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El cobro por las bolsas de plástico, ¿Realmente ayuda contra el cambio

climático?
Tesis
En agosto del año 2019 se aprobó a aplicar el impuesto como parte de la ley 30884. En el
cual consiste realizar el cobro de S/. 0.10 (cobro que cada año aumentará S/. 0.10 más) por
llevar productos en bolsas de plásticos. Se aplicarán en supermercados, autoservicios,
almacenes y similares. De manera personal, no estoy del todo de acuerdo, debido a que se
necesitan más razones para poder exhortar a la mente del consumidor peruano en la
disminución del uso del plástico.

Argumentos
En agosto del año 2019 se aprobó a aplicar el impuesto como parte de la ley 30884. En el
cual consiste realizar el cobro de S/. 0.10 (cobro que cada año aumentará S/. 0.10 más) por
llevar productos en bolsas de plásticos. Se aplicarán en supermercados, autoservicios,
almacenes y similares. De manera personal, no estoy del todo de acuerdo, debido a que se
necesitan más razones para poder exhortar a la mente del consumidor peruano en la
disminución del uso del plástico.
En primer lugar, si bien es cierto, la degradación de las bolsas de plástico tarda alrededor de
400 años, este no es el principal problema. Estos son los plásticos en general y el uso
indiscriminado de transporte impulsados por gasolina o diésel, adicionalmente la tala ilegal
de árboles, procesamiento y refinamiento de combustibles fósiles y en Perú, la minería ilegal
también se encuentra presente.
En segundo lugar, es algo cínico y desvergonzado realizar el cobro del uso de las bolsas de
plástico cuando los alimentos que están dentro de ellas, mantienen un packaging con el
mismo material e incluso más dañino para el uso.

Conclusión
En conclusión, la solución al problema no depende por el cobro obligado de un impuesto
hacia la población, si no por la regulación de las mismas empresas por vender sus productos
en un grado menor de plástico, tales como bebidas, abarrotes e incluso los mismos
productos naturales, como las papas, están expuestas y se venden en mallas del material
peligroso. Definitivamente, el cambio está en la mente del mismo consumidor.

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