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INCOTEP

Plan de Formación Teológico-Pastoral


Segundo Núcleo:
Antropología Cristiana: el Hombre

Módulo:
El grupo y su dinámica

Autor: Mario Méndez

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2010

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Índice

Abreviaturas................................................................................................................................................5

Presentación del módulo............................................................................................................................6

Capítulo 1.El ser humano como un ser en relación: vocación a la comunión..........................................11

Capítulo 2. El grupo bajo la lupa..............................................................................................................29

Capítulo 3. El grupo como espacio educativo y pastoral..........................................................................47

Capítulo 4. El grupo como espacio para la diversidad cultural................................................................63

Capítulo5. Las animadoras y los animadores del grupo...........................................................................78

Capítulo 6. Aprender cooperando desde el grupo.....................................................................................97

Capítulo 7. El grupo como experiencia eclesial......................................................................................115

Capítulo 8. Grupo como espacio para práctica de una ciudadanía responsable.....................................132

Capítulo 9. Las dinámicas de grupo al servicio de la animación............................................................150

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Abreviaturas

AG Decreto “Ad Gentes”


CCE Catecismo de la Iglesia Católica
CDSI Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
CiV Carta encíclica Caritas in Veritate
DA Documento de Aparecida
DM Documento de Medellín
DP Documento de Puebla
DSD Documento de Santo Domingo
GS Constitución Gaudium et Spes

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Presentación

El grupo es un espacio de encuentro dinámico y complejo, en el que se


desarrollan procesos educativo-pastorales diversos. Sus integrantes pueden
comunicarse, interactuar, y colaborar en el desarrollo de tareas comunes;
pueden reconocer, valorar y celebrar su diversidad; pueden interpelarse
mutuamente, y ayudarse –de esa manera- a desarrollar sus potencialidades.

Desde el punto de vista pastoral, el grupo es relevante porque en él pueden


vivirse los valores del Evangelio. El grupo puede constituirse en una mediación
eclesial capaz de hacer visible el reinado de Dios. Es lugar de anuncio y
espacio para desarrollar procesos de educación en la fe.

En este módulo nos referiremos sobre todo al grupo denominado primario, es


decir, el grupo pequeño, heterogéneo, en el que cada persona puede cultivar
interrelaciones con todos los demás integrantes.

Los dinamismos propios del grupo primario pueden ser activados a través de
procesos que inciden tanto en la vida del grupo como en la vida de cada
persona que lo integra, e incluso en la vida de las personas que –sin pertenecer
al grupo- forman parte de su entorno.

El presente módulo es un abordaje de las dinámicas del grupo y del tipo de


intervenciones educativo-pastorales mediante las cuales podemos activarlas y
orientarlas. Distinguiremos entre dinámicas del grupo y las técnicas grupales a
las que podemos recurrir para potenciarlas.

Los capítulos de este material se inspiran en cuatro opciones que se


complementan:

 la opción por la animación como estilo de intervención educativo-pastoral


en el grupo;

 la opción por la cooperación como paradigma educativo-pastoral


alternativo a prácticas que favorecen el individualismo y la
competitividad;

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 la opción por la interculturalidad como perspectiva capaz de ayudar al
grupo de devolver la voz a aquellas personas a quienes ha sido negada;

 la opción por la transformación del entorno, como expresión de nuestra


capacidad para hacernos cargo de la realidad.

Con este material se pretende habilitar a las personas estudiantes para


acompañar procesos grupales. Incluye, por eso, conocimientos, actitudes y
destrezas necesarias para activar los procesos grupales y para asegurar su
carácter educativo y pastoral. Tiene como punto de partida una valoración
positiva del grupo, el cual es entendido como lugar desde el cual es posible
crecer como personas, pero también desde el cual es posible recrear la
experiencia eclesial y repensar la ciudadanía.

Para facilitar el estudio del presente material, hemos incluido en cada capítulo
los siguientes apartados:

 Objetivo de aprendizaje: cada capítulo es introducido por un objetivo


que encierra la acción general a la que se pretende llegar en este
proceso de enseñanza-aprendizaje.

 Contenidos: se enumeran los temas principales que desarrolla cada


capítulo.

 Perfil de logros del estudiante: es una descripción de los logros


(competencias, conocimientos o destrezas) que adquirirá el estudiante al
concluir el estudio de cada capítulo.

 Sinopsis del capítulo: Antes del desarrollo de cada capítulo se presenta


un extracto o resumen de las ideas básicas sobre las cuales se sustenta
el desarrollo del capítulo.

 Desarrollo del tema: Abordaje amplio del esquema y de las categorías


allí enunciadas.

 Actividades de aprendizaje: actividades propuestas para que el


estudiante refuerce su proceso de aprendizaje mediante aplicaciones
prácticas. Estas actividades y otras experiencias de este proceso
educativo pueden ser registradas en un portafolio construido por cada
estudiante.

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 Esquema: presentación gráfica de ideas centrales.

 Resumen: Síntesis de los contenidos desarrollados.

 Ejercicios de evaluación (o autoevaluación): Cada capítulo presenta


al final un ejercicio práctico para que aplique los conceptos aprendidos
en dicho capítulo y de esta manera, el estudiante pueda valorar si todos
los conceptos han quedado claros. Algunos ejercicios son para trabajo
individual (autoevaluación) y otros para trabajo grupal (evaluación).

 Bibliografía: Referencias bibliográficas y electrónicas consultadas para


el abordaje del tema.

 Glosario: Definición de algunos términos utilizados durante el desarrollo


de la temática.

El presente material es un insumo para el aprendizaje que se complementa con


la consulta a otras fuentes y a las personas tutoras, así como con la lectura de
la realidad en que vivimos, la reflexión y el acercamiento crítico a los propios
saberes y a las propias referencias culturales.

Es deseable que el esfuerzo de cada persona por construir conocimientos pase


por la mediación del diálogo con los compañeros y compañeras, de tal manera
que el aprendizaje sea fruto de un proceso colaborativo y solidario.

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Capítulo 1.
El ser humano como un
ser en relación: vocación a la comunión

Objetivo de aprendizaje

Valorar las ventajas educativo-pastorales que tiene la


formación y pertenecía a los grupos de la Iglesia, como una
respuesta atenuante de los procesos, cada vez más
individualizados, a los que lleva el fenómeno de la
globalización.

Contenidos

* El individualismo como característica de la


globalización y tendencia actual.

* Los dones y valores espirituales en la convivencia de


grupo: la gratuidad.

* El rostro de Dios en las demás personas: epifanía y


convocación.

*La dinámica de grupo.

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Perfil de logros del estudiante

Al finalizar este capítulo, el estudiante habrá adquirido las siguientes destrezas:

 Reconoce el desarrollo de los grupos como un espacio de encuentro y


comunicación.
 Identifica las desventajas de la tendencia actual hacia una actitud
“individualista” que está teniendo la humanidad como producto del
proceso de globalización.
 Se sensibiliza sobre el llamado a la responsabilidad y a la solidaridad en
el rostro y la mirada de las personas del grupo.
 Identifica las potencialidades educativas y pastorales del trabajo y
desarrollo de un grupo.

Sinopsis del capítulo

En este capítulo se ofrecen “pistas” para comprender las consecuencias de la


dimensión social del ser humano. Los hombres y las mujeres nos vamos
configurando desde nuestra interrelación con las otras personas.
La actual estrategia de globalización, aunque abre nuevas posibilidades de
interrelación y comunicación, orienta hacia prácticas individualistas y consumistas.
En ese contexto, nos sentimos llamados a reforzar la fraternidad, la solidaridad, y
la capacidad de hacernos cargo de la suerte del otro.
Las dinámicas propias del grupo pueden ser orientadas hacia experiencias de
mutua donación y de gratuidad.
Desde nuestra fe cristiana entendemos el rostro de las otras personas como
invitación y convocación. Ante ese rostro nos sentimos responsables. El grupo es
una ocasión original para expresar nuestra responsabilidad y solidaridad.

1. El ser humano como un ser en relación: vocación a la comunión

9
Si ponemos atención a nuestro cuerpo, constataremos que todo él nos dispone
para el encuentro con otras personas.
 Nuestros ojos nos permiten percibir el rostro y la mirada de otras
personas, sus deseos, sus gozos y esperanzas.
 Nuestros oídos y nuestra boca nos permiten expresarnos a través de la
palabra y acoger las voces de las otras personas.
 Nuestras manos nos ofrecen extraordinarias posibilidades de
colaboración: tomar la mano de alguien, abrazar, acariciar, llevar la carga
de alguna persona necesitada… son acciones llenas de sentido que nos
unen a otros seres humanos.
 Nuestros pies nos permiten caminar junto con otros caminantes o
colocarnos al lado de quienes ya no pueden caminar.
 Nuestra sexualidad nos habla de encuentro, donación,
complementariedad y vida compartida.
Los seres humanos estamos como vertidos hacia los demás; nuestro cuerpo es
comunicación: comunicamos a través de todo lo que somos y hacemos, e
incluso cuando no queremos comunicar.
En el encuentro con las otras personas nos encontramos con nosotros mismos,
nos comprendemos, crecemos, discernimos nuestra vocación.
En el encuentro con nuestros padres y con otras personas hemos heredado los
códigos con que nos comunicamos y las demás referencias culturales y
religiosas que utilizamos para dar sentido a lo que somos y hacemos.

De todas esas personas recibimos, también, la invitación a creer en Dios


y a ser parte de una comunidad de fe. En la comunidad encontramos los
testimonios que nos ayudan a madurar en nuestra fe.
Los cristianos y cristianas creemos, además, que el encuentro con las
otras personas –cuando se cultiva la solidaridad, la justicia, la
reconciliación- es una forma concreta de construir el Reino de Dios.
Tales valores se pueden vivir intensamente en el pequeño grupo.
En el grupo, efectivamente, reconocemos la posibilidad de tejer
interrelaciones que nos humanizan, nos ayudan a conocernos mejor y nos
permiten colaborar en la construcción del Reino de Dios.

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Es importante comprender y valorar las posibilidades educativo-pastorales que
tiene el desarrollo de un grupo en el actual contexto de globalización. El valor
del grupo se fundamenta en la alteridad, es decir, en la presencia en él de
personas cuyo valor infinito se convierte en llamada y responsabilidad.

1.1. Cultivar la comunión en el contexto del actual proceso de


globalización

En el documento de Aparecida, nuestros obispos afirmaban que “ante el


individualismo, Jesús convoca a vivir y caminar juntos. La vida cristiana sólo se
profundiza y se desarrolla en la comunión fraterna” (DA 110).

La comunión fraterna es, entonces, además de una necesidad humana, una


exigencia evangélica. El bautismo nos hace parte de una comunidad de fe en la
que encontramos hermanos y hermanas a quienes amar, perdonar y servir.
Antes de ser personas bautizadas, éramos ya parte de una gran comunidad
humana, conformada por hombres y mujeres de diversas edades, culturas,
religiones, con quienes estamos llamados a construir relaciones de fraternidad,
justicia y solidaridad.

Sin embargo, hoy nos toca vivir esa vocación humana y esa exigencia
evangélica en el contexto de la actual globalización, sostenida por la ideología
de un sistema económico neoliberal, en el cual predomina la búsqueda de los
aspectos materiales. Benedicto XVI afirma al respecto:

“A pesar de algunos aspectos estructurales innegables, pero


que no se deben absolutizar, la globalización no es, a priori, ni
buena ni mala. Será lo que la gente haga de ella. Debemos ser
sus protagonistas, no las víctimas, procediendo
razonablemente, guiados por la caridad y la verdad. Oponerse
ciegamente a la globalización sería una actitud errónea,
preconcebida, que acabaría por ignorar un proceso que tiene
también aspectos positivos, con el riesgo de perder una gran
ocasión para aprovechar las múltiples oportunidades de
desarrollo que ofrece. El proceso de globalización,
adecuadamente entendido y gestionado, ofrece la posibilidad

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de una gran redistribución de la riqueza a escala planetaria
como nunca se ha visto antes; pero, si se gestiona mal, puede
incrementar la pobreza y la desigualdad, contagiando además
con una crisis a todo el mundo” (CiV, 42).

Ese carácter ambiguo de la


La globalización, tal y como está
globalización, que invita al
configurada actualmente, no es
protagonismo pero que puede
capaz de interpretar y reaccionar en
producir víctimas, que genera
función de valores objetivos que se
riqueza pero puede, al mismo
encuentran más allá del mercado y
tiempo, incrementar la pobreza,
que constituyen lo más importante
hace necesario que estemos atentos
de la vida humana: la verdad, la
a sus dinamismos y nos esforcemos
justicia, el amor, y muy
por ponerla a servicio de los seres
especialmente, la dignidad y los
humanos.
derechos de todos, aún de aquellos
Con frecuencia la actual estrategia que están al margen del propio
de globalización contradice el estilo mercado (DA 61).
de vida comunitario que Jesús
propone en el Evangelio, pues
despoja a las personas de sus referencias comunitarias.

La globalización es una realidad que nos condiciona, lo queramos o no. No sólo


deja su marca en el comercio, en las finanzas y en las relaciones
internacionales, sino que también tiene la capacidad de modificar los estilos de
consumo de las personas, así como las experiencias religiosas y los espacios
en que acontecen el encuentro y la convivencia: los espacios laborales,
educativos, religiosos, recreativos, y hasta la misma familia. Para comprobarlo,
bastaría con tener conciencia de la forma en que los medios de comunicación
trasladan y proponen nuevos modelos de familia que chocan con la forma en
que tradicionalmente hemos entendido y vivido la experiencia familiar en Costa
Rica.

Desde el actual proceso de globalización, las personas somos frecuentemente


vistas como individuos, como competidores y consumidores, mientras que
categorías como colectividad, pueblo y comunión son vistas con sospecha y
desconfianza. Con igual desconfianza son vistos los fundamentos de la Doctrina

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Social de la Iglesia: justicia, solidaridad, subsidiariedad, bien común,
participación, función social de la propiedad, etc.

El fenómeno de la globalización no tiene sólo consecuencias sociales


─crecimiento de la inequidad, grandes masas de personas excluidas,
destrucción del medio ambiente (Hinkelammert, 2002: 369-373), sino también
consecuencias antropológicas.

Afirmar que la globalización tiene consecuencias antropológicas, significa


advertir que ella está modificando la forma en que entendemos al ser humano.
Efectivamente, podemos hablar de una revolución antropológica de la actual
estrategia de globalización, pues ella está configurando un tipo de sujeto a la
medida del mercado; está produciendo sujetos desde la conciencia de ser
propietarios, consumidores, y desde la promoción de relaciones mercantiles que
este propietario-consumidor establece con las otras personas (Fornet-
Betancourt, 2001: 341-343).

El individualismo que prevalece hoy afecta también la forma en que vivimos


nuestra experiencia religiosa. Esa manera individualista de comprender la vida
se ha infiltrado en la experiencia cotidiana de muchos cristianos y cristianas que
prefieren vivir su fe en su intimidad, sin iglesia, sin comunidad, sin compromiso,
sin los otros y las otras.

La religión se convierte, así, en un producto más que cada individuo consume


para satisfacer ciertas necesidades llamadas “espirituales”. Se alimenta, de esa
manera, una espiritualidad intimista y un consumismo de “productos religiosos”,
que nada tienen que ver con el eso que Jesús llamaba Reino de Dios. Así, la
dimensión social de la fe aparece como un dato opcional y accesorio, y no
como un elemento constitutivo de la vida cristiana. En ese contexto, el pecado
social y estructural es relativizado.

Tanto las personas cristianas como las no cristianas experimentamos


cotidianamente el debilitamiento de nuestra vida comunitaria. A ese
debilitamiento se refieren los sociólogos cuando hablan de la fragilidad del tejido
social de un grupo humano. En efecto, se han roto los vasos comunicantes que
nos hacían sentirnos miembros de una comunidad solidaria. Ya no somos
pueblo: somos conglomerado. Hoy nuestra relación con las otras personas está

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marcada más por la desconfianza que por la fraternidad. La vecindad física no
está acompañada de la vecindad afectiva y efectiva: somos cada vez más
vecinos lejanos.
Frente a esa revolución antropológica gestada desde la globalización, tenemos
necesidad de una nueva revolución, que nos permita entendernos como seres
en comunión, interdependientes, convocados, invitados. Precisamente las
palabras “invitar” y “con-vidar” son muy adecuadas para entender la revolución
antropológica que necesitamos hoy: ambas palabras hacen alusión a la
convivialidad. La palabra convidar está compuesta por un prefijo latino de
compañía cum, más el verbo vivere, que significa "vivir". También la palabra
invitar (invitare) indica convivencia y encuentro.

Convidar e invitar es hacerse cargo de las otras personas, vivir “con” ellas, y no
a pesar de ellas ni a costa de ellas. Vivir como mutuamente invitados y
convidados es una forma de superar la globalización del individualismo. Hoy
tendríamos que globalizar el convite.

En su encíclica Caritas in Veritate, Benedicto XVI nos da otra importante pista


para recuperar y robustecer nuestra experiencia comunitaria: la gratuidad. En
ese documento, el Papa recuerda la importancia de la gratuidad como rasgo
distintivo de las relaciones interpersonales. La gratuidad es lo opuesto a
productividad y utilidad (CiV 34). La vida humana auténtica y particularmente la
vida cristiana están marcadas por el don y la gratuidad, no por la utilidad y
productividad que convierten a las otras personas en objetos.

Función de un grupo en un contexto globalizado

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En el actual contexto de globalización

Espacio para la comunión fraterna Posibilidades educativas


que puede y pastorales
generar

El grupo es Experiencia de encuentro y solidaridad

que invitan a construir


Lugar en el que el rostro y la mirada de las otras personas nos llaman a la responsabilidad

El Reino de Dios

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Actividad de aprendizaje
Reflexione sobre cómo era el comportamiento de las personas cuando usted era niño
(a), tanto en el barrio como en la iglesia.

Enumere a continuación en qué aspectos han cambiado (positiva o negativamente) ese


comportamiento por la influencia del proceso de globalización actual.
Cambios positivos Cambios negativos

En el documento de Aparecida se definen algunos límites y posibilidades que implica el


proceso de globalización. A continuación, enumere algunos que este documento
menciona y luego, compárelos con su vivencia personal.

Nota: puede usar como referente los apartados número: 34,43,60-62,64, 65,67,82,90,185,402,406,444,465,484
y 523.

Límites Posibilidades

1.2. El rostro de los demás en el grupo.

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El ser humano se entiende a sí mismo como proyecto y no como realización
definitiva. Siempre está en búsqueda, construyendo significados, estableciendo
nuevas relaciones, desarrollando destrezas. Sabe que es un ser inacabado, es
decir, necesitado de algo más, de alguien más, de alguien. Tiene una sed
infinita de ser, de saber, de amar, de experimentar, de encontrarse con otras
personas, de transformar el mundo. Es un ser siempre insatisfecho, aún cuando
logre vivir muchos años.

El ser humano sabe que se va configurando desde el encuentro con los otros
seres humanos. En efecto, la relación interpersonal es el lugar privilegiado para
que el ser humano descubra su propia grandeza y dignidad, así como la
grandeza y dignidad de las otras personas.

En esa relación interpersonal nos sentimos convocados por las demás


personas, experimentamos la necesidad de hacernos responsables de ellas,
sobre todo de aquellas que son más vulnerables. Nos descubrimos interpelados
por el rostro y la mirada de las otras personas y por sus exigencias de
reconocimiento y de justicia (Sidekum 2000:45).

Mi subjetividad se construye
Gratuidad ≈ dar
concretamente en la historia, a través de sin esperar a
la relación con las otras personas, las cambio.
Sujetos
cuales se revelan a través de su rostro. solidarios. Convocación ≈
Invitación
Por eso la mirada del otro es una llamamiento
constante demanda de reconocimiento y
justicia. Nuestra existencia encuentra Epifanía ≈
Darse a conocer,
sentido en las otras personas y en la revelarse, acceso
al otro
medida en que nos hacemos cargo de
ellas, en la medida en que
comprendemos que la realización
personal y la felicidad son posibles no a
pesar de ellas, sino gracias a ellas.

Ante las otras personas no podemos permanecer indiferentes. El rostro de las


otras personas se me presenta como llamada, como convocación. Somos
responsables de las otras personas. La pregunta de Dios a Caín, “¿Dónde está
tu hermano?” fundamenta la ética y la vida cristianas. En el relato de Caín y

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Abel (Gén 3,9), se muestran las limitaciones del ser humano en su capacidad
de interrelacionarse y de amar. La fraternidad, que debería reforzar los vínculos
entre dos seres humanos muy cercanos, se vive allí en espíritu de
competencia, envidia y agresión. El otro es visto como rival y como objeto. Pero
Dios pide al ser humano ser responsable de sus hermanos y hermanas, de tal
manera que no hay excusas válidas para desentenderse de las otras personas.

Las asambleas generales del episcopado latinoamericano nos han invitado


reiteradamente a reconocer el rostro de Dios en el rostro y la mirada de las
otras personas, especialmente en el rostro y la mirada de las víctimas y de los
empobrecidos. Se trata de rostros que nos cuestionan e interpelan: rostros de
niños, jóvenes, indígenas, campesinos, obreros, subempleados, desempleados,
marginados y hacinados urbanos, etc. (DP 30-41; DSD 187).

Son los rostros de la cotidianidad, los rostros muy concretos, aunque a veces
carentes de nombre y apellido. Son los rostros en los que se nos pide reconocer
el rostro de Dios: “tuve hambre y me dieron de comer… “ (Mt 25, 35-36).

El reconocimiento de Dios en esos rostros fundamenta una original forma de


entender y vivir la espiritualidad cristiana y la sacramentalidad. Los otros -sobre
todo los pobres- son lugar teológico, es decir, “lugares” en los que Dios se hace
presente, se revela, nos habla, se hace carne. Ellos son sacramento de Dios.
Desde ellos podemos comprender mejor los otros sacramentos.

Los documentos del magisterio latinoamericano nos ponen frente a un rostro


desfigurado, fruto de un tipo de
…una globalización sin solidaridad
relaciones sociales que, aunque
afecta negativamente a los sectores
se dan en sociedades
más pobres. Ya no se trata
denominadas cristianas, son
simplemente del fenómeno de la
opuestas al proyecto que Dios
explotación y opresión, sino de algo
tiene para la humanidad. Se
nuevo: la exclusión social. Con ella
repite la historia de Caín y Abel.
queda afectada en su misma raíz la
En ese contexto nos sentimos pertenencia a la sociedad en la que
invitados a reafirmar que las se vive, pues ya no se está abajo, en
otras personas no pueden ser la periferia o sin poder, sino que se
está afuera. Los excluidos no son
solamente “explotados” sino 18
“sobrantes” y “desechables” (DA 65).
nunca comprendidas ni tratadas como objetos. Son siempre sujetos cuya
dignidad no podemos desconocer y cuyo llamado no podemos ignorar. Somos
responsables de la suerte de las otras personas.

Sólo en el encuentro gozoso y solidario con las otras personas


comprenderemos mejor quiénes somos, a qué estamos llamados, en qué
consiste el Evangelio, dónde se revela Dios, cómo celebrar mejor los
sacramentos.

1.3 El grupo: una experiencia de encuentro y solidaridad

Hay muchas formas de dar nuestra respuesta a la llamada de los otros y las
otras. El matrimonio es una de ellas. En el matrimonio se responde a esa
llamada con la donación y entrega mutuas, con la fidelidad, con la vida
compartida y abierta a la procreación.

Los integrantes de las familias viven la convocación a través del diálogo, de los
momentos compartidos y de la infinidad de expresiones cotidianas de afecto,
reconciliación y solidaridad.

La vida comunitaria de los religiosos y religiosas también expresa la vocación


humana a la comunión. Lo mismo podemos decir de las comunidades
eclesiales de base, de los movimientos laicales, de los grupos juveniles, así
como de otras formas de asociación y encuentro dentro y fuera de la Iglesia.

La pastoral juvenil ha sabido promover diversas formas de asociación entre los


jóvenes de nuestro país. Estas comunidades juveniles han sido,
frecuentemente, espacio fecundo de vida cristiana comprometida. Ya en el
documento de Medellín, los obispos reconocían que “la tendencia a reunirse en
grupos o comunidades juveniles se muestra cada vez más fuerte dentro de la
dinámica de los movimientos juveniles de Latinoamérica; rechazan los jóvenes
las organizaciones demasiado institucionalizadas, las estructuras rígidas y las
formas de agrupación masiva” (DM 5,6).

Ese texto de Medellín señala algunos rasgos de los grupos en los que
insistiremos más adelante. Se trata de aquellos rasgos que hacen del grupo un

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ambiente de acogida; una experiencia fraterna, flexible y dinámica; un espacio
para la vivencia de valores humanos y evangélicos.

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

¿Sabe usted cuáles son


comunidad parroquial?

todos los grupos que


funcionan en su
Menciónelos a
continuación

Hoy vivimos un tiempo de múltiples pertenencias: formamos parte de una


familia, de un grupo deportivo, de una asociación o un comité, de una
comunidad eclesial. Todos esos “lugares” tienen varias cosas en común:

 en primer lugar, nos dan la ocasión para el encuentro, la comunicación,


la realización de tareas que son de interés común;

 en segundo lugar, esos grupos están en la capacidad de generar


sentimientos de identidad, de adhesión, de seguridad;

 además, pueden desarrollar destrezas sociales en sus integrantes: en él


aprendemos a dialogar, a escuchar, a tolerar, a disentir, a consentir, etc.

A todas esas “energías” y procesos las vamos a llamar dinámicas del grupo.

Desde los grupos también podríamos alimentar la competitividad, la rivalidad y


el individualismo. También esas son dinámicas de grupo. Por eso es importante
verificar la salud de nuestros grupos, para asegurarnos de que ellos son lugares
en los que se desarrollan dinámicas orientadas a la vivencia del don y la
gratuidad, y no espacios puestos al servicio de la utilidad y la productividad.

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Las experiencias más humanas y más humanizantes son, efectivamente, las
menos útiles: “gastar” el tiempo juntos, celebrar una fiesta, participar en
actividades grupales, darse tiempo para escuchar a otras personas, dar la
palabra, organizar un paseo o una celebración litúrgica, son todas actividades
inútiles, si las vemos desde una lógica productiva y mercantilista. Pero pueden
ser muy humanizantes y pueden posibilitar la vivencia de valores humanos y
evangélicos. Son experiencias que –precisamente por su “inutilidad”- son
capaces de proporcionan sentido a la existencia humana.

En el grupo nos sentimos convocados. En él encontramos el desafío de aceptar


a las otras personas tal y como ellas son, y no como quisiéramos que fueran. La
vida del grupo está constituida por la confluencia de muchas vidas, de muchas
personas que llevan consigo sus biografías, sus referencias culturales, sus
experiencias religiosas, sus gozos y esperanzas, sus frustraciones y sus
utopías. En el grupo aprendemos a ir pasando de la preocupación por objetivos
e intereses individuales, a la búsqueda y desarrollo de objetivos e intereses
comunes y grupales.

El grupo no nos deja indiferentes. En él se construye una red de relaciones


interpersonales que marca la vida cotidiana de sus integrantes. La marca,
porque en el grupo todos nos sentimos interpelados, cuestionados, motivados.
Ni siquiera las inevitables crisis y conflictos interpersonales impiden que el
grupo nos ayude a crecer. Las crisis y conflictos pueden también ser
oportunidad para aprender, para dialogar, para encontrarnos y conocernos
mejor, para dar sentido a la existencia.

El en grupo, los otros no son sólo objetos de nuestra interpretación. En él todos


somos sujetos, con voz propia. Todos somos intérpretes. En el grupo caben
todas las interpretaciones, es decir todas las formas en que –desde nuestras
experiencias y biografías- comprendemos la vida, la historia, nuestras
relaciones. El grupo no es, por lo tanto, una estructura homogenizante y
asfixiante, a la que tendríamos que adaptarnos para no quedar fuera, sino un
espacio educativo y pastoral en el que la convocación se reviste de múltiples
rostros, expresiones, lenguajes y sensibilidades: un lugar en el que la diversidad
encuentra su casa.

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El grupo, finalmente, es un lugar para construir iglesia y para experimentar la
salvación. El Concilio Vaticano II nos dice que “Dios quiso santificar y salvar a
los hombres no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino
constituyendo un pueblo, que le confesara en verdad y le sirviera santamente”
(LG 9). El grupo es una forma de romper el aislamiento y una ocasión para
confesar la verdad y servir a Dios desde la fraternidad.

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

1. Reflexione sobre los principales logros en cuanto a la


integración que haya tenido el grupo al cual usted pertenece,
haya pertenecido o haya visto en otros grupos.

2. Reflexione:

¿Cómo han logrado la integración del grupo? ¿De qué manera


logran superar los pequeños obstáculos que pueden surgir?

¿Qué elementos de crecimiento o fortalecimiento del grupo


prevalece en el grupo?, ¿qué aspectos han mejorado o dan
mejores resultados desde el punto de vista educativo-pastoral?

3. Comparta su experiencia con los otros compañeros.

1.4. Resumen

 Los efectos de la globalización han incidido especialmente en un


comportamiento más individualizado y de debilitamiento de la vida en
comunidad. Al respecto, el Papa Benedicto XVI indica que la
globalización no es ni buena ni mala, pero sí debemos ser protagonistas
y no víctimas de dicho proceso, siempre guiados por la caridad y la
verdad.
 Una forma de superar el individualismo de la globalización es viviendo
mutuamente invitados y convidados. Este “convivir” debe ser bajo una
plataforma sustentada en la gratuidad: dando sin esperar nada a

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cambio mediante acciones solidarias; la epifanía, o sea, saliendo al
encuentro del otro; y mediante la convocación: la invitación a apoyar a
los demás.
 Solo en el encuentro solidario con las otras personas comprendemos
nuestra misión, nuestro compromiso, la puesta en práctica del
Evangelio y la mejor forma de celebrar los sacramentos.
 El desarrollo de grupos es una forma de integración en comunidad, de
las cuales se genera una dinámica de grupo que se deben orientar a la
vivencia del don y la gratuidad.
 En los grupos encontramos el desafío de aceptar a las otras personas
tal y como son; y no, como quisiéramos que fueran. También,
aprendemos a desprendernos de los objetivos e intereses individuales
para pasar al desarrollo de objetivos e intereses comunes.
 El grupo es un excelente espacio para desarrollar los procesos
educativos-pastorales, pues propiciamos un ambiente de aprendizaje,
interés, interacción e integración común entre los miembros de una
comunidad parroquial.

Ejercicio de Autoevaluación

a. Establezca ejemplos de la vida práctica en los cuales usted aplica los


siguientes conceptos en la convivencia con las demás personas:

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Individualismo Gratuidad

Convocación Epifanía

b. Indique algunas formas como usted aprovecharía y potenciaría los


procesos educativo-pastorales mediante la integración y desarrollo del
grupo.

*
*
*
*

1.5. Bibliografía

 Benedicto XVI (2009). Caritas in Veritate. Bogotá: Ed. San Pablo.

 Cuarta conferencia general del episcopado latinoamericano (1993).


Santo Domingo, Conclusiones. Bogotá: CELAM.

24
 Fornet-Betancourt, R. (2001). Transformación intercultural de la filosofía.
Bilbao: Ed. Desclée de Brouwer.

 Quinta conferencia general del episcopado latinoamericano (2007).


Aparecida, Conclusiones. Bogotá: CELAM.

 Segunda conferencia general del episcopado Latinoamericano (1973),


Medellín, Conclusiones. Lima: Ed. Paulinas.

 Sidekum, A. (2002). Ética e alteridade, la subjetividade ferida. Sao


Leopoldo: Ed. Unisinos.

 Tercera conferencia general del episcopado Latinoamericano (1979).


Puebla, Conclusiones. Lima: Ed. Paulinas.

1.6. Glosario

Convocación: Es un término con el que queremos expresar la


interdependencia mediante la cual superamos tanto la dependencia como la
independencia entre los seres humanos. Convocación es corresponsabilidad e
invitación a hacernos cargo de la vida de las otras personas.

Epifanía: Significa manifestación. Es la acción de darse a conocer, revelarse,


salir al encuentro. Es revelarse, es decir, quitarse el velo que impide el acceso
al otro.

Espiritualidad: Es el espíritu con que hacemos las cosas, con que decidimos
vivir. Hay muchas espiritualidades distintas y legítimas. La espiritualidad
cristiana consiste en vivir con el espíritu de Jesús, en asumir un estilo de vida
inspirado en el Evangelio. Como tal, la espiritualidad no existe, lo que existe son
mujeres y hombres que viven con espíritu. La espiritualidad así entendida no se
opone a corporeidad, ni a materialidad.

Tejido social: Es el conjunto de relaciones, grupos, instituciones y


organizaciones en cuyo espacio concreto se encuentra enmarcada la vida y las
interrelaciones de las personas. El tejido social es un proceso de construcción
permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concepción
integral de los seres humanos, de su dignidad, de sus derechos y sus deberes.

25
Gratuidad: Se refiere a la capacidad que poseemos los seres humanos para
dar y darnos sin esperar pago. En la gratuidad rompemos el esquema sujeto-
objeto, para ser todos y todas sujetos corresponsables y solidarios.

Modelo económico neoliberal: Es un modelo económico basado en la


liberalización del mercado bajo el axioma de que éste se regula a sí mismo,
pues posee sus propias leyes (oferta y demanda). Eso implica reducir al mínimo
el rol del Estado, privatizar servicios que en casos como el de Costa Rica
venían ofreciendo las instituciones públicas, y reducir aranceles.

26
Capítulo 2.
El grupo bajo la lupa

Objetivo de aprendizaje

Mostrar las diversas características, tipos y


aplicaciones que tienen los grupos en su desarrollo, su
aplicación práctica y relación con los procesos
educativo-pastorales, como herramientas útiles para
que los participantes del módulo en respectivos grupos
pastorales.

Contenidos

* Tipos de grupos que se conforman.

* Etapas en el desarrollo de los grupos.

* La construcción de significados según la condición


del grupo.

27
Perfil de logros del estudiante

Al finalizar este capítulo, el estudiante habrá adquirido las siguientes destrezas:

 Identifica los diferentes tipos de grupos que se pueden conformar.


 Reconoce las peculiaridades de las diversas etapas de la vida de los
grupos.
 Valora los aportes del grupo en nuestro proceso de construcción de
significados.

Sinopsis del capítulo

En el segundo capítulo estudiaremos aspectos más cercanos a la conformación y


desarrollo de los grupos; así como el papel importante que cumplen los grupos en
la construcción de significados.

Aunque cada grupo tiene su identidad y originalidad, podemos clasificar los grupos
según su origen, estructura, características de sus integrantes, el tipo de
interrelaciones que genera y su disponibilidad para renovarse. Los grupos que
suelen crear mejores condiciones para el trabajo educativo-pastoral son aquellos
primarios, heterogéneos, los menos jerárquicamente estructurados y los más
dispuestos a enriquecerse con la presencia de nuevos integrantes.

El grupo, como un conjunto integrado por seres vivientes, pasa por diferentes
etapas: nacimiento, crecimiento, madurez, compromiso, muerte. Las personas
animadoras deben intervenir adecuadamente en cada momento, para aprovechar
las posibilidades educativo-pastorales de la experiencia grupal.

El grupo es, también, una fuente importante de insumos para la construcción de


significados por parte de las personas, tanto en el período de pertenencia como en
el período en que la relación con el grupo es de “referencia”.

28
2. El grupo bajo la lupa

Todas las personas hemos tenido experiencias grupales. Somos parte de un


grupo familiar, hemos sido parte de grupos de estudio o de grupos laborales,
culturales, deportivos, etc.

Toda nuestra vida transcurre en relación con otras personas, en diversas


experiencias de grupo. Algunos de esos grupos han incidido más en nuestra
vida, otros menos, pero todos nos han dejado sus huellas.

Siendo parte de esos grupos hemos aprendido a “hacer” grupo, hemos


presenciado su evolución, sus etapas, sus crisis. También hemos descubierto
que el grupo nos va conformando, nos va enriqueciendo, nos va ofreciendo
espacios, lenguajes, experiencias, utopías con las cuales hemos construido y
seguiremos construyendo significados para nuestras vidas. Todo eso forma
parte de la dinámica del grupo.

Si repasamos nuestras experiencias en esos grupos, reconoceremos en todos


ellos algunas características comunes:

 En ellos se establece una intensa interrelación entre personas que


tienen unas tareas comunes, aunque esas tareas no sean siempre
explícitas, es decir, no estén escritas en ninguna parte.

 La ejecución de tareas comunes son los elementos aglutinadores de los


grupos. Ellas diferencian al grupo de un colectivo (por ejemplo, las
personas que se encuentran en un elevador). Las tareas comunes dan
razón de ser al grupo, lo convoca, le da cohesión.  A veces sucede que
los grupos se desvían de su tarea real para dedicarse a competir, atacar,
defenderse, etc.  Los grupos deben -si quieren seguir siendo
significativos para sus miembros- volver a valorar sus tareas reales.

 Las personas integrantes del grupo experimentan cierta


interdependencia.

 Las personas integrantes construyen y reconstruyen sus propias


estrategias de comunicación, sus lenguajes, códigos. La vida de los
grupos depende de la calidad de la comunicación.

29
 Las personas que participan en los grupos tienen su personalidad e
individualidad. Sin embargo, cuando se insertan en grupos adquieren
roles que les permiten interactuar con las otras personas. Por ejemplo
una persona es chofer de bus, padre, esposo, hijo, etc.  Es la misma
persona, pero tiene actúa de manera diferente dependiendo del rol que
asume. En los grupos asumimos roles específicos relacionados con la
animación, la formación, el compromiso, la celebración, etc.

Los roles deben ser reconocidos por los miembros del grupo. Si una
persona quiere ser líder pero el resto del grupo no lo reconoce como tal o
no acepta su tipo de liderazgo, (rol asumido pero no asignado), tendrá
dificultades para ejercerlo.

 Los grupos producen reglas internas con el fin de realizar las tareas
comunes. Son reglas de funcionamiento. Algunas de ellas son muy
evidentes: un horario, un lugar de reunión, unas formas de vestir, una
aporte económico, la estructura de las reuniones; otras, en cambio, son
más sutiles, como por ejemplo la forma en que se manejan los
desacuerdos, la manera en que son acogidos los nuevos integrantes, las
estrategias para conservar la memoria del grupo.

Algunos grupos a los que hemos pertenecido ya no existen, pero lo aprendido


en ellos sigue siendo importante para nuestras vidas. Conservamos recuerdos,
mantenemos contacto con algunas personas que también fueron parte del
grupo. Las experiencias allí vividas y los valores allí propuestos siguen
inspirando nuestras opciones y nuestro estilo de vida.

Los grupos son realidades complejas. En ellos confluyen e intervienen


diversidad de personas, de intereses, de historias. Cada grupo es distinto de los
otros, porque –mediante su dinámica- va desarrollando su propia identidad
grupal, sus códigos y estructuras; porque posee sus historias y sus mitos
fundantes; porque tienen sus propias utopías.

30
Aquí vamos a considerar solo tres de los muchos aspectos relativos a la vida de
los grupos: los tipos de grupos, el proceso grupal y la distinción entre
pertenencia y referencia.

2.1. Tipos de grupo

Los grupos son como un organismo viviente, con dinamismos propios, con
procesos irrepetibles, con interrelaciones que contribuyen a configurar las
subjetividades de sus integrantes. No son realidades inamovibles y eternas.
Ellos poseen una dinámica que les hacer evolucionar, madurar, crecer; también
decrecer y morir. Es la dinámica grupal.

Cada grupo es original, tiene su propia historia y sus lenguajes, sus propias
crisis y sus maneras particulares de abordar esas crisis. Hay -sin embargo-
diferentes intentos por clasificar los grupos según criterios como su origen, su
formalidad, el tipo de interrelaciones que generan, el tipo de integrantes, la
disponibilidad para renovarse, su institucionalidad, su temporalidad, etc.

 Por su origen. Los grupos pueden ser espontáneos o planificados. Los


espontáneos se originan por la coincidencia de intereses, de
experiencias, de lenguajes. Es iniciativa de sus propios integrantes.
Nadie prevé ni organiza su nacimiento. Es el caso del grupo de
muchachos coetáneos del barrio, que sin proponérselo comienzan a vivir
una experiencia compartida a partir de intereses comunes.

Los grupos planificados o funcionales son, en cambio, fruto de


intencionalidades, de necesidades reconocidas, de previsiones y
cálculos. No siempre nacen por iniciativa de sus integrantes. Es el caso,
por ejemplo, del coro de una parroquia, que nace por iniciativa del
párroco o del responsable de la liturgia.

 Por su institucionalidad. Se trata de una clasificación que complementa


la anterior, acentuando aspectos organizativos. Algunos grupos son muy
institucionalizados, pues cuentan con rígidos reglamentos, horarios,
mecanismos de control y disciplina (son más formales); otros tienen

31
menos institucionalidad, en cuanto son más flexibles y capaces de
improvisar y de adaptarse a nuevas circunstancias (son más informales).

Es necesario aclarar que con el paso del tiempo, los grupos tienden a
reforzar y multiplicar los elementos institucionales, especialmente si son
grupos con un número elevado de integrantes.

 Por el tipo de interrelaciones que generan. El grupo puede ser


primario o secundario. Es primario cuando el número de integrantes
permite establecer una red de relaciones interpersonales que abarca a
todos sus integrantes. El grupo primario es espontáneo, relativamente
pequeño, definido más por motivaciones afectivas que por objetivos de
otra índole. Sus miembros experimentan un gran sentido de solidaridad.

En el grupo primario cada persona puede establecer relaciones cara a


cara con los otros miembros del grupo. Cuando alguien falta, los demás
sienten su ausencia.

El grupo secundario es más numeroso, más organizado y menos


espontáneo. Es precisamente su tamaño el que exige mayor
organización. Aquí la gente se reúne fundamentalmente en torno a algún
principio, objetivo o norma. Un ejemplo de grupo secundario es una
empresa. En el grupo secundario, por el elevado número de integrantes,
no es posible establecer una red de relaciones interpersonales que
abarque a todos los miembros. La calidez del grupo se asegura al interior
de los subgrupos que se forman de manera espontánea, originados por
la afinidad de intereses, de edad, de género, de origen, etc.

 Por las características de integrantes. Los grupos pueden ser


homogéneos o heterogéneos. Los primeros se caracterizan porque sus
integrantes comparten muchos rasgos comunes: intereses, formación,
destrezas, etc... Es el caso de un grupo policial, un grupo de bomberos,
un grupo de personas con discapacidad. Los grupos heterogéneos son
más abiertos para recibir a integrantes que son diversos por su género,

32
edad, intereses, experiencias. Puede ser el caso de los grupos juveniles
y las comunidades eclesiales de base.

 Por su disponibilidad para renovarse. Los grupos son abiertos o


herméticos. Los grupos abiertos permiten, de manera permanente o
periódica, el ingreso de nuevos integrantes. La llegada de nuevos
miembros afecta siempre la vida del grupo, y lo enriquece con nuevas
posibilidades de interrelaciones.

Los grupos herméticos suelen poner muchos requisitos de ingreso. El


hermetismo también se refleja en la forma en que circula la información y
en las reservas para interactuar con la realidad externa al grupo.

Los grupos que suelen crear mejores condiciones para la generación de


procesos educativos significativos y para la maduración de la fe, son aquellos
primarios, heterogéneos, los menos jerárquicamente estructurados y los más
dispuestos a enriquecerse con la presencia de nuevos integrantes.

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

Indique en el siguiente cuadro tres grupos a los que usted pertenece o haya pertenecido
e identifique los tipos de grupo que son (según lo estudiado en el apartado anterior).
También, indique cuál es la principal motivación por la que se ha establecido ese grupo.

Grupo:1:______ *
*

*
Grupo 2:_______ *

*
Grupo 3:_____ *

33
2.2. Etapas de la vida grupal
El grupo es como un organismo
En la vida de los grupos podemos distinguir diversasviviente:
etapas nace, crece, madura,
o estadios. Se trata
genera vida, pasa por etapas
de etapas cuyos límites no son claros y evidentes. No existe un
de enfermedad, momento
recuperación,
puntual en que termina una etapa y comienza otra. vejez y muerte.
Como un ser viviente, y
anhelante de vida, el grupo
 Etapa de formación. requiere de condiciones
adecuadas para crecer,
madurar y dar fruto.
En esta etapa, las personas comienzan a considerarse parte del
Su muerte no grupo,
debe seraunque
vista,
como un fracaso, sino como
no siempre tienen claridad sobre sus objetivos, estructura, identidad
una ocasión y liderazgo.
para generar vida:
“si el grano de trigo no cae en
tierra conocer
En este período, los integrantes exploran el terreno para y muere, las
no puede
conductas
fructificar”.
y formas de actuación de los otros participantes. Esta fase termina cuando sus
miembros comienzan a considerarse realmente parte del grupo y empiezan a
hablar del grupo en primera personas: “nosotros en el grupo”, “nuestro grupo”,
“mi grupo”, “nuestras reuniones”…

En esta etapa, los animadores y animadoras deben generar las condiciones


para el mutuo conocimiento de los miembros del grupo. Igualmente deben
procurar que las personas integrantes se sientan protagonistas en la
construcción de la identidad y estructura del grupo.

 Etapa de conflicto

A cierto punto -y casi desde el inicio de la vida grupal- comienzan a nacer


subgrupos, que responden a afinidades, a coincidencia de intereses, y a
muchas otras razones como género, condición social, edad, procedencia, etc.
Con frecuencia se produce cierta hostilidad entre los subgrupos y se genera
resistencia frente a quienes dirigen. Esta confrontación suele generar
liderazgos. Cuando esta etapa termina, los integrantes tienen claridad acerca
de los liderazgos existentes.

Es importante que los animadores y animadoras sepan acompañar esta etapa,


no evitando el conflicto, sino ayudando a las personas a manejarlo y a sacarle
provecho.

34
• Diferenciación.

En esta fase, surgen relaciones más estrechas y el grupo muestra mayor


cohesión, porque ha confrontado y superado sus diferencias. Aumenta el
sentido de compañerismo entre sus integrantes. Estos aceptan las diferencias y
logran crear una atmósfera de acogida mutua. En esta etapa el grupo adquiere
una estructura estable. Sus integrantes tienen mayor claridad de lo que el grupo
espera de cada uno.

En esta etapa es importante que los animadores y animadoras creen las


condiciones para que cada integrante identifique la forma en que mejor puede
contribuir a la vida del grupo.

 Compromiso

Esta es la etapa culminante del proceso. La estructura es plenamente funcional


y aceptada por todos los integrantes.

La energía del grupo es sincrónica y no se centra en conocer y entender a los


demás, sino en la ejecución de las tareas; cada persona se responsabiliza por
la calidad con que se realizan las tareas y por la marcha del grupo como
conjunto. En esta fase, cada persona puede hacerse cargo de una parte
diferente del trabajo, ocupar una determinada posición, cumplir una función,
interpretar un papel a la vez que asume un alto grado de responsabilidad por el
éxito del conjunto.

Las personas animadoras, en esta etapa, deben crear las condiciones para la
distribución de los liderazgos y fomentar una cultura de evaluación que
comprenda todas las actividades del grupo.

 Declinación o muerte

Es la etapa en que el grupo deja de responder a los intereses y objetivos de sus


integrantes. La muerte del grupo no significa fracaso, sino posibilidad de

35
“resurrección” en muchísimas otras formas de encuentro y de experiencias que
serán promovidas por quienes pertenecieron al grupo.

Los animadores y animadores del grupo, deben ayudar a sus integrantes a


comprender la muerte del grupo como muerte fecunda, según la lógica
expresada por Jesús: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no puede
dar fruto” (Jn 12, 24) .

2.3. Grupo de pertenencia y grupo de referencia. Su aporte para la


construcción de significados.

Los seres humanos requerimos de símbolos para poder vivir. No nos basta con
tener alimentación, vestido, vivienda y compañía para ser felices. Las personas
y cosas tienen un significado que es construcción nuestra. Pasamos nuestra
vida construyendo significados, es decir, dando significado a las personas, a las
interrelaciones, a las cosas, experiencias y acciones.

Las personas, las cosas y las acciones no tienen significado por sí mismos.
Somos nosotros, los seres humanos, quienes los construimos. Así, aunque dos
hermanos vivan bajo el mismo techo, la familia a la que pertenecen podría tener
significado distinto para cada uno de ellos. Ser costarricense posiblemente no
significa lo mismo para un habitante del valle central que para un
afrocostarricense de la costa atlántica o para la hija de unos emigrantes
nicaragüenses nacida en Cartago. Las tres personas son costarricenses, pero
cada una construye un significado distinto de su nacionalidad común.

Además, los significados no están amarrados a los significantes de forma


definitiva. El significado que yo le doy al bautismo ahora, podría ser diferente al
que yo le daba hace algunos años. Para unos esposos, el matrimonio no tiene
el mismo significado el día de la boda que 30 años después.

El ser humano construye significados, los cuestiona, los reconstruye. Necesita


hacerlo como condición para vivir plenamente. Pero no puede hacerlo sólo. Las
herramientas para construir significados las recibe de otras personas: el

36
lenguaje, las palabras, los mitos, los testimonios, los contextos, las situaciones,
los significados ya construidos y transmitidos…

Los cristianos tenemos otras fuentes para construir


significados, que también nos vienen dadas por una
comunidad de personas, una comunidad de fe. Esas
fuentes son la Palabra de Dios, la Tradición, el Magisterio,
las memorias y tradiciones de la iglesia, el testimonio de
los hermanos y hermanas, los signos sacramentales, la
teología, la catequesis, las prácticas religiosas populares,
el arte religioso, etc. En esa lista podemos incluir también
las experiencias de grupo: la comunidad parroquial, las
comunidades eclesiales de base, los grupos juveniles, los
grupos de animación pastoral, los círculos bíblicos, los
grupos de oración y reflexión, los grupos de catequesis, y
tantos más.

Los grupos son espacios de comunión que nos ayudan a construir significados
precisamente porque son “de comunión”, es decir, porque en ellos ponemos en
común significados ya construidos; porque desde esa puesta en común
reconstruimos nuestros propios significados. Por eso es que los grupos
terminan incidiendo en nuestra vida. En ellos encontramos personas,
actividades, experiencias, procesos que nos ayudan a reconstruir el significado
que tiene para nosotros la vida, la Iglesia, Dios, los sacramentos, los eventos
nacionales e internacionales, la familia, el trabajo, la diversión, la comunidad, la
política, la enfermedad, la muerte, etc.

37
Los grupos nos ayudan a construir significados en dos situaciones distintas:
cuando pertenecemos a ellos y cuando nos referimos a ellos, es decir, por la
pertenencia y por la referencia.

 La pertenencia al grupo.

La pertenencia se refiere al período de interrelaciones frecuentes con los demás


miembros del grupo, de actividades realizadas conjuntamente, de encuentros
cara a cara. En ese período, el grupo incide en la vida de las personas a través
de los mensajes que circulan, las experiencias vividas, los valores que se
proponen y sobre todo los que se viven, los testigos de esos valores, los ideales
construidos conjuntamente, los sistemas de control conscientes e
inconscientes, los códigos de conducta y las normativas explícitas o implícitas.

El grupo ejerce sobre cada integrante una especie de presión de conformidad


(S. Worchel et al, 2002: 359). En efecto, todo grupo, sobre todo el primario,
ejerce presión sobre sus miembros, para que unifiquen sus conductas y formas
de pensar. Por esta vía se consigue asemejar conductas, opiniones,
percepciones, informaciones e ideas. Las personas, por su parte, se dejan
uniformar, pero solo parcialmente, pues todos tenemos capacidad de reaccionar
críticamente frente a la presión del grupo, sin dejar de ser parte del mismo.

 La referencia al grupo

Después de la etapa de pertenencia viene un periodo prolongado de referencia.


El grupo sigue influyendo en la vida de las personas a través de la memoria, de
los valores apropiados, de la espiritualidad compartida, de los encuentros
ocasionales con otros ex miembros del grupo. El grupo sigue siendo referencia
para la construcción y reconstrucción de significados en las nuevas situaciones
vividas por las personas después del período de pertenencia. Es la etapa de
mayor fecundidad del grupo, la etapa en que el grano de trigo, caído y
enterrado, da mucho fruto.

Conformación de los grupos

Los grupos Son diversos según su origen


Los grupos suinterrelaciones
las origen
las integrantes
sus interrelaciones
Experimentan susus integrantespara 38
disponibilidad
una dinámica de su disponibilidad para
renovarse
Enriquecen a surenovarse
institucionalidad
sus susutemporalidad
institucionalidad
su temporalidad
Formación
Formación
Conflicto
Conflicto
Diferenciación
Diferenciación
Compromiso
Compromiso
Declinación
Declinación

Por la pertenencia
Porlalareferencia
Por pertenencia
Por la referencia

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

¿De qué forma han influido Mencione cuáles y de qué


los grupos a los que usted forma han repercutido en su
frecuenta en su construcción vida algunos grupos a los que
de significados? usted perteneció en el pasado y
han construido sus significados
hasta la actualidad.

Comente:
Comente:

2.4. Resumen

39
 Los grupos se conforman de acuerdo con ciertas motivaciones y su
dinámica hace que éstos se organicen, estructuren y desarrollen de
acuerdo con ciertas características, tipos y, además, llegan a tener un
ciclo o “etapas de vida”.

 La dinámica grupal que surge de los grupos les permite evolucionar,


madurar, crecer, decrecer y morir.

 Las principales características que presentan los grupos son: la


interrelación, la ejecución de tareas comunes, la interdependencia, la
comunicación, las personas asumen roles y establecen reglas internas.

 Los grupos se pueden clasificar según sean los tipos de grupos. Entre
estos grupos se pueden dar los siguientes tipos de conformación: según
su origen, institucionalidad, tipo de interrelaciones, características de los
integrantes y por posibilidad de renovarse.

 Las etapas de la vida grupal son las siguientes: formación, conflicto,


diferenciación, compromiso, declinación o muerte.

 A partir de la experiencia social, las personas construyen el significado (y


su perspectiva). Los grupos son entes que influyen indiscutiblemente en
esta construcción de significados. Esta misma construcción puede darse
de acuerdo con situaciones de pertenencia o bien, de referencia.

40
EJERCICIO DE AUTOEVALUACIÓN

a. Complete el siguiente esquema con las palabras u oraciones


correctas en cada línea, de acuerdo con los temas estudiados
en el capítulo dos.

a.__________: se originan por


interés en forma espontánea.
a. Por origen
b.Planificados:
__________________

a.__________: son más rígidos en


reglamentos y disciplina.
b. Por_________

b.Informales:_____________

a._______________:Todos los
miembros interactúan
Clasificación directamente.
c. Por tipo de
según tipo de interrelaciones
grupo
b. Secundario:________________

a.___________________:
comparten muchos rasgos
comunes.
d. Por___________
b.
Hetererogéneos:_______________
_________________

a. ______________________: es
flexible en el ingreso de las
personas
e. Por posibilidad de
renovarse
b.Herméticos: _______________

41
b. Escriba en el cuadro en blanco un ejemplo de situación de un grupo
en cada una de las etapas de la vida grupal y cuál es su principal
característica en esa etapa:

Formación

Conflicto

Diferenciación

Compromiso

Declinación o
muerte

42
2.5. Bibliografía

Cartwright, D. y Zander, A (1971). Dinámica de grupos. Investigación y teoría.


México: Ed. Trillas.

Espinoza, M. (1981). Dinámica del grupo juvenil. San José: Ministerio de


Cultura Juventud y Deportes.

Pollo, M. (2002). Animazione socio-culturale: teoria e metodo. Turín: Ed. LAS.

Worchel, S., Cooper, J., Goethais, G. y Olson, J. (2002). Psicología Social.


México: Ed. Thomson.

2.6. Glosario

Mito fundante.

Son construcciones simbólicas que los grupos humanos desarrollan y


actualizan para forjar identidad, sentido de pertenencia y significados.

Presión de conformidad

Es la fuerza que un grupo ejerce sobre los individuos para modificar su


conducta mediante la imposición de normas, conductas, estándares, códigos,
lenguajes, etc.

43
Capítulo 3.
El grupo como espacio educativo y pastoral

Objetivo de aprendizaje

Reconocer el trabajo y dinámica de los grupos como un


espacio educativo–pastoral a partir de la aplicación de
modelos posibles de intervención.

Contenidos

* Modelos de intervención educativo-pastoral.

* Aplicaciones prácticas del paradigma de la


animación.

* Los fundamentos de la animación.

*Estilos de liderazgo en los grupos.

44
Perfil de logros del estudiante

Al finalizar este capítulo, el estudiante habrá adquirido las siguientes destrezas:

 Identifica los diversos modelos posibles de intervención educativo-


pastoral.

 Reconoce el aporte de la animación como estilo educativo y pastoral, así


como sus fundamentos.

 Es capaz de repensar el liderazgo a partir del paradigma de la


animación.

 Es sensible ante la defensa y generación de “vida”, de la dignidad


humana, importancia de las propuestas diferenciadas hacia los
integrantes de los grupos, y provocación del sentido comunitario entre los
integrantes de los grupos a los que pertenece.

Sinopsis del capítulo

El grupo no es una entidad neutra. Se trata de un espacio vivo, que genera vida,
que ayuda a sus integrantes a desarrollar sus potencialidades. También la fe es
educable en el grupo. Aunque es un don de Dios, el grupo puede ser mediación
válida para la educación en la fe.
La animación es una perspectiva válida desde la cual podemos enriquecer la tarea
educativo-pastoral en el grupo. Como enfoque educativo-pastoral, la animación
también puede ayudarnos a repensar el liderazgo –formal e informal- para ponerlo
al servicio de la vida.
En el capítulo tres haremos un breve recorrido por algunas formas posibles de
intervenir educativa y pastoralmente en un grupo. Centraremos nuestra atención en
el estilo de educar y evangelizar que llamaremos “animación” y ofreceremos unas
pistas para repensar el liderazgo desde ese enfoque.

45
3. El grupo como espacio educativo y pastoral

Hay muchas formas de comprender y de realizar los procesos educativo-


pastorales. Ninguno de ellos es neutro, pues cada uno lleva “dentro”
intencionalidades, opciones y formas concretas de comprender al ser humano y
su mundo.

En este capítulo vamos a familiarizarnos sobre todo con el estilo educativo-


pastoral que llamaremos “animación”.

Se trata de un enfoque particularmente válido en contexto como el nuestro, en


el que la vida está cada vez más amenazada. Los animadores y animadoras
son personas que educan evangelizando y evangelizan educando, desde una
clara y explícita opción por la vida. Lo hacen con la intención de generar vida a
partir de las interrelaciones posibles dentro del grupo y de las interacciones de
éste con el entorno.

Los animadores y animadoras son particularmente sensibles frente a todo


aquello que condiciona la vida y la felicidad de las personas.

Las personas animadoras cristianas tienen, además, razones evangélicas para


hacer de su trabajo educativo-pastoral un servicio a la vida: el Evangelio en el
que creen es un “Evangelio de la vida”, es una buena noticia para todas las
personas, especialmente para aquellas que no suelen recibir buenas noticias. Y
la buena noticia es que Dios quiere vida abundante para todos los seres
humanos, y no sólo para algunos privilegiados.

3.1. Diversos modelos de intervención educativa y pastoral

Hay diversos paradigmas educativo-pastorales. Tales paradigmas expresan


acentuaciones que impregnan y condicionan los procesos en los que
participamos. Así, a manera de ejemplo, podemos mencionar los siguientes:

 El paradigma de la animación: enfatiza la necesidad de poner los


procesos educativos y pastorales al servicio de la vida; busca que las
personas se apasionen por la vida, la defiendan, descubran siempre

46
nuevas razones para vivir y transformen los contextos en que viven, de
manera que en ellos se cultive la vida (cultura de la vida). Dios mismo es
modelo de animador, pues él quiere vida abundante para todas las
personas.

 El paradigma de la “facilitación”: pone el énfasis en la necesidad de


renunciar a tareas transmisoras, para acentuar la responsabilidad de
crear condiciones para el aprendizaje; las personas educadoras-
evangelizadoras acompañan los procesos educativos-pastorales
“facilitando”, pero sin restar protagonismo a los demás actores y actoras.
Los educadores y educadoras tienen un rol articulador-mediador: es
tarea suya crear redes, interrelaciones, interacciones… para que los
actores y actoras desarrollen sus potencialidades. La persona animadora
ejerce una rol que podemos ilustrar con la idea de andamio: la imagen
del andamio sugiere la autonomía de quienes aprenden y la necesidad
de construir apoyos que son contingentes, flexibles y temporales.

 El paradigma intercultural: pone el énfasis en la necesidad de que los


procesos educativo-pastorales devuelvan la voz y el lugar a aquellas
personas que han sido excluidas por causa de sus referencias culturales.

 El paradigma crítico-liberador: acentúa la dimensión política de los


procesos educativos-pastorales; la persona educadora-evangelizadora
motiva y acompaña a la comunidad para que asuma sus luchas
transformadoras; acentúa el carácter crítico-social de los procesos
educativo-pastorales; en él tienen un puesto importante el diálogo, la
concientización, la problematización y la transformación de la realidad.

Estos y otros paradigmas no son absolutos, ni son excluyentes. Las personas


educadoras-evangelizadoras hemos recurrido y seguimos recurriendo a unos y
otros, de acuerdo a las circunstancias y a las necesidades del grupo. En un
proceso educativo-pastoral recurrimos a diversos paradigmas y los ajustamos a
las diversas necesidades de los actores y actoras de los procesos. Pero existen
siempre acentuaciones que terminan caracterizando a los procesos educativo-
pastorales.

47
Conviene que nos preguntemos ¿cuál es el paradigma predominante en
nuestras prácticas educativo-pastorales?, ¿cuáles han sido los resultados de tal
acentuación?

3.2. La animación como estilo educativo y pastoral

Actualmente estamos frente a una serie de desafíos sociales, políticos,


económicos, culturales y pastorales que nos obligan a repensar los procesos
educativo-pastorales. Como hemos visto, existen muchos modelos de
intervención, y cada uno de ellos tiene a la base una forma concreta de
entender al ser humano, a la sociedad, a la iglesia, al trabajo, a la libertad, etc.

Algunos sugieren que la animación es un criterio desde el cual se puede


repensar la acción educativo-pastoral (Tonelli, 1987: 18-28). Quienes eso
proponen opinan que los procesos educativo-pastorales deben estar
fundamentalmente al servicio de la vida, sobre todo en aquellos contextos en
que la vida es amenazada. Esta opción está presente en los documentos que
orientan la pastoral juvenil de América Latina, por ejemplo, en el texto
Civilización del amor: tarea y esperanza, del CELAM (152), y en el Documento
de Santo Domingo (120).

La animación es un original estilo educativo-pastoral que tiene la finalidad de


ayudar a madurar a las personas y a los grupos, activando un proceso de
crecimiento y de promoción liberadora.

La animación recurre a las capacidades interiores de las personas y las hace


protagonistas del propio crecimiento y del desarrollo de la comunidad.

Creemos que los valores del estilo de la animación pueden enriquecer la acción
educativo-pastoral en la medida en que dan luces para robustecer los
ambientes educativo-pastorales y el tipo de interrelación que en ellos se
establece a partir del compromiso por la vida.

Alcances del paradigma de la animación

48
y diversidad de “paradigmas” educativos y de formas de ejercer el liderazgo en el grupo

Entre ellas…
Poner la educación al servicio de la vida
La animación Que consiste en…

Repensar el liderazgo desde la pasión por la vida plena para todas las personas
Que permite …

 Animar es dar vida.

Animar significa dar vida, generarla, defenderla y buscar que sea plena para
todas las personas. La animación es un estilo de educación-evangelización al
servicio de la vida y en contra de todas las formas de muerte. La persona que
educa evangelizando y evangeliza educando es servidora de la vida, no de los
programas formativos, de los contenidos o de las estructuras. Éstos últimos sólo
tienen sentido si son puestos al servicio de la vida.

Entender la tarea educativo-pastoral como animación exige, entonces, superar


el común divorcio entre grupo y vida, entre espacio educativo-pastoral y barrio,
entre parroquia y contexto. Los espacios educativo-pastorales no son un
paréntesis de la vida, sino un lugar para reencontrarnos con ella. Los procesos
educativo-evangelizadores, por eso mismo, deben ser capaces de acoger la
vida y sus demandas.

El fin de la animación es ayudar a las personas a vivir apasionadamente; es


ayudar a encontrar las razones profundas para vivir y para contribuir a que otras
personas tengan vida; es crear las condiciones para luchar contra todas las
manifestaciones de muerte que cada día encontramos en las personas y en la
sociedad (Méndez, 2008: 53).

La animación debe orientar el deseo radical de plenitud que hay en toda


persona, y ayudarla a entender la vida como don maravilloso y como
compromiso irrenunciable.

49
La animación exige tomar en serio el compromiso para que la vida de todas las
personas sea plena. Animar es también hacerse cargo y hacerse responsable
de la vida de las otras personas, especialmente de la vida amenazada. Eso
debe reflejarse en los propósitos del proceso educativo-pastoral (objetivos,
metas…) en la metodología, en los contenidos, en el tipo de relación que
promovemos al interior del grupo, en el ambiente que generamos, en los
criterios y herramientas de evaluación que creamos, etc.

La idea de educación-evangelización con estilo de animación es muy cercana al


concepto de educación liberadora que encontramos en los documentos del
magisterio latinoamericano. En Medellín, por ejemplo, se dice que la educación
liberadora basa sus esfuerzos en la personalización de las nuevas
generaciones, “profundizando la conciencia de su dignidad humana,
favoreciendo su libre autodeterminación y promoviendo su sentido comunitario”
(DM 4,8).

Esta educación-evangelización en clave liberadora debe ser capaz de convertir


a las personas en sujetos de su propio desarrollo. El documento de Puebla, por
su parte, recuerda la función humanizadora y personalizadora de la educación,
y señala su repercusión a nivel personal, social y cultural (DP 1024-1025).

ANIMACIÓN

Implica

 Dar vida
 Estar al servicio de la
vida
 Acoge la vida y sus
demandas

3.3. Los fundamentos de la animación

La animación se apoya en varias intuiciones fundamentales (Méndez, 2008:


54):

50
La confianza en las personas. La persona ha de ser protagonista
y agente de todos los procesos que le conciernen. No se pude
educar-evangelizar sin confiar en ella; no hay educación-
evangelización sin una visión optimista del ser humano y de sus
posibilidades.

La fuerza liberadora del amor educativo. Las personas, para


desarrollar las energías que tienen dentro, necesitan el contacto
con animadores y animadoras que manifiesten una profunda
“amabilidad educativa”; por eso, la animación exige la promoción de
relaciones interpersonales marcadas por la confianza, la mutua
colaboración y la acogida recíproca, junto con la valentía de hacer
propuestas humanizantes.

La apertura a todas las personas, ofreciendo a cada una lo que


necesita aquí y ahora. Esto implica acoger a las personas en el
punto en el que se encuentran su libertad y su maduración,
despertar gradualmente sus cualidades y abrir sus vidas a nuevas
perspectivas a través de diversos caminos educativo-pastorales.

La presencia activa y cercana de los animadores y


animadoras, entablando con los miembros del grupo una relación
personal, que es al mismo tiempo propuesta y liberación. Se trata
de una presencia que no es vigilancia, y que no roba el
protagonismo a nadie.

La fuerza educativa del ambiente. La educación-evangelización


se realiza a través del ambiente y del clima que se crea. El
ambiente, para que sea educativo-pastoral, debe presentar algunas
características específicas:

calidad humana y cultural, capaz de suscitar y promover en las


personas intereses y experiencias cada vez más profundas;

responsabilidad y participación comunitaria, promoviendo la


implicación y el compromiso personal de todos y de todas;

51
pluralidad de propuestas diferenciadas (pastorales, recreativas,
culturales) adecuadas a las reales necesidades de las
personas.

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

A partir de la experiencia que usted tiene actualmente en su grupo parroquial,


¿de qué manera (ejemplifique) puede aplicar los fundamentos de un liderazgo
de animación en un caso concreto?

a) Confianza en las personas:

b) Fuerza liberadora del amor educativo:

c) Apertura a todas las personas:

d) Presencia activa de los animadores:

e) Fuerza educativa del ambiente:

52
3.4. Repensar el liderazgo desde la animación

En el grupo, el liderazgo tiende a centralizarse en algunas personas. Tal


liderazgo tiene al menos las siguientes funciones:

 la función técnica de hacer progresar al grupo hacia la consecución de


sus objetivos, y

 la función afectiva de refuerzo de la cohesión del grupo.

El liderazgo tiene que ver con la forma en que las personas contribuyen a
desarrollar esas funciones. Está relacionado con la función educativa y con el
ejercicio del poder.

En el grupo existe una doble cadena o estructura de ejercicio del poder: la


estructura formal y la informal:

 La estructura formal es la impuesta al grupo desde fuera o la que el


grupo ha elaborado progresivamente, codificando los roles oficiales que
existen en su interior. Quienes ocupan esos roles son líderes formales: el
coordinador o coordinadora, la persona responsable de las finanzas, la
persona encargada de promover determinadas actividades, etc. Esta
estructura de liderazgo formal suele estar descrita en el organigrama del
grupo.

 Pero cuando la estructura formal es muy rígida, en el grupo se va


originado otra estructura alternativa (informal), determinada por la
simpatía-antipatía. Se crea así una nueva estructura de poder, un nuevo
liderazgo en el que circula una nueva forma de influir desde los
subgrupos. Es el liderazgo informal. No es oficial, ni se refleja en el
organigrama; a veces cuesta identificarlo, aunque es real y eficaz en la
vida concreta del grupo.

La existencia de una estructura formal y otra informal es un dato importante


para comprender los dinamismos que regulan la función educativa y las
posibilidades de trabajo pastoral del grupo. En el grupo hay líderes formales e
informales. Ambos tipos de liderazgo son importantes y deben ser vistos como
complementarios.

53
Los líderes formales son los impuestos
El liderazgo puede ser ejercido
desde fuera, con tareas concretas y de forma democrática,
determinadas, o bien son elegidos por el autoritaria o paternalista.
grupo. La eficacia en el desarrollo de las El liderazgo autoritario: se
diversas funciones de estos líderes es caracteriza por la poca
confianza en las personas; la
proporcional a la medida en que el grupo motivación se da mediante
se identifica con ellos y los reconoce como temor, castigo o recompensas;
la comunicación es
símbolos de sus valores y proyectos. Se descendente.
trata de un proceso mediante el cual el
El liderazgo democrático: se
grupo reconoce el rol de la persona consulta a las personas
educadora-evangelizadora y lo integra en involucradas sobre las acciones
y decisiones a tomar; se
la propia estructura formal. fomenta la participación, la
comunicación es ascendente,
El proceso que determina la figura del líder
descendente y horizontal.
informal es más complejo. Sabemos que
El liderazgo del “dejar hacer” o
todos los miembros del grupo, al
paternalista: Se caracteriza
interactuar, tienen alguna influencia porque la persona líder provee a
sus liderados de los medios y la
educativa sobre los demás. El grado de
información necesarias para
esta influencia difiere notablemente de tomar decisiones. Ella no
interviene significativamente, ni
miembro a miembro y de grupo a grupo.
ejerce su autoridad o influencia,
Solamente unos pocos llegan a tener un sino que deja actuar al grupo.
peso determinante. En este caso se puede
afirmar que ellos tienen mayor influencia
sobre los demás, que los demás sobre ellos mismos. Estas personas no ocupan
roles particulares reconocidos en la estructura formal del grupo. Pero
concentran en sí mismas una intensa función educativa a nivel informal.

Como un miembro más en el grupo, los líderes informales ejercen un papel


decisivo en los cambios, decisiones, determinación de objetivos y en la
consolidación de valores y proyectos.

Ambos liderazgos pueden enriquecerse con la perspectiva de la animación. Los


líderes y las líderes serán animadores y animadoras, si contribuyen –
concientemente- a poner los procesos pastorales al servicio de la vida.

54
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

Comente:

a. ¿Qué tipo de liderazgo tiene usted en su


grupo?

b. ¿Qué tipo de liderazgo prevalece en su


grupo parroquial?

55
3.5. Resumen
 En los procesos educativos-pastorales existen diversas formas o
paradigmas posibles de intervención; o sea de interceder, mediar o dirigir
a un grupo.
 Los paradigmas más comunes de intervención educativa-pastoral son los
siguientes: la animación, la facilitación, intercultural y crítico-liberador.
Todos estos paradigmas no son absolutos ni excluyentes unos de otros.
 De acuerdo con las necesidades del entorno actual, hay un énfasis
especial en la aplicación de un enfoque de intervención de animación.
Esto, particularmente, porque los procesos educativos-pastorales deben
estar al servicio de la vida, sobre todo en aquellos contextos donde la vida
es amenazada. Este concepto es muy cercano a una educación liberadora
(según el Magisterio Latinoamericano); tendencia que profundiza en la
dignidad humana, la generación de la libre autodeterminación y en
promoción de un sentido comunitario.
 Los fundamentos básicos sobre los cuales se sustenta la animación son
los siguientes: la confianza en la persona, la fuerza liberadora del amor
educativo, la apertura a todas las personas, la presencia activa de los
animadores y la fuerza educativa del ambiente.
 Es importante repensar el tipo de liderazgo que ha prevalecido en los
grupos parroquiales. Estos tipos de liderazgo están condicionados
normalmente por las estructuras de ejercicio del poder.
 Las estructuras pueden ser de carácter formal o informal, de acuerdo con
los roles que asumen (formalmente o no) dentro de una organización o
grupo. Ambos tipos de liderazgo son importantes y deben ser vistos como
fuerzas complementarias y en lugar de generadoras de conflictos o luchas
de poder entre un grupo.

56
EJERCICIO DE AUTOEVALUACIÓN

En cada uno de los cuadros, marque la opción que más se acerca al concepto
que resalta en “negrilla”, de acuerdo con los conceptos estudiados en el
capítulo tres.

Propuestas diferenciadas:
 Opciones adecuadas a
las necesidades de las
personas
Presencia activa del líder:  Diversas opciones de
liderazgo
 Actitud vigilante del líder  Diferentes tipos de
 Relación personal metodología
liberadora
 Actitud protagonista del
líder
Educación liberadora:

 Lograr que integrantes hagan lo


que les convenga
 El líder actúa libremente
 Promueve la libre
autodeterminación, el sentido
comunitario y la dignidad humana
Confianza en las personas:
 Visión optimista del ser
humano y de todas sus Liderazgo informal:
habilidades y posibilidades
 Confianza en un líder  Ejercen un papel decisivo
 Confianza en los líderes en los cambios y
protagonistas decisiones grupales
 Desordenan el trabajo del
Participación comunitaria: grupo
 El líder indica a la comunidad  Distorsionan el plan de
parroquial qué hay que hacer trabajo del líder
 La comunidad hace lo que quiere
 Se promueve la integración y
compromiso de la comunidad

Paradigma crítico-liberador:
 Cuestiona todo el quehacer del
grupo para dirigirlo de otra
forma
 Acentúa el carácter crítico-
social
 Hace problema al líder

57
3.6. Bibliografía

Méndez, M. (2008). Las personas educadoras: defensoras de la vida en todas


sus manifestaciones, en, Educador, promueve y defiende la cultura de la vida,
don de Dios, Comisión Nacional de Cultura y Educación: San José.

Sección de Juventud del CELAM (1995). Civilización del amor, tarea y


esperanza. Orientaciones para una pastoral juvenil latinoamericana. Bogotá:
CELAM.

Tonelli, R. (1985). Pastoral Juvenil. Anunciar la fe en Jesucristo en la vida


diaria, Madrid: Ed. CCS.

Tonelli, R. (1987). Una espiritualidad para la vida diaria: propuestas para un


proyecto. Madrid: Ed. CCS.

3.8. Glosario

Paradigma: Es un patrón o modelo; un conjunto de creencias que permiten ver


y comprender la realidad de una determinada manera. Los paradigmas sirven
como bases o filtros para nuestra percepción e interpretación de la realidad.

Liderazgo: El liderazgo es la capacidad de incidir en otras personas y


apoyarlos para que trabajen con entusiasmo en el logro de objetivos comunes.
Es también la capacidad de tomar la iniciativa y de gestionar, convocar,
promover, incentivar, motivar y evaluar los procesos que de desarrollan en un
grupo.

Ambiente educativo: Está conformado por las interrelaciones que se crean


entre las personas que participan en los procesos educativos-pastorales así
como por las condiciones físicas que aseguran el logro de los fines propuestos.

58
Educación liberadora: Es el enfoque pedagógico que tiene como punto de
partida al ser humano real y que busca llevarlo a su plena humanización. Según
este enfoque los seres humanos se educan en comunión y mediados por sus
mundos. La educación liberadora es, por eso, dialógica, concientizadora,
problematizadora, conciente de su dimensión política y capaz de motivar a las
personas para que sean protagonistas de sus propios procesos de liberación.

59
Capítulo 4.
El grupo: un espacio para la diversidad cultural

Objetivo de aprendizaje

Aplicar, en los procesos y dinámica grupal-pastoral de la


parroquia, un conocimiento y sensibilización hacia el entorno
de diversidad cultural presente en el medio costarricense.

Contenidos

* Reconocimiento de la diversidad cultural en los


procesos educativo-pastorales.

* Construcción y desarrollo de grupos en contextos


multiculturales.

* Elementos de la diversidad cultural aplicables a los


procesos pastorales de animación y desarrollo de
grupos.

60
Perfil de logros del estudiante

Al finalizar este capítulo, el estudiante habrá adquirido las siguientes destrezas:

 Es respetuoso de la diversidad cultura dentro de su grupo pastoral y


fuera de él.
 Promueve el respeto de la diversidad cultural dentro de su grupo
parroquial.
 Comprende los desafíos pastorales del actual tejido multicultural de
Costa Rica.
 Considera la tarea educativo-pastoral en el grupo a partir de la
perspectiva intercultural.

Sinopsis del capítulo

Los grupos de nuestras parroquias pueden constituirse en ambientes pastorales


interculturales en un país en el que los cristianos tenemos, cada vez, mayor
conciencia de nuestra diversidad cultural, y donde los grupos históricamente
excluidos reclaman reconocimiento.

La perspectiva intercultural ayudará a las personas a cultivar la solidaridad dentro y


fuera del grupo, a promover la crítica frente a las propias referencias culturales, a
reinventar la historia, a construir proyectos pastorales interculturales y a repensar
la ciudadanía y la democracia.

En el capítulo cuatro, se hace una reflexión sobre el entorno multicultural en el que


nos desarrollamos en Costa Rica y la implicaciones y consideraciones necesarias
que debe tener la dinámica y relaciones grupales dentro de la parroquia . O sea, se
estudian aquí las posibilidades educativo-pastorales del grupo desde la perspectiva
intercultural. Tal estudio implica el reconocimiento de la diversidad como condición
indispensable para superar los procesos homogenizantes.

El tejido multicultural costarricense se nos presenta como un desafío al que


podremos dar respuesta precisamente desde los procesos educativo-pastorales
que protagonizan los integrantes de los grupos parroquiales.

4. El grupo como espacio para la diversidad cultural

61
Importantes documentos de la Iglesia católica abordan el tema del necesario
glesia universal se enriquece con expresiones y valores en los diferentes sectores de la vida cristiana, conoce y e
s de la evangelización, Nº 6)
diálogo entre evangelio y culturas. En la exhortación apostólica Evangelii
Nuntiandi (20), el Papa Pablo VI afirmaba que “el Reino que anuncia el
Evangelio es vivido por hombres profundamente vinculados a una cultura; la
construcción del Reino no puede dejar de tomar en cuenta los elementos de la
cultura y de las culturas humanas”. El documento de Santo Domingo (228-286)
insistía ampliamente en la necesaria inculturación del Evangelio en las culturas
latinoamericanas. Por su parte, el documento de Aparecida (479) reconoce
que “con la inculturación de la fe, la Iglesia se enriquece con nuevas
expresiones y valores, manifestando y celebrando cada vez mejor el misterio de
Cristo, logrando unir más la fe con la vida y contribuyendo así a una catolicidad
más plena, no solo geográfica, sino también cultural”.

El diálogo de las culturas y el aporte del Evangelio en ese diálogo conciernen a


toda la Iglesia, a las Iglesias locales y a cada una de sus mediaciones. Por eso
los grupos de nuestras parroquias –que aquí son entendidos como mediaciones
eclesiales- son importantes espacios para el reconocimiento y valoración de la
diversidad cultural, sobre todo en tiempos como el nuestro caracterizado por:

 fuertes movimientos migratorios ocasionados por muy diversas razones:


sociales, económicas, políticas;

 el surgimiento de nuevas culturas juveniles, especialmente en ámbito


urbano;

 la eficiencia con que las nuevas tecnologías de la información y la


comunicación desbordan fronteras y trasladan modelos de vida y de
consumo;

 el fortalecimiento de las culturas locales y la exigencia de reconocimiento


por parte de culturas y grupos sociales tradicionalmente excluidos.

Hoy creemos que el diálogo de las culturas y con las culturas es imprescindible
en la misión de las Iglesias locales y en el trabajo pastoral que realizamos en
los grupos de nuestras parroquias. Sin ese diálogo correríamos el riesgo de

62
generar nuevas formas de colonización cultural y nuevas maneras de
deslegitimación de la diversidad.

El grupo se nos presenta hoy como un espacio válido y privilegiado para la


promoción de procesos pastorales interculturales. Pero hacer del grupo un
espacio intercultural exigirá reconocer el carácter multicultural de los contextos
en que educamos y evangelizamos hoy.

4.1 . Procesos educativo-pastorales homogenizantes versus


reconocimiento de la diversidad.

Con frecuencia se ha advertido que algunos procesos pastorales pueden ser –y


de hecho han sido- fuertemente homogenizantes. En efecto, muchas prácticas
evangelizadoras han desconocido los posibles aportes de las diversas culturas
a la experiencia de fe:

 las que entienden la inculturación solamente como transformación de las


culturas con la fuerza del Evangelio, sin considerar siquiera la posibilidad
de dejar que nuestras prácticas cristianas sean cuestionadas y
enriquecidas por los valores y viviencias de las distintas culturas;

 las que desconocen los valores y las posibilidades presentes en nuevas


culturas juveniles;

 las que satanizan y ven con absoluta desconfianza los aportes de las
nuevas tecnologías de información y la comunicación, así como las que
asumen acríticamente el uso de tales tecnologías;

 las que caen en dogmatismos y niegan la posibilidad de espacios para


posturas críticas;

 las que niegan el valor de aquéllas producciones teológicas y


catequísticas que difieren de una postura considerada tradicional u
“oficial”,

 las que olvidan la forma en que muchas culturas enriquecieron las


experiencias de fe desde los primeros siglos del cristianismo;

63
 las que desconocen la diversidad cultural que existe en una comunidad
parroquial,

 las que construyen proyectos evangelizadores que no toman en cuenta


los contextos y las culturas de los territorios evangelizados;

 las que promueven celebraciones litúrgicas que no están dispuestas a


enriquecerse con las ricas simbologías de los pueblos y las culturas, etc.

El Concilio Vaticano II ha invitado a los católicos a valorar y respetar la


diversidad de culturas en que podemos reconocer –presentes y operantes- las
“semillas del Verbo” (AG 11; LG 17)”. Y quizás más que semillas: las plantas y
los árboles, muchos de ellos dando fruto abundante.

El respeto a la diversidad cultural no se deriva, por tanto, de una mentalidad


postmoderna –según la cual toda postura vale y todo principio de verdad es
relativo- sino que tiene motivaciones evangélicas. La experiencia de fe no está
limitada a ninguna cultura, y puede enriquecerlas a todas.

Nuestras culturas y nuestras formas de vivir el Evangelio pueden dialogar con


otras culturas y pueden también ser interpeladas por ellas. Los grupos de
nuestras parroquias pueden ser ambientes idóneos para ese diálogo y esa
interpelación.

El Evangelio no puede agotarse en ninguna propuesta cultural. De hecho, Jesús


no pidió a nadie renunciar a sus referencias culturales para construir el reinado
de Dios. Desde los grupos parroquiales podemos generar procesos pastorales
enriquecidos por la diversidad posible de perspectivas, experiencias, lenguajes,
tradiciones y memorias. Tal diversidad no atenta contra la catolicidad, sino que
la enriquece y la hace posible.

4.2. Construir grupo en contextos multiculturales.

La animación de grupos parroquiales con “sabor multicultural” es posible sólo si


somos capaces de reconocemos la diversidad cultural en que nos movemos y
evangelizamos.

64
Costa Rica es multicultural por muchas razones, entre las que podemos señalar
las siguientes:

- Por la confluencia en su territorio de diversas culturas indígenas y


afrodescendientes.

- Por la llegada al país, a partir del siglo XVI, de personas portadoras de


tradiciones culturales europeas y asiáticas.

- Por la migración de mujeres y hombres de los países centroamericanos,


forzados a movilizarse por razones sociales (pobreza) o políticas
(conflictos internos).

- Por el surgimiento de nuevas expresiones culturales juveniles (se habla


de “culturas juveniles”, “culturas urbanas”, “tribus urbanas”), con sus
lenguajes, reclamos, estilo de vida, modelos de consumo, formas de
administración del tiempo, etc.

- Por el desarrollo creciente de una “cibercultura”, producto del uso de las


nuevas tecnologías de la comunicación y la información. Estas
tecnologías son cada vez más mediaciones para el entretenimiento, la
información, el mercadeo electrónico, etc. Se trata de una cultura que
crea nuevas formas de entender al ser humano (“ciberciudadanos”,
“cibernautas”) y su mundo (“ciberespacio”), sus propios códigos y
temporalidades.

- Por la existencia de diferentes “cultivos” en nuestras comunidades: cada


barrio cultiva sus propias memorias, tradiciones y significados; en las
comunidades hay hombres y mujeres que cultivan diversas tradiciones
religiosas aún dentro del catolicismo; las migraciones internas de nuestro
país reúnen en las mismas comunidades y grupos a niñas y niños,
adolescentes, jóvenes y personas adultas procedentes de regiones
diversas que traen consigo las riquezas de sus contextualidades de
origen.

- Por la riqueza de las expresiones culturales populares, frecuentemente


amenazadas por los procesos de transculturación. Las culturas
populares poseen variadas manifestaciones en la religiosidad popular, la
música, las comidas, las festividades, la literatura, etc.

65
- Por la existencia de movimientos sociales y grupos minoritarios que cada
vez con más fuerza reclaman el derecho a ser reconocidos en la
sociedad.

A pesar de esa diversidad que nos caracteriza, estamos todavía lejos del
debido reconocimiento y valoración de la multiculturalidad costarricense, y más
lejos aún del establecimiento de un diálogo de culturas capaz de superar las
asimetrías que nos caracterizan.

A las personas evangelizadoras nos urge preguntarnos: ¿Qué significa


evangelizar en contextos multiculturales como el nuestro? ¿Qué papel deben
jugar nuestras comunidades eclesiales en el marco de esta multiculturalidad?

Y para quienes evangelizamos desde la mediación grupal, es importante


preguntarnos: ¿Cómo evitar que nuestros grupos sean espacios
homogenizadores irrespetuosos de la diversidad cultural de sus integrantes?
¿Cómo promover procesos pastorales interculturales? ¿Qué significado le
hemos dado al término “inculturación del evangelio” en nuestras prácticas
educativo-pastorales?

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

Mosaico intercultural

a. Indique a continuación, haga una lista de personas (que recuerda


rápidamente) que usted conoce de culturas diferentes a la suya y
mencione esas culturas.

66
Casados o
Compañeros de
realcionados con En el trabajo estudio En el barrio
En el grupo
algún familiar
suyo

b. A partir de ese contexto en el cual usted vive, justifique porqué se dice


que Costa Rica es un país con diversidad cultural.

4.3. Grupos y animación de procesos pastorales interculturales

A partir de la constatación de la diversidad cultural en el contexto en que nos


toca evangelizar, y acogiendo la invitación del Concilio Vaticano II a realizar “un
vivo intercambio entre la Iglesia y las diversas culturas” (GS 44) quiero sugerir
aquí unas pistas para el desarrollo de procesos pastorales interculturales en los
grupos que animamos.

67
 Reconocer y visibilizar las diferencias

Al reconocer el rico tejido multicultural del país y al visibilizar las diferencias


culturales presentes en los grupos parroquiales, los animadores y animadoras
aprenderemos a generar procesos pastorales acordes a las exigencias del
diálogo de las culturas. Haremos de los grupos espacios para tal diálogo, y
aprenderemos a ver la diversidad no como una amenaza, sino como una fuente
de inmensas posibilidades desde el punto de vista de la convivencia humana,
del aprendizaje y de la Evangelización.

También aprenderemos a comprender la catolicidad como posibilidad de vivir el


Evangelio desde muchas referencias culturales distintas.

Sentiremos la necesidad de aprender a dialogar valorando no sólo lo que


podemos ofrecer en ese diálogo, sino también lo que podemos recibir.

 Educar en la solidaridad

Quienes evangelizamos desde el grupo también tendremos que reconocer la


insuficiencia del discurso y de las prácticas relacionadas con la “tolerancia”.
Tales discursos y prácticas suelen terminar aceptando la diversidad, pero sin
valorarla, promoverla y agradecerla.

Deberíamos, más bien, generar procesos pastorales que eduquen en la


solidaridad. Educar en la solidaridad implica reconocer a las otras personas en
la riqueza de su diversidad; generar procesos pastorales basados en la
interdependencia y en la complementariedad; aprender a acompañar procesos
colaborativos; así como valorar y celebrar las formas diversas en que la fe se
expresa.

 Actitud crítica frente a las propias tradiciones culturales

Los animadores y animadoras debemos comprender que toda cultura es


dinámica; que toda cultura está compuesta por distintas memorias y tradiciones;
que algunas de esas tradiciones nos humanizan, porque liberan nuestras
posibilidades, mientras que otras nos deshumanizan y limitan; y que –por lo

68
tanto- estamos llamados a asumir una postura crítica de cara a las propias
referencias culturales.

De esa manera, nuestra propia cultura -entendida como un proceso dinámico-


podrá ser cuestionada, y tendría que ser objeto de opciones y de rechazos, de
deconstrucción y de reconstrucción.

En los grupos parroquiales podemos realizar ese ejercicio de discernimiento


cultural tomando como criterio los valores del Evangelio. Podemos juzgar
nuestra propia cultura, incluso nuestra cultura religiosa, interpelándola a la luz
del reinado de Dios anunciado por Jesús.

 Planes pastorales interculturales

Desde la perspectiva intercultural podemos también repensar nuestras prácticas


de proyección pastoral. Debiéramos comprender que nuestros planes
pastorales se empobrecen cuando acogen, representan e incluyen una sola
perspectiva cultural, es decir, cuando no se hacen cargo de la diversidad
cultural presente en las comunidades y en los grupos.

Para que nuestros proyectos pastorales sean incluyentes, y para que no sean
instrumento de colonización y homogenización cultural, deberían estar
construidos con una amplia participación de los miembros de los grupos y de
las comunidades. De esa manera, en los proyectos, planes anuales, y
programas pastorales confluirán los aportes, las experiencias, las memorias y
los saberes de muchas culturas. La experiencia y la celebración de la fe,
entonces, se verán enriquecidas con múltiples expresiones, lenguajes,
símbolos, etc.

 Repensar la ciudadanía y la democracia desde el grupo.

Desde una perspectiva intercultural podemos crear las condiciones para que en
nuestros grupos y comunidades todas las voces sean escuchadas. Generar
procesos educativos democráticos y democratizadores implica hacer del

69
ambiente educativo un espacio para la escucha de las variadas voces,
interpretaciones e interpelaciones de seres humanos concretos. De esa
manera, el grupo parroquial estará ayudando a crear las condiciones para la
construcción de un mundo en el que quepan todos y todas, y en el que sea
posible vivir dignamente.

Democratizar el grupo exigirá, por lo tanto, repensar el tipo de mundo que


queremos construir: se trata de recrear una cosmología que parta de la
comprensión del ser humano como sujeto protagonista, con-vocado por los
otros y las otras y capaz de construir su humanidad desde esa convocación y
desde el encuentro. La ciudadanía, desde una perspectiva intercultural, podrá
ser entendida como vecindad (cercanía) desde la que podremos reconocer los
rostros de las otras personas. El modelo de mundo será, entonces, el Reino de
Dios, es decir el mundo que podemos construir desde la con-vocación, la
vecindad, el diálogo, la justicia y la solidaridad.

Aspectos relevantes que deben considerar en los


grupos pastorales sobre la diversidad cultual

El tejido multicultural de Costa Rica: Nos presenta


Desafíos educativo-pastorales urgente

Nos exige Procesos educativo-pastorales intercu


crítica al mestizaje
educar en la solidaridad
Interculturalidad: superación de procesos educativo-pastorales proyectos educativo-pastorales intercultu
Parahomogenizantes
generar
nuevas prácticas democráticas y ciudada

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

Analice y responda las siguientes preguntas:

70

a. ¿De qué manera se entiende la inculturación en el documento


4.4. Resumen

 La Iglesia postula la necesidad de interrelacionar o establecer un diálogo


entre el Evangelio y las culturas. Este postulado es manifiesto en varios
documentos, entre ellos, El Anuncio del Evangelio, el documento de Santo
Domingo, el documento de Aparecida, entre otros.

 La diversidad cultural nace por varios factores como los fuertes movimientos
migratorios, el surgimiento de nuevas culturas juveniles, las nuevas
tecnologías de información, el reconocimiento de grupos sociales
tradicionalmente excluidos.

 Es común encontrar prácticas educativo-pastorales con una tendencia a la


homogenización; sin embargo, en esta práctica normalmente se excluyen
varias manifestaciones culturales.

 El Evangelio no puede agotarse en ninguna propuesta cultural. La diversidad


enriquece y hace posible la experiencia pastoral.

 Costa Rica es un país multicultural por la influencia de varias culturas


indígenas, afrodescendientes, europeas, asiáticas, la migración
centroamericana por razones políticas y sociales, la transculturación, por
ejemplo.

71
 El desarrollo de procesos pastorales interculturales en los grupos deben
establecer un espacio de diálogo, en donde se genere una fuente de
posibilidades de convivencia humana, de aprendizaje y de evangelización.
En otras palabras, deben reconocer y visibilizar las diferencias.

 Al aceptar la diversidad implica educar en solidaridad implica aprender a


acompañar procesos colaborativos y en forma complementaria a partir de
diversas culturas y perspectivas.

 Las memorias y tradiciones que nacen de la cultura pueden ser


humanizantes, pero en otros casos deshumanizantes o limitantes. En este
sentido, estamos llamados a asumir una postura crítica ante las referencias
culturales.

 La práctica y proyección pastoral también debe hacerse en función de una


perspectiva culturas de manera que los proyectos, planes y programas
pastorales se vean enriquecidos por múltiples expresiones culturales.

 Los grupos y comunidades también pueden ser escuchadas a partir de una


perspectiva intercultural generando, así, procesos educativos democráticos
donde sean escuchadas varias voces.

EJERCICIO DE AUTOEVALUACIÓN

Realice un pequeño ensayo, redacción o escrito (de manera sencilla) en el cual se


exprese una experiencia grupal a partir de la relación intercultural, de manera que
aplique, en ese escrito, los principales puntos estudiados en este capítulo.

Puede guiarse por el esquema y el resumen que se exponen en este capítulo.

72
4.5. Bibliografía

Cuarta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (1993).


Documento de Santo Domingo. Bogotá: CELAM.

Ferrero, L. (2000). Costa Rica precolombina. San José: Ed. Costa Rica.

Garcez, C. (2008). La interculturalidad y la dialogicidad en el proceso de


enseñanza-aprendizaje de la teología, en Revista de Teología Siwo’, Vol. 1, Nº
1, pp. 75-98.

Fornet-Betancourt, R. (2004). Crítica intercultural de la filosofía latinoamericana


actual. Madrid: Ed. Trotta.

Meléndez, C. y Duncan, Q. (2005). El negro en Costa Rica. San José: Ed.


Costa Rica.

Méndez, M. (2009). Aportes de la filosofía intercultural a la tarea educativa, en


Diálogos, Año 3, Nº 4, 57-70.

4.6. Glosario

Cultura dominante: Aquella cuyos valores, normas, gustos, formas de vida y


de acceso al saber son impuestos por sobre otras referencias culturales.

Monoculturalidad: Perspectiva según la cual basta una cultura –la propia- para
comprender el mundo y las interrelaciones que en él podemos establecer.
Precisamente por eso, tal cultura puede ser impuesta, con la consecuente
deslegitimación de otras referencias culturales.

Interdependencia: Es la dinámica de ser mutuamente responsables en la


consecución de tareas comunes. Es una alternativa tanto a la dependencia
como a la independencia.

73
Capítulo 5.
Animadoras y animadores de grupos

Objetivo de aprendizaje

Reconocer el perfil de las animadoras (es) de grupos en su


condición actitudinal, formas de interrelación con el grupo y
la proyección educativo-pastoral para extenderlo hasta el
papel animador que cumplen los participantes del módulo en
sus respectivos grupos pastorales.

Contenidos

* Características generales de los animadores (as) de


grupo.

*Fuentes de aprendizaje para los animadores (as)


grupos.

* Conocimientos básicos del animador (a)

* La proyección pastoral

74
Perfil de logros del estudiante

Al finalizar este capítulo, el estudiante habrá adquirido las siguientes destrezas:

 Se familiariza con un perfil de persona animadora para poner en práctica


en sus respectivos grupos o comunidades.

 Identifica las áreas de formación y conocimiento más relevante para


aprovechar en los procesos de animación.
 Desarrolla destrezas para la proyección educativo-pastoral.

Sinopsis del capítulo

En este capítulo volveremos sobre el tema de la animación como estilo educativo-


pastoral, pero deteniéndonos particularmente en la persona animadora: su ser, su
hacer, su saber y su convivir.
El desarrollo de este tema nos dará una idea de la complejidad del grupo y de sus
dinamismos, pero también de la necesidad de una adecuada formación para las
personas animadoras. En efecto, la tarea educativo-pastoral no se improvisa. Es
necesario contar con las condiciones, los espacios, los tiempos, los recursos y el
personal idóneo para la formación inicial y continua de las personas animadoras.
Aquí sugerimos cuatro grandes áreas de formación: su identidad (saber ser), sus
aprendizajes (saber aprender), sus destrezas (saber hacer) y sus interrelaciones
(saber convivir). Se trata, sin embargo, de una propuesta que debe ser revisada,
reconstruida y ajustada en los contextos diversos en que las personas animadoras
viven y realizan su trabajo educativo-pastoral.
La formación de las personas animadoras es en primer lugar responsabilidad de ellas
mismas. Pero es también responsabilidad de la comunidad (parroquia) en cuyo
nombre ellas realizan su trabajo educativo-pastoral.
Toda iniciativa educativo-pastoral debe comenzar por la formación de las personas
que acompañarán los procesos. Posponer esta formación o considerarla una tarea
secundaría es una opción que incidirá negativamente en la experiencia de los grupos
y en la calidad de las prácticas educativo-pastorales.

75
5. Las animadoras y los animadores del grupo

Evangelizar educando puede ser una tarea fascinante; pero eso no quiere decir
que sea fácil: requiere tener claridad sobre el rol que se desempeña en el grupo.
Requiere también el desarrollo de una serie de destrezas relacionadas con el
planeamiento y acompañamiento de procesos educativo-pastorales, la
comunicación, la convivencia fraterna y solidaria, y la formación continua. Esos
son los temas que abordaremos a continuación.

Ordenaremos los contenidos de este capítulo según cuatro “aprendizajes”


necesarios para todas las personas animadoras:

 Aprender a ser: se trata de estudiar la identidad de la persona animadora y


su rol en el grupo.

 Aprender a aprender: estudiaremos cómo la persona animadora puede


identificar sus propios estilos de aprendizaje y establecer las estrategias
mejores para aprender.

 Aprender a hacer: las personas animadoras desarrollan unas destrezas


propias del trabajo educativo-pastoral.

 Aprender a convivir: las personas animadoras son parte de una comunidad


y aprenden a construir vínculos comunitarios.

5.1. El aprender a “ser” del animador y la animadora

Los animadores y animadoras de grupos son personas que creen que vale la
pena hacer de la educación-evangelización un servicio a la vida, y por eso están
dispuestas a una continua conversión pedagógica. Como resultado de esa
conversión, la persona animadora debe aprender a:

 abandonar una actitud autoritaria en el grupo, para llegar a ser agente de


pastoral con autoridad;

 abandonar una metodología individualista para convertirse en integrantes


de una comunidad eclesial;

76
 dejar de ser simple agente de integración social para convertirse en
mediadora crítica de la cultura (Méndez, 2008: 55).

Las personas animadoras de grupos, entonces, se caracterizan por:

 la conciencia gozosa del valor e importancia de la misión que desempeñan:


entienden su labor educativa como una vocación, o mejor, como una con-
vocación;

 la conciencia de ser educadores y educadoras, es decir, personas que


crean las condiciones para que emerjan las potencialidades de todos los
actores y actoras de los procesos educativo-pastorales;

 su ministerialidad: saben que su trabajo educativo-pastoral es un servicio,


expresión de la diaconía de la Iglesia;

 el testimonio personal que son capaces de ofrecer: saben que influyen más
con el ejemplo de sus vidas que con sus palabras;

 la calidad que buscan otorgar a su trabajo: el esfuerzo por cualificarse y


por realizar un camino de formación continua;

 la relación dialogal: la conciencia de que los miembros del grupo no son


simples destinatarios, sino los sujetos activos del proceso educativo-
pastoral;

 su capacidad para ser compañeros y compañeras: no son dueños y


dueñas de los procesos educativo-pastorales; también las personas
animadoras hacen camino, aprenden;

 el sentido de equipo: la acción educativo-pastoral es tarea que involucra a


muchas personas, no es obra exclusiva de un experto o una experta;

 la capacidad de siembra y espera: los agentes de pastoral respetan el ritmo


y los pasos de cada integrante y del grupo;

 la conciencia de ser cristianos adultos y cristianas adultas, es decir,


mujeres y hombres que han recorrido un camino, que siguen en búsqueda
y tienen la disponibilidad de compartir su camino y su búsqueda con otras
personas.

77
Ciertamente no podemos pretender que en las personas animadoras se
encuentren todos esos rasgos. La anterior es, más bien, de una lista que tiene
función utópica, es decir, que nos dice hacia dónde debemos tender, a qué ideal
debemos acercarnos.

En cada caso y en cada contexto, las personas animadoras tienen necesidades


de formación particulares, a las que deben dar respuesta los procesos de
formación en los que participan.

5.2. El aprender a aprender del animador y la animadora

La persona animadora está aprendiendo siempre. Aprende de la realidad en que


vive y de las posibilidades de transformar esa realidad mediante los procesos
educativo-pastorales que promueve y acompaña. Aprende de sus logros y de sus
errores; aprende de los otros y las otras, del grupo, de la comunidad.

La siguiente es una lista –evidentemente incompleta, aunque ilustrativa- de


fuentes de aprendizaje para quienes evangelizan educando:

 La realidad. La lectura de la realidad es una fuente riquísima de


aprendizaje. Aprendemos cuando leemos la realidad, cuando la
interpretamos y nos dejamos interperlar por ella. En la realidad debiéramos
ser capaces de reconocer los “signos de los tiempos”.

 Los saberes previos y la propia biografía. Todas las personas llegamos a


los procesos educativo-pastorales siendo portadores de conocimientos
construidos en el hogar, en la calle, en los espacios en que transcurre
nuestra vida. Esos saberes, así como nuestra propia biografía, son fuentes
válidas de aprendizaje, y constituyen las bases de nuevos aprendizajes.

 El trabajo educativo-pastoral cotidiano. Los animadores y animadoras


aprendemos a educar… educando. La presencia en el grupo se convierte
en nuestra mejor escuela de pedagogía y de pastoral, especialmente
cuando somos capaces de poner en común nuestras experiencias.

 El Evangelio y la tradición pedagógica cristiana también son fuentes de


conocimiento que han sido enriquecidas por el testimonio de muchos

78
hombres y mujeres cuyas vidas contribuyeron a hacer visible el reinado de
Dios en el mundo.

 El encuentro, la interrelación y la colaboración son una estrategia de


aprendizaje importante para los animadores y animadoras de hoy. Se trata
de renunciar a estrategias de aprendizaje individualistas y competitivas
para optar por aprender juntos y juntas, colaborando.

Sólo para provocar el diálogo y la reflexión, quiero sugerir a continuación


algunos saberes que considero necesarios para los animadores y animadoras
de hoy. Se trata, por supuesto, de una lista provisional que debe ser
completada a partir de nuestros propios contextos.

 Sabemos que no lo sabemos todo, y tratamos de descubrir cómo


aprendemos mejor (meta-cognición); en ese proceso reconocemos
nuestras fortalezas y límites para el aprendizaje.

 Sabemos que como animadores y animadoras debemos actualizarnos


permanentemente y que no existen adquisiciones últimas, absolutas,
inamovibles; que nuestra forma de comprender la realidad es una
perspectiva tan válida como otras; y que en el diálogo –desde nuestras
perspectivas- estamos más próximos a la verdad.

 Sabemos que los procesos educativo-pastoral son construcciones sociales,


culturales, eclesiales y que, a su vez, ellos suelen ser un elemento
reproductor del tipo de sociedad, del modelo de Iglesia y de la cultura en
que son producidos. Por eso no son nunca neutros. Pero sabemos también
que desde los procesos educativos-pastorales desarrollados en los grupos
podemos renovar nuestra Iglesia, nuestra sociedad, nuestras culturas.

 Reconocemos las potencialidades educativo-pastorales del grupo.


Sabemos que los grupos son parte importante de la experiencia eclesial y
social de las personas.

 Sabemos que la fe es educable, es decir, que podemos educar en la fe,


aunque sabemos también que la fe es un don de Dios. Comprender la fe
como don de Dios, implica reconocer que nuestro trabajo educativo-

79
pastoral es una mediación para que ocurra el encuentro entre Dios que
llama y el ser humano que responde desde su libertad.

5.3. El aprender a hacer del animador y la animadora.

La persona animadora desempeña muchas tareas relacionadas con la vida y la


dinámica propia del grupo. El hacer de la persona animadora varía según el tipo
de grupo, según la etapa en que se encuentra el grupo y según el nivel de
corresponsabilidad que sus integrantes adquieren.

Aquí pondremos nuestra atención exclusivamente en dos de las tareas que la


persona animadora realiza siempre, independientemente del tipo de grupo, de
la etapa en que se encuentra y del nivel de corresponsabilidad asumido por sus
integrantes: la proyección y la comunicación.

No se trata sin embargo, de tareas que la persona animadora realiza ella sola,
pues tanto la proyección pastoral como la comunicación son tareas de todos los
involucrados en la vida del grupo.

 La proyección pastoral.

Presento a continuación algunos presupuestos importantes para la proyección


educativo-pastoral:

- En primer lugar, las personas animadoras no improvisamos los


procesos educativo-pastorales en los que tomamos parte: no
improvisamos nuestro “hacer”: por eso planificamos, promovemos
procesos, los evaluamos, los reconstruimos… y todo eso lo hacemos
“en compañía”, es decir en comunión con los demás actores y actoras.

- En segundo lugar, creemos que los procesos educativo-pastorales de


los que tomamos parte son histórico-contextuales: están determinados
por condicionantes históricas, culturales, religiosas, etc. En cada
proceso confluye una gran diversidad de acontecimientos, dinamismos
sociales, sensibilidades, intereses…

80
- En tercer lugar, sabemos que los procesos educativos tienen
protagonistas concretos: mujeres y hombres reales, “con nombres y
apellidos”, con un camino recorrido, con una historia que contar. Todo
grupo tiene un ritmo, unas características, una historia, que lo hacen
original e irrepetible. Toda propuesta, por lo tanto, debe ajustarse a esa
experiencia grupal: todo intento de importación o copia de propuestas
educativo-pastoral se convierte en un proceso de colonización y de
imposición.

- En cuarto lugar: ninguna propuesta educativo-pastoral es neutra: todo


proceso tiene unas finalidades concretas, está impregnado de
intencionalidades, de voluntades, de modelos antropológicos y
cosmológicos que determinan los objetivos, los contenidos, las
metodologías y las interrelaciones entre los actores y actoras

La proyección es un estilo, es una forma de intervenir educativa y


pastoralmente. Más que un documento, el proyecto pastoral es una mentalidad.
Es lo opuesto a la improvisación, a la ausencia de diálogo con la realidad….
Proyectar es prever, es adelantarse, es confiar en las potencialidades del grupo
y de cada persona; es afirmar que podemos contribuir a crear condiciones para
que la fe madure, se afiance, se exprese, se celebre.

La proyección pastoral es siempre un esfuerzo de equipo, una experiencia de


aprendizaje colaborativo. La ausencia de planificación suele estar acompañada
de formas autoritarias de gestión.

Una de las expresiones más comunes de proyección es el itinerario educativo-


pastoral del grupo. Un itinerario es una forma concreta y flexible de proyección
pastoral.

Los itinerarios son la forma en que hacemos explícito el camino que se


pretende recorrer para conseguir una meta determinada. En sentido más
específico, son una sucesión ordenada de etapas o de intervenciones
educativo-pastorales que garantizan, para un grupo concreto, la consecución de
los objetivos prefijados.

81
Son el camino que cada grupo concreto realiza para alcanzar los objetivos
previstos.

Existe una relación estrecha entre itinerarios y otros niveles de proyección,


como:

- Plan pastoral de la diócesis y de la parroquia

- Plan pastoral anual

- Programación

Todos esos niveles de proyección confluyen en los itinerarios y los determinan.


Los itinerarios también están determinados por las características del grupo, su
realidad y sus dinámicas. Precisamente por eso, a la hora de construir los
itinerarios, sus constructores están atentos a:
- El entorno en el que ha nacido el grupo y las razones que lo hicieron
nacer.
- La identidad del grupo
- Las metas del grupo
- La situación actual del grupo y de sus integrantes
- Los recursos con que cuenta el grupo
- El ritmo del grupo

Más en concreto, la elaboración de los itinerarios formativos de los grupos


incluye los siguientes momentos:

Para cumplir esta misión es deber


- El punto de partida: permanente de la Iglesia escrutar a
fondo los signos de la época e
El punto de partida de todo camino de interpretarlos a la luz del Evangelio, de
forma que, acomodándose a cada
educación-evangelización en la fe es la generación, pueda la Iglesia responder
a los perennes interrogantes de la
vida, la historia... la realidad. humanidad sobre el sentido de la vida
presente y de la vida futura y sobre la
Desde hace algunos años se habla, de la mutua relación de ambas. Es
necesario por ello conocer y
“realidad”, como elemento decisivo en la comprender el mundo en que vivimos,
sus esperanzas, sus aspiraciones y el
acción pastoral de la Iglesia. El Concilio sesgo dramático que con frecuencia le
Vaticano II expresa la importancia de la caracteriza (GS 4)

82
realidad afirmando que estamos llamados a “interpretar los signos de los
tiempos”.

Sin embargo, el acercamiento a la realidad no lo hacemos de cualquier


manera, sino como hombres y mujeres de fe. No hay lectura neutra de la
realidad: interpretamos la realidad desde el Evangelio, desde el gran
proyecto de Jesús: el Reino de Dios.

La elaboración del itinerario comienza, entonces, con, una mirada “no


neutral” sobre la realidad. Somos particularmente sensible a algunos
aspectos de esa realidad: aspectos sociales, culturales, políticos,
religiosos.

- El punto de llegada.

Son los objetivos que elaboramos desde una lectura evangélica de la


realidad. Los objetivos son el motor del itinerario educativo-pastoral. Ellos
orientan y dan coherencia a todas las intervenciones educativo-pastorales.

- Los pasos intermedios.

Ahora nos preguntamos cómo alcanzar las metas propuestas. Se trata de


prever una serie de pasos intermedios, ordenados, que conducen
gradualmente a alcanzar los objetivos y las metas propuestas.

La construcción de procesos.

Para cada paso intermedio podemos establecer una manera de caminar,


de avanzar. Por ejemplo, podemos desarrollar cada paso intermedio según
el método ver, juzgar, actuar, lo cual significa partir siempre de
experiencias vividas por las personas y las comunidades, iluminar esas
experiencias con la Palabra de Dios, y volver a la vida y a la historia para
transformarla:
Partir de la vida (ver)
Iluminar con la palabra (juzgar)
Volver a la vida (actuar)
Celebrar la vida (celebrar)

83
O bien podemos adoptar otras estrategias metodológicas. En todo caso, es
importante recordar que se trata de construir un proceso en el que no
podemos correr el riesgo de saltar etapas ni esperar cambios inmediatos.

Matriz para realizar un itinerario formativo

Realidad-Evangelio: punto de partida

Metas Pasos intermedios: actividades tiempo recursos


Ver
Paso Intermedio 1 Juzgar
Actuar
Celebrar
Ver
Paso Intermedio 2 Juzgar
Actuar
Celebrar

Objetivos: punto de llegada

- Evaluar los procesos

Se trata de prever, desde el inicio, criterios, estrategias y tiempos para la


evaluación de los procesos, de tal manera que en ella se vean
involucrados todos los actores y actoras.

84
 La comunicación en el pequeño grupo

El grupo desarrolla procesos comunicativos, y se sostiene gracias a ellos. La


salud del grupo depende la calidad de esos procesos comunicativos. De la
comunicación se alimenta la cohesión, es decir aquello que mantiene al
conjunto de los miembros del grupo como grupo. Sin cohesión no hay grupo, y
si comunicación no hay cohesión.

Cuando hablamos de comunicación nos referimos a las capacidades que posee


un individuo o grupo tanto para transmitir sus ideas y sus sentimientos a otros
individuos o grupos, como para recibir las ideas y sentimientos de otros
individuos o grupos (Ander-Egg. 2002: 32).

La comunicación es, en el grupo, la capacidad que poseen las personas para


hacer común lo que saben y lo que viven, a través de la expresión verbal –que
se manifiesta por la palabra- y la no verbal –que se expresa mediante gestos,
actitudes, comportamientos, etc.

Según Ander-Egg (2002: 32) “la comunicación es siempre un enlace de


reciprocidad entre dos o más personas. Es transmitir y recibir”.

La vida grupal es imposible sin la comunicación. Más aún, en última instancia,


la estructura del grupo, así como su cohesión, el sentido de pertenencia de sus
miembros, la participación y la interacción entre sus integrantes, depende de la
calidad de la comunicación.

La comunicación es en el grupo, como el sistema nervioso en un organismo


vivo: ejerce una función semejante a la de la unión o coordinación de los
miembros. Además, la vida de un grupo, así como el compromiso en la
comunidad más amplia, los procesos de formación y la capacidad para
convocar nuevos integrantes, están condicionados por la amplitud y calidad de
la comunicación que existe entre sus integrantes.

La comunicación es un proceso complejo en el que entran en jugo muchos


factores (emisores, receptores, canales, códigos, mensajes) y
condicionamientos (ambientales, actitudinales). Por eso con frecuencia tenemos
dificultades para la comunicación: los mensajes no llegan o llegan
distorsionados, los receptores no entienden o no están interesados en recibir el
mensaje, los emisores tienen temor a expresarse, etc.

85
Las siguientes son algunas sugerencias para superar los obstáculos a la
comunicación dentro del grupo (Ander-Egg: 2002: 95):

- Crear un clima favorable para la comunicación, lo cual implica, -entre otras


cosas- saber escuchar a las otras personas, respetarlas en lo que tienen de
diferente, dar importancia al calor humano en el grupo, favorecer el diálogo en
libertad, fomentar la sinceridad, etc.

- Superar los ruidos que, en términos comunicativos, son todos aquellos


factores (ambientales y personales) que interfieren y dificultan la transmisión del
mensaje.

- Comprender que no hay un solo punto de vista acerca de cada problema o


tema abordado. Además de nuestra perspectiva, en el grupo hay otras que son
diferentes, pero no por eso inválidas. Nadie posee toda la verdad. Por eso, no
sólo hay que respetar los diversos puntos de vista, sino que hay que aprender a
enriquecerse con ellos.

- Superar los prejuicios que tenemos acerca de las personas. Hay que creer en
las posibilidades y potencialidades de los integrantes del grupo, y crecer en la
disponibilidad para recibir de ellos algo nuevo, distinto y, en algunos casos,
hasta sorprendente.

5.4. El aprender a convivir del animador y la animadora

En los procesos educativo-pastorales intervienen actores y actoras diferentes:


esa diversidad es condición para que acontezca el aprendizaje. Aprendemos
porque podemos convivir conservando y valorando nuestras diferencias.

Los verbos castellanos convivir y convidar, precisamente por hacer referencia


directa a la vida y a las otras personas, son sumamente elocuentes cuando
queremos referirnos a la animación, especialmente cuando buscamos poner el
acento en la dimensión social del aprendizaje y de la fe, así como en la
exigencia ética de aprender de forma colaborativa.

La animación es un convite, un espacio en el que nos damos cita personas


distintas que disfrutamos aprendiendo y creciendo juntas en la fe.

86
Es cierto que ese disfrute y placer de aprender y de crecer en la fe se ha
perdido en algunos ambientes educativo-pastorales. En el grupo, sin embargo,
solemos encontrar mayores oportunidades de aprender juntos, de disfrutar
aprendiendo y de aprender disfrutando, de redescubrir el gozo de creer en el
Dios de la vida.

En contextos como el nuestro, en que se promueve el individualismo, la


competencia y el consumismo, los animadores y animadora nos sentimos
llamados a educar desde el gozo de la cooperación y de la solidaridad. Por eso
somos sensibles a aquellas propuestas metodológicas que privilegian el
aprender juntos, el encuentro, la colaboración, el compromiso, la solidaridad y la
celebración.

Los animadores y animadoras de grupo somos promotores y promotoras de


comunidades de fe. Tales comunidades se caracterizan por su capacidad para
promover la convocación, la implicación de todas las personas en las tareas del
grupo, la corresponsabilidad, la comunicación y la formación continua.

87
Los animadores y animadoras Aprender a se
Participan en procesos relacionados con Aprender a ap

Aprender a ha

Aprender a co

mediante

servir a la vi
Que les capacita para
Formación inic

da
Formación con

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

Según los elementos estudiados, indique una estrategia para poner en


práctica los siguientes aspectos: 88
5.5. Resumen

 Los animadores y animadoras están al servicio de la vida. Su trabajo


educativo-pastoral implica aprender a ser animadores y animadoras,
aprender a aprender, aprender a desarrollar procesos y aprender a
convivir con los demás actores y actoras de esos procesos.
 Cuando se aprende a ser, la persona animadora debe aprender y
adoptar ciertas actitudes importantes como por ejemplo, abandonar
actitudes autoritarias, ser individualista y debe convertirse en una
persona mediadora crítica de la cultura.
 Las personas animadoras poseen ciertas características importantes que
definen su perfil como por ejemplo: valora la importancia de su misión, es
consciente de las potencialidades de todo el grupo, de su ministerio, da
testimonio personal, ofrece calidad en su trabajo, capacidad de diálogo,
sentido de equipo, tiene consciencia cristiana, entre otros aspectos.
 En el proceso de animación, es importante que el animador tenga o
busque un conocimiento de la realidad, de la propia vivencia, del trabajo
educativo-pastoral cotidiano, del Evangelio, y de las formas o estrategias
de aprendizaje.

89
 En cuanto a “aprender a hacer”, es relevante que los animadores no
improvisen su trabajo, para esto, toda persona animadora debe aprender
estrategias para planificar los procesos educativo-pastorales. Debe
entonces, existir una proyección pastoral que, además, debe ser acorde
con el Plan pastoral de la diócesis y de la parroquia, el Plan pastoral
anual y una programación del grupo y de la parroquia.
 Una forma útil para hacer la proyección es de acuerdo con un itinerario
formativo de los grupos que implica necesariamente un punto de partida
y un punto de llegada, unos pasos intermedios que conducen al logro de
objetivos, la construcción de procesos (o sea, cómo se logra); esta
construcción se logra mediante cuatro pasos: ver, juzgar, actuar y
celebrar. También, es necesario siempre hacer una evaluación de los
procesos.
 La comunicación en un grupo se refiere a la capacidad de las personas
para hacer común lo que saben. Es un proceso en el cual se transmite y
se recibe recíprocamente. Es por esta razón, que una comunicación
sana implica la creación de un clima agradable para comunicar y
propiciar el diálogo; así como, superar los prejuicios que hay alrededor
de las personas. Es en este sentido, también que los animadores deben
aprender a convivir en ambientes diversos con personas diferentes; por
lo tanto, debe generar un espacio para aprender y crecer juntos.

EJERCICIO DE AUTOEVALUACIÓN

Elabore un ejemplo, sencillo y práctico de su experiencia grupal, de un


itinerario formativo basándose en la Matriz para realizar un itinerario formativo
presentada en este capítulo.

Puede realizarlo en forma grupal con algunos de sus compañeros, según


indicaciones de la persona animadora del módulo.

Interactúe con el resto del grupo en una puesta en común de su ejercicio de


autoevaluación.

90
5.6. Bibliografía

Ander-Egg E.(2002). Cómo hacer reuniones eficaces. Madrid: Ed. CCS.

Floris, F. y Tonelli, R. (1987). Optar por la animación. Temas para una escuela
de animadores. Madrid: Ed. CCS.

Freitzen, S. (1995). Adiestramiento de líderes. Bogotá: Indo-american Press


Service.

Marceica, E. (1996). El animador de reuniones. Bogotá: Indo-american Press


Service.

Méndez, M. (2008). Las personas educadoras: defensoras de la vida en todas


sus manifestaciones, en, Educador, promueve y defiende la cultura de la vida,
don de Dios. San José: Comisión Nacional de Cultura y Educación.

5.7. Glosario

Signos de los tiempos: Es una categoría usada por el Concilio Vaticano II


para designar “la Palabra de Dios” que podemos reconocer en los
acontecimientos históricos, cuando los interpretamos a la luz del Evangelio.

Metacognición: Es conocer y autorregular los propios procesos mentales


básicos, requeridos para un adecuado aprendizaje. Es aprender cómo
aprendemos y es aprender a aprender.

Corresponsabilidad: Es compartir la responsabilidad de una situación, tarea o


actuación determinada. Las personas corresponsables poseen los mismos
deberes y derechos en relación con las tareas que están a su cargo.

Modelo cosmológico: Es la forma en que un determinado grupo comprende la


propia sociedad y el tipo de interrelaciones que en ella deben establecerse
entre las personas y entre estas y la naturaleza.

91
Modelo antropológico: Es la forma concreta en que un grupo determinado
concibe al ser humano.

Cohesión: Es el grado en que los miembros del grupo se sienten motivados a


permanecer en él. Tiene que ver con la atracción que ejerce el grupo y con la
coordinación de los esfuerzos por parte de sus miembros.

Itinerario de educación en la fe: Es el camino formativo propuesto para que


un grupo determinado de creyentes logre los objetivos propuestos. Tiene como
punto de partida la vida y sus condicionantes, y como horizonte último, la
construcción del reino de Dios en un contexto concreto.

92
Capítulo 6.
Aprender: cooperando desde el grupo

Objetivo de aprendizaje

Incorporar los conceptos de cooperación y solidaridad como


un eje transversal en los procesos educativos-pastorales que
desarrollen los participantes en sus respectivos grupos
pastorales.

Contenidos

* Papel de los participantes y condiciones para que se


dé la cooperación en los grupos.

* Alcances de la cooperación.

*El aprendizaje mediante la cooperación de grupo

93
Perfil de logros del estudiante

Al finalizar este capítulo, el estudiante habrá adquirido las siguientes destrezas:

 Identifica las condiciones que posibilitan la realización del aprendizaje


cooperativo.
 Reconoce las ventajas del aprendizaje cooperativo.
 Promueve los procesos educativo-pastorales fundamentados en la
cooperación y la solidaridad dentro de grupos parroquiales.

Sinopsis del capítulo

El capítulo seis resalta la experiencia del trabajo cooperativo en los grupos


educativo-pastorales. Esta experiencia alcanza aspectos más allá de la sola
convivencia grupal, sino también, elementos que generan aprendizaje y
crecimiento tanto de las personas como de los grupos y de las parroquias en sus
comunidades.
Se analiza, en primer lugar, el rol activo que el enfoque cooperativo asigna a todas
las personas participantes en los procesos educativo-pastorales. En segundo lugar,
se ven las ventajas que –para el aprendizaje- representa el trabajo en grupos
cooperativos. Finalmente, se describen las características de los procesos
educativo-pastorales construidos a partir del enfoque cooperativo.

En un contexto en el que se cultiva la competencia, el individualismo y la lógica


ganar-perder, los animadores y animadoras podemos generar propuestas
alternativas articuladas por el enfoque de la colaboración y la solidaridad. Se trata
de aprender desde la lógica ganar-ganar. La cooperación puede enriquecer las
prácticas pastorales y ayudar a generar experiencias eclesiales más fraternas y
liberadoras.

6. Aprender: cooperando desde el grupo

94
Como hemos visto anteriormente, hay muchas formas de concebir la educación
y de acompañar procesos educativo-pastorales. Uno de los paradigmas que
pueden inspirar nuevas experiencias educativo-pastorales es el de la
cooperación.

En el actual contexto de globalización y en una época en que se nos invita


continuamente a tener éxito y a triunfar compitiendo, los grupos pueden ser un
magnífico espacio para crecer y aprender cooperando.

El enfoque cooperativo resulta particularmente útil cuando los grupos realizan


tareas complejas: tareas relacionadas con su formación o con su actividad
social o pastoral.

El aprendizaje cooperativo es una estrategia de gestión pedagógica que


privilegia la organización de las personas en pequeños grupos para la
realización de las tareas y actividades de aprendizaje. El aprendizaje
cooperativo se fundamenta en la formación de grupos heterogéneos, la
interdependencia positiva y la responsabilidad individual.

Para trabajar en grupos cooperativos, las personas deben ser capaces de


aumentar sus habilidades sociales, es decir, deben aprender a organizarse, a
escucharse entre sí, a resolver los conflictos, a distribuirse las
responsabilidades y a coordinar las tareas. La promoción de la cooperación
como estrategia de aprendizaje exige reconocer que “la educación no es un
monólogo, sino un diálogo, un concierto a varias voces”. (Pietro Braido, 1982:
374).

El rol de los animadores y animadoras es asegurar, en todos los integrantes del


grupo, el desarrollo de habilidades sociales como la solidaridad, la distribución
del liderazgo, la solución de conflictos, el diálogo y el respeto a las diferencias.

6.1. Cooperar Vr. Competir


Entendemos el enfoque cooperativo como una alternativa a la perspectiva
competitiva que frecuentemente marca los procesos educativos y las acciones

95
pastorales. Nos detendremos sobre todo en el análisis del rol de los integrantes
del grupo y en el estudio de las condiciones para que se dé la cooperación.

 El rol activo de los integrantes del grupo

En los procesos educativo-pastorales inspirados en el enfoque cooperativo, las


personas no son espectadoras pasivas, sino actoras y cooperadoras. Son
actoras que actúan cooperando y cooperan actuando: cuando cooperamos no
dejamos que otras personas actúen en nuestro lugar. Tomar “nuestro lugar” es
una condición indispensable para cooperar.

Este rol activo de las personas integrantes del grupo implica un cambio o
transición desde modelos en los que se considera al individuo como un receptor
pasivo de la información que algunas personas proveen, hacia un enfoque de
solidaridad en el aprendizaje.

En otras palabras, se trata de pasar de la dependencia, a la interdependencia;


del individualismo a la solidaridad.

Las personas integrantes del grupo son actoras desde el momento de la


planificación, durante el desarrollo de los procesos educativo-pastorales y en
los momentos de evaluación. El grupo es para ellas lugar de encuentro y
cooperación, de realización de tareas conjuntas, de búsqueda compartida.

Para trabajar en grupos cooperativos, las personas deben aumentar sus


habilidades sociales, es decir, deben aprender a organizarse, a escucharse
entre sí, a resolver los conflictos, a distribuirse las responsabilidades y a
coordinar las tareas.

En las prácticas tradicionales, hay una persona (llámese coordinador o


coordinadora, animador o animadora, etc) que posee autoridad en el grupo. Ella
tiene la responsabilidad de entregar el conocimiento a quienes no lo poseen. En
cambio, desde el enfoque de la cooperación, esa responsabilidad que antes era
atribuida sólo a alguna persona, es compartida con todos los integrantes del
grupo. Eso no quiere decir que desaparece el rol de la persona educadora-
evangelizadora, sino que cambia.

96
Quien posee la autoridad del grupo ahora se convierte en
responsable de promover el desarrollo de habilidades
sociales en el grupo: habilidades que aseguran el
aprendizaje, la mutua evangelización, la vivencia comunitaria
de la fe.

El aprendizaje cooperativo en grupos pequeños permite


reconocer la diversidad –de referencias culturales y
religiosas, de experiencias, de estilos de aprendizaje- que
existe entre los miembros del grupo. Ese reconocimiento de
la diversidad contribuye a valorar el aporte específico que
cada persona es capaz de ofrecer al grupo.

 Condiciones para la cooperación.

No todo grupo es cooperativo. El grupo puede también convertirse en espacio


para la competencia. Los grupos cooperativos necesitan:

- Claridad de objetivos

Los grupos deben tener objetivos claros que permitan a sus integrantes
prever el tiempo, la organización y las estrategias de colaboración
necesarias. Se trata de objetivos comunes, conocidos. Los objetivos son
menos asumidos cuando son impuestos, y son más fácilmente apropiados
cuando son fruto de un proceso de discernimiento grupal. En otras
palabras, los objetivos de trabajo autoimpuestos por el propio grupo
potencian más el esfuerzo para conseguir buenos resultados que aquellos
objetivos impuestos desde el exterior.

97
- La conformación de pequeños grupos heterogéneos.

El aprendizaje cooperativo exige la organización de las personas en


pequeños grupos. Los pequeños grupos permiten relaciones cara a cara,
la comunicación en varias direcciones y la distribución del liderazgo. La
heterogeneidad deber ser orientada hacia la cooperación y la
complementariedad y no hacia la competencia y la exclusión.

La conformación de los pequeños grupos heterogéneos puede estar a


cargo de la persona animadora, pero la organización del grupo, así como
la distribución de responsabilidades, es obra de cada grupo.

El pequeño grupo favorece la práctica de la ayuda mutua entre las


personas, las cuales deben aprender a valorar las diferencias individuales
y a desarrollar la sinergia del grupo.

- La interdependencia positiva

El aprendizaje de cada miembro del grupo no es posible sin la contribución


del resto. Para potenciar la interdependencia positiva las personas deben
tener claro que existen objetivos colectivos del grupo, los cuales no serán
alcanzados sin el aporte de cada una.

El grupo es percibido como un conjunto de personas que comparten un fin


común y que cultivan una relación de interdependencia entre ellos. La
interdependencia es una alternativa tanto a la dependencia y a la
independencia.

La interdependencia positiva ocurre cuando uno percibe que está unido a


otras personas de tal manera que, al coordinar sus esfuerzos con ellas,
logra aprender más y logra desarrollar mejor sus propias potencialidades.

El aprendizaje tiene lugar a través del diálogo con los otros integrantes del
grupo, a través de la solución de problemas en grupo, de la lluvia de ideas
y de una variada comunicación interpersonal. Todo esto tiene como base
el proceso de cooperación, es decir, la capacidad de dar y recibir ideas,
proveer ayuda y asistencia, intercambiar los recursos necesarios y aportar
con críticas constructivas.

98
Hay que tener presente, sin embargo, que no es dar o recibir ayuda lo que
mejora el aprendizaje en el grupo, sino la conciencia de necesitar ayuda, la
necesidad consciente de comunicarlo y el esfuerzo por verbalizar y tener
que integrar en el propio trabajo la ayuda ofrecida. La retroalimentación es
un elemento clave para explicar los efectos positivos del aprendizaje
cooperativo.

Optar por la interdependencia positiva significa reconocer que se aprende


más haciendo que todas las personas ganen, que compitiendo para ganar
y hacer perder a las demás personas.

- La responsabilidad individual

El grupo sólo ayudará a crecer a todos sus integrantes si cada uno es


capaz de ofrecer su aporte original.

Los resultados del grupo dependen del esfuerzo y del aprendizaje


individual de cada uno de sus integrantes. Con la potenciación de la
responsabilidad individual se trata de evitar que todo el trabajo del grupo
recaiga sólo en algunas personas. Para ello es fundamental que el grupo
ayude a cada persona a asumir responsabilidades y a identificar los
aportes específicos que puede ofrecer.

- Liderazgo compartido

El aprendizaje cooperativo favorece el liderazgo compartido, de tal manera


que cada cual aporta al grupo sus habilidades y conocimientos: quien es
más analítico, es más activo en la planificación del trabajo grupal; quien
tiene más capacidad de síntesis ayuda a rescatar las mejores ideas de sus
compañeros y compañeras; quien posee más habilidades manuales,
participa más activamente en las producciones materiales, etc.

1.2. Las ventajas del aprender cooperando en el grupo

Podemos sintetizar así las ventajas del grupo cooperativo:

99
 El grupo cooperativo desarrolla actitudes positivas hacia el aprendizaje,
es decir, motiva a las personas a aprender, fortalece la autoestima y el
reconocimiento de los propios límites y posibilidades.

 Promueve las interrelaciones, la comunicación, la convivencia, el sentido


de pertenencia, la identidad personal y grupal.

 Promueve el respeto por las otras personas y crea las condiciones


adecuadas para el reconocimiento, valoración y promoción de la
diversidad.

 Fortalece la habilidad para opinar y escuchar; promueve la expresión y la


escucha de todas las voces, crea espacios para que las diversas
perspectivas posibles sean acogidas y valoradas.

 Permite, a través de la discusión grupal de los temas estudiados, que las


personas expliquen con sus palabras lo que han entendido, aclarando y
corrigiendo los contenidos aprendidos.

 Desarrolla la solidaridad, la flexibilidad y la apertura hacia las demás


personas.

 Hace que las personas sean protagonistas de sus propios procesos de


aprendizaje.

 Enseña a compartir responsabilidades, a asumir roles, a ejercer


liderazgos.

 Desarrolla el compromiso hacia las demás personas, quienes no son


vistas como rivales y competidoras, sino como cooperadoras en un
proceso compartido.

 Enseña a organizarse y a distribuir las tareas y los roles para alcanzar


los objetivos comunes.

 Ayuda a que las personas desarrollen menos estereotipos y a que


aprendan a valorar las diferencias de raza, religión, opinión, género, etc.

 Permite una mayor riqueza en el aprendizaje gracias a los diversos


acercamientos que se plantean para cada tarea.

100
 Facilita la corrección al dar cabida a la confrontación del propio trabajo
individual con el de los demás miembros del grupo.

 En un ambiente de compañerismo y confianza, brinda el espacio para


superar las dificultades individuales.

 Desarrolla habilidades interpersonales y estrategias para resolver


conflictos de manera colaborativa, contando con el aporte específico de
cada persona.

En efecto, entre las principales ventajas del enfoque cooperativo está la


posibilidad de crear un estilo de interrelaciones que facilita la solución de los
conflictos.

Sabemos que todo grupo debe asegurarse de poseer sus propios recursos para
resolver los conflictos, especialmente aquellos que afectan la armonía y las
buenas relaciones entre los miembros del grupo.

El enfoque cooperativo permite, entre otras cosas:

- enfrentar el conflicto de forma colaborativa;

- definir, mediante el diálogo, las posiciones e intereses de las partes;

- idear soluciones en las que todas las personas ganen;

- desarrollar la capacidad de escucha;

- valorar las diferentes opiniones;

- perseverar cooperativamente hasta alcanzar la solución propuesta.

A este punto es necesario recordar que la ausencia de conflictos no significa


necesariamente que el grupo marcha bien. Es cierto que los conflictos afectan
la vida del grupo, pues rompen el equilibrio necesario para su funcionamiento.
Pero la inexistencia de todo tipo de conflicto o de tensión puede significar que el
grupo está más o menos moribundo o que sus miembros están anquilosados, o
que han caído en el conformismo (Ander-Egg, 2002: 72).

El conflicto nace generalmente por una de estas causas:

- enfrentamiento de intereses, de roles, de diferentes percepciones de la


realidad;

101
- discrepancias en cuanto a los procedimientos (forma de hacer las
cosas);

- diferencias de personalidad que se dan en las personas.

Las animadoras y animadores deben ayudar a las personas en conflicto y al


grupo entero a averiguar las causas y los sentimientos que producen tal
conflicto, así como acompañarlos en sus esfuerzos por solucionarlo.

Ander-Egg (2002: 74) sugiere los siguientes procedimientos para la solución de


los conflictos:

- Negociación entre las partes: Las intereses en conflicto se regatean,


buscando un acuerdo mínimo aceptado por todas las personas, de tal
manera que todas ganen.

- Persuasión: Se trata de convencer con argumentos, partiendo del


supuesto de que los objetivos básicos son compartidos por las partes
en conflicto y de que los desacuerdos se refieren a elementos
secundarios o periféricos.

- Arbitraje: Es una forma de resolver el conflicto que recurre a una o


más personas que actúan como árbitros. En este caso, para que el
conflicto pueda ser superado, es necesario que el árbitro sea aceptado
por las partes y, luego, que lo resuelto en el arbitraje sea también
aceptado.

- Solución del problema: Este procedimiento es utilizado especialmente


para la solución de conflictos de carácter individual. Lo sustancial aquí
es el esclarecimiento de la situación que produce el conflicto, para
luego buscar la transformación de esa situación.

El enfoque cooperativo insiste en resolver los conflictos desde la lógica ganar-


ganar, es decir, renunciando a actitudes competitivas que se mueven en la
lógica perder-ganar.

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

102
Reflexione, responda o comente los siguientes aspectos:

a. Describa alguna práctica de su parroquia que le parezca inspirada en el


enfoque cooperativo.

b. Conteste las siguientes preguntas con base en la descripción anterior.


¿Qué dificultades han tenido los protagonistas de esa práctica pastoral?
¿Qué ventajas ha tenido la adopción de un enfoque cooperativo en esa práctica
pastoral?
¿Qué tipo de animadores y animadoras ha requerido esa práctica pastoral?

1.3. Hacia una pastoral “cooperativa”

Hemos visto que el encuentro con las otras personas, cuando se lo vive desde
la práctica de la cooperación, genera aprendizaje.

El aprendizaje no se da sin interacción, alteridad y comunicación. Interpretamos


el mundo, la vida y a Dios mismo, desde la forma en que nos interrelacionamos
con las otras personas. Para alguien que opta por ver a las demás personas
como rivales, resulta difícil entender a Dios como Padre-Madre que nos invita a
construir un mundo fraterno y solidario.

La promoción del aprendizaje cooperativo y el reconocimiento del aporte


específico de las otras personas pueden también enriquecer la forma en que
entendemos la pastoral. Desde la cooperación, como estilo de aprendizaje,
podremos generar, seguramente, una pastoral:

103
- capaz de involucrar corresponsablemente a un mayor número de
personas;

- dispuesta a acoger el aporte específico de cada persona y de cada


grupo;

- capaz de reconocer, valorar y agradecer la diversidad de experiencias,


voces y esperanzas que confluyen en las vida de las comunidades
eclesiales;

- dispuesta a superar diversas formas de autoritarismo, exclusión y


dogmatismo;

- construida gradualmente desde la escucha, el diálogo, la discusión (no


necesariamente desde el consenso), y la interacción;

- dispuesta a acoger la diversidad y novedad de ministerios que pueden


surgir cuan se favorece el protagonismo de todas las personas;

- orientada por planes pastorales que han sido elaborados con la amplía
colaboración de los grupos y las comunidades;

- marcada por la superación de todo tipo de colonialismo pastoral: será


por tanto una pastoral más propositiva que impositiva, más tendiente a
escuchar que a hacerse oír; más orientada a dialogar que a
monopolizar la palabra;

- dispuesta a formar a los “agentes de pastoral” para ser promotores de


diálogo, escucha, solución de conflictos;

- capaz de devolver la voz a aquellas personas a quienes ha sido


tradicionalmente negada, dentro y fuera de las iglesias: los pobres, los
laicos, las mujeres, los indígenas y afroamericanos, las personas con
discapacidades, las minorías de todo tipo, etc.,

- más orientada a hacer visible el Reino de Dios, que es justicia,


fraternidad, solidaridad;

- más ecuménica y dialogante;

- orientada a robustecer la comunión y el servicio como expresiones


fundamentales de la experiencia eclesial;

104
- capaz de recuperar el carácter comunitario de la celebración cristiana;

- dispuesta a mostrar el rostro solidario de Dios;

- orientada a visibilizar, en las comunidades, el compromiso


transformador-liberador que exige el Evangelio.

Los animadores y animadoras

Para la gestión del trabajo pastoral cooperativo, las personas animadoras


deben desarrollar habilidades relacionadas con:

- la planificación pastoral colaborativa;

- la evaluación participativa de los procesos pastorales en los que toman


parte;

- la distribución del liderazgo, que en las comunidades eclesiales se


visibiliza en diversidad ministerial;

- la promoción de valores sociales como la solidaridad, la reconciliación,


el diálogo;

- el compromiso grupal por la construcción del Reino de Dios;

- la superación de todo tipo de dogmatismos y autoritarismos;

- la motivación para que todas las personas sean protagonistas de los


procesos pastorales en los que toman parte.

Proceso de aprendizaje de tipo cooperativo.

105
Cooperar actuando y actuar cooperando para crear solidaridad en el aprendizaje.

Cooperación
requiere:
genera
Produce
Claridad de objetivos Procesos educativo-pastorales cooperativos
Heterogeneidad
Liderazgo distribuido Motivación
Interdependencia Solidaridad
Responsabilidad individual Dimensión social del aprendizaje

1.4. Resumen
 El enfoque cooperativo resulta muy favorable cuando se aplica en
situaciones de desarrollo grupal más complejas; por ejemplo, cuando se
realizan proyectos de índole social, pastoral o formativos. Este enfoque se
basa en la formación de grupos heterogéneos, con una relación de
interdependencia positiva y con un alto compromiso individual (de cada uno
de los integrantes del grupo).
 La interdependencia positiva se refiere al logro de un mejor aprendizaje y
desarrollo de las propias potencialidades, a partir del diálogo e integración
con las demás personas del grupo.
 De esta manera, bajo este enfoque, las personas de los grupos pasan a ser
personas actoras y cooperadoras. Esto significa que no deben asumir
papeles de simples espectadores. Se pasa de la dependencia a la
interdependencia y del individualismo a la solidaridad. Estas personas
deben aprender a organizarse, a escucharse entre sí, a resolver conflictos, a
distribuirse las responsabilidades y a coordinar las tareas.
 La persona que lidera el grupo también debe pasar de ser quien tiene el
conocimiento y la dirección a compartir las responsabilidades entre los

106
integrantes del grupo. Además, debe desarrollar habilidades en cuanto a la
planificación pastoral colaborativa, la evaluación participativa, la distribución
del liderazgo, la superación de todo tipo de dogmatismos y autoritarismos
─por ejemplo─.
 Los grupos requieren de ciertos elementos para ser cooperativos. Estos
elementos son los siguientes: tener claridad de objetivos, conformación de
pequeños grupos heterogéneos para distribuir el liderazgo según sus
características; poseer una interdependencia positiva, la responsabilidad
individual y el liderazgo compartido.
 Las ventajas de obtener un aprendizaje cooperando en el grupo son
múltiples, pero en resumen, permite enfrentar los conflictos de forma
colaborativa, mediante el diálogo se definen intereses de las partes,
desarrollan capacidades de escucha, se establecen soluciones de las cuales
todos ganan, entre otras.
 Ante la presencia de conflictos, una estrategia básica radica en a) la
negociación entre las partes, la persuasión, el arbitraje, y la solución final del
problema.
 En el ámbito pastoral, el enfoque cooperativo también provee todos los
beneficios para el desarrollo del proceso, provocando así la capacidad y
promoción del diálogo, la escucha, la solución de conflictos, la integración de
personas que han sido ignoradas por su diversidad, género, etnia, etcétera.

EJERCICIO DE EVALUACIÓN

107
Nota: el siguiente ejercicio será realizado en forma grupal, con el apoyo del
animador de su grupo de aprendizaje.

1. En forma grupal, definan un caso hipotético de conflicto de


grupo.

2. Dentro del grupo definan un “moderador” del conflicto, el


resto del grupo definan diferentes posiciones ante el conflicto
para cada una de las personas (unos a favor, otros en
contra), las cuales van a “defender vehementemente” su
posición. También definan a una persona que asuma el
papel de observador y evaluador del proceso de discusión.

3. Generen la discusión sobre el tema con ayuda del


moderador.

4. Una vez manifestadas todas las posiciones intenten


solucionar el conflicto según los conocimientos y
procedimientos aprendidos en este capítulo.

5. Al final, hagan una evaluación grupal del proceso a la luz de


lo aprendido sobre el tema de la pastoral y el aprendizaje
cooperativo. Permitan que el integrante que asumió el papel
de “observador” haga una síntesis de lo percibido y un cierre
de lo aprendido en este ejercicio, a acuerdo con los aportes
de todos los integrantes del grupo.

1.5. Bibliografía

 Ander-Egg E. (2002).Cómo hacer reuniones eficaces. Madrid: Ed. CCS.

 Braido, Pietro (1982). El sistema preventivo. Guatemala. Instituto


Teológico Salesiano,

 Delors, J. (1996). La educación encierra un tesoro. Informe a la


UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo
XXI. Madrid: Santillana/UNESCO.

108
 Fernández, P. Y Melero, M.A. (1995). La interacción social en contextos
educativos. Madrid: Siglo XXI de España Editores.

 Mir, C. et al. ( 1998). Cooperar en la escuela. La responsabilidad de


educar para la democracia. Barcelona: Graó.

1.6. Glosario

Sinergia: Es la cooperación entre personas u organizadores para realizar una


función de forma más eficaz que si se mantuviesen independientes. Es la
integración de elementos que da como resultado algo más grande que la simple
suma de éstos. Cuando dos o más elementos se unen de manera sinérgica
crean un resultado que aprovecha y maximiza las cualidades de cada uno de
los elementos.

Dogmatismo: Pretensión de quienes quieren que su doctrina o sus


aseveraciones sean tenidas por verdades incuestionables. Implica la negación
del pensamiento crítico.

109
Capítulo 7.
El grupo como experiencia eclesial

Objetivo de aprendizaje

Sensibilizar sobre los alcances del desarrollo de grupos


como una comunión fraterna, valiosa y fructífera en la
experiencia eclesial.

Contenidos

*Concepto y alcances de la Koinonía.

* Concepto y alcances de la diaconía.

* Concepto y alcances de la Martyria

*Concepto y alcances de la liturgia

110
Perfil de logros del estudiante

Al finalizar este capítulo, el estudiante habrá adquirido las siguientes destrezas:

 Comprende que la comunión fraterna es un elemento central de la


eclesialidad, cuya raíz última, desde la fe, está en la comunión Trinitaria.
 Cultiva las actitudes de servicio y el testimonio desde las experiencias
grupales eclesiales.
 Fortalece los procesos educativos sobre la celebración de la fe a partir
de las experiencias grupales.

Sinopsis del capítulo

Para un gran número de personas jóvenes y adultas, las parroquias y las familias
han dejado de ser un referente eclesial significativo. Para algunas de ellas, el grupo
puede ser una nueva puerta de entrada y un espacio válido de experiencia eclesial.
En el grupo, los bautizados y bautizadas deben vivir y robustecer la comunión, el
servicio, el testimonio y la celebración de la fe, así como la pertenencia a la
comunidad parroquial.

En este capítulo se hará énfasis en la forma como puede haber un crecimiento de


la experiencia eclesial a partir de la realidad grupal; entendiendo al grupo eclesial
en una determinada experiencia de comunión, servicio, testimonio y celebración
(koinonía, diaconía, martyría y leitourgía ─en griego─), según lo define el Concilio
Vaticano II.

7. El grupo como experiencia eclesial

111
Actualmente muchos cristianos y cristianas tienen dificultades para expresar y
celebrar su pertenencia a la Iglesia. En muchos casos la mediación parroquial
ha dejado de ser relevante, especialmente para los hombres y mujeres de las
zonas urbanas.

En este contexto de crisis de mediaciones, de instituciones y de religiones (J.M.


Vigil, 2005:223), los grupos aparecen como un espacio válido en el que
podemos reforzar y expresar nuestra pertenencia a la comunidad eclesial. Para
algunas personas, el grupo es su más cercana, efectiva y afectiva mediación
eclesial.

Es cierto que el grupo eclesial no es “la Iglesia” en sentido pleno (diócesis),


pero es Iglesia en la medida en que sus integrantes refuerzan su pertenencia a
la comunidad eclesial. Los grupos pueden ser puerta de entrada a la parroquia
para quienes se han alejado de ella; pueden ser plataformas que nos acercan y
nos conducen a participar en la vida de la comunidad parroquial.

Los grupos (tal como se definen en el capítulo 2), como expresión de la vida de
las parroquias, son portadores de una autoconciencia eclesial. Es decir, en ellos
encontramos formas concretas de pensar la Iglesia y de vivir una determinada
experiencia de comunión. Esas formas son llamadas modelos eclesiales.

Si repasamos la historia del cristianismo, nos daremos cuenta de que podemos


hablar de muchos modelos de Iglesia. Tales modelos no son sólo una
posibilidad teórica, sino una realidad. En efecto, a lo largo de su historia, la
iglesia ha sufrido profundas transformaciones en su autoconciencia. A pesar de
mantener una sustancial continuidad con el pasado, ella se ha repensado a sí
misma más de una vez. En el Concilio Vaticano II, por ejemplo, la Iglesia se
repensó a sí misma, así como la forma en que entendía su relación con el
mundo, su diálogo con las culturas, el papel de los laicos y las laicas, etc.

Inspirándonos en el espíritu del Concilio Vaticano II, aquí queremos proponer,


para la vida de los grupos, un modelo de Iglesia según el cual ella es comunión
(koinonía), de hombres y mujeres que se consideran a sí mismos testigos
(martyría) y servidores (diaconía) y que celebran gozosamente su fe en el

112
resucitado (leitourgía). De manera sintética, podemos observar este proceso en
el siguiente esquema:

Koinonía

El grupo puede llegar a ser experiencia eclesial …


Diaconía
Y si refuerza nuestra pertenencia a la…
Si es experiencia de…
Comunida
Martyría

Leitourgía

No existe un único modelo eclesial. La historia registra muchas formas de


autocomprensión de la Iglesia. La misma iglesia latinoamericana ha ido
madurando su propia identidad al repensarse a sí misma como una Iglesia
liberadora (Medellín), en comunión y participación (Puebla), inculturada (Santo
Domingo), discípula y misionera (Aparecida).

Aquí se abordan cuatro dimensiones de la realidad eclesial que han sido


rescatadas y enriquecidas desde el Concilio Vaticano II y que están claramente
presentes en los documentos del magisterio latinoamericano: son la comunión,
el servicio, el testimonio y la celebración. Para describirlas, usaremos las
palabras de origen griego koinonía, diaconía, martyría y liturgia.

7.1. El grupo como koinonía: del grupo a la comunidad

No todo grupo es eclesial, ni tiene la pretensión de serlo. Pero los grupos que
promovemos desde las comunidades parroquiales deberían ser una mediación
válida de experiencia de Iglesia. Pero para llegar a serlo, tienen que convertirse

113
en una experiencia de comunidad. El grupo de por sí, no es comunidad, pero
puede llegar a serlo.

El paso de “ser grupo” a “ser comunidad” implica el reforzamiento de los


vínculos fraternos y de la solidaridad. En la comunidad, los intereses comunes
tienen prioridad sobre los intereses de los individuos. En ella es posible la
reconciliación y hay disponibilidad para partir y repartir el pan. Eso significa que
en ella se hacen vida las bienaventuranzas: los pobres son dichosos, los
hambrientos son saciados, los que lloran son consolados…

Para M. Calavia (1998: 279), la experiencia de comunidad en el grupo implica:

 El reconocimiento y la visión positiva de las otras personas.

 La apertura a la Iglesia local, diocesana y universal: conocimiento,


aprecio y participación.

 El descubrimiento de la propia vocación como servicio a la comunidad


eclesial y modo de ser Iglesia.

Para O’Riordan (1974:69), la vitalidad de la Iglesia está en sus bases, en los


grupos pequeños:

la Palabra de Dios, la oración cristiana, la caridad cristiana, el


compromiso social y político de la comunidad cristiana y de
cada uno de los fieles: he aquí algunos de los temas centrales
del mensaje cristiano que se hacen mucho más claros, más
incisivos, cuando se estudian en el contexto del pequeño
grupo.

El grupo es una experiencia “de base”, y es plataforma para el robustecimiento


de la Iglesia, es “fuerza creadora en el proceso de la transformación humana y
cristiana del ser humano y del mundo” (G. O’Riordan: 1974: 67).

La Iglesia hay que entenderla y construirla como una gran comunidad; y la


parroquia puede ser comprendida como una comunidad de comunidades (DSD
58). Quienes en diferentes épocas han intentado rescatar la dimensión
comunitaria de la Iglesia se han fijado sobre todo en estos dos núcleos
esenciales:

114
 la convivencia histórica de Jesús con su grupo de discípulos: “el mayor
entre ustedes que sea el menor, y el que manda como el que sirve” (Lc
22,26); “no llamen a nadie padre ni maestro, porque uno sólo es su
padre, y ustedes son hermanos” (Mt 23, 8-11);

 y lo que en el Nuevo Testamento se llama koinonía, tal como aparece


principalmente en los “sumarios” de Hechos de los Apóstoles (Hch 2,42-
45; 4,32-35).

Podemos afirmar que el centro de la eclesiología en los Hechos de Apóstoles,


es la idea de koinonía o comunión (V. Codina, 2000: 38). Lo que se quiere
expresar con la palabra “koinonía”, en el nuevo testamento, es la experiencia de
que la fe en Jesús es constitutivamente comunitaria, y la Iglesia de Jesús es,
ante todo, una familia de hermanos y hermanas, una comunidad de iguales y no
una sociedad de desiguales. En ella nadie es más que nadie, ni nadie es menos
que nadie; y, de haber algún sitio preferencial, que sea para los más pequeños
y los más pobres.

Una exigencia de la koinonía es que a la Iglesia hay que entenderla a partir de


la experiencia de fe de las personas creyentes, antes que desde el
funcionamiento de la institución eclesial. Y esa experiencia de fe se da,
normalmente, en una comunidad concreta, en la Iglesia local, ubicada en un
determinado lugar y en un contexto concreto: la comunidad de hermanos y
hermanas en la que se hace real la convivencia fraterna, el poner las cosas en
común, la programación comunitaria de la tarea de evangelización, la educación
en la fe, la celebración de los sacramentos, etc.

A estas comunidades concretas es a lo que se llama primariamente “Iglesia” en


el Nuevo Testamento, y por eso se habla en él con tanta frecuencia de
“iglesias”.

Los grupos que animamos en nuestras parroquias no son iglesias paralelas a la


parroquia. Son lugares privilegiados para la experiencia de koinonía, y por eso
mismo, espacios en los que se refuerza la pertenencia a la comunidad
parroquial. Lo mismo se ha dicho de las comunidades eclesiales de base

115
(CEBs). Los grupos, por eso, pueden ser espacio para la experiencia de Iglesia
que ha sido propuesta desde las CEBs.

Victorino Girardi (1996) apunta algunos rasgos de las comunidades eclesiales


de base que podemos también encontrar en los pequeños grupos de nuestras
parroquias: valoración y atención a la persona, acogida con respeto hacia su
cultura y su historia; rostro popular; constante referencia a la Palabra de Dios,
particularmente al Evangelio acogido, compartido y tomado como guía de la
propia vida, de las propias acciones personas, familiares y de la misma
comunidad; comunión con la jerarquía; creatividad en las formas de
participación, en la celebración de la fe y en las manifestaciones de ayuda a los
necesitados; compromiso en el proceso de liberación integral, social, político y
económico.

José Marins (2007:138-139) recuerda otros rasgos de las CEBs que también
son aplicables a la vida de los grupos parroquiales: son células eclesiales; son
signo y semilla del Reino de Dios; son espacios eclesiales que requieren de
continua renovación frente a los nuevos desafíos sociales; su impacto va más
allá de la institución eclesial; son signo de una Iglesia más laical y menos
clericalizante.

Todos esos rasgos de las CEBs –que las convierten en signos de vitalidad en la
Iglesia particular (DA 179)- pueden ser retomados desde los grupos de
nuestras parroquias. Así, esos grupos podrán ser mediación eclesial para los
hombres y mujeres de hoy.

7.2. El grupo como espacio para la martyría y la diaconía

La fe vivida en comunión fraterna (koinonía) no nos separa del mundo. La


Iglesia es una comunidad de creyentes que están en el mundo y al servicio del
mundo:

 en el mundo: porque sus integrantes participan con todos los demás


daderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres

hombres y mujeres, en los acontecimientos, los gozos y las esperanzas


de cada momento histórico (GS 1; 11a; 40);

116
 al servicio del mundo: la misión de la Iglesia es concebida como
"servicio" (GS 3b). Desde esta perspectiva, los grandes problemas de la
humanidad pasan al primer plano en la atención y en las preocupaciones
de la Iglesia. En cambio los problemas intraeclesiales –que antes del
Concilio tenían prioridad- quedan en segundo plano.

Es a esa “servicialidad” que se refiere el término diaconía. En el Concilio


Vaticano II, el mundo ya no es visto como un campo de batalla, ni como una
realidad opuesta a la Iglesia, sino como el espacio donde la Iglesia se siente
llamada a ser luz y sal, signo de comunión y de salvación.

Los bautizados y las bautizadas viven en el mundo y entienden que para ser
cristianos y cristianas no es necesario huir de él. En el mundo, la Iglesia es
sacramento del Reino. Es lo que H. Terán (2006: 27) expresa cuando dice que

La Iglesia, movida por la acción del Espíritu del Resucitado, se


pone en servicio de este Reino, que es un don divino y no el mero
resultado del esfuerzo humano; que no es por tanto algo que el
hombre pueda construir con su propio empeño; pero que,
paradójicamente tampoco es algo que se pueda construir al
margen del hombre: Dios no instaura su reino en esta historia sin
contar con el hombre, sino que éste tendrá siempre un rol
receptivo- activo del plan de salvación querido por Dios”.

El mundo es el lugar en el que estamos llamados a construir el reino de Dios.


En el Concilio Vaticano II la Iglesia se “reubicó” en el mundo. Un mundo
precisamente que, en el pasado, fue objeto de condenación: el mundo de la
ciencia, de la cultura, de la política, de la economía.

Esta apertura fue más que la quiebra de un muro divisorio. Fue sobre todo el
reconocimiento de valores autónomos de la sociedad y la proclamación de la
comunión de la Iglesia con estos valores. "Los gozos y las esperanzas, las
tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los
pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y
angustias de los discípulos de Cristo" (GS 1). Ese párrafo con el que inicia la
Guadium et Spes sintetiza muy bien la inspiración fundamental del Concilio.

117
El grupo es un lugar privilegiado para la diaconía. Ésta compete a todas las
personas bautizadas, y no sólo a los ministros ordenados. Toda comunidad que
quiera llamarse cristiana, expresa su fe mediante el servicio.

Los grupos de nuestras parroquias son comunidades en el mundo y al servicio


del mundo. No formamos grupo para huir del mundo, sino para estar en el
mundo y a su servicio. Pero como ese mundo está afectado por un “conflicto
estructural grave” que consiste en que “la riqueza creciente de unos pocos
sigue paralela a la creciente miseria de las masas” (DP 1209), el servicio al
mundo se realiza desde la opción preferencial por los pobres.

La Iglesia –y, por lo tanto, el grupo eclesial- es comunión de personas que, por
su fe, se consideran y son, servidoras. M. Calavia (1998: 278) enuncia así las
expresiones de la diaconía:

 La comprensión de la vida como vocación y servicio a las demás


personas.

 El crecimiento en el sentido de responsabilidad personal y social.

 Experiencias de compromiso concretas, graduales y estables, en el


propio ambiente y a través del voluntariado social y misionero.

La Iglesia es también una comunidad de testigos que, con su testimonio, hacen


visible el reinado de Dios. Es eso lo que se quiere expresar con el término
martyría.

La Iglesia es una comunidad de testigos, de hombres y mujeres que tienen


algo que decir con sus vidas y con sus palabras. El grupo de creyentes es un
espacio privilegiado para el testimonio, para la martyría.

Los grupos de nuestras parroquias son –como toda la parroquia- comunidades


martiriales, es decir, comunidades de mujeres y hombres que tienen una
Palabra que pronunciar, un estilo de vida que proponer, un testimonio que
compartir.

La martyría incluye el anuncio y la denuncia. El centro del anuncio es el Señor


Resucitado. La denuncia se refiere a todo aquello que se opone a la vida.
Anuncio y denuncia son también tareas del grupo. El Documento de Puebla (15)
recordaba que la fe:

118
nos impulsa a discernir las interpelaciones de Dios en los signos de
los tiempos, a dar testimonio, a anunciar y a promover los valores
evangélicos de la comunión y de la participación, a denunciar todo lo
que en nuestra sociedad va contra la filiación que tiene su origen en
Dios Padre y de la fraternidad en Cristo Jesús.

En el Documento de Aparecida (385), los obispos recuerdan esa tarea de


anuncio y denuncia que caracteriza a la comunidad eclesial:

Pero la Iglesia no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por


la justicia. Ella colabora purificando la razón de todos aquellos
elementos que la ofuscan e impiden la realización de una liberación
integral. También es tarea de la Iglesia ayudar con la predicación, la
catequesis, la denuncia, y el testimonio del amor y de justicia, para
que se despierten en la sociedad las fuerzas espirituales necesarias
y se desarrollen los valores sociales.

La martyría (el testimonio) es la más auténtica forma de evangelización; es la


mejor manera de decir buenas noticias, en un mundo en el que abundan las
malas noticias. Los grupos de nuestras parroquias deben ser lugares de buenas
noticias, de esperanza, de anuncio y de denuncia.

Somos testigos porque tenemos algo que decir. Es lo que el Documento de


Puebla (197) expresaba de la siguiente manera: “proclamamos la buena noticia
de la persona de Jesucristo a los hombres de América Latina, llamados a ser
hombres nuevos con la novedad del bautismo y de la vida según el Evangelio
para sostener su esfuerzo y alentar su esperanza”.

Los grupos de nuestras parroquias pueden ser lugares que dan la voz a los
cristianos y cristianas de hoy. Tener voz significa contar con la posibilidad de
anunciar, de decir buenas noticias y de denunciar todo aquello que atenta
contra la vida.

Tomar en serio la martyría desde los grupos de nuestras parroquias, exige a


cada persona configurar la propia vida según los valores y actitudes del
Evangelio, en orden a ofrecer testimonio y a dar razón de la propia fe. La
martyría, así entendida, implicará:

 El encuentro gradual con Cristo en la vida cotidiana.

119
 La profundización orgánica del Misterio de Cristo.

 La síntesis personalizada del acontecimiento cristiano.

 Un proyecto personal de vida desde los valores del Evangelio.

 Una fe vivida en diálogo con las culturas: conocer los retos que plantean
las culturas a la fe cristiana (Calavia, 1998:280).

7.3. El grupo como espacio para la celebración de la fe en el


Resucitado (Leitourgía)

El grupo puede llegar a ser también lugar que nos educa para la celebración
comunitaria de la fe en el Señor Resucitado. El grupo, por ser experiencia de
Iglesia, es también ambiente para vivir como resucitados y resucitadas. Es un
espacio en el que la buena noticia de la “vida nueva” es acogida y celebrada
creativamente.

El grupo educa para celebrar la fe en la comunidad parroquial. No se trata, por


lo tanto, de promover una celebración paralela y ajena a la celebración
parroquial, sino de insertarse más plenamente en la dinámica celebrativa de la
iglesia local. Desde la experiencia de grupo, las personas bautizadas pueden:

 robustecer el carácter comunitario de la fe, a veces debilitado por las


masificación de algunas celebraciones,

 poner al centro la palabra de Dios, la cual es escuchada, meditada,


compartida, y entendida como invitación al compromiso por una sociedad
más justa y solidaria,

 generar experiencia de celebraciones mucho más creativas en sus


signos y expresiones,

 educarse para una celebración más participativa y conciente,

 promover una celebración mejor articulada a la propia vida y a la vida de


la comunidad local y nacional;

 hacer que sus celebraciones se vean enriquecidas por las tradiciones y


memorias culturales de los miembros de la comunidad parroquial,

 recuperar el carácter festivo de la celebración cristiana.

120
Hacer del grupo un espacio que educa para celebrar la fe, implica:

 La lectura y contemplación de la vida como sacramento de la presencia


de Dios.

 La vivencia de los sacramentos, celebrados en la comunidad parroquial,


como fuerza para el compromiso.

 La participación en momentos fuerte de oración y celebración: retiros,


ejercicios espirituales, etc. (Calavia, 1998: 281).

Para los integrantes de los grupos, la celebración de la fe en el Señor


resucitado será el lugar en el que confluyen y se robustecen la koinonía, la
diaconía y el testimonio.

121
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

1. Reflexione acerca de qué características deberían de tener los grupos


de su parroquia si quisieran asumir una experiencia de Iglesia.

2. ¿Qué aspectos están llamado el grupo a denunciar y a anunciar? De


acuerdo con el contexto en el cual evangeliza.

3. Desde una perspectiva crítica a) ¿cómo es una celebración


comunitaria a partir de los contenidos de este capítulo. b) Escriba
cinco recomendaciones para que los grupos ayuden a los integrantes
a celebrar mejor su fe en el Señor Resucitado.

a)

b)

122
7.4. Resumen

 La experiencia eclesial puede hacer crecer a las personas a partir de la


realidad en la cual se desarrollan los grupos y la integración de sus
miembros.
 La realidad eclesial tiene cuatro dimesiones: la comunión (koinonía), el
servicio (la diaconía), el testimonio (martyría) y la celebración (leitourgía).
 La koinonía o comunión ─fraterna─, conlleva a que, en la convivencia
grupal, los intereses comunes tienen prioridad sobre los individuales. Esto
implica un paso de ser “un grupo” a ser “una comunidad”, y de esta forma,
entender y construir la Iglesia como una gran comunidad; y la parroquia
como una comunidad de comunidades y de movimientos.
 La diaconía o servicio es una dimensión a la cual la Iglesia está llamada:
luz y sal como signo de salvación. Su misión está concebida como
servicio y al servicio del mundo para construir el Reino de Dios.
 La martyría o testimonio se da porque la Iglesia es una comunidad de
testigos que tienen que decir algo de sus vidas y con sus palabras: tienen
algo que pronunciar, un estilo de vida que proponer y un testimonio que
compartir. El testimonio incluye el anuncio (basado en la del Señor
Resucitado) y la denuncia (todo aquello que se opone a la vida). Es
también una auténtica forma de evangelización que es también tarea del
grupo.
 La leitourgía o celebración nace en la integración de los grupos a la
parroquia, además de ser un lugar que educa para la celebración
comunitaria de la fe en el Señor Resucitado. O sea, el grupo educa para
celebrar la fe en la comunidad parroquial generando un crecimiento
humano y espiritual para los integrantes mediante elementos como la
lectura, la contemplación, la vivencia de los sacramentos, la oración y la
celebración en espacios como retiros, ejercicios espirituales, entre otros.

123
EJERCICIO DE AUTOEVALUACIÓN

Indique de qué manera usted y su grupo parroquial viven y expresan las


siguientes dimensiones:

kOINONÍA

DIACONÍA

MARTYRÍA

lITURGIA

124
7.5. Bibliografía

Calavia, M. et al (1998). Catecumenado Juvenil Salesiano. Madrid: CCS.

Codina, V. (2000) Para comprender la eclesiología desde América Latina.


Navarra: Ed. Verbo Divino.

Marins, J. (2007). Las CEBs en su medio siglo de hisotoria, en Alternativas, Nº


34, 125-148.

Méndez, M. (1995). Grupo juvenil y experiencia eclesial. Guatemala: Centro


Salesiano de Pastoral.

Gerardi, V. (1996). Las comunidades eclesiales de base: un modelo de Iglesia,


en Senderos, Nº 52, 73-110.

O’Riordan, G. (1974). Eucaristía y compromiso social y político del grupo


pequeño, en Maggioni, B. y Sorbi, P. (Coord.) El compromiso social y político
de los pequeños grupos, Salamanca: Ed. Sígueme.

Terán, H. (2006). La Iglesia sacramento del Reino, en ITER Revista de


Teología Nº 40, 17-32.

Vigil, J.M. (2005). ¿Un nuevo tiempo axial? Para una interpretación de la crisis
actual de la religión, en Obstáculos a la espiritualidad en las sociedades
europeas del siglo XXI. Primer encuentro en Can Bordoi. Barcelona: Ed. CETR.

7.6. Glosario

Modelo eclesial: Es la forma en que la comunidad eclesial, en un contexto


concreto y en un momento histórico determinado, se autocomprende a sí
misma. Tal autocomprensión determina la doctrina y la práctica, la ética y la
celebración, la lectura de la Palabra de Dios y la ministerialidad.

Conflicto estructural: Con estos términos (usados por Juan Pablo II para
describir la realidad latinoamericana, en 1979) se hace alusión a la brecha
creciente que existe entre ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más
pobres. La conflictividad indica que existe una relación causal entre crecimiento

125
de la riqueza y crecimiento de pobreza: la primera es causa de la segunda. La
conflictividad también puede ser entendida como la violencia estructural, que va
más allá de la voluntad de los individuos y que está inscrita en las estructuras.

CEBs: Las Comunidades Eclesiales de Base son células vivas de la Iglesia que
promueven, en comunión con la Jerarquía, una fe más socialmente
comprometida, una lectura de la Palabra de Dios en diálogo con la realidad
histórica y una mayor diversidad ministerial.

126
Capítulo 8.
El grupo como espacio para
la práctica de una ciudadanía responsable

Objetivo de aprendizaje

Sensibilizar a los participantes sobre los alcances o


proyección de algunos principios de la Doctrina Social de la
Iglesia en la promoción e incorporación de prácticas
ciudadanas responsables a partir de los espacios de
interacción grupal.

Contenidos

* Desafíos del ciudadano en la actualidad

*Desafíos ciudadanos a partir del desarrollo de los


grupos

* Principios de la Doctrina Social de la Iglesia que


provocan la construcción de la ciudadanía

*Métodología "ver-juzgar-actuar-revisar-celebrar"

127
Perfil de logros del estudiante

Al finalizar este capítulo, el estudiante habrá adquirido las siguientes destrezas:

 Identifica las posibilidades educativas del grupo en relación con el


desafío de repensar la ciudadanía.
 Reconoce en la Doctrina Social de la Iglesia una serie de principios y
valores a partir de los cuales se puede repensar la ciudadanía.
 Enriquece el ejercicio de la ciudadanía desde una lectura evangélica de
la realidad.

Sinopsis del capítulo

El grupo no es políticamente neutro. Encontrarse, compartir, celebrar, reflexionar y


orar juntos es una forma de hacer polis (ciudad). El grupo conforma ciudadanos y
ciudadanas.
Los integrantes del grupo no sólo son miembros de la comunidad eclesial, sino que
también son habitantes del barrio, integrantes de una comunidad cantonal,
provincial, nacional, centroamericana, mundial. El grupo no los saca del mundo,
sino que les propone nuevas formas de estar en él. La Doctrina Social de la Iglesia
ofrece una serie de principios y valores desde los cuales podemos repensar
nuestra ciudadanía. El ejercicio de una nueva ciudadanía puede también verse
enriquecido por el paradigma del ver-juzgar-actual, es de decir, desde nuestra
capacidad de hacernos cargo de la realidad.
En este capítulo se ofrecen pistas para una ciudadanía renovada a partir de la
experiencia grupal. Para eso se hace una reflexión en torno a esos temas
mencionados. en primer lugar, se reflexiona sobre la dimensión política del grupo.
En segundo lugar, identificaremos los aportes de Doctrina Social de la Iglesia para
la construcción de una nueva ciudadanía. Finalmente se presenta el método ver-
juzgar-actuar como un aporte más para quienes quieren repensar la ciudadanía
desde la realidad en que vivimos.

8. Grupo como espacio para práctica de una ciudadanía


responsable

128
El grupo es un espacio privilegiado para la formación ciudadana. Funciona
como un micro-mundo, en el que se reproducen o bien se transforman las
relaciones sociales y las prácticas ciudadanas.

La ciudadanía tiene que ver con el conjunto de los derechos que tienen las
personas como sujetos, así como con los deberes que de ellos se derivan.
Implica pertenencia a una comunidad, corresponsabilidad en el bienestar de
todos los integrantes de esa comunidad (bien común), participación en la toma
de decisiones, exigibilidad (es decir, la posibilidad e exigir que se reconozcan
para todas las personas los derechos sociales, políticos, económicos,
culturales), etc. De todo eso se puede tener experiencia en el grupo. Para todo
eso nos podemos educar en el grupo.

Aquí insistiremos en que la ciudadanía está determinada por la forma en que


entendemos el “lugar” en el que estamos. Por eso podemos decir que toda
ciudadanía es “ciudadanía situada”, condicionada por la forma en que
comprendemos el mundo en que vivimos.

Así, para los griegos, los ciudadanos son los habitantes de la polis (ciudad-
estado), y están subordinados a ella. No se entiende al ser humano si no es
desde la polis y en la polis. Ese es “el lugar” del ser humano.

Durante el período feudal, el lugar del ser humano ya no fue la polis, sino un
mundo en que fueron posibles relaciones de dominación en las cuales unos
eran señores y otros siervos.

Con el liberalismo de las revoluciones europeas (revolución inglesa de 1688 y


francesa de 1789), se revalorizó al individuo y se puso al Estado a su servicio.
Los lugares del ser humano comenzaron a ser la propiedad privada y el
mercado. Los hombres y mujeres son entendidos como propietarios y como
partes del mercado, productores y consumidores de mercancías (A. Serrano,
2004: 13-15).

Hoy “el lugar” en el que se nos quiere hacer vivir es el mercado global, sin
fronteras para los productos y los capitales. La ciudadanía está condicionada
aquí por la búsqueda de beneficios para las burocracias privadas.

129
La doctrina social de la Iglesia ha propuesto otra “ubicación” para el ser
humano: un mundo caracterizado por relaciones de justicia, orientado al bien
común, en el que la propiedad privada tiene función social.

La forma en que comprendemos y actuamos la ciudadanía está determinada


por la forma en que comprendemos al ser humano y sus lugares. No es lo
mismo ser ciudadano en la polis, que serlo en el feudo, en el mercado, en la
aldea global o en un mundo construido sobre bases de justicia y solidaridad.

El grupo puede ser un magnífico lugar para “re-ubicarnos”, es decir, para


configurar el mundo desde el cual queremos vivir nuestra ciudadanía.

8.1. Dimensión política de la vida en grupo

El grupo es un espacio político, un lugar desde el cual podemos establecer


relaciones ciudadanas. Y lo es por varias razones:

 porque en él se interrelacionan hombres y mujeres que también son


ciudadanos y ciudadanas;

 porque para ser parte del grupo no es necesario renunciar al mundo, a la


nación, ni a la comunidad;

 porque el grupo suele reproducir las relaciones sociales del entorno;

 porque el grupo puede también ser un espacio para cuestionar y renovar


las relaciones sociales del entorno;

 porque el grupo funciona como un micro-mundo en el que se pueden


ensayar nuevas formas de ciudadanía,

 porque desde el grupo podemos redefinir el mundo en el que queremos


ser ciudadanos y ciudadanas.

Para nadie es un secreto que estamos viviendo una crisis de ciudadanía. Tal
crisis ha sido acentuada por el individualismo imperante y por una mentalidad
competitiva que nos conduce a comprender a las otras personas como rivales.

Existe una serie de desafíos ciudadanos que no podemos ignorar. A nivel


mundial, M. Dolors Oller (2008: 9-11) menciona los siguientes:

130
 los que se refieren a la perversión de la democracia y de la política,

 las injusticias de los mercados financieros,

 las relaciones económicas internacionales injustas,

 el deterioro del medio ambiente y la generación de la injusticia ecológica


mundial;

 la injusticia en el trato a las diferentes culturas,

 el desgobierno global.

En esa lista, la palabra injusticia aparece varias veces. Ese parece ser el
desafío ciudadano fundamental en nuestros días.

A nivel nacional podemos mencionar: el crecimiento de la pobreza y de la


inequidad, el crecimiento de la violencia y del desempleo, la ruptura del tejido
social, la creciente reducción de la intervención del Estado y la mayor influencia
de las burocracias privadas, las amenazas ecológicas, la desconfianza frente a
los partidos políticos y frente a las instituciones del Estado, la intolerancia
frente las personas extranjeras y frente a diversos tipos de “minorías”
(religiosas, sexuales, culturales), etc.

Si miramos a nuestro alrededor, en nuestras comunidades, reconoceremos


esos y otros desafíos sociales. Son todos desafíos que cuestionan la forma en
que entendemos y vivimos nuestra ciudadanía.

Son también desafíos que llevamos al grupo, de los que hablamos, desde los
que leemos la Palabra de Dios, y desafíos ante los cuales –movidos por la
Palabra- nos sentimos llamados al compromiso.
El grupo es, entonces, un espacio en el que interactúan ciudadanos y
ciudadanas afectados por esos desafíos. Es también un lugar en el que
confluyen las conflictividades sociales que marcan a los ciudadanos y
ciudadanas. El grupo no es una burbuja de cristal que nos sirve para escapar de
la conflictividad social. Es, por el contrario, un laboratorio de ciudadanía, en el131
que se hacen presentes los conflictos, los gozos, las esperanzas y las luchas
ciudadanas.
Espinoza (1981:21) afirma que desde el grupo es posible realizar lo que él
llama “capacitación social”, la cual consiste en el

“apoyo básico que necesita el pueblo para encontrarse a sí


mismo, conocer sus problemas y recursos, buscar, ofrecer y
exigir soluciones y hallar una cohesión social que persigue la
interacción a su micro-comunidad para proyectarse luego a la
macro-comunidad nacional en búsqueda de un cambio social
acelerado, autopromovido y autosostenido”.

En la anterior descripción de la “capacitación social”, el lugar de la ciudadanía


está determinado por las categorías pueblo y (micro y macro) comunidad.
Implica, por lo tanto, una re-ubicación o re-situación de la ciudadanía, para
llegar a ser ciudadanos y ciudadanas desde el pueblo y desde la comunidad. Y
para Espinoza, esa reubicación puede ser dinamizada desde la experiencia de
grupo.

El grupo es un lugar en el que podemos ensayar nuevas formas de ciudadanía,


fundadas en nuevas formas de entender el “lugar” en el que estamos y en el
que convivimos.

8.2. Grupo, ciudadanía y doctrina social de la Iglesia

La ciudadanía se construye. En realidad no existe la ciudadanía: lo que existen


son ciudadanos y ciudadanas que entienden su mundo (“lugar”) de una manera
determinada y que establecen un tipo de interrelaciones consecuentes con esa
forma de ubicarse en el mundo.

132
La Doctrina Social de la Iglesia nos ofrece una serie de claves y valores para la
construcción de ciudadanía. Se trata de construir “un nuevo orden social,
económico y político, fundado sobre la dignidad y la libertad de toda persona
humana, que se actúa en la paz, la justicia y la solidaridad” (CDSI 19).

Podemos resumir esas claves y valores a partir de los principios de la Doctrina


Social de la Iglesia tal y como aparecen en capítulo IV del Compendio de
Doctrina de Doctrina Social de la Iglesia:

 Principio del bien común:

Es un principio que emana de la dignidad, unidad e igualdad de todas las


personas. Por bien común se entiende “el conjunto de condiciones de la vida
social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el
logro más pleno y más fácil de la propia perfección” (CDSI 164). El documento
recuerda que el bien común no consiste en la simple suma de los bienes
particulares de cada sujeto del cuerpo social. Por eso, el bien común prevalece
sobre el bien de los individuos. El bien de cada persona está necesariamente
relacionado con el bien común.

Siendo de todos y de cada persona, el bien común es y permanece común,


porque es indivisible y porque sólo juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y
custodiarlo.

Hacer del bien común un criterio para repensar la ciudadanía desde el grupo,
conlleva a poner los intereses del grupo y de la comunidad –y sobre todo los
intereses de los más pobres- por encima de los intereses individuales. De esa
manera, el grupo será un espacio adecuado para restaurar el tejido social y
para la práctica de la solidaridad.

 Principio del destino universal de los bienes:

El documento recuerda que Dios ha dado la tierra a todo el género humano


para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a

133
ninguna persona. Según la Doctrina Social de la Iglesia, toda persona debe
tener la posibilidad de gozar del bienestar necesario para su pleno desarrollo.

Se trata de un derecho inherente a toda persona, y es prioritario respecto a


cualquier intervención humana sobre los bienes, a cualquier ordenamiento
jurídico de los mismos, a cualquier sistema y método socioeconómico. Por eso
todos los demás derechos (incluso los de propiedad y comercio libre), están
subordinados al destino universal de los bienes: no deben estorbar, sino que
deben facilitar su realización (CDSI 172).

En el grupo, hacer del destino universal de los bienes un criterio para renovar la
práctica de la ciudadanía, implica cuestionar la forma en que el mercado
distribuye los bienes, así como hacer una clara opción por los más
desfavorecidos y empobrecidos de nuestras comunidades. Implica también
cuestionar la forma en que el afán de “progreso” y de crecimiento económico
atenta contra el ambiente y contra la vida, y optar por comprender al ser
humano no como dueño, sino como administrador y cuidador del mundo.

 Principio de subsidiariedad:

En términos generales, es un principio según el cual el Estado debe realizar


labores orientadas al bien común sólo cuando advierte que los particulares no
las realizan adecuadamente, ya sea por imposibilidad o por cualquier otra
razón. Dicho con tras palabras, una estructura social de orden superior no debe
interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privándole de
sus competencias, sino que más bien debe sostenerle en caso de necesidad y
ayudarle a coordinar su acción con la de los demás componentes sociales, con
miras al bien común (CCE, 1883)

Para la Doctrina Social de la Iglesia, es imposible promover la dignidad de la


persona si no se cuidan la familia, los grupos, las asociaciones, las realidades
territoriales locales, es decir, todas aquellas expresiones grupales de tipo
económico, social, cultural, deportivo, recreativo, profesional, político, a las que
las personas dan vida espontáneamente y que hacen posible su efectivo
crecimiento social. Esas instancias no deben ser sustituidas por instancias de
orden superior, como el Estado, sino que deben ser apoyadas.

134
Refiriéndose a la subsidiariedad, el Compendio de la Doctrina Social de la
Iglesia insiste en que la red de relaciones que se establecen entre las diferentes
formas de asociación creadas por las personas, forma el tejido social y
constituye la base de una verdadera comunidad de personas (CDSI 185).

Hacer de la subsidiariedad un criterio para repensar la ciudadanía desde el


grupo, implica reconocer el valor, la autonomía, los aportes y las posibilidades
de todas las formas de asociación humana que existen en la comunidad civil y
eclesial.

 La participación:

La participación es consecuencia característica de la subsidiaridad. Se expresa,


esencialmente, en todas las actividades mediante las cuales los ciudadanos y
ciudadanas, de forma individual o asociados a otras personas, directamente o
por medio de los propios representantes, contribuyen a la vida cultural,
económica, política y social de la comunidad civil a la que pertenecen. El
Compendio recuerda que la participación es un deber que todos han de cumplir
conscientemente, en modo responsable y con vistas al bien común.

Incluir la participación como clave para repensar la ciudadanía desde el grupo,


implica favorecerla, exigirla, evaluarla y orientarla al bien común. El grupo es
lugar para el protagonismo de las personas; en el grupo, ellas son actoras, no
espectadoras; son Iglesia, no destinatarias de la acción eclesial.

 Principio de solidaridad:

El principio de la solidaridad se refiere a la promoción de un estilo de


colaboración, interacción y servicio inspirados en el evangelio, y capaz de
contribuir al crecimiento y bienestar de todos los seres humanos.

La solidaridad es una exigencia directa de la fraternidad humana y cristiana.


Implica la superación de todo tipo de individualismo y particularismo (CDSI
194). Supone también “el esfuerzo en favor de un orden social más justo en el
que las tensiones puedan ser mejor resueltas, y donde los conflictos encuentren
más fácilmente su solución negociada” (CCE 1940).

135
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia recurre a la palabra “deuda”
para explicar los desafíos actuales de la solidaridad:

“El principio de solidaridad implica que los hombres de nuestro


tiempo cultiven aún más la conciencia de la deuda que tienen
con la sociedad en la cual están insertos: son deudores de
aquellas condiciones que facilitan la existencia humana, así
como del patrimonio, indivisible e indispensable, constituido por
la cultura, el conocimiento científico y tecnológico, los bienes
materiales e inmateriales, y todo aquello que la actividad
humana ha producido (CDSI, 195).

El documento insiste en que semejante deuda se salda con las diversas


manifestaciones de la actuación social. En el grupo, repensar la ciudadanía
desde el criterio de la solidaridad, implica ser concientes de lo que se da y se
recibe como personas y como grupo, así como asumir con responsabilidad las
consecuencias de nuestras opciones y acciones en la vida de las demás
personas.

 Valores

El mismo Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia señala tres valores


fundamentales de la vida social: la verdad, la libertad y la justicia. El texto aclara
que tales valores sociales son inherentes a la dignidad de la persona humana,
cuyo auténtico desarrollo favorecen.

La práctica de esos valores es, según ese documento,

el camino seguro y necesario para alcanzar la perfección


personal y una convivencia social más humana; constituyen la
referencia imprescindible para los responsables de la vida
pública, llamados a realizar las reformas sustanciales de las
estructuras económicas, políticas, culturales y tecnológicas, y
los cambios necesarios en las instituciones (CDSI 197).

136
En la vida de los grupos, la búsqueda honesta de la vedad y la práctica de la
libertad y de la justicia, contribuyen a robustecer el ejercicio de una ciudadanía
responsable y solidaria.

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

En cada uno de los siguientes círculos escriba tres palabras sinónimas (que
signifiquen lo mismo) o que el concepto esté relacionado con el principio
─según la Doctrina Social de la Iglesia─ que se indica en ese círculo,

VALORES
BIEN COMÚN SOLIDARIDAD

1:
1: 1:

2:
2: 2:
PARTICIPACIÓN

SUBSIDIARIDAD DESTINO
1: UNIVERSAL DE LOS
BIENES

1:
2:
1:

2:

137
8.3 Ver juzgar y actuar desde el grupo

El documento de Santo Domingo (119) –refiriéndose a la pastoral de


adolescentes y jóvenes- propone desarrollar un tipo de acción pastoral “que
promueva el protagonismo a través de la metodología del ver, juzgar, actuar,
revisar y celebrar”.

Se trata de una ampliación del ya conocido método “ver-juzgar-actuar”, desde el


cual podemos enriquecer todas las acciones pastorales de nuestras
comunidades y nuestros grupos. Pero ver, juzgar y actuar pueden también ser
actitudes ciudadanas. Ese “método”, entonces, puede ser para los cristianos y
cristianas un estilo de presencia en el mundo, una forma de ejercer la
ciudadanía.

Ver-juzgar-actual, más que un método, es un modo de estar en la realidad. Es


un modo responsable de reubicarse en el mundo; implica estar listos y
dispuestos a dar repuesta a los problemas sociales, económicos, políticos,
religiosos y culturales que imposibilitan una vida humana digna.

Ver-juzgar-actuar es una forma original de estar y actuar en una realidad


histórica concreta. Es eso lo que Ignacio Ellacuría (1999: 595) formulaba
cuando insistía en que hay que hacerse cargo de la realidad, es decir, partir de
lo que realmente son las cosas. Hacerse cargo de la realidad es no pintar la
realidad ni mejor ni peor de lo que es. Es no encubrir la realidad y, por eso
mismo, cargar con ella, buscar su transformación.

Ver-juzgar-actual implica que desde nuestra fe cristiana debemos asumir el


compromiso ético de superar las actitudes de indiferencia, de apatía, de
negligencia, de conformismo ante los problemas de nuestro mundo. Implica
encargarse de la realidad propiciando aquellos cambios que nos lleven a más
justicia y equidad. Ejercer la ciudadanía desde el ver-juzgar-actuar es
desarrollar la capacidad de:

 dejarse afectar por la realidad (no ser indolentes),

 cultivar la actitud de honradez ante la realidad propia y ajena (ser críticos


y autocríticos),

138
 ser compasivos y compasivas ante el sufrimiento (no pasar de largo ante
las víctimas);

 recuperar la utopía del reino de Dios (que nos encamina hacia una vida
animada por la justicia y el amor),

 cultivar una espiritualidad basada en el seguimiento de Jesús de


Nazaret,

 mostrar apertura al Dios que es Padre-Madre de todas las personas, sin


dejar de ser misterio,

 mostrar, igualmente, gratitud por los signos de verdad y bondad


percibidos dentro de la Iglesia y fuera de ella.

En otras palabras, la ciudadanía, ejercida desde el ver-juzgar-actuar, se traduce


en dejarse incomodar por la realidad, interpretar esa realidad desde el proyecto
de Dios para la humanidad (reino de Dios) y colaborar en la construcción de un
mundo más habitable, inclusivo y justo.

Puntos de partida para repensar la ciudadanía

El grupo Las posibilidades educativas del grupo

En el que es posible repensar la


es Los principios y valores de la Doctrina Social de la Ig

Espacio político Ciudadanía desde

El método ver-juzgar-actuar

8.4. Resumen

139
 La Ciudadanía o todo proceso ciudadano encierra, necesariamente, la
aplicación de elementos como el respeto o valía de los derechos y
deberes de las personas, la pertenencia a una comunidad, la
“corresponsabilidad” del bienestar de los integrantes de la comunidad, la
participación de todos en las decisiones.

 La Doctrina Social de la Iglesia tiene como eje principal la visión de un


mundo caracterizado por relaciones de justicia, orientados al bien común
y donde la propiedad privada tiene una función social.

 Actualmente toda persona tiene desafíos ciudadanos como tener un


compromiso ante las adversidades sociales, económicas y políticas que
deterioran a las naciones. Por ejemplo, ante la perversión de la
democracia y la política, las injusticias de los mercados financieros, las
relaciones económicas internacionales injustas, el deterioro del
ambiente, la injusticia ecológica, la injusticia de trato ante las diferentes
culturas y el desgobierno global.

 En Costa Rica hay aspectos puntuales sobre los cuales se debe asumir
un compromiso ciudadano como por ejemplo, el crecimiento de la
pobreza, la inequidad, el crecimiento de la violencia y desempleo, la
ruptura del tejido social, las amenazas ecológicas, entre otros aspectos.

 Desde los grupos es posible establecer una “capacitación social”, esto


significa un apoyo básico para que los pueblos puedan enfrentar lo
problemas sociales desde su conocimiento hasta exigir e intervenir
soluciones y cambios sociales. Esto, es que desde una pequeña
comunidad (micro-comunidad) se puede proyectar a una gran comunidad
(macro-comunidad) para así, transformarla.

 La Doctrina Social de la Iglesia está basada en valores y principios que


se resumen en el bien común, el destino universal de los bienes,
subsidiariedad, la participación, la solidaridad y los valores.

 En cuanto a la acción pastoral de la Iglesia, es posible hacer esa


transformación social a partir de la metodología “ver, juzgar, actuar,
revisar y celebrar”. Este método representa un modo de vivir en la
realidad que nos rodea. Implica estar dispuestos a dar respuestas a los

140
problemas sociales, económicos, políticos, religiosos y culturales que
imposibilitan una vida digna.

 Para ejercer la ciudadanía desde esta metodología, es preciso


desarrollar capacidades como la no indolencia, la criticidad y la
autocrítica, vida animada por justicia y amor, espiritualidad, gratitud,
entre otros aspectos. En resumen, es importante dejarse incomodar por
la realidad, interpretar esa realidad desde el proyecto de Dios para la
humanidad y colaborar en la construcción de un mundo más justo.

EJERCICIO DE EVALUACIÓN

Nota:

A este nivel del módulo, es importante que los participantes hayan desarrollado
capacidades como el trabajo grupal, el aprovechamiento de la integración de

141
opiniones de los integrantes del grupo y la aplicación práctica de lo aprendido
en cada capítulo en la acción diaria de los grupos pastorales. Es por esta razón
que los ejercicios de evaluación en este capítulo y en el próximo serán
desarrollados en forma grupal y aplicados en su labor pastoral.

1. Permita que el mediador del módulo organice al grupo de


participantes en grupos de trabajo (subgrupos) de 5 o 6
personas.

2. Analice en el subgrupo cuáles son los principales


problemas que su comunidad parroquial presenta (todo el
entorno social, económico, político, ambiental, espiritual).

3. Revisen en forma grupal los principales aportes que hace


la Encíclica Caritas in Veritatis con respecto a la
responsabilidad ciudadana de los grupos pastorales.
Apóyense sobretodo en el capítulo V.

4. Evalúen si el trabajo que ha desarrollado el grupo pastoral


al que pertenecen ha aplicado en su desarrollo el método
ver-juzgar-actuar. Si no ha sido así, definan de qué
manera podrían aplicar este método al trabajo normal del
grupo.

5. Compartan los resultados de su trabajo grupal con el resto


de los subgrupos. Permitan que el mediador modere una
interacción de opiniones entre todos los subgrupos.

8.5. Bibliografía

Ellacuría, I. (1999). Filosofía de la realidad Histórica. San Salvador: UCA


Editores.

Oller i Sala, D. (2008). Construir la convivencia. El nuevo orden mundial y las


religiones. Barcelona: Cristianisme i Justícia.

Pontificio Consejo de Justicia y Paz (2005). Compendio de Doctrina Social de la


Iglesia. Barcelona: Ed. Planeta.

Serrano, A. (2004). Razón, derecho y poder. Managua: Ed. Hispamer.

142
8.6. Glosario

Doctrina Social de la Iglesia: Conjunto de principios y valores referentes a la


realidad social, política y económica, basados en el Evangelio y en el Magisterio
de la Iglesia Católica. Es consecuencia de la aplicación de la teología moral a
las cuestiones sociales.

Liberalismo: El liberalismo es un sistema filosófico, económico y político, que


promueve las libertades civiles y el máximo límite al poder coactivo de los
gobiernos sobre las personas; se opone a cualquier forma de despotismo,
favorece la democracia representativa y la división de poderes.

Mercado: Es el sistema en el que confluyen y se condicionan la oferta y la


demanda. Es el conjunto de todos los compradores reales y potenciales de
determinados productos.

143
Capítulo 9.
Las dinámicas de grupo al
servicio de la animación

Objetivo de aprendizaje

Distinguir las principales técnicas de animación para


aplicarlas en el trabajo de los grupos parroquiales a los
cuales pertenecen los participantes del módulo.

Contenidos

* El desarrollo de una reunión de grupo.

*Técnicas de animación

* Criterios para la aplicación de las técnicas de


animación

144
Perfil de logros del estudiante

Al finalizar este capítulo, el estudiante habrá adquirido las siguientes destrezas:

 Aplica una herramienta básica para realizar las reuniones de grupo.


 Reconoce una dinámica de grupo y una técnica de animación.
 Es competente para aplicar diferentes técnicas de animación.
 Se guía por diferentes criterios para seleccionar la mejor técnica para
utilizar según objetivo de animación.

Sinopsis del capítulo

El capítulo nueve describe el papel de la persona animadora en función del éxito


de la reunión. Se pretende mostrar la forma de construir una serie de criterios que
ayudan a seleccionar las mejores técnicas al servicio de la animación del grupo.
Tales criterios deben ser coherentes con la identidad del grupo, con la realidad de
sus integrantes y con los objetivos que se quieren alcanzar.

En este último capítulo se enfatiza en las técnicas de animación o técnicas


grupales. Se presentan también, algunos aspectos para lograr con éxito la
realización de las reuniones de grupo. Asimismo, se distinguen las técnicas de la
dinámica de grupo y una breve presentación de las técnicas más conocidas.
Finalmente, se muestran algunos criterios para la selección de las técnicas más
adecuadas. Los juegos, también, se presentan como técnicas caracterizadas por
su carácter lúdico. Para los juegos valen los mismos criterios de selección
señalados para las demás técnicas

145
9. Las dinámicas de grupo al servicio de la animación

Con los aportes de la sociología y la psicología social sabemos que el grupo no


es la simple suma de los individuos que lo componen. Es una realidad
dinámica. La misma persona cambia su forma de actuar según el grupo en que
participe.

El grupo incide en la persona, genera sentimientos y emociones, como la


confianza o desconfianza, la simpatía o antipatía; genera también normas y
formas de control; genera motivación, identidad, utopías, etc. Por eso podemos
decir que el grupo tiene su dinámica, sus procesos, su vida. Es por esa razón
que se habla de “dinámica de grupo”, de “proceso grupal”, de “vida del grupo”.

Esa dinámica del grupo puede ser activada, amplificada o acelerada por medio
de diferentes técnicas, llamadas también “dinámicas”. Con las técnicas se
interviene en el “espacio vital” que es la vida del grupo, con actividades que lo
dinamizan y que hacen que los procesos grupales incidan en las personas.

Más que deternernos en la descripción de las técnicas grupales o técnicas de


animación –sobre las cuales existe abundante material bibligráfico y webgráfico-
pondremos el acento en las razones y condiciones para su implementación.

9.1 La reunión del grupo

La animación de reuniones participativas está condicionada tanto por las


cualidades de las personas animadoras como por el adecuado desarrollo de
técnicas grupales.

Ezequiel Ander-Egg (2002: 59-63) sugiere que las personas que animan
reuniones deben tener las siguientes cualidades:
 Cordialidad.
 Capacidad de escucha activa y de empatía.
 Sensibilidad.
 Tacto y paciencia.

146
 Saber integrar los antagonismos y manejar los conflictos.
 Imparcialidad.
 Capacidad analítica.
 Saber pensar con claridad y rapidez.
 Sentido de humor.
 Vitalidad y entusiasmo.
 Saber hacer preguntas.

Este mismo autor describe el rol de la persona animadora según los diferentes
momentos de la reunión (63-68). Antes de la reunión, la persona animadora
debería:

 Asegurar la disponibilidad de un lugar que permita crear una atmósfera


adecuada para el trabajo grupal (disposición de sillas, ventilación,
iluminación, etc.).

 Preparar el material que se va a utilizar durante la reunión (recursos


audiovisuales, impresos, etc)

Al inicio de la reunión, la persona animadora debe:

 Crear un ambiente favorable para el encuentro y la interacción.

 Centrar la atención de los participantes, evitar la dispersión.

 Definir claramente o recordar los objetivos de la reunión .

Durante la reunión, la persona animadora tiene la responsabilidad de:

 Escuchar atentamente lo que dicen los integrantes del grupo.

 Plantear de una manera clara, concisa e interesante para todas las


personas, los problemas que se han de discutir.

 Captar o centrar la atención del grupo en el tema o cuestiones a tratar.

 Proponer y animar las técnicas que mejor se adecuen a los propósitos de


la reunión.

147
 Asegurar que la mayoría de los miembros participe lo más plenamente
posible.

 Alentar y mantener el diálogo entre todos los participantes de la reunión.

 Ayudar al grupo a progresar en su marcha hacia el logro de los


propósitos de la reunión.

 Ayudar a formular mejor sus ideas a los miembros del grupo que tienen
dificultades para hacerlo de manera comprensible.

 Saber reaccionar con calma ante situaciones imprevistas.

 Mantener el control de la reunión pero sin caer en autoritarismos.

 Procurar que la reunión termine a la hora prevista.

 Hacer resúmenes ocasionales y un resumen final de la sesión, con las


conclusiones a las que se ha llegado o las decisiones que se han
tomado.

Después de la reunión.

 Asegurar, en la medida de lo posible, que se cumpla lo resuelto por el


grupo.

 Recordar a cada miembro las responsabilidades asumidas.

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

a) Con base en los puntos estudiados sobre la reunión de grupo,


escriba cómo organizaría usted una reunión de grupo. Puede
pensar en un ejemplo hipotético de reunión.

b) Comparta su ejemplo con el resto de compañeros.

148
9.2. Dinámica de grupo y técnicas de animación

En estas páginas vamos a distinguir entre dinámica de grupo y técnicas de


animación.

Cuando hablamos de dinámicas de grupo nos referimos a las fuerzas que


actúan en cada grupo a lo largo de su existencia: fuerzas de acción, cambio,
intercambio, interacción, reacción, transformación, etc (G.Cirigliano-A.
Villaverde, 1973: 74).

Anziew y Martin (1971: 105), tomando los aportes de K. Lewin, describen el


grupo como un sistema cerrado, que posee una energía constitutiva. El grupo
utiliza una parte de esa energía, mientras que otra parte permanece latente. La
dinámica del grupo le permite utilizar esa energía latente liberando los talentos y
energías de las personas que lo integran. Estos autores describen la dinámica
del grupo en términos de “locomoción”.

Desde el punto de vista estructural, la locomoción es el traslado de un grupo de


un punto a otro, de una situación a otra.

Desde el punto de vista dinámico, el grupo es como un homeostado cuya


función es resolver los sistemas de tensión a los que está sometido (Anziew y
Martin (1971: 106-108). Esa tensión es doble:

 es tensión positiva: la que conduce al grupo a la consecución de sus


objetivos;

 es tensión negativa: la que se refiere a los mecanismos de


funcionamiento del grupo y a sus esfuerzos para mejorar las relaciones
interpersonales de sus miembros.

Las dinámicas pueden ser activadas por las técnicas. Las técnicas, entonces,
son procedimientos o medios sistematizados de organizar y desarrollar la
actividad de grupo, fundamentados en la teoría de la dinámica de grupo.

149
Podemos entonces decir que las dinámicas son “del grupo” mientras que las
técnicas son “de animación”, es decir, son recursos para desarrollar las
dinámicas del grupo.

Las técnicas son medios o herramientas empleadas para activar las dinámicas
de los grupos. Se aplican en un momento concreto de la vida del grupo y tienen
el poder de activar los impulsos y las motivaciones individuales y de estimular
tanto la dinámica interna como la externa, de manera que las fuerzas del grupo
puedan estar mejor integradas y dirigidas hacia las metas propuestas
(G.Cirigliano-A. Villaverde, 1973: 79-83).

Las técnicas pueden ser utilizadas para distintos fines, como estimular y
reforzar la temática perseguida en un proceso de aprendizaje, hacer
transferibles o traducibles los conceptos teóricos a situaciones reales,
diagnosticar y desarrollar habilidades y actitudes específicas, evaluar el
conocimiento, identificar las expectativas del grupo, fijar reglas en un grupo,
superar el estancamiento de la vida de un grupo, prepararlo para el aprendizaje,
diagnosticar y analizar procesos de la dinámica de grupos, integrar grupos de
trabajo, etc.

Las personas animadoras podemos utilizar técnicas grupales por muy diversas
razones, por ejemplo, porque queremos crear confianza y lograr un buen clima
de interrelaciones entre los miembros del grupo; o bien, por que buscamos
establecer relaciones de cooperación y, para ello, queremos que el grupo
perciba valor del trabajo en equipo. También podemos utilizar las técnicas para
lograr mayor productividad en el logro de los objetivos propuestos o para
estructurar, organizar y realizar las tareas; para tomar decisiones o para motivar
al cumplimiento de una tarea e interesar al grupo en el trabajo que han de
realizar. Con las técnicas también podemos resolver situaciones de conflicto o
bien evaluar la propia marcha del grupo, así como las situaciones o temas
desarrollados.

G. Cirigliano y A. Villaverde (1973: 79-83) advierten, sin embargo, que el uso de


una determinada técnica no asegura necesariamente la activación de una
dinámica grupal. Hay muchas situaciones que condicionan el éxito en el uso de
la técnica grupal: la disposición del grupo, la capacidad de la persona
animadora, el momento de la vida del grupo en que se realiza la técnica, etc. En

150
todo caso, para asegurar el cumplimiento de los objetivos de la técnica,
debemos tomar en consideración lo siguiente:

 Es importante que quien coordina una técnica de grupo conozca


suficientemente su estructura, su dinámica, sus posibilidades y sus
riesgos.

 Se debe procurar que se siga en todo lo posible el procedimiento


indicado para cada técnica.

 Las técnicas de grupo requieren una atmósfera cordial y democrática, o


al menos una disposición a construir esa atmósfera.

 Es importante promover una actitud cooperante.

 Quien anima debe incrementar en todo lo posible la participación activa


de todos los miembros del grupo.

 Todas las técnicas de grupo se basan en el trabajo voluntario, la buena


intención y el juego limpio.

 Todas las técnicas de grupo tienen alguna finalidad implícita.

9.3. Tipos de técnicas

Existen diversas clasificaciones de las técnicas de grupo. Matías Sales (2009),


por ejemplo, distingue:

 Técnicas de presentación

 Técnicas divisorias (para crear grupos de trabajo)

 Técnicas de desinhibición o “rompehielo”

 Técnicas para el conocimiento mutuo

 Técnicas para fomentar la participación

 Técnicas de planificación

 Técnicas de organización

151
Sara Armas (1997) distingue entre técnicas grupales de sensibilización y
presentación, técnicas grupales de integración y participación y técnicas
grupales de enseñanza-aprendizaje.

Otras clasificaciones obedecen a las dos importantes dimensiones de la vida de


los grupos a las que hemos hecho ya alusión: el mantenimiento del grupo como
tal, y su producción. Siguiendo ese esquema, podemos clasificar las técnicas de
trabajo grupal en técnicas de satisfacción y técnicas de eficacia.

Las técnicas de satisfacción son aquellas que se utilizan para lograr la cohesión
y el equilibrio grupal. Pueden ser desarrolladas para conocerse (las que se
realizan al inicio de la vida del grupo o cuando se integran nuevos miembros), o
para mejorar el conocimiento entre las personas a lo largo de la vida del grupo.
También pueden ser promovidas con el fin de establecer y mejorar las
relaciones entre los integrantes del grupo, así como para mejorar la
comunicación y distribuir roles.

Las técnicas de eficacia sirven para promover la estructuración, la organización,


la toma de decisiones y la realización de actividades; están en función del
cumplimiento de los objetivos del grupo. Aquí podemos incluir ejercicios de
organización para definir objetivos, establecer normas del grupo, evaluar; caben
también aquí los ejercicios para trabajar sobre determinados contenidos o
problemas así como los ejercicios para tomar decisiones.

G. Cirigliano y A. Villaverde (1973: 111-209) realizan una extensa descripción


de las técnicas que a continuación son sólo enunciadas y descritas muy
brevemente:

 Simposio: Equipo de expertos que desarrollan diferentes aspectos de un


tema o problema en forma sucesiva ante el grupo.

 Mesa redonda: Equipo de expertos que sostienen puntos de vista


divergentes o contradictorios sobre un mismo tema.

 Panel: Equipo de expertos discute un tema en forma de diálogo o


conversación ante el grupo.

 Entrevista pública: Interrogatorio que un grupo hace a una persona o


grupo frente a un auditorio para ampliar o complementar un tema.

152
 Debate: Dos grupos de participantes que presentan puntos de vista en
pro o en contra de determinada posición, argumentando o refutando al
grupo contrario.

 Phillips 6-6: Grupos de 6 personas que durante 6 minutos trabajan en un


tema. Esta técnica proporciona tiempo para que participen todos, provee
el ámbito para la discusión por medio de una pregunta específica
cuidadosamente preparada, y permite una síntesis del pensamiento de
cada pequeño grupo para que sea difundida en beneficio de todos.

 Foro: El grupo en su totalidad discute informalmente un tema, hecho o


problema conducido por un coordinador.

 Discusión dirigida: Consiste en un intercambio de ideas entre varios


participantes que previamente han trabajado sobre un tema que puede
analizarse desde distintas posiciones.

 Seminario: Un grupo de participantes estudia en profundidad un tema


pero, a diferencia de la técnica anterior, no recibe información ya
elaborada, sino que debe investigar y estudiar el tema en reuniones,
presentando al final un informe con los datos obtenidos.

 Técnica de riesgo: Procedimiento grupal que tiene por objeto reducir o


eliminar ciertos riesgos o temores por medio de la libre manifestación de
los mismos.

 Torbellino de ideas: Los participantes expresan con absoluta libertad


todo lo que se les ocurre a propósito de un tema o como solución a un
problema. Sin ningún análisis ni filtro sobre su calidad, se toma nota de
todos los aportes. Sólo al final, cuando se agota la producción de ideas,
se realiza una evaluación de las mismas. 

 Estudio de casos: Estudio analítico y exhaustivo de uno o varios casos


en grupos de trabajo para buscar soluciones o extraer conclusiones.

 Role-playing: Una o más personas desempeñan un determinado rol o


papel. Permite trabajar la empatía y la comprensión con las demás
personas; las personas podrán reconocer sus sentimientos, actitudes,

153
valores. Asimismo esta técnica permite aceptar a los demás, resolviendo
conflictos y asumiendo con responsabilidad la toma de decisiones.

La anterior lista no agota las técnicas existentes ni las que podemos todavía
crear desde nuestro trabajo con los grupos. Muchas de ellas, además, pueden
ser objeto de múltiples adaptaciones o ajustes en función de los objetivos del
grupo o de su nivel de maduración.

 Una palabra sobre los juegos:

Los juegos son técnicas grupales que se caracterizan por su dimensión lúdica.
Y como toda técnica grupal, los juegos dinamizan procesos en los grupos.

No es válido utilizar los juegos sólo para “llenar” el tiempo disponible para la
reunión, ni para suplir actividades que no se pudieron realizar. Los juegos
deben utilizarse para alcanzar los propósitos de la reunión.

El juego genera formas originales de acercarnos a la realidad, así como


estrategias diferentes para transformarla. Favorece un espacio para lo
espontáneo, en un mundo donde la mayoría de las cosas están reglamentadas.
Es una experiencia de gratuidad, en un mundo donde casi todo tiene precio.

Los juegos permiten a los integrantes del grupo descubrir nuevas facetas de su
imaginación, pensar creativamente en numerosas alternativas para la
resolución de un problema, desarrollar diferentes modos y estilos de
pensamiento, y favorecer el cambio de conducta.

El juego rescata la fantasía, la creatividad, la espontaneidad, el lenguaje


corpóreo, la expresión verbal y no verbal. Nos hace volver a ser niños y niñas, y
por lo tanto, nos ayuda a salir de los formalismos del mundo adulto. Por eso
muchos juegos permiten aflorar la curiosidad, la fascinación, el asombro, la
espontaneidad y la autenticidad.

Es importante que las personas animadoras:


- conozcan los propósitos de los juegos que proponen;
- distingan las actitudes que los juegos pueden despertar en los
participantes;

154
- comprendan las posibilidades de adaptar los juegos a diversas
circunstancias;
- generen diálogo y reflexión a partir del juego,
- integren el juego adecuadamente en el conjunto de actividades de la
reunión;
- den prioridad a los juegos que fomentan la cooperación, el diálogo,
actitudes solidarias.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

1. Realice una lista de algunas técnicas de animación o


de grupo en las que usted ha participado.
2. Reflexione sobre las ventajas que ha tenido para el
grupo el uso de esas técnicas.
3. ¿Qué dificultad ha tenido o ha habido en el grupo a la
hora de implementarlas?
4. ¿Qué debe prever la persona animadora para
asegurar el éxito en la implementación?

9.4. Criterios para la selección de técnicas

Las técnicas no se escogen al azar, sino que obedecen a una serie de factores
que condicionan su eficacia. Las diversas técnicas para grupos poseen
características variables que las hacen aptas para determinados grupos en
distintas circunstancias.

Para seleccionar la técnica más conveniente en cada caso hay que considerar
al menos los siguientes factores: objetivos que se quieren alcanzar,
características del grupo; ambiente físico, recursos, tiempo disponible,
condicionantes externos al grupo, etc.

155
 Objetivos que se pretende lograr.

El primer aspecto que se debe considerar para seleccionar una técnica es el


objetivo que se pretende lograr.

Toda técnica tiene unos objetivos que se pueden lograr con su aplicación en un
grupo. Hay técnicas diseñadas para promover el intercambio de ideas y
opiniones; las hay para desarrollar habilidades relacionadas con la toma de
decisiones; otras favorecen el aprendizaje de conocimientos específicos; otras
facilitan la comprensión vivencial de situaciones; otras tratan de desarrollar la
creatividad o solucionar problemas, etc.

Para la selección de la técnica adecuada se deben considerar también los


objetivos que se pretenden lograr en un determinado grupo. La persona
animadora debe tener definido previamente los objetivos antes de tratar de
seleccionar una técnica, y debe también tener claridad acerca de los fines que
se pueden lograr con cada técnica.

 Características del grupo y sus integrantes

Los grupos son diferentes entre sí. Hay muchos factores que los hacen
originales e irrepetibles: edad de sus integrantes, nivel de instrucción, intereses,
expectativas, predisposición, experiencias, tiempo de pertenencia al grupo, nivel
de cohesión, etc. Todos esos rasgos del grupo como tal, y de sus integrantes,
deben ser considerados a la hora de seleccionar una técnica de grupo.

Entre los rasgos del grupo, merecen una especial atención –a la hora de
seleccionar una técnica de animación- la composición del grupo, su grado de
madurez y la experiencia del grupo, así como el tamaño del mismo:

- L a composición del grupo.


Las técnicas grupales deben ser seleccionadas tomando en cuenta
características como la edad y el género de las personas integrantes del
grupo. Un grupo de adolescentes será muy distinto de un grupo de niños,
adultos o adultos mayores. También existen grupos muy heterogéneos

156
formados por personas adultas, jóvenes, hombres y mujeres. En este
caso las dinámicas escogidas debieran ayudad a descubrir la riqueza de
esa diversidad y a canalizar el aporte específico que cada persona puede
ofrecer en ese ambiente diverso.

- Madurez y experiencia del grupo.

No requieren el mismo tipo de técnicas los grupos que están iniciando su


vida, que aquellos en los que hay mayor cohesión y compromiso. Para
los grupos que empiezan hay que buscar técnicas más simples. A
medida que el grupo evoluciona se utilizarán técnicas más complejas.

En un grupo con mucha experiencia tiene más sentido utilizar técnicas


que activan su memoria y que robustecen su productividad.

- Tamaño del grupo.

Otro rasgo del grupo que condiciona la selección de la técnica de


animación es su tamaño. La naturaleza y complejidad de cada técnica,
exige un número determinado de participantes para poder ser
desarrollada con éxito.

Las propias técnicas determinan el número de participantes que


requieren para ser aplicadas, aunque algunas de ellas pueden ser
ajustadas o acomodadas con relativa facilidad al número de integrantes
del grupo.

Es importante considerar que el comportamiento de los grupos depende


en gran medida de su tamaño. En los grupos pequeños suele
desarrollarse una mayor cohesión e interacción, existe más seguridad y
confianza, las relaciones son más estrechas y amistosas, se llega más
fácilmente al acuerdo, y los miembros disponen de más oportunidad y
tiempo para intervenir. Por lo anterior, en estos grupos se pueden utilizar
casi todas las técnicas para grupos, aun aquellas que son poco
estructuradas y muy permisivas.

157
La animación de un grupo grande exige mayor capacidad y experiencia
por parte de la persona animadora. Ésta deberá comenzar por elegir
aquellas técnicas más adecuadas para este tipo de grupos, buscando las
que son muy estructuradas y poco permisivas, o bien aquellas basadas
en la subdivisión en pequeños grupos. Se recomienda, por ejemplo, el
simposio o el panel. Y en caso de división del grupo en pequeños
grupos, puede recurrirse al Phillips 6-6 o al seminario.

 Ambiente físico

Cuando se elige una técnica deben tenerse en cuenta las posibilidades reales y
las características del local en que está reunido el grupo. Algunas técnicas
requieren un local amplio que permita la actuación de un grupo numeroso, o
bien la labor simultánea de varios pequeños grupos.

El contar con las instalaciones que se adapten a las necesidades de la técnica


es un factor determinante para el éxito de la misma.

 Tiempo

Hay unas técnicas que requieren más tiempo que otras. El tamaño del grupo es
uno de los factores que determinan las necesidades del tiempo. También el
grado de motivación y participación del grupo determinan el tiempo exigido para
una técnica. Es importante no dejar nunca inconclusa una técnica de animación.
Cuando se calcula la duración, debemos considerar el tiempo que requeriremos
para su preparación, realización y respectiva evaluación.

 Materiales

Existen técnicas que requieren el uso de elementos auxiliares como pizarra,


rotafolio, equipos de sonido, cartulinas, escenario, etc. La posibilidad de adquirir
estos elementos afectará también la selección de las técnicas más adecuadas
para un determinado grupo.

Existen técnicas que requieren de muchos materiales y algunos de ellos es


necesario prepararlos o adquirirlos con suficiente anticipación.

158
 Condicionantes externos al grupo.

Existen algunas circunstancias externas al grupo que de alguna manera


influyen sobre el éxito o el fracaso de una técnica. Por ejemplo, el ambiente o
clima psicológico de la institución o medio en que se desenvuelve el grupo (la
parroquia, la comunidad…), el grado de apoyo con que cuenta el grupo, el tipo
de relaciones existentes entre los diferentes grupos, etc.

Es conveniente elegir aquellas técnicas más acordes con el tipo de entorno en


el que vive y se desarrolla el grupo.

 Destrezas de la persona animadora

El uso de las técnicas para grupos requiere que las personas animadoras las
conozcan y tengan experiencia en su aplicación. Conviene, además, que las
personas animadoras sean capacitadas para implementar las diferentes
técnicas. La propia experiencia irá indicando los eventuales ajustes que
convenga hacer para adaptar las técnicas a determinadas situaciones.

Existen técnicas muy complejas en su estructura, que requieren de una


explicación teórica previa, dividir al grupo en subgrupos, manejar varias fases o
formatos y un alto control del tiempo. Lo anterior requiere que la persona
animadora domine el manejo de la técnica para que pueda tener éxito.

Quienes animan, deben, además, tener un buen conocimiento del grupo, de sus
miembros, sus intereses, necesidades, valores y objetivos. De la medida en que
la persona animadora se encuentre capacitada en todos estos aspectos,
dependerá también la elección de técnica y el éxito en su aplicación. Conviene
elegir aquellas técnicas más afines con las características de la persona
animadora, de forma tal que se facilite su manejo.

Entre los criterios más importantes para determinar si una técnica es adecuada
para un grupo en un momento determinado, están los siguientes:

- que cumpla con el objetivo de aprendizaje;

159
- que sea fácil generalizar la experiencia a otras situaciones fuera de la
sala de reunión;

- que sea congruente con el grado de madurez y con la experiencia del


grupo;

- que sea posible realizarlo (que se cuente con el tiempo, el espacio y los
materiales necesarios);

- que la persona facilitadota se sienta motivada y esté capacitada para


implementarla.

La reunión

Las dinámicas del grupo Se activan desde


Diversidad de técnicas

Lo cual exige cuidar los

Criterios para la selección de técnicas

9.5. Resumen

 Todos los grupos poseen una dinámica propia que condiciona a los
integrantes en sus emociones, sentimientos, identidad, normas, control,
identidad, entre otras cosas. Por esta “movilidad” se habla de “dinámica de
grupo” o “vida de grupo”.
 El punto de encuentro de los grupos son las reuniones, y donde se genera
esa dinámica de grupo. Toda reunión debe de tener una dirección de
integración y de manejo de la dinámica grupal. En este sentido, es
importante que los animadores de las reuniones de grupos desarrollen
ciertas cualidades para el mejor desempeño. Algunas de estas cualidades
son el entusiasmo, la cordialidad, la capacidad de escucha, la capacidad
analítica, por ejemplo. Asimismo, esta persona animadora debe propiciar un

160
ambiente agradable, tener claros los objetivos de la reunión, entre otras
condiciones que dan equilibrio y agilidad a la reunión.
 Las técnicas de grupo son procedimientos o medios sistematizados de
organizar y desarrollar la actividad de grupo. Las dinámicas son del grupo y
las técnicas son de la animación. O sea, las técnicas se utilizan como
medios o herramientas para activas la dinámica de grupos.
 Las técnicas pueden utilizarse y variar de acuerdo con la intención u objetivo
que se pretende lograr con el grupo. Para esto, existen muchos tipos de
técnicas como las de presentación, las divisorias, las “rompehielo”, las de
conocimiento mutuo, las de fomento a la participación, las de planificación
grupal, de enseñanza-aprendizaje o las de organización.
 Otra clasificación de las técnicas es la de técnicas de satisfacción (para
lograr cohesión y equilibrio grupal) y las técnicas de eficacia (promueven la
estructuración, organización, toma de decisiones y la realización de
actividades).
 La realización de juegos es una técnica con fines lúdicos que dinamiza los
procesos de grupos. Sin embargo, es importante aplicar el juego con el
propósito y objetivo de la reunión y no sólo por rellenar tiempo.
 Para seleccionar las técnicas más convenientes deben tenerse en cuenta
ciertos factores como los objetivos por alcanzar, las características del
grupo, el ambiente físico, los recursos, el tiempo disponible, los
condicionantes externos al grupo, las destrezas de la persona animadora.
De forma que se pueda proyectar bien la estrategia para aplicar determinada
técnica cumpliendo con todo ese “contexto grupal” en el cual se va a aplicar
la técnica.

ACTIVIDAD DE EVALUACIÓN

Trabajo en subgrupo:
1. Con base en los criterios de selección de técnicas, piensen en una técnica de animación
sencilla aplicado a un caso cotidiano de los grupos pastorales.
2. Manifiesten (sobre ese caso cotidiano) cuál sería el objetivo, las características, el ambiente
físico, los recursos, el tiempo disponible, los condicionantes externos, las destrezas de las
personas animadoras.
3. Comparta con los otros subgrupos los resultados del trabajo realizado con la colaboración del
mediador del desarrollo del módulo.

161
Caso:

Técnica seleccionada:

Objetivo que se quiere lograr con la técnica:

Características Ambiente físico:


del grupo

Recursos:

Tiempo disponible:
Características
del grupo

Condicionantes externos:

Destrezas de la Descripción de cómo se va a desarrollar esta


persona técnica:
animadora

162
9.6. Bibliografía

Ander-Egg, E. (2002). Cómo hacer reuniones eficaces. Madrid: Ed. CCS.

Anziew, D. y JacquesIves, M.( 1971). La dinámica de los grupos pequeños.


Buenos Aires: Kapelusz.

Armas, S. (1997). Dinámica de grupos y técnicas grupales. Guatemala:


Universidad de San Carlos.

Cartwright, D. y Zander, A. (1971). Dinámica de grupos. Investigación y teoría.


México: Ed. Trillas.

Cirigliano, G y Valverde, A. (1973). Dinámica de grupos y educación. Buenos


Aires: Ed. Humanitas.

Espinoza, M. (1981) Dinámica del grupo juvenil. San José: Ministerio de Cultura
Juventud y Deportes.

Sales, M. (2009). Dinámicas de Grupo: Técnicas de animación grupal, en


http://www.gestiopolis.com/recursos/documentos/fulldocs/rrhh/TecDinGrUCH.pd
f, consultado en diciembre 2009.

9.7. Glosario

Homeostático: Aplicado al grupo, se refiere a su capacidad reguladora,


equilibrante. Es la característica mediante la cual se regula el ambiente interno
para mantener una condición estable y constante.

Técnicas de sensibilización: Son aquellas en las que se desarrollan tareas


concretas que promueven actitudes creativas como experimentar, sentir,
recrear, comunicar, plasmar, respetar, autoevaluar y criticar en un ambiente de
libertad.

Técnicas de enseñanza-aprendizaje: Son aquellas actividades que la persona


docente promueve, con la participación de las personas estudiantes, con el fin
de facilitar la construcción del conocimiento.

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