.‖
―Hey, Hunter‖, dijo Martin, tratando de ocultar su alivio al ver una cara
familiar. Era probable que no estaba bien para un muchacho de catorce años
parecer en lo más mínimo nervioso por su primer día en la academia. No había
sido fácil para mí como una niña de trece años, tampoco, pero el abuelo me
había traído a clases un año antes de tiempo debido a su terco orgullo, indicando
que yo podía hacerlo mejor que nadie.
―Hey‖ le dije. ―¿Todavía eres bueno en tiros de ballesta?‖
Él asintió con orgullo. Sobre su cabeza, su padre me guiñó un ojo.
―Me alegro de que este en buenas manos, Hunter‖, dijo, instando a su hijo
hacia adelante para poder desatascar el atasco de tráfico de personas que
trataban de moverse a su alrededor. ―Y en las tuyas también, Kelly‖.
―Es Courtney‖ corrigió ella, pero él ya estaba fuera del alcance como para
oírla. Ella me miró fijamente. ―Soy una monitor de respeto. No deberías de
tratar a la gente así. Es de mala educación‖.
Rodé los ojos ―No voy a ignorar a un amigo de la familia porque eres
insegura‖
Esa posiblemente era una de las razones por las que me odiaba tanto.
Simplemente no podía dejar que sus jactancias extrañas y el exceso de

compensación pasaran desapercibidos. Volví a comprobar mi teléfono antes de
que pudiera decir nada más.
Ningún mensaje de texto de Quinn.
Tal vez, el no podía responderme. Tal vez estaba ocupado con su lengua en
la boca de otra chica.
Tal vez yo era una idiota.
Era mediodía, el más caliente, la parte más brillante del día. Él era un
vampiro. Duh.
Puse mi teléfono en mi bolsillo y prometí no volver a mencionarle a nadie,

lo que una correcta-estudiante cazadora de vampiros había olvidado
momentáneamente, que los vampiros no bailaban bajo la luz del día.
Estaba fuera de mi misma.
Volví a la posición de firmes y trate de parecer como alguien que tenía

confianza, alguien de quien mi abuelo estaría orgulloso.
No es como si yo estuviera soñando con un vampiro.

QUINN
Sábado por la tarde
N o podía dejar de pensar en Hunter.
Si hubiera sido cualquiera de mis hermanos me habría burlado de

mí mismo sin piedad.
Porque no solamente era humana, era una cazadora. De repente

sentí mucha más simpatía por lo que Solange estaba pasando. Por lo menos
Hunter no me olía a comida. En su mayoría.
Pero aún así, olía malditamente bien.
Me pregunté si se había metido en problemas por estar en el campus con un

vampiro. O si el chico que llevamos a la enfermería se había convertido y ahora
había un Hel-Blar más que necesitábamos matar. Si seguían atacando así, los
habitantes de Violet Hill no tardarían en preguntarse qué clase de criaturas
vivían en las montañas y en el bosque a las orillas del pueblo. Muy pronto ya no
será seguro para nadie salir por las noches—pero trata de decirle eso a los
universitarios para espantarlos.
Ya había historias circulando y las historias nunca eran buenas. Para

mantenernos a salvo dependíamos de los secretos, y de la creencia de que los
vampiros no existían. Pero la obsesión actual que había en la cultura humana con
los vampiros no nos estaba ayudando en lo absoluto. Realmente teníamos que
controlar ésta infestación de Hel-Blars y teníamos que hacerlo rápido. Mamá nos
estaba enviando a patrullar y Kieran nos dijo que la academia de Helios-Ra

también estaban haciendo expendiciones.
No podía hacer más que preguntarme si Hunter era parte de esas

expediciones. Era lo suficientemente buena. Yo mismo lo había visto. Y Hart la
había llamado la semana pasada para que fuera a la reunión en las cuevas y
también a la coronación. Eso decía algo.
No le había podido pregunta a Kieran si ella tenía novio.
La pregunta palpitaba como un diente roto, imposible de ignorar, imposible

de no tocarlo, solo para ver si aún dolía.
Yo nunca hacía esto.
Me gustaban las chicas—humanas o vampiras. Me gustaban mucho, pero

nunca me preguntaba qué era lo que estaban haciendo o si volvería a escuchar
de ellas. Porque siempre volvía a escuchar de ellas, usualmente más de lo que
quería. No me malinterpreten, las trataba bien a todas. No podías ser educado
por mi mamá y no tratar a las mujeres con muchísimo respeto. Pero ellas sabían
que yo no estaba buscando ataduras, solo pasar un buen rato.
Y ninguna de las humanas sabía que yo era un vampiro. No era estúpido.
Bueno, a excepción de aquella ocasión.
Pero eso fue hace mucho tiempo. Ni si quiera vale la pena mencionarlo.
Además, Hunter era diferente. Ella era fuerte, valiente y sexy. Amaba la
forma en que me miraba, ligeramente desconfiada, como si estuviera pensando
en patearme el trasero. Eso no debería de ser sexy, pero lo era. Y lo único que
quería era convencerla de que se destrenzara su rubio cabello. Se vería mortal.
Maldición, otra vez estaba pensando en ella. En su cabello.
―Mierda,‖ murmuré. Si no tenía cuidado también empezaría a escribir

sonetos, como los que Karin había escrito para mí. ―Tengo que salir de aquí.‖
Las cuevas de la realeza eran una buena distracción, porque si te

descuidabas por un solo momento, te podían quitar la cabeza.
Ahora mismo eso sonaba perfecto.
Asentí ante los guardias en la entrada principal y me metí a las cavernas.

Estaban iluminadas por antorchas, el túnel se habría hacia diferentes cámaras. La
más grande era la del Gran Salón, el cal encajaba con las tendencias medievales
de decoración de los Drake. Tan solo miren a nuestra única matriarca
sobreviviente, Veronique Dubois. Ella era mucho más aterradora que mamá. Y te
podía tejer la mortaja para tu funeral con sus propias manos. Era fácil aceptar a
mamá como reina, o a Veronique. Papá también tenía algo monárquico que
corría por sus venas. Me costaba mucho más trabajo imaginarme al resto de
nosotros como príncipes. A Connor no le gustaba la gente, vampiros o humanos.
Él quería que lo dejaran solo con sus computadoras. Logan se vestía como un
pirata y yo sabía más albures que de políticas de vampiros—y no tenía muchos
deseos de aprender.
Pero sí tenía deseos de detener a los vampiros asesinos que querían atacar a
mi mamá y a mi hermana. Así que me fajaría los pantalones y estudiaría políticas
de vampiros e iría a la corte y pretendería saber de qué rayos hablaban.
De cualquier manera, era mejor que andar alucinando por Hunter Wild.
El gran salón estaba lleno de corrientes de aire, las lámparas de aceite

parpadeaban incesantemente. Fue salvado de ser húmedo y poco acogedor
gracias a las gruesas alfombras en el suelo y a los tapices que colgaban de las
barras de hierro. Veronique había mandado una enorme bandera que tenía tejido
el emblema de la familia Drake y el emblema de los vampiros de la realeza, el
cual colgaba detrás de una mesa de madera rodeada de sillas. Cada una de las
sillas tenía los respaldos hechos de madera muy gruesa, para protegernos de
estacas, flechas o dagas. Papá era de la idea de tratados y diplomacia. Mamá era
de la idea de atacar y pelear. Quizá entre los dos realmente serían capaces de
controlar a las caóticas tribus vampíricas por lo menos por un tiempo.
En el mejor de los casos las tribus de los vampiros tendían a ser

independientes, y en el peor caso eran beligerantemente autónomas.
Gobernarlas era estar al tanto de que ninguna destruyera a otra de manera
pública porque los humanos nos descubrirían. Prosaico pero verdadero.
―Quinn.‖ Sebastian alzó sus cejas. ―Pasaste junto a esa chica sin darte
cuenta. ¿Qué te pasa?‖
―¿Pasé enfrente de ella?‖ Volteé sobre mi hombro. Una vampira con cabello
corto de color café y una marca de belleza a un lado de su boca me guiñó. Yo lo
respondí el guiño. Me volteé hacia mi hermano, horrorizado. ―Ni siquiera la vi.‖
―Estás perdiendo tu estilo.‖
―Shh, habla más bajito ¿quieres?‖ Estiré mi camisa. ―Tengo una reputación
que mantener. Voy a regresar. Está linda.‖
―Olvídala. Coquetea con todos.‖
―¿Y qué?‖ Sonreí.
―Solo ven. Mamá y papá están en el salón de aquí atrás. Y ya no podemos

aguantar a más de tus ex novias malhumoradas.‖
―Mis ex novias nunca son malhumoradas.‖ En realidad ese era un punto de

orgullo. ―¿Llegaron más paquetes para Solange?‖ Las feromonas del cambio de
sangre de Solange, mezcladas con la antigua profecía, habían hecho que muchos
vampiros—más de los que podíamos contar— entraran en un estado desenfrenado.
Le enviaban regalos, la acosaban y generalmente actuaban como unos idiotas.
―Doce cartas, tres paquetes, y una caja de cachorritos.‖
Hice una mueca. ―¿Cachorritos?‖
―Están a salvo. Isabeau se los llevó.‖
―Qué bueno. ¿Quién come cachorritos?‖ Sacudí mi cabeza.

―Sí lo sé. Isabeau maldijo en francés. Mucho.‖
―Que sexy.‖
―Sí, a Logan se le cruzaban los ojos‖.

―¿Y dónde están ahora?‖
―Isabeau fue con los Hounds y Logan está estudiando.‖
―¿Está estudiando?‖ Temblé. ―¿Para qué? ¿Ahora las novias te hacen

exámenes?‖
―Es un Hound honorario, ¿recuerdas?‖ Sebastian me lo recordó mientras

pasábamos ante dos guardias y nos dirigimos al salón principal de la familia.
Logan había realizado el rito de iniciación de los Hounds, algo que era raramente
ofrecido a alguien que no fuera parte de su tribu. ―Así que como quiere saber
más de ellos, Connor le descargó alguna información de una antigua librería de
Roma.‖
―¿Y la librería ya sabe que él hackeó su sistema?
―Rayos no,‖ Connor respondió desde el lugar en donde estaba tratando de

arreglar la laptop de mamá. ―Así de hábil soy. Aunque incluso yo no puedo
agarrar señal de internet aquí abajo.‖
―¿Y qué es lo que pasa?‖ pregunté. ―Papá parece que está a punto de
romper a cantar. Lo cual sería muy perturbador.‖ Un hombre adulto no debería
sonreír así. Especialmente cuando era mi papá.
―Nos acaban de avisar que en Noviembre se realizará una Luna de Sangre.‖
―¿De verdad?‖ Ahora entiendo porqué papá se veía tan contento. Las LS se
realizaban muy raramente, y nadie sabía quién realmente hacia el llamado.
Básicamente era un festival que duraba una semana entera, y la noche principal
se dejaba reservada para que los líderes de las tribus hablaran de tratados y
asuntos de vampiros. La última se realizó hace casi cien años. ―¿Por qué ahora?
¿Por mamá?‖
Sebastian asintió. ―Y por los Hel-Blar. Se están convirtiendo en un gran

problema, y no solamente aquí en Violet Hill.‖
―¿Algún informe de por qué atacaron la escuela Helios-Ra?‖ Pregunté.

Connor sacudió la cabeza. ―Aún no hay nada.‖
―Pues estoy seguro de que no fue un accidente. Y no viste a ese Hel-Blar

desintegrarse. Fue extraño.‖
―Eso ya se está revisando,‖ papá mencionó. ―Y ya se lo dije a Hart.‖
―Muy bien. Hay muchos chicos en esa escuela.‖
Sebastian alzó una ceja. ―No diario te escucho preocupándote por los
cazadores.‖
Me encogí de hombros.
Connor resopló.
―Cállate,‖ le dije. A veces la conexión de gemelos era un dolor en el

trasero. No le había dicho ni una sola palabra acerca de Hunter, y ya sabía que
me gustaba.
Si las cortes reales y su melodrama no eran suficientes para que dejara de

pensar en ella, tendría que encontrar otra cosa en qué distraerme.
―Checaré la escena en el pueblo.‖
―¿Tienes una cita?‖
―En eso estoy.‖

HUNTER
Traducido por Sofys
S
abía que lo mío no era de un verdadero agente, pero realmente,
realmente me gusta vestirme.
Incluso si era sólo para revolotear alrededor como cebo de una tonta
película de horror vampírica.
Me encantaba elegir un vestido, afeitar mis piernas y pintarme las uñas de

los pies. Me encantan las sandalias con un poco de taco, aunque no podría
exactamente vestirlas esta noche. Nunca conseguiría una buena patada con ellos,
y no sería capaz de escapar de un mapache. Así que me puse un par de zapatillas
Converse con mi vestido de verano. Era azul con cordón en el dobladillo y
tirantes, que el abuelo pensaba que eran de callejera porque mis hombros
estaban desnudos. Añadí un collar a juego de color turquesa grueso y lápiz labial
de color rosa.
Chloe me sonrió desde donde estaba sentaba en el borde de su cama.

Contra todo pronóstico, ella estaba lista antes que yo. Y no llevaba joyas o
maquillaje. Sólo pantalones vaqueros y una camiseta apretada. Llevaba el pelo
recogido en una trenza simple. Apenas la reconocí.
"Te ves genial."
Me gire modelando. ―Si un vampiro embarra este vestido, pateare su culo.‖
"Y yo voy a ayudarte." Sus ojos brillaron. Nunca la había visto tan feliz por
luchar antes. Por lo general ella prefería coquetear con los locales en el club por
encima del trabajo real como cebo nocturno.
Tal vez ella había cambiado un poco a través del verano y yo estaba siendo
paranoica. Realmente lo esperaba.
"¿Dónde están tus armas?" Ella inclinó la cabeza con curiosidad.
Levanté mi bolso. "Aquí. Y tengo una estaca atada a mi muslo".

"Oh." Ella agitó sus cejas. "Sexy".
"Sí, sí.‖
En la parte inferior de la escalera, fuera de nuestra habitación, había

grupos de noveno susurrando. Ellos nos miraban como si fuéramos estrellas de
cine.
―¿Muy espeluznante?‖ Murmuró Chloe hacia ellas.

Lia era la única lo suficientemente valiente como para salir del grupo. "¿Es
cierto que ustedes irán a la ciudad y atraerán a los vampiros de los clubes?‖
Asentí.
"Eso es genial", suspiró ella. "¿Podemos hacerlo?"
"Ustedes no están autorizados a dejar el campus en la noche hasta que

tengan dieciséis años", dije mientras cerrábamos la puerta de entrada a nuestras
espaldas.
Nos apresuramos por el camino a los talleres, pasando estudiantes que

daban un paseo o corrían en la pista, otros estaban tendidos en la hierba junto al
estanque poniéndose al día con los demás. La noche apenas se había apoderado
de la escuela, por lo que los viejos edificios se veían de algún modo pintorescos y
anticuados. No me habría sorprendido ser capaz de ver al fantasma de algún
caballero victoriano o de una mujer pionera batiendo mantequilla en el porche
de la casa de la directora. Jenna, Spencer, y Jason estaban esperándome al lado
de la vieja camioneta que habíamos reservado para la noche. Era modestamente
gris, torpe, y horrible. Y era tan lento como un hombre caminando con las manos
en los bolsillos.
―Lo tengo‖ dijo Jenna, deslizándose en el asiento delantero antes de que

nadie más pudiera. Le encantaba conducir casi tanto como amaba dispararle a
las cosas.
"Mío" gritó Chloe. Ella siempre tomaba el asiento junto al conductor porque
hacia mezclas musicales durante la media hora que duraba el viaje en coche a la
ciudad. Me subí en la parte trasera con Spencer y Jason.
"Entonces, ¿dónde vamos?" Preguntó Spencer mientras Jenna arrancaba,

esparciendo grava. "¿El ‗Gato Azul‘?"
"El ‗Gato Azul‘ cerró el mes pasado," dijo Jason, alzando la voz sobre la
música a todo volumen que llenaba la camioneta.
"¿Qué hay de ‗Conspiración‘?", Preguntó Jenna. Todo el mundo asintió.

‗Conspiración‘ no era un club de baile como El ‗Gato Azul‘, pero se trataba de un
café funky en una antigua casa de tres pisos con bandas en vivo los fines de
semana. Sería el lugar más popular ahora—sobre todo porque ninguno de los otros
clubes permitían menores de edad tan fácilmente como ‗Conspiración‘ lo hacia.
Bajé mi ventanilla, disfrutando de la fresca brisa que olía a cedro y hierba, de
plano me negaba a revisar mi teléfono una vez más. Yo tenía una vida, estaba
ocupada sacando vampiros sedientos de sangre para hacer a la zona segura de
nuevo. No tenía tiempo para esperar que Quinn Drake se digne a honrarme con
una respuesta.
El bosque y las montañas dieron paso a los campos y granjas y luego al

pequeño pueblo de Violet Hill, situado en el borde del lago. Era sobre todo
galerías de arte, librerías antiguas y cafés orgánicos. Probablemente había más
tiendas de cristal en el pueblo que en todo San Francisco. Cada mes de julio
había un festival de arte y la gente dibujaba en las calles con tiza. Había
mercados de agricultores y un museo pionero. Me encantaba, a pesar de que el
abuelo pensaba que era dirigido por un grupo de, y cito, ‗hippies fumadores de
marihuana‘. Él podía pasar por alto esto sin embargo, desde que era un
conveniente cruce de caminos para varias tribus de vampiros, tanto civilizados
como para los Hel-Blar.
Había otras criaturas también, según Spencer, pero yo nunca había visto
ninguno de ellos. Estaba convencido de que había hombres-lobo, pero incluso sus
profesores en el Departamento Paranormal no le darían una respuesta directa. Yo
le decía que probablemente significaba que uno de ellos era un hombre lobo.
Nunca se podría decir sobre nuestra escuela.
Jenna conducía demasiado rápido, como siempre, por lo que llegamos a la

calle principal en veinte minutos. El Lago Violet parecía una mancha oscura de
tinta en el borde de papel—piedras blancas.
Nos estacionamos en la calle de la cafetería y nos acercamos a través del

distrito de fábricas abandonadas. Todo a media cuadra de la misma. Violet Hill
no era nada sino pintoresca.
"Esa es", dijo Chloe con confianza, asintiendo con la cabeza a la vieja
fábrica de vidrio. Fragmentos rotos aún brillaban en la acera, a pesar de que
había cerrado hace diez años. Era lo suficientemente amplia como para
maniobrar con alguna cobertura, por lo que no llamaríamos la atención de los
peatones durante la noche. En su mayoría se iban en la otra dirección hacia la
parada de taxis o la parada de autobús.
El césped fuera de la cafetería estaba lleno de fumadores, la música de la

banda de jazz-rock salía por la puerta abierta. Nos movimos a través de la
multitud y reclamamos el sofá de terciopelo rasgado en la parte más posterior,
donde la luz era tenue y los pisos estaban pegajosos con las bebidas derramadas.
Velas quemadas por todas partes en frascos de mermelada, y luces centelleantes
se envolvían alrededor de la barra del bar. El zumbido de la máquina de café era
una vibración constante bajo la música.
Tome la orden de bebidas de todos, ya que era el cebo. Yo era la que tenía
que hacer cabriolas alrededor siendo toda evidente y tonta. Me reí tontamente.
―Mejor‖, aprobó Spencer. ―Suenas menos como si te hubieras comido un

globo de helio enojado.‖
Hice una mueca antes de hacer mi camino a través de la multitud hacia el

mostrador. Miré a los clientes discretamente. Los tres chicos de la mesa de billar
estaban tratando de verse como depredadores, todos suaves y desvergonzados,
pero eran inofensivos. La chica en la esquina trasera coqueteando con un hombre
de chaqueta de cuero estaba en mi radar. Ella se veía hambrienta y yo no sabia si
era por atención o sangre. Los dos en la mesa bajo la ventana eran menores de
edad tratando desesperadamente de no verse como tales. El personal de servicio
se veía acosado y no tenían tiempo para cuidar quien estaba bebiendo de manera
ilegal y quién no. Además, era Violet Hill, posiblemente la más liberal, ciudad de
libre pensamiento en el planeta. El beber no era gran cosa. Abrigos de pieles y
plaguicidas por otro lado...
El bar era en realidad una serie de viejas puertas de madera con bisagras
juntas. El que estaba en el extremo había pertenecido a un salón de cambio de
siglo. Allí había dos camareros y una muchedumbre de personas sedientas
agitando dinero y gritando órdenes por encima de la banda. Agité mis pestañas y
me apoyé en la barra, asegurándome que mi escote, tanto como fuera posible,
fuera visible. La parte 1 del plan requería que yo fuera vista.
"Un chupito22 de Kahlua, por favor‖, ordené. Me aseguré de que mi voz

fuera un poco demasiado fuerte. Me incliné más, llamando la atención de dos
tipos que me miraban. El de la izquierda, podría posiblemente ser vampiro. Era
un poco difícil de decir. Elaboré una risita molesta.
Levantó su copa hacia mí y se desplazo de la fila, dejando un espacio y una

mejor visión de las personas en su otro lado.
Me atragante con la risilla.
"¿Qué diablos estás haciendo aquí?" Le fruncí el ceño a Quinn.
22
Shot, “de un solo trago”
Era sólo mi suerte que él estuviera pasando el rato allí con una chica bonita
en cada brazo. No era de extrañar que no hubiese respondido a mi mensaje de
texto.
Y peor, que capturara la parte 2 del plan, en la que pronto iba a hacer una
gilipollas de mí misma, y se perdería la parte 3, en la que me redimiría a mi
misma por una pateadora de gilipollas reales.
"Buffy". Él sonrió, sus ojos quemaban cuando registro mi vestido corto y

escote atrevido. Me obligué a no ruborizarme o inquietarme. Levanté la barbilla,
retándolo a hacer un solo comentario.
"¿Buffy es tu nombre?" Se burló la niña a su izquierda.
La otra chica le pellizcó. ―No seas grosera." Ella me sonrió en tono de

disculpa.
Quinn no apartó la mirada de mí ni una vez durante todo el intercambio.
Levanté una ceja.
"¿No deberías de estar escondido de forma segura en tu camita?", me

preguntó.
"¿No deberías de estar con una chaqueta de terciopelo rojo y hablando con
un mal acento europeo?" Le respondí.
"¿Eres realmente de Europa?", preguntó la primera chica, malentendiendo.

Ella pasó el dedo a lo largo del cuello de él. "¿Vives en un castillo?"
Solté un bufido y me alejé, tomando mi vaso del mostrador pegajoso. La

mano de Quinn se cerró suavemente alrededor de mi muñeca. "Tú no eres legal",
dijo, asintiendo con la cabeza hacia el Kahlua.
"Mi identificación indica otra cosa", le aseguré con una sonrisa suave. Yo no
iba a decirle que la bebida era sólo para mostrarme. Necesitaba parecer
borracha. Parecer era la palabra clave, porque un cazador borracho era un
cazador muerto. Se inclinó, metiendo mi pelo detrás de la oreja y susurrando
para que sólo yo pudiera oír. Sus amigas fruncieron el ceño. Tres chicos y una
chica cerca de la banda parecían repentinamente interesados en nosotros.
"¿Dónde guardas una estaca en un vestido así?"
Yo angulé mi cabeza para susurrar de regreso, sonriendo a medias. "Atada a

mi muslo".
Él se apartó bruscamente, ojos azules ardiendo. Sonreí satisfecha y me

alejé moviéndome torpemente.
Podía sentirlo mirándome todo el camino de regreso a mi mesa. Los demás

tenían sus Coca-Cola ya y bebían despacio, viéndose relajados. Solo yo sabía que
cada uno de ellos tenía estacas dentro de sus chaquetas, Hypnos en sus mangas,
y cuchillas en las suelas de sus botas.
Me tomé el chupito con una floritura. Difícilmente convencería a un

vampiro que estaba borracha si no podía oler alcohol en mi aliento.
Spencer frunció el ceño hacia mí. "Sabes como te pones cuando bebes", dijo
en voz alta.
Me encogí de hombros, riéndome. "Me estoy divirtiendo. Deberías probarlo

alguna vez." Bajo mi aliento añadí, ―El grupo al lado del escenario, tal vez dos
hombres que subieron al segundo piso."
Me alargue hacia el whisky que había dejado sobre la mesa,

subrepticiamente derramando su mayor parte sobre la mesa.
"¿Cuántos chupitos has tomado?" demandó Jasón.
"Sólo uno. No sea un aguafiestas. Dios ". Tropecé, sólo un poco. Jason abrió
el bolso y sacó los tres vasos de chupito que había deslizado ahí antes de salir.
Hizo una gran producción de tirarlos sobre la mesa y mirarme disgustado.

Me reí y oré para que Quinn estuviera demasiado lejos, demasiado distraído por
las chicas guapas arrojándose a él, para notarme.
―Prometiste que no beberías‖ dijo Chloe.
―Ustedes chicos, son unos lisiados‖ dije, en voz muy alta. Unas pocas
cabezas giraron hacia nosotros. Chloe se escondió un brillo de satisfacción detrás
de un falso ceño fruncido de preocupación. Di un giro alejándome.
―Me voy a bailar si todos ustedes van a ser como viejas aburridas." Esta era
la parte que odiaba más: bailar por mí misma como una idiota. Pero funcionaba
todas las veces.
Empecé a dar vueltas mientras me reía y sacudía mis caderas, solté una
risita nerviosa cuando tropecé con alguien apoyado en los amplificadores. Él me
agarró con facilidad, sonriendo. Tenía las manos frías, sus ojos de un color
avellana claro.
Vampiro.
"Lo siento mucho", sonreí bobamente hacia él.
―Está bien‖ contestó, todavía sujetando mi brazo. Él era bueno, yo le daría

eso. Su expresión era abierta y sin engaño. Pero manejo sus palabras, alejando
ese tono sedoso y amenazador. Con su pelo rubio y una camiseta blanca, parecía
un estudiante universitario local, el tipo deportivo con una gran cantidad de
interesantes músculos en los brazos y hombros fuertes. Justo el tipo con el que
una estudiante de secundaria menor de edad y borracha flirtearía.
Odiaba flirtear.
―Gracias por atraparme‖ dije, dando un paso más cerca. "Mi nombre es
Amber."
"Por supuesto que lo es." Fingí no entender qué quería decir con eso. "Es un
nombre muy bonito."
Ja.
"Tus amigos parecen estar abandonándote", agregó. Sus propios amigos se

apretaron más cerca.
Volví la cabeza para ver a Chloe y los otros yéndose.

Puse mala cara. "No son divertidos".
Él todavía estaba aferrando mi codo. "Nosotros nos íbamos también. Están

cerrando las puertas en media hora, pero hay una fiesta calle abajo." Él pasó su
mano por mi brazo. "¿Quieres venir con nosotros, Amber?"
Los tengo, ustedes bastardos no-muertos.
Me mordí el labio, inclinando la cabeza. "Ni siquiera sé tu nombre."
―Es Matthew‖. Él asintió con la cabeza a sus amigos. ―Estos son Nigel, Sam,
Paul, y Belinda."
Había de repente un montón de dientes brillando hacia mí. Las sonrisas eran
calculadas. La Amber, de ficción, los habría hallado encantadores y divertidos.
Así que les devolví la sonrisa.
"Está bien, supongo." La música pulsaba entre nosotros. "¿Es lejos?"
"No, en absoluto." Movió su mano a mi espalda baja, presionándome hacia

delante y fuera por la puerta. Tuve el tiempo justo para echar un vistazo hacia el
bar. Quinn se había ido.
Afuera, el viento se había enfriado. La basura se deslizaba a lo largo de la

acera. Matthew nos llevó por la calle, hacia los callejones oscuros, lejos de los
bares y restaurantes, así como lo habíamos planeado.
Dudé.
"Vamos", dijo. "Pensé que querías pasar un buen rato."

Nigel se echó a reír. ―Sí, Amber, no seas cobarde sobre nosotros ahora."
Me encogí de hombros y dejé que ellos me convencieran. Los otros estarían

posicionados alrededor de la vieja fábrica de vidrio. Jenna estaría
probablemente en una azotea en alguna parte. Dimos vuelta a la esquina,
efectivamente protegiéndonos de las partes de la ciudad que todavía estaba
habitada en la franja de almacenes abandonados. Nuestros pasos hacían eco. Las
farolas se habían oscurecido.
Amber era una idiota.
Pero Chloe era una idiota más grande.
Chloe sabía el plan.
Fue su sangrienta idea en primer lugar arrinconar a los vampiros del otro
lado de la fabrica de vidrio donde había un estacionamiento abandonado lleno de
malas hierbas, un muro roto para ocultarse, y nada más.
No, repito, no por el camino en el que cualquiera puede conducir. Es poco

probable, cierto, pero todavía posible.
Y sin embargo allí estaba ella, gritando como una loca y lanzándose contra
nosotros.
Yo no sabía dónde estaban los demás, más allá de que no estaban aquí y no
lo suficientemente cerca como para ser de alguna ayuda inmediata. ¿Qué había
estado pensando Spencer, para dejarla correr por su cuenta?
Se las arregló para hacer caer a Nigel, por lo menos. Había mejorado en la
última semana, pero no lo suficiente como para cargarse a cinco vampiros y
sobrevivir, incluso con mi ayuda.
Aproveché el breve momento de sorpresa cuando los vampiros se volvieron

para ver qué animal loco se abalanzó sobre su amigo.
Di un paso atrás y liberé la estaca de la funda en mi muslo. Matthew me

miró y se humedeció los labios.
"Bueno, ahora, Amber", dijo mientras sus colmillos sobresalían de sus

encías. "¿No eres tú de repente más interesante?"
No perdí el aliento en contestarle. Los otros cuatro rodearon a Chloe,

mostrando sus propios colmillos.
Si sobrevivíamos a esto, yo iba a matarla.
Yo solo tenía una estaca. Si la usaba en Matthew dejaba sin protección a

Chloe. Y ella ya estaba de rodillas, un agujero rasgado en sus pantalones
vaqueros, sangre en su labio. Ella utilizó su arnés de muñeca para enviar una
estaca a través del corazón de Nigel. Se deshizo en cenizas. Vaya, Chloe.
Por supuesto, ahora el resto de ellos se enojaron en serio. Y yo no podía

alcanzarla.
Nuestros profesores siempre estaban diciendo acerca de cómo los vampiros

te perseguirán si te escapabas, al depredador en ellos le resultaba difícil
resistirse a la caza.
Y realmente esperaba que tuvieran razón en eso.
Como los planes de apoyo no estaban, este plan era del tipo que apestaba.
Me volví y corrí, deteniéndome sólo para dispararle a Matthew la sonrisa

más burlona que podía dirigir. Porque burlarse de un vampiro enojado es siempre
una buena idea.
Corrí rápidamente.
Matthew, por supuesto, era más rápido. Mucho, mucho más rápido. Y
también lo eran sus amigos.
En el lado positivo, dejé a Chloe con sólo un vampiro con el que tratar, y
era bastante pequeño.
En el lado negativo, me quede con tres.
No llegué al estacionamiento de la fábrica de vidrio, pero estaba tan cerca

que un grito bien debería alertar a los demás, si no hubiese una fría mano pálida
actualmente apretando mi tráquea. Me atragante con el aliento, los ojos
ardiendo. Arañe la mano por instinto, aunque yo sabía que no me haría ningún
bien. Cuando empecé a ver manchas, mi entrenamiento golpeo de nuevo dentro.
Yo tenía una estaca en perfecto estado.
La empuje en el pecho de Matthew tan duro como pude. Mi visión era gris y
acuosa y la falta de oxígeno se estaba convirtiendo en un problema grave. No
llegué exactamente a su corazón, estaba a una escasa pulgada más o menos a la
izquierda. Pero por lo menos le hice el daño suficiente como para que él me
soltara con un grito. La sangre brotaba alrededor de la estaca, aún saliendo de su
caja torácica, mientras yo echaba aire en mis encendidos pulmones. También me
volví para lanzar una patada en su herida con el taco de mi zapato. No se volvió
polvo, pero tropezó fuera de su alcance. Y a continuación, Belinda me tenía por
el cabello, envolviéndolo alrededor de su muñeca y tirando salvajemente.
Ya podía escuchar el refunfuño de desaprobación del abuelo.
¿Por qué cierto tipo de chicas siempre van a por el cabello?

Mis músculos del cuello se extendían cerca de romperse, con la cabeza

dolorosamente en ángulo a un lado, exponiendo mi yugular. Saliva goteaba en mi
brazo y en el suelo.
Ella estaba babeando. Asqueroso.
"Eso no fue muy agradable", dijo Matthew, acercándose a mí. Arrancó la

estaca de su carne como si fuera una espina de un rosal. Pétalos rojos de sangre
esparcidos a su alrededor. Belinda me mantuvo firme para él, cediendo a la
tentación de mi sangre pellizcándome una vez. No fue peor que una picadura de
abeja pero retrocedí, congelándome hasta los huesos. Ella lamió las marcas
diminutas de punción, como si yo estuviera sangrando helado.
"Ew," traté de codearla. "Suéltame".
No podía ver cómo lo estaba haciendo Chloe, ni siquiera podía oírla. Yo sólo
podía ver los dientes afilados de Matthew y la forma en que giraba la estaca
sangrienta sobre los nudillos, como un malabarista de la calle. Incluso su camisa
de pronto era amenazadora.
"¿Alguna vez te preguntaste cómo se siente tener uno de estos en el

corazón?", preguntó con amabilidad.
Traté de echarme atrás, tanto como Belinda me mantuvo hacia delante.

Aplasté su empeine. No me soltó pero maldijo con rencor, lo que disfruté.
¿Dónde demonios estaba todo el mundo?
"Me parece justo‖ continuó Matthew. "Un poco de karma, si se quiere." Él

giró la estaca otra vez. "¿Veamos cuánto tiempo gritas?"
"¿Alguna vez vas a callarte?" Castañee, el miedo y la irritación me llenaban a

partes iguales. "Este no es su monólogo, Hamlet. Es la escena de la batalla, en
caso de que se te haya olvidado."
Entrecerró los ojos tan rápido que casi destellaban. Tenían el color de la
miel en el fuego. Uno de los otros gruñía como un animal, desde su garganta.
Hizo que todos los pelos de mis brazos de elevaran.
Iba a morir por hacer una broma de Shakespeare.
Mi profesor de Literatura inglesa estaría muy orgulloso. Y entonces Matthew

estaba gritando.
La estaca traqueteó a mis pies pero no pude alcanzarla. Usé el agarre de

hierro de Belinda para asegurar un pivote que quitara a Sam fuera de sus pies
cuando vino por mí.
Por el rabillo de mi ojo, vi a Matthew golpear el suelo, vidrios rotos

moliéndose bajo su peso. Hubo un borrón de movimiento y luego la sombra se
unió en una camisa oscura, piel pálida y ojos azules, como gasolina ardiendo.
Quinn.
No tenía ni idea de dónde había venido y yo no tenía tiempo para pensar en

ello. Belinda estaba chasqueando sus dientes hacia mí.
―¡Dije—‖le di un codazo en la nariz, escuchando el hueso romperse, ―—

suelta—‖, utilice el lado de mi mano para golpear en su muñeca―—me!.‖
Entonces me agaché, haciéndola perder el equilibrio por lo que tropezó. Usé el
impulso de la vuelta para lanzarla por encima. Me las arreglé para estirarme lo
suficiente como para llegar a la estaca. Bloquee el segundo ataque de Belinda,
en su mayoría por un feliz accidente. Torcí la estaca y empuje tan fuerte como
pude. Ella se hizo cenizas y fue a la deriva sobre el pavimento sucio.
Matthew aullaba. Él se alzó con furia, rozando a Quinn con una navaja. Le
tiré una piedra a la cabeza y patee de vuelta haciendo caer a Paul antes de que
pudiera asirme. Quinn se inclinó tan atrás que su cabello rozó el suelo. Dio la
vuelta por completo y cayó a mi lado.
―Espalda con espalda‖ ordenó, pero yo ya estaba presionando mis hombros

contra los suyos. Postura estándar de combate mano a mano.
Él estaba sonriendo.
Rodé mis ojos, ―¿Cómo es esto divertido para ti?"
Él encogió un hombro. "No soy cenizas todavía"

"Yo puedo arreglar eso‖ siseó Matthew.
"Tienes razón", dijo Quinn muy conversacional para mí, como si no

estuviéramos actualmente superados en número y luchando por nuestras vidas.
"Éste simplemente no se calla." El golpe de Quinn fue tan rápido que escuché el
chasquido de uno de los colmillos de Matthew contra los nudillos de Quinn. Yo no
lo vi pero el sonido fue único. "Deja que te ayude con eso."
―¡Me rompiste el diente!" Matthew escupió sangre, el blanco de sus ojos

haciéndose de color rojo con rabia. Eso era tan distrayente que me perdí el puño
de Paul hasta que golpeó mi mejilla. El dolor eclosionó en mi cara. Tendría un
terrible moretón por la mañana. Tropecé hacia atrás golpeando el brazo de
Quinn. Él echó una mirada por encima del hombro.
"Mierda", dijo. "Tu rostro".
"Ay‖ estuve de acuerdo.

"¿Donde infierno están tus amigos?"
"No lo sé." Pero al menos todos los vampiros nos estaban atacando a
nosotros, no a Chloe.
En este momento quería matarla yo misma. Busqué el silbato de plata en mi

cuello, colgando al lado del medallón de la coronación Drake. Sólo lo llevaba en
mis noches de cebo. Se veía como un colgante de plata, pero era mucho más útil.
Soplé en él y el estridente silbido atravesó la noche.
"Yo no quiero ni saber‖ murmuró Quinn, moviéndose tan rápido que era una
borrosa sombra oscura como tinta derramada con forma de hombre. Estaba
luchando contra los tres vampiros lo mejor que podía, rodeándome
protectoramente como la niebla oscura.
"Déjame ayudarte", grité.
"Estás herida."
"Estoy bien." insistí. El día que en un pequeño golpe, vampírico o no, me

sacara de una pelea entera seria la noche en que ya no fuera un Wild. "Déjame
entrar", ajusté el agarre de mi estaca, resbaladiza por la sangre de Matthew. Mi
garganta estaba herida de ser estrangulada, mi rostro herido por ser golpeada, y
estábamos rodeados.
Y yo me sentía un poco divertida.
Probablemente no era una buena señal.

HUNTER
Corregido por Dai
― A tu derecha," ladró Quinn, materializándose a mi otro lado. Yo clave la

estaca a mi derecha y atrape carne y hueso, pero no el corazón. Sin
embargo, Paul tropezó y frenó lo suficiente como para que yo pudiera
verlo claramente ahora, incluso a la luz tenue de una sola farola descolorida. Yo
estaqué de nuevo, golpeando más cerca del corazón.
Y luego todos los demás estaban allí en respuesta a mi silbato. El perverso

objetivo de Jenna sacó a Sam con un flechazo de la ballesta. Jason dio un paso
atrás, sosteniendo a Chloe, quien se aferró su costado. Vi a Spencer disparar su
frasco de Hypnos y supe lo que estaba a punto de hacer.
Tomé una respiración profunda, me volví, y tome a Quinn, jalándolo hacia

mí. Sus ojos se agrandaron. Mi boca se cerró sobre la suya justo cuando Spencer
arrojó el Hypnos. Éste estaba en todas partes, como confeti de azúcar sobre un
pastel.
"¡Vampiros deténganse!" él gritó.
Yo besé a Quinn más fuerte, asegurándome de que él no estuviese

inhalando nada del polvo. Él me devolvió el beso, devolviéndome el favor.
Su boca era tan deliciosa como me había imaginado que sería. No es que yo
hubiese estado pensando con claridad al respecto. Ni siquiera era capaz de
pensar bien en ese mismo momento de todos modos.
Sus labios eran fríos, como si hubiera estado comiendo helado. Sus manos se
apoderaron de mis brazos, sosteniéndome apretada contra su pecho. Su lengua
tocó la mía, ligeramente, luego, más profundo, hasta que mis rodillas se
sintieron débiles. Le devolví el beso. Yo no iba a alejarme y ser la única
sintiéndose suave como el agua. Él hizo un sonido en la parte posterior de la
garganta, como un gemido o un ronroneo.
Eso me hizo sentir más fuerte como si yo hubiese estado completamente

armada.
Sus ojos se abrieron, las pupilas amplias y muy negras. Fue un largo
momento caliente antes de que me diera cuenta de que los sonidos de la batalla
se habían desvanecido por completo, y no sólo por el beso. Me aparté, tomando
una respiración profunda. Yo sabía que estaba ruborizada, sabía que Quinn podía
sentir el calor de mi sangre corriendo a la superficie de mi piel. Tome otra
respiración.
Todo el mundo nos miraba.
"¡Hombre!", dijo Spencer.
Me aclaré la garganta, dando un gran paso lejos de Quinn. No podía mirarlo.

No quería saber todavía si él estaba sonriendo. Matthew y Paul, los únicos
dos vampiros restantes se desplomaron a nuestros pies, mirándonos con furiosos
ojos claros. Jenna estaba sobre ellos, ballesta en mano.
"El hypnos va a desaparecer pronto", advirtió.
Empujé mi pelo fuera de mi cara. "Tenemos que atarlos" Mi voz estaba solo
un poco chillona.
"¿Para qué?", Preguntó Quinn. "Estaquéenlos".
Todos nosotros lo miramos. "Son prisioneros de guerra", le dije.
"Son vampiros."
"Tu también."
"Así que sé de lo que estoy hablando."
Negué con la cabeza. "No puedes estar hablando en serio‖
"No te has visto la cara, Hunter", dijo con frialdad.

No, pero podía sentirla. El hematoma ya estaba palpitando bajo mis ojos y a
lo largo de mi pómulo izquierdo.
"No podemos matarlos a sangre fría", insistí mientras el calor de la batalla

se desvanecía. "No somos asesinos."
―Entonces lo haré yo. ―
Di un paso entre él y los vampiros. "No".
"Él tiene un punto", dijo Jason en voz baja.
"¿Hola? ¿Matar a un prisionero de guerra? ¿Sabes cuánta detención sería?" Me

di la vuelta para mirarlo. Y ahora que ellos estaban inmovilizados, nosotros
tendríamos que estacarlos cuando ellos no pueden defenderse. Tal vez estaba
siendo estúpida, pero se sentía mal de esta manera. Era diferente en la batalla.
"Cualquier cosa que hagamos, tenemos que hacerlo rápido", Jenna nos
interrumpió. "Como en los próximos tres minutos".
"Tenemos suficiente cuerda para atarlos y llamar a la unidad móvil. Ellos

vendrán por ellos y los encerraran".
"Tus insignificantes nudos no los detendrán", dijo Quinn mientras yo abría

mi teléfono celular y golpeaba el marcado rápido.
"Entonces los tuyos vampíricos lo harán." Le di una mirada seca, esperando

la llamada para irnos. "Así que átalos".
Jenna le entregó la cuerda que colgaba de su cinturón. Quinn suspiró

después de un momento y la tomó. "Esta es una mala idea", murmuró, tirando
duro de la cuerda.
"Estoy contigo", murmuró Jason en respuesta.
"Chloe necesita un médico," le dije después de que hubiese dado nuestras

coordenadas al agente en la otra línea. Deslice el teléfono en el bolso.
"Entonces, ¿por qué ustedes chicos no la llevan de regreso y me quedo aquí y
espero a la unidad?‖.
"Es sólo una herida superficial," ella trato de bromear. "¡Ay. Estúpida
velocidad de vampiro!. Usar mi propio cuchillo en mi contra. "
"No debiste de haber venido sin nosotros," dijo Spencer rotundamente a

Chloe. ‖Y no vas a quedarte aquí sola ", me dijo con firmeza.
"Yo me quedo", dijo Quinn en voz baja.
Me volví hacia él, sorprendida. "No tienes que hacerlo. Esto es para lo que
estamos entrenados, ¿recuerdas?‖
"Yo me quedo." Él levantó una ceja. "Tu me necesitas."
Abrí la boca para discutir, sólo en principio, pero Spencer interrumpió.

―Tiene razón‖. Me tiró un frasco extra de Hypnos de su cinturón. "Por si acaso."
"Chloe está empezando a sangrar en mis zapatos nuevos", intervino Jenna.

"Así que vámonos ya."
Me mordí el labio. "¿Debería ir contigo?" Le pregunté. "¿Estás bien?"
Ella estaba un poco pálida, pero parecía más molesta que adolorida. "Estoy
bien. Estoy segura de que sólo necesito un par de puntos‖.
"Y un golpe en la cabeza", le dijo Jenna. "Tu conocías el plan".
"¿Puedes gritarme más tarde?"
"Cuenta con ello. Estábamos en la posición. Nosotros casi no llegamos aquí a

tiempo‖.
Se fueron de prisa, todavía discutiendo. La noche era silenciosa y de un

centenar de tonos de azul y gris. La farola hacía parecer el cristal roto, como si
algunas estrellas se hubiesen caído del cielo, cubriendo el pavimento. Era casi
hermoso.
Tú sabes, a excepción de los dos vampiros actualmente atados y con ganas

de matarme, el otro vampiro frunciendo el ceño hacia mí, y el latido en mi cara.
Negué con la cabeza. "Al abuelo le encantaría esto".
Quinn me miró con curiosidad.
"El hecho de que un vampiro me está ayudando a cuidar a otros dos

vampiros," le expliqué.
"¿No es un fan de la alianza?", Se burló.
"Um, no."
"Este grupo estuvo cazando turistas durante todo el verano", dijo. "Los
periódicos estaban llenos de ataques de animales a los excursionistas, pero los
animales no muerden la garganta y beben sangre. Y ahora que habían pasado a
las estudiantes de secundaria y universidad. No todos los vampiros malos son
convenientemente azules ", agregó, refiriéndose a los Hel-Blar.
"Yo no dije que quisiese comprar su pastel", me defendí. "Yo simplemente

no quería asesinarlos tampoco."
"Ellos te habrían asesinado."
―Razón de más para no hacer lo que ellos hacen. ―
Su sonrisa era torcida. ―Debes de volver a tu abuelo loco."
Estuve a punto de devolverle la sonrisa. "Probablemente. E, irónicamente,

él estaría de acuerdo contigo. Él querría estacarlos también."
"Él ya me agrada."
"Él querría que te estacara a ti también."
"Eso es sólo porque él no me conoce. Puedo ser muy encantador."
"Apuesto a que puedes. Las chicas en la cafetería parecían pensar eso de

todas maneras‖. Ahora, ¿por qué dije eso? Él me dio su insufrible sonrisa
habitual. Me salvé de su respuesta cuando él inclinó la cabeza.
"Dos coches, desde el norte."
"Esa debe ser la unidad. Tal vez deberías irte‖
"No voy a dejarte aquí".
"Sólo me refería a que la Liga podría tener preguntas, podría... ya sabes.

Vampiro. Un carro lleno de cazadores de vampiros. Haz los cálculos."
"Estás preocupada por mí", dijo en voz baja, dando un paso más cerca. De
repente estaba muy consciente de mi vestido de verano corto y los hombros
desnudos.
"Es sólo educación", le contesté. "Y yo quiero algo de ti."
"Eso suena prometedor." El acercó su cabeza hacia la mía. "Y ese beso no
era educado."
Tragué. "Yo te estaba salvando del Hypnos."
"Recuérdame que te agradezca más adelante."
Se oyó el ruido de los motores acercándose, tan alto que incluso yo podía
oírlos. "Por favor, sólo vete."
"Deja que te lleve a casa", murmuró. "me esconderé si les dices que tienes
ya un modo de llegar a casa".
Me miró a los ojos, podía ver el brillo de ellos incluso en la oscuridad. "¿Por
qué?"
Su boca rozó mi oreja, enviando escalofríos por encima de mi cuero

cabelludo y por mi cuello. "Porque tu lo quieres".
Lo peor de todo era, que Quinn estaba en lo cierto. Yo quería estar a solas
con él. Afortunadamente los dos vehículos chillando llenos de duros agentes
Helios-Ra dándole la vuelta a la esquina fueron lo suficientemente distrayentes.
Quinn estaba en algún lugar de las sombras oscuras en la zona de almacenes

y yo estaba sola con dos vampiros atados a mis pies. Probablemente lucía
bastante impresionante, especialmente para una estudiante.
Me sentía confundida.
"¿Hunter Wild?" Pregunto la mujer de aspecto extremadamente competente

mientras se deslizaba fuera del asiento del pasajero del primer SUV. Ella tenía
tapones nasales sueltos alrededor de su cuello y un auricular de teléfono
envuelto alrededor de su oreja izquierda.
Asentí con la cabeza. "Sí, esa soy yo."
"Tu llamaste", añadió su compañero. Era muy alto, con dientes muy blancos
y una nariz que se había roto en varias ocasiones claramente e inclinada
drásticamente a la izquierda. El podría haber lucido espantoso para alguien más,
especialmente con la cicatriz en su cuello. Para mí, él sólo parecía familiar.
"Brandon". Sonreí. "Encantada de verte."
Él sonrió y asintió con la cabeza a los vampiros. "Buen trabajo, chica."

"Tuve ayuda", me apresuré a explicar. "Había cinco o seis de nosotros. El

resto llevo a Chloe de vuelta a la escuela para sutura. Yo sólo soy la última en la
limpieza‖.
"Esos somos nosotros, en realidad," dijo la mujer, indicando a los demás que
tomasen a los vampiros. "Buen trabajo, Wild. Puedo ver que la reputación de su
familia no es sólo propaganda‖.
"Gracias." Me encogí de un hombro. Quería decirles que Quinn nos había

ayudado, pero no estaba segura de si eso sólo lo haría todo más complicado.
Definitivamente, me llevarían de regreso a la escuela si se sabía que él estaba
todavía al acecho. Era mejor transmitir la información a Kieran para pasársela a
Hart.
"Entonces, ¿qué va a pasar con ellos?", pregunté mientras los vampiros eran
arrojados a la parte trasera de la camioneta.
"No te preocupes por eso", dijo con gravedad. "Sabemos de Mathew. Hemos
estado tratando de encontrar su nido desde hace semanas. "
Yo tragué. Realmente esperaba que solo no hubiese entregado a los

prisioneros de guerra a un pelotón de ejecución. "¿Brandon?"
"No te preocupes, chica. Va a estar bien‖. Lo que no era exactamente una

respuesta. Él abrió la puerta. "Sube, te llevamos a casa."
"Esta bien‖ dije, mintiendo a través de mis dientes. "Nosotros tomamos una
de las motos y debo regresarla. Esta justo en la calle Honeychurch La cual está a
la vuelta de la esquina, cerca de la cafetería‖. Realmente esperaba que Quinn no
hubiese estado mintiendo cuando dijo que me llevaría de regreso. Yo no tenía
dinero suficiente para llamar a un taxi y no estaba buscando ni de cerca la
caminata de una hora y media en la oscuridad de regreso a la escuela.
"¿Estás segura?"
Asentí con la cabeza, tratando de sonreír como si todo estuviera normal. Él

me dio un saludo amistoso.
―Muy bien, vete entonces. Vamos a mantener un ojo en ti hasta que llegues
a la esquina. El cine estará saliendo de su último show. Tú deberías de estar
bien."
El guiñó un ojo. "De todas formas, atrapaste a los malos ya."

―Supongo que sí‖. Me alejé, echando miradas por el rabillo del ojo para ver
si podía descubrir a Quinn. Sólo había bajos edificios grises con ventanas rotas
y hierbas altas creciendo entre las grietas del pavimento. Un mapache
contoneándose detrás de un bote de basura. Saludé hacia el SUV de los Helios-Ra
y a la inactiva furgoneta cuando llegué a la esquina, antes de girar hacia la calle
Blitt. Efectivamente, había un montón de gente saliendo del teatro y de
‗Conspiración‘, que estaba cerrando sus puertas. Yo retrocedí a la boca del
callejón entre una librería y una oculta tienda con cristales brillantes en la
ventana. Incluso cerrada por la noche tenía un fuerte olor a incienso de Nag
Champa23. Spencer andaba por aquí todo el tiempo, cavando a través de hierbas
y piedras y estatuas de bronce, todo en la búsqueda de conjuros secretos y
amuletos mágicos. Me pregunté, no por primera vez, si el propietario tenía idea
de cuántos de sus clientes eran cazadores de vampiros encubiertos.
También me preguntaba de a donde Quinn se había ido.
Sacudí mi pelo hacia atrás y golpeé el pie con impaciencia. Cinco minutos
más y tendría que encontrar mi propio camino. No podía esperar toda la noche.
No cuando era Quinn de quien estábamos hablando. Él podría haber visto a una
chica linda e iba a pasarse la siguiente hora coqueteando con ella y olvidándose
del todo de mí.
"En caso de no haberlo mencionado aun, limpias bien, Wild".
O no.
Me volví para verlo caer de una escalera de incendios detrás de mí. Estaba
por lo menos a tres pisos más arriba, pero aterrizó con tanta gracia como un
gato, luciendo tan presumido como uno.
―Presumido", le dije suavemente.
Se encogió de un hombro. "No creo en esconder lo que soy."
"Um, ¿no es esa una clase de requisito cuando eres un vampiro?"
"En general, sí. Pero ustedes ya saben que soy un vampiro, ¿por qué
pretender lo contrario? No voy a mentirte a ti, Hunter.―
Maldita sea, era bueno con esa cosa consumista.
Mis entrañas se estremecieron un poco, a pesar de mí misma. Tal vez había

estado leyendo demasiadas novelas románticas últimamente.
23
Nag Champa: es una marca de fragancias de la India, con una gran concentración de sándalo. Frecuentemente se las
encuentra en forma de sahumerios, pero también está disponible en jabones y aceites esenciales.
"Vamos‖ dijo en voz baja. "Yo te llevaré a casa."
Se sentía extrañamente normal cruzar la calle con él, como todas las otras
parejas partiendo a sus coches. Nosotros debíamos lucir como si hubiésemos
estado en una cita, sobre todo cuando me llevó a su Mustang convertible negro y
abrió la puerta del pasajero para mí. Los asientos eran de cuero suave y todo el
cromo brillaba como si hubiera sido pulido recientemente. No había una mota de
polvo o de una sola pieza de basura en las alfombras del piso.
"Lindo coche", dije, sobre todo para llenar el silencio repentino.
"Sí, era el coche de mi tía en el día. Ella suele guardar las cosas, y gracias a
Dios guardo esto‖.
Me tuve que reír. "Sólo un Drake puede guardar un coche, como un

recuerdo."
―Deberías de ver algunas de las cosas que ella mantiene." Él se estremeció.

Yo no podía dejar de ser curiosa.
"¿Cómo qué?"
"Dedos, huesos."
"Um... ew."
"¿Quieres ew? Ella los mantiene en una vieja caja de Cadbury. Trata tener
siete años y pensar que encontraste el mayor alijo secreto de chocolates. Ese es
un duro despertar, allí solo habían dedos‖. Él sacudió la cabeza, lanzando su
coche marcha atrás y alejándose de la acera. "Me alejo del chocolate por un
buen año y medio‖.
El viento era caliente en mi cara y me levantó el pelo en todas direcciones.

Sería un desastre de nudos al final del paseo, pero no me importaba. Se sentía
agradable sentarse en un coche con un chico. Casi podía fingir que era así de
sencillo.
"¿Alguna vez descubriste de quien eran esos dedos?"
Él me lanzó una mirada incrédula. "No le haces ese tipo de preguntas a la

tía Ruby‖.
"¿Por qué ella es malvada o algo así?"

―No, solo loca‖. Lo dijo con indiferencia, sin juzgar. Sólo era un hecho.
"Oh."
"Los cazadores mataron a su familia."
"Los vampiros mataron a la mía", señalé a la defensiva.
Su voz se suavizó. "Yo no te estaba acusando, Hunter".
Hice una mueca. Él me había salvado la vida esta noche. No debería de

estar atacándolo. "Lo siento".
Se encogió de hombros. "No es gran cosa. Es raro, ¿no?"
"¿Qué cosa?"
"Los tratados y todo eso. Es como si nos despertamos una mañana y no se

supone que fuésemos más enemigos. Tomará algún tiempo acostumbrarse‖
―Es verdad‖ dije "Creo que realmente está bien sin embargo."
"Desafortunadamente, no todos están de acuerdo."
Pensé en mi abuelo y lo que haría si me viera ahora. ―Ya lo sé. Pero vale la
pena protegerse‖.
"Sí," dijo, y algo sobre la forma en que me miraba me hizo pensar que
estaba hablando específicamente acerca de mí. "Lo vale".
Eso era una locura, sin embargo, ¿no? Yo era una cazadora, y el me trataba
como a uno más de los chicos. Sin embargo él no me había llamado Buffy desde
el café. Él había utilizado en realidad mi verdadero nombre. ¿Eso significaba
algo? Contrólate, Wild, me dije. Él también había estado saliendo con al menos
dos chicas diferentes, no hace más de tres horas.
Redujo la velocidad del coche antes de llegar al desvío de la escuela. Entró

en la maleza y apagó el motor, apagando las luces. Nosotros estábamos
medio ocultos por la hierba y ramas de los árboles que colgaban bajas. Las
luciérnagas guiñaron un ojo hacia nosotros desde el campo a través de la calle.
No había una sola persona, humana o vampiro, en cualquier lugar. Incluso las
estrellas se escondieron detrás de las delgadas nubes, como para darnos
privacidad.
"Recibí tu texto mientras te estaba esperando. ¿Tienes un favor que

pedirme?", Dijo, volviéndose hacia mí. Incluso en la oscuridad, sus pómulos eran
fuertes, su rostro pálido. Sus dientes brillaban, luciendo ligeramente afilados,
incluso con sus colmillos retraídos.
"¿Así que lo recibiste?" Le pregunté, de repente balbuceando. "Yo no estaba

segura. Quiero decir, a veces nosotros no conseguimos muy buena señal en la
escuela. Pero supongo que sabes eso, viviendo en una granja y todo. Cállate,
cállate, cállate.
Él sonrió lentamente. "Hunter, ¿estás nerviosa?"
"Cállate".
"¿Me vas a invitar al baile?" Bromeó.
"Cállate", repetí, atragantándome con una horrible risa.
Él sonrió. "Luzco bastante bien en esmoquin."
Puse los ojos en blanco, de repente cómoda de nuevo. "Eres tan

refrescantemente modesto."
"Es una maldición", él estuvo de acuerdo alegremente. Luego sus ojos

pasaron de la lluvia de plata a algo tormentoso. "Y todavía estás usando el
medallón de la coronación".
Me sentí como si me hubieran capturado durmiendo sobre su fotografía.

Metí el colgante de nuevo en mi vestido. Me limpié las palmas húmedas en mi
regazo. "¿Puedo confiar en ti con los secretos de la escuela?"
"¿Secretos Helios-Ra? Genial." Él se inclinó hacia atrás, satisfecho.
Me mordí el labio. "No importa. Esta fue una mala idea.―
Me tocó la mano. "Estoy bromeando. ¿Qué es?‖
Yo esperaba que no estuviese a punto de cometer un error muy grande. Él

se sentía digno de confianza, sin embargo, a pesar de las sonrisas encantadoras y
los colmillos. Saque de mi bolso la vitamina que había robado de la cartera de
Chloe. Estaba en una bolsa de plástico pequeña, del tipo que se obtiene al
comprar joyas. "Necesito tener esto analizado," le expliqué en voz baja.
"Tu debes tener laboratorios aquí en la escuela."

"Los tenemos. Pero no conozco a nadie lo suficiente como para confiar en

ellos con esto‖
"Pero tu confías en mí."
"Sí." Aunque no tenía ningún sentido.
Él tomó la píldora, frunció el ceño. "Parece ser una vitamina".
"Estoy esperando que sólo sea eso."
"¿Pero crees que es algo más?"
Asentí con la cabeza. "Chloe las está tomando y ella ha estado rara y de mal
humor."
Sus cejas se levantaron. "¿Esteroides?"
―Tal vez. Ella está obsesionada con tomarlas y entrenar y hacerse cada vez
más fuerte, así que es posible. ¿Y ese chico Will? ¿El que llevamos a la
enfermería? Él dijo algo acerca de las vitaminas también, ¿recuerdas?"
"Huh. ¿Cómo está de todos modos? "
"No hay nada definitivo todavía. Y nadie nos dice nada acerca de esa mujer
Hel-Blar que se desintegró. Definitivamente hay algunas cosas raras pasando."
"Sí, eso no era normal", coincidió Quinn. "Voy a ver si mi hermano Marcus
puede analizar esto. Él es bueno con ese tipo de cosas. Le preguntaría a mi tío,
el profesor de biología, pero él tendría demasiadas preguntas‖. Se deslizó mi
única prueba en su bolsillo.
"¿Se puede analizar también esto?" Le pregunté, sacando las muestras de

sangre de mi bolso. Yo era el tipo de chica que llevaba sangre en su bolso y dagas
en sus botas.
Tal vez debería ver al consejero de la escuela.
Me sentía nerviosa, pero aliviada al mismo tiempo mientras el se guardaba

las muestras. Una risita totalmente inusual se atasco en mi garganta. Por fin
podría conseguir algunas respuestas después de todo. Toqué su muñeca y estaba
fresca en mi mano.
"Gracias."
Hizo una pausa, entrecerrando los ojos. "Tu no estás tomando de estas cosas
también, ¿verdad?", Preguntó bruscamente.
"De ninguna manera." Él se inclinó más cerca, oliendo a lo largo de mi

clavícula y en la mandíbula.
"¿Qué estás haciendo?", Le susurré.
"Sólo comprobando," respondió, un poco ronco.
"¿Comprobando qué?" Mi pulso revoloteaba.
"Por lo general, se puede oler las drogas en el torrente sanguíneo de un ser

humano. Definitivamente podemos probarlo‖.
"Te dije que no estoy en nada".
―Ya lo sé. Hueles a... frambuesas... y limas‖.
"¿Eso es bueno...?"
Lo sentí sonreír en contra de mi piel. "Sí"
"Oh." Tragué saliva. Se estaba haciendo difícil formar una frase coherente.
"Por lo tanto, ¿puedes oler a Chloe? ¿O a Will? Para saber si algo esta mal."
―Tal vez. Pero prefiero olerte a ti, sin embargo."
Sí, él era muy, muy bueno en esto. De hecho, me sentí como si estuviera
derritiéndome, como si estuviera en llamas, como si me hubiera tragado esas
luciérnagas.
Se alejó de nuevo lo suficiente para mirarme, como si fuera un

rompecabezas que era necesario resolver, o un caramelo que no estaba seguro
de que se le permitiera comer.
Mala analogía.
Sus colmillos se alargaron, pero sólo un poco. Yo ni siquiera me habría dado

cuenta si no estuviese acostumbrada a ver esas cosas por el estilo. Y eso no me
puso nerviosa por ningún motivo. Yo no tenía miedo, y no sólo porque tenía una
bolsa llena de pequeñas armas afiladas. Había algo entre nosotros de repente, y
no era simplemente desentrañar secretos.
Era algo más, algo más prohibido, más misterioso, más delicioso.
Cerré el pequeño espacio entre nosotros, balanceándome hacia él como si

fuera un imán. Nuestros ojos se conectaron. Sus pupilas dilatadas, el iris
iluminado. Sonreí.
"Tú no eres el único que quiere una probada", le dije.
Y entonces él me besaba, o yo le estaba besando a él. Estábamos de

repente en los brazos del otro, como brillando—sin estar allí, de repente. En
todas partes. Su boca era mala, su lengua atrevida. No podía tener suficiente. Me
estremeció todo el cuerpo. Su mano excavo en mi pelo, acunándose en la parte
de atrás de mi cuello. Él me llevó más cerca. Los músculos de sus brazos estaban
vigorosos debajo de mis manos.
Nunca me había sentido así antes.
Él era un vampiro y no me importaba.
Yo era una cazadora y no me importaba.
Apenas podía recobrar el aliento y no me importaba.
Sólo quería más.
Y luego el coche apenas podía contenernos, y su codo golpeó

accidentalmente la bocina. El ruido repentino atravesó la cálida noche de verano
y nosotros saltamos, separándonos. Yo estaba aturdida, desorientada. Mis labios
se sentían calientes, hinchados.
Él sonrió con tristeza, forzándose a si mismo a soltarme. "Supongo que es mi

señal para llevarte a casa."
―Será mejor que camine desde aquí ", murmuré. "Cámaras de vigilancia."
"Escríbeme cuando entres", dijo. "Voy a esperar aquí hasta que lo hagas."
"Está bien." Yo estaba muy aturdida, sorprendida de que pudiese estar de

pie correctamente. Estaba muy contenta de que él luciera tan desconcertado.
"Buenas noches, Hunter".

QUINN
S
onreí todo el camino a casa.
Había dejado plantadas a dos chicas, sido casi estacado, y había

tenido que esconderme de un carro lleno de cazadores de vampiro
con equipos de combate.
Definitivamente había valido la pena.
Cuando metí el carro al estacionamiento Nicholas estaba en el porche de la

casa. Cubrió sus ojos de las luces del coche, sus colmillos brillando.
―¿Cómo estuvo tu cita?‖ me preguntó, mientras yo azotaba la puerta del

carro.
―¿Cuál de todas?‖
―Presumido.‖
―Con gran hermosura viene gran responsabilidad,‖ contesté. Yo todavía

estaba sonriendo.
―¿Listo para patrullar, chico bonito?‖
―Siempre.‖ Todavía tenía la adrenalina de la pelea y del beso. Patear

traseros de Hel-Blar sonaba como la manera perfecta de acabar la tarde.
―Hay una mochila en el closet del hall,‖ Nicholas me dijo. Fui y lo tomé
junto con una ballesta de mano, metida en una manga de un viejo abrigo que
nadie usaba. Era mi favorita, y me costó muchísimo esconderla de Lucy. Me

colgué la mochila en el hombro y me dirigí hacia afuera.
Había algunas marcas de fuego al final del porche y una tabla de madera
empapada que se iba a pudrir si no la cambiábamos pronto. La unidad furtiva de
Hope del Helios-Ra había hecho un daño muy severo cuando intentaron irrumpir
en la casa. No habíamos terminado todas las reparaciones pero por lo menos
habíamos tapado el enorme hoyo que quedó en la pared.
Me amarré el cabello y cargué la ballesta. Una ballesta sin cargar sería tan
útil como una cuchara. Mamá podría ser un boy scout no muerto con todos sus
discursos de ‗estar preparados‘. ―Vamos.‖
En la granja y en el bosque, alrededor de las montañas en donde

patrullábamos, no teníamos que contenernos. Nos podíamos mover tan rápido
como quisiéramos, sin preocuparnos si nos veíamos un poco borrosos. Existía
libertad y euforia al hacer eso.
No había estado mintiendo cuando le dije a Hunter que no creía en

esconder quién y qué era yo. Y tampoco creía en sufrir por ser un no-muerto.
En mi opinión, ser un vampiro, patea traseros.
Y no muerto era mejor que muerto.
Okay, cuando era humano, el pensar en beber sangre me había preocupado

de que estuviera a punto de entrar a una vida de comete-tus-coles-de Bruselas-
son-buenas-para-tu dieta. Pero una vez que cambié, también lo hicieron mis
papilas gustativas. ¿Por qué darle la espalda a lo que te mantiene vivo? ¿O no
muerto? Como sea.
La única desventaja, o la única que yo veía, era que es mucho más fácil
encontrar una hamburguesa que un frasco de sangre. Y también extrañaba la luz
del sol, pero lo supere bastante rápido. Ahora me hacía sentir como mierda.
Duncan era el que siempre se quejaba de no poder salir a la luz del sol y no
poder tomar café.
O simplemente me consideraba suertudo que las chicas creyeran que los

vampiros eran la onda, incluso aunque nunca se enteraran de que yo era
vampiro. Las feromonas tenían sus usos.
No había pasado por alto la ironía de que no me gustara una de esas chicas
sino una del tipo que mataba vampiros.
―Literalmente estás pavoneándote,‖ Nicholas murmulló.
―Solo un poco, Es bueno para el alma.‖ Esquivé una rama que estaba muy
baja. El olor de la tierra húmeda, aire frío y cedro, era tan denso como el humo.
―Por fin me deshice de Matthew y su banda.‖ Con Solange a punto de morir en su
propia fiesta de cumpleaños no habíamos tenido mucho tiempo para encargarnos

de él. Y de cualquier modo, los Drake no eran policías vampiros. Solo tratábamos
de cuidar nuestro patio trasero. No estaba bromeando cuando la dije a Hunter
que no todos los vampiros malos son tan fáciles de reconocer.
―¿Ya son polvo?‖
―No todos. Hunter y sus amigos estaban ahí. Llamó a un grupo de limpieza
del Helios-Ra para que se los llevaran en custodia‖.
―¿Y simplemente te dejaron ahí?‖ preguntó incrédulamente

―Como si me hubiera quedado a saludarlos.‖
El bosque estaba obscuro y lleno de sombras cambiantes, pero nosotros

podíamos ver perfectamente bien. Otra ventaja del vampirismo: Excelente visión
nocturna. Podía ver las hojas que se movían, el contorno de las ramas de los
arboles, las cercas y el camino brillando como si la luna estuviera encima de
nosotros. Todo parecía brillar un poco en los contornos. Un búho canto desde
algún pino, buscando algún ratón desprevenido.
El búho tendría que buscar nuevas tierras para cazar o se quedaría

hambriento esta noche. Los Vampiros tendían a asustar a los animales pequeños
haciendo que se escondan.
Nicholas se detuvo, olfateó. Su expresión se tornó seria. ―Hel-Blar,”

articuló.
Asentí, mientras me llegaba un olor a hongos hervidos y moho. Si los Hel-

Blar arreglaran toda su mierda y encontraran una manera de cubrir su olor,
realmente serían algo de qué temer.
Me puse en posición, manteniendo estable la ballesta. Nicholas caminó de

espaldas hacia mí, con una estaca en cada mano. No había nadie a quien le
confiará más que a mis hermanos mi espalda.
Los Hel-Blar llegaron en una oleada, tres de ellos colgando de una rama,
saliendo de un matorral y brincando de detrás de un ancho olmo. Un cuadrillo de
la ballesta le dio al primero en el pecho, perforando su caja torácica y su
corazón. Gritó y se convirtió en polvo. El siguiente se abalanzó contra mí,
lanzando mi ballesta a un manto de flores silvestres. Nicholas estaba ocupando
encajado una estaca, solo la mitad de ésta encajada en el último.
―Drakes‖, mi Hel-Blar le dijo en una risa a su compañero. ―Mucho mejor.‖
Todos sus colmillos chasquearon hacia mí vorazmente y el sonido era como

de huesos quebrándose. Me quité del camino, evitando las gotas de su saliva.
Nadie sabía que tan contagiosa era. Y este tipo no se veía como que
convenientemente se fuera a desintegrar, como la mujer en la escuela. Cual
fuera la enfermedad que ella tenía claramente no se había extendido a todos los
Hel-Blar.
Él siguió mi movimiento cuando me agaché, colgándose de mí como

percebe. Usé el impulso en su contra, cayendo a la tierra y lanzándolo por
encima de mi cabeza. Él cayó en cuclillas, gruñendo por encima de su hombro.
Sus venas eran casi negras bajo su piel azul. Había sangre fresca debajo de sus
uñas.
No me preocupe por ponerme de pie; solamente rodé hacia donde estaba

mi ballesta abandonada. El primer cuadrillo falló, clavándose en un abedul, y
lanzando fina corteza del árbol al aire.
―Nick, ¿estás bien?‖ grité. Él gruñó algo que sonó como un ‗sí‘. Lancé otro
cuadrillo, no le di al corazón, pero por lo menos corto a través de su hombro.
Siseó en dolor.
Bien.
Excepto que ahora él tenía una herida abierta que podía contaminar a
Nicholas o a mí.
Mal
Y ahora mi Hel-Blar se acercaba y se posicionó justo en frente de Nicholas

para que si yo usaba mi ballesta también estuviera arriesgándome a dispararle a
mi propio hermano. Usualmente yo era muy buen tirador, pero había muchas
variables. Intercambié mi ballesta por la estaca en mi abrigo y me lancé
directamente al combate, gritando.
No me importa lo que mamá diga acerca de la ventaja de la sorpresa; a

veces, un buen grito de batalla puede hacer la diferencia entre ganar o perder.
El Hel-Blar me respondió con un grito y después estábamos luchando otra

vez, tratando de ver quien podía causar mayor daño. Él no tenía un arma. Ellos
mayormente utilizaban sus numerosos colmillos y la amenaza de su sangre
venenosa. Empuje la estaca hacia su pecho pero él la bloqueó, tratando de
empujarla hacia mi. Mantuve mi agarre, mis colmillos ardiendo contra mis
encías, mis dedos acalambrándose alrededor de la estaca. Con el rabillo de mi
ojo vi una nube de cenizas y a Nicholas toser. Las cenizas de Hel-Blar eran
asquerosas.
Le di un rodillazo al Hel-Blar en la ingle y después utilicé mi brazo libre

para poner mi codo en la parte trasera de su cuello. Ya doblado, se tropezó y dio
unos pasos hacia adelante. Directo hacia mi estaca ya en posición. La fuerza de
su cuerpo cayendo hizo que yo me tuviera que hincar cayendo sobre mis rodillas
y después estaba yo solo, con las cenizas cayendo sobre el pasto y mi estaca
cubierta de sangre. La solté, y limpié mis manos en un montón de hojas caídas

de los árboles.
―Tres vencidos.‖ Me levanté. ―No estuvo mal.‖ Limpié mi camisa haciendo

una mueca. ―Pero voy a oler como hongos mohosos por el resto de la noche.‖
―¿No se te hizo un poco fácil?‖ Nicholas preguntó en voz alta.
―¿Fácil? ¿Acaso no estás oliendo ese olor?‖
―En serio. ¿No se te hizo que parecían un poco cansados?‖
Fruncí el ceño. ―Supongo que pudieron haber peleado más duro. No es como
si se hubieran acostado y se hubieran muerto como esa chica en la escuela.‖
Una parvada voló hacia el cielo a cerca distancia, interrumpiéndonos con

sus chillidos. Nosotros intercambiamos una mirada, mientras rompíamos a correr.
Nada atraía más a los Hel-Blar que una pelea o un festín de sangre. Y ambas
molestarían a una parvada dormida.
Corrimos más rápido. El viento pegaba contra mi cara como dedos fríos.
Nuestros pies apenas si tocaban el piso, no quebramos ninguna rama, no hicimos
ningún ruido que pudiera traicionar nuestra presencia.
Lo que nos delató fue el sonido de shock que Nicholas y yo hicimos,

abandonando todo nuestro entrenamiento en dos ahogadas maldiciones.
Era difícil quedarse inmóvil cuando te encontrabas a tu hermana pequeña,

con los tobillos metidos en un riachuelo, las pupilas rojas, sus colmillos brillando
y estacas volando de sus dedos.
Los Hel-Blar chasquearon sus mandíbulas hacia ella desde ambos lados del
río, piel azulosa como escarabajos venenosos. Volteó hacia nuestra dirección. O
no tuvo tiempo de reconocernos, o la habíamos hecho enojar demasiado.
Una estaca voló hacia nosotros, y otra después de ésta.
―Solange, ¡No!‖ grité.
Nicholas estaba demasiado ocupado corriendo hacia el frente, sin importar

que hubiera una estaca apuntando a su corazón.
Porque Lucy yacía a los pies de Solange tumbada sobre las piedrecitas
negras del río, su sangre escurriendo como listones rojos en el agua.
HUNTER
Después de la noche del sábado
L
e envié un mensaje a Quinn de camino a la enfermería para decirle que
estaba segura en el campus.
Chloe estaba justo detrás de la puerta, un vendaje debajo de su camiseta y

otro en su antebrazo. Ella estaba pálida y sus pupilas estaban dilatadas pero
aparte de eso ella parecía bien.
―Me siento bien‖ dijo, dibujando cosas inexistentes con sus pies. Su sonrisa
se volvió decididamente ridícula ―Theo es lindo‖
―Theo tiene tus analgésicos‖ estaba aliviada de ver que ella estaba bien.
―Yep. Mejor que las vitaminas. Mejor que el dulce‖ Ella sonaba
impresionada. Trataba de alargar su discurso.
―Siéntate antes de que caigas sobre tu cara‖ La empujé suavemente hacia

la silla.
Se asomó a su vendaje ―¿Tengo un fantasma de brazo ahora? Puedo

sentirlo‖
―Para eso‖ le dije ―O va a doler como el infierno mañana‖
―Bien‖
―Si empiezas a babear tomare fotos‖
―Bien‖
Estaba sonriéndole cuando los tiros empezaron. Salté hacia delante al igual
que la cortina a momento que las salas de examen se abrieron de nuevo. Me
sorprendió lo suficiente sólo el hecho de estar allí y mirarlo. Estaba ligeramente
azul, con los ojos enrojecidos. En realidad no fue eso lo que registre en un
primer momento. Theo y Jenna estaban detrás de él y también lo estaba
Spencer, con un paño en el cuello. La tela rápidamente empezó a ponerse roja,
casi tan rápidamente como él se giro.
―¡Estácalo!‖ Me gritó Theo. Tenía una larga aguja hipodérmica en la mano

―¡Estácalo ahora, Hunter!‖
―¿Qué?‖ Tenía la estaca en mi mano. Estaba lo suficientemente cerca para

llegar a él. Pero me congele. ―¿Estás bromeando?‖
―¡Ahora!‖ Los tres gritaron al unísono. Fue suficiente para que me moviera.
Y así fue que Will, arremetió contra mí, la saliva goteaba de sus colmillos.
¿Cuando le crecieron colmillos? Había manchas moradas en el cuello y dos heridas
punzantes enconadas. Jenna lanzó un tubo de pomada antibiótica, golpeó el
botón de alarma en la pared. Se avecinaba la ayuda.
Pero no lo suficientemente rápido.
―¡Mierda!‖ Grité, porque yo tenía que gritar algo. Will llevaba una de esas
batas de hospital de papel, con el pelo alborotado como siempre, el mismo
rostro serio. Era el tipo de chico, que despertaba sentimientos de clase en todas
las chicas de diferente clase, aun cuando no estaba en su mismo año. Él era
amable con todos. No le haría daño a una mosca, lo que hizo de su trabajo de
caza vampiros, algo muy problemático. Pero sus padres no querían oír hablar de
él disertando. Así que hizo lo mejor que pudo y se sumergió en el Departamento
de Ciencia, donde había menos combates reales.
Él era tímido con las niñas, solía esconderse en las esquinas evitando bailar
en las funciones escolares.
Y ahora él estaba lanzándose contra mí, con un silbido.
Definitivamente ya no era Will.
―¡Mierda!‖ Grité otra vez cuando su puño me dio en el hombro. No llegó a

mi cara porque di un salto hacia los lados, pero no lo suficiente rápido. Había
sangre en la boca. Y sangre en la garganta de Spencer y el cáñamo de su

camiseta.
Cada onza de entrenamiento se ajusto en mí interior.
Salté hacia los lados para luego dar una vuelta, y así acercarme por detrás a
Will. El estaba en el clásico frenesí de recién nacido Hel-Blar, del que yo había
leído, pero en realidad nunca lo había visto en persona. Su sed de sangre era
primordial y viciosa e imparable. El momento en el que yo deje su línea de
visión, el se centro en Chloe, quien era más débil. Ella estaba encorvada en la
silla, riéndose.
―Hueles como a calcetines viejos‖, le dijo amablemente, antes de sacudir

su cabeza. ―No, como los hongos.‖ Parecía tratar de recordar algo. ―Eso es malo,
¿verdad? No puedo recordar por qué eso es malo‖
Ella seguía balbuceando a sí misma cuando él se abalanzó sobre ella y yo me

abalancé sobre él. Mi estaca atravesó su piel por donde su bata de hospital
estaba abierta. La empuje lejos de su hombro y luego la empujé con fuerza con
todo lo que tenía, todavía gritando blasfemias. Debido a que gritar blasfemias
era mejor que pensar en lo que estaba haciendo.
Estaba estacando a un amigo.
El gritó, y trató de apoderarse de la estaca. Logró dar media vuelta, lo

suficiente para mirarme directamente a los ojos antes de derrumbarse y
esfumarse en cenizas en el suelo de linóleo brillante. Theo fue el primero en
llegar hacia mí. Tenía las manos sobre mis hombros.
―¿Te mordió? ¿Estás herida? ¿Hunter?‖
No dejé mi estaca, porque me habían enseñado que nunca dejara caer mi

arma, pero mis dedos se sentían débiles, mis palmas sudaban. Pensé que iba a
vomitar.
―Hunter, ¿Estás herida?‖
Sacudí mi cabeza, atragantada.
―¡Hey!‖ Theo me sacudió ―No puedes entrar en shock en este momento‖
Parpadeé, mi visión volvía a la normalidad. Las manchas grises se alejaron

flotando. ―Estoy bien‖, respondí con voz ronca. ―¿Qué demonios ha pasado?‖
Jenna me dio un vaso de papel con agua. ―Acabas de salvar nuestros

traseros.‖
Bebí, sobre todo porque no sabía qué hacer conmigo misma. ―No salvé a
Will.‖
―Salvaste a Chloe‖, dijo en voz baja.
―Y nadie podría haber salvado a Will‖, agregó Theo. Entonces vi a Spencer,

que estaba apoyado contra la pared, los ojos vidriosos y el pelo húmedo de
sudor.
―Él te mordió‖, le dije rotundamente.
Spencer asintió débilmente. ―Yo estoy bien.‖
―Yo ya le he dado su primera inyección de antibióticos‖, dijo Theo,

levantando los párpados de Spencer para revisar sus pupilas.
―Eso no ayudó a Will—‖, dije en voz baja, tratando de no sentir el pánico

creciendo en mi interior.
―La mordida de Will fue peor‖, dijo Theo.
Spencer hizo una mueca cuando aplico más presión sobre la herida.
―Apenas lo rozó. Aún así, todos vamos a tener que salir de aquí. Él tiene
que estar en cuarentena‖.
―¿Qué? ¡No!‖, Jenna exclamó. ―Acabas de decir que él estaría bien.‖
No había dicho eso realmente, pero yo no lo recordaba.
―Procedimiento‖, dijo Theo lacónicamente, balanceando su hombro bajo el

brazo de Spencer para ayudarle a una cuna. Chloe empezó a roncar en su silla.
Yo estaba muy contenta de que Quinn había acordado ayudarme a analizar esa
pastilla. Claramente algo teníamos que hacer. Y rápido.
Me agaché hacia Spencer, a la espera de que él me mirara. Me aseguré de

que no hubiera una sola onza de duda o preocupación en mi expresión. ―Vas a
estar bien.‖
Él asintió con la cabeza bruscamente.
―Lo digo en serio, Spencer,‖ insistí. ―No me hagas darte una paliza.‖
―No puedes tocarme.‖ Trató de sonreír. ―Aun así‖. Su voz cayó en un

susurro. ―Nunca tomé ninguna pastilla, Hunter. No como Will‖.
―Ya lo sé.‖ Trate de alcanzar su mano, pero la mano de Theo me cogió de la

muñeca.
―Sin contacto‖ dijo ―Conoces las reglas‖
Conocía las reglas. Y tenía unos dos minutos antes de que la enfermería
fuera un hervidero de personas y fuéramos alejados de ahí.
―Arreglaremos esto‖ le dije a Spencer con confianza. Jenna se cernía detrás

de mí con aspecto sombrío, a pesar de que trataba de sonreírle a Spencer. ―Ya
he conseguido algo de ayuda. Sabremos algo pronto‖
―Vas a vencer esa cosa‖ Jenna agregó ferozmente al igual que la primera
respuesta a la alarma de cañón por la puerta principal. Dimos un paso atrás. Si
todos estábamos en cuarentena nunca llevaríamos a Spencer la ayuda que
necesitaba.
Había dos guardias de seguridad y la señora Dailey detrás del equipo de

primera respuesta, quienes llegaron a la enfermería. Evaluaron la situación a
primera vista, prestando mucha atención a cada detalle, hasta el polvo de mis
zapatillas. Ella utilizó su teléfono celular para llamar a otra enfermera y el
médico jefe de Spencer. Ella envió a la enfermera y a Theo junto a un guardia a
uno de los cuartos traseros. Probablemente iban a atar a Spencer a la cama,
como lo habían hecho con Will. Traté de no pensar en ello.
―¿Qué pasó?‖ ella nos preguntó ―¿Hunter?‖
―Estaqué a Will‖ mi voz sonó rara, incluso para mí.
Spencer gritó desde la sala de atrás e hice una mueca. El guardia juró. Se
oyó el ruido de un forcejeo y Spencer gimiendo. ―Estoy bien. No soy un Hel-Blar.
No soy un Hel-Blar”
Jenna y yo tragamos miserablemente. Mis ojos me quemaron.
―¿Hunter estacó a Will?‖ La Sra. Dailey pinchó.
―Will cambió‖ Jenna dijo debidamente ―Justo como eso. Theo estaba
dándole sus medicinas, tomando la presión de su sangre mientras tratábamos de
que Chloe dejara de chuparse los depresores de la lengua como si fueran palos
de paleta y luego el solo… cambió. Arrancó las restricciones a la derecha del

marco de la cama‖
―¿Y el mordió a Spencer?‖
―Algo así‖ dijo Jenna ―Todo pasó tan rápido, todos estábamos tratando de
pararlo. No sé si es daño de colmillo o si es del bisturí que cogió del mostrador.‖
La expresión de la Sra. Dailey era dura pero no juzgando. ―¿Y luego qué
pasó?‖
―Will escapo, fue por Hunter, y luego Chloe. Hunter lo hizo polvo.‖ Dijo
Jenna ―Ella salvó la vida de Chloe. Y de cualquier otro que Will pudiera haber
atacado si salía de la enfermería‖
―Ya veo‖ La Sra. Dailey me miró por un largo momento ―Hunter estás verde.
Porque no vuelves a tu dormitorio. Veremos las filmaciones de las cámaras de
seguridad y hablaremos de esto por la mañana. Asegúrese de que Hunter tenga
un poco de té caliente‖, le añadió a Jenna. ―Y...¿por qué está Chloe babeando
sobre sí misma?‖
―Ella tenía puntos de sutura. Theo le dio algo‖.
―Entonces. Van a tener que llevarla a su habitación. No puede quedarse

aquí en este momento.‖
Chloe ni siquiera se despertó. Su cabeza sólo colgaba de lado a lado a

medida que la alzaban. El guardia de seguridad que pasamos nos miraba con
recelo. No hablamos en el camino a la residencia, no hasta que pusimos a Chloe
en su cama.
Jason tocó a la puerta y asomó la cabeza. ―Tuve que comprobar a los

alumnos en mi piso‖, dijo, mientras se acercaba para sentarse en mi silla de
escritorio. ―Chloe se ve bien...Pero ustedes no. ¿Qué pasó?‖
―Will cambió‖ expliqué ―Y Spencer fue mordido. Tal vez‖
El palideció ―¿Qué?‖
―Está en cuarentena‖
―Pero el va a estar bien‖, murmuro, quebrándose. ―Díganme que el va a

estar bien‖
―Maldición que lo estará‖ Jenna dijo, lenta y determinadamente.

―¿Y Will?‖ sintiéndose tan afectado como nosotras ―¿Qué le pasará a él?‖
―Nada‖ contesté. Me senté en el borde de mi cama, sintiendo un tipo de

adormecimiento pero no el suficiente adormecimiento. ―Lo estaqué‖
Después de un momento aturdido, Jason vino a sentarse a mi lado. ―No es

tu culpa‖, dijo con firmeza.
―Hiciste lo que tenía que hacer‖, coincidió Jenna. ―A pesar de que es una
mierda.‖
―Él tenía dieciséis. Y era bueno‖
―Lo sé. Pero el era un estudiante en la escuela de Helios-Ra. Sabíamos que

estaba inscrito para eso‖
―Él ni siquiera quería estar aquí‖
―Eso no es tu culpa tampoco‖ Jason sacó un punto, tratando de consolarme.

No estaba enteramente convencida de que debiera de estar consolada. Acababa
de matar a un amigo mío, después de todo. Debería estar dolorosamente
desconsolada.
Debí de haberlo dicho en voz alta porque Jenna negó con la cabeza. ―Esa
mujer Hel-Blar mató a Will. Tu lo salvaste‖
―¿Hola? Yo lo estaqué‖
―Si ¿Y tú crees que él habría querido que lo dejáramos convertirse en un

monstruo? ¿El mismo chico que se negó a dejar que el personal de mantenimiento
matara a las ardilla en el ático?‖
―Supongo que no. Aun así‖
―Si‖ Jenna suspiró ―Aún así. Hiciste bien, Hunter, aunque no se sienta así‘‘
―Se siente como el culo‖ Me froté los ojos tan duro que las lágrimas no
pudieron salir. ―la asamblea de la escuela del lunes va a ser un funeral también‖
comenté.
―No será la primera vez.‖ Jenna era el color de la leche en la tenue luz de
la lámpara. ―Yo sé lo que necesitamos.‖
Ella fue directamente al aguardiente secreto de Chloe en el armario. Jason

y yo nos deslizamos hasta sentarnos en el suelo con Jenna cuando abrió la botella
y la pasó. Tomé un sorbo y el licor de melocotón excesivamente dulce corría por
mi garganta.
―Repugnante‖, farfulló Jason.
―Totalmente,‖ Jenna estuvo de acuerdo. ―Esto nos hará sentir mejor‖.
―No más para mí, chicos.‖ Dije pasando del frasco y recostándome en el
suelo, mirando hacia el techo de color beige feo. El bucle continúo en mi cabeza,
ver a Will convirtiéndose en polvo era lo que yo merecía. No tenía derecho a
tratar de olvidarle o matarle con el alcohol. O el hecho de que Spencer
posiblemente podría estar luchando por su vida ahora mismo. Y era una batalla
en la que no podía ayudarle. Se sentía muy mal. Y me sentía muy mal.
―Hey, dieciocho es la edad legal en Quebec.‖ Jenna agitó la botella medio

vacía hacia mí y el licor se derramó sobre el borde. Ella limpio su desorden y se
rió. ―¡Uy. Lo siento!‖.
―No estamos en Quebec.‖ Y podíamos ser suspendidos automáticamente si

nos pillaban bebiendo en el campus.
―Sin embargo. Vas a hacer una cazadora muy buena‖, añadió.
―¿Como lo sabes? Tu también lo serás.‖
―No, es diferente‖, insistió. Ella le dio un codazo a Jason con su pie.

―¿Verdad que es diferente? Es diferente‖.
―Sí‖. Asintió con entusiasmo. ―¡Cazador de un cazador!‖
―¡Ja!‖ Jenna se echó a reír tan fuerte que se asustó y se cayó. Jason y yo
nos miramos el uno al otro, la mire, y luego se rió con tanta fuerza que empezó a
jadear. Chloe se quejó.
―¿Qué está pasando-hey‖, murmuró atontada. ―Ese es mi aguardiente.‖
―Spencer fue mordido por Will y Hunter estacó a Will,‖ Jenna le dijo,
tratando de parecer grave.
Chloe parpadeó. ―Mierda.‖ Ella tomo la botella entre sus manos. ―Trae
aquí.‖ Y fue en busca de una píldora que saco de su bolsillo y se lo tragó con la
ayuda del alcohol.
―Tía, ¿qué es eso?‖ Jason la miró boquiabierto. ―¿píldora de caballo?‖
―Es una vitamina‖, ella le informó con altanería.
―Tu también no‖ gimió. ―Todos los Niners de repente están obsesionados
con vitaminas y proteínas en polvo. Hay algunos rumores de que eso los hará
fuertes.‖
Me di la vuelta frunciéndole el ceño a Chloe. ―Pensé que ya habías tomado

una hoy. Y no deberías de beber cuando estás con medicamentos para el dolor‖.
―Ahora tomo dos.‖ Ella se apoyó en un codo y tomó otro trago. ―Estoy
herida. Necesito mi fuerza‖.
―¿Eso hace que hagas pis amarillo fluorescente?‖ Jenna le preguntó. ―Las
vitaminas siempre me dan pis Día-Glo24‖.
Chloe sacudió su cabeza y miró la botella ―Ustedes me deben veinte

dólares‖
―¡Veinte dólares! No hay manera de que esa mierda repugnante cueste

veinte dólares‖
―Es un pedido delivery‖ Ella sonrió e hizo una mueca ―Ay‖
―No te apoyes así‖ Jason ofreció amablemente.
―Duh‖
―Espero que Spencer esté bien‖ Alcancé mi teléfono y mandé un mensaje a

Kieran y Quinn para contarles lo que había pasado. Un hipo de sollozo se coló en
mí.
Jenna me gruñó ―Nuh-uh‖ ella dijo, agarrando la botella ―Repugnante

bebida de durazno. Toma‖
Hice una cara ―De ninguna manera. Voy a vomitar‖
Jason se alejó más de un pie. ―No en mi‖
Me recosté. El sonido de mis amigos me ayudó un poco. Pero no tanto como

lo que se me ocurrió a continuación. Me senté recta. ―Tengo un plan‖ anuncie.
24
Día-Glo: Compuestos de pulido están específicamente formulados para lograr el mejor resultado posible
en superficies de piedra. Es de un color amarillo intenso.
HUNTER
―
¿Me oíste?‖ repetí más fuerte. ―Dije que tengo un plan.‖
Todos gimieron excepto Jason, quien ya roncaba. Casi pisé su

cabeza cuando me puse de pie. ―¡Vamos!‖
Él se despertó sobresaltado. ―¿Mmfquue?‖
Jenna le ayudó a levantarse. ―Hunter tiene en una misión.‖
―Son las cuatro de la mañana,‖ él se quejó.
―Chloe, vamos,‖ insistí desde el umbral de la puerta.
Ella abrió un ojo. ―Estoy herida.‖
―Tienes algunos puntos,‖ le dije, poco convencida. ―Vámonos ya. Te

perderás toda la diversión y luego te quejaras de ello por el resto del año.‖
―Eso es cierto,‖ estuvo de acuerdo, finalmente levantándose. Estrechó la

botella contra su pecho. Se movieron como un grupo lento desordenado a través
de la alfombra, se detuvieron cuando se percataron que aún estábamos en
nuestro cuarto, y entonces estallamos en amortiguadas risitas nerviosas. El hecho
de que Jenna sonara como una hiena nos hizo reírnos aun más duramente. Mi
estómago me dolió. Era un cambio agradable para mi cerebro.
Sólo no tenía que pensar en lo que había hecho o preocuparme por Spencer
toda la noche. Me volvería demente. Esto era mejor. Esto era un objetivo. Esta
era acción.
Chloe fue la última en el vestíbulo. Se tropezó con el umbral mientras la

puerta se cerraba de golpe tras ella. ―¡Shhh!‖ Ella prácticamente gritó. Jenna
colocó su mano sobre la boca de Chloe para silenciarla, luego se apartó
chillando.
―¿Me acabas de lamer? Bruta.‖
―Te enseñaré a sujetar mi cara.‖
Ésto iba a ser un desastre.
―Córtenlo,‖ dijo Jason sobre su hombro. ―Tengo la impresión de que

estamos de regreso al kindergarten. Vámonos.‖ Él se detuvo en el vestíbulo, bajo
los restos de la araña de luces rota. ―Um, ¿Hunter?‖
―¿Sí?‖
―¿Adónde vamos exactamente?‖
―Al undécimo piso,‖ pronuncié. ―Y revisaremos las cámaras de seguridad.‖
Nos apresuramos a subir, evitando las escaleras chirriantes, la esquina con

la cámara, la tabla del piso suelta. La sala de descanso estaba vacía y todas las
puertas estaban bien cerradas. Todos los cuerdos estaban dormidos.
―¿Alguno sabe cuál es la habitación de Will?‖ pregunté.
Jason clavó los ojos en mí. ―Estupendo, ¿tienes una docena de deméritos y
quieres que nosotros los obtengamos también?‖
Alcé mi barbilla. ―Voy a averiguar cual es. Puedes volver a la cama si lo

deseas.‖
Jenna bufó tan ruidosamente que tosió. ―Ni lo pienses,‖ añadió. ―Quiero
entrar.‖ Ella le pinchó a Jason fuertemente en el hombro. ―Y tú también.‖
―Sí, bien,‖ él masculló. Sujetando la botella de Chloe. ―Necesito estar

ebrio.‖ Él bebió, y se puso bizco. ―Nope mala idea.‖ Tropezábamos por
pequeñeces. Y ni siquiera habíamos dado un paso. ―Él se alojaba en cuarto 209,
el ultimo por la escalera trasera.‖
―Esto era su obligación,‖ susurré desde atrás, aclamándolo.
―¿Obligación? ¿Quién habla ahora así?‖ Chloe negó con la cabeza. Ella tenía
razón. Había estado leyendo demasiadas novelas románticas. Pero ahora
probablemente no era el momento de cuestionarme sobre eso. ―Te vuelves
extraña, Wild.‖
―Tu ya eres extraña, Cheng.‖
Ella puso su brazo bueno sobre mi hombro. ―Por eso es que somos tan
buenas amigas.‖
Después de darle una gran sonrisa, toqué la puerta. ―¿Alguien sabe si el

compañero de cuarto de Will sigue aun aquí?‖
Hubo muchos encogimientos de hombros.
―Compruébalo,‖ Chloe sugirió. ―Eres nuestro líder valiente.‖
Le enseñe la lengua, lo que demostraba lo terriblemente líder que era. Pero

ella estaba en lo correcto. Ésta era mi estúpida idea después de todo, así que yo
debería de tomar el punto. Giré la manija de la puerta lentamente y luego
empuje la puerta unos centímetros en un rápido movimiento. Si uno lo hacia
demasiado lento, lo cual era una tentación, habría más de un chirrido. El cuarto
estaba obscuro. No pude oír ningún ronquido pero esa apenas era una prueba
concluyente.
Di un paso dentro. Los demás rieron nerviosamente detrás de mí. Les

disparé una mirada sobre mi hombro. Hubo un silencio luego más risitas
disimuladas. Despertarían al piso entero si no nos dábamos prisa. Tomé otro paso
dentro y golpee la luz en mi reloj pulsera, ahuecando mi mano sobre la luz.
Necesitaba únicamente la adecuada cantidad de luz para ver si las camas estaban
vacías, no tanto como para que pudiese despertar al compañero de cuarto.
Las camas estaban vacías. Dejé salir un suspiro del que no me había dado
cuenta que había estado conteniendo.
―Despejado,‖ susurré. Caminaron de puntillas adentro con tal cuidado

exagerado que yo resoplé de risa. ―Ésta no es una película bufonesca.‖
Jason cerró la puerta detrás de él y encendió la luz. Parpadeamos por un

momento el uno en el otro, esperando a que nuestros ojos se ajustaran. El cuarto
era similar a los otros cuartos—dos camas, dos escritorios, dos sillas. No se
encontraba el compañero de cuarto. No había ningún póster en la pared, ni libros

en los estantes, ni ropa en el piso.
Estaba vacío.
Will apenas había regresado. La mitad de personal aun no estaría al tanto.

Ninguno de los estudiantes tampoco lo sabrían.
―De acuerdo, esto es extraño.‖ Jenna hizo un círculo con su talón.
―¿Estás seguro que es el cuarto correcto?‖ le pregunté.
Jason frunció el ceño. ―Sí. Vine aquí a devolverle un vídeo juego que pedí
prestado a fines del año pasado. Él ya había desempacado todo.‖
―¿Su compañero de cuarto no había llegado aún?‖
―No, aún no.‖
―Está bien, entonces tal vez ellos no pusieron a nadie en este cuarto porque
él estaba en el hospital y eso sería extraño.‖ Miré debajo de la cama, el cual
estaba completamente limpio. ―Pero eso no explica por qué se llevarían todas
sus cosas antes de él fuera incluso saliera de la cuarentena.‖ Me restregué los
brazos, repentinamente fríos. ―¿A menos que supieran que él no se recuperaría?‖
―Conjeturas,‖ Chloe dijo. ―Es posible. Todos nosotros sabemos que el

veneno del Hel-Blar es algo repugnante.‖
―¿Entonces qué hacemos ahora?‖ preguntó Jason, perplejo. ―¿Qué andabas

buscando?‖
―No estoy muy segura,‖ admití. ―Es solamente que el Hel-Blar se convirtió
en ceniza de forma extraña. Y Will misteriosamente mencionó algo sobre una
vitamina. Son demasiados misterios.‖ No miré a Chloe cuando ella rechifló en un
aliento disgustado. Fui al escritorio y abrí todas las gavetas. ―Nada.‖
―Los armarios están vacíos,‖ Jenna confirmó.
Yo finalmente miré a Chloe.
Ella entrecerró sus ojos. ―¿Por qué me miras así?‖
Ella iba a estar enojada conmigo por preguntar. Esto no ayudaba. ―Has
estado escondiendo tus vitaminas, ¿verdad?‖
Ella frunció el ceño. ―¿Qué?‖ Dio un paso. ―Me viste tomar una hace como
una hora.‖
Jenna y Jason nos observaron como si fuéramos un partido de tenis.
―¿Por qué escondería ella las vitaminas?‖ Jason se preguntó.
―Porque la he estado fastidiando sobre ellas,‖ le respondí, sin apartar la

vista de Chloe. Ella cambió su peso de un pie por el otro. Su tic nervioso fue mi
indicador de que mi suposición había sido correcta. ―Así que si tú fueses Will,
¿dónde esconderías tus vitaminas en este cuarto?‖
―No lo sé.‖ Ella se encogió de hombros.
―Chloe, por Favor. Esto es importante.‖
Ella dio un largo y pesaroso suspiro. ―Esta bien, pero tienes que dejar mi
caso.‖
Ni lo pienses.
Ella examinó el cuarto pensativamente. El primer lugar al que se dirigió

fueron las gavetas del escritorio, tratando de ubicar un doble fondo. Nada. Le
ayudamos a revisar por debajo del colchón, pero no hubo nada allí solo polvo.
―Esto es estúpido,‖ ella masculló.
Pero realmente parecía que estábamos tras la pista de algo. Ella estaba
sentada al borde de la cama y revisó el filo de la mesa de noche.
Nada.
Jenna y Jason comenzaron a darme miradas extrañas.
Chloe alzó la lámpara e insertó su dedo dentro del armazón de hierro. Ella
extrajo una pequeña bolsa de plástico con pequeñas píldoras blancas.
―Mierda,‖ Jason silbó.
Chloe y yo cruzamos nuestras sombrías miradas la una con la otra.
―Éstas no se parecen en nada como mis vitaminas,‖ ella dijo

silenciosamente.
QUINN
Traducido por Carlos
G
olpeé el suelo justo mientras la estaca se destrozaba más allá de mí.
Agarré el tobillo de Nicholas y él se estrelló contra el suelo, comenzó
a patalear incluso antes de haber aterrizado. La segunda estaca cayó
en un sauce. El Hel-Blar hizo una pausa. Lucy no se movió.
―¡Lucy!‖ Nicholas se volvió a poner de pie antes de que pudiera agarrarlo

otra vez. Fui por el Hel-Blar más cercano, restallando mi puño a través de su
cara, cuidando de no estar demasiado cerca a su boca. Su puñetazo de respuesta
casi dislocó mi hombro.
Así que el Hel-Blar de hace un rato había estado cansado porque Solange
había estado pateando sus culos.
Menudo consuelo.
Rompí una rodillera y usé mi última estaca hasta que hubo polvo en mis
botas. Nicholas giró en el aire, dando un salto mortal sobre un atacante Hel-Blar,
y aterrizó en el río, el agua se tiñó de sangre a su alrededor y nos salpicó. Un
humano no lo habría notado en la oscuridad pero tenía al resto de nosotros
distraídos, sedientos. Uno de los Hel-Blar se chupó sus labios, dejándolo con
marcas de los pinchazos de sus colmillos.
Y luego el frenesí golpeo.
El siseo era casi lo suficientemente alto como para ondear la superficie del
lento río. Lucy se convirtió en el foco de tal hambre que quemaba intestinos, me
pregunté por qué eso no la despabiló. Ella seguía sin moverse. No sabía qué tan
mal herida estaba. Y no había tiempo para preguntarse sobre ello. Corrí corriente
abajo y salté sobre el agua, volviendo para bloquear el acceso a Lucy del otro
lado. Solange, Nicholas, y yo formamos un anillo alrededor de ella, como pétalos
para su centro remojado en sangre. Entonces Nicholas cayó de rodillas, gritando
su nombre. Ella se movió una vez, débilmente.
―¡Ahí vienen!‖ le grité. Él tenía mejor criterio que quedarse allí, distraído y
vulnerable. Finalmente se levantó, sus ojos chisporroteaban lo suficiente como
para tener a un Hel-Blar tropezando en su camino. El resto solo se reía.
―Si ella está muerta, ustedes están muertos,‖ prometió oscuramente.

Sonrió. ―Espera, ustedes estás muertos de cualquier manera.‖
Me preocuparía por esa sonrisa después. Ahora mismo tenía dos hermanos
enloquecidos con quienes tratar. Y sin estacas.
―Mierda, dame tu paquete,‖ le dije a Nicholas. Él me lo arrojó sobre el

cuerpo de Lucy. Solange la miró y se tragó un sollozo. Sus colmillos se
expandieron más hasta que pensé que se caerían de su cabeza. Su casa de
máquinas voladora golpeó un cuello de Hel-Blar. La mujer cayó, gruñendo, fue la
primera en encarar el agua. Solange se giró y la estacó en un movimiento. Había
sangre en sus ropas y no estaba seguro cuánto era de ella, de Lucy, o de los
varios Hel-Blars.
Esto se estaba convirtiendo en un infierno de noche.
Para los ojos humanos, la pelea probablemente parecería un borrón rápido,

de colores, con la velocidad de nuestros movimientos. Dentro de la pelea, se
sentía como siempre. Lucy necesitaba ayuda y la necesitaba ahora.
Trata decirle eso al Hel-Blar que actualmente está tratando de masticar en

mi cara.
―¡Ay!, ¡hijo de puta!‖ Él casi se le había desprendido un colmillo. Odiaba

admitirlo pero había estado peleando con vampiros toda la noche y el amanecer
no estaba muy lejos. Esto estaba pasando factura. Pateé, golpeé, y estaqué. Las
cenizas espesas de Hel-Blar parecían una niebla en el río. Solange tomó un golpe
en la rodillera y tropezó, cayendo. Ella volvió a sus pies incluso antes de que
Nicholas o yo la alcanzáramos. El último de los dos Hel-Blar huyó, corriendo
entre los árboles. Nicholas levantó a Lucy en sus brazos, agua rosada goteaba del
cabello de ella.
La salida del sol temblaba en el horizonte.

Solange aún estaba gruñendo, los blancos de sus ojos ahora estaban
completamente rojos.
Ella no se veía bien.
―Solange,‖ dije, tratando de atrapar su atención. ―Solange, enfócate.‖
Ella siseó. El cielo oscuro se volvió de un gris pálido, brillando tenuemente

como una perla. Sentí el cansancio del amanecer comenzar a tirar de mis huesos.
La mandíbula de Nicholas se apretó tan fuerte que podía ver los espasmos de los
músculos de allí.
―Ella todavía está sangrando,‖ él gruñó.
Solange lamió sus labios, tropezaba mientras retrocedía, chillando. Ambos

nos sobresaltamos.
―Consíguele ayuda a Lucy,‖ le dije. ―Ella no puede pasar la noche en una de

las casas refugios y no puedes esperarme hasta que Solange se quede callada.‖
Las casas refugios de hecho eran más cómo refugios antibombas subterráneos
escondidos a lo largo de todo el bosque en caso cualquier de nosotros quedase
atrapado lejos de a casa a la salida del sol. Algunos túneles estaban
directamente conectados desde nuestra hacienda hasta diversas partes del área;
otros estaban cerrados, eran impenetrables. No teníamos forma de saber si Lucy
podía esperar hasta la puesta de sol por atención médica. Nicholas vaciló,
dándole un vistazo a Solange, quien estaba gruñendo bajo en su garganta.
―Solo vete,‖ dije, acercándome a Solange como si fuera una bestia salvaje.
No estaba lejos de la verdad. Sus ataduras internas eran nuevas, inestables.
Frágiles. Ella era fuerte, más fuerte ya que cualquier otro recién transformado.
Pero ella no podía ser lo suficientemente fuerte como para controlar
completamente a su vampiro interior. No era una ciencia exacta. Solo tenía que
detenerla de ceder completamente, y la luz del sol haría el resto. Asumiendo que
la mantendría segura antes de dejarla caer como una piedra en un estanque
profundo. No éramos nada si no éramos sensibles.
Nicholas se veía destrozado, acunando a Lucy contra su pecho. El brazo de

ella cayó flojamente. Ella nunca había hecho algo flojo en su vida. Temía que me
hubiese mordido. Nicholas echó a correr repentinamente, el aire se desplazó a
todo su alrededor. Las hojas caídas se arremolinaron en mis pies. Solange dio un
paso, siguiendo el olor de la sangre.
―Detenme,‖ ella suplicó, aun cuando sacaba una daga de su bota.

Repentinamente se pareció tanto a Mamá, me sentí desorientado.
―Lo estoy intentando,‖ susurré, levantando una mano. ―Solange, estás

bien.‖
Ella se rió pero no había humor en ello. ―Quinn, ambos sabemos que no
estoy bien.‖ Ella tragó, como si fuese lo más difícil que ella hubiese hecho
jamás. Entrecerró los ojos hacia el cielo. ―Dios, está quemando dentro de mí.
¿Les ocurrió esto? No los recuerdo estando así.‖ Su cabello estaba húmedo.
Llevaba bastante el hacer a un vampiro sudar. Exactamente no pasábamos calor,
no nos preocupaba la temperatura.
―Estarás bien,‖ dije tranquilizadoramente.
―Todavía puedo oler la sangre,‖ ella dijo suavemente, como si estuviera

hablando de tarta de chocolate. Inhaló, sus fosas nasales se dilataron. ―Tengo
que seguirla.‖
―Espera.‖ Bloqueé su camino. ―Solo espera un minuto.‖
―No.‖
Ella me empujó y luego saltó sobre mis extremidades agitándose,

despegando entre los pinos.
Maldita sea, yo no iba a ser superado por mi hermanita.
Corrimos a través del bosque, el sol quemaba en nuestros talones. Ni

siquiera sabía si estaba corriendo hacia la sangre de Lucy, hacia la seguridad de
la granja, o simplemente lejos de mí. Sólo sabía que tenía que detenerla.
Hay una manera segura de detener a un vampiro.
Sangre.
Tenía que crear un blanco más fácil que un humano herido.
Metí la mano en mi bolsillo, saltando sobre un tronco cubierto de musgo de

un árbol caído. Todavía tenía los tubos de ensayo de la sangre que Hunter me
había dado. No era mucho pero podría ser lo suficiente para detener a Solange,
para darle fuerza para encontrar su control otra vez.
Dejé de correr, las bellotas y agujas crujían bajo mis pies. Destapé uno de
los tubos de cristal y tiré unas cuantas gotas. El nombre de la amiga de Hunter
estaba en la etiqueta: Chloe.
―Solange,‖ grité. ―¿Puede oler esto? He traído sangre fresca para ti.‖
―¿Qué es eso?‖ preguntó. No podía verla pero al menos había dejado de

correr.
―Es sangre humana, Sol,‖ dije burlonamente. ―Es mejor que la sangre
animal. ¿No quieres un traguito?‖ Me sentía como un jodido vendedor de drogas.
Esta noche no estaba yendo exactamente de acuerdo al plan. Mecí el tubo,
intentando no reaccionar al olor. Mis colmillos se extendieron una poco y la
saliva llenó mi boca. Evitábamos la sangre humana. Era tan fácil volverse adicto.
―Solo imagínate cómo sabrá.‖
Ella llegó entorno a un roble, las hojas colgaban sobre su cabeza como una
corona. Estaba tan pálida y delgada como un rayo de luz de luna. Ella se movió
lentamente hacia mí, fiera y predadora.
Mecí el tubo. ―Vamos, Sol. Sé que lo quieres.‖
El sol continuaba subiendo por el horizonte. Lo podía ver en la cara de

fatiga de Solange, bajo el hambre. Y podía sentirlo en mis huesos,
convirtiéndolos en agua. Luché contra eso. Esto definitivamente era la peor
parte de ser un vampiro joven. Si quedábamos atrapados aquí, seríamos
vulnerables. Si la luz del sol no nos debilitaba hasta el punto de la muerte, algo
más vendría y terminaría el trabajo. Un excursionista bien intencionado nos
llevaría al hospital donde las pruebas del laboratorio probarían desconcierto, o si
no un cazador de Helios-Ra anti-tratado que sabía exactamente cómo
despacharnos. O incluso un humano leal a una familia de vampiros que
particularmente no les importaban los Drake.
Tenía que apresurarme.
Di vueltas alrededor para así quedar en la delantera y luego me dirigí hacia

la hacienda.
―Ven y consíguelo,‖ le dije forzadamente.
Estábamos en tierra Drake cuando ella me alcanzó.
―¡Dámelo!‖ Sus uñas rasparon en mi mano. Agarró el tubo y lamió el borde

del cristal, inclinándolo para un ávido bocado. No había mucho allí dentro pero lo
tragó como si fuera agua y ella se hubiese perdido en el desierto por un año.
Entonces ella escupió el todo bocado sin tragarlo.
―Asqueroso. ¿Qué demonios hay aquí? Sabe a medicina.‖ Ella hizo una
mueca, lanzando el tubo hacia mi cabeza. Lo atrapé y lo deslicé de regreso a mi
bolsillo. Había quedado la suficiente sangre para embarrar el interior del tubo,
como cristales coloreados. Algo era seguro – las vitaminas de Chloe no eran
definitivamente vitaminas.
―Hay sangre en la casa,‖ le dije. ―Estamos casi allí.‖
Agarré su muñeca y la arrastré hacia los cuadrados de luz de lámpara.

Llegamos a la casa justo mientras la luz enviaba lanzas de fuego entre las ramas.
Solange estaba dormida sobre sus pies, deslizándose en el piso del porche como
una bufanda de seda. El letargo fue tan repentino, tan intenso que estaba
cojeando cuando caí, arrastrándola a través de la puerta.
HUNTER
Corregido por Dai
Domingo por la tarde
E l siguiente día vino totalmente antes de tiempo. Will estaba muerto

aún, no sabíamos si Spencer mejoraría, y ahora mi cabeza se sentía
como si hubiera aterrizado en ella varias veces durante la noche a pesar
de que yo no me había emborrachado.
Con todo, no era exactamente una mejora.
Chloe hizo un sonido extraño, como un gruñido, mientras tiraba la almohada

sobre su cabeza. "Odio mi vida", añadió.
"Yo odio tu agua ardiente", le dije, entrecerrando los ojos ante los números
digitales del reloj de alarma: 02:03 PM. Me sentía así antes. "Te hace roncar
como un caballo."
"Karma", sostuvo Chloe desde las profundidades de las colchas. "Eso es lo

que te pasa por robar."
Yo solté un bufido. "Tu robas mi chocolate todo el tiempo."
Ella asomó un ojo fuera de su almohada. "¿Sabes acerca de eso?"

"Bueno, duh," dije. Me arrastré desde el pasillo hasta el baño. Se sentía

como si yo no hubiese conseguido conciliar el sueño en absoluto. Había muchos
estudiantes en el pasillo corriendo alrededor, desempacando y volviendo a
conectarse con amigos que no habían visto durante todo el verano.
Alguien gritó.
"¿Podemos estacarla?" Jenna rogó, saliendo de una de las casetas y

limpiándose la boca. Ella se detuvo en el espejo luciendo miserable. Incluso sus
pecas lucían miserables. Luego ella hizo una mueca ante su elección de las
palabras. "Lo siento." Ella llenó el fregadero con agua fría.
"¿Alguna palabra de Spencer?" Le pregunté.
"Ninguna". Jenna negó con la cabeza, luego se quejó ante el movimiento.

"Pero tan pronto como esté segura de que mi cabeza no se agrietará abriéndose,
vamos a ir a ver a Theo‖
"Está bien." Finalmente alcancé a ver un vistazo de mí en el espejo. "¡Ugh!"

No importaba la demacrada combinación de mi tez demasiado pálida y las
manchas oscuras de la fatiga, también había un moretón moteado bajo mi
pómulo de la lucha de la noche anterior. Lo empujé con cautela, siseando un
suspiro.
Jenna se secó la cara, por fin mirándome e hizo una mueca.

"Eso se ve muy doloroso".
"Supongo que debería aprender a agacharme más rápido." Lo empujé de

nuevo y suspiré. "Por lo menos él no me dio un ojo negro".
"¿Cómo está Chloe?
"Igual. ¿Has visto a Jason todavía?" Alguien dejó que una de las puertas de
los baños se cerrara de golpe y Jenna se agarró la cabeza y gimió. "¡Ay! Eso es,"
ella dijo, arrastrando los pies por el pasillo como una anciana o un paciente de
asilo. "Voy a llamar a Jason. Espero que el teléfono suene justo en su oído. Él no
se escapará de esta resaca. ―
Simón pasó por delante de nosotros, comiendo un bocadillo. Yo no le

conocía personalmente, pero Jenna se había sentido atraída por él desde hace
dos años completos. Ella trató de sonreírle.
Sin embargo, ella vomitó sobre sus zapatos.

"¿Qué diablos, hombre?" Él saltó hacia atrás, estrellándose contra la pared.

"Asqueroso".
Jenna se puso roja brillante y corrió todo el camino de regreso a su

habitación. Estaba segura de que nunca iba a volver a beber. Simón solo se quedó
en el pasillo. "¿Qué está mal con las chicas en esta escuela?" Murmuró.
Finalmente seguí mi camino alrededor de las maletas y regresé a mi

habitación. Chloe estaba en un bulto de mantas descontentas.
"¿Estás muerta?" Le pregunté.
"Zombie", respondió ella. "No le digas a mi profesora de Criaturas

Sobrenaturales. Ella va a tratar de decapitarme". Quito la manta sobre su rostro.
"Pensándolo otra vez, la decapitación suena relajante. Anótame".
"Trata con las aspirinas en primer lugar," le sugerí, entregándole la botella

después de sacar dos para mí. Me tomé una botella entera de agua y me sentí
ligeramente más humana.
Sin embargo, yo no quería hacer nada más que acostarme y sentirme

patética. Yo definitivamente no quería abrir la puerta.
"Si ese es otro de tus pequeños...", la amenaza de Chloe se apagó de modo

amenazador, como si no se le ocurriera nada lo suficientemente malo para
infligir a quien se atreviera a llamar a nuestra puerta. El segundo golpe nos hizo
a las dos gruñir. Abrí la puerta, con el ceño fruncido. "¿Qué pasa?"
La Sra. Dailey estaba del otro lado, su ceja levantada secamente.
"Oh, eh, Sra. Dailey." Me ruborizé. Chloe ahogó un resoplido de risa.
"Hunter". Sonrió la Sra. Dailey a sabiendas. "¿Puedo entrar?"
Me hice a un lado para dejarla pasar. "¿Está Spencer bien?" No podía pensar
en otra razón por la que estaría aquí, en nuestro dormitorio. Mi corazón cayó en
el estómago.
"La condición de Spencer no ha cambiado", me aseguró. "Y él está

recibiendo el mejor cuidado posible. Sus padres están en camino a la escuela
hoy‖
"Oh." Así que estaba lo bastante enfermo que sus padres habían sido
llamados. Nosotros ya lo sabíamos, por supuesto, pero esto solo lo hacia sentir
mas horrible. Más definitivo. "¿Podemos verlo?"
"Sabes que no es posible", nos dijo con suavidad y miró a Chloe, quien
finalmente se incorporó, con su pelo rizado luciendo como un nido de pájaro
aplastado a un lado de su cabeza. "Él está en cuarentena." Ella frunció los labios.
"Por eso no voy a comentar tu obvia resaca, Chloe. Después de anoche, supongo
que todos merecemos un descanso". Ella le clavó una mirada severa que hizo que
Chloe se retorciera. "Por lo cual no voy a decirle a la directora de esto, pero tú
estarás en el servicio de cocina hasta las vacaciones de Navidad. Y si algo como
esto alguna vez vuelve a suceder, serás expulsada. ¿Me entiendes? "
"Sí, señora‖ murmuró Chloe. Era muy bueno de parte de Dailey no delatarla.
"Bueno‖ Se volvió hacia mí. "Ahora, Hunter, hay algo que me gustaría
discutir contigo."
Traté de hacer a mi cerebro trabajar. "¿Sí?"
"Estoy empezando mi propio grupo de alumnos. El Gremio va a reclutar a los

mejores de los mejores para ayudar a eliminar la nueva Hel-Blar y otras
amenazas. Me gustaría formalmente extenderte una invitación para que te unas a
nosotros. Tú has mostrado liderazgo, espíritu de equipo, coraje, lealtad, e
ingenio una y otra vez y debes ser recompensada por ello. Y estoy muy orgullosa
de ti por resistir cualquier fiesta que estaba pasando aquí anoche. Nosotros
podríamos usarte".
"¡Gracias!" Por fin exclamé después de un silencio atónito. Esto era mucho
mejor que los derechos de monitor de piso. Y el abuelo se hincharía el pecho con
orgullo y presumiría a todos sus amigos. Yo sonreí.
"Te esperaremos cada domingo por la tarde para entrenar y los martes por
la noche después de la cena para la orientación semanal." Ella negó con la
cabeza a Chloe. "Bebe mucha agua ", fue su consejo de despedida antes de irse,
la puerta se cerró detrás de ella. Fuertemente.
Me sintonicé con Chloe, radiante. "¿Puedes creerlo? ¡Genial!".
Ella no lucía feliz por mí. Se volvió en la cama, ceñuda. "Obvio".
Yo estreché los ojos, algo de mi felicidad congelándose en mi pecho. "¿Y por

eso quieres decir, felicitaciones?"
"Quiero decir, que estoy cansada del nepotismo elitista de esta escuela."
Mi boca se abrió. "¿Qué demonios, Chloe? ¡Yo me rompo el culo!‖.

"¿Y yo no?"
Yo estaba muy cansada de este argumento. "Bueno, no es realmente acerca

de ti por un segundo", le dije. "Se trata de mí."
"Siempre es acerca de ti." rodé mis ojos.
"Estoy podrida de tu fiesta por compasión. El verde no es un buen color para

ti. "
"Cállate". Ella se acerco hacia mí, con sus manos apretadas en puños. "Tú no
sabes de lo que estás hablando."
Me quedé en mi sitio. "Sé exactamente de lo que estoy hablando así que

retrocede, Chloe. Lo digo en serio‖. No podía creer que una de mis mejores
amigas estuviese en mi cara de esa manera. Era totalmente surrealista.
"Realmente espero que este sea un efecto secundario de las estúpidas
vitaminas‖, le dije con gravedad. "Aún así, esto se esta volviendo fatigante."
"Dios, déjalo, ya", gritó Chloe, y me empujó. Me tropecé un paso atrás,

sorprendida.
"Tu no acabas de hacer eso‖ La empujé hacia atrás antes de que yo misma
pudiera detenerme.
"¿Y qué si lo hice? Iras a chismearle sobre mí a tus nuevos amigos del
Gremio?". Ella me empujó de nuevo, o lo habría hecho si yo no hubiese colocado
mi hombro hacia atrás. El impulso la hizo tambalear, lo que la enfureció aún
más. Francamente, yo estaba sin cuidado.
Sobre todo cuando luego ella se retiro y me pegó.
El silencio que siguió fue frío y repentino, como un cubo de agua. Me las
había arreglado para esquivarla lo suficiente como para que su puño rozara mi
barbilla y hombro, pero no hizo demasiado daño. Aún así, sentí el latido de mi
mandíbula. Ella me miró, los ojos llorosos, las mejillas rojas de furia.
Tenía muchas ganas de darle un puñetazo en respuesta.
Antes de que pudiera meterme en una estúpida pelea de gatas, giré sobre
mis talones y salí de la habitación.
Domingo por la noche
― ¿Me estás diciendo que Chloe realmente te golpeó?" Jenna miró hacia
mí. Ella silbó entre dientes. "Amiga. Eso esta mal‖
"Ya lo sé‖ yo estuve de acuerdo con gravedad. Estábamos caminando por el

patio hacia la enfermería. No había visto a Chloe todo el día, no desde nuestra
lucha. Definitivamente era lo mejor. Metí las manos en los bolsillos. "Estoy
cansada de recibir puñetazos en la cara."
"No puedo creer que no la golpearas de vuelta. Tú eres una mejor mujer de
lo que soy yo‖. Ella sacudió la cabeza.
"Recuérdamelo cuando mi mandíbula se vuelva púrpura para coincidir con el

resto de mis moretones." Por lo menos era sólo un dolor sordo, ella no me había
roto un diente o mallugado un hueso. Yo me habría enojado conmigo misma si
ella hubiera logrado obtener lo mejor de mí, incluso con resaca y dopada con
esas raras vitaminas.
"Ustedes dos no fueron las únicas enfrentándose", me dijo Jenna.
"¿Qué? ¿Quién más? "
"Dos estudiantes de undécimo grado, toda la pelea fue por la última caja de
cereal en la sala común."
"¿En serio?"
―Sí, uno de ellos necesitó dos puntos de sutura. Y alguien fue acarreado a la
enfermería. Algún tipo de gripe‖.
Me encogí de hombros. "Jenna, tenemos que resolver esto. No tiene

sentido."
"Lo haremos."
Yo deseaba tener su confianza. Sentía como si fuéramos hacia atrás, todo

estaba teniendo menos sentido, en vez de más. Y eso estaba empezando a
cabrearme.
Las luces de seguridad brillaban a lo largo del camino y se oía a alguien

pegándole a las bolsas de golpear desde la ventana abierta del piso superior del
gimnasio. Música saliendo de la residencia detrás de nosotros.
Era familiar, hogareño.
Merecía la pena protegerlo.
Fuimos directamente a la enfermería, parpadeando ante las luces

fluorescentes brillantes. En el momento en que nos vio, Theo se levantó de su
silla y nos bloqueo.
"De ninguna manera, chicas".
Las dos fruncimos el ceño.
"Theo, vamos," Jenna finalmente lo sonsaco cuando él no se movió. "Se un

amigo."
"Ni un dedo pasa a cuarentena, niña."
"¿Niña? ¿Tú tienes que, veinte y cinco años? "
"Sí, la edad suficiente para saber más".
"Sólo queremos ver a Spencer," dije.
"Sé lo que quieren. Olvídenlo‖. Suavizó su expresión. "Mira, yo sé que es

difícil. Pero él está en cuarentena por una razón. Ustedes no lo van a ayudar
consiguiendo encerrarse a si mismas en cuarentena, o consiguiendo deméritos o
ser expulsadas. Saben que la directora no pierde el tiempo con estas cosas‖. Él
levantó una ceja. "Y podrían hacer que me despidan, también."
"Complejo de culpa‖ murmuró Jenna.
"Maldita honradez."
Sabía que no iba a cambiar su mente, pero de todos modos, tenía que
intentarlo.
―Theo, él no debe estar solo. Él es nuestro amigo ", le dije.
"Él no está solo", dijo Theo mientras la madre de Spencer salió de detrás de
la cortina de bloqueo de las salas de cuarentena. Tenía los ojos enrojecidos, las
mejillas tan pálidas bajo su bronceado que parecían de papel fino. El resto de
ella era lo mismo, desde su pelo rubio blanqueado por el sol hasta sus sandalias y
anillos de plata del dedo del pie.
Spencer tenía el amor por el surf y el océano de su mamá, y sus obsesiones

sobrenaturales por su padre. Ella me vio y sus labios se tambalearon. Me quedé
mirando, horrorizada. Si ella lloraba, no sabía lo que haría yo. El hecho de que
sea una chica no significaba que haga muestras públicas de emoción. Por suerte,
ella apretó la mandíbula y trató de sonreír.
"Oh, Hunter, ven aquí, cariño." Ella me abrazó fuerte. Ella olía a sal y aceite
de coco. Era reconfortante.
"¿Cómo está?" Le pregunté cuando ella me soltó y apretó la mano de Jenna.
"Él es fuerte," dijo ella, con voz entrecortada. No fue realmente una
respuesta. Cambié de un pie al otro. Me sentía culpable y yo no sabía por qué. El
reloj de la pared marcaba muy fuertemente. "Tengo que volver a él."
A ella no se le permitía estar en cuarentena tampoco, sólo de este lado de

la ventana. Una vez al día se le permitía un traje de médico completo para
entrar y sostener su mano y hablar con él. Habíamos estudiado el procedimiento
en clase el año pasado.
La realidad era mucho peor.
"Yo le echo de menos ya‖ dije miserablemente mientras Jenna y yo

arrastrábamos los pies hacia afuera. Era domingo por la noche, todo el mundo
estaba en un frenesí de desembalaje de última hora y organización y tratando de
pretender que la escuela no comenzaría mañana.
"Yo también", dijo Jenna. Ella dio una patada a un bote de basura. "Me
gustaría que hubiera más que pudiésemos hacer."
Y entonces me di cuenta.
"Eso es".
Se volvió para mirarme. "¿Qué? ¿De qué estás hablando? "
Me detuve, asintiendo con la cabeza lentamente. "Yo coloque micrófonos en

la sala común del undécimo grado, después de que Will fue mordido", le dije. "Se
me olvidó".
"¿Se te olvidó de que escuchas (espías) una habitación?" Jenna me miraba

desorbitada "Amiga, tu eres feroz. Y te amo totalmente en este momento."
"Nosotros podríamos no encontrar nada", rápidamente agregué.

"Pero al menos vamos a estar haciendo algo. No es de extrañar que Dailey

te escogiera para su gremio."
"¿Ella no te lo pregunto?"
Jenna se encogió de hombros. "No"
"¡Ella lo hará definitivamente!‖, dije, absolutamente convencida. "Nadie

maneja una ballesta mejor que tú."
"Gracias." Ella Tiró de mi mano, arrastrándome tras ella como si se dirigiera

a una montaña gigante en forma de chocolate Ed Westwick. "¡Ahora vamos!
Quiero escuchar esas grabaciones tuyas."
"Reduce la velocidad." Tire hacia atrás. "Si vamos allí como un rebaño en
estampida, la gente se dará cuenta. Vamos con sutileza justo ahora‖. Fruncí el
ceño. ―Parece que todos están mirándome."
―Lo sé, "dijo Jenna, desacelerando su ritmo y relajando sus hombros, como
si estuviéramos pasando el rato, paseando de nuevo a nuestras habitaciones.
"Todo el mundo ha oído hablar sobre Will para este momento. "
Asentí con la cabeza, apretando mi garganta. El dormitorio estaba lleno de

actividad, los estudiantes trataban de posponer ir a la cama. Mañana significaba
que la escuela había empezado oficialmente. Subimos las escaleras y anduvimos
alrededor de la sala común del undécimo grado, pero estaba llena. Si fuéramos a
quedarnos mucho, toda la gente empezaría a notar aquello como extraño.
No había forma de entrar y obtener los micrófonos manteniéndonos

distantes.
―Maldita sea‖ murmuró Jenna. "Es como las once. ¿Ellos no duermen? "
"Parece que no." Nos volvimos alejándonos, de regreso a nuestro propio

suelo. "Me meteré a escondidas esta noche después de que todos estén en la
cama," le aseguré.
Me miró desilusionada. "Está bien."
No podía dejar de detenerme fuera de la habitación de Spencer. La puerta

estaba entreabierta y pudimos ver el escritorio de su compañero de cuarto, con
montones de libros y estacas talladas a mano. Ya había ropa en el suelo y un
cartel de Angelina Jolie en la pared.
Pero el lado de Spencer en la habitación estaba vacía.

Sus carteles de navegación habían desaparecido, junto con la vieja tabla de

surf que por lo general se cernía sobre la cama. Le di una patada a la puerta
abierta, Jenna apiñándose detrás de mí.
"¿Qué demonios?" Su compañero de cuarto, John, se echó hacia atrás.

Cuando nos reconoció, su cara se puso roja. "Oh. Lo siento. "
―¿Dónde están las cosas de Spencer?", Exigí. Su librería estaba limpia de sus
enciclopedias sobrenaturales y las cajas de los encantos y las bolsas de hechizo.
Incluso su frasco de sal de mar se había ido, el cual siempre tenía en su mesilla
de noche, porque todos los hechizos de protección que él investigó lo requerían.
Me dirigí hacia la cómoda y la abrí. Vacía. Ni siquiera un solo color turquesa para
demostrar que Spencer había estado aquí. Furia y algo más oscuro, más
debilitante me atormentaba, deshilachando mi temperamento. "John, ¿dónde
están sus cosas?" Apenas reconocí a mi propia voz.
John se puso de pie, haciéndolo tropezar torpemente. "Ellos las empacaron

hoy. ¿No te dijeron? "
"No. Ellos no lo hicieron."
"¿Quién lo embaló?" Jenna chasqueó. Ella estaba vibrando con ira también.
Entre ambas podríamos haber alimentado un reactor nuclear. John sabiamente
dio un paso atrás.
"Un par de guardias." Él levantó las manos suplicantes. "Mira, yo no lo sé."
"Bueno, ellos pueden muy bien desempacarlas," yo hervía. "Porque él va a

estar bien."
"¿Sí? Quiero decir, sí, por supuesto", se apresuró a añadir. "Por supuesto, él
lo estará."
Tenía que alejarme del desnudo colchón. Estaba haciendo que mis ojos
quemaran. Debería haber estado colmada con mantas mexicanas de Spencer.
"No dejes pasar a nadie aquí", le dije a John, girando para mirarlo.
Él tragó saliva, su manzana de Adán flotando. "Yo realmente no…" el tragó

de nuevo cuando Jenna agregó su mirada a la mía. "Por supuesto. No lo haré."
En el pasillo, Jenna y yo intercambiamos miradas sombrías. Yo sabía que

ella estaba recordando la habitación de Will, despojada de sus pertenencias
mucho antes de que yo hubiese tenido que estacarlo. Me estremecí. Jenna
parecía que quería vomitar.
―Vamos a arreglar esto", le dije con gravedad. Ella asintió con la cabeza tan
sombría.
―Por supuesto lo haremos. "
Esperé hasta que estuve segura de que todo el mundo estaba dormido. Me
detuve en mi puerta para escuchar, una y otra vez en la parte inferior de las
escaleras, y una vez más en el rellano fuera de la sala común del undécimo
grado. No oí nada y no vi a nadie, salvo a Chloe dormida en el sofá de nuestra
sala común, su portátil medio abierto en el suelo junto a ella. Yo no la
despertaría para ir conmigo. Sinceramente, no sabía si podía confiar en ella. Ella
sentiría lo mismo por mí si ella supiese que yo iba a meterme en sus cosas. Yo no
estaba segura de cómo habíamos llegado a esto. Era un largo camino de contar
los días desde que fuimos compañeras de cuarto hasta que empezamos a darnos
puñetazos entre sí.
Pero yo no podía preocuparme por eso ahora mismo.
Spencer era mi única preocupación. No tenía mucho tiempo y no teníamos

mucha información. Yo no había estado mintiéndole a Jenna cuando le dije que
no había garantías de que mis micrófonos habían grabado algo que valía la pena
escuchar. Pero yo tenía esperanza.
Yo tenía realmente esperanza
La sala común estaba finalmente desierta, el olor a barbacoa de las papas

fritas persistentes en el aire impregnándole. Me arrastré hacia adelante, dando
un paso tan suavemente como pude. Saqué el micrófono de debajo del sofá en
primer lugar, teniendo cuidado de no meter los dedos en los tacos de goma vieja.
Luego, saqué el de la cómoda. El de dentro del perchero iba a ser

decididamente más complicado. Me paré frente a este, frunciendo el ceño
mientras corría a través de mis opciones. Yo podría inclinarlo y agitar el
micrófono suelto, pero los viejos abrigos de bastidores pesaban una tonelada.
Había una buena posibilidad de que la parte inferior se deslizara hacia

afuera y cayera al suelo. Yo no tenía un imán para atraerle tampoco. Si Chloe y
yo siguiésemos hablándonos, ella probablemente podría haberse ingeniado algo.
Ella era buena en ese tipo de cosas. Yo desenrosque la parte superior y me puse
de puntillas para mirar abajo hacia la longitud de la misma. Oscuridad y polvo.
Tomé la linterna pequeña de mi bolsillo y la encendí manteniendo la luz en

ángulo hacia abajo del poste.
Si la luz brillaba en una ventana, uno de los guardias de fuera podría verlo y
venir a investigar. Esto no me hacia mucho bien de todos modos. Sólo sirvió para
iluminar la pluma del revestimiento del micrófono y para demostrar que estaba
lejos de mi alcance.
Lo sacudí una vez, haciendo sonar la misma. Yo tendría que abandonarlo

hasta que tuviese un mejor plan y la esperanza de que los otros hubiesen grabado
algo útil. Odiaba hacerlo. Eso amargaba mi terquedad.
Pero tenía grandes problemas.
Como por ejemplo la mano fría y pálida que de repente me sujeto la boca,
tirando mi cuerpo hacia atrás contra un pecho duro.
HUNTER
Traducido por Glad
E
mpuje mi codo hacia atrás tan rápido como pude, pero él siguió mi
movimiento. Mi talón atrapó su empeine y le fue difícil no emitir
sonido alguno. Entonces él tiró de mí girándome a su alrededor, para
apoyarme contra la pared. Su mano seguía sobre mi boca. Enganché mi pie
alrededor de su tobillo y lo aparte de un empujón. Él se tambaleó hacia atrás y
cayó, deslizándose sobre la alfombra. Pero, me llevo con él, jalándome, por lo
que caí sobre él. Él se había dejado caer desgarbadamente en un silencio
extraño, ni siquiera había sacudido ruidosamente el mobiliario cuando aterrizó.
Unos ojos azules se rieron de mí.
―Quinn‖, espeté, finalmente reconociéndole. Entonces le golpeé.

Duramente. "¿Qué diablos estás haciendo? Pude haberte estacado, idiota‖.
Él sonrió. ―Soy más rápido que tú‖.
―¡Cállate!, no lo eres‖. Bueno, si lo era. Pero sólo porque tenía habilidades

sobrenaturales. Si él hubiera sido un normal chico humano, yo le habría ganado.
Aún podía ganarle. Sólo necesitaba algunas armas más para hacerlo.
―No creo que vivas en este piso".
―¿Cómo sabes dónde está mi habitación?‖ Le pregunté. ―¿Y qué estas

haciendo aquí? ¿Te das cuenta de que ésta es una escuela de cazadores de
vampiros, verdad? ¿Por qué tengo que mantenerme recordándote eso?‖
Él sonrió burlonamente. ―Tengo un pase‖. Él decía la verdad. No lo había

notado aún pero él tenía un discreto prendedor de metal, como los que tú
conseguías en los museos, ensartados en el cuello de tu camisa. Su camisa era

casi del color azul de sus ojos. El prendedor era un pase. Dejaba al portador
permanecer en el campus sin el problema de seguridad cayendo sobre su cabeza.
Era casi seguro que nunca antes había sido usado por un vampiro.
―¿De dónde lo sacaste?‖ le pregunté.
―De Kieran‖.
"¿Kieran te dio a un pase de libre acceso al campus?‖ Repetí dudosamente.
―No fue tanto como…‘dar‘, lo saque de su mochila mientras él besaba a mi

hermana‖.
―Así que lo robaste‖.
"¿Ya he mencionado que él estaba besando a mi pequeña hermana?”
Toda la plática acerca de besos me hacia difícil alejar mi mirada de su

boca. O fingir que no sabia cómo es que sabían sus labios sobre los míos. Él
frunció el ceño repentinamente, sus dedos se movieron en mi barbilla, su
expresión cambio de dura a acerada. "¿Qué le sucedió a tu cara esta vez?‖
Arrugué la nariz. Estupendo. Había olvidado de que tenía moretones y

probablemente me parecía a una uva moteada. ―Chloe me golpeo. Bueno, ella lo
intentó‖.
"¿Chloe te golpeo?‖
"Sí," le respondí.
"Ok, pero yo no puedo golpearla a ella‖. Él sonaba contrariado. "Ella es una

chica".
Pestañeé. ―Yo no te lo dije por eso‖
"Eso es lo que hacen los chicos,‖ él murmuró. ―Cuando alguien lastima a una
chica. Especialmente a ti‖.
No estaba segura de lo que él quería decir con eso, pero me en mi interior

sentí algo caliente y nervioso, como cuando tomaba demasiado chocolate
caliente. Y entonces me di cuenta de que todavía yacía sobre él.
Estábamos tan juntos, que mi aliento alborotaba su largo pelo. Él tenía la

clase de belleza que podía quemarte, como si él perteneciera a una pintura
prerrafaelista de un poeta o un amante mítico condenado. Él era tan primoroso.
Él elevo una de sus cejas, su sonrisa de marca registrada era cada vez más
pronunciada. Pero, él era un vampiro. Lo que significaba que él podía oír los
acelerados latidos de mi corazón mientras yo me quedaba allí mirándole, y
pensando lo guapo qué era.
Mierda.
Era una ventaja completamente injusta.
Me impulse sobre mis palmas para alejarme de él antes de que me

avergonzara a mi misma por completo e irrevocablemente.
"Hey". Él me observó alejarme como si él fuera algo peligroso. Él lucia

enteramente muy satisfecho consigo mismo. ―¿A dónde vas?‖
―A la cama‖. Doble mierda. ¿Y si él tomaba eso como una invitación? ¿Era

una invitación? ¿Y cuando, precisamente, había perdido mi juicio?. ―Uh, me
refería a mi habitación. Donde esta mi cama. Y…mierda‖. Me obligué a detener
mi balbuceo.
Él se levantó, luciendo salvaje y depredador. ―¿Te pongo nerviosa, Hunter?‖
Me detuve, mirándole. ―Perdona, sé diecisiete formas dolorosas de matar.

Tu no me pones nerviosa‖.
―Sé diecisiete formas diferentes de besar‖.
Ignoré la llamarada de calor en mi pecho y enfoqué mi atención en el hecho

de que claramente aquello era una línea25. Aleje mi pelo de mi hombro. "No soy
una de tus grupis26‖.
―Bien‖, dijo, repentinamente serio. No se molestó en negar el hecho de que

tenía grupis. Eso me indico que él era como yo, e incluso más.
Estaba en serios problema.
―Mira Quinn, en realidad ¿qué estás haciendo aquí? ¿Tienes información

sobre esa píldora que te di?‖
25
N.del T: Cuando se refiere a línea, es más como decir, que fue parloteo, floreo. O como quieran llamarlo
en vuestros países.
26
Grupis: Fans, seguidoras, admiradoras.
―Aún no. Pero leí el mensaje de texto acerca de Will‖, él contestó,

enderezándose. El apenas me sobrepasaba por un poco. ―Y creí que podrías
necesitar un poco de compañía‖.
"¿Has venido por mí?‖ Sep. Estaba en muy serios problemas.
Él asintió, tocando mi pelo y enredando sus largos dedos en los extremos,

como si se tratara de un incendio y él era tan frío como el pálido invierno. ―¿Qué
estás haciendo aquí arriba?‖
―Recolectando mi propiedad personal‖, le expliqué, fascinada por la

sensación de su mano mientras él me acercaba más a él, enredando mi pelo en
su muñeca como una soga dorada.
"¿Del perchero de abrigos?‖ Él susurró, perplejo. Debió de haberme visto

clavando los ojos en este.
Asentí, preguntándome por qué mi voz se sentía como si se hubiera

desvanecido por completo. Me aclaré la voz. ―Sí, pero esta atrapado en el
fondo‖.
―Permíteme‖. Él me dejó ir tan abruptamente que tropecé un poco

mientras retrocedía. Levantó el perchero y lo giro al revés, como si este pesara
no más que una escoba. El micrófono salió y lo atrapé antes de que pudiera caer
al suelo. Él sonrió, negando con su cabeza. ―¿Tu propiedad personal es un equipo
de vigilancia?‖
Me encogí de hombros, deslizándolo en mi bolsillo. ―Gracias‖.
―De nada‖.
Me asome a la puerta, asegurándome de que estuviera limpio27 antes de

comenzar a deslizarme silenciosamente por las escaleras. Hice una pausa en el
rellano. Quinn estaba justamente detrás de mí.
―¿A dónde vas?‖ Le pregunté.
―Voy contigo‖.
―No recuerdo haberte invitado,‖ le dije secamente.
27
N. del T; ‘Estar limpio’ que no haya nadie afuera. Despejado.
―Ese es un mito vampírico‖, él me contesto secamente. ―No necesito ser

invitado. Creía que te habían enseñado eso aquí‖. Él me guiñó el ojo. Y yo gire
mis ojos en reproche. Él me siguió y yo se lo permití. Encantada. La verdad era,
que no quería estar sola justo ahora. Estaba exhausta y preocupada. Y me
gustaba tenerle alrededor. Él era molesto. En un buen sentido.
Él hizo una pausa, asintiendo con la cabeza hacia Chloe, quien todavía
dormía profundamente en el sofá de la sala común. "¿Quieres que le jale los
pelos?‖
Sonreí, negando con la cabeza. Él dio un paso al frente.
―¿Qué estás haciendo?‖ Agarré su brazo.
―Voy a olerla‖.
Parpadeé. "Perdona, ¿qué?‖
―Estas preocupada por esas vitaminas, ¿verdad? Yo podría ser capaz de

olerlas en su sangre y podría ser capaz de decirte si la hacen volar28".
―Definitivamente la hacen volar‖, mascullé, tocando la magulladura en mi

mandíbula. ―Pero sigue adelante. Eso podría ayudarnos. Simplemente no la
despiertes‖.
―¿Hola? Dame un poco de crédito. Sigilo vampírico, ¿recuerdas?‖
―Arrogancia vampírica, querrás decir‖.
―Eso también‖.
Estaba yendo contra toda una vida de entrenamiento de estacar vampiros y,

peor aún, yo estaba aquí observándole acercarse y merodear hacia uno de mis
amigos. Mis manos en realidad temblaban. Pero me quedé dónde estaba.
Confiaba en Quinn Drake, a pesar de que yo era la última en una larga línea de
cazadores de vampiros.
Él era grácil como la luz de luna, fluido y silencioso mientras se movía sobre
Chloe. Ella continuó durmiendo pacíficamente, totalmente inconsciente. Ahora
mismo, eso no demostraba lo buena que era nuestra educación. No obstante,
tampoco lo hacia yo. Quinn era una silueta oscura sacada de cualquier película
28
N. del T: Expresión que se usa para las drogas. Cuando una persona consume drogas, la expresión que usa
es que estas la hacen volar.
de terror estándar de vampiros, inclinándose sobre ella, con sus dientes

brillando.
Y yo sólo estaba esperando, confiada, paciente y esperanzada.
A mi abuelo le estallaría algún vaso sanguíneo si pudiera verme ahora.
Aleje eso de mi mente y observe como la nariz de Quinn se cernía a lo largo

de la línea del cuello de Chloe, inhalando como si ella fuera un buen vino fino.
Sus colmillos estaban alargados. Me tensé, y di un paso hacia él, entonces el se
detuvo. Él inhaló nuevamente, o lo que sea que hacían para olfatear los no-
muertos, entonces retrocedió bruscamente.
Él no habló mientras se me acercaba, sólo sacudido su cabeza hacia el

pasillo que llevaba a mí habitación. Más tarde, tendría que preguntarle cómo es
que sabía que esa era mi habitación. Ahora mismo, yo sólo quería saber por qué
es que él estaba limpiándose la nariz como si acabara de resoplar pimienta.
Cerré la puerta sin hacer ruido detrás de él. La única lámpara lanzo sombras
sombre su rostro.
―¿Y bien?‖ Pregunté.
"Esas no son vitaminas," dijo.
"¡Lo sabia!” Respingué nerviosamente. "¿Qué son?‖
"No lo sé‖, él admitió. ―Tiene el olor a vitaminas…tienen ese olor distintivo.

Pero también hay algo más‖.
Limpie mis palmas húmedas en mis pantalones. "Ella nunca me creerá.

¿Cuándo podrás recibir los resultados de laboratorio de tu hermano?‖
―Tal vez mañana. Haré que se apresure‖.
―Dios, su mamá fue quien le dio esas‖. Me froté los brazos, repentinamente
empecé a sentir frío. ―Y ella ha escondido un alijo entero de esas en alguna
parte, así que ni siquiera puedo tirarlas. Bueno, tal vez haya algo aquí que la
convenza‖.
―¿Por eso es que ocultaste micrófonos en el cuarto de arriba?‖
Asentí con la cabeza. ―Pensé que Will iba a mejorarse. Y que cualquier cosa
en la que él estaba metido, algunos de sus amigos podrían saberlo también. No
sé. Pero los estudiantes siguen enfermándose de esta extraña gripe que no
mejora. Hay algo aquí‖.
Saque los micrófonos de mi bolsillo y conecté el primero. La calidad no era

muy buena; los ruidos abrasivos eran más altos que las voces, pero esto era
mejor que nada. Había colocado la grabadora con un sensor de movimiento la
cual se encendía y se apagaba todas las noches. Pensé en la cantidad de personas
que podían hablar allí en su hora de descanso, y en el almuerzo cuando nadie
podía oírles.
Todo se trataba de una lista de quejas acerca de las clases y la leche que
algunas personas dejaban fuera del fridge, en la pequeña cocina compacta.
Escuché todo por cerca de media hora, dándole al ‗avance rápido‘ donde podía
hacerlo. Quinn se apoyó contra mi puerta, pacientemente, de una manera que no
pensé que fuera capaz. Por lo general le gustaba hacer bromas, o estar en modo
ansioso listo para una pelea. Estaba viendo otra parte de su personalidad,
tranquila y reflexiva, pero intensa.
"Nada," dije, abatida. ―Creo que fue una idea estúpida‖.
"Espera". Él se alejo de la pared. "Déjame escucharle una vez más". Se lo

entregué, mostrándole cómo podía retrocederle. Él lo sostuvo contra su oído. ―Es
apenas perceptible pero…‖, y fue allí donde envidie sus sentidos sobrenaturales,
el podía escuchar mejor. Nunca antes había envidiado a un vampiro. Me gustaban
demasiado la luz del sol, los espaguetis y el helado.
―Lo tengo‖, dijo, sus ojos brillaban triunfalmente. Él le rebobino

nuevamente y repitió lo que él había escuchado para mí.
«¿Estás seguro de que esto funciona?
¡Cállate, idiota!, alguien te oirá.
Son muy fuertes como para ser sólo un montón de vitaminas.
Te lo dije, son mejor que las vitaminas…¡mira!.
Déjala, nunca nadie se meterá detrás de esa TV. Pesa una tonelada.»
Me levante abruptamente. "¡Dejaron caer un poco!‖
Él asintió con la cabeza con un aire satisfecho, pero me impidió alcanzar la

manija de la puerta. ―Déjame ir‖.
―¿Qué? ¿Por qué?‖

"En primer lugar, porque puedo mover una TV antigua que pesa una
tonelada, sin hacer demasiado ruido".
―Oh. Buen punto". Usa las herramientas que tienes. Era el lema de un
cazador. Y tenia sentido, aun si mi herramienta, en este caso, era un vampiro.
Él se fue sólo el tiempo suficiente como para yo pueda notar la luz

intermitente de mi contestador automático y presionara el botón de play.
Entonces la voz ronca de mi abuelo debido al wisky y los cigarrillos retumbo
desde los altavoces. Por alguna razón me dieron ganas de llorar. Echaba de
menos su confianza y su certeza. Lo cuales me eran escasos en este mismo
momento. Aun mientras me encogía de miedo con cada palabra que decía.
―Hunter, querida, recibí una llamada de la escuela. Escuche que obraste

bien. Sé que es duro, pero hiciste lo que tenias que hacer. Eso es lo que hacen
los cazadores y también lo que hacen los Wild. Salvaste la vida de tu amiga, eso
es lo que oído también. La Directora cree que lo mejor es que vayas a ver al
psicólogo de la escuela pero le he dicho que tú no necesitas de esas
charlatanerías. Eres fuerte. Eres una buena chica. No quiero que te vuelvas
blanda sobre los Hel-Blar. Los vampiros necesitan ser eliminados, tu lo sabes‖.
La puerta de mi dormitorio se cerró con un suave clic. Quinn arqueó una

ceja hacia mí. Yo hice una mueca, sabiendo que él había oído cada palabra del
mensaje de mi abuelo.
―Él tiene buenas intenciones‖, dije a la defensiva.
―Esta bien‖, Quinn replicó con indiferencia engañosa.
―Él me crió de la única manera que pudo hacerlo‖.
"Bien‖, él dijo otra vez.
Fruncí el ceño. No sabia por qué estaba justificando al Abuelo. Él era un

buen hombre. Así como lo era Quinn. Estaba segura que se odiarían el uno al
otro. Mi cabeza me comenzó a doler.
―¿Lo encontraste?‖, pregunté, cambiando de tema.
Él asintió, sentándose junto a mí y tendiéndome la mano, con la palma

hacia arriba. La píldora blanca lucía innocua. Era difícil imaginar que algo tan
pequeño estaba causando un gran problema.
―No se parece a las vitaminas de Chloe‖, dije, confundida. ―La suya es

enorme y amarilla‖.
―Lo sé‖, él dijo con gravedad. ―Éstas no son vitaminas‖.
Pestañeé. ―Espera. ¿Así que hay dos tipos de píldoras circulando por ahí?
¿Qué diablos está mal con esta gente?‖ Me recosté, disgustada. ―Eso explica por
qué continuamos corriendo en círculos‖.
Quinn miraba fijamente la píldora como si fuera una cobra enroscada lista
para atacarle en cualquier momento. Las ventanas de su nariz temblaban
bruscamente, su mandíbula se presionaba fuertemente.
"Ok, ¿Qué sucede?‖ Pregunté dudosa.
"Esta cosa es veneno‖, él contestó a través de sus dientes.
―¿En serio? ¿Esto es lo que hizo enfermar a Will? ¿Y no sólo al Hel Blar?‖
―Es tóxico para los humanos‖, Quinn explico. ―Pero es absolutamente fatal
para los vampiros‖.
El silencio se sentía cargado, como una batería a punto de explotar. Alejé la

píldora de su mano, como si esta pudiese comenzar a filtrar ácido. Él negó con la
cabeza una vez. ―Sólo es fatal si es ingerido‖.
―¿Así que las personas ahora están tomando drogas contra vampiros?
¿Mezclándola con alguna vitamina extraña? Eso no tiene ningún sentido‖. Envolví
la píldora dentro de una tela. ―¿Puede tu hermano analizar esto también?‖
―¡Demonios!, sí‖, él dijo, poniendo el pequeño paquete en su bolsillo.

―Quiero saber lo que es. Ya lo he olido antes‖.
―¿Dónde?‖
―Ese es el problema, no lo sé. No lo recuerdo‖. Él parecía molesto consigo

mismo.
Me deslice nuevamente, para apoyarme contra la pared, las mantas estaban

enredadas en mis piernas. ―Spencer no toma medicamentos o vitaminas o
cualquiera de esas cosas. Él apenas toma aspirina‖.
―Spencer fue mordido por un Hel-Blar”, dijo Quinn, arrastrándose por mi

cama, para sentarse junto a mí. "Él no es un misterio".
―Entonces ¿por qué todas sus cosas fueron sacadas de su cuarto?‖

―¿Lo fueron?‖ Quinn se giro asombrado. ―¿Está tan enfermo?‖
―Theo dice que Spencer esta mal, pero estable. Las medicinas le están
ayudando más de lo que le ayudaron a Will. Sin embargo, su habitación fue
vaciada, al igual que la de Will. Y todo el mundo esta enfermándose de esa
misteriosa gripe‖.
Quinn silbó entre dientes. ―Mira, obviamente nunca he confiado en los

Helios-Ra, y tal vez haya vivido en Violet Hill demasiado tiempo, pero esto tiene
‗Conspiración‘ escrito en todas partes‖.
―Lo sé. Y no voy a dejar que lo que le sucedió a Will le suceda a Spencer‖.
Mi garganta me quemaba. ―Tuve que estacarle‖, agregué con una voz muy
pequeña. ―Tuve que hacerlo”.
―Lo sé‖, dijo suavemente, deslizando su brazo alrededor de mi cintura y

atrayéndome a su costado como si estuviera tratando de protegerme. Era un
poco dulce. Me deje apoyarme en él. ―Era un Hel-Blar”, él agregó. ―Ya no era
Will‖.
―Todo el mundo me sigue diciendo eso‖.
―Porque es cierto‖. Su mano acarició mi espalda de arriba hacia abajo, con

suavidad, y dulzura.
―Yo no lo siento así. Lo siento como una traición. No pude ayudarle, Quinn.
Nunca me he sentido tan impotente‖.
―Hunter, lo último que puedes ser es impotente‖. Él parecía tan seguro. No

pude detener a la primera lágrima rodar y caer.
―No quiero que Spencer muera‖.
―Él no morirá‖. Sus labios estaban en mi pelo.
―No lo sabes‖.
―Yo sé de cambios-de-sangre, Hunter. Y Spencer es fuerte y saludable. Él

tiene una mejor oportunidad que la mayoría‖.
Quería confiar en la pequeña burbuja de esperanza en mi estómago, pero

no pude hacerlo. ―Will ni siquiera me reconoció‖, le dije entrecortadamente. ―Y
ocurrió tan rápido. ¿Por qué tuvo que atacar a Chloe? ¿Por qué tuve que ser yo
quien le estaqueo?‖ Más lágrimas cayeron y no intenté detenerlas esta vez. Lloré
porque no podía detenerme de llorar más. Quinn sólo me sostenía, sin decir una
sola palabra. Su mano acunaba la parte trasera de mi cuello, mientras acariciaba

mi pelo. Lloré y temblé y lloré un poco más hasta que me sentí débil y
deshidratada. Y un tanto más ligera. Me senté rectamente. La camisa de Quinn
estaba mojada. ―Lo siento‖, le dije roncamente.
―No lo hagas‖. Tocó mi cara, rozando ligeramente mis magulladuras por lo

que apenas sentía las puntas de sus dedos. Me limpie mi nariz en mi manga,
sintiéndome lo bastante bien como para no querer parecerme a una llorona
repugnante.
―Gracias‖, murmuré.
Él se inclino, cerrando la distancia entre nosotros. Sus ojos se quedaron en

los míos. Entonces no pensé, sólo me incline, también. Fui yo quien le beso
primero mientras que sus manos se cerraron en mis hombros, atrayéndome más
cerca. Deslicé mi lengua a lo largo de la suya, sintiendo un cosquilleo de calor a
lo largo de todo mi cuerpo, derritiendo el hielo que había estado avanzando a
rastras dentro de mí. Él me besó tan profundamente que me sentí desnuda,
aunque ningún botón había sido abierto. Estábamos completamente vestidos,
tenia hojas en las suelas de mis zapatos y una estaca en un arnés en la parte baja
de mi espalda, pero nunca antes me había sentido más expuesta, o vulnerable.
Sin embargo, no tenía miedo. Yo quería más.
Se convirtió en un tipo de duelo combatido por nuestros labios y lenguas

para ver quien podía hacer que el otro sintiera más, necesitara más. Hice unos
pequeños ruidos detrás de mi garganta. Sus brazos eran delgados y fuertes
debajo de mis manos y su pelo caía como una cortina sobre nuestras caras, con
olor a champú de menta. Intentamos acercarnos mucho más el uno al otro, pero
era físicamente imposible. No nos importaba. Estábamos tan decididos, nada más
tenia importancia.
Hasta que caímos directamente desde la cama y aterrizamos en un

conglomerado en el piso.
―Ouch‖, Quinn masculló. Y se frotó el codo. Mi hombro cayó pesadamente.

―Hunter. ¿Estás bien? ¿Estás herida? ¿Hunter?‖ Él sonaba horrorizado.
Me reí, porque me era demasiado difícil contestar. Él me giro poniéndome

boca arriba, observo mi risa de satisfacción, y escucho mi respiración dificultosa
como si yo estuviera tratando de respirar. Su sonrisa de respuesta fue rápida,
seguida por una gran una risa ahogada propia de él. Y otra.
Entonces, comenzamos a reírnos tan duramente que tuvimos que agarrarnos

el uno del otro. Yo comencé a jadear. Y se sentía tan bien, casi como los
maravillosos besos de Quinn. Temía que eso fuera a sentirse como una traición a
mi amigo que yacía en una cama o a mi amigo que estaba a punto de ser
enterrado bajo tierra, pero, fue todo lo contrario, se sentía como si hubiera
tomado aire nuevamente, después de haber estado bajo el agua por mucho
tiempo. Recobrar mi habilidad de reírme podía ser la única cosa que fuera capaz
de recuperar mi balance. No podría luchar por ellos, no podría averiguar lo que
realmente estaba ocurriendo, si permitiera que el dolor, la culpa y el sufrimiento
me aplastaran. No podía correr ese riesgo. Tenia que patear traseros. Toda clase
de traseros.
A partir de ahora.
Me enderece, presionando mi adolorido estómago. Saboreando cobre en mi

boca. "Ay, creo que me mordí la lengua," dije, limpiando la punta de mi lengua
en mi mano y viendo la sangre. "Sip. Bruta de mi".
Quinn se quedo muy quieto.
Yo era una idiota.
Me permití olvidar lo que Quinn era realmente.
Creo, tal vez, que él también lo había olvidado, un poco.
Y ahora mismo, yo estaba arrodillada en el piso con sangre en mi boca sin

olvidar lo que ambos éramos.
―¿Quinn?‖ Dije suavemente. Sin moverme.
Era sólo parte de mi suerte, conseguir por fin algo como un novio-real, sin
embargo, tenía que estacarle.
Quinn estaba aún más pálido que lo usual, se agacho frente a mí, elevando
sus labios, lejos de sus colmillos, los que sobresalían en la medida que podían.
Apenas respiraba. Había tantas emociones conflictivas recorriendo sus rasgos,
que casi no podías leerlas. Más destacadamente vi miedo, retención violenta,
deseo, hambre. Él tragó saliva y el movimiento ondulo en su garganta. Lucia
como si sintiera mucho dolor.
Entonces él sonrió.
Y supe lo que era el miedo real por primera vez.
No había nada más impredecible que un joven vampiro. Nada más rápido o
más fuerte. O más hipnotizarte. Hablando de hipnotizar, mi frasco de Hypnos
estaba puesto en la parte superior de mi mochila en el otro extremo de la

habitación, donde no me servía de nada en absoluto.
Aparté la vista del fuego en los ojos de Quinn, del destello de sus colmillos.
―Quinn‖, repetí, severamente esta vez, como un bibliotecario enojado.
Él se sobresaltó. La agonía agudizó su sonrisa en una sonrisa afectada sin

humor. ―Hunter, huye‖, él me imploró.
Alcé mi barbilla. ―No‖, le dije, a pesar de que la adrenalina bombeaba

atravesándome como un repentino monzón en la selva de mis entrañas. Yo
estaba siendo inundada de productos químicos biológicos que me hacían querer
descubrir mis dientes en respuesta a Quinn como una pantera enjaulada.
―Por favor corre‖, él imploró otra vez, excepto que cuando yo cambie mi
peso, sin apenas moverme, él vino por mi.
Su mano se sujeto alrededor de mi muñeca y me atrajo hacia él con fuerza

mientras él se ponía de pie. Yo estaba prácticamente pegada a su pecho, aún
cuando trataba de inclinarme hacia atrás lo más que podía. Sólo mi cabeza, mi
cuello y mis hombros tenían libertad de movimiento, me sentí como una de esas
pálidas chicas quienes se desmayaban en medio de una novela victoriana.
No era un sentimiento particularmente agradable, ya que estamos.
Quinn luchaba, pero el animal en su interior había salido a la superficie,

olfateando la sangre y la presa. Nadie conocía a la bestia que dormía dentro de
un vampiro; todo lo que sabíamos era que tenía dientes afilados y un apetito
insaciable.
Y yo no tenía intención de ser la cena de alguien, no importaba lo bien que

este besaba.
Quinn elevo mi mano hasta su boca, cerrando sus labios sobre mí pulgar. Su
lengua se movió sobre mi piel, lamiendo la sangre. Nunca admitiría esto en
cualquier momento, pero él hizo que mis rodillas temblaran. Debería de haberme
dado asco, repugnancia. Y estaba segura de que mi corazón latía con fuerza
porque tenía miedo. No por la forma en la que él me miraba, sus ojos azules
ardían mucho más que una llama, me quemaban.
"Sabes como a…frambuesas".
Tragué saliva. "No, no lo hago".

"Lo haces". Él ahora tenía su mirada fija en mi boca. Presioné mis labios
juntos. El diminuto corte en mi lengua latía. Se sentía como un faro, que sólo
trataba de llamar al barco hacia la costa rocosa de forma segura. Pegue mi
lengua sobre mis dientes, intentando detener la sangre.
―Puedo hacer eso por ti," él ronroneó.
Trate de retroceder, pero seguía atrapada en la jaula de sus brazos.

Entrecerré mis ojos. ―Quinn Drake, ¡detente ahora mismo!‖.
"Pero no quiero," arrastro las palabras. "Quiero más".
"No quiero estacarte‖.
―Sólo quiero un poco de tu sabor‖.
―Ya haz probado un poco‖, le señalé.
"Ni de cerca fue suficiente. Te deseo".
Yo no dije nada, sólo pateé rápidamente, con el objetivo de darle en el pie.

Él rápidamente abrió sus pies mientras se apoyaba contra la pared,
asegurándome entre sus piernas.
―Maldita sea, Quinn‖.
―Cuando te enfureces de esa manera, tu sangre huele aun más dulce‖.
―Entonces estás a punto de darte un chute de azúcar".
―Probemos, ¿ok?‖
Él me besó, alejando a todas las campanas de alarma fuera de mi cabeza.

Le devolví el beso, esperando distraerle de su sed. Su boca era suave aún cuando
esperé que fuera depredadora. Él era peligroso, como el agua, suave y liso, que
inundo mis pulmones, implacablemente llevándose todo mi aliento.
Mi cabeza se inclino y no estaba segura de si era por la presión de su boca

en mi garganta o fue parte de mi propio movimiento. Mi garganta estaba
expuesta y sus colmillos rasparon la piel suave de allí, pero él nunca perforó mi
cuello. No bebió de mí hasta que estuve a punto de sufrir un colapso, estaba tan
exhausta y demasiado débil para contraatacar, para no dejar a la bestia ganar. Él
estaba yendo en contra de todo lo que alguna vez me habían enseñado.
Mientras más largo fue nuestro beso, el más aflojaba su agarre. Hasta que
finalmente me dejó ir, apartándome de un empujón contra la pared.
"Me habrías estaqueado," dijo. Lucia como si hubiera estado en una batalla,
como si estuviera cargando con espada manchada y un escudo estropeado.
"Tengo que salir de aquí". Él jaló bruscamente la puerta como si esta fuera una
soga que colgaba de la parte superior de un acantilado.
"Espera".
"¡Tengo que irme!" Él gruñó y la puerta se cerró de golpe detrás de él.

QUINN
Traducido por Chloe
Domingo tarde en la noche.
C
uando llegué a casa, Lucy estaba recostada sobre el sofá diciendo lo
mismo que había estado diciendo cuando me fui.
―Estoy bien.‖
Solange estaba usando anteojos de sol y estaba sentada en una silla tan
lejos como le era posible y aún así permanecía en la misma habitación, luciendo
como si estuviese a punto de vomitar.
―Basta.‖ Lucy le tiró un almohadón. Solange no se movió, y le pegó en el

pecho. Lucy bufó. ―Vaya reflejos vampíricos que tienes.‖
Nicholas entró sosteniendo una bandeja pintada con una taza humeante.
Lucy se sentó, mirándolo furiosa. ―De ninguna manera.‖
Le parpadeó. ―¿Qué?‖
―No voy a tomar una taza más de té de manzanilla. No puedes obligarme.‖
Se cruzó de brazos. ―Tienes una herida en la cabeza.‖

―Seh, y no ha afectado mis papilas gustativas.‖ Hizo rodar sus ojos. ―Como
sea, tengo tres diminutas puntadas. Eso difícilmente es una verdadera herida en
la cabeza. Siempre lucen peor de lo que en verdad son. Tu tío lo dijo.‖
―Tú no te viste a ti misma desmayarte en el río,‖ dijo él tercamente.

―Pensamos que...‖ se cortó.
La expresión de Lucy se suavizó un poco. ―Estoy bien, Nicholas. En serio. Un

pequeño dolor de cabeza ahora, eso es todo.‖
―¿Estás segura?‖
―Por enésima vez, sí.‖ Parecía avergonzada. ―Me desmayé cuando vi la

sangre. Sólo me tomó por sorpresa.‖
Me apoyé sobre la puerta, sintiéndome como si no pudiera recobrar el

aliento. Aún podía saborear la sangre de Hunter en mi lengua, como caramelo.
Me estremecí.
Lucy me miró, luego a Nicholas, quien revoloteaba con una mueca de

preocupación, y luego a Solange, que estaba sentada con sus rodillas en el
pecho. Dejó escapar un suspiro contrariado. ―¿Qué está mal con ustedes?‖
Nicholas y Solange explotaron al mismo tiempo.
―¡Casi te mueres!‖ gritó Nicholas.
―¡Podría haberte comido!‖ agregó Solange.
El silencio rondó por un largo rato antes de que Lucy se frotara la cara.
―Ambos son unos tontos. Y muy dramáticos.‖ Ellos simplemente se le quedaron
mirando, claramente esperando una reacción diferente. Había manchones bajo
sus ojos pero de lo contrario lucía bien. El tío G la había revisado. Él tenía un par
de títulos médicos guardados, otro de los beneficios de una prolongada vida útil.
―Nicholas, deja de preocuparte. Me he lastimado peor en las clases de gimnasia.
Solange, a ti te gusta la sangre. Duh.‖ Empujó tres capas de mantas de sobre su
regazo. ―¿Hola? Vampiro.‖
―Tú no entiendes.‖
Lucy gruñó. ―No te atrevas a venirte con esa basura sobre mí, Solange
Drake. Puede que seas un vampiro pero te conozco de toda la vida. Lo entiendo
completamente. Dame algo de crédito.‖ Se volteó de repente, clavando un dedo
en mi dirección. ―Y tú luces raro.‖
Me sentía raro. Hunter acababa de hacerme eso a mí. Pero incluso ella
podía comprender el peligro en ser la única humana en un cuarto repleto de
monstruos. Lucy era obstinadamente ajena a ello.
―Estoy bien,‖ dije con una pequeña sonrisa. ―Bebe tu té de manzanilla.‖
―Sólo si mágicamente se convierte en chocolate caliente.‖ Lucy sonrió de

repente. ―Estás todo elegante.‖
―No lo estoy. Sólo luzco bien en forma natural.‖
Sonrió. ―Fuiste a ver a Hunter Wild, ¿no? Eso es mucho más divertido que
hablar de mis estúpidos puntos y de la crisis de Solange.‖
―No tuve una crisis,‖ protestó Solange.
―Por favor, por supuesto que sí.‖ Lucy sonrió brevemente. ―Y te amo por
ello. Pero córtala ya.‖ Me movió sugestivamente las cejas. La luz se reflejaba de
sus lentes de marco. ―¿La besaste?‖ Se detuvo. ―Por supuesto que la besaste.
¿Cómo fue?‖
―No soy una chica, Lucy. No deseo peinar tu cabello y hablar acerca de
besos.‖
Solange se me quedó mirando fijo, oliendo el aire delicadamente. Lucía

confundida. ―¿La mordiste?‖
―No, no la mordí,‖ respondí, algo más abrupto de lo pretendido. ―En lugar

de hablar de mí, por qué no hablamos de ¿qué demonios estabas haciendo tú en
el bosque en primer lugar?‖
―Seh,‖ Nicholas coincidió delicadamente. ―Hablemos de eso.‖ Le dio un

empujoncito a Lucy hacia una silla. Cuando se estiró para alcanzar la taza, ella le
estrechó los ojos.
―Te verteré eso en la cabeza.‖
No parecía particularmente preocupado. ―Le diré a mamá que no estás

descansando.‖
Su boca se abrió de lleno. ―Juego sucio.‖
―Por supuesto que sí.‖

Al menos nadie estaba ya hablando de mi vida amorosa. ―Solange, en

serio,‖ dije. ―¿Qué demonios?‖
―Sólo necesitaba salir,‖ dijo en voz baja. ―Con los secuestros e intentos de
asesinato y la transformación, perdonen por sentirme algo abrumada.‖ Se alzó
las gafas de sol. ―Y mírame los ojos.‖ Sus pupilas aún estaban bordeadas de rojo,
el blanco todo irritado. Aún no habían cambiado.
―Ouch,‖ Lucy hizo una mueca. ―¿Tienen un Visine29 para vampiros para
eso?‖
Solange no sonrió. ―Como sea, ustedes chicos patrullan todo el tiempo,‖ nos
dijo a Nicholas y a mí.
―¡No solos!‖ le respondió.
―Ella no estaba sola,‖ interrumpió Lucy. ―Yo estaba con ella.‖ Le sonrió
tímidamente. ―La seguí,‖ admitió.
―¿Por qué?‖ pregunté.
―No lo sé. Supongo que estaba preocupada. Pera sabía que ella necesitaba
algo de tiempo sola así que no quería molestarla.‖ Se encogió de un hombro.
―Montmartre está muerto. Como así también lo está Greyhaven, y él era el
teniente de Montmartre o lo que sea, así que supuse que estaba bien. No es
como si los Host se pudieran haber reagrupado así de rápido.‖
―¿Acaso convenientemente olvidaron todo acerca de los Hel-Blar?‖ Nicholas

les preguntó disgustado. Ambas se encogieron de hombros. Él lucía como si su
cabeza le fuera a explotar. Mi pequeño hermano estaba repleto de trabajo con
estas dos. Yo sólo quería recostarme en la oscuridad e intentar no revivir cada
momento de ese beso.
Ya saben, antes de que colmilleara sobre la chica.
La chica cazadora de vampiros.
Gemí, volteándome para dirigirme rápidamente arriba. No necesitaba de

sentidos vampíricos súper desarrollados para saber que Lucy me estaba
persiguiendo.
29
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producto para el alivio de numerosos síntomas diarios de irritación ocular
―Oh no, de ninguna manera, Quinn. Ninguna jaqueca me va impedir obtener

los detalles.‖
Era perseverante como un mosquito. No pude evitar tirarle una sonrisa por
sobre mi hombro. ―No tenía idea de que fueras tan pervertida.‖
Me miró. ―Si quieres salvar las vidas no muertas de tu hermano y hermana,

me vas a distraer en este instante.‖
―¿Qué, llamarte pervertida no es distracción suficiente?‖
Reclinó su cabeza. ―Tengo fotos de tu fase de súper-héroe. Estoy segura de

que a Hunter le encantaría ver una tuya con las mallas de Batman y la capa de
aquel Halloween cuando tenías diez años.‖
―Recuérdame nunca cabrearte,‖ dije.
―Es una habilidad básica de la vida,‖ acordó alegremente. ―Pero una

importante.‖ Se sentó sobre el borde de mi cama. ―Así que escupe, Casanova.‖
―Sigue soñando.‖
Hizo un puchero. ―Estoy herida, ¿lo recuerdas?‖
―Oh, así que ahora juegas la carta de la lastimada.‖
Ella sonrió sin arrepentimiento, poniéndose nuevamente de pie. Nunca

había sido buena en eso de quedarse quieta. ―¿Por qué aún estás colmilludo?‖
Pasé mi lengua sobre mis colmillos, siendo cuidadoso de no cortarla. No

tenía ningún interés en contarle de que tuve la urgencia de convertir a Hunter en
una copa de vino y beberla como a un tinto. ―Sólo tú podrías reducir siglos de
míticos no muertos a ‗colmilludos‘.‖
―Los llamaré como los vea, chico colmillo.‖ Se detuvo en la ventana,

frunciendo levemente el ceño. ―Allí va ella,‖ dijo en voz baja.
―¿Quién, Solange?‖
Asintió. ―Se va a esconder en su cobertizo de cerámicas. Me preocupa,

Quinn.‖
―¿Por qué?‖
Se mordisqueó su labio inferior. ―Porque está rara. Le dijo a Kieran que no

viniera esta noche.‖
―Eso no es raro.‖
―No, es la forma en que lo dijo.‖ Suspiró. ―Y mis padres están regresando a

casa pasado mañana, y me preocupa que ustedes intenten y me dejen afuera. Ya
sabes,‖ hizo una sarcástica marcación de comillas al aire, ―por mi propio bien.‖
―No lo haríamos,‖ mentí. Por supuesto que lo haríamos. Éramos una familia
peligrosa de conocer en este momento. De hecho, besar a Hunter y luego
saborear sangre había sacado más cerca de la superficie a mi vampiro interior.
Incluso Lucy olía bien en este momento, y yo estaba acostumbrado a su esencia
como a cualquiera de la de mis hermanos. Raramente me molestaba.
Me estaba molestando en este momento.
―Lucy, me alegra que estés bien. Si llegas a hacer algo tan estúpido como
eso otra vez, te mataré yo mismo.‖ Sonreí para suavizar el reto. ―Ahora vete.
Estoy cansado.‖
Me miró fijamente. ―Tú no estás cansado. Estás tratando de deshacerte de

mí.‖
La empujé gentilmente hacia la puerta. Su cuello estaba al desnudo,

limpiado con antiséptico, pero pensé que aún así podía sentir el leve olor a
sangre de los puntos bajo su vendaje. ―Bueno, entonces toma la indirecta.‖
Se giró y metió su pie contra la base de la puerta. ―Justo ahí, Quinn. Eso es
a lo que me refería. Están todos asustados como viejecitas. Es como si estuvieras
más temeroso de los vampiros de lo que lo estoy yo.‖
―Eso es porque somos más inteligentes de lo que tú‖ señalé. ―Y

preocupados.‖
―Bueno, aguántensela,‖ dijo enfadada. ―Porque no se van a deshacer de mí

tan fácilmente.‖
HUNTER
Traducido por Chloe
Lunes por la tarde.
N
o había sabido de él en lo que restó de la noche. Ni siquiera un solo
llamado o mensaje de texto. Aún así, me había librado de algunos de
los miedos y preocupaciones que se aferraban en mis entrañas, y me
sentí mejor preparada para lo que sea que necesitara hacer.
Lo cual era conveniente, dado que la primera asamblea del año escolar era
tan mala como pensé que sería.
Fue después del almuerzo y estábamos todos reunidos en el auditorio, el

cual era en realidad una vieja escuela de madera de fines del siglo pasado,
equipada con bancos de iglesia restaurados, también en madera. Los cazadores
siempre habían preferido que todo sea de madera – de esa manera era más
sencillo partir un trozo para emplearlo como un arma improvisada. Lo primero
que mi abuelo hizo cuando compró su casa fue deshacerse del revestimiento de
aluminio y reemplazar todo con conglomerado de madera.
Había hileras e hileras de ventanas y el grueso cristal ondeado difuminaba

la luz por cada rincón del edificio. Me seguía a la habitación. No había posibilidad
de esconderse. Los estudiantes se movían en sus asientos, mirándome mientras
pasaba, susurrando ruidosamente entre ellos. Afortunadamente Jenna y Jason
estaban lo suficientemente próximos al fondo como para que no estuviese en
exhibición por mucho tiempo. Pude ver a Chloe a un lado pero se giró
nuevamente para mirar fijamente al frente, ignorándome.
Me deslicé sobre uno de los bancos para sentarme junto a Jenna. Ella se
inclinó hacia adelante y tiró de la oreja de una de las chicas que siquiera
pretendía no estar mirando.
―Ay,‖ gritó; dándole una mirada furiosa antes de voltearse para sentarse
correctamente.
Jenna se cruzó de brazos con aire satisfecho. Me senté con la espalda

erguida, mis botas pulidas, los bolsillos de mis cargos repletos de armas
reglamentarias y suministros. No pude evitar mirar a la mesa cercana a los
primeros bancos con la fotografía de Will de la clase del año pasado y una vela
encendida a cada lado. Estaba sonriendo con afán. Traté de no recordarlo
descubriendo sus colmillos hacia mí, tratando de desgarrar mi garganta en busca
de mí yugular. O la sensación de su piel, su carne, y su corazón bajo el impacto
de mi estaca.
Jason se inclinó desde el otro lado de Jenna. ―¿Sabes algo de Spencer?‖
Sacudí mi cabeza. ―Pasé esta mañana pero Theo dijo que nada había
cambiado.‖
―Eso no es necesariamente algo malo,‖ señaló.
―¿Chloe aún no te habla?‖ preguntó Jenna.
―Supongo que no.‖
Cuando la Directora Bellwood se dirigió al escenario, con los tacones de sus

cómodos zapatos chasqueando como disparos, todos nos sentamos derechos. La
charla murió en el acto. Incluso los estudiantes de primer año sabían lo
suficiente como para temerle. El resto de los profesores, enfilando detrás de
ella. El Sr. York fue el último, con su silbato alrededor del cuello como siempre.
Juro que dormía con él puesto. Una vez lo había soplado en la oreja de Chloe tan
intensamente que ella estuvo sorda por tres días.
La directora Bellwood no necesitó de un micrófono; su voz nítida y severa,

te encontraba donde quiera que estés. ―Bienvenidos a un nuevo año en la
Secundaria Helios-Ra. Se estarán embarcando en un nuevo viaje y creando lazos
con sus compañeros cazadores que durarán de por vida. Algunos de ustedes
descubrirán nuevos talentos y eventualmente elegirán un departamento de la
Liga al cual servir. Los departamentos incluyen Caza, Estudios Paranormales,
Ciencia, y Tecnología. Lo que hacemos aquí es prepararlos para cazar vampiros y
unirse a la Universidad de la Academia para continuar sus estudios en el campo
elegido.‖
Sólo la escuchaba parcialmente. Habíamos oído variantes de este discurso

en varias ocasiones con el correr de los años. Y yo estaba demasiado ocupada
convenciéndome de no chequear en busca de mensajes de Quinn. Él estaba
inconsciente en su cama; difícilmente pudo haberme enviado un mensaje.
Cada vez que pensaba en ese beso, mis labios cosquilleaban, mi abdomen
se acaloraba, y mis rodillas se aflojaban.
Él era peligroso en tantas formas.
―Se esperará que ustedes sean modelo de las virtudes de esta prestigiosa
escuela: Dedicación, Servicio y Audacia,‖ continuó la Directora Bellwood. ―No
toleraré la rebelión, imprudencia o arrogancia. Todas esas cualidades
conseguirán que los maten y son, por ende, inaceptables. Aquellos de ustedes
que se nos unen por primera vez, se les será entregado un manual de normas y
reglamentaciones. Aquellos que están regresando, se espera que recuerden esas
normas y las sigan. Estoy segura que todos tendrán un año agradable y educativo.
Estoy ansiosa por conocer a todos y cada uno de nuestros nuevos estudiantes.‖
Todos y cada uno de esos estudiantes se estremecieron. ―Estoy segura que todos
habrán notado el servicio conmemoratorio a uno de nuestros estudiantes del
onceavo año, Will Stevenson. Me entristece reportarles que él fue infectado con
el virus de los Hel-Blar y no sobrevivió.‖ Todos excepto Chloe me echaban
vistazos a escondidas. Alcé mi barbilla, la expresión ecuánime. ―Por favor,
ríndanle sus respetos en su memoria y tomen de esta tragedia la necesidad de
siempre estar en guardia.‖
La Sra. Kali, una de las profesoras de Estudios Paranormales, bajó los

escalones saliendo del escenario y fue a pararse tras el servicio. Todos nos
paramos. Los de Noveno intercambiaron confusas miradas antes de seguir el
ejemplo. Ellos nunca antes habían asistido al servicio conmemoratorio a un
estudiante, pero este ciertamente no sería su último. La voz de la Sra. Kali
habría enorgullecido a una cantante de opera. Cantó el tradicional tema de duelo
de Helios-Ra, pasado a través de los siglos.
Los cazadores caídos eran usualmente enterrados con espinas de rosas, sal,
y la boca repleta de ajo seco. El ajo en verdad no tenía ningún efecto real sobre
los vampiros, pero la costumbre había comenzado mucho antes de que se dieran
cuenta de ello. Los cazadores que no eran cremados tenían una estaca de pino
blanco atravesando sus muertos corazones, otra antigua medida de precaución.
Will se había desplomado en cenizas, de modo que nadie lo estaría enterrando en
el cementerio local de cazadores. Pero la canción se cantaría y un marcador con
su nombre sería añadido al jardín conmemoratorio tras la senda de carrera al
otro lado de la laguna.
Estaba contenta de haber derramado mis lágrimas anoche. Hacía más

sencillo seguir adelante con el resto de la asamblea, con las chicas que alguna
vez se habían enamorado de Will llorando, los rostros solemnes de los maestros,
la canción erizando la piel de nuestros brazos y la luz del sol pegando sobre la
foto enmarcada de Will.
―Los de noveno irán a Orientación en el jardín sur,‖ anunció la Directora

Bellwood cuando terminó el servicio. ―El resto de ustedes recogerá sus horarios e
irán a clase. A modo de comentario final, habrán oído acerca de la
particularmente violenta gripe que está rondando. Dos estudiantes más han sido
hospitalizados hoy, así que los insto a que se laven las manos y tengan un cuidado
especial.‖
Los estudiantes salieron en filas, susurrando respetuosamente en un

principio, luego hablando en voz alta y gritándose entre sí mientras pasaban las
puertas dobles hacia el camino de grava.
―Gripe, mi culo,‖ murmuró Jenna por la comisura de su boca.
―Bueno, no es como si la escuela fuera fan de la divulgación total,‖ Jason

señaló.
―Se supone que nos callemos y sigamos las reglas.‖
―Seh,‖ acordé. ―¿Alguien más está empezando a encontrar eso realmente

irritante?‖
―No me está encantando,‖ confirmó Jenna. ―Escuchen, tengo que ir a

práctica de arquería. Estoy asistiendo a una demostración para los de Noveno.‖
―Te veo en la cena,‖ le gritó Jason. Me frunció el ceño por largo rato.
―¿Cuándo fue la última vez que en verdad dormiste?‖
Me encogí de hombros. ―Tuve un par de horas anoche.‖
―Luces como el infierno.‖
Tuve que sonreír. ―Sabes, si alguna vez decides salir con chicas, tengo que
decirte que esa no es una manera de halagarnos.‖
―Lo digo en serio, Hunter.‖
―Yo también.‖ Le di un golpecito con el codo. ―Estoy bien, en verdad.‖ No

le dije que besarme con Quinn luego de haberle llorado encima de su camisa me
había hecho por demás bien. Quinn era lo suficientemente ardiente como para
que Jason quisiera más info, y yo no era de las que comparte detalles. ―Te
prometo que tomaré una siesta antes de la cena, ¿de acuerdo?‖
―Está bien,‖ acordó de mala gana. ―Te veo luego.‖
Las clases siguieron de la forma en que siempre lo hicieron en el primer día.

Eran en su gran mayoría nominales y con una breve descripción de lo que se
esperaba que aprendiéramos en el año. La Sra. Dailey nos dejó salir temprano;
York nos hizo correr vueltas. Dormí un poco, mayormente porque se lo había
prometido a Jason, y luego fuimos a cenar y a nuestros respectivos cuartos para
iniciar con la lectura asignada. Chloe no estaba cerca pero había ropa sobre la
cama. No me podía concentrar, así que fui afuera para sentarme sobre el
paredón de rocas alrededor de los jardines decorativos al frente del edificio
principal para observar el atardecer.
El cielo se puso color zafiro, luego índigo, y flameó naranja a lo largo de la

línea de árboles. Las estrellas salieron una a una, apelotonadas sobre mi cabeza
en patrones que nunca podía recordar. Me había inventado los propios cuando
tenía diez: Drácula, una estaca, un corazón, una ballesta, un sol. Los encontré
ahora mientras los grillos comenzaban su coro nocturno en el largo césped en el
límite del bosque. La luna de cosecha se elevaba como una gorda calabaza
creciendo en un campo fértil sobre el cielo.
Las luces se encendieron en el gimnasio y el dormitorio. Podía escuchar el

sonido ahogado de la música tras los gruesos ventanales, el viento en roble tras
de mí, y el salto de la grava al tiempo que una camioneta se marchaba por el
camino, con luces apagadas, oculta en las largas malezas al borde del bosque.
―Hunter,‖ Kieran llamó sombríamente. ―Hallamos algo.‖

HUNTER
Traducido por Sofys
Lunes a la noche
C
rucé del lado del conductor, pisoteando flores de achicoria silvestre
bajo mis botas. La cara de Kieran era solemne y tensa, apretando los
dedos alrededor del volante.
"¿Qué está pasando?" Fruncí el ceño hacia él.
"Tenemos problemas", contestó, su tono cortante. "Y no podemos hablar de

eso aquí."
"Se trata de la vit—"
"No aquí ", me interrumpió, con los ojos agrandándose en advertencia.
Tenía razón. Había cámaras y micrófonos por todos lados. Estábamos

probablemente siendo demasiado cautelosos desde que estábamos en el medio
del campo, pero algo en su expresión me había hecho chequear nuevamente mis
bolsillos por estacas. "Ve por Chloe".
Mi estómago cayó. Era evidente que estas eran malas noticias. "Chloe y yo
no estamos hablando exactamente, ahora mismo."
Podía leer la desesperación en el rostro de Kieran. "Haz lo que sea que

tengas que hacer", dijo firmemente. "Golpéala en la cabeza y amárrala como a
un cerdo30 si es necesario."
Vaya, no puedo imaginar por qué una de mis más viejos amigos no me
estaba hablando.
―¿La seguridad del campus sabe que estás aquí?‖
Él asintió con la cabeza. "Les dije que era una operación encubierta y que
hicieran caso omiso de todo lo que hago."
Mis cejas se arquearon. ―¿En serio? ¿Hart está en esto? Él era el único con el
tipo de poder para ordenar ese tipo de operaciones encubiertas‖.
"No"
Hice una pausa, retrocedí. "¿No?"
"Así que tenemos que salir de aquí antes de que me arresten."
"Mierda, Kieran."
‖Lo sé. Así que date prisa."
Yo iba a conseguir ser expulsada en el primer día de clases. Y entonces el

abuelo me iba a matar. Pesqué mi teléfono celular del bolsillo y marqué el
número de Chloe. Ella respondió al tercer llamado. "¿Hola?"
"Chloe, tengo que hablar contigo."
"Estoy ocupada.‖
―Es importante.‖ Hubo una larga pausa. Yo podía oír su respiración,

dificultosa y corta. Ella debía de estar trabajando de nuevo. Comencé a caminar
hacia el gimnasio, señalándolo para que Kieran supiera dónde encontrarnos.
"¿Chloe?" Traté de pensar en como llevarla fuera con un mínimo de gritos y pelea.
No pensé que pudiéramos darnos el lujo de atraer a ese tipo de atención,
cumpliendo operaciones encubiertas o no. "Mira, Dailey quería que yo hablara
contigo acerca de su hermandad. No podemos ser escuchadas por casualidad."
30
Hogtie en inglés. Posición en que los brazos y las piernas están inmovilizados, atados detrás de
la persona. Originalmente se aplicaba a los cerdos, y otros animales de cuatro patas.
"¿En serio?" Parecía sorprendida y contenta a continuación. Me hubiera

sentido culpable si mi mandíbula no estuviese todavía magullada por su golpe
descuidado. "Estoy en el gimnasio. Enseguida voy".
―Encontrémonos allí. Puerta lateral.‖ Colgué y corte por el césped hacia la

entrada escondida detrás de una pared y un bosquecillo de abedules. Estaba lo
suficientemente oscuro y desierto como para no ser atrapadas. Debió bajar
corriendo por las escaleras. Ella todavía estaba con sus pantalones cortos y
camiseta, el pelo recogido en una coleta. Su rostro estaba húmedo de sudor.
Abrió la puerta y me miró con recelo.
"¿Y qué?", preguntó. "¿Quiere que me una a la hermandad o qué?" Kieran

enfilo la camioneta próxima a la esquina, bloqueándonos de cualquier
transeúnte. Ella frunció el ceño. "¿Qué está pasando?"
"No estoy segura todavía", admití. "Sin embargo, Kieran tiene grandes
noticias. Quiere que vayamos con él."
"¿Dónde? Y ¿por qué yo—" Ella se cortó con un bufido de impaciencia. "¿Se
trata de las vitaminas? Dios, Hunter, estás, como, totalmente obsesionada."
"Sólo entra," murmuró Kieran, inclinándose ligeramente hacia afuera. "No

tenemos toda la noche."
"Yo no voy a ninguna parte con ustedes psicópatas", dijo ella, llena de
desprecio.
Eché un vistazo a Kieran. "¿Qué tan grave es esto?"
"Muy grave", me aseguró, golpeando el botón para que la puerta de la

furgoneta se abriera. ―‘Spider-Man‘ grave". ‗Spider-Man‘ había sido nuestra
palabra en clave desde que teníamos ocho, utilizada sólo en tiempos de gran
peligro. Chloe se estaba alejando, disgustada. Yo no tenía muchas opciones. Hice
lo único que podía pensar. La agarré del hombro y la hice girar hacia nosotros.
Y entonces le di un puñetazo.
Ella se tambaleó hacia atrás, chillando. No exactamente operaciones

encubiertas. ―Mierda‖ se agarró la cara. "Mierda, ¿estás loca?"
No la había golpeado con fuerza suficiente como para noquearla. Sin

embargo ella se veía un poco aturdida, así que tomé ventaja de su momentánea
desorientación y la empuje dentro de la camioneta.
Ella maldijo mientras yo cerraba de un golpe la puerta y Kieran le ponía

llave. Corrí por el otro lado y me metí en el lado del pasajero.
"Espero como el infierno que sepas lo que estás haciendo", le dije lóbregamente,
frotando mis nudillos doloridos.
"Oh, lo siento‖ replicó Chloe desde el asiento trasero. "¿He herido tus
nudillos con mi cara?"
‖No más de lo que yo lastime los tuyos con la mía ", le respondí.
‖¿Es eso lo que es esto? ¿Venganza?"
"Chloe, no seas estúpida‖ le dije mientras Kieran arrancaba la camioneta.
Retumbamos por el camino y salimos a la carretera.
"¡Déjame salir!" Chloe estaba tirando del asa y gritando en lo alto de sus
pulmones. Si lo hubiese logrado más fuerte, mis oídos hubiesen sangrado. Ella
siguió gritando, sin palabras, un agudo sonido con la intención de hacer explotar
nuestros ojos.
Cuando estábamos lo suficientemente lejos de la escuela, Kieran clavó los

frenos. Chloe se precipitó hacia delante, cerca de romperse la nariz con la parte
posterior de su asiento. Se tragó otro chillido.
"Ponte el cinturón de seguridad" exigió bruscamente, con el tono de un

agente acostumbrado a ser obedecido. En realidad era algo que había aprendido
de su padre. No era de conocimiento común, pero Kieran era sólo un graduado y
no realmente un agente de pleno derecho. Tenía que hacer dos años en la
universidad para eso, pero había decidido tomarse el año sabático para encontrar
al asesino de su padre. Los profes habían pensado que estaba desperdiciando su
talento, que el dolor había urdido él. Pero él había tenido razón. Su padre había
sido asesinado y por uno de los nuestros, no menos. Hope ya estaba fuera de la
Liga, pero el daño ya estaba hecho. Sin embargo, Kieran había crecido mucho en
los últimos meses. No era el mismo chico que había vertido el jarabe de maíz
teñido con colorante rojo en todo el piso de la cafetería para asustar a los
estudiantes nuevos. La gente todavía hablaba de la broma. Sobre todo porque un
destacado matón se desmayó al ver eso.
Chloe chasqueo su cinturón de seguridad en su lugar, de mal humor.

―¿Adónde vamos?"
―Con los Drakes‖
Las dos nos lo quedamos mirando, luego una a la otra. "¿Hablas en serio?" le
pregunté. "¿Vamos donde Quinn?"
¿Iba a ver el famoso recinto Drake? Chloe parecía impresionada a su pesar.

"Creo que ambos están locos, pero esto valdrá la pena totalmente si consigo ver
esa casa." Ella pateó la parte trasera del asiento de Kieran. Duro. ―Pero aún le
contare esto a Bellwood‖
―Bien‖ respondió él, sin preocuparse. "Pero primero vas a callarte y

escuchar lo que tenemos que decirte."
Me di media vuelta en mi asiento para enfrentarme a él. "¿Qué tenemos que

decirle?" Todavía no sabia por qué exactamente habíamos secuestrado Chloe.
"Marcus analizo la vitamina que le diste a Quinn", me lanzó una mirada

seca. "La vitamina que debiste haberme dado a mí, debo añadir."
"Él estaba allí, era más fácil."
"Sí, sobre eso. "
Chloe se inclinó hacia delante. "¿Hola? Víctima de secuestro aquí.

Enfóquense." Ella me frunció el ceño. "Y tú, me robaste totalmente."
"Sí". Yo no estaba en lo más mínimo arrepentida ya por eso, tampoco.
"No es una vitamina, Chloe", Kieran le dijo seriamente.
Ella puso los ojos. "Lo que sea. Mi mamá me los dio, Einstein. Creo que ella
lo sabría".
"Chloe, tu mamá es bioquímica", dije en voz baja.
"Y una médica, así que callate."
"Ella ayudó a crear el Hypnos".
"¿Y qué?"
―Y‖ intervino Kieran, ―no es una vitamina, no del todo. Es un esteroide

anabólico."
"Lo sabía", murmuré.
Chloe nos miraba boquiabierta a los dos. "Tú no sabes lo que estás
hablando."
"Aquí está la prueba". Kieran le arrojó una carpeta con la descomposición

biológica de sus píldoras impresa. "Yo te recomiendo que leas esto. Cuando
llegamos a la casa de los Drake, puedes conectarte desde una computadora
segura protegida de la Liga y hacer tu propia investigación."
―Como si la Liga pudiera romper la seguridad de mi computadora‖
―De todos modos‖
Ella no le hizo caso y comenzó a tirar violentamente a través de las páginas.

Me di cuenta del momento exacto en que realmente comenzó a leer y procesar la
información.
Ella se puso pálida. Cuando miró hacia arriba de nuevo, el miedo y la ira y
la negación batallaban sobre sus rasgos.
"Bueno, ¿y qué?", espetó ella, como si cualquiera de Kieran o yo hubiésemos

hablado. "Así que ella me dio esteroides. Me han hecho más fuerte y más rápida.
¿Cómo es eso una cosa mala?"
Arranqué el papel fuera de sus manos y le eché una ojeada hasta que tuve
la respuesta para ella. "¿Te ha crecido un bigote ya?"
Ella parpadeó hacia mi horrorizada. "¿Qué?"
"Aquí dice que es uno de los efectos secundarios. Así como la calvicie."
Ella se acarició el pelo un poco frenéticamente. Era una de sus vanidades.

"Estoy bien."
―Vas a tener acné también‖ continué sin piedad. Yo quería a mi amiga de

vuelta. "Y agresión y mal humor." Yo angulé mi cabeza para que ella viera el
moretón en mi mandíbula. "Creo que podemos decir con seguridad que tienes
estos dos."
Ella hizo una mueca. "Yo..."
"La presión arterial alta, daño al hígado, ataques cardíacos, esterilidad,

atrofia el crecimiento de su... ¿quieres que yo siga leyendo?"
Ella negó con la cabeza en silencio. "Pero ellos me estaban ayudando", dijo
finalmente en voz baja. "Me siento más fuerte".
"Chloe, son malas para ti."

"Pero..."
"Bigote", repetí.
Tragó saliva. "Nada vale eso."
Ella se echó hacia atrás y miró fijamente por la ventana. Yo no sabía qué
más decir, así que puse la carpeta lejos. Los árboles y los campos estaban
oscuros, rotos en ocasiones por el brillo de la luna o un grupo de estrellas a
través de las hojas. Las montañas se alzaban en la lejanía. Kieran condujo
durante más de media hora antes de que él girara en lo que parecía un campo.
Había marcas de neumáticos en la hierba, pero nada más para marcarlo como
algo más que otro campo. Los guardias eran sombras discretas. Cogí el débil rayo
de luz sobre un walkie-talkie. Kieran manejo por otros diez minutos antes de que
el sendero se convirtiera en un camino real que conducía a una antigua casa de
labranza. Era impresionante en su tamaño. Los troncos se veían como árboles
enteros, el porche era amplio y envolvía todo el camino alrededor de un lado. La
casa en si era confortablemente gastada, como una antigüedad. Había una
cobertura de cedros y robles, y luz de lámparas en las ventanas.
Chloe dejó escapar un excitado aliento, distraída brevemente de su propia

situación. "Wow", dijo.
Me deslicé fuera de la camioneta y me quede mirando un momento. Este

era el lugar donde incontables vampiros se habían hecho, donde la sangre se
bebía como el vino, donde los humanos caminaban por un camino peligroso,
donde algunos cazadores habían sin ninguna duda muerto.
Este era el lugar donde Quinn había crecido.
Me pareció ver una sombra moverse en una de las ventanas de la buhardilla

pero no podía estar segura. A pesar de que sabía que era técnicamente seguro
aquí, que había tratados y amistades protegiéndome, yo todavía estaba contenta
de tener los bolsillos llenos de estacas y polvo Hypnos asegurados bajo la manga.
La puerta principal se abrió. Reconocí a Solange mientras bajaba los escalones
del porche, pálida como un joven árbol de abedul, graciosa como un blanco
pájaro. La última vez que la había visto, había sido vestida para la coronación
Drake. Ahora llevaba jeans viejos y gafas de sol. Ella le sonrió suavemente a
Kieran.
Él le devolvió la sonrisa, tomándole la mano. "Gracias por permitirnos hacer

esto aquí".
"Mamá y papá están en las cuevas, por lo que debemos tener la mayor parte
de la noche." Ella se volvió hacia nosotros. "Hunter, hola. ¿Y tú eres Chloe?‖
Chloe asintió mansamente. Yo nunca la había visto tan recatada.
"¿Qué te pasa?" Le susurré mientras seguíamos Kieran y Solange dentro.
"¡Ella es de la realeza!"
"Y un vampiro, ¿recuerdas?"
"Oh, sí." Chloe hizo una pausa. "No, princesa le gana a vampiro."
"No".
"Sí que lo hace."
Esta era la Chloe real. El vislumbre fue suficiente para hacerme sentir
esperanza y confianza. Incluso el vestíbulo la tenia comiendo con los ojos de
nuevo. Yo nunca había estado dentro de la casa de un vampiro antes tampoco.
Los pisos de mármol y arañas de cristal eran impresionantes, pero preferí el
chasquido del fuego en la chimenea en la sala de estar a la derecha, y los sofás
desgastados.
En algún lugar, el abuelo estaba teniendo un ataque.
Yo no habría esperado que fuera tan cómodo y, bueno, normal. Yo sabía

que no debía basarme en estereotipos, pero pensé que vería al menos una bata
de satén rojo y tal vez un ataúd o dos.
Todo lo que vi eran peludos osos grises corriendo rápidamente desde todas
las direcciones hacia nosotros.
"Jesús." Tropecé hacia atrás, revolviendo una estaca en mi bolsillo.
Kieran detuvo mi mano. "Perros", murmuró.
Mi corazón saltó incómodo. Dejé escapar una risita nerviosa. "Realmente

pensé que esos eran osos."
"Bouviers", explicó Solange, chasqueando los dedos una vez. "Amigos," dijo
ella, y los perros enormes se sentaron obedientes, lenguas colgando.
Un perro-lobo cachorro con las piernas como zancos se deslizó por el piso de
madera liderando desde la cocina, trepo a mi muslo, y casi me hace caer. Sonreí
y me agache para acariciar su cabeza.
Lucy se echó a reír, siguiéndolo a un ritmo más sosegado, un vendaje

debajo de su pelo. Había un melocotón en su mano. "Hunter, ¡hey!"
"Hey." Era sorprendente aún ver a una chica humana tan cómoda en la casa
de un vampiro. Ella se dejó caer en una silla, lanzando sus piernas sobre el brazo
y moviendo sus pies. Nicholas Drake se sentó frente a ella, mirándola morder el
melocotón. Parecía de alguna manera íntimo, privado. Aparté la vista,
preguntándome por qué me sentía como sonrojada.
"Tengo que llamar a mi mamá", dijo Chloe.
"La cocina esta libre", ofreció Solange.
"Gracias." Ella hizo una pausa en la puerta, el teléfono celular en la mano.

"Hunter, ¿vienes conmigo?"
Seguí, uniéndose a ella en una mesa de cosecha con sillas de gran respaldo.
La cocina estaba impecable. Yo no podía dejar de buscar un jarro de sangre. Los
pies de Chloe golpeaban nerviosos mientras esperaba que su madre atendiera.
"¿Mamá?", dijo. "Sé que estás en el laboratorio, esto sólo tomara un minuto."
Hizo una pausa. "Las vitaminas que me diste me están haciendo sentir rara." Ella
se reunió la mirada amarga. "Sí, estoy segura. Sí, estoy tomando la dosis
correcta. No quiero." Ella escuchó durante un buen rato. Ella iba a golpear su
pie derecho fuera de la pierna a este ritmo. "Pero...lo sé…pero... ¿Mamá? ¿Mamá?
¿Hola? ¡Maldita sea!" Apagó el teléfono y volvió a colocarlo en su bolsillo. "Ella
está ocultando algo", dijo con certeza sombría. Su silla raspó el suelo cuando se
puso de pie. "Kieran‖ dijo. Él llegó a la puerta, Solange a su lado.
"¿Hay una computadora que pueda usar?‖
Miró a Solange y ella asintió. "Connor tiene algunas en su cuarto", respondió

ella. "Yo te mostraré".
Ella nos condujo por una amplia escalera. "¿Qué vas a hacer?" le pregunté a
Chloe.
"Voy a entrar en los archivos de mi mamá y saber exactamente lo que está

pasando."
‖Bien‖ dije con seriedad. "Ya era hora".
Solange nos llevó hasta el tercer piso, que tenía una sala de estar y filas y
filas de puertas. Con siete hermanos todos viviendo ahí, se veía parecido a un
piso en nuestro dormitorio.
Solange llamó a una puerta y la empujó dentro. Quinn levantó la vista de su

computadora.
"Quinn, ¿dónde has—?" Me detuve, confundida. "Tú no eres Quinn." Tenía las
mismas características, pero su pelo era corto y no tenía esa sonrisa perezosa.
―Su habitación es la de al lado‖ sonrió Connor. "Y el te diría que él es más

guapo, pero yo soy más inteligente."
Negué con la cabeza. ‗Gemelos‘, finalmente lo entendí. ―Lo siento, me

había olvidado."
Chloe dejó escapar un suspiro reverente. "Lindo sistema" dijo. Ella hizo un
inventario y escupió un montón de jerga tecnológica que no tenía parecido con el
inglés por lo que yo podría decir. ―Dulce‖. Finalmente regresó a las palabras que
yo entendía. Hizo sonar sus nudillos. "¿Cuál puedo usar?"
Mientras ella se ponía cómoda enfrente de una computadora en un

escritorio hecha de una puerta de madera en bloques, miré a mi alrededor.
"¿Dónde está Quinn?" pregunté cuando no pude pretender que no me importaba
por un segundo más. No me gusto la mirada que Kieran y Connor intercambiaron.
"¿Qué?"
Ambos se estremecieron, pero no me contestaron. El temor era una bola en

mi vientre.
Solange fue la que contesto. Traté de no reaccionar a las puntas de sus

colmillos que sobresalían debajo de su labio superior. "Quinn esta
escondiéndose."
Parpadeé. "¿Esta ocultándose? ¿De qué?"
"De ti."
Mi boca se abrió. Luego mis ojos se entrecerraron, recordando la forma en

que me había pedido que huyera la noche anterior, la forma en que él lamió una
gota de sangre de mi mano, la forma en la que había ignorado mi mensaje de
texto.
"Bueno, eso es una estupidez."

QUINN
Traducido por Mekaret
Corregido por Loredana
S abía que Hunter estaba en la casa, incluso antes de que empezara a

golpear la puerta de mi dormitorio. Podía olerla, saborearla.
"Quinn Drake, sé que estás ahí." Llamó de nuevo, más duro esta vez.
"Hunter, vete", le dije misteriosamente.
"Por el infierno. Sé lo que estás haciendo. Así que sólo detente."
Silencio.
Podía sentir su ira irradiando a través de la puerta. Ella giro la perilla, pero
sólo abrió un par de pulgadas. El bloqueo de la cadena se tensó en la parte
superior. Ella estiró el cuello, me miró a través de la pequeña abertura, y dio un
paso atrás.
Y entonces ella pateó mi puerta hacia adentro.
¿Es de extrañar que este enamorado de ella?
La cadena arrancada de la pared, el chasquido de la madera resonando por

el pasillo. Ella entro a través de la puerta, frunciendo el ceño. Negué con la
cabeza, rehusándome a dejarle ver lo feliz que me hacía verla.
"No puedo creer que acabas de hacer eso."

"No puedo creer que tú te estés escondiendo de mí."
"Hunter, tú no eres la Mujer Maravilla, por el amor de Cristo. Eres una

excelente cazadora, no hay duda, pero eres humana. Eres frágil‖.
"Si me dices frágil otra vez, yo personalmente romperé tus colmillos y los
usare como pendientes."
Me acerqué a ella. "Pero tú eres frágil", insistí, mis manos cerradas sobre
sus hombros antes de que ella siquiera pudiera verme mover. Yo sabía que para
ella era una mancha de piel pálida, cabello largo y oscuro y el brillo antinatural
de ojos azules. La apreté contra la pared, cerrando la puerta con la bota al
mismo tiempo.
Estábamos solos.
Y yo estaba tan enojado como ella. Tenía que hacerla comprender. Incluso
si ella me odiara por ello. "No te gusta admitirlo, pero yo soy más fuerte que tú,
y más rápido." Yo estaba tan cerca de ella que sus piernas, caderas, y pechos
tocaban los míos. Cada vez que ella tomaba una respiración entrecortada, esta la
empujaba más cerca de mí. "Y yo te he probado ahora‖ me incliné, mis labios
moviéndose sobre su garganta, adolorido por probarla de nuevo. Ella podría
haber sido el canario de mi gato engreído. Ella habría odiado eso. "Y yo nunca
podré olvidar tu sangre sobre mi lengua."
"Sé lo que estás haciendo." Su voz era cariñosamente entrecortada. Ella

tragó saliva.
"Sólo estoy haciéndote ver mi punto." Le dije.
"Estás siendo un gilipollas." Pero ella inclinó la cabeza para que yo pudiera
seguir mordisqueando. Siglos de sus antepasados cazadores se revolcaban en sus
tumbas.
"Podría matarte, Hunter".
―Mmm-hmmm. Y yo podría matarte en respuesta‖.
"Esto no es una broma."
Yo cogí su boca, y por un largo y caluroso momento no había más palabras,

no más advertencias. Sólo lenguas, sabores y labios buscando labios. Yo empuñe
mi mano en su pelo y ella se enganchó en las presillas de mi cinturón. Y, como
siempre, se acabó demasiado pronto.
Me aparté bruscamente, la necesidad violenta girando sin control dentro de

mí. "No quiero ponerte en peligro".
Sus ojos se estrecharon como rendijas. "Tu estas tratando de protegerme",

ella hervía.
"¿Y eso es algo malo?" Yo no la comprendía algunas veces.
Ella perforó mi pecho con su dedo. "Cuando tomas decisiones por mí, sí,
puedes estar condenadamente seguro."
"Sólo estoy tratando de hacer lo correcto. Soy un vampiro."
"Duh".
"Y tú no lo eres."
"Una vez más: duh"
"Podría hacerte daño. Podría perder el control‖. "Yo tomé su dedo, mi

agarre frío y totalmente irrompible. Ella tendría más suerte quebrando su propia
muñeca por la mitad que rompiendo mi agarre.
"Si fuera cualquier otra persona, te habría puesto de rodillas por ahora."
Ella me empujó fuerte. "Así que dame un descanso", dijo. "Tu sales con chicas
todo el tiempo."
"Ellas no son tu", le contesté en voz baja.
―Kieran es Humano‖ ella señalo. ―Y Solange es incluso más joven que tu.
Ella se convirtió hace apenas dos años. Debería preocuparme por él‖
"No lo sé".
"¿Y Lucy?"
"No lo sé".
Ella se apartó lo suficiente para encontrase con mi mirada preocupada. "¿Yo

te gusto, Quinn?"
"No es tan simple."
"Sí, lo es. Responde la pregunta‖ Ella lucía horrorizada. ―Mierda. A menos

que esto no se trate de protegerme sino de no querer volver a verme. ¿Soy solo
otra chica para ti? Mierda‖ dijo de nuevo, poniéndose roja. "Tengo que salir de
aquí."
―Sí‖ dije finalmente, en voz tan baja que era un milagro que ella me
hubiera escuchado en absoluto. "Sí, Hunter, tú me gustas." Ella dejó escapar el
aliento que había estado sosteniendo. "Me gustas mucho".
Escuché su corazón sacudirse de nuevo en un ritmo adecuado. Y entonces

ella me golpeó muy duro en el hombro.
"¡Ouch!, que manera de arruinar el momento", murmuré.
"Tú...", farfulló ella.
Yo levante su barbilla. "Tu realmente no dudaste de mi, ¿verdad?"
"¿Hola? Tú te encerraste en tu habitación para escapar de mí‖.
"Sólo para protegerte," yo me defendí. "Lo siento".
"Nunca me hagas eso otra vez."
"No será fácil, tú lo sabes. A pesar de como Solange y Kieran y Nicholas y

Lucy hacen que parezca, esto no es simple. Incluso podría ser peligroso‖.
"Tú sabes que puedo cuidar de mí misma."
―Ya lo sé. "
"Y de algún modo estoy más aterrorizada de la reacción de mi abuelo que

de tus insignificantes colmillos."
"Tú tienes un ego duro", me quejé, pero yo estaba sonriendo de nuevo por
primera vez desde que había huido de su dormitorio. "Tu abuelo es un hombre
viejo."
"Quién podría patear tu trasero‖
"Yo tengo mis movimientos, Buffy."
"He visto tus movimientos, Lestat‖ bromeó ella, besándome. Yo la apreté

más cerca, mis manos recorriendo su espalda y sobre sus caderas.
"No eres más que un vampiro, ya sabes," susurró. "Tú eres el chico que me
dejó llorar sobre tu hombro, cuando yo nunca suelo llorar. Nada tiene sentido en
este momento—personas en la escuela se están muriendo, mis compañeros de

habitación son algún tipo de cazadores con esteroides—pero tú tienes sentido. De
alguna manera, tú tienes sentido‖.
Así era. Yo estaba total, completa e irrevocablemente enamorado de esta

chica. Un golpe en la puerta nos hizo saltar.
"¡Hey!, apártate de mi hermana", Kieran grito desde el otro lado.
"Piérdete, Black", grité. "Y ella no es tu hermana."
"Podría serlo‖
"Bueno, deja de besar a Solange y voy a dejar de besar a Hunter."
Silencio.
Sonreí. Hunter se apartó, rodando sus ojos.
"Oye, ¿a dónde vas?" Murmuré. "No hemos terminado."
"Estamos en estado de crisis por aquí", respondió ella, de mala gana dando
un paso atrás.
"Siempre estamos en crisis en esta casa‖ le dije con disgusto.
"Sin embargo. Debemos de ir a ayudar‖.
Yo solté un fingido suspiro melodramático "Esto es esa cosa del deber

Helios-Ra, ¿no?"
"Me temo que si."

HUNTER
Traducido por Luu
Lunes a la noche
E
n la habitación de al lado, Chloe parecía agotada. Había colocado su
cabello en una cola de caballo que era un lío de rizos enredados.
Solange y Kieran estaban sentados en el borde de la cama de Connor y
Connor estaba en su escritorio, tecleando en otra computadora. Era
sorprendente de cuánto se parecían él y Quinn.
Quinn me dio un codazo como si supiera lo que estaba pensando.
―Yo soy más lindo,‖ me informó altanero.
Connor me lanzó una sonrisa cómplice sobre su hombro. Chloe frotó su cara.
―¿Encontraste algo?‖ Le pregunté.
Se recostó en su silla. ―En realidad no lo sé. Quiero decir, entré en los

archivos de mi madre. Sus contraseñas siempre han sido patéticas.‖
―¿Y?‖
―Y que es definitivamente un esteroide, pero eso es todo. No hay nada más

siniestro en él.‖ Sacudió su cabeza. ―Excepto que, ¿por qué en el mundo me
daría esteroides? Es simplemente raro.‖
―¿No tomó notas de laboratorio o algo?‖

―Nada remotamente útil. Aunque se refirió a un ‗Caballo Troyano‘ un par de

veces. Casi nos da a Connor y a mí un ataque al corazón. Realmente no necesito
un virus hacker en mi computadora justo ahora. Pero no es eso—escaneamos
todas las máquinas para comprobarlo. Por lo que debe ser un código para algo.
Lo descubriré.‖ Hizo una mueca. ―Quizá no esta noche, pero definitivamente lo
haré.‖
Miré mi reloj. ―Sí, deberíamos regresar. Por las dudas de que hayan
atrapado a Kieran. Realmente no puedo obtener más deméritos y detenciones
este año. Si York se burla de mí una vez más puede que enloquezca.‖
―¿Qué hay sobre la segunda píldora que encontramos?,‖ Quinn preguntó.

―¿Marcus descubrió qué es?‖
―Deberíamos saberlo mañana a la noche,‖ Connor se encogió de hombros.

―La Academia es básicamente la secundaria, tu sabes. Podría ser simplemente
una píldora de cafeína.‖
―Quizás,‖ Dije dubitativa. Había simplemente demasiadas coincidencias y

variables. Y secretos. Definitivamente demasiados secretos.
En la puerta principal, Kieran se despidió de Solange con un beso. Aclaré mi

garganta incómodamente hasta que me miró fijamente, pero si no marcaba un
precedente desde ahora, él interrumpiría todas mis sesiones de besos. ―Te
llamaré,‖ le susurró antes de que se metiera en la van. Tiró de mi cabello cuando
me pasó. Chloe ya estaba en el asiento trasero, sus rodillas apretadas contra su
pecho. Quinn agarró mi brazo cuando traté de alcanzar el mando de la puerta
principal. Me hizo girar hacia sus brazos y me inclinó, como en esas viejas
películas en blanco y negro. Y luego me besó.
―Nos vemos pronto.‖ Incluso su susurro se sintió como un beso. De algún

modo conseguí entrar en la van y colocarme el cinto de seguridad. Quinn golpeó
un lado de la camioneta y Kieran arrancó, escupiendo grava.
―Wow,‖ Chloe murmuro. ―Ese si que fue un beso. Necesito un novio

vampiro.‖
Sonreí. ―Tiene un montón de hermanos.‖
―Y cada uno de ellos está delicioso,‖ Chloe estuvo de acuerdo.
Después de eso regresamos prácticamente en silencio, tratando de procesar

lo que habíamos descubierto esta noche. Todavía no había amanecido pero el
cielo lucía más gris que negro, como cenizas cubriendo una braza roja. El
recuerdo del beso de Quinn continuaba interfiriendo en mi concentración.
Kieran gimió. ―No confío en esa sonrisa.‖
―Sip,‖ Chloe reiteró mientras Kieran se detenía en el campus.

―Definitivamente necesito un hermano Drake para mi misma.‖
Chloe podría estar haciendo bromas pero sabía que estaba asustada. Yo lo
estaría, también, si acabara de confirmar que mi propia madre estaba
drogándome. Pero era tarde, estábamos cansados y todos queríamos meternos en
la cama.
Difícil de hacerlo cuando los colchones estaban medio salidos de su lugar y

cuando casi todas nuestras cosas estaban esparcidas como si un mini huracán
hubiera entrado a través de la ventana.
Ambas quedamos inmóviles y miramos todo fijamente.
―¡Alguien entró en nuestra habitación!‖ Chloe grito, enfurecida. Corrió

directa a sus computadoras, pasando sus dedos sobre los cables y comprobando
los enchufes como una madre comprobando a su hijo pequeño en busca de
huesos rotos. ―Los mataré,‖ murmuró. ―Los mataré.‖
Las puertas de los armarios estaban abiertas, pantalones cargo, canguros

del colegio y todos mis hermosos vestidos estaban desparramados. Un tubo de
pasta de dientes estaba en el suelo, al lado de mi pie. Mis libros estaban por
todas partes, mis estacas organizadas y mis dagas estaban dispersas. Mi joyero
estaba de cabeza y cadenas de plata, pendientes turquesas y los brazaletes
estaban derramados en una maraña.
―Quien sea que haya hecho esto no nos pensaba robar,‖ dije
inexpresivamente, desenredando un collar de una lámpara cercana. ―Ellos
estaban buscando algo.‖
Chloe finalmente levantó la vista de sus computadoras, habiendo

comprobado que nadie se hubiera metido con ellas. Frunció el ceño. ―¿Quién
demonios hizo esto? ¿Y qué demonios estaba buscando?‖ Casi se ahoga con sus
propias palabras, mirando horrorizada las botellas abiertas de tabletas de
aspirinas y para gripe que estaban desparramadas como confeti. Nos miramos
seriamente. ―Alguien estaba buscando mis vitaminas,‖ afirmó dubitativa, como si
no pudiera creerlo. Alzó su figura de acción de Xena, con el brazo doblado y una
huella de calzado. ―Alguien va a morir horriblemente cuando lo descubra.‖
Empujé el colchón en su posición correcta y luego me tiré sobre él.

Repentinamente estaba tan cansada que apenas me podía mantener en pie.
―¿Quién más sabía que estabas tomando vitaminas?‖
Chloe se encogió de hombros, haciendo una mueca. ―Cualquiera que nos

haya oído peleando o a mí siendo una perra sobre ello después. Imagino que
supusieron que era una píldora mágica. Con la gripe, los ataques de los Hel-Blar y
todo, todo el mundo tiene una pista.‖
―Los esteroides no te hacen obtener finalmente músculos fuertes‖, le dije.

―Sólo la práctica lo logra.‖
―Sí, pero los esteroides me hicieron más fuerte.‖ Frotó sus manos en sus
pantalones, como si estuvieran sudando. ―Y repentinamente quiero otra vitamina
en este momento.‖ Tragó. ―¿Eso me hace una adicta?‖ Me miró frenéticamente.
―No,‖ le aseguré con seriedad. El amor de Chloe por el drama podía crear
un problema entero donde no había nada. Algunas veces tenías que pararla de
antemano. ―Eso te hace un persona que se acostumbró a tomar vitaminas, así
que prueba vitaminas reales.‖
―Huh. Eso en verdad tiene sentido.‖
―Y tal vez quieras ir a hablar con Theo. Él sabrá que hacer.‖
―Bien.‖ Tomó una respiración profunda, luego otra. ―Bien.‖ Recogió uno de
sus corpiños del suelo. ―Todavía pienso matar a quien sea que haya hecho esto.
Lo voy a hacer antes de que la fuerza de los esteroides desaparezca.‖
―Trato. Yo te ayudaré.‖
Mi baúl asomaba debajo de mi cama, lleno de novelas románticas. Lo metí

debajo nuevamente.
―¿Hunter?‖
―¿Sí?‖
―Gracias por toda la cosa de los esteroides.‖
Cogió el espejo compacto dejado sobre su almohada y miró su labio

superior.
―No tienes bigote,‖ le aseguré.
―Podría matar a mi mamá por eso. Ella casi consigue que tenga barba y sea
calva.‖
Solté una carcajada, luego traté de cubrirla con tos. Me lanzó una mirada
pero no podía decir si estaba tratando de no reír también.
―No es gracioso,‖ insistió.
―Por supuesto que no lo es,‖ chillé, atragantándome con una risita.
―¡Podría haber lucido como un hombre lobo!‖ agregó. ―¡O como mi abuela!‖
Nos reímos hasta llorar. La fatiga y el alivio nos habían dejado un poco
histéricas. Finalmente nos tranquilizamos.
―Deberíamos dormir,‖ grazné. ―Tenemos clase en unas pocas horas.‖
―Dios,‖ Chloe gimió. ―Tengo que enfrentar a York. ¿A qué velocidad voy a
asimilar todos los ‗eres débil‘ y ‗enclenque‘ que va a decirme?‖
―Nunca fuiste enclenque.‖ Tiré de mi manta sobre mí. No me molesté en

ponerme el pijama o limpiar el desastre de ropa a mí alrededor. Una de mis
botas estaba atrapada debajo de mi almohada. La puse a un lado. ―Eres
simplemente mejor con la tecnología que con tus puños. No es una gran cosa.‖
Estaba casi dormida cuando hubo un tímido arañón en la puerta.
―¿Estás bromeando?‖ Chloe murmuró. ―¿Tenemos ratones? No puedo lidiar

con ratones justo ahora.‖ El rasguño se convirtió en un dudoso golpe. Gemí y
tropecé hasta la puerta. ―¿Qué pasa ahora?‖
Lia estaba de pie del otro lado en su pijama de chupetines rosados. Sus ojos
estaban rojos y húmedos.
―Lia, ¿cuál es el problema?‖ Miré sobre su hombro y debajo por el pasillo,

medio esperando que un Hel-Blar saltara fuera de las sombras. Era simplemente
una de esas noches.
―Es mi compañera de habitación,‖ sollozó. ―Ella está realmente enferma.

No sé que hacer.‖
Parpadeé. ―¿Le dijiste a Courtney?‖
Lia sacudió su cabeza, mordiéndose el labio.
―¿Por qué no? Ese es su trabajo. Ella conseguirá una enfermera.‖
―No, tú tienes que venir. No le puedes decir a nadie.‖

―¿Qué? ¿Por qué?‖
Chloe empujó detrás de mí. ―¿Sabes la hora que es?‖ ladró.
Agarré el brazo de Lia porque lucía como si fuera a salir corriendo. ―Lia,
¿qué está pasando realmente?‖
―Savanna está enferma.‖
―¿Y?‖
Ella tragó. Esperé, negándome a dejarlo pasar. ―Lia, si quieres que te ayude
tienes que ser honesta conmigo.‖
Su labio inferior temblaba y yo me sentí como un monstruo, pero me

mantuve en mi lugar. Cuando Lia finalmente habló, todo salió en un torrente de
palabras por lo que me costó un momento entrar en sintonía. ―No quiero
meterme en un lío y le prometí a ella que no diría nada pero sus labios se están
poniendo azules y está respirando extraño, y simplemente no se que hacer.‖
―Bien, cálmate,‖ dije suavemente, como si ella fuera un ave salvaje y yo

tuviera unas migajas de pan. ―¿Cuál es el gran secreto?‖
Lia metió la mano en el bolsillo y sacó tres píldoras blancas. ―Ella ha estado
tomando éstas.‖
Era la misma píldora blanca que Quinn y yo habíamos encontrado en la sala

común.
Tomé una de su mano, enfriándome toda. Era como si el viento del ártico
estuviera atravesándome, llenando mis pulmones y congelando la sangre en mis
venas.
―Chloe,‖ Grazné. ―Mira.‖
Dos letras estaban estampadas en el centro de la píldora.
―CT.‖
Caballo Troyano.
Chloe y yo subimos trotando las escaleras, Lia apresurándose detrás de

nosotras. Llamé a Theo de mi celular y para el momento en que llegamos a la
habitación de Lia, tres de las amigas de Savannah se cernían sobre la puerta,
preocupadas. Demasiados estudiantes habían enfermado ya y muchos de ellos
habían muerto como para que cualquiera tomara esto como una simple gripe,
como los profesores trataban de decirnos. La última cosa que necesitábamos
justo ahora, de todos modos, era más atención y pánico. Especialmente si Chloe
y yo acabábamos de descubrir algún tipo de conspiración, como pensaba que
habíamos hecho. Necesitaríamos testigos eventualmente si dejábamos que esto
se supiera, pero no justo ahora.
―¿Ella va a morir?‖ una de las Niners preguntó preocupada.
―No,‖ contesté y entré a la habitación, cerrando la puerta firmemente.
Savannah yacía en su cama, gimiendo. Su piel estaba pálida y húmeda con

sudor. Estaba caliente al tacto y sus ojos, cuando los abrió, estaban inyectados
con sangre. Chloe dejó salir un suspiro e intercambiamos una mirada sombría.
―Savannah.‖ Bajé mi voz cuando ella se sobresaltó con el sonido. ―Está

bien, estamos aquí para ayudar. Savannah, esto es muy importante. ¿Puedes
decirme dónde conseguiste estas píldoras?‖
―No quiero meter a nadie en problemas,‖ Savannah murmuró a través de

sus secos y partidos labios.
―No lo harás,‖ le aseguré. ―Solamente necesitamos saber dónde las

conseguiste.‖
―Las compré,‖ tosió. ―Se suponía que tenia tomar solamente una por día
pero tome tres. Se suponía que me harían más fuerte.‖
Chloe frunció el ceño. ―¿Como esteroides?‖
Savannah asintió débilmente. Chloe me miró fijamente. ―Hunter, éstas no

son las píldoras que estaba tomando. Las mías eran amarillas y enormes.‖
―Lo sé,‖ Contesté, frunciendo el ceño en respuesta. ―La gente no sabe que
hay dos píldoras diferentes, supongo. ¿Quién te dijo que te harían más fuerte?‖
Le pregunté a Savannah.
Ella apartó la vista, tosiendo de nuevo. Le alcancé el vaso de agua de su

mesita de luz. ―No te meterás en problemas,‖ Le dije.
―Un chico las estaba vendiendo fuera de la sala común del grado once,‖
contestó finalmente. Tragó el agua pero su garganta se comprimió
violentamente, como si estuviera tomando un vaso lleno de hojas de afeitar.
Ella gimió. ―No me siento bien.‖
―Un enfermero está en camino. Él te hará sentir mejor.‖
―Estoy asustada.‖ Apretó mi mano. Su agarre era patéticamente débil y

húmedo. No sabía que decir. Chloe tampoco lo hacía ya que simplemente se
quedó allí sentada. ―Estarás bien.‖ Dije de nuevo por la falta de algo más
convincente.
―Estarás bien.‖
Cerró sus ojos, sus labios temblando.
―Lo digo enserio, Savannah,‖ Le espeté, aterrorizada de que estuviera a

punto de entrar en coma. Tenía que mantenerse despierta. Medio abrió los ojos.
Le sonreí alentadoramente.
―Sólo quédate conmigo. ¿Bien? Quédate conmigo.‖
―Trataré.‖
Courtney y Lia entraron apresuradas en la habitación. Nunca estuve tan

contenta de ver a Courtney como lo estuve en ese momento. Tenía la marca de
su almohada en su mejilla y estaba pestañeando furiosamente como si tratara de
enfocarse. Cuando finalmente lo logró, jadeó. Ella lucía asustada.
―No de nuevo.‖
Asentí tristemente. ―Theo está en camino.‖
Lia cambió su peso de un pie a otro. ―Va a estar bien, ¿no es cierto?‖
―Por supuesto que sí.‖
―Luce un poco gris.‖
Courtney tomó una respiración profunda y se forzó a si misma a dejar de

mirar a Savannah. Tocó el hombro de Lia. ―¿Lia por qué no le traes un paño
húmedo? Y dile a todo el mundo que vayan a sus habitaciones y se queden allí.‖
―Bien.‖
Nos sentamos alrededor de la cama de Savannah en una vigilia silenciosa,

escuchando el traqueteo áspero de su respiración. No podía evitar pensar en
Spencer yaciendo en cuarentena. Chloe apretó mi mano, sus ojos húmedos con
lágrimas.
―Lo sé,‖ ella dijo tranquilamente. ―Pero Spencer es fuerte. Y el no…tú

sabes.‖
Ella tenía razón. Lo de Spencer era un accidente de tiempo y lugar. No era

del tipo que tomaba píldoras.
Él iba a estar bien.
Las tres saltamos sobre nuestros pies cuando Theo atravesó la puerta. Lucía
capaz y confiado y podría haberle besado. Levantó la muñeca de Savannah para
sentir su pulso.
―¿Está lúcida?‖ Preguntó.
―Lo estaba,‖ Confirmé.
―¿Cuánto tiempo ha estado así?‖
―No lo sé. No demasiado, creo. Su compañera de habitación vino a

buscarme justo antes de que te llamara.‖
―Bien.‖ Levantó sus párpados, tocó su frente. ―La llevaremos a la

enfermería.‖
Otra enfermera empujó una camilla en la habitación. Una de las doctoras y

un guardia de seguridad entraron detrás de ella. La boca de la doctora se apretó
cuando vio a Savannah.
―Movámonos rápidamente,‖ ordenó.
La habitación se vació en minutos y el guardia se paró frente a la puerta,

brazos cruzados. Lia pestañeó hacia él. ―Pero mis cosas están allí,‖ ella dijo.
―La doctora dijo que quería que la habitación estuviera sellada, para
asegurarse de que no fuera contagioso,‖ Courtney explicó. ―Ven, encontraremos
otra cama para ti.‖
Courtney dirigió el camino mientras Chloe y yo nos apresurábamos detrás de

los otros. Estudiantes en pijamas estaban reunidos en cada piso, estirando sus
cabezas para ver lo que sucedía. Los cuidadores de los pisos tratando de hacerlos
retroceder. York entró en el edificio, soplando su silbato, prácticamente en mi

oído. ―¡Todo el mundo a la cama! ¡AHORA!‖
El sonido de pies escurriéndose hizo eco en cada piso.
En la puerta principal, agarré el brazo de Theo. ―Espera,‖ dije. ―Ella tomó

éstas.‖ Le entregué una de las píldoras blancas. La miró ceñudo. ―¿Qué son?‖
―No lo sabemos todavía.‖
Sacudió su cabeza, deslizándola en su bolsillo. ―Este año simplemente

apesta.‖
HUNTER
Traducido por Luu
Martes a la noche
L
a mayor parte del martes pasó en un borrón. Me dormí en todas mis
clases tempranas, pero ninguno de mis profesores dijo nada. Todo el
mundo estaba callado y serio.
El campus se sentía como si estuviera cubierto en cenizas.
Amaba este lugar y amaba la Liga. Había sido criada para pensar que la Liga
era mejor que Navidad, los dulces de Halloween y los regalos de cumpleaños.
Y ahora repentinamente me sentía como una niña de seis años descubriendo que
no existía Papá Noel. No sabía que pensar; solamente sabía que se sentía
horrible.
Fui a la enfermería después de la cena con Chloe y Jenna, incluso aunque

Jason ya había estado antes y nos dijo que no dejaban a nadie en la puerta,
especialmente con Savannah enferma también. Theo no estaba allí, así que nos
detuvimos en el umbral. La doctora sacudió la cabeza con severidad hacia
nosotras. Podríamos haber tratado de discutir con ella, pero podíamos oír a la
mamá de Spencer sollozando desde detrás de la cortina así que nos escabullimos.
Seguimos nuestra rutina ya que no teníamos otra cosa para hacer.
Luego me fui al gimnasio que Dailey había reservado para su primer

encuentro de la Hermandad. No estaba realmente segura de qué esperar, pero
no podía esperar por ser distraída, por tener algo más que llenara mi cerebro. No
hubo la charla habitual mientras esperábamos que ella llegara. La mayoría eran
del duodécimo grado con un par de otros del undécimo y décimo grado. No había
Niners en absoluto. Todos sonreímos inquisitivamente unos a otros, pero ninguno
tenía las respuestas.
―Qué bien que estén todos aquí.‖ La Sra. Dailey se acercó con un gesto de
bienvenida. ―Tenemos mucho trabajo que hacer, así que empecemos.‖
Uno de los estudiantes levantó su mano. ―¿Um, Sra. Dailey?‖
―¿Sí, Justin?‖
―¿Qué es lo que estamos empezando exactamente?‖
Ella se echó a reír. ―Los he escogido a todos ustedes como lo mejor que
tiene esta escuela para ofrecer. Son todos estudiantes con honores o están en su
camino a serlo. Y ahora, serán mucho mejores.‖ Nos sonrió. ―Cubriremos lucha,
por supuesto, armamento y estrategia, pero también cautela y tecnología y otras
nuevas formas para ganar una batalla. No es un secreto que recientemente los
Hel-Blar se han estado arrastrándose por todo el campus, Violet Hill e incluso
pueblos cercanos. Si vamos a contener esta nueva amenaza, la Liga necesitará
más ayuda. Y mi Gremio será el primero de turno, antes que cualquier otro grupo
de estudiantes. Estoy emocionada por empezar.‖
Nos dio una lista con los libros que necesitábamos sacar de la biblioteca y la
contraseña de una página privada que estaba preparando para nosotros. Me fui
sintiéndome mejor de lo que lo había hecho en todo el día. Tenía un propósito de
nuevo, y opciones. Y confianza en los Helios-Ra, a pesar de la evidencia reciente
de lo contrario. Esperé hasta que todos se hubieran ido.
―Sí, Hunter, ¿qué sucede?‖ La Sra. Dailey preguntó cuando notó que todavía
estaba revoloteando alrededor.
―¿Puedo hablar con usted por un minuto?‖ Le pregunté incómodamente.

―Es. . . privado.‖
―Por supuesto.‖ Ella frunció el ceño preocupada. ―¿Qué está mal?‖
―Es sobre los estudiantes enfermos.‖
―Oh, Hunter, tú no te tienes que preocupar sobre eso. Tú eres una fuerte y
saludable chica.‖
―No es eso. Es. . .‖ Esperaba estar haciendo lo correcto. Estaba bastante

segura de que la Sra. Dailey me escucharía y no me arrastraría hasta la directora
o al psiquiatra de la escuela. ―Hay algún tipo de píldora circulando,‖ Le dije.

―Pienso que es lo que hace a la gente enfermar.‖
Miró sobresaltada. ―¿Drogas? ¿Ya?‖
Parpadeé. ―¿Qué quiere decir con ya?‖
―Es sólo la primera semana de clases. Usualmente las píldoras no empiezan

a circular hasta mediados de semestre.‖ Sacudió su cabeza.
Sonreí inquieta. ―No creo que sea ese tipo de píldora.‖
―¿Oh?‖
―No tengo la composición química todavía, pero es peligrosa. Realmente

peligrosa. Y. . . a los vampiros no les gusta.‖
―¿Vampiros?‖ Suspiró. ―Hunter, ¿en que te has metido?‖
―En nada bueno,‖ Admití. ―¿Me ayudará?‖
―¿Después del discurso que acabo de darles? Por supuesto que lo haré.‖
El alivio me inundó y tuve que tragarme una risita nerviosa. ―¡Gracias, Sra.
Dailey! Las píldoras son pequeñas y blancas, y tienen ‗CT‘ estampado en ellas.
Savannah las estaba tomando justo antes de que enfermara y pienso que Will
también.‖
Líneas blancas resquebrajaron su boca. ―Llegaremos al fondo de esto,

Hunter.‖ Apagó las luces del gimnasio. ―Ahora no digamos otra palabra de esto
hasta que pueda investigar por cuenta propia. Las paredes tienen oídos.‖
Casi me tropiezo con las escaleras. Ella me guiñó antes de volver por el
camino de la residencia de los profesores, tacones resonando. Los profesores
como la Sra. Dailey eran escasos. No había olvidado como saltó en mi defensa
cuando York me hizo polvo en el primer ejercicio. Si se trataba de eso, al menos
ahora teníamos a alguien en la facultad en quien podíamos confiar.
Reconfortada, estaba sonriendo cuando Quinn salió de la linde del bosque y

me dejó sin respiración. Di un salto en el aire, chillando.
Un tanto para la formación de Dailey.
Quinn se echó a reír tan fuerte que se dobló en dos. Me reí también y tiré
de su cola de caballo. ―Cállate.‖
―Hunter, eres tan adorable.‖
―Disculpa, soy feroz y patea de traseros.‖
―Eso también.‖ Tomó mi mano, su pulgar frotando mi palma. ―Y eres linda

con tus shorts de entrenamiento.‖
Repentinamente era consciente de mi pierna desnuda. Me negué

absolutamente a sonrojarme. Su sonrisa se ensanchó.
―¿Qué estás haciendo aquí?‖ Le pregunté.
Su mano se movió confortablemente sobre mi muñeca y mi brazo. ―Estoy

aquí para llevarte a una cita.‖
Pestañeé. ―¿Una cita?‖ Repetí como si fuera una palabra extranjera que no
hubiera escuchado antes.
―¿Tú sabes, donde sales, te toman de la mano, y se lanzan largas miradas

entre ambos? Es una tradición. Tienes que haber oído sobre ellas.‖
―Pero tengo clase.‖
―¿Clase?‖ Ahora era él quien me miraba como si estuviera hablando un

idioma diferente. ―Pero son las diez de la noche.‖
―Tenemos clase hasta medianoche.‖ Sonreí intencionalmente. ―El asunto

con los vampiros es que les gusta la noche. Es una tradición. ¿Debes haber oído
sobre ello?‖
―Oh, boca inteligente.‖ Sonrío en respuesta. ―Sexy.‖
Se movió hacia adelante, recostándome contra el tronco de un pino alto.

Las ramas empezaban decenas de metros por encima de nosotros, extendidas
como una sombrilla verde. El suelo era suave, alfombrado con agujas oxidadas.
―¿Puedes safar?‖ Quinn preguntó tentadoramente. ―He quemado mis pupilas

con las preparaciones para la Luna de Sangre. Todo muy político y secreto. Lo
amarás.‖
Sacudí mi cabeza. ―Lo siento, no puedo.‖
―¿Puedes llegar tarde?‖ Presionó.

―Bueno, estoy interesada en el compromiso entre tu gente.‖
―Mi gente es agradecida,‖ Capturó mi boca con la suya. El beso comenzó

lentamente, volviéndose profundo y caliente en algunos momentos. Estaba en un
capullo de sentimiento, de hormigueo caliente, de piel pálida y corteza de árbol.
La electricidad corría a través de nosotros. Medio creí que si abría mis ojos vería
chispas y rayos de luz envolviéndonos. Más lejos en el bosque, los helechos se
movían. Habían estrellas, grillos cantando, una temprana brisa de otoño y un
hermoso y joven vampiro besándome.
Hubiera sido perfecto si mi abuelo no nos hubiera interrumpido.
―¡Hunter Agnes Wild!‖
Quinn, ajeno al peligro, retrocedió, riendo. ―¿Tu segundo nombre es

Agnes?‖
―Por su bis-abuela,‖ Rugió el abuelo. Hice una mueca, poniéndome frente a

Quinn para protegerlo.
―Hola, abuelo. ¿Qué estás haciendo aquí?‖
―Soy un profesor invitado,‖ ladró. ―¿Y qué estás haciendo exactamente,

señorita?‖ Miró a Quinn. Conté para mis adentros, ‗uno dos—’; entonces el abuelo
lanzó otro rugido. ―¡Vampiro!‖
Tres. Él debía de estar realmente aturdido por haberme encontrado

besándome si había necesitado tres segundos enteros para registrar la anormal
quietud y palidez de Quinn.
Sin mencionar sus colmillos, delicadamente pinchando sus labios, sacados

por nuestros besos. Avancé otro paso frente a él.
―Abuelo—‖
―Hunter, estácalo y vayamos a clase,‖ dijo impacientemente.
Tragué. ―No lo voy a estacar.‖
Levantó una ceja desaprobadoramente. ―¿No viniste preparada? Ten, toma

una de las mías.‖ Me lanzó una de sus estacas. La atrapé por instinto.
―Abuelo.‖
―¿Qué estás esperando?‖ Miró fijamente a Quinn. ―¿Y qué hay de malo con
éste que se queda simplemente de pie allí?‖
―Abuelo,‖ Suspiré. ―Este es Quinn Drake. Quinn, mi abuelo, Caleb Wild.‖
―Vampiro,‖ El abuelo escupió de nuevo.
Quinn sonrió. ―Viejo‖.
Cerré mis ojos. Esto iba bien. Mi novio era un idiota y mi abuelo iba a
destrozarlo en sangrientos pedazos. Mi abuelo era enorme como un toro. Y la
única razón de que no hubiera estacado a Quinn todavía era que yo estaba
parada directamente en su camino. Y estaba también presionando mi hombro
contra Quinn, forzándolo a mantenerse donde estaba. ¿Quién sabía que salir con
alguien era tan peligroso?
―Hunter Wild, apártate en este instante.‖
―No.‖ Quedó desorbitado, poniéndose rojo tan rápido que pensé que podía
estar teniendo un ataque al corazón. ―No, señor,‖ Agregué para apaciguarlo.
―Nunca le haría daño a ella,‖ Quinn dijo, su sonrisa desapareciendo. ―Tiene

mi palabra sobre ello.‖
―¿La palabra de un vampiro? Pah.‖
―La palabra de un Drake.‖
El abuelo escupió. Quinn gruñó. Yo puse una mano en su pecho.
―No puedes morder a mi abuelo.‖ Lancé una mirada sobre mi hombro. ―Y tú

no puedes estacar a mi novio.‖
El abuelo se puso gris. ―¿Novio?‖
Me encogí. ―Quinn, deberías irte.‖
―No te dejaré sola,‖ protestó.
―Por favor,‖ Empujé su pecho. ―Por favor solo vete. Te llamaré cuando
pueda.‖
Buscó en mi rostro por un largo momento antes de tocar mi cabello

brevemente. ―Bien. No estaré lejos.‖
―Lo sé,‖ dije, aliviada de que no me contradijera en esto. Tenía bastante

con esto. Cuando volteé hacia mi abuelo, Quinn ya se había ido, dejando atrás
hojas moviéndose y el efímero toque de sus labios en los míos.
―Por favor, solo escucha,‖ Comencé mientras mi abuelo luchaba para no

explotar.
―No quiero escucharlo,‖ soltó. ―Detendrás todo contacto con ese chico, con
todo el enemigo y nosotros pretenderemos que nunca sucedió. Vámonos.‖
―Abuelo, no.‖
―Estás cansando mi paciencia, niña.‖
―Lo siento,‖ dije tristemente. ―Pero tengo que hacer lo que creo que es
correcto. Quinn no es el chico malo aquí. Él podrá ser arrogante, pero también es
honorable, valiente y leal. Él salvó mi vida.‖
―Él es uno de ellos.” Repentinamente lucía más viejo, como si todos sus
años lo hubieran golpeado de una. ―Tú eres mi pequeña cazadora. Incluso cuando
eras pequeña podías golpear a un objetivo con tus estacas a treinta pasos. Tú
tienes un don.‖
―Todavía soy una cazadora,‖ insistí. ―Nada ha cambiado, no realmente.‖
―¡Todo ha cambiado!‖ Gritó. ―¡Eres parte de los Helios-Ra! Los Wild han
sido miembros desde que tengo memoria. Matamos vampiros. Eso es lo que
hacemos.‖
―Todavía soy un Helios-Ra.‖
―Pero no eres un Wild,‖ soltó. ―No si te comportas de este modo.‖
Se sintió como si me hubiera golpeado. ―¿Qué? Abuelo, no. Sé que estás

enojado pero no.‖
Me señaló con un dedo. ―Le debes a la Liga tu lealtad.‖
―Tiene mi lealtad, pero no mi ciega obediencia. Y de todos modos, la Liga

tiene un trato con los Drakes, ¿recuerdas? Además, alguien está drogando
estudiantes, Abuelo, alguien en nuestra preciosa Liga.‖
―No seas ridícula.‖

―Tengo pruebas. Los estudiantes están enfermándose por todo el lugar. La

propia madre de Chloe le ha estado dando esteroides. ¿Has oído sobre una
operación llamada ‗Caballo Troyano‘?‖
Me sentí tan aliviada con su honesto desconcierto que podría haber llorado.
―¿En qué te estás metiendo?‖ Demandó. ―Hunter, deja los asuntos de la Liga
en paz. Déjaselo a los adultos.‖
―No puedo.‖
―Y deja de ver a esa. . . cosa.‖
―Tampoco puedo hacerlo.‖
―Tu madre estaría avergonzada.‖
―Yo también lo estoy.‖
―Como deberías estarlo.‖
―De tu intolerancia, Abuelo.‖ Terminé tranquilamente. ―Sabes que te

quiero, pero no soy tú. No puedes forzarme a serlo. Estoy de acuerdo con los
tratados. Me gusta lo que Hart está hacienda con la Liga.‖
―Eres joven‖
―¿Y? Eso no me hace estúpida. No me criaste para que fuera estúpida. Me

criaste para que fuera fuerte, independiente e inteligente. ¿No puedes confiar en
eso?‖
―Ya no te conozco, niña. ¿Cómo puedo confiar en alguien que fraterniza de

buena gana con monstruos?‖
Tomé su gran mano callosa en la mía. ―Eso no es tan simple. Pero sigue
siendo yo. Sigo siendo yo.”
―Te quiero niña,‖ dijo con aspereza. ―Sabes que lo hago. Ahora detén este
sinsentido. Tenemos clase.‖
Él me había criado. Era la única familia que me quedaba. Y me miraba

como si no pudiera soportar verme. La única razón por la que no había dejado las
lágrimas caer era porque eso le habría convencido allí mismo de que ya no era su
nieta. Levanté la barbilla, enderecé mis hombros. Y dejé que me guiara hacia el
gimnasio donde los Niners esperaban por una demostración de uno de los
cazadores más celebrados de la Liga.
Kieran estaba esperándonos fuera del gimnasio principal. Su cabello estaba

atado en una coleta, sus pantalones estaban en perfectas condiciones. Todavía
llevaba su yeso.
El abuelo lo palmeó en su hombro sano.
―Encantado de que estés aquí, Black. Quizá puedas hacer entrar en razón a
mi nieta.‖
Esperé con la cara en blanco. Kieran miró cauteloso.
―¿A qué se refiere, Caleb?‖
―¡Está saliendo con un vampiro!‖ explotó.
Kieran se estremeció. ―Oh.‖
Los ojos del abuelo se redujeron a rendijas. ―¿Sabías sobre esto?‖
―Uh. . .sí, señor.‖
Suspiré. ―Abuelo, déjalo en paz.‖
―Se suponía que te cuidaría.‖
―¡Lo hago!‖ Kieran sonó ofendido. ―Debería estar orgulloso de ella. Hart
requirió su presencia personalmente en la coronación Drake.‖
Cerré mis ojos brevemente. Estábamos condenados.
―¿Fuiste a una ceremonia vampírica?‖ El abuelo preguntó con voz plana.
―¿Él no sabía?‖ Kieran preguntó.
―No, no lo sabía.‖
―Lo siento.‖
El abuelo vibraba con la rabia. ―¡No toleraré este tipo de comportamiento

en mi familia!‖
―Es diferente ahora,‖ Kieran trató de apaciguarlo. ―Estoy saliendo con

Solange Drake. Ellos son una buena familia.‖
El abuelo se puso rojo, luego púrpura. Kieran retrocedió un paso. Palmeé al

abuelo entre los omóplatos. ―Abuelo, ¡respira!‖
Su respiración era estrangulada pero al menos no se derrumbó. Antes de

que tuviera oportunidad de gritar, la puerta se abrió y York nos miró a todos con
la más elemental educación. El abuelo lo miró.
―¿Qué?‖ Ladró.
―Estamos esperando por tu demostración,‖ York ladró en respuesta.
El abuelo hizo un gesto con su pulgar a Kieran, ordenándole que entrara. Le

hice una mueca compasivamente. Ayudar al abuelo con escenarios de lucha
cuando estaba de mal humor nunca terminaba bien. Lo seguí, porque salteármelo
hubiera comenzado otra charla sobre la responsabilidad familiar. Los Niners
aguardaban impacientes y nerviosos, hablando entre ellos. Lia me saludó.
El abuelo le tiró un huevo Ninja a un niño bajito de lentes incluso antes de

que York hiciera sonar su silbato.
Una nube de pimienta tuvo a todos los que estaban cerca tosiendo y
estornudando.
―Primera lección,‖ gruñó el abuelo. ―Ser consciente de los alrededores.‖
El rostro del chico se puso rojo mientras limpiaba sus ojos con la manga de
su camisa. Todo el mundo se irguió atentamente, silenciosamente acobardados.
York lucía reluctantemente impresionado.
―Este es Caleb Wild,‖ Presentó tardíamente. ―El Sr. Wild ha sido un cazador
por décadas. Este es su asistente Kieran Black, sobrino de Hart Black.‖
Miradas emocionadas fueron intercambiadas cuando el apellido de Kieran

fue reconocido, pero el único sonido era el de una víctima de la pimienta
atragantándose con la tos. El abuelo tenía una figura impresionante, paseándose
frente a los cadetes, su corto cabello blanco, sus musculosos brazos con
cicatrices. Sus botas resonando como una campana de hierro.
Los estudiantes temblaban.

―A todos ustedes se les ha sido otorgado el deber sagrado de proteger al

mundo de los vampiros. Y cada uno de ustedes es capaz de ganar esa lucha. ¡Tú!‖
La chica al lado de Lia dio un paso atrás.
―¿Sí, señor?‖
―¿Cuál es tu habilidad?‖
―Puedo. . . lanzar.‖
―Bien. ¡Tú!‖
―Um . . .‖
―Descúbrelo. ¡Tú!‖
―Soy rápido.‖
Los estudiantes seguían asustados, pero comenzaron a pararse con más

orgullo en sí mismos como cazadores. El abuelo era bueno en eso.
―No importa cuán pequeños sean,‖ continuó. ―O si son chicos o chicas, o

cuál es su apellido. Lo que importa es la Liga y la cantidad de lucha en ustedes.
Incluso si están heridos, pueden marcar la diferencia. Para demostrarlo, Kieran y
yo vamos a luchar.‖
―Y yo voy a morir,‖ Kieran murmuró para que solamente yo lo escuchara.
Los estudiantes rompieron sus rígidas filas y rodearon la alfombra en el

centro del salón. Los espejos en las paredes mostraban sus rostros ansiosos; las
ventanas no mostraban nada más que sombras.
―El primer punto que demostraré es que si están heridos, se quedan fuera
de la lucha. Correrán si pueden, así no pondrán en peligro la misión o a su
equipo. Si no pueden escapar, más les vale que ganen. ¿Me entendieron?‖
―¡Sí, señor!‖ El coro resonó con entusiasmo.
―Y seguirán órdenes, ¿me escucharon?‖
Sabía que eso era para mí.
―¡Sí, señor!‖
No dije nada. No tenía intención de obedecer.

―¿Cómo lucharás contra mi?‖ le demandó a Kieran.
Kieran ya tenía una estaca en su mano.
―Bien. Pero fallaste y te tengo sujeto por la garganta. ¿Ahora qué?‖
Kieran gorjeó ya que el abuelo realmente lo tenía ahora sujeto por la

garganta. ―Otra estaca.‖
―¿Y?‖
Kieran barrió con sus pies, golpeando los tobillos del abuelo. El abuelo se
tambaleó, tropezó. Dejé salir un siseo cuando casi se cae. Kieran no reaccionó y
yo no me moví. Si una sola onza de preocupación nos traicionaba, el orgullo del
abuelo estaría herido. De hecho, estaba sonriendo por primera vez en la noche.
―Ese es mi chico.‖
Kieran le dio la espalda, mirando a los estudiantes. ―Y luego corro,‖ dijo,

para ilustrar el punto anterior. El abuelo se puso de pie. El suelo se sacudió.
Agarró la cola de caballo de Kieran, obligándolo a detenerse. Con su otra mano,
sostenía una de las dagas de su cinturón. No tuve tiempo para decir una sola
palabra, solo para chillar. La hoja cortó a través de la cola de caballo de Kieran.
Su cabello cayó al suelo y él se volvió, sus ojos saltones por el shock. Todo
el mundo gimió. El abuelo lucía satisfecho.
―Si tienen una debilidad como un brazo roto, se tienen que liberar de todas
sus otras debilidades,‖ dijo, deslizando su cuchillo de regreso a su vaina. ―Si no
aprendieron de todo lo demás, aprenda esto. Las debilidades no están
permitidas.‖
Sus ojos se dirigieron a donde yo estaba de pie.

El abuelo se fue sin decirme otra palabra. Kieran se detuvo lo suficiente

como para apretar mi brazo. ―Hablaré con él,‖ prometió severamente,
sosteniendo su cola de caballo en su puño.
Asentí en silencio y caminé de regreso al dormitorio, quemando con rabia,

dolor y culpa. Chloe estaba sentada de piernas cruzadas en el medio de su cama.
Levantó la vista cuando irrumpí dentro.
―Averigüemos sobre esta cosa del CT,‖ dije antes de que pudiera
preguntarme sobre mi humor. Simplemente no quería hablar sobre ello. No sabría
por donde empezar. ―Entonces sabemos que alguien está vendiendo la cosa en la
escuela y sabemos que es una reconocida droga Helios-Ra. Bueno, medio
reconocida.‖ Enmendé. ―Debe ser un secreto o no estaría tan profundamente
escondida en los archivos, ¿cierto?‖
―Definitivamente. Podríamos hacer que tu fan número uno Lia tratara de

conseguir algunos. ¿Ver si podemos hacer salir al distribuidor?‖ Arrugué mi nariz.
―Supongo. Pero preferiría no ponerla en peligro de ese modo. Y de todos modos,
pienso que desde que el distribuidor es un estudiante él o ella es solamente un
pequeño pez dentro de un gran estanque.‖
―Probablemente.‖
―Bien, entonces hagamos una lista de los estudiantes que han enfermado.
Estaba ese primer chico-no sé su nombre.‖
―Y luego Will. ¿O era solamente una cosa Hel-Blar?‖
―Él mencionó que estaba tomando vitaminas, así que agreguémoslo a la

lista. Hablando de vitaminas, ¿has hablado con tu mamá ya?‖
Ella hizo una mueca. ―No. Ella ha estado en el laboratorio y sé que no

hablará conmigo hasta que esté en casa. Jeanine después de Will,‖ ella agregó.
Yo agregué otro a la lista.
―Spencer,‖ dije tranquilamente. ―Aunque no creo que sea parte de esto.‖
―Yo tampoco. Jonas y James. ¿Esos mellizos de noveno grado, los que son
realmente bajos?‖
―Cierto. Y luego Savannah.‖
―Ella es baja también.‖
―¿Qué, entonces la droga es para gente baja?‖

Ella rodó sus ojos. ―Supongo que no.‖
Me detuve, frunciendo el ceño. ―En realidad. . .‖
Parpadeó. ―¿Qué quieres decir con en realidad? ¿Piensas que la escuela está
dejando fuera a las personas bajas? Eso es simplemente extraño.‖
―No, escucha. ¿Qué tienen todos en común?‖
―¿Que la mayoría son Niners? ¿Y bajos?‖
―Will estaba en el undécimo grado y era alto,‖ contradije. ―Pero suave.‖

Levanté mis cejas. ―Todos estos estudiantes podrían ser considerados más
débiles. Bajos, delgados, no buenos para la lucha.‖ Me incline hacia adelante
cuando las piezas encajaron. ―¿Y quién se mete con este tipo de personas todos
los días?‖
―¿Los bravucones?‖ La boca de Chloe cayó abierta. ―York.‖ Golpeó su

colcha. ―Eso debe ser por qué mi mama ha estado alimentándome con esteroides
todo el verano. ¡Yo hubiera sido uno de los débiles sin eso! Encontré la
información enterrada en sus archivos antes de que llegues aquí. Ella sabía sobre
eso. Ella lee todas las notas del laboratorio, pero no quería apretar una alarma
en la sociedad antes de que las pruebas necesarias fueran hechas. Sabes cómo es
ella con la investigación. ¡Demonios, mamá!‖
―¿Entonces York se ha estado asegurando que los estudiantes más débiles

reciban el CT?‖
―Eso parece.‖
Miré a sus ojos sorprendidos con gravedad. ―¿Entonces cómo lo destruimos?‖

QUINN
Traducido por Chloe
Martes tarde en la noche.
R
ecibí un mensaje de texto justo antes del amanecer. Marcus
finalmente tenía los resultados de las muestras de sangre que Hunter
me había dado.
Él también tenía a Solange sentada sobre un banco, con una apariencia

neurótica. Sus ojos estaban rojos, pero era la clase de rojo que obtienes de llorar
mucho. Cuando irrumpí a través de la puerta del granero que el tío Geoffrey
utilizaba para sus experimentos científicos, ella apartó la mirada, su labio
inferior bamboleándose.
El labio inferior de Solange nunca se bamboleaba.
Marcus lucía como si estuviera a punto de salir corriendo. Las chicas

llorando lo ponían nervioso, aún cuando se trataba de su hermanita. O tal vez,
especialmente cuando se trataba de su hermanita menor.
―Hey, Sol,‖ dije calmadamente, agachándome frente a ella. Había acres de

mecheros de Bunsen y vasos de precipitado tras ella. La luz brillaba en el equipo
escrupulosamente limpiado que lo hacía parecer que pertenecía a una película
de ciencia ficción. Si el tío Geoffrey alguna vez quería un trabajillo como
científico loco, estaba bien encaminado.
―Quinn, vete,‖ dijo miserablemente, recogiendo la arcilla seca de sus

pantalones. Ella probablemente hizo cientos de vasijas en su torno de alfarería
en las pocas semanas desde que se convirtió.
―Ni lo pienses,‖ dije gentilmente. ―¿Qué sucede?‖
―Nada. Sólo vine a hablar con el tío Geoffrey.‖
―Bien, ¿entonces cuál es el problema?‖
Se encogió de hombros, manteniendo su cabeza baja y rehusándose a

mirarme. Eché un vistazo a Marcus. Se encogió de hombros también, luego le dio
unos golpecitos en el hombro.
―Solange, no es nada de lo cual tengas que avergonzarte,‖ le dijo.

Entonces tuve la impresión de que le había venido diciendo eso un centenar de
veces en la última hora. ―Es biológico. Como el acné.‖
Ella hizo un extraño sonido desde el fondo de su garganta. Cerré mis ojos
por un breve instante. ―Qué bien,‖ dije. ―Dile a una adolescente de dieciséis
años que todo está bien porque es como los granos. ¿Y por cierto? ¿Qué demonios
está sucediendo?‖ me le quedé mirando a ella. ―¿Dónde está el tío Geoffrey?‖
―Fue a hablar con papá y mamá.‖
―¿Por qué? ¿Estás enferma?‖ El temor en mi estómago era pesado y metálico

como el hierro.
―¡Sí!‖ exclamó al tiempo que Marcus murmuró, ―No.‖
Solange frunció sus labios. ―Es …‖ finalmente dejó salir un suspiro y

acomodó sus hombros. Alzó su barbilla. ―Es esto.‖ Levantó los labios de sobre sus
dientes. Sus colmillos estaban salidos.
Los seis.
Parpadeé y conté nuevamente. Sus colmillos normales estaban

descubiertos, con dos más a cada lado. El segundo par era como el original y el
tercero muy pequeño, apenas visible. Sus encías estaban inflamadas y al rojo
vivo.
A los Drake no les crecía más de un juego de colmillos. Era un marcador en

nuestra sangre ancestral, de nuestra forma más civilizada de vampirismo. Había
algunos más snobs en las cortes —cuantos más colmillos tuvieras, más feroz eras.
Isabeau tenía dos juegos y los exhibía con orgullo, pero ella era especial, incluso
entre los vampiros. Los Hel-Blar eran puro colmillo. Con razón Solange estaba
asustada.
Pensó que se estaba convirtiendo en un monstruo.

Tragó con dificultad, intentando no llorar. Marcus le dio unas palmaditas

más fuertes sobre el hombro. ―No llores.‖ Imploraba.
―¿Qué te dijo el tío Geoffrey?‖ pregunté suavemente.
―Que yo era especial,‖ bufó, un destello de su yo normal. ―Especial,‖

repitió. ―Dios.‖
―Ouch.‖ Hice una mueca de compasión.
Se abrazó a ella misma, como si tuviera frío. ―Quinn, ¿qué pasa si significa
que no he terminado con la transformación? Y qué...¿qué tal si me convierto una
Hel-Blar o algo?‖
Me paré, mirándola seriamente. ―No te están convirtiendo en Hel-Blar.‖
―No lo sabes.‖
―Sí lo sé. Por empezar, no eres azul. Y no hueles a tierra con moho.‖
―Lo digo en serio.‖
―También yo.‖
―El tío Geoffrey dijo que estarías bien,‖ le recordó Marcus.
―Dijo que pensaba que voy a estar bien. También dijo que nunca había
escuchado de esto sucediendo en nuestra familia. En ninguna de las familias
ancestrales.‖
―Es sólo porque tú eres una chica. Ya sabes, la primera en cientos de años y
todo eso. Tu cambio es un poco diferente. Eso es todo.‖
Golpeteó a sus nuevos colmillos. ―La corte Real se va a hacer de un día de

campo con todo esto, especialmente en la Luna de Sangre. La princesa feroz.‖
gimoteó.
―Alguien escribirá una canción.‖
―Probablemente. Pero piensa en cuánto más duro puedes morderlos cuando

lo hagan.‖
Su risa estaba ahogada, pero reía. ―Cierto.‖ Se paró. ―Estoy cansada. Me

voy a casa.‖
―Espérame,‖ le dijimos Marcus y yo al unísono.
Marcus sacó las impresiones dobladas en su bolsillo. ―Los análisis de tus

muestras.‖
Los agarré, salteando las gráficas y estadísticas. Salteé la mayor parte de

los discursos científicos del tío Geoffrey. Ese fue el verano en que a la mayoría
de las chicas de mí edad del pueblo, comenzaron milagrosamente a crecerle los
senos. Tengo buenos recuerdos de ese verano. Ninguno de ellos involucró nada
que pueda ayudar a descifrar los análisis de sangre. Alcé la vista, disgustado.
―¿Qué demonios dice aquí? No hablo en geniecillo.‖
Marcus bufó. ―Cuidado, hermanito, o no traduciré.‖
―Sólo dime lo que dice.‖
―Que tu novia estaba en lo cierto.‖ Se detuvo, esperando claramente que

reaccione al término ‗novia‘. No lo hice. Me quedaba con Hunter en cualquier
forma en que pudiera tenerla. Si tengo que empezar a usar palabras como ‗novia‘
y rechazar otras citas, lo iba a hacer. ―No son vitaminas en la sangre,‖ continuó
Marcus. ―Esas píldoras son esteroides.‖
―Seh, eso lo sabíamos. Su amiga ya esta libre de ellos.‖
―No son el verdadero problema,‖ dijo Marcus.
―Esto se pone cada vez mejor. Dale.‖
―La segunda muestra, ¿la de ese chico que murió?‖
―¿Si?‖
Lucía sombrío. ―Fue envenenado.‖
Me quedé helado. Hunter dijo que las personas en su escuela estaban

cayendo enfermos por todos lados.
―Y el veneno no estaba dirigido sólo a él.‖ Los colmillos de Marcus

destellaron. ―Estaba dirigido a nosotros.‖
HUNTER
Traducido por Chloe
Miércoles en la noche.
―
¡Tengo algo!‖ cuando la computadora de Chloe sonó la noche
siguiente, se tiró en palomita atravesando la habitación, dándole un
codazo en las tripas a Jason.
Él se frotó su esternón. ―Chloe, ¿qué demonios?‖
―La programé para que sonara cuando descifrara la contraseña del archivo
CT,‖ dijo exaltadamente.
―¿Pensé que no querías hacer eso en el campus, donde ellos podrían

interferir con la conexión?‖ preguntó Jenna mientras nos amontonábamos
alrededor del respaldo de la silla.
Chloe la desestimó con la mano. ―Puse un par más de escudos de seguridad

y una o dos cortinas de humo. Deberíamos estar bien. Además, se nos acaba el
tiempo y me he estado concentrando mayormente en los documentos de mi
mamá.‖
―Entonces, ¿qué obtuviste?‖ presioné, desconcertada por el extraño

lenguaje en la pantalla. ―¿Qué encontraste?‖
―Otro archivo escondido en las notas de mamá—etiquetado como CT.‖ Chloe

rebotaba en su silla. Conocía ese rebote. Estaba tramando algo. ―Lo quiero.‖ Se
mordisqueó sobre su labio inferior mientras la pantalla destellaba. ―Contraseña
diferente.‖ Tocó unas teclas más. ―Esto sería más sencillo si tuviera la verdadera
computadora de mamá. Podría buscar huellas en el teclado.‖ Golpeó su pie con

impaciencia. ―¡Vamos. Vamos, te he dicho!‖ tomó un par de minutos más pero
finalmente sonrió. ―Te tengo, escurridizo bastardo.‖
Todos nos inclinamos a leer.
―Eso es algún tipo de composición biológica, ¿no es cierto?‖ frunció el ceño

Jason. ―Para medicamentos, o algo.‖
Ojeé la página asintiendo. ―Así parece. Aquí hay una lista de los efectos
secundarios.‖
―¿El esteroide?‖ preguntó Chloe en voz baja.
Negué con la cabeza. ―No sólo el CT. Y…santo cielo, estábamos en lo cierto.
Está destinado para luchadores débiles. Aquí mismo dice que sólo debe darse a
cazadores debilitados que no se espera sobrevivan a ataques vampíricos.‖ Se me
revolvió el estómago. ―Va a su torrente sanguíneo y los hace venenosos para los
Hel-Blar, para cualquier vampiro.‖ Recordé al Hel-Blar rubio que se desintegró
justo frente a mí luego de morder a Will. ―La Liga está saboteando a sus propios
cazadores para envenenar a los Hel-Blar.‖ Mi cabeza daba vueltas.
Nadie dijo nada por un largo rato.
―Eso es simplemente…‖ Jenna sacudió su cabeza, incapaz de hallar una

palabra lo suficientemente repugnante como para describir lo que acabábamos
de descubrir.
―Tiene que haber alguna equivocación,‖ dijo Jason dubitativamente.
Marché hacia mis abastecimientos y empecé a meter estacas en mis

bolsillos y checar los micrófonos y lentes de visión nocturna. Ellos se giraron
lentamente, mirándome.
―¿Hunter?‖ preguntó Chloe, como si temiera que estuviere a punto de

perder la cordura. ―¿Qué estás haciendo?‖
―Vamos a acabar con York,‖ dije con énfasis. ―En este instante.‖
―Em, ¿vamos a darle una golpiza a un profesor? Eso parece como una muy
mala idea.‖
―No vamos a darle una golpiza. Dame un respiro. Sólo vamos a dejarlo al
descubierto por haber distribuido esa asquerosa pastilla, y luego, llegado el caso,
vamos a desmantelar por completo a la Liga.‖
Porque en ocasiones tenías que traicionar a la Liga a fin de resguardarla. En

ocasiones tenías que romper las reglas. A veces el deber era arduo e incómodo y
quemaba dentro de tu pecho. El abuelo me había enseñado esa última parte lo
suficientemente bien.
―¿Y cómo es exactamente que haremos eso?‖ preguntó Jenna. Alzó sus
manos, palmas al frente. ―Estoy más que dispuesta a una pequeña retribución,
pero soy lo suficientemente cazadora como para luchar una batalla que no puede
ser ganada.‖
―Tengo todas las intenciones de ganarla.‖
―Entiendo eso, en verdad lo hago.‖
Me até el cabello en una trenza, metiéndolo bajo mi escote. ―Usaremos el

mismo plan de antes,‖ expliqué. ―Por ahora. Jason va a investigar y ver si no
puede conseguir que alguien le venda drogas.‖
Jason hizo una mueca. ―Me siento como uno de esos especiales de pasada la
escuela. Si quedo señalado como narco, te culparé.‖
Lo ignoré. ―Voy a mandar este e-mail a Kieran y hacer que se lo de a Hart.

Y luego Jenna y yo vamos a turnarnos en acechar a York cuando no está en
clases.‖
―¿Voy a necesitar de una nariz postiza y un piloto?‖
―Y Chloe va a pedirle a York ayuda en entrenamiento luego de clases y

actuar torpe y débil.‖
Ella suspiró. ―Supongo que debería estar acostumbrada a eso.‖
―¿Estamos listos?‖ pregunté, sonando como una sargento. ―Necesitamos

evidencia y la necesitamos pronto.‖
―¡Señora, sí señora!‖ gritó Chloe imitando el saludo militar.
Le hice caras. ―Sólo vámonos. La última clase termina en una hora.‖
Tomé el primer turno, arrastrándome alrededor de la laguna para posarme

sobre una roca en el límite del bosque, donde tenía una buena vista de la
residencia de los profesores. Si York dejaba el edificio por cualquier causa, sería
capaz de verlo y seguirlo. Me sentí como un detective en una de esas viejas
películas que tanto amaba el abuelo.
Pensar en el abuelo sólo me hizo sentir peor.
Helios-Ra y nuestro deber hacia nuestros ancestros cazadores era el

pegamento que nos mantenía unidos luego de que mis padres fueran asesinados.
Apenas los recordaba, pero recordaba al abuelo vistiéndose como Van Helsing en
un Halloween y asustando a todos los niños pequeños disfrazados de vampiros. Él
me enseñó cómo limpiar correctamente una herida, cómo buscar patrones en los
movimientos de las hojas y desechos que traicionaban a un vampiro en cercanías
moviéndose demasiado rápido para el ojo humano. Él me dio mi primera estaca.
Había lágrimas en sus ojos el año pasado cuando recibió mi carta de reporte.
Siempre había estado orgulloso de mí.
Ya no.
Y yo siempre había estado orgullosa de los Helios-Ra.
Ya no.
La diferencia era, que yo intentaba hacer algo al respecto. Quería estar

orgullosa de la Liga nuevamente. Y orgullosa de mí misma. Quería hacer lo
correcto.
Hacer lo correcto era sorprendentemente aburrido.
Me senté sobre esa roca por dos horas, hasta que mis piernas se
acalambraron y casi estaco a una ardilla, un mapache y traumatizo a un conejo.
Todas las habitaciones en el salón de profesores estaban a oscuras. Incluso

las luces de movimiento estaban a oscuras fuera, en el jardín, donde a los
animales les gustaba revolver el recipiente para el compost. Las ventanas
reflejaban los árboles, la luna, el cielo. Hacía rato que Chloe estaba en la cama,
y Jenna no me reemplazaría hasta dentro de otras dos horas.
Estaba mirando tan fijamente a la residencia que cuando la Sra. Dailey me

habló suavemente tras de mí, me caí de golpe de la roca.
Me puse nuevamente en pie de un salto, sonrojándome. ―¡Sra. Dailey!‖
―Calma.‖ Sonrió gentilmente. ―Hunter, ¿qué estás haciendo aquí fuera?‖

―Yo…eh…no podía dormir.‖ Me pregunté por qué estaba aquí fuera ella tan
tarde.
―¿Estás preocupada por nuestro pequeño problema?‖
Asentí. ―Descubrimos que es peor de lo que pensábamos,‖ le expliqué

apresurada. ―Es una clase de arma contra los vampiros que utiliza a los
estudiantes como portadores. Es enfermizo.‖
Ella ladeó su cabeza. ―En realidad, ingenioso.‖
Le parpadeé. ―¿Perdón?‖
―Tenía tantas esperanzas para ti, querida niña. Siempre has sido
particularmente talentosa. Un poco en exceso astuta, claramente, y ahora,
lamentablemente, también descarriada.‖
―¿Descarriada?‖ repetí. ―¿De qué está hablando?‖
―¿No pensaste que esa escena con tu abuelo no rondaría por toda la
escuela, verdad? Así como tu desafortunada y repulsiva asociación con ese
vampiro.‖
Di un paso atrás. Su expresión aún era placentera pero no sonaba para nada
como la Sra. Dailey que conocía. El instinto de correr vibraba dentro de mí.
Antes de que pudiera dar un solo paso, sacó una jeringa de detrás de su
espalda.
Me apuñaló en el brazo con ella.
Maldije y me tiré para atrás pero la aguja estaba clavada en mi músculo,

vertiendo su cristalino líquido en mis venas. Le rasguñé la cara, ingeniándomelas
para obtener su sangre bajo mis uñas antes de que el mareo me asaltara.
Tambaleé.
―¿Qué me hiciste?‖ dije en pánico. Mi lengua se sentía inflamada; mis pies

se sentían como si fueran en reversa. Me tambaleé de nuevo y caí de rodillas.
Ella me miró sin inmutarse.
―Estoy mas bien agradecida de que eligieras esconderte aquí, donde nadie
te escuchará. Muy considerado de tu parte.‖
Mis dedos se sacudían mientras sacaba la aguja de mi brazo de un tirón. Me

tumbé en el pasto.
―¿Qué es esta cosa?‖
―Creo que lo sabes, una chica inteligente como tú. Es una sobredosis
bastante potente de CT. Me temo que no me dejaste opciones.‖
―¿Qué? ¡No!‖ arañé mi piel, mis venas se sentían como si se estuvieran

calentando, como si toda yo estuviera ardiendo. Mis respiraciones se volvieron
entrecortadas y superficiales. ―Era York. York.‖
Se rió levemente. ―Él es en extremo pedante para esta clase de

genialidad.‖
―Pero se mete con todos los estudiantes débiles.‖ Estaba comenzando a

articular mal. Me sentía como si hubiera sido golpeada por el peor caso de la
peor gripe jamás vista.
―¿Captaste eso verdad? Sí, su temperamento hizo mi trabajo mucho más

sencillo. Sabía exactamente quienes eran los peores estudiantes, a medida que
mas lo enfurecían. Verás, él estaba tan preocupado por ellos. Quería hacerlos
más fuertes y capaces de protegerse a sí mismos.‖ Me rodeó, moviendo su mano
como desestimándolo. ―Esto es mucho mejor. Si van a morir a manos de un
vampiro, bien pueden convertirse ellos mismos en las armas. Un sacrificio en pos
de la Liga. Y tan ansiosos de complacer cuando creen que una píldora secreta los
hará más fuertes. Les toma un tiempo debilitarse, y para ese entonces—piensa en
los vampiros que habrán infectado. Especialmente si ellos son como tú, Hunter.‖
―No te veo….a ti….sacrificándote,‖ espeté. Traté de voltearme pero estaba

demasiado pesada. El esfuerzo me dejó jadeando.
―No tiene sentido el luchar. Te di una dosis bastante alta. Puede que
sobrevivas. Espero lo hagas, al menos por un rato. Luego puedes acabar también
con todos los mocosos Drake.‖
Ella quería que Quinn bebiera de mí y muriera.
―Vete al infierno,‖ mascullé.
Dailey frunció sus labios. ―Pensar que te elegí como la siguiente líder del
Clan. Tenía tantas esperanzas luego del ataque de los Hel-Blar, y luego de que
estacaste a Will.‖
―Estás demente.‖ Tenía que llamar a Theo. Busqué mi teléfono celular pero
mis manos no estaban funcionando del todo bien. Tampoco podía gritar. No podía
meter suficiente aire en mis pulmones.
―Sólo estoy haciendo lo que debe ser hecho. Con todos esos tratados y la
infestación de Hel-Blar, estamos perdiendo nuestro foco.‖ Ella me estaba
aleccionando como si estuviésemos en clase. ―Tenía que ponerlos a prueba a
todos, para ver quien era digno de ser un miembro de mi Clan. Puse trampas de
sangre para los Hel-Blar y ellos cayeron como ratas al queso.‖
―¿Tú hiciste que los Hel-Blar atacaran la escuela?‖ Me había engañado por
completo. York no había sido el culpable. Él era en realidad el chico bueno—a
pesar de que era un imbécil. Dailey era la psicópata. Tuve que estacar a Will por
su culpa. Spencer estaba enfermo a causa de ella, al menos en forma indirecta.
Yo estaba drogada, envenenada y acurrucada en el suelo por su culpa.
En verdad, de verdad la odiaba.
La hubiera escupido de no estar tan sedienta y deshidratada, ardiendo en

fiebre. Y aparentemente también estaba alucinando.
―Con un demonio, aléjate de ella,‖ gruñó Quinn, saltando para quedar en

pie frente a mí en un borrón de pálida piel, larga cabellera oscura, y afilados
colmillos. Dailey di un paso atrás, sorprendida.
―Llegaste demasiado tarde,‖ dijo. ―Ya la dopé. Está en su sangre.‖
―¿Qué está en su sangre?‖
Me retorcí, como si hormigas coloradas se arrastraran bajo mi piel.

―Quinn,‖ jadeé. ―Llama a Theo y sal de aquí. Ella está demente.‖
En cambio, él la golpeó. Su nariz se fisuró y ella gimió. Quinn rebuscó en

mis bolsillos.
―¿Qué estás haciendo?‖
―Sé que debes tener una soga en algún lado….la tengo.‖ Se volteó por un
breve instante, dejando rastros de luz y color como un óleo desparramado. Ató a
la Sra. Dailey y se estaba arrodillando a mi lado antes de que tomara otra
laboriosa respiración. Sus colmillos se extendieron aún más, destellando.
―No puedes morder a una profesora,‖ susurré a través de mis desecados

labios.
―No voy a hacerlo,‖ me aseguró. ―Voy a morderte a ti.‖

HUNTER
La noche de viernes
C
uando desperté me encontraba en la enfermería.
Las luces eran demasiado brillantes, diluyendo todo a mi alrededor

mientras parpadeaba furiosamente el picor en mis ojos. Estaba exhausta. Intenté
moverme, gimiendo cuando resultó ser demasiado trabajo. Mi brazo estaba
magullado y ardía.
―¡Ella está despierta!‖ Quinn fue el primero en estar a mi lado, sujetando

mi mano. Él estaba más pálido que de costumbre, casi gris. El azul de sus ojos
era más pálido, las sombras debajo más oscuras. ―Me diste un susto mortal.‖ Él
besó mi frente. ―Estas viva.‖
―¿Soy… soy un vampiro?‖
―No, simplemente eres una sabelotodo terca que piensa que puede hacer
todo por sí misma,‖ respondió él con ternura.
―No bebiste mi sangre, ¿recuerdas?‖
―No la acapares,‖ dijo Chloe, apartándolo con una gran sonrisa. Él se

apartó lo suficiente como para dejarla pasar pero no soltó mi mano. Jenna, Jason
y Kieran estaba de pie a mí otro lado.
―¿Qué pasó?‖ les pregunté. Sentía mi garganta chamuscada. Busqué por un

poco de agua y Quinn sujetó la taza tan rápidamente que cayó la mitad de su
contenido en su brazo y en mi cabello. Bebí el resto agradecidamente,
ávidamente.
―Has estado inconsciente por dos días. Necesitaste de trasfusiones de

sangre,‖ explicó.
―¿Estás bien?‖ le pregunté.
―Estuve enfermo como un perro por algún tiempo, pero ya estoy bien.‖
―¿Dailey?‖ pregunté.
―Bajo arresto domiciliario ―Hasta que estés los suficiente bien como para
brindar testimonio en su contra,‖ Kieran contestó. ―No te preocupes por eso
ahora.‖
―Ella intentó matarme,‖ le contesté, ofendida. ―Y a Quinn. Ella envenenó a

Will y a los demás.‖
―Hart lo maneja personalmente,‖ Kieran me aseguró.
―Bellwood está furiosa,‖ Chloe añadió alegremente. ―¡Es como si el palo en

su culo estuviera en llamas!‖
―Dailey no irá a ningún lado,‖ Kieran añadió.
―Por supuesto que no,‖ murmuré. Palmeé hacia abajo en mí, buscando en
mi bolsillo izquierdo mis cosas pero hallé sólo una bata de hospital. Estiré mi
cuello. ―¿Dónde están mis pantalones?‖
―Tus cosas están aquí.‖ Chloe sacó mi montón de ropas de un estante detrás
de mí. Ella dejó caer los pantalones en mi regazo. Sonreí aunque esto agrietara
mis labios resecos. Extraje un micrófono del bolsillo.
―Grabé todo lo que ella dijo,‖ les dije con aire satisfecho. El esfuerzo me
hizo toser. ―Se suponía que era para York. Supongo que le debo una disculpa.‖
―Él no tiene que saber que sospechábamos de él,‖ Chloe protestó. ―Ha sido
un idiota contigo. Y él me gritó en clase justamente esta mañana.‖ Ella frunció
el ceño. ―Desquició a Mamá con mi informe escolar el año pasado. Dijo las cosas
usuales sobre mí de no vivir de acuerdo a mi potencial, pero desde que ella se
enteró del CT, la invadió el pánico. Ella no había entendido quien se encargaba
de eso, por lo que luego me coló esos esteroides, por si acaso. Para asegurarse
de que estuviese fuera del radar del CT. Estaba tratando de protegerme con su
extraña manera. ¡Madres!.‖
―De todos modos, no te preocupes por eso.‖ Jason palmeó mi mano.

―Únicamente mejórate.‖
―Ella mejorará tan pronto como todos ustedes se vayan a clase,‖ Theo
interrumpió, apartándolos a codazos. ―Espera,‖ Jenna dijo, sus ojos
resplandeciendo. ―Una cosa más.‖
Ella y Jason se movieron un poco haciendo espacio. Spencer me dio una

débil sonrisa desde la cama siguiente. Sus dreads 31 extendiéndose sobre la
almohada.
―¡Spencer!‖ chillé. ―Te abrazaría en este momento si mi cabeza no pesase

doscientos kilos.‖
―Igualmente.‖
―¡eEstás mejor! ¡Estás fuera de la cuarentena!‖
―También, soy un vampiro.‖
Intenté sentarme. El cuarto se balanceó. Me recosté de golpe. ―¿Qué?‖
Resulta que tu Quinn accidentalmente descubrió el antídoto para el CT en

humanos,‖ Theo me explicó. ―Sangre de vampiro.‖
―¿Bien, yo no he asistido a clases de Química o bio por algún tiempo… huh?‖
―Spencer consiguió una transfusión también,‖ Theo explicó. ―Por alguna

razón, Will transmitió una parte del veneno CT a Spencer, y tuvimos que quitar
eso de él. Es lo que nos dejaba perplejos—antes de que Quinn nos ayudase. Si él
no lo hubiera chupado de sus venas, no podríamos haberle realizado las
suficientes transfusiones a Spencer. Aun así, los medicamentos no curaron su
infección del Hel-Blar. Tuvimos que darle aún más sangre para que él no se
volviese salvaje‖.
―El doctor pudo conseguir un premio por esto, realmente. Si no es

expulsado a patadas de la Liga por técnicamente crear a un vampiro.‖
―Supongo que eso quiere decir que me gradúo antes,‖ Spencer añadió.
31
Tipo de peinado que identifica a los Rastas, fue popularizado internacionalmente por Bob Marley.
―Me alegro simplemente que te encuentres bien.‖
Theo se aclaró la voz amenazadoramente. Chloe, Jenna, y Jason se

apartaron pero Quinn y Kieran se quedaron atrás. Theo tomó mi pulso y me hizo
seguir la luz de su linterna con mis ojos. ―Se ve mucho mejor. ¿Cómo te sientes?‖
―Como si un camión me hubiera golpeado y un oso hubiera masticado mi

brazo.‖ Mi estómago gruñó. ―Y creo que me muero de hambre.‖
―Eso es lo que me gusta oír. Te enviaré algo de comida.‖ Miró a Quinn y a

Kieran malévolamente. ―Cinco minutos más y ambos desaparecen. No me hagan
decirlo otra vez.‖ Él me sonrió. ―El doctor vendrá para revisarte pronto.‖
―Hablan de darte una medalla.‖ Kieran me dio una gran sonrisa.
Respingué. ―No, gracias.‖
―Por lo menos darás el discurso de despedida.‖
Vi algunas margaritas en una canasta en la mesita de noche. ―¿De quien

son?‖ ―de tu abuelo,‖ Kieran contestó. ―Él también es un terco sabelotodo.‖
―¿Él está aquí?‖
Negó con la cabeza. ―Él no vendrá, Hunter.‖
Tragué, intentando que mis labios no temblasen. ―Está aún disgustado.‖
―Hablaré con él,‖ se ofreció Quinn.
―¡No!‖ Kieran y yo exclamamos juntos.
―Inténtalo y él te estacará,‖ le expliqué disculpándome. ―No puedes

enfrentártele.‖
Theo miró enfadado desde el umbral. ―¡Fuera!‖
Quinn me besó ligeramente. ―Estaré de regreso mañana por la noche.‖
Spencer y yo nos quedamos solos con el tic tac y el pip intermitente de las
máquinas y los tubos que metían medicamentos y nutrientes líquidos
forzadamente en nuestros cuerpos. Hubo suficiente sangre alimentando a
Spencer por esos tubos que no yo no estaba en peligro, no de la forma que lo
habría estado si estuviese acostada con algún otro vampiro recién convertido. Él
se tocó los colmillos y luego alejó su mano.
―Los vampiros están de moda ahora,‖ le dije calladamente. ―¿No lo lees?

Todas las chicas estarán calientes por ti.‖
Él intentó sonreír. ―Y no tengo que estudiar para ningún examen este año
como los demás. Supongo que ahora oficialmente soy un estudiante que no
terminó sus estudios.‖
―Oh, Spencer. Estarás bien. Las cosas están cambiando.‖
―Sí, te dejo sola por una semana y comienzas a besuquearte con vampiros.‖
―Te lo dije,‖ bromeé, con voz chispeante y vigorosa. ―¡Están

completamente de moda!‖
―¡Oh, tía!.‖
―Pero no puedes ocultarte y ponerte todo melancólico. Eso está en el ayer.

Además, patearé tu culo.‖ Luego de un largo momento me habló otra vez.
―Voy a perderme el sol.‖
―Lo sé.‖ Volteé mi cabeza. ―Perderíamos más si tú estuvieses muerto.‖
Él restregó una mano sobre su cara. ―Gracias.‖
―Además, sólo piensa, ahora puedes ir donde los Hounds y hacerles todo
tipo de preguntas sobre cosas mágicas.‖
Él se puso de buen humor instantáneamente. ―Cierto.‖
Le disparé una sonrisa acuosa cuándo Theo ingresó con una bandeja con
ruedas con mi cena dentro. ―Y no tengo que compartir mi pudín de chocolate
contigo nunca más.‖
A Spencer le dieron de alta la noche siguiente.
No supe adónde se había ido, pero Quinn prometió ayudarlo con la

transición a su nueva vida no muerta. No me permitieron dejar la enfermería por
una semana completa, y aún así sólo después de prometer que yo lo tomaría con
calma y ni siquiera miraría el gimnasio por al menos dos semanas más—y
entonces únicamente con un permiso médico. El doctor con quien mi Abuelo aún
conversaba desde que él se rehusó a hablar conmigo. Le había llamado dos veces
y cada vez la conversación fue la misma.
―¿Lo sigues viendo?‖
―Sí.‖
Y en ese instante él me colgaría el teléfono.
Pero no dejaría a eso arruinar todo lo demás. Yo estaba viva. Quinn estaba
vivo. Spencer era… un vampiro pero al menos él no estaba completamente
muerto. Savannah y los gemelos se recuperaban, aunque lentamente. Dailey
estaba detenida por el Comité Disciplinario de la Liga en espera de una completa
investigación. Y Hart me había llamado personalmente para invitarme a formar
una Logia negra con estudiantes cuidadosamente seleccionados, aparentemente
la primera en la escuela en por lo menos tres décadas. Sería un subgrupo dentro
de la Liga que nadie conociese excepto sus miembros y el Jefe de los Helios Ra.
Ninguno de los maestros aun lo sabrían, exceptuando a la directora de escuela.
Éramos como una errante banda secreta de guerreros—espías. No podía esperar.
―Ahora, esa es una sonrisa peligrosa,‖ susurró Quinn, su voz cosquilleando

en mi oreja. Sus brazos se envolvieron alrededor de mi cintura y me jaló contra
su pecho. Me recosté en él, mi sonrisa volviéndose aun más taimada.
―¿Qué hacemos aquí afuera?‖ le pregunté. Yo había recibido una nota

indicándome que lo encontrara en el estanque.
―Lo mismo que siempre hago: Intentar salir juntos en una cita de la forma
correcta.‖
―¿Quién sabría que fueras tan tradicional?‖ Di vuelta, bromeándole.
―¿Quién sabría que eras tan rebelde?‖ Él deslizó su brazo ligeramente sobre
mi vendaje y sujetó mi mano. Los puntos por su mordisco saldrían mañana.
Habría una cicatriz, pero no le puse tanta atención. Él me jaló a través del
campo, la alta hierba rozando mis rodillas.
Me condujo a un bosquecillo de jóvenes árboles de abedul. Había colocado

una manta en el suelo y había encendido velas en frascos de mermelada.

También colgó algunas linternas de las ramas e incluso se veían como
luciérnagas. Era hermoso.
―Tendremos un picnic,‖ anunció.
―Pero tú no comerás.‖
Él se encogió de hombros. ―Pero tú si lo haces.‖
Nos sentamos y me dio un termo de chocolate caliente. Había canastas de

galletas chip de chocolate, un pastel de chocolate con cerezas, fresas bañadas en
azúcar, y una torre de macarrones 32.
Sonreí de oreja a oreja. ―Finalmente, comida auténtica.‖
Comí hasta que el azúcar zumbase a través de mis venas. Quinn yació a mi
lado, las candelas vertiendo la luz de las velas color miel sobre sus pálidos
pómulos. Él lamió la cobertura de chocolate de mi dedo, sonriendo
misteriosamente. Él era todo lo que mi abuelo temía: temerario, salvaje,
depredador.
Y él era mío.
32
dulces elaborados a base de claras de huevo, azúcar y almendras que se hornean y adquieren una textura
crujiente por fuera pero esponjosa y merengada por dentro.
BLEEDING HEARTS
L
os Drakes y sus amigos podrían ser puestos a prueba cuando una plaga
de mortíferos vampiros amenazan Violet Hill.
La prima de Lucy, Christabel ha decidido vivir en Violet Hill, y

ajustarse a la diferencia entre la vida en un pequeño pueblo en la montaña y su
casa en la ciudad es muy difícil. El estricto toque de queda que los padres de
Lucy le han impuesto es la peor parte.
Algo realmente peligroso no podría estar sucediendo en este diminuto

pueblo. Pero Christabel ha sido capaz de notar algunos sucesos misteriosos, y tal
parece que Lucy, su novio Nicholas y su hermano Connor tienen un secreto que
Christabel no entiende—uno que parece mortalmente serio. Aunque ella no
quiera admitirlo, a Christabel le gustaría saber cualquier secreto sobre Connor
Drake.
Pero cuando ella es secuestrada por los despiadados vampiros Hel-Blar,

Christabel parece causar más y más problema en Violet Hill, entonces Lucy y
Connor finalmente ponen al tanto a Christabel sobre todo el drama no-muerto.
Juntos, deben de encontrar la manera de acabar con los Hel-Blar para

siempre.
NOVIEMBRE 2011
 BLOG ‘DARK PATIENCE’

http://darkpatience.blogspot.com
 BLOG ‘LUX DI LUNE’

http://luxdilune.blogspot.com
 TRADUCTORES
Carlos Liberi
Carmen Luu
Chloe Mekaret
Crystal Roza B
Daniela Sofys
Glad
 CORRECTORES
Dai
Loredana
Glad
 FORMATO Y EDICIÓN DEL DOCUMENTO

Glad
 AGRADECIMIENTOS ESPECIALES
A Luu y Chloe, quienes como siempre su ayuda es invalorable. ¡Gracias chicas por todo!
A los lectores en general que han sabido tenernos paciencia, y han seguido la traducción
del libro paso a paso. ¡Miles de gracias!
LA TRADUCCIÓN DE LA SAGA ‘DRAKE CHRONICLES’ ESTARÁ A CARGO DE GLAD,

LUU & CHLOE
¡NO PUEDES PERDERTE EL SIGUIENTE LIBRO!

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ALYXANDRA HARVEY–OUT FOR BLOOD DARK PATIENCE & LUX DI LUNE 1

ALYXANDRA HARVEY–OUT FOR BLOOD DARK PATIENCE & LUX DI LUNE 2

Traducido por Glad

Gracias a su amistad con Kieran Black, Hunter recibe una

Cuando los estudiantes de la academia son víctimas de una

Martes por la tarde

Bueno, mi nombre es Hunter1 Wild2, entonces digo: mucho.

Lo increíble, en realidad, es que somos una de las familias más antiguas y

Ningún si, y si, o peros. Sin desviaciones de ningún tipo.

Una talla para todos.

"Odio estos estúpidos pantalones cargo," mi compañera de habitación Chloe

Yo lo estaba, pero sólo porque mi abuelo me dejó esta mañana, y él no es

Además, los cargos regulares técnicamente se llevan sólo para instruirnos y

Me gané este pelo largo totalmente.

Pienso que olvida que no soy un G.I. Joe.

Él todavía estaría ahí en patrullas si los doctores de los Helios-Ra no le

Él es, sin embargo, absolutamente capaz de ser un invitado experto en

El abuelo podrá ser de la vieja escuela, pero yo no.

Me gusta el tiro con arco y las artes marciales, no me tomen a mal, y

De más está decir, que los hongos no se sirven demasiado en la cafetería.

Pero me gusta toda la historia también, y la investigación y trabajo con

comercial – y – sabe – Dios – la clase – de estos – fuera de control. Amo al Abuelo –

Lamentablemente el Abuelo no es exactamente conocido por rendirse. La

Los correos electrónicos y textos no son lo mismo, no importa lo que diga.

"No me preocupan los cargos," le dije, encogiéndome de hombros.

"No muchas llevan camisolas de cordón en entrenamientos de supervivencia

"Bien, ya que no tengo la intención de poner un pie en aquel viejo gimnasia

Ella me sonrió abiertamente. "Te lleve a cenar, ¿No?"

"Fuimos a la cafetería por macarrones con queso," disparé de vuelta,

"Y no eres mi tipo."

"Por favor, tendrías mucha suerte."

Un golpe en la puerta nos interrumpió. Spencer empujó su cabeza dentro.

"Nunca subiré aquellas escaleras de nuevo."

"Cuéntame," coincidió Chloe.

El dormitorio era una antigua mansión Victoriana de cinco pisos. En Noveno

"Sé que él está ahí," insistí. "Solo esperándome."

"Puedes controlar a un vampiro, así que puedes controlar a un hermoso

"Supongo. No sabes cuán sospechosos son aquellos cisnes." Arrugue mi nariz

Le di un golpe con mi bota. "Los chicos nunca habrían sido capaces de

"Sí, pero ella rompió mi corazón."

"Dame un respiro. La abandonaste tú."

"Porque sólo hay espacio en mi corazón para ustedes dos lunáticas."

Le lancé una almohada en su cabeza.

"Y de todos modos, si salieras eructando y rascándote con otros tipos no

"No eructamos y nos rascamos," se dio la vuelta para mirarme

Incluso Chloe dejo su esmalte de uñas. "¿En serio?"

"Amigo," Spencer silbó apreciativamente. "¿Cómo conseguiste que te lo

"Exactamente no le dije," admití. "Dije que saldría por créditos extras."

"Finalmente." Chloe fingió quitarse una lágrima de orgullo. "Ella anda a

"¿Entonces como es?" preguntó él con impaciencia. "Dime todo. ¿Algún

"¿Podrías dibujarlos para mí?" preguntó inmediatamente.

"Ustedes dos son aburridos." Chloe resopló con un suspiro. "Dejen de

"Totalmente." Ni siquiera había pensado en eso. "Era como estar en una

Chloe se estremeció, suspirando reverentemente. Entonces entrecerró sus

Hart era el nuevo líder de los Helios-Ra y el tío de Kieran.

"Porque eres buena en esas cosas," declaró Chloe lealmente.

"Idiota," ella añadió, menos lealmente.

No me había sentido particularmente experta, más bien me sentí como una

Especialmente cuando Quinn Drake sonrió hacia mí.

Todos los hermanos Drake eran ridículamente magníficos, pero él tenía

Aunque el hecho de que él me llamó "Buffy" toda la noche fue menos

"Tienes una mirada divertida en tu cara," dijo Chloe.

Me salve de sus insistencias y empujones cuando las luces de repente se